Apuntes Ignacianos 49. Del rey temporal al Rey Eternal: Peregrinación de Ignacio de Loyola

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Apuntes Ignacianos

Número 49 Año 17

Enero-Abril 2007

Del rey temporal al Rey Eternal:

Peregrinación de Ignacio de Loyola, Francisco Javier y Pedro Fabro

VI Simposio sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola

CENTRO IGNACIANO DE REFLEXION Y EJERCICIOS - CIRE Espacios para el Espíritu

Carrera 10 Nº 65-48. Tel. 640 50 11

Bogotá - Colombia

Nuestros Números en el 2007

Enero-Abril

VISimposiodeEjerciciosEspirituales

Delreytemporalalreyeternal: Peregrinaciónde

IgnaciodeLoyola,FranciscoJavieryPedroFabro

Mayo-Agosto

Homenajeenelcentenariode JerónimoNadal,S.J.yPedroArrupe,S.J.

Septiembre-Diciembre

Aportesdelaespiritualidad alaCongregaciónGeneral35ª delaCompañíadeJesús

Del rey temporal al Rey Eternal: Peregrinación de Ignacio de Loyola,

Francisco Javier y Pedro Fabro

Carlos E. Correa Jaramillo, S.J.

Elkin Arango Ramírez , S.J.

Contexto histórico de la meditación del rey temporal .......................................................

Alberto Gutiérrez Jaramillo, S.J.

10

«Contemplación de la vida del Rey Eternal» [EE 91-100] en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio ............ 29

Javier Osuna Gil, S.J.

«Más adelante en el Señor Nuestro»: –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal– ......................................................... 65

Javier Uriarte Centaño, S.J.

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Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Palabras de Inauguración

Carlos E. Correa Jaramillo, S.J. Elkin Arango Ramírez, S.J.

Reciban, en primer lugar, un saludo cariñoso del P. Gabriel Ignacio Rodríguez, S.J. Provincial de los jesuitas en Colombia. Desde Medellín se siente profundamente unido a todos ustedes y ruega al Señor por el éxito de este VI Simposio sobre Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

Agradecemos al Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios – CIRE, al Centro de Pastoral San Francisco Javier y a la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, por el trabajo y el esfuerzo que vienen haciendo para hacer de este Simposio anual, un espacio de reflexión muy importante sobre la espiritualidad ignaciana. Este encuentro se convierte en una gran ayuda para el crecimiento de muchas personas, en el Señor.

En este año de Jubileo por el Nacimiento de San Francisco Javier y el Beato Pedro Fabro hace 500 años y de la muerte de San Ignacio de Loyola hace 450 años, nos hemos propuesto, como lo escribió el P. Kolvenbach, «examinar e intensificar nuestra fidelidad al llamamiento del Señor»1. Por eso el tema que vamos a trabajar en este Simposio,

1 Carta del P. General, PETER HANS KOLVENBACH, a todos los jesuitas, el 6 de enero de 2005.

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Nos invita a que, con agradecimiento y humildad, peregrinemos a nuestras raíces, a las gracias que configuraron los núcleos de nuestra identidad más profunda, para reanimarlas y continuar respondiendo, con esperanza, a las urgencias que encarna hoy la misión2

Quiero ahora contarles una sencilla historia:

Un joven y exitoso ejecutivo iba a toda velocidad en su carro último modelo. De repente sintió un fuerte golpe en una de las puertas; se detuvo y, al bajarse, vio que un ladrillo le había dañado la pintura, la carrocería y el vidrio de la puerta de su lujoso carro. Lleno de rabia, se subió al carro, dio un brusco giro de 180 grados, y regresó a toda velocidad al lugar de donde vio salir el ladrillo que acababa de dañar su carro.

Se bajó de un brinco y agarró por los brazos a un niño; empujándolo hacia el carro estacionado le gritó: «¿Qué has hecho?, ¿Quién te crees que eres?, ¿Qué crees que haces con mi carro?». Y enfurecido, como echando humo, continuó gritándole al niño: «¡Es mi carro nuevo, y ese ladrillo que le tiraste te va a costar muy caro! ¿Por qué hiciste eso?».

Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho!, no sabía qué hacer», suplicó el niño. «Le tiré el ladrillo porque nadie me paraba»...

Las lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia un lado del carro estacionado. «Es mi hermano», le dijo. «Se atrancó su silla de ruedas y se cayó al suelo... y no puedo levantarlo». Sollozando, el niño le rogó al ejecutivo: «¿Puede usted, por favor, ayudarme a levantarlo y sentarlo en su silla? Se ha hecho daño, y pesa mucho para mí solo... soy muy pequeño».

Visiblemente impactado por las palabras del niño, el ejecutivo tragó grueso el nudo que se le formó en su garganta. Indescripti-

2 Ignacio, Fabro y Javier: Acoger el Don, impulsar la Misión, p. 3. Publicado por la Provincia de España de la Compañía de Jesús y reimpreso por la Provincia Colombiana en Noviembre de 2005.

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Palabras de Inauguración

blemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó nuevamente en su silla; sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco los cortes y la suciedad sobre las heridas del hermano de aquel niño tan especial.

Después de comprobar que se encontraba bien, miró al niño y éste le dio las gracias con una sonrisa sobrecogedora: «Dios lo bendiga, señor... y muchas gracias» le dijo. El hombre se quedó contemplando cómo se alejaba el niño, empujando con mucho trabajo la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casa.

Aún hoy, el ejecutivo no ha querido arreglar la puerta de su carro, manteniendo el daño que le hizo el ladrillazo, para que le recuerde que no debe ir por la vida tan de prisa, que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que le preste atención.

Dios normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención. Tu escoges: «Escuchar el susurro... o el ladrillazo».

Ignaciode Loyola, Francisco Javier y PedroFabro vivieron una profunda experiencia de peregrinación; cada uno, a su manera, tuvo la experiencia de escuchar el «susurro» o el «ladrillazo» del Señor y de responderle con todas sus energías y pasión, dejando atrás una vida que se fundamentaba en el honor, la fama, el poder y el dinero. Se dejaron conducir por Jesucristo, quien los llamó a trabajar con Él y como Él, para construir el Reino de Dios y así «entrar en la gloria del Padre»3. Los tres, según la manera como el Espíritu los condujo, no fueron sordos a este llamamiento del Señor y entregaron su vida al servicio de los demás, buscando que más hombres y mujeres conocieran a Jesucristo, lo amaran y lo siguieran en la construcción de un mundo donde todos viviéramos como verdaderos hijos de Dios y hermanos entre nosotros.

Este VI Simposio sobre Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, quiere ayudarnos a profundizar en esta hermosa experiencia que

3 Ejercicios Espirituales 95.

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estos tres fundadores de la Compañía de Jesús vivieron como «peregrinos»,dejándose conducir por elEspíritua donde no sabíanque los llevaba, pero con la absoluta seguridad de querer en todo amar y servir a Jesucristo, su Rey Eternal. Este camino lo recorrieron «sabiamente ignorantes, con su corazón sencillamente puesto en Cristo»4 .

Vivieron como «peregrinos», dejándose conducir por el Espíritu a donde no sabían que los llevaba, pero con la absoluta

Nosotros, los que asistimos a este Simposio, no podemos venir simplemente como espectadores de esta extraordinaria experiencia de peregrinación. Hoy también el Señor, a través de la vida de Ignacio, Javier y Fabro, nos vuelve a llamar para acoger el don e impulsar su misión. Y como al joven y exitoso ejecutivo de nuestra historia, nos pide que nos detengamos y miremos, al lado del camino, no sólo a un joven que se ha caído de su silla de ruedas, sino también a tanta gente que sufre, a causa de nuestro propio egoísmo, la exclusión y la injusticia, la desorientación y el sinsentido, el odio y la violencia que destruye la vida. Nos pide que trabajemos con Ély como Él, desdeuna profunda experiencia del amor de Dios que nos reconcilia, en la transformación de esta sociedad, para que construyamos una vida digna para todos, donde todos los derechos de las personas sean respetados, valorados y asumidos en justicia y equidad.

seguridad de querer en todo amar y servir a Jesucristo, su Rey Eternal

El Señor es claro con nosotros al mostrarnos, desde su propia experiencia de pasión y muerte en cruz, que la respuesta a su llamado implica el salir de nuestro propio amor, querer e interés5, para vivir una entrega incondicional; ésta puede llevarnos a la incomprensión y al rechazo, a maltratos e injurias, a la soledad y a la muerte. Lo único que Él nos garantiza es su amor y su gracia hasta el final. Por eso, hoy también nosotros podemos decir con San Juan:

4 NADAL V, Commentarii de Instituto S.I., Dialogus II, p. 626; Diálosoga n. 17, FN II, p. 252. 5 Cfr. Ejercicios Espirituales 189.

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Palabras de Inauguración

Conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros; así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos6 .

El Señor espera nuestra respuesta generosa. Ésta sólo tiene sentido y eficacia desde la perspectiva en que San Ignacio nos sitúa al proponernos hacer, en los Ejercicios Espirituales, la «Oblación de mayor estima y mayor momento»7: ofrecernos con todo nuestro querer, deseo y determinación para vivir con Jesucristo, hoy de nuevo crucificado, todos los insultos, menosprecios,maltratosypobreza (materialcomoespiritual),sabiendoque esto sólo lo podemos asumir con su favor y ayuda, si es su mayor servicio y alabanza, y reconociendo que es Él quien nos elige y recibe en tal vida y estado. Se trata de experimentar con humildad que queremos entregar nuestra vida trabajando con Él y como Él, pero que sólo con su gracia lo podemos llevar a cabo. Es la actitud de ponernos en las manos del Señor para que Él disponga de nosotros según su voluntad, deseando y eligiendo lo que más nos puede conducir para el fin que somos creados.

Por esto es importante que hoy, de nuevo, le pidamos al Señor que «no seamos sordos a su llamamiento, sino prestos y diligentes para cumplir su santísima voluntad»8. Esta petición se convierte en una profunda disposición para peregrinar, con Ignacio, Javier y Fabro, dejándonos llevar por el Señor, nuestro «Rey Eternal», como Servidores de su misión. Y para alcanzar esto, sentimos una profunda necesidad de ofrecernos a Él diciéndole:

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me los distes; a Vos, Señor,lotorno;todoesvuestro,disponedatodavuestravoluntad;dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta9 .

Carlos E. Correa Jaramillo, S.J.

10

6 1 Jn 3, 16.

7 Cfr. Ejercicios Espirituales 97 y 98.

8 Ibid., 91.

9 Ejercicios Espirituales 234.

10 Asistente Provincial para el Área Socio-pastoral.

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Es para mi muy grato dirigirme hoy a ustedes para darles la bienvenida en nombre de todos los organizadores de este ya VI Simposio sobre los Ejercicios Espirituales Ignacianos. Y me es muy grato, porque siento que ustedes hacen parte de mi gran familia Ignaciana reunidos en esta Universidad tan querida para todos. Siéntanse pues en su casa.

Lo primero que nos preguntamos al decidir participar en esta jornada de reflexión es ¿qué intencionalidad me mueve para vivir profundamente estos días? Y creo no equivocarme diciendo que es la misma que pone Ignacio, en la que el llamamiento del Rey Temporal ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal y es aquí:

El demandar gracia a Nuestro Señor, para que no sea sordo a su llamamiento, más presto y diligente para cumplir su santísima voluntad y ser de los que más se quieran afectar y señalar en todo servicio de su Rey Eterno y Señor Universal11 .

Entonces, haciendo un sobrevuelo a la temática que nos ocupará en este Simposio me atrevería a decir que es encarnarse en una parábola que Ignacio pone para que revivamos el amor primero y con base en los deseos que brotan de lo mejor de nosotros mismos, nos sintamos retados a pedir y vivenciar la gracia de ser polarizados por la persona de Jesús y su llamamiento, es volver a sentir que Jesús me llama nuevamente, es vibrar por el Reino y su justicia y movilizar todas mis energías para volverlas pasión dando una respuesta desde lo mejor de mí mismo.

El amor en todo el sentido de la palabra, no es un voluntarismo del ser humano, es un regalo de Dios. Por eso Ignacio, nos invita a pedir la gracia de un amor capaz de hacerme libre, indiferente, frente a mi propia sensualidad y mi amor carnal y mundano.

En un escrito del P. Arrupe, encontré lo anteriormente expresado en las siguientes palabras:

11 Ejercicios Espirituales 91 y 97.

Palabras de Inauguración

No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás. Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quien conozcas, lo que te rompa el corazón, y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, y eso lo decidirá todo.

Podríamos decir que el Rey Temporal es un encuentro, un redescubrimiento de mi propia historia, de mis disposiciones presentes, de mis limitaciones, sueños y proyectos que se sienten retados a una opción radical de entregarse a Jesús el Señor, para trabajar con Él y como Él en la Misión.

La conformación de mis sentimientos con los sentimientos de Jesús requieren de una fascinación por la persona del Rey y un deseo de seguirlo en el trabajo y en la pena; es ir con El, en una misión que exige dar la vida como lo hace el Maestro y esa es la «parábola verdadera» que nos interpela, nos cuestiona y nos estimula para poder hacer nuestra propia vida semejante a la suya.

Que no seamos sordos al llamamiento que nos hace el Señor Jesús hoy, sino «prestos y diligentes» para cumplir su santísima voluntad, su proyecto de anunciar y ofrecer el Reino del Padre como plenitud de vida para la humanidad. En pocas palabras, gracia para «afectarnos y señalarnos en todo servicio del Rey eterno y Señor universal»

No es otro el motivo por el cual estamos hoy aquí reunidos. Que el Señor los bendiga en estos días de gracia.

Elkin Arango Ramírez, S.J.12

12 Director del Centro Pastoral San Francisco Javier de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.

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Contexto histórico de la meditación del rey temporal

INTRODUCCIÓN

Tratar de descubrir, con base en un recuento histórico de los acontecimientos de la época, cual fue el contexto histórico en el cual surgió el libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y, en concreto, algo que pertenece al meollo de ellos, la meditación de «El llamamiento del Rey temporal que ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal», requiere una doble precisión de entrada.

En primer lugar, que no se trata simplemente de describir cómo era el mundo en tiempos de Íñigo y qué personas y acontecimientos determinaban el panorama europeo y español durante la época de la convalecencia en la casa solariega de la familia y durante las iluminaciones de Manresa, ya que sólo eso no explica el cambio radical que se obró en su proceso de «conversión»; se trata, ante todo, de profundizar en el alma de una persona que, en una situación propia e irrepetible, llegó a concre-

* Doctor en Historia de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Licenciado en historia Eclesiástica de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Actualmente es profesor de Historia de la Iglesia Latinoamericana en la Pontificia Univerdad Gregoriana en Roma.

Apuntes Ignacianos 49 (enero-abril 2007) 10-28 Alberto Gutiérrez Jaramillo, S.I.

Contexto histótico de la meditación del rey temporal

tar su experiencia humana y espiritual en unos Ejercicios Espirituales que expresaban, como fruto de la gracia y de la colaboración con ella, la relación con su propio contexto histórico, en otras palabras, su proyección hacia la realidad histórica para entenderla de manera distinta a como la entendía hasta entonces y para transformarla buscando «la mayor gloria de Dios y servicio de los prójimos».

En segundo lugar, que con el tema presente nos adentramos en el núcleo del carisma ignaciano, el seguimiento de Cristo, y que, según el propio Ignacio, sus primeros compañeros y los expertos de todos los tiempos en el método de los Ejercicios, con la meditación del Rey temporal nos encontramos, como dice el P. Santiago Miró S.J. en el Directorio,

Ante el fundamento de todas la meditaciones de la vida de Cristo que vienen a continuación, ya que contiene nada menos que la invitación del mismo Cristo nuestro Señor, en la que consiste toda la perfección del hombre que es lo que se busca a través de todas ellas1 .

Por lo tanto, lo más importante de este trabajo no es el cuadro histórico, más o menos difuso y comprensible hoy, del ambiente caballeresco y de corte en que se movía el gentilhombre Íñigo López de Loyola o los acontecimientos de la guerra franco-española que desembocaron en la tragedia de Pamplona, sino el hecho de ver cómo, en ese sucederse de situaciones, una persona, Íñigo, empezó a ver las situaciones, los acontecimientos y las personas de distinta manera a como las veía antes y a entender de diversa manera la oración que, como cristiano, había aprendido desde niño: «Padre nuestro: venga a nosotros tu Reino».

En el contextoen quesurgen losEjercicios, sobre todo desdeLoyola hasta Manresa, aparece ciertamente el hombre siempre leal, capaz de grandes acciones, formado en la escuela caballeresca de Loyola y en los austeros ambientes de la época de los Reyes católicos y de la reforma del

1 Dice el P. SANTIAGO MIRÓ, S. J.: «Notandum quod contemplatio de re temporali, quae ponitur in principio secundae hebdomadae, es veluti fundamentum omnium meditationum vitae Christi, quae sequuntur; nam ea tota nihil aliud est nisi eiusdem Christi Domini nostrio imitationem continet, in qua hominis perfectio consistit quae quidem in omnibus aliis item quaerenda est». JACOBUS MIRÓ, S J., Directoria, doc.22-23, nn.63-64, en MHSI, Monumenta ignatiana, 76, ed. Iparraguirre, p. 392.

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cardenal Cisneros; pero, sin que la gracia destruya la naturaleza del gentil hombre Loyola, aparece el hombre a quien la fuerza superior del Espíritu Divino solicita, cuestiona, ilumina y fortalece para que naturaleza y gracia produzcan lo que Rivadeneira catalogó como:

El primer conocimiento que nuestro Señor le comunicó de si y de sus cosas; del qual, acrecentado por el continuo uso y con nuevos resplandores, y visitaciones del cielo, salieron después como de su fuente y de su luz todos los rayos de avisos y reglas que el [Bienaventurado] Padre en sus Ejercicios nos enseñó para conocer y entender la diversidad que hay entre el espíritu verdadero de Dios y el engañoso del mundo2 .

REYES Y CABALLEROS

El tiempo en que nació Íñigo y en que transcurrieron su niñez y juventud tiene las características del cambio de época: era el momento de los grandes encuentros culturales, fruto de los viajes expedicionarios al Asia y a lo que se iba a llamar América por obra de la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Aunque el régimen de vasallaje feudal había entrado en crisis por la centralización del poder político en manos de un emperador y de unos reyes focalizadores de la vida política y aun económica, seguía marcando las líneas fundamentales de la estructura social que implicaba,comoanotaelexpertoentemasignacianosP.García-Mateo,«la subordinación de los diversos señores a un superior único; los obispos y príncipes estaban sometidos al rey; los reyes al emperador, y en la cumbre de la pirámide que constituía la sociedad feudal, como vicario de Cristo, al Papa»3 . Si bien, el régimen de dependencia era cada vez más teórico, el hecho es que, durante la niñez de Íñigo se produjo la novedad de que los muy católicos reyes don Fernando y doña Isabel rechazaron el llamarse vasallos del papa Alejandro VI con respecto a América y quisieron aparecer, ante sus connacionales, como lo que verdaderamente eran: reina de Castilla, ella, y rey de Aragón, él, súbditos del papa en lo espiritual y nada más.

2 PEDRO DE RIBADENEYRA, S. J., Vita Ignatii Loyolae, ed. Cándido de Dalmases S.J., (=MHSI, 99, Monumenta Ignatiana, 4), Romae 1965.

3 ROGELIO GARCÍA-MATEO, S. J., Ignacio de Loyola: su espiritualidad y su mundo cultural,Bilbao 2000, 516.

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Contexto histótico de la meditación del rey temporal

Todavía a finales del siglo XV y primeros años del XVI la Cristiandad occidental era una unidad, férreamente basada en un sistema de lealtades a Dios y a la Iglesia que pronto saltaría hecha pedazos cuando, a un programa de fe tradicional, se sobreponga otro de libre examen de la Escritura y de una confesión religiosa dependiente de la confesión del príncipe. Íñigo se formó en el ambiente de fidelidad al rey o a su señor y, como caballero, conocedor de las implicacionesde esa fidelidad, estaba dispuesto a acciones difíciles y heroicas en servicio de quien reconocía como su superior, hoy diríamos, su líder. Conocía de cerca, por sus años al servicio del contador mayor del Reino de Castilla (1505-1517) y del Virrey de Navarra (1517-1521), cuales eran sus obligaciones a fuer de caballero leal y cuales los peligros de un ambiente cortesano en que no estaban ausente, ni siquiera en las más cristianas y austeras cortes, las intrigas, la adulación, los delirios del orgullo y de la ambición a la que puede conducir el poder, sobre todo cuando se halla en la cumbre de la dominación4 .

Mi voluntad es de conquistar toda la tierra de los infieles

Cuando Íñigo hubo de detener su vida de aventura y heroísmo por su señor como consecuencia de una inesperada herida en combate y de una forzosa convalecencia larga y aburrida, era un hombre a quien no le eran ajenas las consideraciones en pro y en contra de un sistema de fidelidades que lo colocaba frente a la ambivalencia de la vida cortesana y caballeresca propia de una época de renacimiento cultural. Se trataba de una época que hacía del ejercicio de la razón un campo de discernimiento sobre el significado de los acontecimientos de la vida diaria en el contexto cultural y religioso de una sociedad impregnada de un nuevo humanismo que se sintetizaba en «el ideal de defensa y aumento de la Cristiandad o, como dicen los Ejercicios del Rey temporal: "mi voluntad es de conquistar toda la tierra de los infieles"».5

4 Cfr. Ibid., p. 518.

5 Ibid., p. 523.

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No se necesitaba ser demasiado religioso practicante para darse cuenta de la grave necesidad de estar férreamente ligado a los ideales de una sociedad basada en un esquema de Cristiandad dado que, como anota el P. Encinas, «en la mentalidad del tiempo de San Ignacio, el mundo se dividía en dos zonas: la cristiana y la gentil; esta, en tinieblas de gentilidad y de barbarie; aquella, en luz de cristiandad y de civilización. En la zona cristiana había un gran Emperador [Carlos V] que era como el defensor nato dela Iglesia»6. En el fondo,losreyescatólicos de Castillay Aragón, apelativo que le dio el papa Inocencio VIII (1484-1492) a Isabel y Fernando y que, confirmado por Alejandro VI (1492-1503), fue heredado por sus sucesores, era el punto de referencia para cualquier consideración sobre la supervivencia y extensión del cristianismo en el mundo y nada de raro tiene la conclusión de Encinas, con tal de que no se le de un sentido exclusivo, cuando dice que «al emperador cristiano se refiere el Rey temporal del símil o ejemplo de San Ignacio»7 .

Sin embargo, el Rey temporal de los Ejercicios puede ser sugerido por un gobernante católico estilo Carlos I de España y V de Alemania, pero sólo sugerido porque las condiciones de su ser y obrar superan con mucho el espacio y el tiempo, constituyéndose en un ideal, un real arquetipo, que no está sujeto a formas de gobierno o a situaciones coyunturales de la acción concreta del gobernante o, para hablar en lenguaje moderno, del líder a quien todos deben estar dispuestos a imitar y seguir.

El Íñigo de la época de la vivencia de «un Rey temporal que le ayuda a contemplar la vida del Rey eternal»8 al que se propone servir con una lealtad nueva, a lo divino, se coloca en una línea de pensamiento monárquico, pero que está muy lejos de ver en el soberano una especie de emanación divina, tal como se entendía en la Roma clásica, por ejemplo, en la época de Nerón. Según diversos comentaristas, entre los cuales el citado García-Mateo, para Íñigo no hay, en su mente, una divinización de la autoridad, por el hecho de serlo; se trata de algo mucho más profundo y humanamente motivante: a pesar de estar investido por Dios de una autoridad

6 ANTONIO ENCINAS, S. J., Los Ejercicios de San Ignacio, Santander 1952, 113.

7 Ibid.

8 Cfr. Ejercicios Espirituales 91.

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Contexto histótico de la meditación del rey temporal omnímoda, sin embargo no es un Rey temporal de estilo bizantino, ni un monarca absoluto de estilo barroco, sino, concluye el autor citado,

Algo muy distinto: un primus inter pares, un líder que atrae al pueblo con su persona y con su ejemplo, que dirige, no por un halo de majestad que realmente sólo es propio de Dios, ni simplemente porque el origen de toda autoridad sea divino, sino porque él, con su dedicación y entrega está respondiendo a la alta responsabilidad y dignidad de su oficio, no usa el poder en provecho personal lo que lo convertiría en un odioso tirano. Este tipo de Rey, que gobierna según la imagen del «Buen Pastor», ayuda ciertamente a contemplar la vida del Rey eternal9 .

La lógica ignaciana, con la doble consideración de «un Rey humano, elegido de mano de Dios nuestro Señor»10 y de Cristo nuestro Señor, Rey eternal11 está dentro del realismo histórico y psicológico de establecer una relación con Dios que no prescinda de la manera humana de ser leal a quien lo invita y le da ejemplo para una acción en la que tanto está en juego para si y para quienes están llamados a conformar el Reino de Dios, instaurado en este mundo y consumado en la vida eterna. Por consiguiente, para el ejercitante que siguea Ignacio, la respuesta al Rey eternal es doble: la primera es la todo buen súbdito de un rey tan liberal y tan humano que no quiere ser un perverso caballero (respuesta en el ámbito del rey temporal)12; la segunda es «la de los que más se querrán afectar y señalar en todo servicio a su rey eterno y señor universal»13 (respuesta en el ámbito del Rey eternal).

El P. Fiorito, en su Comentario a los Ejercicios, tiene, a este propósito, una conclusión importante; dice:

Por eso creemos que, si queremos hacer los Ejercicios guiados por San Ignacio, no se puede prescindir de la primera parte de esta contemplación, en la que se considera «un rey humano, elegido de mano de Dios nuestro Señor» (EE. 92-94). Podríamos decir que, en nuestros tiempos

9 GARCÍA-MATEO, Op. cit., p. 520.

10 Ejercicios Espirituales 92.

11 Cfr. Ejercicios Espirituales 95.

12 Ibid., 94.

13 Ejercicios Espirituales 97.

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democráticos, no nos dice nada la figura de un «rey humano», acostumbrados como estamos, a hablar de un presidente o de un primer ministro en nuestros actuales gobiernos14 .

Siendo muy sensata la consideración del comentarista de los Ejercicios, hay que regresar a la consideración de que el Rey temporal es un símbolo o elemento significante que, basado en experiencias reales del autor de los Ejercicios, está colocado frente a la segunda parte del símil o elemento significado en el contextobíblico del Reinode Dios, tema central escogido por Jesús en su predicación.

El Rey temporal es el ideal humano digno de ser imitado y seguido lealmente, porque es el primero en la entrega para realizar el Reino

Aunque el Señor no se ha detenido a definir la esencia del Reino y a especificar en qué consiste, ha centrado su mensaje sobre la proximidad e inminencia del establecimiento del Reino de Cristo cuyo feliz anuncio se conjuga con el urgente y presente llamado a cambiar de vida como respuesta al feliz anuncio de que Dios viene al encuentro de la humanidad con su acción salvífica, manifestando su poder de supremo Liberador15 .

En este contexto, el Rey temporal es el ideal humano digno de ser imitado y seguido lealmente porque es el primero en la entrega para realizar el Reino y, siendo humano, es capaz de suscitar vinculaciones de lealtad que, cuando se pasa a contemplar al Rey que es el Verbo encarnado, imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación en quien fueron creadas todas las cosas, se sublima la lealtad hasta hacerla seguimiento de Cristo para tener parte con El en la victoria como se ha tenido primero parte con El en los trabajos16 .

14 M. A., FIORITO, S. J., Buscar y hallar la voluntad de Dios. Comentario práctico de los EjerciciosEspiritualesdeSanIgnaciodeLoyola. Tomo I, Buenos Aires 1988, 358.

15 Cfr. Severino Dianich, Jesús y el Reino, en Nuovo Dizionario de Teologia, edit. BABAGLIO G.-DIANICHO S., Ed. Paoline, Milano 1988, 1216.

16 Cfr. Ejercicios Espirituales 93.

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Contexto histótico de la meditación del rey temporal

POSIBLES INFLUJOS DEL CONTEXTO HISTÓRICO EN ÍÑIGO

A propósito de la figura del rey temporal y de su simbología para llevar al compromiso con el Rey eternal, vale la pena analizar algunos hechos históricos que pudieron servir de marco, más o menos probable, a la consideración básica para entrar a contemplar la vida del Rey eternal con miras a la elección y reforma de vida. Sobra decir que los hechos aducidos son reales, pero queda la duda de si influyeron y en qué medida en el ejercitante de Loyola y Manresa en el acto de componer la meditación. Además, es importante tener en cuenta estos hechos porque nos ayudan a entender el por qué de ciertas interpretaciones sobre la vida y obra del fundador de la Compañía de Jesús.

EL SENTIDO DE CRUZADA EN ÍÑIGO

El P. Ramón Orlandis S.J. escribió una serie importante de artículos en la revista Cristiandad de 1950 sobre la repercusión que pudo tener en Íñigo la promulgación de la cruzada para reconquistar los Santos lugares por parte del papa León X en 1514, al finalizar las sesiones del V Concilio de Letrán y que fue predicada en España por el erudito cardenal Egidio de Viterbo. El hecho es este: estando en guerra España con Francia por el dominio del norte de Italia, el influyente papa Juan de Medici trató de imponer la tregua de Dios por 5 años para que los príncipes cristianos unidos atendieran el negocio de una urgente cruzada contra el peligro para la Cristiandad que representaban los turcos. Íñigo, por entonces, estaba al servicio del duque de Nájera, virrey de Navarra, y ciertamente tuvo que enterarse del urgente llamado del Papa; dado su carácter caballeresco y de acción, debió participar del entusiasmo por la cruzada. Orlandis se apoya en el testimonio que del carácter de hombre de empresa dieron Polanco y Laínez y sobre su condición de personalidad leal, cristiana a pesar de sus defectos, recia y valiente. El autor ve en la meditación del Rey temporal un eco de la cruzada de un rey que llama a conquistar a todos los enemigos y analiza la persona del que llama, a qué

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y a quienes llama, en qué condiciones y cual debía ser la respuesta de quienes se sintieran comprometidos con el angustioso llamado papal17 .

Realmente los planteamientos de Orlandis son sugestivos y no dejan de tener una posibilidad de influjo, al menos remoto. Pero hay dos realidades históricas que están en contra de la hipótesis: la primera es que la convocación por parte de León X no logró el efecto deseado y los reyes siguieron en su guerra por el dominio del norte de Italia que constituía el Milanisado; y, segundo, el ideal de conquista de Íñigo, siguiendo el llamado del Rey eternal, fue el de viajar a Tierra santa tras las huellas del Señor Jesús, lo que vino a lograr en tiempos del papa Adriano VI. Cuando quiso repetir su conquista espiritual, en tiempos de Paulo III, esta vez con sus compañeros, en cumplimiento del voto de Montmartre, no pudo hacerlo por causa de la guerra, que no cruzada, entre Venecia y los turcos por el dominio del Mediterráneo, cerrado por los musulmanes a las potencias marineras de Occidente, Venecia en primer lugar.

EL REY TEMPORAL Y LOS PRÍNCIPES DEL RENACIMIENTO

Es un hecho que el tránsito del medioevo a la era moderna, caracterizada por un renacimiento centrado en la afirmación colectiva del espíritu nacionalista, trajo consigo una exaltación de quien personificaba ese espíritu que no era otro que el gobernante. Entre los primeros en crear un prototipo de príncipe del renacimiento fue Nicolás Maquiavelo (1469-1517). En el ambiente de las cortes y de las instituciones educativas el tema del príncipe, sus derechos y deberes y la razón de estado que encarnaban sus decisiones, era de general conocimiento y aceptación y, en España, más aún cuando el propio Maquiavelo había exaltado a la categoría de modelo al rey Fernando el católico y, dentro de los príncipes, a César Borgia, ambos españoles18 .

17 Cfr. RAMÓN ORLANDIS, S J., El sentido de Cruzada en Íñigo de Loyola: Cristiandad 146 (año VII:15 abril) 180-182; 149 (año VII:1 junio) 258-260; 151 (año VII: 1 julio) 299-302. 18 En la obra clásica El Príncipe, Maquiavelo se refiere al rey Fernando el católico de la siguiente manera: «Ninguna cosa hace tan estimable a un príncipe como las grandes empresas que realiza ylos ejemplosextraordinarios que da. Nosotrostenemos en nuestro tiempo a Fernando de Aragón, actual rey de España, quien se puede calificar de un príncipe de nuevo estilo porque de rey débil que era ha llegado a ser por su fama y su

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Contexto histótico de la meditación del rey temporal

Resulta históricamente cierto que un rey temporal del renacimiento, la época de Íñigo, era una persona ideal, o mejor, idealizada, poseedora de cualidades y autoridad casi sobrehumanas y llamada a conducir a la nación valiéndose de todos los medios a su alcance, inclusive de aquellos que, aunque ilícitos e injustos, se justificarían por el fin pretendido, el bien y prosperidad de la sociedad.

Si bien hay elementos en el ambiente ideológico de la época que harían pensar en un trasvase de la figura del príncipe maquiavélico al Rey temporal de los Ejercicios ignacianos, hay varios elementos que hacen al segundo precisamente la antítesis del primero: en primer lugar, el hecho de que el Rey temporal invita, noobliga; no esun dictador absoluto, sino un ejemplo de vida y de acción; su proceder se justifica por la bondad del fin pretendido y de todos y cada uno de los medios usados; en segundo lugar, lo que justifica el llamado y la acción del Rey temporal es la voluntaddeDios creador yredentory lasalvacióneterna de los que lo siguen y no las razones de estadoque, en sutemporalidad, podrían llegar a postular el autoritarismo y aun la tiranía.

El Rey temporal invita, no obliga; no es un dictador

absoluto, sino un ejemplo de vida y de acción

Es curioso que, ante una figura como la del Rey temporal, capaz por si sola de crear todo un modelo de gobernante según la voluntad divina, algunos de buena o mala fe, desconocedores del Ignacio de los Ejercicios, lo han caricaturizado creando la falsa imagen del tirano que gobierna, no con la religión, sino con una disciplina férrea de militares, con una disciplina fría basada en los hechos y con una moral basada en la acción y subrayada por un estoicismo prepotente. Cuando se ha tratado de crear el paralelismo de Ignacio con César Borgia y se llega a decir que «estas dos figuras españolas, las dos odiosas para la mayoría, han dado la dirección a la Iglesia: una, impulsándola al poder espiritual, Loyola; otra, al poder

gloria el primer rey de la Cristiandad y si se miran sus empresas, se encuentra que todas son grandes y algunas extraordinarias.» NICCOLÒ MACCHIAVELLI, Il Principe, Edic.TEN, Roma 1995, 77. Traducción nuestra.

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temporal, César Borgia.»19, se comete uno de los peores errores basado en un prejuicio rayando en la mala fe. Cuan distinta aparece la figura del Rey temporal cuyo oficio es el del buen pastor y su llamado es el de conquistar por el servicio de Dios y de las almas. El Loyola militarista y de férrea y fría obediencia es un mito falso: el Íñigo del Rey temporal es todo lo contrario.

EL TEXTO DEL REY TEMPORAL Y LOS TEXTOS MILITARES

Sobre las fuentes posibles usadas por Íñigo para la composición de la meditación, se han hecho interesantes estudios comparativos sin que se haya podido decir exactamente si hubo una fuente literaria concreta de la cual se haya tomado, sobre todo, el discurso en que aparece el caudillo ejemplar invitando a sus seguidores «a conquistar toda la tierra de infieles»20. En la revista Manresa de 1966 se publicó un interesante estudio del P. Joaquín María Carretero S.J. en que el autor ve, en un texto del escritor latino Julio César, «un pasaje cesariano que es como un precedente típico o tipológico de la parábola del rey temporal que constituye la primera parte de la meditación del Reino de Cristo de los Ejercicios»21 .

El autor del estudio analiza los dos textos: el de Julio César en De bello gallico y el de Íñigo, y encuentra semejanzas estilísticas y de lenguaje que lo llevan a concluir que «no hay peligro de exagerar si decimos que, entre ambos textos, hay una verdadera relación de influjo y no un simple paralelismo»22. Analizando los argumentos de Carretero, se puede decir que, si bien el parecido es posible y aun probable, queda la duda de dónde pudo conocer Íñigo el texto cesariano y si realmente lo tuvo presente al escribir el texto de la meditación. Carretero lanza la hipótesis de que ello se verificó en Loyola, donde «tal vez era el libro de lectura latina en las clases particulares que un pedagogo de Loyola daba al pequeño Íñigo, a quien su padre, don Beltrán, quería preparar para la carrera eclesiástica»23 .

19 Cfr.RAMÓN ORLANDIS, S J., Digresión histórica: acoplamiento pasmoso: César Borgia e Íñigo de Loyola: Cristiandad 152 (año VII:15 julio) 328-329.

20 Cfr. Ejercicios Espirituales 93.

21 JOAQUÍN MARÍA CARRETERO, S. J., El esquema del «rey temporal» en un texto de César:Manresa 147. Vol. 38 (enero-marzo 1966) 172.

22 Ibid.

23 Ibid. p., 168.

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Contexto histótico de la meditación del rey temporal

Además de otras hipótesis igualmente sugestivas, pero complicadas, el autor concluye que, dado el influjo de César en el renacimiento, sus fórmulas crearon estereotipos lingüísticos, uno de los cuales pudo ser tal vez el usado por Íñigo en los Ejercicios24 .

Aunaceptando el posible influjo, como elde algunos libros de caballería de la época, estilo Amadís de Gaula, hay que decir que ambos textos son opuestos en cuanto a su significado profundo: César es un militar en campaña y su escenario y objetivos son de tipo militarista. Lo contrario, en Íñigo, cuyo ideal de caudillo y el discurso que hace a sus eventuales seguidores no son de naturaleza militar y menos militarista, sino profundamente espirituales, ya que la empresa a la que llama el Rey temporal es trascendente y tiene que ver con la extensión del reino de Dios en este mundo y la salvación eterna en la vida a la que somos llamados después de la muerte. Luego, creo que es prudente concluir que el contexto de la parábola del Rey temporal, aunque encarnada en el ambiente que se respiraba en el renacimiento, tiene que ver, sobre todo, con las meditaciones de Loyola y Manresa sobre la vida de Cristo y de los santos y con las conclusiones, fruto del discernimiento, que llevan al convaleciente Íñigo a una conversión real y de implicaciones sobrenaturales.

EL CONTEXTO DE LA CONVERSIÓN

Al analizar el contexto histórico en que surgieron los Ejercicios ignacianos, se suscitan dos preguntas: cual era el ambiente del catolicismo en la época renacentista y qué tipo de vida espiritual predominaba entre las personas que se preocupaban del tema, entre las cuales empezaba a figurar el Íñigo de Loyola y de Manresa.

Respecto al ambiente del catolicismo hay que ser muy objetivos en la manera de juzgar los hechos: se puede hablar hasta la saciedad de la mundanidad y hasta de la inmoralidad de la Curia romana en pontificados de papas menos pastores y más príncipes dedicados a la política, a favorecer a sus familias o a usufructuar el evidente poder pontificio en aras de sus intereses dinásticos o nacionalistas. Eso es cierto y no es necesario

24 Cfr. Ibid., p. 168-169.

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profundizar aquí en los pontificados de Inocencio VIII (1484-1492), AlejandroVI (1492-1503), Julio II (1503-1513)y LeónX (1513-1521). De ellos, en general, se puede decir que fueron papas importantes, pero que se caracterizaron por ser más administradores de un patrimonio, que papas, más mecenas de artistas y planificadores de la Urbe, que maestros de virtud y ciencia eclesiástica y, en una palabra, más príncipes mundanos, que realizadores conscientes de la vicaría de Cristo.

Sin embargo, hay que reconocer que, durante este tiempo en que la Santa Sede jugó un importante papel político-militar, se iniciaron movimientos de reforma en la Iglesia por parte de algunos que, en alas de una «devoción moderna», se empeñaron en poner a Dios y a la Escritura en el centro de sus vidas haciendo de la imitación de Cristo el ideal de una Iglesia y de un catolicismo más conforme a la revelación cristiana. Con algunas excepciones, como la de Alejandro VI con respecto al dominico Savonarola, los papas no se opusieron a una reforma que se veía como necesaria por todas partes.

Cuando Íñigo empezó su peregrinación espiritual con ayuda de la vida de Cristo y de los santos, se dio cuenta de algo que era básico en la espiritualidad de los maestros de la época: que lo esencial de la vida cristiana es el conocimiento de Cristo, para imitar humildemente sus virtudes en una vida que favoreciera el propio crecimiento espiritual y el beneficio de los prójimos, la cual, como anota el P. Javier Osuna, «era una forma nueva, distinta de cuanto había soñado y planeado hasta entonces, aunque no conociera todavía su modo de actuación concreta»25. La proximidad humana de Íñigo convaleciente en Loyola con San Francisco y Santo Domingo, tiene que ver con la imitación de Cristo, sin duda, pero también con la reforma de la Iglesia que veía realizada en sus por entonces modelos privilegiados: Francisco, llamado a vivir en pobreza y a restaurar la iglesia destruida, Domingo, predicador incansable en medio de los herejes para llevarlos a Cristo.

El ambiente de reforma que se respiraba en el austero medio de influjo del cardenal Cisneros y del futuro papa Adriano VI, era fruto de

25 JAVIER OSUNA, S. J., Amigos en el Señor. unidos para la dispersión, Bilbao 1998, 43.

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una necesidad renovada de imitar a Cristo y de aprender a hacer oración mental según los métodos, a veces excesivamente complejos, de los autores de la «devoción moderna». Nada de raro tiene que, a lo largo de su vida espiritual, Ignacio de Loyola haya tenido una devoción especial hacia el libro de Tomás de Kempis, o Gersoncito como se le llamaba familiarmente, con menos exactitud26. De las experiencias de Manresa surge el hombre nuevo de un Íñigo apasionado por el seguimiento de Cristo buscando su Reino, ante todo en el interior de su vida con la contemplación de Dios en su eternidad creadora, de la encarnación del Verbo, y de su vida desde el nacimiento hasta la cruz, muerte y resurrección.

De las experiencias de Manresa surge el hombre nuevo de un Íñigo apasionado por el seguimiento de Cristo buscando su Reino

En la base de la espiritualidad que marca el contexto histórico de la época de laconversióndeÍñigo, estálaVida deCristo de Ludolfo de Sajonia, llamado el cartujano. ElconvalecienteLoyola esmuy sincero en su Autobiografía: «Y porque era muy dado a leer libros mundanos y falsos, que suelen llamar de Caballerías, sintiéndose bueno, pidió que le diesen algunos dellos para pasar el tiempo; mas en aquella casa no se halló ninguno de los que él solía leer, y así le dieron un Vita Christi y un libro de la vida de los Santos en romance»27. La Vida de Cristo del cartujano responde al ambiente religioso que se respiraba en la «devotio moderna» pues se centra en la veneración e imitación del Cristo de los Evangelios: un Cristo considerado y adorado en su humanidad especialmente y en sus misterios: encarnación, nacimiento, infancia, vida pública, pasión, muerte, resurrección y ascensión.

Para todos los cristianos, clérigos y laicos, uno de los hechos más sensibles con respecto a Cristo lo constituía la pérdida de los santos luga-

26 Cfr. B. LLORCA, S.J. - R. VILLOSLADA, S. J.: «Muchos defendieron que el autor era Gersón, teoría a la que, según Loth, le falta todo: la prueba testimonial e histórica, la autoridad de los manuscritos, la tradición y la verosimilitud…», Historia de la Iglesia católica, (III: EdadNueva),(BAC199),Madrid1987,557,nota27.

27 Autobiografía 5.

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res, lo que hacía cada vez más difícil la peregrinación a Tierra Santa y, por tanto, el contacto directo con los lugares donde Cristo vivió. Peregrinar detrás de las huellas del Señor se convirtió para muchos, entre los cuales el convaleciente de Loyola, en un propósito obsesivo y audaz y quedará como eje del propósito de seguir a Cristo inclusive cuando ya, habiendo regresado de Tierra Santa, se encuentran Ignacio y el grupo de compañeros, en trance de definir una situación que estaba rubricada por el voto de Montmartre del 15 de agosto de 1534.

Es importante anotar que la reflexión teológica de Ludolfo sobre los misterios de la salvación, en especial sobre la Trinidad, la encarnación y el misterio pascual, está realizada con una didáctica comprensible, catequística, que explica temas difíciles de manera que el lector se pueda familiarizar con Jesús y con las personas de la historia sagrada en medio de un abundante material patrístico, de autores ascéticos y místicos, y aun de alusiones a la sabiduría de los autores clásicos griegos y latinos, métodomuyusadoyfamiliar porloshumanistas del renacimiento, eclesiásticos o laicos.

Íñigo tuvo, entonces, la ocasión de leer una obra de iniciación a la vida cristiana cuyo objetivo principal era ayudar a considerar la semejanza divina, según la cual el hombre ha sido creado, imitando la imagen más perfecta de Dios que es su Hijo Jesucristo, visto en su persona, en su vida y misterio, es decir, en su obra salvífica28 .

Vale la pena añadir una consideración con respecto a la traducción de Ambrosio Montesino: su versión es de la época de la reforma llevada a cabo por el cardenal Cisneros en la época de los reyes católicos, reforma íntimamente ligada a la imitación de Cristo, tan adecuadamente delineada en la obra de Kempis y en la vida de los santos que Íñigo tuvo también en sus manos como testimonio de que el seguimiento de Cristo era posible en personas como San Francisco y Santo Domingo. Providencialmente ambas obras estaban en Loyola dada la vinculación de fray Ambrosio de Montesino, el franciscano traductor de la obra de

28 Cfr.ROGELIO GARCÍA-MATEO, El misterio de la vida de Cristo en los «Ejercicios ignacianos» y en la «Vita Christi» [del] Cartujano, Antología de textos, (BAC 626), Madrid 2002, XXIII.

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Ludolfo de Sajonia al castellano, con doña María de Guevara, fundadora del convento de las clarisas de Ávila y tía de Íñigo, a quien dedicó alguna de sus obras y quien fue su mecenas y colaboradora29. Es más que probable que a ella y a las mujeres de la familia haya que atribuir la presencia de las obras citadas en la casa solariega de Loyola.

EL REY TEMPORAL Y EL CABALLERO CRISTIANO

Quedaría incompleto el contexto histórico en que surgió la meditación del llamamiento del Rey temporal, si no echamos una mirada conclusiva a la realidad del «caballero cristiano» que siempre fue Ignacio, antes y después de su conversión, ya que el símbolo tiene mucho de caballeresco y del sentido de lealtad propia de los seres humanos de todos los tiempos que como «buenos súbditos de un rey tan liberal y humano no quieren ser dignos de ser vituperados por todo el mundo y tenidos por perversos caballeros»30. Es un hecho, y eso lo sabemos con base en el realismo y en la humildad del propio Íñigo, que él fue un noble, aunque desagarrado y vano caballero, pero que, precisamente por su nobleza y lealtad, movido por la gracia de la conversión, escuchó y plasmó en su vida la respuesta a «un rey tan liberal y tan humano», como es el Rey temporal de los Ejercicios, símil que lo lleva, por analogía, a la consideración del Rey eterno.

El P. García Villoslada analiza el influjo que tuvo en la vida del joven Íñigo la estadía en Arévalo, en el palacio del contador de Castilla, don Juan Velásquez de Cuéllar. Dice en su nueva biografía de San Ignacio que,

La educación social que configuró todo su ser fue esmeradamente cortesana, según el ceremonial de los pajes y donceles de Castilla, que se preparaban para realizar en sí la imagen del perfecto caballero, tal como la describirá paradigmáticamente el diplomático y humanista Baltasar Castiglione en su elegante y exquisito libro Il Cortigiano31 .

29 Cfr. Ibid., p. XXIII, nota 13.

30 Cfr. Ejercicios Espirituales 94.

31 RICARDO GARCÍA-VILLOSLADA, S. J., San Ignacio de Loyola, Nueva biografía, Madrid1986,88.

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Elanálisis de la estadía de Íñigo enArévalo lleva a García Villoslada a concluir que esa experiencia en un medio que describe como distinguido por «la fastuosidad y el lujo dentro de una moral más bien austera y una gravedad típicamente castellana»32, produjo enél

Una transformación, de frívolo cortesano en grave militar de ideales cristianos [que] es la primera conversión de Íñigo de Loyola, no una conversión de carácter plenamente religioso, porque su imaginación seguirá todavía varios años poblada de ideales terrenos y su corazón arañado de sentimientos demasiado humanos; pero significa un paso adelante, o acaso mejor, un salto decidido en el itinerario vital, psicológico, de su personalidad»33 .

Cuando en el texto de García Villoslada y de otros autores se habla de Íñigo como «grave militar», conviene matizar el término porque Ignacio de Loyola ciertamente manejó armas en su juventud y tuvo intervención en hechos de batallas, pero eso no quiere decir que haya sido un militar de carrera y, mucho menos, que psicológicamente haya sido militarista. La imagen del «buen súbdito que sigue a un rey tan liberal y tan humano» de los Ejercicios, es la de un caballero que sigue lealmente a su rey temporal con valentía y fidelidad, aun con peligro de su vida. El sentido caballeresco de la vida se aquilató en Íñigo al contacto con las lecturas de la época «porque era muy aficionado a leer libros mundanos y falsos, que suelen llamar de caballerías», según confiesa en su Autobiografía34 y cuando, puesto al servicio del duque de Nájera siguió la causa del emperador Carlos V, por entonces el soberano más poderoso de la tierra. Era la época de la herida de Pamplona.

En la mentalidad de la época, la autoridad real e imperial era defendida con criterios pedagógicos paradigmáticos, pues quien detentaba el poder lo hacía por mandato divino y era ley viva de la sociedad, no solo porque tenía la potestad de hacer la ley, interpretarla y dispensar de ella, sino porque la ley, por si misma, es algo muerto si no se encarna en

32 Ibid., p. 87.

33 Ibid., p. 109.

34 Autobiografía 5.

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Contexto histótico de la meditación del rey temporal quien le da vida con su ejemplo y acción, de manera que todo perfeccionamiento de su persona repercute en bien de la comunidad35 .

En la meditación del Rey temporal, Íñigo describe admirablemente su conceptoparadigmático de quien «es elegido de mano de Dios nuestro Señor»36 y ejerce la autoridad con liberalidad y humanismo. La parábola tiene toda la fuerza y universalidad precisamente porque la contemplación se centra en la persona y en la misión de quien llama a seguir su ejemplo y a tener parte con él en la victoria como la ha tenido en los trabajos37. El P. Osuna dice a este propósito:

Las meditaciones del llamamiento del Rey y de las dos banderas –su continuación y complemento–, que en el texto de los Ejercicios constituyen el núcleo central de la contemplación de los misterios de Cristo, le comunicaron una nueva visión del seguimiento y servicio al que se sentía poderosamente atraído»38 .

En el mismo sentido el P. García Mateo se expresa así:

La pedagogía de Ignacio […] parte de un ideal comúnmente conocido y profundamente deseado […] con la intención de hacer próxima una realidad trascendente, pero de tal manera que ésta lo excede por completo. «Quánto es cosa más digna», [dice al referirse al Rey eternal,] es decir, siguiendo un modo que recuerda, en cierto sentido el de la «analogía por eminencia», Ignacio intenta que el ejercitante descubra que, si el ideal ético-político de un buen gobernante-líder ya, de por si, compromete, éste no es sino una copia imperfecta del «Rey eternal»39 .

Podemos concluir que Ignacio, sin dejar de ser hombre de su época, imbuido en el contexto histórico en que vivió y actuó, fue enteramente fiel a la gracia de una conversión real que lo hizo trascender su visión del mundo y de la sociedad hasta la entrega de su persona a la búsqueda

35 Cfr. GARCÍA-MATEO, S. J., Ignacio de Loyola: su espiritualidad y su mundo cultural, Op. cit., p. 380.

36 Ejercicios Espirituales 92.

37 Cfr. Ejercicios Espirituales 93.

38 JAVIER OSUNA, S J., Op. cit., p. 42.

39 GARCÍA-MATEO, S. J., Op. cit., p. 382-383.

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del mayor serviciode Dios y ayuda de la almas. Por tanto, no es sólo por el sentido que demuestra de la autoridad correctamente ejercida por lo que es necesaria la contemplación de un Rey temporal, sino porque por la consideración de lo inmediato y creado se llega a entender, amar y seguir a Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios y por tanto realidad y paradigma del seguimiento de la voluntad divina tal como se expresa en la petición de la meditación con que se abre la Segunda semana: «Pedir gracia a nuestro Señor para que no sea sordo a su llamamiento, mas presto y diligente para cumplir su sanctísima voluntad»40 .

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

«Contemplación

de la vida del Rey Eternal» [EE 91-100] en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

INTRODUCCIÓN

La singular e imponente contemplación de «la vida del Rey Eternal» y su llamamiento a seguirlo, que San Ignacio coloca como fundamental ejercicio de enlace entre la Primera y la Segunda Semana, es el tema que me propongo compartir con ustedes.

Quiero exponer con la mayor sencillez algunas reflexiones que son fruto de la experiencia recogida en la oración personal y en las múltiples ocasiones en que he propuesto este ejercicio a diversas clases de ejercitantes y en variadas formas de aplicación de los Ejercicios ignacianos. Me doy cuenta de que es una contemplación sobradamente familiar para casi todos ustedes y de que apenas habría algo más qué comentar. Por lo tanto, no voy a presentar un novedoso comentario académico. Deseo más bien invitarlos a que hagamos juntos una reflexión orante, una lectura sapiencial, para sentir y gustar internamente esta contemplación, de forma que nos ayude a apropiarla para nuestra oración personal y a declarar-

* Doctor en Teología Espiritual de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Actualmente es el Director del Curso de Formación Permanente para los jesuitas de América Latina – CURFOPAL. Miembro del Equipo del CIRE.

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la fielmente a otros. Tomemos conciencia de que Aquel de quien vamos a hablar y a escuchar, está aquí, presente entre nosotros, nos instruye y nos «afecta» –toca nuestros afectos–, con la unción de su Espíritu.

Al texto que he preparado, le he añadido algunas consideraciones de un trabajo elaborado hace algunos años con el P. Iván Restrepo, actual Maestro de Novicios de la Provincia de Colombia, para una exposición en el equipo amplio del Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios (CIRE). Tuve precisamente la fortuna de actualizarlo en estos últimos días, ya que estamos dando conjuntamente los Ejercicios de mes al grupo de doce Novicios que ingresaron este año a la Compañía de Jesús y entre los dos acabamos de proponerles esta contemplación.

ESTRUCTURA DEL EJERCICIO

Como muy bien sabemos, esta pieza cardinal del texto de los Ejercicios se compone de dos partes. La primera: «el llamamiento del rey temporal», una parábola introductoria, claramente idealista, un ejemplo imaginado para ayudar y disponer al ejercitante para entrar con generosidad, en la segunda parte: «contemplar la vida del Rey Eternal», una realidad que constituye el foco central y el corazón de todo el proceso de los Ejercicios completos. De ahí que el acento no se haya de poner en la parábola, que, aunque muy importante y vigente aún hoy, es obviamente un elemento provisional de ayuda, como explícitamente lo declaró San Ignacio.

La parábola acaba de ser escrita por el P. Alberto Gutiérrez en su contextohistórico,con exquisitadocumentación,leídaeinterpretadadesde la genuina mística espiritual de Iñigo, el leal caballero cristiano y penitente de Loyola, transformado en colaborador de Jesús en Manresa.

Me corresponde a mí la reflexión sobre la segunda parte, que constituye la tarea trascendental que San Ignacio propone para este momento a quien se dispone seriamente a iniciar el proceso de los Ejercicios para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida1, con el fin de encaminarse por la vía por la que mejor podrá servirle en adelante2 .

1 Ejercicios Espirituales 1.

2 Cfr. Ejercicios Espirituales 15.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

La segunda parte de este ejercicio –escribe San Ignacio- consiste en aplicar el sobredicho ejemplo del rey temporal a Cristo nuestro Señor… Si tal vocación [llamamiento] consideramos del rey temporal a sus súbditos, cuánto es cosa más digna de consideración ver a Cristo nuestro Señor, rey eterno, y delante dél todo el universo mundo, al cual y a cada uno en particular llama y dice…3 .

Es el paso de la utopía a una realidad imponderable, que nos interpela y nos convoca. El ejercitante, que llega de la Primera Semana preguntándose sobre lo que debe hacer en adelante por Cristo, es invitado a comenzar a contemplar la vida de Jesús, de la que el ejercicio le brinda una suma o compendio. Luego continuará durante toda la Segunda Semana la contemplación detallada de la vida terrena de Jesús de Nazaret, que le irá diseñando progresivamente una propuesta que cambiaráradicalmente su vida. Es«juntamente contemplando su vida», como quiere Ignacio que quien hace los Ejercicios completos, se dedique «a investigar y demandar en qué vida o estado de nosotros se quiere servir su divina majestad»4 .

UN EJERCICIO DIFERENTE Y ATÍPICO

Este ejercicio no forma parte de la Segunda Semana, que se inicia propiamente con las contemplaciones de la Encarnación y el Nacimiento. Contiene ciertamente elementos de meditación y consideración, pero San Ignacio lo presenta como «contemplación» de la vida del Rey Eternal, y utiliza ya la indicación de «ver las personas, escuchar lo que dicen, considerar lo que hacen», puntos característicos de la forma de contemplar de las siguientes Semanas de los Ejercicios; así como también los preámbulos de oración preparatoria, composición viendo el lugar, gracia que quiero demandar y coloquio. Tiene, pues, suficiente razón para llamarlo «contemplación» en lugar de «meditación». Por lo demás, considero impropio referirse a todo el ejercicio como «meditación del rey temporal», título que recubre sólo la parábola introductoria y deja en la sombra el contenido esencial que es la vida del Rey Eternal y su llamamiento a colaborar en su misión de conquistar el mundo para en-

3 Ejercicios Espirituales 95.

4 Ibid., 135.

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tregarlo al Padre. El P. Nadal lo recuerda como «el ejercicio del Rey», mientras que Polanco en su Directorio de Ejercicios lo llama «meditación del reino de Cristo».

San Ignacio en el texto de los Ejercicios no le pone título, sino que lo abre con un sencillo encabezamiento: «El llamamiento del rey temporal ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal»5. Asíque hepreferido, siguiendo la opción del santo, llamar a esta segunda parte del ejercicio: «contemplación de la vida del Rey Eternal», en lugar de «meditación». Así la llama también el P. Hugo Rahner, ponderando su trascendental importancia en el proceso de los Ejercicios: «La contemplación del rey eternal».

Llama la atención la diversa manera como Ignacio enuncia primero la parábola y luego su aplicación al Rey Eternal. La parábola es «el llamamiento» del rey temporal, que propone como disposición para pasar a lo que denomina «contemplar la vida» del Rey Eternal. Más adelante, en la meditación de dos banderas, se referirá de nuevo a «la vida verdadera» que muestra el sumo y verdadero capitán6 .

En la parábola se trata de mirar y considerar el proyecto conquistador de un rey humanoy cristiano, que convoca a sus súbditos a unírsele y a trabajar denodadamente con él en una empresa de inspiración divina, con la promesa de tener parte en la victoria como la han tenido en el trabajo. Un proyecto que seguramente cautivó a Iñigo y a Javier en sus años juveniles. En la aplicación al Rey Eternal se da el paso de la utopía a la realidad: a una afectuosa contemplación de la vida de Jesús, Rey eterno y señor de todo el mundo. Pero es contemplación de una vida que se confunde y se identifica inseparablemente con una misión, con un encargo y una tarea recibidos del Padre, como lo manifestó el mismo Jesús junto al lago de Galilea: «no estoy aquí bajado del cielo para realizar un designio mío, sino el designio del que me mandó… y este es el designio de mi Padre, que todo el que reconoce al Hijo y se adhiera a él, tenga vida definitiva»7. Jesús vive para el Padre y el Padre es Amor al mundo, con el que quiere formar una inmensa familia de hermanos cuyo primogénito es su

5 Ibid., 91.

6 Ibid., 139.

7 Jn 6, 38-40.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio Hijo. El P. Arrupe nos enseñó a contemplar asíaJesús, como el«hombre-para-losdemás», que se encarnó y puso su tienda de campaña entre nosotros para anunciar y comunicar «vida en abundancia». No se puede contemplar la vida de Jesús sin experimentar su irresistible seducción para conformar la nuestra con la suya y para compartir su misión de trabajar con él para que el mundo tenga vida.

La contemplación de la vida de Jesús es al mismo tiempo un llamamiento actual a dedicar la propia vida, con él y como él, a colaborar en la misión de atraer a los hombres a la vida

A lo largo de toda la Semana que el ejercitante se apresta a comenzar, la contemplación de la vida de Jesús será un encuentro vivo con el mismo Señor, «ansí nuevamente encarnado», que a través de la consolación de su Espíritu se le comunicará paso a paso «abrazándolo en su amor y alabanza y disponiéndolo [afectivamente] por la vía que mejor podrá servirle en adelante»8. De manera que la contemplación de la vida de Jesús es al mismo tiempo un llamamiento actual a dedicar la propia vida, con él y como él, a colaborar en la misión de atraer a los hombres a la vida. Pero contemplar, no ha de entenderse de ninguna manera como un esfuerzo imaginativo de retornar al pasado para mirar los acontecimientos de la vida terrena de Jesús. El mismo Señor resucitado se le hace presente al ejercitante en el misterio que contempla y le muestra, lo mueve, lo atrae, lo llama. Así se expresan dos eminentes teólogos sobre el verdadero sentido de la contemplación. Karl Rahner afirma:

Hay que tener en cuenta que las contemplaciones de los diversos pasos de la vida de Jesús no equivalen a una mera reflexión sobre ejemplos morales. Las normas éticas pueden estudiarse con mayor exactitud en un código de teología moral. Por el contrario, en estas contemplaciones, por medio de una eficaz anamnesis (representación, recuerdo) histórico-salvífica, nos ponemos en relación real, no sólo conceptual, con el episodio de la vida de Jesús escogido como tema; relación que nos ofre-

8 Cfr. Ejercicios Espirituales 15.

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ce la gracia para imitar a Cristo. Es algo que debemos tener presente en nuestras contemplaciones de la vida de Jesús; de lo contrario, nos pueden resultar aburridas y banales. Lo que se da, en sentido estricto, sacramental, en el sacrificio de la misa, acontece verdaderamente también en la conmemoración creyente, en la contemplación de los demás misterios de la vida de Jesús; la contemplación no se reduce a una mera ocupación especulativa de la historia de Jesús, sino que en ella se patentiza y ofrece la gracia contenida en un determinado misterio9 .

Menos conocido quizás, pero también un experto teólogo y maestro delaespiritualidadignaciana,eljesuitacanadienseJohnEnglish,comenta:

En la Eucaristía, bajo las apariencias de pan y vino, Cristo se hace realmente presente a nosotros. El Señor resucitado, porque está más allá del tiempo, entra en nuestro tiempo en este momento eucarístico. La presencia de Cristo ante nosotros en la contemplación es del mismo estilo y depende, de modo similar, de su resurrección. En su estado resucitado Cristo puede hacer presentes (re-presentar) los misterios de su vida así como hace presente el misterio pascual en la Eucaristía...; de manera análoga a nuestra presencia durante la Eucaristía, podemos estar presentes en los misterios que contemplamos. El Señor puede hacer esto porque en su vida resucitada y llena de gloria trasciende el tiempo y el espacio. Es el Señor de la historia y del universo… Uno puede orar a Cristo niño, a Cristo que cuelga en la cruz, a Cristo que perdona a la mujer que lava sus pies. Esto es posible porque Cristo incluye en su ser resucitado todos los eventos de su vida histórica. Se podría explicar así: uno está con el Cristo resucitado en su infancia. Él lleva al creyente hasta su infancia y se le presenta Él mismo en su infancia. O se le presenta a sí mismo en la cruz. De esta manera el cristiano es capacitado por el Espíritu Santo para hacerse presente al Cristo resucitado, viviente y muriente en la cruz. El está hablando a sus seguidores desde la cruz. El se comunica desde el pesebre; se presenta a sí mismo como un bebé. Y el creyente permanece allí, admirado, delante del niño10 .

9 KARL RAHNER, S.J., Meditaciones sobre los Ejercicios de San Ignacio, Herder, Barcelona 1971, 157

10 Extracto traducido del libro: Spiritual Freedom. Loyola House, Guelph, Ontario, 1983. Puede verse un texto más amplio en Ejercicios Ignacianos abiertos. Segunda Semana I, Anexo n. 5. Compañía de Jesús, Provincia de Colombia, p. 95-102.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

LOS RASGOS PARTICULARES

El texto de la contemplación, en el primer punto, explicita el llamamiento, cuando pide ver a Cristo nuestro Señor que «llama y dice: …quien quisiere venir comigo ha de trabajar comigo, porque siguiéndome en la pena también me siga en la gloria»11. San Ignacio cambia, pues, la manera de enunciarla, pero no la orientación definitivamente misionera e interpelante de la contemplación, que canaliza todo el dinamismo del ejercitante hacia la invitación que va a escuchar.

Por eso, un riesgo peligroso que hay que evitar al entregar esta contemplación del Rey Eternal, es presentarla ligeramente, como una simple aplicación superlativa de la parábola de la vocación del rey temporal, y reducir el «cuánto es cosa más digna de consideración», de la transición entre las dos partes, a un simple llamamiento a colaborar en la misión y a una respuesta de generoso compromiso en el trabajo, asumiendo quizás todo lo que ella comporta, pero dejando la relación con Jesús confinada a un presupuesto, a una referencia lejana y privada de íntima comunión con él. La invitación a contemplar la vida de Jesús pretende directamente suscitar un amor y un compromiso con su Persona, que al terminar los Ejercicios debe desembocar en un firme propósito de identificación con sus valores, sus criterios, sus sentimientos, sus actitudes y acciones, hasta llegar a hacerse como él «vida-misión», «persona-para-los-demás».

Paraqueelejercitanterespire

Esta pieza presenta una característica especial y atípica dentro del modo y orden de los Ejercicios completos. Colocada el día anterior al comienzo de la Segunda Semana, cuyo primer ejercicio es la contemplación de la Encarnación, dice de ella el P. Polanco en su Directorio de Ejercicios:

Cuando hay que seguir adelante, para que respire el que se ejercita, se le propondrá la meditación del reino de Cristo, la cual se hará dos veces, a saber, por la mañana y por la tarde; y no se propongan otras

11 Ejercicios Espirituales 95.

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para el mismo día; luego, al atardecer, se propondrá el Ejercicio de la Encarnación, para hacerlo a la aurora del siguiente día; este mismo día siguiente, propóngase por la mañana el Ejercicio de la Natividad, para hacerlo antes de la comida y por la tarde. O bien, una vez practicado el Ejercicio del Reino de Cristo, se propondrá y hará el Ejercicio de la Encarnación; y después del mismo se repetirá la meditación del reino, antes de proponer el Ejercicio de la Natividad12 .

El mismo Polanco se refiere al siguiente día, anotando: «se llama el primero [de la segunda Semana], pues entonces empiezan a hacerse por primera vez los cinco Ejercicios de las meditaciones de Cristo»13. En el texto de los Ejercicios se indica también que esta contemplación «se hará dos veces al día, es a saber, a la mañana en levantándose, y a una hora antes de comer o de cenar»14. Por su parte, San Ignacio, en sus Notas autógrafas15 , comúnmente llamadas «Directorio», explica:

Los que tienen muchos deseos de pasar adelante para determinar de su estado, después que acabaren su confesión general, aquel día y el que se comunicaren pueden dejarse reposar hasta la mañana siguiente, sin darles ejercicio ninguno a modo de ejercicio, aunque alguna cosa ligera podría dárseles, como de praeceptis Dei [De los mandamientos de Dios]16 .

De modo, pues, que entre la Primera y la segunda Semana, el ejercitante deberá tomar un descanso del trabajo realizado durante los días anteriores; por lo tanto sólo se le dará el ejercicio del reino, para que lo haga dos veces. No se proponen los dos ejercicios de contemplación diferentes, ni las repeticiones y aplicación de sentidos propios de los demás días de Ejercicios. Durante el resto de esa jornada de respiro, se le recomienda «leer algunos ratos en los libros De imitatione Christi o de los Evangelios y de vidas de santos»17 .

12 JUAN ALFONSO DE POLANCO, S.J., Directorio, enMIGUEL LOP, S. J., Los Directorios de Ejercicios, 1540-1599 (Manresa 23) Santander 2000, 153 n. 62.

13 Ibid.

14 Ejercicios Espirituales 99.

15 Así prefiere llamar el P. José Calveras, S.J., al Directorio autógrafo.

16 MIGUEL LOP, S.J., Los Directorios de Ejercicios, 1540-1599 (Manresa 23) Santander 2000, 21 n. 14.

17 Ejercicios Espirituales 100

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Día de una opción trascendental

Pero, paradójicamente, esta jornada de respiro es muy importante y de gran concentración, porque el ejercitante es interpelado por el llamamiento que le hace Cristo nuestro Señor a seguirlo y a trabajar con él en la misión; y porque al final del día deberá ofrecer una respuesta que no sólo comprometerá su persona al trabajo18 sino que, queriéndose «afectar y señalar en todo servicio de su rey eterno y señor universal», seconvertirá en una «oblación de mayor estima y momento»19 .

En un ambiente de distensión, de paz y de tranquilidad, ponderará con mucho afecto su respuesta. Será la primera gran opción de los Ejercicios, a mi manera de ver aun más trascendental que la misma elección, por más que San Ignacio le de al momento de elegir mayor tiempo, más preparación inmediata y muy precisas orientaciones. Y estimo que es más importante y decisiva porque apunta al objetivo mismo de los Ejercicios, el cual no se agota en la elección de estado de vida, sino que desencadena la decisión eficaz de iniciar un proceso que quedará siempre inconclusode identificacióndelapropia vidaconla deJesús,tareaquese prolongará más allá de terminados los Ejercicios completos. Carlos Palacio, S.J., hastahace poco profesor decristología en el Centrode Estudios Superiores de la Compañía de Jesús en Belo Horizonte y actual Provincial de la Provincia de Brasil Centro-Oriental, coincide en este planteamiento:

Analizado bajo esta luz se ve con más claridad que el objetivo de la elección no es únicamente escoger un estado de vida, sino ser como Jesucristo en el estado de vida que él me quiera indicar. La elección no es un fin en sí misma. Y por eso no lo es de los Ejercicios. Es un medio, un puente que conduce hacia la identificación con el Señor. Por eso, «antes de entrar en las elecciones», hay que «afectarse» a la «vera doctrina de Cristo nuestro Señor [EE 164,1], que es su vida, la «vida verdadera» [EE 139,2]. «Afectarse» es dejarse tocar, ser contagiado y seducido por la vida de Jesús20 .

18 Cfr. Ejercicios Espirituales 96.

19 Ejercicios Espirituales 97.

20 CARLOS PALACIO, S.J., Cristología de los Ejercicios, segunda Semana. Tema de reflexión dado en el Curso-Taller Internacional de acompañantes de Ejercicios en Los Teques, Venezuela, 2004.

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Por otra parte, para un ejercitante que no tiene que hacer elección de vida, como es el caso de personas que la han hecho previamente, es un momento culminante para ratificar la decisión de continuar en su empeño de conformar más y más su propia vida con la del Señor. Es el día en que volverá a sentir con Pablo:

Lo que quiero es conocer personalmente a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte, espero llegar a la resurrección de los muertos…sigoadelanteconlaesperanzadealcanzarlo,puestoqueCristo Jesús me alcanzó primero… y olvidándome de lo que queda atrás prosigo mi carrera para llegar a la meta y alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto por medio de Cristo Jesús…21 .

Durante todo el día, entre los dos momentos de esta contemplación, aconseja Polanco22 que podrá tomar alguna lectura que alimente la devoción más que el entendimiento, como de los Evangelios [sugiero por ejemplo, el llamamiento de Jesús a sus discípulos, Jn 1, 35-51], o de la Imitación de Cristo, que se recomienda aquí por primera vez. Se podría sugerir muy apropiadamente el pasaje de la autobiografía de San Ignacio en los momentos de sus grandes consolaciones en Manresa y de la ilustración del Cardoner23. Muy adecuados también son otros capítulos de la vida de Ignacio, de Javier o de Pedro Fabro, en el proceso de su encuentro con Jesucristo y de su opción por él24. O el relato de los votos de los primeros compañeros de Ignacio en Montmartre, el día de la Asunción de 1534, ofrenda que tiene un gran parentesco con la oblación de la contemplación del Rey Eternal, por cuanto fue una dedicación total de sus vidas en pobreza a seguir y servir a Jesucristo en la misión, cuando todavía no estaban seguros de ser aceptados bajo la bandera de la cruz ni habían encontrado la forma concreta en que el Señor quería servirse de ellos.

21 Flp 3, 10-14.

22 Cfr. JUAN ALFONSO DE POLANCO, S J., Op. cit., 154 n. 64.

23 Cfr. Autobiografía 27-30.

24 Por ejemplo, los artículos de Javier Uriarte y de Hermann Rodríguez.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

¿A quién proponerla?

Es también singular esta contemplación porque sólo se propondrá a los ejercitantes que al terminar la Primera Semana desean seguir adelante -en ejercicios abiertos o cerrados, según las anotaciones 19 y 20-, para buscar la voluntad de Dios en la disposición de sus vidas mediante la elección; y a quienes el acompañante juzga suficientemente preparados para continuar el proceso de los Ejercicios con la indiferencia requerida. Para los demás, según las disposiciones de cada persona, la anotación 18 posibilita diversas aplicaciones de los Ejercicios, tales que puedan «descansadamente llevar y aprovecharse… hasta llegar a cierto grado de contentar a su ánima». La anotación habla de darles «algunos ejercicios leves… sin proceder adelante en materia de elección, ni en algunos otros ejercicios que están fuera de la primera semana».

San Ignacio en sus Notas autógrafas es aun más enfático: «Los que en la primera semana no mostrasen mucho fervor y deseo de ir adelante para determinar del estado de su vida, mejor será dejar de dar los de la segunda semana, a lo menos por un mes o dos»25. Aunque varios directorios antiguos sugieren que se les den algunas contemplaciones de la vida de Jesucristo para conocerlo y aficionarse más a su persona (Polanco, Mirón…). Se da, pues, la posibilidad de trasladar a la primera Semana «algunos reflejos de la segunda». Había en aquel tiempo la opinión de que algunas personas de la sola primera Semana eran aptas también para recibir la luz del reino de Cristo y se les podía «hacer percibir algo de la decisión por Cristo»26 .

Esto se debe a que la contemplación se sitúa como un puente de enlace entre las dos Semanas, una obertura, un pórtico, para ser completado luego a lo largo de la experiencia. El ejercitante que ha terminado la primera Semana profundamente admirado y agradecido por la insondable misericordia con que Dios lo ha buscado en la persona de Jesús y le ha perdonado; y con un firme deseo y una pregunta sobre lo que debe hacer por Cristo para responder a tanto amor, se encuentra en el umbral

25 MIGUEL LOP, S J., Op. cit., 20 n.13.

26 Cfr. Directorio de 1599, c. XIX, 3.

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de la segunda Semana nuevamente con la esplendidez del amor del Señor que no sólo lo ha absuelto de su pasado, sino que lo invita a compartir en adelante su vida y su misión. Es una experiencia semejante a la que vivieron Pedro y Pablo. A Pedro, a orillas del lago de Tiberíades, Jesús lo interroga tres veces sobre su amor, lo reconfirma en su misión, le confía el pastoreo de su rebaño y le dice: «Sígueme»27. Pablo exclama emocionado en su carta a Timoteo:

¡Qué agradecido estoy con aquel que me ha dado fuerzas, con Cristo Jesús nuestro Señor, porque me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio a pesar de que yo antes decía cosas ofensivas contra él, lo perseguía y lo insultaba! Pero derrochó su misericordia conmigo y derramó abundantemente su gracia sobre mí, el primero de los pecadores28 .

Otro tanto podría decirse de Mateo, el publicano, que cuando estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, escuchó la palabra de Jesús: «sígueme»29; o de María Magdalena, de la que había sacado siete demonios y a quien confió el encargo de ir a evangelizar a los apóstoles sobre su resurrección30 .

La grandiosa contemplación del Rey Eternal es el verdadero comienzo de los Ejercicios; una especie de Fundamento, que informará todo lo que sigue. Es la concretización del Principio y Fundamento de la Primera Semana en la persona de Jesús, que ha realizado plenamente la voluntad del Padre sobre el hombre y se constituye en paradigma de toda existencia humana. El P. Hugo Rahner comenta:

Vemos ahora, de una manera mucho más nítida, que su centro [de los Ejercicios], su principio y su fundamento, es la contemplación del Reino con la meditación de las Dos Banderas. Y esto no en el sentido de un punto de partida de hecho, porque los Ejercicios tienen que comenzar absolutamente con el Principio y Fundamento que precede la Primera Semana, sino en cuanto que el Reino y las Dos Banderas consti-

27 Cfr. Jn 21, 15-22.

28 1 Tim 1, 12-17.

29 Cfr. Mt 9, 9.

30 Cfr. Jn 20, 11-18.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio tuyen en realidad en la historia de la conversión el fundamento de donde todo lo que precede y todo lo que sigue reciben su pleno sentido. Aun lo que precede: porque es entonces solamente cuando se hace la plena luz sobre la verdadera significación del Principio y Fundamento que abre los Ejercicios31 .

Todo lo demás, incluido el Principio y Fundamento y la Primera Semana son, pues, sólo una preparación para disponer al ejercitante mediante la purificación de su vida y el trabajo para «hacerse indiferente». Más aún, puede advertirse una sólida conexión entre el Principio y Fundamento, el llamamiento del Rey Eternal, las dos banderas y la elección. De modo que la contemplación de la vida del Rey Eternal es como la nervadura que atraviesa todo el proceso. En torno a ella se cubre toda la estructura de los Ejercicios.

CONTENIDO CRISTOLÓGICO DEL PRINCIPIO Y

FUNDAMENTO Y DE LA PRIMERA SEMANA

Con la contemplación del Rey Eternal, como acaba de insinuar Hugo Rahner, el Principio y Fundamento descubre plenamente su sentido cristológico. La voluntad divina, según la cual el ejercitante se propone ordenar su vida, libre de sus afecciones desordenadas, se manifiesta en la persona de Jesús, en quien se ha realizado a plenitud el designio creador del Padre. Así lo manifiesta hermosamente Pablo en el texto que yo considero como el Principio y Fundamento paulino:

Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, de aquellos que él ha llamado de acuerdo con su propósito. Porque a los que conoció de antemano, los destinó también desde el principio a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que desde el principio destinó, también los llamó; a los que llamó los justificó, y a quienes justificó, les comunicó su gloria32; «la gloria propia del Hijo único del Padre, plenitud de amor y de fidelidad»33 .

31 HUGO RAHNER, S.J., ServirdansL’Eglise.IgnacedeLoyolaetlagenèsedesExercices. Editionsde L’Epi, París 1959, 52. Traducción personal.

32 Rom 8, 28-30.

33 Jn 1, 14.

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El mismo Hugo Rahner, y con él otros comentadores de los Ejercicios, piensa que tanto el Principio y Fundamento como la primera Semana tienen un indudable contenido cristológico:

Esto nos entrega una teología que, tomando su punto de partida en la creaciónypasandoporla indiferencia,llevaa lo que más conduce (magis) al fin para el que hemos sido creados. Pero ¿para que hemos sido creados? ¿En vista de qué? ¿Y en qué se muestra este Magis eficazmente pleno de sentido, cuando podría parecer ilógico y absurdo? Todo esto no lo vemos más que en Cristo Jesús.

Así se resuelve desde un punto de vista totalmente nuevo la cuestión de saber si el fundamento es simplemente una suerte de teodicea preparatoria, que no mira más que a la creación natural y sus consecuencias. De ninguna manera es así. Aun conservando todo el carácter simplemente introductorio de las meditaciones fundamentales, destinado a despejar los contornos exteriores y a resaltar, por así decir, las nervaduras, debemos hacer estas meditaciones de una manera ya totalmente cristológica. Ellas deben presentarse, en cuanto sea posible, en el sentido de la luz que se hizo en el espíritu del Iñigo herido, cuando élconsideraba elgrabado delfrontispicio dela Leyenda Aurea y «lamayor consolación que recibía era mirar el cielo y las estrellas, lo cual hacía muchas veces y por mucho espacio, porque con aquello sentía en sí un muy grande esfuerzo para servir a nuestro Señor» (Autobiografía, 11). Este servicio era el del divino Crucificado que ha creado el cielo y la tierra y a cada uno de nosotros34 .

A continuación se refiere también al contenido cristológico de la primera Semana:

Aquella no tiene como objetivo primero la purificación del alma con una buena confesión general… sino que recibe por adelantado todo su impulso del Reino y de las banderas. Ella es, también, cristológica, en cuanto la cruz se levanta sobre el abismo del infierno y todos los pecadores del mundo entero se distribuyen según la posición que tomen con respecto al Verbo encarnado; y en cuanto suscita la respuesta a la pregunta: ¿qué debo hacer por Cristo? El objetivo culminante de esta primeraSemanaes la vergüenzadel caballero,quehacemásymásapremian-

34 HUGO RAHNER, S J. Op Cit., p. 52-53.

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te el nuevo llamamiento del Rey. Se trata de hacernos sentir exactamente lo que Iñigo experimentó cuando volvía la vista a la primera semana de su vida pecadora y tomaba la resolución de ser un hombre nuevo, como antes Francisco, para quien lo amargo se vuelve dulce en Cristo.

Los Ejercicios, en su verdadero sentido, se conservan en pie, o se desmoronan, según que se mantenga o no este fundamento cristológico. Es en esta perspectiva como ellos podrán a conducir luego a la elección de un estado de vida35 .

A pesar de estas autorizadas reflexiones del P. Rahner, dentro del moderno movimiento de estudio y práctica de los Ejercicios que se ha promovido vigorosamente para adaptarlos a las nuevas necesidades de nuestros tiempos, ha prevalecido la opinión, apoyada en razones respetables, de que pedagógicamente es conveniente reservar la presentación más directa y el encuentro personal con Jesús para la Segunda Semana, con el fin de que el ejercitante se concentre durante la consideración del Fundamento y la Primera Semana a su relación de criatura con Dios y a adquirir la indiferencia y la purificación de sus pecados y de sus afecciones desordenadas. No obstante, los más recientes comentadores y acompañantes van tomando mayor conciencia de que la fidelidad a la entraña espiritual de los Ejercicios requiere un claro encuentro con Jesús ya desde el Principio y Fundamento y desde luego durante la Primera Semana.

LA EXPERIENCIA DE IGNACIO

Hay que tener en cuenta que el Principio y Fundamento fue elaborado, aunque no en su forma definitiva, durante el tiempo de los estudios de Ignacio en París, y probablemente completado en Italia entre 1536 y 1539, años en que adelantó la revisión del libro de los Ejercicios. Y aunque su redacción presenta un esquema teológico, especulativo y un tanto frío, existe el consenso unánime de que en este texto, él quiso expresar aquel «negocio que pasó por mí en Manresa», como solía recordar.

Superada la etapa de grandes escrúpulos, terrible tribulación y desesperadas tentaciones, que llegaron a excitar en él la idea del suici-

35 Ibid., p. 53-54.

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dio, se dio cuenta de que «le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole»36 y empezó a ser consolado con gracias especiales que culminarían en la «eximia ilustración del Cardoner», que transformó completamente su vida y la encaminó por un nuevo derrotero. Comenzó también a experimentar una gran devoción a la Santísima Trinidad; y

una vez se le presentó en el entendimiento con grande alegría espiritual el modo con que Dios había criado el mundo, que le parecía ver una cosa blanca, de la cual salían algunos rayos, y que de ella hacía Dios lumbre. Mas estas cosas ni las sabía explicar, ni se acordaba del todo bien de aquellas noticias espirituales, que en aquellos tiempos le imprimía Dios en el alma37 .

Así logró una inteligencia mística de cómo toda la creación [«las otras cosas sobre la haz de la tierra», EE 23], fluía del Dios uno en tres Personas y retornaba a él transformada y conducida por Jesucristo. A sus ojos se le reveló Cristo como «el eterno Señor de todas las cosas» [EE 98], a lo que siguieron las visiones místicas de su radiante humanidad: muchas veces veía con los ojos interiores la figura terrena de Jesús y en el momento de la elevación penetraba claramente con el entendimiento cómo estaba el Señor en el sacramento eucarístico (cf. Autobiografía, 29)38. Por la humanidad de Cristo «la hazaña caballeresca se integró a la gesta cósmica y creatriz39

Los temas del llamamiento del Rey Eterno y de las dos banderas estaban ya esbozados en la Vita Christi y en el Flos Sanctorum. Ignacio seguramente los había considerado y recogido en su librito de notas que traía consigo desde Loyola. Pero la «eximia ilustración» operó un cambio sustancial en la comprensión del primer esquema. Desde entonces, anota Laínez,comenzó«a gustar las cosas del Señor y a comunicarlas al prójimo en simplicidad y caridad, según que de él las recibía»40. A partir de aquella ilustración que abarcó tanto las cosas de fe como las espirituales y de

36 Autobiografía 27.

37 Ibid., 29.

38 Cfr. HUGO RAHNER, S.J. Op Cit., p. 65.

39 DONATIEN MOLLAT, S.J., Cristo en la experiencia espiritual de San Ignacio. En Para entender mejor los Ejercicios de San Ignacio. (Renovación, Serie adjunta 2), México 1972, 84.

40 DIEGO LAÍNEZ, S.J., Epistola de P. Ignatio, n. 10, FN I, 80.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio letras, le parecía todo nuevo y él mismo se sentía «como si fuese otro hombre y tuviese otro intelecto, que tenía antes»41. Se inició entonces una etapa especial en la composición fundamental de los Ejercicios, con nuevas y muy diversas orientaciones. El P. Pedro de Leturia en sus Estudios Ignacianos dejó esta magnífica página:

En el curso de esa primera gran actuación consciente y estructurada de sus ejercicios, apareció un cambio sustancial en el viejo esquema del rey y de las banderas. El eterno príncipe Cristo Jesús de los días de Loyola no se presentaba ya como mero ejemplar de imitación, cuya pasión amorosa de hace 16 siglos copiaban los santos y el aprendiz a santo. Era además el Rey viviente y activo que no ha terminado aún la empresa encomendada por su Padre de conquistar todo el mundo, y que para terminarla busca hoy como ayer cooperadores generosos y amigos íntimos que «a tal jornada envíe».

De aquí que el amor del peregrino se convierta en lealtad, sus ansias imitativas en afán apostólico, el aislamiento individualista de sus antiguos ideales de penitencia en un primer anhelo de verse en compañía de otros que querrán «señalarse» en todo servicio del Rey Eterno. El P. Nadal testificaba en vida aún del santo, año 1554, que en los ejercicios del Rey y de las banderas practicados con especial devoción en Manresa, comenzó a brillar en sus ojos la vocación de apostolado universal que fue el fin y blanco de su orden religiosa. Por eso, sin duda, su proyecto de peregrinación transitoria y penitente a Palestina, nacido en Loyola, se trueca ahora en un plan de misión vitalicia de infieles, allí mismo donde su divino Rey predicó su divina palabra, distribuyó sus apóstoles por el mundo y dio su vida por los hombres42 .

Aunque aparezca repetitivo, quisiera citar también al P. Arrupe, cuya comprensión de la experiencia mística de Ignacio en Manresa y de su transformación en un hombre al servicio del Rey eterno, puede ser para nosotros hoy más cercana y sugerente:

El giro copernicano que la estancia en Manresa y las ilustraciones del ciclo del Cardoner suponen para Ignacio -y a largo plazo para el naci-

41 Autobiografía 30.

42 PEDRO LETURIA, S.J., Estudios Ignacianos, II. Génesis de los Ejercicios,Roma, Institututm Historicum S.I. 1957, 14-15.

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miento y carisma de la Compañía-, es visible sobre todo en el sesgo que a partir de aquella ilustración toman los Ejercicios. Los especialistas establecen, basados en testimonios irrefutables, que la ilustración del Cardoner hay que situarla [en el texto de los EE] entre el final de la primera semana y el comienzo de la segunda, y que tiene decisivo influjo en la temática que en ésta se aborda y en el enfoque que recibe…

En esas meditaciones o ejercicios, efectivamente, el Rey Eternal llama a todos a «ir con El» para extender su reino «a todo el mundo» y «así entrar en la gloria de mi Padre». ¿Y qué es esto, sino integrarse en el ritmo del descenso de las criaturas y su reintegración en el fin último por Cristo, tal como lo ha entendido en «aquella ilustración tan grande»? Ignacio pasa con toda lógica del Verbo, persona trinitaria, al Cristo histórico cuya tierra ansía visitar y al Cristo perenne que actúa en el mundo hasta el fin de los tiempos.

La ilustración del Cardoner es virtualmente una convocatoria. Ignacio va a pasar de la contemplación de la Trinidad, a la contemplación de las obras de la Trinidad para, finalmente, aspirar a ser admitido a colaborar con esa acción de la Trinidad. Es una mística que le lleva a la acción. Porque lo que a él se le muestra entre contornos imprecisos que se irán definiendo y enriqueciendo progresivamente desde el Cardoner (1522) a La Storta (1537), a la época del Diario (1544) y hasta su muerte (1556), es «la comprensión en el seno de la Trinidad, del misterio anunciado por Pablo de la salida de los seres de Dios y su retorno a él. Ignacio ve que en ese movimiento de descenso y ascenso se enmarcan los misterios de la creación, de la caída del hombre, de la redención y de la Iglesia. Sobre todo, esa es la perspectiva en que se le revela el misterio de Cristo. Lo que ve en Cristo no es el modelo de tal o cual virtud, por perfecta que sea, tales como la humildad, pobreza, paciencia, celo, etc. Cristo, para Ignacio es, ante todo, el que siendo siempre consciente de salir del Padre y de volver a él, contempla continuamente los designios del Padre para discernir, por así decirlo, en una perfecta indiferencia de corazón y apertura de espíritu, sin límites preconcebidos, lo que el Padre espera de él para el cumplimiento de su obra y de su mayor gloria43 . No es una contemplación platónica, sino que en el corazón de Ignacio arranca una respuesta. La obra de Cristo tiene que ser mantenida, y mantenida con las mismas características con que la llevó Cristo: mi-

43 R. CANTIN, L'illumination du Cardoner. Sciences Eclesiastiques. Montreal 1955, 54.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio sión incondicional, universal, en «kenosis» -que significa pobreza, humildad y cruz-, y en continua unión con el Padre44 .

PREPARAR AL EJERCITANTE

El que hace los Ejercicios contemplará en detalle los misterios de la vida de Jesús para conocerlo internamente e intensificar su amor

a él y su propósito firme de seguirlo

Retornando al contenido cristológico del Fundamento y de la Primera Semana, las consideraciones anteriores son muy convincentes para concluir que la persona que da a otros los Ejercicios, y que según la indicación de San Ignacio debe tener bien estudiado lo que ha de tratar45 con el fin de adaptarlo a la situación concreta de cada ejercitante, debe procurar entregar tanto el Principio y Fundamento como las meditaciones de la Primera Semana con un manifiesto contenido cristológico, como requisito ineludible para asegurar una auténtica contemplación de la vida del Rey Eternal. Aunque será durante la Segunda Semana cuando el que hace los Ejercicios contemplará en detalle los misterios de la vida de Jesús para conocerlo internamente e intensificar su amor a él y su propósito firme de seguirlo, ya desde el umbral de los Ejercicios deberá iniciar un encuentro personal con el Señor que lo vaya disponiendo para que en el momento del llamamiento del Rey, pueda responderle con mucha generosidad y voluntad eficaz. Así lo hicimos en estos días con los Novicios, en La Ceja, y han llegado a la contemplación del Reino con una disposición excelente.

No cabe pensar que sin esta preparación durante la etapa previa del Fundamento y la Primera Semana, San Ignacio proponga de repente al ejercitante una oblación del calibre de la «mayor estima y momento», como la que formula en el coloquio de la contemplación del Reino.

44 Inspiración Trinitaria del Carisma Ignaciano (8. 11. 80), Discurso en el Centro de Espiritualidad Ignaciana (CIS), Roma, 8.11.80, nn. 22, 23, 67.

45 MIGUEL LOP, S.J., Op. cit., p. 21 n. 15.

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El propio santo recorrióunlentoyreposado itinerario delecturas de la vida de Jesús y de los santos durante su convalecencia en la Casa Torre deLoyolay, «gustandomuchodeaquelloslibros»,sededicóasacarcon toda diligencia una selección de casi 300 hojas con las cosas más esenciales de la vida de Jesús que había leído, coloreando con tinta roja las palabras del Señor y con tinta azul las de Nuestra Señora. Durante aquella época recibíamuchaconsolacióny«sentía en sí un muy grandeesfuerzo para servir a nuestro Señor»46 y un deseo de estar ya aliviado para ponerse en camino hacia la realización de este propósito. Los ejercicios del Rey y las banderas fueron también precedidos por la noche de vela en Montserrat, delante del altar de nuestra Señora en la víspera de la Anunciación, cuando dejó sus vestidos para «vestirse las armas de Cristo»47. Y previamente a la eximia ilustración a orillas del río Cardoner, debió superar aquel tenebroso período de turbación y escrúpulos acerca de la exacta confesión de sus pecados, que lo hizo sentirse «como separado de su Criador y Señor». Fue ésta su «Primera Semana», en la que «muchas veces –si dijese veinte o cuarenta, no se atrevería a juzgar que era mentira– y por mucho tiempo, estando en oración, comenzó a ver con los ojos interiores la humanidad de Cristo… y finalmente «quedó libre de aquellos escrúpulos, teniendo por cierto que nuestro Señor le había querido librar por su misericordia»48 .

Nosotros también debemos tomar consciencia de que el ejercitante, antes de llegar a la contemplación del reino, ha considerado en el Principio y Fundamento que debe ordenar su vida según la voluntad de su Creador; y esta voluntad es que reproduzca los rasgos de su Hijo49. De alguna manera ha tenido, pues, una primera referencia a Jesús como paradigma de su propia vida; ha vivido una intensa Primera Semana de encuentros personales con Jesucristo, como su Salvador, desde el primer ejercicio de los pecados hasta la meditación del infierno, a través de agradecidos coloquios de misericordia50, en los que ha conversado con él, «como un amigo habla a otro, o un siervo a su Señor…»51 .

46 Autobiografía 11.

47 Cfr. Autobiografía 17-18.

48 Ibid., 25, 29.

49 Cfr. Rom 8, 29.

50 Cfr. Ejercicios Espirituales 53, 61, 63, 71.

51 Ejercicios Espirituales 54.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

Justamente, ya en el primer ejercicio de la Primera Semana, cuando aún no ha entrado a considerar su condición personal de pecador, que será el tema del siguiente ejercicio, contempla «a Cristo nuestro Señor delante y puesto en cruz… cómo de Criador es venido a hacerse hombre y de vida eterna a muerte temporal, y así a morir por mis pecados»52. Es su primera experiencia de Jesús, como su Salvador. Y en ese encuentro, San Ignacio le presenta, en una admirable síntesis, el inescrutable misterio de la redención: el Creador, la Vida eterna que toma la condición humana y muere para que el mundo tenga vida, para que él, ejercitante, tenga vida; el eterno Señor, el «Hijo de Dios, que me amó y me demostró su amor entregándose por mí»53 .

La segunda meditación, sobre los pecados personales, terminará con una «exclamación admirativa con crecido afecto» ante el amor y la paciencia con que el Señor de todas las cosas ha dispuesto la creación entera para ofrecerle misericordia y perdón54. El paso de la Primera a la Segunda Semana se prepara entonces con un suspenso, con una acuciante pregunta dehonda gratitud: ¿Qué debo hacer por Cristo? Y apenas entrando en ella, interpelándose sobre su futuro, se reencuentra con la sorprendente respuesta de su Señor que lo invita a ser su compañero y amigo en el encargo que ha recibido del Padre. «Yo soy tu Señor, tu salvador… yo te he adquirido… te aprecio, tú vales mucho para mí y yo te amo»55 .

Podemos, pues, comprender la trascendencia de esta contemplación de la vida del Rey Eternal y su llamamiento, que se enlaza hacia atrás con el Principio y Fundamento y con la Primera Semana, como una metódica preparación, y se prolonga hacia delante, durante todo el itinerario. La meditación de dos banderas, antes de la elección, vendrá a continuar y complementar la contemplación del reino, precisando el genuino sentido de «la vida verdadera», que contrapone a la engañosa oferta de felicidad del enemigo del hombre -codicia de riquezas, ambición de prestigio, estimación y vano honor del mundo y crecida soberbia-, el seguimiento de Jesús en «pobreza contra riqueza, oprobio o menosprecio

52 Ibid., 53.

53 Gál 2, 20.

54 Ejercicios Espirituales 60.

55 Is 43, 3-4.

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contra el honor mundanoy humildad contra soberbia»56. En lossucesivos ejercicios de la Segunda Semana, la contemplación de la vida y llamamiento del Rey continuará influyendo virtualmente, en la medida en que, según la indicación de Ignacio, «juntamente contemplando su vida», el ejercitante irá conociéndolo y amándolo más y asentando en su corazón el propósito eficaz de identificarse con él, para servirlo en su misión por la vía que le quiera mostrar en el momento de la elección.

INSPIRACIÓN EVANGÉLICA DEL LLAMAMIENTO

En la serie de contemplaciones de«los misteriosde la vida deCristo nuestro Señor», que se encuentra en el libro al final de las cuatro Semanas y de los modos de orar, San Ignacio propone brevemente unos puntos para el ejercicio del llamamiento de los apóstoles57 y observa un proceso gradual en la vocación de los primeros compañeros de Jesús: «tres veces parece que son llamados»:

Primero a cierta noticia, para lo cual utiliza el relato del evangelio de Juan (1, 35-51): es un primer encuentro con Jesús a quien Juan Bautista señala como el Salvador, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, seguido de una doble pregunta: «¿qué buscan?»… «Maestro ¿dónde vives?»; y de una invitación a seguirlo: «vengan y lo verán»;

Un segundo momento, «a seguir en alguna manera a Cristo con propósito de tornar a poseer lo que habían dejado», y el anuncio de que los hará pescadores de hombres, como lo relata Lucas58: «ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron»;

Por tercera vez, «para seguir para siempre a Cristo nuestro Señor», en las narraciones de Mateo (4, 18-22) y Marcos (1, 16-20)59 .

56 Cfr. Ejercicios Espirituales 146.

57 Ibid., 275.

58 Lc 5, 1-11.

59 Llama la atención que para este tercer momento del llamamiento a seguir para siempre a Cristo, San Ignacio acude a los textos paralelos de Lucas (5, 1-11), que utilizó para el segundo momento y no emplea los de la institución de los Doce en Mc 3, 13-19, Lc 6, 12-16 y Mt 10, 1-4, que serían los correspondientes.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

En el proceso de los Ejercicios cabe detectar también tres momentos:

Un primer encuentro, con Jesucristo, Paradigma y Salvador, con el interrogante sobre lo que he hecho, lo que hago y lo que debo hacer por Cristo60 .

Un segundo encuentro, en el llamamiento del Rey Eternal a venir y trabajar con él, siguiéndolo en la pena y también en la gloria61 , con la oblación de querer imitarlo «en pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual», aunque todavía pendiente de que el Señor lo «quiera elegir y recibir en tal vida y estado»62. Seguirán luego las contemplaciones de la Encarnación, el Nacimiento y la infancia de Jesús, con las que se comienza el conocimiento detallado de «la vida del Rey Eternal», poniendo el acento en el Jesús pobre y humilde, que preparará la meditación de dos banderas. Ésta, como ya dije, forma un conjunto con la contemplación del Rey y corresponde más bien, en el Evangelio, a las instrucciones para la misión, con las que Jesús, después de escoger a sus discípulos para que compartan su vida y su suerte y para enviarlos a anunciar la buena nueva del Reino63, los instruye con solicitud sobre la manera de vivir y de entregar el mensaje: en pobreza, dando gratuitamente lo que gratis recibieron, dispuestos a afrontar el desprecio, la humillación y las persecuciones, pacientes y alegres porque sus nombres están inscritos en el reino de los cielos64. Y toda la Segunda Semana proseguirá en la contemplación del ministerio público de Jesús hasta llegar a

Un tercer momento de encuentro, en la elección de vida y estado, para determinarse a seguirlo por la vía que el Señor le muestra.

Terminados los Ejercicios, el llamamiento del Rey, que ha desencadenado un dinamismo de incesante conocimiento, amor y seguimien

60 Cfr. Ejercicios Espirituales 53.

61 Ibid., 95.

62 Ejercicios Espirituales 98.

63 Cfr. Mc 3, 13-19; Lc 6, 12-16.

64 Cfr. Mt 10, 1-15. 1; Mc 6, 7-13; Lc 9, 1-6, 10, 1-12; EE 281: «de cómo los apóstoles fueron enviados a predicar».

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to del Señor, continuará interpelando sin cesar a quien ha vivido seriamente la experiencia, para mantener vivo y actuante el esfuerzo orante, nunca completado, de configurar la propia vida con la de Jesús y servirle, como él, en la misión. Como comenté anteriormente, éste es el verdadero objetivo de los Ejercicios, más allá de la elección o la reforma de vida.

LOS TRES PUNTOS DEL EJERCICIO

Después de la composición viendo el lugar y la petición para que «no sea sordo al llamamiento, mas presto y diligente para cumplir su santísima voluntad»65, la contemplación contiene tres puntos: la persona del Rey, su llamamiento a colaborar con él y como él en la misión y la respuesta en forma de oblación.

El Rey que llama

La figura de Jesús que Ignacio ofrece a la contemplación del ejercitante, es el hombre Jesús, resucitado y Señor de la historia y del mundo; el Hijo de María, el Verbo eterno del Padre. Creador, Señor y Redentor. Es el mismo Jesús que después de su resurrección convocó a sus discípulos y se dejó ver de ellos en Galilea, donde todo había comenzado, para reunirlos de nuevo y enviarlos a anunciar la buena nueva y a hacer discípulosen todos los pueblos.

Pero es, a la vez, «el Verbo eterno ansí nuevamente encarnado». Ignacio, en el primer preámbulo de todo el ejercicio, que es la composición viendo el lugar, invita a «ver con la vista imaginativa sinagogas, villas y castillos por donde Cristo nuestro Señor predicaba»66; lugares que él mismo había recorrido en su peregrinación. El eterno Señor de todas las cosas es contemplado en su condición de kénosis, de abajamiento, despojado de los atributos de su divinidad para aparecer como un hombre cualquiera, pobre, humilde, sencillo, sujeto a la muerte. A través de los acontecimientos de su vida terrena atrae e interpela al ejercitante, como nos relatan los evangelios que lo hizo con sus discípulos.

65 Cfr. Ejercicios Espirituales 91.

66 Ejercicios Espirituales 91.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

El Jesús de esta contemplación es el Señor de la experiencia mística que el santo obtuvo en las «visitaciones» de Manresa y que conservó durante toda su vida. Veintidós años después escribe en su Diario Espiritual: «en el tiempo de la misa, al decir «Domine Iesu Christe, filii Dei vivi, etc.» (Señor Jesucristo, Hijo deDios vivo, como comienza la oración con que el celebrante se prepara para la comunión), me parecíaqueveíaen espíritu aJesús, no como lo vi antes, como dije, blanco, es decir, en su humanidad, sino que entonces lo sentía en mi alma de otro modo, es decir, que veía, no su humanidad sola, sino que era todo mi Dios67. Jesucristo, Dios y hombre. Nos interesa mucho desentrañar un poco esa experiencia, para comprender mejor cuál es el Jesús con quien desea que el ejercitante entre en comunión a lo largo de la Segunda Semana, cuando lo coloca frente a él en esta contemplación introductoria de la vida del Rey.

Dios lo va conduciendo gradualmente y le descubre el ideal del seguimiento y del servicio de Jesús en la misión

La relación de Ignacio con el Hijo es una relación de seguimiento y servicio. En su primer encuentro con la persona de Jesús, con la lectura de la Vita Christi del Cartujano mientras convalecía en la Casa-Torre de Loyola, el corazón de Iñigo se apasiona y se enciende en deseos de imitarlo, a semejanza de los santos, en condición de penitente. Pero en el largo proceso de conversión y maduración de su fe, durante su permanencia en Manresa, Dios lo va conduciendo gradualmente y le descubre el ideal del seguimiento y del servicio de Jesús en la misión. Durante esos meses, la humanidad de Jesús es con mucha frecuencia el objeto de su experiencia espiritual; peregrina a Jerusalén para conocer la tierra del Señor, en donde quiere permanecer, dedicando su vida a reproducir el modo como Jesús con sus apóstoles iba anunciando el Evangelio. Y ya entonces comienza una súplica incesante al Padre, con la cooperación de nuestra Señora, para que quiera «ponerlo con su Hijo y Señor», en solidaridad de vida y trabajo. Y estando para llegar a Roma en noviembre

67 Utilizo aquí la versión castellana actualizada por SANTIAGO THIÓ DE POL, S J., en La intimidad del Peregrino. Diario espiritual de San Ignacio de Loyola. (Manresa 3), Santander 1990, 121.

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Gil,

de 1537, mientras ora en la sencilla capilla de La Storta, conoce que su petición ha sido escuchada. «Sintió tal mutación en su alma y vio tan claramente que Dios Padre le ponía con Cristo, su Hijo, que no tendría ánimo para dudar de esto»68. Diego Laínez, compañero de aquella entrada a Roma, siendo ya General de la Compañía, en 1559, describió con más detalle aquella experiencia de Ignacio: «dijo que le parecía ver a Cristo con la cruz a cuestas, y al Padre eterno al lado, que le decía a su Hijo: «quiero que tomes a éste por servidor tuyo». Y así Jesús lo tomaba y decía: «Yo quiero que tú nos sirvas»69. Desde aquel momento el peregrino no puede ya dudar de que ha sido recibido con sus amigos como compañero y colaborador de su Señor. Servir a Jesús, y como Jesús, al proyecto del Padre dará origen a la Compañía, dedicada a prolongar su misión con las mismas características con que la realizó él con el grupo de sus discípulos.

El recuerdo de haber sido colocado por el Padre con su Hijo viene de continuo a su mente como un argumento definitivo que confirma su manera de seguir y servir a la divina Majestad. Jesús, a cuya compañía ha sido admitido, es la razón suficiente y decisiva para seguirlo en suma pobreza y humildad. Su servicio ha de ser realizado con las mismas características del servicio de Jesús al Padre: en abajamiento y cruz. El propio Jesús le dará su clara confirmación y quedará colmadamente satisfecho:

Al preparar del altar, viniendo a mi pensamiento Jesús, un moverme a seguirle, pareciéndome internamente que siendo él la cabeza <o caudillo> de la Compañía, era mayor argumento para vivir en toda pobreza que todas las razones humanas... me parecía que este sentimiento era suficiente en tiempo de tentaciones o tribulaciones, para estar firme... y pareciéndome en alguna manera ser <obra> de la Santísima Trinidad el mostrarse o el sentirse de Jesús, viniendo en memoria cuando el Padre me puso con el Hijo70 .

La encarnación solidaria del Hijo, para enriquecernos con su pobreza, será, pues, en adelante el camino escogido por Ignacio para discernir, con la unción del Espíritu Santo, la voluntad de Dios. Y aquí la encar-

68 Autobiografía 96.

69 DIEGO LAÍNEZ, S.J., Op. cit., FN II, 133.

70 Diario espiritual, 66-67.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio nación se presenta al ejercitante como una totalidad unitaria. Es a partir de allí como Carlos Palacio piensa que podemos comprender quién es el Cristo de Ignacio y por qué él insiste tanto sobre la humanidad de Jesús:

La humanidad de Jesús es el camino indispensable sin el que nunca se podría ni imaginar, ni soñar esa visión de la Trinidad, ni de la realidad. Por eso Ignacio pasa por la contemplación de ese camino humano, pero ese camino humano no es lo que hoy, con una terminología ambigua, la cristología llama el Jesús histórico, porque en la humanidad de Jesús, Ignacio ve la densidad y profundidad del Verbo, del Hijo hecho carne, y por eso lo que contempla no es sólo su humanidad, sino que a través de ella llega al corazón de Dios inseparablemente.

El Cristo de Ignacio es el hombre Jesús glorificado y resucitado o como dice él con otra terminología: el Verbo eterno del Padre. Pero esa unidad y esa totalidad no quita que el camino por el que se descubre esa realidad profunda, es el camino de la humanidad de Jesús, y en eso Ignacio es profundamente evangélico, porque ese es el sentido de los evangelios, hacernos descubrir la profundidad de Jesús, narrando su vida humana71 .

Al entrar a la Segunda Semana, cuando comienza a desplegarse la contemplación detallada de la vida de Jesús presentada globalmente en la contemplación del Rey Eternal, Ignacio propone como primer ejercicio la contemplación de la Encarnación y coloca un coloquio, «pensando lo que debo hablar a las tres personas divinas, o al Verbo eterno encarnado, o a la Madre y Señora nuestra, pidiendo según que en sí sintiere, para más seguir e imitar al Señor nuestro ansí nuevamente encarnado, diciendo un Pater noster»72. Esta expresión resulta verdaderamente sorprendente para muchos. Pienso que puede interpretarse en un doble sentido concurrente. En primer lugar parece referirse a que el Señor resucitado le hace presente (re-presenta, como indicaba anteriormente el P. John English) al ejercitante el misterio concreto de su vida que está contemplando en ese momento, para moverlo y atraerlo a su seguimiento y servicio, en el contexto histórico particular en que se encuentra. Pero igualmente puede entenderse en un sentido muy válido, como lo interpreta Carlos Palacio, que el ejercitante en la medida en que contempla y se deja transfor-

71 CARLOS PALACIO, S.J., Op. cit.

72 Ejercicios Espirituales 109.

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mar así por Jesús, se va convirtiendo en otro Cristo73, miembro de su Cuerpo. Así parece haberlo experimentado Pablo cuando dice: «Yo estoy crucificado con Cristo y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí»74 .

El llamamiento y la misión

Cristo nuestro Señor convoca a todo el universo mundo y

En la aplicación de la parábola del rey temporal al Rey Eterno, encontramos varios matices diferentes y significativos. En primer lugar, mientras el rey temporal habla «a todos los suyos», a sus súbditos, Cristo nuestro Señor convoca «a todo el universo mundo y a cada uno en particular». El llamamiento contiene en primer lugar la vocación universal de todo discípulo o discípula de Jesús, en virtud de su bautismo; pero es también una invitación que el Señor hace de manera especial a algunos de sus discípulos, llamándolos por sunombre parauna colaboración más estrecha. Y más que el llamamiento de un Señor a sus servidores, tiene la connotación de compañerismo y amistad, como se va a expresar con claridaden lameditación dedos banderas:Cristo nuestro Señor habla a todos sus siervos y amigos,queataljornadaenvía75. Es,además, una invitación que apela a la libertad de cada uno: «quien quisiere venir conmigo». ¡No podría encontrarse una convocación a la vez tan apremiante y tan libre!

particular

a cada uno en

El «conmigo» implica no sólo el compañerismoy la colaboración en el trabajo, sino también el «como yo», expresión que sólo se explicita en la parábola, pero con un significado más bien de circunstancias externas inherentes al trabajo: comer, beber, vestir, etc. Aquí tiene relación con el «sensus Christi», una locución tan reiterada e insistente en el magisterio del P. Arrupe. No se contenta el Señor con que estemos solamente a su lado en el trabajo, pide que tengamos una comunión más estrecha, que nos identifiquemos con él en su vida y en su suerte, así como en el

73 CARLOS PALACIO, S J., Op. cit.

74 Gál 2, 19-20.

75 Ejercicios Espirituales 146.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio modo de llevar adelante la misión. Este deseo lo expresó poco antes de su muerte: «el que quiera servirme, que me siga, y donde yo estoy, allí estará también el que me sirva»76. Un pasaje del Antiguo Testamento evoca oportunamente aquí a la fiel Ruth, que dice a su suegra, Noemí: «no insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada»77 .

Estar a su lado compartiendo todo lo suyo será el modo de aprendizaje del seguimiento

Por primera vez se habla de seguir a Jesús, término que no aparece en la parábola sino implícitamente en el «venir conmigo». Aquí expresamente dice el Rey eterno: «quien quisiere venir comigo ha de trabajar comigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria». El rey temporal convocaba diciendo: «quien quisiere venir comigo, etc.,… porque así después tenga parte comigo en la victoria, como la ha tenido en los trabajos». Es, pues, un llamamiento a ponerse en camino detrás de Jesús. Estar a su lado compartiendo todo lo suyo será el modo de aprendizaje del seguimiento.

En la parábola el llamamiento es temporal, termina con la conquista de la tierra de infieles y la participación en la victoria, después del trabajo. En la contemplación se acentúa lo penoso y conflictivo de la misión a la que Jesús convoca: es una llamada a seguirlo en la pena, que rematará en un seguimiento en la gloria. La misión de Jesús se prolongará hasta que entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber sometido todos los enemigos. La manera como se expresa el seguimiento, nos recuerda la forma como Pablo asumió su propia llamada: «lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y participar en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en lamuerte, espero llegar a la resurrección de los muertos»78 .

76 Jn 12, 26.

77 Rut 1, 16-17.

78 Flp 3, 10-11.

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El proyecto no es una conquista militar. Jesús se propone, sí, «conquistar» todo el mundo y todos los enemigos, pero persuadiendo y atrayendo los corazones a acoger una nueva manera de vivir de la que brote un mundo de justicia, de fraternidad y de paz, donde a los pobres les vaya bien79. Por eso a sus colaboradores los enviará a que hagan discípulos, enseñándoles a cumplir todo lo que les ha mandado. En la meditación de dos banderas les encomienda «que a todos quieran ayudar en traerlos» a la vida verdadera que él les muestra. La meta final de la conquista es, pues, como acabamos de ver, entrar en la gloria del Padre, seguido por quienes han compartido el trabajo y las penas de la misión «conquistadora». Es una misión universal, expresada con todo el realismo de la conflictividad que va a conllevar. Un llamado a hacer nuestra la historia de la salvación en la presente realidad histórica, preñada de desafíos y de obstáculos.

Las palabras con las que esta contemplación expone la misión concuerdan admirablemente con el texto de Pablo en la primera carta a los Corintios:

Entonces vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todos los señoríos, autoridades y poderes. Porque Cristo tiene que reinar hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies… y cuando el universo entero le sea sometido, el Hijo mismo se someterá también a Dios que sometió a él todas las cosas…a fin de que Dios sea todo en todos80

Puesto que la misión de Jesús se prolonga en nuestra historia, deberá proponerse al ejercitante en el contexto del mundo de hoy: la tarea de la «nueva evangelización» emprendida por la Iglesia en servicio de un mundo que se descristianiza y que progresivamente, esclavizado por el dios-dinero, se precipita hacia el fracaso, al arrastre de la codicia de bienes materiales y bienestar, la seducción del prestigio y del poder y la soberbia de la vida81. Frente a ese mundo descompuesto presentará

79 Cfr. Lc 4, 14-24: Jesús declara su misión y su mensaje a favor de los pobres, necesitados y oprimidos, en la sinagoga de Nazaret.

80 1 Cor 15, 24-28.

81 Cfr. 1 Jn 2, 16.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio

San Ignacio en la siguiente contemplación de la Encarnación, a las tres

Personas divinas que «miran toda las haz y redondez de la tierra» y dicen: «hagamos redención del género humano»82, con lo que se da comienzo en la historia a la misión del Rey Eternal.

Una oblación para «señalarse más en todo servicio»

En un coloquio cargado de afecto, el ejercitante, que ha descubierto en Jesús al Eterno Señor a quien amar y servir incondicionalmente, se dirige a él y le presenta su oblación bien ponderada y libre, con la que responde a la invitación que ha considerado durante toda la jornada. Quiere y desea, y es su determinación deliberada «señalarse más en todo servicio» de su divina Majestad. En esas pocas palabras [señalarse, más, servicio], considera Hugo Rahner, queda compendiado el ideal de los Ejercicios83 .

Pero como la ofrenda es la manifestación de un deseo todavía por realizar, añade humildemente: «con su favor y ayuda».

La escena es solemne porque el ejercitante la expresa a Jesucristo «delante de vuestra Madre Gloriosa, y de todos los santos y santas de la corte celestial». Y manifiesta bellamente su gratitud: ante «vuestra infinita bondad»; ante su Salvador, que tan magnánimamente lo ha perdonado y lo llama ahora a compartir su vida y su misión.

Es una doble respuesta incluyente: la entrega de la persona al trabajo, con su personalidad, sus cualidades humanas y la lealtad reverente del servidor a su Señor eterno; y la oblación «de mayor estima y momento», quedoblega los afectosdesordenados,«haciendo contrasupropia sensualidad y su amor carnal y mundano», para abrazar toda la dureza y conflictividad que pida la misión en compañía de Jesús pobre, injuriado y vituperado, con el deseo de parecerse a él e imitarlo en alguna manera «vistiéndose de su vestidura y librea, pues la vistió él por nuestro mayor provecho espiritual, dándonos ejemplo que en todas cosas a nosotros

82 Ejercicios Espirituales 106-107.

83 HUGO RAHNER, S.J. Op Cit., p. 31.

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posibles, mediante su divina gracia, le queramos imitar y seguir, como sea la vía que lleva los hombres a la vida»84. Una ofrenda que brota de lo más hondo de la sensibilidad, purificada por el aborrecimiento de todo aquello que ha suplicado en el triple coloquio de la Primera Semana: los pecados, el desorden de sus operaciones y todo lo que ofrece el mundo: los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la ostentación de las riquezas85 .

Aunque el llamamiento habla de seguir al Señor en la misión, la respuesta expresa el deseo y la decisión de imitarlo en pasar injurias, vituperio, pobreza. Sin embargo, es una imitación que se da en el seguimiento, como puede verse en el coloquio de la Encarnación: «pidiendo según que en sí sintiere, para más seguir e imitar al Señor nuestro, ansí nuevamente encarnado»86; experiencia de quien ha comprometido su vida para caminar detrás del Señor en íntima comunión y, casi connaturalmente se va identificando con él al compartir sus criterios, actitudes, sentimientos, acciones.

Pero tan radical ofrecimiento se remite humildemente a que el Señor lo quiera elegir y recibir en tal vida y estado y a que le señale la forma concreta en que pueda prestarle el mejor servicio en adelante; lo que en este momento es aún desconocido para él. A partir de ahora emprenderá el camino de la búsqueda, juntamente contemplando la vida de Jesús87, con la súplica de ser aceptado debajo de su bandera. El ejercitante es quien plantea la pregunta sobre lo que debe hacer por Cristo; pero la respuesta la da el mismo Señor. Ignacio refleja aquí y propone al ejercitante su propia experiencia, tras la eximia ilustración del Cardoner, cuando tomaron forma para él los ejercicios del Rey y las banderas e inició su intrincado camino de peregrino, surcado de ensayos y repetidos fracasos, y acuciado por la continua pregunta, quizás semejante a la que consignará más tarde en su Diario:

¿Dónde me queréis, Señor, llevar? Esto multiplicado muchas veces… ofreciendomeguiasey mellevase…después,tomandoaJesúsporguía…

84 Constituciones de la Compañía de Jesús 101.

85 Cfr. 1 Jn 2, 16; cfr. EE 63.

86 Ejercicios Espirituales 109.

87 Cfr. Ejercicios Espirituales 135.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio contentándome con la voluntad del Señor; sin embargo decía, volviéndome a Jesús: Señor, ¿dónde voy o dónde me lleváis? Siguiéndoos, mi Señor, yo no me podré perder88 .

En la liturgia eucarística, durante el ofertorio, presentamos nuestra vida para unirla al sacrificio de Jesús, en espera de ser recibidos en la comunión, cuando nos hace uno con él comunicándonos su propia vida. Algo similar es lo que acontece en los Ejercicios entre la oblación de la contemplación del Reino y la elección de la Segunda Semana. Quizás fue ésta la razón por la que Ignacio, distanciándose de la costumbre tradicional, trasladó el momento de pronunciar los votos del ofertorio al instante antesdelacomunión,paraformularlosante el cuerpo sacramental del Señor.

En la liturgia eucarística, durante el ofertorio, presentamos nuestra vida para

unirla al sacrificio de Jesús, en espera de ser recibidos en la comunión

La presencia de la Madre en este coloquio preanuncia su inapreciable intercesión durante la Segunda Semana para obtener la gracia de que el ejercitante sea aceptado bajo la bandera de la cruz. Repetirá también él, de forma análoga, la súplica de Ignacio a la Virgen durante el año de espera para su primera misa para que «le quisiese poner con su Hijo»89, ruego que le fue concedido en la visión de La Storta.

Nuestra Señora es modelo de respuesta, con la entrega sin reservas de su vida al mensaje que le trae el ángel de la Anunciación, experiencia que fue para ella su incomparable «contemplación del llamamiento».

María es trascendental actora, junto a los reconocidos «cuatro actores» o autores en los Ejercicios: Dios, Ignacio, el que los da y el que los hace, que interactúan a lo largo de toda la experiencia. El P. Peter-Hans Kolvenbach escribió sobre esta presencia de la Señora un delicado texto:

88 Diario espiritual 113-114.

89 Autobiografía 96.

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También Nuestra Señora -ya a partir de la primera Semana- se inserta en los coloquios y participa plenamente en el ámbito performativo de los Ejercicios. Por medio del triple coloquio, también ella es co-autora de nuestros Ejercicios, afinando nuestro lenguaje del deseo y nuestra reflexión sobre la obra de la salvación y sobre nosotros mismos.

En su hermosa plegaria a «La Virgen del mediodía», Paul Claudel ora: «Nada tengo que pueda ofrecerte y nada que pedir; vengo solamente, Madre, a mirarte…». Esta no es sino una faceta de la actividad orante. En su libro de meditaciones sobre los Ejercicios, El Dios mayor, Karl Rahner ilustra esta faceta específica de los Ejercicios.

Deberíamos esforzarnos por hablar con toda la sencillez y ternura de nuestro corazón con la Mujer de la nueva y eterna alianza, hablarle de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, hablarle de ella misma que, llena de gracia, se ha hecho toda entera servicio de amor, y hablarle de nosotros que queremos seguir a Cristo juntamente con ella.

Nada extraño, pues, que los Ejercicios Espirituales no se contenten con una parte narrativa, sino que cuenten con el obrar de Nuestra Señora en esta experiencia y aporten una parte performativa. Una tradición venerable, aunque Monumenta Ignaciana advierta que es «traditio sat incerta» (31 MI, 100, t.1, 62), pretende que Nuestra Señora dictó a Ignacio los Ejercicios Espirituales del principio al fin. Aun en la hipótesis de que esta tradición no sea más que una piadosa hipérbole –una metáfora simbólica para resaltar más la innegable mediación de María, confirmada por la Autobiografía (28-29), en la composición de los Ejercicios–, sin embargo, toda la parte performativa de esta obra prueba que Nuestra Señora es querida en ella como co-autora90 .

CONCLUSIÓN

Jerónimo Nadal, refiriéndose a la experiencia mística de Ignacio en Manresa, escribió este comentario: «Aquí le comunicó N.S. los exercicios, guiándole desta manerapara que todo seemplease en el serviciosuyo y salud de lasalmas, lo cual ledemostró con devoción especialmente en dos exercicios, scilicet, del Rey y de las Banderas. Aquí entendió sufiny aquello aque todo se

90 Peter-Hans Kolvenbach, s.j., Decir...al «Indecible». Estudios sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, (Manresa 20) Santander 1999, 139-140.

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«Contemplación de la vida del Rey Eternal» en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio debía aplicar y tener por escopo en todas sus obras»91. En estasdoscontemplaciones, que forman una unidad, coloca el confiable intérprete de la vida de Ignacio el núcleo central y punto de partida de los Ejercicios.

Recordemos una vez más, a modo de compendio para cerrar esta reflexión y al estilo de la «repetición ignaciana», que hasta llegar a este momento que transformó radicalmente su vida, recorrió Ignacio un largo peregrinaje espiritual que comenzó en Loyola con las lecturas de la vida de Cristo y de los santos y la visitación de nuestra Señora, que le permitió ver su imagen con el niño Jesús; continuó con la vigilia en Montserrat, donde realizó su deseo de «vestirse las armas de Cristo»; y luego, con el período de angustiosa purificación. Después de la eximia ilustración a orillas del Cardoner, continuó su camino el peregrino, visitando en Tierra Santa los lugares por donde pasó Jesús anunciando la Buena nueva a los pobres. Preguntándose lo que debía hacer, reunió sus primeros compañeros en París, con los que hizo en Montmartre el año 1534, el compromiso de «ir a Venecia y a Jerusalén, y allí gastar su vida en provecho de las almas; y si no consiguiesen permiso para quedarse en Jerusalén, volver a Roma y presentarse al Vicario de Cristo, para que los emplease en lo que juzgase ser de más gloria de Dios y utilidad de las almas»92; al entrar a Roma, en la capilla de La Storta, «vio claramente que Dios Padre le ponía con Cristo, su Hijo»93. Finalmente, discerniendo con sus compañeros en la cuaresma de 1539, sellaron el compromiso de formar un cuerpo espiritual que los mantuviese unidos en la dispersión apostólica que iniciaban por envío del Papa, dando así plena realización a su deseo de prolongar la comunidad de Jesús y sus apóstoles, sirviendo en la Iglesia, predicando el evangelio en pobreza y configurando su vida con la del Señor.

Cada uno de sus primeros «nueve amigos en el Señor», que conformaron la naciente Compañía de Jesús, realizó su propio itinerario espiritual, seducido por el amor a la persona de Jesús y su llamamiento, saboreado en la fuente viva de los Ejercicios. Francisco Javier, impedido por sus deberes académicos, fue el último de los compañeros que realizó la experiencia completa, y la hizo después del compromiso de

91 FN I, 307.

92 Autobiografía 85.

93 Ibid., 96.

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Montmartre, cuando ya había hecho su elección de vida. Pedro Fabro recibió la ordenación sacerdotal en la fiesta de Santa María Magdalena, el 22 de julio de 1534, a solo pocos días de la consagración del grupo en la fiesta de la Asunción.

Ninguno de los primeros compañeros volvió a hacer los Ejercicios durante toda su vida. Pero el dinamismo que la experiencia había desencadenado en cada uno, nunca se entibió; por el contrario, estimuló permanentemente su fervor. La llamada del Rey Eternal, cuya vida contemplaban diariamente en su oración preferida, los evangelios, los seguía interpelando e impulsando a configurarse progresivamente con Jesús y a reproducir en su tiempo, en compañía, el modo de proceder y la misión del Señor con el grupo de sus discípulos, siguiéndolo y acompañándolo muy de cerca por los muy diversos caminos que recorrieron en el servicio divino y ayuda de los prójimos. Ignacio, el peregrino, que, en su cuarto de superior general de la Compañía en Roma, nunca dio por terminada su peregrinación en búsqueda incesante de la voluntad de Dios para la Orden naciente; Javier, el misionero, explorando caminos para el Evangelio, en misión creativa por la India y Japón y hasta las puertas de China; Fabro, el consolador, llevando la unción del Espíritu en múltiples misiones por Europa. Es él quien dejó constancia de esa devoción suya, común a sus demás compañeros: los diversos misterios de la vida de Jesús constituían el tema recurrente de su oración diaria y el propulsor de su dedicación apostólica. En su Diario Espiritual o Memorial encontramos un bello texto acerca de la oración, con el que quiero concluir:

En la tierra, cuando quieras conversar con Dios, y no sepas subir a las cosas celestiales, contempla primeramente a Cristo, escucha sus palabras y todas las palabras de la Sagrada Escritura. Contémplalo también clavado en la cruz, si miras al pasado. Y si quieres mirar hacia el futuro, contémplalo cómo descenderá cuando venga al juicio. Y así consiguientemente retrocediendo por toda la vida de Cristo, si según tu espíritu, pretendes progresar desde lo más perfecto94 .

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

«Más adelante en el Señor Nuestro»

–Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

Javier Uriarte Centaño, S.J.

*

L«Toma de mi todo, y todavía más» (Silvio Rodríguez)

os aniversarios son un buen motivo para volver a ver el mundo y a nosotros mismos con nueva mirada, es decir con los ojos de otro. Este año queremos recuperar la mirada audaz de Francisco Javier. Sus ojos, agotados por un descomunal dinamismo, se cerraron mirando a las costas de China; hoy nosotros a los 500 años de su nacimiento, en que sus ojos se abrieron al mundo, nosotros los abrimos admirados por un horizonte de universalidad que nos ensancha el corazón, que nos emociona con un pluralismo integrador de conquistar todos los pueblos para Cristo. Esta fue la pasión de Javier.

El mundo de hoy, globalizado en los mercados y en las comunicaciones, está destrozado en la comunión de los pueblos. ¿Qué nos dice Javier hoy, donde el modelo occidental se extiende por imposición de los medios? ¿Qué nos dice Javier sobre la integración de culturas tan diver-

* Licenciado en Teología Pastoral del Instituto Católico de París. Bachiller en Filosofía de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Actualmente Superior de la comunidad Ignacio de Loyola en Lima, Perú. Director del Centro de Espiritualidad Ignaciana – CEI de Lima, Perú. Asistente Nacional de la CVX. Profesor de Historia del Arte e Historia de la Música en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en Lima, Perú.

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Javier Uriarte Centaño, S.I. sas?. Cuando la sociedad de consumo nos invita a la comodidad ¿a qué nos invita Javier «el desinstalado» que salió de sí mismo y dio la vida, día a día por los más abandonados?.

Hoy, 500 años después de esta vida tan intensa, a partir de algunos textos de sus cartas y de algunas reflexiones, su gigantesca figura nos invita a convertir nuestra pequeña aldea global en algo más universal: conquistar todo el mundo para Cristo y llenar de sentido nuestras vidas.

TODO

EMPEZÓ

EN UN CUARTO DE UNIVERSITARIOS...

Los grandes desafíos de la vida, que comprometen a la persona entera, se fraguan en el calor de la amistad y en el fragor de las discusiones apasionadas, típico estilo de ser y hablar entre universitarios.

Precisamente todo empezó en una habitación de la Sorbona, la Universidad de París, en que coincidieron tres jóvenes: Francisco Javier, Pedro Fabro e Ignacio de Loyola, a los que hoy, en sus aniversarios, recuperamos porque los sueños y realizaciones que surgieron de su profunda amistad han llegado a nosotros, «y nos invitan a examinar e intensificar nuestro llamamiento en el Señor, pues ellos fueron los primeros en seguir a Cristo de unamanera tan creativa que siguen desafiándonos a nosotros»1 .

La Universidad de París era uno de los centros más importantes dedebate y producción de cultura en el mundo de entonces. Javier, Fabro y más tarde Ignacio, coinciden en un mismo lugar buscando la mejor formación posible, no tienen al llegar a París la misma motivación, ni han seguido un itinerario similar. Los sueños que los traen a la gran ciudad son diferentes, pero los tres vienen con el espíritu abierto a lo que este nuevo mundo pudiera ofrecerles.

Ignacio, Javier y Fabro dejan la seguridad del hogar familiar para buscarsupropiomododeestar enlavida. Supropiavocaciónenelmundo. Javier siempre y claramente navarro, como Fabro saboyano, como Ignacio

1 PETER-HANS KOLVENBACH, S J., carta por los aniversarios de los primeros compañeros

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–vasco; sin embargo cada uno deja el mundo que lo recibió con el corazón agradecido, para emprender nuevos rumbos y encontrar su propio camino, que progresivamente, fueron caminos en una misma comunión.

La experiencia de universidad, ya en el Renacimiento, abría las mentes y los corazones a horizontes mucho más amplios, en el sentido totalmente literal, no sólo era la pluralidad y riqueza de las distintas naciones de procedencia, no sólo era la dialéctica babel de muchas lenguas en las discusiones y en las distracciones, era también que primero Portugal, y luego Castilla, rompieron los esquemas geográficos y progresivamente, con Juan Sebastián Elcano, los esquemas mentales. No en vano, posteriormente, Ignacio dudoso escribiría en su libro de los Ejercicios las dosposibilidadesgeográficas:«laplanicieoredondezdelatierra»2. Nuevos mundos se incorporan a los imaginarios de estos jóvenes estudiantes. Probablemente, años después, Javier recordaría emocionado lo que aprendiócomo discípulo:

A señalar en su pequeño mapa las partes de los cielos, y los puntos en que los indios y los etíopes vagan; y por qué tiene el Ganges sus crecidas y el caudaloso Nilo bocas tantas3 .

A partir de la amplitud de la percepción geográfica ¿empezó Javier a vislumbrar el horizonte de miras más altas?

Javier y Fabro comenzaron una buena amistad, la misma edad les dio una sana empatía, pero no complicidad, mientras Fabro, de carácter abierto, suave, modesto, profundizaba en estudios y en vida interior; Javier, brillante, atractivo, buen deportista, apasionado y vital, repartía su inteligencia en las discusiones universitarias y crecía en su capacidad de hacer amigos incluso en salidas nocturnas para celebrar y compartir como hacen los universitarios de todos los tiempos.

2 Cfr. Ejercicios Espirituales 102.

3 Quicherat I, 179

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Tres años después ingresa en el colegio un peregrino llamadoÍñigo, algo viejo para ser estudiante, casi calvo y con una leve cojera... y comparte el mismo cuarto con dos estudiantes 15 años más jóvenes que él; madurado en varias batallas, las últimas trataban más bien de conquistas de su espíritu... las siguientes intentarían la conquista, para Cristo, de sus nuevos compañeros.

«LA MÁS RUDA PASTA»

Ignacio vivió con Fabro y Javier cuatro años en el mismo cuarto. Con Fabro desde el primer momento hubo un buen entendimiento, éste, por indicación del Maestro Peña, el tutor de ellos, iría iniciando a Ignacio en los vericuetos de Aristóteles, y entre lección y lección le fue abriendo su conciencia y ganándose mutuamente mucho afecto. Sin embargo, al comienzo, Javier lo recibió con reticencias, marcando las distancias; uno era vasco y otro navarro, eso significaba en aquella época ser adversarios, uno y otro sabían de qué familias procedían, pues las batallas eran las mismas pero en bandos contrarios. También sus personalidades empezaron a tasarse la una a la otra: Javier, simpático y jovial, con vitalidad arrolladora, buen deportista, soñador y seductor; Ignacio, discreto, a veces seco, de voluntad fuerte, con tenacidad contenida. Los dos coincidían en magnanimidad, es decir en hacer cosas grandes.

Javier se dedicó intensamente a la búsqueda de triunfos personales, crecer en fama y buenos estudios, recuperar el honor de su familia humillada y arruinada por la

derrota

Javier se dedicó intensamente a la búsqueda de triunfos personales, crecer en fama y buenos estudios, recuperar el honor de su familia humillada y arruinada por la derrota. Su carácter facilitaba su amistad con compañeros que eran buenos pero no eran buenas compañías, no sólo en las noches de diversiones en el Barrio Latino sino sobre todo en la penetración luterana.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

Su inteligencia brillante y su pasión dialéctica estuvieron a punto de sentirse seducidas por la herejía. Javier con Ignacio estuvo «un poco más duro y dificultoso», pues el estilo de vida de Ignacio no le atraía nada, su deseo de ser más, tener más, valer más, no le permitía entender el distinto «más» que le proponía Ignacio. El navarro se mantenía a distancia del vasco en inconsciente y clara autodefensa.

En este momento existencial de Javier, Ignacio, seductor de jóvenes, entró en su vida. Al comienzo, muy discretamente fue atendiendo las necesidades económicas de Javier, le conseguía alumnos para clases particulares, le ayudaba compartiendo con él y con otros las limosnas que conseguía, y muchas veces era, simplemente, estar cerca, aportando en pequeñas pinceladas una capacidad de ir descubriendo que se pueden hacer cosas buenas, no solamente en intención, sino como voluntad de Dios discernida.

Todo el paso de la vida de Ignacio por su propia existencia Javier lo escribiría agradecido en una carta a su hermano Juan:

Y porque vuestra merced a la clara conozca cuánta merced el Señor me ha hecho en haber conocido al señor maestro Íñigo, por esta le prometo mi fe, que en mi vida podría satisfacer lo mucho que le debo, así por haberme favorecido muchas veces con dineros y amigos en mis necesidades, como en haber sido él causa de que yo me apartase de malas compañías, las cuales yo por mi poca experiencia no conocía. Y ahora que estas herejías han pasado por París, no quisiera haber tenido compañía con ellos por todas las cosas del mundo; y esto sólo no sé yo cuando podré yo pagar al señor maestro Íñigo que él fue causa que yo no hubiese tenido conversación ni conocimiento con personas que de fuera mostraban ser buenas, y de dentro llenas de herejías4 .

Esta fue la primera carta que se conserva de Javier, la escribió a su hermano Juan para que Ignacio se la llevase personalmente en su regreso a su tierra vasca para sanarse «con los aires natales» y visitar las familias de sus compañeros.

4 MHSI, Monumenta Xaveriana I, 9-10.

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Ante estas expresiones Ignacio Tellechea comenta:

¡Qué extrañas carambolas ofrece la vida! Se disiparon viejas enconadas pasiones, y gracias a Íñigo, Francisco contemplaba todo con otros ojos. El antiguo antagonista político de su estirpe era ahora su verdadero padre en el espíritu que lo había ganado para Cristo, aquel Cristo crucificado, pero sonriente, que presidía la antigua capilla del castillo de Javier5 .

Javier irá progresivamente adquiriendo «un conocimiento entero para hacer lo bueno que sabe hacer», es decir, alguna manera de conocimiento saboreado y discernido sobre lo que es bueno, no sólo en el sentido moral, sino en el sentido de espíritus, gustar y sentir internamente6; conocimiento entero, significa en discernimiento práctico, para el fin que somos creados7. La llave de este proceso se la ofreció Ignacio con la conocida cita del Evangelio: «¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo, si se malogra él mismo?»8. La frase evangélica fue disolviendo sus ambiciones, se disiparon sus sueños, Javier cambió de vida, despidió a su criado, renunció a sus proyectos y se adhirió a Ignacio y a sus planes. Años más tarde Ignacio diría «que la pasta más dura por él jamás manejada, había sido en los principios, este joven Francisco Javier».

¿Con qué pasión hablaron estos tres jóvenes en este cuarto lleno de confidencias? ¿Qué conversaciones tuvieron que sus resonancias llegaron a dimensiones universales?, sencillamente de la austera instalación de ese cuarto «se desinstalaron» para la expansión de Cristo: Pedro Fabro en media Europa, Javier en medio mundo, Ignacio, «el peregrino», se instaló en un cuartito de Roma, desde el cual, cansado de gobernar la Compañía, contemplaba las estrellas, en ellas asumía el universo «sobre la haz de la tierra, en tanta diversidad... oír lo que hablan las personas sobre la haz de la tierra, cómo hablan unos con otros... para más seguir e imitar al Señor nuestro»9 .

5 IGNACIO TELLECHEA, Los sueños de Francisco Javier. Sigueme, Salamanca 2006, 66.

6 Cfr. Ejercicios Espirituales 2.

7 Ejercicios Espirituales 23.

8 Lc 9, 25.

9 Ejercicios Espirituales 106-109.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

Todo empezó en un cuarto y se extendió a otros hemisferios, todo empezó en una conversación y se expresó en múltiples lenguas de otras culturas, así de sencillo...

DE UN REY A OTRO REY

Javier fue el último de los primeros compañeros que hizo los Ejercicios. Esta experiencia fue profunda e imborrable, profunda porque salió de ella definiéndose a sí mismo como «otro hombre», imborrable porque vería con otros ojos la universidad, los honores y prebendas que dan los altos estudios, las anteriores ambiciones suyas y de tantos compañeros estudiantes y catedráticos, que diez años después sus cartas removerían a toda Europa por la pasión y radicalidad con que «volvía a mirar» la universidad de París. Escribiría a sus compañeros de Roma:

Muchas veces me mueven pensamientos de ir a los estudios de esas partes, dando voces, como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad de París, diciendo en la Sorbona a los que tienen más letras que voluntad, para disponerse a fructificar con ellas: ¡cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia de ellos! y así como van estudiando en letras, si estudiasen en la cuenta que Dios nuestro Señor les demandará de ellas y del talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían tomando medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro en sus ánimas la voluntad divina, conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: «Señor, aquí estoy, ¿qué quieres que yo haga?, envíame donde quieras; y si conviene, aun a los indios». Cuánto más consolados vivirían, y con gran esperanza de la misericordia divina a la hora de la muerte, cuando entrasen en el particular juicio, del cual ninguno puede escapar, alegando por si: «Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí cinco más que he ganado con ellos»10 .

Javier por historia y por situación concreta familiar estaba acostumbrado a cambiar de rey, según los movimientos políticos tan revueltos en esta decadente edad media, cuyo rezagos de luchas feudales y monárquicas estaban muy patentes. En pocos años el reino de Navarra paso a ser gobernado por diversos reyes y regentes: Juan de Albret, Fernando

10 Carta de Javier: Cochín, 15 de enero 1544.

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el Católico, el Cardenal Cisneros, Enrique de Albret, Carlos V... todo ellopudo suponer una especiede movilidadpolíticaparallegar auna «movilidad espiritual», con la cual Javier pudiera hacer la transición del Rey temporal al Rey Eternal de los Ejercicios. Tránsito que no fue nada fácil para Javier dado su temperamento apasionado, su enorme presión familiar y la conciencia de capacidades orientadas al éxito existencial. Esta fue la primera y más radical desinstalación de las muchas desinstalaciones de todo tipo que tuvo que hacer durante toda su peregrinación geográfica y, sobre todo, espiritual.

En los Ejercicios

Javier tenía clara su renuncia al rey temporal

En los Ejercicios Javier tenía clara su renuncia al «rey temporal», sus sueños estaban orientados a la recuperación de la grandeza familiar, reconstruir su castillo, que a los 10 años de edad contempló aterrado como demolían sus torres y sus muros, era el imaginario emblemático para reconstruir el honor de la familia humillada y derrotada en 1516 por el regente Cardenal Cisneros. Su cruzada personal se carga de responsabilidad cuando sus hermanos Miguel y Juan con otros familiares sufrieron progresivamente las derrotas de Pamplona en 1521, donde fue herido Ignacio, y la definitiva de Fuenterrabía donde los navarros ante Carlos V tuvieron que capitular y renunciar a la independencia del reino de Navarra.

La otra conquista del «rey temporal» que Javier fue procurando con toda nobleza fue la del estado eclesiástico y la de honores académicos. Ya había recibido la primera tonsura como clérigo de la diócesis de Pamplona, gracias a su noble sangre y a sus relaciones familiares, el estado eclesiástico le abría camino para las riquezas y los honores. Su primo Martín de Azpilcueta estaba negociando para él una cátedra de derecho canónico en la Universidad de Salamanca. Todo ello era para Javier lo más natural, dada la ascendencia familiar pues su padre Juan de Jasso fue presidente del Consejo Real de Navarra, como la presencia de toda su familia en la categoría de familia noble ganada durante siglos en hechos de armas. Javier, hermano menor, no quiso optar por ser caballero en estos hechos de glorias militares, sino por los honores académicos y los altos ministerios eclesiásticos, pues su inteligencia y su brillantez personal, junto con las influencias familiares, les eran más prometedoras.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

Precisamente este es el eje gravitante de su discernimiento radical en los Ejercicios y lo expresa claramente en este párrafo que es la continuación de la carta anterior:

Me temo que muchos de los que estudian en universidades, estudian más para con las letras alcanzar dignidades, beneficios, obispados, que con deseo de conformarse con la necesidad que las dignidades y estados eclesiásticos requiere. Está en costumbre decir los que estudian: deseo saber letras para alcanzar algún beneficio o dignidad eclesiástica con ellas, y después con tal dignidad servir a Dios. De manera que según sus desordenadas afecciones hacen sus elecciones, temiéndose que Dios no quiera lo que ellos quieren, no consintiendo las desordenadas afecciones dejar en la voluntad de Dios nuestro Señor esta elección11 .

Al hablar de elección, no se trata de una elección activa: que es lo que yo elijo para realizarme en la vida, sino un ser elegido por Dios para algo grande que en expresión de Ignacio, Javier se apropio literalmente: «conquistar toda la tierra de infieles»12 .

Javier encuentra el sentido de su vida en ser elegido y consagrarse al servicio del Rey Eternal, en ello Javier ha centrado su razón de ser; su carácter temperamental, su actividad arrolladora, su simpatía le llevan a un deseo de dar a Dios la mayor gloria posible. Cuando se guiaba por su ambición era él quien construía sus planes, como apóstol desea cumplir el sueño que, junto con Íñigo y sus compañeros, definen como ir a Jerusalén a combatir a los infieles. Precisamente, la fuerza de su proyecto de vida está en la enormidad de su deseo, de su afectividad. Su sueño de grandezarecobra dimensionesmuchas más ampliasque la grandeza de un pequeño reino en los Pirineos.

OFRENDA: LA PASIÓN POR EL MÁS

En los Ejercicios Ignacio propone que «los que más se quieran afectar y señalar en todo servicio a su Rey Eterno... ofrecerán sus personas»13. En este sentido, esta entrega radical de imitar a Cristo en pobreza, persecu-

11 Ibid.

12 Ejercicios Espirituales 93.

13 Ibid., 97.

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ciones e incomprensiones, en el caso de Javier, la podemos descubrir con sus propiaspalabras.

Javier, estando en Roma, dormido en el Hospicio español, despertó a Simón Rodríguez, su compañero, gritando en sueños: más, más, más... cuando su compañero le preguntó en qué soñaba y por qué había gritado así, Javier eludió el responder. Años después, cuando se despidió de él en el momento de embarcarse a la India, Javier le dio la respuesta:

¿Cuántas veces me pediste que te dijera lo que aquello significaba? Veía yo, en sueños o despierto, no lo sé, los grandísimos trabajos, fatigas y aflicciones, que por hambre, sed, fríos, naufragios, traiciones, persecuciones y peligros se me ofrecían por amor al Señor, y Él me concedía entonces que nada de esto me bastará y yo pedía más y más. Sé que en este viaje a las Indias Dios me va a conceder lo que tan intensamente le he pedido siempre14 .

Pues bien, Javier tuvo todo esto y mucho más. En sus viajes misioneros vemos a Javier caminando y navegando, pues recorrió más de 42 mil kilómetros en las condiciones precarias y muy arriesgadas del siglo XVI. ¿Nos podemos imaginar como eran las naves y mares aquellos cuando él comentaba que en su viaje a Mozambique, camino de la India, estuvo dos meses revuelto por un agobiante mareo? ¿Podemos revivir por sus cartas las comidas miserables, los olores, la sordidez de los hospitales, la persecución y la agresividad de la gente, algunos éxitos, pero siempre la sensación de fracaso, tercamente conteniendo la tentación de renunciar al más?.

Y sin embargo, Javier gastó y desgasto su vida por los hombres, No tanto por sus amigos, no los de su entorno natural, sino los más alejados, los más abandonados, los más olvidados, los más distintos, los más otros, para que conozcan al Otro, a Cristo.

En sus mismos Ejercicios que Javier vivió de manera temperamental e intensamente espiritual, confirmó sus seguimiento a Cristo, su Rey Eternal, con los rasgos que Ignacio reclama en la conocida meditación de las dos banderas.

14 JOAM DE LUCENA, Historia da vida de Padre Francisco de Xavier, Lisboa 1600, 1.10

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

Luchó por la bandera de la riqueza, de los honores, de la fama, durante años quiso hacer carrera para lograr estas ambiciones. Con todo orgullo, ya siendo Maestro en Artes (filosofía), dictó ante un escribano de París un documento en que pedía al Emperador Carlos V el reconocimiento público de su nobleza. Es interesante conocerlo en sus propias expresiones:

Sacra majestad: Dice don Francisco de Jasso y de Javier que su dependencia y origen es hijodalgo y gentilhombre noble, por tal avido, tenido y reputado. Y porque el exponente reside en el estudio de París, allá donde está y en otras partes ignoran su hidalguía, nobleza y dependencia, pide y suplica que llamadas y oídas las partes a quien puede atañer, quiera recibir información de su origen, dependencia, hidalguía y nobleza. Y constando lo susodicho ser así, le quieran mandar y declarar por hombre hijodalgo15 .

Precisamente, antes de partir a Venecia para integrarse en la futura Compañía de amigos en el Señor, a Javier le llego el aviso de haber sido nombrado canónigo de la Catedral de Pamplona. Esta era la plataforma ideal para su «carrera eclesiástica» y diplomática. Renunció a todo ello.

Pocos años después cuando en un nuevo viaje, esta vez a la India, se embarcó en la nave capitana, se le insistió en que llevase al menos un criado, pues de lo contrario difícilmente podría mantener el prestigio necesario para predicar y adoctrinar a la gente que iban con él, si estos le veían lavar su ropa o cocinar su comida. Su respuesta es memorable:

Señor Conde, el adquirir crédito y autoridad por ese medio ha traído a la Iglesia de Dios al estado en que ella está y a sus prelados. Y el medio por donde se ha de adquirir es lavando estas rodillas y guisando la olla, sin tener la necesidad de nadie, y con todo eso emplearse en el servicio de las almas de los prójimos16

Cuando esto expresó Javier tenía todos los pergaminos que declaraban que iba a la India como Nuncio de su santidad, sin embargo se resistió todo lo que pudo a utilizar este título, pues veía con esa decisión

15 IGNACIO TELLECHEA., Op. cit., p. 52-53.

16 BALTASAR TELLEZ , S.J., Chronica: Coimbra 1660.

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Javier Uriarte Centaño, S.I.

y ese estilo que se podría solucionar la crisis de credibilidad de la Iglesia si, contra los privilegios, se usase más el criterio evangélico de lavar los pies... y preparar la olla.

Este es el paso apasionado de los sueños de honras mundanas a los criterios evangélicos de una nueva bandera: la pobreza, la humildad, en este sentido comenta un compañero que «siempre lo encontró llano, sencillo y mal vestido, natural y humilde», todo ello para una misión más alta.

Resumiendo

El impacto de los Ejercicios le llevo a cambiar, en un giro verdaderamente copernicano, toda su escala de valores, de manera que se alejó de todos sus sueños de grandeza eclesiástica, de poder y de dinero, para entregarse a los ideales del Reino. Para esto, partiendo de una fuente y sacando una consecuencia de absoluta validez, para su tiempo y para nosotros.

La fuente es el descubrimiento de Jesús de Nazaret y el apasionamiento por él. Se ha insistido muchísimo en la eficacia de los Ejercicios como método, en su sabiduría en la discreción de espíritus, en sus normas y estrategias. Pero la eficacia básica de los Ejercicios nace de la contemplación de Jesús, que lleva a la admiración, a la adhesión, al seguimiento. Javier los experimento con tal intensidad que fueron su motor inagotable durante toda su vida17 .

«AMIGOS

MÍOS EN EL SEÑOR»

Ignacio y Javier estrecharon una cada vez más profunda amistad y empezaron a trabajar en equipo en la naciente Compañía, Javier fue nombrado secretario de la misma Compañía, llevaba junto con Ignacio la correspondencia con los hermanos dispersos; aunque soñaba con ir a las Indias, ofreció este humilde servicio.

El embajador de Portugal don Pedro Mascarenhas solicitó a Ignacio, para Portugal y las Indias, a seis compañeros. Ignacio le contestó:

17 JOSÉ ENRIQUE RUIZ DE GALARRETA, Francisco Javier: mucho menos y mucho más:RazónyFe, Febrero 2006.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

— Si de diez os lleváis a seis ¿qué dejáis para el resto del mundo?.

Fueron designados Simón Rodríguez y Nicolás de Bobadilla, este último llegó a Roma agotado y enfermo, era imposible que en ese estado viajase con el embajador a Portugal. El embajador no podía esperar, entonces Ignacio llamó a Javier y le dijo:

— Maestro Francisco: ya sabéis cómo por orden de su Santidad, handeirdosalaIndia,yquehabíamoselegidoporunoaMaestroBobadilla, el cual por su enfermedad, no puede ir, ni el embajador aguardar que sane; esta es vuestra empresa.

Entonces Javier con mucha alegría y presteza respondió:

— ¡Pues, Jesús, heme aquí!.

Javier se fue a remendar a toda prisa unos pantalones viejos y una sotanilla. Luego fue al Vaticano a pedir la bendición del Papa y al final de ese día escribió tres declaraciones que él mismo definió en el sobre como: «esta es la carta de Francisco para los de la Compañía». Era el 15 de marzo del año de 1540.

Se despidió de Ignacio en un fuerte abrazo, Ignacio le descubrió el pecho para ver si llevaba debajo de la sotana algo de ropa de abrigo para el viaje. Ignacio le dijo al ver el pecho descubierto:

— ¿Así, Francisco, así?.

Y ordenó que le diesen la ropa necesaria. Javier, abrigaría su pecho con la bolsita que contenía las firmas recortadas de las cartas de sus compañeros. Años después a su compañero más compañero, a su Padre Ignacio, le escribiría desde la India:

VerdaderoPadremío:UnacartadevuestrasantacaridadrecibíenMalaca ahora cuando venía de Japón; y en saber nuevas de tan deseada salud y vida. Dios nuestro Señor sabe cuán consolada fue mi ánima; y entre otras muchas santas palabras y consolaciones de su carta, leí las últimas que decían: «Todo vuestro, sin poderme olvidar en tiempo alguno,

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Ignacio»; las cuales, así como con lágrimas leí, con lágrimas las escribo, acordándome del tiempo pasado, del mucho amor que siempre me tuvo y tiene, y también considerando cómo de los muchos trabajos y peligros de Japón me libró Dios, nuestro Señor, por la intercesión de sus oraciones. Menor hijo y en destierro mayor, Francisco18 .

Llevaría los nombres de sus amigos en el Señor dentro de su alma, ya no les volvería a ver. Aunque todo el resto de sus años misioneros estuvo en otros lejanos horizontes, su experiencia de Compañía la llegó a definir de manera profundamente afectiva: «Compañía de Jesús quiere decir Compañía de amor y de conformidad de ánimos». Estas palabras expresan de manera admirada el principio de la unión de los miembros de la naciente Compañía, sólo el llamamiento de Cristo nos hace amigos; la Compañía, aún en la dispersión, se lleva en el corazón, no se trata de una organización eficiente, sino de compartir y expandir de manera apasionada el seguimiento de Cristo. Javier será compañero de Jesús en otras latitudes, en otras culturas, se cumplíaporfinunsilencioso,prolongadoyardiente anhelo de su alma. El 7 de abril de 1541 se embarcó a la India, ese día Javier cumple 35 años.

Compañía de Jesús quiere decir
Compañía de amor y de conformidad de ánimos

«NUESTRA CASA ES EL MUNDO»

Francisco Javier, en su corazón tan grande como el mundo, comprendió casi literalmente la ofrenda a su «Rey eterno y Señor universal», cruzó océanos, caminó sin saber a dónde es llevado. Como señala su tocayo Xavier Léon-Dufour:

Difícilmente se alcanza a entrever la cantidad de obstáculos que el apóstol hubo de superar en sus proyectos. ¿Qué son estos 40 meses y pico pasados en el mar sino un ininterrumpido ejercicio de paciencia?. Uno de cada tres días, Francisco Javier se vio condenado a no poder hacer

18 Carta de Javier: Cochín, 29 de enero 1552.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–nada. Cierto, no pocas ocupaciones se ofrecían también en el barco, pero su misión era ir a los indígenas»19 .

Él mismo vuelve a acordarse de los nuevos compañeros que ingresan a la Compañía, ahora los ve con ojos apasionados por la misión:

Muchas veces pensé que los muchos letrados de nuestra Compañía que a estas partes vinieren, han de sentir algunos trabajos, y no pequeños, en estos peligrosos viajes, pareciéndoles que será tentar a Dios cometer peligros tan evidentes, donde tantas naves se pierden; pero vengo después a pensar que esto no es nada, porque confío en Dios nuestro Señor quelas letras de losde nuestra Compañía han de estar señoreadas de espíritu de Dios que en ellos habitará porque, de otra manera, trabajo tendrán y no pequeño20 .

En este texto Javier proyecta su experiencia personal, su ambición de letras y honores se ha transfigurado en pasión por los más otros, los más distintos, los más alejados, los que están en los márgenes de la geografía y cultura occidental, pues en ellos está Cristo.

Unos rasgos que definen su personalidad lo resalta claramente Xavier León-Dufour:

En el caso de Javier, el temperamento base, sobre el cual el Señor iba a modelar el apóstol, era extraordinariamente rico: impetuoso sí, pero al mismo tiempo afectuoso. De una ternura que nada tiene que ver con la debilidad21 .

Los viajes por mar eran muy peligrosos. Tanto, que los pasajeros hacían testamento y se confesaban antes de partir porque muchos de ellos morían antes de llegar. Pestes, fríos, tempestades, las temibles calmas en la mitad del océano, las discusiones y broncas agudizadas por la inactividad, las escondidas prácticas de homosexualidad entre algunos marineros, el agua corrompida y los alimentos agusanados... Javier no

19 XAVIER LÉON-DUFOUR, S.J., San Francisco Javier. Itinerario místico del apóstol.(Manresa19), Mensajero-Sal Terrae, Bilbao 1998, 145.

20 Carta de Javier: Malaca, 22 de junio 1549.

21 XAVIER LÉON-DUFOUR, S.J., Op. cit., p 78.

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usa su título de Legado Pontificio, se disculpa por no sentarse a la mesa del gobernador, juega naipes con los marineros, lava su ropa, alguna vez diría: «nadie tiene mayor dignidad que cuando uno lava su ropa», pues hace años que renunció a su sirviente. Su tiempo lo dedica totalmente a cuidar a los enfermos, en Mozambique habían muerto ya 80 pasajeros y el mismo Javier estuvo muy grave. Tanto tuvo que soportar el asco de dos meses de mareo que al final del viaje escribía Francisco: «no lo repetiría ni un solo día por todo el oro del mundo». Pero por el evangelio estaba dispuesto a todo.

Por fin llegaron a la India. Al comienzo, a pesar de estar entre gentes y lenguas tan diferentes empieza a predicar con relativo éxito. Recorría las calles con una campanilla llamando a pequeños y mayores. Escribía en sus cartas que se le cansaban las manos de tanto bautizar. Además de predicar con la palabra también predicaba con su ejemplo: vivía pobremente, mendigaba el pan, atendía a los enfermos y leprosos, ayudaba a los presos, sacaba en las madrugadas largos tiempos para la oración... y quería a todo el mundo, y se sentía querido por muchos.

En este sentido escribiría a su discípulo Francisco Mansilhas 24 cartas llenas de consejos que podríamos considerar llenos de sentido común misionero:

Conversaréis con todos, con rostro alegre, no avergonzado ni severo; porque si hoz vieran serio y triste, muchos, por miedo se dejarán de aprovechar de vos; por tanto sed afable y benigno, y las reprensiones en particular, sean con amor y gracia... si el pueblo os ama y está bien con vos, mucho servicio haréis a Dios22

En tierra la vida también era igualmente dura. El continuo viajar de una aldea a otra bajo los rayos de un sol abrasador, la mala alimentación, el desconocimiento de la lengua, la testarudez, ingratitud y groseras calumnias de algunos cristianos se fueron haciendo presentes cada vez más.

Después de estar un año en Goa, deja la India para ir a la península de Malaca, la actual Malasia. Un mes de nuevos peligros por mar.

22 Carta de Javier: Tocurín, 14 de mayo de 1544.

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Al llegar se encontró con gente de vida blanda y viciosa. Él, por el contrario, se instaló en una pobre choza, por las noches pasaba en oración durante largas horas.

Desde Malaca se dirigió a las Islas Molucas. Allí no le bastaba la campanilla, pues los pobladores eran muy huidizos. Tuvo que escalar montes para dar con ellos y atraerles con cantos. Les gustaba tanto el canto, que tradujo el catecismo a su lengua y les puso música. Cuentan que por todas las casas se oía cantar el padrenuestro y los mandamientos, los mejores catequistas eran los niños que con sus cantos evangelizaban a sus padres. Toda esta inculturación del evangelio la expresa vivamente en su carta a los compañeros de Roma:

Luego que llegué a esta costa -Cabo de Comorín- donde ellos están, procuré saber de ellos el conocimiento que de Cristo Nuestro Señor teníany demandándoles acerca de los artículos de la fe, lo que creían, o tenían más ahora que eran cristianos que cuando eran gentiles, no hallaba en ellos otra respuesta, sino que eran cristianos, y que por no entender ellos nuestra lengua, no sabían nuestra ley ni lo que habían de creer; y como ellos no me entendiesen, ni yo a ellos, por ser su lengua natural malabar y la mía vizcaína, junté entre ellos los que eran más sabedores, y busqué personas que entendiesen nuestra lengua y suya de ellos. Y después de habernos juntado muchos días con gran trabajo, sacamos las oraciones comenzando por el modo de santiguar... Después de haber sacado en su lengua y saberlas de coro (de memoria) iba por todo el lugar con la campana en la mano, juntando todos los muchachos y hombres que podía, y después de haberlos juntado, los enseñaba cada día dos veces y en espacio de un mes enseñaba las oraciones, dando tal orden, que los muchachos a sus padres y a madres, y a todos los que de la casa y vecinos, enseñasen lo que en la escuela aprendían23 .

En las Molucas llegó a ser tan atrevido que a pesar de que los «cortadores de cabezas» habían matado a todos los misioneros anteriores, se lanzo a predicar con éxito en las temibles islas del Moro sin aceptar los antivenenos, tanto es así que Javier la bautizó como «tierra de esperar en Dios».

23 Carta de Javier: Cochín, 15 de enero 1544

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En tierra los pobres eran sus preferidos, por eso los portugueses le desprecian. Javier sabía que estar con los de abajo era estar con todos. Aprendió todas las lenguas, las adaptó a sus músicas, utilizó medios pedagógicos buscando el criterio ignaciano para extender la misión: el bien más universal.

Su temperamento pasional y su sentido de que la fe y la justicia están estrechamente entrelazadas le llevó a ser un misionero tercamente combativo.

Javier se esfuerza denodadamente por mejorar desde dentro el sistema injusto y pelea constantemente contra las injusticias concretas. Se esfuerza y se arriesga por sanear la corrupción de Goa, consigue que los fondos oficiales lleguen al hospital sin distraerse en la administración, promueve juicios justos y rápidos para los pequeños delitos, mejora las condiciones sanitarias, modera el mal trato de los esclavos, se rebela contra los abusos de los portugueses y los denuncia al gobernador, defiende con uñas y dientes a los pescadores paravas contra los impuestos abusivos y contra los invasores, participando físicamente en actos bélicos... Una magnífica labor. Sin cuestionar nunca la maldad intrínseca del sistema24 .

A Javier no le bastaba la India ni Oceanía. Javier quería ganarse todo el oriente y embarcarse hacía Japón. Allí no fue fácil su trabajo. Intentó ganarse la amistad de los daimios o jefecillos, incluso la del mismo Emperador. Para eso, a través de su contacto Anjiro, un japonés convertido al cristianismo, en 45 días se aprendió el credo en japonés para proclamarlo a todo el que le quisiera escuchar. Pero no conseguía más que unos cientos de bautizados y Javier soñaba contar por miles y por naciones. Cambió entonces su vieja sotana, con la que apenas conseguía otra cosa que desprecios y burlas, y se vistió de seda y trajes finos, a la vez que ofrecía regalos. Eso gustaba más a los japoneses. Pero al final llegó a esta conclusión: Japón sólo se haría cristiano, si se convertía primero al gran imperio de China.

24 JOSÉ ENRIQUE RUIZ DE GALARRETA, Op. cit.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

Por su pasión de ir más adelante hizo suyos los criterios sobre la misión, que luego aparecerían en las Constituciones que Ignacio estaba redactando: donde hay más urgencia, donde hay más necesidad, donde el bien es más universal... siempre la búsqueda del más casi hasta el frenesí.

Por su pasión de ir más adelante
hizo suyos los criterios sobre la misión

Su deseo es, según los Ejercicios que hizo intensamente: salvar su alma salvandoalmas. Su teología, sus imaginarios sobre salvación y condenación le llevan a «salvar almas» en sentido casi cuantitativo; siente que cada alma tiene que descubrir que es imagen de Dios una a una, que tienen que acrecentar los límites de la Iglesia entendidos de manera geográfica y cultural. Es más, su formación humanista del Renacimiento, le lleva, progresivamente, a descubrir a la maldad como una fuerza que se opone a que sean personas; estas oposiciones que principalmente provenían de los portugueses y, en su momento, de los brahmanes, las fue descubriendo como terriblemente despersonalizadoras, inspiradas por malos espíritus interesados en defender sus intereses. En su temperamental oposición a estos grupos de poder fue apelando cada vez más a la conciencia. Javier era una persona cuyo trato, en un barco o en una ciudad, no se podía mantener sin sentirse arrastrado irresistiblemente a mejorar la propia vida. Javier era consciente de su seducción espiritual, como aprendió de Ignacio, pero era más consciente de su pasión por el otro, en algún momento lo manifestó de manera muy expresiva: «¡si supiera que danzando podría hacer bien a alguno, yo danzaría!». Al final el apóstol no ve en el prójimo únicamente «almas» sino personas concretas: portugueses, curas relajados, compañeros jesuitas, indígenas, brahmanes, bonzos, brujos, piratas... Al fin Javier podrá decir como Pablo: «me he hecho todo a todos».

Javier en vasco significa «casa nueva», hizo del mundo su casa, la hizo nueva con la iluminación de la nueva noticia, con la pasión por llevar la novedad del evangelio a medio mundo, su corazón fue tan intenso, tan gigantesco, que fue el hombre que abrazó el mundo. ¿Algún día podríamos hacer posible esta globalización alternativa, al menos más evangélica?

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AMAR A LOS MÁS «OTROS»

Javier se convirtió en ciudadano del mundo, nació entre fronteras, el reino de Navarra era una sola nación en dos estados: La alta Navarra formará parte de Castilla, la Baja Navarra se integrará al reino de Francia, precisamente con esta denominación. Las cadenas del escudo navarro formarán parte de los escudos de los respectivos estados, no en vano el primer rey Borbón de Francia, Enrique IV, era navarro. Todo este proceso de un reino cabalgando en los Pirineos marcó en Javier un imaginario de romper fronteras...

... e integrar pueblos. En París los distintos colegios estaban denominados por «naciones»: la Francesa o Galicana, la de Picardía, la Normanda y Germana. A esta pertenecían también los ingleses y escoceses. Los estudiantes de España, Portugal, Italia, Islas del Mediterráneo y Turquía, pertenecíanala naciónGalicana. Hablabantodaslaslenguas,porque eran de todos los países, el latín les integraba entre ellos, las lenguas les habrían los horizontes, ellos les abría a una peculiar vivencia de Pentecostés.

Ya hemos presentado la riqueza y variedad de los amigos en el Señor: un vasco, un navarro, un saboyano, un portugués y tres castellanos; posteriormente se incorporarían dos franceses y otro saboyano, estos serían los primeros compañeros. Javier estaba totalmente acostumbrado a otras lenguas, otras culturas, otros distintos. La Universitas le había hecho más universal.

En los Ejercicios que hizo con Ignacio este le iniciaría a contemplar la «planicie y redondez de todo el mundo lleno de hombres»25, la duda sobre la geografía de la tierra era un tema apasionante de discusión que resolverían en esos años la travesía de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Javier confirmaría la redondez de la tierra siguiendo los surcos que ellos abrieron. La contemplación de Ignacio ofrece «ver a las personas, las unas y las otras, en tanta diversidad, así en trajes como en gestos: unos blancos y otros negros...»26. En fin, Javier se integró con vascos, es-

25 Cfr. Ejercicios Espirituales 102.

26 Ibid., 106.

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Javier Uriarte Centaño, S.I.

«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–pañoles, franceses, romanos, portugueses, judíos, tamiles, paravas, malasios, indonesios, pescadores de perlas, japoneses, chinos, piratas, salteadores, brahmanes, bonzos, esclavos, pobres, ricos, bandidos... y jesuitas. Como él diría, «mil millares de gentes».

Tuvo grandes amistades, los años más felices fueron los que pasó con los pescadores deperlas ylosparavasenlasislasMolucas,sus mejores amigos y aliados eran los niños y niñas. Sus mayores enemigos, -en tanta ceguedad, como dicen los Ejercicios-, fueron los portugueses, que, como decía Javier con humor, declinabanelverbolatino«robo,robas, robare...»

Pide incesantemente hombres, hombres hechos y derechos, curtidos y bien probados, no los desperdicios de Europa

También le hostilizaron los brahmanes en la India, los bonzos en el Japón, pues perdían su ascendiente ante el pueblo y el enriquecimiento de sus respectivos templos. Diego de Ataide, gobernadordeGoa,learruinólaexpedición que tenía preparada para entrar en la China. A todo ello se añadieron los constantes problemas que le dieron los jesuitas no probados.

Javier se integró a culturas tan dispares, mal que bien aprendió distintas lenguas. Sintió la gratificación de los primeros éxitos, pero sintió también el fracaso, sobre todo en el Japón, tanto es así que le escribe a su compañero Simón Rodríguez que lo único que espera: «es abrir camino a otros ya que yo no abro nada». Precisamente esta «pasividad» de no encontrar fruto le hace encontrar a Dios presente por medio de la comunidad de los compañeros, los amigos en el Señor, por eso hace lo que todo humanamente es posible para guardar contacto con ellos, recibe el correo de Europa sólo cinco veces en los diez años, el último correo le llega a los 50 meses. Javier escribía incesantemente, ha hecho familiares en Europa los nombres de Goa, Cochín, Malaca, Ternate, Amboino, Isla del Moro, Yamaguchi, y pide incesantemente hombres, hombres hechos y derechos, curtidos y bien probados, no los desperdicios de Europa; los pide envueltos en sabiduría para el Japón, penetrados de humildad y mansedumbre para la India. El hombre jovial que todo lo hacía con la sonrisa en los labios, saca tiempo para escribir largas cartas y ansía recibir las de sus compañeros. Nuncio de Oriente nombrado por el Papa, y provincial de la Compañía

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con jurisdicción que abarca desde el Cabo de Nueva Esperanza hasta el Japón, renuncia a sus altas investiduras para estar con los otros: los niños y los leprosos. A «los nuestros», los jesuitas, los tiene presentes siempre en sucorazón; para«losotros», losmáspobres, losmásabandonadosson el motivo por el que se entrega a todos, desde las gran elección que estructura su vida, hasta el irse dando en la vida cotidiana.

«VIVIR MURIENDO»...

La ilusión de Javier por entrar en China era grande, quería predicar allí el evangelio y establecer la Iglesia, como lo había hecho hasta un año antes en el Japón, anteriormente en las Islas Molucas, y antes en el sur de la India. Llevaba varías semanas esperando que un mercader lo llevara a Cantón, tenía miedo de que el mercader se arrepintiera pues había pena de muerte para aquellos que introducían un extranjero en territorio chino. Efectivamente el mercader cantonés nunca regresó.

Javier estaba muy débil, por agotamiento y por una fuerte indisposición, le sube la fiebre y le aparecen los síntomas de la pleuresía. Dos días después de caer enfermo y según la medicina de entonces le hacen una sangría. Como no mejora al día siguiente, le vuelven a hacer otra sangría y le dan una purga. Pierde el conocimiento. En el delirio de la fiebre mantiene en voz alta coloquios con Dios, probablemente en su lengua materna, el vasco, o quizás en otras de las distintas lenguas que aprendió. Pierde el habla y no reconoce a nadie por cinco días. Cerca ya del fin, recupera el habla y vuelve a reconocer. En la choza de paja cedida por un portugués esta sólo con el chino Antonio de Santa Fe, un catequista leal. Éste ve que llega la muerte y se queda en vela toda la noche, le coloca delante un crucifijo, al que Javier mira continuamente. Antonio escribirá bastante después: «y un poco antes de que amaneciese, yendo desfalleciendo, le puse la candela en la mano y con el nombre de Jesús en la boca, dio su alma y espíritu en las manos de su Criador y Señor con gran reposo y quietud»27. Era el 3 de diciembre de 1552, en Sancían, un islote perdido frente a las costas de la China.

27 MHSI, Monumenta Xaveriana II, 896.

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

En ese instante se cumple hasta el agotamiento la elección radical de seguir a su Rey en la invitación de conquistar toda la tierra de infieles28:

¡Qué descanso vivir muriendo cada día por ir contra nuestro propio querer, buscando no los propios intereses sino los de Jesucristo!29 .

Como

ignacianos

somos especialistas en «algo más», Javier ha llevado el más hasta las últimas consecuencias

El mundo hostil había extenuado a este hombre, pero el Señor vive en él. Javier es plenamente libre. No ha puesto al Señor condición alguna previa a su entrega total, éxito o saludo, facilidad o dificultad. Se va con sencillez despojado de todo, lo ha entregadotodo: «toma de mi todo, y todavía más»

El más que pidió intensamente en su juventud, el Señor se lo ha dado en abundancia, siempre por caminos desconcertantes, siempre desinstalándolo de una situación a otra. Como ignacianos somos especialistas en «algo más», Javier ha llevado el más hasta las últimas consecuencias.

Ahora, después de recorrer el testimonio de vida de Javier podemos retomar con más claridad y más inspiración las preguntas iniciales.

¿En una sociedad tan autocomplaciente estamos dispuestos a gastarnos y desgastarnos por Cristo, ante el rostro de nuestros hermanos que más nos descentran?

En nuestro país y en nuestra cultura se está tratando el tema de la inclusión, desde lo social, desde lo político, incluso desde lo filosófico; y muchas veces esta inclusión es interesada: pretende integrar a todos en los imaginarios de la cultura occidental. Inspirados en Javier podemos ofrecer a la globalización selectiva otra globalización más evangélica, pluricultural, donde incluyamos a los otros, los distintos, los que están al

28 Ejercicios Espirituales 93.

29 Carta de Javier: Goa, 20 de septiembre 1542.

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margen de nuestrageografía, de nuestracultura, de nuestros imaginarios? ¿Podríamos integrar con audacia una Iglesia más «católica», no tanto romana, sino más universal, más plural, más distinta, con más apertura a los diferentes?

Sus cartas abrieron las mentes e inflamaron los corazones misioneros de media Europa

Y más adelante, Javier no sólo llegó a otras latitudes donde afrontó la evangelización de los más alejados, de los más olvidados, de los más distintos, sinoque fuepionero en métodos de evangelización a través de la música, fue creativo al asumir otras culturas y dialogar con ellas, asentó las bases para formar las nuevas iglesias autóctonas, abrió el camino para la consolidación de la Iglesia en todo el Oriente. Sus cartas abrieron las mentes e inflamaron los corazones misioneros de media Europa.

Hoy, en un mundo globalizado ¿podemos ir más adelante en audacia misionera, en visibilidad y liderazgo para abrir caminos, en fidelidad creativa en la Iglesia, en testimonio de sencillez de vida e inserción, en desinstalación para llegar allá donde nadie está?

Nuestra globalización es interesadamente parcial: globalización de los mercados y globalización de los medios. Javier nos ofrece una globalización alternativa: la del evangelio, no desde el poder, sino la de la solidaridad con los de abajo, con los más olvidados, pensemos que «otra globalización» es posible porque para Dios nada es imposible.

Y todo ello centrado en el Señor nuestro, como Javier, quien hizo de su vida en entrega absoluta a su Rey y Señor: «toma de mi todo, y todavía más». ¿Podemos anunciar a Jesucristo y su evangelio en el mundo de hoy, donde hay la impresión de un desfase cultural y de inoperancia de la fe? ¿Anunciar a Jesucristo –fuera de ámbitos pastorales- nos parece tan «políticamente incorrecto» que de hecho no nos animamos a hablar expresamente de él en nuestra cultura?

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«Más adelante en el Señor nuestro» –Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal–

En consecuencia, descubrimos en Francisco de Javier a un hombre de su tiempo, de teología medieval y mentalidad colonizadora, que entrega su vida en pobreza y servicio movido por un apasionado amor a Jesús de Nazaret. Comprobamos que yerra como todo ser humano, que es incapaz de advertir las carencias de su teología y los abusos esenciales del sistema político al que sirve, que no tiene ojos más que para las aberraciones de los sistemas religiosos con los que tropieza, y que, por eso mismo, nos sirve de espejo y de referencia. Porque tampoco nosotros seremos capaces quizá de advertir nuestras propias carencias, limitaciones y desviaciones, pero podremos ser igualmente válidos para el Reino si nos mueven las mismas motivaciones y la misma inquebrantable sinceridad puesta al servicio de los demás30 .

En este sentido una última pregunta más personal: elegir es renunciar, ¿podemos vivir muriendo a nuestras pequeñas instalaciones, a partir de una elección más estructural? ¿Vivir de tal manera, en opción y estilo de vida, que todo, hasta los detalles de nuestra vida cotidiana, quede determinado por un amor apasionado en seguimiento a Cristo?

«Siguiéndoos, Señor, no podré perderme», dijo Javier... no se perdió, se ganó a sí mismo, se ganó para nosotros, se ganó para la Iglesia porque ganó medio mundo para Cristo. Su pasión por el hombre nació de su identificación con Jesús hasta gastar y desgastar su vida... como el Cristo de su castillo de Javier, con la sonrisa en los labios, «qué descanso vivir muriendo»... y resucitando, desde hace 500 años.

30 JOSÉ ENRIQUE RUIZ DE GALARRETA, Op. cit.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro

INTRODUCCIÓN

Cuéntase que unos artistas chinos contendieron con otros artistas griegos, en presencia de un rey, sobre su respectiva habilidad en el arte del dibujo y la pintura. El rey dispuso, para dirimir la contienda, que se les encargase a cada grupo decorar dos lienzos de pared opuestos de una misma sala, teniendo entre ambos una cortina para impedir que viesen los unos el trabajo de los otros. Hízose así. Los artistas griegos se proveyeron para su obra de una cantidad innumerable de colores raros, mientras que los chinos entraron al trabajo sin pintura alguna y se dedicaron tan sólo a pulimentar y bruñir su lienzo de pared. Cuando los griegos terminaron su obra, los chinos aseguraron que también ellos habían acabado. El rey se extrañó mucho de lo que éstos afirmaban, maravillado de que hubiesen terminado su decoración sin pintura alguna. Se les dijo: Y eso ¿qué tiene que ver? ¡Levantad la cortina! Levantáronla y he aquí que en el lienzo de pared de los chinos aparecieron reflejadas las maravillas del arte de los griegos, pero con mayor esplendor y brillo porque la pared, a fuerza de pulirla, había quedado como un espejo bruñido1

* Doctor en Teología de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Magister en Psicología Comunitaria y Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Actualmente es Director del CIRE. Superior de la Comunidad Pedro Fabro y Coordinador del Sector de Espiritualidad de la Conferencia de Provinciales de América Latina – CPAL.

1 CARLOS PLAZA, S.J., Contemplando en todo a Dios: Estudios Onienses, serie III, vol. II, Madrid 1944, 334. [Cita de Algacel, Ihyá, IV, pp. 362, lin. 5. Citado por Asín Palacios, La Espiritualidad de Algacel y su sentido cristiano, t. II P. IV, C. XXX, p. 230].

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Hermann Rodríguez Osorio, S.I.

Peregrinación interior de Pedro Fabro

Esta historia la presenta Carlos Plaza en su artículo, Contemplando en todo a Dios, publicado en la revista Estudios Onienses en el año 1944, para hablar de Pedro Fabro y el cuidadoso celo con que él se dedicó a limpiar, purificar y pulir su corazón para que en él apareciera con sumo esplendor el brillo de la Verdad divina. Así como lo hicieron los chinos, los santos buscan reflejar fielmente a Dios, mientras que los sabios y filósofos buscan adquirir la ciencia y grabarla en sus corazones, como lo hicieron los griegos con su trabajo artístico.

Queremos ofrecer algunos trazos de la peregrinación interior del Beato Pedro Fabro, primer compañero de Ignacio de Loyola y primer sacerdote de la Compañía de Jesús, convencidos de que su vida fue una oblación de mayor estima y momento, respuesta generosa al llamado del Rey Eternal, que escuchó en su experiencia de Ejercicios Espirituales, hechos bajo la dirección del mismo Ignacio.

Presentaremos la peregrinación interior del beato Pedro Fabro, valiéndonos de su propio testimonio, recogido en el Memorial, de otros escritos suyos y de los estudios hechos sobre su vida. No abordaremos directamente el objeto central de este VI Simposio sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, el ejercicio del llamamiento del rey temporal que ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal. Se trata más bien de la presentación de algunos de los rasgos más característicos de su biografía espiritual, donde podemos percibir los dinamismos desencadenados por los Ejercicios Espirituales y, particularmente, por la radicalidad que se desprende del ejercicio del Rey Eternal en la vida de un hombre sencillo y abierto a Dios.

Sea, pues, esta presentación de la vida del Beato Pedro Fabro, el mejor homenaje a este hombre, que la Compañía de Jesús ha querido exaltar con motivo de los 500 años de su nacimiento, durante este Año Jubilar, junto con San Ignacio de Loyola, en los 450 años de su muerte, y con San Francisco Javier, cuyos 500 años de nacimiento también celebramos este año.

Apuntes Ignacianos 49 (enero-abril 2007) 90-113

PEREGRINACIÓN INTERIOR DE PEDRO FABRO

Infancia y juventud

Pedro Fabro nació el 16 de abril de 1506, en medio del ambiente campesino de la Alta Saboya. Su infancia, tal como él mismo la recuerda, está marcada por el trabajo sencillo de un hogar católico, suficientemente acomodado (Mem. 1)2. A los diez años, sus deseos de estudiar, entraban en contradicción con su oficio de pastor y con las expectativas de sus padres: «no podía reposar sino que lloraba por querer ir a la escuela» (Mem. 3). Es así como sus padres lo envían a La Roche, cerca de Villaret, su aldea natal. Pasó allí nueve años, como él mismo lo recuerda, «creciendo en edad y en ciencia y también en sabiduría» (Mem. 5). Sin embargo, el «inmoderado deseo de saber y aprender letras»(Ibíd.), lollevóhasta Parísen 1525, a los diez y nueve años (Mem. 6).

Estudiante y Sacerdote en París

Al mismo tiempo que seguía avanzando en sus estudios, Pedro Fabro tendría que ir creciendo también en el conocimiento de sí mismo y de las dificultades propias de un joven que, impulsado por Dios se sentía, desde muy joven, llamado a vivir en castidad (Mem. 4).

Ya en su primera etapa de estudios, registra que no en todo ese tiempo había crecido «en bondad y en castidad de mis ojos» (Mem. 5), y cómo se dolía y arrepentía de los pecados que «cada día naciendo para algunos y creciendo para otros en ellos, cometía contra mi Señor»(Ibíd.). Este enfrentamiento entre su deseo de ser casto y la conciencia de su pecado, va a marcar en gran medida su etapa de estudios en París y su encuentro con Ignacio de Loyola. Recuerda Fabro en su «Memorial» las «espuelas espirituales» que el Señor había echado en su conciencia; en París, estas «espuelas» nacidas del temor de Dios, se fueron convirtiendo en «unos

2 Las citas del «Memorial» serán tomadas de: PEDRO FABRO, S.J., Memorial, Buenos Aires, Ediciones Diego de Torres, 1983, 365p. (Traducido y anotado por J. Amadeo S.J. y M. A. Fiorito S.J.). Las referencias irán en el mismo texto, como Mem. y seguidas por el número correspondiente.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro escrúpulos y remordimientos de conciencia» (Mem. 6), con los cuales el demonio comenzaba a atormentarle.

Tres años y medio después, en enero de 1529, se graduó de bachiller en Artes y pasada la Pascua de ese mismo año, obtuvo su licenciatura (Mem. 7). De estos primeros años en París, recuerda con especial gratitud a Francisco Javier (1506-1552), compañero de «cámara» en el colegio de Santa Bárbara. Después del verano de 1529, llega al mismo colegio y a compartir la misma habitación del navarro y el saboyano, un vasco de 38 años: Ignacio de Loyola. Fabro le sirve de tutor y comienza a compartir su existencia con este nuevo compañero de estudios. Fabro registra, años más tarde, este acontecimiento:

En este año vino Iñigo a estar en el Colegio de Santa Bárbara, en la misma cámara que nosotros, queriendo entrar en el curso de las artes por el San Remigio siguiente, el cual curso había de tomar nuestro regente. Bendita sea para siempre jamás tal dicha así ordenada de la suma providencia para mi bien y salvación; porque después de ordenado por mano suya que yo hubiese de enseñar al santo hombre, siguióseme la conversación suya exterior y después interior y después el vivir juntos y ser uno los dos en la cámara, uno en la mesa, y uno en la bolsa. Y finalmente vino él a ser mi maestro en las cosas espirituales, dándome modo de subir al conocimiento de la divina voluntad y de mi mismo y así llegamos a ser una misma cosa en deseos y voluntad y propósito firme de querer tomar esta vida, que ahora llevamos los que somos o alguna vez serán de esta Compañía, de la cual yo no soy digno (Mem. 8).

Esta nueva relación marca definitivamente el camino de Fabro; de tutor, pasa a ser discípulo en poco tiempo. Aprende los rudimentos de la lucha espiritual y del discernimiento. Ignacio comparte sus conocimientos y su experiencia para manejar los escrúpulos y ayuda a Fabro a encontrar su propio camino.

El primer método que siguió Fabro fue la confesión general, la comunión y el examen cotidiano de la conciencia (Mem. 10); así pasó cerca decuatroaños,enfrentadocontentacionesdelespíritudefornicación(Mem. 9), de vanagloria (Mem. 10), de gula (Mem. 11), de juzgar y contemplar los defectos ajenos (Ibíd.). En este tiempo, hasta dejar París, Fabro dice que tuvo«escrúpulos sobre muchas imperfecciones quenadie sospechaba»(Ibíd.).

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En 1533, Fabro va a su tierra natal, donde pasa siete meses en compañía de su familia; ya en este momento estaba decidido a seguir a Ignacio en una vida pobre (Mem. 13), decisión que compartía con otros cinco amigos más.

Amigos en el Señor

El grupo de compañeros, además de Ignacio, Fabro y Francisco Javier,estabaconstituidopor otrostresespañoles, DiegoLaínez(1512-1565), Alfonso Salmerón (1515-1583) y Nicolás de Bobadilla (1509-1590), y un portugués, Simón Rodrigues (ca.1510-1579).

CuandoFabro regresa a París, a comienzosde 1534, hace sus Ejercicios Espirituales bajo la dirección de Ignacio y poco después se ordena de sacerdote, el 30 de mayo. Con ello se pone fin a una vida agitada y confusa, en lo que toca a su opción vocacional:

(...) hasta haber fijado mi intención por el modo de vida que Dios me dio por Iñigo, siempre había andado muy confuso y agitado de muchos vientos, cuándo queriendo ser casado, cuando queriendo ser médico, cuándo legista, cuándo regentar, cuándo doctor en teología, cuándo clérigo sin beneficio y también algunas veces ser fraile (Mem. 14).

El 15 de agosto del mismo año, los siete compañeros hacen voto de pobreza, de peregrinar a Jerusalén y «de ponerse en obediencia del Pontífice Romano» (Mem. 15); esto lo hacen en la pequeña capilla de Montmartre, a las afueras de París. Fabro, era el único sacerdote del grupo en ese momento.

Al año siguiente, Ignacio parte hacia su tierra para recuperar su salud con los aires natales, mientras los demás compañeros acaban sus estudios. La vida del grupo de compañeros no cambió significativamente, sobre todo hacia el exterior; continuó viviendo cada uno en su casa, que generalmente eran colegios mayores para estudiantes extranjeros o de provincia. Siguieron también con los estudios de la teología, según había sido la decisión tomada en común.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro

No desarrollaron ministerios apostólicos especiales, pero sí fortalecieron mucho más los lazos de unión y concordia entre todos, tal como lo refiere Diego Laínez:

Y allí nos confirmamos, parte en la oración y confesión y comunión frequente; parte con los estudios, que eran de cosas sacras; parte con haber hecho voto de dedicarse al servicio del Señor, en pobreza, comenzando desde el tiempo dicho; y este voto renovando y confirmando, cada uno una vez el día de nuestra Señora de Agosto en sancta Maria de Monte Martyrum, donde primero lo hicimos, después de la confesión y comunión; y ansí después lo confirmábamos, quedándonos después allí a comer en caridad. Lo qual también continuábamos entre el año; porque de tantos a tantos días nos íbamos con nuestras porciones a comer a casa de uno, y después a casa de otro. Lo qual, junto con el visitarnos a menudo y escalentarnos, creo que ayudase mucho a mantenernos3

Además de contarnos que renovaron sus votos, Laínez añade la celebración que tenían a continuación. Por otra parte, aparecen otros encuentros que 'entre el año' iban fortaleciendo ese compartir fraterno alrededor de una misión. Un texto muy rico, que refleja una abundante vida fraterna en el Señor.

El grupo de seis que dejó Ignacio al partir, muy pronto se vio acrecentado con tres nuevos compañeros; ellos fueron, en su orden: Claudio Jayo(ca.1504-1552),nacidoenMieussy,AltaSaboya. Recibióelsacerdocio en el otoño de 1534 y por consejo de Fabro fue a París, donde hizo los ejercicios bajo su dirección; estuvo en la renovación de los votos de Montmartre en 1535, donde se unió al grupo.

Un poco mástarde,se unen al grupoPascasioBroët(ca.1500-1562) y Juan Coduri (1508-1541), que estarán presentes en la renovación de los votos de Montmartre en 1536 y partirían con todo el grupo hacia Italia al encuentro de Ignacio, a finales de ese mismo año. Broët, nacido en el norte de Francia, había sido ordenado en 1524; en 1534 llegó a París con la intención de completar sus estudios teológicos; también hizo los ejercicios espirituales bajo la dirección de Fabro.

3 FN I, 102. Palabras que repite Polanco casi literalmente en FN I, 184.

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Coduri, por su parte, nacido en Seyne, Provenza, estaba haciendo sus estudios de Artes en París y entró en contacto con Fabro, quien lo acompañó espiritualmente y le dirigió los Ejercicios Espirituales; es el primer sacerdote que murió en la Compañía, a los 33 años; Diego de Hoces, que más tarde se uniría a Ignacio en Venecia, murió unos años antes, cuando la Compañía todavía no había sido aprobada oficialmente.

No he visto a nadie que posea la amable suavidad y gracia de Fabro en el trato con los hombres

Fabro fue el centro del grupo en la ausencia de Ignacio; era el único sacerdote y tenía una sensibilidad especial para el trato personal; el grupomantuvo suunidad alrededor de suspropósitos gracias a la presencia de este saboyano:

No quedaban solos, porque Ignacio, al emprender forzosamente su viaje a España, dejó como sustituto suyo al más maduro, apacible y equilibrado de todo el grupo; al que mejor sabía aconsejar, dirigir y explicar los Ejercicios ignacianos: al «Maestro Fabro como mayor hermano dellos», en frase feliz de Polanco. «Hasta hoy -decía Simón Rodrigues- confieso ingenuamente que no he visto a nadie que posea la amable suavidad y gracia de Fabro en el trato con los hombres»4 .

El 15 de noviembre de 1536 salen de París los nueve compañeros (Mem. 16), para encontrarse con Ignacio, que los esperaba en Venecia para cumplir los votos que habían hecho en común. Después de un azaroso viaje, llegaron a la ciudad de San Marcos, el 8 de enero de 1537; después de un tiempo, viajaron a Roma para pedir permiso de peregrinar a Jerusalén y de ser ordenados, los que todavía no lo habían sido.

El 24 de juniode ese añode 1537, los ordenados fueron siete: Ignacio, Bobadilla, Coduri, Javier, Laínez, Rodrigues y Salmerón; este último, «recibió todas las órdenes hasta el diaconado; pero tuvo que aplazar la ordenación sacerdotal hasta el mes de octubre de aquel mismo año, porque en junio todavía no había cumplido los veintidós años»5 .

4 R. GARCÍA-VILLOSLADA, San Ignacio de Loyola. Nueva Biografía (BAC Maior 28), Madrid 1986, 368-369.

5 C. DALMASES, El Padre Maestro Ignacio (BAC Popular 22), Madrid 21982, 125.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro

Vino luego un tiempo de preparación para las primeras misas; al mismo tiempo, ejercieron su servicio ministerial en ciudades del norte deItalia. En1538 viajan todosa Roma y son acusados poralgunos que no estaban de acuerdo con el nuevo estilo de vida que llevaban estos sacerdotes 'reformados' (Mem. 18).

Ante la imposibilidad de viajar a Jerusalén, se presentan ante el Papa para que los envíe según su juicio y parecer a distintos sitios; la fama del nuevo grupo se había extendido y llegaban peticiones de parte de muchos obispos; sin embargo, ante esta dispersión que se les venía encima, dedicaron la primavera de 1539 para deliberar sobre la conveniencia de mantenerse unidos por un voto de obediencia a uno de ellos.

Resultado de estas 'deliberaciones' fue la fundación de la Compañía de Jesús, que sería aprobada por el Papa el 27 de septiembre de 1540. Antes de esta aprobación oficial, había comenzado la dispersión.

Ministerio Itinerante en la Compañía de Jesús

Terminada la primera etapa de las deliberaciones, en mayo de 1539, Fabro, en compañía de Laínez, va a Parma por mandato de su Santidad, donde estuvieron hasta septiembre de 1540 (Mem. 19); Fabro registrará más tarde en su «Memorial» los abundantes frutos de esta etapa:

Acuérdate, ánima mía, de las mercedes que allá recibiste, obrando tanto fruto en este sitio por medio de nosotros y del Padre Jerónimo Doménech. El fruto digo, por vía de las predicaciones, confesiones y Ejercicios y también de lo que se hizo en Sisa. (Ibíd.).

Durante este tiempo mantiene Fabro una estrecha comunicación con Ignacio a través de una abundante correspondencia. Sirva de ejemplo un párrafo escrito después de la semana santa de 1540:

Por la presente semana, la más santa de todas, id est, aquella en la qual ocurren más negocios spirituales que en todo el año, nosotros no podremos complir en el mucho escribir, solamente compliremos el precepto de no faltar ninguna semana, para lo qual poco exemplo nos hauéis dado en estas tres passadas semanas, en las quales ningunas vuestras hemos recibido, ni menos podido ymaginar causa por qué; creemos tamen que

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qualquier otro impedimiento sea stato en medio, que no vuestra negligencia. Podrá seer que las nuestras no habréis recibido, y que por esto nos querréis hazer pagar qualque nuestra negligencia. Por amor del Señor os rogamos todos, que en otra cosa nos déis penitencia; (...) (MF. 21)6

Por lo que aquí aparece, tenían el acuerdo de escribir semanalmente, aunque parece que muy pronto este deseo se vio frustrado no sólo por el exceso de trabajo, sino también por las evidentes dificultades que tendría el correo en esa época; a esto habrá que añadir más tarde los problemas de la itinerancia permanente de Fabro y en general de la mayoría de los compañeros.

De nuevo, un mandato de su Santidad lo obliga a partir hacia España en compañía del doctor Ortíz (Mem. 20). En octubre de ese año viajan primero a Alemania, a donde el doctor Ortíz había sido llamado por el Emperador, para participar de los coloquios de Worms y Ratisbona (Mem. 20 y 21). El trabajo es inmenso, según lo registra en una carta del 12 de marzo de 1541:

Al presente yo bien habría menester tales ayudas para responder á la increyble messe que acá en la corte imperial veo; tantos hay que piden mi conversatión para las cosas spirituales, y tantos que se querrían confessar conmigo, que temo confundirme, no podiendo sino como vno solo; máxime seyendo las personas todas de qualidad. Rogad al Señor quemedégraciaparasabermegobernareneltrabajo,ydeexcojersienpre lo que más gloria suya sea. (MF. 77-78).

Estando allí en Ratisbona, Fabro hace su profesión solemne el 9 de juliode1541:«Losvotos sonde castidad,depobreza,deobedienciaalPrepósito de la Compañía; y otro voto paralaobediencia que prometemos todos al Sumo Pontífice cuanto a las misiones» (Mem. 23).

El 27 de julio dejanRatisbona y pasan por Saboya y Francia, donde son detenidos y encarcelados durante siete días (Mem. 24). Llegan a Barcelona en octubre de 1541. Este tiempo de estadía en España no deja

6 Las citas de las cartas estarán tomadas de: Monumenta Fabri, (MHSI) Matriti, 1914. Las referencias irán en el mismo texto, como MF y seguidas por la página o páginas correspondientes.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro de ser una permanente peregrinación de una ciudad a otra: Zaragoza, Madrid, Ocaña, Toledo...

En este tiempo de trabajo apostólico, Fabro recurre siempre a la memoriadelossantospropiosdecada lugarysobretodoalasadvocaciones de la Virgen que va encontrando a su paso: Nuestra Señora de Monserrat, Nuestra Señora del Pilar, Nuestra Señora de Guadalupe. Escribe en su diario recordando este año en España:

Nota aquí, ánima mía, cómo Nuestro Señor te ha sacado de tantas perturbaciones de espíritu y angustias, de tantas tentaciones que tú tenías sobre tus defectos, sobre las agitaciones del espíritu de fornicación y sobre tus negligencias en hacer fruto. Acuérdate de los conocimientos tan claros que tú has recibido de las causas de tales tentaciones. Acuérdate de cómo casi nunca has tenido notable tentación, en la cual no hayas sido consolado no solamente con el claro conocimiento, mas también por vía del espíritu contrario a las tristezas, o temores, o desánimos, o aficiones de prosperidad desordenada, dándote Nuestro Señor tan claro conocimiento y tan verdaderos sentimientos para remedio del espíritu de fornicación y medios para la pureza y limpieza de la carne y del espíritu, asimismo dando tantos remedios contra el mundo y su espíritu, y contra los malignos espíritus. (Mem. 30).

Siguen presentes, pues, sus escrúpulos y sus dificultades; sin embargo, es notable la manera como se siente ayudado por el Señor, que le da un conocimiento claro de los espíritus que lo mueven y la manera de superar los tropiezos.

En enero de 1542 Fabro es llamado por el Papa para volver a Alemania (Mem. 32); este cambio de destino toma por sorpresa al doctor Ortíz, que escribe una carta al Cardenal Farnese, pidiendo se reconsidere la decisión:

Y quanto á la partida del Padre maestro Fabro, no puedo sino con humildad obedeceer el mandamiento de su S.t, mayormente significándoseme con tanta instancia; pero también no puedo dexar de tener muy grande sentimiento, porque aunque, dondequiera que estuviere el Padre maestro Fabro, sé que hará fructo en servicio de nuestro Señor, pero el que a hecho acá es muy grande, y yo le esperava después mucho mayor; tanto

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que, si su S.t fuera dello bien informada, creo que revocara el tal mandamiento, y por que conducie más para el serivicio de nuestro Señor y de la sancta Sede apostólica, que su beatitud tuviera acá una casa fundada con muchas personas letradas de buena vida y profesión del maestro Fabro, para bien de los reynos de España, y poderlos Su S.t mandar yr á diversas partes, para exaltación de la fe cathólica y reformatión de la yglessia, la qual esperava yo, mediante la gracia de nuestro Señor, que en breve tiempo se fundara con el ministerio espiritual y diligencia del maestro Fabro, para lo qual yo acá lo truxe, que no agora quitar la raíz y fundamento deste edificio, mandándole yr á Alemania, pues avía otros, que pudiesen yr allá. (MF. 442-443).

Desde Barcelona, Fabro escribe a Ignacio contando cómo se le han unido dos sacerdotes que eran capellanes de las Infantas de España, noticia que le llena de alegría:

Partiéndome de Ocaña, mandaron á uno de sus capellanes que fuesse comigo hasta Toledo, donde iua á despedirme del doctor. Quería también que algunas cosas, de las que auíamos platicado, les dexasse en escrito, y yo ansí lo hize. El capellán de tal manera caminó yendo conmigo, que, por conocimiento claro y sentimiento efficaz dentro de su ánima, uino á determinarse de querer yr comigo hasta Alemaña, y dexar la corte; y ansí se boluió á tomar licencia; y, antes que él boluiesse, se llegó a my otro, allí en Toledo, embiado especialmente de doña Leonor, para que me acompañasse más adelante, y este uino hasta quatro leguas más acá de Alcalá, y se determinó por sí mismo con claridad y notable sentimiento del uerdadero desterrador que es el spíritu de X.º nuestro Señor. (MF. 151).

Cuenta también, en la misma carta, cómo había pasado por Almazán, tierra de Diego Laínez, para visitar unos días a su familia; este detalle deja ver el gran cariño y la unión que reinaba entre estos amigos en el Señor, que vivían sus distintos ministerios separados por grandes distancias, pero muy unidos en un mismo espíritu de amor:

Y tomé el camino para Almazán por complir con algo de lo mucho que yo deuo á my hermano Mtro. Laynez; donde communiqué enteramente con todos los de su casa, confessando muy generalmente y consolando al señor Juan Laynez, su padre, y su madre y las dos hermanas que en casa están. (MF. 152).

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Llega a Espira en abril de 1542 y comienza sus trabajos habituales. Estando en Espira, el 15 de junio de ese año, comienza a escribir su diario espiritual, conocido como «Memorial», al cual nos referiremos más adelante.

Aproximadamente un año pasa Fabro en Espira, Maguncia, Aschaffenburg y Colonia, desarrollando distintos trabajos; Fabro es excelente en el trato personal, la dirección de ejercicios espirituales, la confesión; parece que lo hace menos bien en el ministerio de la predicación, entre otras cosas, porque nunca llegó a dominar suficientemente el alemán.

El ambiente alemán que le tocó vivir a Fabro era desolador; los abusos pululaban en el seno del clero; las principales sedes de Alemania estaban ocupadas por hijos de príncipes, despreocupados en su mayoría de los intereses espirituales. A este respecto, una descripción, la del Obispo de Chiemsee en su Onus Ecclesiae, vale por muchos comentarios.

¿Dónde hallar que se elija para obispo a una persona apta, buena y sabia? ¿Dónde encontrar un obispo que no sea inexperto, carnal e ignorante en las cosas espirituales? Los más obtuvieron sus prelaturas por la vía del ámbito, no por sus méritos ni legítimamente. Y ese desorden en la colación de los cargos eclesiásticos crea un gravísimo peligro para la Iglesia; porque, ¿qué obispo cumple hoy día con su deber de predicar o se preocupa de las almas a él confiadas? Más aún: son pocos los obispos que contentos con una sola iglesia no poseen varios beneficios o busquen cúmulo de obispados. Estos tales se cuidan más de la mesa que de la Misa: ignorantes en teología, se deleitan con las ciencias profanas. Mejor les cuadraría el nombre de señores temporales que de siervos de Cristo, pues sus cuerpos andan cubiertos de oro, mientras sus almas lo están de inmundicias. Se avergüenzan de los oficios eclesiásticos y se glorían de oficios vanos. Contra las prescripciones eclesiásticas andan rodeados de una turba disoluta de bufones e inútil compañía. A veces se buscan unos teólogos y juristas llenos de astucia y sin solvencia alguna, que por amor al lucro tuercen el derecho como la cera a su placer y callan la verdad o la encubren con adulación. No quiero hablar de esas malditas a que imprudentemente se entregan. Solo están prestos para la guerra los que tienen la misión de paz y reconciliación. A algunos he conocido que con más gusto toman las armas y se ciñen la

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espada como jefes militares que se visten el hábito talar... [Nota: Bertoldo Pirstinger, Onus Ecclesiae, ed. Werner, 23]7 .

En contraste con las opulentas riquezas del alto clero, el clero bajo llevaba una vida miserable, cuya única ocupación era la Misa y el Breviario, sin tener cura de almas. La penuria económica de este proletariado eclesiástico tenía que influir en su deficiente formación cultural, científica y moral. La insurrección contra sus señores, con todas sus repercusiones, fermentaba por entonces entre los seglares. La rebelión se acentuó, sobre todo, contra los clérigos avaros y corrompidos, así como contra los príncipes eclesiásticos.

El clero bajo llevaba una vida miserable, cuya única ocupación era la Misa y el Breviario, sin tener cura de almas

Muy probablemente en el mes de agosto de 15438, Fabro recibe la orden de ir a Portugal. Para ello se desplazó hasta Amberes y preparó su viaje; sin embargo, como lo consignó en su diario (Mem. 363) y lo informó por carta (MF. 227), no pudo encontrar navío que viajara hacia Portugal; volviendo a Lovaina, cayó enfermo durante casi dos meses. A estas dos circunstancias, se añade otro elemento que menciona en su carta del 6 de diciembre de 1543 desde Lovaina:

En este medio ha acaescido vna cosa que solo Dios sabe si es más para su serviçio ó para ympedirlo; y es, que monseñor Poggio, aviendo sido ynformado de mi obediençia para Portugal, antes que yo me partiese para Colonia, luegocomençó á meditar algún modo para ympedir miyda, creyendo que mi quedada para Germania sea más importante que todo lo que puedo hazer en España. A 12 de este mes pasado yo reçebí vna carta de su Sría., en la qual me dezía que él esperava presto poder del papa para detenerme, y que monseñor Rmo. de Santra Cruz por cartas se lo avía prometido; después acá el día de sant Andrés me embió á dezir por vn secretario de cómo era venido el tal despacho; es á saber, cartas

7 CARLOS PLAZA, S.J., Op. cit., p. 11-12.

8 En el número 363 del «Memorial» escribe: «Por este tiempo recibí precepto de obediencia en virtud del cual fue preciso ir de Colonia a Portugal. Preparéme en el mes de Septiembre». La entrada anterior en su diario es del 13 de julio de 1543, día de San Anacleto, Papa y Mártir.

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de Su Sanctidad, por las quales se le dava poder sobre mí para detenerme en estas partes conforme á su pareçer. Yo hasta agora no he visto lascartasnilaformadellas;todavíanodexodeestaryaperplexo,veyendo por vna parte el mandamiento de V.R., y por otra parte entendiendo contraria voluntad de Su Santidad (sic). Asimismo me maravillo que se ayan alcançado estas cartas de Su Sanctidad, sin que lo aya sabido V.R., (...). (MF. 228).

Monseñor Poggio era el Nuncio de Renania. Esta contrariedad y algunas otras, nos serán de utilidad al analizar en el siguiente capítulo las relaciones entre el discernimiento y la obediencia en los escritos de Fabro.

Para seguircon su recorridoapostólico, bastedecir que, por fin llega aLisboa«el día de San Bartolomé Apóstol»(Mem. 368),24deagostode1544. Trabaja en Evora como delegado del Papa y de Ignacio en la Corte de Juan III de Portugal, visitando también el colegio de la Compañía en Coimbra.

En marzo de 1545 viaja con Araoz a Valladolid, pasando por Salamanca. Vive algunos meses en la Corte del Príncipe Felipe, predicando, atendiendo consultas y visitando enfermos. En julio funda una comunidad de la Compañía en Valladolid y en octubre del mismo año otra comunidad en Alcalá de Henares.

Hacia el 20 de abril de 1546, sale de Toledo rumbo al Concilio de Trento, a donde había sido enviado por el Papa. Por orden de Ignacio, Fabro debe pasar unos días antes por Roma; allí llega el 17 de julio de 1546, cae enfermo y muere el 11 de agosto siguiente. El informe oficial de su muerte dice así:

Siendo llamado por ordenatión de su santidad y de la Compañía para uenir al concilio de Trento el sobredicho Mtro. P. Fabro, hauiendo ocho años circum circa que fuera de Roma peregrinaua en santa obedientia por diuersas partes; entrando en Roma sano, por ocho días uisitando y siendo uisitado en spiritual regozijo de todos los suios; después por otros ocho días caiendo malo de vnas tercianas dobles; el primero de Agosto, domingo y día de S. Pedro, siendo confesado y comulgado, y tomado la extrema vntión, al mediodía, presentes muchos amigos en el Señor y la Compañía,con muchossegnos de la suuida pasada,y de la queesperaua eterna, dió l’ánima á su Criador y Señor etc. (MF. 481-482).

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Con esto damos fin a esta presentación del ministerio itinerante de Fabro en la Compañía de Jesús. Durante algo más de siete años, este hombre recorrió gran parte de Europa cumpliendo misiones pontificias y abriendo espacios para la fe católica y para la naciente Compañía de Jesús; fundó comunidades en Alemania, Bélgica y España; dio ejercicios a un innumerable grupo de personas, muchos de los cuales entraron a la Compañía para servir a la Iglesia desde esta vocación concreta; destaca entre ellos Pedro Canisio, santo y doctor de la Iglesia.

Brian O'Leary nos presenta en su excelente estudio sobre el discernimiento en el «Memorial» del Beato Pedro Fabro, un texto de Pedro Canisio, escrito después de que éste terminara sus Ejercicios Espirituales, bajo la dirección de Fabro:

Nunca he visto u oído a un teólogo mejor estudiado o más profundo, o a un hombre de una santidad tan notable e impresionante. Su mayor deseo es trabajar con Cristo por la salvación de las almas. Cada palabra suya, ya sea en una conversación privada o en un amigable encuentro, o incluso a la mesa, está llena de Dios y es tan elocuente, que nunca se hace aburrido o fastidioso para los que lo escuchan. Goza de tanto respeto que muchos religiosos, obispos y doctores han puesto sus vidas en sus manos para ser guiados en su vida espiritual9 .

Un texto que refleja el gran concepto que tenía este joven sobre su maestro; refleja la capacidad que tenía Fabro para comunicar la experiencia de Dios y ayudar a que otros la vivieran personalmente.

Sus Escritos

Conservamos de Pedro Fabro tres tipos de escritos: por un lado algunas cartas, otros avisos y ejercicios espirituales, y por último el «Memorial»; vamos a presentarlos brevemente.

9 BRIAN O'LEARY, S J., The discernment of spirits in the Memoriale of Blessed Peter Favre: Way, Supplement 35 (1979), 18.

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Cartas

Las cartas que se conservan están publicadas en el tomo de MHSI que hemos venido citando; son alrededor de 150, la mayoría enviadas a San Ignacio; como anotábamos más arriba, Ignacio le había ordenado a los compañeros que estaban dispersos que debían escribir una vez cada quince días. Muchas veces contenían información muy confidencial y pedía que no se mostraran a personas que no fueran muy cercanas a la Compañía, como en la carta que escribe el 12 de marzo de 1541 desde Ratisbona:

No me decís expresamente, si algunas de mis letricas, que mandastes que yo ynbiasse, habéis recebido; asimismo holgara saber lo que ternéis de Araóz, y qué es de Pascasio. Esta mi letra, en la qual yo nombro las personas, será que ad litteram no la mostréis sino á íntimos; porque personas podrían haber, que escribiessen acá, que yo escribo jactancias de personas. También sabéis, que personas grandes no quieren que se diga el bien que hazen, aunque lo hagan públicamente (MF. 79).

Esta circunstancia hizo que alguna vez Ignacio le llamara la atención, porque no siempre era fácil evitar mostrar las cartas a personas que debían proveer ayudas para las misiones que desarrollaban los compañeros en tan distintos sitios; y puesto que las cartas mencionaban a personas concretas y hacían también referencias a asuntos más personales, o manifestaciones de aprecio y cariño mutuo, Ignacio se veía en la dificultad de solicitar las ayudas; así queda manifiesto en la carta de Ignacio a Fabro del 10 de diciembre de 1542:

Yo me acuerdo muchas vezes hauer hablado en presencia, y otras muchas vezes hauer escrito en absencia, es á saber, que cada vno de la Compañía, quando quiziesse escriuir por acá, escribiesse vna carta principal, la qual se pudiesse mostrar á qualquier persona: porque á muchos que non son bien aficionados, y dessean veer nuestras cartas, no las osamos mostrar por no traher ny guardar orden alguna, y ablando de cosas impertinentes en ellas; y ellos sauiendo que tenemos cartas de vno y de otro, pasamos mucha afrenta, y damos más desedificación que edificación alguna. Que aun estos días me ha acontescido, que me era necessario, ó mucho conueniente, mostrar vnas cartas de dos de la Compañía á dos cardinales que hauían de proueer cerca lo que me escriuían; y porque

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en las cartas venían cosas impertinentes y sin orden, y no para mostrarse, me hallé en harto trabajo en mostrar en parte y en cubrir en parte10 .

Pide Ignacio que escriban una carta principal con orden y concierto, de manera que se pueda mostrar a cualquier persona, y que si quieren añadir algunas otras cosas como datos de las cartas recibidas, el gozo espiritual o sentimiento tenido por ellas, enfermedades, noticias o negocios, etc, se añadan en 'hijuelas' separadas; la carta principal, recomienda Ignacio que se escriba primero y se revise y vuelva a escribir una y otra vez, si hiciera falta, para que quede presentable: «porque lo que se escriue es aún mucho más de mirar que lo que se habla; porque la escritura queda, y da siempre testimonio, y no se puede assí bien soldar ny glozar tan fácilmente como quando hablamos»11 .

Hay que notar que a partir de la carta número 84 de la colección de MHSI y fechada el 14 de marzo de 1544 en Colonia (MF. 255), tenemos resúmenes hechos por Juan de Polanco; estos resúmenes seguramente comenzaron a hacerse para manejar mejor la información; generalmente Polanco escribe en breves palabras lo principal de la carta y añade algunos párrafos literales entre comillas. La dificultad que ofrece este sistema es que no nos llega toda la información que registraba Fabro.

Avisos y Ejercicios Espirituales

Como parte de las cartas, se conservan una serie de 'avisos' o relaciones más detalladas para algunos grupos concretos; algunas veces por petición expresa y otras veces como parte de su acción pastoral ordinaria: entre ellas están los Avisos a la Congregación de Parma (MF. 39-43); a los sacerdotesylaicosalemanes(MF.119-125),dondeexhortavivamenteapracticar el examen de conciencia y a vivir en profundidad los sacramentos.

También encontramos unos avisos sobre los estudios, enviados a losjóvenes jesuitasdeParís(MF. 102-106);avisossobrela caridadfraterna (MF. 145-149), sobre el ministerio de la confesión (MF. 236-239) y sobre la manera de tratar con los protestantes, escrita a Diego Laínez, quien le

10 Monumenta Ignatiana (MHSI), Ser. 1ª, t.I, Matriti, 1903, 236.

11 Ibíd., p. 237.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro había solicitado que recogiera su propia experiencia en un escrito (MF. 399-402). Vale la pena destacar la primera regla que recomienda Fabro:

La primera es que, quien qusiere aprouechar á los herejes deste tiempo, ha de mirar tener mucha caridad con ellos y de amarlos in ueritate, desechándose de su espíritu todas las cosiderationes que suelen enfriar en la estimación dellos. (MF. 400).

Una mención especial merece su escrito sobre la obediencia (MF. 284-287), al cual haremos referencia en el capítulo siguiente. Es un texto amplio escrito muy posiblemente en diciembre de 1544, a los estudiantes del colegio de Coimbra, en Portugal, en el que Fabro explica cómo entiende el voto de obediencia en la Compañía.

Sobre los Ejercicios Espirituales, baste mencionar que se conservan dos textos: los que dio a los Cartujos de Colonia y de Bélgica12 .

El «Memorial»

El texto más importante que conservamos de Fabro es el «Memorial»; un diario de su vida espiritual que fue recogido con el título de «Memorial de algunos buenos deseos y buenos pensamientos del Padre Maestro Pedro Fabro». El original se ha perdido y se conservan algunas copias, con diversas extensiones.

En la colección MHSI han sido publicadas críticamente dos copias, una latina, más completa y otra castellana, un poco más corta; hemos preferido utilizar para el presente trabajo, la traducción publicada en Buenos Aires por J. Amadeo S.J. y M.A. Fiorito S.J., quienes se basaron enlatraducciónhechaporJ.M.Vélez,mejoradaypublicadaporJ.M.March (Casulleras, Barcelona, 1922). Ellos han corregido de nuevo esta traducción, recurriendo al texto latino de MHSI y a la traducción francesa de Michel de Certeau, publicada por Desclée, Paris en 1960.

12 Cfr.CHARLES MOREL, Pierre Favre (Bienheureux),en Dictionnaire de Spritualité Ascétique et Mystique, t.12, Beauchesne, Paris 1986, 1582: MHSI, Exercitia... ed. nova, 1969, 454506 y 591-609; cf H. Pinard de la Boullaye, Un nouveau texte de B. Lefèvre sur les Exercices, RAM, t. 22, 1946, 253-275.

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En la introducción a su escrito, Fabro nos describe la finalidad que tenía al comenzar a registrar sus memorias:

comenzar a escribir para mi memoria algunas gracias espirituales de las que Nuestro Señor de su mano me diera, ora sea como aviso para mejor orar o contemplar, ora sea para discernir o actuar, ora sea para cualquier otro provecho espiritual. (Mem. Introd.)

Es por tanto un texto para uso personal y no para ser leído por nadie más; no se escribe a alguien sino que se escribe como un diálogo permanente consigo mismo y con Dios. O’Leary lo clasifica entre las 'autobiografías espirituales'; dentro de esta amplia clasificación se pueden encontrar las que propiamente hacen una relación más o menos detallada de la vida de su autor, otras que se asimilan más a un diario espiritual en el que se van relatando día a día los acontecimientos y la lectura de fe del autor y, por último, las cartas autobiográficas en las que el autor comparte con una o varias personas los estados de su alma13 .

El «Memorial» tiene una primera parte autobiográfica, pero en su gran mayoría se asimila más a un diario espiritual, en el que Fabro va anotando los acontecimientos más importantes de su vida interior y la lectura de fe que vahaciendodetodo ello. El hecho de que no haya sidoescritopara ser leído por otros afecta tanto su contenido como su forma. Muchas veces hay saltos y expresiones muy íntimas de su relación con Dios.

En este sentido se encuadra dentro de la espiritualidad propia de la «Devotio Moderna»14. Esta corriente espiritual, venía desarrollándose desde mediados del siglo XIV en los Países Bajos; tiene su origen en la obra principalmente de Gerardo Groot (1340-1384) y de su discípulo Florentino Radewijns (1350-1400).

La «Devotio Moderna», es«una reinterpretación de toda la vida cristiana en medio de aquel contexto de rupturas con todo lo que había constituido el

13 BRIAN O'LEARY, S J., Op. cit., P. 29.

14 Ibid., p. 31-32.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro

entramado de la cristiandad medieval»15. En concreto sequeríaromper con una escolástica decadente, que ponía un acento muy fuerte en la reflexión y que llegó a formularse como 'mística especulativa' en los trabajos del Maestro Eckhart (1260-1327)16. Esta corriente renovadora de la espiritualidad, proponía un acento mayor en la práctica de las virtudes, llegando a presentar una fractura entre la vida de piedad y la teología. El camino hacia Dios no era la reflexión teórica, sino la vida de penitencia y de caridad práctica.

Lo que cuenta, a la hora de buscar la cercanía de Dios, es la voluntad, el corazón, la devoción y no tanto la reflexión y la razón

Podemos señalar como características de la «Devotio Moderna» la gran importancia que se le da a la interioridad, que hace que se desarrolle una piedad más privada y subjetiva y se rechace un poco lo sacramental y lo litúrgico; es más importante la soledad, el silencio y el desprecio del mundo.

Frente a una tendencia más racional yespeculativa, la«Devotio Moderna»desarrolla lo afectivo y da una relevancia mayor a lo que viene del 'corazón'; lo que cuenta, a la hora de buscar la cercanía de Dios, es la voluntad, el corazón, la devoción y no tanto la reflexión y la razón. En este sentido, la ascética es fundamental; se insiste más en el esfuerzo de la voluntad que en la acción directa de la gracia, lo cual hace que la «Devotio Moderna» desarrolle un moralismo práctico.

Se centran en la meditación de las virtudes y los ejemplos de Jesús, tal como se desprenden de una lectura llana y sencilla de los Evangelios. De ahí la importancia y la centralidad de la 'Imitación de Cristo', como modelo de la vida del creyente:

Dentro de esta espiritualidad, Cristo y su humanidad constituían los ejes centrales de sus meditaciones y los caminos más seguros para

15 J. ALVAREZ GÓMEZ, Historia de la Vida Religiosa, PublicacionesClaretianas, vol.1, Madrid 1987, 28-29.

16 H. JEDIN, (DIR.), Manual de Historia de la Iglesia, t. IV: La Iglesia de la Edad Media después de la Reforma Gregoriana, Herder, Barcelona 21986, 670.

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alcanzar un verdadero y logrado crecimiento espiritual. En Cristo y por Cristo los seguidores de la Devotio buscaban la perfección y unión con Dios. Lo más importante de la vida de Cristo aparte de su misma persona, eran los ejemplos y las circunstancias de su vida, que en buena medida tenían que ser imitadas por todos los cristianos. Por ello meditaban continuamente la pasión del Señor, la muerte, el juicio y las penas del infierno, además de los vicios y faltas de cada uno en relación con la redención de Cristo17 .

Por otro lado, la oración comienza a ser algo metódico; es en este momento cuando se acuña la expresión 'ejercicios' para expresar esos quehaceres espirituales; el examen de conciencia, la meditación metodizada.

Dentro de esta corriente espiritual se ubica la obra de Fabro; comienza a escribirlo, como lo decíamos más arriba, el 15 de junio de 1542, mientras desarrolla su actividad apostólica en Espira. Los primeros 33 números son un resumen de su vida anterior y los siguientes números, 443 en total, corresponden a reflexiones o anotaciones hechas principalmente durante sus recorridos por Alemania, Bélgica, Portugal y España.

La gran mayoría de los números fueron escritos en algo más de un año. Entre el 15 de junio de 1542 y el 13 de julio de 1543 escribió los primeros 362 números (aproximadamente 113 entradas) mientras desarrollaba su trabajo en Alemania.

Entre julio de 1543, más o menos cuando recibe la orden de ir a Portugal, y el 6 de enero de 1545, cuando ya lleva unos seis meses entre Evora y Coimbra, sólo escribe 5 números (3 entradas). Hay, pues, una interrupción de cerca de 18 meses, durante los cuales se dan sólo unas pinceladas de su experiencia interior. Después del día de Reyes de 1545, hasta el 20 de enero de 1546, durante su estancia en Portugal y España, escribe los últimos 74 números (31 entradas).

O'Leary piensa que la interrupción de 18 meses se pudo deber al exceso de trabajo y a los continuos viajes que tuvo Fabro antes de llegar a

17 A. VERDOY, Síntesis de Historia de la Iglesia, Baja Edad Media. Reforma y Contrarreforma (1303-1648), Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1994, 127.

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Peregrinación interior de Pedro Fabro

Portugal y en los primeros meses de trabajo allí18; sin embargo, nos parece que el exceso de trabajo fue una constante durante el primer año del diario, lo mismo que los múltiples viajes. No nos atrevemos, en este momento, a defender otras hipótesis, pero nos parece que pueden quedar las siguientes preguntas planteadas: ¿Se perdió una parte del «Memorial»? ¿Coincidió esta etapa con un tiempo fuerte de desolación espiritual? ¿Se trata de una expresión más de un alma que tendía a los extremos? ¿Es reflejo de la inconstancia en esta labor tan exigente?

De todas maneras, sea cual sea la causa de estas interrupciones, lo que nos importa ahora es el valioso contenido de las páginas que nos quedan. Las entradas son muy variadas, algunas descriptivas de lo que va viviendo, de sus experiencias apostólicas, de la lectura que hace de acontecimientos, momentos de oración, peticiones, acción de gracias, etc.

Hay una diversidad de formas de oración mencionadas o implícitas en las páginas del Memorial: desde altas formas de contemplación, hasta las sencillas letanías que tanto le gustaban a Fabro. Lo mismo, aparecen muchísimas de sus devociones particulares: a santos, reliquias, a la eucaristía, etc. Por último, algunas otras entradas, del final del Memorial, adquieren aspecto de notas para sermones o puntos para la predicación.

CONCLUSIÓN

Después de haber hecho este recorrido de la mano de Pedro Fabro, nos interesa presentar, a modo de conclusión, algunas reflexiones sobre la peregrinación interior este hombre.

Una primera conclusión que salta a la vista al estudiar esta variedad de textos, es que Fabro vivió una relación conflictiva entre el discernimiento y la obediencia; ciertamente parece que Fabro tiene muy claros los 'conceptos' de uno y otro ejercicio de su vida espiritual; pero esto

18 Cfr. O’LEARY, Op. cit., P. 32. Nótese, sin embargo que un poco antes, en la página 14 ha hablado de que el estilo de vida agitada comenzó desde su viaje a Parma: «The style of life that began for Favre when he went to Parma in June 1539 forms the background of the Memoriale. Suffice for the present to say that it was a life of constant travel, incessant work, earnest charity».

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no significa que al vivir concretamente esta relación, no haya tenido que sufrir grandes angustias y molestias.

Por la personalidad de Fabro, muy escrupulosa, insegura y delicada, podríamos pensar que se trataba de un hombre que hubiera preferido una relación más estrecha con sus superiores. Tener las órdenes muy claras y concretas, hubiera sido para él mucho más llevadero. Sin embargo, la misión que recibió lo lanzó a un mundo en el que él mismo tenía que estar permanentemente inventando su trabajo diario; debía conformarse con recibir una orientación bastante general y los destinos más específicos en los que se le traslada de un país a otro.

Cuando tiene que afrontar sólo sus trabajos, es fácil que llegue a situaciones desesperadas por querer hacer más de lo que puede; así lo anota desde Ratisbona, el 20 de abril de 1542:

Acerca de míy de lo spiritualde acá, no puedo dezir otro, sino que por mí queda que no se haga más de lo que se vee; y tamen con esto está que yo algunas vezes excedo mi debido poder, peccando sienpre en este mi viejo defecto, que es abraçar demaisiado, no sabiendo apretar niguna cosa conforme á lo que saría razón y debido. (MF 88-89).

Esta dificultad que él mismo reconoce, tiene a la base una constante actitud de discernimiento que no siempre llegaba a una resolución tranquila; las llamadas que permanentemente recibía de Dios a través de tantas 'mediaciones' (personas, lugares, circunstancias, etc.), le iban llevando de un lado para otro.

Por otra parte, la obediencia también contribuyó a reforzar este sentimiento de poca constancia en sus trabajos; cada vez que se iba sintiendo un poco más ubicado en un sitio, recibía una orden que lo mandaba a cambiar y a comenzar una obra nueva.

Discernimiento y obediencia, pues, aparecen en la vida de Fabro, como refuerzos de una personalidad ya de por sí inestable. Sin embargo, Fabro nos revela en sus escritos y con su vida, una coherencia muy grande. Cree en la obediencia, no como un elemento externo a su discernimiento, sino como un instrumento más eficaz para acertar en esa cons-

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tante búsqueda de la voluntad de Dios, que tantoloapasionaba;lallama«enteradiscreción» (MF. 162-163).

Peregrinación interior de Pedro Fabro

Discernimiento y obediencia se conjugan en una dinámica permanente, sin que ninguna de las dos se imponga sobre la otra

Fabro no vive la obediencia como un escape y una seguridad frente a la dura tarea de discernir los espíritus; hace del discernimiento una práctica habitual y cotidiana; pero tampoco deja que este discernimiento, a través del cual iba escudriñando la voluntad de Dios, opaque el sentido de su obediencia. Discernimiento y obediencia se conjugan en una dinámica permanente, sin que ningunade las dos se imponga sobre la otra; para él, vivir coherentemente estas dos dinámicas, significa asumir el riesgo de terminar partido por medio, como de hecho creemos que sucedió.

No se esconde del discernimiento en la obediencia, ni se esconde de la obediencia en el discernimiento; no deja nunca de escuchar la voz de Dios que le habla en sus mociones interiores y en toda la realidad, ni deja de escuchar y obedecer a la voluntad de Dios que se le revela en la voz de sus superiores.

Nos parece que esta capacidad de vivir las dos dinámicas coherentemente, aceptando incluso que las dos, en determinados momentos aparezcan como realidades contradictorias, encuentra su raíz y su fuente en una experiencia espiritual muy honda: la vida de Jesús y la manera como él mismo vivió esta íntima contradicción en su interior. El Jesús que, por obediencia, va a la cruz, e invita a todos los hombres a caminar en su seguimiento, asumiendo su destino, para la salvación del mundo, es el que dasentido ala obediencia y al discernimientoen el BeatoPedroFabro.

Los años finales de la vida de Fabro, estuvieron, pues, marcados por esta permanente lucha (agonía), entre su discernimiento y la obediencia. No fue una lucha estéril; fue una 'agonía' capaz de movilizar su existencia en la dinámica de Dios. Una agonía redentora para él mismo y para el mundo que acogió su entrega. Una agonía que estuvo dispuesta a unirse definitivamente a la 'pasión' de Dios en Jesús, hasta hacerse una sola en su muerte y en su resurrección.

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina

Luis Valdez Castellanos, S.J.* INTRODUCCIÓN

n primer lugar quiero agradecer a Hermann Rodríguez y al CIRE quienes me invitaron a participar en este Simposio sobre los Ejercicios. Ha sido una oportunidad para aprender más de los Ejercicios.

Quiero decir que el tema que se me pidió no es tanto un análisis de la contemplación del rey temporal sino ofrecer horizontes y perspectivas para la aplicación hoy en nuestro contexto latinoamericano. Lo entiendo más con un sentido pastoral que académico.

Sin embargo, quiero compartir primero algunas de las afirmaciones fundamentales sobre esta contemplación.

* Magister en Desarrollo Humano de la Universidad Iberoamericana de Santa Fé, México. Licenciado en Filosofía del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias de México. Licenciado en Teología del Instituto Teológico de la Compañía de Jesús de México. Estudios de Espiritualidad y Psicología en la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid. Actualmente es Director del Centro Ignaciano de Espiritualidad de México. Director y Editor de la Revista Mirada. Miembro de la Comisión de Laicos y Jesuitas –COMLAJES de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina

LA SEGUNDA SEMANA DE LOS EJERCICIOS

En los ejercicios completos de San Ignacio de Loyola la Segunda Semana suele durar de 11 a 12 días. Es la semana más larga. Esta duración se debe sobre todo al proceso de la elección del estado de vida y/ o a la reforma de vida. Es un proceso complejo y cuidadoso.

Jesús llama a Ignacio para una gran empresa: restaurar la fraternidad perdida. Esto mediante la victoria sobre todos los enemigos de los planes de Dios. Estos enemigos los conocía muy bien Ignacio, porque otras veces le habían vencido. Son la sensualidad y el amor carnal y mundano. Se resuelve a participar con generosidad en esta campaña. Su empeño consistirá en conocer íntimamente a Jesucristo para más amarle y seguirle. Meditando los pasos del Evangelio desde la Encarnación hasta la Pasión de Jesús penetró en las intenciones, es decir en el espíritu del divino Maestro y en sus máximas, opuestas a las del mundo: pobreza y humildad contra codicia y soberbia. Todo lo verá resumido en el sermón del Monte. Ignacio se abrazará con la pobreza material y con las humillaciones para imitar a Cristo pobre y humillado, alistándose así debajo de su bandera. Seguirá a Cristo en su pasión y muerte para participar también de la gloria de su resurrección.

Su empeño consistirá en conocer íntimamente a Jesucristo para más amarle y seguirle

Desde la libertad recuperada con los afectos ya ordenados, el o la ejercitante tiene miles de manerasde corresponder a la misericordiadeDios. Las posibilidades de amar y de hacer el bien son infinitas. Por esto tiene que escoger cuál es la que es más querida por el Señor. Y este es el trabajo fundamental de la segunda semana: con ayuda del discernimiento1, y la ósmosis con Jesucristo a través de las contemplaciones, descubrir y hallar la voluntad concreta de Dios para la persona que hace los ejercicios.

1 A través de la lectura de las mociones que va percibiendo en la contemplación de la vida de Jesús, el/la ejercitante va descubriendo el «dónde» y el «cómo» seguir a Jesús.

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González Faus dice muy claramente:

Esta especie de convivencia (con Jesús en las contemplaciones) ha de ir configurando en el ejercitante la decisión de hacer también de su vida un cauce de la misericordia.

La oración típica de la Segunda Semana es la contemplación de los misterios de la vida de Cristo.

Es interesante ver el conjunto de los ejercicios que propone Ignacio para la segunda semana:

 La contemplación del Rey temporal EE 91-100.

 la contemplación de la Encarnación EE 101-109.

 la contemplación del Nacimiento EE 110-117.

 las repeticiones y aplicación de sentidos sobre estas dos con templacionesEE 118-126.

 las primeras contemplaciones de la vida pública de Jesús (la infancia)EE 132-134.

 las Dos Banderas EE 136-148 (ayudas para la elección).

 los Tres Binarios EE 149-157 (ayudas para la elección).

 otras contemplaciones de la vida pública de Jesús (desde el bautizo hasta el domingo de ramos) EE 158-163.

 losTres gradosde humildadEE 164-168;(ayudas para la elección).

 el proceso de elegir un estado de vida permanente para se guir a Jesús. EE 169-188.

·

 la Reforma de vida EE 189.

CONTEXTO DE LA CONTEMPLACIÓN

DEL REY TEMPORAL Y SU FINALIDAD

El cambio de Primera a Segunda Semana es, ya no mirarse a sí mismo cuanto mirar a Jesús, en su amor solidario, misericordioso, confrontante, y de entrega radical. Ignacio, al terminar la Primera Semana no invita a cambios radicales, ni a grandes penitencias. La solución que propone, es mirar profundamente a Jesús, conocerlo y aprender a elegir como él.

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Ignacio era hijo de su tiempo. Usó el vocabulario y las imágenes que tenía a mano para describir la experiencia extraordinaria que había recibido sobre Dios y Jesús. El lenguaje de intimidad que conocía no fue el de la relación de esposos. En aquella época se arreglaban los matrimonios por razones económicas y políticas, y tenían muy poco que ver con el amor, la lealtad, la fidelidad, la confianza y el compromiso. Pero Ignacio había conocido la intimidad entre el rey y el vasallo, el señor y el siervo. Sabía por experiencia de la alianza entre los dos, cómo cada uno estaba dispuesto a dar su vida por el otro. Se trataba de un vínculo que los hacía casi uno en sus vidas, aspiraciones, fracasos y éxitos.

Esta contemplación es la puerta de entrada de la Segunda Semana. Antes el ejercitante ha transitado por lo que se conoce como la Primera Semana en la cual se espera que el ejercitante haya tenido una profunda experiencia de la misericordia de Dios, sobre todo a partir de la realidad del pecado personal y colectivo. Ser un pecador perdonado.

En este contexto de la misericordia la persona que hace ejercicios entra en la contemplación del rey temporal. Esto lo afirma J. Ignacio González Faus:

El estado anímico del ejercitante, cuando ha pasado por el doble impacto del mal y la misericordia y por la seguridad del triunfo de ésta, es un estado de gozo, de alivio, de gratitud.

Y ése es precisamente el momento para decirle que esa misericordia, esa voluntad amorosa más fuerte que el mal, «sólo actúa por los hombres y a través de los hombres»: a través de Jesús en primer lugar, y a través de todos cuantos quieran vivir como El y para El. Este es el significado de la meditación del rey temporal.

Los diversos autores que consulté están de acuerdo que esta contemplación tiene un carácter introductorio y que no se trata de tomar ya decisiones importantes. La finalidad es ayudar a la persona que se ejercita a contemplar otro horizonte de vida, ampliar su mirada. Como bien dice Karl Rahner:

La posición introductoria de la meditación del reino de Cristo, implica que no se haga en ella la elección. Lo que hay que proponerse aquí es la

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disposición incondicional de elección. San Ignacio hace que el ejercitante se ofrezca al Señor con auténtica consagración y explícita oblación, de suerte que, en las meditaciones siguientes, Cristo, con el ejemplo de su vida y el peculiar impulso del Espíritu al ejercitante, le comunique lo que debe elegir. Así pues, la meditación del reino de Cristo tiende a lograr la plena voluntad de imitación. La meditación del reino de Cristo trata todavía de los presupuestos de la elección propiamente tal.

Alguien que conocen muy bien ustedes, Iván Restrepo, en su excelente artículo «El llamamiento del Rey» dice:

La meditación del Rey Eternal hace de enganche entre la Primera Semana y unos Ejercicios completos. Aunque se le asigne un tiempo comparativamente breve2 , la función que debe cumplir es determinante.

Y más delante menciona la novedad de este ejercicio respecto a los Ejercicios.

La Primera Semana ha debido aportar curación a la ceguera del ejercitante, sugerida en el carácter invisible de la composición de lugar de los pecados3. Ahora, en el llamado de Rey, deberá vencer la sordera4 y hacerse capaz de escuchar a alguien distinto de sí, como condición indispensable para asumir una tarea concreta que requiere de todas sus facultades para empezar a escribir una historia razonable y sensata5. La palabra clave de todo el camino a emprender, va a ser trabajar; pero un trabajar que incluye la connotación de «penar»6 .

Quiero hablar de dos tipos de sordera. Una puede ser, como veremos más adelante, olvidarse de los pobres por la insensibilidad al sufrimiento de millones de personas que son nuestros parientes en la fe. Es tener una coraza racional en el corazón.

2 Este ejercicio se hará unicamente dos veces al día, al levantarse y antes de cenar, en la que se convierte en una jornada completamente atípica en todo el proceso (Cfr. EE 99).

3 Cfr. Ejercicios Espirituales 47.

4 Que no sea sordo a su llamamiento... EE 91.

5 Los que no tuvieren juicio y razón... EE 96.

6 Quien quisiera venir conmigo ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena también me siga en la gloria... EE 95.

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Otra manera de no oír hoy es quedarse en la superficie de la vida y de las cosas, que el ruido del consumo, la diversión, nos impida conocer el silencio interior que es condición de posibilidad para escuchar a Jesús. Para oír es indispensable primero el silencio interior para acoger el llamado. Otro autor consultado, Carlos Cabarrús, afirma que:

El sentido de esta meditación ignaciana es doble. En primer lugar, resaltar la comparación entre los dos proyectos (del rey temporaly del eternal) para provocar la emulación, y en segundo lugar, encuadrar el llamado de Cristo en la historia, no en la sola experiencia intimista de la oración. El llamado nos lo hace Cristo desde el mismo dolor del pueblo.

Que nos atraiga demasiado el proyecto de sociedad de Jesús y que no nos evadamos de la responsabilidad histórica con la paz de la oración.

Ignacio insiste en esta contemplación del rey temporal porque es como el Principio y Fundamento del resto de los EE. El mismo Cristo perdonador y misericordioso de la Primera Semana es el que llama. Nos elige no porque seamos mejores que otros (bien que nos conoce), sino porque así le gustó. «Mira que estoy a la puerta llamando. Si uno me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos»7 .

Hasta ahora teníamos la disposición de servir al Señor y elegir lo que más nos acerque a él. Se añade hacerlo por la afectividad, no por la razón o por obligación.

Las connotaciones de la meditación del Reino no son bélicas sino caballerescas. El Prefacio de la misa de Cristo Rey habla del: Reino de verdad, devida, reinode santidad,degracia, reinode justicia, deamor yde paz.

A manera de subrayar algunos aspectos, la llamada es a cinco cosas:

1. A una relación personal con Jesucristo: «Conmigo» y «como yo»

La primera llamada es a estar con él (conmigo) y la segunda a elegir como él eligió. No es un llamamiento indiscriminado, ni

7 Ap 3, 20.

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tampoco una ideología, sino una llamada personal. Como dice Isaías, Dios nos lleva tatuados en la palma de su mano.

2. A pasar del plus al Magis8

El ser humano tiene dos problemas: el de querer ser como Dios y el de no desarrollar sus capacidades

Ante el sentimiento de inseguridad que experimenta la persona al saberse criatura, finita, que no puede todo, busca la salida falsa del plus del pecado (un plus en el tener, en el aparentar, etc.). Con la conversión ya no quiere el plus. Cristo estimula al magis («más»). El plus nace del deseo egoísta, el magis del sentirse amado gratuitamente por Jesús. Por eso distingue Ignacio entre «los que tuvieren juicio y razón»9 y «los que más se querrán afectar»10 .

Elserhumanotienedosproblemas:eldequerersercomoDios(agrandarse) y el de no desarrollar sus capacidades (quedarse disminuido). Por eso hay que actuar al mismo tiempoen los dos sentidos: rebajándole y estimulándole a la vez. Haciéndole aceptar que es «bajito» pero al mismo tiempo estimulándole para que «se empine».

3. Es una llamada a la libertad plena, a ser como Él

Habiendo experimentado el dolor y sufrimiento de la esclavitud, la persona desea y anhela no cualquier libertad sino una libertad grande y expansiva en toda la vida. Por esta tarea tan atractiva es capaz de dejar seguridades y cosas. Ni siquiera la seguridad de contar con Dios por las obrasrealizadas. La suma pobreza de Cristo no es la del pesebre de Belén sino la de la cruz; ahí se sintió pobre, hasta sin Dios, por eso gritó: «Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?».

8 Este punto lo sugiere FLORENCIA SEGURA en su libro Ocho días de ejercicios, Sal Terrae, Santander 1992, 87.

9 Ejercicios Espirituales 96.

10 Ibid., 97.

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El llamamiento de Jesús a construir el Reino en ocasiones implica entrar en conflictos conmigo y con otros, ya que el proyecto del mal se opone al plan de Dios. Conmigo, porque por el pecado pierdo mi libertad, me esclavizo, y vivo la lucha interna para realizar el fin de mi vida: el amor. Con otros, porque con su pecado se opondrán al amor, a los derechos humanos, a la dignidad de la persona, a la comunidad.

Es un llamamiento a regalar la vida como Jesús. Jesús no fue el Mesías triunfante sino el Siervo doloroso que libremente muere en la cruz.

4. A seguir a Cristo pobre y humillado

Jesús no fue el Mesías

¿Quién es este Jesús a quien quiero seguir? Por un lado es una persona fascinante, atractiva, plena y libre. En muchos estimula una sensación de sentirse queridos y amados. Y también es aquel que no tiene donde reclinar la cabeza(pobre),reprobadoporlossumossacerdotes ylosescribas (injuriado, despreciadoy humillado).

triunfante sino el Siervo doloroso que libremente muere

en la cruz

Igual que los apóstoles y muchos seguidores de Jesús que se sintieron felices con él, llegó el momento del conflicto y la tentación de abandonarlo. Querían sólo un Jesús cómodo.

Ignacio reconoce que sólo el seguimiento del Jesús completo, y especialmente el Jesús pobre y humillado nos llevará a la libertad del corazón y será capaz de vencer los condicionamientos mundanos, siempre dispuestos a encadenar nuestras opciones generosas.

Ignaciopropone entrar en los mismos sentimientos de Cristo«quien no se aferró a su categoría de Dios; al contrario se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos...»11 queson

11 Flp 2, 6-9.

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la clave de la historia de salvación, el camino hacia la verdadera libertad y crean el ambiente adecuado para tomar decisiones evangélicas para salvar nuestra ánima.

5. A integrar tres elementos sin suprimir ninguno

Se trata de un llamado integrador de los tres elementos que aparecen en el discurso del rey temporal: Conmigo, trabajos y contento12 .

Estas tres palabras comunican el secreto de una vida de seguimiento. Y pone en guardia ante la tentación de intentar vivirlo sobre sólo dos de ellos.

Conmigo-contento: tentación de no querer pagar el precio de seguimiento.

Conmigo-trabajos: tentación de un seguimiento voluntarista, con el acento puesto en el hacer.

Trabajos-contento: tentación de buscar la satisfacción de ser eficaz y de enorgullecerse del propio esfuerzo.

APLICACIÓN DE LA CONTEMPLACIÓN A LA REALIDAD ACTUAL DE AMÉRICA LATINA

América Latina sigue siendo un continente económicamente empobrecido y con una necesidad de procesos de redistribución justa de la riqueza para abatir la miseria y la pobreza; de practicar una cultura democrática en las principales instituciones: la familia, la escuela, la iglesia católica y la política; y de modificar paradigmas colectivos que generen respeto por la persona humana.

Sigue siendo un continente necesitado de un éxodo, de muchos «Moisés» y de mucho trabajo colectivo.

12 Este punto lo sugiere DOLORES ALEIXANDRE en su libro Compañeros en el camino, Sal Terrae, Santander 1995, 89.

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Carlos Cabarrús presenta una propuesta de cómo realizar la contemplación del rey temporal de cara a la realidad de pobreza de nuestros países. A continuación pondré sólo algunos puntos que podemos retomar a fin de motivar su lectura.

Sugiere en primer lugar ofrecer a los ejercitantes una discusiónpreparación que les permita sacar a la luz los análisis sociopolíticos que manejan y la manera de extraerles jugo para la contemplación del Reino.

1. La problemática del país o de la región: Datos económicos; lo estructural en todo ello; lo coyuntural: ¿qué matiza la situación presente?; ¿cuál es el marco de interpretación de lo que sucede?

2. Los caminos de solución vigentes e históricos.

3. El reto humano; ¿qué nos toca hacer como personas conscientes?; ¿Cuáles son las alternativas nobles y justas?; ¿Qué figuras modélicas se pueden presentar?

4. El reto cristiano: ¿cuál es la respuesta cristiana?; ¿Cuáles son los documentos básicos sobre el compromiso?; el papel histórico de la Iglesia institución; figuras modélicas que pueden resaltarse.

5. ¿Cuál es el «excedente cristiano» en la lucha?; ¿Hay necesidad de que haya una diferencia? ¿Cuál es el énfasis diferente?13

En lugar de usar la imagen de las «cruzadas», Cabarrús sugiere pensar en una«gesta», una gran empresa por lacualvalela pena gastarla vida. Por ejemplo, el modo como se entregan sobre todo muchos jóvenes en el «compromiso militante en organizaciones populares». Larazóndefondopara esta propuesta es que el llamado nos lo hace Cristo desde el mismo dolor del pueblo14 .

13 CARLOS R. CABARRÚS, S. J., Puestos con el hijo. Guía para un mes de ejercicios en clave centroamericna, El Salvador 1991, 63-64. 14 Ibid., 65.

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Además de esta propuesta ya publicada quiero presentar ahora mis propuestas. Son posibles aplicaciones de esa contemplación a nuestra realidad actual. Espero que sean de utilidad para la vocación de cada uno de ustedes.

El proyecto del Reino hoy

¿Qué es el reino para nosotros? Jesús no era occidental y por lo mismo, no dio una definición conceptual del Reino como lo hacemos nosotros. El habló del Reino en parábolas en comparaciones. Sin embargo, me gusta la traducción occidental del Reino que hizo González Faus:

una nueva forma de comunidad humana, desde Dios y con Dios. (Y visto de manera negativa), el reino no se da allí donde existe alguna situación de esclavitud, donde algún poder distinto del amor de Dios que se ofrece reina sobre el hombre y es superior a él15 .

Lo fundamental del reino es la relación de hermano con los demás. Y el juicio final se decidirá en base a este criterio: qué tan hermano fui de los demás hombres y mujeres en el mundo. Y algo que es muy claro es que el cristiano y el ejercitante vivirán su seguimiento de Jesús con la fraternidad como norma de conducta. De tal manera que si soy padre de tres hijos, antes de ser padre primero soy hermano de mis hijos… Si soy patrón y tengo empleados, antes de ser patrón soy hermano de mis empleados. Y así podemos continuar los ejemplos en todos los tipos de relaciones humanas: esposo, sacerdote, profesor, superior, etc.

El juicio final se decidirá en base a este criterio: qué tan hermano fui de los demás hombres y mujeres en el mundo

Me parece que en nuestro tiempo el llamamiento a participar en la construcción del Reino tiene que integrar más el querer que el deber. En las décadas pasadas el Reino y la opción por los pobres eran presentadas más desde el deber, desde fuera, como un imperativo ético social.

15 JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS, Acceso a Jesús. Sígueme, Salamanca 1978, 53.

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Pero Ignacio le da mucho valor al deseo, al afecto sin separarlo del entendimiento. Así une lo subjetivo con lo objetivo.

Como vimos antes, Ignacio en la contemplación del rey temporal presenta, más que el vínculo del amor de esposos (hombre-mujer), el vínculo tan fuerte que existía entre el rey y el súbdito basado en la lealtad y la fidelidad. Ahora podemos retomar el vínculo que nos une a Jesús en base a la gratitud por la acción que él ya realizó en mí y que prometió que seguirá realizando.

Por lo tanto implica abrirse a reconocer el don de Jesús en nuestra historia y vida. Es la sensibilización a tanto bien recibido, es abrirse a la experiencia del amor incondicional de Dios por la persona. Como dice Piet van Breemen «experimentar que Dios te ama así como eres y no como deberías ser»16. Y un reto que surge es la importancia de purificar la imagen de Dios pues no se sigue a un Dios implacable que obliga nuestras conductas y reduce nuestra libertad al mínimo mediante el castigo.

Por eso en las meditaciones de los pecados, Ignacio muestra en dos coloquios el mostrarse agradecidos por la acción salvífica de Dios sobre la persona que se ejercita. En el coloquio que viene en el número 53 se invita a agradecer que Jesús muera por mis pecados. ¡Así de grande fue su amor! Y a «acabar con un coloquio de misericordia porque me ha dado vida hasta ahora…»17 .

Es congruente con el Evangelio, presentar el reinocomo algoatractivo, fascinante, que reta a todas las capacidades humanas. Así como Pedro, Juan, Santiago y los demás se sintieron atraídos por la persona y el proyecto de Jesús. Presentarlo como un tesoro, como una perla más que como una carga y una obligación. El Reino y la persona de Jesús tienen una parte fascinante, atractiva y otra conflictiva que conlleva dolor. El Reino incluye las dos dimensiones, el gozo y el dolor.

16 Esta y otras ideas sugerentes vienen en su libro «Como pan que se parte». Sal Terrae, Santander 1974. Es un libro que recomiendo mucho.

17 Ejercicios Espirituales 61.

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Otra ayuda es presentar el llamamiento al Reino relacionado a esa misericordia experimentada en la Primera Semana. De tal manera que la persona desee intensamente ser cauce de misericordia, para las personas que sufren a la manera de Jesús. Experimentar hondamente el deseo de parecerse a Jesús. El deseo de ser como una teja de barro por donde corra el agua de la vida para los necesitados.

Sugiero que la persona que se ejercita haga una lista de sus capacidades (talentos) y se alegre por ellas, las celebre como un regalo para compartir con los hermanos. Se trata de desenterrar los talentos y ponerlos a producir para esta empresa tan anhelada desde dentro de uno. Constatar que el Reino está también dentro de cada persona. Y por supuesto que al haber dificultades, ayudará a la confrontación de Jesús a través de la comunidad y de la realidad.

Ampliación de la misión para los jesuitas y los laicos ignacianos

Los jesuitas abrimos los ojos a la realidad dolorida de las mayorías y a sus causas después del Concilio Vaticano II, con la ayuda de la 2ª Conferencia de la CELAM de Medellín y los aportes de los sociólogos. Y este darnos cuenta quedó luego plasmado en los textos de la Congregación General 32 donde se revisó la identidad y la misión de la Compañía de Jesús en el mundo. Ahí se afirmaba que la misión consistía en el servicio de la fe y la promoción de la justicia. Que no se podía decir que creemos en Dios (fe) sin hacer nada porque hubiera justicia entre los hombres. Que la justicia brota de la fe.

Este redefinición y puesta al día de la identidad y la misión fue un faro de luz que delineó claramente lo que Dios nos pedía a los jesuitas en un continente marcado por la riqueza exagerada de unos cuantos y la pobreza/miseria de millones.

Esto obviamente también tuvo impacto en los laicos a nuestro alrededor y se generaron conflictos y definiciones. Trajo consecuencias positivas y negativas.

Conelpasodelosaños,tantolosjesuitascomoloslaicosignacianos hemos constatado nuevas dimensiones del trabajo por la justicia.

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La Congregación General 34 en sus documentos reformuló con mucha claridad esta ampliación de nuestra misión.

Afirma que el trabajo por la justicia implica el trabajo por los derechos humanos.

Estos incluyen derechos económicos y sociales respecto a las necesidades básicas de la vida y del bienestar; derechos individuales, como el de libertad de conciencia y expresión y el de practicar y compartir la propia fe; derechos civiles y políticos, como el de participar plena y libremente en los procesos sociales; y derechos relativos al desarrollo, la paz y un medio ambiente sano18 .

En el contexto de la globalización trabajar por la justicia implica:

…trabajando por construir un orden mundial basado en genuina solidaridad, donde todos puedan ocupar el puesto al que tienen derecho en el banquete del Reino19 .

En contra de la cultura de la muerte (que fomenta el aborto, el suicidio y la eutanasia; la guerra, el terrorismo, la violencia; el consumo de drogas; el hambre, el SIDA y la pobreza):

Tenemos que alentar una «culturade vida». Ello implica promover alternativas realistas y moralmente aceptables al aborto y la eutanasia; elaborar cuidadosamente el contexto ético de la experimentación médica y la ingeniería genética; trabajar por reencauzar los recursos destinados a la guerra y al tráfico internacional de armas hacia las necesidades de los pobres20

En la promoción de la justicia la Congregación menciona que hay muchas tareas a favor de la ecología y el medio ambiente21 .

El equilibrio ecológico y un uso sostenible y equitativo de los recursos mundiales son elementos importantes de justicia para con todas las

18 Congregación General 34 de la Compañía de Jesús.Roma 1995, Decreto 3, n. 6, p. 95-96.

19 Ibid., n. 7, p. 96.

20 Ibid., n. 8, p. 97.

21 Cfr. Juan Pablo II, Centesimus Annus, 37.

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comunidades de nuestra actual «aldea global»; y son también materia de justicia para con las futuras generaciones que heredarán lo que nosotros les dejemos. Necesitamos promover relaciones responsables con el medio ambiente del mundo que compartimos y del que no somos más que administradores22 .

Finalmente la Congregación recomienda estar más en contacto directo con los pobres.

Nuestrasensibilidadparaconestamisiónestarátantomásmotivadacuanto más frecuente y directo sea nuestro contacto con esos «amigos del Señor», de cuya fe podemos siempre aprender. Cierta inserción en el mundo de los pobres debe formar parte de la vida de todo jesuita. Siempre que sea posible, nuestras comunidades deberán ubicarse entre la gente sencilla23 .

Además de esta ampliación del horizonte de lo que significa el trabajo por la justicia la Compañía de Jesús vio que tenía que trabajar en otras dos grandes líneas:

 la inculturación24 (respetar y valorar las distintas culturas de los pueblos y mediante eso comunicar la buena noticia de Jesús)

 y el diálogo interreligioso25 (respetar y valorar las distintas religiones y mantener la actitud de aprender y compartir).

Corazón globalizado para la misión

Además de ampliarse la misión para jesuitas y laicos ignacianos también la contemplación del rey temporal nos remite a una nueva manera de realizar la misión entre laicos y jesuitas: como cuerpo, como red.

Los jesuitas percibimos poco a poco la importancia del papel de los laicos en la iglesia. Juan Pablo II dijo que este siglo era el siglo de los laicos. Y los jesuitas estamos llamados a convertirnos en la relación con los laicos.

22 Congregación General 34, Op. cit., Decreto 3 n. 9, p. 97.

23 Ibid., n. 17, p. 101.

24 Congregación General 34, Op. cit., Decreto 4.

25 Ibid., Decreto 5.

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De la misma manera como los pobres aparecieron sorpresivamente y han sido motivo de nuestra conversión y cambio de mentalidad, ahora los laicos, son el nuevo estímulo que nos presenta el Espíritu para no estancarnos sino proseguir el dinamismo del Evangelio.

Estamos llamados laicos y jesuitas a una relación horizontal, de fraternidad, no al estilo de patrón-empleado, sino de hermanos que, inmerecidamente, hemos sido llamados a la misma tarea. Lo cual implica revisar la manera como usamos el poder, el saber y el tener. Descubrir las tretas del mal espíritu que nos lleven a no cambiar, a mantener el status quo, a desconfiar mutuamente, etc. Y favorecer los impulsos del buen espíritu para crear la comunión, no en base a títulos, éxitos, diferencias, sino en cumplir la voluntad del Señor.

Estamos llamados laicos y jesuitas a una relación

horizontal, de fraternidad

Podemos decir que el Rey eternal llama a laicos y jesuitas para que nazca el nuevo sujeto apostólico, hombre o mujer, con un corazón globalizado que supere su localismo. Que aprenda a relacionarse en red para noquedarse en esfuerzos aislados. Que seincorpore a estadinámicadeconfluir juntos para la única misión.

En varias provincias se están realizando las redes apostólicas ignacianas (RAI). Conozco de estos esfuerzos en Brasil, en Centro América, en Perú y recientemente en México.

Una nueva relación hombre mujer

En todos estos años recientes creo que también deberemos ser conscientes de una tarea vital desde el punto de vista de la fe y la sociología: la conversión de género.

A nivel eclesial es sabido cómo la iglesia católica es una institución gobernada sólo por varones y que son clérigos. Por lo tanto el varónclérigo es el que detenta el poder. Y esto no se parece a la comunidad que promovió Jesús de Nazaret. Hay una llamada a una conversión para que los varones y sacerdotes nos parezcamos más a Jesús, quien nunca se

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sintió superior a los demás sino que se rebajó, y menos a los fariseos. Queiniciemos trabajos realesparacombatir el machismoy el clericalismo. Mientras no cambiemos no seremos comunidad evangélica.

A nivel social constatamos que también el machismo ha producido el sufrimiento en millones de mujeres. Madres solteras engañadas, mujeres violadas, mujeres golpeadas en su propia casa, trato desigual en los salarios, decisiones judiciales injustas cuando hay un divorcio (actúa en los jueces una especie de solidaridad de género) etc. Machismo que llega hasta el extremo de los feminicidios de Cd. Juárez en México y en varios países de oriente26 .

La devaluación tan continua de la mujer en el lenguaje masculino cotidiano es otro indicador claro de la discriminación. Llamarle a la mujer: vieja, bruja, gorda, etc. Fácilmente podemos constatar que en esta sociedad no es lo mismo ser varón que ser mujer. Un ejemplo muy trivial, no es lo mismo caminar de noche por la calle siendo hombre que siendo mujer. Igualmente no es lo mismo cuando viajamos en transportes públicos. Como vivimos en una sociedad organizada y regulada por hombres, hay muchas ventajas para nosotros en detrimento de las mujeres. Y aquí también hay un llamado fuerte a la conversión.

Los pecados, la concienciación de los mismos, las peticiones de perdón y las conversiones son algo histórico. El descubrimiento de un nuevo tipo de pecado (el sexismo, por ejemplo) no debería percibirse como algo abrumador, sino más bien como algo positivo pues significa percibir que el Espíritu, quien actúa en nosotros nos trae su liberación27

El espíritu está hablando fuerte en este pecado social de género. Institucionalmente la mujer está en desventaja ante el mundo masculino.

Recordemos que existen distintos tipos de violencia hacia la mujer. La violencia no sólo es física (golpes, maltrato) sino también verbal (insultos,

26 Cfr. relato impresionante sobre una mujer llamada Souad que incluyo al final del artículo.

27 GÉRARD FOUREZ, Sacramentos y vida del hombre Celebrar las tensiones y los gozos de la existencia, (Presencia Teológica 15), Sal Terrae, Santander 1983, 131.

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina desvaloración), afectiva (chantajes, no correspondencia afectiva, distanciamiento) y sexual (acoso, abuso, violación). La violencia de género es la que se realiza por creer que ser hombre significa ser superior a la mujer.

El problema de la violencia masculina, que es fruto de la educación recibida y retroalimentada por la cultura, también se vuelve contra el mismo varón. La violencia del hombre no es unidireccional sino multidireccional: contra la mujer, contra otros hombres y contra sí mismo. Esta auto violencia se muestra en: una actitud culpígena; en constantes reprobaciones; lenguaje despectivo; en descuido y maltrato del cuerpo; y en una falta de paz interior.

Por un lado, gracias a la sensibilidad de muchas mujeres y hombres han aumentado las casas de la mujer donde son acogidas mujeres víctimas de la violencia masculina. Les dan «refugio» físico, ayuda psicológica, legal y económica. Conozco una de ellas creada por una comunidad de vida cristiana (CVX). Pero por otro, vemos que aumenta el índice de violencia intrafamiliar contra mujeres y niñas.

El olvido de los pobres

En la década de los setentas se vivió en la iglesia una actividad apostólicamotivadaporlaexperienciadefe,porlosdocumentosdeMedellín y los análisis sociológicos. Los pobres fueron centrales en este dinamismo eclesial. Descubrimos que eran los destinatarios prioritarios del Reino de Dios. Que son el sujeto que transformará la historia.

Muchos de nosotros iniciamos nuestra conversión ideológica y tirar muchos esquemas mentales en los que crecimos. Yo mismo tuve una experiencia que quiero compartir.

Como parte de los nuevos intentos de la Compañía de Jesús de que la formación estuviera cercana a los pobres, fui invitado a formar parte de la primera comunidad de estudiantes jesuitas en la inserción popular. Dos sacerdotes y cuatro estudiantes nos fuimos a vivir a una comunidad rural. Nos prestaron una casa de adobe (barro) y teja. No tenía servicios sanitarios. Tuvimos que construir una letrina y el baño era con una cubeta.

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Las personas de la comunidad nos acogieron con mucha sorpresa y cariño. No entendían que si teníamos todas las comodidades en el seminario, lo dejáramos para ir con ellos.

Los pobres nos han evangelizado con su testimonio más que con sus palabras.

Y estamos en deuda fraternal con ellos

Me hice amigo de una familia vecina que frecuentaba mucho nuestra comunidad. Una de las hijas, a quien le llamaré María, no había podido estudiar sino hasta la primaria y tenía 20 años. Era una mujer muy lista. Nos hicimos amigos y desde entonces le he tenido cariño y una valoración especial. Una vez que mi madre fue de visita a conocer dónde vivía, conoció a María. Y en un momento de la visita me apartó y me preguntó en secreto si María no se podría ir a trabajar con ella de sirvienta. Sentí mucho coraje por la pregunta e inmediatamente le respondí que ni lo pensara. Me dije a mí mismo que no me gustaría que una amiga mía fuera sirvienta. Me di cuenta que estaba rompiendo mis esquemas, lo que los sociólogos llaman ruptura epistemológica. Ví el afecto por las personas pobres, fui cambiando la imagen que tenía de ellas. Y como ese tuve otro tipo de cambios interiores.

Muchos cristianos y cristianas también constataron que en realidad los pobres nos han evangelizado con su testimonio más que con sus palabras. Y estamos en deuda fraternal con ellos.

Creíamos ingenuamente que el cambio estructural estaba a la vuelta de la esquina y que pronto llegaría el socialismo. La esperanza se desbordaba en medio de las luchas populares organizativas y reivindicativas. A través de todos estos esfuerzos los mismos pobres fueron creciendo. Especialmente las mujeres de los suburbios han ido venciendo los tres, no es que las atoraban: no sé, no tengo y no puedo.

Hanpasadolosañosylautopíasiguesiendoutopía. Nohallegadoel cambio de estructuras y se han acentuado, por un lado, las condiciones de miseria de millones de personas latinoamericanas. Por otro también ha habido avances en participación ciudadana y logros locales importantes.

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Y en muchos ambientes eclesiales los pobres han desaparecido, aún del discurso. También la clase media se ha ido empobreciendo y disminuyendo y sienten que ellos ahora son los pobres.

Es muy iluminadora la reflexión de Pascal Bruckner28 filósofo francés que cuestiona y critica, desde su situación de primer mundo, este olvido. Sus reflexiones pueden iluminar nuestra finalidad de aterrizar la contemplación del rey temporal en la historia actual.

El define la inocencia a esa enfermedad del individualismo que consiste en tratar de escapar de las consecuencias de los propios actos, a ese intento de gozar de los beneficios de la libertad sin sufrir ninguno de sus inconvenientes. Se expande en dos direcciones:

El Infantilismo: no sólo la necesidad de protección, legitima en sí, sino la transferencia a la edad adulta de los privilegios del niño. Combina una exigencia de seguridad con una avidez sin límites, el deseo de ser sustentado sin verse sometido a la más mínima obligación. Lo alimentan el consumismo y la diversión.

La Victimización: es la tendencia del ciudadano mimado del paraíso capitalista a concebirse necesitado cuando en realidad se es próspero. Es el ciudadano de clase media que sufre la crisis y se autoproclama como «pobre». Se considera víctima a la que se debe reparación. ¿Por qué es escandaloso? Porque se usurpa entonces el lugar de los auténticos desheredados. Y éstos no reclaman derogaciones ni prerrogativas, sino sencillamente el derecho a ser hombres y mujeres como los demás.

Quiero señalar la lucidez de este texto para denunciar el individualismo que se nos mete sutilmente a todos los que andamos siguiendo a Jesús.

El sistema capitalista va engendrando, contra el evangelio, seres individualistas. Incluso en la misma vida religiosa, una institución de siglos, se va metiendo como la humedad y el salitre.

28 Cfr. PASCAL BRUCKNER, La tentación de la inocencia. Anagrama, Madrid 1996, 290 p.

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Hace un par deaños meinvitaron de la diócesisde San Bernardino, USA a dar un taller sobre los sacramentos. Al final tuve una plática con la encargada de la formación teológica de la diócesis. Era una religiosa muy capaz y responsable que tenía un doctorado en teología. Realmente me impresionó su capacidad y todo el servicio que prestaba a la diócesis. Me enteré que, con permiso de su congregación, vivía sola en un departamento. Saber eso me impactó pues comentando con algún sacerdote de allá veía que el sistema de los Estados Unidos (American way of life) estaba mermando los cimientos de esa institución tan antigua como es la vida religiosa. Poco a poco, sutilmente va transformando la persona en un ser aparte, aislado.

Recomiendo la lectura del libro de Judith Merkle29, especialmente el capítulo primero donde hace una autocrítica y cuestionamientos muy serios ante el individualismo norteamericano.

En la visión del mundo de la sociedad norteamericana, el individuo es el paradigma a través del cual se ve toda la realidad.

La actitud individualista se refleja también en la tendencia a pensar que los objetivos últimos de la vida son sólo cuestión de elección personal30 . Cuando tenemos tal actitud, medimos el éxito de nuestras vidas únicamente en función de si hemos alcanzado o no las prioridades que habíamos establecido.

Como vemos, lo anterior se opone al evangelio y al Reino pues estos conllevan a veces el fracaso como le pasó a Jesús.

Los norteamericanos también ven su vida comunitaria y grupal dentro de un marco individualista. La vida grupal no se concibe en términos de comunidad, sino enclaves de estilo de vida. Un enclave de estilo de vida es distinto de una comunidad. Está formado por personas que comparten algunos aspectos de la vida privada, en lugar de compartir muchas dimensiones de la vida cotidiana. Los miembros de los enclaves de estilo de vida únicamente se centran en los elementos de la vida que han

29 Cfr. JUDITH MERKLE, Comprometidos por elección, Sal Terrae, Santander 1999.

30 Cfr. ROBERT BELLAH, Habits of the Heart, op. cit., p. 22.

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decidido compartir. En la sociedad norteamericana, los enclaves suelen formarse en torno al ocio y el consumo.

Sutilmente se va destruyendo la vida comunitaria que es oportunidad de conversión y, a la vez, experiencia del Reino en donde se intenta vivir en serio la fraternidad en las diferencias.

Los valores del individualismo suelen ser el silencioso compañero del crecimiento material, en el cual el individualismo se convierte en parte de la cultura de un mercado mundial que sigue influyendo en la Iglesia y en la sociedad. Nos afecta igualmente a religiosos y a laicos.

Podemos constatar como, cuando la clase media –antes muy activa en los procesos sociales– se ve afectada por la crisis económica y pierde ciertos privilegios, empieza a sentirse pobre. Sin darse cuenta de que si a su clase golpeó la crisis de la globalización, mucho más golpeó a los que eran pobres realmente.

En muchos movimientos eclesiales ha habido el olvido de los pobres.

La propuesta de Bruckner ante esta actitud infantil es volverse adulto, es decir, avenirse a determinados sacrificios, renunciar a las pretensiones desorbitadas, aprender que más vale «derrotar los propios deseos antes que el orden del mundo» (Descartes). Es descubrir que el obstáculo no es la negación sino la condición misma de la libertad. Es reconocer que uno nunca se pertenece completamente, que en cierto modo se debe al otro que socava nuestra pretensión a la hegemonía.

Fortalecer al individuo es vincularlo, no aislarlo, es enseñarle la responsabilidad, reinsertarlo en diversas redes y lealtades que hacen de él un fragmento de un conjunto más amplio, es abrirlo y no limitarlo a sí mismo.

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Dinámicas de conversión de los Ejercicios ignacianos

Me ayudó mucho el aporte del P. Donald Gelpi S.J. en el Simposio sobre Espiritualidad Ignaciana en Roma en 200331. El tema principal de su aporte era el encontrar a Cristo en los EE.

Responsabilidad significa dar cuenta a uno mismo, a los demás y en definitiva a Dios

La conversión viene del conocimiento interno de Cristo como lo menciona Ignacio. No se trata de un conocimiento académico o teórico sino de asimilación personal y práctica. Ver y sentir cómo Cristo sintió y vio.

A propósito de la conversión a la que es invitada la persona que hace los ejercicios menciona que dicha conversión tiene cinco dimensiones a fin de que sea auténtica.

Dice que la teología tradicional de la conversión la define como un «acontecimiento religioso conconsecuencias morales (pasar de no creer acreer; del pecado a la obediencia de la fe) y sociales (la incorporación sacramental a una comunidad eucarística de fe e inicia el camino de santificación)».

Gelpi define la conversión como el paso de un comportamiento irresponsable a un comportamiento responsable en diferentes niveles de experiencia. Responsabilidad significa dar cuenta a uno mismo, a los demás y en definitiva a Dios.

Pondré las cinco dimensiones de la conversión y luego haré algunos comentarios que nos ayuden a nuestro tema.

Dimensiones de la conversión:

1. Afectiva: es la decisión de asumir la responsabilidad para el bien de la propia vida afectiva e imaginativa.

31 DONALD GELPI, La práctica de la espiritualidad ignaciana. Encontrar a Cristo en los EE. Ed Mimeografiada 2003.

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2. Intelectual: es la decisión de asumir la responsabilidad de las propias creencias.

3. Moral personal: es la decisión de asumir la responsabilidad de la justicia o injusticia de las relaciones interpersonales.

4. Socio-política: es la decisión de asumir la responsabilidad de cara a la justicia o injusticia de las instituciones sociales.

5. Religiosa, cristiana: es la decisión de asumir la responsabilidad de la propia respuesta a la revelación escatológica y normativa de Dios en Jesús y en la misión del Espíritu.

Conversión en lo afectivo

Aunque parezca una obviedad no podremos lograr el fruto de los Ejercicios «vencerse a sí mismo y ordenar la vida sin determinarse movido por alguna afección desordenada»32 si nos quedamos en lo racional, en el entendimiento. Precisamente creo que lo original del aporte de Ignacio es descubrir la voluntad de Dios en el entramado de la afectividad humana. Esa afectividad tan devaluada por occidente, pero rescatada por Ignacio para que colaboremos con la construcción del reino.

Como dice Ricardo Antoncich hablando de las facultades espirituales:

No basta la razón, la inteligencia. Hay sabios que se alejan de la verdad. Hay que ir a lo profundo: el corazón con sus afectos. Son tan poderosos que legitiman situaciones y preferencias poniendo la razón al servicio de la propia voluntad, sin confrontar ésta con la de Dios33

Sabemos que Ignacio fue un maestro de la afectividad al no reprimirla sino conocerla a profundidad34 .

32 Cfr. Ejercicios Espirituales 21.

33 «Antropología y valores en San Ignacio». Artículo publicado enla página Web de la CPAL. www.cpalsj.org, p. 7.

34 Recomiendo la lectura del artículo de WILLIAM BARRY S.J. titulado: Discernimiento de espíritus: una respuesta a la crisis espiritual de nuestro tiempo, publicado por Boletín de Espiritualidad, México (Septiembre 1991).

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La experiencia de Dios plena abarca toda la persona y no sólo su mente o razón. En los Ejercicios San Ignacio nos conduce al encuentro con Dios a través de: la postura física, las sensaciones corporales, la aplicación de sentidos, el cuidado del ambiente externo, los deseos, la imaginación, la fantasía, el entendimiento, la voluntad, los sentimientos, etc. El usar solamente el entendimiento o razón puede hacer que la experiencia de Dios se reduzca notablemente y se haga rutina.

Además creo que la conversión afectiva nos lleva a tener un corazón y afectividad abierta a la situación de los demás, especialmente de los que sufren. No ser sordos afectivamente hablando en que las situaciones de los pobres nos dejen igual. No es fácil estar expuesto a tanta miseria, pero el Señor sabrá indicarnos, si estamos abiertos, a través del discernimiento, qué quiere que hagamos.

También quitar las capas del corazón para que afloren los deseos auténticos que son los que nos hacen más humanos. Son los deseos que todo ser humano tiene: reconciliación ante las ofensas; el amor ante el odio; la comunión ante la división, etc. Estos deseos no florecerán si no se los permitimos.

Conversión intelectual

Mucha gente vive de prestado en lo mental. Repiten frases e ideas de otros, especialmente de personas que para ellos tienen autoridad: un papá o una mamá, un maestro, un sacerdote, una religiosa, el obispo de Roma, etc.

El reto es pensar por uno mismo, hacerse adulto ante la sociedad y ante Dios. Scott Peck35 tiene mucha claridad a este respecto y dice que cuandoéramospequeños,losadultosquenosformaronnosdieronunmapa para la vida. Ahí estaban las indicaciones para no perdernos en la vida. Y fue muy útil en los primeros años. Pero que el hacerse adulto implica la tarea ardua de revisar, cuestionar y corregir ese mapa. En ocasiones romperlo. Los fanáticos religiosos, que incluso matan por su dios, son los que

35 PECK SCOTT, La nueva psicología del amor, Ed. Emecé, Buenos Aires.

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nunca pusieron en cuestión el mapa recibido y lo cumplen al pie de la letra. Por eso es tan valioso que el cristianismo haya permitido que su libro sagrado, la Biblia, sea revisado, y admita distintas interpretaciones.

La Espiritualidad ignaciana pienso que es formadora de gente adulta. Las personas que sólo quieren obedecer encuentran muy difícil esta espiritualidad. En los EE Ignacio invita al director que trate como adulto a la persona que se ejercita y no le diga lo que tiene que pensar y decidir para su vida.

Los jesuitas y sacerdotes tenemos el reto de no creernos poseedores de la verdad absoluta y de valorarnos como personas en relación a la inteligencia

El laico tiene un reto concreto: vivir su espiritualidad sin sotana, como dice Don Pedro Casaldáliga. Los jesuitas y sacerdotes tenemos el reto de no creernos poseedores de la verdad absoluta y de valorarnos como personas en relación a la inteligencia.

Pensar por uno mismo no significa rechazar el pensamiento de los demás sino revisarlo y hasta después integrarlo. Tu idea con mi idea hacen nuestra idea.

Conversión moral personal

Como lo vimos antes, el contacto con la persona de Jesús ayuda a la persona a asimilar el valor de la fraternidad como elemento central de la vida. Las relaciones que tenga con los demás deberán estar fundadas no en el egoísmo sino en la justicia, en el amor.

Un reto es hacerse cargo de la tensión entre mi bien y el de los demás, la tensión entre el yo y el tú. Vale la pena recordar que no son relaciones disyuntivas (tú o yo) sino complementarias (tú y yo). Es pasar del esquema de yo gano-tu pierdes al yo gano-tu ganas36 .

36 Este esquema está tomado del modelo empresarial que presenta STEPHEN COVEY en su libro Los 7 hábitos de la gente eficaz. Paidos, México.

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En el proceso de hacernos personas responsables tendremos que cambiar algunas ideas equivocadas que hemos aprendido en la infancia. Una de ellas: es mejor dar que recibir. Y aunque se adivina el objetivo filantrópico de la frase en la práctica no puede dar buenos frutos. Esta frase traduce el mandamiento del amor que dejó Jesús así: amarás al prójimo sin amarte a ti mismo.

La frase correcta es esta: es tan bueno dar como recibir. Esta rinde mejores frutos pues si recibimos estaremos nutridos y seremos capaces de nutrir a otras personas. Es el mandamiento completo: amarás al prójimo y a ti mismo. Esto lo entenderemos mejor si lo aplicamos a Dios: si recibimos de él podremos dar más a los demás. Es el mismo ciclo de la naturaleza: recibir-dar.

Todas las relaciones personales son invitadas a vivirse en reciprocidad y en justicia.

Conversión Política

Aquí me parece oportuno citar a Ricardo Antoncich37 cuando habla de la importancia del discernimiento ante lo que la sociedad nos ofrece.

Es necesario revisar muchas realidades humanas que han terminado por absolutizarse y conducir hasta el desprecio de la dignidad de los otros. Son las barreras de la riqueza, de los falsos honores, de la soberbia que idolatra el propio «ego»; son las barreras de la discriminación racial, religiosa, social.

La pedagogía ignaciana nos pide tomar ante estos valores y contravalores la actitud de discernimiento, la libertad de espíritu que consiste en vencer los afectos desordenados. Pedagógicamente estamos llamadosprimeroalreconocimiento,a dar elnombrealvalor y contravalor, a reconocerlo presente en nuestra vida.

37 «El aporte de la Espiritualidad Ignaciana al compromiso social». Artículo publicado en la página Web de la CPAL. www.cpalsj.org

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina

Sugiero practicar el discernimiento a nivel personal y comunitario para conocer qué nos está llamando el Señor en este 2007 dada la situación de nuestro país.

La nueva sociedad a la que nos convoca Jesús tiene que pasar por una nueva organización en donde la participación de todos es muy necesaria. No va a cambiar la sociedad con el sólo trabajo de los Centros de Espiritualidad. Tiene que haber una acción de participación directa. Son necesarios los profetas (laicos y religiosos) quienes desde el amor de Dios señalan el camino de la fraternidad (tierra prometida) y señalan las situaciones de pecado que matan al Hijo y a los hijos de Dios.

Otro reto es continuar en promover el avance de la acción de la sociedad civil para que haga redes a favor de los empobrecidos. Los partidos políticos en México se han desviado de este camino por estar distraídos en la consecución de los espacios de poder y, luego ya en él se han olvidado de las promesas de campaña. Por eso no bastan los partidos políticos. No se puede dejar la tarea a ellos. Estamos en un tiempo de intentar desde nuevos espacios la participación y organización a favor de la colectividad. Creatividad organizacional y más sinergia.

Conversión religiosa

En los EE y después de ellos, Dios se nos presenta de manera nueva, distinta. Dios es siempre mayor, y cuando creemos que lo hemos atrapado en nuestras categorías y esquemas, él se sale de ahí.

Tenemos que ser responsables en una relación adulta con Dios. Como el hijo mayor de aquel padre que los manda a trabajar y el infantilizado responde que sí por no enfrentarlo, pero luego no va. El otro decide no ir y luego ve que le hace mucho bien a él mismo ir y lo hace.

Tenemos que ser puestos con el Hijo. Aprender a vivir la pasividad ante Dios y no sólo la actividad. Dejar de hacer cosas por Dios para que el haga cosas en nosotros. Dejar el prometeísmo, el protagonismo y el activismo. Concienciar que todo es gracia, como diría Ignacio de Loyola. Hacer silencio y detenernos para darle oportunidad que nos hable al interior.

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Dejar a Dios ser libre. Dios es cercano y libre a la vez. Nos gusta que sea cercano y sentir la seguridad de su presencia. Pero no nos gusta que sea libre y nos pueda decir no. Así no, ahora no. Tratamos de disminuir su libertad haciendo pactos con él, amenazándolo con abandonarlo, con no ir a misa…

Quiero terminar compartiendo las conclusiones de las mesas de trabajo de la última reunión de superiores y directores de obra en México, cuyo tema era las relaciones laicos-jesuitas. Las considero como concretizaciones de la llamada del rey eternal en esta conversión religiosa.

Las mociones del Buen Espíritu

 A alentar todo movimiento de diálogo y acuerdo y tareas comunes entrelaicos y jesuitas.

 Tejer y reconstruir los procesos de mutualidad. Ser amigos en el Señor entre los jesuitas y los laicos y de los más pobres. Con una tarea común: la justicia.

 Que lo que va surgiendo de la Red Apostólica Ignaciana (RAI) crezca y no se encierre, sino que se abra y no entre en conflicto conotros grupos.

 Conversión en los estilos de autoridad. La relación horizontal es una tendencia clara de la sociedad actual. Por lo cual: «Romper el propio juicio respecto del manejo del poder».

 Disposición a conocer más la RAI, participar con ellos dirigiendo ejercicios juntos, informarse del movimiento.

Dificultades o trampas del enemigo de natura humana

 En las instituciones grandes se dificulta más la relación horizontal.

 El RAI es el grupo más visible. Pero hay un reto intercultural para entender e integrar el diálogo y las tareas comunes que existe con los laicos indígenas, obreros y populares.

 La identidady el diálogo definidos nobastan para el consenso en la misión de servicio de la fe que hace la justicia. Es necesario poner en el centro de la tarea el dolor que atraviesa el país.

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina

 El entorno es el de una iglesia eclesiástica autoritaria, vertical y conservadora, a contrapunto de un laicado adulto que acumula capacidades y un patrimonio de formación, y con fuerza para relanzar iniciativas a pesar de la involución.

¿A qué invita a los Superiores y Directores de Obra?

 A acompañar desde los diferentes ángulos y situaciones a la RAI.

 Preparar iniciativas y postulados para la Congregación General.

 Abrir el patrimonio de la espiritualidad ignaciana a los compañeros de trabajo en diferentes condiciones interculturales.

 Institucionalizar los procesos de formación, participación y decisión, para que no dependan las relaciones jesuitas-laicos de las amistades personales.

SOUAD

Souad Filal (Cirsjordania, Palestina 1957), superviviente de un crimen de honor, nació en una aldea ocupada por israelíes en el seno de una familia árabe de cierta posición económica. A los diecisiete años fue castigada por su familia por quedar embarazada antes de contraer matrimonio: su hijo fue dado en adopción y, ella, quemada viva. Consiguió salvar la vida y se refugió en Europa, donde se volvió a casar, tuvo dos hijos más y localizó al hijo que le fue arrebatado con quien mantiene relación. Pero los hombres de su familia no le perdonaron el deshonor; Souad continúa condenada a muerte y se oculta tras una máscara y un nombre ficticio. Veinticinco años después de sufrir un castigo tan brutal, publicó su historia en el libro Quemada viva.

La quemaron viva. Debería estar muerta. Sufrió lo indecible: veintisiete operaciones y sigue deformada.

En Cisjordania, Jordania, Turquía, Irán, Irak, Yemen, India, Pakistan… una mujer de la que su marido sospecha o la maledicencia dice o se queja demasiado de las palizas del marido… debe ser ejecutada

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para limpiar el nombre de la familia. Su verdugo puede ser el hermano, el cuñado o el propio padre. Cada año se registran más de cinco mil casos de crímenes de honor: es sólo la punta del iceberg.

Junto a Souad hay un guardaespaldas. Su vida sigue amenazada. Su madre, su padre, su hermano, su cuñado, los hombres del pueblo…, todos la quieren ver muerta. Souad es tímida y seria, pero tiene clarísimo que lo que a ella le ha ocurrido no debe seguir sucediendo, y por eso revive en un libro, Quemada viva, y ante la prensa, su dolorosa historia. En un impecable francés explica con crudeza lo que ha sido su vida. No titubea, no necesita rebuscar en la memoria; su pasado sigue estando presente, debe convivir con él. A veces se le hace insoportable, como cuando alguien enciende una cerilla, o cuando en verano debe cubrirse el escote, los brazos, las piernas. Fue en esa estación del año cuando intentó suicidarse, en un caluroso día de agosto, pese a ser una mujer fuerte, y al parecer equilibrada. Es imposible ponerse en su piel.

Hubo una mujer, Jacqueline Thibault, que decidió que Souad debía vivir, que tomó su vida en sus manos, consiguió que los padres le firmaran un documento para sacarla del país, buscó a su hijo recién nacido y tras meses de esfuerzo los salvó a ambos de una muerte segura. Cuando Souad la vio por primera vez desde aquel camastro de hospital, con la barbilla pegada al pecho y un hilo de visión, creyó que aquella mujer rubia era Dios. Jacqueline Thibault, cooperante de la organización gubernamental suiza Surgir, se dedica a buscar a las víctimas de los crímenes de honor, tratar con mucha delicadeza y paciencia a sus familiares, y a sacarlas del país.

Cuando me despido, Souad me da las gracias una y otra vez por contar su historia: «Eso ayudará a otras mujeres en mi situación». Souad da mucho las gracias, continuamente, durante toda la entrevista. Nació sin amor propio y no parece valorar que su apuesta por vivir es de una gran valentía.

— ¿Añora su tierra? No.

— ¿Ningún buen recuerdo?

— No

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina

— ¿Fue a la escuela?

No. Ninguna de las chicas de mi aldea va a la escuela. Si te ven sola por la calle, sin tu madre o tu hermana mayor, sin ovejas o gavilla de heno, eres una puta y debes ser castigada. Has llevado la vergüenza sobre tu familia. Debes morir para lavar el honor de tus padres y del pueblo entero. Los hombres de la familia, padre, tíos, hermanos, tienen derecho sobre la vida de sus mujeres.

— ¿Tenía amigas?

No. El diálogo entre mujeres o entre madre e hija está prohibido. Allí todo está prohibido, preguntar el porquéa tu madre es una insolencia. Las mujeres pasan de la autoridad paterna a la del marido. Lo normal es que te peguen a diario.

— ¿Nunca tuvo su padre un gesto de ternura?

No. Mipadreestuvoapuntode matarmeapalosmásdeunavez. Me decía que valía menos que una cabra: «¡Ellas por lo menos dan leche!». La vida de las mujeres es la de un animalito que come, trabaja lo más rápidamente posible, duerme y recibe sus golpes. Mi historia no es una excepción.

— ¿Quiere a su madre?

No. Mi madre planificó con los hombres de la familia mi asesinato. Algunos años antes habían planificado el de mi hermana. Le tocó ejecutarla a mi único hermano, la estranguló con el cordón del teléfono. Yo lo vi.

— ¿Sabe por qué?

No. Nunca supe cuál fue su pecado. También vi cómo mi madre, con la ayuda de su hermana, asfixió a siete de sus hijas recién nacidas tal como salían de su vientre.

— ¿Era usted más rebelde que otras niñas?

No. Si me hubiera casado en mi aldea y mi marido o mi hermano hubieran decidido que no querían más niñas o que había que estrangular a una de mis hijas, habría aceptado sin rechistar.

— ¿Se enamoró del hombre que la traicionó?

No lo sé. Quería salir de mi casa, quería casarme y ya era vieja, tenía diecisiete años. Él me aseguró que se casaría conmigo. Le di todo lo que me pidió por miedo a que si no se lo daba se fuera con otra. Luego desapareció sabiendo que me condenaba a mí y al hijo que llevaba en mi vientre al crimen de honor.

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— ¿Cuál es el recuerdo que más a menudo le asalta?

El primero es cuando fui a pedirle ayuda a mi tía. Me dijo que me ayudaría, pero me devolvió a mi casa. Tengo pesadillas en las que revivo la mañana en la que mi cuñado apareció en casa. «Yo voy a ayudarte, no te preocupes», me dijo antes de derramar gasolina sobre mi cabeza y prenderme fuego.

— ¿Ha superado el miedo al fuego?

No. En mi casa todo es eléctrico. Durante más de tres meses el fuego me dejó la barbilla pegada al cuello y los brazos pegados al cuerpo. Toda yo era una llaga supurante y pestilente. La carne se me estaba pudriendo. En el hospital no me curaban, nome alimentaban. Me dejaban morir porque ése era el deseo de mis padres.

— ¿Fueron a verla al hospital?

Mi madre vino a verme y sacó de su bolso un vaso con veneno: «Bebe, no seas egoísta, será lo mejor para todos, piensa en tu pobre hermano». Cuando estaba a punto de beber el veneno apareció el médico y le dio un manotazo al vaso. Yo deseaba levantarme y lamer el suelo. Quería morir, el sufrimiento era insoportable.

— ¿Y su hijo?

Lo parí una noche en aquella sala fría. Junto a mí había otra chica quemada que agonizaba, víctima también de un crimen de honor. De cintura para arriba yo no podía moverme. Noté que algo se escurría entre mis piernas. Lo toqué con el pie, estaba entero, su corazón latía. Pero no sabía si era un sueño. Al día siguiente se lo llevaron.

— ¿Por qué confió en aquella cooperante extranjera que le dijo que la ayudaría?

Nunca antes había visto a una mujer rubia. Pasó su mano por mi cara sin tocarme: «Te voy a ayudar, ten confianza, aguanta», me dijo con delicadeza. La vi tan rubia, tan luminosa, que pensé que era Dios.

¿Qué pensó de las mujeres occidentales cuando llegó a Suiza?

Las veía con su bata blanca en el hospital enseñando las piernas, hablando con hombres. «¡Van a morir!», gritaba en árabe; «y además tienen que morir», pensaba.

— ¿Qué le hizo confiar en su marido?

Conservaba la mentalidad de mi pueblo, estaba avergonzada, sabía que nunca nadie me querría y para una mujer de mi país

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La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina

vivir sin hombre es un castigo de por vida. A las hijas que no se casan la familia las expulsa del pueblo o las mata. Pero pese a todo yo odiaba a los hombres. Antonio, mi marido fue la primera persona que me dijo: «Te quiero». Y a continuación: «Te quiero con o sin cicatrices».

— Pese a todo, no ha debido de ser fácil… No. Europa me lo ha dado todo. Aprendí a leer y escribir a los veinte años. Recuperé a mi hijo, que había sido adoptado, cuando ya era un hombre. Tengo un buen trabajo, dos hijas y un marido fantástico. Pero ¡me gustaría tanto estar en paz, no tener más pesadillas! Mis sentimientos nunca están en calma: emoción, angustia, inquietud constante. Hay algo roto dentro de mí, pero nadie se da cuenta. Siempre sonrío por respeto a los demás38 .

38 Tomado del libro El don de arder de IMA SANCHÍS, Ed. RBA, 252-255.

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Seducida y enamorada por el Rey Eternal

Sol Beatriz Bedoya*

No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse profundamente y sin ver atrás.

Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quién conozcas, lo que te rompa el corazón, y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, y eso lo decidirá todo.

P. Pedro Arrupe S.J.

Al iniciar mi intervención, deseo expresar un profundo y sentido agradecimiento por esta invitación al equipo del CIRE, también a la Compañía de Jesús, que como instrumento y portadora de la espiritualidad ignaciana me ha permitido retornar a la casa del Padre y afianzar mi compromiso en el seguimiento de Jesús, resignificando el sentido de mi vida como mujer, como hija, como esposa, como madre, como amiga y como miembro activo de una comunidad.

* Licenciada en Enfermería de la Universidad de Antioquia. Estudios de Sociología en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. Actualmente Coordinadora del Programa de Formación y Acción Social (FAS) del Colegio San Ignacio en Medellín. Integrante del Equipo de Acompañantes de los EEA coordinados por el P. Julio Jiménez, S.J.

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Sol Beatriz Bedoya

Seducida y enamorada por el Rey Eternal

Me siento muy honrada de compartir hoy algunos aspectos de mi historia de salvación, especialmente aquellos que me condujeron tras el seguimiento del Rey Eternal, algunas veces a «mi pesar» y sin darme cuenta, otras a conciencia y en un mayor grado de discernimiento.

Hoy, por gracia de Dios, soy consciente de que Él fue aconteciendo en mi vida, de una manera particular y personalizada, a través de diferentes experiencias, muy amorosamente, fue entretejiendo su relación conmigo.

UNA REVOLUCIONARIA EN

BÚSQUEDA DE UN REY TEMPORAL

…Y sin embargo, aun estando en pecado, el hombre conserva el sello de Dios a cuya imagen está hecho. Para escuchar el llamamiento del Señor, y trabajar para él, hace falta,en primer lugar, aceptar, escuchar la llamada del hombre, que uno mismo es en unión con todos los que constituyen el universo. Antes de pensar en ofrecerse hay que pensar en ser1 .

Nací en una familia que, quizás por el origen campesino de mis padres, desarrolló una especial sensibilidad social: mi padre de Fredonia (Antioquia) y mi madre de San Juan de Rioseco (Cundinamarca), vivieron la rudeza de la vida del campoen aquellos tiempos. Compartían sus bienes con algunos indigentes, quienes cada martes tenían una cita en la puerta de nuestra casa para recibir algunas monedas y de esta manera yo tuve la oportunidad de entrar en contacto directo con sus carencias y sus penurias. Desde la infancia y al calor de la vida familiar, me costaba comprender por qué había personas que vivían en condiciones tan miserables.

En plena adolescencia, al terminar el bachillerato, mi vida era un caos, me hallaba vacía, sin sentido y con muchos conflictos familiares. Sólo encontraba refugio en mis amigos del colegio San Ignacio con quienes tenía un grupo de estudio. Inicialmente abordamos escritores existencialistas, pero luego fuimos tomando contacto con los

1 JEAN LAPLACE, Diez días de ejercicios. Guía para una experiencia de la vida en el espíritu, (Pastoral 32), Santander 1986, 79.

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autores que cuestionaban las estructuras sociales vigentes, allí se comenzó a forjar mi rebeldía.

Al comenzar a estudiar sociología e influenciada por las propuestas políticas de la época, se desencadenó en mí el deseo de luchar por una sociedad más justa. «La religión es el opio del pueblo», «Dios es un invento del hombre, sólo existe para darle explicación a lo inexplicable»… fueron algunas de las frases que poco a poco afianzaron en mí un ateísmo radical que me llevó a romper con la imagen de un Dios justiciero y fiscalizador, todopoderoso y omnipotentequeme había decepcionado, porque además de no cumplir con su función de protegerme, permitía la existencia de un mundo tan injusto e inequitativo.

La joven universitaria sentía el llamado a luchar beligerantemente por el sueño de un país donde el proletariado, los campesinos y todos los parias de la sociedad capitalista tuvieran oportunidades e hicieran valer sus derechos. El Partido Comunista Marxista – Leninista, pensamiento Mao Tse Tung, con sus ideólogos se constituyeron en ese «rey temporal» que estaba decidida a seguir. Por su propuesta, por los ideales del comunismo y del socialismo, estaba dispuesta a dar hasta mi propia vida. Aunque no llegué a militar en el partido, pues sólo era simpatizante, el trabajo de concientización a los obreros, las actividades en los sindicatos, los congresos de campesinos y los mítines en las puertas de las fábricas tenían un gran riesgo y eran llevadas a cabo con el ardor propio de mi juventud, de mis convicciones y mi deseo de luchar por una causa.

ÉL ME LLAMABA, PERO YO NO LO SABÍA

El alma humana no puede vivir sin Dios. Espontáneamente lo busca… Y cuando lo ha hallado, su vida descansa comoen una roca inconmovible; su espíritu reposa en la Paternidad Divina, como el niño en los brazos de su madre2

Poco a poco llegó el desencanto por la propuesta de este rey temporal. Al iniciar los estudios de enfermería, me sentía llamada a sacar

2 ALBERTO HURTADO, La búsqueda de Dios.

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Seducida y enamorada por el Rey Eternal adelante la profesión que realmente me apasionaba y que no elegí como primera opción por inseguridad y cobardía. Una vocación de servicio que me invitaba a estar cerca del ser humano en sus momentos de fragilidad. Pensaba que esa era mi razón de vivir, ¡con cuánta dedicación y sensibilidad atendía a los pacientes que requerían de mis cuidados!

Al graduarme, ya casada y con la vida de mi primer hijo palpitando en el vientre, sentí una inmensa felicidad por la culminación de un sueño. Con cierta facilidad inicié mi vida laboral como enfermera. En la sala de maternidad del Hospital General me emocionaba atender con solicitud a las pacientes en su trabajo de parto, decir unas palabras de tranquilidad y consuelo, dar la noticia del nacimiento de su bebé a las madres y en los meses de «cosecha» (agosto y septiembre) atender los partos en los corredores del hospital. Una labor extenuante, pero que me llenaba de una inmensa satisfacción. Sentía una pasión tan desbordada por mi trabajo que por momentos me olvidaba de mi familia. Poco a poco me di cuenta de que ellos necesitaban la presencia de una esposa y una madre amorosa, que pudiera expresarles su ternura sin las fatigas de una profesión tan exigente. Y sin ser consciente aún, el Rey Eternal me hizo su llamado. Con Iván Darío (mi esposo) decidimos el retiro de mis labores para dedicarme plenamente al pequeño hijo y a la criatura que venía en camino. Al inicio no fue fácil, requería renunciar a una profesión que iba cada vez en ascenso, la creencia de un «anularse» como persona, reducir los ingresos familiares teniendo más restricciones económicas.

Hoyagradezcoal«EternoSeñordetodaslascosas»por llevarmedesu mano para atender su llamado a la nueva misión: ser madre y esposa de tiempo completo. La confirmación de esta decisión se tradujo en un continuo crecimiento personal. Al tiempo que acompañaba al hijo mayor y a las dos hijas recobraba una infancia que finalizó precozmente y además iniciaba procesos de reconciliación con mi imagen corporal y con mi ser de mujer.

Creció la familia, disminuyó un poco la demanda en mi hogar y aumentó en mi interior ese impulso vital que buscaba la trascendencia. Encontré en la espiritualidad oriental una respuesta. Maharishi Mahesh Yogui fue mi rey temporal. Conseguir la iluminación a través de la práctica constante de la meditación trascendental, estar por encima del bien y del mal, de mis sentimientos y del dolor para no sufrir, vivir en la con-

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ciencia pura hasta llegar a la conciencia de unidad, era el objetivo de ese momento de mi vida. Un año, dos años, tres años; pero el estado de iluminación me era esquivo.

Sentía unos deseos inmensos de desarrollarme profesionalmente. Entonces, comencé a trabajar medio tiempo como Directora Ejecutiva en la Asociación de Padres de Familia del Colegio San Ignacio con un buen salario y unas responsabilidades laborales importantes. Algunos años antes (1992), por invitación de un padre de familia, tuve la oportunidad de realizar mi primera experiencia de Ejercicios Espirituales Acompañados (EEA), dirigidos por el Padre Julio Jiménez, porque me llamaba poderosamente la atención el requisito del silencio.

En estos primeros EEA inicié procesos de desapego, reconciliación y aceptación, pero tengo que confesar que la imagen de Jesús crucificado me atemorizaba y la invitación a seguirle, aún en el sufrimiento, estaba en contra de mis creencias acerca del camino para llegar a Dios. Acababa de pasar por la muerte de mi madre y aún no tomaba conciencia de que la dignidad y la fe con que vivió el final de su vida terrenal, fueron el motor de mi proceso de conversión. Ella, a través de su enfermedad, fue presencia de Dios e instrumento de salvación para mi familia. Cuando oraba con tanta devoción el Alma de Cristo, yo no podía comprender la trascendencia de ese momento límite de la vida en el que mi madre se identificaba plenamente con Jesucristo crucificado y afianzaba su esperanza de la resurrección.

QUIERO QUE SEAS MI APOSTOL

De una manera inexplicable pero real y transformadora nos encontramos con Dios. Lo dejamos entrar en nuestras vidas. A ese Dios que desde siempre nos ha buscado, que busca a la humanidad entera. Y así nos entregamos a Él y a su voluntad, a su proyecto de vida y vida abundante para todo su pueblo3 .

3 ALVARO QUIROZ MAGAÑA, S J., Amar y servir siendo un cuerpo apostólico: Cartas Jubilares CPAL.

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Seducida y enamorada por el Rey Eternal

En la semana santa de 1996 y en los tres años siguientes, pude vivir nuevamente los EEA. Cada vez y con más fuerza experimenté el amor misericordioso de Dios, recibiendo la gracia de sentir la fuerza de mi pecado y al mismo tiempo el deseo de liberarme de mi necesidad afectiva de ser perfecta. En este proceso, identifiqué dos etapas que manifestaron la obra que Cristo Jesús iba realizando pacientemente en mi ser: la primera, una conversión de corazón que me condujo a la segunda, estar dispuesta para la llamada a la misión. Es de Él de quien escucho:

Como mi Padre me ha enviado al mundo, también yo los envío al mundo... que sean uno, como tú y yo somos uno, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado4 .

Percibí, tanto en el discernimiento de las oraciones de los EE, como en mi oración diaria, una invitación que se repetía insistentemente: «Quiero que seas mi apóstol». Así mismo, le pedía con fervor que me permitiera «no ser sorda a su llamamiento, sino presta y diligente en seguir su santísima voluntad»5. Renuncié al cargo que ejercía en Asofamilia e inicié mi apostolado en la pastoral del colegio. Claramente el Rey Eternal me presentó la misión que me quería encomendar: acompañar a los estudiantes en el descubrimiento del rostro sufriente de Jesús manifestado en las personas que viven la pobreza y la discriminación, retándome y retándolos para generar acciones que nos permitan construir el Reino de Dios.

Ese mismo año inicié mi apostolado como acompañante de EEA, impulsada por las mociones que me invitaban a estar presente en los procesos de búsqueda del camino de realización y plenitud de la vida que tantos seres humanos ansían.

Surge nuevamente en mí el deseo de realizar los EE, pero esta vez, como lo propuso inicialmente el Padre Ignacio, durante un mes. El apoyo del colegio y de mi familia posibilitaron que este sueño se hiciera realidad a finales de 2004, con el CIRE. El Espíritu me condujo a ello por encima de mis temores: mi papá estaba en la fase terminal de un cáncer y

4 Jn 17, 18 -21.

5 Cfr. Ejercicios Espirituales 91.

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dudaba si era el momento o no de realizarlos, finalmente opté por asistir y recibí muchos frutos en esta experiencia. Uno de los más significativos fue el de la reconciliación auténtica con mi padre, en un abrazo que aun me conmueve profundamente, pues es la imagen viva de ese encuentro del Padre misericordioso con el hijo menor que regresa a casa.

A través de mi historia de salvación puedo ver con claridad que en la búsqueda de la justicia y la igualdad, el «Eterno Señor de todas las cosas» me fue preparando para su encuentro conmigo: la pasión de la joven revolucionaria fue transformada poco a poco y encontró sentido en el servicio a los más débiles y frágiles de nuestra sociedad, realizándose plenamente en la coordinación del programa de Formación y Acción Social, pero soy consciente de que tarde o temprano terminará esta misión y deseo estar preparada para atender el siguiente llamado.

El «Eterno Señor de todas las cosas» me fue preparando para su encuentro conmigo

Para reconocer que hay un Rey Eternal me tengo que reconocer como súbdito, su grandeza me permite evidenciar mi pobreza y trabajar con humildad permanentemente en la construcción de su Reino, alimentando la convicción de ser pecadora pero elegida y enviada a una misión. Esta meditación con la que Ignacio abre las puertas de la Segunda Semana de Ejercicios creó en mí la expectativa, el deseo imperativo de «conocer internamente» al Dios hecho hombre que tiene una propuesta tan apasionante, tan retadora y tan en contravía de la propuesta de los diferentes reyes temporales que nos presenta el mundo de hoy.

ElRey Eternalmeproponeun caminobastantedifícilpara micondición de ser humano débil y pecador; pero también me da la confianza y las herramientas para luchar por su Reino y ser llevada «aún allí adonde no quiero»6. Cuento con el discernimiento, la oración diaria, el acompañamiento, vivir en comunidad y los dones que Él me regala para actuar y para enfrentar los nuevos retos que seguramente se continuarán presentando en mi vida hasta el día del regreso definitivo a la casa del Padre Eterno.

6 Jn 21, 18.

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Seducida y enamorada por el Rey Eternal

En el contexto de este año jubilar, en la presencia de tres hombres que fueron y siguen siendo ejemplo en el seguimiento del Rey Eternal, quiero compartir con ustedes mi propia «oblación de mayor estima y mayor momento», renovada en los EEA que realicé en el mes de julio de este año, en el fervor de una gran consolación y que leo ahora con temor y temblor al ser consciente de sus alcances, pero con el deseo de ser fiel hasta el final:

Eterno Señor de todas las cosas, humildemente y de todo corazón, vengo a ofrecerte hoy la firme decisión de estar atenta a tu llamado, y seguirte diligentemente a pesar de mis aguas turbulentas, a pesar de las tempestades de mi vida. Quiero entregarte todo mi ser, siempre y cuando sea para tu mayor servicio y alabanza. Con la fuerza e intermediación de María Santísima y de todos los Santos que te han ofrendado la vida. Amén.

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El camino del llamado

*

P«Señor, si eres tú, ordena que yo vaya hasta ti...»1

resentar esta experiencia no es fácil porque supone una profunda desnudez del alma.

A través del tiempo he ido descubriendo con asombro que la experiencia de los Ejercicios Espirituales ha transformado mi actuar y me ha dado elementos para optar por las cosas que ahora hago. Los EE han hecho posible que desde lo profundo de mi alma enfoque mi vida en las cosas esenciales, y que lo que en un momento regía mi existencia, ahora sea parte del pasado.

No dejamos de ser humanos y eso hace que continuamente nos tengamos que detener para retomar el camino, porque cuando se ha vivido intensamente con tantos «afectos desordenados», es difícil descubrir que Dios está de tu lado.

* Socióloga de la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín. Actualmente Tutora Universidad Abierta y Agente de Pastoral de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.

1 Mt 14, 22-33.

Apuntes Ignacianos 49 (enero-abril 2007) 156-162

María Leonor Bustamante

Cuando recibí por primera vez la invitación a los Ejercicios Espirituales, hace ya muchos años, me encontré ante una encrucijada, pues para mí era un llamado a dejar ciertas actitudes, comportamientos y personas que de una u otra manera eran mis dioses y que aunque sentía que me hacían daño, no era capaz de enfrentar por mis miedos internos: una relación afectiva enfermiza que me hizo despersonalizarme y caer en una inercia intelectual y espiritual que me impedía actuar desde mis convicciones y que me convirtió en una persona manipulable e irresponsable. Yo no dejaba esa relación por la ceguera a que me vi enfrentada y porque seguir con él, me representaba seguridades, status y aceptación del grupo social al que pertenecía.

No era mi vida ejemplar ni mucho menos, aunque lo pareciera... para ese entonces trabajaba como jefe de curso en un colegio de la Compañía de Jesús, tenía un grupo de amigos que en nada contribuían a que yo «ordenara mis afectos», por el contrario con su ayuda y mi debilidad me fui metiendo cada vez más en una vida de facilismos y «apegos desordenados»: rumba con cualquier disculpa, licor, irresponsabilidad en el trabajo, descalificación de todo loque tuviera alguna profundidad, desánimo, prejuzgar todo y a todos, por mencionar sólo algunos aspectos.

En este ambiente de pecado no era la mejor oferta al camino de los Ejercicios Espirituales. Sin embargo, Dios insistió, a través de un jesuita que puso en mi camino, para que yo me enfrentara a quien en ese momento era mi peor contradictor: yo misma, y así pudiera descubrir mi razón de ser, mi sentido de vida y la inmundicia en que estaba nadando... es que a veces se cree que la inmundicia es sólo aquello atroz y sobresaliente que vemos en los periódicos, pero no, es también eso que no se nota y que precisamente por eso es más delicado porque pareces bueno sin serlo.

Esta fue la gran oportunidad para sentir que debía pasar de las aparienciasy delquereragradaratodos,siendocómpliceen susandanzas, a una actitud de conversión y de sentir que podía y debía restablecer mis relaciones con Dios. Porque la ambivalencia en que vivía me permitía tener éxito con todos y fortalecía mi imagen de buena profesora, buena amiga, líder y sobretodo excelente compañera de farra.

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Así, en este estado llegué a los Ejercicios y el Señor con su amor me regaló la gracia de la docilidad, del discernimiento para enseñarme a distinguir lo esencial y elegirlo, para irme liberando de las ataduras, para muy lentamente ir descubriendo otro camino, otra forma de ver y vivir la vida, otra forma de actuar, de relacionarme con los otros, de entender que el amor hay que vivirlo desde la profundidad del conocimiento mutuo, del sentido de vida, de la presencia de Dios y del querer ayudarle a Él a construir un Reino mejor. Así, corriendo el riesgo de volver a lo mismo, me puse en manos de Dios.

Esa primera experiencia del Principio y Fundamento me hizo descubrirme como criatura hecha para «alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima» y además que las cosas fueron creadas para el hombrey para ayudarle a conseguir el fin para el que fue creado; entonces experimenté que tenía que usar las cosas, las circunstancias y todo lo demás si me ayudaban a conseguir el fin y debía quitarme de ellas si me lo impedían. Fue aquí donde sentí la «señoría» de Dios y me di cuenta que Él, mi Señor, quería mi salvación y por eso me había creado.

El amor hay que vivirlo desde la profundidad del conocimiento mutuo, del sentido de vida, de la presencia de Dios y del querer ayudarle a Él a construir un Reino mejor

En medio del dolor y de la exigente experiencia de la oración, ya que requiere constancia,disponibilidady sobretodoentregapara poder recibir la gracia, Dios me dio la oportunidad de pararme frente a mi misma y frente a Él, y entoncesdescubrí cómo estaba sirviendo y siguiendo de manera incondicional a un «señor» que me ofrecía bienestar, aceptación y muchas más cosas, pero que me dejaba vacía y sola.

Con actitud de reverencia, respeto y disponibilidad me ofrecí al Señor y le expresé que deseaba y necesitaba depender de Él, que me creó, que me ha dado todo y de quien todo lo debo esperar, sólo así pude «aterrizar» y pensar en que debía poner mi vida al servicio del verdadero Señor y su Reino. Pero ¿qué significaba realmente servir al verdadero Señor y a

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El camino del llamado su Reino?, Cosa difícil cuando se han tenido, y por tanto tiempo, otros dioses y otros reinos. Sin embargo sentía un llamado intenso a plantearme otras opciones, muchas, que fuerantocando loordinario, lo cotidianode mi vida para que el tema del llamado y el cambio que eso suponía no se quedara en el discurso, en la meditación aprendida, en el juicio e interpretación racional del tema, en la concepción simplista y académica del Reino de Dios, es decir, tenía que optar por las decisiones que me permitieran actuar no desde mi comodidad, mis costumbres, mi pereza y mis conveniencias, sino desde la convicción que el Espíritu me inspiraba de que Dios me llamaba a servirle con lo que soy y lo que tengo, y con la certeza que da hacer el esfuerzo por vivir según el Evangelio y encontrar al Rey Eterno, no en el libro de los Ejercicios, ni en los discursos, sino en el día a día.

Esto de la llamada fue muy difícil para mí porque me costó mucho entender que Dios me llamaba a pesar de mí, y que iba conquistando mi corazón ya que ese terreno era el que el necesitaba para instaurar su Reino. Lo más impactante es que ese Rey quería y quiere ser eterno en mí. Me ama como soy y no necesita que yo haga nada raro para quererme e insistirme en el llamado a participar en su «empresa», desde mi propia humanidad y desde la cotidianidad de mi vida. Por eso, llegué a la conclusión de que realmente se trata de tomar conciencia de la vida de Jesús, de cómo vivió y actúo, no desde el conocimiento de los evangelios sino desde el espíritu, desde el «sentir internamente», para poder ponerlo en práctica. Era comprender la grandeza y el riesgo de la propuesta de Jesús, para decidirse a seguirlo con más ahínco que a cualquier otro líder, u otro «rey». Era la propuesta cristiana que me invitaba a participar en la «empresa» de Jesús y que por eso requería renuncias, opciones, etc.

Pero este llamado que el me hace día a día, lo he concretado en la vida, porque aunque el primer «campanazo» lo sentí en los Ejercicios Espirituales, su puesta en marcha sólo es posible en el actuar del diario vivir. Así como el noviazgo, esa etapa de conquista y seducción, se hace más necesaria el día que uno se casa, pues empieza ya la realidad sin apariencias y en cada acción hay que decidirse por «seguir» a la pareja, por construir juntos una vida y un futuro muy de la mano de Dios y no por «lo que somos, sino a pesar de lo que somos», como dice Mario Benedetti. Es esta la misma dinámica de la vida espiritual, Dios nos llama, no por lo que somos sino a pesar de lo que somos.

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Dios me pide que le ayude a cumplir su plan de salvación, me llama directamente y me invita adescubrir los sentimientos que me mueven a seguirle

Este llamado empieza a ser vida cuando uno sale de los Ejercicios porque ya no hay ambiente, ni guías, ni silencio, ni charlas, ni acompañamiento diario, ni oración intensa. No, ya no hay nada de eso, lo que hay es el mundocon todassusofertasde anti-reino,con sus tentaciones, sus distracciones, su ruido externo e interno, lo atractivo de sus componentes, la gente y sus conceptos y prejuicios y lo más importante la propia debilidad que es elcaminomás abonadoparaunovolver acaer.

Todos estos condicionamientos «mundanos» siempre están ahí, en el entorno, para incidir en las decisiones por el Reino y son una constante invitación a trabajar por Jesús desde lo humanamente gratificante de su empresa, es decir, desde el reconocimiento de los otros y muchas veces, como en mi caso, desde la adulación y desde el éxito que esto reporta, especialmente en ciertos medios laborales.

En mediode todoesto, Dios me siguellamando paratrabajar con El y para El y me pide «asimilar mi corazón a las opciones del Jesús de las Bienaventuranzas, del Jesús que va hacia la cruz, del Jesús del misterio Pascual...» (Carlos Maria Martini), lo cual sólo es posible en el día a día. Qué difícil comprender inicialmente el sentido de este ejercicio, cuando ya uno se cree convertido y ha descubierto y llorado sus pecados y piensa y siente que hasta aquí llegó y que su vida ya se transformó.

Por eso, creo necesario plantearme, en la vida diaria, la tarea de contemplar la vida de Jesús y discernir y elegir a Aquel que me invita a construir su Reino. Es decir, a medida que voy tratando de «ordenar mi vida», Dios me pide que le ayude a cumplir su plan de salvación, me llama directamente y me invita a descubrir los sentimientos que me mueven a seguirle, y a desentrañar de muy dentro de mi corazón como puedo encauzar esos mismos sentimientos y con esa misma intensidad a la causa del verdadero Reino.

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El camino del llamado

Qué difícil ha sido para mí, porque yo siempre me imaginaba el Reino de Dios de una manera muy etérea, muy de razón y de definición, pero lo tangible, lo real, lo que yo podía hacer por ese Reino, ¿dónde estaba? Siempre creí que era parte de un discurso y que tanto el rey temporal como el Rey Eternal no podían ni debían afectar mi vida... pero a partir de las meditaciones me fui dando cuenta que lo podía sentir y experimenté que mis debilidades representan el punto de partida del Señor para llamarme a convertirlas en fortalezas para seguirlo y optar por Él.

Sentí mucho miedo de comprometerme y, aún a veces pierdo la confianza y me invade el miedo de dejar de ser lo que soy, de dejar de aparentar, de tener que decir no una y otra vez, de tener que reconocer mi amor propio y mi orgullo hasta más no poder.

Gracias a Dios después de mucho tiempo descubrí que la forma es lo de menos y que, al despojarme de la razón, no tenía por qué centrar mi atención en las guías, ni en el acompañante, sino en el «abandono» que requiere ya vivir bajo este «esquema». Ya soy consciente que el Reino de Dios si existe, que está dentro de mí y a un milímetro de mí, que puedo hacerlo realidad sin discursos ni divagaciones, sólo viviendo y haciendo posible que los demás descubran, por mi actuar, que El Rey Eternal me ha llamado a ser una buena esposa, madre, amiga y agente de pastoral, trabajo en el que me desempeño aquí en la Universidad.

Para mí es muy grato y conmovedor cuando Horacio, mi esposo, después de 20 años de matrimonio y luego de vivir los Ejercicios de 10 días, dice: «...he comprobado que el discernimiento y la vivencia del Reino de Dios, en casa, no han sido los del académico diccionario, ni los del discurso racional, sino los del espiritual, los de la búsqueda ignaciana de la Voluntad de Dios y la aplicación cotidiana. El método y la vivencia de los Ejercicios Espirituales han campeado en mi matrimonio sin que yo lo descubriera. Han sido vivencia, no concepto»

Estas palabras me llenan de orgullo pero al mismo tiempo me invitan a poner los pies en la tierra para no volver a sacar a flote mi amor propio, mi prepotencia y mis seguridades, para estar atenta y caer en la cuenta de la importancia de sentir la pobreza interna, que es la única vía por donde es posible introducirse en la contemplación de los sentimien-

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tos de Jesús y su plan de salvación. Y es la única manera de descubrir la Voluntad de Dios en mí y para mí.

Doy Gracias al Señor por permitirme cada día, de la mano de muchos, «pulir» la madera de mi vida y anhelo que todos los que amo puedan experimentar que el Amor y el Reino de Dios están más cerca de lo que todos creemos.

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Me sedujiste y me dejé seducir Jr 20, 7

Catalina Perdomo*

Doy ante todo gracias al Señor por tenerme en esta experiencia y a los organizadores de este simposio por la amable invitación que me han cursado para que presente mi propia vivencia.

Quisiera iniciar con un poco de historia sobre mi recorrido en los Ejercicios Espirituales; una experiencia que va unida a una historia de salvación y a tomas de conciencia de la acción de Dios en mi vida. Inicialmente realicé los ejercicios de fin de semana en donde hay una búsqueda, un deseo de generar un encuentro sincero con Dios. Acompañada por un sacerdote jesuita, comencé con un cuestionamiento de mi propia vida, y poco a poco entré en un discernimiento de mi realidad a la luz de la fe, aunque aún centrada en mí misma.

Fui invitada a los Ejercicios de 10 días, que durante un tiempo dieron suficiente respuesta a las necesidades del momento histórico en que vivía. Ello me llevó a una mayor conciencia de la presencia de Dios y a una fidelidad razonable, a tenerlo presente de alguna manera en mis decisiones. La oración tomó un espacio en mi cotidianidad y como con-

* Licenciada en Educación con especialización en Preescolar de la Universidad San Buenaventura. Actualmente Coordinadora y Tallerista en «Cometas Desarrollo Integral». Miembro del Equipo de Apoyo del CIRE.

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secuencia, empecé a percibir frutos del actuar de Dios en mí y en mi entorno más cercano.

Después de un tiempo, empecé a sentir estancamiento, cierta sequedad y vacío; algo en mi interior que me decía «que debía dar un paso», y fue así como me sentí movida a plantearme de nuevo mi vida ante Dios. Decidí hacer los Ejercicios en la vida corriente que se me presentaron como un impulso a un cambio ulterior. Di el primer paso llena de motivación y energía, dispuesta a internarme en un camino que, aunque no estaba claro en ese momento, debía recorrer hasta el final.

Antes de relatar mi experiencia con el ejercicio «La contemplación del Reino de Cristo», debo contar brevemente mi vivencia de la Primera Semana, es decir, cuál era el momento espiritual en que me encontraba, factor importante para internarse en la contemplación del Reino.

DOY GRACIAS A DIOS POR AMARME HASTA EN MI PECADO

Me resultaba complicado hacer una lectura clara de mi realidad puesto que el mal se presenta de una manera tan sutil y engañosa. Personas como yo que se consideran «buenas», para quien la vida transcurre en situaciones normales, más aún, donde mis búsquedas son avaladas por el mundo, me enfrenté entonces a descubrir el pecado.

Me enfrenté así a la Primera Semana de Ejercicios, a la acción del mal en mi vida, concretada en la búsqueda y defensa de mis propios intereses y en la indiferencia ante la necesidad ajena. Con una vida normal pero en busca del éxito, del poder en mi entorno. Con una seguridad alimentada de falsas razones, pero que me permitía tener el control sobre mi vida.

Éxito y poder desde luego no son malos; lo malo era la instrumentalización que de ellos yo hacía, llevándome a la prepotencia y al engreimiento y como consecuencia, a la sordera ante Dios. Me consideraba rica en oportunidades, amistades y capacidades.

Apuntes Ignacianos 49 (enero-abril 2007) 163-169 Catalina Perdomo

Me sedujiste y me dejé seducir

Me di cuenta del daño que me estaba haciendo, de lo destructivo de estos comportamientos, del alejamiento de Dios y de los demás. Sentí dolor y vergüenza. Me descubrí vulnerable, débil e impotente.

Experimenté la misericordia de Dios, donde no solamente me reconozco pecadora perdonada, sinoque descubro la Esperanza de una proyección diferente en la vida, abierta a un mundo de oportunidades ofrecidas por la misma misericordia de Dios.

En este momento espiritual en que me encontraba para entrar en el ejercicio del Reino de Cristo, identifiqué sentimientos de afectividad abierta, levedad, libertad, esperanza, agradecimiento, vitalidad. Era el primer paso para salir de mi voluntarismo y por la acción de Cristo, llevar mi mirada hacia Él. Era una experiencia de misericordia en donde reconozco la capacidad de Jesús de restaurar lo que yo no puedo restaurar en mí. Me siento recuperada, acogida, amada, liberada y es así como llena de afecto y gratitud, en un intimo coloquio amistoso, me pregunto: «lo que he hecho», «lo que hago» y «lo que debo hacer por Cristo»1 para responder a tan inmenso amor. Esta experiencia la identifico como una fuerza que ayuda a entrar a la contemplación del Reino.

«SEÑOR, QUE YO NO SEA SORDA A TU LLAMADO»2

Me ceñí al libro mismo de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, como una gran ayuda por su profundidad, riqueza de contenido y por el espíritu que los mueve, que me movía a mí también.

San Ignacio plantea este ejercicio entre la Primera y Segunda Semana en un lenguaje que al principio para mí fue un problema por varias razones: no lo entendía, no sabía si era un ejemplo o una comparación; como que no llegaba a ninguna parte y me di cuenta que era por el lenguaje que emplea y porque no le estaba haciendo la «lectura» correcta que me centrara en el texto; decidí entonces leerlo varias veces en oración para descubrirlo en su riqueza y aterrizarlo en mi vida concreta, más que para tratar de entenderlo.

1 Cfr. Ejercicios Espirituales 53.

2 Ibid., 91.

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En la primera parte del ejercicio que dice «poner delante de mi un rey humano…»3 lo primero que yo vi fue mi trabajo, es decir, cómo había sido invitada a participar en un nuevo proyecto educativo, en donde me sentí motivada a colaborar. Pero lo importante era el modo en que yo me había entregado a ese proyecto. De una manera comprometida, entregada y no solo eso, aportaba ideas, me mostraba creativa y vital. No necesité imaginármelo, tenía un ejemplo, que me ayudó como «signo», que mesirviópara darmecuentadeque yopodíaaceptar, arriesgar parte de mi existencia para dar una mejor calidad de educación a otros.

En mí se despertó la generosidad; pero una generosidad que implicaba toda mi existencia

A la vez, empezaron a aparecer deseos nacidos del corazón, porque aún resonaba en mi ese coloquio de «Qué debo hacer por Cristo». Surgieron nuevamente aspiraciones e ideales más profundos, movida por mi alma que se mostraba sensible, agradecida y seducida por la llamada de Cristo. En mí se despertó la generosidad; pero una generosidad que implicaba toda mi existencia.

Para la segunda parte del ejercicio ¿con qué contaba yo?: por un lado, con un ejemplo de mi vida real, por otro, me sentía tocada por mis ideales más profundos, pero ideales al fin y al cabo, y por último, con un sentimiento de generosidad, deseos de servir.

La segunda parte dice: «Es aplicar el ejemplo a Cristo Nuestro Señor»4. Es cuando me encuentro con las dificultades. A pesar de que tengo una experiencia de Misericordia tan vivida, empiezan las resistencias.

LA BATALLA A VENCER

La primera parte del ejercicio es como un puente para la segunda; a la vez, cuando me encontré con el primer punto del número del libro de

3 Ejercicios Espirituales 92.

4 Cfr. Ejercicios Espirituales 95.

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Catalina Perdomo

Me sedujiste y me dejé seducir losejercicios, dondedice: «… ycadauno enparticular llamay dice: Mi voluntad es de conquistar todo el mundo y todos los enemigos, y así entrar a la gloria de mi Padre; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria»5, lo primero que sentí fue susto, porque me encontraba de cara a su Voluntad que para mi tenía toques de radicalismo; y por otro lado, me volvía a enfrentar con mis flaquezas y mis debilidades. Después del susto, empecé a tener pensamientos que me desanimaban y pensamientos que me animaban, pero a la vez una fuerza para continuar con el ejercicio.

Hubo momentos en que me sentí cansada, y en estos momentos de cansancio fue cuando tuve una experiencia de ser rescatada por el Espíritu; empecé a tener una sensación de que se estaba luchando por mi, Cristo luchando por mi; una sensación de que siempre le he pertenecido; yo llegué a éste punto porque Él lo quiso; empecé a sentirme llamada, buscada, peleada. Si por un lado había resistencias, por el otro había una fuerza que las derribaba. Esa fuerza no son argumentos, es algo que atrae. Cuando meditaba me consolaba y por fuera de la oración, me llevaba a reflexionar.

«CONSIDERAR

QUE TODOS LOS QUE TUVIERAN JUICIO Y RAZÓN…»6

La fuerza del Espíritu me trajo a la memoria situaciones reales que me decían que por la gracia de Dios yo estaba más preparada para dar ese paso.

Viendo mi historia de salvación, hay algunos hechos del actuar de Dios en que tomo conciencia de lo que El ha ido construyendo en mi. La enfermedad y cuidado de mi papá; antes de esto yo jamás había estado dispuesta a desacomodarme. Esta situación hizo que yo viviera el sacrificio y la renuncia. Vivir la enfermedad de un ser querido por tanto tiempo es un aprendizaje de vida enorme. Aquí ya hay una base real en mi

5 Ejercicios Espirituales 95.

6 Ibid., 96.

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Catalina Perdomo

vida, como EL, valiéndose de la enfermedad ha construido en mi, actitudes de entrega, y sobre todo lo que me movía a hacerlo; el amor hacía mi papá; es como si me estuviera madurando para otras cosas.

Pienso que es necesario haber sido tocada por las necesidades de otros para estar dispuesta a «ofrecerse» y el significado que esto tiene en la vida del ser humano. La experiencia de la enfermedad y lo que Dios iba construyendo en mi hicieron también que me abriera a las necesidades ajenas en otras situaciones de mi vida; como por ejemplo, a las madres comunitarias de Ciudad Bolívar, con sentimientos de solidaridad hacía personas que cuidaban niños con mínimos recursos.

Yo quería comprometerme con él, sentía deseos de abrazar el Reino de Cristo, por haber sido abrazada y «tocada» por él

Siento que cuando Dios actúa, me implica en todas las dimensiones en que me muevo. Dios actúa siempre, la cuestión es verlo, traerlo a la conciencia; de ahí la importancia de la historia de salvación unida a la vivencia de la oración y del discernimiento. Si doy un paso hacia delante es porque al tiempo Dios me ha ido construyendo, madurando, fortaleciendo, me ha ido mostrando en las situaciones de la vida otra alternativa de afrontarla y vivirla. El servicio a otros.

ALCANZAR A CRISTO POR SER ALCANZADA POR ÉL

Cuando yo veía estos hechos, unidos a mi experiencia de la Primera Semana, percibía en mí una actitud de disponibilidad más que de proyectos; es decir, sentía que en mí Cristo podía desarrollar cualquier «proyecto» y que yo quería comprometerme con él, sentía deseos de abrazar el Reino de Cristo, por haber sido abrazada y «tocada» por él.

Para esta oblación, yo me veía movida por el afecto y por lo que Dios ya había construido en mí.

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Me sedujiste y me dejé seducir

A partir de este momento se inició un proceso de entrega y comencé a tener en la mente un trazo más claro del camino a seguir. Era la transición de una fidelidad razonable a un compromiso más serio en donde el ser se ve implicado en toda su existencia.

En este punto y como término de mi experiencia, yo haría propio el texto de San Pablo en la carta a los Filipenses cuando dice:

No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús7 .

7 Flp 3, 12-14.

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José María Ortiz

Palabras de Clausura

José María Ortiz

*

En el marco del presente Simposio que ha querido centrar su atención en el ejercicio del rey temporal al Rey Eternal hemos constatado una vez más que la gran historia de Ignacio no es la de fuera, sino la de dentro de sí mismo. Su valioso aporte a la Iglesia, a la Compañía de Jesús y a la humanidad, no es propiamente lo que personalmente él realizó en sus actividades apostólicas, o su obra exterior más conocida como la Compañía de Jesús, sino el descubrimiento de su mundo interior y, por él, el descubrimiento de ese continente, siempre inagotable e inexplorado, que es el corazón de cada hombre y de cada mujer, donde sucede lo más trascendental de cada vida humana. El gran logro de Ignacio es el haber caído en la cuenta de lo que pasa en ese continente, de cómo pasa, de los efectos que produce y algo muy significativo, el haber descubierto que, a lo mejor, esto podría ayudar a otros.

Lo que Ignacio nos deja comolegado en su texto de los Ejercicios, no es un tratado teológico sobre la experiencia de Dios, pues no es un teólogo en el sentido erudito del término, ni aún después de haber estudiado teología en París. Los Ejercicios se puede decir son un producto anterior a estos estudios. En este sentido, su fuerte no son sus estudios, sino su

* Decano del Medio Universitario de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.

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EXPERIENCIA. Los Ejercicios son un manual de gimnasia interior, un texto multiforme de actitudes, con las que el ser humano se disponga a observar y acoger la acción irrepetible, siempre creadora, del Espíritu en él y en la historia humana, que es en lo que consiste la experiencia.

Una aproximación breve a la conversión de Ignacio nos descubre que en su situación de herido y convaleciente después de una doble operación Dios irrumpe en su vida con intensidad y profundidad provocando un cambio radical en su vida haciendo surgir otro tipo de hombre nunca pensado por Ignacio, sin planos ni presupuestos previos, más por fuerza de deseos que por cálculos, seducido por la figura de Jesús, que desde ahora y para siempre ocupara entera la pantalla de su vida. Dios irrumpe en él, no derribando, sinolevantando. Nodestruyesinoquecrea,dejandoalhombre la decisión libre de destruir por sí mismo lo que, por no ser vida, debe desaparecer para dejar paso a la vida. Dios no exige, sino que ofrece; no cierra, sino abre un nuevo horizonte de sentido y de vida. A Ignacio se le cae el que él mismo se había construido por sí mismo. Descubre que hay alguien que le está sirviendo sin sueldo, más aún, que se ha pagado a sí mismo como sueldo por él «lo que ha hecho Cristo por mí». Esta experiencia no le abandonará nunca. En este proceso descubre que hay otro honor más importante que el suyo propio; que hay servicios por competitividad y por ambición de poder, que no resuelven ni mejoran nada, y servicios por gratuidad, que son una profunda revolución y transformación de las personas y de la sociedad. Descubre igualmente, que hay un valor mayor que el de la espada, el de la no espada, el de la no-violencia activa o, si se quiere, el de la única violencia evangélica auténtica, la autoviolencia de la Caridad «esto me basta», rematará en sus Ejercicios Espirituales.

La conversión de Ignacio, no es un cambio de «naturaleza», una transformación temperamental o psicológica, o una alteración de costumbres o de vida, sino un cambio de Señor, una sustitución de quién posee y mueve ese centro, en el que reside nuestra verdadera identidad como personas. Su modo de mirar ha cambiado. Iba para conquistador y resulta conquistado,peronodejará poresodeaspiraraconquistar todoelmundo1 . Se creía libre y señor y se descubre esclavo; y experimenta que su herida

1 Cfr. Ejercicios Espirituales 95.

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Palabras de Clausura

más grave no es la de su pierna, sino la de su libertad, y toma conciencia de que Alguien empieza a romperle las amarras y a sanar su libertad. Se ofrece libremente, a no vivir sino para liberar a otros. «En servir a los siervos de mi Señor, pienso que sirvo al mismo Señor de todos».

Descubriéndose a sí mismo, y, en sí mismo, al Dios que «labora y trabaja» en él, descubre al ser humano como primer valor, después de Dios, una especie de cuasi-absoluto por el que vale la pena pagar, si es necesario, hasta el precio que ha pagado Dios, el precio de sí mismo. Y desde entonces no podrá ya separar el horizonte, Dios del horizonte «ser humano», hasta el punto de que servir a Dios y ayudar al hombre a ser plenamente hombre se le identifican como llamada y como respuesta y programa personal total.

El llamamiento del rey temporal que ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal, tema trabajado con rigor y sabiduría a lo largo del Simposio por los diferentes conferencistas, nos estimula para que descubramos el grado en que percibimos en nuestra historia actual el llamamiento que nos hace Jesús a seguirlo y servirlo personalmente en su misión. Nos invita a que percibamos la fuerza íntima de nuestros deseos más decisivos, aquellos que dan sentido último a nuestra vida y a nuestra tarea dentro de la historia y del mundo. Lo que Ignacio intenta con el dinamismo interno de su parábola es que cada uno de nosotros se disponga para no ser sordo al llamamiento del Señor que graciosamente nos convida a adherirnos a Él para el servicio de una causa que justifica la entrega de la vida. Lo que cuenta en la parábola es la convocatoria de un convincente líder, la apremiante tarea que se presenta delante y la efectiva solidaridad de todos mediante la entrega y el compromiso total de sí mismos. En esta perspectiva será necesario que dejemos irrumpir nuestros deseos, porque en ellos se esconde lo que en realidad es decisivo para cada uno de nosotros. Pero también será decisivo preguntarnos, si estos deseos ¿están proyectados hacia los acontecimientos del mundo, los signos de los tiempos, la causa de los pobres, la situación del país? ¿Si están lejanos o cercanos a los gozos y esperanzas, a las tristezas y angustias de los hombres de nuestros tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren?

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El llamamiento del rey temporal nos coloca en la «utopía» cristiana que para los jesuitas hoy se define como un «comprometerse bajo el estandarte de la cruz en la lucha crucial de nuestro tiempo: la lucha por la fe y la lucha por la justicia, que la misma fe exige», con lo cual, están remitiéndose a sí mismos a su experiencia fundante de los Ejercicios y traduciendo para hoy el HACER ¿qué hemos de hacerporCristo?2, que es horizonte operativo de la utopía de Ignacio, en fidelidad máxima a Ignacio de Loyola. El término «lucha» que puede no sonar bien a nuestros oídos pacifistas hace referencia a la única violencia evangélica, la autoviolencia de la caridad, que ha de abrirse paso en uno mismo superando las resistencias de múltiples egoísmos, confesados u ocultos, y que habrá de salir misericordiosamente al paso de la gran idolatría, madre de todas las idolatrías, que es el egoísmo humano.

La opción por los pobres es irrevocable y nos debe

llevar

a solidarizarnos con sus deseos de una nueva tierra y la búsqueda de estructuras más justas

Cuando la sociedad actual se ha poblado de milídolos,insaciablesdevíctimashumanas,el«conquistar todo el mundo y todos los enemigos» del llamamiento del rey temporal, se traduce en salir hoy en defensa de estas víctimas y en liberar a sus sacrificadores, como proyecto utópico, ciertamente, al que merece la pena dedicar la vida, en debilidad voluntaria por el ser humano, como seguimiento del Cristo pobre y humilde de los Ejercicios, única forma de dar paso pleno en la historia de cada uno a la fuerza salvadora de Dios. Aquí, la opción por los pobres es irrevocable y nos debe llevar a solidarizarnos con sus deseos de una nueva tierra y la búsqueda de estructuras más justas. El motor de todo esto es el seguimiento de Jesús, la fe en el proyecto del Padre, la esperanza que nace de la resurrección. Esperanza unida al misterio de la cruz y al realismo de que seguir a Jesús significa «pobreza con Cristo pobre», como decía Ignacio.

2 Cfr. Ejercicios Espirituales 53.

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Palabras de Clausura

Quiero terminar estas sencillas consideraciones agradeciendo a todos los ponentes por sus aportes significativos que alientan y estimulan este esfuerzo de profundización, de análisis e intercambio en torno a los Ejercicios. Gracias por ayudarnos a entender mejor, en contexto actual, esta experiencia de encuentro con Dios y con el misterio de la propia vida. Igualmente, quiero felicitar a sus organizadores: al Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios – CIRE, al Centro de Pastoral San Francisco Javier, a la Pontificia Universidad Javeriana, a través de la Facultad de Teología. Gracias a su esfuerzo y compromiso que se concretiza ya en la realización de seis Simposios, podemos hoy jesuitas y laicos seguir profundizando en las fuentes de nuestra espiritualidad y de nuestra vocación apostólica de servicio. Para todos los lectores una voz de aliento para que este VI Simposio ayude a un mayor conocimiento de la experiencia de los Ejercicios y a una óptima capacitación para el mayor bien de quienes hacen los Ejercicios como para aquellos que ejercen el papel de acompañantes.

Pido al Buen Dios que los frutos sean abundantes.

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Apuntes Ignacianos

Temas

Directorio de Ejercicios para América Latina (agotado)

Guías para Ejericcios en la vida corriente I (agotado)

Guías para Ejercicios en la vida corriente II (agotado)

Los Ejercicios: «...redescubrir su dinamismo en función de nuestro tiempo...»

Ignacio de Loyola, peregrino en la Iglesia (Un itinerario de comunión eclesial).

Formación: Propuesta desde América Latina.

Después de Santo Domingo: Una espiritualidad renovada.

Del deseo a la realidad: el Beato Pedro Fabro. Instantes de Reflexión.

Contribuciones y propuestas al Sínodo sobre la vida consagrada.

La vida consagrada y su función en la Iglesia y en el mundo.

Ejercicios Espirituales para creyentes adultos.

Congregación General N° 34.

Nuestra Misión y la Justicia.

Nuestra Misión y la Cultura. Colaboración con los Laicos en la Misión.

«Ofrece el perdón, recibe la paz» (agotado)

Nuestra vida comunitaria hoy (agotado) Peregrinos con Ignacio.

Temas

El Superior Local (agotado) Movidos por elEspíritu.

En buscade«Eldorado»apostolico. Pedro Fabro: de discípulo a maestro. Buscar lo que más conduce...

Afectividad, comunidad, comunión. A la mayor gloria de la Trinidad (agotado) Conflicto y reconciliación cristiana.

«Buscar y hallar a Dios en todas las cosas» Ignacio de Loyola y la vocación laical. Discernimiento comunitario y varia.

I Simposio sobre EE: Distintos enfoques de una experiencia. (agotado) «...para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz» La vida en el espíritu en un mundo diverso.

IISimposiosobreEE:Lapreparacióndelapersonapara losEE.

Conferencias CIRE 2002: Orar en tiempos difíciles. 30 Años abriendo Espacios para el Espíritu.

III Simposio sobre EE: El Acompañamiento en los EE. Conferencias CIRE 2003: Los Sacramentos, fuente de vida. Jesuitas ayer y hoy: 400 años en Colombia.

IV Simposio sobre EE: El "Principio y Fundamento" como horizonte y utopía. Aportes para crecer viviendo juntos. Conferencias CIRE2004.

Reflexionesparasentir ygustar... Índices 2000 a2005.

V Simposiosobre EE: El Problema del mal en la Primera Semana.

Aprendizajes Vitales. Conferencias CIRE 2005. Camino, Misión y Espíritu.

Del rey temporal al Rey Eternal:

Peregrinación de Ignacio de Loyola,

Francisco Javier y Pedro Fabro

Presentación 1

Palabras de Inauguración 3

Carlos E. Correa Jaramillo, S.J.

Elkin Arango Ramírez, S.J.

Contexto histórico de la meditación del rey tempora l0

Alberto Gutiérrez Jaramillo, S.J.

«Contemplación de la vida del Rey Eternal» [EE 91-100] en los Ejercicios y en la vida de San Ignacio 29

Javier Osuna Gil, S.J.

«Más adelante en el Señor Nuestro»:

–Francisco Javier y su camino de servicio al Rey Eternal– 65

Javier Uriarte Centaño, S.J.

Peregrinación interior de Pedro Fabro 90

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

La meditación del rey temporal desde el hoy de América Latina114

Luis Valdez Castellanos, S.J.

Seducida y enamorada por el Rey Eternal148

Sol Beatriz Bedoya

El camino del llamado156

MaríaLeonorBustamante

Me sedujiste y me dejé seducir (Jr. 20, 7)163

CatalinaPerdomo

Palabras de clausura170

José María Ortiz

Colección Apuntes Ignacianos175

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