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3. Modelo del puente de cuerdas sobre el puente de Alcántara (Cáceres

3 Modelo del puente de cuerdas sobre el puente de Alcántara

(Cáceres) Museo del Ejército, Toledo

AUTOR: Talleres del Museo de Ingenieros del Ejército

FECHA DE REALIZACIÓN: Poco antes de 1844 MATERIALES: Madera de conífera, papel, cuerda de cáñamo, policromía al temple MEDIDAS: 84 x 243 x 34 cm

ESCALA: 1:80 Nº DE INVENTARIO: 42.235 Restaurado en 2016 por Luis Miguel Muñoz Fragua (Alcaén-Restaura) a cargo de la Fundación Juanelo Turriano

1 Catálogo de los objetos que contiene el Museo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1863, p. 29, nº 23. 2 Es en la Relación del Viaje por Francia, el Rhin, Bélgica e Inglaterra, hecho por el coronel D. Celestino del Piélago en 1844 y 1845, describiendo el arsenal de Woolwich, donde se hace referencia a un modelo del puente de Alcántara, “con su habilitación por medio de cuerdas; no tan bien ejecutado como el nuestro de Madrid” (Memorial de Ingenieros, t. II, Madrid, Imprenta Nacional, 1847, p. 54). Sabemos que desde 1843, “debido principalmente al celo e inteligencia del General Zarco del Valle”, el Museo “recibió grandes mejoras y se enriqueció con muchos objetos importantes” (Catálogo del Museo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Imprenta Alemana-Fuencarral, 1991, p. VII). 3 Citado en CRUZ VILLALÓN, María y

CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, Enrique (2012-2013): “Un ingenio de guerra: el puente de cordaje que los ingleses tendieron sobre el puente de Alcántara en 1812”, Norba. Revista de Arte, vol. XXXII-XXXIII, pp. 317-324. En el Catálogo de los objetos que contiene el Museo de Ingenieros del Ejército de 1863, el primero publicado de esta institución creada cuarenta años antes, se hace referencia a un “modelo del puente de Alcántara de Extremadura, cortado por los franceses en 1810 y habilitado su paso por los ingleses con un puente de cuerdas. Construido en el Establecimiento”1. Se trata de nuestra maqueta, ya citada en el tomo II del Memorial de Ingenieros, en el relato de un viaje de 1844-1845, lo que nos proporciona una fecha ante quem de su realización2 . Es un modelo coherente con la colección histórica de dicho Museo, puesto que la habilitación y el levantamiento de pasos en puentes o ríos era una operación común para los ingenieros militares y, por ello, su Museo contó desde un inicio con un nutrido grupo de modelos sobre este tipo de construcciones. Como tantos otros modelos de esta colección “construidos en el Establecimiento”, no presenta ni firma ni fecha. Se realizó con madera de conífera –tallándose el despiece del puente–y se utilizó cuerda de cáñamo para representar el paso de cordaje sobre el arco derruido, así como papel pintado para los cortes estratigráficos. Que los responsables del Museo fijaran su atención en esta obra, no resulta extraño. Señalemos que en el Centro Geográfico del Ejército se conserva una detallada descripción del puente de cordaje tendido por los ingleses en 1812 en Alcántara, que revela el interés de los ingenieros militares por esta exitosa actuación3. Que se hubiese realizado en un puente propio tan conocido como el romano de Alcántara y en una campaña tan significada al conllevar la expulsión de las tropas francesas de la Península, reforzaría aún más si cabe el sentido que tendría esta maqueta para los ingenieros militares españoles y su Museo.

Modelo del puente de cuerdas sobre el puente de Alcántara (Cáceres). © Museo del Ejército.

Detalle del puente de cuerdas y el arco de triunfo del puente de Alcántara. © Museo del Ejército.

“Plano, Elevación y Perfiles del Puente de Alcántara”, en J. Muller, Tratado de fortificación, ed. de Miguel Sánchez Taramas, 1769, t. II, lám. 9A.

4 Analizamos este tratado y en especial sus referencias sobre la ingeniería hidráulica en CRESPO DELGADO, Daniel (2017): “Miguel Sánchez Taramas y Benito Bails, dos tratados de ingeniería hidráulica en la España de la Ilustración”, en CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.): La palabra y la imagen. Tratados de ingeniería entre los siglos XVI y XVIII, Madrid, Fundación Juanelo Turriano, 2017, pp. 123-144.

La fama del puente de Alcántara nunca decayó. Es más, en época ilustrada y durante el Romanticismo, en pleno fervor por el patrimonio, se multiplicó la curiosidad por conocer tan excepcional estructura romana. La pretensión de dar a la imprenta una vista o un plano no tardó en aparecer, si bien no se concretaría hasta mediados del siglo XVIII. Uno de los primeros en proporcionar una planta y un alzado fidedigno del puente fue el ingeniero militar Miguel Sánchez Taramas en su edición española del Tratado de fortificaciónde John Muller (1769). Este tratado se destinó a los alumnos del cuerpo de ingenieros militares, pero alcanzó una notable difusión por la falta de obras en español sobre ingeniería hidráulica4. Veremos más adelante la importancia de este tratado para nuestro modelo.

Pero el puente no solo fue objeto de admiración, sino que siguió conservando un destacado papel caminero y por extensión estratégico, al ser uno de los pocos pasos estables en el tramo occidental del río Tajo. De ahí que durante la Guerra de la Independencia, el alto mando del ejército inglés, acantonado en gran parte en Portugal, enviase un destacamento a Alcántara a principios de mayo de 1809 para controlarlo. Hacia mediados de mes llegaron las tropas francesas y los ingleses se retiraron no sin antes volar el segundo arco de la orilla derecha del puente. Parece ser que el arco no quedó totalmente destruido, cayendo poco después, en 1810, y de ahí el baile de fechas que en ocasiones reflejan las fuentes.

Detalle del puente de cuerdas en el tercer arco, y no en el segundo que fue el realmente volado durante la Guerra de la Independencia. Fotografía de Pedro Navascués Palacio.

5 Exponemos la historia del puente de Alcántara desde finales del siglo XVIII hasta la restauración de Millán en CRESPO DELGADO, Daniel (2017): Historia de la conservación patrimonial de la ingeniería civil en España (siglo XVI-1936), Madrid, Fundación Juanelo Turriano (en prensa). En la primavera de 1812, cuando la guerra estaba cambiando decisivamente de signo, Lord Wellington ordenó reparar el puente para comunicar sus tropas de Ciudad Rodrigo y Badajoz. El teniente coronel Charles Sturgeon se encargó de ello mediante un puente suspendido con cables y un piso de tablas que permitió, el 11 de junio de 1812, el paso de las tropas y la artillería.

Este puente de cordaje tuvo una utilidad militar y por tanto reducida en el tiempo. Sabemos que ya en 1815 la Sociedad Económica de Amigos del País de Alcántara inició los trámites para la “habilitación del magnífico puente”. Solo pudo llevarse a cabo, entre 1818 y 1819, una reparación con andamios de madera del arco demolido que, a su vez, fue destruido en 1836 durante la primera Guerra Carlista. Hasta 1855, no se inició la restauración definitiva, en piedra, del arco volado en un ya lejano 18095 .

“Pont de cordages jeté sur une arche rompue du Pont d’Alcantara”, de la edición francesa (1824) de An essay on the principles and construction of military bridges and the passage of rivers in military operations (1816) de H. Douglas.

6 DOUGLAS, Howard (1853): An essay on the principles and construction of military bridges and the passage of rivers in military operations, Londres, John Murray, pp. 353-359.

7 Este error del modelo no impidió que se mostrase en ocasiones tan significativas como la Exposición Universal de Filadelfia de 1876, donde se exhibió junto con otros modelos "construidos admirablemente en los talleres" de los Museos de Ingenieros del Ejército y del de Artillería. La Época, 26 de agosto de 1876. Debo esta noticia a la amabilidad de Covadonga Álvarez-Quiñones. Aunque de limitada vida, el puente suspendido de Sturgeon fue conocido y “conservado” gracias a la tratadística. El general Howard Douglas, militar que participó en la Guerra de la Independencia, en su An essay on the principles and construction of military bridges and the passage of rivers in military operations (1816), describió admirativamente la solución de Sturgeon e incluso proporcionó un grabado de la misma. Fue un libro de gran éxito que tuvo diversas traducciones (al francés y al alemán) y ediciones (una 2ª en 1832 y una 3ª en 1853), engrosándose en estas últimas las noticias sobre el puente de Alcántara6 . En la portada de la 3ª edición proporcionó además una vista del puente para que el lector –así lo dijo–se hiciese idea del mérito del trabajo de Sturgeon. No hay duda de que el autor de la maqueta del Museo del Ejército siguió los grabados proporcionados por Douglas (o por algunos de los autores que los copiaron en sus respectivos tratados). Su comparación es elocuente puesto que todos los detalles sobre la disposición y sostenimiento del cordaje y las tablas que encontramos en la maqueta, son una copia fiel de los dibujos de Douglas. Sin embargo, en el modelo se produce un error llamativo: el arco destruido fue el segundo de la orilla derecha, y no el tercero como muestra la maqueta. Esto indicaría que el modelista no conoció directamente ni el puente ni el paso ideado por Sturgeon, sino que partió de la información que halló en los libros7. De hecho, la traza del puente sigue otro

T. G. Marlay, “Bridge of ropes thrown across the broken arch of Trajan’s bridge at Alcantara”, en H. Douglas, An essay on the principles and construction of military bridges and the passage of rivers in military operations, 3ª ed., 1853.

tratado, el ya citado del ingeniero militar Sánchez Taramas. Es evidente que el perfil del relieve donde se asienta el puente y la forma de ciertos detalles, por ejemplo del arco triunfal o de las construcciones de la orilla izquierda, copian la estampa de Sánchez Taramas, ya que a finales del siglo XVIII y por descontado en el XIX el aspecto de estos elementos había cambiado, tal y como lo demuestra la rica iconografía del puente. Se evidencia, por tanto, la inspiración libresca del modelo y su creación desde y para un museo destinado a la formación de un colectivo específico, el de los ingenieros del Ejército.

Daniel Crespo Delgado

Profesor de la Universidad Complutense de Madrid Fundación Juanelo Turriano