Apuntes Ignacianos 64. Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales

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APUNTES IGNACIANOS

ISSN 0124-1044

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San Ignacio escribe los Ejercicios Espirituales en Manresa

Diagramación y composición láser

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Apuntes Ignacianos

Número 64 Año 22

Enero-Abril 2012

Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales

Disposición del sujeto (I)

Disposición del sujeto (I) Disposición del sujeto (I) Disposición del sujeto (I) del sujeto (I)

CENTRO IGNACIANO DE REFLEXION Y EJERCICIOS - CIRE

Espacios para el Espíritu

Carrera 10 Nº 65-48. Tel. 640 50 11

Bogotá - Colombia

Nuestros Números en el 2012

Enero-Abril

Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales

Disposición del sujeto (I)

Mayo-Agosto

Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales

Disposición del sujeto (II)

Septiembre-Diciembre

XII Simposio de Ejercicios Espirituales

«Contemplación para alcanzar amor»

Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales

Disposición del sujeto (I) Presentación .............................................................

Una experiencia espiritual urgida de preparación.

Los Ejercicios ignacianos de mes .............................. 4

Fernando Londoño Bernal, S.J.

¿Qué hace posible ejercitarse espiritualmente? ........ 27

Jorge Julio Mejía M., S.J.

La preparación para los Ejercicios Espirituales .......... 33

Luis Valdez Castellanos, S.J.

Relato de una experiencia de laicos ...........................

Zulma Castañeda Collazos

En camino hacia la experiencia de Ejercicios ...............

Nora Beatriz Kviatkovski, RJM

Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia ...................... 58

Julio Jiménez Dorado, S.J.

Colección Apuntes Ignacianos ..................................

Apuntes Ignacianos 64 (enero-abril 2012)

Presentación

Juan de Polanco, secretario del padre Ignacio, eminente teólogo y fiel intérprete de su pensamiento, dejó en el Directorio de Ejercicios, que compuso para completar el que Ignacio dejó inacabado a su muerte, un breve capítulo titulado: «De lo que debe hacerse antes de que empiecen los Ejercicios quienes quieren hacerlos exactamente» (C.3º, nn. 20-27). Allí expone siete ayudas primordiales que se les deben procurar «para que se dispongan más a recibir la gracia de Dios».

La falta de una adecuada disposición para hacer eficazmente los Ejercicios, es una de las principales razones de que no se logre lo que ellos pretenden: transformar y ordenar la vida según la voluntad de Dios; desencadenar para toda la vida una voluntad eficaz de seguimiento e identificación con Jesucristo. Esta es una gran preocupación que nos acompaña a todos los que practicamos el ministerio de los Ejercicios.

¿Cómo podemos redescubrir su dinamismo transformante en función de nuestro tiempo?

En la presente edición de APUNTES IGNACIANOS, queremos ofrecer algunas reflexiones y experiencias sobre el tema de la preparación para hacer los Ejercicios, que es uno de los aspectos que pueden contribuir más efectivamente al logro de sus auténticos frutos.

Fernando Londoño, S.J., nos colabora con el ponderado texto que encabeza esta edición: «Una experiencia espiritual urgida de preparación», en el que asume la preparación para hacer Ejercicios como «disponibili-

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Presentación

dad». Partiendo de una mirada a Jesucristo como «el disponible» ante su Padre, se detiene en la manera práctica como el mismo San Ignacio preparaba al Ejercitante y lo disponía para entrar en la experiencia del encuentro con Dios. Utiliza con gran propiedad los comentarios de varios eminentes autores, principalmente de los padres Ignacio Iparraguirre e Ignacio Iglesias.

Jorge Julio Mejía, S.J., aborda el tema con una pregunta: «¿Qué hace posible ejercitarse espiritualmente?». Con sobriedad expone la preparación para entrar en Ejercicios como un entrenamiento del espíritu para conducir de una manera verdadera la vida. Una primera disposición fundamental es la interioridad. Se ha de tener claro que se trata de un viaje interior en el que el guía será un corazón limpio. Para el entrenamiento de la interioridad expone bellamente la aplicación de sentidos y enfatiza la necesidad de desarrollar la habilidad para realizar este ejercicio tan ignaciano. Una segunda disposición ha de ser la de lograr la libertad interior, la indiferencia, indispensable para estar abiertos a lo que el Señor pueda pedir.

Luis Valdez Castellanos, S.J., en su escrito, enviado desde México, considera la «preparación del corazón» desde una mirada psicológica y atenta a la espiritualidad de San Ignacio. «Hacer» los Ejerciciosdice-, «no es realizar una experiencia pasajera, sino iniciarse en un estilo de vida: apropiarse de la propia afectividad y ordenarla para cumplir la voluntad de Dios; ejercitar y apropiarse de un método para distinguir, en la interioridad, la acción de Dios de la del mal espíritu (el discernimiento de espíritus); en suma, es ponerse en un proceso permanente de conversión a Dios, que se traduce en ser persona para los demás». Para procurar este objetivo traza los rasgos principales de la persona que quieren formar los Ejercicios.

Completan esta edición tres acreditadas personas con el aporte de sus maduras experiencias en el acompañamiento de Ejercicios a muy distintas clases de ejercitantes.

Zulma Castañeda Collazos de la CVX Caná en Bucaramanga y actualmente Presidenta nacional de las Comunidades de vida cristiana, comparte su amplia experiencia de acompañamiento de los Ejercicios

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como actividad apostólica de su CVX. Desarrolla el tema desde «tres realidades»: cómo se preparó inicialmente ella para hacerlos; la preparación de los casi seiscientos ejercitantes que su grupo ha acompañado; y la manera como el mismo Iñigo de Loyola se dispuso para realizar la experiencia que transformó su vida.

Nora Beatriz Kviatkovski, Maestra de Novicias de las Religiosas de Jesús María, en su colaboración: «En camino hacia la experiencia de Ejercicios», considera los Ejercicios como una verdadera peregrinación espiritual. Para ella es fundamental la atención a las Anotaciones 18, 19 y 20 y a los Directorios de Ejercicios. Antes de preparar cualquier propuesta es importante preguntarnos qué tipo de ejercitante hará la experiencia y con qué condiciones llega a ella.Y sugiere unas orientaciones concretas para disponer a la persona, entrando en contacto con ella, ofreciéndole herramientas que le ayuden a tomar conciencia de su realidad y proponiéndole los elementos básicos de esta metodología, especialmente los aspectos de una espiritualidad encarnada y el encuentro con Cristo en los pobres y en las miserias del mundo.

Julio Jiménez, S.J., experimentado maestro en el acompañamiento, cierra nuestra edición relatando su riquísima experiencia de treinta años (1981-2011) acompañando y formando en los Ejercicios espirituales personalizados a personas laicas, en Colombia. Con gran espontaneidad y convicción describe la trayectoria de su trabajo y el de su equipo de colaboradores a lo largo de estos años y nos ofrece con detalle muy valiosas sugerencias prácticas que constituyen una inspiradora propuesta para quienes se animen a emprender programas semejantes en el ministerio de los Ejercicios.

Deseamos que la atenta lectura de estos textos proporcione una fructífera ayuda para realizar con mayor competencia el ministerio de dar los Ejercicios de San Ignacio.

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Una experiencia espiritual urgida de preparación.

Los Ejercicios ignacianos de mes

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Cuando nos enfrentamos a la posibilidad de hacer los Ejercicios Ignacianos tenemos que enfrentarnos, antes que nada, con varias preguntas que debemos responder: ¿Conozco los Ejercicios? ¿Puedo embarcarme en ellos sin ninguna preparación previa? ¿En qué consiste esta preparación o «disponibilidad» que debo tener? ¿Puedo captar su importancia dejándome ayudar?

Estas y otras preguntas, surgen desde el momento en que deseamos acompañar, o bien la modalidad de los treinta días de Ejercicios de mes ignacianos, o la de Ejercicios en la vida corriente, o incluso también en la de ocho días solamente. En todo esto necesitamos pistas y sugerencias sobre cómo ayudarnos para «disponernos» a los Ejercicios. Y tienen que ver tanto con el que da los Ejercicios, como con el que los recibe. Porque si queremos hallar lo que el uno y el otro deben practicar, lo encontraremos claramente en el libro de los Ejercicios. Por supuesto que en los ejercicios «adaptados» a períodos menores o en los de repetición del mes, habrá que aplicar en otra forma lo que decimos teniendo en cuenta las condiciones concretas. Muchas veces no se puede ofrecer al ejerci-

* Doctor en Teología Espiritual de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Licenciado en Filosofía y Teología de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá. Actualmente Miembro del Equipo CIRE

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Una experiencia espiritual urgida de preparación

tante la posibilidad de disponerse en un tiempo largo de preparación seria. O es imposible una entrevista previa y profunda, o un acompañamiento de semanas, para propiciar este «disponer» para los ejercicios. Difícilmente el teléfono o la carta lo suplen. Pero hay que encontrar la manera de esta preparación ya que se trata para el ejercitante de una experiencia única y decisiva. Probablemente unas cuantas cartas breves pero sustanciosas, puedan ayudar con pistas sobre lo que dice Ignacio sobre una oración que propicie el «grande ánimo y liberalidad»1, lo que dice el Presupuesto2, o indicar en qué consiste el diálogo espiritual y sus condiciones. El que da los ejercicios, deberá ser muy avisado para descubrir si el que los recibe tiene subiecto, o sea, capacidad que le permita decidir, elegir, determinarse.

Ser muy conciente de la importancia de la preparación a esta «disponibilidad», pues de lo contrario el sujeto no podrá «encajar todo el vigor de los cinco ejercicios de la primera semana, en los cuales será invitado a bajar a los infiernos del mundo y a los propios infiernos y a experimentar la misericordia desbordante de Dios que le impulsa a convertirse también él, en «canal de misericordia» para los otros»3.

HACIA UNA CLARIFICACIÓN Y EQUIVALENCIA DE EXPRESIONES

Hallar a Dios en todas las cosas; estar por entero «disponible» a Dios, «Es el modo típicamente ignaciano de afirmar el Absoluto de Dios y lo relativo de todo lo demás»4 El test de la maduración espiritual lo sitúa Ignacio en la «disponibilidad». El jesuita ideal no lo será si no permanece conciente y gozosamente «disponible», o sea, «hombre para ser enviado»5. Pero, se agota el término «disponibilidad» al referirlo a la misión? ¿O se aplica también a otros campos? ¿Cómo aparece en San Ignacio, en la

1 Ejercicios Espirituales 5.

2 Ibíd., 22.

3 FRANCESC RIERa, «Disponerse» para hacer los Ejercicios: Manresa, vol. 80 (Julio-septiembre 2008) 214.

4 AR XVII, 128.

5 Ibidem.

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Fernanado Londoño Bernal, S.J.

dinámica de la misión, con la correlación misión-obediencia, la realidad de la «disponibilidad»?.

Responder a esto significa un esfuerzo de clarificación y organización de términos y conceptos ignacianos que quizás encuentren adecuada unificación en el de «disponibilidad», con lo que ésta comporta en su esencia íntima y en sus realizaciones prácticas, su fundamento y sus alcances, etc.

Es bien sabido que Ignacio consigna en sus escritos una experiencia vital. Formado en la lógica de la Universidad Parisiense, su método no es deductivo, a partir de unos principios «per se» evidentes. Tampoco gusta de sistematizar imaginativamente o de memoria, realidades espirituales. Es un «existencialista cristiano»6, que pasa primero él mismo por la experiencia interior, y luego de analizarla con su formidable capacidad de introspección, la sistematiza para otros. Maneja realidades vitales. Rarísimas veces da definiciones de esas realidades espirituales. Nunca da definición científica de «indiferencia» o «pecado» o «contemplación» o «amor» o «humildad» o «pobreza» o «consolación» o «desolación». Aunque de estas dos últimas describe estados globales para que quien se encuentra en ellos sepa vivencialmente que está consolado o desolado7. Dichas realidades quizás no son definibles estrictamente, por su naturaleza misma y por el momento, posterior a la experiencia, en que ésta se eleva a teoría. Pero que como realidades, están ahí con sus matices y resonancias mutuas.

Así, escribe el P. Ignacio Iglesias:

Tratar, por ejemplo, de «disponibilidad, significa tratar de otras tantas realidades de la misma espiritualidad: la indiferencia, la abnegación, la movilidad apostólica, la pobreza, la obediencia, la acogida del Espíritu y, por descontado, la identidad misma del jesuita8.

6 KARL RAHNEr, Meditaciones sobre los Ejercicios de San Ignacio, Barcelona 1971, 36.

7 Cfr. Ejercicios Espirituales 316, 317

8 STANISLAS L YONNEt... [et. al], Lo Spirito della Compagnia. Una sintesi, (Recherches 15), Roma 1978, 47.

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Una experiencia espiritual urgida de preparación

Viniendo al término mismo de «disponibilidad», que parece ser un concepto-clave en la espiritualidad ignaciana, comencemos por decir que no aparece ni una sola vez en los escritos de San Ignacio. Utiliza los términos: disposición9 , disponer10, y disponerse11. Toda la realidad espiritual profunda que entraña la «disponibilidad» está en Ignacio y no puede menos de aflorar a la superficie de sus escritos.

Los autores condensan en núcleos de ideas todas las presiones ignacianas que giran en torno a la disponibilidad. Podríamos quedarnos con la sistematización de Ignacio Iglesias como englobante de todo lo que pudiera decirse. Consigna él expresiones relativas a la disponibilidad, como capacidad de reacción, como ofrenda personal, como libertad conquistada y por ende, como movilidad e indiferencia. Saca una consecuencia que dice con nuestro propósito:

Existe el peligro de reducir la disponibilidad ignaciana al ámbito de la disponibilidad misionera, aunque es fuerza admitir que es evidente el acento puesto por San Ignacio a este respecto. Esto no obstante, hay que afirmar desde este momento que para el mismo Ignacio esta disponibilidad operativa, pragmática, misional, quedaría privada de su fundamento más específico, si la consideráramos desvinculada del núcleo de la disponibilidad como tal, que compromete toda la persona en un nivel profundo de relación personal, no solo «en» y «por» el envío misionero12.

9 Según el Index de l’Examen Général et des Constitutions, se usa el término DISPOSICIÓN para diferentes cosas: el grado, la constitución de las personas, salud, designio de Dios, actitud interior en órden a la vocación, etc. CIS, Roma 1973, 25.

10 El término «disponer» se utiliza 34 veces en las Constituciones: disponer de bienes, estar listo para la misión, prepararse para los estudios, preparar a las personas, prepararse a recibir dones y gracias de Dios, etc. Ibíd., p. 23.

11 IGNACIO IPARRAGUIRRE, S.J., Vocabulario de Ejercicios Espirituales. Ensayo de hermenéutica ignaciana, (Ejercicios 7), Roma 1972, 122, escribe: «Disponerse»facilitar el libre ejercicio de las facultades que concurren, apartando pensamientos inoportunos, (73, 74, 78); fomentando los más acomodados a la gracia que se busca, actuándolos lo más posible (78, 130, 206, 229)».

12 STANISLAS LYONNEt... [et. al], Op.cit., p. 52. Cfr. 50ss.

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Cuando el P. Arrupe dice que ser disponible «es, sencillamente, creer»13, nos lanza a mirar distintos niveles diversificados de la disponibilidad: - uno, primordial, como fruto de una experiencia de Dios. Es la disponibilidad fundante de toda otra forma de disponibilidad. Una experiencia profunda de Dios, hace tomar las dimensiones inconmensurables del Trascendente y las infinitesimales de nuestro yo. Y, en consecuencia, un fundar en El nuestra existencia y abandonarnos sin reservas a su amor en lo concreto de toda nuestra vida. El compromiso del individuo con el misterio último de Dios, lo hace disponible. Y, como Abraham, dispuesto a caminar, a peregrinar. A emigrar, a salir, a dejarnos a nosotros, nuestras seguridades y certezas, instinto irresistible a construirnos un futuro con nuestras propias capacidades sin acoger ese mismo futuro como un don de Dios.

Hay, pues, una disponibilidad radical, que surge de la experiencia de Dios. Y para todo cristiano, de la experiencia de Dios en Cristo. De donde brota la disponibilidad para con los hombres. Que progresará tanto más cuanto más perfecta sea la disponibilidad con Dios y ante Cristo. Y que se traducirá en una disponibilidad para con la Iglesia y aun para con el propio Instituto religioso cuando se pertenece a él.

Si tenemos que ser disponibles para Dios en Cristo, debemos conocer la disponibilidad de Jesús, a fin de conformarnos a ella. El P. Arrupe14 acuña para Jesús un nuevo título: «el disponible», que delata la inagotable novedad de Jesús. Parece que este título le cuadra mejor que el de «obediente», como nos lo presenta el Nuevo Testamento. Quizás todo lo que concibe el Nuevo Testamento como obediencia en Jesús, o sea, incondicionabilidad a la voluntad del Padre, encuentra una expresión más clara y cumplida en su carácter de «disponible».

Esa voluntad del Padre la iba viviendo y encontrando Jesús en la ORACIÓN. En la continua experiencia de Dios como Abba. Allí aprendió que obedecer al Padre era anunciar el Reino, curar en sábado, comer con los desclasados y escandalizar aquella sociedad que lo criticaba. Allí apren-

13 AR, XVII, 128.

14 PEDRO ARRUPE, S.J., «Sobre la disponibilidad» (19. X. 1977)

Apuntes Ignacianos 64 (enero-abril 2012) 4-26 Fernanado Londoño Bernal, S.J.

Una experiencia espiritual urgida de preparación dió cómo afrontar la crisis galilea, dejar hablar a las masas, retirarse a educar a los suyos, estar en manos del Padre solamente. «Allí aprendió que esa obediencia significaba no retroceder ante amenazas de muerte y también, morir, saltando desde el abandono de Dios hasta las manos del Abba»15.

Todo esto refleja mejor el término «disponibilidad» que el de «obediencia». Esta sugiere apenas la mera ejecución de un mandato; una relación limitada al binomio superior-súbdito. Aquella, una relación más profunda que la sola ejecución de un precepto y más amplia pues abarca a todos los hombres o a Dios en quien todos están. «Por eso, en la disponibilidad no te haces tú según tus proyectos, sino que dejas que otros (la vida, la historia, los demás y Dios a través de ellos) te vayan haciendo, a veces contra tu propio proyecto, «que otros te ciñan…»16 .

Ignacio trabaja preferentemente en dos cosas: tallar la imagen concreta del hombre disponible y hacer al hombre realmente disponible. No trabaja sobre conceptos abstractos o sobre definiciones o estudios sobre la disponibilidad. Escribe Iglesias: «Esta imagen concreta del hombre disponible la encontramos por todas partes en los escritos de San Ignacio»17. Veámoslo.

15 JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS, S.J., Acceso a Jesús, (Verdad e Imagen 55), Salamanca, España 1995, 70.

16 Ibíd., p. 71. Se puede; resumir sintéticamente lo que escribieron tres autores sobre el particular: J ON S OBRINO S.I., Jesús el Disponible; A NTONIO Q UERALT, S.I., La acción purificadora y liberadora del Espíritu; M. A. FIORITO, S.I., Disponibilidad: ¿a quién?: Entorno a una consigna. Disponibles. El corazón de nuestra identidad, CIS 28, Vol. IX (1978).

 JON SOBRINO: trata de una disponibilidad primera al Dios trascendente, al Dios siempre mayor.

 ANTONIO QUERALT: habla de una disponibilidad radical y trascendente, de primer grado. Es la disponibilidad por la fe, a la acción de Dios. Y de una disponibilidad de segundo grado, concretizada y categorial. Esta, se dirige a los medios para realizar la primera.

 M. A. FIORITO: habla de la disponibilidad en abstracto, a solo Dios, sin intermediario. Es la de los Ejercicios. Y de la disponibilidad al superior como intermediario. Es disponibilidad en concreto.

17 STANISLAS LYONNEt... [et. al], Op.cit., p. 52.

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Recorriendo los Ejercicios, vemos que tienden a movilizar recursos insospechados para poner al hombre decididamente bajo las líneas de Dios. Esa experiencia de fe, ese contacto con el misterio. Un olfato íntimo, un sentido crítico, un discernimiento claro de esa voluntad de Dios en el itinerario de su vida., manteniendo la libertad frente a todas las cosas creadas. Tanto el punto de partida, Principio y Fundamento, como el de llegada, Contemplación para alcanzar amor, como todo lo incluido dentro de ellos, entregan una profunda experiencia de Dios en Cristo. Para San Ignacio fue un torrente de gracias místicas, cuyo vértice fue la Ilustración del Cardoner. Este pequeño río manresano y no el Sena o el Tiber, fue el testigo de las avenidas invasoras de Dios en él. De esa experiencia personal brotó el «magis» hecho de generosidad, empuje, disponibilidad al mejor querer de Dios. Un magis que juntamente con el discernimiento o caridad discrecional, o «magis discernido», son las bases firmísimas de los Ejercicios18.

Recorriendo los Ejercicios, vemos que tienden a movilizar recursos insospechados para poner al hombre decididamente bajo

las líneas de Dios

Este «magis» va a dar la clave de su ser «peregrino», o sea, buscador infatigable del Absoluto. Que estaba siempre formulándose la pregunta que un día debió hacerse al tener que abandonar Tierra Santa, el sueño de su alma: «quid agendum»19: ¿cuál es el próximo paso que tengo que dar? ¿Qué se sigue ahora? Esto es ser disponible en lo más radical del vocablo.

En el extenso epistolario hallamos regado este pensamiento de la disponibilidad a la voluntad de Dios. «Que su santísima voluntad sintamos y aquella enteramente cumplamos»20. Quiere fijeza en el absoluto de la voluntad de Dios, Conocerla. Pero aún más, sentirla. Con la densidad de este vocablo en el léxico de Ignacio como englobante de la entera perso-

18 Autobiografía 14: más que los otros. Y los nn.7, 9, 14 emular.

19 Ibíd., 50.

20 IGNACIO IPARRAGUIRRE, S.J., Obras Completas, (BAC 86), Madrid 61997, 761.

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Una experiencia espiritual urgida de preparación nalidad. No es disponibilidad en el sentido de movilidad física, en el envío a misión, ni de llenar puestos, como rol del superior. Sino un «apuntar al gran misterio en Cristo, una disponibilidad para el Reino, que ninguna obra puede agotar»21.

DISPOSICIÓN Y DISPONER

Existen dos términos en los Ejercicios que nos ilustran sobre la espiritualidad ignaciana y son ricos y complejos. Son «disponer» y «disposición». «Disponer» tiene el contenido de preparación, elección y entrega. Es la visión sintética ofrecida por la anotación primera: «Todo modo de preparar y disponer el ánima para quitar de sí las afecciones desordenadas, y después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida»22 . «Disponer» aquí es claro: preparar, aparejar, hacer capaz. «Disposición» no es tan claro, pero se entiende disposición de la vida, o sea, elección de estado. Y si ésta incluye también la desposesión y entrega de la vida al Señor, esta descripción sintética es completa.

Las publicaciones sobre el tema se pueden agrupar en tres orientaciones fundamentales coincidentes con los tres significados de «disponer». Unos, subrayan la preparación; otros la elección; y otros, la entrega, la unión con Dios. Supuesta la correcta interpretación del término «disponer», sus tres dimensiones van perfectamente concatenadas: la preparación va ordenada a la elección y ésta a la entrega total.

Esta descripción podría dar la impresión de que los Ejercicios son para pocos. De que hay un favoritismo de «elites» pequeñas. De que Ignacio es elitista. Pero examinando la anotación 18, veremos que esto no es así, como explicaremos más adelante.

21 AQUILINO BOCOS MERINO... [et al.], La disponibilidad personal del religioso, Madrid, 1979, 26. El hombre que emerge de los Ejercicios, la Autobiografía, la Fórmula del Instituto, las Constituciones, las Cartas, es un hombre para ser enviado al mundo. Un hombre disponible , que parte de un acontecimiento desbordante; que entiende su vida y su misión apostólica, no a la luz propia sino a la luz de Otro, que desde dentro lo guía por la acción del Espíritu.

22 Ejercicios Espirituales 1.

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INDOLE DE LOS EJERCICIOS

En orden a poder ayudar a un ejercitante potencial23, tendríamos que saber qué es el libro de los Ejercicios para no despistarse al desear hacerlos.

En primer lugar, San Ignacio no se apartó de toda la tradición de la Iglesia en el punto de una sistematización de las operaciones espirituales, sobre todo durante la Edad Media. La Lectio divina, con sus ejercicios escalonados de lectura, meditación, oración y contemplación, viene desde 1137 con Guidón I. La Devotio moderna, con la meditación metódica, aspiraba a la pureza del corazón y la reforma de vida. Escalonaba los diversos ejercicios espirituales que así se llamaban ya entonces. Juan de Mombaer (1494) por ejemplo, escribió el Rosetum Exercitiorum Spiritualium. García de Cisneros pone cima a todo este movimiento con su Ejercitatorio.

Pero en la antigua Iglesia desde el S.V hubo grupos selectos que hacían los «retiros» cuadragesimales retirándose a sitios solitarios. Como en Egipto y otros sitios. En el S.VII está generalizada la práctica, ya no solo de esos retiros cuaresmeros, sino de gente que durante 7 días se retiraba a lugar apartado después de la profesión religiosa o para prepararse a tomar un cargo determinado. En los Siglos XIII y XIV por las circunstancias de la vida social y política europea, se comenzó a organizar la oración cotidiana metódica, formándose entonces «desiertos» o «conventos» de retiro al lado de los monasterios. Para renovar la vida.

De esta manera, San Ignacio, aceptando toda esta tradición eclesial, la universalizó, encauzó y regularizó, en el librito de los ejercicios. Estos:

Primero. Suponen una concentración más intensa y un cierto aislamiento de la vida ordinaria. No excluyen ningún género de oración, por elevado y místico que sea24.

23 Nosotros hoy utilizamos la palabra «ejercitador» y «ejercitante». San Ignacio siempre usa la palabra «el que da» los Ejercicios y «el que los recibe». [EE 2, 5, 6, 7 (da, recibe), 10, etc.]

24 Cfr. LOUIS PEETERS, S.J., Vers l’union divine par les Exercises de S. Ignace de Loyola.

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Una experiencia espiritual urgida de preparación

Segundo: proponen varias dosis de ejercicios según sean las aptitudes, necesidades y posibilidades de las personas. Y el tiempo que han de durar esos ejercicios. Será mayor o menor, según el género de ejercicios que se hagan. Pero los Ejercicios rigurosos y completos, durarán generalmente, poco más o menos, un mes.

Tercero: «Los ejercicios ignacianos no se leen, ni propiamente se hacen según una pauta fija y mecánica, sino que entre el ejercitante y el libro, se interpone una persona: el director, que indica, ordena y regula la materia de las operaciones. Creemos que es este el aspecto en que San Ignacio se muestra más innovador25.

No es un libro de lectura para el ejercitante, sino un manual práctico para el Director. Que es un director subordinado, el cual ha de seguir, no prevenir y mucho menos impedir, la acción del director principal que no es otro que el Espíritu Santo, Señor y Dueño absoluto del alma26. Iglesias dice que es el único libro que ha sido escrito para no ser leído. No es como una novela de Agatha Christi o García Márquez. No se puede decir que se han hecho ejercicios porque se leyó el librito. Hay que practicarlo.

CLASES DE EJERCICIOS

En la anotación 18 se proponen unos Ejercicios muy sencillos con el deseo de ayudar a la gente. Hay ahí dos criterios para aplicar los Ejercicios: «según la disposición de las personas» y «según que se quieran disponer»27. Así, a quien tiene una disposición muy limitada o no quiere disponerse más que a cierto grado de contentar su ánima, le da unos Ejercicios simples, elementales, «leves» como él los llama, que todos pueden hacer. Pero que son verdaderamente Ejercicios. «Leves»o «ligeros» se oponen a «pesados» y no a «mejores» o de más valor. Se tendría el riesgo de golpear con martillo de aire comprimido, como dice un autor, algo cuya resistencia no ha alcanzado aún la consistencia del cemento armado.

25 IGNACIO IPARAGUIRRE, S.J., Práctica de los Ejercicios de S Ignacio de Loyola en vida de su autor (1522-1556) , Bilbao-Roma, 1946, 32.

26 Cfr. Ejercicios Espirituales 15.

27 Ejercicios Espirituales 18.

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Con los Mandamientos, con el Padre Nuestro, etc., esas personas van teniendo la experiencia de la bondad de Dios y van deseando que El sea el centro de su vida. Este mínimo, los hace participar de la experiencia de Ignacio. Quien no es un «batallador» probablemente no tendrá necesidad de hacer los Ejercicios «pesados». En cambio, a quienes tienen una disposición más elevada o que quieran disponerse más, les va a dar Ejercicios de un nivel poco superior. Y los Ejercicios completos28, son tan solo para los que tienen una disposición adecuada y están dispuestos a todo. Todavía, para no excluir a nadie, contempla la posibilidad de personas ocupadas que no pueden hacer los Ejercicios en completo retiro. Es una forma de hacerlos en la vida diaria. Ejercicios en la vida corriente. Aquí, no habla ni de disponer ni de disposición. La extensión suple la intensidad, y dentro de la misma experiencia, con el correr del tiempo, se va preparando cada vez más el ejercitante29.

Se contemplan, pues, varias clases de personas para hacer Ejercicios:

a)- las que desean tener un cierto contentamiento en su alma. A estos, se da una serie de ejercicios. Nada de elección, ni de opción por algo que tenga un alcance social importante.

b)- los rudos o ignorantes. Menos instruídos. Declararles ciertas cosas sin salir de la Ptimera Semana.

c)- los que estando metidos ya en la experiencia de los ejercicios, se ve que no prometen mucho fruto. Son débiles; se les dan entonces Ejercicios «leves». Sin entrar en la segunda semana ni en elección.

d)- los que están ocupados en cosas públicas o negocios convenientes, sin poder estar en completo retiro: tomar «una hora y media» cada día por algún tiempo. Son los ejercicios en la vida corriente (EVC). Que podrían tomar varios meses.

e)- los que están más «desembarazados», que en todo desean aprovechar, apartándose de amigos y conocidos y toda solicitud terrena (completo retiro), dénsele los Ejercicios de mes. Con tres ventajas: mérito ante Dios; más concentración y diligencia; apertura a la unión con Dios.

28 Cfr. Ejercicios Espirituales 20.

29 Ibíd., 19

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Una experiencia espiritual urgida de preparación f)- los que desean hacer unos ejercicios de devoción o de renovación espiritual, sin enfrentar una elección o una decisión seria, se les deben dar unos Ejercicios de oración o cómo consuelo para una vida de servicio. Son ejercicios de adaptación. Pueden ser de mes o de un tiempo más corto, 15 días (Calveras) u ocho días30.

Todas estas clases de Ejercicios se tienen hoy. En los primeros tiempos los Ejercicios «leves» tuvieron un desarrollo extraordinario e hicieron un bien enorme. Hoy la práctica diversa es esperanzadora. Viendo la disposición de las personas y lo que ellas intentan hacer, se les puede dar una ayuda para acertar a dárselos «según la disposición» de ellas, para no dar «cosas que no puedan descansadamente llevar y aprovecharse de ellas» y «según que se quieran disponer» para que «más se pueda ayudar y aprovechar»31.

Tener presente estas diversas clases de ejercitantes, según los criterios indicados de San Ignacio, ayudará a la preparación de las personas para sus Ejercicios.

Iparraguirre habla de los ejercicios y algunos ejercicios, según San Ignacio. Con diverso modo de aplicación. Tenía presentes los factores internos como el fin que pretendía el ejercitante. De ahí, o solo un contentamiento espiritual o un deseo fuerte de aprovechamiento en todo32. Y de ahí también el dar o ejercicios «leves» a gente ruda y de poca capacidad natural, o el dar los ejercicios de mes. También había un grupo que practicaba los ejercicios «abiertos» en terminología de Ignacio conservada por el P. González de Cámara33. Estos serían hoy nuestros EVC que ya hemos visto. Pero la clase de ejercicios completos, de modo perfecto, según las indicaciones del librito, era para los que querían aprovechar en todo. Ahí la única cosa fija era que no había ningún factor externo fijo. Se regía por el principio de «Según que tienen edad, letras o ingenio»34 .

30 Cfr. GRUPO DE ESPIRITUALIDAD IGNACIANA (GEI), Diccionario de Espiritualidad Ignaciana. Madrid, España 2007, 609.

31 Cfr. AVELINO QUJIJANO, «Disponer» y «disposición» en la dinámica y estructura de los Ejercicios de San Ignacio». Tesis Doctoral. PUG, Roma 1985. Ejercicios Espitituales 18.

32 Cfr. Ejercicios Espirituales 18, 20.

33 Fontes Narrativi Vol I, p. 708.

34 Ejercicios Espirituales 18.

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Fernanado Londoño Bernal, S.J.

Precisado el tipo de retiro y su finalidad, dice Iparraguirre:

No se busquen más características. Que se demoren 10, 20, o 30 días; que se haga la elección o no; que se medite 3, 4 o 5 horas al día, dependerá de las condiciones concretas del sujeto y de lo que decida el director según el librito. Unos se saturaban, por decirlo así, a los 20 días y otros a los 40 (Dr. Ortiz). Pero aun con esta diferencia externa, podían hacer los ejercicios en forma completa y perfecta35.

CÓMO PREPARABA SAN IGNACIO AL EJERCITANTE

Sabiendo ya lo que dicen los ejercicios sobre la preparación o disposición de quien los piensa hacer, recordemos cómo su mismo autor tenía un cuidado exquisito en la preparación del candidato a hacerlos. El mismo fue un gran Director y formador de Directores. Y daba una importancia extraordinaria a la preparación a los ejercicios, no admitiendo a los ejercicios de mes a nadie que no se encontrara en las disposiciones necesarias.

Aleccionador sin duda el caso del Beato Fabro; gastó con él cuatro años de preparación, utilizando aquella misma táctica en la que era sobresaliente el Beato: la conversación de ejercicios. La intimidad entre los dos y el acudir Fabro a Ignacio cuando se sentía torturado con sus escrúpulos o desasosegado con la duda sobre los fenómenos espirituales, permitieron a Ignacio disponerlo a los ejercicios perfectos. Y también el introducirlo diríamos en una especie de ejercicios «leves» al aconsejarle la confesión general para devolverle la paz a un hombre atormentado con escrúpulos de sus confesiones anteriores y de las sugestiones del enemigo. Es decir, no quería Ignacio que comenzara el retiro en estado de turbación e inquietud espiritual; devuelta la paz, le aconsejó la confesión y la comunión cada semana. Es una operación espiritual idéntica a la de las mujeres de Manresa y Alcalá. Pero mucho mejor en Fabro por su capacidad espiritual; el fruto fue más profundo que el de la gente sencilla.

35 Ibid., p. 43.

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Una experiencia espiritual urgida de preparación

No queremos decir con esto que San Ignacio se detuvo con todos, cuatro años en la preparación de los ejercicios. Nada de esto. Pero sí que preparaba al presunto ejercitante con un trabajo personal y delicado, para que adquiriera las disposiciones que se requerían para traspasar el umbral de los ejercicios en la modalidad la más perfecta36.

Lo que dio a su paso por España, apenas si llega a este umbral de los ejercicios. Pero un ejemplo típico del cuidado en la preparación, son los dados a sus compañeros de París en 1534. «Difícilmente se conciben unos ejercicios más «leves» que los de Alcalá, ni más intensos y perfectos que estos de Paris»37. El tiempo, un mes largo. El modo: exactamente y apartados». Lo cual significa una observancia escrupulosa de todas las prescripciones del libro. La actividad total del individuo, de día y de noche, la postura corporal, la comida y el sueño, los pensamientos íntimos y los desahogos con Dios en los coloquios. Este cuidado de San Ignacio fructificó maravillosamente. En una intensidad-generosidad que garantizaba el éxito de los ejercicios. Al practicarlos, Javier, hizo grandes penitencias. Fabro estuvo sin comer ni beber durante 6 días y dormía sobre la nieve. Laínez 3 días sin comer bocado y 15 a pan y agua. Los demás, menos Simón Rodríguez, al menos 3 días sin tomar agua. De aquí brotaron las fundamentales transformaciones de estos universitarios parisienses que fundaron después la Compañía de Jesús.

En carta a Isabel Roser, le dice que estando en Roma «me dí todo a dar y comunicar ejercicios espirituales a otros así fuera de Roma (Monte casino) como dentro» 38. Desde el otoño de 1537 hasta fines de 1539, su ocupación principal fueron los retiros. Con gran atención a los ejercitantes. Aún caminando 4 horas diarias por Roma para acompañarlos en sus ejercicios.

En un cambio de frente se dedicó a formar directores bajo su vigilancia. Desde 1539 hasta su muerte en 1556, no dio ejercicios, que sepa-

36 IGNACIO IPARAGUIRRE, S.J., Práctica de los Ejercicios de S Ignacio... Op. cit., p. 6-7.

37 Ibíd., p. 5.

38 Carta de San Ignacio a Isabel Roser de 19 dic. de 1538, editada en Monumenta Ignatiana, I, 138 y también en Fontes Narrativi I, 7.

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mos, más que a dos personas. A los Directores jóvenes, les hacía mostrar lo que iban a decir en el día y les pedía cuenta de lo que habían hecho, y cómo lo habían hecho. Así hizo con Cámara cuando le dirigió los ejercicios al abad Martinengo. Antes de ir trataba muy por menúdo con el Padre lo que iba a decir y la manera de llevarlo. El P. Vitoria recibía del mismo Ignacio los ejercicios escritos, los de las meditaciones del día. Y a la vuelta refería lo sucedido. Era muy conciente de la preparación de los individuos y de la preparación de los directores. Los jesuitas que salieron fuera de Roma, iban todos formados por él. Pero tampoco descuidaba los que residían fuera de la Ciudad Eterna. A Cámara se ofreció a responder a cualquier hora por medio de Polanco a todas las dudas que tuviera sobre ejercicios39.

Fue un gran Director de ejercicios:

• Por la santidad que irradiaba su persona.

• Por su trato exquisito y prudencia delicadísima, sabiéndose parar a tiempo, como con Nadal que invitado varias veces, lo dejó. Este al fin se entregó.

• Por la eficacia extraordinaria de su palabra, unida al aprecio y amor que tenía a los ejercicios, como escribe al P. Miona: «lo mejor que yo en esta vida pueda pensar, sentir y entender» para el provecho propio y el de los demás40.

• Por los medios y estratagemas para ganar compañeros y solucionar casos difíciles (confesarse con un religioso de vida disoluta para ganarlo para los ejercicios o aceptar el reto de un jugador que si perdía, haría los ejercicios).

Esto nos alecciona si queremos preparar a la gente para los ejercicios. Adentraba a sus hijos en el espíritu de los ejercicios con ejemplos prácticos, dándoles doctrina, y con aplicaciones concretas. Pero sobre todo, con el ejemplo de su vida.

39 Cfr. Fontes Narrativi Vol I, p. 708.

40 MI Epp. I, 112/3.

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«PREPARAR», «DISPONER» PARA EJERCICIOS

1. Entrar gradualmente al Castillo Interior41.

No se puede entrar a ejercicios de sopetón. Pasando de la noche a la mañana de la vida ordinaria a la experiencia interior. Con la víspera inundada de ruidos y atiborrada de ocupaciones, y el primer día en silencio y en clima de oración. El hombre no funciona así. Hay que echar por delante un tiempo de preparación, con oración, estudio, acompañamiento, temas, detalles, etc, que «dispongan al «candidato» para los ejercicios. Es fuerza trasponer el puente levadizo por sobre el foso inestable de las cosas de este mundo, para llegar a la tranquilidad del castillo interior, la tierra de la experiencia espiritual. En los ejercicios ignacianos está trazado un largo itinerario entre el Principio y Fundamento y la Contemplación para alcanzar Amor. Allí está todo el desarrollo de las cuatro semanas de los ejercicios.

En los ejercicios

ignacianos está trazado un largo itinerario entre el Principio y Fundamento y la Contemplación para alcanzar Amor

2. Quien debiera hacer esta preparación a la que nos referimos, es el mismo Acompañante o si no, otra persona conocida por éste y que pueda contactar al ejercitante para dicha preparación.

3 Algunos directores de ejercicios42 utilizan como preparación un puente levadizo o plataforma común de diálogo con el ejercitante que empalme su mundo con la aventura espiritual que desea hacer. En una

41 Utilizamos estos términos, no porque queramos comparar a San Ignacio con Santa Teresa, sino porque los Ejercicios bien podrían asemejarse a un Castillo interior donde tiene lugar la experiencia espiritual. Con su foso exterior, su puente levadizo, sus almenas., y su silencio interior.

42 Cfr. JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS, S.J., La experiencia espiritual de los Ejercicios de San Ignacio : Boletín de Espiritualidad Argentina, 220. Año XXXIX, (Enero-Marzo 2008), 9ss.

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sociedad ya no de Cristiandad, prefieren no llegar inmediatamente al tema de la creaturalidad que remite a la propia contingencia, y al Señorío Absoluto de Dios. Varían el Principio y Fundamento según los casos. Haciéndole interpretar todas sus frustraciones y esperas en las que vive este hombre de hoy, como clamor de parto, no como clamor de entropía43. Y quedarse en la apuesta que «si Dios está por nosotros, quién contra nosotros?»44. Así pueden prepararse para entrar más suavemente y más fácilmente, a la experiencia., donde espera el Castillo interior.

4 Otros, buscan recorrer un camino más largo45. Hay varios temas que podrían servir para «disponer» al candidato a los ejercicios. Riera escoge dos: algunas cosas previas para las semanas anteriores a los ejercicios y algunos consejos para los primeros días.

Para lo primero, acude a la experiencia fundante de Moisés en el episodio de la zarza ardiendo46. El candidato podría trabajar los temas de: Moisés en el «silencio» del desierto (a), «encontrado» por la sacralidad de la zarza ardiendo(b), que le hace escuchar el «clamor» del pueblo(c) y «recibe» el nombre misterioso de Dios(d).

5 Creo muy importante el ir entrenando al futuro ejercitante en un tema escriturístico tan rico. Aquí aprende la necesidad y el valor del silencio. Del silencio teológico. De callarse para no oír otras voces, sino la de Dios. Al mismo tiempo, realizar la ruptura necesaria en nuestros modos de pensar, en nuestra mentalidad, porque Moisés al volver del monte Horeb, no puede ser el mismo, ni pensar o sentir de la misma manera sobre el mundo, la historia, el hombre, la vida. Es el «rompimiento epistemológico» de Riera. Donde hay que considerar si debemos apagar el celular, la radio, echar el televisor por la ventana47, deshacerse de una

43 Segundo principio de la termodinámica: «el progreso para la destrucción». Todo empeora o se anula irremisiblemente. La entropía del Universo aumenta siempre. Todo lo que existe pasa gradualmente de un estado ordenado a otro caótico y no hay regreso. El destino del Universo está trazado.

44 Rom 8, 19-39.

45 Cfr. FRANCESC RIERA, «Disponerse» para hacer los Ejercicios: Manresa 316, vol. 80 (JulioSeptiembre 2008) 215ss.

46 Cfr. Ex c. 3.

47 ANNALENA TONELLI, laica italiana misionera en Somalia.

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Una experiencia espiritual urgida de preparación

vez de todo lo que es aparente y nada vale a los ojos de Dios. O si se prefiere no hacer del «desierto» algo angélico, sino situado, en este mundo; permitir que se lea la prensa y se inserte el ejercitante en los «infiernos» que creamos todos los días. El Director, de acuerdo con el candidato, sopesará esta posibilidad en miras al aprovechamiento de los ejercicios. A todos nos impresiona eso sí, la película «El Gran Silencio» sobre la Cartuja del sureste de Francia. El Abad demoró 14 años para dar la respuesta a quienes habían solicitado permiso para filmarla. En la cartuja se valora en distinta forma el tiempo!. El silencio es fecundísimo.

6 San Ignacio nunca habla de «silencio» en los Ejercicios, sino de apartarse de «amigos y conocidos»48. El piensa en sus ejercicios persona a persona, no de grupos.

7 Moisés experimentó que su curiosidad sobre el matorral que ardiendo no se consumía, le desvelaba la sacralidad y la presencia de Dios. Ante la cual hay que descalzarse, esta montaña inhospitalaria, guarida de chacales, y de aspecto espeluznante, abriga la presencia de Dios, frente a la cual hay que caminar en puntillas, no con bota militar. Como el mundo de hoy, desfigurado con sus desequilibrios. También en él Dios da a conocer su voluntad. Moisés es enviado a la liberación socio-política del pueblo, y oye así el clamor de libertad de los israelitas.

8 ¿Cuál es la finalidad de esta preparación? Ir afinando «el «gusto» del Espíritu de Dios, de la paz interior, las zarzas ardientes, ante las cuales hay que educar la necesidad de «descalzarse»49. Tiempo propicio para desear el «viento, el fuego y la palabra» de un nuevo Pentecostés. Tiempo para familiarizarse con el lenguaje espiritual de los ejercicios, como son las mociones, consolación y desolación, agitación de diversos espíritus, oración, examen, mediaciones, contacto con la pobreza. Y muy provechoso el dar una explicación clara de la antropología ignaciana, de los tres pensamientos que supone Ignacio50. Uno es propiamente mío, el que sale de mi mera libertad y querer. Los otros dos, son dos pensamientos que

48 Ejercicios Espirituales 20.

49 Cfr. FRANCESC RIERA, Op. cit., p. 217ss.

50 Ejercicios Espirituales 32.

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Antes de entrar en los ejercicios, hay que excitar un grandísimo deseo de ellos

presionan, que se dan en mí pero sin mí, uno del buen espíritu y otro del enemigo. Luego, qué es y qué no es la entrevista. Interesa al acompañante el aquí y ahora, lo que sucede en nosotros sin nosotros. Dónde trabaja Dios y el mal espíritu. No lo que hizo la persona o lo que decidió. Ese es su propio querer. Presentar el proceso de los ejercicios como un camino. Pero como un camino bíblico, en el que el resultado no se mide por el esfuerzo propio para robar el fuego de los dioses, sino por la autorevelación de Dios.

9 Todo esto irá llevando a relajarse, situarse en paz, perder los miedos por la soledad, 30 días de retiro. La tierra de la oración no son los nervios sino el corazón. Riera propone el dar el Principio y Fundamento en esta etapa, para encontrarse en paz, relajado y a gusto con las fuentes de la propia vida en concreto: a) la Naturaleza, b) la propia Historia, c) el Mundo en que vivimos.

Mirar la naturaleza, (cielo, nubes, verde) Un poco como Ignacio en la convalescencia a través de las ventanas de la Casa-Torre, las noches estrelladas.

Y luego aun escribir la propia historia personal, como quieren algunos, la propia biografía. Y situarse en el mundo en que vivimos. En un cambio constante, según el Vaticano II en Gaudium et Spes, 1. Con la ilogicidad de un mundo globalizado, pero con el reto fortísimo de construir una nueva sociedad.

10 El P. Gagliardi, escribe que «antes de entrar en los ejercicios, hay que excitar un grandísimo deseo de ellos»51. A base de instrucción acerca de ellos. Y de procurar («según la calidad del achaque») se mueva por lo menos, a querer probarlos. Instándole a que en él se «encienda un vehemente deseo» de la disposición de la anotación 5ª, entrando con «grande ánimo y liberalidad», ofreciéndole al Señor toda su voluntad, potencias y facultades, todo su empeño.

51 Aquiles Gagliard, De la preparación a los Ejercicios Espirituales. Escrito antes de 1590: Manresa 316, vol. 80 (Julio-Septiembre 2008) 265.

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TOMAR CONCIENCIA DE LA PROPIA REALIDAD

El Candidato al llegar a los ejercicios debe ser conciente de quién es él. ¿Qué trae, cuál es su imagen de Dios? ¿A qué Dios reza? ¿Tiene El relación con su vida de todos los días? ¿Cómo lo llama en su vida ordinaria? ¿Cuál es su experiencia de oración personal? ¿Qué trae ante Dios? El Deuteronomio, 26, 1-11, nos habla de poner en una cesta las primicias de la tierra. Esta cesta es nuestro morral. En el que traemos todo nuestro «haber y poseer». Lo que traemos a los ejercicios. Abrirlo sin miedo y ver. Lo que hay allí. Tomar conciencia de mis deseos, mis temores y miedos, mis preocupaciones, heridas, todo lo que hay en mí de anhelos, de sueños y de esperanzas. Inclusive de sospecha; porque con Ignacio presiento que hay cosas que pueden ser de otra manera. Esta pasta mía limitadísima, puede cambiar si es comprendida, amada, abrazada, perdonada y salvada por la misericordia de Dios. El desierto florecerá.

Mirando la realidad, el deseo profundo, hacerse dos preguntas: ¿Qué busco?52 ¿Qué quieres que haga por ti? Y luego dejar a Dios que se comunique con la criatura, como trae la anotación 15.

Tim Guillen pone siete deseos para un retiro:53

 Que El me baje las cosas de la cabeza al corazón y me cambie la vida

 Que el Señor me ordene la vida y salga del «yo».

 Que el Señor me abrace y cure mis heridas.

 Dejarme evangelizar mis sótanos, lugar de vergüenzas hondas donde no ha llegado la confianza.

 ¿Qué quieres que haga hoy, Señor?

 Volver a fiarme de Él después de haber fracasado solo

 Aprender a mirar el mundo con su mirada.

52 Jn 1, 38 y Mt 10, 51.

53 Citado por Teresa de Jesús Plaza, en «Disponerse» para hacer los Ejercicios: Manresa 316, vol. 80 (Julio-Septiembre 2008) p.236.

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A MANERA DE SINTESIS DEL RECORRIDO

Nuestro recorrido por los términos que nos llevan a la preparación de los ejercicios: «disposición, disponibilidad, disponer» y vienen desde San Ignacio, y algunas indicaciones para esa preparación, podría recapitular el que y el cómo ya visto de los Ejercicios; ellos proponen una actividad orante, con el fin de «quitar de sí todas las afecciones desordenadas, y después de quitadas, buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida»54. En definitiva, «ordenar la vida», que es orientar el amor y la libertad hacia el Señor, para cumplir su voluntad. No se trata de optar por uno u otro camino, sino de santificar la totalidad de nuestra vida. Tal es la plena voluntad de Dios. Que se realiza perfectamente solo en Jesucristo. De ahí la centralidad de su figura en los Ejercicios. Una Cristología que se nos va desvelando y entregando en su palabra, su estilo de vida, su mentalidad, sus valores, su misterio pascual de muerte y resurrección. En el clima contemplativo del misterio de Cristo se irá produciendo en nosotros una transformación: la de nosotros en El.

Por eso, dada la trascendencia de esta experiencia espiritual:

♦ De todas maneras, procurar una preparación del candidato para los ejercicios. Es necesario «disponer» a la persona para esa experiencia importante en su vida. Es un largo camino por recorrer.

♦ Por eso los motivos adecuados para hacerlos son importantes: algo integrativo del proyecto de formación, la ordenación sacerdotal, jubileos de vida religiosa o entrada a la jubilación. O destinos que representan responsabilidades especiales. Tenerlos siempre como momentos de cambio de vida.

♦ La decisión de hacer los ejercicios completos, tiene que ser personal y asumida libremente. Sea cual sea el motivo para hacerlos, si no se asumen así, no se harán los ejercicios, ¡se padecerán!.

♦ Fomentar máxima disponibilidad. Evitando fantasías y ansiedades. 54 Ejercicios Espirituales 1.

Ignacianos 64 (enero-abril 2012) 4-26

Una experiencia espiritual urgida de preparación

♦ Los ejercicios han de poder hacerse «descansadamente». Sin agotamientos y fatigas. Relajarse. La tierra de la oración es el corazón, no los nervios. Aquí entra el «tener subiecto» de que habla San Ignacio. Capacidad.

♦ Preparación que nos de paz, y aquiete el espíritu. Sin tensiones ni distracciones por el trabajo que se tiene. Un punto que hay que dejar bien arreglado es éste. Para quitar después toda preocupación por las ocupaciones dejadas a medio hacer. Para eso están pensados los ejercicios en la vida corriente. Para quienes no pueden liberarse de sus obligaciones ordinarias, pero quieren hacer ejercicios.

♦ Los Ejercicios no son para oír conferencias sobre la vida religiosa u otros temas. Ni un tiempo para leer o para ponerse al día en biblia, espiritualidad o teología. Tampoco para discusiones sobre opiniones y corrientes teológicas. Dejarse impactar e interpelar solo por la Palabra de Dios para buscar y hallar la voluntad de Dios en la propia vida. No esperar tampoco indoctrinación magistral. Sino «sentir y gustar» la presencia del Maestro interior, el Espíritu Santo55.

♦ Requieren un estado de ánimo equilibrado. No son para momentos de depresión. De inestabilidad psicológica. No remplazan ni al psicólogo ni al psiquiatra.

♦ Para los ejercicios completos se requiere capacidad para la oración prolongada. Quien tiene dificultad en esto, no es apto para 3, 4 o 5 horas de meditación. Lo mismo se diga del que es incapaz de soledad, silencio, desierto.

♦ Así mismo, aceptación de los ejercicios ignacianos. Esa es la propuesta ofrecida. Un camino espiritual muy preciso, con su método y sus instrumentos concretos que comportan sus exigencias. De entrada dar un voto de confianza a esto56. Si no, dejarlo. Los Directorios de ejercicios son explícitos al respecto: «Es de advertir

55 Ibíd., 2.

56 Cfr. Ejercicios Espirituales 22.

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que si alguno (…) quisiera proceder por su juicio, no conviene proseguir en darle los ejercicios»57.

♦ Una figura decisiva en los ejercicios y típicamente ignaciana como vimos, es el Director. Un verdadero «mistagogo», o sea, «acompañante» que pisa la «tierra sagrada» del ejercitante. Su oficio no es conocer casi curiosamente la vida e historia del que los hace, sino lo que le sucede al hacer los ejercicios. No es confesor. Es acompañante. Con el que el ejercitante debe entablar un diálogo de mutua confianza y no de generalidades o sobre otras personas, como si fueran las causantes de sus problemas y bloqueos interiores. Es su vida aquí y ahora. Trabajo conjunto de discernimiento, buscando ambos, el que los da y el que los hace, luz sobre la vida del ejercitante.

♦ Estos son algunos requerimientos básicos para los ejercicios de mes. Que el candidato debe tener muy presentes y lo mismo el Director. Las adaptaciones o los ejercicios en la vida corriente, contemplarían otros ritmos que habría que tratar con el Director. Ritmos de tiempo y de temática.

Este elenco de cosas tendientes a la preparación del candidato, están muy lejos de hacernos asomar a un horizonte dificultoso o elitista. Solo para pocos. Intenta claramente despejar el camino para evitar después sobre la marcha, malos entendidos, bloqueos intempestivos o falsas expectativas. Así, tanto el que los da como el que los hace, sometidos al soplo del Espíritu, en viaje por alta mar, podrán llevar luego a buen puerto la aventura de esta Utopía cristiana de Ignacio de Loyola, que es el Reino de Dios.

57 MIQUEL L OP, Los Directorios de ejercicios 1540-1599, (Manresa 23), Bilbao, España 2000, D. 3 n. 12, p. 27.

Apuntes Ignacianos 64 (enero-abril 2012) 4-26 Fernanado Londoño Bernal, S.J.

¿Qué hace posible Ejercitarse Espiritualmente?

¿Qué hace posible Ejercitarse Espiritualmente?

UJorge Julio Mejía M., S

Jorge Julio Mejía M., S

Jorge Julio Mejía M., S

Jorge Julio Mejía M., S Julio Mejía

n cuerpo saludable le debe mucho al ejercicio realizado con gusto, constancia y de manera sabia. Gracias a él su circulación y su corazón se encuentran sanos, su agilidad y su resistencia a los esfuerzos son admirables. El ejercicio corporal capacita para superar retos que se presentan en la vida cotidiana y que exigen esfuerzos mayores al movimiento de caminar, estar sentado, descansar y dormir.

Es curioso que tantas personas tengan serios problemas de salud simplemente porque no hacen ejercicio, a pesar de que hayan recibido muchas recomendaciones. La motivación nunca tuvo la fuerza como para que procedieran a hacer esas series que tejen una adecuada manera de fortalecer, de prevenir, de sanar muchas dolencias. Sobre todo que permiten el desarrollo armonioso del cuerpo con el que han venido al mundo para vivir, relacionarse, asumir responsabilidades y amar.

* Licenciado en filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Maestría en Teología y en Pastoral Catequética en el Instituto Católico de París, Francia. Actualmente soy el Rector del Centro Interprovincial de Formación San Francisco Javier en Bogotá. Este Centro es de la CPAL (Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe).

Apuntes Ignacianos 64 (enero-abril 2012) 27-32

Ignacio de Loyola, en su libro de los Ejercicios Espirituales, tiene un buen listado de ejercicios. Quizás toma el término de su entrenamiento militar. Allí si que fueron extremos los esfuerzos encaminados a prepararlo para los difíciles momentos de los combates. Pero su entrenamiento tiene una nueva perspectiva. Ha decidido seguir al «Rey Eternal». Y la empresa necesita un profundo entrenamiento del espíritu. Como todo entrenamiento, para emprender caminos llenos de retos, requiere una disciplina cotidiana para ejercitarse y fortalecerse ante toda suerte de dificultades y arduas tareas en el cumplimiento de la Misión.

Los Ejercicios Espirituales, ya sean de treinta días o en tiempos más cortos, tienen un sentido fundamental: «entrenarse» (ejercitarse) para vivir de una manera verdadera la vida. Se puede expresar mejor así: vivir la vida tal y como es. Esto sólo es posible si vivimos estrechamente unidos con Dios y como consecuencia ordenamos la vida.

Si despertamos la conciencia de nuestra vida interior hallaremos en lo más profundo de nuestro ser una permanente inquietud, ansia, necesidad, sed de Dios como «fundamento» y fuente del vivir pleno. Esta necesidad y motivación como condición inicial fundamental, dispone para entrar en la experiencia de los Ejercicios. De aquí que San Ignacio pide al que desea hacer la experiencia:

Entrar en ellos (los ejercicios) con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su santísima voluntad1.

Interioridad. Una dimensión en la que germina, crece y da frutos el ser humano. La interioridad es una realidad vital, dinámica. Cuando profundizamos en ella descubrimos la fuente de vida descrita por Jesús: el tronco del árbol del cual brotamos y gracias a la íntima unión con él producimos frutos:

1 Ejercicios Espirituales 5.

Apuntes Ignacianos 64 (enero-abril 2012) 27-32

¿Qué hace posible Ejercitarse Espiritualmente?

Yo soy la vid ustedes los sarmientos; el que permanece en mi y yo en él da fruto abundante, porque sin mi no pueden hacer nada2

A esta intimidad se refirió San Agustín: «Dios es más íntimo que lo más íntimo de mi mismo»3 y San Ignacio lo expresó en su libro de los Ejercicios en la Contemplación para Alcanzar Amor:

Mirar cómo Dios habita en las criaturas, en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender; y así en mi dándome ser, animando, sensando, y haciéndome entender; así mismo haciendo templo de mi seyendo criado a la similitud e imagen de su divina majestad4

La unión con Dios es la condición de una vida plena:

Los medios que juntan el instrumento con Dios y le disponen para que se rija bien de su divina mano son más eficaces que los que le disponen para con los hombres5.

Por lo tanto, una primera disposición para hacer los Ejercicios es tener claro que no se tratará de un ejercicio mental, no serán unas sesiones de información y de lecturas sobre Dios, la vida de Jesús, la oración, sino un viaje al interior, sin salir de casa, en el que el guía fundamental será el corazón limpio que ve lo invisible de la presencia y acción transformadora de Dios en mi y en todo6. Esto supone una iniciación en el descubrimiento y el desarrollo del órgano interno que percibe lo que no se ve, para poder entrar en contacto con la dinámica divina creadora y recreadora que está activamente presente en todo lo creado y de manera particular en el interior de cada ser humano. Es la condición que hará posible que los ejercicios sean realmente una experiencia de Dios en el proceso de «contemplar», en los diversos pasajes de la vida de Jesús, el

2 Jn 15, 4-6.

3 SAN AGUSTÍN, Confesiones, Libro III Capítulo VI, Altaya. Grandes obras del Pensamiento, España 1990, 77.

4 Ejercicios Espirituales 235.

5 Constituciones 813.

6 Cfr. Mt 5, 8.

Apuntes Ignacianos 64 (enero-abril 2012) 27-32

espíritu de todas esas letras, ese espíritu que da vida7. Esta habilidad para contemplar se desarrolla a través del silencio y de cultivar los sentidos interiores, lo que permite ir más allá de lo que se percibe en un primer contacto con las realidades en las que vivimos inmersos. Esta habilidad es indispensable para la aplicación de sentidos, ejercicio importante para la contemplación de la vida de Jesús.

La aplicación de

sentidos concierne a

las

condiciones en

Explico un poco más. La aplicación de sentidos concierne a las condiciones en las que la dimensión trascendente de la escena puede irse revelando. Se trata de permitir que una cualidad suprasensible pueda intervenir, gracias a su actividad. Para esto se debe retirar su función primaria. A cada uno de los sentidos le corresponde una cualidad: el sonido, el olor, el gusto, el contacto, el color, la imagen: estos son los datos que aparecen inmediatamente. Pero todos los sentidos están ligados a una cualidad suprasensible. Cuando los sentidos aparecen en el ejercicio de la contemplación, conducen a un nuevo sentido global. La cualidad de eso suprasensible que se transparenta a través de todos los sentidos, posee un carácter espiritual que permite percibir un supranatural. Pongamos un ejemplo: puedo escuchar el murmullo del agua en un riachuelo. Ese sonido llena mis oídos, llena mi espíritu de una cierta cualidad auditiva. Pero si yo me sumerjo cada vez más profundamente en ese murmullo, si penetro a través de lo que oigo en lo que ese sonido recubre, puede ser que yo escuche una cualidad de un carácter particular, la cualidad de un inaudible asociado a lo audible. Lo que escucho puede alcanzar otra dimensión en la que quien escucha deja de cierta manera atrás lo escuchado espacial. Puedo entrar a una dimensión diferente. A través del olfato podemos captar el olor de atmósferas, a veces indefinibles, pero que son claramente perceptibles y que actúan sobre nuestro humor. A través de olores materiales podemos llegar a una atención meditativa que nos permite sobrepasarlos. Así podemos llegar a través del olor real a un aura y una atmósfera ligados a un

7 Cfr. 2 Cor 3, 6.

las que la dimensión trascendente de la escena puede irse revelando

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¿Qué hace posible Ejercitarse Espiritualmente?

lugar, a un objeto e incluso a una persona. Si en la contemplación aplicamos los sentidos, no es para entrar en contacto simple y llanamente con la realidad material de las escenas, sino para ir más allá a una realidad sutil, supra-objetiva que la trasciende, que anuncia una vida más amplia8. Seguramente a esto se refería Maestro Eckhart cuando dijo: «Quien tiene a Dios en la lengua encuentra en todas las cosas el sabor de Dios»9.

Estas habilidades son esenciales y es muy importante descubrirlas y desarrollarlas antes de la experiencia de los Ejercicios. Para ello son indispensables el silencio y la quietud. Pero, además, retirarse de la actividad cotidiana. Es el sentido que ha tenido en la tradición espiritual el desierto.

Hubo casos decisivos en la historia de la salvación del hombre en los que la preparación purificadora se dio por medio de una estadía prolongada en el desierto, donde se desprendía de lo accesorio y se manifestaba lo esencial. Allí les era dado el encuentro con Dios y la experiencia de la propia identidad, que son inseparables. El desierto es un lugar de encuentro con Dios y con uno mismo. Los ejercicios son una experiencia de desierto guiada y limitada10.

Otra disposición importante para prepararse a hacer los ejercicios es la voluntad de buscar la libertad interior. Ésta es indispensable para estar abierto a lo que el Señor pueda pedir en el momento en que tengamos claro que la vida debe ser guiada por Dios y no conducida por nuestras pasiones. Ordenada. Por ello hay que tener la perspectiva de que «es menester hacernos indiferentes a todas cosas criadas… solamente deseando y eligiendo lo que más conduce para el fin que somos criados»11.

Vivo deseo de Dios, limpieza de corazón para ver a Dios, iniciación a la contemplación, silencio, desierto, indiferencia. Son las actitudes claves para lograr entrar en el viaje interior que va identificando la manera como Dios está presente y actúa en la vida, dejándolo a Él ser el principio

8 Cfr. Jorge Julio Mejía, S.J. ¿Qué puede aportar el Zen a la experiencia de los Ejercicios Espirituales gnacianos?, en Apuntes Ignacianos, Nº34, Colombia 2002, 91-92

9 Cfr. ÉMILE DURKHEIM, Méditer, pour quoi et comment, Paris 1976, 149-157.

10 FRANCISCO JÁLICS, S.J., Ejercicios de Contemplación, San Pablo 1995, 27.

11 Ejercicios Espirituales 23, España 1987, 57

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vital de la existencia y teniendo claridad para trabajar la transparencia a su ser y actuar que somos nosotros: «alumbre su luz a los hombres; que vean el bien que hacen y glorifiquen al Padre que está en el cielo»12.

La iniciación cristiana debe ir creando poco a poco hábitos que son descritos por San Ignacio como indispensable, para hacer contacto, unirse, ponerse en las manos del Dios íntimo, integrando todo nuestro ser, cuerpo, vida psíquica y dimensión espiritual, en la experiencia de vivir siendo transformados por la acción profunda de Dios. Pudiendo tener en todo la mirada interna del corazón que torna la vida cotidiana en un ejercicio de transformación continua, que libera el corazón y la voluntad para en «todo amar y servir»13 al Señor en los demás.

Los Ejercicios afectan profundamente la visión de la existencia desde la perspectiva en la que Jesús la transformó: visión de Dios, de nosotros mismos y de nuestra misión en el mundo. Afectan radicalmente nuestra manera de decidir cuando nos dispone a discernir todos los movimientos interiores para identificar al Señor activo, manifestado por luces y mociones, y nos damos cuenta de cuánto influye e interfiere en nuestra vida el «propio amor querer e interés»14, principal causante del desorden que nos lleva a los placeres sustitutos causantes del vacío y el sin sentido, que pretenden suplantar esa búsqueda interior que con nada se puede satisfacer sino con Dios mismo. Es nuestra condición humana: «nos hiciste Señor para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti»15.

12 Mt 5, 16.

13 Ejercicios Espirituales 363.

14 Ibíd., 189.

15 SAN AGUSTIN, Confesiones, (BAC, Minor 70 ) Madrid 1986, 23.

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La preparación para los Ejercicios Espirituales

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INTRODUCCIÓN

En este artículo quiero aportar mi experiencia en la preparación para los ejercicios en tres modalidades: los completos (de un mes); los acortados (8 ó 9 días) y en la vida ordinaria (de 6 meses en adelante).

Hace tiempo publiqué un pequeño libro con muchos elementos para la experiencia de ocho días de ejercicios y se llama: Preparar el corazón1. En este texto presentaré lo más fundamental para una buena preparación de los ejercitantes.

De entrada quiero decir que «hacer» los Ejercicios no es realizar una experiencia pasajera, sino iniciarse en un estilo de vida: apropiarse de la propia afectividad y ordenarla para cumplir la voluntad de Dios; ejercitar

* Magister en Desarrollo Humano de la Universidad Iberoamericana de Santa Fé, México. Licenciado en Filosofía del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias de México. Licenciado en Teología del Instituto Teológico de la Compañía de Jesús de México. Estudios de Espiritualidad y Psicología en la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid. Acompaña Ejercicios.

1 La edición en español está editada en Buena Prensa, México. La edición portuguesa está editada por Ediciones Loyola, Brasil.

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y apropiarse de un método para distinguir, en la interioridad, la acción de Dios de la del mal espíritu (el discernimiento de espíritus); en suma, es ponerse en un proceso permanente de conversión a Dios, que se traduce en ser persona para los demás.

LO QUE FAVORECE UNA BUENA EXPERIENCIA DE EJERCICIOS

Señalo ahora algunos elementos que ayudan para que la persona tenga una buena experiencia de ejercicios.

• Que inicie descansada los Ejercicios Espirituales.

• Una decisión libre y personal de hacer los Ejercicios Espitrituales. Especialmente si es religioso/a o sacerdote diocesano.

• Apertura y disposición para la experiencia.

• Experiencia de la injusticia social.

• Un mínimo de madurez en la fe:

 Experiencia básica de dialogar con Dios: escuchar y hablar.

 Deseos de compromiso cristiano y de tener una fe operativa.

 Apertura a la experiencia de Dios en la historia y en mi interioridad.

• Un mínimo de madurez psicológica:

 Tener conciencia de que las decisiones personales tienen consecuencias importantes para la vida.

 No rechazar la experiencia del silencio interior y exterior.

 Tener un manejo básico de los sentimientos: aceptar y no reprimir.

• Escribir su autobiografía. Se trata de descubrir, como lo hizo el pueblo de Israel, los caminos por los cuales Dios ha conducido a la persona en la vida. Conocer, en los principales acontecimientos de mi vida, la acción de Dios y sus invitaciones, incluso en los fracasos, en los errores, en las crisis, además de los logros y triunfos.

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LOS MODOS DE LA PREPARACIÓN

1. Manera grupal

Si es posible, se programan 4 ó 5 sesiones con las personas que harán la experiencia y se desarrollan los contenidos de la preparación que se presentan más abajo. En cada sesión se pregunta por las dificultades que se tengan al practicar la oración en este tiempo de preparación.

2. Manera individual

Lo deseable es tener una entrevista con la persona que hará la experiencia para un mayor conocimiento. Si no es posible, se le puede pedir que consiga el material necesario. Con la ventaja del correo electrónico también el acompañante puede enviar textos y materiales que ayuden. Los distintos centros de espiritualidad ignaciana han producido infinidad de manuales y textos para ello.

LOS CONTENIDOS DE LA PREPARACIÓN

1. El autoconocimiento: fortalezas y debilidades

En la psicología existen muy diversas herramientas para que la persona tenga un mayor conocimiento de sí misma. Mientras más se conozca, más responsable será y más capaz de colaborar con la acción de Dios en ella.

A algunas personas les ha ayudado el Eneagrama, que presenta nueve tipos de personalidad con sus características. Por mencionar algunos tipos: perfeccionista, pacifista, institucional, etc.

Por mi experiencia veo que lo más difícil de lograr es la aceptación de los aspectos «negativos», debilidades y otros que afean la imagen personal. La persona tiende a ver sólo su parte luminosa, bella, etc., y a negar y esconder su parte oscura, fea y reprobable. Avanzar en este conocimiento ayuda para la experiencia con Dios.

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2. La oración

En primer lugar, ayuda mucho que la persona que hará los ejercicios haga una revisión de las imágenes que tiene de Dios. Más en concreto, ¿cómo es ese Dios con el cual tiene una relación interpersonal? ¿Es el Creador, es Juez, es el Liberador, el que lo puede todo...?, ¿qué tan abierto está para conocer otras imágenes de Dios? Esta apertura a un Dios «mayor» que nuestras ideas y prácticas religiosas es sumamente importante, no sólo para los EE, sino también para la vida cristiana.

En segundo lugar, se puede explicar qué es orar, cuáles son las actitudes necesarias, las ayudas prácticas (la respiración, la postura física, el lugar, etc.) y las dificultades que son más frecuentes en ella.

En tercer lugar, se trata de presentar y explicar los distintos modos de orar que sugiere San Ignacio en los ejercicios: la meditación, la contemplación, la aplicación de sentidos, el coloquio, etc. Además, ayuda que en la preparación se empiece ya a practicarlos.

Finalmente, describir lo que es el examen de la oración, cuya finalidad es tomar conciencia de los movimientos en el corazón y separarlos. Como un modo concreto: 1. ¿Cuáles fueron los sentimientos más constantes en el rato de oración? 2. ¿A dónde me movían o intentaban llevar esos sentimientos? 3. Si aparecieron algunos deseos positivos en la oración.

3. El manejo de la Biblia

Ayuda exponer una visión de conjunto de la Biblia como la biblioteca donde se encuentra la relación de amor de Dios con su pueblo y con cada persona. Explicar con sencillez, los géneros literarios, la inerrancia y la manera práctica de encontrar las citas bíblicas (capítulos, versículos, etc.). Sugiero el libro de E. Charpentier que se llama «Para leer el Antiguo Testamento», editorial Verbo Divino.

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4. La básico de la espiritualidad ignaciana; de San Ignacio, y qué son los ejercicios

Ayudará presentar las líneas maestras de la espiritualidad ignaciana, por ejemplo, el descubrir la voluntad de Dios a través de la afectividad, lo cual implica el examen y el discernimiento; la dimensión misionera y comunitaria de esta espiritualidad; la capacidad para descubrir la acción de Dios en el mundo y en la historia; la importancia de la gratuidad en la vida del creyente, etc.

Hacer una presentación breve de la vida de Ignacio, del proceso que atravesó y aclarar que no se convirtió de una vez para siempre, sino que su conversión tuvo varias etapas.

Finalmente, presentar qué son los Ejercicios, para qué sirven y qué no son. Quitar falsas expectativas.

5. Algo básico de teología especialmente de cristología

Dado que la segunda semana de ejercicios es central, ayuda dar elementos actualizados de Cristología. Recomiendo especialmente (Pagola advierte que en su libro no intenta hacer cristología) a José Antonio Pagola y a José María Castillo. Ambos ayudan a comprender al Cristo pobre y humillado que presenta San Ignacio especialmente en las Dos banderas.

6. Algo de análisis de la realidad social

¿Por qué un espacio dedicado al análisis de la realidad en la preparación para Ejercicios Espirituales? La acción del Espíritu ocurre en la historia concreta, en el tiempo concreto, y el cristiano necesita vivir su espiritualidad con relación a su tiempo y sus condiciones de vida. El Concilio Vaticano II en la Gaudium et Spes no 4 nos invita a «escrutar los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio», es decir, a entender e interpretar cómo Dios nos habla a través de los acontecimientos de la realidad. Hay una palabra de Dios en la vida. Si nos desconectamos de la historia tendremos una espiritualidad «evaporada» o celestial. El cristiano necesita conocer el mundo en el que vive y en el que hace los Ejercicios.

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LA PERSONA QUE QUIEREN

FORMAR LOS EJERCICIOS

Para cerrar este artículo, señalo los rasgos principales de la persona que quieren formar los Ejercicios Espirituales, y así tener, por un lado, la meta y, por otro, una ayuda para la preparación a Ejercicios Espirituales.

1. Una Persona con «sentido de Dios» Es decir: una persona para quien Dios es muy importante, es su absoluto. Quien ha experimentado el amor del Señor, consciente de que Dios la invita a trabajar «bajo su bandera» para recrear nuestro mundo y formar una humanidad nueva que se caracterice por la solidaridad y la fraternidad. Y el modelo que tiene el hombre para esa tarea, es Jesucristo.

2. Una persona consciente de su pecado y del pecado del mundo, pero que se sabe perdonada y que ha tomado definitivamente partido contra el pecado. Sin embargo, es consciente de su debilidad.

3. Una persona que ha aceptado el llamado personal de Cristo y ha optado por seguirlo en serio: viviendo en pobreza y aceptando la conflictividad de este seguimiento.

4. Una persona que conoce internamente a Jesucristo: ha llegado a una amistad muy honda con Él, y ha asimilado su «estilo». Tener los mismos sentimientos de Cristo2.

5. Una Persona que sabe discernir: que conoce la diferencia entre los criterios del «mundo» y los de Cristo y que toma sus decisiones buscando siempre dar el más para el Reino, lo más urgente y lo más universal.

6. Una persona que relativiza todos los medios, usándolos tanto cuanto sirvan para la construcción del Reino, y que para ello trata

2 Ef. 5, 1-2; y Flp 2, 2-8.

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La preparación para los Ejercicios Espirituales

siempre de mantenerse en una actitud liberadora de desapego a todo lo que no lo conduce a vivir cumpliendo la voluntad del Padre. Y sabe que la tarea del Reino también es un don de Dios.

7. Una persona que no desprecia la condición humana, porque sabe que Dios trabaja en ella. Además, integra el amor a Dios, a los demás y a sí mismo.

8. Una persona que descubre, en su propio trabajo, a Dios. Es decir, que se incorpora a la acción que Dios está realizando actualmente en el mundo: es «contemplativo en la acción», según San Ignacio.

9. Una persona para quien el mundo no es un obstáculo ni algo de lo que hay que huir, sino que comprende que la cita con Dios es en este mundo y se sumerge en el mundo sin hacerse de él.

10. Una persona que sabe que sola no podrá vivir estos ideales y, que por eso, busca vivir y sentir con la Iglesia, concretizada en primer término en una comunidad, célula de la gran comunidad a la que trata de transformar. Un amor madurado con el paso del conflicto y la gracia de Dios.

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Zulma Castañeda Collazos

Relato de una experiencia de laicos

Zulma Castañeda Collazos

Zulma Castañeda Collazos

Zulma Castañeda Collazos

Zulma Castañeda Collazos

Cuando pienso en la preparación que requiere una persona para hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, inevitablemente vienen a mi mente tres realidades:

•Mi propia preparación para hacer los Ejercicios Espirituales (EE);

•La preparación de las casi 600 personas a quienes hemos dado EE en el apostolado de la CVX Caná;

•La preparación de Iñigo de Loyola para sus EE.

Voy a escribir este sencillo artículo desde estas tres realidades. Ante la duda que me surge de por cuál de ellas comenzar, creo que la voy a resolver por una simple lógica temporal: comenzaré por el principio. En el principio todo era oscuridad y el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Sí, éste es el principio de todo... ¿por qué no podría ser también el principio de este artículo?

* Psicóloga de la Universidad Católica en Bogotá. Estudios de Psicología clínica de enfoque cognitivo en la Universidad del Norte en Barranquilla. Acompañante de Ejercicios Espirituales Personalizados de San Ignacio. Presidenta del Consejo Ejecutivo Nacional de CVX Colombia. Actualmente me desempeño como consultora organizacional en procesos de Gestión Humana. Miembro de la CVX Caná.

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Relato de una experiencia de laicos

El texto del Génesis dice que: «el Espíritu del Señor se movía sobre las aguas»1 . Ignacio dice «... poco a poco llegando a conocer la diversidad de espíritus que me agitaban...»2 . Los EE de San Ignacio, al igual que la vida misma, se originan en el Espíritu; es el Espíritu de Dios el protagonista y autor de esta experiencia. El Espíritu que siempre ha estado ahí, moviéndose, pero en cuyos efectos «no nos fijamos». Movimientos de los cuales no nos hemos percatado hasta que hacemos silencio y escuchamos...

MI PROPIA PREPARACIÓN PARA LOS EE

«Hasta mis 26 años de edad (año en el cual comencé a trabajar en el colegio San Pedro Claver, de la Compañía de Jesús, en Bucaramanga), yo era una mujer dada a las vanidades del mundo y principalmente me deleitaba en el ejercicio profesional de la psicología, con un deseo grande y vano de ganar honra...». Mi autobiografía bien podría comenzar como comienza Ignacio la suya..., quisiera Dios concederme la gracia de continuarla y terminarla igual que él, con una vida completamente orientada hacia Su mayor gloria, servicio y alabanza.

Los EE de San Ignacio, al igual que la vida misma, se originan en el Espíritu; es el

Espíritu de Dios el protagonista y autor de esta experiencia

Pero sí, mi experiencia de Dios, como la de tantos hombres y mujeres de mi tiempo, se limitaba a unas «buenas prácticas» rigurosamente enseñadas por una tradicional familia católica de la época. Con una adecuada formación religiosa iniciada en casa y complementada por las Hermanas de la Presentación en los últimos años de mi bachillerato (hicieron lo que se puede hacer cuando se recibe una adolescente de 14 años), me convertí en una profesional muy segura, que se empeñaba en hacer las cosas muy bien, no para la gloria de Dios, sino, como ya está dicho, para su propia honra. Era entonces una ‘buena’ profesional, una ‘buena’ esposa, una ‘buena’ madre, una ‘buena’ ciudadana... ¿una buena cristiana?...

1 Gen 1, 2.

2 Autobiografía 8.

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Cuando comencé a escuchar sobre los EE de San Ignacio, inicialmente su mayor atractivo para mí era el de vivir esa «experiencia extraña» que tanto apreciaban algunos y tanto temían otros de mis compañeros. Una experiencia que aún gozaba de muy pocos seguidores entre los laicos que colaborábamos con las obras de la Compañía de Jesús, y que a muchos entusiasmaba, quizás porque estaba «bien visto» por los jefes (los padres jesuitas) hacerla.

En 1997, cuando asistí por primera vez a los EE, conté con la experiencia previa de mi esposo, quien apenas regresó de sus 9 días, un año atrás, me contó lo grande y maravillosa que había resultado para él, lo mucho que había descubierto, y cómo había revisado y redimensionado su vida..., nuestra vida. Esta fue quizás mi mayor motivación..., y de paso, mi mayor preparación; el deseo de que ocurriera en mi vida algo como lo que había ocurrido en la de él; el deseo de que pasara algo que me hiciera ver la vida con ojos nuevos, reconciliarme, redescubrirme, y redescubrir a Dios en mi vida. Algo que me ayudara a comprender tantas cosas que hasta entonces no comprendía acerca de Dios, de la vida, de mi vida... Algo que me ayudara a encontrar «gusto» por Sus cosas...

Esta fue mi primera preparación para los EE, y el corazón entonces comenzó a «disponerse», a prepararse, a desear que algo pasara..., a desear el encuentro, a desear ser capaz de cumplir con las condiciones que se requerían (que no eran pocas, ni sencillas). Comencé a experimentar un poco de ese grande ánimo y liberalidad del que habla Ignacio en la anotación 5. Eso que no estaba presente cuando unos años atrás había contemplado la posibilidad de hacer la experiencia, y que de alguna manera aún no era muy fuerte, pero ya comenzaba a asomar... Ese grande ánimo y liberalidad que aún no sabía, como lo sé hoy, que soy acompañante de EE de san Ignacio, lo que significaba, y que, de saberlo, probablemente no hubiese querido experimentar nunca. Y es que pretender que el que se prepara para la experiencia de los EE se disponga para entrar en ellos «con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene se sirva conforme a su santísima voluntad», quizás es demasiado pedir... Pero decirle que su vida, ahora un tanto vacía y sin sentido (y en muchos de los casos que hemos invitado a EE triste, dolorosa, angustiosa y por supuesto sin ale-

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Relato de una experiencia de laicos gría), puede encontrar razones y sabores nuevos y verdaderos, se convierte en un muy eficaz «activador del deseo».

Luego de esta preparación, fue necesaria una más formal, que en ese entonces nos hacía alguien que ya había tenido la experiencia. Esta preparación consistía básicamente en hacer crecer nuestro deseo, presentándonos nuevos testimonios de personas que habían vivido la experiencia, y algunas pistas de lo que podríamos llegar a vivir quienes asistiríamos. Nos daba claridad sobre lo que era y lo que no era. Hacía énfasis en la necesidad de guardar silencio durante todo el tiempo que dura el «retiro» y otros requisitos, y nos enseñaba unas primeras pautas del arte de orar según el maestro Ignacio. Esta preparación se hacía durante 3 reuniones previas a la experiencia. De esta manera poco a poco iba aumentando en nuestras mentes y corazones la expectativa, pero ¿sí estábamos o no preparados?

LA PREPARACIÓN DE LOS CASI 600

Hoy, 15 años después de aquella primera experiencia de EE y 9 años de haber comenzado a darlos, creo que una buena manera de preparar a las personas para los EE de San Ignacio consiste en darles motivos, ayudarles a ver cuánta necesidad tienen de una vida diferente, ayudarles a ser conscientes del vacío, del sinsabor, de lo superficial que puede estar siendo su existencia. Creo que es una buena manera de prepararse y preparar a las personas para los EE, y es así como hemos preparado a las casi 600 que han hecho EE con la CVX Caná, en Bucaramanga.

¿La estrategia, o método para la preparación? Se podría describir con una palabra: «Contagiar», contagiar unos (los que los hacen) a otros (los que los harán), de ese deseo de cambio, de esa necesidad de que «algo pase», de esa posibilidad de que las cosas cambien, de esa esperanza de que la vida tenga otro sabor. Y quizás por esto la estrategia de mercadeo de los EE en Bucaramanga es «uno a uno», es «voz a voz», tan usado en los modernos sistemas de mercadeo en red. Diría que invitamos y preparamos al mismo tiempo. Al invitar, se va preparando. De esto se concluye que una experiencia de EE bien hecha, que deje los frutos que debe dejar en la persona, se convierte en testimonio y motivador para que otros

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quieran hacerla; pero de la misma manera, una experiencia de EE donde «no pasa nada», o donde lo que ocurre desvirtúa los EE, se convierte en un desmotivador de nuevos «candidatos».

Formalmente hablando, al inicio de la experiencia en Bucaramanga retomamos la manera de preparar que sabíamos se empleaba en experiencias similares, como la del P. Julio Jiménez, de la cual habíamos sido beneficiarios; es decir, programábamos tres reuniones preparatorias con el propósito de seguir en cada una de ellas el protocolo que diseñamos para tal fin: «preparar el sujeto», o por lo menos, «conocer» a las personas que querían asistir a la experiencia y que ellas «conocieran» la propuesta y pudieran ponderar su capacidad para asumir las condiciones que ella impone. Mientras tanto, nosotros los «conocíamos» y «ponderábamos» otro tanto, las condiciones con que contaban los candidatos para hacerlos. Debo decir que no recuerdo haber dicho NO a ninguna persona, porque consideráramos que no tenía «sujeto». Más bien varios de ellos, después de esta primera reunión, decidieron no hacer la experiencia, o por lo menos, no en ese momento. Quizás la presentación de las condiciones y características de los EEP, se convierten por sí misma en filtro para no dejar pasar a la siguiente etapa a quienes de alguna manera no están preparados para vivirla.

Una experiencia de EE donde «no pasa nada», o donde lo que ocurre desvirtúa los EE, se convierte en un desmotivador de nuevos «candidatos»

Por otra parte, mientras escribo estas líneas, no he podido dejar de preguntarme ¿Qué es exactamente «estar preparado» para hacer los EE? ¿Que es «tener sujeto»? San Ignacio ofrece en la anotación 18 la respuesta a esta pregunta; sin embargo, una parte de esta anotación podría dejar hoy un espacio a la especulación. Y es que no eran lo mismo las letras y el ingenio del siglo XVI, que las letras e ingenio del siglo XXI. O querer instruirse en ese tiempo que ahora. En fin, dice Ignacio:

Según la disposición de las personas que quieren tomar exercicios spirituales, es a saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se

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Relato de una experiencia de laicos

han de aplicar los tales exercicios; porque no se den a quien es rudo, o de poca complisión, cosas que no pueda descansadamente llevar y aprovecharse con ellas. Assimismo, según que se quisieren disponer, se debe de dar a cada uno, porque más se pueda ayudar y aprovechar. Por tanto, al que se quiere ayudar para se instruir y para llegar hasta cierto grado de contentar a su ánima, se puede dar el examen particular [2431], y después el examen general, [32-43]; juntamente por media hora a la mañana el modo de orar sobre los mandamientos, peccados mortales, etc., [238 ss], comendándole también la confessión de sus peccados de ocho en ocho días, y si puede tomar el sacramento de quince en quince, y si se affecta mejor de ocho en ocho. Esta manera es más propia para personas más rudas o sin letras, declarándoles cada mandamiento, y así de los peccados mortales, preceptos de la Iglesia, cinco sentidos, y obras de misericordia. Ansimesmo, si el que da los exercicios viere al que los recibe ser de poco subiecto o de poca capacidad natural, de quien no se espera mucho fructo; más conveniente es darle algunos destos exercicios leves, hasta que se confiese de sus peccados; y después, dándole algunos exámenes de consientia, y orden de confesar más a menudo que solía, para se conservar en lo que ha ganado, no proceder adelante en materias de elección, ni en otros algunos exercicios, que están fuera de la primera semana; mayormente qvando en otros se puede hacer mayor provecho, faltando tiempo para todo»3.

Tal parece que Ignacio no excluye a nadie de poder hacer la experiencia, por lo menos no de la primera parte de los EE, es decir la que él llama «primera Semana».

Desglosando un poco la anotación 18, nos encontramos con que de 3 maneras, o en 3 momentos Ignacio se refiere al asunto:

-«Según la disposición de las personas que quieren tomar exercicios spirituales, es a saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se han de aplicar...

- Assimismo, según que se quisieren disponer, se debe de dar a cada uno...

3 Ejercicios Espirituales 18.

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-Ansimesmo, si el que da los exercicios viere al que los recibe ser de poco subiecto o de poca capacidad natural, de quien no se espera mucho fructo más conveniente es darle algunos destos exercicios leves».

Lo que observo me pone a pensar que, más que el que hará los EE, quien debe estar muy «preparado» es quien le «dará los tales EE», ya que será a él a quien corresponda, en todo caso, decidir el «modo y orden» que habrá de dar a quien los hace, según detecte que tiene o no la «disposición», la «disponibilidad» y/o el «subjecto»...

De esta manera creo que se valida un poco la práctica que hemos tenido con «los casi 600» ejercitantes. Todos han llegado con la «preparación» de estar altamente motivados, deseosos y conscientes del mucho bien que les puede hacer la experiencia, disponiendo todo lo que pueden de sí mismos, según las condiciones que se les pide que consideren para ingresar en ella; pero es en la relación con el acompañante donde se ha ido verificando hasta dónde y cuánto, se le habrá de dar a cada uno.

Actualmente la preocupación por contar con acompañantes muy bien formados, conocedores (por experiencia y estudios) del método, la estructura y la pedagogía de los EE, ha ido creciendo, de tal manera que podamos aumentar las posibilidades de acertar en que, a cada uno de los que hacen los EE, se le dé en el acompañamiento, «solamente aquello que pueda descansadamente llevar y aprovecharse con ello».

Y la tercera realidad de las 3 en las que quise dividir el presente artículo, quiero presentarla en forma de pregunta:

¿ESTABA «PREPARADO» IÑIGO?

Esta pregunta nos la hacía el padre Darío Restrepo, S.J. en una jornada de profundización sobre el Libro de los EE: si dependiera de cada uno de nosotros, ¿Hubiésemos dejado a Ignacio hacer los EE?

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Relato de una experiencia de laicos

Con esta pregunta voy terminando mi recorrido por esta experiencia personal y apostólica en lo que tiene que ver con la «preparación del sujeto» para los EE. Y es que no me atrevería a responderla.

Seguramente el Espíritu de Dios, que se movía sobre las aguas, y que hoy sigue moviéndose en nuestros corazones a la espera de que hagamos silencio para escuchar lo que nos quiere decir, se le «midió» a darle a Ignacio los EE porque sabía que sí podía, aunque no tan «descansadamente», llevar todo lo que vendría para él en esta «nueva vida que agora comenzaba».

Ese mismo Espíritu, que hoy sigue siendo el «director», puesto que los demás somos solo «acompañantes», es el que nos irá dando luz para decidir quién puede recibir más, o con quién definitivamente «no proceder más adelante en materias de elección ni de ningún otro EE de los que están fuera de la primera semana» 4 .

A manera de añadido: En cuanto a las condiciones de preparación de la persona, la experiencia nos deja claro, por lo menos medianamente, que alguien se está preparado para hacer EE, si se encuentra, entre otras, en las siguientes situaciones:

-A partir de los 14 años, siempre y cuando haya un sano deseo de encontrarse con Dios y compromiso para cumplir las condiciones que la experiencia pide.

-Si posee un desarrollo adecuado y una buena conservación de las capacidades cognitivas, aunque no se tenga gran preparación académica.

-Si no hay presencia de síntomas ansiosos, ya que los EE pueden ocasionar que se dispare una crisis, y además, dificultan el discernimiento, debido a que éste tiene muy en cuenta el «sentir», y en las personas ansiosas la apreciación de lo»sentido» se encuentra afectada.

4 Ibidem.

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-Si está dispuesto a asistir a ellos aun cuando cuesten dinero, tiempo y otras inversiones de tipo personal como el silencio y la docilidad al método. Es decir, cuando no se asiste a ellos porque alguna institución lo tiene así establecido, o porque alguien subsidia la experiencia, sin tener en cuenta el deseo real de la persona. En estas condiciones es mucho menos probable que se den los frutos que se esperan de ellos.

Quiero concluir diciendo que el mejor indicador de que la persona está preparada para hacer los EE de San Ignacio es el que el mismo Ignacio propone: en su anotación 5ª:

La quinta. Al que rescibe los exercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene se sirva conforme a su sanctísima voluntad». Tratemos, pues, de preparar al ejercitante, en la medida de lo posible, para que entre a los EE con grande ánimo y liberalidad...5 .

5 Ejercicios Espirituales 18.

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En camino hacia la experiencia de Ejercicios

ALGUNOS MEDIOS PARA AYUDAR A DISPONER EL SUJETO ANTE LA PROPUESTA DE EJERCICIOS

ESPIRITUALES IGNACIANOS

Durante muchos años he tenido la oportunidad de contemplar las diversas manifestaciones de devoción popular por medio de las peregrinaciones a los Santuarios Marianos de Argentina. He visto cómo miles y miles de personas se ponen en camino: jóvenes y adultos, varones y mujeres, ricos y pobres. La multitud, desde sus realidades, se dispone para la peregrinación; muchas de esas personas hasta tienen una preparación física, psicológica y espiritual antes de iniciar la experiencia de caminata.

* Licenciatura y Profesorado en Teología Sistemática y Bachiller en Filosofía, de la Pontificia Universidad Católica de Argentina en Buenos Aires. Estudios sobre Teología de la Vida Religiosa del Centro Santo Tomás de Aquino en Argentina. Estudios sobre Ejercicios Espirituales y Espiritualidad Ignaciana del Centros de Espiritualidad Ignaciana en Argentina y Uruguay. Estudios de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste en Argentina. Actualmente en Colombia, Maestra de Novi-

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Nora Beatriz Kviatkovski, RJM *

Estas imágenes me sugieren que disponerse para la experiencia de Ejercicios es hacer algo parecido. Aquí también se requiere de una preparación física, psicológica y espiritual para ponerse en marcha y adentrarse en el camino del proceso de los Ejercicios. En cierto modo se requiere saberse peregrina(o), llevando consigo la propia existencia, la propia realidad; hay que caminar con todos los sentidos bien abiertos, el pensamiento puesto en el horizonte y el afecto centrado en lo esencial desde donde se vislumbra la esperanza y se alimenta el deseo.

Cuando vamos compartiendo e intercambiando estilos y saberes respecto a la teoría y práctica de los Ejercicios de San Ignacio nos encontramos con la riqueza de las diversas opiniones respecto a si es necesaria o no una preparación previa del sujeto para la experiencia de los Ejercicios. Debo confesar que, además de la práctica, me anima y me sostiene en esta apuesta el tener presente las Anotaciones 18, 19 y 20, los Directorios de Ejercicios y en particular el texto de Iparraguirre en el cual destaca en San Ignacio su interés por la preparación a los ejercicios, no admitiendo al sujeto al mes de ejercicios hasta que se encontrara en las disposiciones necesarias. Menciona que a veces usaba los ejercicios «leves» como preparación para los «completos». Y si las circunstancias lo permitían lo preparaba con un trabajo personal y delicado, para que adquiriera las disposiciones que se requerían1 .

En general me parece que antes de plantearnos cualquier tipo de propuesta de Ejercicios es bueno detenernos y preguntarnos: ¿qué tipo de ejercitante hará la experiencia? Por consiguiente ¿qué tipo de experiencia vamos a ofrecer? Me conforta tener la certeza de que la metodología ignaciana es muy realista, ya que siempre personaliza el sujeto para que éste saque el máximo de aprovechamiento2 .

cias del Noviciado Latinoamericano de las Religiosas de Jesús María. Acompañante del Proceso de Formación Teológico Pastoral en la Parroquia San Francisco Javier. Villa Javier en Bogotá. Colaboradora en el Diplomado en Acompañamiento Espiritual y Ejercicios de la Facultad de Teología y Agente de Pastoral del Centro Pastoral San Francisco Javier de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá. Acompañante de Ejercicios Espirituales y de Talleres de Autoconocimiento Personal.

1 Cfr. IGNACIO IPARRAGUIRRE, Práctica de los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola en vida de su autor (1522-1556), Bilbao-Roma 1946.

2 Cfr. Ejercicios Espirituales 22.

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En camino hacia la experiencia de Ejercicios

Voy a intentar poner por escrito un poco de lo que he visto, oído y puesto en práctica a cerca de la preparación del sujeto para los Ejercicios. Considero que todo lo que pueda expresar aquí es simplemente consecuencia de lo mucho que he recibido y sigo acogiendo de las personas que me acompañaron y me acompañan en la fascinante experiencia de hacer y dar Ejercicios.

Si bien se debe tener en el horizonte los ejercicios completos de treinta días3, me parece importante subrayar que es necesaria la preparación previa a todo tipo de experiencia de Ejercicios. Por eso comenzaré enunciando algunas orientaciones para la preparación a los Ejercicios Leves y formas adaptadas4 y lo complementaré con algunas pistas concretas respecto al mes de Ejercicios5 .

ALGUNAS ORIENTACIONES PARA DISPONER AL SUJETO A LA EXPERIENCIA DE LOS EJERCIOS LEVES Y OTRAS FORMAS ADAPTADAS6

Tomar contacto

con la persona que desea realizar la experiencia

Concretamente me refiero a propiciar un trato previo a través de la entrevista7. Este tipo de comunicación ayuda tanto al que da los ejercicios como al ejercitante ya que permite presentar la propuesta (adónde irá y a qué), eliminar temores frente a lo nuevo y desconocido. La comunicación va generando confianza en ambas partes y eso facilita que desde el comienzo trabajen y colaboren conjuntamente bajo la guía del Espíritu8. Esta vinculación permitirá conocer a la persona, su disposición, condiciones, realidad humana, experiencia de oración, relación con Dios, etc.

3 Ibíd., 4.

4 Ibíd., 18-19.

5 Ibíd., 19.

6 Ibíd., 18-19.

7 Si esto no es posible hay que encontrar maneras de comunicación y preparar al Ejercitante ofreciendo algunos pasos de oración, anotaciones y lecturas que favorezcan el disponerse con «gran animo y liberalidad»

8 Cfr. Ejercicios Espirituales 22.

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En concreto la clave de este conocimiento y del acompañamiento es percibir y dilucidar el deseo. Ver qué busca en verdad y a qué está dispuesta la persona. Esto facilita adaptar la experiencia a la situación de cada ejercitante, reflexionar sobre posibles medios y estrategias y ayudarle a buscar la voluntad de Dios en su vida desde la realidad y situación en la que se encuentra. Y cuando estas experiencias son grupales, favorece en la medida de lo posible no esperar un mismo proceso, ni un mismo ritmo, ni una misma respuesta frente a la propuesta.

Proponer herramientas que ayuden al sujeto a tomar conciencia de su realidad personal

Sin un mínimo de conocimiento de las propias heridas, y también de las capacidades y cualidades más salientes, es poco recomendable hacer la experiencia. Aquí sigo las palabras de Ignacio «a quien rudo o de poca complisión» para no exigirle unos Ejercicios «que no pueda descansadamente llevar y aprovecharse» con ellos9. Sin estabase se corre el riesgo, por ejemplo de confundir la voz de Dios con las propias compulsiones, y así caer en fervores indiscretos; o bien se intentan combatir los propios límites como si fueran tentaciones.

Sin un mínimo de conocimiento de las propias heridas, y también de las capacidades y cualidades más salientes, es poco recomendable hacer la experiencia

Es por ello conveniente ofrecer instancias, previas a la experiencia de Ejercicios, de procesos de crecimiento personal por medio de curso talleres de autoconocimiento10 que le permitan al sujeto entrar en contacto con el propio cuerpo como así también en contacto con los deseos, temores, mie-

9 Ejercicios Espirituales 18.

10 Talleres de: Eneagrama, Crecimiento Personal (Cabarrús), Perdón y Reconciliación, Afectividad y Sexualidad, Asertividad, Diario intensivo de Ira Progroff, Ejercicios corporales como T´ai Chi y bioenergética, etc.

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En camino hacia la experiencia de Ejercicios dos, heridas, anhelos, sueños, esperanzas y que poco a poco pueda aprender a reconocer sus sentimientos y a reconciliarse con su historia.

Frente a estas herramientas es fundamental tener en cuenta todo lo que tenga que ver con el trabajo desde la propia autobiografía ya que ayuda a generar espacios de autenticidad en los cuales la persona puede poner nombre a lo que le pasa para dejarse abrazar por esa realidad11. Me refiero básicamente a la aceptación de sí, como presupuesto previo para el discernimiento ignaciano. Esto apunta más al sentido común, no se trata aun de las reglas.

En todo este proceso favorece el tener como perspectiva el Principio y Fundamento12 porque sitúa a la persona ante Dios y la dispone a que se pregunte: ¿Quién soy? ¿Para qué vivo? ¿Para quién vivo? ¿Qué deseos me mueve y hacia donde me llevan?

De este modo se evitaría que las instancias de Ejercicios se conviertan en talleres de autoconocimiento y sanación, y sean realmente un espacio propicio para «buscar y hallar la voluntad de Dios»13 teniendo como base la propia realidad personal.

ALGUNAS ORIENTACIONES PARA DISPONER AL SUJETO A LA EXPERIENCIA DE LOS EJERCIOS COMPLETOS

Ofrecer una guía de trabajo para orar la historia personal a la luz de la Historia de Salvación y de la autobiografía de San Ignacio

Es crucial para quien va a disponerse a realizar la experiencia de Ejercicios de mes el hacer una lectura creyente de su historia a la luz de la historia de salvación en la Biblia y desde la Autobiografía de Ignacio.

11 Cfr. Ejercicios Espirituales 15.

12 Ibíd., 21.

13 Ejercicios Espirituales 46.

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Por medio de algunas guías de lecturas la persona aprende a reconocer como Dios fue acompañando a su Pueblo y como fue conduciendo a Ignacio por el dinamismo de sus deseos, de allí que puede seguir encontrando pistas para hacer una relectura de fe de su vida identificando el modo de actuar de Dios a través de sus propios deseos.

Tomando como ejemplo a Ignacio en su hábito de escribir, es recomendable sugerir que el sujeto también registre en un cuaderno todo lo que vaya percibiendo en la lectura creyente de la vida y en los exámenes. Es un buen modo de tomar mayor conciencia de lo que forma parte de su vida y de la realidad

La

persona aprende a reconocer como Dios fue acompañando a su Pueblo y como fue conduciendo a Ignacio por el dinamismo de sus deseos

Por supuesto que como valor agregado a todo esto está que la persona puede ir descubriendo, identificando y familiarizándose con los elementos del lenguaje espiritual ignaciano y de la Escritura.

Asegurar la metodología básicas de los Ejercicios Espirituales

Personalmente creo que antes de ofrecer la experiencia de los Ejercicios Completos debemos asegurarnos de que esté incorporado el método, es decir «el modo y orden», porque son fundamentales para generar la dinámica y el proceso que llevan al fin de toda experiencia de Ejercicios14 .

Por medio de cursos y de lecturas es bueno proponer con antelación elementos básicos de metodología para que logre disponerse a la acción de Dios y comience a interpretar su lenguaje.

14 Ibíd., 2.

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En camino hacia la experiencia de Ejercicios

Sin duda que todas las instancias de Ejercicios Leves y otras formas adaptadas disponen al Ejercitante para la experiencia de los Ejercicios completos. Fundamentalmente aquellas propuestas que ofrecen al sujeto la posibilidad de familiarizarse con los elementos propios de los Ejercicios: pasos de la oración, anotaciones, adiciones, mociones, exámenes y entrevistas.

Ignacio mismo propone tres modos de orar sencillos15, accesibles a todos, que pueden ser utilizados en momentos diversos y que nos preparan para la oración o para el «examen». Unifican oración y vida cotidiana, favorecen la unión con el Señor íntima y bien anclada en nuestra realidad humana.

Junto a esos conocimientos, también sería conveniente que adquiera algunas nociones sobre el discernimiento ignaciano16. De todos modos recién cuando haga la experiencia podrá comprender la teoría tomandomayor conciencia de «las diversas mociones que el ánima se causan»17 .

Facilita mucho que la persona previamente, desde la práctica, pueda interpretar el lenguaje específico ya que es más complejo que pueda asimilarlos una vez comenzados. Esto también evita que el espacio de Ejercicios se convierta en un taller de espiritualidad ignaciana.

Garantizar los elementos esenciales de una espiritualidad encarnada

Predisponerse a Ejercicios de mes requiere de una preparación como personas de oración. Ya mencioné anteriormente la importancia de conocer la relación que tiene el ejercitante con Dios para facilitarles prácticas concretas de oración en las cuales pueda experimentar el amor incondicional de Dios. Muchas veces es necesario ayudarle a purificar su imagen de Dios por medio de lecturas y oraciones que manifiestan el rostro del Dios de Jesús. Esto invita a la confianza y a la esperanza.

15 Cfr. Ejercicios Espirituales 238-260.

16 Además de algún curso taller de discernimiento puede ayudar utilizar la guía para el discernimiento de «La Danza de los íntimos deseos (CARLOS CABARRÚS, S.J.).

17 Ejercicios Espirituale 313.

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Los Ejercicios no son un curso de Teología ni de Cristología, por ello es necesario que el ejercitante previamente tenga algunos conocimientos de una cristología menos cultual, más del seguimiento y más humanizadora de la vida personal y de las realidades terrenas. Como así también de la antropología ignaciana, la cual es iluminada desde la cristología y por ello valora al Hombre integralmente. Estas bases ayudan al que va a hacer ejercicios ponerse en frente de un relato que puede conmover, configurar, sanar y liberar.

Propiciar el encuentro con Cristo en los pobres y en las miserias del mundo

Generar posibilidades de acercamiento real con la pobreza y de «sentir la miseria», esto ayuda a que la persona comience a convertir la sensibilidad dejándose afectar por la realidad.

Es fundamental que la persona comience a entrar en contacto con una nueva manera de funcionar desde la gratuidad, lo no productivo, los últimos. Allí donde se esconde el Misterio de Dios y se comienza a gestar una mística de ojos abiertos que encuentra a «Dios en todas las cosas»18 .

A MODO DE CONCLUSIÓN

Todo lo escrito y lo experimentado respecto a este tema tiene mero valor de medio. Lo verdaderamente relevante se puede contemplar después que se deja a solas al sujeto con su Dios para que,

El mismo Creador y Señor se comunique a la su ánima devota, abrazándola en su amor y disponiéndola por la vía que mejor podrá servirle adelante19 .

18 Cfr. Ejercicios Espirituales 230-237.

19 Ejercicios Espirituales 15.

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En camino hacia la experiencia de Ejercicios

Para terminar sólo me resta citar la famosa sentencia atribuida a Ignacio: «Sea esta la primera regla en todas tus empresas: pon en Dios toda tu confianza, como si todo dependiera de ti, y nada de Él; y pon todo tu esfuerzo en las cosas como si todo dependiera de Dios, y nada de ti»20 .

20 Cfr.SANTIAGO ARZUBIALDE, Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Historia y análisis,(Manresa 1), Bilbao 1991, 830ss.

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia

1981 – 2011

Julio Jiménez Dorado, S Julio Jiménez Dorado, S

Julio Jiménez Dorado, S Julio Jiménez Dorado, S

CONTEXTUALIZACIÓN «EL ASUNTO» COMENZÓ EN ROMA 1978

MI EXPERIENCIA, FUNDAMENTO DE LA PROPUESTA

El Centro Ignaciano de Espiritualidad de Roma (CIS) convocó en el Otoño de 1978 a jesuitas y laicos de todo el mundo para participar en un curso taller para animadores de las Comunidades de Vida Cristiana (C.V.X). Pedro Arrupe se hizo presente con una significativa ponencia en la cual ubicaba al mundo en un nuevo éxodo purificativo. Nos exhortaba a seguir con más fe, más esperanza y amor al Señor Jesús en nuestra Iglesia, así como hizo San Ignacio, en su momento histórico.

Fernando Mendoza y yo participamos de la experiencia. Las dos primeras semanas estuvieron destinadas a conocer herramientas

* Licenciado en filosofía y teología, magister en espiritualidad por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Rector de 4 colegios de la provincia colombiana. Promotor de los Ejercicios Espirituales Personalizados con laicos durante 31 años. Actualmente director de la casa de Ejercicios Santa María de los Farallones de Cali y promotor de la espiritualidad ignaciana con los «compañeros de misión» de las obras apostólicas de la provincia.1

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia de tipo psicológico con el fin de conocernos un poco más en este nivel y el P. Tony de Mello nos dio una visión general de la secuencia ignaciana.

Luego de un breve descanso, entramos a hacer, no ocho, sino diez días de Ejercicios Espirituales, en los cuales cada ejercitante tenía su acompañante con quien hablábamos dos veces al día. Aun cuando el grupo era de unas 40 personas, no hubo ni conferencias ni reuniones; solo en la Eucaristía manifestábamos nuestras peticiones y acción de gracias. Era una metodología distinta a la que yo me había acostumbrado en mis 13 años de jesuita, que consistía en tener un director que llevaba la secuencia del mes de ejercicios acomodada a una semana. En cambio en Roma tuve la oportunidad, por primera vez, de tener de modo constante un acompañante de mi proceso espiritual que, con la confrontación, le dio gran profundidad a mi encuentro con el Señor.

Recibí la gracia especial de asimilar más existencialmente el Principio y Fundamento de Ignacio. Con la ayuda del acompañante tomé conciencia de que el sentido de mi vida no estaba suficientemente ordenado ya que había absolutizado no el amor de Dios hacia mí sino el medio (ser jesuita) para llegar a Él. Estaba fallando en algo fundamental. Creía que había nacido para ser religioso. Cuán equivocado me encontraba. Confundí el medio con el fin. Allí se originaban insatisfacciones, dudas, malestares y temores. Creía que mis desequilibrios formaban parte de una cruz que debía llevar toda la vida. Cuantas cruces nos inventamos.

Finalizados los Ejercicios Espiritulaes sufrí una crisis prolongada que, aún hoy, me deja pensativo. Comencé a vivir mi consagración como un don fundamentado en el amor misterioso del Señor, más que como un acto voluntarioso, como la había vivido durante una década. Luego, me sentí liberado internamente y por tanto con mayor disposición para dejarme amar de Dios, para confiar y seguir con mayor humildad su llamamiento.

Concluí que, gracias a esta metodología plenamente ignaciana, pude detectar ese «virus» que no me dejaba ser yo mismo.

No había pensado que la modalidad de ejercicios personalizados me hiciera tanto bien. El acompañante respetó mi ritmo, no me presionó

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La presencia de la mujer como acompañante es

muy valiosa

para continuar en la secuencia de los ejercicios. Pocas veces me había sentido tan libre en mi proceso de experimentar la gracia de Dios.

También fue novedoso para mí ver cómo una señora alemana acompañaba a los jesuitas de esa provincia. Aquello estaba en contra de todos mis esquemas, pues me preguntaba, ¿cómo un sacerdote podría contarle sus intimidades a una mujer?

Confundía el acompañamiento con una Dirección Espiritual o con una confesión.

Mis primeras conclusiones:

1.Importancia del acompañante como una de las condiciones para que los Ejercicios Espirituales sean verdaderamente ignacianos. Él es un observador activo y testigo de la forma como la gracia del Criador se comunica con su criatura y tiene la delicada misión de avalar el proceso espiritual del ejercitante que, de otra manera, puede quedarse en un nivel muy subjetivo y por lo tanto ineficaz.

2.Respeto por la forma como el Espíritu Santo va comunicándose con su criatura y respeto por el ritmo de cada ejercitante.

3.No es indispensable realizar toda la secuencia del mes de Ejercicios en ocho días. Se avanza de acuerdo al proceso de cada uno.

4.La presencia de la mujer como acompañante es muy valiosa.

«EL ASUNTO» CONTINUÓ EN COLOMBIA

Después de 31 años observo, con gratitud, cómo la gracia del Señor nos ha permitido implementar los Ejercicios Personalizados para Laicos. Algunos de ellos han hecho el mes de Ejercicios en varias tandas y, después de recibir una preparación adecuada, son acompañantes.

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia

En 1979, en un viaje a Chile, pude prestar por primera vez el servicio de acompañante y, de nuevo las sorpresas. La Provincia Chilena en la casa de retiros «Padre Hurtado» llevaba muchos años realizando lo que llamaban «Mini-Manila». Había más de 100 jóvenes de parroquias, de colegios y de C.V.X. y los cursos de formación siempre los iniciaban con los Ejercicios Espirituales Personalizados.

Los acompañantes éramos jesuitas, laicos profesionales y sacerdotes del clero secular. Algunos de ellos, durante el día, iban a Santiago, la capital, a trabajar y, por la noche, acompañaban a dos o tres personas. Yo pensaba ¿por qué no podemos hacer lo mismo en Colombia? La metodología no era difícil y la infraestructura necesaria estaba a nuestro alcance. Simplemente era esperar la ocasión y comunicarla a mis compañeros jesuitas.

En Buga, 1981, con el P. Neftalí Martínez, S.J. (+) tuve oportunidad de prestar este servicio con líderes campesinos. Los resultados fueron positivos.

Fui nombrado Director de Pastoral del Colegio San Ignacio de Medellín donde me encontré con una antigua discípula, estudiante de Medicina. Durante el bachillerato había realizado muchas convivencias con jesuitas. Ella quería profundizar su experiencia cristiana y le expliqué en qué consistían los Ejercicios Espirituales Personalizados. Durante ocho días vivió su Primera Semana y con el tiempo se convirtió en la primera acompañante de esta metodología. Estuvimos en El Salvador y, al ver los resultados, ofrecimos la experiencia a universitarios y profesores de nuestros colegios. Al comienzo la respuesta fue muy tímida. Luego los padres Rectores de nuestros colegios, apoyaron la iniciativa. Comenzaron a enviar sus profesores y luego de la Universidad Javeriana de Bogotá y Cali. El grupo más numeroso lo tuvimos en la casa de Ejercicios de Villasunción, Bucaramanga, en la que estuvimos 97 personas contando a los acompañantes.

En 30 años hemos realizado 102 tandas de EEP; 92 jesuitas han prestado el servicio de acompañantes, seis oran por nosotros desde el cielo; 34 laicos, la mayoría mujeres, siete religiosas y un sacerdote diocesano. El trabajo en equipo, las evaluaciones constantes, las críticas

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constructivas y la fraternidad que ha surgido es maravillosa. Creemos que el Espíritu Santo está haciendo su obra y por ello estamos alegres.

«EL ASUNTO» PRODUJO APRENDIZAJES

Le oí decir al P. Tony de Mello que el único que había hecho los Ejercicios Espiritulaes correctamente era San Ignacio de Loyola y todo lo demás eran aproximaciones. Por tanto, lo nuestro sencillamente es una aproximación con resultados tan evidentes, que actualmente hay grupos de laicos preparados, prestando el servicio de acompañantes. Se formaron varias CVX y su misión apostólica es dar Ejercicios Espiritulaes Personalizados.

1.Así como Ejercicios Espiritulaes sin oración y sin discernimiento no son Ejercicios de San Ignacio, sino «Retiros», EE sin acompañamiento, no son ejercicios ignacianos. Oración – discernimiento –acompañamiento, son la trilogía de los Ejercicios Espirituales Personalizados (EEP) que aprendimos en Roma, 78. Sabemos que los «Retiros» también producen buenos frutos. El Señor tiene sus caminos y afortunadamente no se encasilla en ninguna metodología.

Creemos que el Espíritu Santo está haciendo su obra y por ello estamos alegres

2.«No adelantarse al Espíritu» insistía el Maestro Ignacio. Mi acompañante en Roma, 78 lo cumplió a cabalidad dejándome los diez días en Principio y Fundamento como lo expliqué anteriormente. Aspecto que marcó definitivamente la propuesta que hemos desarrollado con los laicos en estas tres décadas. Lo comprendemos solo quienes lo hemos padecido y quienes han utilizado el recurso cuando son acompañantes.

La costumbre o paradigma era hacer toda la secuencia ignaciana sintetizada en ocho días. El Espíritu Santo puede decir otra cosa y, tanto el ejercitante como el acompañante, deben estar atentos a los cambios que se van descubriendo sobre la marcha. Es el Señor,

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia quien a través de sus mociones, conduce con su propio ritmo al ejercitante. El acompañante es un testigo activo de la forma como el Señor va haciendo su obra. Por ello los hemos denominado Ejercicios Personalizados.

3.Nos hemos dado cuenta, en estos años, que los laicos tienen vacíos enormes en asuntos religiosos. Hay excepciones, pero generalmente carecen de preparación. Hace poco una profesora de nuestra universidad preguntaba acerca de esa «cajita» que hay en las Iglesias, haciendo referencia al Sagrario. No sabía por qué le decían «El Santísimo»; muchos utilizan la Biblia por primera vez y se pierden buscando un texto. Esta es la realidad.

4.El acompañante debe estar preparado para abordar la dimensión afectiva del ejercitante sin convertir los EEP en terapias de corte psicológico. Debe saber que, si su acompañado no ha tomado conciencia de su mundo afectivo, sus heridas interfieren en la vida espiritual.

Teresa de Calcuta decía que «el hambre mayor que existe en el mundo no es de alimentos sino de afecto», y tiene razón el P. Cabarrús cuando se pregunta, «¿Por qué los Ejercicios Espiritulaes no nos cambian?» Constatamos que no solamente son las causas que él menciona como la lejanía y el contacto directo con las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Hemos comprobado que tener en cuenta el mundo afectivo es trascendental en el proceso y los Ejercicios Espiritulaes son precisamente para confrontar los «afectos desordenados» frente a la fuente de quien «nos amó primero»1.

Creo que no podemos dar una estructura tan seria, como son los Ejercicios Espiritulaes, a personas que se conocen poco o están fragmentadas en su dimensión afectiva. Es como construir un gran edificio sobre mantequilla.

1 1 de Jn 4, 19.

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Dios se vale de nuestras limitaciones históricas y culturales para hacer «milagros silenciosos» como los hizo en Iñigo López de Loyola con todos sus desequilibrios, reconocidos por él mismo. Debemos continuar actualizando el lenguaje del siglo XVI, y acercarnos lo más que podamos a la metodología ignaciana. Cuando no son personalizados, masificamos la experiencia e, ingenuamente, perdemos una de las esencias de su identidad.

5.Realizamos tres reuniones preparatorias antes de los Ejercicios Espiritulaes con el fin de seleccionar el grupo y darle una preparación inmediata. A pesar de ello, algunos carecen del perfil necesario para llevar a cabo una experiencia tan profunda. El mismo Ignacio sugiere dar los Ejercicios Espiritulaes breves en caso de que «no haya sujeto»; este aspecto se detecta solo en un acompañamiento diario.

A nivel teórico, la solución sería ofrecer unos Pre ejercicios. Sin embargo un buen número de laicos carece de presupuesto, o no tiene el tiempo para una preparación seria. Así, el acompañante se encuentra con un ejercitante laico con muchos vacíos y falencias. ¿Qué hacer entonces? ¿Qué pasa cuando un laico, con las características antes explicadas, es invitado a una tanda cuya mayoría son religiosos y no tiene acompañamiento personalizado o está ya en uno de nuestros grupos?

Hemos encontrado una respuesta, dedicar los dos primeros días a preparar a los ejercitantes que hacen por primera vez sus Ejercicios Espiritulaes en aquellos requisitos indispensables como son: las falsas imágenes de Dios que se han convertido en verdaderos fantasmas manipuladores que intensifican la culpa malsana; la oración según San Ignacio y una explicación acerca de Jesús como revelador de Dios como ABBA y de Dios como Espíritu que sana y libera. Si el grupo lo necesita, hace bastante bien abordar las heridas afectivas y las secuelas de experiencias negativas. Esto crea un ambiente de confianza. Además observamos que el ritmo del proceso espiritual adquiere mayor profundidad.

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia

Algunos han realizado sus EEP hasta tres veces y en pocos años hacen todo el mes de ejercicios y sienten el llamado a ser acompañantes

Las conferencias del P. Ignacio Larrañaga, «Por el Abandono a la Paz» con sus talleres de sanación escuchadas durante el almuerzo y más tarde la explicación del P. Gustavo Baena acerca de la oración de Jesús, de Pablo e Ignacio y del Sacramento de la Conversión, con el rito de la confesión, producen un bien extraordinario.

6.La gran mayoría de laicos, cuando va por primera vez, al no poder hacer su preparación adecuada por múltiples factores, realiza lo que podemos llamar pre ejercicios. Se inician con el aprendizaje de «El Arte de orar», se reconcilian con la vida, con ellos mismos, con su entorno, valoran el Sacramento de la Conversión, el rito de la Confesión, lo mismo que la Eucaristía. Les impacta positivamente el silencio. Algunos comprenden el Principio y Fundamento y experimentan la misericordia de Dios que es el objetivo de la Primera Semana.

Observamos que, cuando van por segunda vez, ya están preparados para iniciar en forma la Primera Semana. Algunos han realizado sus EEP hasta tres veces y en pocos años hacen todo el mes de ejercicios y sienten el llamado a ser acompañantes. Los más capacitados, humana y espiritualmente, tienen la posibilidad de hacer un curso en el Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios (CIRE) de Bogotá.

E. V. A. Y ENEAGRAMA

7.En nuestra búsqueda de preparar mejor a los posibles ejercitantes, diseñamos dos cursos de fin de semana: «Encuentro con mi Vida Afectiva» (EVA) y «Eneagrama con enfoque cristiano y espiritualidad ignaciana».

El E.V.A. pretende, en una primera parte, hacer un cuestionamiento de las falsas imágenes de Dios. Fetiches que nacen de las

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heridas de la primera infancia que producen temores, miedos, culpas malsanas, comportamientos compulsivos y mecanismos de defensa en los cuales se refugia la persona.

Luego de dar una explicación del Dios revelado, en y por Jesús, se los invita a experimentar, en la oración, su misericordia para finalizar con el ofrecimiento de 17 talleres de oración de sanación de acuerdo a un diagnóstico personalizado.

Además se ofrecen espacios para ejercitar «El Arte de Orar» según el Maestro Ignacio y se dan algunas pautas del discernimiento de la oración.

8.Los expertos en Ejercicios Espiritulaes, como Javier Melloni S.J., consideran necesario que un acompañante tenga buenas herramientas psicológicas que le ayuden a comprender y apoyar al ejercitante.

Consideramos que «El Eneagrama con enfoque cristiano y espiritualidad Ignaciana» se ha convertido en un medio eficaz, sencillo y claro para que los asistentes puedan tener una visión más clara de su dimensión psicológica.

En la propuesta que ofrecemos se ubica a la persona en el Principio y Fundamento del Maestro Ignacio, en la oración, el discernimiento, el encuentro con Jesús, el rito de la confesión, la oración de la recta intención, la Pausa Ignaciana y el acompañamiento. De lo contrario el eneagrama puede convertirse en un pasatiempo superficial y molesto.

La espiritualidad le da al eneagrama un fundamento reconocido por quienes han hecho bien la experiencia. Un jesuita dijo textualmente, «Lo que no me había enseñado en muchos años la espiritualidad ignaciana, me lo enseñó el eneagrama y siento que he crecido en mi relación con Dios, en mi misión apostólica y ahora comprendo mejor la relación con los demás».

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia

El P. Gilberto Freire S.J., dice que, «Conocer el Eneagrama es adentrarse en mi propio descubrimiento interior. Es llegar a la fuente interior, es llegar a la fuente de esa energía dentro de mí mismo y descubrir y desvelar los obstáculos y resistencias que yo mismo pongo a que esa energía fluya fácilmente en mí, para poder así vivir más plena y auténticamente».

«El Eneagrama es especialmente útil porque funciona. Es el método más claro y preciso que hemos experimentado para entendernos, tanto a nosotros mismos como a nuestros seres queridos. Nos ayuda a comprender por qué no nos llevamos bien con ciertas personas, mientras que con otras nos sentimos inmediatamente como si fuéramos amigos de toda la vida».

«Su principal propósito es ayudarnos a comprender quiénes somos de forma que podamos cambiarnos a nosotros mismos trascendiendo nuestra personalidad».

9.La parte económica también es importante. Acudimos a los Colegios, a la Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia (Acodesi) y a las Asociaciones de Padres de Familia. Así se les posibilita, a profesores y empleados, nuestros «compañeros de misión» (CG 35) hacer la experiencia fundante. De otra forma sería prácticamente imposible. El maestro paga la tercera parte y la abona en cuotas quincenales lo cual le resulta más favorable.

La gran pregunta, ¿qué hacer con las personas de escasos recursos que son líderes y viven en barrios marginados trabajando en nuestras parroquias? ¿Qué hacer para que los EE se abran más a los pobres? ¿La alternativa de los Ejercicios en la Vida Corriente (EVC) será su camino? Afortunadamente ya existen experiencias pocas pero valiosas.

10.Acompañar a cada ejercitante y respetar su ritmo exige buena literatura que debe ser conocida previamente por el acompañante, quien acude a un sitio especial de la casa de ejercicios, en la que encuentra las orientaciones adecuadas para su acompañado como los talleres correspondientes a los Pre ejercicios, con sus

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16 ejercicios de sanación, para quien los necesite y toda la secuencia de las cuatro semanas ignacianas.

11.Una vez terminada la experiencia de los EPP, dedicamos una mañana a preguntarnos acerca de las estrategias didácticas del proceso de aprendizaje que aparecen en los EEP y descubrimos al «Maestro Ignacio que nunca fue Profesor», como lo llamó una revista española en uno de sus aniversarios.

La experiencia de los EEP es la fuente de la Propuesta Educativa Jesuítica, no solo desde el punto de vista espiritual, sino también desde su metodología y didáctica. Comprendimos por qué la EDUCACION PERSONALIZADA fue inspiración del jesuita francés

Nuestros colegios tuvieron verdadera innovación educativa al aplicar como es debido el Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) con sus momentos de aprendizaje que surgen de los Ejercicios Espirituales. Veámoslo:

a.El punto de partida de toda oración es la Contextualización, es decir, «la vera historia», de la que, como propone Ignacio en sus EE, «Toda ciencia, para que transforme la realidad, debe estar contextualizada en sus dimensiones políticas, religiosas, económicas, entre otras».

b. La Experiencia. No hay encuentro con Dios sin una profunda experiencia y encuentro del Criador con su criatura; el aprendizaje brota de la experiencia ya que «lo que uno ve se olvida, lo que oye se recuerda y lo que se hace, se aprende», son principios de la Educación Personalizada.

c. La Reflexión y el análisis de la experiencia que se realiza en el discernimiento con el aval del acompañante, instructor o maestro. Con su ayuda y presencia, el resultado es más objetivo.

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Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia

d. La acción. «El amor se manifiesta más en las obras que en las palabras» y la constante evaluación, examen diario o Pausa Ignaciana. Con razón un profesor de nuestros colegios que había realizado muchos seminarios de Educación Personalizada, después de unos EEP exclamó: «Por fin entendí el PPI». Lo había escuchado en teoría, no había experimentado en carne propia lo que es un verdadero aprendizaje.

Si la acción no es el fruto de los anteriores momentos de aprendizaje, la ciencia se convierte en una contemplación que no transforma. En lenguaje de Marx: «opio» y teorías dulzarronas y alienantes. Con mucha razón dice: «La religión contempla pero no transforma».

En los Ejercicios Espirituales el discernimiento es la herramienta por excelencia utilizada por el Maestro Ignacio. Diríamos que es uno de sus mayores aportes históricos

e. La evaluación. En los Ejercicios Espirituales el discernimiento es la herramienta por excelencia utilizada por el Maestro Ignacio. Diríamos que es uno de sus mayores aportes históricos. Gracias al discernimiento, al «examen diario», a los «exámenes» que él llamaba «particulares» se puede comprobar si las acciones y opciones proceden del verdadero amor que conduce al servicio desinteresado o por el contrario al egoísmo que encierra al hombre y a las instituciones solo en sus intereses pecaminosos. Las ciencias deben estar encaminadas hacia un humanismo liberador y justo.

f.Algunos incluimos en los EEP los ritos como un medio para celebrar lo experimentado y aprendido. No pocos gustan del arte, de la belleza y de la música. Los ritos son una oportunidad de abrirse al gozo y al disfrute por haber encontrado mayor sentido a la vida.

12.Muchos documentos oficiales de la actual S.J. apuntan a la identidad de nuestras instituciones, más aún, el P. General el

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año pasado dijo: «Jesuitas, los siento distraídos». Si aceptamos que lo estamos, nuestras instituciones también están distraídas por falta de identidad que proviene de la espiritualidad que surge de los EEP. ¿No serán los Ejercicios Espirituales la fuente de lo que tanto anhelamos?

13.Los resultados de estos años son innumerables. Por ejemplo, el encuentro de cada ejercitante con Dios es invaluable, supera toda estadística; los acompañantes somos testigos de verdaderas transformaciones; la Propuesta Educativa adquiere vida; no pocos profesores asumen sus responsabilidades pastorales. Los jesuitas con quienes formamos el equipo de acompañantes nos unimos en la misión. Algunos profesores forman sus grupos de oración y grupos apostólicos como son las C.V.X. tienen como misión dar EEP. Es el caso de Bucaramanga, donde se ha dado la experiencia a más de un centenar de profesores de colegios oficiales de Barrancabermeja. El material que hemos elaborado es un tesoro, digno de publicarse porque surgió de la experiencia. Continuamos en el proceso de corregirlo y actualizarlo.

«EL ASUNTO» CONLLEVA NUEVOS RETOS

1.El Proyecto de Regionalización es el reto más cercano que tenemos. Es el llamado que nos hace el Señor por medio de nuestros superiores y de las Congregaciones Generales.

El P. General en carta dirigida al P. Provincial el 4 de agosto de 2011 dice, «La regionalización se va asimilando; ha despertado ilusión y nuevas dinámicas en obras y comunidades. Paradójicamente, se ha encontrado con el escepticismo de algunos jesuitas y el ánimo de los laicos…». Y, en el documento del Proceso Apostólico Regional de Provincia de este año, se afirma que «El Proceso de regionalización de la Provincia Colombiana es un ejercicio espiritual de discernimiento continuo sobre la Misión en las diversas zonas del país donde estamos y en la totalidad de la nación».

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Las Congregaciones Generales también marcan un rumbo a seguir como la XXXV que muy explícitamente se preguntó: «¿Qué constituye y sostiene una obra de la Compañía?».

La respuesta fue clara:

El corazón de una obra ignaciana son los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. De hecho, una obra puede ser llamada ignaciana siempre que actúe de una manera que sea la característica del carisma ignaciano: cuando intencionalmente busque a Dios en todas las cosas; cuando practique el discernimiento ignaciano; cuando se acerque a la realidad a través de un cuidadoso análisis del contexto, en diálogo con la experiencia, avaluado por medio de la reflexión, orientado a la acción y abierto siempre a la evaluación…2.

Además el año pasado el P. Provincial les pide a todos los Directores de Obra:

…. Hoy quisiera invitarte, a través de la reflexión, el discernimiento espiritual y el compromiso tanto tuyo como de tu Equipo Directivo, a lograr de una manera más incisiva que la Obra, cuya dirección se te ha encomendado como Misión, sea más real y visiblemente una Obra apostólica Ignaciana en su espíritu y en institucionalidad, y pueda así producir con las demás obras el impacto de frontera que estamos buscando en la Región donde estás (…) Te pido, en consecuencia que, como Director de obra, asesorado por tu Equipo Directivo, y en coordinación con el coordinador Regional, elabores un proyecto de Formación Continua de tus mejores compañeros, hagas las previsiones económicas del caso y que este tema sea uno de los que aparezca en tu agenda cuando hablemos personalmente3

Por tanto, los jesuitas en Colombia estamos llamados a abrir espacios para que, tanto nuestros «Compañeros de Misión», como los designa la última Congregación, como nosotros, respondamos al querer del Señor.

2 Congregación General xxxv, Decreto 6 n. 9.

3 Carta del 14 marzo 2011 /0139/ prov.

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Entonces, ¿qué puede ofrecer el CIRE a nuestras instituciones para que cumplan con su Misión Apostólica en un marco de regionalización? ¿En qué consiste nuestro servicio transversal? ¿Cuál sería el compromiso de los Directores de obra? El documento del P. General nos invita al discernimiento. Bien sabemos, que él no se puede dar, si es ignaciano, sin una profunda oración que, unida a la reflexión y al análisis, adquiere mayor objetividad. El reto por tanto es intensificar la oración y enseñar a orar siguiendo las pautas del Maestro Ignacio, manifestadas en sus Ejercicios Espirituales.

Es necesario conocer y utilizar las redes sociales, que actualmente se emplean como herramientas de comunicación, tales como you-tube, facebook, my space, twiter, my yahoo, badoo, sónico, entre otros. Los medios virtuales, son de gran ayuda para hacer conocer la riqueza de nuestra espiritualidad y, a la vez, ofrecer actividades programadas.

Una profesional, después de haber realizado sus EEP me comentó, «Julio, estuve seis años estudiando en la Javeriana y nunca escuché la palabra discernimiento ni el nombre del fundador. Después de mi experiencia como psicóloga me doy cuenta de la gran ayuda de la espiritualidad ignaciana para integrar definitivamente mi vida. Lo que no me dio la psicología me lo dio la espiritualidad».

El jueves 15 de marzo en el Auditorio de nuestra universidad en Cali, se realizó un simposio con motivo del X aniversario del vil asesinato de Monseñor Isaías Duarte Cancino. Los invitados fueron Gloria Cuartas, Horacio Serpa, Gustavo Álvarez Gardeazábal y Pacho de Roux. Una profesora de filosofía que participó en el encuentro quedó muy impactada con las palabras de nuestro provincial y nos dejó el siguiente testimonio, «Siguiendo el argumento que el P. Francisco De Roux presentó en la intervención que hizo: «El cambio debe empezar por el corazón de cada uno de nosotros» y creo –ésta es ya mi opinión personal– que los Ejercicios Espirituales se constituyen en la herramienta idónea para ayudar en la transformación que nuestro país está pidiendo a gritos».

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Observamos que hay un despertar de la espiritualidad y una crisis fuerte hacia la religión como institución. Bien dice el P. Víctor Codina, citando a Metz:

Muchas personas desengañadas de la Iglesia comienzan afirmando «Cristo si, Iglesia no», para luego, en el diálogo inter-religioso, pasar a decir «Dios sí, pero Cristo no» y más tarde «religión sí, Dios no», para acabar proclamando «religión no, pero espiritualidad si»4

¿Responderemos a los laicos en su búsqueda sincera? ¿Estamos utilizando los Medios de comunicación para ofrecer lo que Dios nos ha dado y que no ha perdido vigencia como es la espiritualidad ignaciana?

2.Hemos encontrado una forma acertada para dar los EEP a laicos. Sin embargo, cómo prolongar la experiencia es uno de los mayores retos. Sabemos que las C.V.X. son el camino a seguir, pero pocos han logrado el propósito.

3.Otros retos, vincular a otros jesuitas a la experiencia de los EEP; conseguir que, en cada ciudad, se formen equipos de acompañantes para ese servicio; abrir la cobertura a los Padres de Familia, Directivas, Empleados; publicar el material que hemos elaborado concienzudamente y que tiene la validez de muchos años de experiencia.

4.Otro reto importante es conseguir los recursos económicos para invitar a personas que carecen de ellos, por ejemplo, los profesores de Fe y Alegría. La experiencia debe abrirse más a las clases menos favorecidas. Los Ejercicios en la Vida Corriente (EVC) constituyen una buena alternativa.

5.Es de vital importancia continuar la selección y preparación de los acompañantes para que sigan siendo multiplicadores de la experiencia.

4 VÍCTOR CODINA, S.J., Una presencia silenciosa. El Espíritu Santo rn los Ejercicios ignacianos, (EIDES 62) Barcelona, España 2011, 27.

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6.Tal vez el reto más grande es con nosotros como jesuitas.

En primer lugar creer que los Ejercicios Espirituales son «Todo lo mejor que yo, en esta vida, puedo pensar, sentir y entender así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos» (San Ignacio, 1536). Uno de los resultados además de «ordenar nuestros afectos y nuestra vida en el Señor» es creer que la realización de ellos son la mejor manera de que nuestras obras apostólicas tengan identidad.

En segundo lugar, el papa Benedicto XVI nos ha hecho un llamado a estar en las fronteras. ¿No será también un reto examinar las fronteras «ad intra» para que esas sinergias, que suponen un servicio hacia los demás, nos permitan entrar en procesos de conversión en cuanto al trabajo en equipo se refiere? Creo que, en un mundo tan complejo, no podemos estar aislados. O nos unimos o nos hundimos. Creemos sinceramente que «La salida es hacia adentro».

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Apuntes Ignacianos

Temas

Directorio de Ejercicios para América Latina (agotado)

Guías para Ejercicios en la vida corriente I (agotado)

Guías para Ejercicios en la vida corriente II (agotado)

Los Ejercicios: «...redescubrir su dinamismo en función de nuestro tiempo...»

Ignacio de Loyola, peregrino en la Iglesia (Un itinerario de comunión eclesial).

Formación: Propuesta desde América Latina.

Después de Santo Domingo: Una espiritualidad renovada.

Del deseo a la realidad: el Beato Pedro Fabro. Instantes de Reflexión.

Contribuciones y propuestas al Sínodo sobre la vida consagrada.

La vida consagrada y su función en la Iglesia y en el mundo.

Ejercicios Espirituales para creyentes adultos. (agotado)

Congregación General N° 34.

Nuestra Misión y la Justicia.

Nuestra Misión y la Cultura. Colaboración con los Laicos en la Misión.

«Ofrece el perdón, recibe la paz» (agotado)

Nuestra vida comunitaria hoy (agotado) Peregrinos con Ignacio. (agotado)

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Temas

El Superior Local (agotado) Movidos por el Espíritu.

En busca de «Eldorado» apostólico. Pedro Fabro: de discípulo a maestro. Buscar lo que más conduce...

Afectividad, comunidad, comunión.

A la mayor gloria de la Trinidad (agotado) Conflicto y reconciliación cristiana.

«Buscar y hallar a Dios en todas las cosas» Ignacio de Loyola y la vocación laical. Discernimiento comunitario y varia.

I Simposio sobre EE: Distintos enfoques de una experiencia. (agotado) «...para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz» La vida en el espíritu en un mundo diverso.

II Simposio sobre EE: La preparación de la persona para los EE.

Conferencias CIRE 2002: Orar en tiempos difíciles.

30 Años abriendo Espacios para el Espíritu.

III Simposio sobre EE: El Acompañamiento en los EE. Conferencias CIRE 2003: Los Sacramentos, fuente de vida. Jesuitas ayer y hoy: 400 años en Colombia.

IV Simposio sobre EE: El "Principio y Fundamento" como horizonte y utopía. Aportes para crecer viviendo juntos. Conferencias CIRE 2004.

Reflexiones para sentir y gustar... Índices 2000 a 2005.

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Temas

V Simposio sobre EE: El Problema del mal en la Primera Semana.

Aprendizajes Vitales. Conferencias CIRE 2005. Camino, Misión y Espíritu.

VI Simposio sobre EE: Del rey temporal al Rey Eternal: peregrinación de Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Pedro Fabro.

Contemplativos en la Acción.

Aportes de la espiritualidad a la Congregación General XXXV de la Compañía de Jesús.

VII Simposio sobre EE: Encarnación, nacimiento y vida oculta: Contemplar al Dios que se hace historia. La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida, Brasil

Congregación General XXXV: Peregrinando más adelante en el divino servicio.

VIII Simposio sobre EE: Preámbulos para elegir: Disposiciones para el discernimiento. Modos de orar: La oración en los Ejercicios Espirituales. La pedagogía del silencio: El silencio en los Ejercicios Espirituales.

IX Simposio sobre EE: «Buscar y hallar la voluntad de Dios»: Elección y reforma de vida en los EE.

Sugerencias para dar Ejercicios: Una visión de conjunto.

Huellas ignacianas: Caminando bajo la guía de los Ejercicios Espirituales.

X Simposio sobre EE: «Pasión de Cristo, Pasión del Mundo»: desafíos de la cruz para nuestros tiempos.

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Temas

Presupuestos teológicos para «contemplar» la vida de Jesús. La Cristología «vivida» de los Ejercicios de San Ignacio.

XI Simposio sobre EE: La acción del Resucitado en la historia «Mirar el oficio de consolar que Cristo Nuestro Señor trae» (EE 224).

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Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales

Disposición del sujeto (I)

Presentación1

Una experiencia espiritual urgida de preparación.

Los Ejercicios ignacianos de mes4

Fernando Londoño Bernal, S.J.

¿Qué hace posible ejercitarse espiritualmente?27

Jorge Julio Mejía M., S.J.

La preparación para los Ejercicios Espirituales33

Luis Valdez Castellanos, S.J.

Relato de una experiencia de laicos40

Zulma Castañeda Collazos

En camino hacia la experiencia de Ejercicios49

Nora Beatriz Kviatkovski, RJM

Experiencia de los Ejercicios Espirituales personalizados con laicos en Colombia58

Julio Jiménez Dorado, S.J.

Colección Apuntes Ignacianos75

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