La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), y el Gobierno del estado de Tabasco, mediante su Secretaría de Cultura, informaron el pasado 17 de diciembre que el ganador del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada 2022 es el poeta y académico zacatecano Javier Acosta, por su obra Viejos comiendo sopa (Universidad Autónoma de Sinaloa, 2021). En La Gualdra nos sumamos a este muy merecido reconocimiento. ¡Felicidades, Javier Acosta!
fragmento de Viejos comiendo sopa, de Javier Acosta, en páginas centrales]
SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 556 /// 19 DE DICIEMBRE DE 2022 /// AÑO 11 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Javier Acosta. Foto de Eusebio Acosta.
[Un
556 La Gualdra No.
Decía Octavio Paz que “Las ceremonias de fin de año, en todas las culturas, significan algo más que la conmemoración de una fecha. Ese día es una pausa; efectivamente el tiempo se acaba, se extingue. Los ritos que celebran su extinción están destinados a provocar su renacimiento: la fiesta de fin de año es también la de año nuevo, la del tiempo que empieza. Todo atrae a su contrario”.i
Estamos a punto de concluir este 2022 y por lo pronto esta es la última Gualdra del año, un año igual o más complicado que los dos anteriores, por eso recordé lo que dice Paz en ausencia de esta paz tan añorada. Hemos vivido tiempos muy difíciles, es cierto; Zacatecas se ha vuelto “famoso” en todo el país por los hechos vinculados a la violencia. Pero, “todo atrae a su contrario” -como lo decía el poeta- y en nuestro Estado hemos sabido sortear las dificultades siempre. Las personas que vivían aquí durante la Revolución, esas a quienes les tocó ver y padecer los estragos de luchas cruentas como la Toma de Zacatecas, por ejemplo, siguieron adelante… pese a los muertos, la destrucción y la pobreza ocasionadas, al poco tiempo supieron sobreponerse, y más temprano que tarde lo mismo pasará ahora. Es justo decir también que, pese a todo lo malo que hemos vivido, este 2022 ha sido un buen año en los terrenos de la cultura y las artes.
Quienes más alegrías nos dieron durante estos 12 meses han sido nuestros artistas porque nunca dejaron de trabajar, de crear, de hacer que sus proyectos llegaran a buen término. Recordaré este año como el que ellos y ellas nos dieron muchas razones para sonreír, para sentirnos orgullosos y esperanzados.
En el cine, cuatro artistas destacaron a nivel nacional: Alejandro Alatorre Zesati, director de Donde duermen los pájaros, que fue seleccionada en el FICUNAM 2022; participó en el Festival Internacional de Cine de Morelia y recibió el premio “Esplendor Omnia”; y formó parte de la selección oficial de Ventana Sur, entre otros. Todas íbamos a ser reinas, el documental de Yain Rodríguez, es un trabajo cinematográfico que durante estos últimos meses fue parte de la selección oficial de por lo menos 20 festivales nacionales e internacionales y fueron muchos los
premios obtenidos. Abraham Escobedo-Salas tuvo un muy buen año también, su película Breaking la vida. Underdogs fue seleccionada en el Festival Internacional de Cine de Morelia, en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato obtuvo una mención honorifica, otra mención en la competencia Festival Caminhos Cinema Português y obtuvo además el premio del Público en el Zanate Festival de cine documental mexicano; este año también fue nominado al Ariel. Erika Avila estuvo nominada a dos premios Ariel por su trabajo realizado en las películas La diosa del asfalto (en Diseño de arte) y Cosas imposibles (Mejor película).
En música, el joven pianista Elías Manzo Hernández realizó una gira por varias ciudades del país y el extranjero, destacando el concierto con la Orquesta Sinfónica de Corpus Christi bajo la dirección del Mtro. Héctor Guzmán -nacido en Fresnillo, es uno de los músicos mexicanos más sobresalientes y director titular de la orquesta-. Mariana Terán Fuentes dictó su discurso formal de ingreso a la Academia Mexicana de la Historia como corresponsal en Zacatecas; y este mes, el fotógrafo fresnillense Pedro Valtierra recibió el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez de la FIL Guadalajara.
El sábado 17 nos enteramos de que nuestro querido poeta Javier Acosta -quien ha sido colaborador de este espacio en diferentes momentos- ganó el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada 2022; este año Javier Acosta y Gonzalo Lizardo fueron seleccionados como integrantes del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Seguramente no fueron los únicos artistas y académicos que obtuvieron premios y distinciones, pero sí los más destacados. Felicidades a todos y todas. Hay muchas razones para celebrar, porque como bien decía también Octavio Paz, “la función de la fiesta es más utilitaria de lo que se piensa”. Cerramos el año con fe en que el siguiente será mejor que este. Nos vemos en enero. Y que Dios reparta suerte, salud y paz en el 2023.
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Contenido
Sin cultura no hay paz [tampoco justicia, y mucho menos libertad…] Por Álvaro Luis López Limón
En la búsqueda de paz, también el cine Por Adolfo Núñez J.
Viejos comiendo sopa Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada 2022 [Fragmento] Por Javier Acosta
Sonoridad de papel, de Pia Seiersen en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez / La Gualdra
Persona no humana [Fragmento] Por Beatriz Pérez Pereda
Cuadro de resiliencia [Fragmento] Por Armando Salgado
Ya no Por Pilar Alba
Directorio
Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
2 LA GUALDRA NO. 556 /// 19 DE DICIEMBRE DE 2022 /// AÑO 11
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Carmen Lira Saade Dir. General
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com
Sandra Andrade Diseño Editorial
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
Editorial
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Paz, Octavio, "Todos Santos, Día de muertos", en El laberinto de la soledad, México, 1950.
Sin cultura no hay paz [tampoco
justicia, y mucho menos libertad…]
López Limón
Pensar el estado que guarda la sociedad en la que vivimos nos permite formular algunas interrogantes y propósitos. ¿Cómo enfrentar la experiencia desoladora producto de la violencia, el sufrimiento y la injusticia social que hoy fustigan, individual y colectivamente, a la población mundial? ¿Podemos los científicos sociales comunicar –de alguna manera– las experiencias dolorosas de dicha violencia o nos enfrentamos a lo inefable, a lo inenarrable? ¿Será posible tomar conciencia de los cuerpos del dolor y miedo individual y colectivo, producidos por territorios de intimidación, aturdimiento psicológico, terrorismo y devastación económica? En este escenario, ¿tiene algún significado hablar de una cultura para la paz? ¿O es la construcción de una cultura para la paz la condición de posibilidad para
el advenimiento de la justicia social? ¿Es posible convertir sus ideas y principios en acciones cotidianas, actos de conciencia individual o quizás en políticas públicas, que reordenen la vida en todos sus aspectos?
Consideramos que sí, aunque sabemos por experiencia que no es fácil dejar de ser espectadores para convertirnos en actores, mucho menos en las condiciones generalizadas de violencia que ya han adquirido carta de ciudadanía y se han adherido como lapa a la crisis sanitaria global (COVID-19) que estamos viviendo, frente a la cual los gobiernos en todo el mundo adoptaron medidas inimaginables: confinamiento global de la población, cierre de fronteras y los efectos previsibles, desaceleración y parálisis de una gran parte de la actividad productiva.
Debemos subrayar que la crisis sanitaria global no ha impedido el rumbo de los conflictos, ni Azerbaiyán y Armenia por Nagorno-Karabaj, en la región etíope de Tigray, en Afganistán, Libia, Siria, Yemen, Ucrania, o en lugares destacados del espectro mundial, y no se diga en América Latina, la región más violenta del mundo, con tasas de homicidios elevadas y mayor incidencia de violencia urbana, secuestro, la justicia por mano propia y los conflictos ambientales, entre otros.
Frente a este escenario, el camino de nuestros propósitos no es transitable fácilmente; prevenir o transformar conflictos que han engendrado violencia, restaurar la paz, la justicia y la confianza en poblaciones que aún viven o emergen de la guerra, poblaciones enteras que se han quedado hacinadas, campos de refugiados, expulsados de
sus hogares, barados en aeropuertos o centrales de autobuses, etc.; ya que recuperar y validar espacios de cohesión social, fortalecimiento de valores, credibilidad y confianza de un tejido social fragmentado requiere de mínimos éticos, tales como honestidad, respeto integral, corresponsabilidad en todas las acciones de la vida cotidiana.
Construir individualmente una vida plena de conciencia, que cultive las prácticas congruentes y actos solidarios es un trabajo lento y minucioso; ya que desvelar lo que subyace a la acción colectiva como mediadora de la incertidumbre social, nos permite edificar un universo simbólico solidario y de sentido en la reconstrucción de la dignidad humana.
Bien valen los esfuerzos, individual y colectivamente, porque sin cultura no hay paz, tampoco hay justicia y mucho menos libertad.
Cultura de paz
En la búsqueda de paz, también el cine
Núñez J.
Se tiene cierta noción de que una película, para ser considerado valiosa, debe dejar algún mensaje, reflexión o enseñanza dentro de su historia.
Esta percepción sobre el cine como un medio didáctico es interesante pero también puede hacer que se distorsione su verdadera función y alcance.
El cine es un arte creado por y para las personas; en ese sentido, su valor debe ser todavía más notorio en los tiempos que se viven actual -
mente. Ya sea como un escape de la realidad, o para señalar las complejidades de la misma.
En tiempos donde se busca que exista la paz, la armonía, pero también la justicia, el arte es un medio para entender a profundidad los aspectos más complejos de una sociedad.
De tal modo, se ha vuelto vital, ahora más que nunca, hacer a un lado el cine condescendiente, ese de consumo superficial y que rara vez otorga algún reto en el espectador.
Parte de avanzar y de crecer también incluye tener presente aquello que se podría considerar incómodo.
Mucho se ha comentado del cine mexicano que, en su lado más artístico y menos comercial, le ha prestado especial atención a temas sociales difíciles.
Cintas como Tempestad (2016), Cómprame un Revólver (2018), Ya no estoy aquí (2020), Sin señas particulares (2020), Noche de fuego (2021), Ruido (2022), Manto de gemas (2022), El norte sobre el vacío (2022), entre
muchas otras, que han retratado sin filtros ni glorificaciones estas temáticas complejas.
El cine, como el resto de las artes, es el reflejo de una realidad que existe. Las películas son una herramienta muy poderosa, un medio que sirve para reflexionar sobre aquello que está mal, para avanzar hacia un futuro donde las cosas sean mejores y para unirnos como personas. En la búsqueda de la paz, también se encuentra el cine.
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6 Por Álvaro Luis
6 Por Adolfo
Cine
Poesía
Viejos comiendo sopa
Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada 2022 [Fragmento]
Por Javier Acosta
DE LA ESTACIÓN Y EL KIGO UN BORRADOR
Un poema es una fuente de rigores. La belleza lo es. Las estaciones del año, también las de la vida, tienen sus rigores. ::
El primer gorrión del año es un kigo. También la flor del cerezo (sakura), el uguisu (ruiseñor japonés) y el primer avistamiento de la ballena: frutos de la estación, que no le sobreviven. Irse, volver, volver a irse: gorrión, flor de cerezo, arpón, uguisu, ::
El kigo no sobrevive a la estación; el haiku sí. La estación no sobrevive a sus rigores; y nada de lo vivo a los rigores de la vida; el rigor sobrevive, no la estación, ::
la belleza es el raro destello que desprende lo que tiene el oficio de apagarse; de ahí el asunto de lo impermanente, de ahí el mono no aware, tan traído y llevado en los manuales. ::
La vida se abre paso en mí, a través de mí. También la muerte. Mi cuerpo es la semilla de un cadáver, así como fue fruto del esperma y el óvulo. ¿Podría decirse que el embrión se abrió paso a través del esperma y el óvulo? ::
La primavera se despide: los pájaros lloran –incluso a los peces les saltan las lágrimas...
Escribió Basho. ::
Vuelve la primavera. Vuelve el haikú. Vuelve la flor y vuelve el ruiseñor; vuelve el arpón, no la ballena. ::
No vuelve la manzana a la rama del árbol que vuelve a dar manzanas.
MADAME RIMBAUD SIRVE UN POQUITO MÁS DE SOPA DE CEBOLLA A SU HIJO POETA
Observemos el caso de Rimbaud, orillado a dar una respuesta a su madre —aquejada, concluyo, de un hermenéutico desasosiego por el sentido del poema.
Así habrá sido, ya en persona, en la merienda:
—¿Qué has querido decir, hijo mío? —Lo que te dije por escrito. Todo, en todos los sentidos posibles.
—¿Qué no has querido decir, entonces? —Nada, en todos los sentidos posibles.
—Di la verdad, sé bueno. —Mamá, ya está, te lo repito, es una apuesta a todos los jodidos sentidos del querer decir.
—Cuida esa boca. ¿Quieres un poco más de sopa de cebolla? —Poquito, sí. —A ver, a ver. ¿Un poema no escrito está también no escrito en todos los sentidos posibles? —Pero mamá, haces que se me quiten las ganas de escribir. —¿Así o más de sopa? —Así, ya sabes que detesto los platos hasta el borde. ::
La apuesta fue callar en todos los sentidos; la apuesta fue el callar de todas las especies, aún de la pasada por escrito; no, no, la apuesta fue trabar un mal arreglo si se quiere entre el querer y el no querer decirlo todo.
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La mayoría de los poemas son malos, pero son poemas.
Antoine Compagnon
Javier Acosta. Foto de Eusebio Acosta.
«NO LES PERDONO, BAJO NINGÚN PRETEXTO, QUE NO SEPAN VOLAR», DETERMINÓ GIRONDO
Pero a estas alturas, quisiera amablemente disentir y declinar su en eso sí irreductible parecer: opto por uno, una, que no anduviera al pendiente del perdón de uno, una, poeta —o no poeta. Opto por uno, una, que en su caída libre, sin haberlo aprendido, la desplumara la absolución impersonal de la caída libre —o que se desplomara sin meter las manos y se cayera como uno, de hocico en las palabras o en un tiro de mina, en el tropiezo de existir —o a mitad de un poema, también, en su caída libre de poesía, sin alcanzar siquiera a meter bien las manos como una, de hocico, que no sabe volar.
ENTRE LAS VOCES QUE LO HABITAN HAY MÁS DE UNA QUE NO CABE EN SU CABEZA
Pero ya le había preguntado en mi cabeza: ¿Tú sabes cuándo voy a como tú volar?
le dije en esta forma de caerme de hocico ¿Cómo tú sabes cuándo? Él era él y yo oficiaba de pájaro que el viento de cabeza puso; sin excepción, el viento ama casi cualquier cosa que empolla, se marea y cae. De dientes para afuera dijo: No sé ni me interesa, ¿sabes?, no sé si así viniste a dar aquí, en mala hora o tú, o yo: no cabemos los dos en mi cabeza: dijo en mi cabeza.
INCLINACIÓN AL ESCRIBIR
Inclinación de quien no pide la palabra. Al contrario de hablar, como quien cede la palabra. Agachar la cabeza para oír esta voz que no sabe sino hablar por lo bajo.
Mírala, pobre, de tanto oír se queda afónica. ::
Opinó William Carlos que escribir es una posición, principalmente. Inclinarse a emborronar unos renglones, a pasarlos en limpio algunas veces. No la inclinación para amarrarse las cintas del zapato. La inclinación de quién levanta la caca de su perro.
La inclinación para intentar de nuevo, ahora sí insertar un hilo ensalivado en una aguja, a la hora en que comienza a bostezar la rota pila de los calcetines.
La inclinación de quien clava una bandera, como Neil Armstrong en la luna, no; inclinarse como para beber el agua turbia en el último charco. Inclinarse y ya está, para quizá escribir, es la escritura.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), y el Gobierno del estado de Tabasco, mediante su Secretaría de Cultura, informaron el pasado 17 de diciembre que el ganador del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada 2022 es el poeta y académico zacatecano Javier Acosta, por su obra Viejos comiendo sopa (Universidad Autónoma de Sinaloa, 2021).
Este libro obtuvo previamente también el Premio Nacional de Poesía Juan Eulogio Guerra Aguiluz 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Sinaloa; el jurado en esa ocasión estuvo conformado por Elisa Díaz Castelo, Claudia Berrueto y Luis Jorge Boone.
“Si la vida se despoja de lo que vive para realizar su palimpsesto estacional, escribir es entonces el desvanecimiento de la escritura y la inmensidad es el vuelo trazado por la mente que finge serlo en el tiempo disfrazado de río para nuestro corazón, ese lugar vacío de coordenadas, «donde solo se ve lo que es oscuro» y en el que miramos a un dios «caer como ceniza en la ceniza de la noche». Ante la dislocada comunicación entre lo terrenal y lo divino, Viejos comiendo sopa es la poesía que camina sobre el fuego en medio de un acto de fe o un gesto de sobrevivencia. Desde su andar, Javier Acosta nos entrega su voz encendida como un paisaje que habita el ojo de la aguja; un desfiladero iluminado por la pasión de pensar en el alma y sus imposibles soportes”. Editorial de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Sinopsis tomada de https://editorial.uas.edu.mx/VerLibro.php?id=350
El libro Viejos comiendo sopa , de Javier Acosta, se encuentra a la venta directamente en la editorial de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Los interesados en adquirirlo deben mandar correo electrónico a la siguiente dirección: ventaseditorial@uas.edu.mx
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Poesía
Viejos comiendo sopa, de Javier Acosta, libro ganador del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesiìa Carlos Pellicer para obra publicada 2022
Exposiciones
Sonoridad de papel, de Pia Seiersen
en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez
/ La Gualdra
[…] Es el mundo alquímico de la transformación de la pulpa de papel, de la celulosa, en objetos mágicos que a su vez se transforman en escultura. Es esta trilogía presente al igual que transparente en la obra de Pia, donde la tridimensionalidad genera un laberinto sonoro e infinito entre cada escultura que va logrando esta flotación etérea que como diría John Cage en su mítico viaje “silence becomes else -not silence at all, but sounds, the ambient sounds…”, permitiendo que cada quien genere su propio universo bordado y enriquecido con los sonidos ambientales.
Esta obra de Pia Seiersen no genera la reacción gratuita del público fácil, es una obra que crea y obliga a un diálogo con aquellos que quieren establecer una comunicación -inclusive lúdica- con la artista y con ellos mismos, es una obra exigente, que cuestiona, aporta y provoca una interacción en diversos niveles, manteniendo la calidad en la manufactura como una constante lineal que obliga al encuentro, a la conjunción de visiones universales e históricas; nos sugiere mundos iguales u opuestos que apoyarán ese diálogo dependiendo de cada uno de sus espectadores, permitiendo confrontaciones que pueden ir desde lo ecléctico hasta lo ortodoxo, de lo natural a los sofisticado, permitiendo a cada uno conformar su propio universo sonoro o silencioso, que, sin lugar a dudas, deja una huella en nuestro mundo visual, sonoro y biodiverso…
Walther Boeisterly [Fragmento de texto de sala]
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Fotos: Juan Carlos Villegas
Persona no humana [Fragmento]*
Beatriz Pérez Pereda
Sandra
Es europea con raíces asiáticas pero desde los ocho años también es argentina de Palermo para ser específicos toma mate aunque no le gusta el futbol y considera que lo del dios de la gente es excesivo y en todo caso a ese dios le falta pelo rojo y garras quizás más altura para ser interesante que en las islas de Indonesia o Java los debe haber mejores
Su temperamento se acomoda mejor en el sur con inviernos de 40° c en el verde radiante de los gauchos que en la Alemania fría más proclive al azul oscuro y acerado
No sabemos si prefiere a Cortázar o si es más clásica y del equipo Borges (Tal vez su rabia se identifica mejor con Artl) o si la realidad la suya en una prisión rígida y transparente la hace inclinarse por la visión fantasma de Bioy Casares Lo más probable es que nos equivoquemos y prefiera al Trakl que sueña con escapar a Borneo esa isla que no conoce pero que de vez en vez se asoma desde el tronco del árbol de su sangre en la sombra de sus abuelos y la sangre siempre llama y en este caso se golpea el pecho y exige justicia esa utopía
Lo cierto es que ahora sueña en otra lengua la de la nueva babel de inmigrantes que solo conocen un estatus jurídico: sobrevivencia Quizás ahora prefiere el genio delirante de Poe y disienta de los modales de su congénere de la calle Morgue
Aunque en realidad a mí su cabello rojo la mirada curiosa y niña el silencio misterioso blindado me hacen hermanarla con la Señorita Dickinson tomando el té juntas en un jardín oculto riendo satisfechas por el secreto que poseen y que nosotros ni de lejos atisbamos
* ¿Quién quiere reproducirse en cautiverio? Aunque también nosotros habitamos una jaula una que cotiza en Wall Street y a pesar de eso también nos reproducimos
Sandra fue repudiada por su madre a su vez en un acto reflejo ella rechazó a su hija Sheinbira como en una cadena de dolor donde la ira suelda eslabones irrompibles
Un cuerpo que habita la niebla no puede distinguir dónde terminan sus extremidades tampoco su sangre
Qué es el amor incluso el que duele y sangra esa flor amapola que brota en el útero sino una posibilidad solo cierta en libertad un deseo hasta sus últimas consecuencias
¿Qué es lo que define a una persona, un animal, una cosa y un objeto ante los tribunales? ¿Cuáles son los intercambios sociales que determinan quiénes tienen derechos y quiénes no? En Persona no humana se aborda la vida de Sandra, la orangutana que fue reconocida por la justicia como “persona no humana y ser sintiente”. En este libro se abren nuevos paradigmas para revisitar las condiciones de los animales y problematizar las características que son consideradas suficientes para devolver a los seres en cautiverio su propia libertad.
Con esta obra, ganadora del Premio de Poesía Carmen Alardín 2022, Beatriz Pérez Pereda cuestiona, a través de un lenguaje poli-rítmico y polisémico, los límites que se transgreden al relacionarnos con otros seres sintientes y cómo estos mecanismos de explotación dan cuenta de nuestros propios vínculos sociales, especulando otras formas de vida que puedan devolvernos nuestra dignidad y libertad para existir.
Iveth Luna Flores Beatriz Pérez Pereda (Tabasco, 1983) ha recibido los siguientes reconocimientos: Premio Municipal de Poesía Óscar Méndez Oliva 2022, Premio Dolores Castro de Poesía 2021 y el Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2015, entre otros. Sus libros publicados más recientes son: Crónicas hacia Plutón, ITAC, 2022; Habitación en sombras, IMAC, 2021; y Teoría sobre las aves, Libros invisibles, CECAN, 2018. Es abogada y maestra en Apreciación y Creación Literaria.
Beatriz Pérez Pereda. Foto de Alejandro Breck.
*Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín, 2022. Memoria del futuro / Concursos. CONARTE, Nuevo León, 2022.
6
Por
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Libros
Cuadro de resiliencia [Fragmento]*
6 Por Armando Salgado
Río de Palabras
El mar, un río, una isla, un puente rodeado de aguas centinelas para llegar a Tierra Caliente. Cuatro barqueros surcan con voces enmascaradas la inmensidad del Leteo. Cuadro de resiliencia no conoce papel, está escrito sobre agua, pero iluminado con el fuego de la memoria de los que ya no están, de los que han abrazado ese invento de los vivos: la muerte. Un fuego fatuo sobre la noche líquida de Janitzio, Macondo, el vientre de la madre o cualquier coordenada en esta esfera de agua que habitamos. Esa es la imagen, la metáfora final que queda flotando en el silencio. Un día todos despertaremos en medio de un océano tratando de alcanzar una orilla, ¿cuál será? Un largo sueño con playa o este páramo que arde tan lento como una vaca con fiebre.
Pocas veces el verbo sumergir es el idóneo para invitar a la lectura, en este caso sí, la inmersión sin escafandra y aceptando la mordedura de las olas.
Beatriz Pérez Pereda
Ya no
2. CUATRO CAMINOS: ENTRADA A TIERRA CALIENTE
La remembranza, sus peripecias: preguntas que no salen de la boca, el tiempo rueda igual que las cabezas (de iguanas) para los anémicos:
vierte un chorro de Coca en la sangre fresca del reptil, después del machetazo.
El chorro cobrizo y los 40º hervirán como caldo dentro del vaso.
Así es Tierra Caliente.
4. HAMBRE HISTÓRICA
Muevo los dientes del fogón, atizo el pegamento, pronto me remendaré la mandíbula.
Don Roque aún no abre.
El letrero anuncia cajitas de pan de Teloloapan.
Da lo mismo si te arrebatan la comida de la boca o de la despensa, el hambre se yergue de finca en finca, atraviesa cercas y veredas, aunque use cubrebocas.
Son los usos y costumbres.
El lenguaje del estómago traduce el chillido de las tripas.
Las malas noticias se sirven solas y el porvenir de los políticos tiene estómago escurridizo.
6. FAMILIA BUSCA MEJORES OPORTUNIDADES
Aquellos que están lejos de la tierra nos comparten que la vida de ciudad es una nota de periódico pálido.
La bocina del datsun escupe notas rojas a diestra y siniestra.
En el mercado hierven pollos dentro de botes oxidados mientras en el rastro las reses piden auxilio.
Las oportunidades tiemblan detrás de las cajas porque en cualquier momento les quitarán la piel.
7. FAMILIA CRUZA AL OTRO LADO
El tren, las vías, el silencio aplanado por la máquina.
Hace calor.
Recuerdas el chilate de la Costa Chica, el de la mamá de Toño.
Hay suficiente calor para desmayarse.
Kilómetros arriba el sudor empapa las playeras de los paisanos que cruzan la realidad.
Hay migrantes de punta a punta: cruzan estados trampas de fe cajuelas y lindes con papeles falsos.
El calor es un indocumentado que cruza nuestro cuerpo.
8. SUEÑO AMERICANO ¿Por qué hay personas esparcidas a lo largo del sueño?
El retén se avecina, no es un punto oficial.
Desmemoria insepulta donde la vida intenta respirar a la orilla de un río imaginario.
En la infancia cruzábamos el ancho del río aferrados a la cola de una vaca.
Muchos cruzan la frontera de vuelta a casa dentro de una bolsa negra.
Por Pilar Alba
Ya no puedo llorar ni quiero. Los ojos se me secaron como verduras que no se guardan en el refri, como frutas que no se cuidan. Tampoco quiero gritar ni maldecir… ¿a quién?, si no sé de dónde vino el mal, quién fue él o la que me cambió todo.
A veces me da por acordarme de cómo eran las cosas antes, los tiempos en los que la vida me sonreía y hasta parece que se borran estos malos momentos. Aunque no se van, vuelven a golpearme en la cara, en el alma que ya casi se ha secado como mis ojos, en el estómago que desde que te fuiste tengo anudado.
Ya no quiero salir a marchar, ya no quiero gritar de rabia, tampoco decir tu nombre, mucho menos que los demás lo digan, que lo anden desgastando, llenándolo de lodo. Qué saben los demás de ti, de cómo te gustaban los huevos
en el desayuno, ni qué música ponías mientras te bañabas; ni de nuestros pleitos cotidianos. No saben nada de tus manías, de tus temores, esos solo a mí me los contabas. Qué saben de que la oscuridad te atormentaba o de tu miedo a morir ahogado… no saben ni lo sabrán, por eso no quiero que te nombren ni que manchen con sus palabras tu vida -que si tú tuviste la culpa, que quién sabe en qué andarías- ni quiero que califiquen tus pasos.
Ya no quiero llorar ni puedo, me quedaré sola aquí. Viendo cómo se seca la nochebuena que compraste un día antes de tu partida, iré viendo cómo se caen sus hojas, así como se cayeron los sueños que teníamos. Me quedaré aquí esperando que a mí se me acabe también la vida, porque ya no tengo paz y sé que nunca llegará la justicia.
LA GUALDRA NO. 556 // 19 DE DICIEMBRE DE 2022 8
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*Armando Salgado, Cuadro de Resiliencia, Premio Nacional de Poesía Rodulfo Figueroa 2020, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México: CONECULTA, Dir. de Publicaciones. 2021. Colección Tz’akbu Ajaw. Serie: Premios: 25.