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2. Modelo del puente de Alcántara en el siglo XVIII (Cáceres

2 Modelo del puente de Alcántara en el siglo XVIII (Cáceres)

Archivo Histórico Nacional, Madrid

AUTOR: José García Galiano

FECHA DE REALIZACIÓN: 1772 MATERIALES: Madera pintada en diversos colores. Escala sobre pieza metálica. Antiguas indicaciones o citas manuscritas sobre papel pegado. Clavos de madera MEDIDAS: 21 x 64 x 7,5 cm ESCALA: 1: 270 aprox. Nº DE INVENTARIO: Objetos, 90 (Procede de Consejos, legajo 3447, expediente 17)

1 Carlos Fernández Casado, en un primer trabajo sobre “Tres monumentos salvados de las aguas por la Sociedad Hidroeléctrica Española” (Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1979, nº 49, pp. 139-172), comentaba “la maqueta de Esteban [sic] Galiano. Según la relación que acompaña a esta maqueta, “la bóveda tenía tres anillos de dovelas quebrantados en su zona central y una gran grieta bajaba por la pila derecha de dicha arcada desde el arranque de la bóveda averiada...”. No hemos podido localizar dicha relaciónen el Archivo Histórico Nacional, que sería fundamental para la cabal lectura del modelo. Fernández Casado la debió de tener a la vista y transcribió algunos párrafos que incorporó luego en el capítulo dedicado al puente de Alcántara en su Historia del puente en España. Puentes romanos (Madrid, Instituto Eduardo Torroja, [1980] sin paginar). Allí reproduce cuatro fotografías del modelo de José García Galiano, y comenta brevemente que debió de estar “rea lizada en la situación posterior a la voladura a principios del siglo XVIII”. Igualmente transcribe de aquella relación (?) las medidas del puente dadas por García Galiano: “La longitud del puente de Alcántara es de 222 baras Castellanas / desde el Zócalo hasta el pavimento del piso tiene 52 baras y contando los pretiles o antepechos tiene 54 / el arco quebrantado tiene de cuerda 26 B 2/3 y todo está atenido a la escala rigurosamente, el arco quebrantado está al Caer”. En la historia de la construcción los modelos no solo han formado parte sustancial del proyecto de arquitectura o de ingeniería, como elemento complementario de su representación gráfica, sino que han servido de imagen urgente de la obra para ganar el ánimo o convencimiento de un tercero sobre alguna cuestión, en este caso, del Consejo de Castilla sobre el estado del puente romano de Alcántara sobre el Tajo (Cáceres), reinando Carlos III y siendo fiscal del Consejo de Castilla Pedro Rodríguez de Campomanes. Este modelo del puente extremeño, que aquí datamos por vez primera en 1772, fue dado a conocer por Fernández Casado1, y en él se registran los daños sufridos a lo largo de su historia, pero lo que le hace verdaderamente singular no es tanto su menguado mérito estético como su hondo valor documental, dentro de un proceso administrativo que necesitaba del peritaje profesional de un maestro especializado y con práctica en este tipo de obras, según había establecido

Modelo del puente de Alcántara en el siglo XVIII, aguas abajo y aguas arriba. Archivo Histórico Nacional.

A la izquierda, detalle de la escala en varas castellanas e inscripción en latín sobre pieza metálica.

Detalle del “arco quebrantado”.

2 VALLEJO GARCÍA-HEVIA, José María (1997): “Campomanes, atento viajero y preocupado reformador por los caminos de España (1760-1784)”, Anuario de historia del derecho español, nº 67, pp. 433-452.

3 Archivo Histórico Nacional, Consejos, Consultas de Oficio, leg. 5999, nº. 61. Campomanes2. El experto elegido resultó ser el arquitecto José García Galiano, buen conocedor de la arquitectura hidráulica, quien reflejó los detalles de su parecer en un modelo de madera, en 1772. Su valor testimonial, dentro de un largo expediente que se custodia en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, le ha hecho formar parte de él como si se tratase de un documento más entre los miles de legajos manuscritos que componen el fondo de las Consultas de Oficio de la Sección de Consejos3 .

Desde este punto de vista, cabe interpretar aquí el modelo como pieza separada dentro del proceso informativo llevado a cabo por el fiscal del Consejo de Castilla (1771) en relación con los daños del puente denunciados repetidamente por la Villa de Alcántara, que en su Memorial dice que “este tan importante como famoso puente por su célebre construcción, con la continuación de las aguas y fuerte bombeo que había padecido por la tropa enemiga de Portugal en las guerras anteriores a esta y la del año 1705, había quedado tan destruido en uno de su arcos, que faltando las piedras por uno y otro extremo, sólo le cerraban dos, actualmente, de las cuales una se hallaba partida por el medio, y la otra comida en parte del agua que de sí despedía el suelo de dicho puente”, como se comprueba en el modelo. Tras unos primeros informes de Pedro

Detalle del modelo del puente de Alcántara aguas arriba.

4 Ver nota 1. Navas y Pedro Nolao, teniente y coronel del Cuerpo de Ingenieros respectivamente, que aseguraban que el puente estaba “en un deplorable estado y próximo a su ruina” y ello afectaba tanto a la economía de la villa como al “paso e indispensable comunicación de la Provincia de Extremadura y de los Reinos de Andalucía con el de Castilla”.

El hecho es que, abierta la consulta, el fiscal del Consejo propuso a este que se dirigiese al Intendente de Badajoz “para dispusiese con la mayor brevedad que por Maestro inteligente y práctico en esta clase de obras de agua y de toda satisfacción, se reconociese y declarase el estado en que se hallaba la quiebra que padecía, obra que necesitaba para su reparación y costo que tendría”. El reconocimiento del puente lo hicieron, el 7 de enero de 1772, José Ventura de la Incera y Velasco, vecino de la villa de Barrado, y José García Galiano, vecino de Cáceres, “a instancias del Intendente de Badajoz, que había dispuesto el referido modelo [el que aquí se expone], con las citas de las fracturas o quiebras que declaraban padecer el puente y que estaba próximo a desplomarse”. El modelo está firmado solo por José García Galiano quien, en un estudiado guiño a la romanidad del puente, escribió en latín bajo la escala de metal en varas castellanas del modelo lo siguiente: “Hoc, [palabra tachada], opus est factus a Josepho Garzia Galiano arquitecto et humilissimo fámulo vestro”. En la cara del puente que mira aguas abajo, el modelo lleva una serie de letras en mayúscula sobre papel pegado que, entendemos, son las llamadas “citas de las fracturas” mencionadas por el fiscal y las que pudo ver y transcribir Fernández Casado4 que, aquí, ordenamos e interpretamos del siguiente modo:

Detalle frontal de dos de los arcos en la cara que mira aguas abajo, en el que se aprecian las letras pegadas referidas a las “quiebras” y otros datos.

5 Si está bien leído, “botion” debe referirse aquí a la moldura horizontal del talón de la pila, como si dijera boto, bocel o baquetón, a modo de imposta. 6 Una orden de 18 de agosto de 1766, comunicada a todas las escribanías de Cámara por Ignacio Igareda, secretario de Cámara del Rey, señalaba que “Para que los puentes y demás obras públicas de hydraulica y arquitectura civil se hiciesen con la posible solidez, y conforme a las reglas del arte, se tubo por conveniente nombrar al comisario de Guerra D. Marcos de Vierna para el reconocimiento de qualesquiera planes de puentes y caminos públicos que se ofreciesen en los expedientes que ocurriesen de esta naturaleza en el Consejo” (ESCOLANO DE ARRIETA, Pedro (1796): Práctica del Consejo Real en el despacho de los negocios consultivos, instructivos y contenciosos, t. II, Madrid, Viuda e hijo de Marín, p. 17). 7 El grabado al que se refiere Vierna debe ser el de Esteban Rodríguez, conservado en el propio AHN (Consejos, MPD nº 35) y que con el modelo de García Galiano debieron de formar parte del mismo expediente. El referido grabado, en una hoja y suelto, es el que plegado entre las páginas 168 y 169 ilustra la obra de TORRES Y TAPIA, Alonso de (1763): Crónica de la Orden de Caballería de Alcántara, t. I, Madrid, Imp. de Gabriel Ramírez. Para otros grabados del puente en estas fechas véase el artículo de CHÍAS, Pilar y ABAD, Tomás (2012): “El arte de describir el territorio: mapas y planos históricos en torno al puente de Alcántara (Cáceres, España)”, Informes de la Construcción, vol. 64, pp. 121-134. No obstante, estos autores atribuyen este modelo del puente de Alcántara a Carlos Geisto de Gendia, que debe de ser Carlos Justo de Gundín, fechándolo en 1750. “A Esta letra denota la escala; B Esta denota la quiebra del arco quebrantado cuyas tres dovelas están hendidas en bastantes pedazos [cita perdida sobre el arco dañado]; D Es esta en la quiebra que tiene el Sustentante [pila] desde el arranque de dicho arco y baja hasta el botion5 Gótico de él; E Esta denota la quiebra que dicho Sustentante tiene en la esquina hasta el zócalo; F Esta cita la pilastra que está desencajada del macizo del puente y sube esta quiebra hasta lo alto della; G Esta cita las dos quiebras de la torre del nido de el águila [arco de triunfo sobre la pila central. Cita perdida sobre el modelo]; H Esta señala la quiebra de los antepechos color de pizarra y en donde está esto hecho de pizarra y cualesquier piedra y estas denotan el como va el piso del puente. Color azul obscuro el pizarro donde está colocada la piedra, color verde esmeralda está dado en todas las cuatro quiebras; L Esta señala lo que lleva de agua el río regularmente que es de color plomo”.

Hecho el modelo y oídas las observaciones de García Galiano y de Incera, pasó todo a dictamen de Marcos de Vierna6, quien encontró muchas deficiencias en el modelo, sobre todo al compararlo en sus medidas, plomos y otros detalles con “un plano que tenía en su poder muchos años hacía que demostraba este mismo puente cuyo diseño fue abierto en lámina y dado a la estampa”7. El fiscal informó al Consejo “Que por las dificultades que encontraba don Marcos de Vierna en su informe… y defectos que ponía al modelo y declaración de los maestros, se hacía preciso un nuevo reconocimiento” personal por parte de Vierna. Este se

“Plan y Elevación del Puente de Alcántara” por Esteban Rodríguez, en Alonso de Torres y Tapia, Crónica de la Orden de Caballería de Alcántara, t. I, Madrid, Imp. de Gabriel Ramírez, 1763.

8 El modelo ha sido repetidamente citado por quienes han tratado el puente de Alcántara, habitualmente siguiendo a Fernández Casado, con distintas y distantes fechas y atribuciones, como BLANCO FREIJEIRO, Antonio (1977): El puente de Alcántara en su contexto histórico, Madrid, Real Academia de la Historia, p. 47;

RODRÍGUEZ PULGAR, Mª del Carmen (1992): El puente romano de Al cántara: reconstrucción en el siglo XIX, Cáceres, Diputación de Cáceres, p. 141; CORELLA SUÁREZ, Pilar (2000): “Las restauraciones de los puentes romanos de Mérida y Alcántara durante los siglos XVIII y XIX”, Goya, nº 277-278, pp. 272 y 274; y CRUZ VILLALÓN, María (2002-2003): “El puente de Alcántara en los siglos XVII y XVIII. Noticias sobre su estado y planteamiento de restauración”, Norba-Arte, vol. XXII-XXIII, p. 97.

9 CRESPO DELGADO, Daniel y GRAU FERNÁNDEZ, Marta (2007): “Restaurar una obra pública en la época de la Ilustración: el puente de Alcántara”, en Actas del Quinto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, Instituto Juan de Herrera-CEHOPU, pp. 243-251. Daniel Crespo recoge en su libro El paisaje del progreso. Las obras públicas en el Viaje de España de Antonio Ponz (Madrid, Valencia, Generalitat Valenciana, 2008, p.128), el testimonio de Ponz sobre “la reedificación de dicho arco que actualmente se está haciendo… ya perfectamente conclui da”, sin que conozcamos el verdadero alcance de tal reedificación. Crespo Delgado es también el autor del texto que acompaña al “Modelo del puente de cuerdas sobre el puente de Alcántara” del Museo del Ejército, en esta misma publicación [cat. 3]. desplazó hasta Alcántara en agosto de 1773 para hacer in situuna minuciosa inspección y medición del puente, hasta el punto de que siendo una de las cuestiones más urgentes conocer el estado del arranque de la pila central sumergida en el agua y no convenciéndole su representación en el modelo, “llevó un buzo y para su mayor satisfacción hizo conducir una barca grande y sobre ella una vara larga y por sus manos se satisfizo del estado en que se hallaban aquellas plantas y para inteligenciarse bien y medir todas las partes más principales del puente”.

El Consejo, el 31 de mayo de 1775, “en razón de la necesidad que hay de reparar el puente de dicha Villa por ser paso preciso de tropas, artillería y municiones, en tiempos de guerra”, acordó reparar el puente bajo la dirección de Marcos de Vierna, “con el caudal previsto para el puente de Alconétar”, si bien demoliendo el arco de triunfo, conocido entonces como Nido del Águila. La obra no se reparó definitivamente hasta el siglo XIX8 y el modelo de García Galiano siguió rodando de mano en mano, de comisión en comisión, mostrando un estado que agravaría la guerra de Independencia9 .

Pedro Navascués Palacio

Profesor Emérito de la ETSAM. Universidad Politécnica de Madrid Fundación Juanelo Turriano

María del Carmen Utande Ramiro

Real Academia de Bellas Artes de San Fernando