UnoOpinión JUEVES, 20 FEBRERO 2020
CRÓNICA CONFIDENCIAL
¡Todos juntos contra la corrupción y la impunidad!
Alarma por la UNAM Leopoldo Mendívil Internet: Lmendivil2010@gmail.com Facebook: Leopoldo Mendívil Twitter: @Lmendivil2015 Blog: leopoldomendivil.com SEÑORES RECTORES DE LA UNAM
d
+El genio sólo respira libremente en una atmósfera de libertad John Stuart Mill
e diversas formas, todos ustedes han enfrentado las tendencias de los conservadores que suelen estar contra la libertad de las universidades a través de la autonomía que ya se les ha respetado durante buen tiempo… Pero nadie se salva y a usted le está llegando el momento. Esperemos que el control permanezca en sus manos, aunque, de nueva cuenta, ahora en la Cámara de Diputados se aprecia una embestida cada vez más consistente contra instituciones
y legislaciones que son producto de décadas de lucha y reclamo democrático. Ya se han comentado temas como el intento de eliminar la tipificación del delito de feminicidio, debilitar a la CNDH, controlar al INE y al sistema de partidos, entre otros. Ahora ya está ahí, de nuevo, contra la UNAM de Enrique Graue Wiechers… Aunque sorprendió, ya no causó extrañeza la iniciativa presentada esta semana por el diputado de MORENA Miguel Ángel Jáuregui, de Azcapotzalco, para reformar la Ley Orgánica de la UNAM por la vía de que “el rector y los directores de escuelas, facultades e institutos de investigación sean electos por sus comunidades de forma directa, a través de procesos electorales competitivos, equitativos y trasparentes.” Esta embestida contra la autonomía de la UNAM ni sorprende ni es nueva, recordemos que la iniciativa de la reforma educativa del presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2018, propuso borrar, ¡pero de ya...! la autonomía universitaria. “Después corrigieron desde Palacio Nacional diciendo que fue un error, pero desde entonces sabemos que quieren acabar con la autono-
mía de las universidades públicas, sobre todo de la UNAM”, advierten diputados opositores. Para empezar, a la Ley Orgánica de la UNAM, por una especie de reglas no escritas que parten del respeto a su autonomía, ningún diputado puede pretender reformarla, ni en lo personal ni como partido. La tradición de la autonomía de la UNAM dicta que toda iniciativa de reforma a su Ley Orgánica sólo puede provenir de una propuesta de la propia UNAM, avalada por el Consejo Universitario. Por ello, es difícil de creer que un diputado como Jáuregui, cercano a movimientos urbanos y populares capitalinos, ignore las implicaciones de la autonomía de la UNAM. Por lo tanto, piensan legisladores de la oposición, la iniciativa lleva toda la cuestionable intención de acabar con la autonomía universitaria, porque meterse a decidir su normatividad interna significa invadir, violar la independencia y la autonomía que por décadas se ha respetado; ni el PAN ni el PRI se atrevieron a amagar de esta manera a la UNAM. Desde que empezó el gobierno de López Obrador, a través del titular de Educación Pública, Esteban Moctezuma, se
ha tratado de condicionar a la UNAM en temas como el presupuesto o la reelección de sus rectores. También hay que recordar que AMLO trató de comprometer a las facultades y colegios de ingeniería de la UNAM para que avalaran la viabilidad técnica del aeropuerto de Santa Lucía, situación que los especialistas universitarios apenas pudieron librar sin hacer enojar al Presidente. En este contexto, las reacciones, dentro y fuera de la Cámara de Diputados, son de alarma y desconcierto, de que la iniciativa para que el rector y los directores de la UNAM se elijan por voto popular pone en riesgo la integridad, la excelencia y la seriedad de la máxima casa de estudios, además de, pero, sobre todo, porque se rompe la tradición histórica de respetar la autonomía universitaria a nivel nacional. Y aquí es donde cobra sentido el temor de diversos sectores, de que la 4T esté pensando en tomar el control de la UNAM y de todas las universidades estatales, para cumplir a toda costa con la promesa de educación superior para todos los jóvenes, sin importar que esa acción desdibuje la seriedad y la solidez institucional de esas casas de estudio. El camino es previsible: se somete a votación si los universitarios aceptan abrir la matrícula a millones y millones de jóvenes. ¿Vale o no vale...?
La UNAM ya vive en democracia, punto Saúl Arellano @saularellano Investigador del PUED-UNAM
e
l pasado martes, 18 de febrero, el diputado federal por Morena, Miguel Ángel Jáuregui Montes, presentó en la Cámara de Diputados, a manera de iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la UNAM, un bodrio plagado de propuestas de mala fe, sustentadas en un conjunto de tonterías (porque no se puede hablar de argumentos en ese texto), mediante la cual se busca, en la peregrina visión del diputado, “democratizar a la UNAM”. La propuesta es, por donde se le vea, un despropósito. Dice literalmente este becario del Estado (es decir, el diputado): “Democratizar las formas de gobierno de la UNAM significa que al rector, a los directores de escuelas y facultades, así como a los directores de los institutos de investigación, los elijan sus propias comunidades por medio de elecciones abiertas, equitativas, competitivas y transpa-
rentes, a través de voto libre y secreto”. Para un lego en cuestiones universitarias, esta propuesta puede sonar como coherente y sensata. Sin embargo, hay varias falacias argumentativas que es importante mostrar, a fin de mostrar el tamaño de la mala fe de este diputado respecto de la UNAM. En primer lugar, se le olvida que, jurídicamente, la UNAM es un Organismo Público descentralizado del Estado mexicano, y que goza de autonomía plena desde 1929, condición que fue ratificada en la Ley Orgánica de 1945, que este señor pretende reformar. Desde esta perspectiva, pretender que la rectoría y las direcciones de escuelas y facultades sean elegidas por voto directo por parte de la comunidad univer-
sitaria, es el equivalente a exigir que el Director del Insabi sea elegido por las personas que están afiliadas a servicios públicos de salud; o que el director del IMSS sea elegido por voto directo por los derechohabientes, personal médico, y administrativo de la institución. Como puede verse, se trata de una lunática ocurrencia. En segundo término, la idea que tiene el señor Jáuregui sobre lo que es la democracia es, por decir lo menos, aberrante, pues reduce el contenido del Artículo 3º de la Constitución, a un mero asunto — por demás perverso— electoral, que pretende convertir a la UNAM en un campo de batalla similar al que se vive en los partidos políticos. En tercer lugar, el licenciado Jáuregui se equivoca al pensar y afirmar que la Junta de Gobierno carece de legitimidad para elegir a las direcciones y a la Rectoría de la UNAM. Se le olvida que en cada una de las facultades se eligen a Consejeras y Consejeros Universitarios, por voto libre y directo; que es el Consejo Universitario el que elije a quienes integran la Junta de Gobierno y el Patronato Universitarios; y que a partir de un amplio proceso de diálogo y auscultación de la Junta de Gobierno, delibera y decide quién debe ocupar la Rectoría de la UNAM.
Si el diputado Jáuregui cree que un método de elección indirecta es poco democrático, debería proponer en las reuniones interparlamentarias, por ejemplo con sus pares norteamericanos, la reforma de su sistema electoral, porque allá votan indirectamente, no por un rectorado, sino por el Jefe del Estado. La democracia universitaria, como la del país, es algo que debe construirse y fortalecerse todos los días: vía el diálogo, la deliberación política de altura y, en el caso específico de la UNAM, con base en un espíritu universitario animado por la nobleza y el compromiso institucional que implica ser parte de esta vibrante y vigorosa comunidad. Lo que está detrás de esta iniciativa es un intento más por echarle pólvora al incendio que han provocado los grupos que, durante ya décadas, han lucrado de la generosidad de la UNAM, privatizando aulas y auditorios en su beneficio, amedrentando a quienes no piensan como ellos. Por cierto, en el partido Morena, donde milita el diputado Jáuregui, llevan meses sin poder elegir democráticamente a su dirigencia nacional. Si desde ahí pretenden dar lecciones éticas a la UNAM, sería bueno mirarse primero en el espejo, y no hacer el ridículo con este tipo de sinsentidos.