La Gualdra 579

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“El Dr. Édgar Hurtado Hernández es un excelente académico que ha desarrollado a lo largo de los años una docencia estimulante y efectiva, una línea de investigación sólida y genuina, y que ha formado a decenas de humanistas e historiadores. Asimismo, es fundador de la Cátedra ‘Plutarco Elías Calles’, dedicada a la reflexión, investigación y difusión de las sociedades rurales, así como de los conflictos suscitados por los usos del agua a partir de la Revolución Mexicana”. Martín Escobedo Delgado

Édgar Hurtado Hernández recibirá este 23 de junio la Medalla al mérito de investigación histórica de la Revolución Mexicana 2023.

[Más información en páginas centrales de esta edición]

Édgar Hurtado Hernández (Pabellón de Artega, Ags., 1964). Foto de su archivo familiar.
SUPLEMENTO
NO. 579
19 DE
DE 2023 ///
13
CULTURAL
///
JUNIO
AÑO
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Gualdra No.

Este 22 de junio a las 19:00 Hrs., el Javier Garcíadiego Dantán impartirá la conferencia “Pancho Villa… ¿más leyenda que historia?”, en el Museo Zacatecano, a invitación de la corresponsalía en Zacatecas del Seminario de Cultura Mexicana (SCM). Presentamos aquí la semblanza proporcionada por el SCM de nuestro conferencista y extendemos la invitación para que asistan a escucharlo. Le entrada es libre y no requiere registro previo.

“Dr. Javier Garcíadiego Dantán nació en la Ciudad de México el 5 de septiembre de 1951. Cursó la licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Es maestro en Historia por la Universidad de Chicago y posee dos doctorados: uno en Historia de México, por El Colegio de México, y otro en Historia de América Latina, por la Universidad de Chicago. Su especialidad es la historia de la Revolución Mexicana, sobre todo en sus aspectos político y cultural, y en un corte cronológico que abarca de finales del siglo XIX a mediados del XX.

LaHa sido profesor visitante y conferencista en diferentes universidades del extranjero, entre las que se encuentran: Florencia, Dublín, la Autónoma de Madrid, Complutense, Salamanca y el Instituto Universitario Ortega y Gasset, en España, así como las Universidades de Brown, Chicago, Columbia, Harvard, Princeton, Stanford, Yale, La Sorbona, Cambridge, París, Bonn, Colonia, Hamburgo, Leipzig, Viena, Athens, además de Brasil, Buenos Aires, Bogotá, Caracas, La Habana, Montevideo, Quito, Santiago, la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Libre de Berlín y del Centro Bellagio de la Fundación Rockefeller.

Obviamente, también es un constante conferencista en todo el territorio nacional. Desde Baja California hasta Quintana Roo, en términos geográficos, y de Aguascalientes a Zacatecas, en términos alfabéticos. Son pocas las entidades del país en las que no haya impartido un cursillo o una conferencia. Por ser Venustiano Carranza y Alfonso Reyes los personajes más estudiados por él, su presencia en Coahuila y Monterrey rebasa a la de los otros estados. En la Universidad de Guadalajara tuvo la Cátedra Julio Cortázar en el año 2011.

Entre sus reconocimientos y distinciones figuran el Premio Salvador Azuela otorgado en 1994 y por segunda ocasión en 2010 por su Trayectoria en Investigación Histórica sobre Revolución Mexicana, por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México; el premio ‘Biografías para leerse’, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, con la biografía de Manuel Gómez Morin, en 1997; el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Atenas, Grecia, en junio de 2011; el doctorado Honoris Causa por la Universidad de General San Martín, de Argentina, en octubre del mismo año; en 2017 se le otorgó la Medalla ‘Ignacio Manuel Altamirano’ de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; y en octubre de 2018 recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel III) y de la Acade-

Contenido

El tiempo histórico en La Carretera de Cormac McCarthy

Por Rebeca Mejía

mia Mexicana de la Historia desde 2008, de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2013, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, también desde 2013, y miembro de El Colegio Nacional desde 2015.

Desde mayo de 2004 hasta octubre de 2015 condujo el programa de radio semanal ‘Conversaciones sobre historia’, de cobertura nacional; además colaboró con una entrevista semanal radiofónica, ‘Comentarios sobre historia’, ambos transmitidos por el Instituto Mexicano de la Radio. Asimismo, conduce el programa semanal ‘Historia para todos’ en la misma radiodifusora.

Algunas de sus principales publicaciones son: Así fue la Revolución mexicana, en 8 volúmenes (coordinador académico general, 1985-1986); Rudos contra científicos. La Universidad Nacional durante la Revolución Mexicana (1996); Porfiristas eminentes (1996); Alfonso Reyes (2002); La Revolución Mexicana. Crónicas, documentos, planes y testimonios (2003); Introducción histórica a la Revolución Mexicana (2006); Cultura y política en el México posrevolucionario (2006); Textos de la Revolución Mexicana (2010); Ensayos de historia sociopolítica de la Revolución Mexicana (2011); 19131914: De Guadalupe a Teoloyucan (2013); Alfonso Reyes y Carlos Fuentes. Una amistad literaria (2014); Alfonso Reyes. ‘Un hijo menor de la palabra’. Antología (2015); Autores, editoriales, instituciones y libros. Ensayos de historia intelectual (2015); El Fondo, La Casa y la introducción del pensamiento moderno en México (2016); y Hacia el Centenario de la Constitución. Discurso de Ingreso a El Colegio Nacional (2016), entre otros.

Ha sido director del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México y director general del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México; fue presidente de El Colegio de México durante el periodo 2005-2015, institución de la que es profesor-investigador desde 1991; desde principios de 2017 se encuentra al frente de la Capilla Alfonsina; y fue electo director de la Academia Mexicana de la Historia en febrero de 2018”.

Nos vemos en el Museo Zacatecano. Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín janea_e@hotmail.com

Édgar Hurtado Hernández

Medalla al mérito de investigación histórica de la Revolución Mexicana 2023

Por Jánea Estrada Lazarín

Édgar Hurtado Hernández

Por Martín Escobedo Delgado

Édgar Hurtado Hernández

Por José Eduardo Jacobo Bernal

De cómo Nacho no fue el hombre de la década y otras decepciones

Por Jesús Ugarte Vázquez

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Cine plano: estudio y estado Sólo el río sabe, de Wei Shujun y Firebrand (El juego de la Reina) de Karim Aïnouz

Por Sergi Ramos Alquezar

Desayuno en Tiffany’s, mon ku La colonización de América del Sur y los genocidios étnicos: Los colonos, de Felipe Gálvez

Por Carlos Belmonte Grey

Entre el histrionismo, la poesía y la pintura: un libro objeto

Por Víctor Manuel Chávez Ríos

Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com

2 LA GUALDRA NO. 579 /// 19 DE JUNIO DE 2023 /// AÑO 13 579
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores. Carmen Lira Saade Dir. General
Directorio
Editorial
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El tiempo histórico en La Carretera de Cormac McCarthy

6 Por Rebeca Mejía

El historiador François Hartog distingue las maneras de contabilizar el tiempo en el sentido de que varias son las formas en que los grupos humanos han hecho distintas concepciones del tiempo y sus múltiples maneras de estructurarlo, de controlarlo, de enrolarlo.1 Para Hartog se trata de que tenemos una “historia del tiempo” y su liberación o entenderlo de esta forma coincide con lo que llamamos tiempos modernos en donde se podría decir que se concientizó que el tiempo es histórico.

Según este historiador existen ciertos regímenes en los que podríamos decir que predominó una manera de entender y estructurar el tiempo: el régimen de historicidad antiguo, moderno y presentista. En este último me enfocaré para comentar la obra de Cormac McCarthy The Road o La carretera (2006), puesto que ella sirve

para ejemplificar algunos fenómenos del régimen presentista como pensar en un presente postapocalíptico.

Hay muchas formas de abordar el presentismo y Hartog lo hace desde la literatura con las novelas Falling Man de Don DeLillo publicada en 2007 y que aborda los hechos del 11/09 desde el punto de vista de un sobreviviente y con La carretera de Cormac McCarthy. La obra de McCarthy se trata de un mundo postapocalíptico en el que un padre y su hijo sobreviven día a día frente a un futuro (o fin del mundo) que, en realidad no llega. Un presente en donde las carreteras están prácticamente destruidas por lo que sólo queda caminarlas con la ayuda de un carrito de supermercado para guardar las escasas provisiones que se encuentran.

Se trata de un eterno presente, ya no existe el pasado. Ideas como el dinero, la propiedad o el calendario no existen más, pero tampoco se vislumbra nada al final de la carretera. En

ambas hay una narración postapocalíptica, un tiempo suspendido. Ahora bien, la experiencia de la pandemia me hace ver el análisis de Hartog con otros ojos en el sentido de que se vivió un presente apocalíptico con la experiencia del COVID-19 en el que en un momento de crisis se trató de vivir lo más parecido a la normalidad y en el que de manera paranoica y después irónica muchos asimilaron como el “fin del mundo” en el que todavía se tenía que hacer la tarea de la escuela. Era una cuestión de sobrevivir lo inédito y mantener la estructura social de una manera práctica y tecnológica se trató de “la nueva normalidad” que impactó según cada clase social.

En The Road por supuesto las condiciones ya son extremas en términos de supervivencia puesto que se vive un tiempo postapocalíptico. Las carreteras no terminan y representan justo ese final que no llega, ese eterno presente que se vive, en el que incluso el futuro pierde sentido. La novela explora varias etapas de la supervivencia desde la preparación para enfrentarla con flashbacks de cuando todavía la vida era “normal” hasta el momento en que no queda más que seguir caminando o conducirnos a nuestro propio final.

Existe una excelente adaptación de la nove-

la de parte del director John Hillcoat The Road (2009). Protagonizada por Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee, retratando al padre y a su hijo en un desierto postapocalíptico respectivamente. El origen del cataclismo es prácticamente irrelevante y explicado de manera muy breve solo en la novela. Como parte del contexto se asoman el cambio climático y el canibalismo ante la falta de recursos. Y es en medio de todo esto que el padre lucha por tener lucidez frente a su hijo y darle valores cuando éstos ya no se requieren ante la inexistencia de una sociedad. La inspiración provino de la relación del propio McCarthy con su hijo de entonces once años.

En tiempos presentistas parece olvidarse que es la mirada histórica la que permite trazar la diferencia entre pasado, presente y futuro. Pareciera que nos aferramos a un presente apocalíptico en el que las crisis no cesan, pero donde hemos aprendido a vivir con ellas ante el fin del mundo que de no ser colectivo siempre es individual, así como el miedo mismo de vivirlo.

1 François Hartog, “La temporalisation du temps: une longue marche” en Jacques André, Sylvie Dreyfus-Asséo y François Hartog, Les récits du temps, Presses Universitaires de France, 2010, pp. 9-29.

19 DE JUNIO DE 2023 3 Literatura
/// El autor ganador del Premio Pulitzer, Cormac McCarthy, murió el 13 de junio por causas naturales en su casa en Santa Fe, Nuevo México. Tenía ochenta y nueve años.

Édgar Hurtado Hernández

Medalla al mérito de investigación histórica de la Revolución Mexicana 2023

Édgar Hurtado Hernández nació en Pabellón de Arteaga, Aguascalientes, el 31 de julio de 1964; tras estudiar la Licenciatura en Sociología (en Aguascalientes) y la Maestría en Estudios Rurales (en Michoacán), llegó a la ciudad de Zacatecas el

6 Por Martín Escobedo Delgado

No quiero partir de un lugar común, por lo tanto, no tengo la menor intención de hacer de este escrito una semblanza tradicional. Podría comenzar diciendo que el Dr. Édgar Hurtado Hernández es un excelente académico que ha desarrollado a lo largo de los años una docencia estimulante y efectiva, una línea de investigación sólida y genuina, y que ha formado a decenas de humanistas e historiadores. Tampoco quiero hacer énfasis en los relevantes puestos sindicales y directivos que ha ocupado con eficiencia y puntualidad en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Más bien quiero destacar dos facetas de su vida y de su trabajo: 1) Su profunda calidad humana, y 2) Su labor denodada por dilucidar, a través de la investigación histórica, distintas aristas de la Revolución Mexicana.

Como ser humano, Édgar Hurtado Hernández ha sido generoso, gentil, hospitalario, cortés y de fino trato. En suma, un hombre bueno. Desde que tuve la fortuna de conocerlo en el año 2000, siempre mostró una actitud diligente y afable con las personas. El trato agradable que dispensó a diestra y siniestra, atrajo hacia sí a las personas que se encontraban a su alrededor. Su irremediable cordialidad creó en su

15 de enero de 1993 para trabajar en la Universidad Autónoma de Zacatecas, la que sería su casa de estudios más querida y en la que se tituló como Doctor en Historia.

Su trabajo en el campo de la historia le hacen merecedor este año a la Medalla al mérito de investigación histórica de la Revolución Mexicana 2023 otorgada por el Gobierno de Zacatecas, y será entregada en la

ceremonia del CIX Aniversario de la Batalla de Zacatecas, este 23 de junio en el Cerro de La Bufa.

En 1994 recibió, por su trabajo de investigación, el premio otorgado por Crónica del estado de Aguascalientes Alejandro Topete del Valle; de manera particular, este premio recibido en su Estado natal y el que ahora le será entregado en Zacatecas -la ciudad que

Édgar Hurtado

Hernández

órbita un ambiente sociable, donde daban ganas de estar en todo momento. Édgar Hurtado se ha distinguido de los demás por su extraordinaria simpatía: lo recuerdo interpretando “Don Baldomero” o contando chistes blancos que hacen reír a todos. También vienen a mi mente algunas de sus aficiones: explorador incurable, vigilante del firmamento, negociador infalible, pero sobre todo, amante sin descanso de la historiografía.

Justamente sobre este último punto quiero abundar. Creo, sin temor a equivocarme, que dos elementos contribuyeron a forjar la vocación que Édgar Hurtado convirtió con el paso de los años en un estilo de vida: su lugar de nacimiento en un entorno semi rural del estado de Aguascalientes y, muchos años después, la Maestría en Estudios Rurales que cursó en El Colegio de Michoacán. Estos dos factores afianzaron su inclinación por investigar diversos aspectos de la Revolución Mexicana.

Los trabajos que, sobre este tema seminal,

ha liderado, coordinado, editado y/o publicado suman ya, cientos —quizá miles—, de páginas. De todos, quiero destacar sólo algunos:

- Autor individual del libro: Zacatecas en los días de la rebelión

- Autor individual del libro: Aguascalientes. Cultura e irrigación, 1926-1938.

- Autor individual del capítulo de libro: “La Revolución en Zacatecas”.

- Coautor del libro de texto de 3er. Grado de Educación Primaria La entidad donde vivo: Zacatecas, donde se encargó de elaborar el Bloque IV: “Mi entidad de 1821 a 1920”, que incluyó los temas: 1. El acontecer de mi entidad en el siglo XIX y principios del siglo XX”, 2. Las actividades económicas y los cambios en los paisajes durante el Porfiriato, 3. La vida cotidiana del campo y la ciudad, 4. Mi entidad durante la Revolución Mexicana.

- Coordinador del libro: Al eco sonoro de la Revolución. Ensayos.

decidió fuera su hogar y el de su familia- lo han llenado de orgullo y de mucha satisfacción.

Édgar no podrá estar presente físicamente en la ceremonia en la que se le otorgará la medalla; sin embargo, será recibida por su familia, por su esposa -la también historiadora Mariana Terán Fuentes- por sus hijos Édgar y Héctor, y su nieto Santiago.

- Coordinador del libro Al disparo de un cañón. En torno a la Batalla de Zacatecas de 1914: el tiempo, la sociedad, las instituciones

- Coordinador del libro: Libre y soberano. La cuestión agraria en Zacatecas

- Coordinador del libro: Con tinta de agua: historiografía, tecnología y usos

- Coordinador del libro: Los usos del agua en el centro y norte de México: historiografía, tecnología, conflictos

Además, ha dirigido numerosas tesis de Maestría y Doctorado, de las cuales —por ser la Revolución Mexicana el tema de interés—, resaltan: “Estructura agraria y tenencia de la tierra en el partido de Zacatecas, 1875-1910”, “Colonia agrícola Pte. Plutarco Elías Calles, 1926-1970”, “Tierra, sociedad y política en Valparaíso, Zacatecas, 1826-1940”.

Asimismo, es fundador de la Cátedra “Plutarco Elías Calles”, dedicada a la reflexión, investigación y difusión de las sociedades rurales, así como de los conflictos suscitados por los usos del agua a partir de la Revolución Mexicana.

De acuerdo con lo anteriormente descrito, es patente que Édgar Hurtado Hernández ha dedicado sus días y sus años a estudiar con minucia, profundidad y paciencia el gran tema de la Revolución Mexicana.

6 Por Jánea Estrada Lazarín
LA GUALDRA NO. 579 4 Historia
/// Edgar Hurtado Hernández en la Plaza de las Tres Centurias, en Aguascalientes. Foto de su archivo familiar.

Édgar Hurtado Hernández

6 Por José Eduardo Jacobo Bernal

Al doctor Édgar Hurtado Hernández lo conozco desde la década de 1990, cuando compartimos aulas, yo en mi calidad de estudiante y él como docente de la materia Historia de Zacatecas, en la cual no sólo revisamos bibliografía, sino que nos llevó a recorrer los lugares en los que los hechos históricos tuvieron lugar, lo que nos hizo vivir la historia de manera diferente, logrando recrear en nuestra imaginación episodios fundamentales para nuestra entidad. En el mismo ambiente estudiantil, me impartió la clase de seminario de tesis, en la cual fui perfilando mis pininos en el tema de la investigación. La trayectoria de Édgar Hurtado no sólo ha dejado una huella importante en la formación de los clíonautas zacatecanos, sino que su aporte en la historiografía regional ha sentado un precedente en el tema de la historia ambiental, en la cual ha formado escuela a partir de varias publicaciones que tienen que ver con el uso, administración y las prácticas sociales alrededor del agua. Lo cual lo ha llevado a ser reconocido como un experto en la materia no sólo en nuestra entidad, sino en la región norte del país, pues a partir de libros como Los usos del agua en el centro y norte de México: historiografía, tecnología y conflictos, ha establecido un diálogo constante con historiadores de otras latitudes para generar propuestas historiográficas nuevas acerca de un tema tan importante como el uso del agua.

También es importante destacar su labor como integrador de equipos de trabajo, pues su tarea como coordinador de obras colectivas es imprescindible para el avance de la disciplina, además de contribuir a la reflexión historiográfica del tema en obras como La tinta del agua. Historiografía, tecnología y usos

De igual forma ha incursionado en temas como la historia política a través de su participación en trabajos colectivos en los que se discute acerca de la formación del Estadonación mexicano y sus implicaciones sociales en los siglos XIX y XX.

Actualmente he tenido la fortuna de pasar de ser su alumno a ser su compañero de trabajo en el Cuerpo Académico 135, denominado “Del Antiguo Régimen a la formación de los Estados Nación”, en el cual he tenido la oportunidad de colaborar en diferentes proyectos y hasta hemos sido coordinadores en conjunto de un libro de reciente publicación titulado Libre y soberano, la cuestión agraria en Zacatecas, el cual integra las preocupaciones de ambos y del resto del Cuerpo Académico acerca de cómo la tierra y el agua fueron factores para la disputa soberana entre Zacatecas y la federación durante los últimos dos siglos.

Ya en el tema específico de la Revolución, el aporte de Édgar Hurtado es también importante, pues en el Centenario de la Toma de Zacatecas fue uno de los principales promotores de los festejos académicos de tan importante suceso para nuestra entidad, coordinando un coloquio titulado “La Marea revolucionaria” que reunió a historiadores locales y nacionales para reflexionar en torno a lo acontecido en 1914. Producto de ello fue un texto colectivo denominado Al disparo de un cañón. En torno a la Batalla de Zacatecas de 1914: el tiempo, la sociedad, las instituciones, el cual Hurtado Hernández coordinó en conjunto con los colegas José Enciso Contreras y Mariana Terán Fuentes, libro que se convirtió en un referente fundamental para la investigación de la Revolución mexicana en Zacatecas.

Asimismo, participó en la coordinación de otro libro llamado Al Eco sonoro de la Revolución, el cual tiene un valor adicional, ya que se integró con textos de historiadores reconocidos como el propio Hurtado Hernández, pero también con trabajos de jóvenes del nivel bachillerato, incentivando así a la juventud a conocer e investigar los recovecos de la historia zacatecana, labor en la cual Édgar Hurtado se ha destacado siempre, motivando e instando a sus estudiantes a plantearse nuevas preguntas sobre los acontecimientos del pasado, ayudando a entender mejor nuestro presente.

Es por todo lo anterior que considero no sólo justo, sino necesario reconocer públicamente la destacada labor y trayectoria de un historiador en todo el sentido de la palabra, quien ha sido investigador, docente, difusor y formador de nuevas generaciones de profesionales de la historia. Édgar Hurtado Hernández es, sin lugar a dudas, un ejemplo de dedicación, empeño y pasión por el trabajo historiográfico, lo cual ha redundado en numerosas conferencias, talleres, charlas que, generosamente, ha impartido a numerosos públicos, sembrando siempre la semilla del análisis del pasado.

19 DE JUNIO DE 2023 5 Historia

De cómo Nacho no fue el hombre de la década y otras decepciones

6 Por Jesús Ugarte Vázquez

“En mi departamento hay un clóset que guarda recuerdos, donde está mi archivo personal, y es un verdadero caos. Presiento que si lo arreglo y lo pongo todo en orden moriré, como si redactara mi testamento”.

Antes de morir, Ignacio Helguera tenía planeado un libro de ensayos sueltos, fábulas y crónicas, que serviría como reflejo de lo que se escondía de manera más profunda en el centro de su obra literaria. Hay quienes ven en De cómo no fui el hombre de la década y otras decepciones un testamento que se enfoca en contemplar la desgracia, la

soledad y la insatisfacción que le provocaba su contexto. Pero también, y esto queda claro en sus ensayos “Escritura a pie” y “Divagaciones sobre leer y escribir”, su amor por la literatura.

Dichos ensayos exponen lo que, para Nacho, como le decían sus amigos, significaba la verdadera forma de escribir, una que puede prescindir de la pluma y que se encuentra en el simple acto de caminar y pensar. Pero también, y sobre todo, teniendo en cuenta que la lectura es el placer desde donde emana, junto con la experiencia vivencial, la creación. El verdadero ensayo para él está desprovisto de lugares concretos, de objetivos o metas. La acción de ensayar es la manifestación misma de vivir.

Helguera, conocido por su estilo desenfadado y su capacidad para encontrar el lado

cómico en las situaciones cotidianas, aunque muchas veces trágicas, nos sumerge en un viaje introspectivo a través de sus propias decepciones y fracasos. Por medio de anécdotas y observaciones perspicaces, el autor se burla de sí mismo y de la obsesión por el éxito y la perfección. Deja en manifiesto sus mayores gustos y desilusiones, su opinión más honesta de las cosas.

Se puede entender esta obra como un compendio de decepciones que atentan contra el autor en su búsqueda hacia el reconocimiento social. Expone de forma hilarante la derrota de un hombre que espera de las instituciones, de sus representantes y de la gente en general, una respuesta con sentido común. “De las mudanzas”, “¿Qué hacer con los domingos?”, “Breve loa al morbo del mal gusto” y “Bagatelas”; son

ensayos breves que tienen la particularidad de compartir sensaciones con el lector, de empatizar con él, al punto de que podamos reconocer en esas anécdotas nuestras propias dificultades. Su crítica audaz contra el poder y los temas políticos en general queda expuesta en “Mi periplo financiado por el Instituto de Cultura” y “Nos invitó Fox a comer en Oaxaca (mole frío)”, donde podemos ser testigos de los pasos del autor en trámites burocráticos absurdos y eventos que dejan al descubierto la ineptitud de las autoridades que, al mismo tiempo, restan importancia a los temas culturales y a quienes se esfuerzan por prevalecer en medio de toda esa displicencia.

Como buen ajedrecista, los detalles no escapan al ojo del autor. Así como puede clasificar y comparar a los ajedrecistas de las novelas de Zweig, Nobakov y Dostoievski, también puede reconocer en Tito Matamala a un verdadero taxonomista de borrachos. Helguera nos comparte sus pasiones, nos hace cómplices de esas obsesiones que terminan por ser contagiosas. Raro era Nacho como raros eran sus gustos. Alejado completamente de los bestsellers, por una fobia a los libros de moda, prefería a los autores poco conocidos pero que, a su juicio, merecían la pena ser leídos. Su razonamiento parte de que al principio los autores consagrados como Pessoa, Quiroga o Rulfo comenzaron siendo raros. Existe en el descubrimiento de nuevos autores, la sensación de explorar lo que no está impuesto, lo que no está de moda. Helguera era uno más dentro de ese gremio de autores raros a los que ahora se les reconoce y de quienes existen tantas anécdotas.

El epílogo In memoriam que escribe Ricardo Cayuela Gally, nos revela más detalles del autor como el hecho de haber sido reconocido por su brillante desempeño académico y haber escrito una tesis que fue considerada una precoz obra maestra; el haber tenido una mente privilegiada para el ajedrez y congregar a un grupo de amigos para jugar en las ligas mayores del país; el haber tenido una vida llena de insatisfacciones a pesar de estar rodeado de tantos seres queridos; el haber muerto por alcoholismo y dejar una “sensación de pérdida enorme para nuestra cultura”.

En medio de todas las risas y lágrimas, se despliega una prosa magistralmente entrelazada con la sabiduría de la comedia. Helguera juega con las palabras como si fueran malabarismos verbales, y su destreza para encontrar la belleza en las desventuras es simplemente adictiva. Una adicción que, como dice Helguera, es “[...] personal, libre y autónoma, como el de la creación artística o como la propia, tortuosa búsqueda de la felicidad”.

LA GUALDRA NO. 579 6
Literatura

Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Cine plano: estudio y estado

Sólo el río sabe, de Wei Shujun y Firebrand (El juego de la Reina) de Karim Aïnouz

Dos de las películas que despertaban más expectativas en la última edición del Festival de Cannes resultaron ser dos grandes decepciones: Sólo el río sabe, del chino Wei Shujun; y Firebrand (El juego de la Reina), del brasileño Karim Aïnouz.

Un desangelado clon noir La ópera prima del realizador chino, Correr donde sopla el viento (2020), destacaba por su frescura e irreverencia. Se trataba de la historia de “dos tontos muy tontos” estudiantes de cine que echaban a perder todo cuanto tocaban. La película ilustraba además la necesidad actual de buscarse la vida en la economía informal china.

Sólo el río sabe se pasa al cine negro, género que los chinos contribuyeron a renovar con virtuosismo después la oleada coreana, bien entrado el siglo XXI, con directores como Jhia Zang Ke o Diao Yinan. En cambio, la incursión en el noir de Wei Shujun no alcanza a ser más que una pálida y convencional copia de alguno de estos títulos recientes, lastrada por un argumento trillado basado en la adaptación de un best-seller en China.

Los peligros del guion Algo parecido ocurre con el último trabajo de Karim Aïnouz, un realizador con una carrera mucho más dilatada, que va del cine más experimental en Viajo porque preciso, volto porque te amo (2009) codirigido por Marcelo Gomes a un cine de autor en constante renovación, como en La vida invisible de Eurídice Gusmão, presentado en Cannes en 2019. El juego de la reina, sin embargo, resulta una aplicada y académica reformulación de las películas de época. Se inspira en la historia de Catherine Parr, séptima esposa del rey Enrique VIII, dotándola de una lectura feminista. Frente al violento y feminicida rey, la reina se convierte en el estandarte la contrarreforma protestante, cuyos principios liberadores son revisitados no sin cierto ana-

cronismo.

El riesgo, cinematográficamente hablando, es que la legítima emancipación de género se convierta en una fórmula narrativa que no tome en cuenta que una película es algo más que un guion cargado de nobles ideas. En ese sentido, sorprende ver que, en Cannes, un director no aparezca entre los guionistas. O que la película se permita una serie de licencias históricas para enfatizar la opresión del patriarcado, como el papel desempeñado por Thomas Seymour, quien históricamente acabó siendo su esposo, pero que la ficción trata de un modo bien distinto.

Que además el título francés (El juego de la Reina), calque el de una serie Netflix de éxito (El juego de la dama, en México Gambito de dama) nos puede indicar por dónde van

Desayuno en Tiffany’s, mon ku

La colonización de América del Sur y los genocidios étnicos: Los colonos, de Felipe

Grey

Manejada al ritmo de simpatías siempre encontradas y episodios con enfrentamientos de orgullos nacionalistas en la Patagonia, Felipe Gálvez presentó Los colonos dentro de la selección oficial de Una Cierta Mirada de la 76 Edición del Festival de Cannes. Los colonos es la historia de la colonización del sur chileno-argentino de finales del siglo XIX e inicios del XX; colonización en América Latina es sinónimo de violencia, desplazamiento, asesinato-genocidio étnico y empresa capital. Aquí Gálvez se centró en la etnia de los Selk’nam y el problema de la representación y construcción nacionalista: cómo es que es considerado un pueblo extinto cuando siguen vivos, cómo son marginados, pero a la vez son la imagen de orgullo y de publicidad nacionalista, comentó en entrevista.

Éste fue el reto que se echó a la espalda el

Gálvez

realizador chileno para su ópera prima (largometraje): el relato de la colonización que se ha querido olvidar. El cruce desde Chile hasta la costa atlántica argentina para abrir rutas de ganado, asegurarlos, cercar las nuevas propiedades privadas, eliminar las amenazas de las poblaciones autóctonas y encontrar los restos del ejército británico en soldados renegados que prefirieron buscar fortuna en esas tierras antes que volver al Imperio.

Su experiencia de montajista le facilitó construir los tiempos de las secuencias y montar, precisamente, las simpatías y antipatías de los personajes, hasta terminar en una secuencia final explícita de todo el proceso histórico, comentó en entrevista Gálvez:

“Soy montajista, lo fui durante 15 años, yo no hago una película de personajes, no sabría cómo seguir un personaje. Escribo un dispositivo y me interesaba mostrar la matanza.

Cómo hago una película de un genocidio, desde los que ejecutan. Los juegos olímpicos [en una las secuencias hay un pequeño juego

deportivo] es porque quiero que los espectadores quieran a los personajes, para que después se sientan culpable de haber simpatizado con ellos en la matanza. Es una operación. No presentarlos como que son los peores y los malos sino de empatía”.

Tutorado en parte por la directora argentina Lucrecia Martel es que decidió cómo construir el dispositivo y la puesta en escena:

“Ella me dijo que partiera la película con los cercos, que los migrantes que llegaron eran pobres e ignorantes. Hacer una película de gente pobre que vino al continente. Dejar de hacer películas de esta imagen de naturalista, de genios que llegaron al continente por las aventuras”.

Bien que sea una película de época e histórica, Gálvez tiene claro que no es una representación cuyo objetivo es recrear la realidad: “No creo que sea didáctica. No creo que haya nada que enseñar; eso lo hacen los documentales -un género pretencioso-, que pretenden presentar la realidad. La mía no presenta la

los tiros.

Volviendo a Sólo el río sabe: los créditos de inicio dan prueba del apoyo masivo del estado chino a la producción de la película, para un realizador que dio sus primeros pasos en un cine relativamente independiente de la financiación estatal. En las primeras secuencias, vemos cómo la comisaría de policía se muda a los locales de una antigua sala de cine. En este caso, la lectura más adecuada consiste seguramente en interpretar al pie de la letra.

realidad, es un artificio. El cine es una máquina de distorsionar la realidad. El cine es una máquina de distorsión. Nada de lo que sale en la película quizás sea verdad. No pretende ser un retrato de eso es lo que realmente sucedió”.

Los colonos recibió el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes, es una película que habla con la historia de América Latina.

6 Por Sergi Ramos Alquezar 6 Por Carlos Belmonte
19 DE JUNIO DE 2023 7
/// Firebrand Karim Aïnouz. /// Sólo el río sabe, de Shujun Wei.
Cine
/// Felipe Gálvez, Dir. de Los colonos, ganadora del FIPRESCI en el Festival de Cannes

Entre el histrionismo, la poesía y la pintura: un libro objeto

La semana pasada recibí una llamada de Joaquín Cosío, entre saludos, abrazos a la distancia y buenos deseos de ambas partes, yo le di los pormenores del avance positivo de mi condición de salud y él me compartió una larga lista de películas en las que participará próximamente. Surgió el tema de la realización del 3er Coloquio Internacional de Poesía y Filosofía (sensibilidad y pensamiento) que se llevó a cabo en Ciudad Juárez del 26 de mayo a 14 de junio, con la participación de los poetas más importantes de México en la actualidad, Joaquín estaría presente en ese encuentro porque la poesía es inherente a su quehacer, es un elemento vital de su vida, aunque poco conocida por el público en general.

En esta ocasión no quiero referirme a Joaquín Cosío, el actor, reconocido a nivel internacional y mundial, ganador de una diosa de plata. Hoy quiero expresar mi sentir sobre la actividad poética de este hombre polifacético que también es un excelente poeta. Y lo quiero hacer trayendo a discusión el libro “Bala por mí el cordero que me olvida” editado en el año 2017 por Mantis Editores en colaboración con la Universidad Autónoma de Nuevo León. Es una nueva edición de la original publicada en el 2012 por Ediciones NOD, Taberna Libraria Editores y el Instituto

Chihuahuense de Cultura. Pero lo que distingue a esa segunda edición son las ilustraciones de Emilio Carrasco Gutiérrez, lo que lo hace un libro singular y lo eleva a la categoría de libro objeto.

Sin embargo, no es solamente un texto poético con ilustraciones, se trata de un espacio en donde confluyen dos artistas importantes, cada uno en su quehacer, lo que lo hace único e irrepetible. Los poemas de Cosío son una muestra evidente de expresión poética ingeniosa. Es la recopilación de los poemas que presentó Joaquín en el Taller de David Ojeda, quien lo presionó, afortunadamente, para que reuniera sus mejores poemas en un texto que ya era imprescindible según la visión profética del Reverendo Ojeda. Gracias a esa insistencia ahora los lectores de Cosío tenemos la oportunidad de deleitarnos con su creación poética. Es un placer viajar por las imágenes literarias de la expresión poética de Joaquín como el siguiente titulado “Amor”:

Juegos de jardín

Viento en el sigilo que abre la puerta y la cierra y la abre de nuevo tren traslúcido que te traspasa en su fragor de palabras Huella de la serpiente que sigues hacia el agua Desfiladero…1

Las ilustraciones de Carrasco le confieren al texto un aura inigualable, no son sólo ilustraciones para enriquecer el texto, son verdaderas propuestas plásticas acordes con los textos de Cosío. La amalgama de textos y dibujos forja una nueva propuesta de cultura literaria y plástica para el disfrute del lector que se adentre en ese maravilloso laberinto que es este texto y al final de los pasadizos nos encontraremos cara a cara con nuestros reflejos.

LA GUALDRA NO. 579 /// 19 DE JUNIO DE 2023 8
6 Por Víctor Manuel Chávez Ríos 1 Joaquín Cosío, p. 72. /// Bala por mí el cordero que me olvida, de Joaquín Cosío.
Arte
/// Emilio Carrasco, ilustración del libro de Cosío.
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