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Jóvenes que luchan, confinados pero imparables
Hakira Layme Bonifacio1
hakira.layme@pucp.edu.pe
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Antes del estado de emergencia, muchos jóvenes venían actuando a favor de los más necesitados, aportando desde sus organizaciones en la lucha contra las desigualdades muy marcadas en nuestra sociedad, en tanto eran enmarcados en la agenda nacional como un problema a tratar; no obstante, pasaron a convertirse en un aliado que logró focalizar las necesidades de las poblaciones vulnerables.
El nuevo coronavirus infectó y apagó la vida de miles de personas, como también el confinamiento, que, en su intento de evitar el contagio y el colapso del sistema de salud, generó una recesión inimaginable de dimensiones políticas, económicas y sociales. Este aislamiento social no se tradujo en solución viable para los sectores C y D2, quienes resultaron más afectados. En consecuencia, la juventud organizada actuó saliendo del confinamiento, entendiendo que el impacto del virus hizo que las personas más vulnerables enfrentaran momentos muy difíciles.
1Bachiller en Economía por la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Estudiante en la Maestría de Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Integrante de Red Interquorum Ayacucho. 2 Los sectores C y D corresponden a poblaciones de ingresos igual o por debajo del sueldo mínimo vital.
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Estar confinados para los jóvenes no significó detenerse, su accionar imparable impulsó las siguientes acciones:
1. La sensibilización para la implementación de medidas sanitarias, llenando de mensajes positivos las redes sociales.
2. La lucha contra la desinformación y la sobreinformación, publicando en sus redes sociales información contrastada con el
Ministerio de Salud y organismos internacionales.
3. La colaboración en programas nacionales a través de llamadas, identificando a personas necesitadas de atención especializada.
4. Recolección de víveres de primera necesidad para repartirlos a las familias de escasos recursos.
5. Generar campañas solidarias como: “Dona tu radio y televisor” de la Organización ADIJOVI-Vinchos.
6. Brindar servicios especializados según su formación profesional de forma gratuita en diversas plataformas.
¿Cuál puede ser el papel de los jóvenes en medio de la pandemia?
Pese a la gran desigualdad que los jóvenes enfrentan todos los días, lograron marcar una reflexión intrapersonal dentro de la sociedad en la lucha contra la pandemia. En el artículo: “Jóvenes y desigualdad en un país cuesta arriba’’, Mendoza(2018), menciona que ‘’en el Perú hay más de 8 millones de jóvenes, quienes constituyen un sector fundamental para el desarrollo. El Estado espera mucho de estos jóvenes en la visión de un Perú llamado a ocupar un lugar entre los países desarrollados’’, pero pese a esta consideración no se les provee de recursos y oportunidades adecuadas. Algunas de las características del sector juvenil, es su ímpetu, su resiliencia y su creatividad, lo que antes hubiese sido visto como una característica problemática, hoy canalizado de forma
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correcta pueden trabajar de forma articulada en la búsqueda del bienestar social.
Entonces, la pandemia invita a asumir retos para desarrollar realmente el potencial que tienen, impulsando sus diversas iniciativas sociales. Para superar esta pandemia y el proceso de reactivación económica necesitaremos cambios estructurales, los cuales deben de incluir a los jóvenes, no solo como un sector que necesita de atención, sino como un mecanismo que brinde apoyo, mientras impulsa su propio desarrollo personal.
Generando nuevos hábitos, educando con el ejemplo.
En la historia se ha marcado una nueva etapa, cambiando el sentido en que caminaba el mundo, lo cual nos coloca en la necesidad de cambiar hábitos adquiridos durante la pandemia, siendo necesario abandonar posturas de protegernos a despensa del resto a una visión de protegernos para proteger a los demás, tal como se concluye en el artículo Reflexiones para un mundo post coronavirus3: ‘’La fórmula bélica que controló la pandemia fue el miedo más que la solidaridad, lo que ha conllevado actitudes devigilancia ante el incumplimiento de las medidas dictadas por el gobierno, no son pocos los casos en los que se dan cuenta de una asociación entre el discurso bélico y la figura del «ciudadano policía», erigido en atento vigía, dispuesto a denunciar a su vecino al menor desliz’’(Svampa, 2020).
Mientras se preguntan cuándo volverá todo a la normalidad, queda claro la necesidad de reinventarnos. El optimismo y la fe que nos dejan las acciones sociales emprendidas por los jóvenes, nos permite entender que es momento de estar unidos, asumiendo nuestros propios desafíos; pero sin olvidar los desafíos de los demás, en los cuales podemos ayudar,
3 Svampa, M. (2020). Reflexiones para un mundo post-coronavirus.
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aportar y aprender. La solidaridad puede y debería de convertirse en el nuevo principio que mueva nuestra economía y a nuestra sociedad.
«Cuestionemos nuestros compromisos, si son regidos por la solidaridad, es momento de alimentarlos y fortalecerlos»
Así como refiere Echevarria (2020), “la solidaridad y la empatía son los valores que deberían guiar a esta nueva sociedad en construcción, el verdadero objetivo es que la familia despierte, que se dé cuenta que cuidar a sus seres queridos es también respetar el vínculo con el otro, La empatía es un sentimiento y la solidaridad es una acción que nace de esa emoción. Entonces cuandouno siente empatía, nace la solidaridad, y esta se convierte en acciones”.
El lado positivo: nuestro reto como sociedad
El Covid-19 alteró el estilo de vida establecido; sin embargo, tal impacto también significó la oportunidad de pensar en cambios en el sentido profundo de la convivencia. Aquellos aspectos negativos que normalizábamos como ‘’estilos de vida’’ nos invitan a renovarnos y a cambiar nuestra forma de ser y en la que nos relacionábamos. Romper la ceguera del comportamiento delimitado como “cultura”. Es la oportunidad de desvincularse de la vida ultra consumista y frenética. El distanciamiento, paradójicamente, nos invita a detenernos, hablar con calma y mejorar nuestras señas, renunciar a los saludos afectuosos y cercanos que teníamos. Pero ello, no significa necesariamente una pérdida, sino una invitación a una nueva cercanía.
Mientras los lazos sociales no se fortalezcan y no se tome de ejemplo los esfuerzos que hace la juventud, no existirá una auténtica transformación social.
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Bibliografía
Mendoza, A. (2018). Jóvenes y Desigualdad en un País Cuesta Arriba . Oxfam, 1-16.
Echevarria, J. (2020). Frente al Covid-19, Cómo Reinventarnos Como Sociedad. Ayuda en Acción, 2.
Svampa, M. (2020). Reflexiones Para un Mundo Pot-Coronavirus. Nueva Sociedad, 1-12.
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