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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

SUMARIO Nº3 - Verano 2002

Secciones:

Dirección, diseño y maquetación:

Editorial,2 1. el autor y su obra: Edgar Allan Poe,3

Juan María Albizu Andueza Roberto Goñi Ruiz Javier Del Valle Taberna Belén Galindo Lizaldre

Cartas y colaboraciones:

2. descubriendo…

Luis Landero,11

lacasadelosmalfenti@yahoo.es

3. el clásico

Werther de Wolfgang von Goethe,18

4. historias,24

Dirección web: www.lanzadera.com/lacasadelosmalfenti

Agradecimientos:

5. cita con...

Espido Freire,49

6. top ventas & novedades,53 7. sus favoritos,62 8. enlaces,66

A Espido Freire por acceder gentilmente a responder las preguntas que le realizó Belén Galindo. A Javier Del Valle por compartir con nosotros sus gustos literarios y comenzar una colaboración que esperamos sea duradera. A Italo Svevo, por inspirar en su libro La Conciencia de Zeno el nombre de esta revista. Si quieres participar en la revista con artículos o historias puedes enviarlos al correo de la revista. Se informará sólo a los autores de los trabajos aceptados.

La revista puede obtenerse de forma gratuita a través de la red en dos formatos: 1. su página web “o” 2. como formato electrónico (pdf). También puede adquirirse en papel previo pago de 5 € (sólo Península; pedid información en nuestro email)

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

Editorial Hola lectores:

Ya estamos otra vez aquí con el tercer número de La casa de los Malfenti. La verdad es que más que un esfuerzo, la elaboración de la revista está resultando un placer y mucho más desde que hemos empezado a recibir correos y comentarios de nuestros lectores y amigos. Esperamos que disfrutéis leyendo la revista tanto como nosotros recabando información y leyendo libros para poder hacerla. En este número vais a encontrar cambios. Esto se debe a que estamos abiertos a todo (o casi todo), y cada vez que se nos ocurre algo o recibimos una sugerencia interesante, no dudamos en hacer las modificaciones o incorporaciones correspondientes. Lo mismo ocurre a la hora de suprimir contenidos que resultan poco motivadores. Así es como queremos seguir en adelante con esta revista, tratándola como algo vivo que evoluciona y no se estanca. Los cambios de los que os hablabamos son los siguientes: desaparece la sección Certámenes, ya que creemos que hay sobrada información en la red a la que podéis acudir para informaros sobre los concursos previstos para meses futuros (este mes en la sección Enlaces os proporcionaremos una dirección interesante al respecto); se incorporan dos nuevas secciones, 1. Sus favoritos 2. Cita con… En Cita con… vamos a publicar entrevistas realizadas a escritoras y escritores a los que por circunstancias diversas hemos tenido acceso, tratando de obtener información interesante tanto desde el punto de vista del lector como del escritor. En la sección Sus favoritos queremos que un lector nos dé una breve opinión o su impresión sobre cinco libros, que por alguna razón considere que han tenido un impacto especial en su vida literaria. No queremos alargarnos más. Gracias una vez más por vuestra atención y ¡a leer!

El equipo de redacción de

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el autor y su obra Este mes vamos a dedicar esta sección al escritor norteamericano que probablemente sea más conocido a nivel mundial . Nos estamos refiriendo al genio de la literatura fantástica: Edgar Allan Poe. Daremos un repaso a su vida y obra, vida inmersa en un mundo de cambios políticos y obra dirigida a crear un nuevo estilo de literatura; la norteamericana.

Vida Edgar Allan Poe nace en los albores de una nueva etapa o período de la historia; la edad contemporánea. Es la época en la que se empieza a vislumbrar lo que el siglo anterior dejó entrever; el principio de soberanía nacional, la libertad individual y de comercio, la supremacía de la ley, la libertad de prensa y pensamiento… Todo este conjunto de ideas harán que una colonia inglesa dé lugar a una nueva nación: los Estados Unidos de Norteamérica. La transformación de

esta nación a lo largo de la primera mitad del siglo XIX transcurre paralela a la vida de Poe, de la que se han escrito muchas páginas pero que en su conjunto resulta en cierta manera inaprensible. El diecinueve de enero de 1.809 David Poe y Elizabeth Arnold, que residían transitoriamente en Boston, traen a este mundo a Edgar Allan Poe. Comediantes sin mucha fortuna, recorrían el país en busca de fama y dinero. Pocos años después su padre

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 los abandona cuando su madre esperaba otro hijo. Al poco tiempo, tras trasladarse a Virginia, nacerá su hermana Rosalie y algo más adelante su madre morirá víctima de la tubercolosis, la miseria y el agotamiento. A partir de este momento los hermanos Poe se separan siendo Edgar adoptado por la familia Allan de la que tomará su nombre. John Allan, su padre adoptivo, se dedicaba al comercio del tabaco y con el tiempo se convertiría en un afortunado productor de algodón. En este ambiente sureño, en contacto con el mundo negro y su esclavitud, transcurre la infancia de Poe. Cuando éste cumple seis años es enviado a estudiar a un colegio en Inglaterra donde permanecerá hasta llegar a los once años de edad. Este hecho favorecerá que Poe se convierta en un lector incansable de la escuela romántica británica. Walter Scott y Lord Byron lo cautivarán y su admiración por este último será patente a lo largo de toda su vida. A los diecisiete años comienza sus estudios en la Universidad de Virginia donde su padre quería que estudiase abogacía. Pero Poe tenía otro tipo de aspiraciones: la literatura, y más concretamente la poesía, estaban ya en su horizonte. El ambiente de las universidades americanas del momento no era precisamente el ambiente académico que hoy día conocemos; el juego, las juergas y la violencia era la forma habitual de comportarse de aquellos estudiantes privilegiados. Influenciado por este ambiente Poe se verá llevado a la necesidad de pedir dinero a su padre para poder seguir ese ritmo de vida y estar a la altura de sus compañeros. Si a esto le añadimos que Allan, padre, se negaba a adoptar

legalmente a Poe es fácil entender las desavenencias que empezaban a nacer entre ambos. Es muy posible que estos y otros problemas hicieran encontrar a Poe un compañero ya inseparable para el resto de sus días; el alcohol. No fue el caso de un bebedor empedernido, sino que con pequeñas cantidades de alcohol alcanzaba altos grados de ebriedad. En 1.826 abandona la universidad y vuelve a su ciudad natal donde publica su primer libro de poemas, Tamerlán, teniendo éste una escasa acogida. Es probable que el fracaso literario y las dificultades económicas llevaran a Poe a enrolarse en el ejército. Gracias a la influencia de su padre adoptivo logra ingresar en la prestigiosa academia militar de West Point. En este tiempo muere su madre adoptiva a quien Poe adoraba. Posteriormente su viudo anuncia su intención de volver a casarse haciendo que la relación entre ambos vuelva a deteriorarse. Es ahora cuando decide abandonar la vida militar y lanzarse al riesgo de la vida literaria.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Poe comienza con sus primeros intentos narrativos refugiado en casa de una tía suya rodeado de unas condiciones económicas de miseria y sintiendo en sus propias carnes el significado de la palabra hambre. Buscando material más facil de ser vendido a las revistas y periódicos, Poe abandona la tendencia poética para lanzarse a la producción de cuentos y narraciones cortas. En 1.833 gana un premio literario con su cuento Manuscrito hallado en una botella. Al año siguiente vuelve a casa de su familia adoptiva al enterarse de que John Allan agoniza y es rechazado vergonzosamente. Aquí comienza un episodio de su vida que ha sido objeto de numerosos y morbosos estudios; conoce a su prima de trece años de la cual se enamora. En 1.836 se casa con ella. Según cuenta Cortázar, que tradujo su obra completa al castellano, en marzo de 1.835 Poe carecía de hasta la vestimenta necesaria para aceptar una invitación. Entre 1.835 y 1.845 produjo la mayor parte de su obra destacada y llegará a alcanzar fama y renombre como crítico agudo e independiente. Las revistas más importantes de su época reclamarán su colaboración a sabiendas de que este hecho haría aumentar la tirada. Este período de creación y éxito no conseguirá el asentamiento síquico del escritor. Una y otra vez se verá sumido en profundas depresiones de las que intentará huir en compañía de su viejo compañero el alcohol, el láudano y otros sucedáneos.

En el año 1.842, su mujer empieza a mostrar los síntomas de la tuberculosis que la llevará a la tumba cinco años después. También en este momento Poe pierde su gran oportunidad de dirigir una revista propia al aparecer totalmente borracho en la Casa Blanca el día de su presentación. Es la muerte de su esposa lo que le sumergirá en un abismo de oscuridad del que ya nunca saldrá. En septiembre de 1.849 llega a Baltimore y visita a un amigo en un estado de total ebriedad y a partir de ahí desaparece misteriosamente durante cinco días, tras los cuales aparece borracho e inconsciente en la puerta de una taberna. En el hospital, entre gritos desesperados llamando a un personaje de su novela, muere a las tres de la madrugada de octubre de 1.849.

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Obra Poe comenzó su carrera como poeta emulando a Byron, a Shelley y a Tomas Moro. Su primera obra fue Tamerlan y otros poemas (Tamerlan and other Poems) (1827). Muchos de estos poemas nos recuerdan el tono de hastío utilizado por Byron. Su segundo volumen, Al Aarafat, Tamerlan y poemas menores (Al Aarafat, Tamerlan and minor poems)(1829), añade una serie de poemas al primero. Poemas segunda edición (Poems second edition) (1831) reúne extensas revisiones de los poemas anteriores con unos cuantos poemas nuevos. Desde 1831 hasta el final de su vida Poe intentó desarrollar una poética del lenguaje como forma de sonido sensual que encarnara el espíritu de lo sobrenatural. A esta tendencia pertenecen obras como Poemas (1831) o ensayos como El fundamento del verso (The rationale of verse)(1848) o El principio poético (The poetic principle)(1850). En sus poemas posteriores poe transforma el monólogo

dramático de sus primeros poemas en obsesionantes escenarios en torno a un tema central; la revelación sicológica inconsciente. De esta época son obras como Ulalume o El cuervo y tambien cuentos tan famosos como El barril de amontillado (The cask of Amontillado) (1845) Ligeia (1838) y La caída de la casa Usher (1839) Al comienzo de su carrera literaria, Poe concibió una secuencia de experimentos con formas genéricas de la literatura popular. Uno de los primeros se tituló Once cuentos de lo arabesco (Eleven tales of the arabesque). Aquí se incluían relatos notablemente serios y góticos como Metzengerstein o Manuscrito encontrado en una botella (MS. Found in a bottle) y otros cómicos y satíricos como El duque de l’Omelette (The duc de l’Omelette) . Tal y como intentaba Poe explicar a un editor en 1833, toda la serie completa era una burla no sólo de los modos de escribir relatos en aquella época, sino también de aspectos de la crítica literaria. A lo largo de su vida Poe escribió un único relato largo La narración de Arthur Gordon Pym (1837-1838) que fue lanzado por la revista literaria Messenger. En esta narración un sino perverso se apodera de los personajes aumentado por la propia maldad y perversión del hombre. Más que un simple viaje al Polo Sur, las aventuras de Pym sugieren un viaje al pasado, una búsqueda de los orígenes y del destino al que cada cual se dirige. Pero la narración se rompe; el último secreto no se habrá de encontrar.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Como crítico práctico, Poe denuncia la obra mal hecha y el robo literario; como periodista, se mantuvo resuelto contra las camarillas literarias que promocionaban la literatura regional. Poe defendió no la causa de las letras sureñas, sino la búsqueda americana de la independencia literaria. Su máxima aspiración fue crear una revista literaria libre de conflictos, de prejuicios sociales, de tendenciosas actitudes morales. A pesar de todo esto fue en el Sur donde

primero consiguió Poe su reconocimiento como profesional; el crítico sin miedo del Southern Literary Messenger. Aunque su reconocimiento crítico está señalado por un fuerte desacuerdo sobre el mérito intrínseco de su obra, los logros de Poe en poesía y ficción, crítica y periodismo de revista, resultan impresionantes desde el punto de vista histórico. Poe intentó unificar las múltiples funciones de un escritor fiel a su independencia.

BIBLIOGRAFIA Poemas Al Aaraaf (1829) Alone (1830) An Enigma (1848) Annabel Lee (1849) The Bells (1849) Bridal Ballad (1837)

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nยบ3 // EDICION: VERANO 2002 The City In The Sea (1831) The Coliseum (1833) The Conqueror Worm (1843) A Dream (1827) A Dream Within A Dream (1827) Dreamland (1844) Dreams (1827) Eldorado (1849) Elizabeth (1850) Eulalie (1845) Evening Star (1827) Fairy-Land (1829) For Annie (1849) The Happiest Day, The Happiest Hour (1827) The Haunted Palace (1839) Hymn (1835) Israfel (1831) The Lake. To -- (1827) Lenore (1831) The Raven (1845) Romance (1829) Serenade (1850) The Sleeper (1831) Song (1827) Sonnet- To Science (1829) Sonnet- To Zante (1837) Spirits Of The Dead (1827) Stanzas (1827) Tamerlane (1827) To -- (1830) To -- -- (1829) To F-- (1835) To F--S S. O--D (1835) To Helen (1831) To Helen (1848) To M-- (1830) To M.L.S. (1847) To My Mother (1849) To One In Paradise (1834) To The River -- (1829) Ulalume (1847) A Valentine (1846) The Valley Of Unrest (1831)

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Prosa Artículos Criticism (1850) The Daguerreotype (1840) Marginalia (1844-49) Cuentos The Gold-Bug (1843) Hans Phaall (1850) The Murders In The Rue Morgue (1841) The Mystery Of Marie Roget - A Sequel To "The Murder In The Rue Morgue" (1850) The Narrative Of Arthur Gordon Pym Of Nantucket (1850) Historias cortas The Angel Of The Odd- An Extravaganza (1850) The Assignation (1834) The Balloon-Hoax (1850) Berenice (1835) The Black Cat (1843) Bon-Bon (1850) The Business Man (1850) The Cask Of Amontillado (1846) The Colloquy Of Monos And Una (1850) The Conversation Of Eiros And Charmion (1850) A Descent Into The Maelstrom (1841) The Devil In The Belfry (1850) Diddling - Considered As One Of The Exact Sciences (1850) The Domain Of Arnheim (1850) The Duc De l'Omlette (1850) Eleonora (1850) The Facts In The Case Of M. Valdemar (1845) The Fall Of The House Of Usher (1839) Four Beasts In One- The Homo-Cameleopard (1850) Hop-Frog Or The Eight Chained Ourang-Outangs (1850) How To Write A Blackwood Article (1850) The Imp Of The Perverse (1850) The Island Of The Fay (1850) King Pest - A Tale Containing An Allegory (1835)

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nยบ3 // EDICION: VERANO 2002 Landor's Cottage - A Pendant To "The Domain Of Arnheim" (1850) The Landscape Garden (1850) Ligeia (1838) Lionizing (1850) Literary Life Of Thingum Bob, Esq. - Late Editor Of The Goosetherumfoodle - By Himself (1850) Loss Of Breath - A Tale Neither In Nor Out Of "Blackwood" (1850) The Man Of The Crowd (1850) The Man That Was Used Up - A Tale Of The Late Bugaboo And Kickapoo Campaign (1850) The Masque Of The Red Death (1842) Mellonta Tauta (1850) Mesmeric Revelation (1850) Metzengerstein (1850) Morella (1850) Morning On The Wissahiccon (1850) Ms. Found In A Bottle (1833) Mystification (1850) Never Bet The Devil Your Head - A Tale With A Moral (1850) The Oblong Box (1850) The Oval Portrait (1850) The Pit And The Pendulum (1842) The Power Of Words (1850) A Predicament (1838) The Premature Burial (1850) The Purloined Letter (1845) Scenes From Politian (1835) Shadow- A Parable (1850) Silence - A Fable (1837) Some Words With A Mummy (1850) The Spectacles (1850) The Sphinx (1850) The System Of Dr. Tarr And Prof. Fether (1850) Tale Of Jerusalem (1850) A Tale Of The Ragged Mountains (1850) The Tell-Tale Heart (1843) "Thou Art The Man" (1850) The Thousand-And-Second Tale Of Scheherazade (1850) Three Sundays In A Week (1850) Von Kempelen And His Discovery (1850) Why The Little Frenchman Wears His Hand In A Sling (1850) William Wilson (1839) X-Ing A Paragrab (1850)

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

descubriendo… Este mes le toca el turno a uno de los autores contemporáneos más importantes de la lengua castellana. Estamos hablando de Luis Landero. Autor de una de las obras maestras de los años 90, Juegos de la Edad Tardía, acaba de publicar su última novela El Guitarrista. Creemos que es ésta una buena ocasión para acercarnos al mundo, la temática y el estilo de este escritor tardío (no escribió su primera novela hasta los 41 años). Sirva este artículo de cebo para los lectores despistados y de simple recordatorio para todos los que disfrutamos con la buena literatura. ¡Queden pues abiertas las puertas de nuestra revista al fascinante mundo del “Afán Landeriano”!

LUIS LANDERO Luis Landero nació el 25 de marzo de 1948 en Alburquerque (Badajoz) en el seno de una familia de campesinos que emigró a Madrid en 1960. Tuvo el escritor que desempeñar los oficios más variados para costearse los estudios de bachillerato primero y sus estudios superiores en la Universidad después: fue guitarrista de flamenco, acomodador, linier, oteador, etc. Se licenció por la Universidad de Madrid en Filología Hispánica. La didáctica ha sido siempre una de sus pasiones: “Hay que pensar que nadie enseña literatura, son los autores los que la enseñan: Cervantes, ValleInclán, Hemingway. El profesor es un anfitrión, un presentador. Son experiencias que se enseñan a través

de la pasión”. Ha desempeñado el cargo de profesor ayudante en la sección de filología francesa de la Universidad Complutense de Madrid y de profesor de lengua y literatura españolas en un instituto de bachillerato. Actualmente enseña literatura en la Escuela de Arte Dramático de Madrid. Dentro del panorama de las letras castellanas, Landero ocupa un lugar muy destacado. Se han comparado sus libros con la obra cervantina (de hecho Cervantes ha sido desde siempre un referente de primer orden para el escritor) por su construcción tradicional, en contraposición a una época en la que sólo parece admisible lo experimental. Luis Landero utiliza en

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 sus novelas un lenguaje elaborado para analizar con ironía y cariño un universo repleto de fantasías, anhelos e ideales. Desde tierno infante, quiso ser escritor, concretamente poeta. Escribió sus primeros versos con catorce o quince años. Hoy, el escritor vive en una casa llena de luz y de libros. Es un conversador excelente y cita con igual entusiasmo tanto a Pessoa y Camus, como a Einstein y Butragueño. Confiesa que le encanta el fútbol y el ajedrez. Se considera a sí mismo como un escritor inseguro que bascula entre la euforia creadora y la duda. Su primera obra, Juegos de la edad tardía, se publicó en 1989 bajo el sello de Tusquets Editores y fue acogida con gran entusiasmo por la crítica, lo cual le valió el Premio Nacional de Literatura y Premio de la Crítica en 1991. Según sus propias palabras, le llevó unos seis años escribir esta obra, “digamos que fueron cuatro años de matrimonio y dos de noviazgo”. Desde su publicación, esta novela se ha convertido en una obra de culto para miles de lectores y en texto de referencia para muchos escritores posteriores. Ha sido traducida a nueve idiomas. El éxito le atrapó a una edad suficientemente avanzada como para poder resistirse al monstruo de la vanidad y el orgullo. Siempre ha evitado las estridencias del triunfo y ha intentado escribir fuera de las ataduras que a menudo impone el frenesí editorial. Luis Landero es un escritor exigente consigo mismo, lo que le hace publicar nuevos libros después de mucho tiempo de preparación. El resto de novelas publicadas por el autor son Caballeros de Fortuna (1994), El mágico aprendiz (1998) y su última entrega El guitarrista (2002). También publicó en

1996 un hermoso libro en el que reúne sus opiniones sobre diversos aspectos de la vida, la enseñanza y la literatura. Landero es un escritor vital que se ve arrastrado por lo que le dicta su propio corazón y que se nutre de la propia experiencia para construir ficciones que tienen mucho de real: “Lo fundamental para escribir es sentir, la muerte del escritor es cuando deja de sentir, el peligro es que se seque el corazón. La fuente, el manantial de la sensibilidad de todos se forja muy a menudo en la infancia, de algún modo mi infancia es lo que mantiene mi capacidad de sentir. Es ahí de donde brota el sentimiento, el gusto por la vida, las emociones, cuando el escepticismo amenaza con secar el corazón” –decía ante la pregunta por sus fuentes de inspiración. Cuando se le pregunta acerca de la temática de sus libros, Landero explica que sus tres primeras novelas (Juegos de la Edad Tardía, Caballeros de fortuna y El mágico aprendiz) formarían una trilogía que podría titularse El Afán, mientras que su última novela, El guitarrista, contituiría una unidad independiente, a pesar de que en su interior se encuentran los mismos temas desarrollados en las anteriores obras. Landero, no inventa impunemente, sino que al hacerlo ahonda en sí mismo y por lo tanto en las fuentes que siempre le han inspirado. “Son los temas los que te eligen, son los temas los que eligen al escritor”. “Sientes que algo empieza a funcionar como un motor. Funcionan las bielas, el cigüeñal, responde el freno y entonces… aparecen los personajes, aparecen las situaciones, aparecen los olores, el tiempo, el ambiente, el espacio… Eso es un mundo novelesco. En realidad es un

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 trozo de vida, un enorme pedazo de vida que te atrae”. Como escritor, Landero es desordenado aunque disciplinado. Suele escribir por la mañana temprano aunque a menudo sigue escribiendo por la tarde. Escribe con estilográfica de tinta negra y corrige en colores. Es incapaz de escribir sin haber fijado una estructura previa y utiliza para su actividad creativa una habitación que su hijo dejó libre al independizarse. Nunca deja de escribir y le gustaría vivir con el tiempo en una pequeña ciudad cerca del campo. Corrige y corrige sin descanso hasta que obtiene una versión más o menos definitiva en ordenador de su obra. Para él, el proceso creativo se ha convertido cada vez más en “restar”, en resistirse a la tentación de añadir. En cuanto a sus maestros, cita con rotundidad a Cervantes y a Kafka. “A veces el idioma está reseco, entonces es bueno ir a los clásicos para darse cuenta de que el idioma es un limón todavía por exprimir. Cervantes, los clásicos, te reconcilian con la vitalidad del idioma…”, “Kafka es un referente inevitable. Mi visión del mundo no coincide plenamente con la suya, perro sí que es cierto que Kafka me ha

ayudado a aquilatarla mejor, a matizarla mejor, a reconducirla, a encauzarla”. Sus poetas favoritos son Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, César Vallejo, Pablo Neruda y Lorca. En relación con la situación de supuesta crisis vivida por la novela contemporánea, Landero opina que se escribe lo que la sociedad exige o pide. Para él, la razón de que hoy en día la novela sea una novela apagada y sin brillo es debido a que no tenemos una sociedad brillante. En su opinión “la novela anda desconcertada en busca de un referente”. En definitiva, nos encontramos ante uno de los autores más importantes del panorama literario español, con una gran experiencia creadora y vital a sus espaldas, heredero de toda una larga tradición de brillantes escritores. Una apuesta segura en un tiempo en el que la elección del libro a leer se ve dificultada por una maraña de novelas de escaso o nulo interés literario. Sirva este pequeño comentario como invitación a una lectura placentera y de ninguna forma arriesgada.

BIBLIOGRAFIA • • • • •

1989 - Juegos de la edad tardía / Novela 1994 - Caballeros de fortuna / Novela 1996 - Entre líneas: El cuento o la vida / Opiniones 1998 - El mágico aprendiz / Novela 2002 - El guitarrista / Novela

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Breve descripción de sus novelas: conocer a Gregorio, éste ya no puede volver atrás. Estos dos adolescentes otoñales han emprendido juegos demasiado peligrosos, y ya no pueden sino fundirse para siempre en Faroni.

JUEGOS DE LA EDAD TARDIA Fecha: ISBN: Páginas: Editorial:

01/10/1989 84-7223-135-6 376 pág. Tusquets

Los anhelos de una vida amorosa e intelectual inquieta que Gregorio alimentó en su juventud se habían esfumado cuando, convertido ya en un oficinista gris, conoce un día por teléfono a Gil, hombre modesto, maduro también, quien, tras largos años de exilio, acabó idealizándolo todo en mitos anacrónicos. Gil necesita a toda costa a un héroe-artista al que adherirse y, lentamente, consigue resucitar en Gregorio sus sueños juveniles y el deseo de convertirse en esa figura simbólica. Y ha lugar la metamorfosis de Gregorio en Faroni, personaje que ninguno de los dos nunca logró ser -ingeniero y poeta, triunfador, culto, políglota, apuesto, audaz en el amor, «progre»-, pero patética caricatura del artista trasnochado. Cuando Gil va por fin a

CABALLEROS DE FORTUNA Fecha: ISBN: Páginas: Editorial:

01/02/1994 84-7223-411-8 328 pág. Tusquets

Una voz anónima, surgida de uno de esos grupos que asisten ociosos al espectáculo de las vidas ajenas, reconstruye un suceso en el que cinco destinos privados se van poco a poco entrelazando hasta convertirse en uno solo, colectivo: Esteban, el inocente, descubre de pronto el fascinante mundo del dinero, el lujo y el poder, y se empeñará a su manera en hacerse rico y poderoso; el pequeño Luciano, como para culminar el fervor religioso en el que le educaron, descubre el amor, un amor imposible, que sólo

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 encontrará descanso en su plenitud; Belmiro, el viejo ilustrado, tras una vida de estudio, se topa de golpe con la irracionalidad de las pasiones; don Julio, comerciante de mercería, detecta un día en sí mismo insólitas dotes para convertirse en líder político ; y Amalia se debate entre el amor transgresor hacia un adolescente y el afecto sereno que le ofrece un hombre otoñal. La fatalidad convierte estas vidas en una aventura existencial azarosa en la que, como en las antiguas Ruedas de la Fortuna, la ruina y la muerte, el amor y la gloria, se entrecruzarán de forma tragicómica.

Historia Sagrada y de un Hollywood legendario, vivió en su infancia la llegada de la Coca-Cola, y fue a estudiar la carrera a la capital, para lo que tuvo que ganarse el pan. Sin embargo, ahora, en nuestros días, se ha convertido en una figura muy peculiar: es alguien-que-sabe. Enamorado de los libros, reflexiona sobre la ficción y la realidad. Amante de la vida, medita sobre su pasado y sobre un presente lleno de contrastes que nos concierne a todos. Landero, con la seductora prosa a la que nos tiene acostumbrados, intercala entre las páginas dedicadas a Manuel Pérez Aguado ideas, apuntes y retazos que hacen de contrapunto y añaden al libro otra voz: una voz que habla en primera persona, que narra otras historias, y que casi, diríase, acaba transformándose en otro personaje.

ENTRE LÍNEAS: EL CUENTO O LA VIDA Fecha: ISBN: Páginas: Editorial:

01/04/2001 84-8310-168-8 168 pág. Tusquets

Manuel Pérez Aguado (Manolito para los amigos; en el estrado, don Manuel) es profesor de literatura, y además lector y escritor. La vida de Manuel, que va atisbándose al filo de la obra, es bastante común: nació en un pueblecito en el que sólo dos casas tenían luz eléctrica; hijo de las clases de

EL MÁGICO APRENDIZ Fecha: ISBN: Páginas: Editorial:

01/02/1999 84-8310-085-1 416 pág. Tusquets

En 1990 Luis Landero sorprendió al mundo de las letras españolas con su

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 primera novela, Juegos de la edad tardía (Andanzas 102 y Fábula 2), que no sólo recibió un año después de su publicación el Premio Nacional y de la Crítica, sino que fue acogida con entusiasmo por un público que no ha cesado de crecer. Casi diez años la separan de El mágico aprendiz, su tercera novela. Con El mágico aprendiz, Landero abandona la provincia y nos sitúa en el corazón mismo de la capital durante los prometedores años ochenta en que todos los sueños de abundancia y riqueza parecían posibles. Nos introduce asimismo con un humor sabio y corrosivo en el espacio casi virtual que media, en el llamado «mundo moderno», entre los deseos y la realidad. El mágico aprendiz cuenta la historia de Matías Moro, un hombre que lleva una vida sosegada y feliz y al que un suceso fortuito le hace descubrir el amor y acaba lanzándolo, junto con sus compañeros de trabajo y un grupo de marginados sociales, a una aventura impar, donde se verá forzado a convertirse en el héroe que nunca quiso ser. Elegido así por los demás como el líder que habrá de guiarlos hacia un futuro que dé sentido y plenitud a sus vidas, arrastrará a los otros, y será a su vez arrastrado por ellos, a un viaje insólito a través del mundo de las finanzas, del éxito, del poder, del amor, del espejismo de una segunda juventud. Una aventura que acaso les permitirá alzarse de siervos a señores, de secundarios a protagonistas, y emancipar de paso a algunos desheredados de este mundo, y que finalmente les llevará a aprender de nuevo el siempre misterioso oficio de vivir.

EL GUITARRISTA Fecha: ISBN: Páginas: Editorial:

01/03/2002 84-8310-198-X 328 pág. Tusquets

Una nueva novela de Luis Landero siempre es una fiesta. Pero, con El guitarrista, los lectores percibirán una inflexión, tal vez un nuevo registro, en su trayectoria literaria, lo cual, ya de por sí, reserva alguna grata sorpresa añadida a la calidad y gratificación que nos tiene acostumbrados: la coincidencia inicial que acerca de un modo asombroso el autor al narrador que cuenta, desde la madurez, sus años de formación. Emilio, un adolescente obligado a trabajar por las mañanas como aprendiz de mecánico en un lóbrego taller y a estudiar por las tardes en una academia, vive esos años decisivos como «un laberinto de instantes, de promesas» en sus encuentros con los tipos a los que su madre alquila una habitación. Pero, un día, aparece su primo Raimundo, que vuelve de París y le cuenta sus éxitos como guitarrista de flamenco. Emilio se deja arrastrar por el señuelo de la vida bohemia que éste le promete y aprende a tocar la guitarra con la esperanza, que no la convicción,

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 de escapar del taller y las clases. Lo que no puede imaginar es que su recién adquirida pericia con las cuerdas le pondrá en contacto con la mujer de su patrón, Adriana, una joven despampanante y extrañamente fatal, a quien

se ve obligado a dar clases de guitarra. Emilio intuye que su vida puede caer en una trampa aún más traicionera que la del propio taller, pero gustoso acepta por una vez el reto que se le presenta.

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el clásico Pretendemos en este número rendir un merecido homenaje a una de las grandes novelas de la literatura universal. Nos estamos refiriendo al conocido Werther, del genial escritor alemán Johann Wolfgang Von Goethe. Nos enfrentamos a una novela cuya aparición en 1774 supuso una clara ruptura con la tradición literaria alemana vigente en su momento y que conmocionó a una sociedad con una mezcla sublime de vida y poesía. Premonitoria de los grandes fenómenos de masas, esta obra consiguió influenciar el lenguaje, las pasiones y hasta la estética de la juventud de su tiempo. En definitiva, nos encontramos ante la conjunción perfecta del contenido romántico, la belleza formal y el dramatismo, ante uno de los paradigmas de la literatura subjetivista. Confiamos en despertar, en aquellos que no han leído todavía la obra, el ansia por su lectura y en enriquecer, de algún modo con curiosidades e informaciones más o menos interesantes, el conocimiento que de la obra tienen los afortunados que ya se han dejado arrastrar por sus páginas.

Las desventuras del joven

Werther

Por Johann Wolfgang Von Goethe Werther es un joven apasionado y sentimental que abandona su ciudad para retirarse a la soledad de Wahlheim, una tranquila e idílica aldea donde se dedica a la pintura y a la lectura. En esta aldea conoce a Lotte, una hermosa muchacha de la que queda absolutamente prendado. Pero existe un problema: Lotte está prometida con Albert, un honrado lugareño. El amor brota como un torrente del corazón del joven Werther. Se entrega a una rutina de visitas y anhelos amorosos. La vida del joven discurre,

desde entonces, entre la esperanza de una posible relación con Lotte y la desesperanza ante la imposiblidad real de dicha relación. Werther intenta enderezar su vida, cambiar de rumbo, pero sus sentimientos serán más fuertes que su razón. La noticia de la inminente boda de Albert y Lotte lo sume en un profundo desasosiego. Todo lo que antes era hermoso y tranquilizador se ha convertido en insoportable y extraño. No queda otra salida que el suicidio, el final más trágico.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Toda la obra está estructurada en forma de cartas escritas por Werther a su amigo Wilhelm. De esta forma conocemos de primera mano los sentimientos del protagonista, la visión subjetiva que el personaje tiene de los acontecimientos. La acción transcurre en un período de año y medio, desde el 4 de mayo de 1771 al 20 de diciembre de 1772. Más allá de un mero drama amoroso, Las Desventuras del joven Werther constituye un retrato de un siglo de historia alemana, de una actitud ante el dolor y la vida. Se dice a menudo que la realidad imita al arte. Así lo atestigua la gran oleada de suicidios acontecida en Alemania tras la aparición del texto de Goethe. Matarse se convirtió en una moda, en un gesto de pureza, de lógica y verdad social. Un personaje de novela, Werther, se convierte al fin en símbolo del romanticismo alemán. ¿Pero qué hay detrás de esta novela para que después de tantísimo tiempo perdure en la conciencia de toda una cultura universal? ¿Cuál es la clave oculta que la ha convertido en perenne, en eterna? A continuación vamos a intentar desenrañar algunos rasgos, algunos signos que quizá puedan hacernos entrever siquiera parte de su grandeza. Es esencial a la hora de entender e interpretar la importancia de esta obra cumbre, acercarnos al joven autor, conocer la personalidad intensa del escritor alemán. ¿Cómo era Goethe cuando escribió el Werther? Gracias a su amigo Kestner disponemos de una descripción bastante ajustada de cómo era y se comportaba aquel joven de veinticuatro años: “No es persona insignificante. Tiene mucho talento, es un verdadero

genio y una persona de carácter; posee una imaginación extraordinariamente viva, razón por la cual se expresa la mayoría de las veces en imágenes y metáforas... Es fuerte en todos sus afectos, sin embargo tiene a menudo mucho poder sobre sí mismo. Su forma de pensar es noble, está libre dentro de lo posible de prejuicios, se comporta como le place, sin preocuparse de que ello pueda o no pueda agradarle a los demás, o que la moda y la forma de vida lo permitan. Odia toda coacción. No tiene aún principios firmes y procura lograr un cierto sistema. Para decir algo al respecto: respeta mucho a Rousseau, pero no es un admirador ciego del mismo. No es lo que se llama un ortodoxo. Pero no lo es por orgullo o por capricho o para poder imaginarse lo que quiera. Sobre ciertas cuestiones principales se expresa en contra de pocos; no le gusta molestar a los demás en sus tranquilas concepciones. Odia el escepticismo, aspira a la verdad y a la determinación sobre ciertas materias principales y cree

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también estar ya determinado sobre las más impor-tantes; pero por lo que he podido observar no lo está aún... Tiene gran respeto por la religión cristiana, pero no en la forma como la presentan nuestros teólogos. Cree en una vida futura, en un destino mejor. Aspira a la verdad, pero le da más importancia al sentimiento de la misma que a su demostración” Uno de los componentes del grupo juvenil revolucionario “Sturm und Drang” (Tempestad e ímpetu), célebre por aquel entonces en Alemania, definiría a Goethe como “un genio de la coronilla a los pies”. Goethe es ya la encarnación apasionada del futuro Werther, la caja de resonancia de todos los intereses, conflictos y entusiasmos de una élite del espíritu alemán. Poseía todos los atributos del ídolo y el talento del liderazgo y ya era adorado y admirado por ello. Goethe era arrogante, pero humilde; soberbio y afectuoso a la vez; rebelde y respetuoso; aparentemente frío, pero en el su interior hipersensible. Presenta una inestabilidad heredera de la propia desorientación de su época. Se encuentra en el centro de un remolino

de corrientes ideológicas y filosóficas: por un lado está el racionalismo tolerante, en el otro el radicalismo ilustrado. Entre medio nos encontramos con el culto al corazón de los sensibilistas. En definitiva su temperamento estaba inmerso en una continua lucha y sublevación interna. Estaba naciendo Werther. El Werther de Goethe nace en un momento histórico alemán en el que se rompe de forma radical con el culto a las reglas y a la razón predominante hasta ese momento. Nos encontramos en una década (1770-1780), en la que se produce el surgimiento de una hornada de prometedores escritores y poetas alemanes. Se estaba forjando toda una revolución en la lírica, el drama y la novela. Se podría decir que estaba comenzando el siglo de oro de las letras alemanas. Junto con Goethe, surgen en este decenio escritores como G. A. Bürger, Max Klinger (etiquetador del movimiento Sturm und Drang), Herder, Mathias Claudius, etc... Pero será la misiva epistolar del suicida Werther la que deslumbrará dentro de este ambiente de revolución formal y temática. Será Goethe quien ponga de moda este nuevo tipo de escritura, arrastrando a toda una generación hacia una locura lectora. La aparición de Die Leiden des jungen Werther (Las desventuras del joven Werther) en otoño de 1774 supone la finalización en Alemania de una literatura dependiente de estilos y formas heredadas de regiones vecinas, de Inglaterra y Francia principalmente. Con esta obra se instaura definitivamente una nueva era en la evolución de la literatura alemana que desembocará en la inclusión de las letras alemanas, vestidas bajo un

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 definido estilo propio, dentro del torrente literario europeo. Hasta este momento se había criticado a la literatura alemana una clara falta de contenido. Con Werther se establece una pauta a seguir. Acierta Goethe en su elección de temática. A través de su obra maestra convierte a la literatura en reflejo fiel de toda una sociedad. La literatura sentimental, de este modo, se constituye como la base a partir de la cual poder denunciar y protestar contra unas bases morales y unas circunstancias sociales instituidas. Esto la convierte en una literatura nacional. El Werther de Goethe está escrito en forma epistolar. Puede parecer un elemento accesorio, pero no es así. En la elección de esta opción formal está basada gran parte de su éxito. Al hacer esto, Goethe acierta de plano con la forma narrativa de moda en europa. Esto unido a su novedad temática, hará que la obra escandalice en Inglaterra y apasione en Francia o Italia. Es a través de las cartas escritas por Werther a su amigo Wilhelm como la obra se convertirá en el máximo exponente del subjetivismo europeo. La carta, de este modo, se establece como medio místico de comunicación de todo un mundo de sentimientos y sensaciones. El clásico diálogo entre amantes es sustituido por un intenso monólogo. A penas si se hace referencia en el libro a las respuestas de las cartas de Werther. La trama, por tanto, se mueve dentro de los límites del monólogo interior. Todos estos rasgos hacen de la novela de Goethe, un producto arriesgado y atrevido. La reflexión subjetiva del personaje sirve para reflejar todo un mundo de sensaciones y análisis que van más allá de la pura relación amorosa, convirtiéndose ésta en una

valiosísima fuente documental sobre la vida y la sociedad alemana de aquel entonces. Por otro lado, el aparente desorden a la hora de describir las situaciones, otorga espontaneidad, veracidad y dramatismo a la línea argumental. Si buscáramos antecedentes literarios a esta obra, podríamos citar la obra de Rousseau Nueva Eloisa y la de Richardson, Pamela, en las que Goethe habría aprendido el estilo epistolar. Para la elaboración de las perfectas descripciones naturales, el autor se inspiraría en las obras de Klopstock, Homero o Gessner. Pero si hay que destacar uno de los efectos de esta maravillosa obra sobre la sociedad alemana, ese debería ser el del sensacionalismo. Toda una generación de jóvenes alemanes se vio impactado por esta obra de una forma tal que la llevó a adoptar al joven Werther como ídolo a imitar, como ejemplo a seguir. Goethe atribuyó tal éxito o tal revuelo al carácter pesimista y sentimental de la juventud de aquel entonces. El Werther fue sensacionalista porque derrumbaba o al menos ponía

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 en tela de juicio convicciones hasta entonces admitidas como indudables, abría un debate a cara descubierta sobre la moralidad del suicidio y descubría los trágicos efectos de una de las mayores plagas de aquel siglo: el tedio. En el libro se propugna una nueva escala de valores asentada sobre las bases del corazón. El personaje, el joven Werther, no disfruta de la pantomima de vida cortesana, de las fiestas aparentes de la alta sociedad y la aristocracia. Pero no sólo debe observarse al joven Werther como materialización del héroe antiburgués, del ilustrado crítico con su propia sociedad, sino que también y fundamentalmente, encarna al agraciado burgués carcomido por un profundo sentimentalismo y una indomable pasión. Estaríamos, por tanto, ante el Werther romántico. Muchos ingredientes de la obra nos hacen observarla desde un prisma romántico. Lo es Lotte, el ángel amado; lo es Werther con su carácter aventurero, inconstante, fatalista, apasionado; lo es el paisaje en el que se desarrolla la acción. Estamos hablando de romanticismo como huida de la realidad del hogar en busca de la felicidad. Hoy en día pueden parecernos cursis, incluso ñoñas, muchas de las reacciones del personaje, esos continuos suspiros, lamentos y lágrimas, pero no hay que olvidar que bajo todo esta fachada sentimental se encuentra el testimonio de toda una juventud inconstante, insatisfecha y en continuo movimiento. El tono exagerado y a menudo sentimentalista de la obra no es otra cosa que un instrumento voluntario con el que Goethe pone de relieve sus reservas con respecto a la concepción del mundo que él mismo describe.

Se ha afirmado, con razón, que la mayor parte del material utilizado por Goethe en la elaboración de Las desventuras del joven Werther es de carácter autobiográfico. Pero no sólo eso. Se trata de un material de una inmediatez autobiográfica insólita, teniendo en cuenta que la obra salió publicada en 1774 y los hecho relatados se refieren a 1771. Goethe no se preocupó demasiado en distanciar a los personajes relatados de los presentes en la obra. Apenas si guardó el anonimato de los personajes componentes del triángulo amoroso. El mismo se transformó en el propio Werther; llamó Albert a su amigo y rival Johann Christian Kestner; y mantiene el nombre de Charlotte (Lotte) para la protagonista femenina, con la que tuvo un desdichado incidente amoroso en la realidad y que estaba casada con Kestner. También se sabe que la parte no autobiográfica, relacionada con el desenlace y suicidio de Werther, está casi literalmente extraída de unas cartas en las que Kestner le informaba de la muerte de un diplomático, amigo común, llamado Jerusalem. La obra ha sido estudiada a fondo y prácticamente no queda ningún aspecto de la misma que no esté documentada. El carácter autobiográfico queda, por tanto, fuera de toda duda. No obstante, es importante interpretar adecuadamente la dirección, el sentido de este valor autobiográfico. Esta característica del texto podría haber empujado al autor hacia el final trágico del libro o en cambio desviarlo hacia un destino totalmente diferente. El caso del Werther de Goethe entra dentro de esta segunda categoría. En esta novela el autor quiere dejar muy claro su deseo de viraje, de distanciamiento al desenlace que él mismo crea, un

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 desenlace que presenta como modelo de condenación que debe ser evitado. Sirva todo lo dicho para entrever este símbolo de las letras alemanas. Somos conscientes de que queda mucho en el tintero, pero llega el momento de ceder el testigo al lector

que, sin lugar a dudas, sabrá dotar al texto de una interpretación personalísima. Estamos por tanto, ante una de las grandes joyas de la literatura mundial que bien merece una lectura detenida, que justifica un espacio en nuestras ajetreadas agendas diarias.

Breve biografía de Johann Wolfgang Von Goethe

J. W. Goethe nació el 28 de agosto de 1749 en Frankfurt del Main y murió en Weimar en 1832. Hijo del consejero J. C. Goethe, pasa su infancia en el seno de la familia imperial, efectuando sus primeros estudios bajo la dirección de profesores particulares. Entre 1765 y 1768, durante sus estudios de Derecho en Leipzig, escribe sus primeros poemas y sufre sus primeros desengaños amorosos. En 1770 se traslada a Estrasburgo, donde conoce a Herder –principal teórico del Sturm und Drang- quien le inicia en Shakespeare y en la poesía popular alemana. Pero a partir de 1775 la literatura pasa a ocupar un segundo plano en la vida de Goethe: el duque de Weimar lo nombra consejero, cargo que ostentará hasta 1802. Durante estos años, su fogosidad y romanticismo juveniles dejan paso a una mayor serenidad y madurez; fiel reflejo de ello son sus últimas producciones literarias y, en particular, Fausto, su obra magna, en cuya redacción invierte los últimos años de su vida, finalizando las últimas correcciones pocos días antes de su muerte.

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Historias Como ya os informamos en el número anterior de La Casa de los Malfenti, esta sección alterna relatos de escritores célebres con otros de escritores noveles. Después de dedicar este apartado al maestro del género, Guy de Maupassant (La Casa de los Malfenti Nº2 Primavera 2002) ha llegado el momento de pasar el testigo a nuestros colaboradores, los escritores noveles. En esta edición nos muestran sus historias Hugo Aqueveque, Luis F. Subero, Jaime Esquete, Adriana Agrelo, Rosa Elvira Peláez y Héctor Chilibroste. Nunca nos cansaremos de agradecer su participación desinteresada. Y sin más preámbulos os invitamos a sumergiros con nosotros en los mundos fantásticos, en las historias sorprendentes que a continuación se nos ofrecen.

EL EXTRAÑO Hugo Aqueveque Desperté de sobresalto en el sofá, acosado por un opresor presentimiento. Ahí estaba él, sentado frente a mí en un sillón, mirándome fijamente. Eso ya no me asustaba, muchas veces lo hizo, muchas veces salí de mis sueños y lo encontré observándome absorto, admirado. No sé cómo entró a mi casa, nunca lo sabía, yo no lo invitaba y él no pedía permiso, sólo aparecía. Jamás me molestó aquello ni tampoco le pregunté por qué lo hacía, ni siquiera cuando lo hallaba en mitad de la noche. Esta vez su expresión es distinta, no tiene esa postura segura ni aquella sensación de paz interior que lo caracteriza, su semblante es angustiado. Algo le ocurre, y presumo que me lo contará pronto. Lo conocí hace mucho, perdí la cuenta ya, pero me parece que desde niño ha estado rondando mi entorno.

En el vecindario daba que hablar por su aspecto excéntrico, pero se acostumbraron al poco tiempo. Él es extraño. Demasiado alto, delgado como un mástil, y tan pálido como la primera hoja en blanco de un libro nuevo. Sus ojos llaman la atención, semicerrados y siempre inyectados en sangre. Lo demás es negro, sus ropas, zapatos y su pelo… absolutamente negros. No sabemos su nombre ni dónde vive, por lo general en nuestro círculo de amistades nos referimos a él como "Jonathan", un nombre simbólico que le dimos para llamarlo de alguna manera. No habla con nadie, muy raras veces abre la boca, pero siempre está con nosotros. En las reuniones, en los paseos, en el teatro, y hasta en la guerra… aunque en bandos contrarios. Él fue quien derribó mi aeroplano en la batalla de Château-Thierry en 1918

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 cuando fui piloto del ejército Aliado. Fue una visión fugaz pero lo reconocí en el caza alemán que me disparó. Qué extraño, nunca llegamos a hablar de aquello, y más curioso aún, es que no me parece que sea alemán ni menos un simpatizante de las ideas nacionalistas de las potencias del Eje, su rostro afilado le da un aspecto más bien gitano. Con los años llegué a acostumbrarme a su presencia impregnada de acontecimientos fabulosos, acontecimientos que a cualquiera pudieran admirar, pero que a su lado parecen cotidianos. Es como un magneto que atrae hechos fantásticos o, en el mejor de los casos, inexplicables, él no es un mago ni un brujo, las cosas sólo ocurren justo cuando él está presente. ¿Coincidencia?, no lo sé, jamás lo sabré. Cuando estuve afligido por aquella decepción amorosa que me quitó las ganas de vivir, me ayudó, conversamos largo, necesitaba un amigo y él se puso en su lugar, a pesar de su distancia y frialdad, creo que era lo más cercano a uno. Caminamos por la arena de una playa mediterránea de la costa francesa, aquel día, bajo el ocaso, había algunos niños aún chapoteando en el mar. Jugaban con un objeto oscuro y grande. Afiné mi vista, pensé que se trataba de un par de delfines, pero luego me di cuenta que eran tiburones, dos enormes tiburones revolcándose con los niños casi en la orilla de la playa. Jugando, como si se tratara de mascotas domésticas y amaestradas. Moviendo sus aletas y filudos hocicos entre las risas infantiles. Pero en compañía de "Jonathan" eso no me asombró. Como tampoco asombraba a la gente su figura extravagante y misteriosa, ni su ropa anticuada y su caminar ligero, casi

levitando. Su rostro no es agradable, es más bien feo, de una fealdad maliciosa, tiene los pómulos muy marcados y los caninos tan pronunciados que parecen colmillos, y al hablar le dan una expresión bestial a su rostro. Sin embargo, "Jonathan" siempre está en compañía femenina. Ellas lo siguen, sucumben a su penetrante mirada, en las reuniones y fiestas es común que él desaparezca por alguna oculta puerta con una o dos hermosas damas de alta sociedad. Muchas veces ha destrozado nuestras galantes y varoniles pretensiones, él se nos adelanta, pero eso no nos incomoda, sólo nos cambia los planes, además sus relaciones son fugaces. En una ocasión se fue con todas las mujeres presentes, fue un hecho muy especial, no sólo por el éxodo masivo de ellas. Ocurrió en la lujosa casa de los padres de mi buen amigo René, ya hace una década, disfrutábamos una cordial velada de convivencia universitaria, y de pronto una de las féminas gritó, y al aproximarnos para ver qué sucedía, descubrimos entre los almohadones de un fino sillón una araña del tamaño de una mano. Luego aparecieron más, y más, no sabíamos de donde salían. En minutos la sala se repletó de aquellos peludos arácnidos, estaban en el piso, en el techo, en las cortinas, en las mesas, en las ropas, por todas partes, fue una invasión. Cuando mi amigo René, entre los gritos histéricos de las damas, intentó aplastar a una, "Jonathan" lo detuvo, y nos dijo, al percibir nuestra desaprobación, que no debíamos matarlas, que las arañas eran el símbolo del destino, y matar una araña era detener ese destino, estancar nuestras vidas, que el hilo que tejían era el nexo que nos unía al futuro -de esos esotéricos matices eran todos sus

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 discursos-. Comprendimos el mensaje (o pretendimos comprenderlo), y las enormes arañas esa noche vivieron, y entre risas y comentarios, desaparecieron sin que lo notáramos, así como desaparecieron las señoritas presentes junto a "Jonathan". Las botellas de brandy nos consolaron. Lo llegamos a considerar un amigo, y algo comparado a un maestro espiritual o un filósofo de muy pocas palabras que aparecía y desaparecía sin que lo notáramos, que andaba entre nosotros como un fantasma, muchas veces desapercibido, y otras veces, las pocas, atrozmente evidente, pero nunca nos hizo mal, al contrario, su presencia nos infundía una serenidad armoniosa. De esa forma mágica lo vi aparecer en mi dormitorio en varias ocasiones, cuando me despertaba una pesadilla a medianoche o al levantarme por la mañana. Lo encontraba sentado en alguna silla observándome, concentrado, como una madre vigila el sueño de un niño demasiado pequeño y frágil. Ahora lo hallé de esa misma manera, en la sala. Debí quedarme dormido en el sofá mientras leía un libro. Tenía en la solapa de su chaqueta negra una notoria mancha de sangre a la que no le di mayor importancia, pero la expresión intranquila de sus facciones me llamó la atención -¿Qué le ocurre? -le pregunté despejándome los ojos con los puños. -Lo que siempre me ha ocurrido, nada más- fue su desganada y ambigua respuesta. -¿Hay algo que pueda hacer por usted, mi amigo? -dije con preocupación, mientras me inclinaba para tomar un cigarrillo de la petaca que había sobre la mesita de la sala. -No puede. No hay nada que usted ni nadie pueda hacer -estaba

derrotado, cabizbajo, sus maneras eran torpes y tenía un estilo poco decoroso en su postura. Encendí el cigarro y agregué con inocente entusiasmo y una mirada de compasión amigable. -Cuénteme lo que le ocurre, quizás entre los dos podríamos encontrar ayuda. -¿Está seguro de querer saber? ¿Está seguro de poder creer lo que tengo que decir? -sus palabras sonaron cargadas de cierta pizca de rencor o ironía que no pude determinar con precisión. -Claro, mi amigo. A usted lo estimo mucho y no tendría por qué dudar de su palabra -repliqué tratando de recuperar su confianza. -Hay cosas que están por sobre la amistad, que están por sobre todas las cosas que usted conoce o considera ciertas o correctas. La existencia, el espíritu, la materia, la creación… No comprendí lo que quería decirme, y se lo hice saber, y él, mirándome piadosamente, como a un niño sin discernimiento, replicó. -¿No me entiende?… Menos va a entender lo que me pasa. Yo no existo, colega -cuando usaba esa palabra yo lo asumía a nuestras ocupaciones en la guerra; nadie le conocía una actividad concreta-. Lo que ve usted aquí sentado en su sala no es una persona ni un ser, es sólo una visión, ¿qué le parece la noticia?… Dígalo ¿me cree loco, no es verdad? Pensé que hablaba en forma metafórica, pero al mirar sus ojos rojos capté la sinceridad y objetividad de sus palabras. No logré dar crédito a lo que me decía, no podía, quizás su mente estaba alterada, y se encontraba atravesando por una fugaz pérdida de cordura. Me incomodó mucho su

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 afirmación, y moviéndome nervioso en el sofá, dije contrariado. -¿Una visión? ¿Qué me quiere decir?, yo lo veo, lo escucho, lo puedo tocar, lo puedo oler, lo puedo hasta asesinar, y nadie puede asesinar lo que no existe. -Se puede, camarada, claro que se puede. Yo soy un sueño, soy producto de la arbitraria imaginación de un durmiente. Todos aquí lo somos, pero yo pude darme cuenta, porque sólo yo soy el producto de una fantasía, sólo yo no tengo pasado ni memoria. Usted y sus amigos son verídicos, ustedes son un recuerdo de entes de carne y hueso, reflejos de personas reales, de seres con un alma, que después de acabado el sueño seguirán viviendo, no un invento como yo, un ser ficticio. Es terrible, he vivido pensando, temiendo, que mi creador despierte y me quite la existencia sin alma, que algún nocturno ladrido de perro lo saque de su sueño, que un sobresalto le espante el descanso, que un terremoto lo mate y en consecuencia me mate a mí. -No puedo creer lo que me dice, es asombroso… Pero dígame, si usted es un sueño… Si todos somos un sueño, ¿por qué hemos vivido tanto tiempo? Yo a usted lo conozco desde siempre. ¿Acaso quién nos sueña duerme eternamente? -Un sueño, mi amigo, puede durar un minuto, pero ése es el tiempo en que se duerme, el tiempo real en la existencia del soñador, no obstante, en ese sueño puede transcurrir una vida entera si se quiere, una vida de fantasía en un minuto terrenal. El tiempo onírico es extremadamente relativo y muy diferente al que usted conoce, véalo como otra dimensión, distinta, como una desconocida quinta o sexta dimensión totalmente subjetiva, que no

se rige por las leyes convencionales de la física y las matemáticas. -Pero, ¿cómo puede saber todo eso? ¿Cómo determinó que usted es un sueño?… ¿Que todos somos un sueño? -Míreme. ¿Le parezco un hombre normal?, ¿le parece corriente mi aspecto? ¿Soy lógico? Yo no pertenezco a este lugar, amigo, soy diferente, convénzase, soy un esclavo, tengo dueño, hago lo que dice mi amo, el que me sueña. Aparezco y desaparezco de la escena sin quererlo yo, soy un personaje, un prototipo de un deseo que se ha hecho visual, el protagonista de ese libro que lee usted no tiene nada que envidiarme a mí, tanto él como yo somos imaginarios, no somos dueños de nuestro destino, pero a diferencia de él, yo dejaré de existir pronto y caeré en el más absoluto olvido, sólo seré un recuerdo efímero del soñador, en cambio, el personaje de su libro puede llegar a ser eterno. He vivido con miedo toda mi exigua vida, con el miedo de que mi dueño despierte y que me asesine al hacerlo, cada minuto es una incertidumbre horrorosa, cada minuto me ahoga más la angustia de morir en cualquier momento. Estoy desesperado, ya no puedo más, mi paz exterior es aparente, por dentro estoy destruido en absoluto, quebrado, sin alma y sin voluntad. -Lo compadezco, mi amigo, me encantaría poder ayudarlo, si hubiera algo en este mundo que pudiera hacer por usted, lo haría sin dudarlo, pero sospecho que tiene usted razón, no hay nada que pueda hacer, es lamentable, pero lo que me cuenta apenas lo puedo comprender… Apenas lo puedo creer. -He decidido terminar con esto "Jonathan" se puso de pie cuan largo era, traía sujeta a sus hombros una larga capa negra-. Llámelo suicidio si

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 usted desea, pero decidí despertar a mi dueño. He logrado aprender a sugestionarlo, de alguna manera aprendí a conducir su sueño, cosas sutiles, pero suficientes para provocar en él desviaciones en la historia que va creando para mí, desviaciones que pudieran despertarlo y terminar con todo esto de una vez. -¿Cómo?… ¿Usted puede intervenir en el sueño de su creador? -Por supuesto, he hecho algunos experimentos para confirmarlo y me han dado resultado, en este preciso momento lo estoy haciendo- y "Jonathan" sacó un revólver de uno de sus bolsillos, un revólver completamente cromado, reluciente-. Sé cómo despertarlo. Un hecho violento lo hará abrir los ojos, un hecho aberrante que él mismo está provocando en su cerebro sin darse cuenta. Y usted, mi amigo, será testigo. -Pero, ¿qué va a hacer con esa arma? ¿No estará pensando matarse? Por favor, no lo haga, piénselo, quizás usted esté equivocado. -No lo haré, mi amigo, no sacaría nada con darme un tiro, en este sueño yo soy inmortal -sus caninos se asomaron en su boca y los vi más bestiales que nunca, terroríficos, y apuntando sorpresivamente el cañón hacia mí, añadió-. Le dispararé a usted. -¿Qué dice? ¡Por Dios! Es una broma, ¿no es cierto? No hubo respuesta, sólo el sonido estruendoso de dos disparos que sin preámbulo dieron de lleno en mi pecho, a la altura del corazón. Caí de rodillas al piso, agonizante, asombrado. Con experta diligencia "Jonathan" acomodó

el acero caliente en mi frente, el olor a pólvora era asqueroso y el humo asfixiante, y me dijo con una lágrima corriendo por su mejilla. -Perdóneme. Yo no hago esto, es otro- y presionó el gatillo nuevamente. Un reflejo espasmódico me hizo darle una patada a la mesita en medio de la sala, escuchaba a lo lejos los ecos del impacto. Me encontré sentado en el sofá, con el libro abierto en mi regazo. Mi cuerpo sudaba, la luz del sol entraba a raudales por la ventana quemándome las pupilas. Toqué mi pecho a ciegas, apresurado, con miedo. Nada había, nada de sangre ni dolor. Recorrí mi cabeza con las dos manos, aparte de la humedad corporal, todo era normal. Respiré aliviado aún sin comprender, me incliné hacia adelante para tomar los cigarrillos que estaban sobre la mesita, y el libro cayó al piso. No pude dejar de mirarlo, quedó abierto y con la cubierta hacia arriba: Drácula de Bram Stoker, el libro que estaba leyendo cuando me dormí. Y me di cuenta que, a pesar de tener otro nombre aquí, "Jonathan" estaba equivocado, él era eterno en esta vida también, viviría en la conciencia de la humanidad para siempre, nunca sería un recuerdo como lo sería yo algún día. A pesar de ser ficticio, él era inmortal. Una leve sonrisa se dibujó en mi seca boca. Siempre quise ser aviador, desde muy niño, pero el destino quiso que terminara ahogado entre libros contables; sin embargo, me reconforto cada vez que sueño que soy un gran piloto, aunque ineludiblemente me derribe un avión alemán en la última gran guerra.

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LA DUDA Luis F. Subero La vio pasar deslizándose suave y serena como brisa entre la gente. Llevaba una pamela en la cabeza, debajo de la cual se dejaban ver algunos rizos de su negra cabellera. El vestido era blanco, largo y ancho, y a veces la brisa lo hacía flotar como ondea la bandera en la explanada del Ayuntamiento, dejando ver sus piernas de carnes duras y de color caoba. Una bachata se ahogaba entre el bullicio de los vendedores del mercado, empeñados en vender sus productos. Un aleteo de alas de mariposa en su barriga le recordó otros tiempos Se habían conocido hacía como un año, un domingo de retreta en el parque del pueblo. Ella caminaba junto a una amiga, él estaba sentado en un banco y vio las piedras de ámbar de sus ojos, su boca carnosa, sus largos cabellos que le llegaban hasta las nalgas. Sus senos se adivinaban duros y firmes como trozo de mármol, dibujándose sus pezones en el fondo traslúcido del vestido. Sintió el aleteo de las mariposas y se dio cuenta que nunca antes había sentido algo igual. Desde ese día, supo que esa mujer era su irremediable destino, era, para decirlo poéticamente, el puerto de aguas mansas en que anclaría su nave después de haber recorrido los siete mares. A partir de ese momento, no hubo un segundo en su vida en que no estuviera de alguna manera pensando en ella. Cuando se levantaba en las mañanas se preguntaba si ella sería de

buen dormir o si, al contrario, sería madrugadora; a la hora de la comida la imaginaba desnuda poniendo la mesa, mientras él la miraba desde un sillón situado en la sala; en las noches, antes de acostarse, se preguntaba si dormiría desnuda o con bata y en las madrugadas despertaba sobresaltado, después de haber soñado con ella, justo en el instante en que el orgasmo era inevitable. Le tomó más de dos meses encontrar las fuerzas necesarias para declararle su amor. Fue una tarde de mayo, debajo de un almendro en flor, entre manos sudorosas y frases repetidas, teniendo como únicos testigos el moribundo sol de las seis y los pajaritos que se refugiaban en sus nidos. No obtuvo una respuesta de inmediato, como hubiese querido. Ella, como si fuese un juez, se reservó la decisión. La espera fue como una muerte lenta, sólo que al final resucitó iluminado con el sí que salió de su boca de dientes blancos y perfectos. Al principio de su relación eran dos cuerpos tratando de consumir el fuego que llevaban dentro, sin darse cuenta que uno era el combustible del otro y viceversa. Se dedicaron con la curiosidad de un excursionista, a recorrer todos las montañas, valles y hondonadas de la geografía de sus cuerpos. El tiempo pasó tan rápido que apenas se dieron cuenta que les había llegado la época del desencanto, cuando la pasión baja de nivel y los ojos

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 se abren para ver los defectos del otro. Los caracteres de ambos eran tan diferentes, que no había encuentro que no terminara en discusión. Ella empezó a quejarse de su hermetismo y él de su beligerancia. La situación se tornó tan áspera, que ella cortó con la tijera de la decepción el breve hilo que los unía. Nunca aceptó la separación. Se aferró a la idea de que ella lo estaba castigando y que después de un tiempo lo perdonaría y todo volvería a ser como antes. Cuando supo que estaba saliendo con otro, se deprimió de tal manera que sus amigos y familiares temieron por su vida. Se abandonó a la bebida y su higiene se fue volando por la ventana en una nube. A mucho ruego, se marchó a otra ciudad durante un tiempo hasta que se olvidara de ese tormentoso amor, el cual llevaba clavado como una espina. Durante su exilio amoroso trató de olvidarla untando su cuerpo con los perfúmenes de otros cuerpos, saboreando en su boca la saliva, a veces dulce, otras amarga, de prostitutas que le prometían llevarlo al paraíso. Y ciertamente viajaba al paraíso, pero sólo por unos breves momentos. Después que terminaba, era como un vaso vacío que sólo se sentía pleno cuando se llenaba de sus recuerdos. Por eso, cuando un día, después de seis meses de ausencia, se desmontó de la guagua que lo trajo de vuelta y se encontró con un entrañable amigo de la infancia, lo primero que hizo fue preguntar por ella. El mundo le cayó encima cuando supo que ella se había casado. Era de otro, un intruso que invadió el vientre que tantas noches fue suyo. Anduvo durante horas por las polvorientas calles del pueblo, sin rumbo, como una hoja arrastrada por el

viento, hasta que pasando frente al mercado, la vio entre la gente que a esa hora del día lo atestaba en busca de alimentos. Se detuvo a contemplarla, estaba de espaldas a él, observó su pamela, su vestido blanco, sus cabellos, y volvió a sentir las mariposas en su vientre. Sus ojos se abrieron como si quisieran salirse de sus órbitas, cuando ella dio media vuelta y quedó frente a él, con su barriga inflada por cuatro meses de embarazo. Los aleteos en su vientre cesaron y una furia de volcán le fue subiendo desde las entrañas. Ese hijo en su barriga era la peor de las traiciones. Su nacimiento significaría la muerte de su esperanza. Ya nunca más podría sumergirse en la placidez de sus ojos luego de hacer el amor ni recostar su cabeza en los abundantes senos. Cerró los puños, cruzó la calle, se dirigió a una mesa que estaba a la entrada del mercado, tomó un puñal y se lanzó contra ella. La agarró con fuerza del brazo izquierdo, haciéndola caer de rodillas. Alzó su brazo y el puñal brilló bajo la luz del mediodía encegueciendo a todos los que allí estaban. Justo antes de lanzar el zarpazo, se vio reflejado en sus ojos de fuego, esos ojos que ahora parecían pedir clemencia, no por ella, sino por la vida que llevaba dentro. Las personas que en un principio habían corrido despavoridas, ahora habían hecho un círculo alrededor de ellos y gritaban para que no la matara. Cerró los ojos para no verla, contuvo la respiración y tomando impulso, se dispuso a clavar el cuchillo. Su brazo se detuvo a unos escasos centímetros de la cara, mientras ella gritaba resistiéndose a su inminente final. Entonces, abrió sus ojos, aflojó un poco la presión que mantenía sobre el brazo

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 de ella, giró lentamente su mano y se clavó el puñal en el corazón.

Desde entonces, no sé con certeza quién es el padre del niño; si yo, que lo engendré o él, que le permitió vivir.

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PABLITO, VENGADOR ENTUSIASTA Jaime Esquete A ver, Pablito: ¿A quién quieres más, a papá o a mamá? ¡Váyase usted a la mierda! Y es que Pablito siempre fue un rebelde de tomo y lomo, y, alguien dixit, a lo mejor de forma un poco precipitada, ligeramente psicópata. Lo que pasa, es que Pablito caía simpático a los yesaires, a los guarnicioneros y a los peritos calígrafos, que son oficios que, al practicarse en solitario, tornan a la gente taciturna y rencorosa. Daba gusto ver a Pablito embutido en su esquijama amarillo señal con margaritas rojas distribuidas al tresbolillo, con el calzoncillo carcelario de color azul braga por fuera, y una toalla de propaganda de Coca-Cola a guisa de capa, sostenida por una esclavina de cadena de váter. Oiga, joven, ¿pero ese uniforme no es un vulgar remedo del de Supermán? Sí, pero al estilo propio de Pablito. Eso sí; muy original, lo que se dice original, no es, pero reconozco que llamativo, sí; eso sí. Pablito, intelectual autodidacta, solamente leía el Marca y el Sports, porque le gustaba ser ecléctico y morigerado en asuntos culturales de importancia notoria. Pues es de alabar semejante postura. Sí señor, las cosas, como son. Un buen día, Pablito decidió que el mundo se iba al carajo, de cabeza y sin remedio, y tras profunda meditación, propia de su condición de sabio de andar por casa, decidió que la culpa de todos los males, la tenían los globeros de las bicicletas de montaña, los dueños de parcelas en el campo con

barbacoa y piscina de poliéster, y los que mandan a sus hijos a clase de órgano electrónico. ¿Por ese orden? No, por ese orden, no; por cualquier orden, pues como inquieto pensador que era, sabía Pablito que las cuestiones de orden no tienen importancia, salvo, claro está, para los politicastros amariconados de los congresos de los partidos en declive. Por eso, al principio, nadie detectó nada extraño en la epidemia de fallecimientos por descalabro, heridas inciso-contusas, quemaduras, ahogamientos y electrocuciones, que se desencadenó aquella primavera. Oiga, ¿pero no decía que el orden no tenía importancia? Sí. Entonces, ¿por qué se refiere usted a las desgracias en la misma secuencia con la que antes nos contó lo de las bicicletas, las casas de campo y la música para inútiles? Porque me da la gana, y, además, porque yo no soy Pablito. ¿Seguro? Seguro. No sé yo… El caso es que Pablito, tras los convenientes ensayos, y -¿por qué no decirlo?- algún estrepitoso fallo de principiante, se hizo un maestro en el difícil arte de meter palos de escoba de las de antes, en los radios de las ruedas de los bicicleteros: en las bajadas a tumba abierta, si no se mataban con el golpe, se clavaban las astillas de caña en las entrañas. En despenar a los propietarios de “chalets”, también era un artista, porque después de poner a los propietarios del fundo a remojo unas horas, los secaba en las parrillas, convenientemente encendidas con

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 carbón de encina de la parte de Salamanca, que alcanza rápidamente la temperatura necesaria para templar las espadas que les venden a los japoneses en Toledo. Oiga: ¿y quedaban presentables las víctimas? No, la verdad es que no, pero olían a gloria, como las calles de Oklahoma City el día de Acción de Gracias; y es que la muerte tiene a veces sus ventajas. Diga usted que sí. Lo que peor se le daba a Pablito, era ayudar al alumnado de las academias de música de teclado de viento con calma chicha, que no otra cosa es un órgano, a dejar este valle de lágrimas. ¿Lo dice usted por la tierna infancia de los sujetos pasivos de su actuar? No, hombre, no; lo digo porque Pablito estuvo, desde siempre, reñido con los electrones, y al preparar los chismes para achicharrar a los alevines de ciudadanos fracasados en cuestión, se llevaba unos calambrazos dignos de ejecución tejana reglamentaria. ¿Y no pereció en el empeño? No, que las katiuskas que llevaba puestas –me parece que no lo dijimos antes- aíslan mucho, que si no… La verdad es que Pablito, como Vengador Entusiasta –llevaba en el pecho las siglas V.E. pintadas con témpera escolar sobre una bandeja dorada de pasteles con salmonella, servidos en Primera Comunión de hijo de padres separados por el Juzgado con Convenio Regulador- era un poco desconsiderado, porque a los niños electrocutados había que meterlos en sus preciosos ataúdes blancos, a golpe de cepillo y recogedor -de alpaca- de migas de pan de restaurante con pretensiones. Pero es que no se puede estar en todo, amigo mío. En eso tiene usted también mucha razón. Diga usted que sí. Pues sí.

Ocurre que la Policía no es tonta y se mosquea por un quítame allá esas pajas. Además, la pasma, en cuanto te descuidas, te empapela a las primeras de cambio: como para fiarse… Con esa gente, lo mejor es pasar desapercibido, no dando excusas al exacerbado celo de la autoridad competente; o sea, que mucho ojo. Le agradezco el consejo, muchas gracias. De nada. A mandar. ¿Sigo? Siga. El subinspector del Cuerpo Nacional de Policía, Don Deogracias Cambeiro, superviviente de la fenecida Brigada de Investigación Criminal –hay cosas que se notan siempre, a simple vista, por muchos años que pasen- era un lince de los que quedan pocos. De esta forma y utilizando su proverbial y prodigiosa inteligencia natural, solo tardó seis meses en sospechar que el superhombre justiciero que mandaba a los periódicos gratuitos de barrio las fotos Polaroid de sus hazañas –con la pequeña pista de salir él mismo convenientemente inmortalizado con los interfectos- tenía algo que ocultar, o sea, que no era trigo limpio. De esta forma, y tras solicitar y obtener el correspondiente permiso de sus astutos jefes administrativos, se dedicó por entero, en cuerpo y alma, a seguir a Pablito, de quien se convirtió en su sombra permanente. ¿Cómo la de los vampiros? Algo así, pero viéndosele un poco, sobre todo al descrestar las lomas o al doblar las esquinas. Y es que – reconozcámoslo- un tipo en pijama, con un palo, agazapado detrás de un arbusto, al acecho de domingueros en velocípedo, no es muy normal. Por eso, el espabilado investigador, empezó a pensar, no sin motivo, que el tal Pablito adoptaba un comportamiento sospechoso. Pero como Don Deogracias, aunque tenía muchos

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 defectos, no era un murmurador, antes bien, era muy respetuoso con las costumbres ajenas, por peregrinas que pareciesen, no le dio mayor importancia a las gráciles escaladas de Pablito por los muros y setos de las viviendas rurales con piscina: ¡cada uno es cada uno, y entra en las casas por donde le sale de los cojones! Por eso, cuando vió a Pablito acceder subrepticiamente al acreditado Centro Musical Stradivarius, y manipular el contador de luz y la llave de paso de agua corriente, tampoco se alarmó en demasía: ¡En democracia, cada uno se divierte como quiere, faltaría más! Pero cuando una de las criaturas se negó a sentarse al piano eléctrico –esa tarde su padre no había maltratado a su madre y, en venganza, tenía ganas de darle la lata al prójimo- y Pablito tuvo que electrocutarlo clavándole en la nuca la

batuta de plata y marfil de la Directora del establecimiento, no tuvo mas remedio, y mire que le fastidiaba practicar detenciones, que echar mano al díscolo, y pasarlo a disposición del Juzgado de Guardia, claro está, tras rutinario, aunque hábil interrogatorio, sabiamente dirigido por el Jefe de la Brigada de Policía Judicial: ¿Por qué lo has hecho, Pablito? ¡Váyase usted a la mierda, Don Germán, y no sea usted latoso, coño!; ¿No ve que me joden las preguntas? No sabía nada; perdona, Pablito. Y es que la vida es tan injusta, que a Pablito, en vez de nombrarle Ínclito Benefactor de la Humanidad, conforme a sus evidentes merecimientos, un Tribunal despiadado, y, lo que es peor, desagradecido, le echó veinte años de cadena. Vivir para ver. ¡No hay derecho! No.

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RULEROS Adriana Agrelo I el rostro de su madre, sus manos manipulando mechones de su pelo, cada cilindro en su lugar formando hileras prolijas, paralelas. Su pelo rubio atrapado en el celeste lavanda de los cilindros. El movimiento perverso de los dedos de su madre, la satisfacción de su sonrisa, ajustando cada vez su pelo hasta el dolor, el recuerdo de esa tortura y luego los rulos apretados sobre su cabeza, esa imagen final de cordero. Ha jurado que nunca más se someterá a esa humillación, que un día destruirá esas piezas tan celestes como los ojos fríos de su madre que ahora se diluyen acusadores desde el espejo, superponiéndose a sus ojos acuosos hasta desaparecer.

La mujer los mira con desagrado. Minutos antes acechaban dentro de una bolsa de nylon. Ahora los vuelca sobre la mesa. Cilíndricos, pinches ásperos, restos de pelos, suciedades entre intersticios, celestegristiempo, desordenados, apilados, irregulares. Los mira como a objetos extraños, restos de construcción, piezas gastadas de un rompecabezas cuya estructura no recuerda, introduce uno en cada dedo y bailotea su mano frente al espejo. Los suelta, intenta alejarse de esa mesa, siente asco. Gusanos arrastrándose sobre la superficie, echando a rodar su gristiempo y cayendo, inevitables, al suelo, suben ahora por sus piernas, se enredan en los pliegues de su pollera, atrapan su escote. Se mira al espejo. Ve II El espejo vuelve a llenarse de imágenes y refleja otro espejo y otro cuerpo. Vestido con volados, mangas como globos por donde se escurren flacos, los brazos. - Yo quería un vestido largo, sencillo, con breteles finitos - No es lo adecuado para tu edad Me miro las rodillas desnudas, demasiado redondas, nudos, en la mitad de las piernas y el canesú, un babero disimulando el pecho. Me aferro al marco del espejo por miedo a volar. - Quédate quieta nena que esta es la última prueba

Prueba. Esa es la palabra clave. Ahora el espejo refleja las paredes de una peluquería de barrio. Un rulero gigante en medio de mi cabeza, un único rulero verde extraterrestre. Las manos de la peluquera estirando mechones alrededor. En cámara lenta veo esa manos enroscando bucles, estirándolos, haciéndolos desaparecer tras el enorme cilindro, que pasa a ser el único objeto visible en lo alto de mi cabeza. Siento un hormigueo en el estómago, el corazón comienza a latir fuerte, luego se calma, cierro los ojos intentando apartar la imagen de ese rostro flaco, extraño, por la ausencia de

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Cachetes rojos de impotencia. Ojos en el límite de las lágrimas, me miran a través de su espejo, en mi espejo, la imagen invertida. Tiende su mano pidiéndome ayuda, apenas mueve los labios musitando palabras. Le tiendo mi mano para establecer un puente y tropiezo con el muro frío, muro que ahora rompe las imágenes en círculos concéntricos como piedra que se arroja a un oscuro pozo de agua.

marco, casi calvo, con un periscopio sobresaliendo en la cima, catalejo sin horizonte, vacío, sin la perspectiva de encontrar la tierra prometida donde atracar y quemar las naves. Sé que al final me veré insulsa, irremediable destino, sé que una lluvia de recta cabellera borrará toda huella, todo movimiento, toda gracia. Lacia y llovida. Insípida. III

en cada vuelta, como si girara un caleidoscopio de figuras cambiantes se va metamorfoseando, ahora es el ojo de su madre que al estrellarse en el zócalo se queda fijo observando la escena. Ella siente que sus pezones se tensan rozándole el encaje del corpiño y los dedos del hombre desprenden los botones, una hilera interminable de perlas sobre su espalda. ¿dónde están mis ruleros? Piensa, el pelo cae sobre sus hombros en largos bucles desordenados de caricias y abrazos. Y el ojo celestelavanda acecha desde el oscuro rincón.

Sobre el cristal adornado con marco de madera tallada se refleja la cama, sábanas blancas, un ramo de rosas rojas, en la mesita con tapa de mármol descansa un balde plateado y el champagne, cuello dorado de papel metálico y el corcho sobre el suelo todavía rodando entre las tablas de madera. Unas manos aprisionando su cintura y ella siguiendo la dirección del corcho, cilindro con sombrero, rulero deformado. Se estremece, no por las manos que ahora suben febriles por su talle y se abren sobre sus pechos redondos sino por la imagen del rulero celestelavanda rodando por el piso y, IV Recuerda que esa mañana se levantó con dificultad y arrastrando los pies se puso frente al espejo y miró su perfil abultado. La curva de su vientre un gran signo de interrogación que la empuja hacia delante como apresurando el tiempo y preguntando siempre preguntando. Luego gira casi rozando con su vértice el frío y comienza a quitarse la cofia de tul que sostiene los ruleros y luego los desenrosca uno a uno apartando las mechas que forman un rulo apretado contra su cabeza.

Esa rutina diaria del peinado, esa representación frente al espejo la sumerge en un estado hipnótico, como si su vida dependiera de esos pequeños actos cotidianos, como si ese ritual atávico fuera un karma, una penitencia, un tributo que pagar de generación en generación, interrumpido sólo en caso de enfermedad o de muerte, aunque cree recordar o ¿fue sólo un sueño ese rulero que asomaba entre los paños blancos escondido en la mata de pelo gris, cuando ella se inclinó a besar la frente de su madre aferradas las manos

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 al borde del cajón de madera? Siente una contracción y luego otra y un fuerte deseo de expulsar, de gritar, de vaciarse, ya no recuerda como llegó a esta cama de hospital, siente nauseas y sed y escucha con ojos cerrados rumores de voces. Todo fue tan rápido pero por suerte la nena es preciosa, y ella casi no sufrió, la

trajeron enseguida, menos mal que el marido como presintiendo pasó por la casa y allí la encontró, desmayada, sin sentido, mire, todo sucedió como un torbellino, ni tuvo tiempo de quitarse los ruleros, dicen que durante todo el parto llevaba apretado un rulero en la palma de la mano y no pudieron quitárselo.

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DESHIELO Rosa Elvira Peláez Si duráramos eternamente / todo cambiaría. Pero somos mortales / muchas cosas quedan iguales. (Bertolt Brecht) Hace rato camino y para colmo dando vueltas, pero sigo sentada. No sé si huyo o enfrento la realidad. Estoy enredada en una única pregunta. ¿Tiene sentido ir? Pido otro café, el tercero de la tarde que se va muriendo en los giros aburridos de las manecillas del reloj. Aburridos pero acumulativos. El bar se está llenando de gente, los sonidos se van agitando y de pronto siento ganas de tomar algo fuerte. Por la vereda pasa un chico ofreciendo los diarios de la tarde y de pronto, también, siento ganas de llorar. Los de la mañana ya no son noticia. Otros lloran cuando toman fuerte, a mí se me espantan las lágrimas. O se meten más adentro, se hacen espesas, como bloques de hielo. No, rectifico, no como un hielo cualquiera sino como un glaciar continental. Esos glaciares nunca dejan de ser. El tiempo pasa muy rápido y le pido al mozo una vodka doble con hielo. ¿Y el café?, pregunta. Sí, también el café. Todo junto, qué importa. Me mira con extrañeza pero ya aprendió que el cliente siempre tiene la razón. No sabe que la razón la tengo náufraga y sin salvavidas. ¿Tiene sentido ir? La pregunta no existía hace poco más de un año, cuando nos conocimos. Recorríamos internet, cada uno desde su rincón protegido, asiduos a páginas

literarias. Nos agrada ser transgresores de nuestra cotidianeidad, pasar de ser lectores a ser autores, nada que ver con nuestra profesión. Atrevernos. Soñar. Y un día inclasificable aparecimos en el mismo índice de una revista digital y un día que sí conserva el archivo del programa de correo intercambiamos mutuos saludos por nuestros respectivos cuentos. Nos sorprendió descubrirnos osados aprendices. De nosotros mismos. Luego vinieron otros comentarios, intercambiamos preferencias, gustos, vicios, defectos, alegrías y odios, y se impuso, como la nieve que baja agua de la montaña abandonada por el invierno, la posibilidad de conocernos. Al principio la sugerencia venía desde lo negativo. No, qué idea tan absurda sería, ¿no? Decididamente no. Ni pensarlo, no. ¿Pero por qué no? ¿Quién sabe si...? Y en ese punto la sugerencia dio un vuelco y se fue iluminando entre alguna resistencia. Bueno, tal vez. ¡Hay tanta distancia! Pero hay transportes. Sí, y hay también obstáculos. Claro, pero y dónde quedan las ganas de luchar. Ah, luchar. ¡Qué raro verbo! Sí, tan traído, tan llevado. Y tan olvidado, tan recordado, tan mentido. Quizá algún día. ¿Por qué no? Bueno, sí. Sólo hay que quererlo. Sí, perfecto. Quererlo. Nos pusimos a

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 fabular. Y cuando llegó la oportunidad, arreglamos. Como si la seguridad estuviera subrayando cada uno de nuestros pasos. Hoy es el día y la hora se acerca. ¿Tiene sentido ir? Mendoza fue el punto escogido para el encuentro. Ni su ciudad, ni mi ciudad. El lugar nos quedaba cómodo y ya conocíamos el terreno. Para la fecha yo iba a estar de nuevo en la Argentina durante dos meses, como parte de un trabajo científico sobre biosistemas, un proyecto de larga data y destino incierto, donde varios latinoamericanos uníamos voluntades. Cuando le informé sobre el trabajo, dijo que era el momento que soñábamos: podríamos vernos, en el sentido exacto del término. De mutuo acuerdo nunca habíamos intercambiado fotos, un inquietante capricho que nos hacía felices. Ya en Argentina, le avisé y ajustamos el día. Él viajaría desde Valparaíso, yo, desde Buenos Aires. En Valparaíso quedaba su oficina de contador especializado en regímenes impositivos y en Buenos Aires yo había preparado mi ausencia aprovechando un fin de semana ligado a un feriado. Mendoza es una hermosa ciudad avecindada a los Andes. Él había insistido al principio en que yo cruzara a Chile, pero preferí no andar con trámites de visado. A los cubanos siempre nos ven como exportadores de revoluciones. Un lugar común y para colmo equivocado, pero que nos multiplica los inconvenientes de la burocracia consular. Exactamente nos citamos en las afueras de Mendoza, en la Bodega Escorihuela, a las ocho de la noche. Es un sitio conocido en Godoy Cruz.

Habíamos coincidido en que fuera de noche, quizá para ocultar nuestros respectivos temores, y una semana después, mirando el vacío de la noche desde la ventana de mi hotel porteño, me quedé pensando si las sombras podrían protegernos del espanto del pasado. Taparían arrugas, algunos temblores, probablemente, pero no las huellas de nuestras historias de vida. Y en un arranque, le mandé un mensaje. Quise poner la cita a la luz del día, pero él ya tenía su pasaje y no accedió a modificarlo. Estaba obligado a trabajar hasta el mediodía, y, por otra parte, no quería demorar el encuentro. Lo respaldé en su ansiedad, me sentía ebria de expectativas. Llegué a Mendoza a media mañana, estoy parando en casa de una amiga, bióloga como yo. Pudo zafar de la oficina temprano y se le ocurrió ir a tomar algo en el lugar de mi cita. Nos divertimos imaginando en qué mesa nos sentaríamos a la noche y en qué momento nos besaríamos. Con el desconocido. Mi amiga disfrutó mucho repitiendo esto una y mil veces. Le sonaba a encantamiento. El "desconocido". Y le dio por tararear Saturday night fever. Me reí mucho. Vas a contarme todo de todo, me pidió, y se lo prometí. ¿Tiene sentido ir? Recuerdo que tengo conmigo el libro que compré al llegar a Buenos Aires, pienso sacarlo pero no, lo dejo dentro del bolso. Clavo la vista en mi reloj, simulando estar indiferente. ¿Tiene sentido ir? Juego con la punta de mis dedos con las humedades que deja el vaso de vodka en la mesa. Son dibujos de perfiles diluidos. Tan inconstantes. Pero el reloj no lo es y sigue caminando. La pila es nueva.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Me he bebido la vodka, la pregunta sigue flotando, el café está frío. Detesto el café frío. Ignorante de cuántos sucesos grandilocuentes y simples prefija y testimonia desde que existe como domador del tiempo, para chantajearnos, atemorizarnos, revivirnos o sorprendernos, el reloj sigue su aburrido paso hacia las ocho. En una pared del negocio, una enorme esfera tiene cuatro minutos de diferencia, a mi favor. ¿O en mi contra? Me mortifica la incertidumbre, pero no puedo vivir sin estar dudando. Y todas mis seguridades respecto a mi necesidad y mis deseos de enfrentarme a ese hombre, de mirarlo directamente a los ojos, se quedan derritiéndose como el hielo que cada vez tiene menos sentido en el vaso de vodka. Se ha acercado el mozo y su mirada me insiste: ¿repite? Sí, pero sólo vodka. Trato demencialmente de aferrarme a las seguridades en otro trozo de hielo estrenando el trago, pero estos hielos se derriten, siempre, como siempre camina el tiempo hacia adelante, monótonamente, sin ocurrírsele, ni una sola vez, pretender hacer el camino en sentido opuesto, para salvar lo recuperable y borrar lo ingrato. Ese reloj imposible me fascina. La humanidad temblaría, acaso, de alegría, de vergüenza, de miedo. Quién sabe. Ah, el sentido. ¿Tiene sentido ir? La Bodega Escorihuela ya no es para producir vinos, conserva las viejas cubas de roble pero es un reducto para actos sociales y culturales, y para comer. Se come bien. Está a siete cuadras de esta pizzería–bar donde he dejado mis últimas tres horas. En pocos minutos, caminando sin apuro, puedo llegar. Mi reloj marca las siete y cuarenta y cinco, el de la pared dice que son las siete y cuarenta y nueve. ¿A

cuál le creo? Dos vodkas dobles aún no me hacen ver dobles, necesitaría dos o tres más, pero no hay tiempo. ¿O sí? Debo llamar al mozo y pagar. Miro mi reloj, deseando que se detenga. La esfera del boliche anuncia las siete y cincuenta. El mozo llega y decido pedir otro trago. ¿Qué sentido tiene creerle a un tipo todo lo que ha expresado en el correo? ¿Y por qué él tendría que creerme a mí lo que le he dicho? Ha pasado poco más de un año de mensajes yendo y viniendo. El conjunto de este carteo ha sido quizá nuestro mejor cuento, y no ha aparecido en ninguna revista. Pero si no voy, lo planto. ¿Seguro? ¿Y si es él quien no asiste? ¿Si pensó primero esto que ahora estoy pensando? ¿No será en definitiva otro hombre como los que ya conocí y que me hartaron? ¿No seré otra mujer como las que lo defraudaron? ¿Qué mujer hay en mí y que todavía no descubro? ¿O no existe y la invento? ¿Tengo realmente ganas de encontrar al hombre que tal vez nunca ha existido en ese desconocido del otro lado de la cordillera? Son las ocho y treinta y uno en mi reloj. Pago y me voy pensando que mi amiga se sorprenderá al verme regresar temprano. Estoy saliendo del boliche cuando tropiezo con un tipo que ha querido ganar la vereda antes que yo. Mira el reloj con cara de loco, lo golpea con el puño. Mi bolso ha caído al suelo por el encontronazo. Qué maleducado, pienso un segundo. El hombre se detiene, se disculpa, me devuelve el bolso. –¿Sabe dónde queda la Bodega Escorihuela? –quiere saber. Y sigue dándole golpecitos al reloj. Su tonada no es argentina, y la casualidad me

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 hace un guiño. Le respondo con otra pregunta: –¿No es de aquí? Me dice que es chileno, ¿y usted?, quiere saber. No le contesto, me quedo mirándolo a los ojos y no ocurre nada. El milagro no se siente convocado, y le indico cómo llegar al lugar. Me explica que ya le habían dicho, uno de los mozos del bar, pero está nervioso y quiere asegurarse, para no perderse. –No quiero perderme –insiste. Suspiro con cierto alivio, le celebro que no quiera perderse y me siento sardónica al preguntarle si tiene una cita importante. Me confiesa que ha estado en el bar más de dos horas haciendo tiempo, su cita es con una desconocida, una amiga cubana, aclara, sin saber cuánto me aclara, y ha estado dudando si ir o no. –Usted sabe, esas cosas suelen pasar, no me di cuenta que mi reloj no caminaba hasta ahora mismo, cuando vi el reloj del bar. ¡Necesito ver a esa mujer! –admite. Su voz alcanza un especial timbre en esta frase. ¿O lo imagino? Me mira y le dedico media sonrisa. Para qué perder el tiempo. La pasión era a la medida del correo electrónico. Sólo eso. ¿Cómo sería el milagro que aguardaba? Mi secreto queda adentro, bien escondido, y sólo se me ocurre decir: –A cualquiera se le detiene el reloj. ¿No será que está de suerte! No, no me mire así, perdone, estoy bromeando, apúrese, ella debe estar esperando. –Gracias – responde. Y de súbito pregunta que de dónde soy. –Turista venezolana, y ya estuve en la Bodega Escorihuela. Lindo lugar.

Me mira. Le regalo una sonrisa y media para afianzar mi mentira. ¿O es mi miedo? Él vuelve a darme las gracias y sale corriendo. Me sorprende esa actitud, pero lo dejo ir. ¿Tiene sentido? ¿Qué milagro esperaba yo de un sablazo azaroso de miradas? ¿Lo miré como pensaba iba mirarlo en nuestro encuentro? ¿Y si él no me miró como pretendía mirar a la mujer en la cita? Estoy cansada de pensar. A través del cristal, capturo un instante la vista del mozo sobre mí. Es un chico joven, desvía el rostro y con el paño frota la mesa donde estuve sentada. Parece empeñado en dejarla como nueva. Se marcha con la bandeja y creo adivinar un ligero temblor en el metal. Es un lindo chico, pero entre él y el hombre que se fue, me quedaría con el segundo. ¿Qué me detuvo? De pronto siento un viento fresco, y también tiemblo. ¿Será por el viento o por el tiempo? La primavera reserva algún aliento invernal. Si no existiera el tiempo, ese tiempo que nos ha hecho vivir ciertas cosas y nos ha sembrado demasiadas dudas, quizá todo sería diferente. Doy la vuelta, entro y me siento en la misma mesa. El ambiente sigue estando cálido. Saco del bolso el poemario de Bertolt Brecht, lo abro al azar y comienzo a leer. El mozo se acerca: –¿Vodka doble? Se ha querido hacer el vivo conmigo, sonrío con picardía. Es tan joven. –Agua mineral, gasificada, y con hielo, mucho hielo –aclaro. Es primavera y el deshielo comienza. Como siempre. Los Andes cambian su fisonomía. Ah, qué agradable es tener seguridades. Y leo un bello poema, "Si duráramos

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 eternamente"; luego, miro a través de los cristales del boliche. No, él no regresará. Qué va a imaginarse con quién habló. ¿Pero, y si lo hace? Siempre dio pruebas de ser un tipo listo.

Quisiera poder decir que lo hago sin saber por qué, pero no es hora de mentirme. Tiemblo. Y comienzo a vigilar el reloj.

(Para Andrés Pérez Domínguez, amigo en los andares con la narrativa.)

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

UN SUCEDIDO Héctor Chilibroste I Del almacén de ramos generales “El Cuerno de la Abundancia” lo único que el Turco Miguel conservaba era un despacho de bebidas donde todos los mediodías nos juntábamos unos pocos parroquianos: el Profesor, Tranco e´Loco, don Julio el relojero, el inglés Brown, el gringo Forastieri, el Negro Juárez y un servidor, al que llamaban el rengo Juan porque tenía una pierna más corta que la otra, consecuencia de una caída que había sufrido siendo mozo con veleidades de domador. Sabíamos llegar alrededor de las doce y casi nunca nos demorábamos más de una hora u hora y media. No tomábamos mucho, a lo sumo dos o tres copas, porque en realidad la ida al boliche era un motivo para juntarnos y charlar de las novedades del pueblo: alguna cuadrera, la última kermesse de la escuela, la política y los políticos cuando venía el tiempo de elecciones y otras cosas por el estilo. No hablábamos casi nunca de los demás salvo que sucediera algo que no podía dejar de comentarse, como cuando la mujer del boticario se le fue con un viajante, o al Jefe de Policía lo encontraron los milicos mamado y jugando al nueve por mucha plata en el Club del Progreso, que era donde iban los estancieros y los milicos fueron equivocados porque había un sargento nuevo que no sabía, y nadie le avisó, que al Club no tenía ni que acercarse.

El Turco Miguel heredó el almacén y el nombre de su padre, que ni era turco ni se llamaba Miguel. Había sido uno de aquellos sirios o libaneses que llegaron al país con la ilusión de hacer la América allá por 1880 ó 1890, entreverados con los italianos, los vascos y los gallegos. Cuando desembarcó, el único documento que traía era un cartoncito escrito en un idioma que los de Inmigraciones no pudieron descifrar, por lo que le dieron un permiso de residencia a nombre de Juan Miguel y lo largaron a enfrentar un país del cual no conocía ni la geografía, ni la gente, ni el idioma. Con bastante trabajo y mucha suerte el Turco Viejo ubicó a unos paisanos que habían emigrado unos años antes y pasó con ellos los primeros días de asombro en su nueva tierra. Luego de un par de meses, con algunos ahorros y la inesperada ayuda de sus paisanos compró un carro, un caballo y un lote de baratijas y con más coraje que esperanzas se largó a recorrer precarios caminos que no supo hasta mucho más tarde hacia dónde llevaban. El negocio marchó bien, y después de cinco años de esta vida de mercachifle pudo comprar la pulpería que un catalán contrabandista había levantado en lo que en su tiempo debió ser el medio de la nada, un paraje llamado Puntas del Cangrejo porque por allí estaba la naciente del Arroyo del Cangrejo. Con el tiempo había ido

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 creciendo un pueblito alrededor de la pulpería que era conocido como pueblo Cangrejo. En un par de años la pulpería pasó a ser el único almacén en serio de los alrededores, al que venían a surtirse desde las estancias vecinas y que, como era común en esos tiempos, era al mismo tiempo tienda, ferretería, despensa, barraca de cereales, depósito de cueros y un montón de cosas más. Mientras tanto el poblado había ido creciendo, porque en la zona se empezó a hacer agricultura y eso atrajo a mucha gente. En esa época las cosas las hacían los hombres, los caballos y los bueyes y no las máquinas como ahora y hacía falta mucho peonaje, sobre todo en la época de trilla. Nunca se supo bien como fue que el Turco Viejo la enamoró a la Delia. Ella trabajaba en la estancia de los Fernández que era una de las que estaban más cerca del pueblo, pero nunca se encargaba de las compras, aunque siempre lo atendía al Turco Viejo cuando él en persona, vaya a saber si no era ya con doble intención, iba a llevar algo que había quedado pendiente de un pedido anterior. Y un buen día el Turco Viejo anunció a sus clientes que se casaba a mediados de diciembre y que después de la ceremonia iba a viajar a la capital del departamento para que los padres de la Delia conocieran al marido de su hija. Los días previos al casamiento andaba contento como un gurí y un sábado hasta invitó a los presentes con una vuelta de copas, algo bastante raro ya que el Turco Viejo era muy duro de codo, tal vez porque todo lo que tenía le había costado muchos sacrificios. Cuando volvieron y reabrieron el almacén, la Delia se dedicó a ordeñar, a darle de comer a las gallinas y a los

chanchos y a cultivar algunas verduras en un pedazo de tierra que dedicó a huerta, con la ayuda de una negra vieja que se llamaba Salustiana. Quienes los conocieron por esos tiempos dicen que se los veía muy felices y que nunca se los oyó discutir. El Turco Viejo trataba a su mujer con respeto y cariño y ella le retribuía haciendo aquellas cosas que sabía que a él le gustaban, como lavarle los pies con agua tibia las noches en que terminaba muy cansado, o cebarle mate dulce a las once y media de la mañana que era la hora en la que a él se le antojaba que tenía que tomarlo para preparar el estómago para el puchero del mediodía. Allá por mediados de abril se hizo evidente que la Delia estaba embarazada y en los primeros días de octubre les nació el hijo, ahí no más en la pieza que ocupaban contigua al almacén y sin más auxilio que el de la negra Salustiana, que había traído al mundo a casi todos los habitantes del pueblo. Esa fue la segunda vez, y por lo que yo sé la última, que el Turco Viejo convidó con una vuelta de copas a sus clientes. A los pocos días viajaron de nuevo a la capital, esta vez para anotar al chiquilín y mostrárselo a la familia de la Delia. Le pusieron el mismo nombre de su padre, Juan Miguel, y por eso cuando fue creciendo le decían el Turco Chico, y más tarde el Turco Miguel, para no confundirlo con su padre que siguió siendo el Turco Viejo hasta su muerte. Desde que aprendió a caminar, el Turco Chico pasaba el día en el almacén y a los ocho o nueve años conocía todos los rincones mejor que nadie. Fue a la escuela durante cuatro años, pero en cuanto supo multiplicar por dos cifras el Turco Viejo decidió que ya no

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 chiquilín terminara por lo menos la primaria, mientras que él decía que con lo que ya sabía y lo que él mismo le iba enseñando no precisaba más.

precisaba más estudio y dejó de mandarlo. Esa fue una las pocas ocasiones en que se disgustaron el Viejo y la Delia, porque ella pretendía que el II Cuando el Turco Miguel tenía apenas 18 años, al Viejo se le ocurrió morirse de una apoplejía, El entierro fue el más grande que se viera en Cangrejo, porque todo el pueblo lo quería al Turco Viejo a pesar de que es muy difícil tener un comercio y dar fiado y cobrar las cuentas, y comprar las cosechas y los cueros, y hacer, en fin, todas las cosas que el Turco Viejo hacía sin que nadie quede resentido pensando que lo han jodido. La Delia quedó desconsolada y ya nunca volvió a ser la de antes. Se pasaba el día llorando y de noche no podía dormir, y los años se le vinieron encima de golpe. Por consejo del Miguel pasaba largas temporadas en la capital, en casa de una hermana, así que ya casi no se la vio más en Cangrejo hasta que, dos años más tarde, la trajeron para enterrarla junto a su marido y todo el mundo comentó que se había muerto de tristeza. De modo que el Turco Miguel quedó a cargo de todo. Al poco tiempo se vio que había aprendido bien las lecciones que le había dado el Viejo porque el almacén, en vez de fundirse como predijo más de un lengua sobada, siguió progresando de lo lindo. Al año siguiente llegó a Cangrejo la señorita Isolina, que era la nueva maestra. Era recién recibida, y tendría poco más de veinte años. Fue como dicen en las novelas un caso de amor a primera vista: para fin de año ya eran novios formales y se casaron en los primeros días de febrero, antes de que

empezaran las clases. Esta vuelta no hubo luna de miel y la señorita Isolina no se hizo cargo del ordeñe, de los pollos, de los chanchos y de la quinta, pero sí ayudó a su marido a poner en orden las cuentas y, según calculamos nosotros, le terminó de enseñar algunas cosas que él no había aprendido en la escuela, porque como le dije no había completado la primaria. Para diciembre, cuando estaban por terminar las clases, la señorita Isolina tenía una panza que ya no le prendía la túnica, y el 20 empezó con los dolores del parto. La única partera del pueblo seguía siendo la negra Salustiana así que la llamaron de apuro, mientras los gritos de la señorita Isolina se podían oír desde la vereda. Al parecer el gurí no podía venir más atravesado y aunque la vieja hizo todo lo que pudo y aplicó toda la experiencia de sus cincuenta años de comadrona, tardó más de tres horas en sacar del vientre de la señorita Isolina los pedazos de lo que hubiera sido un hermoso muchacho de casi cinco kilos. Pero lo peor de todo fue que atrás de esa especie de tapichí humano, todita la sangre que tenía se le fue a la señorita Isolina por entre las piernas, y para las tres de la tarde estaba tan muerta como su hijo. No creo que haga falta contarle lo que significó esa doble desgracia para el Turco Miguel. Los amigos nos asustamos, porque el hombre no hablaba y nos miraba como sin vernos. Andaba como sonámbulo, como si no

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 de que al Turco se le había acabado el mundo y de golpe se había anoticiado de que en esta vida nada tiene sentido.

entendiera lo que estaba pasando. Aunque con seguridad los que no entendíamos un carajo éramos nosotros, que no nos dábamos cuenta III Desde ese día ya nada fue igual que antes. El almacén estuvo cerrado más de una semana y el Turco no quería ver a nadie, ni siquiera a nosotros que éramos sus mejores amigos. Después abrió sólo la parte de despacho de bebidas y otra vez empezamos a ir todos los mediodías. El Turco parecía ir mejorando, aunque intervenía poco en las conversaciones y muchas veces lo veíamos distraído, pensando en la desgracia que le había caído encima y tratando, quizá, de encontrar algún motivo para no morirse él también. Lo malo fue que este motivo lo encontró en la timba. Organizó unas mesas de gofo que funcionaban todas las noches y en las que se jugaba cada vez más fuerte, sobre todo cuando se corrió la voz en el pago y empezaron a arrimarse algunos elementos que eran casi profesionales. En cuanto oscurecía iban llegando estos gaviones y no se iban hasta la otra mañana, cuando el sol estaba ya bien alto. Al principio pensamos que el Turco no jugaba sino que se rebuscaba con las comisiones que cobraba y las copas que vendía. Pero enseguida nos dimos cuenta de que él era el más encarnizado de los timberos, y que tenía tan poca suerte en la carpeta como la que había tenido en la vida, porque no había mañana en que alguien no se fuera con el carro lleno de mercadería; hasta que no quedó más nada y también marcharon las estanterías, los mostradores, los escritorios y las sillas. Así se fueron esfumando los muchos años de trabajo

y ahorro del Turco Viejo y del mismo Miguel, hasta que en una noche que todo Cangrejo recordaría para siempre apostó lo último que le quedaba, que era el mismo bar. Y ganó. El que había copado la parada era un paisano muy jugador pero de palabra, que dos días más tarde se apareció en Cangrejo montado en un oscuro con apero y riendas de plata y llevando de tiro un tostado en el que venían una moza treintañera, alta y flaca, y una gurisa que no tendría más de siete u ocho años, con un pelo color miel que le cubría la espalda, y las dejó a las dos en el boliche. Porque eso era lo que el hombre había apostado y para él una deuda de juego era una deuda de honor, aunque en otros aspectos de la vida quizá no supiera muy bien qué significaba esta palabrita. Calculo que los primeros días el Turco Miguel no sabría qué hacer con esa muchacha y con su hija. De a poco ella se fue encargando de todas las tareas de la casa, aunque no pudo hacer lo que había hecho la Delia en su tiempo, porque ya no había vacas para ordeñar, el gallinero estaba vacío, y de los chanchos no quedaba ni el olor. A nosotros nos las presentó unos diez días después de que llegaran. Un mediodía que estábamos en el bar ella entró a alcanzarle el mate, con la gurisa prendida de la pollera, y él, sin mirar a nadie en particular, nos dijo: —Esta es la señora Deolinda Bejarano y su hija Lucía.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 lavaba y planchaba la ropa con mucha prolijidad, y de a poco pareció volver a ser el de antes, charlando y bromeando con nosotros como en los viejos tiempos. Durante los varios años que la Deolinda y su hija vivieron en casa del Turco nunca supimos cuál era su verdadera relación. Nos parecía difícil que dos personas jóvenes, viviendo bajo el mismo techo, no tuvieran algún tipo de contacto íntimo. Pero ellos, sin embargo, siguieron tratándose de usted, y ella nunca le dijo ni Turco, ni Miguel, sino señor Miguel, y él le decía doña Deolinda, aunque ella fuera demasiado joven para merecer ese tratamiento. Lo que sí era evidente era el cariño que el Turco le había tomado a la Lucía, la que a los quince años era una verdadera hermosura que llamaba la atención de todos los que la conocían, porque ni los más viejos habían visto nunca en Cangrejo una mujer tan linda como ella.

Nosotros dijimos “mucho gusto”, como se estila en esos casos, y cuando las dos se hubieron ido nos quedamos esperando que el Turco hiciera algún comentario que nunca llegó, así que por delicadeza no le preguntamos nada aunque ganas no nos faltaran. La tal Deolinda Bejarano era una moza en la flor de la edad, un poco alta para mi gusto y que habría lucido mejor con unos kilos más que los que tenía; su hija, la Lucía, era un ángel con sus ojazos bien azules y ese pelo de oro que su madre le acomodaba en dos trenzas que le llegaban hasta la cintura. La llegada de la Deolinda y su hija tuvo varios efectos sobre el Turco. El primero fue que abandonó la timba. Uno a uno fue despachando a sus compañeros de gofo, recomendándoles de paso que no se arrimaran más por su boliche y si fuera posible que no pisaran más el pueblo de Cangrejo. El segundo efecto fue que comenzó a preocuparse por su aspecto, tal vez nada más que porque la Deolinda le IV Usted conoce el final de esta historia, porque se habló mucho de ella en su momento y se dijo que, vistas las circunstancias, la cosa era inevitable. Pero yo le quiero aclarar que eso es mentira. Nosotros, que tan bobos no éramos, no nos llegamos a imaginar nunca que el final fuera a ser el que fue. Dicen que a veces uno no ve lo que tiene delante de las narices. Puede ser. Pero no creo que sea éste el caso porque nada en las actitudes de los tres cambió durante todo el tiempo en que vivieron juntos, salvo claro está los cambios que a todos nos provoca el paso de los años. Los dos mayores siguieron tratándose de usted, y el “señor” y el “doña” no se

les caían de la boca, mientras que la Lucía se ponía más linda a medida que crecía. Ese día, cuando habían pasado la doce y el bar seguía cerrado nos empezamos a preocupar, y después de deliberar un rato decidimos entrar al caserón donde vivían el Turco y las dos mujeres para ver si alguien estaba enfermo, que era el único motivo por el cual el Turco no abriría el boliche. Nos sorprendió cuando tanteamos la puerta que daba a la calle y nos encontramos que estaba sin llave. Cangrejo era un pueblo tranquilo donde uno podía dormir con la puerta y las ventanas abiertas sin temor a que alguien se le

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 ganara adentro de las casas; pero el Turco era un poco desconfiado y sabíamos que era difícil que dejara las puertas sin llave. El primero en entrar fue el Profesor y nosotros lo seguimos. Pasando el zaguán dimos con un patio cerrado con una gran claraboya en el techo. A los lados estaban las puertas de los dormitorios. El Profesor se encaminó derecho hacia la habitación del Turco, abrió la puerta y se mandó para adentro. Los que le seguíamos, que todavía estábamos en el patio, sentimos clarito el grito: — ¡Carajo! Y vimos como el Profesor reculaba hacia donde estábamos. Nosotros fuimos entrando de uno a la pieza y no sé como nadie salió corriendo, o se desmayó, o vomitó cuando vimos lo que había para ver. Sobre la cama, boca abajo, estaba el Turco Miguel con dos grandes heridas en la espalda por donde se le había escurrido toda la sangre que, ya seca, ensuciaba las sábanas y el piso. A nuestra izquierda, acuchillada en el vientre y completamente desnuda estaba la Lucía, rodeada también de sangre seca y, sin embargo, como no pude dejar de pensar con cierta vergüenza, incomparable en su belleza. El resto de la habitación estaba en orden, o por lo menos en lo que para el Turco Miguel podía ser orden, salvo por la ropa de los dos finados, tirada por cualquier parte. Salimos al patio sin hablarnos, y enfilamos para el dormitorio de las mujeres. Allí todo parecía estar en su lugar aunque no había ni rastros de la Deolinda, ni muerta ni viva.

No le voy a dar muchos detalles sobre el alboroto que armaron los milicos ni sobre todo lo que ocurrió cuando llegó el Juez Letrado y revisaron todo, y nos aburrieron a preguntas, aunque no les pudimos decir más de lo que yo le estoy contando a usted. Revolvieron el pueblo de arriba abajo, e interrogaron a cuanto cristiano se les ocurrió que podía saber algo, y al final llegaron a la conclusión de que la Deolinda había entrado a la pieza del Turco y lo había encontrado encamado con la Lucía y los había liquidado a los dos: a él, a cuchilladas en la espalda, por la posición que tendría en ese momento y a la gurisa cuando trataba de escaparse. Y que de madrugada había disparado del pueblo “con destino desconocido”. Como usted sabe nunca pudieron averiguar su paradero y con el tiempo, como pasa siempre con estas cosas, el asunto se fue olvidando y la policía la dejó de buscar. Yo nunca estuve de acuerdo con la solución que le dieron al caso el Juez y el Comisario. Y eso por dos razones; primero, porque la conocía bien a la Deolinda y estaba seguro de que ni en un ataque de locura habría sido capaz de cometer semejante barbaridad; y segundo porque estaba casi seguro (aunque no tanto como para jurarlo delante del juez) de que, ya entrada la noche anterior, había visto en el pueblo a un forastero montado en un oscuro con apero y riendas de plata, llevando de tiro un tostado ensillado pero sin jinete. Usted saque sus propias conclusiones.

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Cita con… Os presentamos este mes una nueva sección. En ella vamos a conversar con escritores y autores. Queremos que nos hablen de sus proyectos, de sus obras, de las inquietudes que los inspiran. En este número, vamos a charlar con una escritora vasca: Espido Freire. Nos presenta su último libro, Cuando comer es un infierno, y nos habla de su experiencia como escritora. A continuación os presentamos la transcripción de la charla que mantuvimos con ella. Esperamos que disfrutéis de su lectura tanto como lo hicimos nosotros con la presencia de esta escritora genial.

ESPIDO FREIRE Espido Freire nació en Bilbao en 1974. Desde niña entró en contacto con el mundo musical, especialmente con la música antigua. Se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Deusto. Gustavo Martín Garzo ha comparado su mundo literario con el de "las grandes novelas inglesas y norteamericanas del siglo XIX, el de las hermanas Brönte o Henry James, pero también el de la tradición artúrica, el romanticismo y los cuentos de hadas". "Irlanda" (Planeta, 1998), su primera novela, fue definida por la crítica como "una de las más bellas, intensas y de más deslumbrante originalidad que hemos leído en los últimos años" (Andrés Ibáñez, Revista de Libros). En 1999 publicó "Donde siempre es octubre" (Seix Barral), una literatura, en palabras de Ángel García Galiano, "sumamente perturbadora que no dejará a nadie indiferente" (Reseña). Obtuvo el Premio Planeta 1999 con "Melocotones helados", "otra vuelta de tuerca en la legítima búsqueda literaria de Espido Freire" (Rafael Conte, ABC). Sus novelas han sido traducidas, entre otras lenguas, al francés, alemán, turco y portugués. En el año 2000 apareció "Primer amor" (Temas de Hoy), un ensayo sobre las enseñanzas de los cuentos infantiles. Recientemente ha editado el poemario narrativo "Aland la blanca" (DeBolsillo) y su primera novela juvenil, "La última batalla de Vincavec el Bandido" (SM).

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Este año publica su último libro, un ensayo sobre dos enfermedades incomprendidas, la bulimia y anorexia, titulado "Cuando comer es un infierno” y que nos presenta en la siguiente entrevista realizada por la periodista Belén Galindo.

ENTREVISTA

Realizada por Belén Galindo Espido, creo que en todos los compromisos y en todas las charlas que estás teniendo en relación a tu nuevo libro, estás dando un testimonio en torno al mundo de la bulimia y de la anorexia, los trastonos alimenticios, ¿No es así? Sí, lo que presenta el libro son cuatro testimonios de cuatro mujeres que padecieron bulimia y anorexia y que han logrado curarse, que se han salvado de vivir en ese infierno. Intento proyectar un poco de esperanza, intento romper con los viejos mitos, los mitos de que afecta únicamente a mujeres muy jóvenes, de que únicamente afecta al sexo femenino, intento transmitir un poco de pasión, un poco de vida y, sobre todo, respeto por lo que son esos trastornos que pueden condicionar una vida por muchos años. Un tema importante con respecto a esta enfermedades es el hecho de que se hable de ello, y de que tú, en este caso, rescates desde otra perspectiva lo que es un trastorno, una enfermedad que hasta hace muy poquito no se entendía ni detectaba... A mí me parece imprescindible que se visualice, que comencemos a reconocer que un porcentaje muy alto de personas tiene problemas con la comida, y que eso no es ninguna vergüenza, no es ninguna lacra social. Hace unos años,

la gente que estaba deprimida o que estaba en un tratamiento por depresión era mirada con cierta pena. Ahora es algo perfectamente normal y de hecho cada vez se reciben más bajas por este motivo, porque, bueno, el ritmo de vida al que estamos sometidos implica unos sacrificios y esos sacrificios son los de la salud. Entonces, cuanto más se hable, más se dé por sentado que es un problema que puede curarse, sobre todo, que puede prevenirse, yo creo que vamos a ser una sociedad más sana y más equilibrada. Espido, te pido una opinión en torno a este tema... ¿Vamos por el buen camino hablando solamente de ello? Me refiero con la pregunta a la paradoja que se da cuando al mismo tiempo se nos presentan en los medios de comunicación, desde los organismos de moda, la delgadez, la imagen de la persona delgada como la panacea. ¿No habría ahí una contradicción? Pues no, no vamos por el buen camino en absoluto. No estamos en el buen camino no únicamente por esas imágenes, sino por cualquier imagen de mujer que se esté proyectando, por la falta de respeto que existe hacia lo que es una mujer de verdad, mujer con sus fallos, con sus defectos, con sus años, con sus kilos, con sus no kilos. No estamos en el buen camino porque esta

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 sociedad no permite, no tolera bien que se expresen los afectos, que se exprese la rabia, el odio, la alegría. Todo tiene que estar controlado y esa es otra de las partes en los trastornos de la alimentación. El problema cuando se tiene una bulimia o una anorexia no es la comida. El problema es un sentimiento o una vivencia que se ha estado acallando y mediante la comida se expresa ese odio hacia uno mismo. ¿Has puesto en este libro mucho de ti misma?, ¿tiene un toque autobiográfico? No, no tiene ningún toque autobiográfico. Eso es algo que convendría destacar. Mucha gente se acerca a él pensando que voy a contar mi historia, mis problemas o algo parecido. No, en absoluto. Lo que aparece ahí, es una visión muy crítica, que esa sí que es mía, de la sociedad actual, de las soluciones que se están dando, que son insuficientes... Y lo que yo no he negado nunca es que, como otras muchas mujeres, he pasado por esos problemas. Pero quien se acerque al libro pensando que estoy publicando mi historia o pensando que estoy hablando de mí no va a encontrar eso. Espido, este es un libro más en tu trayectoria corta, pero intensa. Muchos dicen que eres probablemente la escritora más joven y más establecida en el panorama de las letras castellanas. ¿Qué piensas de todo esto? Hombre, algo tienen que decir, hija... (risas) Mientras sea eso no está mal. La mayor parte de nosotros nos regimos por etiquetas… Mientras sea ese tipo de etiqueta no me voy a quejar. “Diabulus in musica” fue tu anterior trabajo. Incluía parte de tu universo, como es el de la música y el de los sueños o los fantasmas.

Pero, ¿hay realmente un “universo Espido Freire”? Pues mira,... en esa novela sí que existía un pequeño tono autobiográfico. La relación que tenía la protagonista con la música era la misma que yo había vivido de adolescente. Es mi única obra en la que yo reflejo algo que yo haya vivido, algo por lo que yo haya pasado. ¿Un universo? Pues yo espero que no esté aún establecido porque soy muy joven como para tener las cosas tan claras. Espero seguir investigando, seguir estudiando y que sigan apareciendo otras novelas que definan lo que será mi estilo, pero únicamente llevo cuatro años publicando, de modo que es muy pronto para decirlo. “Melocotones helados” fue tu carta de presentación al gran público a través del premio Planeta, pero no era tu primer libro, tu primer trabajo porque tú ya estabas escribiendo hacía mucho tiempo. ¿Cómo surgió en ti la vocación literaria? Pues no te lo sé decir porque llevo toda la vida escribiendo y cuando no sabía escribir contaba esas historias, las contaba en alto. Creo que nació de una necesidad, desde que yo era muy chiquitina, de explicarme el mundo, de comunicarme, de dar rienda suelta a mi fantasía. Y es muy difícil concretar por qué decidí comenzar a escribir. Yo creo que leía mucho y llegó un punto en el que leer no me bastó. ¿Cuáles son tus referencias literarias? Esos autores que tienes siempre en mente... Habría tres. Uno sería Borges, otro Shakespeare y el otro Homero. Son muy clásicos, pero yo creo que de ahí hemos derivado casi todos los demás. ¿La vida es sueño, de verdad Espido?

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Espero que no, porque a veces es una pesadilla, y hay que despertar. ¿Cuál es tu inspiración?, ¿cómo te llega la inspiración?, ¿qué métodos utilizas para escribir?, ¿cuáles son esos secretillos del escritor? Me encantaría tener alguna musa o alguna fuente de inspiración, pero esto no funciona. En mi caso, lo que funciona es partir de una idea, que puede surgir de paseo, puede surgir de una película, puede surgir de un sueño o de algo que me esté preocupando... y comienzo a elaborar esa idea durante bastante tiempo. Cuando ya tengo la idea clara comienzo a escribir. Y cuando no me gusta, lo tacho y comienzo otra vez a escribir. Hay gente que escribe quizá con mayor facilidad. Yo no conozco más sistema que el de prueba error, prueba error. Y es mucho menos glamoroso, pero yo creo que mucho más seguro.

¿Estás trabajando en algún nuevo libro en este momento? ¿Tienes algún nuevo proyecto en mente? Sí, estoy corrigiendo una nueva novela que espero que aparezca para el año que viene. Pero estoy viajando bastante, estoy trabajando bastante en otros aspectos y no me centro para corregir. Sí que tengo mucho tiempo para artículos porque te exigen menos tiempo, pero para un proyecto global como es una novela... pues a ver este verano si me centro un poco más. Gracias, Espido por atendernos, y nada más que recomendar encarecidamente este tu nuevo libro “Cuando comer es un infierno”. Gracias de nuevo. Gracias a vosotros, un abrazo.

El libro: CUANDO COMER ES UN INFIERNO "Las palabras también sirven", dice Gloria, una de las voces de este libro, y por eso, por el misterioso poder curativo de la palabra, Espido Freire nos narra su amarga historia y las de otras chicas, atrapadas en la bulimia. Desde la sinceridad y la rabia, y con una lucidez extrema, la autora denuncia las causas que, de manera catastrófica se conjugan para que miles y miles de jóvenes sucumban a un mal que lleva aparejadas gravísimas secuelas físicas y psíquicas.

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top ventas & novedades Libros más vendidos en España FICCION 1. Los refugios de piedra 2. Los invitados al jardín 3. Los aires difíciles 4. Dos mujeres en Praga 5. El guitarrista 6. Soldados de Salamina 7. El vuelo de la reina 8. Erec y Enide 9. Se está haciendo cada vez más tarde 10. Los estados carenciales

AUTOR Jean M. Auel Antonio Gala Almudena Grandes Juan José Millás Luis Landero Javier Cercas T. Eloy Martínez M. Vázquez Montalbana Antonio Tabucchi Ángela Vallvey

EDITORIAL Maeva Planeta Tusquets Espasa Calpé Tusquets Tusquets Alfaguara Areté Anagrama Destino

NO FICCION

AUTOR Stephen Hawking José Luis Sampedro José Antonio Marina

EDITORIAL Crítica Destino Anagrama

Juan Antonio Cebrián

La Esfera de los libros

Enrique Rojas Francisco Umbral F. García de Cortázar J. Ortega Spottorno J. L. Vilallonga

Temas de Hoy Planeta Planeta Taurus Plaza & Janés Temas de Hoy

1. El universo en una cáscara de nuez 2. El mercado y la globalización 3. Dictamen sobre Dios 4. La aventura de los Godos 5. ¿Quién eres? 6. Cela: un cadáver exquisito 7. Historia de España; de Atapuerca… 8. Los Ortega 9. La flor y nata. Memorias… 10. Amalur: del átomo a la mente

I. Martínez/J. L. Arsuaga

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 BOLSILLO 1. El señor de los anillos 2. El jardinero fiel 3. La granja 4. La caverna 5. El último encuentro 6. El diario de Bridget Jones 7. El Hobbit 8. Memorias de una geisha 9. El hereje 10. Lo es

AUTOR J. R. R. Tolkien John Le Carré John Grisham José Saramago Sándor Marai Helen Fielding J. R. R. Tolkien Arthur Golden Miguel Delibes Frank McCourt

EDITORIAL Minotauro DeBolsillo Punto de Lectura Punto de Lectura Quinteto DeBolsillo Minotauro Suma de Letras Booket Maeva

Mercado Extranjero ARGENTINA TITULO 1. Shangai Baby 2. Lo que está en mi corazón 3. El señor de los anillos I 4. Imperio 5. El camino de las lágrimas

AUTOR Wei Hui Marcela Serrano J. R. R. Tolkien M. Hardt y T. Negri Jorge Bucay

EDITORIAL Emecé Planeta Minotauro Paidós Sudamericana

CHILE TITULO 1. Los Borgia 2. Lo que está en mi corazón 3. Cita en el Azul Profundo 4. Tengo miedo torero 5. El libro de un hombre solo

AUTOR Mario Puzo Marcela Serrano Roberto Ampuero Pedro Lemebel Gao Xingjian

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EDITORIAL Emecé Planeta Planeta Seix Barral Ediciones del Bronce

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 ESTADOS UNIDOS TITULO 1. Daddy’s Little Girl 2. Star Wars: Episode 2 3. The Nanny Diaries 4. City of Bones 5. A Thousand Country Roads

AUTOR Mary Higgins Clark R. A. Salvatore

EDITORIAL Simon & Schuster Lucas/Del Rey E. McLaughin & N. Kraus St. Martin’s Michael Connelly Little Robert James Waller J. M. Hardy

FRANCIA TITULO 1. Les refuges de pierre 2. La quatrième main 3. Devenez sorciers, devenez savants 4. Pour la liberté de la presse 5. Jusqu’où va-t on descentre?

AUTOR Jean M. Auel John Irving

EDITORIAL Presses De La Citè

Seuil G. Charpak & H. Broch Odile Jacob Yann Arthus-Bertrand Reportes Sans… Alain Soral Blanche Eds

PORTUGAL TITULO 1. Baudolino 2. Alma de Pássaro 3. Anos Perdidos 4. Fazes-me falta 5. Liçoes de Abismo

AUTOR Umberto Eco Margarita Rebelo Miguel Sousa Tavares

Inês Pedrosa Daniel Sampaio

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EDITORIAL Difel Oficina do Livro Oficina do Livro Dom Quixote Caminho

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

Novedades Título: SÓLO UNA MUERTE EN LISBOA Autor: Robert Wilson Editorial: RBA Número de páginas: 448 Precio orientativo: 21 EU

Novela

Sinopsis: En 1941, el oficial alemán Klaus Felsen fue enviado a Lisboa para supervisar las exportaciones de volframio que reclamaba la maquinaria bélica del nazismo. Medio siglo más tarde, la policía portuguesa encuentra en Paço de Arcos el cadáver de una adolescente asesinada.

Título: FURIA Autor: Salman Rushdie Editorial: Areté/Empúries Número de páginas: 335 Precio orientativo: 20 EU

Novela

Sinopsis: Malik Solanka, nacido en Bombay hace algo más de medio siglo, es un ex profesor de Historia de las Ideas de Cambridge convertido en millonario de manera inopinada: gracias a unos programas de televisión que divulgan la filosofía occidental de la mano de Cerebrito, una de las muñecas que fabrica desde su juventud.

Título: LA VIDA EN LAS VENTANAS Autor: Andrés Neuman Editorial: Espasa Número de páginas: 196 Precio orientativo: 14,9 EU

Novela

Sinopsis: Net es un estudiante algo hastiado que va informando de sus días a su antigua compañera sentimental por e-mail. Aunque ella nunca llega a responderle, Net describe en sus monólogos su situación un poco a la deriva, las relaciones con una familia que esconde -según empieza a sospechar- graves, siniestros secretos que provocan situaciones tensas y humillantes entre su padre y su hermana.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Título: EL CASTILLO DE ARENA Autor: Iris Murdoch Editorial: Alianza Número de páginas: 372 Precio orientativo: 16,83 EU

Novela

Sinopsis: Una obra de la malograda novelista irlandesa que reflexiona sobre los imprevistos, la libertad y el amor. Mor, instalado en su inamovible racionalidad académica, no puede aceptar la franca irracionalidad de los personajes que lo rodean.

Título: LA MUJER DEL SUEÑO Autor: Gilbert Sinoué Editorial: EdicionesB Número de páginas: 270 Precio orientativo: 16,50 EU

Novela

Sinopsis: Buenos Aires, 1930. Un rico hacendado vive obsesionado por un sueño en el que se le aparece una joven que lo llama a su lado. Un anciano indio le dice que es un chamán y se embarca en un viaje en busca de respuestas.

T´tulo: ARRÁNCAME LA VIDA Autor: Ángeles Mastretta Editorial: Alfaguara Número de páginas: 306 Precio orientativo: 18,49 EU

Novela

Sinopsis: Catalina se casa con el general Andrés Ascensio, candidato a gobernador. Apasionada e imaginativa, no acepta vivir sin amor y ser una mujer florero y se vuelve a enamorar, pero en una sociedad tan machista todo es muy difícil.

Título: DIVORCIO EN BUDA Autor: Sándor Márai Editorial: Salamandra Número de páginas: 190 Precio orientativo: 11,5 EU

Novela

Sinopsis: Cuando a la mesa de Kristof Kömives, juez de Budapest, llega el expediente del divorcio de su antiguo amor, a quien abandonó para seguir la seguridad de una vida burguesa, su mundo se convulsiona.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Título: ROJO BRASIL Autor: Jean-Cristophe Rufin Editorial: EdicionesB Número de páginas: 436 Precio orientativo: 21 EU

Novela

Sinopsis: El autor de El abisinio cuenta la historia del quijotesco caballero Nicolas de Villegagnon, que lidera en 1555 una expedición francesa hacia el Nuevo Mundo.

Título: HOT LINE Autor: Luis Sepúlveda Editorial: EdicionesB Número de páginas: 94 Precio orientativo: 11,50 EU

Novela

Sinopsis: George Washington Caucamán, de origen mapuche, es destinado al servicio rural por racismo. Cuando le dispara al cuatrero hijo de un general, lo destinan a su vez a la unidad de delitos sexuales de la capital.

Título: AMORES EN FUGA Autor: Bernhard Schlink Editorial: Anagrama Número de páginas: 266 Precio orientativo: 14,42 EU

Relatos

Sinopsis: Siete relatos sobre el amor del autor de El lector: una pareja de Berlín Oriental se traiciona para salvar su matrimonio, un estudiante alemán en Nueva York demuestra de forma inusual su amor por una judía americana...

Título: DE PRADERAS Y BOSQUES Autor: Robert Louis Stevenson Editorial: Península Número de páginas: 96 Precio orientativo: 14 EU Sinopsis:

Novela

Este libro enlaza con el que publicó hace dos años Alba, El emigrante por gusto, y nos completa el viaje que efectuó en 1880 Stevenson desde su Escocia natal hasta Estados Unidos para encontrarse con su enamorada Fanny Osbourne. En el libro anterior asistíamos a su agitada travesía en barco desde Glasgow a Nueva York, en la que no perdía ocasión de tratar con una mezcla de acidez y ternura a los emigrantes que se lanzaban febrilmente hacia el nuevo mundo. En De praderas y bosques encontramos a Stevenson recién llegado a Nueva York y resignado a embarcarse, sin mucho entusiasmo, en una travesía

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 terrestre en ferrocarril por las vastas planicies del interior del país hasta llegar a San Francisco. Título: MARICA Autor: William S. Burroughs Editorial: Anagrama Número de páginas: 150 Precio orientativo: 9,62 EU

Novela

Sinopsis: Lee intenta seducir al ambiguo Allerton y deambula por locales cada vez más sórdidos. Al final, los dos parten en búsqueda del yage, la droga absoluta, que puede otorgar el control total sobre los cerebros.

Título: CREÍA QUE MI PADRE ERA DIOS Autor: Ed. de Paul Auster Editorial: Anagrama Número de páginas: 536 Precio orientativo: 19 EU

Relatos

Sinopsis: Si el latiguillo de sorpresas te da la vida no miente, allí donde haya una vida comme il faut debe haber, necesariamente, un cajón de sorpresas. A ello apeló el novelista Paul Auster, autor de El palacio de la luna, La música del azar y Leviatán, cuando en mayo de 1999 pidió a los oyentes del programa radiofónico Weekend All Things Considered una colaboración muy especial: que le remitieran sus propias experiencias personales, "historias que desafíen nuestra concepción del mundo, anécdotas que revelen las fuerzas misteriosas y desconocidas que actúan sobre nuestras vidas [...]. En otras palabras, historias reales que parezcan inventadas".

Título: EN BRAZOS DE LA MUJER FETICHE Autor: Lucía Etxebarria Editorial: Destino Número de páginas: 476 Precio orientativo: 19 EU

Novela

Sinopsis: Puesto que el fetichismo consiste en otorgar un simbolismo cualquiera a un objeto determinado, en buena lógica se podría afirmar que todo hijo de vecino es fetichista, desde quien proyecta su sexualidad sobre un boa de plumas hasta los amigos de lo esotérico, que creen en las cualidades mágico-predictivas que emanan de la baraja del tarot. Pero el proceso, nos cuenta Lucía Etxebarria en cuanto narradora de este texto, obedece en primer lugar a una ausencia, a un vacío que el objeto debe rellenar. Por todo ello, En brazos de la mujer fetiche se pretende fetiche literario de una costumbre que abarca múltiples aristas y que cuenta con notables ejemplos entre, aunque cueste creerlo, La Regenta, Tristana y otras grandes novelas del siglo XIX español.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Título: TODAS LAS FAMILIAS SON PSICÓTICAS Autor: Douglas Coupland Editorial: Destino Número de páginas: 314 Precio orientativo: 17,75 EU

Novela

Sinopsis: Los Drummond, una familia disfuncional, se dirigen a Cabo Cañaveral para presenciar el lanzamiento de un transbordador en el que viajará la única hermana normal. Acaban viviendo una aventura espeluznante.

Título: EL INSACIABLE HOMBRE ARAÑA Autor: Pedro Juan Gutiérrez Editorial: Anagrama Número de páginas: 212 Precio orientativo: 12 EU

Relatos

Sinopsis: Cuentos de fondo autobiográfico, dispuestos de forma que pueden leerse como una novela, en los que este crudo cronista de la realidad cubana mezcla sexo, pasión, miseria, sueños y frustraciones.

Título: LA ATADURA Autor: Vanessa Duriès Editorial: Tusquets Número de páginas: 144 Precio orientativo: 9,62 EU

Novela

Sinopsis: Novela de culto en el mundo sadomaso escrita por una mujer que se inspiró en sus propias experiencias. "Llevar pinzas en los pechos me gusta tanto que Pierre siempre me dice que es mi mayor vicio."

Título: LIBRO DE LA CULPA Autor: José María Ruiz Peña Editorial: Devenir Número de páginas: 64 Precio orientativo: 7,51 EU

Poesía

Sinopsis: "Elegimos / y al elegir, dudamos / entre mar o mar. / Un viento azul se levantaba sobre los faros / y un temblor de aguas o de espumas / quebró la fe o la certeza." (Ítaca). Una colección de poemas dominados por la nostalgia y, claro está, la culpa.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 Título: TIEMPO Y ABISMO Autor: Antonio Colinas Editorial: Tusquets Número de páginas: 136 Precio orientativo: 10,58 EU

Poesía

Sinopsis: "En esta noche sin amor, ya muerto, / me parece que vuelvo a contemplar / aquellos miembros, que no pude amar / cuando aún estaban vivos, ¡y que tuve tan cerca! / Aunque algunos pensaban lo contrario, /nunca estuvimos en el mismo lecho."

Título: UNA TRISTEZA ANTIGUA Autor: José Luis Sevillano Editorial: Algaida Número de páginas: 72 Precio orientativo: 5,77 EU

Relatos

Sinopsis: XX Premio de Narración Corta Felipe Trigo. Javier vive situaciones ridículas a causa de su entorno: padres peculiares, un perro hambriento, un mayordomo filipino de ambigua sonrisa y una amiga muy especial.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

sus favoritos Inauguramos este mes esta nueva sección, un apartado en el que vamos a disfrutar de las recomendaciones de lectores como tú y como yo. Aquí podrás tomar nota de los libros que más han impactado a lectores más o menos desconocidos. Sin más preámbulos cedemos el testigo a nuestro primer invitado y colaborador:

JAVIER DEL VALLE 31 años, economista, de nacionalidad española, gran aficionado a la lectura y hace sus pinitos en la escritura. Descubrió su pasión por los libros a temprana edad y desde entonces no ha dejado de cultivarla. Siente predilección por la literatura americana, tanto del norte como del sur.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002 SUS CINCO LIBROS FAVORITOS 1. RAYUELA de JULIO CORTÁZAR

2. EL QUIJOTE de MIGUEL de CERVANTES

Rayuela es una Biblia. Y escribo Biblia con Mayúscula como Maga porque en ella está casi todo lo que un buscador desea encontrar: conocimientos, ideas, situaciones, vivencias, problemas, nostalgias, recuerdos y todo lo relacionado con la metafísica de lo cotidiano. Los porqués que se preguntan la Maga, Oliveira, Talita, Gekrepten, Rocamadour y todos esos cronopios que buscan, persiguen y sobre todo juegan a vivir en un París habitado por el vértigo cotidiano de la existencia. Y el remedio a esa angustia tan moderna, tan actual lo explica Cortázar al final del capítulo 143 con las siguientes palabras: “No tenía ninguna fe en que ocurriera lo que deseaba, y sabía que sin fe no ocurriría. Sabía que sin fe no ocurre nada de lo que debería ocurrir, y con fe casi siempre tampoco”.

Esta es, la novela de todas las novelas. Es, quizás, el canto a la libertad más profundo de la literatura. En cada sucesiva lectura de El Quijote, aparecen nuevos matices, nuevos puntos que nos dan una idea de lo que Cervantes echó tanto de menos en sus años de cautiverio en Argel: la libertad. Y es que sus protagonistas son libres en su imaginación pero esclavos de sus actos; caminan por las tierras de La Mancha buscando no otra cosa que a si mismos, su esencia. Son buscadores de esa ínsula, Arcadia, Toboso, Kibbbutz del deseo o como se llame, en esa primera y órfea road movie que bien pudiera ser objeto de una interpretación contemporánea en las manos de algún cineasta o escritor atrevido y sin tapujos. Ahí queda la idea, surgida no de otro libro que, por supuesto, El Quijote.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

3. EL EXTRANJERO de ALBERT CAMUS

4. TRES ROSAS AMARILLAS de RAYMOND CARVER

Mersault mata a un Árabe y es ajusticiado. Su muerte tiene el mismo sinsentido que su vida, aburrida y monótona como la vida de cualquier ciudadano de cualquier ciudad europea. Mersault no da explicaciones, no rinde cuentas a nadie de su vida. Es un hombre libre, pero al mismo tiempo insolidario, desespiritualizado, un ser amoral y tal vez sin entusiasmo ni ambición. Un ser pasivo al que no le afecta ni la muerte de su propia madre, preso por sus rutinas, y ajusticiado en la guillotina. Pero libre al fin y al cabo.

Este fue el último libro de Carver y en él, continúa explotando todo aquello relacionado con la soledad y la convivencia; dos de sus mayores obsesiones. Y el escenario no es otro que las cotidianidades de unos personajes que existen no sin dificultades en esa América tan profunda y tan moderna, tan épica y tan estúpida a la vez. Estos relatos están poblados de seres que, como la pareja del cuadro de Edward Hopper Summer evening, esperan callados en cualquier rincón. Seres nada sentimentales pero profundos. Seres frágiles como la misma América.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

5. EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS de JOSEPH CONRAD

Confieso que descubrí esta novela por la peli de Coppola. Tras verla, no me quedó otra opción que leer el libro. Y tuve aún un impacto mayor, aún más visual que la propia Apocalipsys now, al adentrarme en esas selvas, en sus leyes crueles, pero no más brutales que el propio hombre, ese Marlow que todos llevamos dentro y que deseamos descubrir. Como dice Conrad: “Mi tarea es la de haceros oír, la de haceros sentir, y, sobre todo, la de haceros ver, por medio del poder de la palabra escrita”.

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LA CASA DE LOS MALFENTI - Nº3 // EDICION: VERANO 2002

enlaces A continuación os presentamos una lista de enlaces interesantes relacionados con los artículos incluidos en este tercer número de La Casa de los Malfenti. Edgar Allan Poe www.nenos.com/miedo/poe.htm www.edgarallanpoe.galeon.com www.contenidos.com/literatura/escritores/poe.html www.quintadimension.com/literarea/biopoe.html http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/Narrativa/Poe/ www.eapoe.org www.gothic.net/poe newark.rutgers.edu/~ehrlich/poesites.html www.poemuseum.org

Johann Wolfgang Von Goethe www.artehistoria.com/historia/personajes/6365.htm www.epdlp.com/goethe.html www.pexfrito.4t.com/biograf/goethe.htm www.aspirennies.com/private/SiteBody/Romance/Poetry/Goethe/jwvgoethe.shtml www.econ.jhu.edu/people/fonseca/goethe.htm www.imagi-nation.com/moonstruck/clsc20.html www.derweg.org/mwberdeu/goethe.htm http://www.johann-wolfgang-goethe.de

Luis Landero http://www.epdlp.com/landero.html www.literaturas.com/faroni/Luis%20Landero.htm personal2.iddeo.es/nester/lite/landero.html

Espido Freire tentaciones.elpais.es/t/d/20011228/planeta_tnt/ptnt5.htm http://www.mujeractual.com/entrevistas/freire/

Concursos Literarios www.deconcursos.com

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www.lanzadera.com/lacasadelosmalfenti


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