La Gualdra 684

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Este 16 de septiembre en México se celebra el Aniversario 215 de la Independencia. El cura Miguel Hidalgo y Costilla convocó en Dolores, Guanajuato, a que el pueblo se levantara en armas contra el gobierno español y con las consignas “¡Viva la América! y ¡Muera el mal gobierno!”, daría inicio formalmente el proceso mediante el cual nuestro país se independizaría. El paso de Miguel Hidalgo por el estado de Zacatecas inspiró el que es considerado el corrido más antiguo en nuestro país: “Las mañanas de Hidalgo”.

José Clemente Orozco. Hidalgo. Mural de la bóveda del Palacio de Gobierno del Estado de Jalisco.

La Gualdra No.

Editorial

Este 16 de septiembre en México se celebra el Aniversario 215 de la Independencia. El cura Miguel Hidalgo y Costilla convocó en Dolores, Guanajuato -que posteriormente tomaría el nombre de Dolores Hidalgo- a que el pueblo se levantara en armas contra el gobierno español y con las consignas “¡Viva la América! y ¡Muera el mal gobierno!”, daría inicio formalmente el proceso mediante el cual nuestro país se independizaría.

Sobre este tema, dice Mariana Terán Fuentes, en su artículo “Crisis, Constitución y legitimidad. Prácticas de gobernabilidad en la provincia de Zacatecas”,1 que “La noticia del levantamiento del cura Hidalgo en la parroquia de Dolores llegó a la capital de la provincia de Zacatecas el 21 de septiembre de 1810. El temor fue una de las señales más evidentes entre los vecinos y las autoridades locales. Poco o nada se sabía de quién representaba ese levantamiento. Los rumores que corrieron por la ciudad fueron sobre la violencia en torno a un grupo de bandidos encabezados por un eclesiástico desde la parroquia de Dolores, quienes pretendían romper el orden y la tranquilidad públicos”, y ante el creciente temor se ejecutó una serie de medidas que prohibía las reuniones de más de 5 personas y la implementación de rondines nocturnos.

Pocos meses después, en enero de 1811, Miguel Hidalgo pasó por Guadalupe, Zacatecas, cuando trataba de llegar al norte del país, tras haber perdido la Batalla del Puente de Calderón; el cura pernoctó en una celda del convento de Guadalupe. “El 27 de enero de 1811 el reducido contingente de menos de 3 mil hombres llegó a Zacatecas. No obstante, la visita de los insurgentes era bastante distinta a la primera, pues la moral era baja y los jefes del ejército estaban enfrentados entre sí. Una vez en Zacatecas, el cura Hidalgo prosiguió unos kilómetros más hasta llegar a la Villa de Guadalupe (actual Guadalupe) hospedándose en el convento franciscano ahí establecido”,2 afirma Cristofer Eduardo Venegas Moreno que esa estancia, entre otras cosas, fue aprovechada para reorganizar al contingente.

El paso de Miguel Hidalgo y Costilla y sus tropas insurgentes por Guadalupe, inspira el que es considerado el corrido más antiguo de nuestro país y que fue rescatado por el investigador zacatecano Cuauhtémoc Esparza en El corrido zacatecano, cuyo contenido actualmente forma parte de la colección Testimonio musical de México, editado por el INAH en 2016. Compartimos

aquí la letra del corrido:

Las mañanas de Hidalgo A las seis, a Guadalupe, por la calle de Cifuentes, llegaron el Cura Hidalgo y su tropa de insurgentes.

¿Qué harán esos gachupines, mercaderes y mineros, con Hidalgo y con Iriarte que son hombres justicieros?

Hay fogatas en la plaza y en los cerros guarniciones, Hidalgo está con Zaldúa, y hay jefes en los mesones.

¡Pobrecitos gachupines, les quitaron todo el oro! No pasará eso a Zaldúa, porque Zaldúa es muy zorro.

¿Por qué tendrá Hidalgo escolta, si es valiente y es guerrero? -No lo sabe ni la tropa, contimás el pozolero.

¡Arriba Miguel Hidalgo que ha llegado a nuestra tierra, que ha matado gachupines y que les hace la guerra!

Se sabe también que fue Porfirio Díaz el que instituyó que fuera el día 15 de septiembre cuando se realizara la celebración del llamado “Grito de Independencia”, y hay quienes afirman que lo pasó del 16 al 15 porque ese día era su cumpleaños. No se sabe a ciencia cierta si ese fue el motivo para cambiar la fecha, lo que sí es verdad es que la noche del 15 de septiembre los mexicanos “damos el grito” para recordar a los héroes y heroínas que nos dieron patria y libertad. Este día recordemos también a nuestros hermanos migrantes, quienes hacen patria desde donde están trabajando muy duro y haciendo frente a las adversidades.

¡Viva México!

Y que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

1 Terán Fuentes, Mariana “Crisis, Constitución y legitimidad. Prácticas de gobernabilidad en la provincia de Zacatecas”, p. 162, En: https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/constitucion/10_Teran.pdf

2 Cristofer Eduardo Venegas Moreno, “Los insurgentes visitan Zacatecas”, La Gualdra 466, p.p. 4 y 5 En: https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_466

Directorio

Contenido

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Estratos Por Abraham Nahón
Verbi Gratia Por Víctor Hugo Rodríguez Bécquer
La poesía como sed antigua y chispa vital en Dispersonal Por Sonia Ibarra Valdez
Desayuno en Tiffany’s, mon ku No nos moverán, de Pierre Saint Martin Castellanos Por Carlos Belmonte Grey
¿Hay algo más preciso efímero que el instante? Por Álvaro López Limón
El discurso vacío, de Mario Levrero Por Leandro De Tirso
El pie bajo su escombro [Fragmento] Por Mario González Medrano

El discurso vacío, de Mario Levrero

6 Por Leandro De Tirso

Mario Levrero (Montevideo, Uruguay, 1940-2004) se dispone a la escritura con un firme propósito: establecer un método que funcione de actividad terapéutica a través de la grafología. El afán procura la modificación a determinados rasgos del carácter, de acuerdo con la creencia depositada en que el hábito, estructurado desde la disciplina al corregir la conducta proyectada en el trazo de la letra, también rectifica procesos enmarañados en una dispersión a nivel psíquico. El modelo de redacción ha de ajustarse a desentrañar esa caligrafía desatendida con la pretensión de que al afrontar nuevamente su práctica se fije la figura de las palabras más que el significado instaurado en sí mismas, evitando desviarse hacia la elaboración del argumento que surge como síntoma al instalarse en la secuencia de pensamientos frente al papel en blanco.

Aunque el trabajo editado hace imposible apreciar el fundamento de la premisa resuelta en la representación, en cambio se observa la estructura que va formulando la conciencia de la voz enunciativa; entretanto, sin lograr la relegación del contenido, esa introspección marca el ritmo de un entramado mental disuelto hacia la ocupación del yo. La voluntad de recuperar el aprendizaje de la apariencia de cada línea, desvane-

cido al refigurar la memoria y esencial para constatar la tarea, disgrega el libro dos partes: los ejercicios y el discurso, injerido uno en el otro para en su sentido aprehender también la entidad que lo habita. Todo se conjuga en la disposición a la rutina como elemento que, por

El pie bajo su escombro

[Fragmento]

6 Por Mario González Medrano

[19/09/2017]

[14:00]

El polvo sabe a silencio, a agua estancada, sabe; a polvo y en polvo, van, vienen los cuerpos, van, vuelven en polvo, vuelven, y la sangre se hace lodo, y la brisa, ventisca, vuelve; Por hendiduras de luz, por la fiebre de la noche, por las noches y los días, por el grito y su costilla, por la temperatura del cadáver, por sus dientes hechos polvo, por el polvo que levantan, por la piedra partida en dos, en cuatro, en torres demolidas, por el hijo perdido en ruinas, por el pie bajo su escombro, por el día quebrado en trizas, por la huella a medio caminar, por las uñas mordidas por el miedo, por el puño aterido, por el cuerpo, por su grieta a media voz, por la sombra de pie, por las horas inmisericordes,

por el eco que reverbera, por las horas y sus minutos, por aquello y todo esto el polvo sabe a silencio.

A medio dormir y en el sueño han caído frutos rojos, verdes, caen a cuentagotas, redondos frutos, pesados, descienden por la almohada, y despeñan su prosa, su ruido sordo y clandestino; algo sube, algo áspero por la piel, un calor que colma, roza pies, manos, huesos, colmillos; sube de trecho en trecho, en los cabellos forma nudos, y baja por la tela blanca; baja por la sábana febril, y febrilmente entra a cicatriz; el ruido despierta el cuerpo, lo levanta del sueño; ese modo que colma, que enferma, que rabia, el sonido de la alerta, en ondas expansivas advierte el movimiento interno del mundo; el ajetreo de las células, del flujo sanguíneo, altera.

el desborde comunicativo que implica el acto, reafirma la condición de rito personal y demanda una centralización relativa al espíritu religioso.

La idea de transmutación en el proceder del estímulo inicial sortea en la orientación de las palabras la dicotomía

entre individualismo y sociedad respecto a la noción de identidad de quien escribe, y dibuja la vía de contrapeso al sobrevenir de la vida que de muchas maneras le oprimen en el entorno cotidiano: el universo supeditado a las presencias de Alicia, Juan Ignacio y el perro Pongo, su familia; además de la constante pugna entre las irrupciones de la atmósfera del hogar y el estruendo exterior, que arremeten para alterar la concentración en el ocio necesario para volverse hacia sí mismo y apuntar a la intimidad del sujeto en esa indagación del ser.

Si es cierto que una de las funciones de la literatura desenlaza una estrategia autorreflexiva, esta novela se erige como una obra en la que el concepto de vacuidad va perdiéndose en el avance de la lectura, y finalmente ejercicio y discurso definen una postura ante la existencia en cuanto al determinismo del tiempo: “Cuando se llega a cierta edad, uno deja de ser el protagonista de sus acciones: todo se ha transformado en puras consecuencias de acciones anteriores. Lo que uno ha sembrado fue creciendo subrepticiamente y de pronto estalla en una especie de selva que lo rodea por todas partes, y los días se van nada más en abrirse paso a golpes de machete […] pronto se descubre que la idea de practicar una salida es totalmente ilusoria […]”.

Semblanza Editor, escritor y periodista. Estudió Comunicación, especializándose en Periodismo, en la FES Acatlán (UNAM). Ha colaborado en medios como Excélsior, Este País, Nexos, La Jornada Zacatecas, SinEmbargo, Revista de la Universidad, entre otros. Es autor de los libros de poesía Nebde y El pie bajo su escombro. Actualmente, dirige el Departamento de Comunicación del Centro de Enseñanza para Extranjeros, de la UNAM.

Libros

Poesía

Estratos

Artes plásticas

La obra artística puede ser una fisura de nuestra modernidad, una vena latente o las raíces subrepticias por donde se comunican sus múltiples estratos.

Nos puede revelar desde sus sedimentos un significado inscrito en los dobleces de la historia: no es lineal la comprensión de una vida, de un acto creativo o de una época.

Existe una inventiva constructiva o arquitectónica en la obra que Ricardo Pinto erige como si se tratara de bosquejar ciudades invisibles, donde subyacen intercambios, deseos y memorias.

“Los signos forman una lengua, pero no la que crees conocer”, acota Italo Calvino, con personajes quienes, como nosotros, poseen “relaciones intrincadas que buscan una forma”.

Hay algo lúdico en el proceso que permite la experimentación de lo imbricado: paisajes hechos de papeles rotos, invasión de tonalidades, recortes del tiempo de las revistas, placas vueltas franjas, hendiduras con fronteras limadas, collages, gofrados y serigrafías. Aún el corte riguroso del láser puede ser tramado por la intuición accidentada del artista.

El pensamiento derivado de una técnica obstinada pone en tensión lo moderno con lo orgánico.

La huella de lo humano no es totalmente individual: entrevemos lo colectivo de los saberes cultivados.

Las piezas son como un puzzle de la historia: construidas, intervenidas, habitadas.

Palimpsesto de lo visual que tiene como desafío imaginar un arte habitable.

Al fondo de nuestra existencia fugaz y quebradiza, hay un lecho profundo donde reposan los fragmentos poéticos aún no dichos.

Lenguajes fosilizados en el ámbar que recubre nuestras ficciones fundacionales, con las palabras ignoradas por la penosa hiperactividad de nuestras rutinas.

En la travesía del hacer creativo hacia la plenitud y conciencia de sí mismo emergen vetas abiertas, caminos cruzados, hallazgos sorpresivos. Los trazos entreverados de una gráfica donde podemos resguardarnos, tal como habitamos, desde su interioridad, las cortezas de este áspero mundo.

Vena límite (Borderline vein). Ricardo Pinto
Sedimento falso (false sediment). Ricardo Pinto
Mantos visibles (Visible cloaks). Ricardo Pinto
La carpeta gráfica"Estratos" de Ricardo Pinto, se presento el 13 de septiembre en Oacaxa.

Verbi Gratia*

“Escribir, por ejemplo: la noche está estallada y tiritan azules los astros a lo lejos…”

Pablo Neruda

Obsesivos, los tres, en reorganizar el caos de tan mágica manera, desde su indisoluble camaradería y cuatitud de los tres D (Denna, Del Real y Díaz Riva Palacio) amigos desde los tiempos pasados y ahora presentes, después de casi 30 años… invocan hoy la Psilocibina en una dilución de aspiraciones conjugadas y en los vasos comunicantes vierten la delicia visual que les interesa compartir con los especialistas y legos atisbadores de obra.

El tiempo los ha trascendido, pues los tres, en otros instantes, se instalaron en el memorismo popular y dicho de los pintores que ya se habían despertado debajo de esa roca que alguien aseguraba: “Levanta una piedra y aparecerán los pintores zacatecanos”. Incierto principio de proliferación connatural, porque siempre hay virtudes espontáneas.

Algunas escolopendras prevalecen y si sobreviven (todavía) merced a los apoyos oficialistas, otros hay que, con disciplina y mesura en la experimentación, están por aquí y allá, mostrando su vasta creatividad propositiva y fortaleza imaginativa.

Denna: Dn1.-unidad de medida del multiverso fantástico para calcular las sinapsis en desarrollo y consecuencia de la pérdida, en serie, (y en serio) aunque recuperable. Imaginación inconmensurable. Sagacidad maravillosa que asombra, estulticia deslumbrante.

Se dice que cuando él se instala en

el proceso creativo, programa su música y entre las sutiles estridencias, pausas distorsionadas de cada pieza especial y la que sigue hay sorbos de café… mira de soslayo la otra realidad, una dimensión nueva y es ahí donde transforma el trazo primigenio por una alegoría que a él mismo sorprende; entonces ya no puede detener el marasmo de ideas y situaciones imaginarias que lo incitaron a modificar el boceto primario, solamente porque le faltaba un pigmento; entonces se reinventa en trazos de fino pincel, manos y pestañas trasnochadas re-define lo que tendrá que ser para un destinatario terrenal en servicio postal aéreo y con entrega inmediata, luego firma. Sus colores son estrictos y pulcros, como en su gran momento hace unos 30 años.

A Cuauhtémoc le asiste la virtud (insospechada) del manejo sutil, aunque evidente, de los artificios (vistos y no conocidos) la tozudez de modificar la concepción académica del purismo, entre la proporción áurea (Fibonacci) y lo puramente imaginativo, la propia idea para intervenir el objeto y transformarlo. Indaga y encuentra nuevas brechas de expresión, desde la tentativa (que no la improvisación) de cosas que reflexiona y metamorfosea; porque parte de sus instantes especiales de vida, los que quizá con la herencia paterna y familiar de sus muy cercanos, batalla por el individualismo y para sustraerse a las sombras

de influencias, subjetividades, en sus requiebros personales: trascender. Logrado y punto azul de la distorsión recompuesta para establecer impronta en el manejo de materiales y recomposición de sorprendentes resultados estéticos. Nos tiene acostumbrados a que en cada exposición se abre una aventura novedosa y nos reserva, siempre, la sorpresa.

Díaz Riva Palacio (escultor) se instala recuperable entre sus reconocidos trazos académicos para atraparnos y los observadores apenas entendemos, pues parece no tener un destinatario especial, pero ahí está la eventualidad del asombro. Sin que su obra sea una transmutación de una lotería apreciativa, refrenda un lenguaje de apreciaciones poéticas y pinceladas disímbolas. La apuesta a la expectativa del buen gusto, el placer visual en una introspección muy personal que será descubierta por quienes aprecian la vocación y con la esperanza encubierta de que se le descubran las aplicaciones tempranas, horas de estudio empecinado para que se perciba el esteticismo, la disciplina como creador visual en permanente evolución, para el disfrute y comunicación espirituosa de brindar con el espectador los interiores de aceptación, identificación y abrazo a un estilo propio desde las cosas comunes, el disfrute pleno desde el impacto visual hasta la interiorización anímica en lo que, desde su estudio, se remite hasta el agasajo contemplativo y anímico que él proyecta hacia los receptores fortuitos. Transgresor y propositivo, sí que lo es Javier Díaz Riva Palacio.

Artes plásticas

* La exposición Verbi Gratia, de Manuel Denna, Cuauhtémoc del Real y Javier Díaz Riva Palacio fue inaugurada el 12 de septiembre y se encuentra en exhibición actualmente en el vestíbulo del Teatro Fernando Calderón, en Zacatecas.

Javier Díaz Riva Palacio
Manuel Denna
Cuauhtémoc del Real

La poesía como sed antigua y chispa vital en Dispersonal

Al abrir el libro de Dispersonal, en una edición bilingüe donde se une la voz del autor Sergio Pérez Torres con la traducción de Colin Carberry, se nos convoca a la poesía, ese territorio donde el lenguaje se vuelve experiencia, donde cada palabra se abre como una grieta luminosa en medio de la vida cotidiana, de la rutina.

Dispersonal explora los límites de la identidad, que busca y desborda, que se atreve a cuestionar aquello que damos por sentado. Como bien se señala en el prólogo, retomando un verso del poema “Pleamar”, “una sed antigua que no acaba de saciarse entre nosotros”; esa sed, ese vacío que nos acompaña y atraviesa como especie desde los inicios de la humanidad, se convierte en impulso creador, en la necesidad de nombrar lo innombrable, de decir lo que nos causa dolor y lo que nos sostiene, lo que nos salva.

Una de las principales características que se tienen que resaltar de Dispersonal es su carácter bilingüe, cada poema respira en dos lenguas, y no se presentan sólo como un espejo, más

bien se leen como un juego de resonancias. Los versos en inglés adquieren otro ritmo y otro pulso, pero sin perder la intensidad de la voz original. La traducción no aparece como una concesión, se convierte en una apertura, en un diálogo intercultural que multiplica los sentidos y permite que el libro circule más allá de fronteras geográficas y lingüísticas. Tener Dispersonal en dos lenguas es también un recordatorio de que la poesía es esa traducción que va del silencio a la palabra, de la experiencia íntima a la colectiva.

Además, aunque los poemas fueron escritos y publicados en distintos momentos y contextos, al reunirse aquí tejen un hilo conductor que podría resumirse como un viaje existencial y amoroso, atravesado por la conciencia de la fragilidad. Los poemas nos hablan del nacimiento y de la muerte, del cuerpo y de la ciudad, de la herida y del deseo.

También, el yo lírico se despersonaliza para reconocerse en la alteridad. Con el poema “The City”, por ejemplo, el libro se abre a una dimensión universal: la ciudad como metáfora

del cuerpo, del tiempo, de la historia; y el amor como patria última, como territorio compartido en el que todos habitamos.

Y ¿por qué adquirir y leer este libro? Entre otras razones, porque en una época saturada de discursos inmediatos, Dispersonal nos devuelve la densidad del lenguaje, cada verso es una experiencia que exige detenernos, escuchar y sentir; porque la poesía de Sergio Pérez Torres dialoga con una tradición muy vasta (a saber, de Jiménez a Paz y de la épica clásica a la lírica moderna) y al mismo tiempo construye un lenguaje propio, contemporáneo, cercano. También porque la edición bilingüe lo convierte en un puente cultural, capaz de conectar a lectoras y lectores de dos distintas lenguas y tradiciones. Y porque un libro así no simplemente se lee, se habita; nos invita a reconocernos en nuestra vulnerabilidad, a aceptar que la identidad es un tejido de voces y para afirmar que la poesía sigue siendo una herramienta para nombrar el mundo y transformarlo. En suma, adquirir y leer Dispersonal

es adentrarse en la literatura que se atreve a interrogarse y a interrogarnos; es darle vida a una obra que más allá de la belleza estética, se arriesga a decir algo necesario sobre el ser humano y su tiempo. En estos versos, en lo personal, y continuando con la idea inicial, se condensa el espíritu de la obra: “En la oscuridad diminuta de este universo cerrado en sí, / algo emerge de la superficie para devorarnos las pupilas, / una sed antigua que no acaba de saciarse entre nosotros”. Esa sed, esa inquietud, es la que quien lea encontrará en cada página de Dispersonal. Una sed que, lejos de apagarse, se convierte en la chispa de la poesía, de la vida. Finalmente, cabe decir que Dispersonal es, ante todo, una experiencia de lectura y de escucha, un espacio donde lo íntimo se mezcla con lo colectivo, donde la ciudad se vuelve selva y donde incluso en medio del ruido cotidiano surge la confesión más simple y radical: Te amo. Esa confesión, junto con la sed antigua que atraviesa la obra, es la chispa vital que mantiene encendida a la poesía y a la vida misma.

Sergio Pérez. Foto de Yussel Estrada

Desayuno en Tiffany’s, mon ku No nos moverán, de Pierre Saint Martin Castellanos

El conflicto de olvidar o recordar el 2 de octubre en Tlatelolco, 1968

El asunto del deber de memoria es una cuestión por demás polémica, sobre todo cuando se trata de algún acontecimiento traumático: ¿vale la pena recordar las catástrofes sociales, las matanzas, los genocidios? ¿Pasados los años vale más perdonar, buscar armisticio, insistir en la justicia o, mejor, directamente la venganza?

El largometraje, ópera prima, de Pierre Saint Martin voltea a ver el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, a más de 50 años de distancia, para poner estas preguntas. Vengar u olvidar.

Estelarizada por Luisa Huertas y filmada en blanco y negro, Saint Martin relata ese conflicto en una mezcla de drama y comedia negra, convirtiéndose en una de las pocas ficciones, si no que la única, que plantea la matanza con una ficción de la distancia. No se trata ya de recrear el acontecimiento, sino de verlo a través de los ojos de una persona que no ha olvidado.

Hay documentales como El Grito (Leo-

bardo López Aretche, 1969) que rescató material visual y registró otro tanto durante las manifestaciones con los estudiantes del (CUEC)1 y la serie dirigida por Carlos Mendoza (Batallón Olimpia -1998-, Operación Galeana -2000- y Tlatelolco las claves de la masacre -2003) con la producción del canal 6 de julio. El trabajo de López Aretche es un testimonio en bruto presentado en un montaje de película encontrada y audios reinsertados. Mientras que el trabajo de Mendoza es una investigación e interpretación de la película rescatada y descubierta sobre todo en las pesquisas del material filmado por los reporteros enviado por parte del gobierno.

Del lado de la ficción se pueden citar tres películas: Borrar de la memoria (Alfredo Gurrola, 2010) y Tlatelolco, Verano de 68 (Carlos Bolado, 2013). La primera es más un policial y la segunda un romance juvenil interrumpido por las manifestaciones, la matanza y los conflictos clasistas.

La tercera ficción, la más reconocida, es Rojo Amanecer, dirigida por Jorge Fons

en 1989 y coproducida por Héctor Bonilla y Valentín Trujillo. La cinta de Fons ha sido estudiada desde dos frentes: por una parte, se le reconoce ser la primera ficción cinematográfica de la represión contra los estudiantes el 2 de octubre de 1968 y, por tanto, parte de los discursos que dan cuenta de las catástrofes políticas latinoamericanas; y por el otro, desde la importancia simbólica de los personajes (interpretados por los actores María Rojo, Héctor Bonilla, Damián Bichir, entre otros), notablemente en la composición de la familia conformada por tres generaciones y en la figura del niño como único sobreviviente, testigo transmisor de la memoria para no olvidar.

No nos moverán ya no prentende la reconstrucción histórica, sino que anhela

el tiempo presente y la problematización de nuestro ahora. Es ésta una obra que nos pone frente a la difícil cuestión que en otros países, que han sufrido dictaduras, provocó intensos debates, como la España franquista y la argentina de Videla y Onganía.

Igual que Rojo amanecer ganadora de 11 Arieles hace 34 años, la de Saint Martin domina las nominaciones de los premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas a celebrarse el 20 de septiembre en Puerto Vallarta. La película en corrida de salas comerciales, será presentada próximamente en el Centro Universitario del Norte de la Universidad de Guadalajara (24 de septiembre) y en la Universidad Autónoma de Zacatecas (25 de septiembre).

Sinopsis Socorro es una testaruda abogada obsesionada con encontrar al soldado que mató a su hermano durante la masacre estudiantil de 1968 en Tlatelolco. Esta necesidad de justicia la ha enemistado con su hermana Esperanza y su hijo Jorge. Después de décadas de espera, recibe la pista faltante para encontrar al soldado, lo que la lleva a conjurar un absurdo plan de venganza poniendo en riesgo su patrimonio, su familia, e incluso su vida.

Sobre el director

Pierre Saint Martin se graduó de la carrera de Comunicación Social y de la carrera de Cinematografía en el CUEC-UNAM. Su trabajo ha sido premiado en festivales internacionales. Fue seleccionado para participar en el Taller del Festival de cine de San Sebastián, en el Talent campus de la Berlinale y en el Morelia-Sundance screenwriters lab. No nos moverán es su ópera prima y fue filmada con el apoyo de FOCINE (Programa de fomento al cine mexicano).

1 Para un listado comentado de los documentales producidos en el momento inmediato a la matanza se puede consultar: De la Vega, E. (1999). Notas sobre el movimiento estudiantil-popular de 1968 en el cine mexicano. Secuencias. Madrid, 10 (julio), pp. 68-78.

¿Hay algo más preciso y efímero que el instante?

Referencias

Con la llegada del siglo XIX, el proceso de industrialización, el desarrollo científico-tecnológico y el naciente capitalismo, se genera la reconfiguración de la vida cotidiana, en la que el arte y la pintura jugarán un papel relevante. Contemporáneo de Monet, Degas, entre otros; William Turner, empecinado en la búsqueda de la fugacidad del instante, será quien dará un paso significativo para el arte. Crea, a través de un difuminado general de las escenas pictóricas, la increíble ilusión de movimiento. Veamos: Ventisca - Barco de vapor a la entrada del puerto, es una pintura en la que Turner desaparece el horizonte estable del paisaje convencional, para convertirlo en un torbellino de luz y color, aquí se representa un remolino de viento y grandes olas que hacen girar frenéticamente a un barco; el espectador advertirá que ante la ausencia de líneas horizontales y verticales va produciéndose un efecto de agitación y la sensación de un potencial naufragio. La pintura muestra la exterioridad, una fachada que se atenúa cada vez más, provocando que el barco se vaya fundiendo con la naturaleza que lo envuelve y absorbe.

En Lluvia, vapor y velocidad, también se difumina el horizonte, se pierde tras el color que inunda toda la composición. La naturaleza se exhibe como potencia en permanente movimiento, vivimos el instante eterno. En esta pintura se descubren vapores, en un paisaje de tonos amarillos bajo el cielo nublado y el aguacero que cae, se advierte una figura negra, un ferrocarril avanza en diagonal hacia la derecha inferior de la escena, sobre un puente que parece de ladrillo, con la impresión de que pronto se saldrá del cuadro al aproximarse a nosotros. Del negro de la locomotora resalta un resplandor de fuego, señal de la intensa actividad de la caldera. Mientras, a la izquierda, se vislumbran unas figuras a la orilla del río, como expresión de una vida campestre y natural, que se ve alterada, rota por esa oscura centella de metal que rasga el paisaje con su dinamismo. La desmesurada escisión entre la naturaleza y el hombre se torna trágica. Hemos observado dos pinturas que muestran una nueva forma de esculpir el tiempo y el movimiento, ya no se trata de engañar al ojo humano con ráfagas o líneas sucesivas que simulan el movimiento de un brazo o una pierna, sino de proponer una especie de montaje intelectual a un espectador previamente seducido y acostumbrado a la sucesión de imágenes cinematográficas. Hoy podemos responder al sueño eterno y recurrente de los pintores que, en un acto de pasión por representar el movimiento, evocan la fugacidad de un momento que tiene a la vida como imagen propia. ¿Acaso hay algo más fugaz que la luz dentro del ojo? ¿Algo más preciso y efímero que el instante?

Berger, J., Modos de ver, Barcelona: Gustavo Gili, 1975. Argullol, R., La atracción del abismo. Un itinerario por el paisaje romántico, Barcelona, Plaza y Janés, 1983.
Lluvia, vapor y velocidad (1844). Joseph Mallord William Turner. The National Gallery, London.
Ventisca - Barco de vapor a la entrada del puerto (1842). Joseph Mallord William Turner. The National Gallery, London.

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