La Gualdra 261

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 261 /// 12 DE septiembre DE 2016 /// AÑO 6

Esta familia que ves es la cosa más común, de no ser porque Saúl, que colecciona sombreros, cuelga cien en un perchero y mete cien al baúl. Fuera de eso, todo bien: Saúl es papá de Beca,

que colecciona muñecas (aunque no pasen de cien) y que es muy afortunada, pues presume que también es hija de Gamaliel (que no colecciona nada). “¿Dos papás?”, dice la gente

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

con un ataque de tos, y Beca dice: “¿Perdón? Si somos inteligentes es una gran colección tener un par de papás: aunque tengas solo dos, tienes más que los demás”.

[Ilustración de Valeria Gallo. Texto de Alfonso Ochoa (del libro Esta familia que ves, México, Ediciones SM, 2013)]


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LA GUALDRA NO. 261 /// 12 DE SEPTIEMBRE DE 2016 /// AÑO 6

La Gualdra No. 261

Editorial

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as marchas del pasado fin de semana, “en defensa de la familia”, me han dejado muy sorprendida a pesar de que ya sabía que ocurrirían. Primero porque la primera de ellas fue de cristianos, el viernes; la segunda, de católicos, el sábado. Eso fue lo primero que llamó mi atención, que estas dos fuerzas religiosas permanecieron desunidas, ni el fin que persiguen ambas pudo hacer que marcharan juntas -pese a que todos son “hijos del mismo Dios”-; es decir, son tan pero tan diferentes entre sí que no conciben marchar juntos, hacerlo tal vez hubiera dado la impresión de que son iguales y ninguno de los dos grupos quiere parecerse al otro: viva la diferencia. No fueron pocos quienes participaron en las dos manifestaciones; pero puedo afirmar que la de los católicos estuvo más nutrida –aunque más desangelada-. La segunda cosa que me sorprendió fue ver la energía y la convicción con la que hombres y mujeres de todas las edades gritaban consignas a favor de la “familia con diseño original” y de la “familia tradicional”. Muchos de ellos afirmaban que estaban ahí, en las calles, para contribuir a la “protección del matrimonio” y para exigir que algunos libros de texto gratuitos fueran eliminados “por su contenido nocivo”. Eso sí: todo en nombre de Dios. ¡Válgame!, pensé, bonita forma de escudarse en Dios, que si es cierto y todo lo ve, seguro ha visto por ahí en esa marcha a padres de familia desobligados y maltratadores, y a madres de familia que sumisas hasta lo más profundo de sus entrañas han elegido estar en un matrimonio que no las hace felices “porque es la cruz que les tocó cargar”. Cada quien es libre de estar en el lugar en el que desea estar. Los que marcharon son libres de hacerlo, me refiero a los civiles; y aunque yo no coincida con su causa, aunque no considere que el matrimonio entre personas del mismo sexo sea una “abominación”, les reconozco el derecho de expresar lo que piensan; es decir, la libertad de expresión debe defenderse hasta las últimas consecuencias, porque es una de las pocas garantías que nos quedan en este país que a punto está de celebrar su Día de Independencia; por

Contenido cierto, en medio de escándalos de corrupción, de plagio, de traición, de crisis económica, de inseguridad y de violencia. Siguiendo con el tema de las marchas, una de las cosas que más me preocupa es la intervención clara del clero en los asuntos del Estado. El inciso e) del artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dice que los ministros de culto religioso “[…] Tampoco podrán en reunión pública, en actos de culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”. Si bien las reformas realizadas en 1992 permiten las manifestaciones externas de culto religioso fuera de los templos, de ninguna manera está permitido que las instituciones religiosas contravengan las disposiciones legales. Y aquí hay que aclarar algo: el matrimonio entre personas del mismo sexo fue aprobado por la SCJN (ver la resolución de jurisprudencia 432015 del 12 de junio de 2015) y es una disposición del presidente de la república que el artículo cuarto constitucional se modifique para “reconocer como un derecho humano que las personas puedan contraer matrimonio, sin discriminación alguna”.1 Aquí no debe haber discusión. Apelar a la defensa de la “familia con diseño original” es un contrasentido dado que los procesos culturales son dinámicos, nada es original actualmente (y qué bueno). La marcha del sábado duró más de 20 minutos pasando frente al Portal de Rosales; no sé calcular cuántas personas desfilaron vestidas de blanco con un papel en las manos (del que leían frases como “Prefiero mamá y papá”, “Los niños queremos tener mamá y papá”). Sí, en la marcha había monjas, y aunque hace falta tener tantita madre para ser por lo menos respetuosos de las leyes, no es de ese tipo el que necesitamos para construir un país mejor. ¡Ay, si Juárez viviera..! Que disfrute su lectura (y Viva México, cómo no).

Castillo sal si puedes George Sand (primera parte) Por Ester Cárdenas Ver Por Edgar Khonde El Picaporte No denosta, más bien denuesta Por Simitrio Quezada

Catorce Por Ignacio Padilla

Ignacio Padilla (1968-2016) El nudo de la literatura Por Mauricio Flores

El Venado Azul De lugares sagrados y de diferencias Por Jánea Estrada Lazarín

Esta familia que no quieres ver Por Eduardo Campech Miranda El eco de una ciudad dormida Por Carlos Flores

Desayuno en Tiffany’s, mon ku El Pink de los machos mexicanos Por Carlos Belmonte Grey Amores persignados (no se confundan) Por Rubén Cervantes Hernández

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com http://scl.io/pz7TjNYH#gs.h65zWXQ

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Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

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Notas al margen La familia, la propiedad privada y el amor Por José Agustín Solórzano

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Dicen Por Alberto Huerta Masiosare Por Humberto Mayorga Cambios Por Pilar Alba

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Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Castillo sal si puedes George Sand (primera parte) 6 Por Ester Cárdenas

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omo ya les había comentado, uno de mis libros favoritos es Historias de mujeres, de Rosa Montero, y de vez en vez lo abro al azar y leo la biografía que la casualidad me señala. Esta vez la página se abrió en George Sand y me regocijó pues es uno de mis personajes favoritos de quien justamente esta mañana estaba revisando su correspondencia con Flaubert. George (Aurore Dupin), fue una mujer muy atractiva pero su mayor encanto residía en su integridad, su pasión generosa y su sabiduría. Fue una encendida partidaria de la república, el proletariado y las diversas revoluciones del XIX francés. Su vida fue como una novela, a los cinco años quedó huérfana de padre y su abuela paterna ofreció a su madre una pensión si le dejaba a la pequeña, George rogó a su madre que no la vendiera, pero ésta aceptó el trato y se fue a París. George se

/// George Sand, por Nadar, 1864.

Ver 6 Por Edgar

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a veo vestirse, peinarse, maquillarse. Soy su hincha, su hooligan, su barrabrava. La veo vestirse, peinarse, maquillarse. Cada que me voltea a ver, se sabe reflejada en mis ojos. Sabe que no hay ninguna otra imagen en el mundo que habite durante ese instante mis ojos. Lo sabemos ambos. Yo trato de restarle importancia: Tampoco te creas tanto, digo. Quién sabe qué pasa en el mundo

creo tanto, pero yo soy tu única ilusión, lo único bueno de tu vida.

todas las ciudades del mundo le pertenecen). Orgullecida estoy de ser divina. Y de tener tan linda perfección. Tal vez será que soy alabastrina serán los filtros reinos del amor. Luego vendrán los celos del cariño de aquel volcán de llama tentadora. Y tú podrás lograr que yo te quiera porque tú has sido mi única ilusión.

El Picaporte No denosta, más bien denuesta 6 Por Simitrio Quezada

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n nuestro español existe una palabra poco utilizada: “denuesto”. ¿Qué significa? Injuria grave de palabra o por escrito. Se falta al respeto a otro mediante denuestos. Llega un presidente a una sala y el público le grita

“Ratero, ratero”. Eso es un denuesto. Al acto de proferir denuestos se le nombra “denostar”. Proviene del latín “dehonestare”: deshonestar, quitar lo honesto o deshonrar. “Denostar” es un verbo irregular que se conjuga como “contar”. Así como yo digo “él cuenta

a sus invitados”, así debo decir, por ejemplo, “él denuesta a sus invitados”. No denosta. Ojo: tampoco existe la palabra “denostaciones”. Lo correcto es “denuestos”. Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

Río de Palabras

Khonde

mientras ella se viste, peina y maquilla, pero no importa. Dos trenes chocan en alguna parte de China y hay milochomil muertos. Trump finalmente logra que Peña pague el muro fronterizo. Los aliens invaden la Tierra comenzando por París. Y alguien presiona el botón que lanza una bomba atómica del tamaño de Neptuno contra el planeta. Ella se viste, peina y maquilla, y nada puede apartar mi atención del espectáculo. Termina. Luego antes de irse me dice: Tampoco me

Y casi tendría razón si no fuera porque también tengo la escritura, o la idea de la escritura, que es lo más bello que me ha pasado. La idea, que no la práctica. A veces la práctica de la escritura se puede convertir en el infierno. (Compay Segundo canta, ella camina por la ciudad, como si fuera suya, guapa,

quedó en la hermosa mansión solariega que su abuela poseía en Berry, soñando con que su madre vendría algún día para llevársela con ella. Aurore creció libre, leyendo todos los libros de la biblioteca, vistiéndose con ropas masculinas para cabalgar y escribiendo novelas sentimentales desde la adolescencia. A los diecisiete años falleció su abuela y le heredó la mansión, entonces ni tarda ni perezosa volvió su madre para hacerse cargo de ella tal vez por la herencia. Para poder escapar de la tutela de su madre, Aurore se casó a los dieciocho años con Casimir Daudevant, un joven barón sin dinero con quien procreó a su querido Maurice. Casimir era un hombre aburrido, insensible, pasaba el día de caza, bebía mucho, no entendía a George y un día la abofeteó en público. Aurore sufría de melancolía. Se enamoró platónicamente de un joven juez (y él de ella). Los primeros años de su vida adulta fueron caóticos y febriles, un vaivén de pasiones arrebatadas. Tras dar a luz a su hija Solange, Aurore rompió con Casimir y se fue a París. Tenía veintiséis años y estaba sin un franco, porque su marido se había quedado con la mansión, con los niños, con todo lo suyo.


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Novedades editoriales

Catorce* 6 Por Ignacio Padilla

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ste es lo que comúnmente llamaríamos un lector cautivo. Poco importaría anotarlo si aquél de quien hablamos no hubiese llevado su condición al extremo, si su cautividad en las redes de cierta novela no rayase hoy en lo literal. Hiperbólico por naturaleza y solitario de oficio, el lector cautivo no puede ni quiere escapar de las páginas que va leyendo: en modo alguno desea desprenderse del pesado enamoramiento que le hace dedicar íntegros su tiempo y su atención a ese relato que, hay que aclararlo, aún no acaba de leer, antes por miedo que por negligencia. Pero el lector cautivo no es enteramente culpable de su condición. Sucesos infortunados y pasiones otrora contenidas se han unido para atraparlo sin remedio: desde su primera lectura de los capítulos iniciales del libro, el lector ha quedado perdidamente enamorado de la protagonista, la mujer de azul. A partir de entonces ha leído y vuelto a leer las páginas que protagoniza su amada, y gasta sus horas buscando entre líneas la señal para conseguir que las puertas de esa ficción precisa le sean abiertas. También hay que aclarar que esta lectura maniática es enteramente inútil. No porque el contacto entre la mujer de azul y el lector cautivo sea de plano imposible –sabemos que cosas tales han ocurrido en más de una ocasión–, sino porque ella no tiene interés alguno en que tal encuentro suceda. Aunque atractiva e inteligente, la mujer de azul cuida su espontánea vanidad y tolera muy pocas cosas: su pudor o su orgullo le hacen rechazar a ese lector que la importuna y la acosa. Ante él, la protagonista de la novela se siente desnuda, vulnerable; le molesta sobremodo que el fisgón se asome siempre a su ventana e invada sus rutinas como un duende lascivo que le sigue ansioso los pasos y le cela sin derecho sus conversaciones con los demás personajes de la novela. Y es que, además, la mujer de azul aborrece al lector cautivo tanto como ama a su autor, y hará todo lo posible por escapar de aquél como por seducir a éste. Con el pretexto de protegerse de su perseguidor, ella busca constantemente la protección de su creador; intenta refugiarse en sus brazos y en su escritura de artista apasionado aunque insensible a sus súplicas. Por lo que hace al autor, éste ciertamente compadece a su criatura, pero no la ama. En la medida de sus posibilidades y de la consistencia del relato, siempre ha tratado de ampararla y alejarla del acoso del lector cautivo: la ha reescrito en la sombra, la ha hecho desvestirse en habitaciones sin ventanas ni subtítulos, a oscuras y lejos del mundo. Incluso le ha permitido introducir en sus parlamentos veladas maldiciones de las que sin embargo el lector cautivo aún no acusa recibo. La protección que el autor brinda a la mujer de azul será siempre insuficiente, no sólo por la avidez del lector cautivo sino porque el artista no estima tanto a la mujer como para traicionar su relato. Siente en realidad muy poco interés por las cuitas de la dama, como no sea un poco del natural cariño de un padre por su criatura más o menos distante, por un personaje que habría sido secundario si las exigencias estructurales de la novela no le hubiesen llevado a darle más importancia de la que él quisiera. No es que la ignore a propósito; ocurre sólo que él, a su vez, está enamorado de la

mujer fatal. En su opinión, este personaje tiene más vida, y quizá sea su desprecio hacia él lo que la hace más atractiva a sus ojos. La mujer fatal se desviste frente a él, le permite gozarla sólo de lejos y odiarla luego, cuando hasta los personajes secundarios reciben el placer de su cuerpo ardiente bajo las sábanas del relato. En constantes ataques de rabia y celos, el autor escribe la muerte brutal de todos aquellos que han osado tocar el cuerpo de su amada, pero ese abuso de autoridad sólo sirve para incrementar el desprecio que la mujer fatal muestra por él. Así las cosas, sólo resta volver al lector cautivo, encontrarlo cuando finalmente abandona su empeño, cuando enciende la lámpara de cama y decide concluir su lectura. Lee ahí que la mujer de azul, cegada por los celos, busca a la mujer fatal y la acuchilla en el interior de un taxi, pues

cree que de esa manera el autor terminará por amarla a ella. Pero el artista no está dispuesto a olvidar a su villana y, llorándola, se pierde por los vericuetos de la novela, le busca un epílogo banal y la concluye. La mujer de azul se resigna. Deja caer su vestido y abre la puerta de su habitación para dar paso al deseo del lector cautivo, que entra y la abraza. Ella se entrega y piensa que quien la posee es el autor, que sin embargo está muy lejos de este capítulo, esperando la detonación que estallará en su sien y en el aire, de modo que su sangre sirva al diseñador para teñir acaso la portada de la novela. *Cuento incluido en su libro Inéditos y Extraviados, de próxima publicación. Fragmento publicado con autorización de Editorial Océano de México.


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12 de septiembre DE 2016

Ignacio Padilla (1968-2016)

El nudo de la literatura Libros

/// Ignacio Padilla

6 Por Mauricio Flores*

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Ignacio Padilla, muerto el pasado 20 de agosto en la ciudad de Querétaro, se le conocía en el medio literario como Nacho. No lo conocí personalmente, debo reconocer, pero me ligaba a él un vínculo tal vez más sólido que el que nos regalan familias, amistades u oficios. El nudo de la literatura. Esa extraña coincidencia que cuando se amarra bien no importan gustos ni preferencias, sólo el hecho de coincidir mediante la conciencia limpia y desinteresada. De ahí que no me espante decir ahora, al tiempo que se avanza tras la dolorosa pérdida de un hombre vital, que no me gustaba su obra narrativa y que creo sería —en unos cuantos años— uno de los más grandes lectores y divulgadores de la obra cumbre de las letras en nuestro idioma, la cervantina. Prueba de estas consideraciones creo tener varias. Me referiré a algunas. Uno. Padilla es, junto con Volpi, sin duda el más representativo de los escritores del llamado crack (colectivo que rápido se individualizó y que más que sendero creativo empujó nombres y publicaciones. Me atrevo a decir que hasta como agencia de colocación laboral funcionó mejor). Casi me olvidaba de Palou… Dos. De lo más reciente a lo más antiguo, recuerdo varios de los títulos de Padilla. El daño no es de ayer, La gruta de toscano, Espiral de artillería y Amphitryon. Pero aún más, curiosamente, un pequeño ensayo que le publicó Almadía referente a las artes surgidas en torno al terremoto de septiembre del 85 en la Ciudad de México. Arte y olvido del terremoto. Referente a su vez para quienes sobrevivimos a los movimientos telúricos de aquellos días, y también para quienes, desde distintos espa-

/// Cervantes y compañía, de Ignacio Padilla

cios, vivimos experiencias colectivas de recuperación solidaria. Tres. Otra referencia obligada es Si hace crack es boom, donde los autores exponen grupal e individualmente su entendimiento del hecho literario. Ello en el panorama de las letras mexicanas, vanguardistas y no. En la foto de la portada Padilla es el primero de la izquierda. Un libro editado, si no recuerdo mal, por Larisa Curiel en Urano. (Hay también otra foto muy famosa del grupo donde Padilla, Palou y alguien más cargan a un Volpi sonriente-nerviosomuy trajeadito). Cuatro. Padilla cervantino es autor de El diablo y Cervantes (2005), Cervantes en los infiernos (2006) y Cervantes & Compañía (2016). Próximamente saldrá en el FCE Los demonios de Cervantes. Obras vivas, no acabadas, que lo perfilan como un erudito en esa difícil tarea de leer al padre fundador. Singular, esclarecedora, fantástica lectura, que el autor liga con el gran Shakespeare. Una buena manera de definir y explicarnos a los clásicos. Cinco. Escribe Padilla: “Por vías distintas, tanto Cervantes como Shakespeare detectan la ironía del enorme vacío que media entre la persona y su ideal. El primero sin embargo es esclavo de la experiencia, por lo que apenas reflexiona sobre su propia incapacidad para acatar sin perder el juicio el desmoronamiento de sus sueños. Su derrota es la del niño que la emprende a puntapiés contra el objeto que antaño creyó animado, suyo y obediente a sus designios. En su vejez Cervantes se muestra enfadado y espantado frente a la crudeza de una realidad y un tiempo que no estuvo en su mano detener mientras buscaba un remanso para escribir, un corral para ver representadas sus obras, una venta donde recostar la cabeza sin temer a los cuadrilleros o al donoso

escrutinio inquisitorial. Por su parte Shakespeare, afincado en la apacibilidad de una vida sin grandes desencantos y en un sedentarismo de aspiraciones mesuradas, halla sobrado espacio para domesticar su excepcional oído de poeta y su intuitivo razonar los sentimientos. En la holgura desapasionada se Stratford y de Londres, el inglés se abastece de las herramientas propicias para versificar, escenificar y delinear tipos más que humanos tomando vidas de otras vidas y de otros libros, pues sabe que la suya no merece ser contada, no digamos reconocida o reivindicada por nadie”. Seis. “Plenamente convencido” de que innovaciones y revoluciones surgen de “gestos e instantes mínimos”, Padilla releyó a Cervantes y Shakespeare para recordarnos sus grandezas. Con humildad académica. Pensando siempre en el día de hoy y en los mañanas, que no habitó…, en los que nos llevaría de la mano al goce de nuestra lengua compartida. Sin olvidar lo andado (o por andar), como cuando evoca a un Borges que prefiere “la veneración al examen”, en el caso de Cervantes. Por lo que concluye: “Más que un lamento, el argentino formula aquí una invitación que todavía es urgente aceptar. Evidentemente, no se trata de admirar menos a Cervantes para entender mejor su obra, sino de leerle mejor para admirarle más. La devoción a ultranza, a fin de cuentas, produce monstruos de perfección, lamosos charcos que sólo reflejan lo que deseamos ver, voraces agujeros negros que lo secuestran todo, incluso la luz que hace falta para leer una obra extraordinaria, no intachable ni divina, sino fieramente humana”. Ignacio Padilla, Cervantes & Compañía, Tusquets, México, 2016, 136 pp. * mauflos@gmail.com


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Música

El Venado Azul De lugares sagrados y de diferencias 6 Por Jánea Estrada

Lazarín

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l grupo Venado Azul, está conformado por José López (violín y voz), Yuawi López (voz), Juan Carlos González (contrabajo) y Elías Valdez (vihuela) músicos y cantantes huicholes provenientes de la comunidad de Santa Catarina Cuexcomatitlán, del municipio de Mezquitic, Jalisco. En este lugar viven menos de 200 personas, “En Santa Catarina el 75.54% de los adultos habla alguna lengua indígena. En la localidad se encuentran 27 viviendas, de las cuales el 0% disponen de una computadora”.1 De acuerdo a la información proporcionada por el portal de SEDESOL en su catálogo de comunidades, la de Santa Catarina es una comunidad que presenta un grado de marginación y rezago social muy alto; su población ha ido disminuyendo con el correr de los años, ahí viven aproximadamente 133 personas, de las cuales, 76 son mujeres. Ahí, los wixáricas (huicholes) participantes en las ceremonias culminan la peregrinación hecha a Wirikuta con la danza del peyote (Hikuri-neixa), en el centro ceremonial Kwauriyapa ubicado en la cabecera comunal; con esta danza, se agradece el regreso de los peregrinos de la llamada “Tierra del Amanecer” y se ofrece también para pedir la llegada de las primeras lluvias. Tanto en esta ceremonia, como en la fiesta anual de la siembra, Namawita Neixa, o en la We’e y en la Tatéi Neixa,2 por mencionar algunas, la música y el baile están presentes; de ahí que la vocación musical de los integrantes de esta comunidad esté ligada a sus rituales tradicionales que permanecen casi intactos hasta la fecha; es inevitable que de alguna forma se experimenten influencias, aunque no marcadas, de otras culturas. Sin embargo, la comunidad wixaritari, sigue siendo una de las culturas nativas mexicanas más renuentes a las influencias forasteras. Desde Santa Catarina llegaron a Zacatecas el pasado 3 de septiembre para participar en el último de los conciertos programados por “Vive la Ciudad” durante de la administración que recién terminó. A las 5 de la tarde se encontraban ya en el escenario haciendo pruebas de sonido. Ahí estaban los cuatro integrantes, vestidos con pantalones

/// El Venado Azul en el Callejón de Veyna. Foto de Juan Carlos Villegas

de mezclilla algunos y otros con ropa deportiva; Yuawi López, el hijo de José López –líder del grupo- cantaba con alegría y animaba a la gente que escuchaba el ensayo a que regresara más tarde al concierto. Cuando las pruebas terminaron, subieron a su camioneta y se dirigieron al hotel; el primer acercamiento con ellos fue a través de su representante. Yo deseaba hablar con ellos para hablar de su trabajo, para que me dijeran qué era lo que los motivaba a hacer música y para conocer cuál era su idea de “patria” dado que estamos en el mes de los festejos del Día de la Independencia Mexicana. Una vez concertada la entrevista, me pidieron que ésta se realizara más tarde porque querían cambiarse para “salir en las fotos ya con el vestuario de gala”. Así fue, aparecieron en la recepción del hotel vistiendo unos trajes tradicionales hermosos, bordados a mano por las mujeres de su comunidad; más blanco no se puede, el vestuario es impecable. Me pidieron que saliéramos a tomar fotos a la calle “para aprovechar el sol”; ahí posaron, teniendo como fondo la

Catedral Basílica y luego, a petición de don José, con la Bufa a sus espaldas. Seguimos caminando, de prisa porque ya iban tarde, subimos por el Callejón de Veyna y casi para dar vuelta a la Plazuela Miguel Auza, pasó una patrulla de policías encapuchados -armados hasta los dientes-, haciendo su rondín de costumbre. Ahí está la foto: cuatro músicos huicholes subiendo la cuesta encuentran a su paso a cuatro policías; los primeros a pie vestidos de blanco, los segundos a bordo de una camioneta vestidos de negro. Qué contraste. Apenas llegaron a tiempo al escenario; subieron a hacer lo que saben, cantar y contagiar de alegría a quienes los escuchan. Estoy maravillada con su energía, con el carisma de un niño que no cumple aún los 10 años y canta como si se le fuera la vida en ello. “La Cusinela” sonó casi al inicio del concierto, la gente cantó con ellos y bailó hasta que se despidieron para darle paso al Gran Silencio. La entrevista ni siquiera había comenzado, por eso los seguí a su camerino, pero se equivocaron y entraron al que estaba ocupado por los músicos de Monterrey. “Perdón”, dijeron e in-

tentaron salir de ahí, pero los músicos regiomontanos les dieron la bienvenida. “Pasen, por favor”, dijeron mientras abrazaban a sus colegas y los felicitaban por su actuación. “¡Oye, Yuawi, qué bonito cantas!”, le dijeron, “¿pero, no te gustaría mejor estar jugando a las canicas?”. Yuawi sonrió y dijo orgulloso: “No me gustan las canicas, lo mío es la música”, todos lo abrazaron y festejaron con él y con los demás la magnífica actuación que habían tenido. La foto también habla por sí misma: rockeros, chúntaros y músicos huicholes, todos unidos por la música, tan mexicanos unos como los otros. Cuando por fin pude platicar con don José López, quise saber qué era la patria para él. Me miró extrañado, abrió los ojos y me dijo “Para mí la patria es la tierra, la tierra es sagrada”, guardó silencio un momento y pude percatarme que la pregunta no había sido la adecuada, algo de incomodidad se percibía en él; por eso cambié de tema, finalmente ya me había respondido. Hablemos de música entonces, le dije; a José López se le iluminó la cara nuevamente: “Nosotros somos de la sierra de Jalisco, nuestra


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12 de SEPTIEMBRE DE 2016

Música

música viene de la cultura wixárica y es una combinación de música tradicional con la música regional; nos gusta mucho hacer lo que hacemos”. Todos sonrieron, Yuawi se acurrucó en sus piernas. Alabé nuevamente sus vestidos; José López, Yuawi López, Juan Carlos González y Elías Valdez dicen estar muy orgullosos de sus tradiciones; el que habla casi siempre es don José: “Cuando nosotros estamos en el campo nos dedicamos a realizar artesanías. En la sierra también nos dedicamos a cultivar nuestras tradiciones, participamos en las ceremonias, vivimos en el campo y somos respetuosos de la tierra”. Las artesanías son las mismas que se venden en las calles del centro histórico de Zacatecas. Le pregunto si Yuawi ya participa en las ceremonias de las que habla y me dice que sí, que es su hijo y que “no es prestado, no viene de otro país, es parte de la comunidad, él y todos nosotros somos wixáricas y tenemos nuestras raíces y nuestra cultura. Nosotros nos sentimos orgullosos de ser wixáricas, conservamos nuestro lenguaje, nuestra cultura huichola; conservamos las tradiciones de nuestros antepasados, los centros ceremoniales, veneramos los campos, las montañas sagradas”; todos escuchan con atención y asienten mientras José habla. Les pregunto sobre el problema de las mineras en Wirikuta y me dicen que por ahora “todo está tranquilo, fue hace tres años que tuvimos que hacerles frente para defender nuestro lugar sagrado, que es el Cerro del Quemado”. Recuerdan también que mucha gente se sumó a esa causa y dicen sentirse muy agradecidos con todas las personas que participaron en la defensa de su territorio, y que aunque el problema aún no se ha solucionado, por lo menos “se han tranquilizado las cosas”. Luego hablan de los lugares sagrados, don José dice que todos los mexicanos deberíamos de luchar porque éstos sean conservados porque “No nada más le pertenecen a los huicholes, le pertenecen a nuestra madre tierra; los lugares sagrados son la comunicación que tenemos con el cielo, son la conexión entre el sol y la tierra. Por eso necesitamos defender estos espacios juntos todos los mexicanos; no venderlos a las minas. La madre tierra sufre cuando le sacamos el corazón de sus entrañas, también eso nos contamina, a todos, no nada más a nosotros. Nuestros lugares sagrados están en Santa Catarina; en la Isla de los Alacranes, en Chapala; en Cerro Gordo, en Durango; en San Blas; y en el Cerro del Quemado, en San Luis”. Dice don José que en esos sitios se “ubicaron las deidades”, que son parte del cuerpo del mundo y que si se daña uno de ellos afectamos al universo completo. Afuera el Gran Silencio canta “Vive soñando” y Yuawi comienza a mover los pies, trae la música en la sangre. Dice su padre que a los niños “Hay que enseñarles lo que deben hacer, hay que dedicarles tiempo

/// El Venado Azul y El Gran Silencio.

para enseñarles el camino; no nada más darles dinero, hay que darse el tiempo para ver qué es lo que a nuestros hijos les gusta y guiarlos, educarlos. Cuando Yuawi empezaba apenas a hablar ya cantaba; yo me dediqué un año a enseñarlo, a que

se entonara, a que vocalizara”. Seguimos hablando de los hijos, de qué es lo que se necesita para que los niños lleguen a ser hombres de bien y don José me dice con firmeza: “Es muy complicado, hay que ver qué es lo que más les conviene. Muchos

niños tienen educación en las escuelas, otros no; pero los padres deben saber que la buena educación la dan ellos, lo que los hijos aprenden en sus casas es lo que ocasionará si son buenos o malos; hay que darse tiempo, hay que darles tiempo de buena vida, enseñarles a ser humildes, sencillos, alejados de los problemas”. La visión de este padre de familia es clara: la educación principal es la que aprenden los niños en sus casas. Los integrantes de Venado Azul viven en una comunidad mexicana con grandes carencias; el México en el que viven ellos es el mismo que el nuestro porque aquí nacimos todos. La charla termina, regreso a la Plazuela Miguel Auza donde veo a la lejos, colgada de un balcón, una manta que convoca a una marcha en “defensa de las familias”. La gente baila en comunidad, no importa quiénes sean, cómo estén vestidos, cómo se llamen, ni la colonia donde vivan; por un momento todos somos una familia, hasta que la música termina y cada quien vuelve a su vida de siempre. La familia de don José seguramente tiene características diferentes a las nuestras; seguro sus modos de organización y de convivencia coinciden en algunas cosas con las de nosotros, pero lo que es un hecho es que sus prácticas culturales son únicas. Me quedo con eso: el respeto a las diferencias también se aprende en la casa; es en el hogar en el que ahora los hijos también pueden enseñar a sus padres que este México nos pertenece a todos, independientemente de nuestras creencias. 1 2

http://mexico.pueblosamerica.com/i/santa-catarina-25/ http://wixarika.mediapark.net/sp/documents/ELHUICHOLWixarik.pdf


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Esta familia que no quieres ver Libros

“Dejen de juzgar, para que no sean juzgados; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida que miden, se les medirá. Entonces, ¿por qué miras la paja en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga en tu propio ojo? O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: “Permíteme extraer la paja de tu ojo”, cuando ¡mira!, hay una viga en tu propio ojo?”. Mateo 7:1 al 7:4 6 Por Eduardo Campech Miranda

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eguramente una de las consecuencias de que la población no lea es la poca tolerancia y constante discriminación que manifestamos como sociedad. Atosigamos, enjuiciamos y condenamos lo que es distinto a nosotros… en apariencia distinto. Hace algunos años, en una conferencia dictada en el Congreso del Estado, se hacía una apología de la familia tradicional, denostando al resto de la tipología familiar. Ese discurso me recordó, fue inevitable, aquella prohibición que le hacían a Carlos (protagonista de Las batallas en el desierto) de juntarse con Arturo, “porque su madre viuda trabajaba en una agencia de viajes, y una mujer decente no debía salir de su casa”. Visiones unilaterales del mundo en poco o en nada han abonado a la humanidad, es por ello que Alfonso Ochoa nos comparte, en forma de verso, la historia de once familias que viven en un edificio de departamentos. Cada familia tiene su particularidad (como cada persona), y ello no les resta dignidad. Valeria Gallo se encarga de ilustrar este maravilloso libro que lleva como título Esta familia que ves,1 y que es un llamado a la tolerancia. Claro, hay que leerlo.

6 Por Carlos Flores

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ace algunas semanas leí una novela de la autora zacatecana Dolores Castro que lleva por título La ciudad y el viento; trata sobre un asunto social que termina en tragedia en el contexto de un Zacatecas abrumado por el conflicto bélico de la Revolución Mexicana y a punto de entrar en la Guerra Cristera. El personaje principal es un ranchero, hijo de un adinerado que antes de la guerra había sido próspero, pero para el que ahora, bajo el gobierno de un general revolucionario, las cosas no iban del todo bien. Cansado de tratar de ganarse la vida en el campo sin tener éxito, decide regresar a la capital para vivir con su hija, la cual le manda llamar porque el abuelo acaba de fallecer, no sin antes mencionar su inconformidad y desilusión hacia el cómo se dieron los resultados del enfrentamiento bélico, y tras dejar firme el no querer ser absuelto ni confesado antes de la muerte, pues jamás se convertiría al cristianismo. En ese sentido, vemos a una mojigata que anda metiendo las narices en la vida social del pueblo, y que como un perro guardián señala a

/// Ilustración de Valeria Gallo para el libro Esta familia que ves

Así conoceremos a Sara, quien al enviudar y con seis hijos, se casó con Heberto, también viudo y papá de siete; a un matrimonio donde

él se encarga de los trabajos domésticos y ella es la proveedora; o las tres Marías: madre, abuela e hija; del ingeniero Alatriste que, al

El eco de una ciudad dormida quienes no son católicos y aprueba a aquéllos que sí gozan de las mieles de la fe. Casi se siente tocada por la mano del señor para realizar dicha tarea, pues aunque no pertenece al cuerpo eclesiástico, organiza a los habitantes para actividades de la Iglesia. Otro personaje clave es el sacristán del templo, un sujeto que no recibe un sueldo base por su trabajo, tan solo la aprobación de los eclesiásticos, lo cual, por supuesto no le alcanza para vivir sus ambiciosos proyectos de vida, pues está enamorado de la hija de uno de los prestanombres de los bienes de la Iglesia, quien se comporta como un personaje importante y poderoso, aun cuando el dinero que posee no es de él. Son pues, estos los ingredientes necesarios para crear un drama de época que refleja el choque entre conservadores y liberales, algo que resulta en una triste tragedia que recae sobre un personaje inocente, que al ser rodeado por la

/// La ciudad y el viento, de Dolores Castro

morir, dejó muy tristes a Raquel, Ernesto y doña Inés; de Beca, quien tiene dos papás: Saúl y Gamaliel; de Luis, quien se convirtió en un feliz padre de Mara; o de Cruz Eugenio, Cleo y Esperanza, a quienes la distancia les fortalece; la desaparición de Manfredo (no fue por cigarros, fue por huevo); de Santiago que cada día regala recuerdos a Gloria, su madre, para contrarrestar el Alzheimer; o la familia constituida por dos mujeres: “Una es larga, la otra es corta”; o la de José y su padre o la que sólo duró cinco días. Como podemos observar, hay una pequeña muestra de todas las posibles familias que existen. Familias que van más allá de la tradicional familia nuclear y que ahora la denominan tradicional los grupos conservadores. Dice Carola Díez, o al menos a ella se lo escuché, que hay libros-ventana. Ésos que nos permiten mirar otros horizontes, paisajes no cotidianos, pero también mirar el mundo con otras gafas. Esta familia que ves es uno de ellos, además de ser divertido y creativo. No nos quejemos como sociedad de la incongruencia cuando se combate la defensa de los valores con un antivalor muy doloroso: la intolerancia. 1 Ochoa, Alfonso: Esta familia que ves, México, Ediciones SM, 2013, 32 pp.

infamia, la mentira, el fanatismo y la estupidez, termina siendo víctima de una turba humana y cegada por la devoción. Al finalizar la novela me quedé con un mal sabor de boca, y me dije a mí mismo que cómo era posible que la sociedad pueda tener cosas como ésas en su cabeza y que traten de decidir sobre la vida de los demás, pues nadie, absolutamente nadie, como bien señalaba la misma autora de la novela, tiene derecho a quitarle la vida a un ser humano, ni por justicia, ni religión, ni ideología. Y yo diría aún más, nadie tiene derecho a exigir a un ser humano lo que debe de ser y mucho menos lo que debe amar. Así que en vísperas de una Independencia que nada tiene para ser celebrada, a menos que nos consideremos criollos o hijos de españoles, y tras una marcha en contra de la homosexualidad, no me queda más remedio de caer en la conclusión que en esta ciudad todavía existen los ecos de aquella sociedad que planteaba Dolores Castro, llena de fanatismo e ignorancia, que cree que con el respaldo de los demás, se tiene el derecho para decir sobre la vida de los demás, ya sea por un ideal, una religión, o lo que sea que ellos consideren como justicia.


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12 de septiembre DE 2016

Desayuno en Tiffany’s, mon ku El Pink de los machos mexicanos

6 Por Carlos Belmonte Grey

Cine

A

inicios de año estuve de viaje en la Ciudad de México por razones de trabajo, y en los andares citadinos me topé con carteles promocionando una película, Pink. Por el color tan dominante del afiche se podía inferir el asunto y el tono de la historia: “la enfermedad” de los homosexuales, recalcitrantes a “hacerse curar” y, aun peor, encaprichados con su obsesión por adoptar y casarse. Por curiosidad y, pues, también por ánimos de conocer los argumentos de los del otro “lado” (homófobos públicos) vi la película. Justo al terminarla pensé en escribir un comentario para esta columna, pero me detuve con el pensamiento de “qué necesidad de darle más publicidad a esto”, y mejor saqué una alegre nota de la cinta francesa Les garçons et Guillaume, à table! (Guillaume Gallienne, 2013), precisamente en el tono opuesto: sensibilidad y declinación de lo “normal” en los roles de géneros. La cosa ha cambiado, y no porque me apetezca comentarla, sino porque este fin de semana (días 10 y 11) se han organizado, en el país de los “machos” durante el mes más “patrio”, unas marchas para defender los principios de la familia decimonónica y las raíces del orgullo patrio y nacional (justo más o menos

definidas en el dicho siglo). Oséase, que los “enfermos” homosexuales, lesbianas y transexuales (y todas las variantes “irrespetuosas” del sexo nacido hombre-mujer) deben someterse a la tradición violenta y seguir escondiéndose. La película Pink, fue dirigida por el cristiano Paco del Toro, con actuaciones de Pablo Cheng, Charly López y Roberto Palazuelos. Los dos primeros son una pareja de homosexuales que deciden adoptar un hijo que juega con su primo, el hijo de Palazuelos –éste muy open mind y sin tabúes, al menos al inicio-. Todo parece marchar “normalmente” hasta que el hijo adoptado tiene actitudes “contaminantes” sobre su primo –descubre revistas porno de sus padres- y Palazuelos decide de alejar a su hijo. A esto se suman los conflictos en la relación, por la vio-

lencia e infidelidad de Charly López, mismos que ocasionan la ruptura de la pareja. Pero todo es “para bien”, porque al separarse ambos “se curan”: se vuelven heterosexuales (no recuerdo bien quién se cura primero, pero poco importa) y el niño crece “sano y fuerte”. A pesar de que acabo de contar el argumento completo, vale la pena ver la película por la simple razón de apreciar el uso de estereotipos y los entramados, o más bien inferencias, que se hacen de la vida de un homosexual para meterlos en una narración de vida “normal”. En el programa Hoy, conducido por Andrea Legarreta y Galilea Montijo, fueron invitados Charly López y Paco del Toro acompañados por un pastor y un hombre casado con otro hombre, para debatir la película. La entrevista terminó

con dos bandos bien marcados y encendidos, por un lado del Toro y su pastor, y todos los demás, incluidos Charly (el ex Garibaldi de físico estereotipo de “macho empotrador”). Entonces uno se puede preguntar, qué hace un actor, o unos actores, actuando y trabajando para tal proyecto si no comparten el mensaje, ellos dirán que es sólo un trabajo más “y que lo hacen porque tienen que comer”, y podríamos replicar, entonces ¿los asesinos a sueldo tendrán la misma excusa? Hago esta hipérbole porque al final de cuentas la marcha de esta Manif pour tous a la mexicana anda usando tales exageraciones sin fundamentos para mantener los principios de una sociedad cruelmente cristiana –uso esta palabra para abarcar todas sus disidencias sin detallarlas-.

y deseo escapar corriendo de la misma treta de siempre, la de gente que es inconscientemente –y muchas veces consciente- homofóbica. 3. Muchos estudios han evaluado el impacto en el desarrollo psicosocial de los niños cuyos padres son LGBTT, los que destacan que los recursos socioeconómicos y la fortaleza de las relaciones entre los miembros de la familia son las variables más importantes que el género de los padres o su orientación sexual en el impacto en el desarrollo de los niños y su bienestar. Es lo que señala la publicación “Mothers, Fathers, Fami-

lies, and Circumstances: Factors Affecting Children’s Adjustment”, en la que se concluye que la orientación sexual tiene poca o nula importancia predictiva en los problemas de desarrollo de los niños. La familia como una comunidad o institución es un ente social sujeto a transformaciones. Las relaciones humanas están determinadas por la cultura y ésta es dinámica; por eso lo legal se modifica para acompañar los cambios culturales. El matrimonio y las adopciones deben ser tema de carácter civil y no religioso, no se confundan.

Amores persignados (no se confundan) 6 Por Rubén Cervantes Hernández

Opinión

Ú

ltimamente las noticias sobre el matrimonio entre homosexuales y la adopción por parte de éstos han causado revuelo, debido entre otras cosas a que somos una sociedad tradicional con rasgos enormes de religiosidad y conservadurismo. Al enterarme de la marcha del fin de semana pasado en Zacatecas, pensé, ¿voy vestido de negro y me paro a verlos y a que me vean? Me detuve porque sé que tienen el mismo derecho de expresión que nosotros; aunque debo decir que he tenido muchas amistades y algunas parejas que son muy católicas, tradicionales, conservadoras, que se santiguan y juzgan a los que no suelen ser como ellos. Lo más triste es que son personas de doble moral, porque cuando la familia/religión/ amistades prejuiciosas no están presentes, suele suceder que estas personas se transforman y deciden ya no ser lo que se conoce como “close-

teras”. A ellos, a quienes no aceptan una realidad diferente a la suya les pregunto qué pasaría si supieran que su hijo, hermana, primo o su mejor amiga son homosexuales ¿seguirían estando en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo? Ahora les daré las razones por las cuales no está en tela de juicio exigir que no se nos permita contraer matrimonio y adoptar: 1. Somos seres humanos, las personas LGBTT somos como cualquier otro. Personalmente he amado y tengo amistades homosexuales que se aman profundamente entre ellos, de la misma forma que mis amigos heterosexuales se aman entre sí. Me lastima saber que hay personas que desprestigian la validez de estas relaciones y desean negar los mismos beneficios que otras parejas gozan. No merecemos ser tratados como ciudadanos de segunda; lo que nos pasa ahora les pasó ya a las mujeres cuando no podían votar y a otros cuando había discriminación racial. 2. La homosexualidad no es una opción, cada que oigo “naces o te haces homosexual” sonrío


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LA GUALDRA NO. 261

La proyección de las películas se realiza de manera gratuita con fines culturales y educativos. La entrada general para las películas de ESTRENO: $30.00. Estudiantes con credencial, personas con discapacidad y personas 3ª edad $20.00

PROGRAMA SEPIEMBRE 2016 Martes 13 18:00 Hrs. DULCES SUEÑOS MAMÁ Dir. Veronika Franz, Severin Fiala Austria/ 2014/ 99 min.

Del productor Ulrich Seidl En el calor del verano, dos hermanos gemelos de 10 años esperan pacientemente a que su madre regrese a casa tras una operación de cirugía plástica. Cuando ella llega con la cara completamente vendada y mostrándose fría, distante y obsesiva, nada es

igual. El cambio en su personalidad hará que los niños duden si la mujer es realmente su madre o se trata de una impostora, y estarán decididos a encontrar la verdad por cualquier medio. Martes 13 19:30 Hrs. En coordinación con Zacatecas tierra de toros. Mesa redonda PASADO Y PRESENTE DE LA FOTOGRAFÍA TAURINA. Participan: Mario Torres “Mayito”, Donaciano Botello, Óskar Ruizesparza, Armando Landín-Miranda y Manolo Briones. Modera: Juan Antonio de Labra. Proyección de un tráiler con 150 fotografías de cinco fotógrafos mexicanos. Enseguida charla con los fotógrafos. Brindis de honor Miércoles 14 18:00 Hrs. National Theatre Live. Edición 2016 LAS AMISTADES PELIGROSAS Dir. Josie Rourke Duración: 185 minutos. Los antiguos amantes, la Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmonte, ahora compiten en juegos de seducción y venganza. Merteuil incita a Valmonte a corromper la inocencia de Cecilia de Volanges antes de su noche de bodas, pero Valmont escogido como presa la hermosa, virtuosa y sin igual Madame de Tourvel. Mientras estos aristócratas despiadados juegan con otros corazones y reputaciones, los suyos podrían ser más frágiles de lo que ellos creían. Miércoles 14 20:00 Hrs. Mesa redonda: RODOLFO RODRÍGUEZ EL PANA, UN TORERO DEL PUEBLO Participan los toreros Miguel Cepeda “El Breco” y Alfonso Hernández “El Algabeño”, así como los comentaristas taurinos Francisco Cortés Navia y Horacio Reiba. Proyección de vídeo. Duración 15 minutos. Posteriormente se dará paso a la mesa redonda. Brindis de honor. Jueves 15 18:00 Hrs. Estreno CEMENTERIO DE ESPLENDOR Dir. Apichatpong Weerasethakul Tailandia/ 2015/ 122 min. Una solitaria ama de casa de mediana edad atiende a un soldado con la enfermedad del sueño, cayendo en alucinaciones que des-

encadenan en sueños extraños, fantasmas y romances. Jueves 15 20:00 Hrs. Estreno MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS Dir. Joachim Trier Noruega/ 2015/ 105 min. Una exposición de la obra de la fotógrafa de guerra Isabelle Reed, tres años después de su prematura muerte, lleva a su hijo mayor de vuelta a la casa familiar. Allí pasará tiempo con su padre Gene y su hermano menor. Estando los tres bajo el mismo techo, Gene tratará de estrechar lazos con sus dos hijos mientras ellos luchan por reconciliar sus sentimientos hacia su fallecida madre, a la que recuerdan de manera diferente. Jueves 15 20:15 Hrs. Estreno TAXI TEHERAN Dir. Jafar Panahi Irán/ 2015/ 82 min. Un taxi recorre las vibrantes y coloridas calles de Teherán. Pasajeros muy diversos entran en el taxi y expresan abiertamente su opinión mientras charlan con el conductor, que no es otro que el director del film, Jafar Panahi. Su cámara, colocada en el salpicadero del vehículo, captura el espíritu de la sociedad iraní a través de este viaje. Viernes 16 18:00 Hrs. Estreno EL NUEVO NUEVO TESTAMENTO Dir. Jaco Van Dormael Bélgica/ 2015/ 113 min. ¿Qué pasaría si Dios existiese y viviese en Bruselas? Dios en la Tierra es un cobarde, tiene patéticos códigos morales y su conducta con su familia es odiosa. Su hija Ea, que se aburre mortalmente en la anodina Bruselas, decide rebelarse contra su padre, entra en su ordenador y desvela a todo el mundo el día d su fallecimiento, con lo que hace que de repente todas las personas reflexionen sobre qué hacer con los días, meses, o años que les quedan por vivir. Viernes 16 20:00 Hrs. Estreno TAXI TEHERAN Dir. Jafar Panahi Irán/ 2015/ 82 min. Un taxi recorre las vibrantes y coloridas calles de Teherán. Pasajeros muy diversos entran en el

taxi y expresan abiertamente su opinión mientras charlan con el conductor, que no es otro que el director del film, Jafar Panahi. Su cámara, colocada en el salpicadero del vehículo, captura el espíritu de la sociedad iraní a través de este viaje. Sábado 17 18:00 Hrs. Estreno EL NUEVO NUEVO TESTAMENTO Dir. Jaco Van Dormael Bélgica/ 2015/ 113 min. Sábado 17 20:00 Hrs. Estreno CEMENTERIO DE ESPLENDOR Dir. Apichatpong Weerasethakul Tailandia/ 2015/ 122 min. Domingo 18 12:00 Hrs. LA REVOLUCIÓN DE JUAN ESCOPETA Dir. Jorge Estrada México/ 2010/ 92 min. Durante la época de la Revolución Mexicana, en un pueblito minero del estado de Guanajuato vive un niño de once años al que todos llaman Gapo. A raíz de un suceso inesperado, decide ir en busca de su hermano mayor “El Damián”, un héroe revolucionario. Pero no viajará solo: con él irá Juan Escopeta, pistolero a sueldo con una misión crucial en la historia. Domingo 18 18:00 Hrs. Estreno MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS Dir. Joachim Trier Noruega/ 2015/ 105 min. Domingo 18 20:00 Hrs. IDA Dir. Paweł Pawlikowski. Polonia-Dinamarca/ 2013/ 82 min. Polonia 1962. Anna es una novicia de 18 años, que se prepara para convertirse en monja. Antes de eso, la madre superiora le revela que tiene una pariente viva, su tía Wanda, y que debe conocerla a ella y al mundo exterior antes de tomar los votos definitivos. Wanda, antigua juez del estado comunista polaco, le descubre a Anna su origen: su verdadero nombre es Ida y es judía de nacimiento; además, su familia vivió un trágico destino. Juntas inician un viaje en busca de las raíces de Ida, poniendo a prueba su fe y sus fuerzas.


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Notas al margen La familia, la propiedad privada y el amor

6 Por José Agustín Solórzano

B

y yo somos familia. Y sólo somos ella y yo, con un puñado de libros que no superan los mil. También, en casa, hay cinco animales más, todos tienen nombre, no porque a ellos les importe sino porque somos nosotros (bestias civilizadas) los que insistimos en nombrarlo todo. Coco y Amelí son perras, llevan conociéndome casi seis años y a B cuatro, para ellas B y yo somos su manada, aunque a uno lo conozcan desde hace más tiempo que al otro. También viven entre nosotros tres gatas: Wislawa, Branica e Iliada. La segunda y la tercera comparten, como se diría coloquialmente, la misma sangre. Hace casi cinco meses que Branica parió tres gatitos, entre ellos estaba Iliada, a quien nos quedamos en casa. Pero también nacieron otro par de cachorros que dimos en adopción cuando apenas tenían los dos meses de edad. Sin embargo, fueron parte de nuestra familia durante el tiempo que estuvieron entre nosotros: los alimentamos, los quisimos y les buscamos –en lo posible- un buen hogar. Además están nuestros padres, los de B y los míos. Así como los hermanos de ella, que son muchos; al menos para mí, que soy hijo único. Y ahí no acaba mi concepto de familia; también entran los amigos, aquéllos que veo seguido, o los que casi nunca veo pero que están presentes en lo que hago, en lo que soy y en lo que escribo. La familia, la mía, la nuestra, tiene que ver con lo que nos conforma como sujetos únicos. Una colectividad que construye individualidades. Por eso cuando nos topamos con un concepto como el de familia tradicional lo que nos queda es reírnos. Y más cuando se utiliza como bandera para defender lo indefendible; es decir: la violencia, la discriminación, el odio, la estupidez. Los conceptos maniqueos siempre son indiscutibles. No se puede dialogar con alguien que cree que las cosas son o negras o blancas. Para hablar con un creyente católico o cristiano recalcitrante es necesario rebajarte a su nivel intelectual; y tal vez por eso debo decir que este artículo no va encaminado de ninguna manera a convencer a los tercos de corazón idiota, y digo idiota porque son los de espíritu ignorante los únicos que creen que separando y prejuiciando mejoran el mundo. Esta nota tiene como finalidad entablar el diálogo entre los que decidimos dudar de cualquier concepto “tradicional” o preestablecido. Y es que no se trata de defender a la familia como concepto, porque no hay una definición que pueda abarcar lo que cada uno de nosotros entiende como tal. La familia de cada quien es la que uno elige, y a pesar de que se nace dentro de un núcleo social que para fines políticos y civiles se ha dado por llamar familia, ese núcleo no es estático y se mueve o, mejor, crece, en diferentes etapas de nuestra vida. Pero no podemos explicar esto a quien no quiere explicaciones. Ése es nuestro principal error: tratar de convencer

con argumentos a quien no busca más que un rincón en el cual acomodar las nalgas bajo su almohada de mediocridad. Los que salen a marchar a favor de una familia que sólo existe en sus fantasías religiosas no se han preguntado siquiera lo que es una familia; avanzan apoyados en pre-conceptos huecos. No buscan el significado, la verdad o la justicia; no les interesa ayudar a nadie ni beneficiar a ningún prójimo. Lo que quieren es ganar, demostrarse superiores frente a los que son diferentes. Lo que buscan endemoniadamente es demostrar que el mundo mediocre que habitan no puede cambiar, es estático y que ellos son los miserables reyes que lo dominan. Ni el derecho a opinar, ni la tradición, ni la moral; lo que defienden es la fantasía del poder, la perversión oculta en todos los bienintencionados: la de poder mantener a los demás dentro del rango de su propia mediocridad. Desde las cúpulas del poder religioso (y político), hasta la lambisconería ramplona del creyente de barrio (que apenas y tiene para comer pero confía en Dios y en sus ministros), se comparte esta ansia de manipulación. Para los católicos ser iguales significa ser débiles y sumisos; la equidad no es un asunto de derechos, sino de obligaciones. Y la única obligación es obedecer. Por eso debemos aclarar que el concepto de familia que “defienden” los que marchan frente a una necesidad social y discursiva como el matrimonio igualitario, no existe; es una fantasía retrógrada que no tiene sustento social, ni político, ni natural. Los grupos de derecha no marchan realmente en contra o a favor de un concepto; ni siquiera entienden muy bien por qué lo hacen; son autómatas que reclaman seguir siendo dominados por una élite que les alimente de basura el espíritu a cambio de un lugar en el cielo. No podemos discutir con ellos, porque ya lo dijimos: ellos no discuten, ignoran. Pero podemos discutir entre

nosotros y preguntarnos hasta cuándo vamos a dejar que esos conceptos “tradicionales” interfieran en nuestro discurso vital; ¿hasta cuándo la familia debe seguir siendo una institución política?, ¿hasta cuándo será necesario demostrar ante lo civil que podemos convivir en pareja? ¿Por qué el amor –sea lo que esto sea- tiene que burocratizarse hasta el punto ridículo de volverse un documento legal? Tal vez estoy siendo idílico, ingenuo, romántico; pero pienso en lo obsoleto de las instituciones medievales, y creo que tal vez para que el hombre empiece a ver a los otros como sujetos y no como objetos, deberíamos re-humanizar nuestro lenguaje. El término familia ya no se queda con lo institucional o lo religioso. Hoy podemos conformar nuestra familia con quien y cómo elijamos. Y a pesar de los insultos, la discriminación y la homofobia, empezamos a construir un nuevo lenguaje en el que la palabra puede revitalizarse; si vaciamos nuestro discurso de prejuicios podemos crear una pauta para convertirnos en seres humanos más tolerantes y empáticos. No digo de ningún modo que haya que mantenerse impávido ante estas expresiones de odio; no se trata de dejar que los imbéciles de buena voluntad naveguen con la bandera de la razón como si nada pasara. Pero tal vez sea un buen momento para festejar que si los conformistas, los comunes, los mediocres, se están quejando, es porque los inconformes, los diferentes, los hijos de Caín, estamos empezando a ser mayoría. Sintámonos libres de conformar la familia que deseemos, preferiblemente una donde haya amor y algo de dinero; siempre se puede agregar uno más y alguna vez también otro se irá. Nada es eterno en este mundo, y siempre puede ser que la infidelidad, la pobreza o la muerte nos separen. Pero como dice el dicho: donde hubo humo quedan las cenizas del recuerdo.

Notas al margen

“Tú tenías lazos blancos en la piel, tú tenías precio puesto desde ayer”. Silvio Rodríguez


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LA GUALDRA NO. 261 /// 12 de SEPTIEMBRE DE 2016

Río de Palabras

Dicen “Si te viene a contar cositas malas de mí manda a todos a volar y diles que yo no fui…”. Canción popular 6 Por Alberto Huerta

D

icen, los testigos presenciales, que le arrancaron los ojos, los dos, nomás le dejaron dos agujeros cuajados de sangre, que le cortaron las orejas, le sacaron todos los dientes y muelas, le cortaron el pizarrín y se lo metieron en la boca, con todo y sus bolitas, que le cortaron las manos, las dos. Que lo ahorcaron con un alambre recocido. Le dieron no sé cuántas puñaladas y como veinticinco tiros. Que le dieron de fregadazos con un bate. Lo encueraron, no le dieron chance de cubrirse sus vergüenzas y lo fueron a tirar a un basurero. Dicen, las vecinas, que su mamacita, no ha parado de llorar y que no ha declarado nada… Ya pa’ qué, dígame… ya pa’ qué. Ya no me va a venir a ver los domingos… a que le diera de almorzar… a dejarme unos centavos. ¿Yo qué le puedo contar? Mejor ai que quede. Y se seca las lágrimas con las mangas del suéter. Dicen, un taquero, que la policía no lo quería recoger, de allá, del muladar, entre tantísima cochinada. Dicen, sus cuates de la cuadra, que era novio de Chela, la hija del velador de la obra de la esquina, que ya llevaban mucho juntos, que ya vivían como marido y mujer. Dicen, unas clientas de la panadería, que no se sabía bien a bien en qué trabajaba, unos que compraba y vendía chácharas, otros que no, que lo suyo era la jardinería. Dicen, un jardinero y un teporocho, que se pasaba los días aplastado en una banca del jardín Juárez craneando para ver cómo le hacía para entrar de lleno en la polaca. Él aspiraba a llegar a Gobernador. Bueno… ya de perdida a Diputado. Menos no… ¡No, mi madres! Dicen, los parroquianos de la cantina “El gancho al hígado”, que debía un fregadal de muertes. Mi comadre Cleo dice que

/// Diego Rivera. Niños almorzando.

vendía mugres piratas, pero don Felipe el de la tienda de la esquina dice que son puras papas, que no hacía nada, que desde chamaco era bien baquetón. Dicen, sus vecinos, que encontraron debajo de su cama una petaca retacada de sabe cuánta fregadera, que los policías no dejaron ver. Dicen, una madrota y una güila, que tenía chambeando en un zumbido a cuando menos tres chamacas. Que era medio padrote, cintu-

Masiosare 6 Por Humberto Mayorga

E

s lunes a las ocho en punto, suena el timbre de la escuela. Masiosare (así se llama), se prepara para dirigir el juramento a la bandera. Celebraremos nuestro “Día de la independencia”. La historia debe estar siempre presente en las aulas aunque los honores al símbolo parecen ser un acto forzado. De cualquier manera él se dispone, sabe que de su voz deben salir alabanzas patrióticas: “Te prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y de justicia…”, grita Masiosare con esa voz chillona que lo caracteriza. Levanta su mano derecha frente a la bandera, abre bien los ojos y sigue declamando frente a sus compañeros. Ellos, los niños, portan orgullosos un lábaro. Saben que celebramos un México in-

dependiente ¿Lo saben? ¿Lo es? Masiosare porta orgulloso su uniforme, recorre el patio cívico con un estandarte, el de la Virgen de Guadalupe; más atrás le siguen aquéllos que ondean gallardos el símbolo de Las tres garantías. Nos muestran pancartas: “¡Viva la independencia!, ¡Muera el mal gobierno!”. La escuela es una fiesta: comida típica, trajes que muestran el folclor de nuestro país. Niños sonrientes, padres que comparten el pan, autoridades que se prestan a los juegos organizados: alguien representa al presidente, lleva su banda, grita con euforia haciendo mención de los héroes: rompen huevos con confeti… Masiosare finalizó hace rato su juramento, se acerca a su padre y le pregunta ¿A qué hora termina la obra? Con una irónica sonrisa le responde: Cuando los actores se quiten por fin el disfraz.

rita, pues. Dicen, sus condiscípulos, que estudió contabilidad. Otros aseguran que lo expulsaron cuando cursaba el quinto año de primaria. Lo cierto es que estudió hasta séptimo semestre de Leyes. Dicen eso y más. Pero lo único cierto es que el Gorupo ya no va a ir a los billares, ni a comer tacos dorados con doña Gume, ni al mediodía empujarse su amarilla en la banqueta, afuerita de la tienda de doña Paca.

Cambios 6 Por Pilar Alba

H

ay cosas que pasan y uno ni siquiera se da cuenta, son pequeñas, imperceptibles. Cambios que no ocurren de la noche a la mañana, sino que necesitan muchas noches y muchas mañanas para irse dando. Es por eso que no los vemos hasta que ya el cambio es muy evidente. Por ejemplo, nadie en la colonia se dio cuenta de que Lolita estaba enferma, hasta que la vimos con su bastón arrastrando la pierna mientras iba lentamente a recoger su litro de leche a la Liconsa. O cuando vimos a don Ernesto sin carro, agarrando el camión en la esquina, eso sí, con su traje y sus zapatos bien boleados como siempre.

Tampoco nos dimos cuenta de que Jesusito, el nieto de Román, andaba en malos pasos, hasta que lo vimos tirado en el piso, todo sucio y apestoso. Ni de cuando Mónica salió embarazada, hasta que la vimos cargando su criatura para llevarla a la guardería. O cuando se murió el Oso, el perro que andaba en la colonia a las expensas de la caridad de los vecinos, hasta que un día vinieron los de la basura a levantarlo. No nos dimos cuenta de qué tan mal andábamos hasta que a las nueve de la noche ya todo estaba cerrado y las calles solitarias, cuando dejamos de salir a la calle tranquilos, cuando nos empezó a asaltar el miedo. Cuando empezamos a sentir que ésta ya no era nuestra patria.


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