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El “jaquemate” del coronavirus a la política educativa peruana
Madeley Del Pilar Calderón Mejía1
madecm.03@gmail.com
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“Frente a nuevas realidades, el adecuar cambios a la educación ayudará en buena medida a fortalecer el proceso de enseñanza y aprendizaje como un reto desafiante que permita dar la cara a la complejidad de los hechos sociales llenos de cambios repentinos y desconocidos”
Edgar Morín.
La presente reflexión parte de un cuestionamiento personal, ¿la política educativa peruana —a través de su estrategia “Aprendo en Casa” — responderá a las expectativas de construir una educación básica e integral para los estudiantes de las zonas rurales del Perú? Esta interrogante pretende ser explicada a partir de aspectos generales, a fin de situar al lector en los albores de la contextualización nacional peruana para un mismo entendimiento.
1Bachiller en Trabajo Social por la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Maestranda en Gerencia Social por la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Miembro voluntario del proyecto Constructores de Paz del Centro Loyola Ayacucho. Miembro voluntario de la Organización Hatun Willakuqkuna -ONG Kallpa.
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El momento en que el coronavirus llegó al territorio peruano representó el inicio del éxodo, miles de peruanos que desde tiempos remotos fueron ignorados por un Estado incapaz de cumplir las promesas, hoy vuelven a sus tierras, ese sector del ‘’Perú profundo’’ como lo diría Jorge Basadre
La magnitud del impacto que ocasionó la rápida propagación del virus, cobró la vida de miles de personas terminando por enlutar a muchas familias y a toda una nación.
Las políticas económicas y sociales improvisadas para controlar el impacto del virus, evidenciaron los resultados de las acciones desinteresadas de un Estado frágil y deslegitimado en respuesta a las necesidades de la población. La pandemia, finalmente, no hizo más que agudizar las tremendas brechas y llagas de una herida provocada por las desigualdades e indiferencias de nuestros representantes en el gobierno.
La economía inició un proceso grave de recesión; el sistema de salud colapsó rápidamente por la carencia de personal especializado y por la ausencia de los equipos de atención primaria; y, por si fuera poco, el confinamiento obligó a que el sistema educativo emprenda un modelo de enseñanza remoto, a fin de mitigar el impacto en la pérdida de aprendizajes de miles de estudiantes en el Perú de nivel inicial, primario, secundario y superior.
En ese marco nace la estrategia de aprendizaje remoto “Aprendo en Casa”, medida que sienta sus bases en las propuestas de la Comisión Mundial por la Educación de la UNESCO, para buscar soluciones de aprendizaje a corto plazo en los países, a fin de evitar la pérdida del año escolar en niños, niñas, adolescentes y jóvenes. En ese contexto, el Perú, a través del Ministerio de Educación, adopta y pone en marcha la estrategia el 06 de abril del 2020, brindando las herramientas interactivas de aprendizaje en las áreas de competencia según lo
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estipulado por el currículum nacional, trasmitiéndose la programación a través del internet (plataforma digital), la radio y la televisión.
Si bien esta estrategia educativa se desarrolla con la mejor de las intenciones en pro de la continuidad educativa, no se consideró algunos factores propios de nuestro país, acrecentando aún más las brechas de desigualdad y exclusión entre lapoblación.
La enseñanza es, por esencia, un proceso interactivo en el que participan estudiantes y maestros, y que va más allá de la simple transferencia de conocimientos; o peor aún, que dependa de la parte técnica. Recordemos que la escuela es el segundo espacio de socialización para los niños, donde refuerzan y fortalecen parte de su identidad personal y colectiva. Esto significaría de por sí, una dificultad para relacionar a los niños con su entorno.
Por otra parte, la limitación de la conectividad de internet y las antenas que promueven la emisión de los canales de señal abierta de medios de comunicación; así como, la deficiente cobertura de la telefonía satelital en las zonas rurales de nuestro país, fueron visibilizados en los resultados del último Censo Nacional, en el cual el 71.96% de familias no tienen conexión y acceso a internet, el 62.43% de familias no cuentan con conexión de televisión por cable o satelital, y el 16.23% no cuentan con celular(INEI, 2017). Estos resultados muestran las disparidades sociales para acceder a un sistema educativo remoto en pleno estado de emergencia, donde los únicos afectados son los niños y niñas de las regiones profundas del Perú, quienes a raíz de la carencia de antenas de telecomunicación, deben de acudir a las cimas de los altos cerros para lograr sintonizar, el programa “Aprendo en Casa”, exponiendo sus vidas frente a una temporada de invierno, donde caen las heladas, las lluvias, o correr el riesgo de ser víctimas de una eventual descarga eléctrica ocasionada por el contacto de los rayos con los aparatos tecnológicos.
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Aunado a esta situación crítica, el problema de fondo está en la educación de los tutores o padres de familia, actores claves para el aprendizaje de los niños y niñas, donde el sistema “Aprendo en Casa” los convierte en aliados estratégicos para continuar con la enseñanza de los menores. Según los reportes estadísticos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), mediante la Encuesta Nacional de Hogares, señalaron que, en el 2018 se presentó una tasa de analfabetismo en las zonas rurales del Perú igual a 14.5%, frente a la población que reside en las zonas urbanas con una tasa de 3.4%; de la misma forma, si estas cifras lo visualizamos por regiones naturales, la costa promedia una tasa de 3.0% de su población con analfabetismo en mayores de 15 años, la sierra presenta una tasa de 9.9%, y finalmente la selva una tasa de 7.3%.(INEI, 2018)
En esta misma lógica, se tiene que, en la zona rural del Perú, la mayor parte de la población, solo tienen estudios a nivel primario, con un 41.4%. Ante estas cifras que muestran la realidad de la educación en el Perú, y con padres de familia en las zonas rurales, que no han concluido satisfactoriamente el nivel primario, ni mucho menos han ingresado al nivel secundario ¿podrán ser los agentes ideales para contribuir en la educación de sus hijos en esta época de confinamiento social? Esta interrogante nos desnuda un problema serio que se debe teneren cuenta, ya que esto afecta en especial a los niños del nivel primario que se encuentran en la base de su formación académica.
Los docentes desde su formación pedagógica y metodológica contribuyen en la formación educativa de un estudiante, y en el fortalecimiento de un conjunto de valores y aspectos sociales. Sin embargo, en la práctica hace falta su labor y compromiso con los educandos de las zonas rurales para ofrecer —en este estado de emergencia—estrategias que aporten en la solución de estas dificultades que presenta el programa “Aprendo en Casa”.
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Una medida importante estaría relacionada con la enseñanza y el monitoreo personal in situ, esto a efectos de evaluar el aprendizaje de los estudiantes, siempre tomando las medidas pertinentes para evitar el contagio y la propagación del virus.
En la lógica de esta afirmación, surge un hecho reflexivo y cuestionado con relación a la Resolución Ministerial N° 229-2020, mediante el cual, el Ministerio de Educación autorizó a las instituciones públicas de algunas zonas rurales, a iniciar con las clases presenciales a partir del 01 de julio de 2020 en lugares donde no haya incidencia de casos de contagio con el coronavirus, y exista limitado acceso a los medios de comunicación y conectividad, previa evaluación de las Direcciones Regionales de Educación-DRE. (MINEDU, 2020)
En la región de Ayacucho, a quince días de promulgada la Resolución Ministerial, ninguna institución educativa solicitó la evaluación y autorización de las clases presenciales ¿se debe acaso pensar que existe un desinterés por parte de aquellos profesionales que son docentes y directivos, para emprender esta medida que mucho ayudaría en la educación de los niños y niñas de las zonas rurales? ¿dónde queda el interés común de las autoridades, para intervenir y solicitar el cumplimiento de esta medida educativa?
Existen múltiples vacíos al respecto, y es que la solución a un problema no se encuentra en criticar las acciones y los esfuerzos de algunos representantes; todo lo contrario, es optar por un pensamiento reflexivo para generar una participación activa y comprometida a fin de luchar por un bien común, en este caso por una educación básica de calidad en las zonas rurales en medio de una emergencia sanitaria.
Cuando un profesional se forma por vocación y no por ocasión, actúa de acuerdo a su formación e identidad profesional, propone alternativas de acción aprovechando las mejores oportunidades que siempre surgen de las peores dificultades. Con el tiempo estas
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experiencias pasan a ser lecciones en la vida personal y colectiva. Si se quiere forjar el cambio se inician con pequeñas acciones que engrandecen el espíritu, y sobre todo sirve como modelo para replicarlo en muchos otros espacios.
Como prueba de ello contamos con dos experiencias exitosas: la primera, con respecto a una estrategia que implementaron los docentes de la I.E. José Bernardo Alcedo de Huertahuasi, de la provincia de Cangallo, departamento de Ayacucho, ejecutando un proyecto denominado “El Chaski Pedagógico”, donde ofrecieron reforzamientos y clases de tipo presencial a los niños y jóvenes de la zona, esto debido a las inclemencias y dificultades que tienen para el acceso a las clases remotas; y, la segunda experiencia, son los esfuerzos individuales de dos jóvenes estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, que de manera voluntaria ofrecieron su tiempo y paciencia para colaborar con la educación de los niños de la comunidad de Cancha Cancha, en el distrito de Chuschi, provincia de Cangallo, departamento de Ayacucho, lugar de nacimiento de las jóvenes universitarias. Ambas acciones se están realizando tomando en cuenta las medidas de protección y seguridad para evitar el contagio, y si en algo coinciden estas experiencias, es que el compromiso y la convicción por mejorar se vuelven los mejores aliados para contribuir en el desarrollo individual y comunal.
De esta forma, lo reseñado representa una pincelada de como inició la travesía de un programa educativo guiado por los conocimientos de profesionales que laboran en el Ministerio de Educación, acciones prematuras que surgen producto del impacto del brote de una pandemia, y que es necesario adoptar medidas acordes a las particularidades de la realidad del Perú; porque en medio de la incertidumbre, lo que está claro, es que el coronavirus está haciendo un “jaquemate” ala política educativa peruana.
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Bibliografía
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INEI, I. N. (10 de Julio de 2018). Tasa de Analfabetismo de la población de 15 y más años de edad, según ámbito geográfico 2008-2018. . Obtenido de https://www.inei.gob.pe/estadisticas/indicetematico/sociales/
MINEDU, M. d. (01 de julio de 2020). Resolución Ministerial 229-2020. Obtenido de https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/865493/RM_ N__229-2020-MINEDU.pdf
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