“París se ha convertido en un punto de encuentro, de intercambio e inspiración entre el padre y el hijo, un punto de encuentro ineludible y una influencia innegable para ambos. Esta exposición es una invitación a hacerles dialogar a través de sus obras, a establecer el vínculo entre el trabajo plástico de Pedro y las cerámicas de su hijo Martín. Así se realiza una reunión artística, casi onírica, de los dos artistas, en París, su segunda patria”. Miguel Vaylon (Misha)
[Le retour des Coronel à Paris / El regreso de los Coronel a París, en esta edición]
Pedro Coronel. Sin título. Serigrafía. 94.8 x 64.8 cm.
CULTURAL NO. 625 /// 10 DE JUNIO DE 2024 /// AÑO 14 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
SUPLEMENTO
La Gualdra No.
Editorial
Le Retour des Coronel à Paris es el nombre de la exposición inaugurada en la art.art Galerie en colaboración con Nadieshda-Colectivo Cultural Internacional. En ella se exhiben 16 piezas en total, 8 de Martín Coronel y 8 más de su padre, Pedro Encarnación Coronel Arroyo (1921-1985); quien poco después de haber finalizado la Segunda Guerra Mundial conoció la Ciudad Luz por vez primera, tras haber estudiado arte en La Esmeralda, en la CDMX. El regreso de los Coronel a París no es sólo el nombre de la exhibición, sino que en realidad puntualiza un verdadero retorno, sobre todo cuando hablamos del artista zacatecano que fincó ahí una relación muy especial con la ciudad que, en tiempos de posguerra, era el lugar en donde se seguían gestando las vanguardias artísticas más importantes del siglo XX, y en la que una gran cantidad de artistas extranjeros confluyen atraídos por los aires de boyante libertad, y cuya producción iba hasta cierto punto, en contraposición a lo que se producía en aquel entonces en este lado del mundo -sobre todo en Nueva York-. Fue en París precisamente en donde Pedro Coronel y Octavio Paz coincidieron; y en junio de 1961, el poeta escribiría el texto de presentación de la exposición del zacatecano en la Galería Le Point Cardinal, que había programado para ese mes dos exposiciones, una de Pablo Picasso y la otra, de Pedro Coronel; Picasso exponía en esa ocasión una serie de grabados para una nueva traducción de Píndaro y Coronel exhibía pinturas y esculturas. Ambos artistas coincidieron ahí y sólo de imaginar cómo fue da para hacer, supongo, hasta una novela. Octavio Paz había estado por primera vez en París en 1937 -ahí coincidió con Carlos Pellicer, Pablo Neruda y César Vallejo-; tras su regreso en 1959 coincidió con Pedro Coronel y después de conocer su obra, aceptó realizar el texto de presentación de la muestra en el que reflexiona, al principio, sobre los conceptos de producción, consumo y su relación con el arte, así como sobre cómo “la degradación del objeto ha precipitado la obra de arte en artículo de consumo”,1 para continuar hablando sobre la pertinencia de “regresar a la obra”, un regreso que implica “un cambio en la actitud del artista, no sólo ante el mundo y sí mismo sino sobre todo frente a su trabajo”,2 un cambio que afirmaba empezaba a darse entre los artistas que producían en París en ese momento y, entre
quienes estaba Pedro Coronel, a quien se refería también así:
“Coronel concibe la pintura como una constelación de significados, como un lenguaje. Sólo que se trata de un lenguaje que apenas se constituye, apenas se transforma de materia bruta en materia animada, recobra su autonomía y se desprende del creador. Si Coronel no es un médium, es un medio. La pintura, la poesía, se sirve de Coronel para manifestarse. La relación de este artista con la pintura es erótica, mejor dicho, amorosa, en el sentido en que reconoce la existencia de la obra como una realidad autónoma. La obra no existe sin Coronel pero sin la obra no existe Coronel. El cuadro le da (nos da) otra existencia. Si el espectador desea penetrar en la pintura de Coronel, debe reproducir esta relación perpetuamente creadora. El secreto de una obra reside tanto en ella como en quien la contempla”.3
En ese sentido se refería también Paz a la “experiencia” relacionada con la obra de arte, y muy particularmente a la relación que hay entre la obra, el artista y el espectador. 63 años después de aquella exposición, las obras de Pedro Coronel regresan a París, una ciudad que ha cambiado por el inexorable paso del tiempo, y, sin embargo, en donde esa relación “perpetuamente creadora” como los señala Paz, se sigue dando.
La exposición en la que ahora participan padre e hijo permanecerá en exhibición hasta el 15 de junio y unos días antes, el 11, se realizará el concierto de Manuel Rocha Iturbide en la Galería, actividad que se suma a la del día 6 en el Instituto Cultural de México en Francia. Todo esto se ha llevado a cabo como parte de la Semana de América Latina y el Caribe en París. Usted puede leer más sobre esta exposición en páginas centrales de este número gualdreño. Que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
1Octavio Paz, “Presentación de Pedro Coronel”, en https:// www.revistadelauniversidad.mx/ download/05696eca-3081-4fda-b386281454afc2ff?filename=artes-plasticaspresentacion-de-pedro-coronel 2Ídem. 3Ídem.
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General
Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche: poesía reunida (2014-2024), de Mariana Finochietto Por Édgar Trevizo
El regreso de los Coronel a París Por Jánea Estrada
Una Fisura distópica de Armando Salgado Por Daniel Wence
Áspero clamor de cuerda rota, prosario polifónico de Balam Rodrigo sobre la vida de Gilberto Owen Tanya García
Boris Savelev Una poética de las imágenes en tránsito Por Álvaro Luis López Limón
Godzilla Minus One, de Takashi Yamazaki Por Adolfo Núñez J.
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Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com
Roberto Castruita Diseño Editorial
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
2 LA GUALDRA NO. 625 /// 10 DE JUNIO DE 2024 /// AÑO 14 625
es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
La Gualdra
Contenido
Quiero sacar la cabeza por la ventanilla
de tu coche: poesía reunida (2014-2024), de Mariana Finochietto
Por Édgar Trevizo
Mariana Finochietto (General Belgrano, BB.AA., 1971) es una de las poetas más consistentes y sorprendentes de Argentina y en general de América Latina. Su obra resplandece con dulzura, claridad y accesibilidad, pero a pesar de su delicadeza, es también asombrosamente emotiva. Su carrera de publicaciones, que ya suma diez años y siete fantásticos poemarios, le ha ganado el respeto y admiración de una gran cantidad de seguidores en diversas regiones del mundo. Este volumen, el más reciente del sello Medusa Editores, reúne esos siete títulos en un solo espacio, otorgando así la posibilidad de un acceso completo a su poesía hasta la fecha. En una edición delicadamente trabajada junto con la autora, se presenta a una de las poetas más entrañables de la actualidad. Aquí una mínima muestra de su trabajo.
De Cuadernos de la breve ceguera:
5 No detengas tu vuelo.
No aquietes ese temblor de pájaro que agita el agua mansa en el río marrón de tu mirada.
Dicen los que dicen que tenés mis ojos, mi risa y un gesto al andar, largo y sereno.
No les creas, hijo.
Porque no sos mío. Sos hijo del viento.
De La hija del pescador:
6 Mi madre llama desde la casa. Corro junto a los perros, bajo la sombra mansa de los perales.
Llevo en mi mano piedras del arroyo para que mi madre abra los ojos, sorprendida, como si su niña recogiera estrellas.
Corro, pequeño animal de la jauría. Pero la noche avanza sobre el patio, más veloz que mi paso,
más certera.
Corro y estoy sola y estoy lejos. Y los perros son fantasmas que en la sombra aúllan mientras mi madre llama a esa que no soy y yo no sé dónde ir ni si me espera.
De Piedras de colores
EL DESQUITE Salí a lavar la ropa bajo el sol porque era tibia la luz sobre los patios
y era hermosa mi mano sumergida en el agua: un pez salvaje atravesando mares blancos, en busca de dios sabe qué aventura escondida entre las pilas de la ropa. Tengo la piel, me dije, de mi abuela, yo también envejeceré de pronto como si una noche cayeran sobre mí todos los años y me pondré viejita y sin remedio. Me temblarán las manos, como a ella, con el temblor que traemos en la sangre como otros traen el cáncer y las pecas. Pero ahora, soy dueña de unos magníficos reflejos y mi dedo destroza, minucioso, las estúpidas burbujas de jabón.
De Madura:
LA LUZ SOBRE NOSOTROS
¿Ves mi cuerpo envejecer? Lento y tan dulce, me convierto en otra: siempre en otra. Como esas flores tristes del florero que se apagan de a poco, me vuelvo un manojito mustio y ceniciento, todo mi cuerpo sabe
que comienza la muerte. Y sin embargo qué, seguimos vivos. Y mi cuerpo reconoce los signos del deseo con la precisión de la sabiduría: aquí está mi piel, aquí la tuya y de pronto soy tu piel y vos la mía. Envejecemos. ¿Y qué? Todavía iluminamos las estrellas.
MUJER A MUJER
Cuando una hija se vuelve una mujer o mejor dicho, cuando tu nena se vuelve una mujer, la voz de una mamá cambia de tono, se vuelve de a poquito, más grave, más serena, porque las madres también crecen con sus hijas. Una charla con una hija que se ha vuelto una mujer prescinde, casi siempre, de esas cosas que fueron un lenguaje en la niñez, se transforma, despacito, en otra cosa.
El idioma entre dos mujeres que se miden con el péndulo de la maternidad y de pronto, son pares, es el idioma más magnífico del mundo. Está hecho de palabras pequeñitas con un infinito margen de significados pero sabés, siempre sabés que habla de amor.
ARS AMANDI
Digo: todo lo que hicimos en nombre del amor está salvado. El corazón ha sido el animal, la luz, la ofrenda.
*** Mariana Finochietto, Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche: poesía reunida (2014-2024), Medusa Editores, 2024, 416 pp. Formato: 6x9”. Para adquirir el libro: https://www.medusaeditores.com/quiero-sacar-la-cabeza
Libros
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10 DE JUNIO DE 2024 3
/// Mariana Finochietto
El regreso de los Coronel a París
Por Jánea Estrada
El pasado 28 de mayo se inauguró en la capital francesa la exposición Le Retour des Coronel à Paris en la art art Galerie ubicada en la 28 rue de la Fontaine au Roi, en colaboración con Nadieshda-Colectivo Cultural Internacional.1 París fue una ciudad entrañable para Pedro Encarnación Coronel Arroyo (1921-1985), en 1946 llegó ahí por primera vez y tuvo la oportunidad de trabajar y frecuentar los talleres de Victor Brauner y del escultor Constantin Brancusi.
Durante la segunda mitad del siglo XX, París seguía siendo uno de los principales lugares en el mundo del arte. Exponer en esa ciudad europea era una especie de sueño que cumplió el zacatecano, quien además decidió establecer ahí su residencia de manera intermitente, por lo que adquirió una casa en uno de los barrios parisinos más hermosos, cerca del Observatorio; ese lugar sirvió como residencia temporal a partir de la década del setenta para artistas mexicanos que viajaban hasta allá, entre ellos,
su hijo, con quien comparte los créditos de esta nueva exposición.
Le Retour des Coronel à Paris incluye 8 piezas de Pedro Coronel y 8 más de Martín. En torno a ella se han programado actividades de mediación como la del pasado 6 de junio en
el Instituto Cultural de México en Francia, con la participación de su director, de Miguel Vaylon (Misha), del artista mexicano radicado en Francia Alberto Ramírez y del propio Martín; el próximo 11 de junio se llevará a cabo también un concierto con el artista multidisciplinario Manuel Rocha Iturbide (México, 1963)2 en la galería, a las 19:30 horas.
Compartimos con ustedes el texto de Miguel Vaylon (Misha), Comisario de esta muestra que estará en exhibición hasta el 15 de junio.
Le Retour des Coronel à Paris / El regreso de los Coronel a París
Un diálogo padre-hijo Miguel Vaylon (Misha)3
“La pintura, la poesía, se sirve de Coronel para manifestarse. La relación de este artista con la pintura es erótica, mejor dicho, amorosa, en el sentido en que reconoce la existencia de la obra como una realidad autónoma”. Octavio Paz, 1961
“Pedro Coronel insiste una y otra vez en que la soledad del sol es infinitamente mayor que la del hombre..”. Juan Rulfo, 1964
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Francisco Toledo, con quien mantuvo una cercana amistad hasta su muerte. Es con Martín,
LA GUALDRA NO. 625 4 Arte
/// Invitación para el concierto el 11 de junio de 2024 en la exposición
/// Evento en el Instituto Cultural de México en Francia el 6 de junio de 2024
obras...”.
Arte
Pedro, el padre... Pedro Coronel, joven pintor mexicano, se quedó por primera vez en Francia en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial. Se hizo amigo de Octavio Paz, agregado cultural de la Embajada de México, que le hizo descubrir los talleres de Victor Brauner y Constantin Brancusi.
En 1961, cuando ya es un artista reconocido, coronado con numerosos premios, punta de lanza de la generación de la ruptura, la que rompió con la escuela mexicana de pintura a finales de los años 50, expone en la famosa galería Le Point cardinal (en la que exponen Michaud, Ernst, Mata, Lam...).
Decidió instalarse en París y en 1975 compró un taller de artista en el distrito 14. En ese momento realizó varias obras gráficas en el excepcional taller de litografía Clot, Bramsen & George.
Las obras de Pedro Coronel son parte integral de la historia artística de México, en relación con la vanguardia europea, y sobre todo francesa, que revolucionó el arte en el siglo 20. Las obras presentadas en esta exposición son las reediciones de las serigrafías de Pedro Coronel, realizadas por su hijo (numeradas y certificadas). De hecho, Martín Coronel ha sido responsable de la conservación, exposición, difusión y representación de la obra de su padre durante varios años.
Martin, el hijo ...
“Martín es un ser que ha perdido el miedo: por eso crea. En sus obras, la salamandra y el dragón están representados: el fuego terrestre y el fuego celestial se condensan en la superficie dura de sus
Leon García Garagarza, 1990
“La versión más cercana a la verdad de los hechos es que la mujer nació de un soplo de arcilla divina (y no de un aliento divino) del que nosotros, los hombres, hemos extraído nuestras propuestas más terribles y mejores... Martín debe saber esto y mucho más. Es la voz de la arcilla la que nos deja sus notas en la tranquilidad mate y terrosa de cada objeto”.
Víctor Monjarás- Ruiz, 1989
Martín ha estado en contacto con el arte desde su nacimiento, no sólo por la herencia y el trabajo de su padre, sino también por el lado materno. Su madre, Ana Teresa O. Fierros, también estudió el esmalte sobre metal en París. De vuelta a México, fue profesora en la UNAM durante 40 años y entre 1952 y 1954 colaboró en los frescos de Diego Rivera: murales del Teatro de los Insurgentes y murales del Hospital de la Raza, en el que está representada. Por lo tanto, Martín se baña durante toda su infancia en las vanguardias artísticas mexicanas y francesas, viendo desfilar en casa a las mayores figuras artísticas de la época. Estas influencias llevaron a Martín a entrar en las artes plásticas muy temprano. A los 17 años, comenzó a expresarse en el campo de la cerámica, que sigue siendo su principal modo de producción artística. Al mismo tiempo, desde hace más de 25 años, ha montado muchas exposiciones. Además, considerado el experto en la obra de su padre, fue recientemente el curador de la exposición “Pedro Coronel, 100 años, un camino infinito” en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, para la conmemoración del centenario del nacimiento de su padre.
Como artista, ha participado en numerosas exposiciones colectivas en el Museo Carrillo Gil, el Museo de la Ciudad de México, la Casa Lamm, así como en exposiciones individuales en la Galería Torre del reloj, el Desing Center of Américas (USA), el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán y bienales como la Feria Internacional de Arte Arco (Madrid), el FIAL (Bruselas), el 5th. Cairo International Competition, entre otras... Por no hablar de los numerosos premios y publicaciones.
El regreso de los Coronel a París… París se ha convertido en un punto de encuentro, de intercambio e inspiración entre el padre
y el hijo, un punto de encuentro ineludible y una influencia innegable para ambos. Esta exposición es una invitación a hacerles dialogar a través de sus obras, a establecer el vínculo entre el trabajo plástico de Pedro y las cerámicas de su hijo Martín. Así se realiza una reunión artística, casi onírica, de los dos artistas, en París, su segunda patria.
1https://www.facebook.com/nadieshdacci
2https://www.artesonoro.net/ManuelRochaIturbide.html
3Comisario de la exposición en art art Galerie. https://www.artartgalerie.com/post/ le-retour-des-coronel-à-paris
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/// Martín Coronel en la art art Galerie en París.
Libros
Una Fisura distópica de Armando Salgado
Por Daniel Wence
I
El trabajo editorial de Enrique Carlos Cisneros y Rodrigo Torres Mejorada en Sombrario Ediciones es exigente, cuidadoso y de buen gusto; artesanal y, por lo tanto, sus libros se elaboran bajo su propio cuidado. He tenido ocasión de ver varias de sus publicaciones y de acercarme meticulosamente a dos de ellas. Como es el caso de Fisura , de Armando Salgado.
Cuando vemos en el título de la plaquette que incluye la palabra “distopía” hay que asumir que nos vamos a enfrentar a un discurso con comentarios sociopolíticos. Se supone que las distopías nos muestran un escenario futurista, catastrófico, a veces apocalíptico, resultante de nuestros propios actos. Toman como material de trabajo el presente para visualizar cómo podría ser el futuro si seguimos siendo la basura que somos. Antes de empezar a leer el libro de Armando, ante el título pensé: “pero ya estamos viviendo en una distopía”. Un pensamiento desolador, claro, pero que cualquier persona medianamente sensible y realista podría llegar a tener. Al adentrarme en la lectura, encontré un pequeño abanico de voces poéticas que también plantean la distopía del ahora.
En el epígrafe de Camus, el recorte de La Peste nos deja pensando en un problema severo, que más adelante confirmaremos que se trata de la pandemia por Covid 19. En Camus, la peste no puede pasar desapercibida por las emociones de la gente. Dice, palabras más, palabras menos, que modifica el corazón de las personas. Pero en Fisura alguno de sus protagonistas parece más bien hacer visible que no. Aunque ésa es la postura del personaje. ¿Cuál es entonces la postura del autor?, ¿considera que cambió el corazón de las personas tras la pandemia?, de haber cambiado ¿lo hizo para bien o para mal? Como docente y escritor Armando Salgado tiene diversas herramientas de observación e incluso de medición, por lo que vale la pena sondear sus cavilaciones al respecto, incrustadas en las fisuras de los fragmentos poéticos que integran el libro.
II
En los poemas no se hace tan manifiesto el confinamiento ni el problema en general del Covid. Pero sí se expone en las notas finales. Sin embargo, presenciamos desde la intimidad de sus protagonistas ciertas querellas que se acentúan con la pandemia.
Los personajes–autores son: Mina Natalie (Los Ángeles, 1983), Javier Áni -
mas (Valparaíso, Zacatecas, 1967) e Isabella Martín (Mérida, Yucatán, 1971). La querella de Mina es el pochismo, la migración, una dolencia border , tipo Gloria Anzaldúa y, por lo tanto, de clase. Ésta que se encarna en un bien ensayado idioma pocho, si es que este término es aplicable también al roce de chileno con gringo. Javier Ánimas, a su vez, habla sobre otra poeta: Leïla Slimani, y critica la desigualdad, la ignorancia / ubicadas en Marruecos–Francia y revestida por la colonialización–decolonialización–migración–lenguas hegemónicas y la historicidad violenta de todo lo mencionado. Mientras que Isabella Martín, en un registro de ensayo, encara algunas utopías, como el socialismo,
y entonces nos traslada a Cuba. Cabe decir que Isabella se parece un poco a Leila por la presencia de la abuela en la obra de ambas.
III
Hablando de la estructura de Fisura encontramos una hibridez genérica en la que predomina el ensayo, aunque es mucho más evidente, visual y técnicamente en los poemas de Isabella Martín, donde Armando nos presenta un ensayo fragmentario y desdoblado: cada poema, podríamos decir, está compuesto por dos ensayos íntimos, personales, donde la voz poética se posiciona (como Armando define al poeta) como un testigo / pasajero de una época. El ejercicio es: un poema en prosa, seguido de una suerte de nota al pie que es el ensayo y que tiene como lectora ideal a la abuela del personaje. Un ejercicio que, por cierto, había visto en una autora cubana.
En la primera poeta, la estructura es la propia lengua, como un ente vivo que contiene pensamiento e ideología, historia, mientras que en el segundo autor se trata de poemas más directos. La coincidencia es que los tres narran y parecen recuperar los discursos de la pandemia en una suerte de escritura palimpséstica.
En este mismo sentido, hay que mencionar la intertextualidad de la obra, expuesta ya desde la mención a
Camus: su distopía, un comentario social que forcejea entre la idea de que la peste se vuelve un instrumento de poder, de dominio, de alienación, porque la gente de pronto se entera de la vulnerabilidad, pero también se plantea como la posibilidad de que se vuelva más gente, más humana. Y me pregunto si el coronavirus hizo algo así con nosotros. Se dice que todavía no estamos conscientes de sus verdaderos estragos, pero algo evidente es que hizo más digital la vida y causó fisuras severas en el ámbito educativo y en la convivencia. Pienso a Armando como maestro y me pregunto si esta fisura está contenida en el título del libro.
Otros intertextos e ideas refieren: - Rafael Cadenas es un soplo de desilusión, como los personajes de Armando.
- Bradbury asoma sus predicciones sobre la tecnología, una de las más fuertes se reforzó con la pandemia: la pantalla siempre encendida.
- Leila Slimani se pronuncia por la universalidad de las sociedades y critica la mirada de las potencias sobre los países en desarrollo. Habla sobre convivir de manera no sectaria.
- Álvaro de Campos, leído por Isabella, viene a recordarnos que hay un ejercicio de heterónimos, aunque con un juego de ruptura de la cuarta pared.
- La propia distopía nos revela que ya fuimos alcanzados por todo.
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LA GUALDRA NO. 625 6
/// Armando Salgado
Áspero clamor de cuerda rota, prosario polifónico de Balam Rodrigo sobre la vida de Gilberto Owen Libros
Tanya García*
En Áspero clamor de cuerda rota (prosario lírico para Gilberto Owen) , Balam Rodrigo delinea, a través de un sublime lenguaje poético, momentos de la vida del poeta sinaloense Gilberto Owen a partir de su obra poética, su postura política y sus amores.
Balam Rodrigo, a través del recurso de “la máscara”, emula la escritura del poeta sinaloense y emplea referencias míticas tal como él lo haría para que como lectores conozcamos a Gilberto Owen en su propio lenguaje y contexto.
Aunque de ascendencia irlandesa por línea paterna, Gilberto Owen nació y pasó gran parte de su vida en México, lo que se ve reflejado en su obra, y así también en la de Balam Rodrigo, quien incluye en este prosario descripciones relacionadas con las tradiciones y los paisajes mexicanos que el poeta contemplaba en su cotidianidad, aunque a decir por sus textos, siempre se sintió extranjero en su propia tierra.
El mar y la sensación de ser un náufrago es una constante en esta obra, como “Sindbad el varado”, personaje que forma parte de uno de los poemas más emblemáticos de Owen, Balam Rodrigo retrata al poeta como un hombre que constantemente se enfrenta a su propia dimensión humana y que a diferencia de “Sindbad el marino”, el viaje que emprende es al interior.
Cada uno de los apartados de esta obra comienza con una breve cita, algunas extraídas de la obra de Gilberto Owen y otras de autores varios que se refieren a un aspecto de la vida del poeta, estos textos figuran como guías para abordar los poemas de Balam Rodrigo.
Áspero clamor de cuerda rota (prosario lírico para Gilberto Owen) (publicado por la editorial Typotaller en 2023) sigue un orden cronológico, recorrer las páginas de este libro nos permite seguir de cerca la vida de Gilberto Owen; y más allá de las situaciones que pudiera enfrentar, nos muestra las sensaciones y los sentimientos que el poeta deja entrever en su obra y que Balam Rodrigo recoge en este prosario para hacer un redescubrimiento del vate sinaloense.
Y como la obra de un escritor nunca es ajena a su realidad y contexto, al final de las páginas que corresponden al prosario lírico se encuentra una lí -
/// Balam Rodrigo
nea de tiempo para que como lectores podamos identificar los sucesos que marcaron la vida y obra de Gilberto Owen y que dieron como resultado un poeta sensible, observador e introspectivo.
La poesía en prosa que nos ofrece Áspero clamor de cuerda rota … es polifónica, la voz de Gilberto Owen que, a la vez es la de Balam Rodrigo la que enriquece la obra del poeta y nos brinda un panorama completo sobre lo que fueron sus andanzas y el constante autodescubrimiento por el que navegaba, algunas veces sintiéndose un náufrago.
La sensibilidad y creatividad de Balam Rodrigo nos habla del arduo trabajo de lectura e investigación que realizó para ser capaz de interpretar entre
líneas los poemas de Gilberto Owen e inferir algunos de los sentimientos que pudo experimentar el poeta en determinados pasajes de su vida: su estancia en Mazatlán, sus encuentros con los Contemporáneos, sus amores, sus visitas nocturnas a las cantinas y sus últimos días en un hospital de Philadelphia en Estados Unidos.
*Tanya García estudió la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara. Apasionada de las letras, ahora disfruta de escribir artículos sobre las curiosidades de la Perla Tapatía y sus habitantes en el periódico El Occidental , y se desempeña como Content Manager en la editorial Typotaller.
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Boris Savelev Una poética de las imágenes en tránsito
6 Por Álvaro Luis López Limón
Boris Savelev encabeza el grupo de fotógrafos independientes con un gran trabajo en la Unión Soviética desde los años 70. Si la función del arte es ver y experimentar el mundo a través de los ojos de otra persona, con creces lo ha logrado Savelev, tatuando en papel, incómodos hechos de la historia. Sus Portafolios de Fotografías reúnen 96 imágenes, divididas en 8 portafolios, cada uno con 12 imágenes.
Conviene advertir al lector que, en primer lugar, desde las constelaciones de Walter Benjamin, el Atlas de Aby Warburg, los collages de Bertolt Brecht analizados por Didi-Huberman, las teorías de Sergei Eisenstein, hasta llegar a Jean-Luc Godard, se ha demostrado la capacidad de la imagen para construir historias, de manera autónoma al texto y a la palabra escrita; en segundo lugar, nos apegamos a la afirmación de Walter Benjamin, cuando “llegan las palabras para describir lo que se tiene ante los ojos, éstas expulsan a la imagen” por lo que –nos sigue diciendo–, no se trata de “leer la imagen sino de encaminarse con ella a la legibilidad”.
Examinadas en su conjunto, las imágenes de Boris Savelev, ofrecen una visión dramática del mundo que habitamos, sus preferencias están influenciadas por el tiempo, el lugar, la cámara y la película. Nos explica, “las conexiones que hago tienen su propia resonancia poética. Algunas pueden ser obvias y explícitas. Otras pri-
6 Por Adolfo Núñez J.
La acción transcurre durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Shikishima (Ryonosuke Kamiki), un piloto kamikaze, aterriza en una isla donde se encuentran apostados los técnicos que se encargan de reparar los aviones de guerra. Más tarde ese mismo día y para el asombro de todos los presentes, aparece en dicho sitio una gigantesca criatura parecida a un dinosaurio, arrasando con todo a su paso. Los únicos sobrevivientes a este encuentro son Shikishima y Tachibana (Munetaka Aoki), el jefe de los técnicos.
Tiempo después, Shikishima regresa a una Tokio completamente destruida; su casa está reducida a escombros y sus padres han muerto. Por azares del destino, el protagonista acaba compartiendo vivienda con Noriko (Minami Hamabe) y con una bebé llamada Akiko. Como él, ambas son sobrevivientes de una guerra donde lo perdieron todo. Entre los tres arman una especie de familia improvisada y poco a poco empiezan a salir adelante. Shikishima consigue trabajo en un barco limpiando minas en el océano, labor en la que volverá a toparse con su temido enemigo, un Godzilla mucho más grande y atemorizante que el de su primer encuentro. Pronto este monstruo se volverá una amenaza nacional, poniendo en peligro a todos los habitantes de Japón.
En 1954, el cineasta Ishiro Honda pre-
vadas y subjetivas”. Sus imágenes muestran un mundo en el que la luz proyecta una condición insólita, tanto en las personas retratadas, como en el entorno que las envuelve. Fotos impregnadas de rutinas diarias, de condiciones que saturan la vida en el barrio y en la gran urbe.
Su enfoque de las formas y del fondo es de gran complejidad, el ligero relieve superficial que caracteriza gran parte de sus impresiones, es el resultado de un método único en el que la imagen se imprime en múltiples capas sobre una base de gesso como el usado en la pintura tradicional. Las imágenes suelen ser oscuras, melancólicas inclusive, al mismo tiempo vivaces –en colores suaves y hasta de tonos pastel–. Savelev utiliza la luz, un rayo tenue le sirve para resaltar detalles que, de otro modo, serían difíciles de ver. Todo en sus fotografías se remonta a un juego de luces, sombras y formas.
Subrayamos que en sus fotografías las personas son actores casi invisibles. Cuentan historias urbanas, de lugares anónimos, de aceras, cabinas telefónicas, esquinas, patios, tiendas y bares. Figuras humanas que emergen súbitamente y son degradadas, casi la mayoría de las veces, a formas transitorias.
Así, inmerso en una exquisita indagación estético-técnica, Boris Savelev nos muestra, entre las formas, la luz y los colores, un mundo psicológico profundo e indefinido, desvelando el imperceptible tránsito de una imágen estética que viaja rumbo a una poética de las imágenes.
Foto: https://www.factum-arte.com/ pag/408/31-Years
Godzilla Minus One, de Takashi Yamazaki
sentaba a Godzilla por primera vez ante el mundo. Un ser concebido, a todas luces, como una metáfora sobre la devastación provocada por los ataques nucleares perpetrados por las fuerzas norteamericanas en agosto de 1945, en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Al volverlo un relato de supervivencia, el realizador retrataba en su filme el trauma colectivo que compartía una nación que buscaba reconstruirse, al mismo tiempo que intentaba expiar su dolor ante la masacre. Sumándole a esta premisa la ingenuidad del científico, cómplice del genocidio más por curiosidad que por malicia, Honda elaboraba una de las películas definitivas sobre la bomba atómica. Setenta años después, luego de su paso por salas de cine en diversos países y de ganar un Oscar por sus efectos visuales, por fin llega a plataformas de streaming Godzilla Minus One (2023), cinta dirigida por Takashi Yamazaki (The Eternal Zero, 2013). Con 38 largometrajes del personaje, Minus One probablemente es el que mejor entiende la esencia y el espíritu del filme original, del que toma distintos elemen-
tos, homenajeándolos, pero también creando algo nuevo y propio con ellos. En ese sentido, además de rendir tributo a la obra de Honda, Yamazaki también apuesta por un tono retro, de película clásica hollywoodense. Hay ecos al cine de Steven Spielberg, de manera más concreta a su obra magna
Jaws (1975), otro blockbuster de autor en el que los protagonistas tratan de combatir a un ser incontrolable cuya presencia los engulle. De igual manera se perciben influencias del cine de Christopher Nolan, principalmente de la excepcional Dunkirk (2017), filme de corte bélico que también orbita sobre temas como el nacionalismo y la culpa del sobreviviente. Godzilla Minus One es una película que sorprende y emociona, no sólo por su habilidad para volver a los orígenes del personaje, sino también a los del cine de aventuras. Se trata de un filme con personajes y estructura reconocibles, vistos en incontables ocasiones, pero diseñados con sumo cuidado y detalle. Es una cinta donde el impacto no se encuentra únicamente en las explosiones, sino en la construcción narrativa y de personajes. Inmersiva, vibrante y espectacular, Godzilla Minus One es un recordatorio de la riqueza y profundidad que se puede encontrar en el cine de género, que no se rige por las limitaciones ni de un solo país, ni de una sola industria cinematográfica.
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/// Night tree, 2011. Obra de Boris Savelev.
Arte
Cine