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Día de las Corporaciones

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La alpatana

La alpatana

El intenso frío que descendía por la calle Santos, que actuaba como si de un tubo se tratara concentrando toda su eficacia en el final de la misma, se nos clavaba como agujas en el cuerpo; así comenzaba aquella mañana del 4 de Febrero, Jornada de puertas abiertas de los cuarteles. El Pez de nuevo participaba en esta ocasión, solo hemos dejado de hacerlo un año, y por motivos de reformas que imposibilitaron la misma.

Como indicaba, lo desapacible del tiempo parecía a primera hora que iba a deslucir el acontecimiento, y así se pensaba que iba a suceder, puesto que las primeras horas la afluencia de visitantes era mínima, y acostumbrados como estamos en nuestra calle a que cualquier actividad de este tipo esta se convierta en arteria principal del ambiente manantero, la realidad nos demostraba lo contrario.

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Nuestro cuartel, usando el argot militar, se encontraba en perfecto estado de revista; en la sala de figuras, además de nuestro estupendo armario expositor con las cinco figuras de la Corporación, luciendo los ropajes que el año pasado se estrenaron el Domingo de Resurrección, además este año se había preparado un video informativo, que se exponía de forma continua un resumen de la Semana Santa de Puente Genil con algunas referencias a nuestra Corporación. También se ilustraba a los visitantes con unos trípticos explicativos de la Agrupación y otros propios de nuestra corporación, haciendo hincapié en el tema de este año como era la figura tan popular y pontana como es El Alpatana,

El comentario en la cocina era unánime, ¿qué íbamos a hacer con tanta comida si no acudían visitantes, lo guardamos para el Jueves Lardero?, y es que la verdad nuestra Corporación de nuevo hizo gala de su generosidad, y a las viandas que la Agrupación de Cofradías nos facilitaba para el evento, nosotros aportamos algunas cosas más y además como en ocasiones similares pusimos en marcha la “operación tortilla”.

Pero nuestra sorpresa cuando llega la hora indicada y nuestro cuartel se llena de personal, e incluso no podíamos atender a todo el mundo como nos hubiese gustado, contando incluso que éramos muchos los hermanos de la Corporación a disposición para esta tarea. Fueron aproximadamente dos horas de una actividad frenética, en las que sinceramente a mi entender no se desarrollaba el auténtico fin perseguido por este tipo de jornadas, y a veces tuve la sensación de que actuábamos más como meros camareros y no como anfitriones que con orgullo intentan documentar a los visitantes de lo que encierran estas paredes y lo que aquí se vive en estas fechas.

El personal como vino se fue, cercana la hora de clausura una muchedumbre se desplazaba por las distintas calles del casco antiguo de nuestro pueblo para concentrarse en el patio de los Frailes para despedir un año más esta jornada de puertas abiertas, caracterizada sobre todo por el frío siberiano que esas fechas visitaron nuestro país. A. Ortiz Gama Cuaresma 2012

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