Luis Felipe de la Torre (Guadalajara, Jalisco, 1962) es una figura destacada del arte contemporáneo mexicano. Versus Amnesia, una exposición retrospectiva de más de cuatro décadas de creación se exhibe actualmente en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez y ofrece un recorrido por su prolífica producción que incluye más de veinte exposiciones individuales y participación en más de un centenar de muestras colectivas, tanto en México como en el extranjero. La exposición permanecerá hasta los primeros días del mes de septiembre.
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Luis Felipe de la Torre. Versus Amnesia [detalle]. Óleo sobre tela. 140 x 400 cm. 2025.
Editorial
La Gualdra No.
El Templo Mayor: excavaciones y estudios, es un libro coordinado por el investigador emérito y fundador del Proyecto Templo Mayor (PTM) Eduardo Matos Moctezuma,1 publicado en 1982 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. El PTM fue puesto en marcha por el INAH a partir de que el 21 de febrero de 1978 fue descubierta la escultura de Coyolxauhqui; el arqueólogo afirma en la introducción que para 1980 llegaban a buen término los trabajos emprendidos “culminando así un proyecto iniciado en 1790 con el hallazgo de la Coatlicue y que cerca de doscientos años más tarde da nuevos frutos al conocimiento de la cultura mexica”. Si en una primera fase del trabajo iniciado en 1978 se planteaba la necesidad de recopilar y revisar los trabajos arqueológicos realizados en el área y lugares cercanos, en este libro se aborda la segunda fase de las tres planteadas, consistente en la obtención sistemática de datos (en la tercera se planteaba el análisis). Comparto con ustedes esta información y la liga del texto para contextualizar un poco la importancia de las investigaciones de la conferencia “Templo Mayor de Tenochtitlan” que impartirá el Dr. Matos Moctezuma el próximo 14 de agosto, a las 18:00 horas, invitado por la corresponsalía en Zacatecas del Seminario de Cultura Mexicana (SCM).
El Dr. Eduardo Matos Moctezuma es miembro titular emérito del SCM, en cuya página web puede leerse la siguiente semblanza:
“Nació en la Ciudad de México en 1940. Se graduó de Arqueólogo en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y obtuvo el título de Maestro en Ciencias Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudió el doctorado en esta última Institución. Ha trabajado en distintos sitios arqueológicos como Comalcalco, Teotihuacan, Cholula, Tula, Tlatelolco, Tenochtitlan y otros. Ha sido catedrático en la Escuela Nacional de Antropología durante más de 30 años. Sus publicaciones son más de 500 entre artículos, reseñas, catálogos guías, semblanzas y libros, entre los que destacan Muerte a filo de obsidiana, con 13 ediciones, Vida y muerte en el templo mayor, teotihuacan, los aztecas, las piedras negadas, la muerte entre los mexicas, escultura monumental mexica (esta última con Leonardo
López Luján), por mencionar sólo algunos. Ha dictado más de mil conferencias a nivel nacional y en el extranjero.2
La conferencia será en línea y al finalizar el público que se conecte podrá interactuar con el conferencista, quien también es miembro de la Academia Mexicana de la Historia, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, e integrante del Colegio Nacional; además, por su labor profesional ha recibido destacados premios y reconocimientos entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía por el Gobierno de México en 2007; el reconocimiento "Una vida entregada al pasado de México" en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara en 2018; y el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de España en 2022. Este año se celebraron en la Ciudad de México los 700 años de la fundación de Tenochtitlan y quién mejor para hablarnos del Templo Mayor, de las más importantes excavaciones que se han hecho ahí, los más recientes descubrimientos, de cómo fue que se ideó el museo de sitio y cómo se ha gestionado; pero también resultará interesante escuchar del Dr. Matos Moctezuma su propia versión de cómo fue la fundación de Tenochtitlan y de por qué ha afirmado que es un mito la consideración de que ésta se dio a partir del avistamiento de un águila devorando a una serpiente.
El día de la conferencia también podremos preguntar al Dr. Matos Moctezuma si es verdad que, de acuerdo el pensamiento mexica, el Templo Mayor fue construido en un lugar donde confluyen los cuatro puntos cardinales y los tres niveles verticales del cosmos: el cielo, la superficie de la tierra y el inframundo. La cita es el próximo jueves 14 de agosto, a las 18:00 horas; hay que conectarse a la página en Facebook del Museo Zacatecano o a la de Youtube de este mismo museo.3 Que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
1 El Templo Mayor: excavaciones y estudios, puede ser descargado de manera gratuita en la web de Mediateca del INAH en: https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/islandora/object/libro%3A561
3 Para ver la conferencia hay que conectarse a: https://www.facebook.com/share/16oYWdKeY4/ https://youtube.com/@museozacatecano?si=lwS31wSo6asGCmgm
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Veinticinco años sin Heberto Padilla Por Mario Alberto Medrano
Versus Amnesia, de Luis Felipe de la Torre [Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez]
Sampedro y el último clavo en el ataúd de los sesenta Por Gonzalo Lizardo
Te llamamos cáncer, de Juan Olivares Por Armando Salgado
El Ministerio de la Soledad [Premio Nacional de Poesía de San Juan del Río 2025] Por Beatriz Pérez Pereda
Veinticinco años sin Heberto Padilla
6Por Mario Alberto Medrano
Heberto Padilla (1932-2000) se ilusionó con la Revolución Cubana como tantos otros y también se decepcionó de ella cuando la entendió a fondo. El caso Padilla se convirtió en símbolo de la resistencia anticastrista. El hecho de encarcelarlo sólo por criticar al régimen de Fidel Castro en su espléndido libro de poesía Fuera del juego le valió el encierro y la antipatía. Pero no siempre fue un crítico asaz severo, también compartió los ideales y fue parte de un gobierno que atacó, como lo hizo con José Lezama Lima.
Sin embargo, no quiero adentrarme en la urdimbre política, sino hablar del poeta, del exigente poeta, que fue Heberto. Especialmente en Fuera del juego, la que considero su obra central. Fuera del juego fue ganador del Premio de Poesía Julián del Casal, 1968, cuyo jurado estuvo integrado por J. M. Cohen, César Calvo, José Lezama Lima, José Z. Tallet y Manuel Díaz Martínez; entre las consideraciones del jurado, se hallan los siguientes argumentos:
“…ningún otro libro, a nuestro juicio, tuvo méritos suficientes para disputarle el premio al que resultó vencedor, acordamos, además, no otorgar menciones honoríficas. Consideramos que, entre los libros que concursaron, Fuera del Juego se destaca por su calidad formal y revela la presencia de un poeta en posesión plena de sus recursos expresivos. Por otra parte, en lo que respecta al contenido hallamos en este libro una intensa mirada sobre problemas fundamentales de nuestra época y una actitud crítica ante la historia. Heberto Padilla se enfrenta con vehemencia a los mecanismos que mueven la sociedad contemporánea y su visión del hombre dentro de la historia es dramática y, por lo mismo, agónica (en el sentido que daba Unamuno a esta expresión, es decir, de lucha)”.
En la poesía de Padilla no hay espacio para el barroco ni para las frases complejas, las metáforas se diluyen como el agua al agua, sin prisa ni tampoco abruptos. A diferencia de la poesía que se escribía en la isla, con Lezama Lima como el gran patriarca, o la prosa exiliada de Guillermo Cabrera Infante, lo de Padilla resulta vehemente y pulcro. Un ejemplo, son estos versos, con los que inicia el libro, del poema “En tiempos difíciles”:
A aquel hombre le pidieron su tiempo para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos, porque para una época difícil nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos que alguna vez tuvieron lágrimas para que contemplara el lado claro (especialmente el lado claro de la vida) porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios resecos y cuarteados para afirmar, para erigir, con cada afirmación, un sueño (el-alto-sueño); le pidieron las piernas, duras y nudosas, (sus viejas piernas andariegas) porque en tiempos difíciles
¿algo hay mejor que un par de piernas para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño, con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después que toda esta donación resultaría inútil sin entregar la lengua, porque en tiempos difíciles nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron que, por favor, echase a andar, porque en tiempos difíciles ésta es, sin duda, la prueba decisiva.
Lo que logra Padilla en todo el libro es contestar a un silencio y violencia atroz por parte de la dictadura cubana, le piden a un hombre la voz, y esa voz es un yo plural. Con mucho oficio estructura este libro, pues alterna la tensión del verso de arte menor con una sátira hecha de puños y cenizas.
“A los héroes/siempre se les está esperando/porque son clandestinos/y trastornan el orden de las cosas”, dice en el poema “Sobre los héroes”. Y es precisamente esta actitud velada, este andar a tientas por el lodo, el campo y la materia prima de este libro, álgido, pero muy severo.
La poesía cubana siempre me ha gustado por cadenciosa y severa; no siempre trae a cuestas los ritmos del Caribe, más bien trae el rigor del abandono y la injusticia. Decir que la poesía de Castillo es política sería reducirla al panfleto, más bien es una poesía homérica: narra una batalla y la tragedia. Sí, como los antiguos poetas latinos, romanos y griegos, Padilla es un testigo de la injusticia y el poder. Lo que hace en Fuera del juego es un ejercicio pleno de la inteligencia y valor, de la honestidad y, por ende, de la desgracia y el exilio.
Fuera del juego, de Heberto Padilla
Versus Amnesia, de Luis Felipe de la Torre
[Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez]
6 Por Jánea Estrada Lazarín
Arte
Retrospectiva: Más de cuatro décadas de creación Luis Felipe de la Torre (Guadalajara, Jalisco, 1962) es una figura destacada del arte contemporáneo mexicano. Formado en la Ciudad de México, desde temprana edad manifestó una profunda vocación artística, la cual ha cultivado durante más de cuarenta años de trayectoria. En esta exposición retrospectiva, presentada en el Museo Manuel Felguérez, se ofrece un recorrido por su prolífica producción, que incluye más de veinte exposiciones individuales y participación en más de un centenar de muestras colectivas, tanto en México como en el extranjero.
Formado en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, donde cursó estudios durante dos años, de la Torre. Complementó su aprendizaje trabajando como asistente de dos grandes maestros del arte mexicano: Arnold Belkin y Vlady. Estas experiencias influyeron decisivamente en su lenguaje visual y en su compromiso con el arte como medio de transformación social.
En 1987 recibió el Premio Nacional de la Juventud en Artes Plásticas, distinción que marcó un hito en su carrera. A lo largo de los años, ha creado cinco murales en espacios públicos, consolidando su presencia en el paisaje urbano y comunitario.
Su vida y obra han sido atravesadas por un espíritu nómada y de exploración. Ha vivido en regiones tan diversas como los Himalayas, los Alpes suizos, Roma y la Sierra Madre Occidental; experiencias que han nutrido una visión estética amplia y profundamente sensible. Asimismo, su visita a museos de todo el mundo ha contribuido a forjar un discurso plástico sólido y universal.
En 2021, su trayectoria fue reconocida internacionalmente al obtener el Primer Premio en la Bienal de Belgrado, reafirmando la vigencia y resonancia de su propuesta artística. Esta retrospectiva no sólo celebra la obra de un artista, sino también la de un viajero incansable, un observador agudo y un creador comprometido con su tiempo.
La exposición fue inaugurada en la Sala I del MAAMF el 18 de julio y permanecerá hasta el mes de septiembre.
Víctimas de Andómeda. Óleo sobre tela. 180 x 280 cm. 2023.
Horizonte azul. Óleo sobre tela. 200 x 230 cm. C. U. S.F.
Espiral de Durero. Óleo
Versus Leucemia. Óleo sobre tela. 80 x 60 cm. 2021.
Ecce Homo. Óleo sobre tela. 150 x 153 cm. 2000.
Recogiendo soles I. Óleo sobre tela. 150 x 100 cm. 2012.
Ejercicio en La Esmeralda. Acrílico sobre arena. 100 x 100 cm. 1985.
Sampedro y el último clavo en el ataúd de los sesenta
Conocí a José de Jesús Sampedro hace más de cuarenta años, cuando yo hacía la prepa en el Seminario y un amigo común me prestó la maravillosa antología que Sampedro había armado para instruir a sus alumnos de la Preparatoria de la UAZ. Un libro “pirata”, hecho a partir de fotocopias, que me abrió los ojos a un mundo literario que yo desconocía. Un año después,
cuando entré a Ciencias Químicas, me compré en la librería universitaria un (ejemplo) salto de gato pinto, el libro con que Sampedro ganó el Premio de Poesía Aguascalientes 1975. Un libro lúdico y extraño, que me condujo a Rilke, a Apollinaire, a Artaud y, por supuesto, a Breton.
Tenía yo quince años entonces e ignoraba que Sampedro pronto me invitaría a colaborar en su revista
Dosfilos, que yo admiraba desde 1988, cuando compré el número 26 porque traía en la portada mi álbum preferido de The Kinks. Debuté en el número 65, cuando Sampedro me invitó a escribir sobre David Bowie y a partir de entonces me convertí en colaborador habitual, con una columna de ensayo que titulé Viajero Estacionario en alusión a un disco de Camel que nos gustaba a ambos. En un terreno don-
de yo me sentía inseguro —debido a que jamás tuve una educación literaria formal—, Sampedro me ayudó, desinteresadamente, a consolidar mi pluma como ensayista.
Por otro lado, él también me ayudó a desarrollar otra de mis vocaciones: como artista gráfico. Bajo su estricta batuta hice un montón diseños para Dosfilos y la revista Diálogo, que Sampedro editaba en el Departamento Editorial de la UAZ. Hice la portada de muchos libros que él editó, y también varios carteles para sus eventos. Como un integrante más de la familia Dosfilos, pude disfrutar de cerca su inteligencia y su humor, su cultura y su contracultura, su carácter exuberante y su generosa amistad, que varias veces me tendió la mano, cuando yo más lo necesitaba —en esos momentos, difíciles y oscuros, cuando la existencia parecía ensañarse en contra de uno.
Como se ve, nuestra relación fue intensa y productiva en lo literario. En retrospectiva, me entristece no haberlo conocido más como persona. Pero así se dieron las cosas y así las acepto. Él nunca me preguntó por mi vida, por mis amores ni por mis dolores, y yo acepté implícitamente esa distancia personal. De algún modo, ese desapego íntimo le otorgó un carácter muy especial a nuestra amistad. En cuanto entraba a sus oficinas de Dosfilos y empezábamos a conversar, se borraba el mundo profano y entrábamos en una dimensión extraordinaria donde no existían los problemas personales ni laborales, un universo conformado por los libros, los discos, la pintura, el cine que nos fascinaban. Una dimensión exclusiva de nosotros dos, que ha quedado clausurada para siempre. Con especial melancolía recuerdo aquella vez que conversamos, poco después de que falleciera Leonard Cohen. Repitiendo una de sus frases más socorridas y tristes, Sampedro concluyó que la historia había puesto otro clavo más al ataúd de los años sesenta. A mí me pareció exagerada su sentencia, y le dije que, por más clavos que le pusiera la muerte, los sesenta estaban más vivos y vigentes que nunca. El tiempo, según yo, me dio la razón, hasta hace unos días. Al menos en mi corazón, la muerte de Sam, ahora sí, ha puesto el último clavo al ataúd de esa década. Una época irrepetible en la historia de la humanidad, que nos llenó de esperanza, de rebelión, de energía, de amor y de paz. Una época que se fue con él, pero que él colaboró a volverla inolvidable.
6 Por Gonzalo Lizardo
Rainer Maria Rilke, Guillaume Apollinaire, Antonin Artaud y André Breton.
Te llamamos cáncer, de Juan Olivares
6Por Armando Salgado
Dedicar el dolor, decidir su peso, arroparlo con el cuerpo, con la memoria. Es un sismo voluntario, un poema a la vida, pero también a la muerte. Estos decideros pertenecen a quienes han tenido una pérdida profunda. La literatura es un pretexto para arropar estas palabras, estos desfiladeros personales. No son la excepción los poemas de Juan Olivares (Chiapas, 1983) quien nos hace parte de su propia pérdida. Su libro inédito duele, es llaga expuesta que revela el suplicio de quien atiza el fuego de las preguntas. Él mismo lo explica: “Estos poemas son un regalo que mi padre me dio desde la muerte y, al mismo tiempo, una deuda que yo tenía con él: una forma de luto por su partida, ocurrida hace casi treinta años. Con los años, entendí que escribir también es una forma de traerlo de vuelta, de conversar con su memoria, de construir un puente entre su vida y la mía”. Juan Olivares construye un umbral hacia lo invisible, a ese paraje que yace en la niebla, al costado del corazón, colmado de nostalgia. Porque es nostalgia el herbaje que no deja de crecer en ese desolador lado del mundo. Comenta Olivares: "Te llamamos cáncer" es un diálogo íntimo que sostengo con él a través de la poesía. Cada poema es una tentativa de entender su dolor, su lucha, su silencio. Pero también es mi forma de reconciliarme con todo lo que no pudimos decirnos en vida. Este libro no busca respuestas definitivas, sino abrir un espacio para el encuentro, para la ternura, para el recuerdo”. En medio de este paraje hay espacio para la ternura, para el reencuentro fortuito en la palabra, para decir aquello que quedó guardado con el tiempo. A continuación, les compartimos una selección de poemas de este libro que obtuvo el Premio Regional de Literatura La terrestre raíz de las palabras 2025:
Te llamamos cáncer, poemas
* Dedico a ti este dolor. Esta inmensidad curvilínea atravesando mi infancia: dulzura feroz que florece sobre tu nombre.
* Este poema será todo lo que escriba. Un minúsculo canto sobre tu rostro, padre.
Este poema será el dolor (sí: este poema) y después otro, incluso más agudo, punzante sobre tu pecho.
* Te llamamos cáncer. A ti, genuino animal de la locura, te llamamos cáncer dos veces. Y erigiste un castillo al que llamaste El pacto del silencio para que viviéramos en él.
* Te enterramos en nuestro dolor. Y vimos cómo tu féretro recorrió todas las avenidas por donde estuviste.
No hay fórmula secreta para desaparecer el llanto. Solo el recuerdo de tu nombre atravesado por la ira.
* Soñé que habías muerto. Pero era un niño y volví a dormir.
Era una rutina interminable entre un sueño y otro. Explicar la vida dentro de lo no real me indicaba que allá, muy lejos, estabas tú con tus botas de trabajo y tu maleta con la que siempre salías al café.
No le pude llamar sueño a algo que desconocía. Por eso me adentré a saber qué era.
Explicarlo: un cuchillo, el fogón, tu caja de herramientas, tus gustos por los amaneceres, el placer que te daba abrazarme sin advertir tu presencia en esa casa.
Pero las paredes escuchaban tus voces y me contaban con el susurro matinal del domingo que habías llegado, y con los ojos entreabiertos fingía aún dormir y me arremolinaba dentro de las sábanas para esconderme de ti y de tu figura claroscura y murmuraba con mis gestos infantiles que no estabas ahí si cerraba los ojos.
“Soy la sombra que viene por ti”, decías, y metías tu mano para sentir mi rostro.
Entonces volvía a despertar y a llorar en silencio porque algo de ti me llamaba.
Y me quedaba al borde de la cama a pensar en ese sueño,
en las ocasiones cuando te acercabas a mí para decirme al oído: "Tengo que despertar cuando los otros duermen".
* Mi hijo pregunta por ti cuando apenas cierra los ojos y te ve y en sus sueños encuentra la calma.
Dice que eres algo —o alguien— que cruza la calle para abrazarlo, pero de pronto también apareces sobre un árbol lleno de pájaros y flores que le hablan.
Él confirma con su delicada dificultad para pronunciar la erre que no tiene miedo de ti.
Porque aún con alas o con hojas, siente que ahí estás desde ese letargo al que él llama El oscuro sueño.
* Padre:
¿Hacia dónde va la vida y el equilibrio de tu nombre?
¿Se está bien allí, entre el diminuto designio de la oscuridad y la nada?
* —Existen nombres que son heridas abiertas, y volver a nacer no las sana—.
Juan Olivares (Comitán de Domínguez, Chiapas, 1985). Estudió Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach). Es coordinador general del sitio de literatura Carruaje de Pájaros y coordinador editorial de Lo que una flor al viento. Antología de los Juegos Florales San Marcos Tuxtla (2001-2025). En 2024 ganó el Premio Regional de Literatura La terrestre raíz de las palabras. Se desempeña como corrector de estilo y editor. Ha publicado artículos sobre poesía y literatura en las revistas electrónicas El Septentrión, Neotraba y Punto en Línea, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras. Parte de su obra está incluida en antologías editadas en el estado de Chiapas.
El Ministerio de la Soledad
[Premio Nacional de Poesía de San Juan del Río 2025]
6Por Beatriz Pérez Pereda
Poesía
1La soledad es cosa mía, resplandece en todo lo que amo.
En enero de 2018, la primera ministra de Reino Unido anunció la creación de una dependencia gubernamental especial para mitigar un problema social en ascenso, así surgió en el mundo el primer Ministerio de la Soledad. La noticia puede ser consultada en varios sitios de internet.
Seis días antes fue domingo y George Bell movió su auto por última vez de una acera a otra para evadir la multa
Ciento cuarenta y cuatro horas pasaron para que el olor a muerte tocara la puerta vecina accionara la llamada de alerta y la pregunta: ¿Cuántos días lleva ese auto sin moverse?
Era julio y en mi experiencia muchas cosas tristes ocurren bajo el amparo del verano
El cuerpo de George esperó en la sala escogió de mortaja la sucia alfombra de siempre
Vivía solo hijo único no esposa no hijos
Y a esas alturas tampoco amigos
En su ciudad más de cincuenta mil personas al año mueren como él solísimos
En los últimos momentos el silencio tomó su mano la oscuridad cerró sus ojos y la soledad entonó himnos funerales
Bell tenía setenta y dos años y en el baño un calendario detenido en 2007
Su muerte accionó una inquietante maquinaria de hombres también solos a quienes sostiene la industria de la muerte y que acompañarían su largo camino hacia el ritual de fuego que consumiría al fin su corazón deshabitado su casa sola
3
Síndrome Diógenes
Los bomberos no sólo apagan incendios o los provocan a veces derriban puertas para que el orden vuelva a donde la muerte ha extendido sus dominios
Dentro
en ese oxímoron de casa vacía y repleta al unísono compras y basura se repetían como en un laberinto de cristal: George compraba sin memoria fundas para el burro de planchar y luces de navidad
Se resistía a tirar cajas tickets la comida dentro de la nevera descompuesta favorita de las cucarachas y decenas de calcetines deportivos sin usar
Lo acumulaba todo días
soledad en cada uno de sus órganos envejecidos las postales de amigos a los que nunca respondió
También hubo una acumulación de silencios cada vez que alguien alzó el teléfono para preguntar ¿Conocías a George Bell, Big George? Al cerrar la cremallera de la bolsa forense su cuerpo pasó dos meses congelado dos meses más sumados a una vida de hielo en una esquina de condominios y vecinos hartos de la plaga de chinches
4
Contrario a lo que se piensa de los solos al morir son asunto de muchísimas personas
Nunca nadie se percató tanto de su ausencia como cuando muertos ni hubo urgencia por justificar sus vidas sino para rellenar formatos y finiquitos
Los solísimos que son grises sin el coraje para un color indecisos ante la luz pálidos de gracia como las paredes sin mácula
Los que visten siempre igual porque los días son todos iguales y cierran sus oídos a la elevada música del deseo
Los solitarios que juegan a sostener la mirada frente al espejo Esos que causan estrés laboral a los burócratas del féretro y estropean el café del mediodía con sus huellas irreconocibles y sus dentaduras sin registro y sin sonrisa A los que la muerte despoja de su capa de invisibilidad
Contrario a lo que se cree
los solos no pueden morirse y ya morir como pasaron la vida: sin ser notados sin alboroto transparentes a la mirada de los demás los ocupados los que sí saben bailar y han apañado pareja de baile los de domingos atareados ¿Barbacoa o carne asada?
Un volado: ¿casa de los suegros o mis padres?
Pero no a los solos habremos de castigarlos por morir sin soltar su soledad con años de trámites inútiles un remate vergonzoso y edictos en periódicos baratos preguntando si alguien sólo uno con uno basta conoció su rostro o recuerda su nombre
6
Los detectives de la muerte revisan las viviendas de los solos buscan pruebas de quiénes fueron qué posesiones ocultaron en lo profundo del closet o en el horno de la estufa
La razón del porqué nadie los busca los extraña porqué el apellido en su sangre fue borrándose hasta la orfandad
Para ellos todo es “normal” los secretos que un pecho acumuló entre paredes de falso plafón “cotidiano” una mujer tan llena de cosas y objetos que murió de pie sin suelo donde acomodar su cansancio “habitual” las pulgas que se quedan en la ropa mientras cartografían esos metros cuadrados mirando el cielo arruinado de las casas Y la gangrena feroz que siempre empieza en los ojos sin remisión hasta comerse el corazón agrandado para que se apilen sin tropezarse los asombros Nadie más podría hacer este trabajo sólo ellos la “gente dispuesta a entrar a estos departamentos nauseabundos” los detectives de la muerte una especie apenas distinta de los solos una que aprendió el arte del camuflaje oculta bajo la máscara de la eficiencia
Guillermo Fernández
Beatriz Pérez Pereda (1983, Villahermosa, Tabasco). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de los Juegos Florales San Juan del Río 2025, el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada 2023 y el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2022, entre otros. Sus libros más recientes son: Bolero fácil (Ujat 2025), Persona no humana (CONARTE, 2022) y Crónicas hacia Plutón (ITAC, 2022), su obra está incluida en Signos Oscuros de mi boca extraña, Antología de poesía mexicana reciente, Selección de Jorge Esquinca y Kenia Cano (Bonobos Editores, 2024). En 2025 fue distinguida por el Ayuntamiento de Villahermosa con la presea Blancas Mariposas en reconocimiento a su trayectoria en el arte y la cultura.