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Informalidad y Covid-19 en Perú

Abel HuamánYalli

abelunsch@gmail.com

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Algunos países de América Latina se han convertido en el epicentro de la pandemia del COVID-19. La región es en particular vulnerable por sus altos niveles de informalidad laboral, por lo tanto, una parte importante de la población vive en condiciones de vulnerabilidad que requieren una atención especial. Perú no es la excepción, el Estado de Emergencia Nacional decretado por el gobierno en el marco de la Emergencia Sanitaria ha puesto en evidencia el alto grado de informalidad que existe.

Viendo desde esta perspectiva se reflexiona en el presente ensayo en tiempos de pandemia, mostrando como objetivo central; explicar por qué Perú ha sido uno de los países con más contagios por este virus, por lo tanto en las primeras páginas se aborda el concepto de informalidad e informalidad laboral citando a diferentes estudiosos de esta problemática, en seguida se presenta estadísticas a nivel mundial, nacional para aterrizar en lo local mostrando cuadros comparativos para su mejor entendimiento.

Para finalizar se presenta el problema del trabajador y trabajadora informal en el contexto de la pandemia del COVID-19, se hace una comparación con los beneficios que tienen los trabajos formales, como también se recalca algunas causas para el predominio de la informalidad

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en nuestro país y se concluye con una pregunta ¿acaso no vale la pena ser formal?

La informalidad

Tokman (2001) nos menciona que el concepto de informalidad se introdujo en 1972 en el informe de la OIT sobre Kenia. El aporte conceptual consistió en llamar la atención acerca de que, en países de menor desarrollo relativo, el problema de empleo se concentra no tanto en el desempleo sino, principalmente, en aquellos que estando ocupados reciben un ingreso insuficiente. Los denominados “trabajadores pobres” (working poor) desarrollan actividades de baja productividad, pero que resultan funcionales al resto de la economía.

Por otra parte para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos recalca que la informalidad se refiere a todas las actividades económicas realizadas por trabajadores y unidades económicas que no están total o parcialmente cubiertas por acuerdos formales; por lo tanto sus actividades no están incluidas en la legislación lo que implica que: a) están operando fuera del alcance de la ley, b) la ley no es aplicada o c) la ley desincentiva su cumplimiento porque es inapropiada, burocrática o impone costos excesivos (Galindo & Ríos, 2015).

Finalmente Esteban (2007) menciona que la informalidad es el conjunto de las actividades productivas que no acatan ante las regulaciones estatales enmaterias económicas, sanitarias o ambientales debiendo ceñirse a ellas. El desacato de las normas y regulaciones puede ser total o parcial. El sector informal incluye las actividades personales o empresariales y, por extensión, las personas o empresas queevaden tales normas, pero no violan, por ello, el código penal; es decir, no son, per se, actividades delictivas; estas últimas usualmente se incluyen en la llamada “economía subterránea”.

Informalidad laboral

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Para Sandoval (2014)la informalidad laboral es un fenómeno que hace algunos años se consideraba un rasgo particular de algunas economías, especialmente de aquellas más atrasadas, cuya existencia desbordaba el arquetipo de cómo deberían funcionar las economías modernas. El tema comenzó a ser analizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como un fenómeno importante desde los años setenta, orientando gran parte de los estudios a explicar sus causas y cuyos resultados han dado lugar a múltiples respuestas, de las cuales muchas deben considerarse acertadas.

Mientras tanto Fortun(2018)nos menciona sobre la informalidad laboral o trabajo informal y dice que, engloba todas aquellas ocupaciones y formas de producción, que son ejercidas por personas o empleados que reciben ingresos cuyas condiciones de trabajo no se encuentran reguladas por un marco legal (Fortun, 2018).

Al final Gómez (2013) nos recalca que la informalidad laboral ha ido cambiando de foco en las últimas décadas, pasando de tener su centro en las unidades productivas de bienes y de servicios para el mercado y que operan con recursos de pequeña escala no registrados, a tenerlo en los trabajadores, específicamente en aquellos que se ocupan en empleos que no cuentan con amparo legal o institucional, no importando si la unidad económica en la que se desempeñan son empresas o negocios registrados o no registrados. En este último caso se habla de “empleo informal” o de “informalidad laboral”.

La informalidad en números

De acuerdo al último informe de la Organización Internacional del Trabajo –OIT, de mayo 2018, el nivel de informalidad a nivel mundial es de 61.2%. Asimismo, este estudio brinda información de sobre el nivel de informalidad en más de cien países, siendo los países de África Oriental los que poseen los más altos niveles de informalidad laboral como Ruanda que tienen un 94.6% de informalidad. En contraste, en

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países de Europa Occidental como Luxemburgo en donde prácticamente no existe informalidad dado que sólo posee 1.2% de informalidad. (Pérez, 2020).

En el Perú en el 2018, el nivel de informalidad fue de 72.4%, de esta manera de los cerca de 17 millones de personas que laboran (PEA ocupada) más de 12 millones trabajan informalmente. En tanto, en el 2019, el nivel de informalidad laboral se habría ubicado en cerca de 72.4%, nivel muy similar al registrado en los últimos cuatro años. De esta manera se habría revertido la tendencia a la baja que se venía presentando en los últimos 10 años cuando se reducía a razón de un punto porcentual por año, pasando de 80% en el 2007 a 72.4% en el 2016.

Este estancamiento del nivel de la informalidad estaría muy ligado al bajo crecimiento económico presentando en los últimos años. En este sentido, un débil crecimiento económico repercute negativamente en la generación de empleo; debido a que los niveles de desempleo se reducen siempre que el PBI crezca más de 4% anual. Crecer por debajo de esta cifra significa que no se creen nuevos empleos o se creen puestos de trabajo informal o de subsistencia(Pérez, 2020).

Para su mayor entendimientose presenta la siguiente tabla:

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Tabla 1: evolución de tasa de informalidad de hombres y mujeres a nivel nacional

Ámbito geográfico / Sector / Sexo

Nacional 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Sector Informal

Sector Formal

Mujeres

Sector Informal

Sector Formal

Hombres 60.6 59.5 59.4 58.3 57.0 56.4 55.9 55.9 55.0 56.1 56.8

18.5 17.7 17.7 16.7 17.3 17.3 17.0 17.2 17.0 16.5 15.6

63.4 62.3 62.3 59.9 58.5 58.1 56.5 56.2 54.8 56.5 57.0

20.2 19.4 19.4 18.5 19.8 19.4 19.6 19.7 20.3 19.5 18.4

Sector Informal

Sector Formal 58.4 57.2 57.0 57.1 55.8 55.1 55.4 55.7 55.1 55.7 56.7

17.2 16.4 16.4 15.3 15.3 15.6 14.9 15.3 14.4 14.1 13.4

FUENTE: INEI 2019

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En el siguiente cuadro se muestra la evolución del sector informal durante los últimos 10 años a nivel nacional pero también se detalla por género. En el 2008 indica (79.1%) que es la suma de (60.6%) y del (18.5%); en el caso de mujeres en el 2008 señala (83.6%) y para los hombres el (75.6%).

En el 2018 indica (72.4%), disminuyendo (6.7%) durante 10 años. En el caso de mujeres se muestra (75.4%) y para los hombres (70.1%).

Por todo lo que se ha mostrado se puede concluir que las mujeres son las que están en mayor porcentaje en el sector informal. Como un claro ejemplo se puede ver a más mujeres que ha hombres en las calles de las ciudades.

Para el caso de Ayacucho ENAHO 2018 nos dice que la región concentra alrededor del 2% de la PEA ocupada a nivel nacional. La informalidad es diversa y al interior presenta diferentes características. En el 2018, la región Ayacucho cuenta con alrededor de 372 mil 900 personas ocupadas, de las cuales 324 mil 800 se encuentran en situación de informalidad.

Es decir, la región concentra una tasa de empleo informal (87.1%), superior al promedio nacional (72%), y por encima del empleo informal registrado en Lima Metropolitana (57%).

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Tabla 2: evolución de tasa de informalidad de hombres y mujeres en la región de Ayacucho

Ayacucho 2009 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Sector Informal

Sector Formal 80.6 79.3 78.7 80.4 78.7 79.1 78.9 78.2 75.9 76.5 78.1

11.4 11.5 11.4 8.7 9.5 9.6 10.4 11.5 11.7 12.4 9.0

Mujeres

Sector Informal 81.7 82.2 83.1 81.8 80.5 80.2 82.4 79.0 75.4 77.0 77.3

Sector Formal 11.9 10.1 9.8 8.2 9.1 10.0 7.9 11.6 13.2 13.1 10.0

Hombre

s

Sector Informal 79.6 77.0 74.9 79.2 77.3 78.2 76.1 77.7 76.4 76.2 78.8

Sector Formal 10.9 12.6 12.7 9.1 9.8 9.2 12.3 11.3 10.4 11.8 8.2

FUENTE: INEI 2019

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Como en el cuadro anterior se muestra la evolución de la tasa de informalidad durante los últimos 10 años; pero este es para la región de Ayacucho. En el 2008 se indicaba (92%) a nivel regional. Para las mujeres se mostraba el (93.6%) y para varones el (90.5%).

Para el 2018 decreció hasta (87.1%), en consecuencia, para las mujeres al (87.3%) y para los hombres hasta el (87.0%).

Informalidad laboral y Covid-2019

Como se ha mostrado en las páginas anteriores los números muestran una cruda realidad, por lo tanto, en el contexto en que estamos viviendo a causa de un enemigo invisible el COVID-19, se ha puesto en evidencia el alto nivel de informalidad que existe en el mundo distinguiéndose la predominancia en los países de África, seguido por Latino América con los países de Bolivia, México y Perú. Por esta razón la región se ha convertido en el epicentro de la pandemia. Mientras tantolos países del Caribe han logrado controlar la pandemia con mayor rapidez.

Las consecuencias son devastadoras para las trabajadoras y trabajadores en empleo informal.Estas personas y sus familias están enfrentando riesgos de salud y los impactos económicos adicionales. Muchas de ellas viven o trabajan en espacios públicos muy concurridos, con escaso o nulo acceso a saneamiento básico (agua, luz y alcantarillado), y no tienen acceso a atención médica.Dado que dependen de sus ingresos cotidianos para sobrevivir, ya sea porque son independientes, vendedores ambulantes, asalariadas, taxistas, jornaleras ocasionales o contratistas dependientes, se enfrentan al riesgo de caer en la pobreza extrema como resultado de las medidas de aislamiento social obligatorio antes y hoy focalizado impuestas por el gobierno.

Si resaltamos por género; las mujeres con empleo informal enfrentan desafíos adicionales, ya que tienen responsabilidades de cuidados domésticas adicionales y son las más vulnerables.

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Permanecer en los hogares y dejar de trabajar es obligatorio en muchos lugares. Por lo tanto, se vuelve imperiosa la necesidad de medidas de sustitución de ingresos por parte del Estado para que las personas trabajadoras en empleo informal y sus familias puedan saciar sus necesidades, tales son los subsidios económicos y canastas con necesidades básicas. Estas medidas deben incluir a las personas trabajadoras en ocupaciones vulnerables, y no únicamente a las que se encuentran en situaciones de pobreza o sin trabajo.

La actual crisis es, al mismo tiempo, económica y de salud pública, lo que aumenta los riesgos para las personas trabajadoras en situación de pobreza y sus familias, quienes no tienen el debido acceso a seguros de salud y atención médica siquiera en el mejor de los casos.

Pero si hacemos una comparación con los trabajadores formales, para ellos el Estado ha decretado muchas medidas para apoyar, encontramos entre ellas las disposiciones vinculadas al retiro de CTS (Compensación por Tiempo de Servicio) y la posibilidad de solicitar el adelanto de la misma y de la gratificación legal, retiros parciales y suspensión temporal del fondo del aporte del AFP (Administradora de Fondo de Pensiones), la continuidad de las prestaciones de Es Salud y al reconocimiento de manera excepcional de aportes a laONP (Oficina de Normalización Previsional)

Sobre lo señalado, podemos afirmar que, si bien los beneficios de ser formal en una situación normal no son tangibles o pueden parecer inexistentes, en el largo plazo y/o ante una coyuntura excepcional como la actual, dichos beneficios se vuelven visibles, concretos y reales, brindando protección y “apoyo” tanto al empresario como al trabajador que apostó por la formalidad.

Y si nos preguntamos ¿Cuáles son las causas principales de la informalidad? Mencionamos algunas de ellas: altos costos de formalidad, los trámites engorrosos que el Estado impone, la ineficiencia y

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corrupción en las entidades públicas, la burocracia y la excesiva tramitología no son capaces de crear los suficientes incentivos para que una empresa o trabajador informal se vuelva formal.

Para la empresa o el trabajador informal dichos beneficios no son tangibles o inmediatos. El informal considera que su eventual regularización le traería más complicaciones que beneficios, más gasto que ahorro, más esfuerzo que ayuda, dificultando el día a día de sus actividades. Es innegable, ser formal en nuestro país “cuesta”, sin embargo, creemos que es una inversión cuyo esfuerzo se ve recompensado a la larga como se ha mencionado en las páginas anteriores.

Para finalizar, en una coyuntura como la actual es oportuno preguntarnos, ¿acaso no vale la pena ser formal?

Bibliografía

Esteban, D. y. (2007). Informalidad: Teoría e Implicaciones de política. Posada, 1-32.

Fortun, D. (07 de julio de 2018). Economipedia. Obtenido de Economipedia: https://economipedia.com/definiciones/informalidad-laboral.

Galindo, M. y. (2015). Informalidad ¿Cómo vamos? Serie de Estudios Económicos , 1-10.

Gómez, A. (2013). Informalidad: Definiciones y Causas. Revista de Investigación Paradigmas., 1-20.

Pérez, C. (2020). Definiciones y Repercuciones de la Informalidad. Centro de Investigación de Economía y Negocios Globales, 1-17.

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Sandoval, G. (2014). La Informalidad Laboral: Causas Generales. Equidad y Desarrollo, 9-45.

Tokman, V. (2001). De la Informalidad a la Modernidad. Santiago: Andros Impresores.

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