

APUNTES IGNACIANOS
DirectorCarátula
ISSN 0124-1044
Darío Restrepo L. V. Kriesna, USA
ConsejoEditorialDiagramación y Javier Osuna composiciónláser
Iván Restrepo Ana Mercedes Saavedra Arias
Hermann Rodríguez Secretaria del CIRE
TarifaPostalReducida:Impresión:
Número 912 - Vence Dic./2004Editorial Kimpres Ltda. Administración Postal Nacional.Tel. (1) 260 16 80
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Suscripción Anual 2003
Colombia:Exterior:
$ 35.000
Número individual: $ 12.000
Cheques: Comunidad Pedro FabroCompañía de Jesús
$ 45 (US)
Cheques: Juan Villegas
Apuntes Ignacianos
Número 38 Año 13
Mayo-Agosto 2003
Orar
en tiempos difíciles
CENTRO IGNACIANO DE REFLEXION Y EJERCICIOS - CIRE
Espacios para el Espíritu
Carrera 10 Nº 65-48. Tel. 640 50 11
Bogotá - Colombia
Orar en tiempos difíciles
Hermann Rodríguez Osorio, S.I.
Encontrar a Dios en todas las cosas
Clara Delpín, s.a.
Lectio Divina, oración vital del cristiano
Darío Restrepo Londoño, S.I. Orar con el Padrenuestro
Iván Restrepo Moreno, S.I.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003)
Alvaro Gutiérrez Toro, S.I.
Rastrear los signos de Dios ......................................... 88
Luis Raúl Cruz, S.I.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) La contemplación:
Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino' ............................................................
Luis Raúl Cruz, S.I.
Presentación
El mundo actual, en su desarrollo científico y técnico, es un gigante pero corre el riesgo de convertirse en un monstruo. Un cuerpo de dimensiones colosales pero con un espíritu raquítico que no se desarrolla a la par de su organismo. Un mundo materialista donde el espíritu se encuentra sofocado por falta de oxígeno, por haber cerrado la puerta al Espíritu que «es como el viento». Este oxígeno se llama la oración.
Hoy se habla mucho de oración pero se ora poco. Y no porque no se sienta, al menos en muchos, una imperiosa necesidad de orar sino porque la mayoría de las veces no se sabe cómo hacerlo. Con la pérdida del sentido de Dios en esta época posmoderna, se experimenta al mismo tiempo, como paradoja, una urgente necesidad de buscar una experiencia espiritual profunda. El Espíritu que constantemente «renueva la faz de la tierra», está suscitando por doquier una intensa hambre de Dios. Pero, ¿cómo buscarlo? ¿Se requiere un mistagogo, una práctica del zen, del yoga, de las milenarias religiones orientales o internarse en los tortuosos senderos de la droga, del éxtasis, de los modernos alucinógenos que pretenden la «elevación del espíritu»?
Por otra parte, ¿sería suficiente una simple experiencia espiritual que nos saque del sofoco de lo material, del compromiso con el mundo que nos ha sido legado como tarea?; ¿bastaría una oración de tipo espiritualista para encontrar al Padre de nuestro Señor Jesucristo? «A fuerza de hacer una oración sin historia, hemos creado una historia sin oración»
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Presentación
-J. Comblin-. Es necesario, por consiguiente, aprender a hacer una oración que se encargue ante todo de proclamar la gloria de Dios, pero que no se olvide de nuestras necesidades materiales y de nuestra lucha contra el mal real, tal como nos lo enseñó Jesús en el «Padre nuestro».
El presente número de nuestra revista Apuntes Ignacianos quiere dar su aporte al arte de orar, consignando en varios artículos un curso dado el año pasado en el CIRE. Somos conscientes de que orar en un universo tan disperso y extrovertido no es nada fácil. Por eso, Hermann Rodríguez inicia esta ardua misión con el tema «Modos de orar en tiempos difíciles» que pretende demarcar el itinerario del orante. Tomando conciencia del mundo en el que estamos inmersos, en lugar de sentirnos atacados por él con su armas distractivas, es necesario hacer de todo un tema de oración y «Encontrar a Dios en todas las cosas» porque Dios, –nos dice Clara Delpín– también esta ahí donde nosotros estamos sumergidos: en la alegría y en el dolor, en la luz y en la oscuridad, en familia o en la soledad, en la cocina o en el trabajo. Para poder leer la historia como palabra existencial de Dios –historia de salvación– a la luz de su palabra revelada, ningún método mejor que la «Lectio Divina»; Darío Restrepo nos la presenta como «La oración vital del cristiano».
En toda pedagogía sobre la oración no puede faltar, como elemento esencial, la oración fundamental, la más simple y la más difícil, la que el mismo Cristo nos enseñó: «Orar el Padre nuestro». Por eso, con razón, Iván Restrepo, que nos ofrece un profundo análisis de esta oración, anota: «cuando quiero orar con el Espíritu de Jesús lo más seguro es orar también con las palabras de Jesús, diciendo el Padre nuestro». Cuando oramos, lo hacemos «en Él, con Él, y por Él» movidos por su mismo Espíritu; de ahí que nuestra oración se convierta en una «Contemplación: encuentro con el Dios viviente», como lo afirma Alvaro Gutiérrez. Por su parte, Luis Raúl Cruz nos indica que orar es «Rastrear los signos de Dios»: el amor divino que acontece en mí, los deseos de amar y servir, vivir en las manos de la misericordia, discernir y examinar mi conciencia. Concluye nuestro estudio sobre el tema con una oración práctica, del mismo autor, una: «Novena de san Ignacio de Loyola», 'el peregrino', uno de los grandes maestros de oración cuya fiesta celebraremos próximamente.
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Anota significativamente William Johnston:
…me alegra muchísimo que hayas decidido dedicar tu vida a la meditación personal y a guiar espiritualmente a otros. Es la tuya una verdadera vocación, una llamada que te sitúa en la corriente principal de la vida moderna, pues en todas partes, más y más personas ilustradas van rápidamente percatándose de la necesidad que el mundo actual tiene de oración. Solo esta última y la actividad a que da origen podrán salvar de la ruina total a nuestro atribulado género humano. Sí, la oración hace temblar los cimientos del universo. Suscita la ayuda de Dios. Lleva a una profunda sabiduría, junto a la cual la del científico y el erudito no es más que la llama de una minúscula vela en la deslumbrante claridad del mediodía. Persevera en la búsqueda de esa sabiduría, guía prudentemente a otros en su viaje íntimo y te encontrarás tú mismo en una senda que conduce no solo a una profunda paz interior, sino también (maravilla de maravillas) a esa paz del mundo a la que tan ardientemente aspiran en todas partes los seres humanos.
Un mundo que no ora no reconoce a Dios como Padre, no se siente hijo de tal Padre y no se compromete como hermano. De ahí, los males que estamos viviendo y sufriendo. Por eso Jesús, el Hijo amado del Padre, el primogénito entre los hermanos que entregó la vida por todos nos invita nuevamente hoy a decir con El: «Padre nuestro que estás en los cielos…».
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Hermann Rodríguez Osorio., S.I.
Modos de orar en tiempos difíciles
Hermann RodríguezOsorio,S.I. *
DespuésdeestovibajardelcieloaotroÁngel,queteníagranpoder,ylatierra quedó iluminada consu resplandor. Gritó con potente vozdiciendo: «¡Cayó, cayólaGranBabilonia!(...)Porquedelvinodesusprostitucioneshanbebido todas las naciones,y losreyes de la tierrahanfornicado conella,y los mercaderesdela tierrasehanenriquecidoconsulujodesenfrenado.» (...) Llorarán,haránduelopor ellalosreyesdelatierra,losqueconellafornicaronyse dieronallujo,cuando veanlahumaredadesusllamas;sequedaránadistanciahorrorizadosantesusuplicio,ydirán: «¡Ay,ay,laGranCiudad!¡Babilonia, ciudadpoderosa,queenunahorahallegadotujuicio!»1 .
PUNTO DE PARTIDA
C
uando llegamos a nuestra habitación o a nuestra casa, ya caída la noche, cansados por las labores del día, casi sin darnos cuenta, mecánicamente, dirigimos nuestra mano hasta el interruptor que está junto a la puerta. Lo oprimimos y se desencadenan una serie de órdenes que hacen que los dos polos de la corriente eléctrica se unan a través de un filamento para producir el milagro de la luz. Este es, exactamente, el mecanismo que se produce en la vida espiritual cuando dejamos que entren en contacto dos realidades que están a la mano en nuestra
* Licenciado en Filosofía y Magister en Psicología Comunitaria de la Pontificia Universidad JaverianadeBogotá.DoctorenTeologíadelaUniversidadPontificiaComillasdeMadrid.ActualmenteesDirectordelCIRE,DirectordelaLicenciaturaenCienciasReligiosas(presencial) enlaFacultaddeTeologíade laPontificiaUniversidadJaverianayprofesordelamisma.
1 Ap18,1-3.9-10.
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Modos de orar en tiempos difíciles
cotidianidad: la Vida y la Palabra; cuando se unen la Vida y la Palabra, se produce, casi milagrosamente, la luz en nuestro interior. Eso que parecía oscuro, al fondo del túnel de la desesperanza, se ilumina y hace que nuestro corazón arda al calor del encuentro con el Resucitado.
Te invito a que mires tu realidad, alegre o trágica; mírala en toda su verdad, sin decirte mentiras ni pretender maquillarla para que aparezca más bonita y presentable ante tus ojos. Mira tu realidad de frente, sin engaños ni apariencias. Deja que surjan, ante esta realidad, tus sentimientos, tus emociones, tus pensamientos... Puedes responder preguntas como: ¿Qué ha pasado hoy en tu vida? ¿Qué te duele? ¿Qué te aflige? ¿Dónde sientes que te está tallando el zapato?
En un segundo momento, busca en la Escritura un texto que te ayude a entender los planes de Dios para ti y para toda la creación. Hay gente que abre la Biblia, sin muchos cálculos, en la página que sea y lee algunos párrafos. Cuentan que así lo hacían san Antonio Abad o san Francisco de Asís, para descubrir lo que Dios les pedía en un momento determinado de sus vidas. Sin embargo, si conoces la Escritura y estás familiarizado con ella, te vendrán a la memoria unas palabras de Jesús o de san Pablo... Recordarás, desde lo que estés viviendo, un pasaje bíblico en el que descubras un alimento especial, de acuerdo a tus circunstancias. Puedes estar seguro de que, poco a poco, casi sin darte cuenta, casi milagrosamente, comenzarás a sentir que te arde el corazón, y lo que parecía oscuro y sin salida, empezará a aparecer luminoso y claro. A lo mejor salten en tu interior expresiones parecidas a estas: ¡Cómo no me había dado cuenta si está tan claro! ¿Por qué no veía las salidas si estaban delante de mis narices? ¡Gracias, Señor, porque me escuchaste!
Esto es lo que nos regala san Lucas en el texto de los discípulos de Emaús. Jesús resucitado camina junto a los discípulos que van apesadumbrados por la dura realidad de la muerte del Señor; comienza por preguntarles por lo que van conversando y por lo que les ha sucedido en este último tiempo. Pero no los deja allí; les habla de lo que Moisés y los Profetas habían dicho sobre el Mesías... y, poco a poco, comienzan a percibir el ardor en sus corazones y la luz en sus caminos... Esta experiencia espiritual los pone en movimiento, los lanza a construir la comunidad a través de su palabra y su testimonio; aun en medio de la noche,
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que ya ha caído, los discípulos salen hacia Jerusalén a llevar la Buena Noticia de su encuentro con el Señor resucitado que los anima y consuela con su presencia.
Cuando te sientas cansado y en medio de la oscuridad, no dudes en oprimir el interruptor que está junto a la puerta de tu corazón, para desencadenar el milagro de la luz en tu propio interior y para llevar a otros la Buena Noticia de la resurrección del Señor en tu propia vida.
¿QUÉ SIGNIFICA TIEMPOS DIFÍCILES?
¿Qué significa la expresión tiempos difíciles? Alguien me preguntaba hace algunos días, a propósito del título de esta conferencia, si me refería a los tiempos difíciles de las personas individualmente o si estaba hablando de la realidad del país. En realidad es imposible desligar lo uno de lo otro. Los tiempos difíciles a nivel personal son inseparables de los tiempos difíciles a nivel social, económico, político y cultural.
Por tanto, lo que trataremos de hacer aquí es ofrecer una lectura de las nuevas experiencias que vivimos hoy, para saber cómo es posible orar en estas circunstancias difíciles que vive el mundo, nuestro país y, posiblemente también, cada uno de nosotros.
RASGOS DE NUESTRA REALIDAD
LATINOAMERICANA Y MUNDIAL
Globalización
Vivimos una realidad de globalización que se va articulando desde distintas dimensiones: En primer lugar, es importante destacar la globalización de un sistema económico que está dejando por fuera de la sociedad del bienestar a grandes mayorías de la humanidad.
Ensegundolugar, esnecesariotambiénhablar deunaglobalización de la política que va generando gobiernos vulnerables que se sienten obligados a determinadas formas de organización impuestas por los poderosos del planeta.
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Modos de orar en tiempos difíciles
En tercer lugar, es necesario hablar de una globalización en el ámbito social. La organización interna de las sociedades se ve obligado a reproducir esquemas que terminan olvidando a los más pobres para favorecer a los que detentan el poder económico y político.
Estamos presenciando la globalización de la miseria, del hambre, de la exclusión
En cuarto lugar, estamos viviendo cada día más una opresión de tipo religioso; es cada día más frecuente encontrar propuestas espirituales y religiosas que invitan al intimismo y a la privatización de la fe y no al compromiso con el otro y con la transformación del mundo social y político.
El mundo moderno y postmoderno
La razón moderna puso en cuestión lo que se proponía desde las religiones con una crítica racional y científica. Se ha ido extendiendo entre nosotros, una desconfianza ante la autoridad tanto en el ámbito social y religioso y esto ha provocado la secularización de la sociedad. El Vaticano II buscó y logró responder a muchos de estos cuestionamientos, perosigue habiendounenormetrabajoenestecampo. Lapostmodernidad ha complicado aún más las cosas. Hace una crítica de la modernidad y la acusa de llevar a la sociedad hacia sistemas totalitarios. Reivindica la libertad y acentúa todavía más el individualismo, propio de la modernidad. Se va generando un ambiente de escepticismo ante la posibilidad del cambio y se genera un desinterés por lo social y lo político.
Una pobreza inhumana y antievangélica
Algunos datos que impactan son los que la ONU y el Banco Mundial dan a conocer en estos días: El 46 % de los latinoamericanos viven en la pobreza. Mil doscientos millones de personas viven en el mundo con un dólar diario. Dos mil ochocientos millones viven con dos dólares diarios. En Colombia el 50% de la población vive en estado de pobreza. El drama es terrible. Estamos presenciando la globalización de la miseria, del hambre, de la exclusión.
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CAMBIO DE PARADIGMA: DEL ÉXODO AL EXILIO2
El éxodo
A partir del Concilio Vaticano II y durante los años 79 y 80, la Vida Religiosa y la Iglesia, en América Latina, hizo una opción por los pobres que la llevó a cambiar de lugar en la sociedad. Se vivió un Éxodo hacia los márgenes de la sociedad y de la Iglesia. Un Éxodo geográfico primero; luego, social y, por último, cultural. La inculturación hizo que para muchos cristianos cambiara la relación con el mismo Dios, antes más mediada por la doctrina, la normas, la reglas y ahora con un Dios que se revela en la historia, un Dios que escribe con los hombres y mujeres la historia de la salvación y de la liberación; un Dios de los pobres. El Éxodo se convirtió en el paradigma bíblico para la espiritualidad cristiana; una salida de la esclavitud hacia la libertad y hacia una tierra de fraternidad. Lo que fue el Éxodo para el pueblo de Israel, tuvo en América latina un marcado significado socio-político; el Éxodo se vivió como un proceso de liberación social, económica y política.
Los acontecimientos de los años 90
En 1989 cae el muro de Berlín como símbolo de la caída lenta y progresiva del mundo socialista. Comienza a afianzarse una visión neoliberal en el área económica y política; y de allí se comienza a dar un proceso de globalización en la que caen las grandes utopías que animaban a muchos cristianos en sus búsquedas. La construcción de otro muro, mucho más largo y mortífero en la frontera entre Estados Unidos y México, puede ser símbolo del comienzo de otra época. Un mundo globalizado en el que la confrontación Este-Oeste se ha debilitado y se ha profundizado la confrontación Norte-Sur.
Las mayorías pobres de los países del Sur no cuentan en el sistema neoliberal. La brecha entre pobres y ricos se ensancha cada día más.
2 Lo que sigue está tomado de los artículos de BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA, S.J., Rasgos de la experiencia cristiana en una Iglesia que busca la justicia: Diakonía XXIV/93 (enero-marzo 2000)38-47yVÍCTOR CODINA, Del Éxodo al Exilio:Clar38(marzo-abril2000)4-11.
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Modos de orar en tiempos difíciles
La cultura hegemónica llega a todas partes por medio de los poderosos canales de la comunicación, incluso hasta los rincones más perdidos de la geografía marginal. Este impacto cultural golpea y fragmenta las culturas tradicionales, creando confusión y malestar en la identidad de grupos y personas. Han surgido nuevas formas de pobreza: desplazados urbanos o étnicos, niños de la calle, explotación femenina en zonas francas o redes internacionales de prostitución. El Sur pobre lanza oleadas de emigrantes clandestinos hacia el 'paraíso' del norte; muchos mueren o desaparecen en el intento. Se pasa del modelo de Prometeo, que roba el fuego a los dioses, al modelo de Narcisco, que se embelesa contemplándose en el espejo; se desarrolla toda una cultura postmoderna que enfatiza lo pequeño, lo cotidiano, lo fragmentado.
Se vive un momento de crisis de la fe; aparece el camino como un túnel curvo; no se va para adelante ni para atrás; se pierde la esperanza, aparece el cansancio, la desesperanza, la disminución de vocaciones en la Vida Religiosa, el envejecimiento, la falta de horizontes que animen la caminada. Esperábamos que las cosas cambiaran y han empeorado. En expresión de Benjamín González Buelta, S.J., anunciamos la liberación y llegó el neoliberalismo.
El paradigma del Exilio
El exilio es un momento muy concreto de la historia del pueblo de Israel; había sido anunciado por los profetas si el pueblo no servía fielmente a Dios y abandonaba la alianza. En el año 722 cae el Reino del Norte en manos de los Asirios; y en el año 587 cae Jerusalén derrotada por Babilonia. Muchos israelitas son llevados al Exilio, sin tierra, sin templo, sin libertad. Viviendo en una tierra extranjera. Viven en medio de imperios paganos, con culturas politeístas, culturas refinadas y lujosas. ¿Dónde queda la alianza de Dios con los pobres? ¿Dónde las promesas del Señor? ¿Cómo cantar al Señor en tierra extraña? (Salmo 137). Es un tiempo de purificación para todo el pueblo.
La labor de los profetas en este tiempo se centra en mantener la esperanza contra toda esperanza; anunciarle al pueblo que Dios sigue siendo fiel a su pueblo; que sigue presente en la historia; se dedican a
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consolar al pueblo y a anunciarle buenas nuevas para animarlos y ayudarlos a que puedan resistir.
Una teología del Exilio
¿Qué hacer en una dinámica como la que estamos viviendo a la luz del modelo del Exilio? Es fundamental mantenernos unidos como cristianos, creando comunidades que sean alternativas ante el sistema. Es fundamental atender la vida de las comunidades. La Iglesia tiene que preparar los caminos del Señor. Pasamos de una espiritualidad y una conciencia de elefantes a una conciencia de hormigas o abejas que trabajan y buscan la utopía desde abajo.
Pasamos de una espiritualidad y una conciencia de elefantes a una conciencia de hormigas o abejas que trabajan y buscan la utopía desde abajo
Es muy importante la cotidianidad; se trata de ser levadura en medio de la masa. Es fundamental interiorizar el misterio de la cruz y trabajar en la perspectiva del pacifismo, la ecología y el feminismo. La dura realidad nos invita a confiar en la fuerza del Espíritu; a no tener miedo; a no mirar el pasado con nostalgia sino como una señal de esperanza. Se fortalece una espiritualidad propia de los pobres de Yahvé. Se busca la refundación de las comunidades religiosas desde la experiencia del Exilio.
HACIA UNA NUEVA SÍNTESIS ESPIRITUAL
Amor eficaz y amor gratuito
Durante los últimos años se insistió en la necesidad de un amor eficaz, que hiciera real el proceso de liberación de los pobres. No basta la buena intención; es necesario buscar caminos de superación de las consecuencias y de las causas de la marginación y la injusticia. La espiritualidad siguió el ejemplo de la parábola del buen samaritano que actúa con eficacia; o el ejemplo de la parábola del juicio final, en la que el criterio último del juicio son las acciones concretas que realizamos en bien de los demás.
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Esta dimensión de la eficacia tiene que dialogar en estos tiempos con el amor gratuito. El Reino es un don de Dios, es gracia. Lo que no nace gratuitamente, acaba por pasar factura a los demás y a nosotros mismos por los servicios prestados. Exige reconocimiento, éxito constatable y publicable. La gratuidad lleva a ser firmes en el trabajo por el Reino de Dios, más allá de las constataciones históricas de fracaso o retroceso. Sólo el amor gratuito es eficaz porque deja actuar limpiamente el amor de Dios entre nosotros.
Lo profético y lo sapiencial
Durante los últimos años también insistimos en un modelo profético que denunciaba las injusticias y desenmascaraba las componendas de los responsables del deterioro de la vida de las mayorías. La palabra de muchos en la Iglesia fue como una espada afilada que señalaba a los responsables de la injusticia. Fue un tiempo más inclinado a la destrucción y al anuncio de las calamidades que sobrevendrían sobre nuestros pueblos si nos manteníamos en esta actitud.
Sin perder esta dimensión profética, hoy debemos tratar de caminar en una dinámica que al mismo tiempo que denuncia y desenmascara el pecado, ofrezca también caminos de construcción y de anuncio de lo nuevo que va naciendo en medio de nuestras comunidades. Si no se tiene la sabiduría suficiente, podemos destruir a las personas con la espada de la denuncia o con el peso excesivo de nuestro ritmo ansioso, sin tener en cuenta las situaciones concretas de las personas. Los sabios dan el tiempo y la contemplación necesarias para observar las personas y situaciones, abriendo caminos posibles y reales, de acuerdo a las circunstancias. El sabio encuentra los símbolos que resumen y movilizan de una sola mirada el proyecto de futuro. Lo simbólico une, integra, da sentido, dinamiza; es contrario a lo diabólico que divide, separa, desintegra y paraliza. El sabio ayuda a encontrar los tiempos, los ritmos y los rituales que nos transforman en capacitados
Sólo el amor gratuito es eficaz porque deja actuar limpiamente el amor de Dios entre nosotros
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creadores del futuro de Dios. El sabio necesita del fuego del profeta, y el profeta necesita de la pedagogía del sabio. Las dos dimensiones tienen que dialogar entre sí constantemente para no fundirnos en la luz intensa del profeta, ni acomodarnos en la síntesis del sabio.
Lo comunitario y lo personal
Hemos insistido, con toda razón, en la necesidad de reforzar la dimensión comunitaria de la fe. Somos cristianos en un comunidad que no se agota en los lazos jurídicos y dogmáticos. La vivencia de lo comunitario es fundamental. Jesús mismo convoca a un grupo de discípulos para anunciar la llegada del Reino de Dios desde una comunidad. La comunidad los congrega y los anima en el anuncio. Grandes gestos simbólicos, como compartir del pan entre la multitud o en la intimidad de los amigos en la última cena, señalan esta realidad comunitaria ineludible en el proceso de construcción del Reino. Las mismas experiencias de la resurrección, que empiezan siendo experiencias individuales, van llevando a todos los discípulos a la comunidad, donde, al compartirlas, se toma plena conciencia de lo que significa el hecho de Jesús resucitado. La resurrección congrega a los dispersos y anima a los que se sentían desencantados. La dimensión comunitaria no sólo afecta a la comunidad cristiana, sino que busca crear los mecanismos sociales que hagan posible la existencia de un pueblo que vive la justicia y el derecho3 .
Pero en este esfuerzo comunitario, a veces hemos olvidado las necesidades ineludibles de cada persona individual. Hemos impuesto ritmos que han quemado a las personas más débiles. Hemos excluido a los que no han podido llenar los requisitos impuestos por nosotros para entrar en la comunidad. Muchas personas han quedado tendidas en las arenas de un desierto que no se puede atravesar solos, sino en comunidad, como pueblo solidario. La atención a cada persona, con el acompañamiento necesario, es fundamental en esta hora en la que la complejidad de la situación social, crea psicologías heridas y desintegradas que necesitan una atención personal permanente. Hay que revalorizar la figura del acompañante espiritual en la vida de todos los cristianos. La
3 Cfr. Gn 18, 19.
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persona sólo se realiza como cristiana en la comunidad, y la comunidad sólo es posible cuando se presta atención a cada persona concreta con toda su originalidad insustituible.
La utopía y lo germinal
En los años setenta y ochenta hemos afirmado con tanta fuerza la utopía de una sociedad nueva y más humana, que parecía estar al alcance de la mano. En muchos casos, teníamos representaciones bien concretas y precisas. Esta utopía nos atraía con fuerza desde el horizonte, y justificaba los ritmos acelerados que nos llevaban hasta la ruptura interior y a gestos de gran generosidad. Con la caída del socialismo, muchos han sido invadidos por el desencanto y la dimensión utópica se ha borrado del horizonte. La utopía es una dimensión fundamental de la existencia humana: el paraíso, la tierra que mana leche y miel, la nueva Jerusalén, han sido imágenes horizonte que atraían con su luz de futuro, iluminando la existencia cautiva presente. Se apoyaban en la promesa de Dios y encendían una esperanza en medio de este camino sembrado de lágrimas y de angustias. Jesús mismo anuncia el Reino de Dios como realidad última de la existencia humana, que engloba e integra todas las dimensiones de la persona, del cosmos y de la historia... La cosecha abundante de las parábolas, el banquete para todos los excluidos, la pesca generosa, son imágenes de esta utopía.
Pero esta realidad última ya está presente de manera germinal, pequeña, imperceptible para las mayorías, en el ahora que aparece sin salida. Precisamente, cuando vemos tierra arrasada, sin una sola hierba verde, ya está gestándose bajo las apariencias desoladas la novedad que Dios ha sembrado.
Contemplar la novedad de lo que Dios ha sembrado, acogerla y comprometerse con ella, supone una capacidad contemplativa que escapa de las realidades impuestas a nuestra sensibilidad por todos los mecanismos publicitarios y manipuladores de la sociedad. Si sólo miramos la utopía y el horizonte, podemos llegar a atropellar con nuestro paso seducido los pequeños brotes germinales, o podemos tropezar con los obstáculos cotidianos. Si sólo miramos lo germinal, podemos compla-
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cernos con los pequeños brotes de vida sin situarlos en la perspectiva más amplia, dejando que la utopía para todos nos desapropie de todo y nos ponga en camino.
Un paso tras otro
Para caminar, adelantamos primero un paso y luego el otro; tal vez hemos afirmado durante los últimos años con demasiada fuerza el primer término de estos cuatro momentos en diálogo. Enseñamos la eficacia, lo profético, lo comunitario y lo utópico, pero tal vez ahora sentimos la necesidad de acentuar los otros cuatro elementos: lo gratuito, lo sapiencial, lo personal y lo germinal. Se trata de realidades que deben dialogar entre sí y que no se excluyen; podemos vivir este momento como profundamente integrador y seremos capaces de recorrer las grandes distancias del compromiso cristiano, en medio de un desierto o de un destierro que no se ofrece fácil. La ley del caminante es que al afirmar unas realidades, sentimos la necesidad de afirmar las otras; paso a paso iremos caminando y no marcharemos siempre sobre el mismo sitio.
El pueblo nos enseña
Si nosotros hemos acentuado los cuatro primeros elementos de estas cuatro binas en diálogo, tenemos que reconocer que el pueblo latinoamericano es maestro en las cuatro dimensiones que aparecen en segundo lugar en esta dialéctica: El pueblo es maestro de lo gratuito, de lo festivo. Es capaz de dar todo lo que tiene en un momento de necesidad, y de ser solidario sin saber esperar retorno. Como la viuda del evangelio, su contabilidad es de una generosidad sorprendente.
También es un pueblo sabio para resistir y sobrevivir en las situaciones más adversas, que parecen imposibles de superar. Mucha de esta sabiduría acumulada, se trasmite en frases cuyo origen se pierde en la creatividad de la memoria colectiva.
Cada persona es importante, y espontáneamente piensa más en términos individuales que estructurales. Por eso tiene un sentido tan grande de la hospitalidad, de la acogida, de la persona concreta a la que
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Modos de orar en tiempos difíciles hay que tratar con dignidad, y valora tanto el ser tratado como persona por encima de otras consideraciones de rendimiento que pueden atropellar su dignidad.
También nuestro pueblo sabe vivir el ahora, lo concreto, el instante, lo germinal. Sabe acoger lo que la realidad le presenta ahora, pues su vida está siempre expuesta a lo imprevisible.
DIMENSIONES DE UNA ORACIÓN EN TIEMPOS DIFÍCILES
Primera Dimensión: Mirar la Vida – El Padre
San Agustín, decía que Dios ha escrito dos libros; el primero y más importante es el libro de la vida, el libro de la historia que comenzó a escribir en los orígenes de los tiempos y que sigue escribiendo hoy con cada uno de nosotros; pero como fuimos incapaces de leer en este libro sus designios, Dios escribió un segundo libro, sacado del primero; este segundo libro es la Biblia; pero la primera Revelación está en la Historia, en la vida, en los acontecimientos de cada día: tanto en la vida personal, como grupal, comunitaria, social, política, etc...
Esta es la razón por la que la primera dimensión de una espiritualidad hoy es mirar la vida. Allí nos encontramos con lo que Dios quiere de nosotros; allí podemos descubrir lo que Dios está tratando de construir. Se trata de percibir la música de Dios, para cantar a su ritmo, para bailar a su ritmo, para dejarnos invadir por su fuerza creadora. Es como entrar a un río y percibir hacia dónde va la corriente y dejarnos llevar por ella.
No tenemos que consultar como los griegos el oráculo de los dioses, o como los asirios, las estrellas (astrología), o leer la mano, o el cigarrillo, etc. Para consultar lo que Dios quiere en nuestra vida personal, comunitaria y social, sólo tenemos que abrir los ojos y mirar... No negar la realidad, no traicionarla ni mentirnos acerca de ella. No ser como el avestruz que piensa que porque deja de mirar la realidad, metiendo la cabeza entre la arena, va a desaparecer el cazador.
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No se trata, pues, de difíciles jeroglíficos y adivinanzas; es sencilla; pero a veces las cosas son tan sencillas, que no las vemos; son tan simples, y tan cotidianas, que no les prestamos atención; por eso es fundamental tener ojos limpios y mirar sin miedo la realidad4 .
Esta fue la actitud de Jesús. Una lista de las cosas de las que habla Jesús en el Evangelio, nos puede dar una pista de lo que hay que mirar en nuestra propia vida; Jesús aprendió lo que aprendió sobre el Reino de Dios, mirando su vida y la vida de su pueblo. Sólo tomando el Evangelio de san Mateo, podemos llegar a una lista como la siguiente; Jesús habla allí de pan, sal, luz, lámparas, cajones, polillas, ladrones, aves, graneros, flores, hierba, paja, vigas, troncos, perros, perlas, cerdos, piedras, culebras, pescados, puertas, caminos, ovejas, uvas, espinos, higos, cardos, fuego, casas, rocas, arena, lluvia, ríos, vientos, zorras, madrigueras, aves, nidos, médicos, enfermos, bodas, vestidos, telas, remiendos, vino, cueros, odres, cosechas, trabajadores... Y, así, podríamos seguir.
En estos elementos tan sencillos, descubrió Jesús lo que Dios le pedía y lo que Dios quería hacer con él y con toda la humanidad. No se trata de ver cosas distintas, nuevas, sino de mirar lo mismo, pero con unos ojos nuevos:
Pero Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón»5 .
Esta manera de mirar es lo que caracteriza a los profetas; una mirada que no es propiamente la del turista.
4 Cfr. Lc 10, 21-22.
5 1 Sm 16, 7.
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Modos de orar en tiempos difíciles
Segunda Dimensión: Juzgarla desde la Palabra – El Hijo
La segunda dimensión que queremos comentar es la necesaria referencia a la Palabra de Dios. Después de mirar la vida, tenemos que juzgarla desde la Palabra, tratando de evitar hacer preguntas como ¿qué se manda? ¿qué se condena? ¿qué dice que tengo que hacer? Más bien se puede preguntar ¿qué hace Jesús? ¿Cómo reacciona Jesús? ¿qué actitudes tiene ante determinada situación? ¿qué siente Jesús? Después si puedo preguntarme, ¿cómo este comportamiento, sentimiento actitud, reacción de Jesús ilumina mi vida hoy? ¿Qué haría Jesús en este caso en el que yo estoy?
El Evangelio no es para aplicarse sin más; no se trata de una lista de normas, fórmulas, recetas... Es una vida que nos puede inspirar e ilumina nuestra propia vida, pero no nos exime de buscar nuestras propias respuestas a nuestras propias circunstancias. Ahora bien, es claro que cuatro ojos ven más que dos. Por tanto, es recomendable ir a la Palabra en compañía de otros.
La gran mayoría de los textos bíblicos fueron escritos para comunidades, para asambleas litúrgicas; no son escritos, a excepción de algunas cartas del Nuevo Testamento, para un solo destinatario; se escribieron pensando en comunidades de creyentes que se reunían para celebrar la vida y la fe. El ideal, pues, es leer la Biblia con otros. Reunirse para leer un libro de la Biblia, y comentarlo, dejando que diga algo a la misma vida de la comunidad. En el momento en el que unimos la Vida con la Palabra de Dios, se ilumina la vida de la comunidad, como decíamos al comienzo. A esto es a lo que llamamos: Construir en el Espíritu.
Tercera Dimensión: Construir la Comunidad – El Espíritu
No basta mirar la vida (primera dimensión) y juzgarla desde la Palabra (segunda dimensión); es fundamental pasar a la acción (tercera dimensión); y la acción típica que se desprende de las dos dimensiones anteriores, es la construcción de la comunidad; esta es la acción
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Hermann Rodríguez Osorio., S.I.
El cuerpo es uno; tiene muchos miembros; los miembros son diversos; los miembros están distribuidos según la voluntad de Dios
propia del Espíritu Santo. El texto más claro de todo el Nuevo Testamento que se refiere a este proceso de construcción de la comunidad cristiana lo trae Pablo en su primera carta a los Corintios6 .
Según este texto, el cuerpo es uno; tiene muchos miembros; los miembros son diversos; los miembros están distribuidos según la voluntad de Dios; los distintos miembros se necesitan unos a otros; los miembros más débilesson indispensables; losmiembrosquenos parecen más viles, los rodeamos de mayor honor; hay solidaridad entre los miembros, en el sufrimiento y en el gozo.
A partir de estas características, podemos decir que el cristiano, en cuanto individualidad y también en cuanto referido a una comunidad particular, hace parte de un todo más amplio que es el Cuerpo vivo del Señor Resucitado en la historia; esto supone que no es autosuficiente en su existencia, sino que vive en cuanto se abre a una comunión más amplia con otros creyentes.
Esta necesaria comunión con otros es una exigencia irrenunciable. En la Iglesia, Cuerpo de Cristo, ningún miembro se basta a sí mismo; ningún miembro puede despreciar a los otros ni considerarlos fuera del cuerpo: «Y no puede el ojo decir a la mano: «¡No te necesito!» Ni la cabeza a los pies: «¡No os necesito!»7. La comunión se da en un movimiento recíproco de reconocimiento; esta comunión supone que los distintos miembros no desempeñamos todos la misma función y que no hay unos miembros más importantes que otros.
La comunión exige, pues, el mutuo respeto de los miembros en su especificidad; cada uno debe cumplir su función dentro del cuerpo sin despreciar el papel que los otros cumplen; papeles distintos, pero todos ne-
6 Cfr. 1 Cor12, 12-30.
7 1 Cor 12, 21.
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Modos de orar en tiempos difíciles cesarios. Unos y otros son necesarios para construir la comunión. La cabeza necesita de los pies y los pies de la cabeza.
La unidad, pues no es uniformismo, sino que se presenta como una nueva forma de relación entre diversos miembros que tienen funciones y características distintas, pero todas ellas necesarias e importantes para la construcción del cuerpo del Señor en la historia. Por otra parte, hay que tener presente que los miembros que tenemos por más débiles, los que parecen más viles, las partes más deshonestas, son las que han recibido, por la voluntad de Dios, un cuidado mayor; es alrededor de estos miembros, ya pasando el símil de la Iglesia como Cuerpo del Señor, como debe construirse la comunión a la que invita Pablo.
A MODO DE CONCLUSIÓN:
LA DINÁMICA DE LA VIDA DE DIOS
Esta dinámica que va de la Vida a la Palabra y de ésta a la Construcción de la Comunidad, es la dinámica de la vida de Dios.
Dios Padre de la Vida
Dios Padre, fuente de la vida, creador del cielo y de la tierra; es el artífice de toda la realidad; la está creando y está tratando de salvarla constantemente. El Dios Padre de la Vida es el que se revela en la historia, en la realidad, en los acontecimientos de nuestra vida. Dios Padre, el que nunca descansa, el que siempre está trabajando y revelándose a todos a través de la Creación entera.
La Palabra hecha Carne
Dios Hijo, la Palabra hecha carne, es el que ha hecho posible que conozcamos plenamente el proyecto de Dios sobre nosotros y sobre toda la creación. La Palabra de Dios, encarnada es Jesús de Nazaret, completamente dócil a la acción del Padre y que nos revela el rostro de Dios plenamente. Su característica más típica es que vivió una apertura total a la voluntad de Dios, que le llevó a conformarse de tal modo a él, que para sus amigos más cercanos y para nosotros, desde la fe, llega a ser
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uno con El: «Yo y el Padre somos uno»8; esta afirmación de identidad llega a su expresión más plena en la respuesta que pone Juan en labios de Jesús ante la petición de Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta»9, a lo que responde Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre»10 .
Jesús ofrece, pues, un espacio de humanidad totalmente disponible y abierto al amor misericordioso de Dios. Es precisamente en esta humanidad de Jesús, que se hace totalmente obediente a la voluntad del Padre, donde se nos revela la divinidad de Jesús. Jesús, verdadero hombre –igual a nosotros en todo, menos en el pecado–, es verdadero Dios. Su obediencia plena a la voluntad del Padre, es lo que lo convierte –en palabras de la Carta a los Hebreos– en «causa de salvación eterna para todos los que le obedecen»11 .
De tal manera Jesús se conformó con la voluntad del Padre, y de tal manera Dios Padre conformó a Jesús con su voluntad, que desde la fragilidad propia de lo humano, se hizo transparencia plena de Dios, «resplandor de su gloria e impronta de su sustancia»12. Se hizo «Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación»13 .
Su obediencia llegó hasta la muerte y muerte de cruz:
Por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre14 .
Todos los seres humanos hemos recibido una misma llamada, con Jesús, a participar de la vida de Dios como hijos:
8 Jn 10, 30.
9 Jn 14, 8.
10 Jn 14, 9.
11 Heb 5, 9.
12 Heb 1, 3.
13 Col 1, 15.
14 Flp 2, 9-11.
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Modos de orar en tiempos difíciles
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en sus presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado15
El Espíritu que construye la Comunidad
Dios Espíritu Santo, es el que impulsa la historia hacia la plenitud; es el Espíritu de Dios Padre y de Dios Hijo; la fuerza creadora de la Historia que empuja todo hacia la consumación final. Su actividad más típica, como ya hemos dicho, es la construcción de las personas en comunidad. En el libro de los Hechos de Apóstoles, se ve claramente su acción en la construcción de la Iglesia naciente y sigue presente hoy entre nosotros.
La dinámica de esta Espiritualidad, es la dinámica propia de la vida de Dios. En la medida en que nos dejemos llevar por esta fuerza histórica, iremos caminando hacia la construcción del Reino de Dios entre nosotros. La Primera Carta de san Juan nos recuerda que, «ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es»16. Y esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor Nuestro.
Para terminar
Valela penarecordar eneste momentounaspalabras demonseñor Oscar Arnulfo Romero, mártir de la liberación en América Latina, que siempre se mantuvo abierto a la esperanza de un mañana mejor, aún en los momentos más difíciles de su ministerio episcopal. Decía monseñor Romero, pocos meses antes de su martirio:
15 Ef 1, 3-6.
16 1 Jn 3, 2.
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Hermann Rodríguez Osorio., S.I.
En esta nueva coyuntura el juicio mío sigue siendo pastoral, animar una esperanza que yo sinceramente entreveo. Ha sido mi trabajo siempre mantener la esperanza de mi pueblo. Si hay una chispita de esperanza alimentarla es mi deber y creo que todo hombre de buena voluntad tiene que alimentarla17 .
Por otra parte, el premio Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, al recibir este galardón de la Academia sueca, tuvo un discurso en el que manifestaba su irrenunciable apuesta por la vida, en medio de las evidencias de la muerte:
Frente a la presión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. (...) Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie puede decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor, y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.
Por último, creo que san Juan de la Cruz, quien vivió largos años de su vida sumido en lo que él llamó, la noche oscura, puede ayudar a alentar nuestro caminar hacia la fuente que mana y corre, aunque es de noche...
La Fonte
Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, Aunque es de noche.
Aquella eterna fonte está ascondida, Qué bien se yo dó tiene su manida, Aunque es de noche.
[En esta noche oscura de esta vida, qué bien sé yo por fe la fonte frida aunque es de noche.]
17 Homilíadel11-11-1979.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 4-24
Modos de orar en tiempos difíciles
Su origen no lo sé, pues no le tiene, Mas sé que todo origen della viene, Aunque es de noche.
Sé que no puede ser cosa tan bella Y que cielos y tierra beben della, Aunque es de noche.
Bien sé que suelo en ella no se halla Y que ninguno puede vadealla, Aunque es de noche.
Su claridad nunca es escurecida, Y sé que toda luz de ella es venida, Aunque es de noche.
Sé ser tan caudalosos sus corrientes, Que infiernos, cielos riegan, y las gentes, Aunque es de noche.
El corriente que nace desta fuente Bien sé que es tan capaz y omnipotente, Aunque es de noche.
El corriente que de estas dos procede, Sé que ninguna de ellas le precede, Aunque es de noche.
[Bien sé que tres en sola una agua viva residen, y una de otra se deriva, Aunque es de noche.]
Aquesta eterna fonte está escondida En este vivo pan por darnos vida, Aunque es de noche.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 4-24
Rodríguez Osorio., S.I.
Aquí se está llamando a las criaturas, Y de esta agua se hartan, aunque a escuras, Porque es de noche.
Aquesta viva fuente que deseo, En este pan de vida yo la veo, Aunque es de noche.
San Juan de la Cruz

Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 4-24
Hermann
Encontrar a Dios en todas las cosas
Encontrar a Dios en todas las cosas
Clara Delpín, s.a.*
Uno de los ejes centrales de la espiritualidad ignaciana es la de encontrar a Dios en todas las cosas. Esto presupone que Dios está presente y involucrado en toda realidad. El Dios de Ignacio es vital, dinámicamente activo como se ve en los Ejercicios. Es libre; deliberadamente y compasivamente escoge entrar en la totalidad de la condición humana en su pobreza y debilidad invitándola a laborar con El.
Esta presencia de Dios es resaltada en la contemplación para alcanzar amor. Aquí Ignacio nos pone a ver como:
Dios habita en toda creatura1 .
Dios trabaja por mí en todas las creaturas sobre la tierra2 .
Enfatiza que Dios está presente y activo en toda realidad, en cada momento.
* Maestría en Espiritualidad Cristiana de Creighton University, Omaha, Nebraska. U.S. ColaboradoradelEquipoCIRE.
1 Cfr.Ejercicios Espirituales 235.
2 Cfr.Ejercicios Espirituales 236.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 25-31
Clara Delpín, s.a.
Todos (as) tenemos experiencias de la presencia de Dios en nuestras vidas. Para la oración de hoy los y las invito a que se pongan cómodos (as).
Sabemos a través de nuestra fe que Dios está presente en todas las cosas y personas. Nuestro creador esta presente en todos los eventos y dimensiones de mi vida pero, ¿tengo yo conciencia de este presencia? El ejercicio de oración que hacemos es para ayudar a descubrir el Dios trino en los eventos de mi vida, LA MEMORIA es el sacramento de la presencia de Dios.
La materia para la oración será un evento, experiencias o personas que han cruzado mi vida, trabajos que he tenido o dones que he recibido, mis aciertos o fracasos. Hago conciencia de estar en presencia de Dios.
Permito que surjan en mi memoria eventos de mi historia personal. Le pido la gracia a Dios de sentir agradecimiento por su presencia en mi historia.
Recuerdo. Puede ser: amistades, o la recepción de algún sacramento, o algún suceso de la niñez, o familiares, algún compañero o compañera, o alguna lucha o talento, algún trabajo, alguna experiencia de ayuda a otra persona, algún problema de salud...
Vengo de otras personas, de una familia, donde me hice quien soy; mis guardianes, padres, tíos (as), abuelos, hermanos, hermanas han ayudado a moldear la persona que soy.
Después de estar en contacto con los regalos recibidos, veo como Dios ha estado presente en mi vida. Paso un momento saboreando esta experiencia.
Otra vez mira tus experiencias hasta el presente, ahora trata de descubrir adonde en tu vida has experimentado a Dios como: luz, verdad, madre, padre, amigo (a), amante, juez, creador, el santo, el fiel, roca, esposo, misericordia, Espíritu, protector...
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 25-31
Encontrar a Dios en todas las cosas
Después de estar en contacto con tales momentos puedo otra vez recordar con perspectiva distinta. Esta vez trataré de fijarme como Dios ha estado conmigo constantemente de manera dinámica, no solo en momentos aislados sino como compañía continua, amigo, amiga, guía, amante; no como observador sino como participante. Mi propia historia, ha sido historia de salvación.
Cuando pase por el agua estaré contigo, cuando a traviese el fuego no te quemaras, las llamas no te consumirán porque yo soy tu Dios, el Santo, tu salvador3 .
Me fijo como Dios se hace presente en mi vida para descubrir si hay algún patrón. Me pregunto si reconozco algún llamado de cual anteriormente no estaba consciente.
Para terminar este momento de oración coméntale a Dios lo que hay en tu corazón, no olvides dar gracias por esta experiencia.
DIOS ESTA DONDE NOSOTROS Y NOSOTRAS ESTAMOS
Dios esta donde nosotros y nosotras nos encontramos. Por lo general el encuentro con Dios no lo asociamos con los lugares que frecuentamos a lo largo de un día. Cuando pensamos en «encontrar a Dios» nos viene a mente lugares tranquilos, apartados, silenciosos. El encuentro con la naturaleza, la cima de una montaña o el contemplar la inmensidad delmar,sonlugaresdondepensamosquepodemosencontraraDios. Pocas veces pensamos en los lugares o quehaceres de la cotidianidad como el espacio de encuentro con Dios. Allí donde estamos, allá donde realizas tu trabajo, al lado de tu familia, amistades, en la mirada de un niño, de una familia desplazada, del que pide para un pan o un tinto, ahí esta Dios.
A dónde podré ir –lejos de tu espíritu– ¿A dónde podré huir lejos de tu presencia? Si subo a las alturas allí estás, si bajo a los abismos de la muerte, allí también estás4 .
3 Is 43, 2-3.
4 Sal139, 7-8.
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Clara Delpín, s.a.
El deseo de querer «encontrar a Dios en todas las cosas» nos invita a ser contemplativos: a prestar atención a darnos cuenta, a saber admirar, a ir más allá de lo que nuestros ojos ven porque Dios está ahí, presente en cada situación de nuestra existencia. Si creemos que Dios es, entonces Dios es presencia. Es en presencia de Dios que vivimos y nos movemos.
Encontrando a Dios en el trabajo y en la vida ordinaria
El lugar de trabajo y el trabajo siempre tienen la potencialidad de ser un misterio a igual que lugar de revelación de Dios. Todo depende de nuestrasaproximacionesaloquehacemosyparaquélohacemos. ¿Cuántas veces nos preguntamos o recordamos que nuestros compañeros y compañeras son hijos e hijas de Dios? ¿Reconocemos el espíritu presente en ellos y ellas? ¿Percibimos que en las agendas de nuestro quehacer, en la vida profesional está el espíritu?
El examen
Mirar, ver a dónde está obrando Dios en nuestras vidas y ver a dónde estamos colaborando con Dios. Muchas cosas que pueden parecer «mundanas», insignificantes o simplemente el hacer lo que corresponde, comienzan a adquirir un sentido más profundo a medida que uno va reconociendo al Espíritu como conductor. El hacer unos instantes de silencio (varias veces al día) puede ayudar a reconocer esa presencia de Dios en el lugar del trabajo.
Lectio Divina
Así como se lee un texto de las Escrituras para hacer lectio, ¿qué tal que se aplicara a un hecho o una situación, especialmente problemática y se aplicaran algunas de las preguntas que se hacen cuando leemos un texto? ¿Qué dice lo sucedido a un nivel más profundo? ¿Qué papel he desempeñado yo en este hecho? Si yo me veo en esta historia ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué me quiere decir Dios a través de esta situación? ¿Cómo pudiera yo responder de otra manera? Dios está ahí, presente en cada situación de nuestra existencia
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 25-31
Oraciones sencillas pueden acompañar las acciones que realizamos
cotidianamente y esto mismo nos ayuda a descubrir la presencia de Dios
Encontrar a Dios en todas las cosas
A mi me gusta cocinar y cuando lo hago siempre noto como los condimentos cambian el sabor de lo que estoy preparando. En el lugar de trabajo cuando una persona comienza a cambiar, ese cambio también ayuda a la modificación de lo que rodea a la persona. Si alguien hace un paro momentáneo para escuchar el Espíritu, eso tendrá impacto sobre otras personas.
Hay momentos cuando sí ponemos atención explícita a la presencia de Dios. A veces cuando me estoy duchando por las mañanas, le hago una oración a Dios pidiéndolequemepurifiquemiespíritumientrasyolimpiomicuerpo. Cuando cocino tengo conciencia de que la comida es un don a igual que el gusto que experimento preparándola. Haga una oración de agradecimiento. Oraciones sencillas pueden acompañar las acciones que realizamos cotidianamente y esto mismo nos ayuda a descubrir la presencia de Dios. Mientras más se cultive esos momentos de reconocimiento de la presencia de Dios tomamos conciencia que nuestro quehacer está íntimamente ligado con el actuar de Dios en nosotros (as), junto con esta toma de conciencia de Dios esta la dimensión ética en cuanto a lo personal. Esta la integridad a igual que lo que se tiene que descubrir. Muchas veces este reconocimiento nos hará vulnerables. El mirar hacia atrás, mirar lo vivido, ver donde encontraste a Dios, invita a cultivar cada vez más momentos de reconocimiento que nos hacen más co-creadoras (es) con Dios.
Una vez que comienzas a comprender que Dios te da su amor a través de su presencia incondicionalmente hay un movimiento interior a la comprensión y gusto a que Dios ama a todos y todas de la misma manera. Si es así, ¿Cuál es mi respuesta a ese amor? El vivir ese amor, lo saca a uno de su mundito y lo lanza hacia el mundo.
En labúsqueda deencontrar aDios entodaslascosas, entranuestra dimensión afectiva. Ella nos lleva a prestar atención al encuentro con lo sagrado. Aquí lo que se valora es la profundidad del encuentro que se tenga con lo trascendente.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 25-31
Clara Delpín, s.a.
A veces en el dolor y sufrimiento se descubre a Dios. Job es un ejemplo pero también nuestras propias experiencias nos lo confirman. En el dolor la respuesta frecuentemente no es según «el mundo» sino el encuentro en sí que se transforma en un momento de sentido profundo.
A veces esperamos encontrar a Dios en lo profundo de nuestro dolor o en lo profundo de nuestras alegrías, pero es entre esos tiempos donde usualmente Dios habita con nosotros la mayoría del tiempo.
Podemos traer a la memoria las experiencias en las cuales nos hemos sentido dinamizadas (os) por Dios, algunas de ellas hasta dramáticas, yo recuerdo algunas mías, no necesitaba que me dieran en la cabeza para darme cuenta de la presencia de Dios. Al desvanecer la experiencia comencé a experimentar a Dios de otra manera a la vez que aprendí a vivir en espacios o situaciones que no tienen que ser dramáticos sea del lado que sea; alegres o tristes.
A veces esperamos encontrar a Dios en lo profundo de nuestro dolor o en lo profundo de nuestras alegría
Cabe mencionar las experiencias de Dios que se manifiestan en sensaciones físicas. Una oración profundadonde sientes que el amor te quema interiormente... El sentirte dormida (o) y despierta (o). Aquí cada quien puede aportar desde su experiencia. Tengamos presente la importancia de experimentar lo que pasa en nuestros cuerpos y darnos cuenta qué nos esta comunicando.
Nuestro comportamiento, modo de actuar, de proceder, serán la indicación de cómo somos guiadas (os) por el encuentro con Dios en la vida diaria. Se puede dar que las prácticas espirituales se vean como bienes para consumir, donde la práctica espiritual no se toma como oportunidad para abrirse a la relación con lo sagrado sino que es visto como algo que se usa para beneficiarse, generalmente para sentirse bien o tranquilizarse. Cuando eso ya no funciona se busca otra práctica, otra cosa. Personas que tienen esta manera de acercarse a la espiritualidad «peregrinan» de un evento a otro, de un grupo a otro buscando bienestar o lo novedoso sin compromiso.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 25-31
Encontrar a Dios en todas las cosas
Nuestra espiritualidad tiene que estar preocupada con el conflicto, con la confusión, el perdón y la reconciliación, con la construcción de nuevas relaciones en el amor y la esperanza. La realidad de violencia que vivimos nos invita a hacer presente y a encontrar a Dios ahí también a través de las víctimas y de la compasión y misericordia de tantos que se desviven para que haya paz.
Por nuestros frutos se reconocerá que encontramos a Dios. Por nuestros gestos, sonrisas, disponibilidad, acogida los demás reconocerán la presencia de Dios a través de nosotros (as). El encuentro con Dios lleva al aumento de amor.
Ustedes no me escogieron a mí, soy yo quien los escogí para que produzcan frutos5 .
CuandoDioses nuestro centronos damos cuenta cómoDios existe en los demás y comenzamos a interesarnos profundamente por lo que sucede en las personas, comunidades y en el mundo que nos rodea. Para mí, esta es la experiencia de Dios en el mundo. Tengo mi centro, Dios, quien me sostiene, no soy yo la que me muevo hacia los demás sino Dios quien se mueve a través de mí.
San Ignacio en los Ejercicios coloca un examen «de la vida» como medio para vivir en discernimiento día a día y cómo manera de crecer hacia el encuentro a Dios en todas las cosas. En este ejercicio la persona mira el día vivido para fijarse en quien ha amado, qué ha amado y si ha respondido a Dios a lo largo del día. El examen ayuda en el movimiento de encontrar a Dios en todas las cosas.
5 Jn 15, 16.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 25-31
Darío Restrepo Londoño, S.I.
Lectio Divina, oracion vital del cristiano
Darío
Restrepo Londoño, S.I.*
«Si un texto no te cambia, quiere decir que no lo has leído»1 .
¿P
or qué después de leer tantas veces un mismo texto de la Biblia, ese texto no nos dice nada, no nos lleva a la conversión?
Haciendo una paráfrasis de la cita inicial podemos decir: si un texto de la Sagrada Escritura que tú has leído no te cambia, no te «convierte», quiere decir que no lo has leído, o mejor, que no has sabido leerlo. ¿Cómo podemos hacer una lectura una 'lectio' de la Biblia, o cómo podemos orar con la Palabra de Dios de modo que este tipo específico de lectura-oración nos lleve a la conversión de vida?
¿Cómo 'leemos' la Sagrada Escritura? Por una tendencia mecánica, nos sorprendemos muchas veces leyéndola como si se tratara de una simple palabra humana, con una lectura de información como leemos el periódico, o a lo sumo, de formación, como podemos leer un manual para manejar un computador. La mejor prueba de esto es que con
* Miembro del Equipo Cire y director de la Revista Apuntes Ignacianos. Doctor en Teología, Instituto Católico de París, 1971.
1 G. SOARES PRABHU, citado por FIDEL OÑORO C., A la escucha del Maestro, CELAM, p. 5.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 32-52
Lectio Divina, oración vital del cristiano
no poca frecuencia, si al salir de la Eucaristía nos preguntaran de qué trataron las lecturas de la liturgia de la Palabra, no sabríamos responder. Por eso la pregunta es: ¿leemos, escuchamos y oramos con la Biblia, con la consciencia (con un acto consciente) de que se trata de un libro de transformación o conversión?
Esta es la diferencia esencial entre la simple palabra humana y la Palabra de Dios que Pablo quiere inculcar a los tesalonicenses:
De ahí que también por nuestra parte, no cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios, que permanece activa en vosotros, los creyentes2
En las palabras de la Biblia tenemos que llegar a descubrir la Palabra activa, es decir, a Cristo. Para ello, un método privilegiado para leer y orar con la Biblia según la tradición de la Iglesia es elde la «lectio divina» quesustancialmente tiene cuatro pasos: lectura, meditación, oración y contemplación3 .
¿Leemos y oramos con la Biblia como libro de conversión?
La Compañía de Jesús en su Congregación General 314 subraya la gran importancia de la «lectio divina», como fuente de renovación del ministerio de la palabra y de los Ejercicios Espirituales y pide fidelidad en su práctica.
2 1 Ts 2, 13. Hay que tomar plena conciencia de lo que repetimos, más o menos rutinariamente, al terminar las lecturas de la Eucaristía: «Palabra de Dios», «Te alabamos Señor».
3 La «lectio divina» puede ser personal o comunitaria. Aquí trataremos solamente de la dimensión personal. La «lectio» comunitaria –«Collatio»–, sigue fundamentalmente los mismos pasos clásicos. Pero el IV paso, la «contemplatio» es siempre personal y para hacerlo hay que dejar un espacio de silencio contemplativo. Los otros puntos complementarios se deben adaptar a la realización comunitaria.
4 Cfr. CG 31, dto. 14, nn. 6 y 14.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 32-52
Darío Restrepo Londoño, S.I.
I) ORIGENES
DE LA «LECTIO»
«Lectio Divina» se ha traducido como «Lectura Divina», o «Lectura de Dios» o «Lectura de la Palabra de Dios». Según la Pontificia Comisión Bíblica5, «Lectio Divina»
es una lectura individual -o comunitaria- de un pasaje más o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la moción del Espíritu, en meditación, oración y contemplación
Esta «lectio» hunde sus raíces muy hondamente en la tradición judaica, en el Antiguo Testamento. Después del exilio en Babilonia, se observa que el pueblo judío ora con la Palabra de Dios y escucha esta Palabra en la oración. Observemos el libro de Nehemías: es una magnífica celebración litúrgica que lleva los pasos de lo que será la oración judaica heredada por el cristianismo. De esta solemne celebración resultan las características de la 'lectio divina' que proviene de la Biblia misma.
Trajo el sacerdote Esdras la Ley ante la asamblea, integrada por hombres, mujeres y todos lo que tenían uso de razón... Leyó una parte… desde el alba hasta el medio día…; y los oídos del pueblo estaban atentos al libro de la Ley
Esdras abrió el libro a los ojos de todo el pueblo –pues estaba más alto que todo el pueblo– y al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo a Yahvé, el Dios grande; y todo el pueblo, alzando las manos respondió: «¡Amén!, ¡Amén!» e inclinándose se postraron ante Yahvé, rostro en tierra…Y Esdras leyó en el libro de la Ley de Dios, aclarando e interpretando el sentido, para que comprendieran la lectura. Entonces (Nehemías –el gobernador– y) Esdras, el sacerdote escriba (y los levitas que explicaban al pueblo) dijeron a todo el pueblo: «Este día está consagrado a Yahvé vuestro Dios; no estéis tristes ni lloréis». Pues todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la Ley…
5 La Interpretación de la Biblia en la Iglesia, PPC, 6ª edición, 1993, p. 119. En este trabajo,sigoenparte,aROBERTO MERCIER,pss., Lectio Divina y espiritualidad bíblica, CELAM, colección Iglesia en misión, n. 8, 1997.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 32-52
Lectio Divina, oración vital del cristiano
Esdras leyó en el libro de la Ley de Dios diariamente, desde el primer día al último. Durante siete días, se celebró fiesta…6
Verifiquemos las características a partir de los versículos del texto de Nehemías 8, 1-18:
- lectura de un pasaje:
- lectura larga:
- lectura escuchada:
- lectura orante:
- lectura repetida:
- lectura meditada:
- lectura entendida:
- lectura comparada:
- lectura obedecida:
- lectura diaria:
«una parte»
«desde el alba hasta el medio día»
«los oídos del pueblo, con atención 'atentos'»
«bendijo a Yahvé... Amén, Amén, inclinados, postrados ante Yahvé el pueblolloraba»
«Esdras leyó» de nuevo (v. 8,); «el segundo día se reunieron»
«aclarando e interpretando»
«Para que comprendieran la lectura»
«encontraron escrito»
«fue... porque habían comprendido»
«salió el pueblo conforme a lo que estaba escrito»
«en cuanto lo oyeron lo hicieron pregonar»
«leyó... diariamente».
En esta forma, se institucionalizó la lectura sinagogal de la palabra con la 'Torah', leída de manera continua y seguida, y luego la lectura de los profetas. El 'Targum' (explicación, interpretación) tan querido por los judíos es precisamente una relectura meditada.
La «lectio divina» en el Nuevo Testamento, parte de la preocupación fundamental de los primeros cristianos que era esforzarse en vivir su fe en Cristo Jesús, Palabra viva de Dios. Los evangelios nacieron después de la Iglesia y antes de escribirlos, se empezó a leer de nuevo el
6 Neh 8, 1-18.
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Darío Restrepo Londoño, S.I.
Antiguo Testamento a la luz de la Resurrección. Esta relectura veterotestamentaria va haciendo resonar los hechos y dichos de Jesús y poco a poco, se empiezan a escribir los evangelios. Es un trabajo religioso que ocupa los días y las noches de los copistas; trascripción lenta, religiosa, orante. Su oficio les descubre poco a poco el misterio de la Palabra que se convierte para ellos en una vocación: viven de la Palabra y para ella. Y nació con la Iglesia, y los evangelios, la «lectio divina», aun cuando hay que esperar a Orígenes para que aparezca el término mismo.
La «lectio divina» se presenta, después del Nuevo Testamento, como la manera cristiana de leer la Escritura
La «lectio divina» se presenta, después del Nuevo Testamento, como la manera cristiana de leer la Escritura.
II) BREVE HISTORIA
Este método de orar con la Palabra de Dios, que viene del Antiguo Testamento, y pasa por los Padres de la Iglesia, (sobre todo, Orígenes) tuvo gran auge entre los monjes especialmente a partir en los siglos V y VI y ocupaba el centro de la jornada con una intensificación los domingos, «día del Señor». Los monjes mantenían una relación vital con la Sagrada Escritura y en las iglesias de las abadías se colocaba a un lado, el Santísimo Sacramento con un una lámpara encendida y, al otro lado, la Biblia abierta con otra lámpara encendida.
P. Evdokimov anota significativamente:
Al leer la Biblia, los Padres no leían los textos, sino a Cristo vivo, y Cristo les hablaba7
Esta «lectio» recibió su sistematización clásica en la obra «Escala de los Claustrales» del gran prior de la cartuja Guigo II (+1188)8 .
7 GARCÍA M. COLOMBÁS, M.B., La lectura de Dios, aproximación a la Lectio Divina, p. 9. 8 Scala Claustralium, II y III; cfr. Carta sobre la vida contemplativa (1150).
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A fines del siglo XII empieza su decadencia y pocos siglos más tarde será sustituida por la 'oración mental' en la época de la devotio moderna (s. XIV-XV). Por otra parte, la lectura de la Biblia en el pueblo cristiano quedó postergada por situaciones históricas, sobre todo a partir de la Reforma de Martín Lutero, situación que se prolongó en buena parte hasta el Concilio Vaticano II.
Por obra del Espíritu inspirador de la Palabra divina, el Concilio Vaticano II restauró su lectura en forma admirable. Podemos decir que la reforma más revolucionaria del Concilio fue precisamente el poner la Biblia al alcance de todos los pueblos, con su traducción en las distintas lenguas y con la renovación litúrgica de los textos sagrados puestos en la lenguavernáculaparaquefuerancomprendidos portodoelPueblodeDios.
El Concilio devolvió a la Biblia el puesto de honor que le corresponde como fuente de nuestra fe. Dice la Constitución Dei Verbum (sobre la Palabra de Dios):
Quiso Dios, con su bondad y su sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad (cf. Ef 1, 9) por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre… En esta revelación, Dios invisible…, movido de amor, habla a los hombres como amigos… para invitarlos y recibirlos en su compañía9
Y añade luego:
Por eso todos los clérigos, especialmente los sacerdotes, diáconos y catequistas dedicados por oficio al ministerio de la palabra, han de leer y estudiar asiduamente la Escritura para no volverse 'predicadores vacíos de la palabra, que no la escuchan por dentro'10…. El Santo Sínodo recomienda insistentemente a todo los fieles, especialmente a los religiosos, la lectura asidua de la Escritura para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (Flp 3, 8), «pues desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo»11
9 Dei Verbum 2.
10 SAN AGUSTÍN, Serm. 179, I:PL, 38, 966.
11 Dei Verbum 25.
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Este método pasó luego a varias comunidades religiosas y se ha divulgado en nuestro tiempo, incluso entre los laicos. El Espíritu, siempre «Creator Spiritus», ha inspirado numerosos grupos bíblicos de oración y estudio de la Palabra divina entre el Pueblo de Dios.
San Juan Crisóstomo se indignaba cuando le replicaban que leer la Escritura era cosa de monjes; no –decía–, es propio de todos los que se precien de ser cristianos12
III) OBSTÁCULOS ACTUALES PARA HACER
LA «LECTIO DIVINA»
En este s. XXI, amenazan a la «lectio divina», deritmo lentoy perseverante, las técnicas actuales que producen impaciencias continuas. Contra la calma de espíritu que ella exige, hoy estamos atraídos por una sobreabundanciadepublicaciones,porsucesiones vertiginosas de ideas; las imágenes virtuales que se deslizan en fracciones de minuto atentan contra su imagen estática y contemplativa. Contra su gratuidad en el amor, nuestra época busca la eficacia inmediata. A estos obstáculos, nacidos de la atmósfera que respiramos se añaden otros más ligados a la persona: poca capacidad de lectura y superficialidad en la misma; pérdida de la facultad de memorizar que suministra al espíritu un alimento para el diálogo con Dios; el acento puesto sobre el entendimiento mientras que la lectio compromete el ser entero: cuerpo, inteligencia, voluntad y sobre todo, el corazón, lugar de la oración.
No hay vida cristiana en profundidad sin la lectio divina
IV) OBJETO DE LA «LECTIO DIVINA»
LECTIO traducido comolectura, designa la acción de leer y el texto mismo. Es una lectura de la Biblia, considerada como elemento esencial de la búsqueda de Dios y de su encuentro en la Palabra escrita.
12 GARCÍA M. COLOMBÁS, Op. Cit., p. 20. Y el cardenal C. M. MARTINI anota al respecto: «No hay vida cristiana en profundidad sin la lectio divina», en ¿Por qué Jesús hablaba en parábolas?, Ediciones Paulinas, Bogotá l986, 97.
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El objeto primero de la «lectio divina» loconstituye, pues, la PALABRA de DIOS. Es decir una lectura que tiene a Dios como objeto. En la «Lectio Divina» se lee a Dios, es una Lectura de Dios.
El objeto de la «lectio divina» no es, por consiguiente, el 'estudio' de la Biblia. El estudio informa, forma, solo la oración pone en contacto con Dios, transforma. Por eso la 'lectio divina' no es un estudio exegético aunque éste, sobre todo en nuestro tiempo, es indispensable a cierto nivel y debe precederla o seguirla. No se trata tampoco de un 'estudio teológico' ni de la lectura de un 'tratado espiritual' que tiene algún nexo con la Escritura. Es esencialmenteuna lecturaorante, creyente;noesunafuente de conocimiento intelectual sino un medio de salvación. En este sentido cada palabra de la Biblia exige una respuesta del lector. Heredera de la lectura judía de la Escritura, la 'lectio' cristiana guarda sus características para conducir al lector a comulgar con la vida misma de Cristo.
Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo13
Aquí hay una nueva invitación a la «escucha», la del Hijo, Verbo hecho carne en María oyente y practicante; Palabra enviada por el Padre para revelar a los hombres la plenitud de su misterio anunciado y prefigurado ya en la antigua Alianza. Si Cristo es «La Palabra», nosotros lógicamente tenemos que ser 'silencio' para escuchar esa Palabra.
Cristo dijo a los once Apóstoles la tarde de Pascua, después de haber sellado la nueva Alianza y de haber consumado todo en la cruz:
Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí14
De hecho, la Biblia entera debe ser el objeto de la «lectio divina». Se da una unidad en Cristo de los dos Testamentos, aunque se entiende que se debe privilegiar el Nuevo Testamento y sobre todo los evangelios
13 Heb 1, 1-2.
14 Lc 24, 44.
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«que son el corazón de la Escritura». La Lectura global permite percibir la armonía de las dos Alianzas15 y entrar en la pedagogía de Dios que se revela progresivamente a un pueblo. Así se comprende la Escritura como una historia de salvación.
La Palabra de Dios tiene que ser leída, escuchada; no hay que olvidar la importancia que tenía el oído en la lectura. El texto leído aún en privado se pronunciaba y se articulaba. Así los ojos, el oído y la boca entraban en acción. Pero la 'lectio' es «divina» solo cuando se convierte en el lugar de encuentro entre la Palabra de Dios y el corazón del hombre, cuando éste la acoge realmente como Palabra de Dios.
Este tema, del que se han escrito libros enteros, merecería un estudio en profundidad para su completa comprensión. Aquí solo daremos algunas indicaciones básicas que nos ayuden a iniciarnos en este diálogo cualificado con Dios a través de su Palabra, en la dimensión personal.
V) METODO DE LA «LECTIO DIVINA»
Los pasos clásicos de esta oración monástica son:
I-«Lectio»: lectura
II-«Meditatio»: meditación
III-«Oratio»: oración
IV-«Contemplatio»: contemplación.
Compendia bellamente estos pasos san Juan de la Cruz: Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando, y abriros han, contemplando16
Los autores espirituales, teniendo en cuenta que este método clásico de orar con la Palabra de Dios se refiere directamente a la vida
15 Dei Verbum n° 16.
16 Dichos de luz y amor (Avisos), 2. Puntos de Amor, n° 157, en Vida y Obras de SAN JUAN DE LA CRUZ, BAC, Madrid 1978, 420.
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monástica esencialmente contemplativa, le han adjuntado otros pasos para adaptarlo también a la vida activa y al apostolado. Estos pasos complementarios17 son:
1) «Statio»:estaciónopreparación (que antecedealospasosclásicos)
2) «Discretio»: discernimiento (pasos que complementan los anteriores)
3) «Deliberatio»: decisión
4) «Actio»: acción apostólica.
VI) EXPLICACION DE LOS DIVERSOS PASOS
1) STATIO: –la Palabra deseada y esperada– La estación preparatoria o tiempo de preparación de la «lectio» es muy importante pues de hecho condiciona positiva o negativamente esta oración bíblica. Generalmente se hace la víspera. Un punto muy importante es el no improvisar el texto base de la «lectio divina» para evitar divagaciones y falta de concentración. A Moisés, que se acerca por curiosidad a la zarza encendida, Yahvé le pide que se prepare antes de entrar al lugar sagrado para poder hablar con Él18 .
Es de gran importancia una doble actitud previa a este tipo de oración: en primer lugar, fomentar un gran deseo del encuentro con Dios, una sed ardiente de «ver el rostro de Dios»19. En segundo lugar, suplicar una actitud de gran pobreza interior para que el vacío de sí mismo atraiga el don divino, el Absoluto.
Véase el gráfico siguiente.
17 El número (y a veces el orden) de estos pasos complementarios difiere según los diversos autores. Los enumero con números arábigos para diferenciarlos del núcleo esencial del método (en números romanos).
18 «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es sagrado», Ex 3, 5.
19 Cfr. Salmo 42: «Como anhela la cierva los arroyos, así te anhela mi ser, Dios mío. Mi ser tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo podré ir a ver el rostro de Dios?» Cfr. Salmo 26,8; 30,17; 41,3, etc..
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Restrepo Londoño, S.I.
PASOS DE LA LECTIO DIVINA

ORATIO

MEDITATIO


CONTEMPLATIO

Discretio

Deliberatio
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Darío





Orar con el Padrenuestro
Orar con el Padrenuestro
Iván Restrepo Moreno, S.I.*
Solemos hacer nuestras primeras experiencias de oración en familia, y la mía no era particularmente rezandera. De pequeño asistía a la misa del domingo con mi mamá, mis hermanas y hermanos, y hasta nuestra adolescencia rezábamos el rosario casi diariamente. En esas ocasiones mi papá nos acompañaba muy raras veces, pero me quedó grabado un recuerdo muy significativo suyo y era que cuando por casualidad entrábamos con él a alguna iglesia, solía arrodillarse en la última banca y yo le sentía musitar algo entre dientes. Poniendo mucha atención, descubrí que siempre decía lo mismo: «Padrenuestro que estás en el cielo...», y quelodecía comomuydeveras. Eserecuerdome quedógrabado y fue suficiente como testimonio de su fe y su oración.
Siendo ya jesuita, encontré que san Ignacio en los Ejercicios espirituales, al finalizar cada una de las meditaciones o contemplaciones, invariablementeañade: y decir un Pater noster o, acabando con un Pater noster. Y al finalizar los Ejercicios sugiere a la persona que los ha terminado tres modos de orar, que le ayuden a mantener su práctica de oración.
* Doctor en teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Actualmente pertenece al equipo CIRE.
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El segundo modo de orar, dice, es que la persona, de rodillas o asentada, según la mayor disposición en que se halla y más devoción le acompaña, teniendo los ojos cerrados o hincados en un lugar, sin andar con ellos variando, diga Pater, y esté en la consideración de esta palabra tanto tiempo cuanto halla significaciones, comparaciones, gustos y consolación en consideraciones pertinentes a la tal palabra; y de la misma manera haga en cada palabra del Pater noster, o de otra oración cualquiera que de esta manera quisiere orar1 .
En Roma había un anciano jesuita que cada día oraba unas dos horas al comenzar la jornada. Cuando llevaba cincuenta años perseverando en esta conducta, al celebrar su jubileo le preguntaron: «¿Sobre qué ora usted?» Y él respondió. «Siempre el Padrenuestro». «¡Pues lo habrá meditado usted millones de veces!». «No», respondió, «todavía estoy saboreandola palabra Padre».
El biógrafo de Santa Catalina de Siena dice que ella difícilmente llegaba al final de un Padrenuestro sin haber entrado en éxtasis. La revelación del Padre iba acompañada por un sentimiento tan grande de la majestaddeDiosquesesentíasobrepasadaynopodíacontinuar. SantaTeresa de Jesús en el Camino de Perfección, dedica los capítulos 27 al 42 a un comentario del Padrenuestro, y refiriéndose a la oración vocal, dice:
Conozco una persona que nunca pudo tener sino oración vocal, y asida a ésta lo tenía todo, y si no rezaba, íbasele el entendimiento tan perdido, que no lo podía sufrir (...) En ciertos 'Paternosters' que rezaba, a las veces que el Señor derramó sangre, y en poco más rezando, se estaba algunas horas. Vino una vez a mí muy acongojada, que no sabía tener oración mental ni podía contemplar, sino rezar vocalmente. Pregúntele qué rezaba; y vi que, asida al 'Paternóster', tenía pura contemplación y la levantaba el Señor a juntarla consigo en unión; y bien se parecía en sus obras recibir tan grandes mercedes, porque gastaba muy bien su vida. Así, alabé al Señor y hube envidia a su oración vocal2 .
Decir «Padrenuestro» no es, pues, una cosa tan sencilla e inofensiva como parece. Es una condescendencia tal de parte de Dios y una
1 Ejercicios Espirituales 252.
2 SANTA TERESA DE JESÚS, Camino de perfección, XXX, 7.
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Orar con el Padrenuestro bienaventuranza tan grande, que al mismo tiempo se convierte en un riesgo3. Quizás a esta experiencia se refiera san Pablo cuando habla del momento en que el Espíritu irrumpe en el corazón del creyente y le hace gritar: ¡Abbá, Padre!
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre». Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria4 .
EL PADRENUESTRO Y EL SERMÓN DEL MONTE
El contexto amplio del Padrenuestro en el evangelio de Mateo es el sermón del monte, que abarca tres capítulos de este evangelio y está tejido sobre tres temas fundamentales: la Justicia, nombrada cinco veces, el Reino, ocho veces y el Padre, diecisiete veces.
Este discurso, que describe el programa de la buena nueva del Reino de Dios, nos invita a obrar la justicia sobreabundante del Reino del Padre. Se trata de una justicia que adquiere su sentido pleno y que tiene su fuente en la relación vivida con el Padre, pues todo el sermón se estructura sobreesa referencia constante al Padre, a quien senombra hasta 17 veces; y en todo el centro, como corazón del discurso, aparece esta oración al Padre, el Padrenuestro.
3 Son muchos y de todas las épocas los comentarios al Padrenuestro. En la elaboración del recorrido por sus diversas peticiones me he servido principalmente de: R. CANTALAMESSA, Un himno de silencio. Meditaciones sobre el Padre, Monte Carmelo, Burgos 2001. B. HÄRING, El Padrenuestro. Alianza, plegaria, programa de vida, PPC, Madrid 1996. Hermano JOHN DE TAIZÉ, El Padrenuestro... un itinerario bíblico, Narcea, Madrid 1991. Mgr. JEAN DE SAINT-DENIS, Technique de la prière, Présence orthodoxe, Paris 1971. L. BOFF, El padrenuestro. La oración de la liberación integral, Ediciones Paulinas, Madrid 41982. 4 Rom 8, 14-17.
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Enel contextodetodoeldiscurso, estaoraciónquedabañada porel espíritu de las Bienaventuranzas y por las dos advertencias supremas de la vocación cristiana: «sean ustedes perfectos como el Padre»5 y «amen a sus enemigos para ser dignos hijos de su Padre»6 . Toda esta sección central del discurso está constituida por estas tres realidades correlativas: Padre, Hijo, Hermano; paternidad, filiación, fraternidad.
Ser perfecto como el Padre celestial es perfecto, es la vocación de todos los cristianos
De la paternidad universal de Dios con respecto a los buenos y a los malos se deduce la fraternidad universal, el deber de los hijos de vivir entre ellos una verdadera fraternidad. Se nos invita a convertirnos de veras en lo que ya somos, Hijos del Padre del cielo, y a reproducir en nosotros, como hijos, el ser y el obrar del Padre. Portarse como hijos equivale a portarse como hermanos. Si llegan hasta amar a sus enemigos, serán dignos hijos de su Padre que es bueno y misericordioso para con los ingratos y los malos7 .
Ese «ser perfecto como el Padre celestial es perfecto»8 es la vocación de todos los cristianos. El cristianismo es la más implacable de todas las democracias. El barrendero está invitado a la misma santidad que el teólogo, el hombre de Estado o el Papa. Es la más radical de las democracias porque no tiene más ley que la libertad del amor. Los primeros pueden llegar a ser los últimos y los últimos recibir la misma remuneración que los primeros9 .
El Sermón del Monte es la invitación suprema y más bella a conformar nuestra existencia con los valores del Reino y a vivir como hijos del Padre. Al colocar en su centro esta oración, Mateo confirma esa profunda verdad de la existencia cristiana: que la oración y la acción se complementan, se necesitan, se unifican. El vivir las exigencias de la justicia
5 Mt 5, 48.
6 Mt 5, 44.
7 Cfr. Lc 6, 35.
8 Mt 5, 48
9 Cfr. RAFAEL BOHIGUES, S.J., Escuela de oración, PPC, Madrid 21979, 156.
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Orar con el Padrenuestro nueva inculcada por Jesús, saca su energía profunda de esta oración de petición que nos abre al proyecto del Padre. La oración debe hacerse una con la acción: no basta decir, ¡Señor, Señor!10. La simbiosis que debe darse entre la acción humana y la gracia divina, que haga posible lo que parece imposible, ha de suplicarse en esta oración que va a lo esencial.
El Padrenuestro es la oración, la más cercana, la más simple y la más difícil. Es simple, es directa, pero escapa a nuestra comprensión. Puede atraparnos, pero también nos desborda y puede permanecer hermética. Es bueno que no la entendamos del todo, que no nos sea patente. Si lo entendiéramos todo entraríamos en el 'confort', del cual nada se saca. Cuando uno se echa en su poltrona síquica, dejando de lado lo enigmático, lo desconocido, lo inesperado, empieza a morir.
REZO Y ORACIÓN
Para entender lo que es la oración podemos hacer una distinción entre rezo y oración. «La diferencia entre orar y rezar es semejante a la quehay entrehablar ycomunicarse: unapersona puede hablar mucho y comunicarse poco, o puedehablar pocoy comunicarsemucho»11. Cuando el grupo de discípulos pide a Jesús que les enseñe a orar, Jesús les dice: «No sean como los paganos, que creen que a base de palabrería van a ser escuchados por Dios. Su Padre sabe lo que necesitan aun antes de pedírselo»12 .
El Padrenuestro es la oración, la más cercana, la más simple y la más difícil. Es simple, es directa, pero escapa a nuestra comprensión
Dice el salmo 139: «No ha llegado la palabra a mi boca y ya, Señor, te la sabes toda». Nuestraspalabrasenlaoración noson para que él se entere o para cambiarlo a él y que nos escuche; son para enterarnos nosotros y cambiarnos nosotros. Por eso decía Jesús: «Gra-
10 Cfr. Mt 7, 21.
11 JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MONGE, S.M., Unificación personal y experiencia cristiana, Sal Terrae, Santander 2001, 123.
12 Ibíd., p. 129.
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cias por haberme escuchado. Yo sé que siempre me escuchas; lo estoy diciendo en voz alta para que me oigan éstos y sepan que tú me escuchas siempre». A este Padre que siempre nos escucha, podemos orarle como Jesús nos enseñó.
DIMENSIÓN TRINITARIA DEL PADRENUESTRO
Estaoración sololapodemosorar realmentesicaemosen lacuenta, con total agradecimiento y confianza, de la dimensión trinitaria de nuestra vida. Soloen uniónconJesús yfortalecidospor su Espíritu, podemosorar al Padre de Jesús y Padre nuestro.
Ustedes han recibido el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abba, Padre!» Y ese mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para atestiguar que somos hijos de Dios13 .
Cuando el Espíritu viene a nosotros, no se limita a enseñarnos cómodebemosrezar, sinoqueél mismooraen nosotros. El Espíritu noda una ley de oración, sino una gracia de oración. Por acción del Espíritu, la oración llega a nosotros como don; «enseñados por Jesús y movidos por su Espíritu», podemos decir PADRE. Esa es la buena noticia a propósito de la oración cristiana, que viene a nosotros el principio mismo de la oración, de esta oración nueva; porque «Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ABBA, es decir, Padre»14 .
Ese grito de Abbá demuestra que quien ora en nosotros, a través del Espíritu, es Jesús, el Hijo único de Dios, el único que puede decir ¡Padre!, porque el EspíritunoesHijodeDios, solo 'procede' de Él, perono es engendrado como el Hijo. Por eso decía Diadoco de Fótica que cuando elEspírituSantonosenseñaagritarAbbá «es como una madre que enseña a su niño a decir “papá y repite este nombre con él, hasta que se acostumbre a llamar al padre hasta en sueños».
Esa es una operación fundamental del Espíritu en nosotros, que un buen día sintamos que Dios es Padrenuestro. En esos momentos se
13 Rom 8, 15-16.
14 Gál 4, 6.
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Orar con el Padrenuestro experimenta la paternidad de Dios; el corazón se enternece y se tiene la experiencia de haber renacido. En el interior se siente una gran confianza y ternura. Cuando el Espíritu irrumpe en el corazón del creyente y le hace gritar «Abbá, Padre», hay una sacudida de todo el ser. «Bienaventurados aquellos que reconocen al Padre» decía Tertuliano.
Pero puede ser también que no sintamos nada al pronunciarlo y que lo repitamos únicamente por la palabra de Jesús. Cuando nuestra oración es seca, pero movida por el Espíritu, él llena nuestras palabras y nuestros gemidos de deseo de Dios, de humildad, de amor, «y aquel que sondea los corazones sabe cuáles son los deseos del Espíritu»15. Nosotros no lo sabemos, pero el sí puede leer eso en nuestros corazones.
En la antigüedad pensaron que en el Padrenuestro faltaba el Espíritu Santo, y después de la invocación del pan añadieron: «que el Espíritu Santo venga sobre nosotros y nos purifique». Pero es más consolador pensar que el Espíritu Santo no está entre las cosas que pedimos, sencillamente porque es !él quien las pide!
Además, podemos ver un parecido entre la oración que Jesús enseñó a sus discípulos y la que él mismo elevó al Padre en Getsemaní. Abbá, Padre16 o «Padre mío, si es posible, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú»17, como nosotros pedimos que «nos libre del mal» y «no nos deje caer en la tentación», es decir, en la prueba. Qué consuelo, al orar en la hora de la prueba y la oscuridad, saber queel Espíritu Santo continúa en nosotrosla plegaria de Jesús en Getsemaní, que los «gemidos inefables» con que el Espíritu intercede por nosotros en esos momentos, llegan al Padre mezclados con las «oraciones y súplicas con grandes gritos y lágrimas» queel Hijopresentó «en los días de su vida mortal»18 .
Por eso podemos decirle: Padre, tú me has dado el Espíritu de Jesús; por eso, formando un solo Espíritu con Jesús, yo digo la oración que
15 Rom 8, 27.
16 Mc 14, 36.
17 Mt 26, 39.
18 Heb 5, 7.
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él me enseñó. Quiero darte esa gloria y esa alegría que te daría Jesús, si fuera él quien siguiera rezándote desde la tierra. Cuando quiero orar con el Espíritu de Jesús lo más seguro es orar también con las palabras de Jesús, diciendo el Padrenuestro.
Dice san Agustín:
Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es quien ora por nosotros, quien ora en nosotros y a quien nosotros oramos. Ora por nosotros como nuestro sacerdote, ora en nosotros como nuestro jefe, y nosotros le oramos como nuestro Dios. Reconozcamos, pues, en él nuestra voz, y en nosotros la suya.
Cuando quiero orar con el Espíritu de Jesús lo más seguro es orar también con las palabras de Jesús, diciendo el Padrenuestro
Todo esto quiere decir que hay en nosotros un secreto manantial de oración, un 'tesoro escondido' delquedecíaIgnaciodeAntioquia: «Siento en mí el murmullo de un agua viva que me dice: Ven al Padre». Nosotros deberíamos cavar en la tierra de nuestro corazón hasta encontrar ese manantial que está en nosotros gracias al bautismo. Porque lo que hacemos en la vida es ir echando tierra sobre ese manantial y lo cubrimos, cada vez que nos llenamos de preocupaciones, dedistraccionesydisipaciones, cadavezque damos cabida a tantos pensamientos y deseos de la carne, que actúan contra el Espíritu, como dice Pablo19 .
Vamos hasta la India para redescubrir el gusto por la oración, o buscamos métodos y guías. Deberíamos decirnos primero: ¿a dónde vas? ¿Dónde estás buscando? «Vuelve a entrar en ti, la verdad habita en el ser humano» decía Agustín. La oraciónestádentrodeti ¿ytúlabuscasfuera?
LA ESTRUCTURA DEL PADRENUESTRO
En la brevedad y densidad de esta oración, condensa Jesús lo mejor dela tradiciónbíblicayjudía deoración. Esta oración fundamental del
19 Gál 5, 17.
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Orar con el Padrenuestro cristiano está muy emparentada con las principales oraciones judías, que Jesús pronunció u oyó pronunciar durante sus años en Nazaret (el Shemá Israel, el Tefillá, el Qaddis). Jesús como María en el 'Magnificat', de expresiones familiares a la oración judía, elaboró una oración nueva y original, espejo de su mundo interior y de sus anhelos del Reino del Padre.
El Padrenuestro es, además, un «resumen de todo el evangelio», es la buena noticia del Evangelio hecha oración. El Padrenuestro debió ser dicho originalmente en hebreo, como la oración pública en la sinagoga, o quizás en arameo, como oración personal de Jesús.
Después de una invocación solemne: Padrenuestro que estás en los cielos, viene la primera parte, más «teocéntrica», marcada con el pronombre Tú. Antes de pedirle a Dios que colme nuestras necesidades, anteponemos los deseos del Reino. Nos ponemos ante Dios en una actitud de humilde adoración, dando la prioridad a la realización de su designio amoroso sobre el mundo, expresado en esos tres deseos: la santificación de su Nombre, la venida de su Reino y el cumplimiento de su Voluntad, solo en Mateo.
Sigue una fórmula-eje: así en la tierra como en el cielo; o mejor, «como en el cielo, así en la tierra», que puede referirse a los tres deseos, y no solo al tercero. Se desea que lo que se vive ya en el cielo se viva también en la tierra. Los llamamos deseos porque son todas cosas que, en primer término, dependen de Dios; pero que son a la vez verdaderas peticiones. Y los comentaristas dicen, que más que tres peticiones, habría que hablar de una sola petición en tres términos.
Con la fórmula eje, sonarían algo así como:
Hazte reconocer como Padre, como en el cielo, así en la tierra; haz que llegue tu Reino, como en el cielo, así en la tierra; haz que se realice tu Voluntad, como en el cielo, así en la tierra.
En la segunda parte encontramos cuatro peticiones en relación con los seres humanos, marcadas con el pronombre nosotros, de orden temporal, para ahora, hoy.
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Iván Restrepo Moreno, S.I.
El pan nuestro; el perdón de Dios y mutuo; la tentación; el mal o el Maligno, esta última solo en Mateo.
Plegaria de fe y esperanza en la llegada del Reino, no obstante las fuerzas del mal, hasta que sea vencido el Maligno y Dios sea reconocido como Padre que lleva a cabo su designio de benevolencia.
Si esta oración es el corazón y punto focal de todo el Sermón del Monte, la mejor manera de rezarla va a ser agrupándose en torno a Jesús, como los que acudieron a él de todas partes y se le acercaron cuando se sentó él en el Monte. Al Padre del cielo lo conocemos sobre todo... rezando juntos. Ya lo decía claramente Jesús «cuando dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»20 .
Al decir el Padrenuestro pensamos siempre en lo que significa para quien la pronuncia y no nos paramos a pensar en lo que significa para Dios que la escucha y en el efecto que a él le produce. No pensamos en la alegría de Dios al oírse llamar papá. Pero quien ha sido padre sabe lo que se siente al oírse llamar así, con ese timbre inconfundible de voz del propiohijoodelapropiahija. Esalgoasí comovolver aser padrecadavez, porque cada vez esa exclamación te recuerda y te hace darte cuenta de que lo eres; llama a la existencia la parte más recóndita de ti mismo.
A ese propósito comentaba Charles Péguy: «Padrenuestro que estás en el cielo». Cuando un hombre ha empezado así, ya puede seguir diciéndome lo que quiera. ¿Saben?, me quedo desarmado. ¡Qué bien lo sabía mi Hijo!.
PrimerapartedelPadrenuestro
La oración está precedida por una invocación inicial: «Padrenuestro que estás en el cielo». Decía san Pablo: «Ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo,
20 Mt 18, 20
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sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!»21. Esta es laPalabra primordial en la oración cristiana, invocación amorosa, fuente de fecunda libertad, de cercana ternura. «Abba» es el secreto de la oración. Palabra fundante, más íntima a nosotros mismos que nuestra propia intimidad.
Orar con el Padrenuestro
Al decir «Padrenuestro» se crea una comunidad nueva con la cual el cristiano debe sentirse en comunión, aunque diga personalmente esta oración
Pero «Abba» es, al mismo tiempo, una palabra difícil. Supone creer que la vida te viene de Otro, que es el fundamento último de tu ser; supone creer que el Otro es fuente de amor y libertad. Todo ello es posible con la gracia, pero es difícil: psicológicamente, por la intrincada internalización e identificación con las figuras parentales; sociológicamente, porque el mundo no está estructurado por el amor de los «padres», sino por preeminencias que de hecho oprimen y reparten injustamente cargas y beneficios; teológicamente, por el problema del mal, difícil de armonizar con la imagen de un Dios justo, bueno y poderoso.
Al decir «Padrenuestro» se crea una comunidad nueva con la cual el cristiano debe sentirse en comunión, aunque diga personalmente esta oración.
SANTIFICAD0 SEA TU NOMBRE
Cuando nosotros oímos nuestro nombre, nos sentimos interpelados, atrapados. Cuánto más, si esto sucede en nuestro trato con Dios. «Cuando me llamas por mi nombre, ninguna otra criatura vuelve hacia ti su rostro en todo el universo. Cuando te llamo por tu nombre, no confundes mi acento con ninguna otra criatura en todo el universo»22 .
21 Rom 8, 15.
22 BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA, S J., En el aliento de Dios. Salmos de gratuidad, Sal Terrae, Santander 1995, 43.
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Si eso nos pasa a nosotros, en una cultura en que el nombre es algo tan 'convencional'. ¡Qué sería para un israelita para quien el NOMBRE es uno de los símbolos más importantes de la persona, forma parte de la persona misma. El nombre judío indica mucho de lo que la persona es. Ana le suplicaba al Señor en el templo poder tener un hijo, y lo hacía tan intensamente que los que la veían pensaban que estaba ebria. Cuando ese hijo nace ella le pone por nombre, Samuel, que significa justamente: «A Dios se lo supliqué»23 .
El ángel le dice a María, le pondrás por nombre, Jeshouá, Jesús, porque él «salvará a su pueblo de sus pecados». Jacob en su lucha nocturna con el ángel, le piden a Dios que les revele su NOMBRE. Honrar, profanar, alabar el NOMBRE significa honrar, profanar o alabar la persona misma de Dios. «Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime»24 .
Ya vamos viendo todo lo que significa suplicar: ¡santificado sea tu nombre! Dios, que en el desierto se dio a conocer como «El» o «Elohim», hizo su revelación más solemne a Moisés: «Si me preguntan cuál es tu nombre, ¿qué les responderé? Entonces dijo Dios aMoisés: "Yahvé, 'yo soy el que soy', el Dios de sus padres (...) me ha enviado a ustedes"»25 .
Ese nombre de Yahvé los judíos evitaban pronunciarlo y lo rodeaban deungran respeto, usandomás bien , lascuatro consonantesYHWH, o Adonai, Jehová, o interlocuciones como «el Eterno», «el Señor», «el Todopoderoso», «el Santo», «el Bendito». Los cristianos nunca nos sorprenderemos suficientemente de lo que significa la revelación, a través de Jesús, del nombre de Dios como «Abbá, Padre». Es verdad que los judíos invocaron a Dios como Padre; pero a los cristianos la invocación de Dios como Padre nos llega marcada por la experiencia misma de Jesús.
¡Padre!, es la exclamación con que Jesús solía comenzar sus oraciones, como lo atestigua ampliamente el evangelio. «Te doy gracias, Padre...»; «Si, Padre...»; «Padre santo...»; «Padre, túlopuedestodo...»; «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».
23 1 Sm 1, 20.
24 Sal 148, 13.
25 Ex 3, 13-15.
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Orar con el Padrenuestro
Sabemos que Jesús la decía quizás en arameo, ABBA, con ese tono más cercano y familiar de papá o querido papá. No nos podemos imaginar siquiera la revolución que aporta Jesús al llamar Abbá, papá, padre querido, al Dios eterno, cuyo nombre ni siquiera podía mencionarse. Pero no hay en ese 'papá, o padre querido' nada de blandengue o sentimental, porque enseguida se añade: «que estás en el cielo», es decir, que eres el «altísimo», «altísimo Señor», como solía invocarlo Francisco de Asís; el Dios santo y totalmente Otro que se pone a nuestro alcance, se pliega y condesciende.
Para Jesús fue motivo de júbilo en el Espíritu poder revelar al Dios del cielo como Padre en la tierra
Por eso antes de su partida, en un grito de júbilo y de agradecimiento, Jesús reza: «Yo te he dado a conocer a los que escogiste del mundo para dármelos (...) Les he dado a conocer quién eres y aún seguiré haciéndolo»26 . Para Jesús fue motivo de júbilo en el Espíritu poder revelar al Dios del cielo como Padre en la tierra. Y la única manera de entrar en esa revelación es la humildad. Por eso cuando sus discípulos, esos hombres sencillos y humildes, volvieron de su primer viaje evangelizador, Jesús exclamó lleno de alegría en el Espíritu:
Yo te alabo, Señor del cielo y de la tierra, porque todo lo que has escondido a los sabios, lo has revelado a los pequeños (...), nadie conoce al Hijo fuera del Padre y nadie conoce al Padre fuera del Hijo y aquellos a quienes el Hijo lo ha revelado27 .
Y, ¿qué quiere decir «Santificado sea»? Quiere decir, que tu nombre sea rodeado de respeto. Pero, ¿Será que Dios no es lo bastante santo y que necesita que nosotros lo santifiquemos? No; lo que pedimos es que no sea deshonrado por causa nuestra.
La santificación de su nombre es lo contrario a su profanación por parte de los hombres. Lo que más claramente nos indica qué pueda significar «santificar su nombre» está en estas palabras de Ezequiel: «no lo
26 Jn 17, 6.26.
27 Lc 10, 21-22.
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hago por ustedes, casa de Israel, sino por mi santo nombre (...). Mostraré la santidad de mi nombre ilustre, profanado entre los paganos, que ustedes profanaron en medio de ellos. Y sabrán los paganos que yo soy el Señor, oráculo del Señor cuando les muestre mi santidad en ustedes»28. Eso lo confirmaba Jesús mismo cuando decía:
Alumbre así su luz a los hombres para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre, que está en el cielo29 .
La santidad del Padre querido del cielo solo puede manifestarse en nuestra propia conducta. Pedirle al Padre que su nombre sea santificado equivale a pedir que nuestras acciones no desdigan de él. Cuando el corazón de los hombres sea transformado desde dentro por el Espíritu de Dios, se revelará definitivamente la santidad de Dios. «Sean santos, porque yo soy santo», decía el libro del Levítico30. Eso será lo que inaugura el mundo nuevo. Con Jesús comienza la última etapa definitiva de la historia de salvación y el Padrenuestro tiene una marcada orientación de ultimidad. Por eso formulamos el segundo deseo o petición:
VENGA A NOSOTROS TU REINO
Es el gran deseo y la principal petición de esta primera parte del Padrenuestro. El Reinode Dios estodolo quede bello y grandehapensado y querido Dios para el ser humano; es el fuego que dijo Jesús que había venido a traer a la tierra y que no veía la hora de que se encendiera. Es la obra que el Padre le ha encomendado realizar, es la 'idea fija' de Jesús.
En este deseo, como en toda la primera parte, seguimos centrados en Dios. Se trata del Reino, el reinado, la realeza o la soberanía de Dios. Claro está que la soberanía de Dios trae consigo e implica la salvación y la felicidad del ser humano. Pedir por la llegada del Reino equivale a pedir que Diosreine, «como en el cielo, así en la tierra», pues, lasanalogías con los reinos de la tierra serían aquí muy peligrosas. El cielo es el mundo de Dios, donde él reina sin discusión. La tierra es el lugar donde las
28 Ez 36, 22-23.
29 Mt 5, 16.
30 Lv 19, 2.
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Orar con el Padrenuestro fuerzas del mal ejercen su influencia. Por eso a Satanás se le llama: «el príncipe de este mundo». Lo que se pide es que se realice en la tierra lo que ya existe en el cielo.
El cielo es el reinado de Dios realizado. Es decir, para que la tierra sea lo que Tú quieres que sea, lo que tiene que ser. Al pedir a Dios que haga llegar su Reino, no solo imploramos la revelación definitiva de su soberanía, sino también la destrucción del poder de Satanás y la salvación de todos los seres humanos.
Pero, ¡qué lejos está eso de ser verdad! A esta congoja nuestra ya respondió Jesús afirmando que el Reino no vendrá espectacularmente, ni podrán decir que está aquí o está allí, porque, miren, ¡el Reino de Dios está dentro de ustedes!31 .
¿No será que queremos siempre un Reino distinto del que Dios quiere darnos? El Reino es Jesús, crucificado y resucitado, presente ya por su Espíritu en medio de nosotros hasta el fin del mundo. Es cierto, todavía no está acabado, pero está en camino, en construcción, en cada unodenosotros, cuandoennosotroscompletamos loquefaltaa supasión y resurrección.
Venga a nosotros tu reino quiere decir: «que el pecado no sea el que siga reinando en nuestro cuerpo mortal»32. Esto equivale ya al Tercer deseo o petición:
HÁGASE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO
ASÍ EN LA TIERRA
Esta petición, aportada solo por el evangelista Mateo, es de la misma factura de los dos deseos anteriores. Después de pedir por la llegada del Reino del Padre, cabe preguntarse: y, ¿cómo se entra a ese Reino?
31 Lc 17, 20-21.
32 Rom 6, 12.
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No todo el que me dice: 'Señor, Señor' entra en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre33. El que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielo, ése es mi hermano, mi hermana, mi madre34 .
¡Que
se cumpla pronto en nosotros tu voluntad de amor! Es decir, que la que se tiene que cambiar es nuestra voluntad, hasta coincidir con la suya
En diversos lugares de su evangelio insiste Mateo sobre la importancia de «hacer la voluntad del Padre». Así que en esta petición quedan comprendidosestosdossentidos:lepedimosaDios que realice su voluntad, que haga lo que ha decididoy, juntamentedeseamosque suvoluntad sea cumplidapornosotros. Pero, ¿Cómoentenderesa voluntad del Padre? No es, ciertamente, una voluntad arbitraria o una fuerte imposición; es una voluntad «amorosa», es su plan de salvación. No es una voluntad divina impuesta como un castigo, a la que hay que someterse. En ese sentido rebajado solemos decir con resignación: «que se haga su voluntad». Qué equivocado sería pensar que le estamos haciendo un favor a Dios a regañadientes: bueno, ¡que se haga tu voluntad!
El espíritude esta peticiónes muy distinto. ¡Que secumpla pronto en nosotros tu voluntad de amor! Es decir, que la que se tiene que cambiar es nuestra voluntad, hasta coincidir con la suya. Lo que constituyó también para Jesús en su oración el grado más alto de conformidad con la voluntad del Padre, cuando en el huerto suplicaba: «que no se haga mi voluntad sino la tuya»35 .
Pero el ejemplo de Jesús, que cumplió esa voluntad amorosa del Padre hasta el final, nos está indicando que puede comportar inclusive, una alta dosis de sufrimiento. Pero tiene que quedarnos claro que Dios no se venga de nosotros ni nos envía el sufrimiento; y que tenemos que hacer todo lo posible por evitar sufrimientos innecesarios, sanar enfermedades curables y combatir las injusticias que producen sufrimientos sin sentido. Tenemos también que confesar humildemente nuestras
33 Mt 7, 21.
34 Mt 12, 50; Mc 3, 35.
35 Mt 26, 39.
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Orar con el Padrenuestro limitaciones e incapacidades para encontrar el sentido de sufrimientos a veces terribles, que se pueden dar en todos los órdenes de la vida.
Elamor deJesús, sumansedumbreyhumildaden elcumplimiento de la voluntad del Padre rompen la cadena irredenta del odio, la enemistad, la venganza y la amargura. El amor redimido y redentor, que se hace presente en Jesús, y a modo de reflejo, en muchos santos inclusive de los que viven con nosotros, nos ayuda a aplicar a nuestras propias situaciones las constantes de su evangelio. Solo podremos realizar esa voluntad divina en unión con Jesús y con la fuerza de su aliento de amor.
Sabemos que este descubrimiento implica pureza de corazón e intención recta que busque agradarle en todo. Ignacio de Loyola, conocido por su énfasis en el discernimiento, solía terminar todas sus cartas implorando para sus corresponsales: «que su divina voluntad siempre sintamos y que ésta enteramente cumplamos».
A Jesús, el Padre lo escuchaba siempre, porque él siempre hacía suvoluntad. «Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo»36; lo escuchaba por su piedad, es decir, su filial sumisión; «yo sé que siempre me escuchas»37. Qué cosa, pues, tan crucial e importante suplicamos cuando decimos: «hágase tu voluntad». En su oración en la cruz, cuando se abandona a las manos del Padre, Jesús nos enseña el poder victorioso de esta oración: «hágase tu voluntad». Cuando pedimos esto, pedimos también todo lo que nos es necesario para discernir esa voluntad y cumplirla hasta el final.
SEGUNDA PARTE DEL PADRENUESTRO
Enestasegundapartesehabladelacomunidad, del nosotros. Pero, si Dios ya sabe lo que nos hace falta, ¿para qué rezamos? ¿para qué pedimos? Porque al pedir, nos hacemos capaces de recibir. El pedir es una actitud de apertura y, cuando nos abrimos al pedir, Dios puede darnos lo que no nos podía dar si no se lo pidiéramos. Por tanto, esta oración
36 Jn 4, 34.
37 Jn 11, 42.
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de petición no es para «mover» a Dios, ya que su amor está siempre deseando darnos. Por eso no hay que ser «palabreros», porque el Padre sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.
DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA
¿Por qué vienen estas peticiones por nuestras necesidades en segundolugar? Porqueesaeslaestructuradel evangelio: «Busquenante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura»38 .
Entre estas necesidades está, en primer lugar, el PAN de cada día. El PAN es el sustento, todo lo que el ser humano necesita para vivir. No pedimos diciendo «dame»; sino «danos», o sea, concédenos saber compartir mejor el «pan de cada día». Jesús, con el compartir el pan, sació a las multitudes que extasiadas escuchaban el mensaje del Reino.
El adjetivo que se utiliza aquí (épiousion), fue inventado por los evangelistas, viene de épiousé: «el día siguiente». O sea, el PAN, el banquete de la vida futura, dánoslo hoy. Seguiría en la misma línea de la primera parte: que el designio del cielo se cumpla en la tierra.
Para Lucas es el de cada día, es decir, que no llegue a faltar. Para Mateo se trataría del pan del Reino, pues él invitaba a no agobiarse por el 'mañana', porque el mañana traerá su propio agobio.
Pedimos lo de hoy; ya Dios se encargará del mañana. Pedimos también en pan del Reino, porque «no solo de PAN vive el hombre, sino de toda palabra que sale de boca de Dios»39 .
Esta petición nos invita a esperarlo todo de El con una confianza inquebrantable. Tanto el del sustento material como el pan de la Palabra y la Eucaristía. No es preciso escoger; Jesús las abarca a las dos.
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
38 Mt 6, 33.
39 Mt 4, 4.
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Orar con el Padrenuestro
La fórmula antigua del Padrenuestro utilizaba «deudas y deudores», y se cambió por «ofensas y los que nos ofenden», para evitar que surgiera la comparación con el nivel monetario. Ser pecador es estar en deuda con Dios. Y comoDios noshadadotodo loquesomos ytenemos, estamos doblemente en deuda con El. El pecado nos convierte en «deudores insolventes» de Dios; pero Él nos perdona esa deuda que nosotrossomosabsolutamenteincapacesdepagar.
Ser
pecador es estar en deuda con Dios. Y como
Dios nos ha dado todo lo que somos y tenemos, estamos doblemente en deuda con El
Si así son las cosas con Dios, somos invitados a pensar, que cualquier deuda mutua que podamos tener se hace muy pequeña, si la comparamos con todo lo que a Dios le debemos.
Cuando el sacramento de la penitencia se administraba una sola vez en la vida, el Padrenuestro tomaba su lugar. Decía Agustín:
Pero como vivimos en este mundo, en el que nadie vive sin pecado, su perdón no se obtiene solamente en el baño del bautismo, sino también mediante el rezo diario del Padrenuestro. En él encontraréis una especie de bautismo diario40 .
Es esta la única petición en que no solo pedimos algo, sino que también 'prometemos' algo. Para que todo lo demás que pedimos tenga vigencia, esto es lo único que se nos pide a nosotros: perdonar a nuestros hermanos. Esto sí nos toca para poder rezar el Padrenuestro.
Porque si perdonan a los demás sus culpas, también su Padre del cielo les perdonará a ustedes; pero si no perdonan a los demás, tampoco su Padre perdonará sus culpas41 .
Cerrarse al amor con los demás significa cerrarse al amor que Dios quiere dar. No es que Dios no quiera perdonarnos; es que no puede, somos incapaces de recibir el amor, no tenemos sitio para el amor.
40 SAN AGUSTÍN, Sermones 213.
41 Mt 6, 14-15.
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¡Aquí nos podemos atascar en el rezo del Padrenuestro! Cuando sentimos que no estamos en disposición de cumplir esta condición por odios y resentimientos, tendríamos que decir antes: «Ayúdanos a perdonar a los que nos han ofendido, como tú nos has perdonado nuestros pecados». Ese deseo sería ya perdón y nos autorizaría para seguir diciendo el Padrenuestro.
Ese «como también nosotros perdonamos» pudierallevarnosaengaño. No le pedimos a Dios que conforme su comportamiento con el nuestro, como si nuestro perdón nos 'mereciera' el de Dios. Es al revés; es en el perdón que Él nos concede primero donde se arraiga nuestra capacidad y obligación de perdonar. El orden verdadero sigue siendo: «El Señor los ha perdonado; hagan ustedes lo mismo»42, perdónense.
El perdón de Dios es una verdadera «amnistía», amnistía es de la misma raíz que amnesia: significa borrar de la memoria. En nuestras sociedades la condición de los reinsertados es bien precaria, porque no hay verdadera «amnistía». Dios nos perdona amnistiándonos y por eso podemos «reinsertarnos» con pleno derecho de nuevo en la comunidad. Nosotros somos «reinsertados de Dios» a la comunidad, en plenitud.
En este terreno, la oración del Padrenuestro tiene amplias y profundas aplicaciones: recordemos las difíciles relaciones de padres a hijos y de hijos a padres, que suele ser un campo minado de heridas. Tomemos el Padrenuestro como un bálsamo para sanar todo ese territorio.
Pero el campo de aplicación se amplía hasta horizontes insospechados en el plano social. El perdón es siempre un acto arriesgado y una empresa de seres humanos fuertes; no se trata de ingenuidades o de indiferencia. El acto del perdón es lúcido y tiene como finalidad romper el hechizo del mal y sacar al malhechor del «enconchamiento» dentro de sí, para restablecer una real comunicación.
El perdón esun acto de libertadarriesgado, porqueconfía en poder crear una relación con el ofensor, distinta a la venganza y al revanchismo,
42 Col 3, 13.
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Orar con el Padrenuestro quitándole así al mal la última palabra. Eso es lo que Dios hace con nosotros; confía en vencer el mal con el bien. Por eso, recibir verdaderamente el perdón, es algo que se verifica cuando uno se abre al perdón del otro. Por eso la única muestra de que el perdón ha triunfado en uno es el perdón otorgado, es el «setenta veces siete» del evangelio.
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN
Ante todo, en este terreno se da un avance nítido en el Nuevo Testamento con relación al Antiguo. En el Antiguo se dice a veces que Dios 'pone a prueba' o que 'endurece' el corazón. En el Nuevo jamás se afirma que Dios pruebe o tiente a alguien. «Que nadie, cuando sea tentado, diga 'Mi tentación viene de Dios', porque Dios no puede ser tentado de hacer el mal ni tienta a nadie»43 .
En esta petición aparecen dos términos que conviene entender correctamente: «peirasmos» = tentación y caer. Tentación no significa nunca el atractivo que sentimos por algo malo o prohibido, sino la trampa o prueba en la que el Maligno intenta perder a quien ataca; un ataque del tentador para destruir la fe en el corazón del creyente. Recordemos este otro lugar de la primera carta de Pedro:
Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que en todas partes del mundo los hermanos de ustedes están sufriendo las mismas cosas44 .
No le estamos pidiendo al Padre que no libre de todas las adversidades, desgracias y contrariedades de la vida, sino de la tentación en el sentido específico que estamos viendo.
La otra palabra clave es «caer». La traducción más ajustada al texto sería: «Haz que no entremos en la tentación» o «no nos dejes entrar en la tentación». En otras lenguas traducen diversamente: en alemán,
43 Sant 1, 13.
44 1 Pe 5, 8-9.
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«no nos introduzcas»45, en francés, «no nos sometas a la tentación»46. Le pedimos que no nos exponga o que nos evite una prueba de tal categoría, que corramos el peligro de no poder soportarla.
Una vez que queda claro esto, que no es Dios el que tienta, sabemos muy bien que nos hemos de encontrar en circunstancias que son realmente «tentaciones», como cuando no percibimos a Dios y nos sentimos movidos a decir: ¿«Dios, dónde estás»? En esas ocasiones el único camino abierto es la confianza incondicional; rezamos esta petición para no llegar a encontrarnos en situaciones que amenazan la fe de raíz.
Podemos parafrasear también esta petición diciendo, «presérvanos de entrar en la perspectiva del tentador». A ningún discípulo le está ahorrada la prueba, por eso pedimos la ayuda de Dios para vencerla.
Ya decía Jesús a sus discípulos en el huerto: «Oren para que no entren en tentación»47. O a Pedro: «Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a ustedes para sacudirlos como si fueran trigo; pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes»48 .
Le pedimosa Dios que nosprevenga de la pruebaque podría provocar nuestra apostasía. Hoy ese peligro no es ilusorio. Cosas menos grandes necesita el maligno para hacernos apostatar y prescindir de Dios, como serían: eldejarnosdeslumbrarporelmundo,ohabituarnosacristianismoinsípidode rutinas y de fórmulas a través de las cuales se va debilitando la fe.
Y LÍBRANOS DEL MAL
Esta petición completa y precisa la anterior. Después de conocer por experiencia, bien sea en carne propia o ajena, el enorme poder del mal, reconocemos la necesidad y la dulzura de estas últimas palabras del Padrenuestro.
45 Führe uns nicht ins Fersuchung.
46 Ne nous soummets pas à la tentation.
47 Mt 26, 41.
48 Lc 22, 31-32.
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Orar con el Padrenuestro
La palabra «mal», en el texto original, puede significar dos cosas: o el mal en sentido moral, o el mal en sentido personal, o sea el Maligno. En la iglesia primitiva se prefería esta última y pedían ser librados del «Maligno». Jesús nos habría dejado aquí la fórmula más sencilla y eficaz de exorcismo, que podemos hacer nosotros mismos y siempre: «Líbranos del Maligno».
En esta petición le suplicamos a Dios que nos arranque del poder del mal que se desata sobre el mundo, lo cual coincide con la petición de Jesús por sus discípulos en la víspera de su muerte: «No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno»49 .
Si tiene el sentido de mal moral, solemos pensar únicamente en el mal que los demás puedan hacernos a nosotros. Pero el mal moral puede ser el que recibimos o el que hacemos. El más peligroso de los dos, más aún, el único que es mal de verdad, es el mal del que somos responsables nosotros. Es el único que puede dañarnos. Debemos, pues, decir esas palabras pensando: «Líbranos de hacer el mal», presérvanos de cometer pecados. Así lo entiende la iglesia en la eucaristía al desarrollar estas dos últimas peticiones después del Padrenuestro.
Para la sensibilidad judía era difícil cerrar la oración en el tema de la tentación y del maligno. Muy pronto añadieron una alabanza y entre ellas sobresalió la que es conservada por la versión ecuménica del Padrenuestro:
PORQUE TUYO ES EL REINO, EL PODER Y LA GLORIA, POR SIEMPRE SEÑOR
Con ella se proclama la certeza de la victoria de Dios y de la liberación de su pueblo de las fuerzas del Maligno en su marcha hacia el Reino. Así termina esta oración que Tertuliano llamaba un verdadero «resumen de todo el evangelio».
49 Jn 17, 15.
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Oración de acción de gracias en espera de que llegue el reino; oración de petición de lo necesario para vivir y para abrirse compartiendo el panyelperdón;oración de esperanza enlarealizacióndelproyectosalvífico a favor de la humanidad.
PARA ORAR EL PADRENUESTRO
Era tan preciosa a los ojos de los primeros cristianos que la protegieron con la 'ley del arcano', es decir, por la consigna que se daba los cristianos de ocultarla ('arcano' viene de arcere, que quiere decir 'guardar', 'proteger'), para no exponerla a la profanación de los paganos.
El Padrenuestro es, pues, a la vez una oración de petición y alabanza y un programa de vida
Esta oración se la enseñaban a los catecúmenos solo la víspera de su bautismo, cuando habían terminado su larga preparación. Esa víspera del bautismo les enseñaban el Padrenuestro y les daban una explicación de la Eucaristía. Quien la recibía, esperaba con ansias el momento en que, al salir del baño del bautismo, en presencia de los nuevos hermanos y de la madre iglesia, elevando los brazos al cielo, podía exclamar por vez primera: «¡Padre!», haciéndose reconocer por todos como nuevo hijo de Dios y nuevo hermano en Cristo.
El Padrenuestro es, pues, a la vez una oración de petición y alabanzay unprogramadevida. Al comentar cadapetición,cada unodenosotros debe estar haciendo referencia a su oración y a su programa de vida.
Pero, como suele suceder, la rutina ha trivializado el «Padrenuestro»; hemos perdido el tremendo sentido que se esconde en estas palabras salidas de los labios de Cristo y dirigidas a los oídos del Padre. «De los labios de Cristo a los oídos del Padre...»
Deberíamos quitarle esa pátina del tiempo, esa capa aislante que ha podido irse acumulando sobre ella y que impide que nos estremezcamos de alegría, en cuanto pronunciamos o escuchamos sus primera pa-
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Orar con el Padrenuestro labras. La liturgia nos da ejemplo cuando la coloca estratégicamente en los momentos más importantes de sus celebraciones.
Tendríamos que ver el Padrenuestro como la oración de Jesús, la oración de la cabeza que, al regalársela a sus discípulos, quiso él que se difundiera a todos los miembros y se convirtiera en la oración de todo el cuerpo.
Lo que es típico del Padrenuestro es que está formulada tan ampliamente que parece hecha para que en ella quepan y por ella se expresen todas las voces, todas las súplicas, todos los gritos, que emiten los hombres y mujeres mirando hacia lo alto, aunque a veces no sepan a quien la dirigen.
Digamos el Padrenuestro así, 'inclusivamente', como abriendo un enorme recipiente en que quepan, no solo todas nuestras súplicas particulares, sino los anhelos y súplicas de la Humanidad.
SUGERENCIAS PARA ORAR CON EL PADRENUESTRO
Primera
Toma conciencia de tu cuerpo: que tu postura sea expresión de tu deseo de orar, de que eres consciente de tu fe, de la presencia actuante del Espíritu. Concéntrate y, con toda tranquilidad, acude a alguna de las peticiones del Padrenuestro.
Pídele al Señor la gracia de ser consciente de su acción, es decir, la gracia de orar unos momentos. Reconoce tranquilamente algunas creencias que están vivas en ti, con respecto a Dios Padre, que generanactitudesoconductas. FormulaunaodospeticionesdelPadrenuestro, las que más te digan en este momento.
Vas remansando la respiración con algún deseo o petición del Padrenuestro. Con tu imaginación te pones al lado de Jesús y repites con él esa petición. Paséala por todo tu cuerpo, de modo que renazca algo de nuevo en ti.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 53-79
Iván Restrepo Moreno, S.I.
Hazte consciente de tu presencia aquí y ahora, de tu deseo de orar..., intuye la oración como la conciencia de la acción de Dios en ti; una conciencia modesta, pero creyente de la acción del Espíritu en ti. Ponte en contacto con tu corazón, con tu Espíritu, principio de unificación, de energía, de libertad, de fuerza, de presencia, y repasa alguna de las peticiones del Padrenuestro.
Lleva la atención a tu cuerpo, haciendo que se demore en las sensaciones que experimentas, y que tu postura sea la expresión de tu deseode orar. Pideal Señor con tupostura quelo queahora vasa pensar, sentir, intuir, sea fruto de su acción en ti al ir recorriendo lentamente el Padrenuestro.
Segunda
Padre Nuestro tú que estás en el cielo de nuestras vidas, en el azul infinito de nuestros sueños. Tú que habitas en las profundidades del mar, en la paz de las montañas, en la suavidad de las nubes, en la caricia del viento. Tú que corres por nuestros cuerpos en el azul de nuestras venas morando en todo nuestro ser. Tú Padre Nuestro, tú que nos conoces, nos sondeas y nos descubres. Tú que vives en nuestro interior y eres luz espiritual y eres todo corporal. Santificado, venerado y glorificado sea tu nombre, Dios Padre, hijo Jesucristo y Espíritu Santo misterio sublime de redención y misericordia.
Venga a nosotros tu reino. Tu reino de paz interior en la que habitan aquellos que te creen, aquellos que se entregan a ti sin condición, aquellos que han pasado el umbral de las estrellas y han muerto a sus miedos, a su locura a sus odios, a sus rabias y han creído que tú los guías.
Hágase tu voluntad en este cuerpo que es de tierra y en el cielo infinito de nuestro espíritu para glorificarte y alabarte para ser infinita parte de tu amor. Hágase tu santa voluntad, aquella que es perfecta aunque nos cauce un dulce dolor o un placer amargo, nada comparable con la dulzura detu paz al resignarnos; porque es tu luz de amor la quesabe que conviene y que debemos aprender .
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 53-79
Orar con el Padrenuestro
Danos hoy el pan de cada día, el pan de tu palabra, el pan de la oración, el pan de conocerte, el pan que nos cubre y habita en nuestro Ser el pan de Cristo.
Perdónanospor nocreerte,por ofenderte,por culpartedenuestro ceño fruncido, nuestro puño cerrado y nuestras batallas sin gloria. Perdona nuestras guerras perdidas en la sangre de cada hermano, perdónanos porque sufres con el dolor de tus hijos y enséñanos a perdonarnos a perdonar y a amarnos a nosotros mismos, para amarnos todos como hermanos, enséñanos a no dudar de ti.
Y no nos dejes caer en la tentación de no continuar nuestro camino junto a ti, de no seguir tus pasos, de soltarnos de tus manos, de no compartir con nuestro hermano. Pon en nuestra boca el pan de la alegría de servir; sin esperar recompensa, de sembrar trigo en nuestro camino para que haga buena cosecha. Y líbranos del mal que somos, de aquel que tenemos escondido y no vemos y ayúdanos a descubrirlo para poder contigo amarlo, consentirlo y entregártelo; para ser verdaderamente tus hijos.

Señor consérvanos en tu amor, misericordia y paz porque nos reconocemos débiles porque te necesitamos.
AMEN
Clara Inés Restrepo
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 53-79
Alvaro Gutiérrez Toro, S.I.
La Contemplación: encuentro con el Dios vivo
Alvaro Gutiérrez Toro, S.I.*
Contemplación es una palabra que poco se usa en nuestro lenguaje corriente. Por eso se hace necesario definirla para saber de que se trata desde el comienzo de esta exposición.
En el ámbito del cristianismo llamamos oración contemplativa a toda forma de adhesión al misterio de la fe, tal como se realiza por Jesucristo y tal como es propuesto por la Iglesia. En otras palabras: es oración contemplativa toda actividad espiritual que toma en consideración el misterio actual del Reino de Dios, con el fin de que el alma se adhiera más profundamente a él en la fe.
Entre las innumerables cosas que solicitan la atención de nuestra mente se destaca todo lo relacionado con Jesús de Nazareth: presencia visible del Dios invisible. Esa vida se despliega en incontables episodios que pueden ser enfocados por nuestra atención y darles el colorido de nuestra imaginación.
* Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Especialista en Bioética de la misma universidad. Actualmente pertenece al equipo CIRE.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 80-87
La contemplación: encuentro con el Dios vivo
Yo puedo contemplar a Jesús en el momento en que dormía en la barca, cuando sus amigos luchaban contra la tempestad y se encontraban a punto de desfallecer. Sencillamente me pregunto ¿qué significado tiene esto hoy para mí? Siempre tengo como telón de fondo el hecho de que «quien me ve, ve al Padre» Jesús contrasta definitivamente con el ajetreo de los discípulos,apuntodenaufragar,ysurostro se muestra tranquilo como el de un niño, en brazos de su madre. Esa escena adquiere para mi una significación que no termina nunca de desvelarse. Es un recuerdo de familia generador de mi propia identidad. Eso es la contemplación.
Se llama oración contemplativa a toda actividad espiritual que toma en consideración el misterio actual del Reinode Dios
La contemplación no es un lujo en mi devenir humano y cristiano. Es mantener la identidad y la fidelidad de mi propia historia que hace de mi lo que soy sin que me resquebraje. La contemplación le da consistencia a mi propia vida.
En un lugar tranquilo escucho del Señor las palabras: «vengan a descansar un poco». Sin más, experimento lo apacible que es ese rostro de Jesús que tiene autoridad para transformar una situación de desconcierto en una paz interior indecible. Eso es la contemplación.
Repito entonces: se llama oración contemplativa a toda actividad espiritual que toma en consideración el misterio actual del Reino de Dios, con el fin de que el alma se adhiera a él más profundamente en la fe.
Les voy a proponer que entremos a considerar lo que se está entendiendo hoy por «diversos niveles de realidad». Y es que me parece que esta noción puede ayudarnos en la comprensión de lo que estamos tratando.
Comienzo por decirles que en una reunión que se tuvo en La Rávida (¿recuerdanel conventodedondesalióColón,enEspaña?) Puesallí.personas estudiosas de la transdisciplinariedad concluyeron entre otras, con estaafirmación,enun Manifiesto quellamarondelaTransdisciplinariedad:
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 80-87
Alvaro Gutiérrez Toro, S.I.
El reconocimiento de la existencia de diferentes niveles de Realidad, regidos por lógicasdiferentes, esinherente a la actitud transdisciplinaria. Toda tentativa para reducir la Realidad a un solo nivel, regido por una sola lógica, no se sitúa en el campo de la transdisciplinariedad.
Deseo que relacionemos «los niveles de Realidad» con el asunto que venimos tratando: la contemplación. Si nos movemos en un solo nivel de Realidad la contemplación no es posible. En la contemplación lo inmediato es referido a lo trascendente, es decir que inciden diversos niveles de Realidad. No nos movemos en un solo nivel y eso es lo que hace que a veces podemos rezar cuando estamos fumando (si es que fumamos ), como otras veces podemos fumar al estar rezando.
Todos los autores místicos admiten dos niveles en lo que tiene relación con las actividades del alma: un nivel común en el que se desarrollan las operaciones del conocimiento racional y discursivo; y un nivel superior, en el que Dios se hace presente por un modo simple de conocimiento y de adhesión. Las maneras de concebir estos dos niveles, como también los nombres que se les atribuye, son muy diversos. Pero esta diversidad no impide este acuerdo sustancial.
Destacamos la palabra adhesión. Quiere decir que progresivamente se va entrando en una nueva forma de ver las cosas, distinta de la manera meramente racional. Es aquí en donde toma su fuerza la «lectio divina». «El contactoconla Palabra de Dios debe constituir el fundamento de toda oración contemplativa, ya que su objeto no es otro que el misterio de la fe. Es en el contacto con la Escritura en donde debemos buscar la luz para nuestras vidas. Al frecuentar con asiduidad la Sagrada Escritura, el cristiano se hace portador de un juicio recto, esclarecido por Dios, que no será meramente el reflejo de la sociedad en la que se encuentra. Y poco a poco, no será solo el juicio el que será transformado, sino también la voluntad, la afectividad y la imaginación las que se orientarán de manera conforme con la Escritura».
El contacto con la Palabra de Dios debe constituir el fundamento de toda oración contemplativa
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 80-87
La contemplación: encuentro con el Dios vivo
Por este ejercicio de la contemplación, el cristiano se va transformando. Es decir que el contacto con el Verbo de Vida va logrando un cambio en nuestro ser que nos va asimilando a la manera de ser del Señor. «Tengan en ustedes los sentimientos de Cristo», lesdicesan Pabloa sus amigos. Es claro que para lograrlo, además de la gracia que nos es dada a todos, se requieren muchas horas de contemplación para que esos sentimientos de Cristo se adhieran a los nuestros.
Cuando se habla de la acción transformadora de la contemplación, no es lo mismo que hablar, por ejemplo de la acción transformadora de la filosofía. En este caso el hombre se forja convicciones que repercuten sobre su comportamiento... No, la acción transformadora de la contemplación es mucho más profunda, ya que tiene al mismo Espíritu Santo como autor, el Espíritu que actúan en le corazón del contemplativo... Y es que la oración contemplativa se desarrolla en la fe. Nos hace experimentar un nuevo modo de conocimiento que proviene del amor y que es la expresión de nuestra condición de hijos de Dios.
Recordemos la carta a los Hebreos:
En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora, en estos últimos tiempos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas. El es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa1 .
Por decirlo en alguna forma, afirmamos que el Espíritu se actúa por la Palabra. La contemplación cristiana pasa por la Palabra hecha carne. Ahora bien, ¿cuál es esta Palabra? Podemos decir que privilegiamos el Evangelio. Cuando san Juan, al finalizar el Evangelio dice que Jesús hizo muchas otras cosas; tantas que, si se escribieran una por una, creería que en todo el mundo no cabrían los libros que podrían escribirse..., nos está advirtiendo que lo escrito es suficiente para alimentar nuestra contemplación, a lo largo de nuestras vidas. ¿Cómo no pensar en Ignacio, que nos dice en los Ejercicios Espirituales, que no el mucho saber harta y satisface el ánima, sino el sentir y gustar las cosas interiormente? Porque
1 Heb 1, 1-3.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 80-87
Alvaro Gutiérrez Toro, S.I.
es esta contemplación la que puede transformarnos. Cuando Jesús perdona, también pedimos que seamos perdonados y que sepamos perdonar... CuandoJesússirve,pedimosqueaprendamosaserviralosdemás... CuandoJesúsora,pedimosqueaprendamosaoraralamaneradeJesús...Cuando Jesús enseña... Cuando Jesús sufre... En fin...
Podemos hacernos una pregunta: ¿Por que los cristianos estamos tan lejos de parecernos a Jesús? Puede ser que hayamos privilegiado un modo de orar de «devocionario», que no nos ha permitido ahondar en el misterio de la Palabra hecha carne en Jesús de Nazaret y cuyo contacto cotidiano es la fuente de nuestra transformación progresiva. Al unirse a Dios, por la mediación de Cristo, la persona pasa del ladode Dios; penetra en el Reino y se transforma.
Les propongo un texto de san Juan de la Cruz, que se encuentra en el capítulo 22 de La subida al monte Carmelo.
Después del texto que hemos escuchado de san Pablo, en la carta a los Hebreos, san Juan de la Cruz dice:
En lo cualda aentenderelApóstol, queDios haquedadocomo mudo,y no tiene nada más que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas, ya lo ha hablado en él todo, dándonos al Todo, que es su Hijo.
Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no solo haría una necedad, sino haría agravio a Dios no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad. Porque le podría responder Dios de esta manera, diciendo: si te tengo ya habladas todas las cosas en mi palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso; pon los ojos solo en él, porque en él te lo tengo dicho todo, y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides o deseas...
Se va precisando entonces lo que es para nosotros, los discípulos de Jesús, la contemplación: es integrar en el proceso de nuestro crecimiento la parte que le corresponde a Dios; es adherir a la persona de Jesucristo por el único camino que nos es dado en este momento de la economía salvífica, es decir, por la sagrada Escritura, leída en la comunidad eclesial.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 80-87
Cuando nos entregamos a la contemplación, se establece un contacto entre la acción del Espíritu en nosotros y los acontecimientos de la vida de Cristo
La contemplación: encuentro con el Dios vivo
Es una Palabra viva. Cuando el Señor nos advierte que la letra mata y el Espíritu hace vivir, nos hace comprender que es el Espíritu que él mismo nos prometió al irse, cuando nos dijo que no nos dejaría huérfanos, el que actúa la Palabra. Se ha dado una manera de vivir el cristianismo bajo la forma de «imitación de Jesucristo» y es posible que haya dado buenos resultados, porque Dios actúa según su beneplácito. Pero hoy podemos pensar que es más apropiado hablar de proseguimiento de Jesús bajo la conducta de su Espíritu. Sencillamente decimos: inspirados por la acción de Jesús, en su tiempo (es aquí en donde se sitúa la contemplación), el Espíritu nos descubre nuestro obrar en nuestro tiempo. Sin esta doble mirada, al Jesús del Evangelio, y a nuestro tiempo como tiempo favorable (kairos) para proseguir la acción transformadora de Dios en nuestro mundo, no se puede dar una vida cristiana auténtica.
Así, la contemplación de Dios vivo nos remite a su obra de salvación. Pero ¿cuál esel fundamentoúltimodeestaactividadcontemplativa? Es necesario buscarlo en la presencia del Espíritu: es el Espíritu Santo quien estaba presente en plenitud en la vida de Cristo. También es Él el garante de la verdad de los relatos y de las palabras del Evangelio. Además, es también Él quien está presente en el corazón de los fieles, hoy en día. Así, cuando nos entregamos a la contemplación, se establece un contacto entre la acción del Espíritu en nosotros y los acontecimientos de la vida de Cristo. «En El nos movemos, existimos y somos», se dice en los Hechos de los apóstoles.
No quiere esto decir que a veces no podamos batir palmas y alzar nuestras manospara alabar el nombrede Dios. Esto hace parte dela vida de oración del cristiano. Pero lo que tenemos que decir con igual fuerza es que no nos podemos eximir de largos momentos de contemplación, a la manera como lo hemos dicho, para ir conformando cada vez más nuestras vidas con lo que Dios quiere de nosotros. Pero sabiendo que «todo es gracia». Nos preguntamos de nuevo:
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Alvaro Gutiérrez Toro, S.I.
¿Por qué tantos cristianos –y también nosotros– estamos tan lejos de irradiar la presencia de Jesús en nuestro medio?. Ya hemos reconocido que puede ser la ausencia de oración contemplativa en nuestras vidas.
Desarrollemos un poco máslo que significa la acción transformante de la oración contemplativa. El primer aspecto de esta transformación se refiere a la fe, que se hace viva y personal. Para comprender mejor esto es preciso distinguir dos aspectos en la fe: se da ante todo el contenido objetivo (es el misterio de la salvación, al que la contemplación no le puede añadir nada esencial); pero se da también la luz que la fe comunica al sujeto. La oración contemplativa provoca una permanente reactivación de la luz de la fe y por lo mismo hace más vivos los misterios particulares de la salvación.
La luz de la fe no esclarece solo el contenido objetivo; también le permite al sujeto tomar mejor conciencia de la relación que el misterio de la salvación mantiene con su propia vida. Es importante que caigamos en la cuenta de esta diferencia entre lo objetivo y lo subjetivo. Lo objetivo, es el dato del misterio revelado: «Jesucristo muerto y resucitado». Lo subjetivo es la vivencia que experimento de esta verdad revelada en mi propia vida y en las circunstancias en las que me encuentro. Por ejemplo: referir la muerte de un ser querido a este misterio de salvación de Jesucristo muertoyresucitadoyconellosentirpazinterior. Laactividad contemplativa personaliza la fe. Por el ejercicio de la contemplación, la conciencia se va transformando y se va haciendo cristiana. A la larga se irá dando una connaturalidad entre la persona contemplativa y el modo de ser de Jesús. Es trabajodetoda la vida. Nuestraconcepcióndel mundose simplificay se esclarece: nuestro esfuerzo moral no se restringirá a combatir las tendencias malas –que nos sompañarán sin duda hasta el final– sino que le daremos cabida a una toma de conciencia seria y perseverante de lo que significa la primacía del amor en nuestra vida. Nuestra manera de ver el mundo, las personas y las cosas será así transformada.
Es por esto por lo que esta actividad contemplativa que caracteriza la vida cristiana auténtica, le va dando un rostro propio a cada persona según las gracias que cada uno recibe. Sabemos que en cierto momento de su vida, san Ignacio, al leer las vidas de los santos que lo habían precedido, quiso ser como ellos, hasta que se dio cuenta de que esa no era la
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La contemplación: encuentro con el Dios vivo
vía que le señalaba el Espíritu y optó por dejarse conducir por el Espíritu de manera original, como un niño de escuela se deja conducir por su maestro, como lo dice el mismo santo en su Autobiografía.
Les presento un texto de Nouwen: en el libro Un ministerio creativo:
La vida cristiana no es una vida dividida en tiempos para la acción y tiempos para la contemplación. No. La acción social real es una manera de contemplación, y la contemplación es el corazón de la acción social. En un análisis final, acción y contemplación son las dos caras de la misma realidad que hacen al hombre agente del cambio. Solo la síntesis entre el comisario y el yoga hace posible ser un agente social de cambio y evita las trampas de la manipulación. Sólo esta síntesis nos permite mirar más allá de todos los desarrollos políticos, sociales y económicos para mantenemos para siempre despiertos y siempre en la esperanza de la venida del mundo nuevo. Porque un cristiano solo es cristiano cuando plantea sin descanso cuestiones críticas de la sociedad en la que vive, y manifiesta continuamente la necesidad de la conversión, no solo del individuo, sino del mundo entero. Un cristiano solo es cristiano cuando se niega a sí mismo o a algún otro a permanecer en un confortable descanso. Permanece insatisfecho con el statu quo. Y cree que tiene que jugar un papel esencial en la realización del nuevo mundo que ha de venir, incluso sin saber cómo vendrá ese mundo. Un cristiano solo es cristiano cuando no cesa de decir a todo el que encuentra, que la buena nueva del Reino tiene que ser proclamada a todo el mundo y testimoniada a todas las naciones (Mt 24, 13). Mientras un cristiano vive, se mantiene permanentemente en búsqueda de un nuevo orden sin divisiones entre los pueblos, buscando una nueva estructura que permita a todo hombre estrecharse las manos con todos los demás, y una nueva vida en la que habrá una paz y una unidad verdaderas2 .
2 HENRI NOUWEN, Un ministerio creativo, 124-125.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 80-87
Luis Raúl Cruz, S.I.
Rastrear los signos de Dios
«de noche iremos... solo de noche y sin luna que para encontrar la fuente del agua solo la sed nos alumbra...
De noche iremos que para encontrar la fuente, Basta con la sed que tengo»
César Javier Uribe Jaramillo, S.J.
Luis Raúl Cruz, S.I. *
Dos mil años atrás, nació un hombre contradiciendo las leyes de la naturaleza... nació de una virgen, además nació en la pobreza y creció al margen de todo prestigio. No hizo extensos viajes, escasamente cruzó las fronteras del país en que nació, tampoco poseyó riquezas, ni influencia alguna... su familia era insignificante y no pudo gozar de una educación formal. Sus amigos no eran de prestigio sino pobres, pecadores, enfermos... tampoco escribió un libro, pero si ha dado para escribir bibliotecas enteras, no realizó alguna obra de arte, pero es objeto de muchos artistas... no creo ninguna escuela, pero todos desean estudiarlo... no era médico pero si sanó muchos corazones... murió fracasado, pero es el fruto de la vida al resucitar... porque El es el camino, verdad y vida!!!
* Sacerdote jesuita, colaborador del Equipo Cire.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 88-111
Rastrear los signos de Dios
Lo evidente de Dios, muchas veces pasa a ser lo difícil de descubrir para el ser humano, porque las categorías mentales, parecieran incapaces para captar lo trascendente en lo sencillo y fragil... quizá es la continuidad de la lógica divina de transitar de la manera más humilde y sobria, la que no hemos interiorizado o que hace falta por aprender.... y así poder discernir la presencia divina en medio de lo secreto de la realidad, porque «siguiéndoos, mi Señor, no me puedo perder»
Llevados por el maestro, que nunca fue profesor, Ignacio de Loyola se pretende discurrir sobre la importancia de descubrir la presencia de Dios, siempre paradójica, porque es cercana pero se percibe lejana, evidente pero no se ve de buenas a primeras, grandiosa pero íntima, en fin, es descubrir el sendero de ir tras las huellas del Señor presentes en la historia personal, familiar, social, comunitaria para acertar en el quehacer su voluntad.
CONOCER EL AMOR ACONTECIENDO EN MÍ
El deseo de 'el Peregrino'1 para acertar en el mayor servicio a Dios, siempre lo colocó ante grandes y nobles ideales, frente a servicios concretos y exigentes porque la mediocridad no tenía cabida en su vida, le llevó siempre a buscar qué exigencias Dios le insinuaba o en qué debía acertar para el mayor servicio divino (Magis), que no es lo espectacular y digno de mostrar, sino que es el «Minus», que lleva el movimiento hasta el extremo del abajamiento, que se hace praxis de vida en Jesús que lo llevó a una muerte y muerte de cruz, el total vaciamiento y despojo2. Ignacio comprendió que en ello consiste la vida cristiana, en incorporarse a este actuar de Jesús, que le hizo a Jesús significativo por su insignificancia: un Jesús pobre y humilde, al cual Ignacio le apostó la vida, que le cambió el corazón y su manera de ver y proceder en la vida.
Cuando hablo del Jesús pobre y humilde al que quería seguir, deberíais traducir estas palabras al nivel de teoría y de praxis para poder entenderlas realmente. Deberíais preguntaros: ¿Qué significa propiamente hoy en nuestro tiempo «pobre y humilde»? Actualmente, cuando uno se
1 Apelativo con el cual se nombraba a sí mismo Ignacio de Loyola.
2 Flp 2, 5-11.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 88-111
Luis Raúl Cruz, S.I.
hace jesuita, se convierte, quizá con excesiva rapidez y naturalidad, en una persona piadosa y en sacerdote. Pero eso todavía no quiere decir que sea pobre y humilde. El aspecto concreto que haya de cobrar esta traducción práctica en la realidad actual es algo que habéis de descubrir por vosotros mismos3 .
En su camino de encuentro con la Divina Majestad, cada vez más creciente y apasionante, el peregrino refleja en su propia vida, el amor loco y apasionado que le quemaba dentro, porque fue un cambio interior y notable en el exterior, impulsado por el deseo de servir y agradar a Dios, así como de buscar ayuda (conversación con personas espirituales) para acertar en lo que más podría ser grato a los ojos de Dios nuestro Señor
–¿Qué nueva vida es ésta que agora comenzamos? En este tiempo conversaba todavía algunas veces con personas espirituales, las cuales le tenían crédito y deseaban conversarle; porque, aunque no tenía conocimientodecosasespirituales,todavíaensuhablarmostrabamuchohervor y mucha voluntad de ir adelante en el servicio de Dios4 .
El peregrino descubrió que el amor de la Divina majestad lo llevaba a una manera propia de proceder, de seguir a Jesús en la historia, de servir de la mejor manera, y será de acuerdo al modo de proceder de Jesús. Así la vida espiritual ignaciana consistirá en el desplazamiento interior del hombre para que su impulso de dominación se transforme en amor, que es el modo de hacer de Dios desde abajo.
(...) Aprovecha en la vida espiritual aborrecer en todo y no en parte cuanto el mundo ama y abraza, y admitir y desear con todas las fuerzas posibles cuanto Cristo nuestro Señor ha amado y abrazado (...) los que van es espíritu y siguen de veras a Cristo nuestro Señor, aman y desean (...) pasar injurias, falsos testimonios, afrentas, ser tenidos y estimados por locos (...) por desear parecer e imitar en alguna manera a nuestro Criador y Señor Jesucristo (...) le queramos imitar y seguir, como sea la vía que lleva los hombres a la vida (...)5 .
3 Karl Rahner, Palabras de san Ignacio a un jesuita de hoy, (Aquí y ahora, 8), Sal Terrae 1990, 21.
4 Autobiografía, 21.
5 Constituciones de la Compañía de Jesús n. 101.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 88-111
Rastrear los signos de Dios
DESCUBRIR LOS DESEOS DE AMAR Y SERVIR
Los seres humanos siempre necesitan ubicar su vida dentro de una realidad concreta y situarla en la historia y la geografía a través las categorías de espacio y tiempo real, para no divagar... pero no es fácil, porque existen muchas situaciones, realidades, objetos, experiencias que se le imponen y no les permiten ser sujetos de transformación, lo cual lleva a que sus nobles deseos queden en simple desidia, displicencia y fastidio.
El lenguaje es muchas veces tramposo y enmascarador de la realidad
En el camino de la vida espiritual Ignaciana, el deseo de amar y servir se presenta de múltiples maneras, para no acallar la exigencia de fidelidad y entrega, de trabajo y silencio, de contemplación y acción, por eso, por el peregrino somos conducidos en la petición de la contemplación para alcanzar amor, a pedir conocimiento de tanto bien recibido para que en todo pueda amar y servir6 esta noble causa y búsqueda exige de parte de la criatura salir de su propio amor, querer e interés7 para que sus intereses del corazón sean limpios8. Esto ha de colocar en crisis el camino del amor, por el sendero de la fe. Esta unidad de amor y de fe, Ignacio la coloca en la primer advertencia de la misma contemplación donde presenta que «el amor se debe poner más en las obras que en las palabras»9 .
Descubrir es hacer evidente, hallar lo ignorado lo cual supone en este caso mirar qué amor es el que mueve, si es el amor a Dios o el amor a las criaturas. Esta clarificación lleva por una parte poner en «crisis», someter a «prueba» tanto el decir y sentir sobre la persona de Nuestro Señor para no caer en una ensoñación y en una alucinación meramente subjetivay por lo tantoirreconocible por la comunidadcristiana y por otra someter «a juicio» el modo de estar en la vida porque el lenguaje es muchas veces tramposo y enmascarador de la realidad. Hay que aclarar-
6 Cfr. Ejercicios Espirituales 233.
7 Cfr. Ejercicios Espirituales 189.
8 Cfr. Mt 5, 8.
9 Ejercicios Espirituales 230.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 88-111
Luis Raúl Cruz, S.I.
se ante sí y la comunidad para clarificar los deseos, que llevan el camino de la fe y del amor, por sendas de servicio y de justicia.
Este camino de irse aclarandosupone que lo quecuenta es la fe, una fe activa por medio del amor10 ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿podrá acaso salvarlo esa fe?11. La fe es la fidelidad a una conducta dictada por el Evangelio, porque la «fe es como el oro:sucalidaddebeserprobadapormediodelfuego»12. Descubrirlosdeseos de amar y servir exige transitar los caminos de la libertad y la fidelidad, es descubrir a Dios haciendo historia con la humanidad y por lo tanto, es el lugar del encuentro con Dios, en el acontecer, en lo que ocurre, en la cotidianidad dela vida que ha de purificar la misma vida (quitar impurezas) y de descubrir las oportunidades que la misma vida brinda y garantiza.
EstedescubrirlosdeseosllevaaquelonombradovoluntaddeDios,se veanosolocomoregaloofrecidopor Dios, sinoexplicitadoenlafeatravésde la practicidad que lleva implícita. Es estar en plan de acción, de ser colaboradoresactivosdelaobradivina, creciendoenloscompromisostantodelafe como de la justicia, luchando por una coherencia entre el decir y el hacer, tanto en el ámbito personal, como comunitario, eclesial y societario.
La Iglesia ha venido presentando esta realidad como los «signos de los tiempos», que de manera fuerte son evidenciados en el Concilio Vaticano II en la Constitución Pastoral «Gaudium et spes» porque «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo»13, este gran escenario del mundo pide al ser humano respuestas, por eso no son solo desafíos, sino que llevan la obligación de responder14. Así mismo el pueblo de Dios, busca discernir en lo que vive en medio de su historia a través de sus exigencias y deseoslas insinuaciones (mociones) de Dios15 .
10 Cfr. Gál 5, 6.
11 Cfr. Sant 2, 14.
12 1 Pe 1, 7.
13 Gaudium et spes n° 1.
14 Cfr. Gaudium et spes n° 4.
15 Ibíd., n° 11.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 88-111
El discernimiento no es encubrimiento, ni sometimiento, sino apertura y rompimiento de falsas seguridades
Rastrear los signos de Dios
El deseo de amar y servir en la Iglesia Latinoamericana, insinúa con fortaleza y premura la importancia de captar y sentir como propias las situaciones del pueblo latinoamericano en sus manifestaciones de esperanzas, anhelos, problemas, frustraciones y logros, para que en medio de esta realidad sufriente y esperanzadora sepueda ser testigodeanuncio ydenuncia16 para captar desde la fe la presencia interpeladora de Dios a la humanidad en las cambiantes circunstancias y responder con efectiva actuación17 .
La adquisición de los mismos gustos de Dios18 se vuelve entonces un camino de identificación con el deseo de servir y de amar, para crecer en la identificación de Jesús que paso siempre haciendo el bien19. Es el camino de la desinstalación, como manera de situarse en el aquí y ahora de la historia de la humanidad, es un exponerse, más que ampararse en la ley, porque el discernimiento no es encubrimiento, ni sometimiento, sino apertura y rompimiento de falsas seguridades.
«DE UN MISMO MANANTIAL NO PUEDE BROTAR
A LA VEZ AGUA DULCE Y AGUA AMARGA»20
Clarificar lo que Dios quiere y desea tanto en el plano personal, como comunitario y eclesial, va pidiendo en los seres humanos crecer en lacalidad de ser testigos, para comunicar lo vivido, porque «de lo que abunda en el corazón, habla la boca»21. Son los frutos trabajados en el silencio y aclarados y madurados en la vida e historia lo que permite ser manantial de vida y testimonio de fe; de tal manera que la coherencia y honestidad de vida llevan una direccionalidad, aunque existan otras tendencias.
16 Cfr. Puebla 15; 1128.
17 Cfr. Puebla 470-479.
18 Cfr. Is 58; Mt 5, 16-18.
19 Cfr. Hch 10, 34-42.
20 Sant 3, 12.
21 Mt 12, 34.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 88-111
Luis Raúl Cruz, S.I.
La claridad en el discernimiento de la voluntad de Dios pasa por la unicidad en el interior del ser humano, así como por la invitación y seducción a la participación de la vida en común y de Iglesia. Igualmente, pide clarificar intereses ocultos e ideologías que trazan otros horizontes quizá humanos, pero no divinos. En ocasiones, lo que se ve como «natural y normal» a los ojos de la humanidad, no son más que extrañas señales, extravíos insensatos, sufrimientos inútiles, vacíos dudosos que no permiten la coherencia de vida, «porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas»22 .
Tener un mismo sabor, una misma luz, un mismo fermento es ir ganando la coherencia que se alcanza por la adhesión a Jesús tanto en su vida, como en su palabra; es dejarse hallar para ser encontrado y luego invitado a ser presencia en medio de la realidad. De igual manera es ir viendo en el reflejo de otros que a lo largo de la historia presentan con palabras y hechos la bondad divina, como buena noticia engendradora de vida, seductora de nuevos intereses, que se clarifican en medio de las torpezas y borrascas, sutilezas e insinuaciones a través de los cuales se descubren los intereses de Dios.
Un solo sabor, dado por una misma fe, es lo que permite no desvirtuar la sal23, es poseer la misma agua de la misma fuente24 y así al descubrir las insinuaciones continuas de Dios en la historia de las comunidades, así como de las personas permite sentir y gustar la presencia amorosa y silenciosa de Jesús que es el mismo ayer, hoy y siempre25 .
ElprocesotransformadordelEspírituSantoqueactúaenelmundo y en el propio corazón a pesar de la falta de evidencias ha sido desencadenado por el Espíritu mismo y colocado en las propias manos, por eso, el discernimiento –descubrir la voluntad de Dios, hallada y puesta en práctica– consiste en dejarse llevar o conducir por la abundancia del Espíritu
22 1 Jn 2, 16.
23 Cfr. Mt 5, 13.
24 Cfr. Jn 4, 14-15.
25 Cfr. Heb 13, 8.
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Rastrear los signos de Dios derramado en los corazones26 para sentir, gustar, desear, descubrir, interpretar, acompañar los gemidos inefables27 y ser enviado a liberar al Espíritu que gime en los demás. Es ir más allá de un trabajo interior de quitar obstáculos o lectura simple de «signos de los tiempos», para que los discernimientos no terminen en una simple puesta en común o reflexión interiorizada.
VIVIR EN LAS MANOS DE LA MISERICORDIA
No puede el ser humano por sí mismo decir que es lo más evidente de su praxis, si Dios no se lo concede, quizá termine justificando sus intereses, sus propios egoísmos. Delante de Dios, con temor y temblor, se ofrece la propia vida para el trabajo28 al sentir el privilegio inconmensurable de sentirse pecador perdonado, además deserelegido, porque «ustedes no me escogieron a mi, sino que yo los he escogido a ustedes, y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca»29. Este es el don infinito de la predilección divina por sus criaturas, manifestada en la presencia misericordiosa, humilde y sencilla de Jesús.
Que
el servicio sea darse, todo por amor; porque amamos lo que somos y somos lo que amamos
La coherencia que se pide al cristiano en la propia vida, se manifiesta y se exige por las acciones del Jesús terreno, que presentan en su decir y hacer la expresión del amor misericordioso de Dios, pues su actitud fundamental no fue otra que vivir la vida como donación, como sacrificio y entrega en favor de los demás. Este hecho es para el Peregrino motivación para que el servicio sea darse, todopor amor; porqueamamosloque somosysomoslo queamamos; esto se expresa en el deseo de identificación con el Señor, como lo expresa en lacontemplacióndel rey eternal «quien quisiere venir conmigo, ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria»30 .
26 Cfr. Rom 5, 5.
27 Cfr. Rom 8, 26.
28 Cfr. Ejercicios Espirituales 96-97.
29 Jn 15, 16.
30 Ejercicios Espirituales 95.
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La vida de Jesús es una vida de servicio, manifestada en las acciones continuas de misericordia a favor de los pobres, los pecadores, los marginados, excluidos. Desde esta perspectiva es válido preguntar para clarificar hacia adelante el camino ¿A quién se sirve?, ¿Quién sirve?, ¿En qué consiste este servicio?, esto se puede evidenciar en la praxis de la vida (!ojalá sea así!) o esconder en sutiles justificaciones; porque lo mínimo, lo máséticoesrevisar comollegoal otrocomootro, alapersonacomopersona.
Quien es hombre o mujer de fe, e incluso, ha hecho el camino ignaciano de los ejercicios descubre como imperativo, el servicio a Dios por amor, en el encuentro con el amor crucificado, al realizar la triple interpelación: «lo que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo, lo que debo hacer por Cristo»31, que se hace en el cara a cara del coloquio, por la mutua confianza para sacar provecho para la vida propia y comunitaria.
Jesús manifiesta con sus obras la praxis del servicio por amor, porque vino a no ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate por muchos32, y el sentido de su praxis se manifiesta al ser enviado y lo experimenta al expresar que: «El espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para evangelizar a los pobres»33 .
DISCERNIR: DON Y TAREA
La gratuidad y gratitud parecen esquivas en estos momentos donde todo lleva intereses encubiertos, por eso al querer volver al camino del discernimiento, exige naturalmente dar la lucha a los criterios mundanos, tan comunes, en nuestra manera de vivir, para sentir y gustar este camino como regalo y exigencia, compromiso y añadidura, y transitarlo a través de la entrega de la totalidad de la vida y estar con solicitud y vigilanciaenloscambiosdelahistoriapersonal,comunitaria,eclesialysocietaria.
El camino de la vida espiritual ignaciana lanza a una apertura al mundo y a la realidad, porque no privilegia unos aspectos de la vida cristiana (oración, culto...) sino que lanza a encontrar a Dios en todas las
31 Ejercicios Espirituales 53.
32 Cfr. Mt 20, 28.
33 Lc 4, 18.
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Rastrear los signos de Dios cosas, para que en todo pueda amar y servir. De esta manera evita las tendencias religiosas de encontrar a Dios fuera de la historia y la realidad en «lugares» en los que se cree que allí esta el Señor; antes por el contrario lleva a sentir y gustar la presencia del Señor en la marginalidad del mundo, en el surco de la historia, en la forja hirviente del debate, la duda, la investigación... porque todo habla de Dios.
Este descubrir la presencia de Dios en medio de las situaciones cambiantes del mundo y de la historia llevan actualizar nuevos fervores, enfoques, estilos, procedimientos para construir desde Dios no solo la historia del mundo, sino la vida de hombres y mujeres. Es desatar los nudos que amarran los sueños y esperanzas de la humanidad, para realizar el oficio de consolar que es propio del resucitado34, gracias al encuentro cercano y comprometido con el Señor de la historia que envía a ser testigo a trabajar por un mundo justo y fraterno.
Al ser el discernimiento un don y tarea supone un proceso apasionante y creativo, por lo tanto liberador, de ahí que la insinuación del espíritu lleve hacia la libertad, lance al servicio de los unos a los otros por amor y sea el Espíritu la guía segura y la vida en primavera que rompe las ataduras de los malos deseos35. El discernimiento como Don y Tarea es un modo de ser, de estar y de ver la vida... claro está, con los ojos de Dios.
«JESÚS, SÉ MI GUÍA, CONDÚCEME»
Aterrizar concretamente... para evitar vaguedades y justificaciones, así como afinar compromisos con los demás, por medio del servicio y la colaboración con este mundo, a través de comportamientos concretos que motiven y despierten a otros a la vida por medio del propio testimonio, que arrastra y seduce, es el camino final del sentir y gustar la presencia de Dios (discernimiento). Así mismo, es ser llamados y enviados a ser testigos, siendo la transparencia de Dios... porque El está bregando a construir seres humanos a toda hora para que por saturación y limpieza interior sea posible mostrar claramente el deseo de Dios con los seres
34 Cfr. Ejercicios Espirituales 224.
35 Cfr. Gál 5.
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humanos. Lo anterior no se puede lograr de manera individual, es necesaria la guía de Jesús y que sea él quien conduzca, quien lleve la iniciativa porque de lo contrario se estropea, impide, desbarata, descompone, deforma lo que Dios quiere y desea
Dejar a Dios ser Dios es llegar al ámbito del ofrecimiento, porque a Dios muchas veces se le ve como la chequera que firma y paga cuentas, mas no como quien por invasión lo hace salir de sí, que lanza al servicio y al compromiso con la realidad. Dios convoca para cambiar realidades, para ser activos en medio de la historia y la geografía de la vida en común. Sólo al leer la paradojas de la vida, como lo común y corriente del quehacer divino, pues lo grande es pequeño, lo fuerte es débil, lo primero es lo último... es el acceso a entender el vaciamiento de sí36 para llenarse de Dios y acompañar soledades ajenas, debilidades extrañas o cercanas y ser activos, comprometidos y conscientes que somos actuados y transformados por la iniciativa divina.
Con un ejemplo se puede entender, quien conoce el estado del tiempo, puede pronosticar si habrá buen tiempo, y puede garantizar, con mucha probabilidad, si habrá lluvia o sol... se conocen los signos de la naturaleza ¿pero se conocen los signos espirituales?.
Estos signos de los tiempos son fáciles de reconocer, pero los espirituales !no!; porque Dios no se manifiesta abiertamente, Dios solo sugiere y propone, por tanto, aquí entra en juegola libertadhumana. Cuando se conoce a Dios se puede conocer en dos aspectos, por las motivaciones personales y por lo que él ha concedido a cada ser humano.
En la Escrituraencontramos comoPedro teníaante Jesúsdos posturas: una la suya propia, fabricada desde sus posturas individuales que aparecen cuando Jesús anuncia la pasión y Pedro no piensa como Dios, sino como los humanos37 y la otra la que iba descubriendo en la disposición alEspíritu, queesmuy clara cuandodeclaraqueJesúsesel Mesías38 .
36 Cfr. Flp 2, 7.
37 Cfr. Mc 8, 32-33.
38 Cfr. Mt 16, 16-20.
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Hay que querer lo que Dios hace y hacer lo que Dios quiere
Rastrear los signos de Dios
En el Peregrino encontramos que en la conversión el veía como mejor manera de agradar y servir a Dios el entrar en la Cartuja de Sevilla, era la propia visión e invento del llamado del Señor, la forma personal como podía agradecer el que el Señor le hubiera transformado y creía que podría alabarlo con vida de penitencia y de silencio. Pero se preguntó ¿qué quiere Dios que yo haga? Y vino la oportunidad de la manifestación de Dios. El no deseaba que existiera un Iñigo de Loyola perdido entre los Cartujos (aunque es carisma del Espíritu) sino que fuera el fundador de una espiritualidad y comunidad religiosa, no para hacer penitencia y silencio; sino para hablar a tiempo y destiempo y estar en los lugares de frontera.
Si Ignacio no se hubiera preguntado por el querer de Dios, quizá sería un anónimo cartujo y no existiría lo que vino por su apertura a Dios a toda la Iglesia. Puede suceder, entonces, que los intereses personales por muy buenos que sean son simplemente la propia voluntad llevada por las emociones y no está dispuesta a captar la voluntad de Dios manifestada por las mociones.
El querer de Dios hay que descubrirlo en las insinuaciones que hace en los senderos de la vida y de la historia; una vez manifestada la respuesta hay que hacerla realidad colocando todos los medios al alcance, dejando el resultado venido de Dios, porque exige la totalidad de la respuesta, de lo contrario la mediocridad (querer que Dios se acomode a los intereses)39 y la tibieza espiritual acabarán por minar la respuesta, porque hay que querer lo que Dios hace y hacer lo que Dios quiere.
CAMINO DE ENCUENTRO CON DIOS
Escrutar la presencia de Dios en medio de los afanes de la vida, no es fácil si se hace a la deriva, sin continuidad y esfuerzo, porque el trabajo de salir fuera para estar frente a Dios, y sentir la brisa suave que trae un sonido apacible y delicado que acaricia40 exige aclararse así mismo para superar la ambigüedad de no saber si el espectáculo del teatro de la
39 Cfr. Ejercicios Espirituales 154.
40 Cfr. 1 Re 19, 11-12.
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vida refleja a Dios o no permite descubrir su presencia. Este camino de superar la ambigüedad permite «no acomodarse a los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que es grato, lo que es perfecto»41 .
Sólo desde lo que somos, desde nuestra limitación y fragilidad desde donde se sale al encuentro de Dios y desde la autenticidad y originalidad donde se descubre al Señor. Es necesario y urgente verle y escucharle allí donde el mundo no quiere verle ni escucharle. Este es el único camino para seguirle en el aquí y ahora: el de poner la otra mejilla, el de además de la capa dar la camisa, el de ofrecer caminar el doble de lo andado42; hay que verle en la cotidianidad del anonimato, en lo escondido de la multitud, en el silencio del bullicio, en lo apartado del escándalo.
El camino de la vida espiritual ignaciana, aterrizada en su praxis, presenta a través de los diversos exámenes medios para escrutar la presencia divina, por eso sugiere el examinar mucho tanto en el ámbito particular, de la oración, como de conciencia. La importancia del examen, se presenta en una triple dimensión:
* Particular Mejorar un defecto o potencializar una cualidad.
* Oración Sentir la presencia de Dios en el cara a cara y sus insinuaciones.
* General Descubrir la presencia divina, y lo que se puede mejorar y ofrecer.
Lo anterior permite sintonizar el corazón en la frecuencia divina para seguir sus insinuaciones y estar atentos a Dios, también es descubrir las astucias y continuas razones que el mal también aduce para impedir la acción divina. Se trata de caer en la cuenta de posibilidad de engaños. Se pueden confundir las propias valoraciones, modos de estar en la vida, proyectos, con los del Evangelio o como si fuesen pedidos o exigidos por el Espíritu, para ello hay que examinar mucho, lo cual permi-
41 Rom 12, 2.
42 Cfr. Mt 5, 38-42.
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Rastrear los signos de Dios
te clarificar criterios, motivaciones, exigencias y descubrir las insinuaciones o caminos del Espíritu.
El discernimiento, como la vida espiritual, es un combate por encontrar libertad... continuamente atraída por la insinuación del «buen espíritu», o seducida (tentada) por justificaciones, sutilezas sugeridas por el «mal espíritu». En la medida que se crece en la familiaridad con Dios y se responde efectivamente, se camina en medio de vacilaciones y llevado en la aventura de ser conducido a donde no esperaba ir43 pero la claridad en los criterios que concretan en signos el camino del encuentro, pasa por la necesidad de decidir y hacer elección entre riqueza-pobreza (espiritual, actual); éxito, honor-fracaso, menosprecio; soberbia-humildad44 que acrecientela disponibilidady el ofrecimiento generoso hacia el futuro, que en el aquí y ahora supera fragilidades y concreta opciones por la tendencia de la esperanza.
El discernimiento, como la vida espiritual, es un combate por encontrar libertad
El peregrino, presenta el camino como la «indiferencia»45 que es el «magis» de la vida espiritual ignaciana, para buscar el reino de Dios y su justicia46 por encima de toda idea o interés particular, que va aclarándose a medida que se configura, accede y conforma la voluntad divina, porque no hay nada seguro exteriormente que garantice la fidelidad al Espíritu, que supone superar la ambigüedad y oscuridad que hay en la existencia, porque el encuentro con Dios no es sino su búsqueda continua.
43 Cfr. Jn 21, 18.
44 Cfr. Ejercicios Espirituales 136-147.
45 «es menester hacernos indiferentes» (EE 23) actitud compleja que consiste en colocar todo lo que no es Dios a su servicio, es estar disponible sin cesar, para situaciones nuevas, con el llamado inédito que contienen, de ese Dios gratuito y libre; actitud de considerar lo nuevo, no como una riqueza, sino como un servicio que se solicita de parte de Dios para la humanidad. Es permanecer abiertos y de seguir cuestionando si lo hallado es definitivo o es superable por ese Dios siempre mayor. La indiferencia implica un fervor, una atención apasionada, un estado de acogida, una disponibilidad que madura lentamente de acuerdo con lo que Dios va a pedir, para vivir de manera activa la voluntad de Dios a la que somete ya todas sus fuerzas
46 Cfr. Mt 6, 33.
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GASTARLO TODO EN LAS COSAS DE DIOS... ¿QUÉ HACER?
La familiaridad con Dios en la vida espiritual ignaciana se descubre en la continuidad del sentir y gustar a Dios en todas las cosas, que lleva ser activos y orantes, contemplativos y diligentes, pasivos e inquietos, a través de la unión en la propia vida e historia de la acción de Dios en la vida, por medio de descubrir sus insinuaciones y caminos que a diario hay que encontrar y dejarse encontrar por El.
Contemplativo es un hombre unido con Dios supremamente radical, ¿no será identificable con lo que el peregrino insinúo acerca del General de la Compañía?47 En la que se insinúa que sea un hombre muy unido con Dios y muy familiar en la oración y sus operaciones.
Antes de hacer una presentación de los tres tipos de examen, expreso que hoy hablar de el término «examen» puede parecer anacrónico, pero aquí no se trata de una evaluación que oprime, que exige calificación. Los prejuicios sociales sobre los conceptos no son una ayuda adecuada para lo que se quiere presentar
El Examen General (EE 43)
Es una oración breve, generalmente un cuarto de hora todos los días, durante dos momentos, al medio día y al terminar el día, o por lo memos en una ocasión. Es una toma de conciencia de las llamadas o mociones interiores, de la acción de Dios en el ser humano, y a la vez de las respuestas que en ese mismo día se han dado a esas mismas llamadas. Es una Toma de conciencia cualificada de las llamadas interiores y la respuesta a esas llamadas. ¿acaso no hay interés en «hallar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios»?
47 «Cuanto a las partes que en el Prepósito General se deben desear, la primera es que sea muy unido con Dios nuestro Señor y familiar en la oración y todas sus operaciones, para que tanto mejor de él, como fuente de todo bien, impetre a todo el cuerpo de la Compañía mucha participación de sus dones y gracias, y mucho valor y eficacia a todos los medios que se usaren para la ayuda de las ánimas» (Constituciones de la Compañía de Jesús n. 723).
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Rastrear los signos de Dios
Un primer camino está en lo que Ignacio llama el Examen General, de cualquier cosa podría eximirse un jesuita, jamás del Examen General, porque permite la familiaridad con Dios en una vida activa. El Examen General hace al ser humano un habitual discernidor del espíritu, lo habitúa a ser una persona de discernimiento en el día mismo, a lo largo de todo el día, porque ayuda clarificar las motivaciones profundas que mueven. El Examen General habitúa la sensatez de discernimiento en una persona en una forma continua, porque un ser que conscientemente está acertando a hacer lo que se debía hacer, no da pasos fallidos o de doble intención o ambiguos, por eso el Examen General es el que crea esta personalidad del contemplativo al afinar el corazón en el discernimiento a través de la vida cotidiana.
Hay que decir primero lo que no es el examen para captar el querer del peregrino. Esta experiencia espiritual no es una evaluación moral de las acciones; no es una relación narcisista consigo mismo; ni una evaluación psicológica; tampoco es la realización de una lista de acontecimientos sobre los que hay que emitir un juicio moral, ni un simple balance que todo ser humano podría hacer al finalizar el día; no es un momento de oración de remedio infalible para hallar a Dios y su acción. La finalidad es el captar finamente, día a día, la obra del Señor en seres humanos e ir ganando apertura a las insinuaciones del Espíritu. No es apenas pasar a lo negativo en un encuentro con la propia conciencia. Es una lectura creyente, en Dios que se revela presente en la historia, para discernir el modo como Dios trabaja en la propia vida y disponerse a responder de la mejor manera a tanto bien recibido.
Se quiere ser testigo de la acción divina de la Trinidad a través de la obra que realiza el Padre, por la acción del Espíritu, para configurar a los seres humanos con el Hijo en la vida propia...; para quienes son jesuitas, es hacer vida la «visión de la Storta»48 al ver cómo la Trinidad los va transformando en compañeros de Jesús.
El examen general es el diario ejercicio de discernimiento para mirar los procederes del Señor y del mal; para optar por querer ser lleva-
48 Cfr. Autobiografía, 96.
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El ideal es el poder llegar a «hallar a Dios en todas las cosas y a todas las cosas en Dios»
dos por donde ya se es conducido y vivir de manera total la llamada al amor, en dimensiones de mayor entrega y obediencia en un apasionamiento por Jesús y la causa de su Reino.
Al mismo tiempo que se busca, ser conscientes de la acción cotidiana y continua de Dios en la propia vida, así como mirar si se le ha dejado obrar, y en qué momentos, en cuáles se ha sido impedimento por la búsqueda de sí mismo y de los propios intereses, se pide con sencillez y confianza la gracia de sentirse criatura para disponerse nuevamente a «ser barro en las manos del alfarero»49 .
Este trabajo espiritual del examen es de tanta importancia no por ser realizado diariamente en análisis de comportamientos como muchas veces fue enfatizado el número 43 de los Ejercicios Espirituales, sino para darle fuerza a que nada se puede hacer sin la ayuda del Señor, de quien todo proviene como un don y una Gracia. «Pues ¿quién te hace mejor que los demás? ¿y qué tienes que Dios no te haya dado? Y si él te lo ha dado ¿por qué presumes, como si lo hubieras conseguido por ti mismo?50 .
Es sentir y gustar internamente el querer «ser puestos con el Hijo» que carga su cruz en los crucificados de esta historia y en la realidad de la propia vida; por eso, se busca examinar no las propias «intenciones, acciones y operaciones» sino la manera como Dios mueve y actúa en cada cual, para encontrar por donde van las sensaciones del Espíritu, que están ahí impulsando, dando fuerza, coraje y consuelo.
El ideal es el poder llegar a «hallar a Dios en todas las cosas y a todas las cosas en Dios»51. ¡Vaya tarea! Pero «Si Dios está con nosotros, quien estará contra nosotros, ¡nada podrá separarnos del amor de Dios, mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!»52. Sólo el Señor es quien mantiene en el amor. De lo contrario, el ser humano se aleja de El sin darse
49 Jr 18, 6.
50 1 Cor 4, 7.
51 Cfr. Constituciones de la Compañía de Jesús 288 y EE 230-236.
52 Cfr. Rom 8, 31-39.
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Rastrear los signos de Dios cuenta: Porque le resulta fácil el quedarse en el propio amor y buscar los intereses egoístas en los cuales vive y se ocupa durante muchos momentos de la existencia.
Dejarse conducir por el Espíritu para sentir y gustar a Dios que pasa sin hacer ruido. Este trabajo es para alcanzar la libertad de los hijos de Dios. En otras palabras, es actuar según el discreto amor de Dios que está presente en los acontecimientos de la vida. Un trabajo que no es fuerza de voluntad sino apertura a la Gracia.
Esta lectura creyente del día, a través el Examen General, anima el éxodo en la vida cotidiana; para gustar que se puede sentir y gozar la totalidad, así como el continuar caminando con ansias de Infinito. Esta revisión diaria para el crecimiento e identidad con Jesús, implica profundizar y renovar la vida cotidiana. Busca vivir con profundidad la vida propia, y no la auto-perfección egoísta, de ordenamiento a nuestro modo, sino en el encuentro transformador con la acción del resucitado que trabaja en el ser humano.
Tomando en serio los pasos sugeridos por el peregrino los desarrollo a continuación.
Pido luz a Dios
para poder entrar en mi propio corazón y poder discernir que lo mueve o lo habita. Me pongo en su presencia... el peregrino lo insinúa «Pedir gracia a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad»53 .
Doy gracias
Evocar este sentido de gratitud, se transforma en actitud cotidiana, para ir experimentando que todo es don, regalo. Hay que Agradecer las personas, cosas, hechos, gestos, palabras recibidas durante las últimas
53 Ejercicios Espirituales 46.
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horas entregadas en todo y a través de todo (enumerarlas concretamente). Aunque hay mucho que parece natural, gradualmente Dios llevará a tomar conciencia de que todo es regalo, todo es Gracia, todo es donación.
Es justo darle Gracias y alabarlo por todo lo vivido, pues hace llover sobre buenos y malos y es el Padre bueno de la humanidad, independientemente de cómo seamos.
Repaso el día
Pasar como en una película lo vivido en el día para ser sensible a la presencia de Dios, en los regalos que entrega a diario, así como descubrir el trabajo de Dios por mí y conmigo: sosteniendo la creación, inspirando, animando, dando amor, amistad, inteligencia, e igualmente, para ir sensibilizando el interior a descubrir actitudes negativas con las cuales las respuestas no fueron las mejores o más adecuadas al amor divino.
Examino el corazón
Agudizo la sensibilidad para mirar despacio y agradezco las alegrías vividas en los acontecimientos, con las personas, en las experiencias, en las palabras de este día, donde el Señor salió al encuentro, es dejarse sorprender, sin hacer esfuerzo alguno y gustar a Dios obrando y que se hace sentir. ¿Qué ha estado pasando? ¿He sentido presente a Dios? ¿Cómo ha trabajado Dios? ¿Qué está pidiendo? Es tomar conciencia de lo que ha pasado en el día con relación a mociones o llamadas interiores y sus respuestas.
Miro las respuestas
No todo fue fácil, existieron hechos, encuentros, acciones, palabras que podrían haber sido mejores pero no lo fueron, por eso, al mirar las respuestas hay que reconocer con tranquilidad y sin angustias la presencia de la mediocridad y reconocer la debilidad, así como el deseo y posibilidad de mejorar. En este acto de confianza afirmo el amor por encima de cualquier cosa que haya sucedido. Es solicitar la ayuda divina para que corrija. ¿corrija qué? Si en tantas mociones sentidas en el día, no respondí o fui negligente, pues que corrija.
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Rastrear los signos de Dios
Como sucede muchas veces, las respuestas son egoístas e inadecuadas a la obra de Dios en el ser humano. Por ello se reconoce que se ha fallado... pero que esta ahí la oportunidad de dar respuestas mejores, de crecer y ayudar a otros a que también crezcan. A veces son sutilezas que no dejan crecer. Mirar, sin temores, ni juicios, qué tengo que mejorar o cambiar y luchar por lograrlo.
Y el futuro «aquí y ahora» será mejor...
Hoy he conocido un poco mejor a Dios y me he conocido un poco más a mi mismo. Sabiéndome amado/a aumenta mi esperanza de unirme más a Él. La resolución para el futuro radica en que la experiencia de hoy ha de generar ganas –deseos– de enfrentar el futuro y asumir los desafíos con visión y sensibilidad renovada. Con confianza se vuelve a las manos del Señor. Es colocar en manos de Dios lo que viene. Terminar con una oración familiar y de confianza.
El Examen Particular y cotidiano (EE 24-31)
El peregrino al dejarse encontrar por el Creador y Señor, se transformó y cambió el grande y vano deseo de ganar honra54, por la identificación con el Señor, porque siendo un cualquiera con muchos defectos, con mujeres y con milicia, además de ese carácter tan espantoso, en menos de un año ya Ignacio es san Ignacio. El peregrino quiere ser un ser humano de dominio de sí mismo, quería superar a todos los Santos, ser como Santo Domingo, san Francisco55, y al ir adelante en servicio de Dios, quería lograr dominio de sí mismo por encima de cualquier cosa, aunque sea menester ir detrás de un perrillo para conseguir el remedio56. En este peregrinar el instrumento que él encuentra para sus búsquedas es el Examen Particular, el cual emplea mucho en su vida y lo deja después a la Compañía, para corregir algún defecto que sea muy rebelde.
El Examen particular lleva a ser cada vez más consciente de determinada cosa en la cual es muy recurrente la falla, lo cual pide estar
54 Cfr. Autobiografía, 1.
55 Cfr. Autobiografía, 7.
56 Cfr. Autobiografía, 23.
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atento al transcurrir de la vida misma para corregir. También, en sentido positivo, es un medio para potencializar o crecer en una cualidad o don particular, que permita progresar, ser más, para servir mejor en beneficio de la humanidad.
Este examen, hecho con regularidad, en tomas de conciencia a lo largodel díapermite ser cadavez más consciente, delanecesidad detransformación y superación de la manera de vivir, sabiendo que quien acaba un defecto o permite florecer en la espiritualidad real es el Espíritu.
El Examen Particular y Cotidiano, contiene tres momentos y dos veces el examinarse diariamente. Aquí se ve la tendencia de san Ignacio al dominio de sí mismo, por eso siguiendo al peregrino se podría realizar así:
En un primer momento, proponerse con diligencia a corregir, enmendar aquel defecto o a crecer o potencializar una cualidad particular.
En otro(s) momentos del día, tomas de conciencia cualificada de las fragilidades o de los logros obtenidos bien sea en superación de el defecto o de el fortalecimiento de una cualidad y mirar como le ha ido en los propósitos de crecimiento. Si ha habido fallas pedir perdón, si se perciben logros dar gracias.
Ver qué le pasó, no solo en las tomas de conciencia a lo largo del día, donde fue más recurrente el defecto o en que se ha crecido en la cualidad o don particular.
El peregrino también lo sugirió como ayuda fundamental en los EjerciciosEspirituales «El Examen Particular se haga para quitar defectos y negligencias sobre ejercicios y adiciones; y ansí en la segunda, tercera y cuarta semana»57 con lo cual se nota la exigencia de este camino para mejor hacer los Ejercicios y mejor hallar lo que desea58 por ser sencillamente una evaluación de lo que está haciendo y como se está haciendo.
57 Ejercicios Espirituales 90.
58 Cfr. Ejercicios Espirituales 73.
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Rastrear los signos de Dios
El Examen de Oración (EE 77)
Después de acabado el ejercicio, por espacio de un cuarto de hora, quier asentado, quier paseándome, miraré cómo me ha ido en contemplación o meditación59 .
El examen de oración es de gran importancia, es una adición insustituible en los Ejercicios Ignacianos, por eso, hay que hacerlo siempre. Aquí radica el buen éxito del encuentro con Dios, por eso es aconsejable escribir los resultados de cada oración para ver la continuidad de la continua presencia divina abierta o secretamente. Ignacio está pensando en esto muy en serio, por eso no es echar sólo una mirada, sino que llega a cosas concretas por que Dios se deja sentir en inmediatez y toca y mueve al ser humano, por ser Dios quien hace nacer los buenos deseos y ayuda a llevarlos a cabo60 .
Cómo hacer metódicamente este examen:
Examinar la fidelidad al tiempo propuesto, mirar si la postura corporal fue de ayuda, el lugar escogido benefició el encuentro, otras ayudas que facilitaron el ambiente... igualmente las dificultades tenidas en la oración (incomodidades, ruidos, molestias, distracciones...) y como se vencieron.
Los sentimientos tenidos durante el tiempo de la oración, escribirlos y describirlos de manera breve.
¿qué me dijo Dios? Responder esta pregunta en una o dos frases, que concreticen la moción, es decir, ¿cuál es el fruto de esta oración? El eje de descubrir la insinuación divina es la petición, entonces se debe poner atención en la petición. ¿La hice? ¿La manejé como tal? Casi siempre la falla está ahí, en que la petición no se concretó, y se divaga.
¿Encontré la voluntad de Dios según la materia de la oración? cuando la materia de la oración no afectó, no movió, no sentí el espíritu, quiere decir que la materia no fue bien manejada.
59 Ejercicios Espirituales 77.
60 Cfr. Flp 2, 13.
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Luis Raúl Cruz, S.I.
Entonces lo que hay que hacer es ver cómo se maneja el texto bíblico, lospreámbulos, etc.
Terminar con un coloquio de agradecimiento.
CONCLUSIÓN
Comúnmente se dice que las «tentaciones» del ser humano son el mundo, el demonio y la carne, pero quizá lo más duro es salir del propio amor, querer e interés, para así romper los esquemas endurecidos de la propia seguridad... aquí la gran ayuda del Peregrino ha sido el mostrar la importancia de ser concientes de los continuos deseos del Espíritu para ubicar en el contexto real de situación, lo que sucede al interior de una persona o comunidad, para ser fieles a las insinuaciones del Espíritu, para así situarnos adecuadamente de cara a las propias responsabilidades históricas ante el cielo y la tierra.
Rastrear los signos de Dios es la manera práctica en la cotidianidad de crecer en el progreso de la vida de fe
Fácilmentecomprendemosloquehayque hacer, quizá se evita la molestia de tener que examinar cada caso y de decidir en una responsable opción propia y personal, la cual, evidentemente tendrá que estar enmarcada y contrastada por el sentido de la comunidad de fe, en la que hinca sus raíces en toda la vida cristiana, y avalada por el magisterio. La última decisión del servicio divino ha de ser siempre la de una opción filial, fruto de un discernimiento responsable, con incidencia histórica
Rastrearlos signosdeDioseslamaneraprácticaen lacotidianidad de crecer en el progreso de la vida de fe, en la purificación del corazón y aceptar la dirección del Espíritu, que mantiene la actitud de conversión continua, para descubrir los tropiezos y condicionamientos que alienan la libertad y crecer y madurar en la lucidez espiritual por los movimientos del Espíritu que la suscitan en la vida cotidiana.
Recorrer el éxodo para buscar y hallar a Dios en todo, se ha de hacer con actitud de vigilancia continua que está atenta a las situacio-
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Rastrear los signos de Dios
nes externas (descubrir peligros, avisar visitantes) para detectar la presencia y la colaboración a la acción divina que llenará de gozo y consolación la vida. Por otra parte, pide también vigilancia continua en la interioridad para purificar y recuperar la libertad interior, porque los discípulos verdaderos son «los pequeños» a quien el Padre ha querido revelar los secretos61 mostrando su proximidad en el momento presente. La realización de grandes cosas pasa por vigilar y conservar la confianza en Dios en medio de las cosas pequeñas, que exigen fidelidad en lo pequeño y apertura total en la entrega, de tal manera que todo sea una ocasión propicia paravolvera Dios, noporla espontaneidadopor el voluntarismo, sinocon la seguridad de saber y acertar cual es la necesaria y no por la simple inquietud o agitación innecesaria que preocupan y desgastan.
La experiencia de buscar y hallar a Dios lleva de por si a la «excentricidad», porque el centro no es la persona, sino el querer de Dios que lleva por su acción en seres humanos que ellos sean a su vez hombres y mujeres para los demás. Este descentramiento es lo que permite seguir a Jesús en situaciones concretas en el aquí y el ahora, porque se sale del «propio amor querer e interés»62, lo cual creará tensiones, alternativas, conflictos, gozos, esperanzas, sueños y realizaciones, pues estamos en medio de tiempos complejos que exigen apertura al Espíritu para seguir sus insinuaciones y no dejarnos llevar por la simpleza y carencia de análisis de lo que viven los seres humanos en la realidad concreta, que cualifica la fe y las convicciones, por eso, rastrear los signos de Dios exige «mucho examinar»63 .
61 Cfr. Mt 11, 25.
62 Ejercicios Espirituales 189.
63 Ejercicios Espirituales 319.
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Novena de san Ignacio de Loyola, 'el peregrino'

A San Ignacio de Loyola En el quinto centenario de su nacimiento
¿«Soloy a pie», caballero? todo con Dios y con Tantos que han aprendido en tu acero el temple que hace a los santos.
En las grandezas, primero; mayor, en los desencantos; siguiendo al Rey verdadero, Vasco total, sin quebrantos.
Rota la pierna, y la espada rendida a la otra Amada, tú vas y enseñas a ir
En compañía y a pie, porlajusticiaylaFe “en todo amar y servir”
PedroCasaldáliga Abrilde1991
* Sacerdote jesuita, colaborador del Equipo Cire.
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LuisRaúl Cruz,S.I.*
Pintura del P. Santiago Páramo S.J.
Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino'
La presente Novena es una pequeña aproximación a la gran experiencia espiritual de 'Ignacio de Loyola, el peregrino'. Por esto, en la primera parte aparece un aparte de su autobiografía; luego, siguiendo mínimas insinuaciones de sus Ejercicios Espirituales, se ambienta un momento de oración, que se ilumina con un texto bíblico, para finalmente hacer el ofrecimiento diario.
Llama la atención lo que en una estampa española un periodista escribió sobre este vasco universal; se coloca aquí como motivación de lo que un hombre abierto a Dios, superando la barrera del tiempo sigue aportando en bien de la humanidad...
Alegre en tu juventud, tu conversión a Dios no te robó la alegría y cuando observaste en tus lecturas, que unos pensamientos te dejaban triste y otros alegre, escogiste la alegría como criterio para adivinar dónde andaba el buen camino. Como ha escrito alguien, tú fuiste 'el santo que eligió la alegría'.
Al principio de tu conversión, cuentan que fuiste muy tentado de la risa y que venciste ese exceso natural 'puras disciplinas', extraño método que debió conseguir sólo medianos resultados, pues muchos años después, un extraño personaje, que nadie sabe de dónde pudo lograr información sobre ti, te describía como 'un pequeño españolito, un poco cojo, que tiene los ojos alegres'.
No sólo eras alegre, sino que repartías alegría a los demás y cuando tropezabas con alguno de tus hijos tentado de tristeza, 'le mostrabas tanta alegría en la mirada, que parecía que querías meterlo dentro del alma...'1 .
«Aquel peregrino era un loco por Cristo»
1 Juan Plazaola, Cartas a Iñigo (VI). Tomado de «El Diario Vasco», 21 de Diciembre de 1990.
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DÍA 1: FIN DEL SER HUMANO
Un poco de Historia
Para Ignacio de Loyola el gran deseo era buscar y hallar lo que Dios quería para él. Por esto la importancia de hacer todo en su vida de la mejor manera posible y de vivir con intensidad, movido únicamente por el deseo de la búsqueda de lo que Dios le pide aquí y ahora.
En la Autobiografía, Ignacio cuenta que cuando él empezó a conocer al Señor, meses después de iniciar su conversión, siempre tenía deseos de servirle en todo lo que conociera y por eso hacía grandes penitencias, no para satisfacer los pecados, sino queriendo agradar a Dios, porque el deseo vivo era hacer cosas grandes por amor a Dios. Para ello se proponía hacer las penitencias que hacían los santos y un poco más que ellos. El pensar en esto le proporcionaba consolación, aunque no sabía muy bien qué era humildad, ni caridad, ni paciencia, ni discreción para medir estas virtudes. Su intención era hacer obras grandes exteriores.
Reflexiono con Ignacio
El hombre y la mujer han sido creados para alabar, honrar y servir a Dios nuestro Señor. De esta forma se salvarán. Todo lo demás ha sido creado como ayuda para alcanzar este fin2 .
El hombre y la mujer son de Dios. Es un acto de fe en Él. No enoposiciónalmundonianingúnserhumano. ¿Cuáleselfindemivida? El resto de las cosas y situaciones mundanas están al servicio del ser humano y por eso ante ellas debe elegir, optar, seleccionar y decidir qué es lo que más lo acerca a Dios o qué debe dejar porque lo aleja de Dios. ¿Cómo hago uso de las cosas? Hoy más que nunca se necesita buscar y hallar qué es lo que más conviene. Por esto, no se trata de elegir, sino de articular y organizar, con estrategia y táctica adecuadas, una auténtica jerarquía de valores. ¿Cómo elijo en mi vida?
2 Cfr. Ejercicios Espirituales 23.
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Pedir lo que quiero
Señor, Tú conoces mis necesidades e intenciones, pero deseas que exprese lo que necesito. Por eso, si es para tu mayor gloria, te pido, me concedas la docilidad y la alegría, para elegir siempre el fin para el que he sido creado...
Sentir y gustar a Dios en su Palabra
El Salmo de la presencia creadora, 139(138)
Leerlo y releerlo despacio, dejándome afectar. Situarme en Dios que, incluso hoy no deja de crearme. Puede ser que un versículo haga eco en mi interior; me detengo en él, lo apropio, para vivirlo y repetirlo durante el día.
La presencia íntima (1-6): Tomo conciencia de mi propia existencia, de la corporalidad y del espíritu. Dios regala todo, ni un solo momento se puede evadir.
La presencia universal (7-12): El sentir la tentación de huir y buscar un lugar para estar solo, está en todos los seres humanos, pero ninguno puede evadir a Dios. La luz que ha hecho existir todas las cosas lleva la victoria sobre las tinieblas.
Presencia amorosa (13-18): Dios es presencia que protege con amor. La existencia personal es obra del amor. Dios siempre ha estado presente por la misma realidad del amor.
Presencia total (19-22): Existen personas que realizan un doble juego con Dios. Que este no sea mi proceder, sino que permita la invasión de Dios, que no huya de él.
Conclusión (23-24): Dios crea para la libertad y pide el consentimiento para su amor creador. Acepto el deseo de ser conducido por el Dios creador.
Ofrecimiento
Con generosidad, ofrezco a Dios todo lo que soy y todo lo que tengo, para que Él haga en mí lo que quiera y yo quiera todo lo que Él haga en mí, diciendo:
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Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Vos me lo disteis; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta3 .
«Buscaryhallara Dios entodaslascosas»
DÍA 2: LA DIVERSIDAD DE ESPÍRITUS
Un poco de Historia
Dejar actuar a Dios no se consigue desde un comienzo. Hay fuerzas adversas que lo impiden y en las que Ignacio reconoce la acción del mal. Cuando Ignacio estaba en proceso de conversión, comprendió que entre los pensamientos que tenía, unos provenían de Dios y otros del mal. Cuando él pensaba en aquello del mundo, las vanidades, el manejo de armas, el deseo de ganar honra, se deleitaba mucho, pero cuando dejaba estos pensamientos se hallaba seco y descontento. Y cuando quería hacer muchas cosas para gloria de Dios, se consolaba mucho e incluso, después de haber dejado estos pensamientos, seguía contento y alegre. Poco a poco se le abrieron los ojos y empezó a maravillarse de la diversidad de espíritus y reflexionando sobre esta diversidad, aprendió por experiencia que de unos pensamientos quedaba triste y de otros alegre y así poco a poco conoció la diversidad de los espíritus que le agitaban, pues uno es de Dios y el otro del mal.
Ignacio en este proceso de conversión, cuando ya había avanzado en la experiencia de Dios, estando en Manresa (donde escribe gran parte de sus Ejercicios Espirituales y avanza mucho en su entrega a Dios, acabó de identificar al mal en una imagen que ejercía en el mucha seducción. En su Autobiografía no vuelve a hablar más de este personaje (demonio), quien no desaparece, sino que ha sido reconocido y ha quedado dominado.
3 Ejercicios Espirituales 234.
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Reflexiono con Ignacio
Imagino a Jesucristo crucificado y hablo con Él: «Señor, has querido hacerte hombre, vivir entre nosotros y morir por mí. ¿Qué he hecho por ti?, ¿Qué hago por ti? ¿Qué he de hacer por ti?»4 .
Caigo en la cuenta de todo lo que el Crucificado ha hecho por mí y por cada ser humano. Le agradezco, hablo con Él y dejo que me hable.
Quien se abre al reconocimiento del propio mal y se deja asombrar por el amor de Dios que le perdona, llega a sentir y gustar la presencia de Dios en él y encontrará en la propia vida que Dios hará en el una tarea de reconstrucción, sanación y recreación. Saber que en la propia vida Dios me reconcilia y se convierte, por tanto, en dinamismo de reconciliación que genera el talante de «disculparlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo», como en el amor5 .
Pedir lo que quiero
Pido conocimiento interno del amor al que he defraudado.
Sentir y gustar a Dios en su palabra
La recuperación gozosa (Lc 15, 5-6).
Recorro tranquila y pausadamente, dando gracias por cada uno de los pasos que ha dado el Pastor para encontrarme. Coloco un nombre a cada momento de la búsqueda hasta dar conmigo, pues soy importante para Dios, hasta el punto que le hago falta cuando me he alejado de su presencia. Me dejo envolver en su alegría, aunque no la abarque o no la entienda. El poseedor y protagonista de la alegría es él, lo mío es dejarme convocar para participar de esa alegría.
4 Cfr. Ejercicios Espirituales 53.
5 Cfr. 1 Cor 13, 7.
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Ofrecimiento
Sabiendo Señor que tu me amas incondicionalmente, yo me ofrezco a ti: Tomad, Señor y recibid...
«Sentir y conocer las varias mociones queenelánimase causan»
DÍA 3: YO QUIERO Y DESEO
Un poco de historia
Ignacio, en su amor loco por Jesús, quiere y desea estar por siempre en la tierra del Señor. Para ir a Tierra Santa, realiza el viaje del modo más radical; por esto su empeño en conseguir el pasaje gratis y con escasas provisiones adquiridas de limosna. Estuvo a punto de quedarse a vivir y morir en tierra de Jesús; si bien se le cumplió el deseo a medias, tuvo que resignarse a volver. En tan largo camino de regreso, tuvo tiempo para pensar qué debía hacer y fue brotando el ideal de ayudar a los hombres y para ello debe prepararse y estudiar. Por esto, a sus 30 años empezó a estudiar con niños.
Reflexiono con Ignacio
Viendo a Cristo, imaginar su proyecto para toda la creación y todas las personas:
Mi deseo es que todos participen de mi amor y gocen de la gloria del Padre. Por eso, el que quiera venir conmigo ha de trabajar conmigo, para que siguiéndome incluso en las dificultades participe después en mi gloria6 .
6 Cfr. Ejercicios Espirituales 95.
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Quien humanamente no vibra ante lo grande, lo heroico, difícilmente lo podrá hacer ante lo espiritual. Hablo con Dios sobre mi generosidad y entusiasmo para emprender y desear grandes cosas para Él. No se trata propiamente de cosas, sino de ofrecer la propia persona. La llamada de Cristo es a entrar y trabajar por el Reino de Dios y éste no es puramente espiritual, sino que abarca a cada ser humano y a la sociedad. Imagino que Dios pregunta, ¿a quién enviaré?, ¿quien irá?. Que estas preguntas calen hondo, oyéndolas una y otra vez, hasta que empiece a sentir el deseo de responder. ¿Cómo está mi corazón en ese entusiasmo y generosidad. ¿Mi disposición anímica se mueve por grandes deseos?
Pedir lo que quiero
Señor,que no seasordo atullamado, sino pronto y ágil pararesponderte.
Sentir y gustar a Dios en su palabra
Leo despacio algunas frases evangélicas y dejo un tiempo de silencio, para abrir espacio al espíritu de Dios que propone y se expresa. El «precio» del seguimiento
Quien quiera ganar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí la ganará7 .
Si alguien se quiere venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y me siga8 .
Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza9 .
Cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o madre o padre, o hijos, o terrenos, recibirá ahora en la vida presente cien veces más, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna10 .
7 Mt 16, 25.
8 Lc 9, 23.
9 Lc 9, 58.
10 Mc 10, 29-30.
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¿De qué sirve ganar el mundo entero si pierde la vida?11 .
Ofrecimiento
Haciendo ofrenda de mayor estima y momento:
Eterno Señor de todas las cosas, yo hago mi oblación con vuestro favor y ayuda, delante vuestra infinita bondad, y delante de vuestra Madre gloriosa, y de todos los santos y santas de la corte celestial, que yo quiero y deseo y es mi determinación deliberada, sólo que sea vuestro mayor servicio y alabanza, de imitaros en pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual, queriéndome vuestra santísima majestad elegir y recibir en tal vida y estado12 .
«Yohago miofrecimientocon vuestrofavory ayuda»
DÍA 4: DOS BANDERAS, DOS CAMINOS
Un poco de Historia
Ignacio, aficionado a la lectura, estando convaleciente en su casa natal,pidióalgunoslibros,peronoencontraronlosdesupreferencia(aventuras de caballería), sino una vida de Cristo y de los santos. Leyendo se fue aficionando a lo que allí estaba escrito y se detenía a pensar en lo leído y otras veces en las cosas del mundo que acostumbraba a pensar.
Con estas nuevas ideas sobre Jesús, empieza a gustar del diálogo con Dios y a preguntarse ¿qué hacer en el futuro?. Por eso le pasó por la cabeza la idea de hacerse monje cartujo, pero había una idea... ir a Jerusalén... estos cambios se hacían notorios en su casa, tanto así que su hermano se le acercó a él e intentó apartarlo de aquel proyecto que Ignacio tramaba... ir siempre por el camino de Jesús llevando en alto su bandera... para ello busca liberarse de las condiciones de su pasado, para dedicarse con fuerza al servicio de Dios que le ha seducido. Por compro-
11 Mc 8, 36.
12 Ejercicios Espirituales 98.
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Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino'
meterse todo entero, jamás calcula su pérdida y su ganancia. Y así jamás tiene la impresión de sacrificar nada.
Reflexiono con Ignacio
El camino que propone el enemigo del ser humano comienza por el deseo de riquezas, sigue por el honor, continúa por la soberbia, y desde esta plataforma se extiende a todos los vicios13 .
El primer paso del camino de Jesús es la pobreza contra la riqueza. El segundo, el menosprecio como opuesto al honor falso. El tercero, la humildad contra la soberbia. Desde aquí alcanza a todas las virtudes14 .
Lo importante no es anotarse o ubicarse debajo de la bandera del camino de Jesús, sino que El te reciba y acoja debajo de su bandera, para recorrer su camino.
Toma conciencia como a través de cuantas cosas, palabras y personas te conducen hacia la bandera y el camino de Jesús y como está allí presente la estrategia de Dios Padre, –acoso, seducción–15 para llevarte por el camino de Jesús.
Recuerda personas, circunstancias, palabras que te empujan escaleras abajo y te empobrecen personalmente, porque te toman y te llevan a donde no quieres y te alejan sin sentirlo de donde querías estar.
Pedir lo que quiero
Señor, regálame la gracia del conocimiento de los engaños del mal y ayuda para protegerme de ellos, así como el conocimiento de la vida verdadera que sólo Tú me puedes brindar y regalar.
Escuchar a Dios en su palabra
El interés por la sabiduría (1 Reyes 3, 5-12).
13 Cfr. Ejercicios Espirituales 142.
14 Cfr. Ejercicios Espirituales 146.
15 Jr 20, 7.
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Mantener un corazón atento al querer de Dios, de tal manera que escuche la voz de Dios para iluminar a otros.
Generar el deseo de poder discernir, con la ayuda de Dios, entre el bien y el mal.
A Dios le agradó tal petición que le entregó más de lo esperado.
Ofrecimiento
Señor que yo sea recibido debajo de tu bandera, en suma pobreza espiritual y si fuera mejor servido y me quieres elegir y recibir en la pobreza actual estoy dispuesto; así como en pasar injurias, oprobios, menosprecios, para seguirte más de cerca y con esto decir...16
Alma de Cristo,Santifícame, Cuerpo de Cristo,Sálvame Sangre de Cristo,Embriágame, Agua del costado de Cristo,Lávame, Pasión de Cristo,Confórtame, Oh buen Jesús,Óyeme:
Dentro de tus llagas,Escóndeme, Del maligno enemigo,Defiéndeme, En la hora de mi muerte,Llámame. Y mándame ir a Tí.
Para que con tus santos te alabe, Por los siglos de los siglos, Amén.
«Hacerlotodocomosi dependiera denosotros, pero dejarel resultadocomo venidode Dios»
16 Ejercicios Espirituales 147.
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«Anima Christi»
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DÍA 5: DOS LENGUAJES
Un poco de Historia
La conversión del santo, fue hasta del propio nombre, pues su nombre era Iñigo López y luego se llamó Ignacio de Loyola, y se llamaba a sí mismo «el peregrino»; todos estos cambios en la vida se amasaron en horas solitarias de pensar y razonar consigo, pues el reconoce que durante mucho tiempo estuvo sordo y ciego para escuchar o ver las solicitudes del espíritu, y fue descubriendo que Dios le hablaba al corazón y poco a poco le fueron naciendo grandes deseos y como en un juego en la balanza los nuevos deseos desvanecieron a los viejos y mundanos.
Cuando vivió en Manresa, pasó por fuertes pruebas espirituales, una de ellas el desaliento, formulada en una pregunta ¿cómo podrás sufrir esta vida setenta años que has de vivir?. Ignacio pasó días en que perdió su alegría interior, su paz interna, perdió el gusto por la oración, conoció el tormento de los escrúpulos, la aflicción, incluso pasando por la tentación del suicidio, experimentando el vacío de la existencia y la pérdida del sentido, pero cuando volvió la claridad, recobró la esperanza y comenzó a percibir los regalos del espíritu y dice que Dios le trataba de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño enseñándole.
El maestro que era Dios le enseño mucho más, tanto así que lo recordaba como si fuera el primer día, que un día iba caminando junto al río Cardoner y se sentó mirando al río y allí se le abrieron los ojos del entendimiento y entendió tanto que el efecto que sintió fue el que era otro hombre y con otro intelecto que el que tenía antes... Fruto de toda aquella experiencia y de lo mucho que iba ahondando en los secretos de su interioridad, aparece el librito que lo haría inmortal: los Ejercicios Espirituales.
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Reflexiono con Ignacio
Dios está presente cuando hay auténtica alegría y gozo interior, quitando toda tristeza, turbación interior y las dudas que infunde el enemigo. Este trata de presentar falsas razones, argumentos torcidos y sutiles, engaños encubiertos17 .
El espíritu de Dios es quien educa en la lucidez espiritual y ayuda a sospechar de posibles equivocaciones en el momento de acertar por donde El me conduce.
Sentir la necesidad de la presencia del Espíritu de Dios para no dejar la puerta abierta al espíritu del mal que engaña sutilmente y sin afanes, para alcanzar su propósito de alejar de Dios y así aprender el lenguaje de la nueva vida como las sutilezas del mal.
Explicito la vida con Espíritu en las prácticas espirituales, así como en compromisos históricos para la construcción del Reino de Dios. Vivo el seguimiento histórico de Jesús que me lleva a una mayor identificación de «vaciamiento» con El.
Pedir lo que quiero
Señor, regálame la gracia del conocimiento de los engaños del mal y ayuda para protegerme de ellos, así como el conocimiento de la vida verdadera que sólo Tú me puedes brindar y regalar.
Sentir y gustar a Dios en su palabra
El combate espiritual (Gál 5, 16-23).
El mal espíritu se insinúa en zonas tenebrosas (heridas del pasado, las debilidades humanas) de la propia vida, insuflando vientos que debilitan, desaniman, entristecen y ocasionan sinsabor y hastío. Descubrir las insinuaciones abiertas o sutiles del mal espíritu que generan vana generosidad, o continuas razones que resultan de una
17 Ejercicios Espirituales 329.
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Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino'
exaltación del yo, que luego hace caer desde más arriba, todo para hundir en las más bajas cobardías y negaciones. Aprender como actúan de contrario modo el espíritu del mal y el espíritu de Dios. Pues todo pensamiento que tienda a desviar el deseo de alabanza y servicio de Dios procede del mal espíritu, pues todo aquello que empieza a producir tristeza, turbación interior, llevando a perder la paz, la alegría, violentando el corazón humano es indicio que el enemigo está actuando. Lo propio del espíritu de Dios es fomentar el crecimiento de la fe, esperanza y amor.
Ofrecimiento
Señor, mucho cuesta tener libertad interior (indiferencia) se que aprovecha para extinguir un afecto desordenado..., pedirte a tí de corazón, que me elijas en lo que sólo sea mayor servicio y alabanza de su divina bondad18 .
«El enemigo echaredes y cadenas»
DÍA 6: YO QUIERO Y ELIJO AMAR MÁS A DIOS
Un poco de Historia
Cuando Ignacio se da cuenta que no puede quedarse a vivir en Jerusalén y decide iniciar sus estudios, un poco tarde, pues tenía unos 30 años, los hace con todo empeño, porque sabe que los debe realizar por el bien de la humanidad.
Ignacio, a su vez que estudia, también se dedica a hablar de Dios sin haber estudiado teología, lo cual lo hacía sospechosos de enseñar cosas falsas, y por eso tuvo problemas con la inquisición que quiso condenarlo, pero nunca le encontraron error alguno, aunque si le exigieron que para
18 Cfr. Ejercicios Espirituales 157.
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que pudiese hablar de Dios debía estudiar un poco más y como éstas dificultades van en aumento, Ignacio opta por un camino más difícil irse a estudiar a la mejor universidad de aquellos tiempos: la universidad de París. Nadie pudo convencerlo de lo contrario y se marchó sólo y a pie...
Reflexiono con Ignacio
Imaginar «Verme a mí mismo, cómo estoy delante de Dios nuestro Señor, para desear y conocer lo que sea más grato a su divina bondad»19 .
Sin un despojo afectivo de aquello a lo que estamos apegados (cosas, personas, lugares, ideas...) no podremos saber nunca qué es lo que quiere Dios.
Cada quién se aprovechará en todas las cosas espirituales, cuanto salga del propio amor, querer e interés20 . Ser agradecido con Dios por las ocasiones en el día de hoy, en las cuales él ha estado presente, y pedir perdón por aquellas otras ocasiones en las que le hemos negado la entrada. Escuchar toda la canción, que llena de armonía la vida, porque de lo contrario si solo se repite una mínima parte suena mal la melodía.
Pedir lo que quiero
Señor, concédeme la gracia de elegir sin afección alguna desordenada21 .
Escuchar a Dios en su palabra
El verdadero amor (1 Jn 2, 15-28)
El que hace la voluntad de Dios vive para siempre, porque no se trata de ser cumplidor del deber, sino el ser hijo que está en lo suyo y entusiasmado en un proyecto que Dios ha comunicado.
19 Ejercicios Espirituales 151.
20 Ejercicios Espirituales 189.
21 Cfr. Ejercicios Espirituales 172.
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Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino'
Guardar en el corazón el mensaje oído para estar unidos con el Padre y con el Hijo. ¿Cuál es el mensaje que Dios me ha comunicado?
Permanecer unidos a Cristo, conforme a lo que el espíritu ha enseñado, sabiendo que nuestro «SI» a Dios no siempre es inmediato, sino que la reacción puede ser «no» y «pero», por eso sentir la necesidad de hermanos en la fe que ayuden a convertir las propias resistencias, para ser semejantes a Jesús: un proceso que puede durar toda la vida.
Ofrecimiento
Padre, señor, del cielo y de la tierra, que te has revelado para nosotros en la oración y en el servicio a los hermanos, concédenos la gracia de encontrarte y amarte en todas las cosas, por eso acepta mi humilde ofrecimiento: «Tomad, Señor y recibid...»
«Salir del propio amor, querer einterés»
DÍA 7: ¿CÓMO ELEGIR EL CAMINO DE JESÚS?
Un poco de Historia
Ignacio ha ido tomando conciencia que Dios quiere que sirva a la humanidad, por eso decidió estudiar todo cuanto pudiera para servir mejor. Estando en París sucedió una cosa de insospechada trascendencia e importancia, pues conversando se hizo el milagro; allí se hizo muy amigo de Pedro Fabro, hombre indeciso y escrupuloso. El viejo compañero le conquistó el corazón, le ayudó a encontrar paz al espíritu y le dio sentido, llegando a ser una misma cosa en deseos, voluntad y propósito de querer tomar una vida nueva... poco después en París aparecen otras personas que se van transformando lentamente en un grupo de «amigos en el Señor», siendo ellos Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás Bobadilla, Simón Rodríguez y Francisco Javier, la pasta más dura y difícil, pero así como una gota de agua taladra la piedra, la palabra de Ignacio acabó por rendir a Javier, naciendo así un grupo que desembocaría años más tarde en lo que se conoce como «la Compañía de Jesús» (los Jesuitas).
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Reflexiono con Ignacio
Pensando en alguien desconocido, a quien deseo aconsejar bien, para la mayor gloria de Dios, que sería lo mejor para él. Eso mismo, seguirlo en mi persona22 .
Seguir aquello que sienta de más provecho en el servicio de Dios, ayuda del prójimo y bien personal.
Contrastar razones a favor y en contra de aquello que deseo elegir.
¿Qué amor me mueve? ¿el amor propio, el amor a cosas, ideas personas y lugares...? que el amor que en realidad me mueva y me hace elegir proceda de Dios.
Pedir lo que quiero
Divina majestad, reciba y confirma lo que quiero y deseo... si ello es para el mayor servicio y alabanza.
Sentir y gustar a Dios en su palabra
La palabra que llena de sentido mi vida (1 Jn 1, 1-4)
Lo que hemos visto, oído y tocado eso comunicamos... ¿de qué puedo dar testimonio?....
Entrar en comunión con el Padre en la vida que nos ofrece en Jesús... reconocer la bondad de Dios conmigo.
Descubrir el gozo de vivir cada día como un milagro nuevo.
Ofrecimiento
Con generosidad, ofrezco a Dios todo lo que soy y todo lo que tengo, para que hagas en mí lo que quieras y yo quiera todo lo que tú hagas en
22 Cfr. Ejercicios Espirituales 185.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 112-133
Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino'
mí, no queriendo ni buscando otra cosa, en todo y por todo, mayor alabanza y gloria de Dios nuestro Señor23 .
«Todobuencristianohadeinclinarsemás a salvarla opinión del prójimoque a condenarla»
DÍA 8: SEGUIR A JESÚS EN LA PENA Y EN LA GLORIA
Un poco de Historia
Lo que quería el grupo que formó Ignacio era ir hasta Jerusalén, pero encontraron graves inconvenientes a causa de la guerra. Deciden ordenarse como sacerdotes, e Ignacio abriga la esperanza de poder celebrar su primera misa en tierras de Jesús, Ignacio esperó más de un año para celebrar su primera misa, la cual la celebro en la fiesta del nacimiento el niño Jesús. Al no poder ir a tierra santa se va junto con sus amigos a colocarse a órdenes del Papa para que el les dé la misión que deben realizar en bien de la Iglesia. Yendo una vez camino hacia Roma, ingresa a hacer oración en una capilla llamada de la Storta y estando allí Ignacio sintió un cambio en su interior y vio tan claramente que Dios Padre lo ponía con su Hijo, diciendo que lo acogiera como su compañero y Jesús, cargado con la cruz, le confirmó este llamado diciéndole: «Quiero que Tú nos sirvas».
Reflexiono con Ignacio
Considerar la presencia de Jesucristo resucitado, y saber que, si le seguimos aquí en las penas, también le seguiremos en la gloria.
¿Cuáles son las dificultades, sufrimientos, dolores y padecimientos en el momento actual, en las cuales yo siento presente a Dios?.
23 Ejercicios Espirituales 189.
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 112-133
Luis Raúl Cruz, S.I.
Todo recibe de Dios su sabor y se vuelve divino. Dios es el mismo en medio de los momentos más amargos o de los placeres más dulces. El dolor puede ser el camino hacia la vida plena y hacia la totalidad del gozo.
Pedir lo que quiero
Señor, concédeme la gracia de tu conocimiento interno para amarte y seguirte en la pena y en la gloria...
Sentir y gustar a Dios en su palabra
La tristeza se convertirá en alegría (Jn 16, 17-22)
Descubre junto a Jesús la fecundidad del dolor.
Pide la gracia de reconocer «tu hora» y como la mujer en el parto, atravesar el dolor para dejar nacer la vida.
Permanecer junto al que llegó hasta el final en el amor.
Ofrecimiento
Con generosidad, ofrezco a Dios todo lo que soy y todo lo que tengo, para que haga en mí lo que quieras y yo quiera todo lo que tu hagas en mí, por eso:
«Tomad, Señor, y recibid»
«No el mucho saber harta ysatisface, sino elsentir y gustardelas cosas internamente»
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Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino'
DÍA 9: PONER EL AMOR MÁS EN LAS OBRAS QUE EN LAS PALABRAS
Un poco de Historia
Ignacio, el peregrino, se queda durante los últimos años de su vida en Roma, viviendo en un cuartico en Santa María de la Strada o del camino.... En aquellos años de encierro, sin embargo, le quedó tiempo para algunas actividades en favor de la gente, por eso catequiza niños, aunque es sabido que no hablaba muy bien el italiano, pero sin embargo se hacía entender, igualmente se preocupó por responder a los problemas de la ciudad y funda una casa «santa Martha» para acoger a mujeres de la vida que quisieran cambiar su existencia, así como una casa de prevención y evitar que otras mujeres cayesen en la mala vida. Igualmente promovió la asistencia a niños huérfanos. Prestó atención especial a la conversión de los judíos.
Ignacio con la creación de su comunidad religiosa desea que ella se dedique al anuncio de la fe y la promoción de la justicia para provecho de toda la humanidad. Toda su búsqueda de la voluntad de Dios se manifiesta para quienes comparten el regalo de Dios a la Iglesia en la entrega total en animar a las personas, en la conversación espiritual, la educación de los pobres, la catequesis de los niños, el ejercicio de las obras de la misericordia, la ayuda de los presos en las cárceles y de los enfermos en los hospitales, el trabajo en las parroquias, las misiones... siempre buscando en todo servicio lo que sea para la mayor gloria de Dios y el bien común, haciendo todo sin esperar recompensa alguna.
Reflexiono con Ignacio
El amor se debe poner más en la obras que en las palabras, para que en todo pueda amar y servir a Dios24 .
24 Ejercicios Espirituales 230. Recordar tantos beneficios que Dios nos ha dado por las propias cualidades personales, por los bienes materiales para darme cuenta de
Apuntes Ignacianos 38 (mayo-agosto 2003) 112-133
Luis Raúl Cruz, S.I.
cuanto ha hecho Dios por mí y que puedo ofrecer de parte mía a Dios nuestro Señor.
Descubrir la gran posibilidad de integrar el pasado, presente y futuro en una historia de amor con Dios. Entrega y ofrece todo lo que eres y tienes... «Tomad, Señor y recibid...»
Pedir lo que quiero
Señor, quiero conocerte internamente, para que pueda en todo amar y servir a su divina majestad...
Escuchar a Dios en su palabra
La experiencia de ser guiado por el Señor (Salmo 23)
Siento y gusto la presencia viva y actuante de la mano cariñosa y protectora de Dios.
Tengo todo lo que necesito: seguridad, alimento, aguas tranquilas. Difícil que puedan compartir mi corazón la ansiedad, la suficiencia, el egoísmo, la envidia, la agresividad que amenazan la vida de ser Hijo de Dios y hermano de la humanidad.
Ofrecimiento
Trayendo a la memoria los beneficios de creación, redención y dones particulares, así como cuánto ha hecho Dios por mí y cuánto me ha dado de lo que tiene, quiero con generosidad, ofrecer todo lo que soy y todo lo que tengo, para que haga en mí lo que quieras y yo quiera todo lo que haces en mí, Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer, Vos me lo distes; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed
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Novena de san Ignacio de Loyola 'el peregrino' a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta25 .
«En todo amar y servir
a Dios Nuestro Señor»
ORACIÓN FINAL
Señor Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a san Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu nombre; concédenos que, después de trabajar en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
25 Ejercicios Espirituales 234.
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