La Gualdra 263

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 263 /// 26 DE septiembre DE 2016 /// AÑO 6

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

43 Juan Carlos Villegas

#AyotzinapaSegundoAniversario


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LA GUALDRA NO. 263 /// 26 DE SEPTIEMBRE DE 2016 /// AÑO 6

La Gualdra No. 263

Editorial

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oy hace dos años que nos faltan. 730 días pasaron ya desde que los estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, fueron atacados y detenidos por la policía de Iguala. “No disparen, no disparen, somos estudiantes”, decían mientras una lluvia de balas caía sobre ellos. No estaban armados, no eran ellos los responsables de sembrar en el país este clima de terror por el que hemos pasado los últimos 10 años en México: eran estudiantes, querían ser profesores, deseaban ser docentes, enseñar las primeras letras a los niños de las escuelas primarias más pobres, las que carecen de servicios básicos, las que tienen por aula un techo de lámina o la sombra de un árbol. Los 43 estudiantes que desaparecieron esa noche querían enseñar a los niños a leer, a multiplicar, a hacer honores a la bandera; querían mostrarles a los más pequeños que en esta república hay mejores opciones para la vida. Hace 17,520 horas que sus compañeros de la normal, los que lograron escapar, comenzaron a buscarlos. No hay resultados, no hay justicia todavía. Desde entonces, sus familias los buscan. Quedaron a partir de ese 26 de septiembre, padres sin hijos, mujeres sin esposo, hijos sin su padre. Las familias de ellos quedaron desechas y no he visto en las marchas “a favor de la familia” pancartas que exijan justicia para estos hogares sumidos es la zozobra desde entonces. Lo que he visto, con profunda tristeza, es cómo poco a poco el olvido y la indiferencia han ido ganando terreno, al más puro estilo de 1984; pareciera que el castigo de la “vaporización”, de la que hablaba Orwell, se hubiera llevado a cabo. Los jóvenes se atrevieron a pensar por sí mismos, se aventuraron a protestar contra el sistema, a exigir mejores condiciones para su escuela… se convirtieron en “crimentales”, su crimen fue pensar y se olvidaron que en pleno siglo XXI existe una “policía del pensamiento” más poderosa de lo que

Contenido uno pudiera imaginar. El “error” de estos estudiantes fue pensar y actuar en contra de lo que consideraban injusto… y como en la novela orwelliana, fueron secuestrados y llevados no se sabe a dónde. ¿Dónde está la “Habitación 101” a la que los llevaron? ¿En dónde? ¿Dónde están? Hoy, en contra de lo pretendido por algunos, nos disponemos a recordar; nos aferramos a que la memoria persista, que no se diluya ni se vaporice el recuerdo de los 43 estudiantes, ni el de los miles de desparecidos en México. No podemos ceder en nuestro afán de que se esclarezcan los hechos, que le den a las familias la certeza de dónde quedaron sus hijos, que se haga justicia y que los responsables paguen por lo que hicieron. Escribo esto mientras en Fresnillo el luto ha invadido a otra familia, la noticia del fin de semana es la de un niño de cuatro años acribillado; escribo esto mientras tengo la certeza de que una nube de incertidumbre e inseguridad nos cubre a todos, incluso a aquéllos que hoy tachan de delincuentes a quienes desaparecieron esa noche en Iguala; escribo esto con la esperanza de que seamos cada vez más los que nos sumemos solidariamente a informar a quien lo necesite, a quitar la venda de los ojos a quien el día de hoy piensa todavía que si los 43 estudiantes no están aquí es porque se lo buscaron. Nadie busca para sí tal sufrimiento. En este número participan nuevamente artistas y académicos de diferentes partes del país –desde Nuevo León hasta Yucatán- con textos e imágenes realizados exclusivamente para recordar que hoy se cumplen dos años de un crimen que no debe repetirse jamás. Va desde aquí nuestro agradecimiento a todos ellos y nuestra solidaridad con quienes todos los días esperan tener noticia de sus amigos, de sus compañeros, de sus padres, de sus hijos.

Nos hallaron muertos Por Antonio Ramos Revillas El grito silenciado Por Humberto Mayorga

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Ayotzinapa Por Eduardo Campech Miranda Paseo por el infierno Por Lucía Medina Suárez del Real

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Si desaparecieras, nosotros te buscaríamos Por Campaña Negra En la crisis de los 43 Por José Juan Espinosa Zúñiga

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Vieja teoría del conflicto Por Armando Salgado XLIII Por Daniel Medina Soneto escrito por Garcilaso de Guerrero Por David Anuar No has muerto camarada Por Juan Moisés Orozco La noche de la imposible alba Por Roberto Galaviz Eco por los desaparecidos Por David Castañeda Álvarez Manual de buenas prácticas en la escena del crimen Por Verónica G. Arredondo

¡Achis! ¿Dos años ya? Por Carlos Flores A dos años de Ayotzinapa Por Julio Yrízar

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Entre el zapatismo y Ayotzinapa: el gobierno de México sin mentiras verosímiles Por Carlos Belmonte Grey No hay razón para escribir. Una historia oral de la infamia Por Edgar Khonde

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Los cuarenta y tres Por Alberto Huerta Ayotzinapa es un país Por Ivi May Dzib Dos años Por Pilar Alba Palabras para enumerar la ausencia Por Daniel Wence

Bosques bajo la lengua Por Jorge Arturo Reyes

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

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Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

10 11 12 Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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26 de SEPTIEMBRE DE 2016

Nos hallaron muertos 6 Por Antonio Ramos Revillas*

6 Por Humberto Mayorga*

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odavía no tienes clara la causa de tu muerte. Entre el sueño te dices: pretender una mejor vida no tendría por qué ser motivo para quitarla. Despiertas amodorrado, das un beso al vientre de tu esposa, sabes que en sus entrañas hay fortuna. Te diriges a la ventana y contemplas la maceta donde sembraste una semilla de maíz. Escuchas el canto de las golondrinas, retrocedes el camino sobre el piso de tierra. Fijas la mirada en un tendedero con la ropa olorosa al agua del río crecido. Te vistes y metes en un morral los trapos que servirán de cobijo. Antes de marchar esperas la bendición de tus padres, te despides. El pueblo se quedará esperando el regreso del joven que busca sembrar mejor porvenir. La educación es el medio y el fin. Los mosquitos no impiden cruzar la brecha cercada de árboles, al trote continúas. Te aguarda la escuela y una generación esperanzada en llevar luz al terruño. A la distancia se divisa el

/// Enrique Barajas Pro

La vida es una confusión entre lo que ignoramos y lo que a medias se nos revela. Hace muchos años fui a Iguala a impartir un taller de cuento corto. Me perdí en los vericuetos de su plaza que olía a pescado seco por culpa del mercado que tiene presencia constante en ella. No encontré ninguna Iguala decimonónica, sino muy contemporánea: muchas casas en obra gris, basura en las calles, un cielo de los más azules que he visto en mi vida. Recuerdo la sensación de querer irme de ahí lo más pronto posible. Ahora nunca nos podremos ir de Iguala ni de Ayotzinapa.

Ese lugar se ha vuelto en una estación del dolor de nuestro país como Tlatlaya, Atenco, como Allende en Coahuila o San Fernando en Tamaulipas. Tendremos siempre para ella más preguntas que respuestas. Más cosas que ignoramos de las que sabemos. Tristemente sólo nos queda recordar que un día los hallaron muertos en esa larga carretera, sucia, delgada y con los bordes raspados que es la impunidad en nuestro país.

El grito silenciado autobús destartalado, le haces la parada, subes. Vuelves la mirada al pueblo, contienes el llanto, dejas caer apenas dos lágrimas gruesas. ¿Y qué será de tus padres con los años en la espalda abriendo futuro en el surco? ¿Cómo aprenderá tu hijo a vivir con ausencias? ¿Qué hará tu mujer al saberse deshabitada? Dejas descansar el alma: por fin rompes en llanto cubriendo el rostro con una mano. El sol se cubre de nubarrones para convertirse en un lienzo rojizo de lluvia, la llovizna te acompaña hasta llegar. Murmuras sólo para ti: La voz de la patria es el maestro. Te topas de frente con la mirada envalentonada y el puño de aquel revolucionario. Recorres los pasillos entre paredes de cal descarapelada. Ves las carencias de tu alma máter y te convences: saldrás a la lucha callejera con un bote en la mano, reunir unos cuantos pesos y

/// Enrique Barajas Pro

mal comer el último pan de ese día. Exiges una mejor vida para los invisibles: los olvidados siempre marginados. Tocas la puerta de la habitación donde se alojan amigos con

*Nuevo León.

su propia historia. Acuerdas el plan antes de jugártela. Sales a marchar por la causa mientras las miradas inquisidoras del ciudadano común juzgan. Algunos hacen caso del noticiero que dice mentiras completas y verdades a medias. Te enorgullece ser parte de la otra campaña. Pides dinero en la calle para solventar los costos de la educación, gritas consignas pero entre la multitud llega “la ley”. Con violencia te amarran a la muerte, abren fuego a quemarropa. Las balas perdidas trastocan la vida. Desaparecen cuarenta y tres del grupo. Entre gritos y silbidos la lluvia roja cubre el asfalto. Maniatado, con los ojos en tinieblas puedes olfatear la cobardía, el miedo y los falsos héroes. El asesino “sin rostro” te corta la respiración. Aparece un suspiro junto al beso dedicado al hijo que ya no arrullaste. El último pensamiento se mezcla entre pólvora mientras alcanzas a susurrar: Soy la consciencia permanente sembrada en suelo mexicano. * Zacatecas.

#AyotzinapaSegundoAniversario

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uy poco sé de Alexander Mora Venancio, salvo que lo encontraron muerto. Poco o menos sé, salvo conjeturas, de lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre en la carretera que sale de la ciudad de Iguala, en Guerrero; una carretera delgada, sucia, con los bordos raspados que poco hacen para delimitar a la selva que siempre le quiere cerrar paso. Lo que sé de Ayotzinapa es lo que cualquier mexicano común reconoce como cierto: la desaparición de los 43, el mito que casi ofende por su inverosimilitud de la incineración de los cuerpos, la relación avalada por la corrupción entre el alcalde de Iguala, su esposa y los grupos criminales de la zona en esa fatídica tardenoche. Sé por una nota periodística que alguien hizo una llamada por celular desde un aparato que le pertenecía a uno de los estudiantes y que esta llamada se hizo desde el interior del campo militar que está cerca de Legaria, en la Ciudad de México. Sé de las marchas. Sé algunos nombres de los 43, específicamente, el de Alexander Mora Venancio porque, desde el mes de noviembre del 2014, aproximadamente, una ilustración con su efigie aparece en mi foto de perfil y me he prometido no quitarla hasta que se aclare lo sucedido en la selva guerrerense. Sin embargo, lo que no sé de Ayotzinapa es mucho mayor. No sé lo que ocurrió dentro de la unidad de transporte cuando al chofer de la unidad que transporta a los estudiantes de nuevo a la Normal Raúl Isidro Burgos descubre que lo siguen varias camionetas de policía. No sé cuáles fueron las palabras que intercambiaron los chicos cuando el autobús se recibe la metralla que les disparan los hombres de ese tándem confuso que puede ser el ejército-la policía municipal-los sicarios del Cartel de Guerreros Unidos. No sé quién dio la orden de disparo. No sé de qué calibre eran las balas. No sé la mancha de la sangre sobre los asientos de los autobuses. No sé el clamor de las madres de los 43 ni la forma como miran el vacío donde deberían estar sus hijos.


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LA GUALDRA NO. 263

#AyotzinapaSegundoAniversario

Ayotzinapa 6 Por Eduardo Campech Miranda* Soy un muchacho cursi que escribe en las paredes “justicia y libertad”. Llevo en mi corazón un dolor que me parte En dos el pecho y me desangro enfrente de un amor tan sin sentido; amor, revolución, justicia al margen de tanta impunidad. Soy un obrero, un maestro, un estudiante que se muere de amor. Soy un pedazo de pan azucarado, ¿Lo ven? Tan sin sentido. ¿Pero qué se puede esperar de un muchacho cursi si no es salir a las calles y gritar el amor? Salir y gritar: amor, revolución, vida; ven a mí o hacia ti voy.

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Estrella del Valle

Qué se dice en la red acerca de Ayotzinapa? A dos años de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, si buscamos el término “Ayotzinapa” en el buscador más utilizado, Google, tendremos 5’110,000 resultados. La inmensa mayoría de ellos referente al trágico acontecimiento de septiembre de 2014. Ayotzinapa fue visible por sus estudiantes desaparecidos. Tal y como rezan algunas de las consignas: “Quisieron enterrarnos pero no sabían que éramos semilla”. Semilla que germinó en conciencia de lo que sucede en este país, en arte, en reflexión, en crítica.

6 Por Lucía Medina Suárez del Real*

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mar está apesadumbrado. Le zumba el oído y no puede entender lo que sucede. Escucha balazos, gritos, llantos. Movimiento y más movimiento; automóviles a toda velocidad, frenones, unos segundos de silencio y otra vez vuelve el ajetreo. No entiende qué pasa, pero escucha con claridad “¿Por qué nos apuntan? No tenemos armas, ¿por qué nos apuntan”, “Acaban de matar a un compañero, y se está muriendo otro”. Cierra los ojos. Luego, sangre, un insoportable olor a podrido, y silencio, mucho silencio. Aturdido, sólo distingue la voz del chilango, su compañero: “Te encargo a mi Melissa, carnal”. Intenta decirle que sí, que verá por su hija, busca hacer coincidir las miradas para darle la seguridad a su amigo de que cumplirá su palabra. Pero no lo logra. No hay siquiera unos ojos que puedan decirle que está todo entendido. Omar se niega a creer lo que ven sus ojos, e intenta con sus manos encontrar los de su amigo. Un rostro descarnado le confirma el horror. No hay piel; no hay ojos. Julio César, el chilango, no es lo que solía ser de él. No puede con eso. Cierra los ojos de nuevo. Murmullos en diferentes lenguas le dan vuelta a su cabeza. No logra entenderlos. Distingue una voz en español, suena burlesca pero lo atrapa porque es

Ríos de tinta se han vertido desde la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014. Desde el primer instante Twitter se convirtió en el medio a través del cual los estudiantes pedían apoyo y contaban en ciento cuarenta caracteres lo que estaban viviendo. Voces hechas palabras en poesías, canciones, obra plástica, performance, dramatizaciones, libros, documentales. Testimonios, investigaciones, peritajes que se oponen. Pieles sensibles que se exaltan cuando afirmamos que fue el Estado. Conciencias insensibles que sentencian: “¡cómo la hacen de pedo!”. Cuarenta y tres personas que faltan, cuarenta y tres que son visibles de miles. Ayotzinapa nos desnudó como sociedad: sigue exhibiendo nuestra miseria, nuestros dolores, inconformidades, comodidades, clasismo, manipulación. Lloramos con la historia de vida (muy probablemente prefabricada) de un participante de talk show, pero ignoramos el dolor de cuarenta y tres familias: “Ellos se lo buscaron”. Protestar, inconformarse traen, literal, consigo, la pena de muerte. De ahí que la lectura sea concebida como una ventana a desear mejores escenarios y sea peligrosa por eso mismo. Así lo dicen los jóvenes, sin ponderar lo gravísimo que es tener una visión homogénea, una verdad absoluta (aunque sea falsa), una vida monótona. *Zacatecas.

/// Citlali y Claudia Córdova

Paseo por el infierno Descendamos allá abajo, al mundo de las tinieblas. Dante Alighieri La Divina Comedia

la más afín a lo que conoce. “Muertos”, “basurero”, “fuego”, “una gran hoguera”, “Cocula”. Escucha con claridad pero no comprende. ¿Será que no cede el mareo? ¿Será posible que esté frente a esa verborrea surrealista sin sentido? Cierra los ojos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco… la cuenta llega hasta 43 y vuelve a comenzar. Tic, tac. Empieza de nuevo; esta vez en inglés: one, two, three… forty-three un grito estruendoso detiene el conteo. Nuevamente, uno, dos, tres… suenan los acordes de música de rock. Y otra vez: Abel, Abelardo, Adán, Alexander, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos, Lorenzo, César, Christian Alfonso, Christian, Cutberto, Dorian, Emiliano, Everardo, Felipe, Giovanni, Israel, Jacinto, Jesús Jovany, Jonas, Jorge, Aníbal, el Tizapa, Jorge Luis, José, Ángel, Eduardo, José Luis, Jhosivani, Julio, Leonel, Luis Ángel, Pancho, Magdaleno, Marcial, Marco, Martín, Mauricio, Miguel, Miguel Ángel, Saúl. Cierra los ojos. Otra vez perdido en el torbellino de voces. Capta

/// Citlali y Claudia Córdova

la más familiar, la sintoniza, la busca, apenas se escucha, pero toda su atención se concentra en ella. El acento es extraño, no es mexicano siquiera, argentino quizá. La voz explica, pero Omar poco entiende: “imposible”, “evidencia alterada”, “poca colaboración”, “peritaje”. Son sólo ideas que escucha, pero no ata ninguna. Cierra los ojos. Cuenta por enésima vez su historia: “No, no estábamos armados”, “Boteábamos para irnos de prácticas profesionales”. A lo lejos escucha al siguiente

orador: 33 toneladas de troncos de árboles, 995 llantas, 2.5 toneladas de acero, entre mil 425 y mil 540 grados centígrados de temperatura. Es lo necesario para desaparecer 43 seres humanos. Cierra los ojos. Lo distrae un ring ring constante, lo busca. Mira hacia todos lados en espera de encontrarlo. Suena por allá, detrás de esas botas militares. Sigue sonando, es extraño, no importa cuán fuerte resuenen los tambores, no logran callar el ring ring de ese teléfono celular. Suena encerrado, es un eco apenas audible en medio de un cajón con tantos y tantos papeles que dan cuenta del olvido. Pero suena. Suena tan fuerte como el “Uno, dos, tres, cuatro…. Cuarenta y tres. ¡Justicia!” que lo machaca por las noches. Abre los ojos. El radio reloj despertador da cuenta de que son las 7 de la mañana. El locutor lo pone al día. Nueve personas, entre maestros y pobladores mueren a manos de la Policía Federal; el informe publicado por el Centro Miguel Agustín Pro Juárez asegura que el Ejército Mexicano tiene órdenes de asesinar civiles; México tiene más desaparecidos que las dictaduras latinoamericanas. Respira hondo. Despertó, el dinosaurio sigue allí. *Zacatecas.


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26 de septiembre DE 2016

Si desaparecieras, nosotros te buscaríamos

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l 26 y 27 de septiembre de 2014, estudiantes de la escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa fueron desaparecidos por policías municipales y entregados a sicarios para su ejecución según el reporte oficial de la PGR. La versión indica que los estudiantes fueron asesinados, quemados y sus restos arrojados al río. Grandes contradicciones presentan las conclusiones oficiales, mismas han perdido credibilidad luego de los señalamientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto a la opacidad en la información, la coacción ejercida sobre los grupos de investigación independientes y la imposición de la verdad histórica para dar carpetazo al asunto. Luego de conocida la desaparición hubo grandes movilizaciones de la sociedad civil pidiendo la aparición con vida de los estudiantes, transparencia en las investigaciones y justicia. Diferentes colectivos y artistas han participado en las movilizaciones poniendo sus códigos y habilidades al servicio de esta causa. Como por ejemplo el Colectivo Rexiste cuya pintada monumental “FUE EL ESTADO” en el zócalo de la Ciudad de México ayudó a visibilizar la desaparición de los 43 a nivel internacional al convertirse en una imagen icónica; o las innumerables instalaciones de sillas con los rostros de los estudiantes que se repitieron en el país y el extranjero; performances, carteles, videos,

6 Por José Juan Espinosa Zúñiga*

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o que sucede en México no tiene parangón. Cualquier película de horror se quedaría corta ante la realidad que asola a quienes habitamos este país. No es ningún secreto el malestar que México sufre desde hace unas décadas, y aunque pueda sonar abrumador y si se quiere catastrófico, la violencia, el desempleo, la inseguridad y la corrupción como mayores males tienen enfermo a este país, haciéndose sentir tales padecimientos en el andar cotidiano con tal fuerza que merecen diagnóstico de ceguera quienes intentan negarlo. Precisamente esta rutina de hechos deleznables que, ya identificados en el campo de la moral o de los derechos humanos prescritos por el estado mexicano, hacen patente —por si fuera poco— otro mal: el sopor de la empatía que nuestra sociedad sufre actualmente. Toleramos en nuestra comodidad, aunque no sin protesta en algunos casos, matanzas como las de hace dos años en Ayotzinapa. Nos ha llegado a parecer normal el desfile de marrullerías, robos y atropellos que políticos mexicanos y otros burócratas del aparato estatal realizan a plena luz

murales, altares, fotografías, entre otras muchas expresiones han sido herramientas contra el olvido. Frente a un estado que ha buscado imponer una verdad histórica están los artivistas en una postura crítica, respondiendo de diferentes formas, en desacuerdo. Frente a los medios de comunicación que han sostenido las narrativas del poder, están las redes digitales produciendo contenidos, con otros recursos comunicativos y diferentes sensibilidades. Frente a la policía que reprime y desaloja las protestas, están los manifestantes poniendo el cuerpo, ocupando el espacio público. Estas formas de solidaridad que emergen en la tragedia surgen de la indignación, de la rabia, del descontento; pero sobre todo de la empatía, de saber que todos estamos en la misma situación de indefensión, que esta vez fueron los estudiantes, pero que pudo ser cualquiera, que las familias desesperadas y atravesadas por el dolor pudieron ser las nuestras. “Si desaparecieras, nosotros te buscaríamos”, ésta es la frase de uno de los murales de un colectivo de grafiteros oaxaqueños; misma que resume este sentido de solidaridad social, y que demuestra cómo el arte es capaz de salir de sí mismo y participar de lo colectivo, de unirse a una causa. Desde Campaña Negra hacemos extensiva la invitación a participar de las manifestaciones tanto físicas como virtuales con motivo del segundo aniversario de la desaparición forzada de los 43 normalistas, y a buscar diferentes maneras

/// Brigada Cultural Subversiva

de luchar contra la violencia y el olvido. Salir a la calle, compartir una imagen, enviar un mensaje, poner un like, sirve para ejercer algo

En la crisis de los 43 del día; a propósito de inconciencia, apenas el 21 de septiembre pasado nos indignó la noticia de que los magistrados del TSJEZ de Zacatecas y los diputados del Estado perciben mensualmente alrededor de noventa y cinco mil pesos más comisiones, según publicaron varios medios. Los ejemplos son muchos y deprimentes. Si hacemos memoria, a partir de la década de los cuarenta —sobre todo—, acontecieron un gran número de represiones por parte del Estado mexicano hacía diferentes sectores sociales. Padecieron la intolerancia médicos y ferrocarrileros, maestros y estudiantes, importantes personajes del ámbito cultural, así como pobres diablos. A diferencia de los sucesos acontecidos durante el 2 octubre de 1968 o durante gran parte de la década de los setenta en ciudades como Guadalajara, donde autoridades estatales reprimieron y encarcelaron en el mejor de los casos a las voces dispares —en concreto me refiero a lo acontecido en la plaza de las tres cul-

/// Brigada Cultural Subversiva

turas y al exterminio de la Liga comunista 23 de septiembre—, el rapto y desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa ocurrió en tiempos magros, muy lejanos a la efervescencia que la sociedad plantaba ante el gobierno mexi-

de presión para resolver este caso, pero sobre todo sirve para crear redes de solidaridad y para saber que no estamos solos.

cano en las mediaciones del siglo XX. Los desaparecidos y caídos de aquellos entonces se incorporaron rápidamente a un panteón conformado por luchadores sociales, mártires de una revolución soslayada por un Estado represor. Tan solo pensemos en la opinión que sobrevive respecto al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz —y sobre él mismo—, la Dirección Federal de Seguridad, el batallón Olimpia y el general Luis Gutiérrez Oropeza. Aunque queda mucho por ver sobre la adopción de los 43 estudiantes de la normal guerrerense al imaginario, no queda duda de que su infortunado destino los ha colocado por lo menos en el mismo peldaño. A dos años de los sucesos, y luego de litros de tinta corriendo sobre papel, protestas multitudinarias y millones de lágrimas vertidas, sobre todo por parte de sus familias, tristemente los estudiantes de Ayotzinapa se unen a otro gigantesco número de mexicanos que esperan la justicia de Dios, ante la ineficiencia y mordaz silencio de las autoridades mexicanas e internacionales. Cualquier palabra que podamos grabar aquí se queda corta ante los hechos que preferiríamos fueran ficción. *Zacatecas.

#AyotzinapaSegundoAniversario

6 Por Campaña Negra


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LA GUALDRA NO. 263

Vieja teoría del conflicto #AyotzinapaSegundoAniversario

Por la ranura de la puerta veíamos el mundo: un gallo decapitado, corriendo por el patio. Günter Eich

6 Por Armando Salgado* Mis manos yendo de un lado a otro chorreaban miedo el trozo de espejo que alguna vez cortó mis pesadillas se impregnó de angustia y mis cabellos, atorados en la máquina de mi garganta fueron tirando de mis ojos hasta hacerlos llorar. Es el patio de la desesperación. No sólo los gallos corren decapitados dentro de mis párpados en la primera plana del diario un sujeto se voló los sesos y la bocina del Volkswagen va de un lado a otro chorreando la nota. Consciente de que en la ranura todo se hunde hasta perderse contemplo al olvido sin cabeza ir y venir por la ciudad. *Michoacán.

XLIII 6 Por Daniel Medina* Para los afectados, que somos la nación entera. No voy a escribir la palabra justicia de manera vertical porque no levanta a nadie. Y porque yo, en silencio, rodeado de paredes y de lluvia, cubierto de los pies hasta la boca de la muerte sólo puedo guardar una esperanza: ser humano y más humano cada vez que uno dos cuarentaitrés muertos nos ponen en la mesa para hablar del mundo. Y pienso, de vez en cuando, que si escribo una pregunta con motivo de encontrar habrá respuesta. Pero sucede que el poema es un contenedor de alientos y mañanas, un reconocerse al interior de la crisis. Y quiero pensar, de vez en cuando, que si escribo este poema –este inocente fuego– aportaré algo a la imprecisa lágrima de esta fosa.

/// Brigada Cultural Subversiva

Encerrado y en silencio, con la furia elemental del que aparece, del que nunca se fue y yace inútil, escribo con el deseo interminable de que mañana,

con el salir el sol, habrá noticias. Sólo me queda y me disculpo, dormir con la esperanza a cuestas. *Yucatán.


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26 de SEPTIEMBRE DE 2016

Soneto escrito por Garcilaso de Guerrero Formas del suplicio

6 Por David Anuar*

Ayotzinapa del camino no estoy olvidado te escribo para recordar por dó he venido y sé que me acabo como los 43 que se han ido nos acabamos en tiraderos, ceniza y hueso cortado Ayotzinapa te entregaron sin arte el Estado que supo perderte y acabarte si quisiere, y aun sabrá quererlo: qué pues temeré sino la masacre y el Estado, que no es tanto de mi parte pudiendo ¿qué hará sino hacerlo?

Hemos removido el polvo y las piedras. Caminamos. Fuimos de aquí para allá. Reclamamos, dijimos, estuvimos. Pero no, nada. Volvimos y anduvimos. Buscamos, una, dos, tres, hasta perder la cuenta y seguirla perdiendo porque ustedes siguen, afuera, en algún lugar, fuera de nosotros, perdidos, deambulando, en cavernas que no hemos conocido, en carreteras que no hemos caminado, en casas que nuestros pies no han habitado. ¡Qué carajo destino desaparecer sin llevarnos con ustedes! Esperamos 43 veces por hora con el reloj en la mano, con las semanas, con los meses, con los años, que se van cayendo de tanto rojo acumulado, de tanto reumatismo, incomprensible, devorando el engranaje de nuestro corazón y el marco de su ausencia. ¡Qué carajo destino desaparecer por estudiar contra el sistema! Desde hace ya muchos ayeres, nuestros días tienen 43 formas de suplicio, 43 anhelos de poder cambiar este carajo destino. *Quintana Roo.

No has muerto camarada

La noche de la imposible alba

6 Por Juan Moisés Orozco*

6 Por Roberto Galaviz*

concentremos en un solo golpe en la punta de una lanza (lanza de tiempo de un compacto instante de universo reunido en una arista) toda la rabia y el rencor toda la noche que nos han arrojado los sangrientos crímenes cometidos contra la mayoría las doradas calaveras que decoran los templos y oficinas los cerdos que juegan a ser gárgolas el hambre convertida en traición los espectros recorriendo las calles con sus triunfos romanos

Aquella noche no termina todavía

concentremos toda esa materia negra esta tormenta y sus fantasmas en un celestial golpe del verdugo acabemos de una buena vez con los rapaces en plaga que pueblan las comisarías con los heraldos que simplemente transcriben el poder con cada madriguera cada cueva cada rincón que pueda dar abrigo a patrones y a sicarios matemos a los poetas que maquillan el terror que venden sus versos por un filete y un micrófono y no infaman al régimen agradecen humildemente a sus benefactores duermen a los niños con inofensivos cuentos y a la hora de dormir se dicen para sí que nada malo hay en cenar con los monstruos vamos a hacer astillas de los asesinos serán pasto nuestro sus haciendas han de arder sus mañanas como ardieron las nuestras poblaremos sus pesadillas les daremos caza en el pedazo de esperanza que les quede y en medio de todas sus cenizas volveremos a dar forma al mundo

/// Humberto Valdez

Eco por los desaparecidos

el alba, al correr entre las balas se fue esfumando del mundo de los posibles

6 Por David Castañeda Álvarez* Hoy mi tristeza tiene nombre: Tú…………………..tu los huesos se quedaron entre limbos………………voz de incertidumbre; te quieren abajo………………...bajo de cientos de escombros, bajo aquella isla………....la inventada que a los muertos entierra……………..tierra pero no vieron que tu voz despide…………………pide color y luz en el pecho de aquél…………………….el con mano justa y alma tornasol…………………….sol

el fuego se hizo amigo de la cobardía, del plan directo de matar y esconder el arma / y el alma el discurso del miedo tenía intención de quedarse y se ha quedado

Tu voz bajo la tierra pide el sol.

1. Favor de no tocar a la víctima ni dejar en el lugar algún a(e)fecto personal. 2. Desenrrollar con cuidado la banda amarilla. Formar un círculo de veinticinco metros partiendo del epicentro del crimen.

4. Desalojar curiosos. 5. Registrar accesorios encontrados en el lugar del siniestro: vehículo/ llaves/ placas/ botellas/ bebidas alcohólicas/ corcholatas y casquillos de arma aún desconocida.

pueblo huérfano sin remedio lanzando rabia contra la rabia , buscando entre la estancada noche la añorada, perdida y ya casi, imposible alba.

6. Trazar una línea alrededor de los cuerpos y objetos con una tiza o gis blanco. 7. Cualquier evidencia (huellas, manchas hemáticas o fluidos corporales) se desvanecerá bajo una lluvia bíblica.

*Zacatecas. *Zacatecas.

6 Por Verónica G. Arredondo*

3. Acceso restringido.

*Zacatecas. la verdad se ha vuelto ceniza entre tierra, lodo, sangre, gritos, simulación y cinismo diplomático

Manual de buenas prácticas en la escena del crimen

/// César Ramos

*Zacatecas.

#AyotzinapaSegundoAniversario

Cuando me paro a contemplar mi Estado y al ver los pasos por donde hemos venido hallo que tristes hemos matado y perdido y que a mayor mal no pudiéramos haber llegado


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LA GUALDRA NO. 263

¡Achis! ¿Dos años ya? #AyotzinapaSegundoAniversario

6 Por Carlos Flores*

¡

Achis! ¿Dos años ya? Dos años más que se suman a muchos más en donde el pueblo ha sufrido el horror de tener gobernantes que por una u otra razón siempre han tenido sus intereses puestos en otros objetivos, y que mediante la política del terror han sometido a su gente, pisoteando, escupiendo, saqueando, y que como parásitos carcomen la vida humana por complacer sus bestiales apetitos. Así fue antes de la llegada de los españoles, cuando el Imperio Azteca creía que podía aplacar la ira de sus dioses sedientos de sangre sacrificando cientos y miles de personas, por lo que idearon las guerras floridas. Con la llegada de los españoles el pueblo indígena se convirtió en esclavo del colonizador, su sangre, sudor y sangre sirvió para enriquecer a la corona española, mientras que las tierras y las riquezas se consumían con la actividad minera. Fueron cuatro años de conquista donde imperaba el poder militar y la sangrienta Iglesia católica, instituciones que tomaron miles de vida en pos de poder y riqueza, sin mencionar las muertes que provocaron al traer enfermedades desconocidas. La guerra de Independencia también se llevó muchas vidas, y entre las filas se encontraba como siempre el pueblo, defendiendo no sus tierras o su gente, sino las ambiciones del criollo que ya no quería seguir repartiendo su riqueza con España. Tras esta lucha, siguieron los enfrentamientos entre liberales y conservadores, que seguían intereses de poder. Siempre las clases altas manipulando a las bajas con discursos y falsas promesas.

6 Por Julio Yrízar*

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éxico pretende proyectar ante el mundo, una imagen progresista y de sapiencia jurídica; pretende hacer que otras naciones del orbe, con las que comparte similares principios e ideales, lo identifiquen con los valores más elevados que la civilidad ha obtenido; pretende ser guía para naciones que han resbalado, como él, en las trampas que acechan a las democracias incipientes o advenedizas. Y para conseguir lo anterior, se ha sumado, por medio de los tratados internacionales, al cúmulo de Estados que buscan, a través de la razón y el sentido común, basados en fundamentos éticos irreprochables, prodigar una mayor calidad de vida, a las poblaciones que los conforman. En el tema específico de los derechos humanos, nuestro país ha celebrado más de 200 tratados con la comunidad internacional, tradición que se inaugura en febrero de 1889 con el tema de la extradición, y llega hasta nuestros días, pasando por el emblemático año de 1945 -año de fundación de las Naciones Unidas-. Por lo anterior no debe extrañarnos que México se haya adherido, durante el paso de las décadas, a diversos acuerdos con otros países en temas de asilo, preocupaciones de carácter humanitario, discapacidad, discriminación, educación, medio ambiente, menores de edad, migración, mino-

Los franceses y los norteamericanos llegan a tomar el lugar del español, a saquear y maltratar. Los liberales piden ayuda a Estados Unidos para derrocar el Imperio y con ello comienza la vendimia de nuestro país. La llegada de la revolución significa más sangre y muerte. Al parecer, el pueblo finalmente había decidido alzar la voz. El resultado fue terrible. Los intereses de poder fueron más grandes que el ansia de libertad y de paz. Pronto, políticos carentes de ética fueron seducidos por el hambre de lucro y el gobierno se volvió a viciar. El siglo XX fue marcado sin duda por uno de los más grandes horrores por parte del gobierno hacia su propio país: el asesinato de miles de jóvenes y trabajadores que se manifestaron para protestar por el gobierno de Díaz Ordaz, caracterizado por un abuso de poder y sumisión hacia el extranjero. El pueblo de México fue marcado para sufrir la sed del avariento. Más triste es cuando la matanza de la gente responde a intereses que son ajenos a la política o la formación de los poderes, cuando el motivo es económico y son las empresas que por su avaricia implacable están dispuestas a tomar la vida de la gente, tal como pasó en Atenco, como lo que pasó con los 43 estudiantes desaparecidos hace dos años, como pasa a diario por los intereses de los narco empresarios. Dos años ya, dos años y cientos más que nos hacen dar cuenta que en este país la sangre es el precio que hay que pagar por estar gobernados por gente ambiciosa y corrupta. /// Brigada Cultural Subversiva

A dos años de Ayotzinapa

/// César Ramos.

rías, mujeres, propiedad intelectual, refugiados, trabajo y desapariciones forzadas. Al respecto de las desapariciones forzadas, fue hace apenas cinco años que se celebró una nueva Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, cuyo origen acaeció en el año de 2006. En el texto surgido de la convención, se puede leer en el artículo 17, que nadie podrá ser detenido en secreto, pero si lo anterior no fuera ya suficiente, atendiendo al hecho de que los tratados internacionales son equiparables en jerarquía jurídica a la Constitución Política de

los Estados Unidos Mexicanos, en esta última se estipula en su artículo 16, que nadie podrá ser “detenido” sino en virtud de mandato escrito por la autoridad competente. Fuera de circunloquios legales, es menester decirlo con todas sus letras: México finge ser un país de primer mundo en el texto, aunque en la práctica es más medieval que el feudalismo. Ni bien se publicó en junio de 2011, por el Diario Oficial de la Federación, la Convención arriba mencionada, cuando en diciembre de ese mismo año, once personas fueron detenidas de forma ilegal por policías municipales en nuestro

*Zacatecas.

Estado, sumando un caso más a los 250 que Human Rights Watch, ya para entonces había documentado con pruebas contundentes, de participación de fuerzas estatales. Entre la tristísima lista de casos de desaparición forzada, ninguno tan perturbador y dramático como el de los 43 estudiantes en Ayotzinapa. Ahora a dos años de haberse sucedido, es, ante la total falta de credibilidad que tienen las autoridades nacionales, el FBI quien investiga la presunta participación de fuerzas de seguridad del Estado, en la desaparición de los estudiantes. Eventualidad que lleva una triste connotación que nos susurra a todos: “estado fallido”. Y pese a todos los tratados que se puedan firmar con la comunidad internacional; y pese a todos los buenos deseos de las inofensivas comisiones de derechos humanos; y pese a todo el dolor y la rabia que nos patrocina el desdén que nos otorgan nuestros gobernantes; y pese a toda la insensibilidad que ahora nos bombea desde el corazón, por estar tan habituados a que nada es como debiera… es nuestro deber recordar, y nuestra urgente obligación exigir, porque no es justo, sino obsceno, que se pregone hacia el exterior concordia con perfume de progreso, cuando en los intestinos, estamos anegados de mierda y terror. * Zacatecas.


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26 de septiembre DE 2016

Entre el zapatismo y Ayotzinapa: el gobierno de México sin mentiras verosímiles

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ste sábado 24 de septiembre se proyectó en el Cine “Utopia” de la ciudad de Avignon (sur de Francia) el documental La véridique legende de sous commandant Marcos (La verdadera historia del subcomandante Marcos) realizado y dirigido por Carmen Castillo, exiliada chilena y nacionalizada francesa. La jornada organizada por el cine estuvo dedicada a Chiapas y al movimiento zapatista. “Utopia” es famoso en toda la región provencale por sus muestras de cine internacional y por montar eventos –como éste- muy en la noción de la “resistencia activa desde el sillón de la sala de cine” –a lo que son bien adeptos algunos franceses-. En la jornada hubo debate periodístico, análisis sociológico, repertorio de documentos audiovisuales del zapatismo y, por supuesto, el susodicho con la presencia de la propia Castillo. La jornada, como suele ser común en “Utopía” tuvo sala llena. El documental La verdadera historia del subcomandante Marcos fue una entrevista que hizo a Marcos la directora en 1995, apenas unos meses después de iniciado el movimiento. Bien que por la cercanía

6 Por Edgar Khonde*

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oy recibí una carta de un amigo escritor, una carta por correo postal, que dice que a partir de los hechos que acaecieron en Ayotzinapa se cuestionó su labor de escribir y se dio cuenta que su literatura se había enfermado de espanto. Dice mi amigo que su literatura de repente se enfermó de apatía, que la humanidad le cayó mal, que vio que todos somos hipócritas, mentirosos y en general incapaces de actuar desinteresadamente. Que le dio miedo y espanto. Y me pregunta en la carta: ¿No te ha pasado nada así? Este es un texto para responderle, más que para recordar y homenajear a los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Ustedes disculpen. Sí, Rodrigo, aunque te responderé por medio de la misma vía de correo postal, te digo aquí que entiendo tu pesar. Que me identifico. Yo sentí algo parecido inmediatamente cuando las noticias comenzaron a circular por los medios de que se estaba gestando

del evento la narración no tiene distancia crítica ni, por tanto, consigue mesurar los alcances del movimiento, sí que consigue exponer las razones del levantamiento y la violencia del Estado en regiones del país marginadas. A este evento recordatorio se unen las muestras que algunas universidades francesas hacen para tratar de mantener vigente el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Otro acontecimiento audiovisual ligado con la violencia estatal y que refuerza la identificación de México con las características de dictaduras tan típicas de la América Latina de la década de los 70. Recuerdo que en abril organizamos en la universidad París 3 la proyección del documental Ayotzinapa crónica de un crimen de Estado realizado por Xavier Robles. La productora Guadalupe Ortega nos había cedido los derechos de proyección gratuitos a condición de que se pidiera una colecta entre los asistentes y que lo recaudado iría por mitad a los padres normalistas y a la productora para continuar con su trabajo. Lo hicimos y además habíamos, en un principio, contactado a la embajada mexicana en París para que acudiera e interviniera en el debate, que por otra parte sería animado por profesores de la universidad y el documentalista francés Ludovic Bonleux.

La primera respuesta de la gente de la embajada fue positiva, pero inmediatamente después reaccionaron y nos pidieron que les aseguráramos seguridad y respeto: “Ajá, en una universidad pública”, pensamos nosotros. Al final, no vinieron. Total, que México pasó en un lapso no mayor de diez años a ser un país de estereotipo charro cantor, macho y mujeriego,

al de asesino y violento en dos figuras, la del narcotraficante y la del presidente Peña Nieto. Y, al menos, en Francia, el gobierno mexicano no tiene argumentos para defenderse, para responder a las críticas y ni siquiera mentiras verosímiles que les concedan cierta condescendencia pública. *Zacatecas.

No hay razón para escribir. Una historia oral de la infamia un crimen contra la humanidad en suelo mexicano. Conforme pasaron los días y se iba sabiendo el calibre de los hechos me hundí en la miseria. Escribí luego algunos versos al respecto y después no quise saber más. No quise saber más porque adentrarme en ese pozo me hubiera jodido severamente. Me aparté. Huí. Porque lo único que podía hacer era escribir e indignarme. Y la escritura, la literatura, la poesía y la indignación la verdad no transforman un país ni la realidad. Aún más allá. Dos años después no hemos solucionado el problema, no hemos aclarado nada, a pesar de todas las movilizaciones que han ocurrido desde diferentes aristas: sociales, políticas, culturales, artísticas. ¿Qué te puedo decir Rot? Que no quiero saber nada porque no puedo arreglar nada. Que me tiene harto

vivir aquí y que quisiera no vivir en ninguna parte, porque el tema me seguiría buscando. La pena me seguiría embargando. Porque tuvimos que haber detenido todo hasta encontrarlos y no lo hicimos. Somos apáticos, mentirosos, miserables. Qué te puedo decir hermano, escribir es lo único que se hacer, es mi medio de subsistencia. Lo único que hago bien. Escribo para comer y respirar. Para espantar la muerte. Para silenciar los demonios porque pienso que si grito fuerte no los escucharé, aunque me lleguen los susurros de los desaparecidos. Lo sé, soy egoísta. Un día el egoísmo me alcanzará y me cobrará todas las facturas, pero de verdad que escribiendo espero correr más rápido. *Ciudad de México.

/// Citlali y Claudia Córdova

#AyotzinapaSegundoAniversario

6 Por Carlos Belmonte Grey*


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LA GUALDRA NO. 263

Los cuarenta y tres #AyotzinapaSegundoAniversario

A la memoria de Luis Tomás 6 Por Alberto Huerta*

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ace ya dos años que estos muchachos desaparecieron. Ya no se supo más de ellos. En este país desaparecen con demasiada frecuencia muchas cosas. En estos dos años funcionarios van y funcionarios vienen. Algunos son arrestados. Otros dan informes, que luego, los demás descalifican. Uno presenta su renuncia. Y los muchachos siguen sin aparecer. Desaparición forzada. Que se los llevaron éstos, que no, que cómo van a creer, que los bajaron de los autobuses que los muchachos habían pedido prestados y los subieron a unas camionetas… Pos será el sereno, pero los muchachos ya no regresaron a la escuela normal. En protesta ha habido de todo: marchas. Mítines, plantones, bueno, hasta el Santo Padre, ése… el que vive en Roma, como dice la canción de Violeta Parra, ha dado su santísima opinión… Y los muchachos… ni sus luces. Cuando se sepa la verdad, porque algún día se sabrá, de eso no nos quede la menor duda… Nadie, si, nadie la va a creer. Nadie quedará plenamente satisfecho. La verdad y la mentira ya están muy manoseadas… ¿Y los muchachos? Pos sabe ónde andarán. *Zacatecas.

Dos años 6 Por Pilar Alba*

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e quedó esperando como esperan los pétalos que se desprenden de las flores sometidos al tortuoso juego del: “me quiere”, “no me quiere”. Quedó esperando como aquella mujer de los cuentos griegos que teje y desteje durante la espera para demostrar que ya su corazón no es completamente suyo, sino que es a otro a quien le pertenece. Esperando como las nubes, que esperan la humedad para que suba, las nutra y poder venirse abajo, precipitándose encima de la tierra.

Como los niños en la noche del cinco de enero, ante la ilusión de lo que recibirán en su zapato. Han pasado ya dos eneros, los regalos nunca llegaron. Dos veranos sin lluvia, plenos de hastío y ella sigue tejiendo, para sostenerse, a pesar del cansancio. Los otros le dicen que él no volverá, se lo llevaron, está desaparecido; lo más seguro es que esté muerto; han pasado dos años. Sin embargo ella seguirá esperando, no quiere escucharlos, aunque todas las flores se han ido secando. *Zacatecas.

Ayotzinapa es un país [Apuntes de un escribidor] 6 Por Ivi May Dzib*

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n país donde los nudillos sangran de tanto golpe a la pared, porque vivimos en un encierro, cercado por la avaricia, el cinismo y la estafa. Un país donde las palabras están muertas porque los políticos las han matado, por encargo y a buen precio. Un país donde los odios se han bifurcado y en el regazo de los que aún nos quedan vivos baila nuestra sed de venganza. Un país que se cansa de ser indolente y se conforma con la risa que

escasea al igual que la generosidad y la idea vieja del amor. Un país que se pensó ideal para ver las nubes, ir de un lado a otro, como si te contaran el sueño que tuviste de niño y no la pesadilla que es el despertar a cuestas sabiendo que todo te lo han robado. Un país que te escupe a la cara y ¿a quién le reclamas? Nadie se hace cargo de dar respuestas, se han ido todas las oportunidades. Llenarnos de odio para querer golpear al que va adelante es la estrategia del otro bando, pensando que están en contra tuya golpearás a tu hermano y ellos se reirán, con

/// Citlali y Claudia Córdova

la creencia de que nuestra característica peculiar se llama olvido. ………………. En 20 años, 2036, un niño preguntará ¿Qué es Ayotzinapa? (porque yo espero que ese nombre sea parte de la memoria). En 10 años, 2026, un joven verá en un grafiti el número 43 y lo borrará al confundirlo con el precio de unas papas fritas, hamburguesa y refresco. Porque en el olvido está la apuesta de los verdugos, y de los autores intelectuales. Ésa es su fe y mira que casi nunca les falla, le recen o no. En unas horas, 2016, un adulto escuchará por la radio la frase “2 de octubre no se olvida” y buscará en google el acontecer de esa fecha para saber si tiene que llorar, reír, indignarse o ser indiferente. Lo primero que piensa ese adulto luego de dar un repaso a la historia es: “Bah, algo tan cotidiano lo del 68, ¿para qué tanto alarde?”, porque para nosotros (o ellos)

ya es común la masacre a los ciudadanos de todas las edades para luego exhibirlos como un trofeo a la legalidad y el orden. No hay misterio en el 68, en el 71, en el 74, en el 95, en el 97, en el 2006, en el 2014. Esos pasajes de la historia no pueden quedar impunes, la única manera de vengarse es no olvidando. Aunque no haya café y pan sobre la mesa. ……………… ¿Cuánta vida pueden quitarte?, y ellos sin querer saber, que una mujer sufre y que cualquier acto suyo puede ser tomado como una declaración de guerra. Porque parece ser que este país no te quiere escuchar, está desierto, todos murieron por impunes. Una mujer llora y en sus lágrimas se lee la angustia que sólo puede tener una madre por su hijo desaparecido. No puede quedar impune. Faltan 43. *Yucatán.


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26 de septiembre DE 2016

Palabras para enumerar la ausencia ¿Cómo se le habla al desaparecido? Rubén Blades

buscando en este tiempo rojo de historias que se derraman

I Ya que vivimos en la misma tumba levantamos la misma pancarta gritamos la misma rabia contamos la misma cantidad una, otra vez y le agregamos ceros la misma rabia, gritamos, lagrimeamos la misma ausencia, de todos y también nuestra porque todos somos

que pases con una mochila escolar en el hombro y lleves a casa -la de tu madre la de tus hijasla primera palabra de un relato nuevo donde no estamos nosotros: yo todos ellos en todas las orillas reconstruyendo tu rostro con los agudos de tus cuerdas

ya que cíclica, incontrolable neciamente tropezamos de nuevo y de nuevo y de nuevo con la misma historia

que pases ponerle reversa al autobús que nos está llevando desaparecidos sin ti a mi lado, compañero, Julio Marcial, Mauricio, sin ver contigo la ventanilla

ya que morimos de la misma causa y acusados somos del mismo delito apedreados, arrinconados a palabras y macanazos ya que nuestra sangre y nuestra voz se secan en el pavimento y la mañana nos sorprende con una rayita más en el muro donde restando vamos borrando nombres, recordando fechas reconstruyendo historias: salió a las 9:00; era estudiante ya que a los pies de quién en la memoria de cuántos ya que hasta cuándo, cómo en cuántos idiomas, con qué variantes fieramente desenterramos sacamos de su escondite, a gritos ya que levantamos una fotografía una consigna: Vuelve, Saúl Regresa, Emiliano II Palabras para enumerar la ausencia palabras como números lenguas aglutinantes que nos alcancen para decir en racimo: salieron en grupo como los diarios a mansalva esa mañana de otoño palabras para decir sin miedo que tú y que yo también tenemos un amigo, un vecino un conocido que no dejó rastro y no sabemos con cuánta fuerza hay que llorarle

cruzarnos en el camino todos, los miles, los cuarentaitrés y todas, las miles que pases tú y que tu nombre no pase desapercibido

susurramos su nombre nos apocamos vulnerables en un soliloquio callejero que nos permita restaurar la piel que vamos dejando de tanto arañar su falta rascamos la tierra propensos a hundirnos en picada porque sí por indios, por revoltosos por mujeres, por homosexuales porque sí, porque estamos vivos con un pie adentro y uno afuera por niños, por morenos, por pobres por rancheros, por ojerosos por flaquitos, por necios por querer quedarnos por locos, por tibiecitos porque cantamos por la calle y brindamos por las aglomeraciones humanas

tal vez estoy esperando a que pases te me cruces en el camino te sientes en la orilla y observes conmigo desde este sitio lo que pudiera ser si no, si todo

…… En búsqueda de las miles de personas desaparecidas de nuestro país y, de manera solidaria y empática, para quienes cada día viven su ausencia. Para los 43 desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa. A dos años de los hechos, los seguimos nombrando. Para todas las mujeres ausentes y presentes, en un afán de que nuestro entorno no sea un lugar inseguro, para ellas ni para nadie. Que las violencias, ya que existen y son poderosas, sean visibles, que las nombremos y colaboremos para su erradicación. Que no vivamos atemorizados por ninguna condición biológica, social o cultural que sea parte de nosotros.

y entonces quedarnos codo a codo, junto a las plazas llenando las avenidas

….. Según el RNPED, en México desaparecen 11 personas cada 24 horas.

III Tal vez estoy sentado por inercia por la revoltura y el trajín de los días de levantarse y contarlos poniendo marcas en el calendario como quien va extirpando de la memoria y del cuerpo la punzada por puro control para quedarse de pie

pero te sigo

*Michoacán.

#AyotzinapaSegundoAniversario

6 Por Daniel Wence*


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LA GUALDRA NO. 263 /// 26 de SEPTIEMBRE DE 2016

#AyotzinapaSegundoAniversario

Bosques bajo la lengua 6 Por Jorge Arturo Reyes* Así recordamos la lluvia detenida sobre cuerpos ausentes la cara del padre donde sólo habita la tristeza el gesto del amigo abandonado. Saúl Ibargoyen. Lagrimea la luz doblada por el viento, incendio de flores, ausencia que arde cual nido de tristezas. Se extiende su aliento, sudario de muerte que decapita el milagro de nuestras bocas. Pese a ello, un puño de palabras cabalgan hasta fecundar la raíz de la memoria, mar nostálgico que preña la mirada. Sobre el madero de estos versos habitan hombres que no conozco, mujeres que jamás se repetirán: La sed de nuestros muertos se mezcla con los ojos de barro que empotran el horizonte; ya que la sed de nuestros muertos imagina el susurro cálido, bosques bajo la lengua. Y la sed saciará con los pechos que cuelgan del árbol de la vida. Entonces, ¿cómo nombrar el ayer para que cante la aurora si bajo la sombra del álamo un caballo espera? ¿Acaso somos culpables de la injusticia, de la pobreza de cielos grises?, miseria de ciudades sin memoria. ¿Acasos somos responsables del anciano que pide limosna en la sarna social? Dime tú, responde con voz de alondra que contempla el paisaje nervioso de la tarde, sonido remoto que congela la imagen, azul cobalto que agita la respiración de la tierra. Hasta entonces repite su nombre al construir un espejo que llene murmullos del aire. Grita su rostro y dibújalo en las paredes del amanecer, porque en México no todo es muerte, también existe el florecimiento del alba, hogar en reposo, licor del aliento, germen en busca de sueños insomnes. En Ayotzinapa, una madre le roba la calma al silencio.

/// Susana Salinas.

Un padre grita hasta mover el árbol de mis ojos. Y la poesía no calla, la poesía no calla, humedece el corazón. *Michoacán.


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