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Agradecido y orgullo
Agradecido y orgulloso
Siempre, absolutamente siempre, hay que estar agradecido a cada cosa que la vida nos da. Todas y cada una de las curvas que en el camino de nuestro devenir diario encontramos son aprovechables. En cada rincón, en cada instante de nuestra existencia siempre hay algo que nos sorprende. Y yo no paro de sorprenderme, de sentirme verdaderamente agradado, contento, satisfecho, feliz y orgulloso, muy ORGULLOSO. Orgulloso de mi familia, al ver como asistían mis hijas a la celebración de la imposición de la Medalla de Oro. Nunca antes había tenido la oportunidad de sentarme a la misma mesa en celebraciones de Semana Santa con ellas, fue toda una satisfacción verlas felices, guapísimas, disfrutando con y por sus padres. Ver recorrer a Lorenzo Estepa cogiendo amablemente a Mª Carmen en el cuartel del Imperio Romano, entre los asistentes, de pie aplaudiendo, fue el mejor regalo que han podido hacerle a ella por su tiempo y dedicación, y, sinceramente, a mi, pues el placer y el sentimiento profundo de merecimiento por el honor que se le concedía fue tremendo, lo mejor con diferencia de toda la estupenda jornada que pudimos vivir. Ver a mis hermanas y hermano Emilio, a mi cuñada y cuñados, sobrinos y sobrinas compartiendo ese día con nosotros fue verdaderamente emocionante y me llené de satisfacción pues compartir tus alegrías con los que quieres es duplicar la alegría. Y sobre todo agradecer la inmensa generosidad que me demostraron al permitir que fundieran las alianzas de bodas de nuestros padres y pasaran a formar parte del oro con el que se hizo la medalla que me entregaron. Mi más sincero, profundo e infinito agradecimiento por tanta grandeza demostrada hacia mí. Muchísimas Gracias. Orgulloso de todas mis amigas, tanto de las que pudieron asistir al acto como de las que no se sentaron físicamente a la mesa pero sí estaban con nosotros con su cariño y aprecio. Solo quiero reconocer que sin vosotras no hubiera sido igual,
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sentir en una celebración propia la mirada de parte de tu vida diaria, de lo cotidiano, de vosotras, de otra forma no hubiera estado completo ese sentimiento de familia del que tanto nos vanagloriamos con frecuencia. Orgulloso de mis hermanos de Corporación La Historia de Tobías – El Pez, que fácil, que cómodo, que sencillo se hacen las cosas cuando sientes ese respaldo fiel, indestructible, hermano, amigo, imprescindible de los que te aprecian y quieren sin condiciones. Veros sentados a la mesa uno tras otro, sonrientes, juntos, hace feliz a cualquiera, por lo menos a mi me trasmitís un profundo sentimiento de felicidad, tranquilidad y sosiego al veros y saberos dispuestos a todo. Echamos de menos a nuestro hermano Rafa Jiménez Roldán, sabíamos que estaba donde tenía que estar, pero lo sentí sentado muy cerca de mi y notaba como se le abría el ojal de su chaqueta al mismo tiempo que mi ojal cuando Mª Carmen me hacia la imposición de la Medalla de Oro. Gracias Rafa por todo. Orgulloso de los mananteros que asistieron y junto a los que disfruté de su beneplácito, al consentir que se me nombrara con mención tan distinguida y nada merecida, pues no hay quien haga las cosas solo si no cuenta con un grupo de amigos y hermanos que han estado tan pendientes o más que yo de la gestión y organización de la Semana Santa durante estos siete años pasados. Todo un reto y un largo camino que llego a su fin. Ahora solo queda agradecer y agradecer y volver a agradecer a todos los que pusieron su granito de arena para allanar el camino. Intentar devolver parte de la felicidad que me han dado con la mejor de las sonrisas y la voluntad infinita de ayudar en lo que se me demande. Por eso quisiera acabar este sentimiento de orgullo con las palabras del principio. Siempre, absolutamente siempre, hay que estar agradecido a cada cosa que la vida nos da. Todas y cada una de las curvas que en el camino de nuestro devenir diario encontramos son aprovechables. En cada rincón, en cada instante de nuestra existencia siempre hay algo que nos sorprende. Y a mi me sorprende a diario mis buenos amigos, mis hermanos y mi familia. GRACIAS. Juan Fernando García