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Comando matico y la interculturalidadmédica como propuesta

Riyna Aguilar Quispe1

riynaestheraguilarquispe@gmail.com

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Las plantas medicinales se usan de diferentes maneras principalmente como alimento, medicina y forraje. Su uso con fines medicinales data desde hace miles de años en su mayoría por los curanderos y los chamanes como tratamiento frente a diversas enfermedades. Según, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) más de dos tercios de la población mundial utiliza plantas medicinales para tratar dolencias psicofísicas(Orantes, C; Moreno, R; Caballero, A & Farrera, O, 2018). En el Perú, la medicina indígena a través del uso de plantas medicinales representa uno de los principales recursos terapéuticos en las poblaciones del ámbito rural. Debido que, el acceso a los medicamentos farmacológicos se torna restringido por múltiples razones, como el traslado a una farmacia, los costos altos, los aspectos culturales, el difícil acceso a centros de salud, entre otros, optando siempre por la medicina local que está a su alcance.

1 Estudiante de la carrera de Educación Intercultural Bilingüe-Inicial en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Natural de la provincia de La Mar, región Ayacucho. He participado como coinvestigadora junto a la maestra Rossana Mendoza. Miembro de la revista quechua Ñawray. Hoy por hoy participa como miembro directivo de la revista estudiantil virtual Yachayfest.

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Sin embargo, el interés del presente ensayo surge a raíz de los contagios y muertes por el nuevo coronavirus (COVID-19) que se han producido, con bastante fuerza en las comunidades indígenas de la Amazonía. Además, la ausencia del sistema de salud obliga a la organización de los mismos habitantes para defenderse de ella. En este sentido, el trabajo pretende explicar las brechas que aún existen entre la medicina indígena y la medicina científica a través del “Comando Matico”, para situar mejor la problemática.

1. La interculturalidad médica ausente

Ante la coyuntura actual de la emergencia sanitaria debido a la globalización del COVID-19, en diferentes pueblos indígenas empezaron a reactivarse las memorias colectivas sobre el uso de las plantas medicinales parael tratamiento de este. Mostrando así, que la medicina indígena continúa siendo una alternativa para el tratamiento de enfermedades y esto no sólo porque facilita un mayor acceso a la salud, sino porque está presente sobre todo en lugares donde los centros de salud son escasos o ausentes. Su práctica, en este contexto, vuelve a fortalecer la identidad cultural y la conexión con el territorio ya que toma elementos del entorno natural que aún se preservan.

La medicina de los pueblos indígenas tiene un carácter espiritual que se enmarca en un conjunto de prácticas, rituales y conocimientos sanitarios basados en el uso de recursos naturales como las plantas, animales o minerales. Estas terapias espirituales buscan mantener la salud individual y comunitaria en equilibrio. Sin embargo, varios etnólogos han encontrado que la práctica médica indígena es pluralista, es decir, se usan diferentes sistemas curativos locales que existen paralelamente. En los pueblos amazónicos y andinos se ve las diferencias no sólo en el tipo de uso de las plantas y su clasificación sino en la forma de usarlos. Además, el canto de curación, los icaros, están presentes en la Amazonía; mientras que, en los andes durante el ritual de curación están las oraciones o qayapu (llamar al espíritu salido). A pesar de esta

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diversidad, la medicina indígena es carente de un método científico y eso la excluye y aparta del conocimiento científico, pero, lo cierto es que sigue un método particular el cual tampoco es reconocida por la ciencia.

Por otro lado, la medicina científica es reconocida como la medicina convencional, por ende, considerada oficial y “global” opuesto a la medicina indígena que se considera como “local”; este hecho ignora o resta importancia a la existencia de la medicina de los pueblos. Siendo así, que se ha dejado de lado y se sigue menospreciando el valor de la práctica médica indígena por su naturaleza empírica que lo caracteriza o también por su dimensión mágico-religiosa (Pereyra & Fuentes, 2012). Como se sabe, la medicina científica parte del conocimiento científico y por ende sigue un método científico. El método científico le otorga objetividad, veracidad y rigurosidad, haciendo que esta se distinga de los senderos empíricos de la “misticidad” y la “magia”. Consecuentemente, ambos son percibidos como prácticas aparentemente irreconciliables ya que a lo largo del tiempo se desenvuelven distante una de otra, aunque la pandemia este reflejando puntos de vista diferentes y reflexivos.

En este sentido, son los mismos pueblos y naciones indígenas que reclaman y persisten en la lucha por el reconocimiento del ejercicio médico que realizan. Ante este contexto surge la necesidad de plantear nuevos enfoques en definiciones más dinámicas e integradoras. Sin embargo, como intento de respuesta la OMS desde la década de los 70 se vio obligado a desarrollar un nuevo concepto para analizar las concepciones y prácticas médicas locales, así como para mejorar las políticas de salud en los niveles locales. Hacemos uso del concepto de pluralismo médico desarrollado en el año 1976 por Charles Leslie y sus colegas, resumido por Barnard y Spencer(2002)de la siguiente manera: “El pluralismo médico: un pensamiento común en la antropología de la medicina, en la cual hay distintos modos de sanar (por ejemplo, tanto la biomedicina occidental como varias prácticas indígenas) que están

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disponibles simultáneamente para las personas que se encuentran en las mismas circunstancias socioculturales” (p. 216). Bajo este nuevo enfoque la medicina es entendida como un “sistema” en el que se encuentran diversos sistemas médicos dentro de una sociedad. No obstante, años después se criticó este enfoque consiguiendo una redefinición del pluralismo médico como la coexistencia de tradiciones médicas para no considerarla como un sistema (Kazianca, 2012). Por otro lado, desde la concepción de los pueblos amazónicos y andinos el pluralismo médico es percibido como la existencia de dos sistemas que conocen y saben tratar las enfermedades, como la occidental y la originaria, pero no comparten e integran sus conocimientos, es decir, no se ve una interculturalidad de por medio más que un reconocimiento. En este contexto la pandemia revive nuevamente estas fisuras y ahora son los jóvenes quienes rebrotan este debate a través del uso de las plantas medicinales para contrarrestar el COVID-19 y demostrar la presencia del saber médico en los pueblos indígenas. De ahí su importancia en abrir nuevamente el debate para plantear una interculturalidad médica, en el sentido que no quede solo en el reconocimiento sino en el diálogo e intercambio de saberes y métodos de curación.

2. Comando Mático

Los pueblos indígenas andino-amazónicos se especializaron en el conocimiento de una diversidad de plantas medicinales (hojas, raíces, cortezas, flores, semillas, resinas, aceites, y otros) y en la combinación de éstas para preparar infusiones, jarabes, polvos, macerados, emplastos o ungüentos, que utilizan en la curación de diferentes dolencias. Siendo así, que las plantas medicinales constituyen un elemento importante en la medicina de los pueblos indígenas. El conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas está basado en la observación, la experiencia y el conocimiento profundo del entorno. Este saber es transmitido de generación en generación y que se enriquece gracias a la integración

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cultural de la población nativa y migrante (Mejía & Rengifo, 2000). Las plantas medicinales o qampi qurakuna además de curar sirven para la crianza de niños y niñas, pues todas las plantas tienen cualidades afectivas y emotivas que encajan en una estética y ética social.

Los y las jóvenes de pueblos indígenas ante la respuesta ausente del Ministerio de Salud (MINSA) en sus comunidades y a modo de prevención han dado apertura a iniciativas del uso de las plantas medicinales para tratar el COVID-19. Es así como, el Comando Matico surgió gracias al ánimo de un grupo de jóvenes de la comunidad Shipibo Konibo, quienes al ver que sus familiares y amigos de la comunidad Cantagallo, en el distrito del Rímac-Lima, padecen del nuevo coronavirus y la ausencia del Estado y las autoridades, decidieron ir en busca del matico y enviarlas para que puedan usarlas como tratamiento. Después de ello, las y los jóvenes shipibos deciden organizarse junto a voluntarios para conformar el Comando Matico, el cual tiene la finalidad de atender a pacientes indígenas con síntomas del COVID-19. En una entrevista para RPP, Javier Soria, miembro del Comando Matico, expresó lo siguiente «aplicamos el tratamiento a base de la planta matico. Varias personas lo requieren, porque se ha convertido en una planta milagrosa frente al nuevo coronavirus». Asimismo, agregó «desde muy temprano cada día salimos a buscar la planta. Necesitamos cosechar en gran volumen para enviar a los hermanos de la comunidad de Cantagallo, que vienen padeciendo también de la pandemia».

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Tabla 3: descripción del matico

Nombre común: Matico Nombre en shipibo konibo: Potoima rao Nombre en quechua variedad chanka: Muqumuqu Nombre científico: Jungia rugosa Less Usos: Hojas a) Infecciones urinarias: El cocimiento de las hojas junto con las flores de retama se deja durante una noche; al día siguiente se toma como agua de tiempo. b) Resfrío: Preparar una infusión con una porción de hojas y tomar cuatro veces al día. c) Antidiarreico: Se hierve una porción de hojas y se toma tres veces al día, durante tres días. d) Úlceras: Las hojas secas se trituran; el polvo se aplica directamente en la piel. e) Bronquitis: El cocimiento de 15 hojas en un litro de agua se deja reposar 10 minutos. Se toma como agua de tiempo. f) Heridas y antiséptico vaginal: Se utiliza la infusión de las hojas en lavados vaginales.

Fuente: Adecuada del texto de Mejía & Rengifo (2000)

Como se sabe el matico tiene diversas cualidades curativas y es usado en diferentes regiones del país, ya que se adapta a los distintos tipos de suelo y clima. En la actualidad, es usado especialmente como expectorante para descongestionar las vías respiratorias y diseminar el resfriado. Los pacientes que ingresan no son solamente tratados a base de las plantas medicinales, sino que siguen un ritual para completar el tratamiento, todos los medicamentos que serán aplicados al paciente son elaborados por conocedores expertos en el uso de las plantas medicinales. El protocolo de tratamiento es el siguiente: Primero se la hace ingerir jarabe, luego se le proporciona té para consumirlo en el día. Después, el paciente ingresa a la vaporización y finalmente, pasa a realizarse los masajes con el mentol que permite expectorar el cuerpo.

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El Comando Mático considera que el aislamiento del paciente no facilita en la recuperación, sino más bien es necesario un acompañamiento a través de sesiones de masajes. Una vez terminado el protocolo el paciente espera en buen recaudo su recuperación. Esto da muestra que la afectividad es un principio de la medicina de los pueblos indígenas.

En las y los jóvenes shipibo konibo se ha reactivado la memoria histórica colectiva sobre el uso de las plantas medicinales para curar a sus hermanos enfermos. Estas acciones dan muestra del saber que aún existe y emerge ante situaciones de crisis como muestra de la resistencia no sólo para reconocimiento sino para establecer el diálogo con la medicina científica. Es necesario, redefinir el pluralismo médico ya no como la coexistencia de dos sistemas médicos sino como espacio para desarrollar la interculturalidad médica. Tal vez un comienzo sea este pedido que realiza el Comando Matico a través de un comunicado publicado en sus redes sociales: «Pedimos a la Dirección Regional de Salud (DIRESA), la incorporación del Comando Mático en el desplazamiento para acompañar al Comando Covid-19, para su intervención en nuestras Comunidades, porque queremos aplicar nuestra Medicina Tradicional y así podemos emplear las dos cosas, la medicina farmacéutica y complementado con la medicina tradicional. En esta lucha tenemos que unir esfuerzos conjuntos».

El caso Comando Matico es una interculturalidad surgida desde los propios pueblos. Entonces, en las mismas voces de los jóvenes indígenas se expresan las necesidades de un verdadero reconocimiento e interrelación necesaria. Es necesario replantear no solo la medicina global sino la ciencia desde otro punto de vista. Esto sugiere también a los pueblos diseñar sus propias epistemologías y fuentes conceptuales de la relación espiritual entre el sujeto y el cosmos. De esta manera, los conocimientos, debidamente sistematizados y discutidos, podrán contribuir a resolver, en parte, los problemas de salud de las muchas comunidades, que hoy ante la pandemia son los más vulnerables.

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Mientras tanto, Javier Soria y los otros miembros del Comando Matico seguirán diciendo: «No vamos a esperar que más hermanos contagiados solo vayan a morir a los hospitales, como le ocurrió a Silvio Valles Lomas, alcalde de Masisea».

Conclusión

La interculturalidad en la salud se presenta como una opción para mejorar el panorama; en la cual cada cultura, manteniendo su identidad, pueda aceptar y adoptar paradigmas no propios para la óptima atención de salud de cualquier individuo en nuestro país (Pereyra & Fuentes, 2012). Si esto pudiera realizarse, se traduciría en un clima de inclusividad, integralidad y complementación que hacen falta para afrontar la problemática que padece nuestro sistema de salud y ahora ante la situación coyuntural más que nunca lo necesita. En fin, ambos sistemas médicos comparten una misma naturaleza en lo esencial y solo se diferencian en el espacio y método en la que se desenvuelven cada una. Ambas deben aprender a convivir para superar los obstáculos que supone esta aparente.

La memoria histórica colectiva sobre la medicina se hace cada vez más vulnerable en los pueblos indígenas.Sin embargo, a través de estas iniciativas se pueden ver el interés de los y las jóvenes por seguir desarrollando esta práctica curativa que a su vez da muestra de resistencia y persistencia a la lucha contra los parámetros de la OMS, quien es vista como la cumbre de la montaña al que se tiene que llegar. Diseminar y resolver este conflicto de lógicas aisladas es el gran reto y deber moral que tienen cada joven indígena para con su comunidad.

Bibliografía

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