La preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales
CENTRO IGNACIANO DE REFLEXION Y EJERCICIOS - CIRE
Carrera 10 Nº 65-48. Tel. 640 50 11
Bogotá - Colombia
II Simposio sobre los Ejercicios Espirituales de
Fundamentos del discernimiento en la revelación
¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de Dios? ......
Gustavo Baena Bustamante, S.I.
Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales .............................................
Darío Restrepo Londoño, S.I.
Psicología y preparación para los Ejercicios Espirituales Ignacianos ..........................
José Ricardo Alvarez Botero, S.I.
Ejercicios ignacianos y Universidad contemporánea ........................................................
Carlos Julio Cuartas Chacón, S.I.
Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno .................
Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
Disposiciones de la persona para los Ejercicios Espirituales en el contexto de los colegios ................
Fernando Mendoza Vargas, S.I.
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La aventura de la oración a la luz de los Ejercicios
La
Presentación
Los Ejercicios Espirituales, según el autor de ellos, son «todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender… para poderse aprovechar a sí mismo como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos». Palabras reveladoras de un poderoso instrumento de acción que dispone a la gracia, tanto para la conversión personal, como para el trabajo apostólico con los demás. Pero, ¿bastaría el simple deseo de hacerlos para que cualquier persona pueda acceder a ellos? O, si se exigen ciertos requisitos, ¿cuáles son y cómo se aplican? Esta fue la pregunta clave que se hizo el II Simposio de Ejercicios Espirituales, celebrado a fines del año pasado, cuyo tema fue: «La preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales». Las respuestas a esta pregunta constituyen el contenido de este número de nuestra revista.
Pero antes de iniciar el tema del Simposio, queremos tributar un sentido homenaje de admiración y gratitud a un gran hombre espiritual que ha celebrado ya su pascua en el Señor: el P. Eduardo Briceño Pardo, S.I. El padre Briceño fue un excelente colaborador del CIRE, padre y maestro de espiritualidad y acompañante de los Ejercicios. Dos breves reseñas de su paso entre nosotros conservan su memoria y nos ofrecen su legado para caminar en el Espíritu. Para Antonio José Sarmiento, S.I., Eduardo fue «un relato de Dios» para nosotros, un pre-texto de la intencionalidad de Dios en un ser humano lleno de profundo afecto, un buscador de sentido que terminó siendo un acontecer teo-logal. Por otra parte, fue también el «empecinado optimismo de la fe» según Iván Restrepo, S.I., pues, sembrado en el dolor y la enfermedad de sus últimos años, se convirtió en un vivo testimonio nacido del eco de lo que sus
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Presentación
palabras enseñaban, un pedagogo de la vida que marcha hacia el Invisible. Concluye este homenaje al padre Briceño la sentida homilía que el padre Horacio Arango, S.I., Provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, pronunció en la Eucaristía de exequias.
El Simposio, antesde aplicar el textodeIgnacio al aquíy ahora, puso las bases escriturísticas e ignacianas para fundamentar su pregunta. Gustavo Baena S.I. (en la síntesis recogida por Hermann Rodríguez, S.I.) nos ofrece el punto de partida en la Sagrada Escritura: «Fundamentos del discernimiento en la Revelación» –¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de Dios?–, mientras Darío Restrepo S.I., mediante un análisis de las anotaciones 18, 19 y 20, se adentra en lo que el mismo san Ignacio puso como requisitos para poder aplicar su obra maestra a los distintos tipos de ejercitantes. José Ricardo Alvarez, S.I. trató la persona del candidato a los Ejercicios en relación con la psicología, en tanto que Antonio José Sarmiento, S. I. y, Carlos Julio Cuartas Ch., exploran el medio universitario con las posibilidades y dificultades del joven que se apresta a hacer esta experiencia. Finalmente, entre las ponencias del Simposio, la de Fernando Mendoza, S.I. toca el tema de las disposiciones del ejercitante en el contexto de los colegios, en lo referente a la preparación remota e inmediata.
Los panelistas por su parte, apuntando a su experiencia personal, ofrecieron sugerentes puntos de reflexión y análisis que nos acercan más a la aplicación de los requisitos de la persona que pretende hacer los Ejercicios Espirituales hoy. Camilo Mendoza, Felipe Cárdenas, Tabatta Bossio, Rogelio Cely y Dora Luz Jaramillo, hacen hablar su vivencia interior canalizada a través de los Ejercicios e iluminan, cada uno desde su propia perspectiva, los requerimientos que se deberían tener en cuenta para asumir esta instancia de diálogo íntimo con Dios.
Así pues, la fuente, los fundamentos, los puntos que propician u obstaculizan este camino hacia Dios, los/as jóvenes caminantes, principalmente estudiantes y universitarios y, finalmente, la experiencia sentida afectivamente de hombres y mujeres de fe que han vivido profundamente los Ejercicios Espirituales llevados por el Espíritu de Cristo, se conjugan en este número de Apuntes Ignacianos para dar vía a la respuesta del tema propuesto por este II Simposio: «¿cuál debe ser la preparación de la persona que se dispone a hacer los Ejercicios ignacianos?»
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P. Eduardo Briceño Pardo, S.J. 1916 - 2002
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Eduardo Briceño Pardo, S.I. Un relato de Dios
Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
Eduardo Briceño Pardo, S.I.
Un relato de Dios
Antonio José Sarmiento Nova, S.I.*
Este texto quiere expresar el hondo sentimiento de afecto y amistad que vivimos con el inolvidable «Mijito», cuya vida se inició en Bogotá el 15 de diciembre de 1916, para hacer su tránsito pascual el 15 de noviembre de 2002. De ninguna manera es culto a la personalidad, asunto este tan ajeno a su talante profundamente evangélico e ignaciano.
Hemos oído decir a nuestros maestros de sabiduría que Dios es un experto en narrar historias de vida, de amor, de dignidad, de responsable pasión por la trascendencia. Dios narra creando, comunicando misericordia, salvando, redimiendo, perdonando, liberando. El pre-texto del Dios bíblico es su intencionalidad de plenitud para el ser humano y para su historia, para toda la creación. Así, El mismo teje –hace un texto– historias de vitalidad en la cotidianidad existencial, asumiendo encarnatoriamente todas nuestras urgencias de sentido y de salvación, insertándose salvíficamente en los contextos de la humanidad.
* Teólogo, PontificiaUniversidad Javeriana,Bogotá. Decano delMedio Universitariode la FacultaddeIngeniería,PontificiaUniversidadJaverianadeBogotá.
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Eduardo Briceño Pardo, S.I. Un relato de Dios
Hay seres humanos que son textos, relatos, narrativas del Buen Dios. Ellos comunican, con sus actos e intenciones, la cercanía del Señor, y expresan para todos cómo esa comunión los transforma y los hace portadores de la semilla que trasciende hacia el Absoluto. Hombres y mujeres que son genuinos relatos de la divinidad. Los santos, los místicos, los dedicados generosamente al ejercicio de la solidaridad, los buscadores de sentido, los testigos comprometidos, que «narran» existencialmente el acontecer teo-logal.
A estos pertenecía Eduardo Briceño Pardo. Un legítimo hidalgo delespíritu. Fino,discreto,profundo, delicado, evidenciandoasísuarraigo familiar, ámbito en el que creció para el humanismo y para Jesucristo. Allí se cultivó en sus principios la vocación jesuítica. Asumió con gozo que su «medio divino» era la Compañía de Jesús, a la que amó con hondura y sinceridad, y a la que sirvió sin reservas a través de tantas y tan importantes misiones que le fueron confiadas por los Superiores. En este espacio eclesial y jesuítico «Mijito» dedicó su vida a hacerse relato de las bienaventuranzas para que todos pudieran ingresar a ese «club» de relatos evangélicos.
Asumió con gozo que su «medio divino» era la Compañía de Jesús
Sacerdote desde el 3 de diciembre de 1945, transita por Santa Rosa de Viterbo, por el Colegio Máximo de Chapinero, por el Colegio Berchmans de Cali, y San Ignacio de Medellín, acompaña al Provincial como Socio, y también asume la responsabilidad de dirigir primero la Vice Provincia Occidental, y luego la Oriental, como Provincial. Terminado este servicio viaja a Roma para regir el Pío Latino, formador de numerosos presbíteros diocesanos, algunos de ellos Obispos de la patria grande. El Padre Arrupe, a quien quiso y veneró con la delicadeza que le era inherente, le llama a ser Asistente de América Latina septentrional; en este oficio se esmeró para discurrir por México, Centro América, Ecuador, Venezuela, Cuba, Santo Domingo, y su amada Colombia. Eran los duros años del postconcilio, y las crisis que se desataban imponían la presencia de un hombre sereno, sensato, sabio, prudente. Eso hizo «Mijito», moviéndose apostólicamente por estas provincias latinoamericanas, sensibilizándose con las urgencias sociales que le presentaban los jesuitas de esas regiones y abriéndose
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Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
evangélicamente a los nuevos desafíos teológicos y pastorales de la modernidad eclesial y social de América Latina.
También participó en la formación de los nuestros como Rector y espiritual del Juniorado, y del filosofado. Así, muchos jesuitas, laicos y religiosos, pudimos beber en su manantial de bienaventurado, siguiendo a menudo los Ejercicios Espirituales que dirigía «con breve y sumaria declaración» y con sus aportes finos, certeros, en los que nos invitaba a ser serios en el seguimiento de Jesús y en la vivencia de nuestros compromisos vocacionales.
En sus años romanos sirvió como Superior de la comunidad jesuítica de la Curia Generalicia. Fue, digamos con cariño, el Superior del Padre General, del campeón de la fe Pedro Arrupe, uno de los más notables testigos del Evangelio en nuestro tiempo. Se apropió con auténtica pasión ignaciana del espíritu del Concilio Vaticano II, de la Asamblea episcopal de Medellín, y de las congregaciones generales XXXI y XXXII. Fue un típico hombre de la era Arrupe: dialogante, abierto, respetuoso de la diferencia, profundamente eclesial, orante, sensible a los signos de los tiempos.
Los últimos años vino a vivir a la Comunidad Pedro Fabro en Chapinero, y participó como miembro del Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios (CIRE). Ya en su mayoría de edad «relató» al Señor dando muchos Ejercicios, recibiendo a personas que seguían con él su proceso de crecimiento en el Espíritu, y ofreciéndonos a todos el lenguaje de su estilo incondicionalmente cristocéntrico e ignaciano. Para entonces el síndrome de Parkinson lo empezó a disminuír. La presencia de este deterioro fue la prueba decisiva para el «control de calidad» de su interioridad. Quien esto escribe puede testimoniar que nunca le escuchó palabra de rechazo a sus limitaciones, y que más bien, con la fe propia de los santos, acogió este poder «narrar» a Jesús en la enfermedad que progresivamente le fue quitando fuerzas físicas, pero nunca las del Espíritu, en las que fue un gigante. Esta fue su mejor narrativa, la de su cruz, que él entendió inscrita en la del Señor.
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Allí, en el silencio y en la discreción de la enfermería de Chapinero, siguió ejerciendo su deseo de ser testigo de Dios. Leyó con interés muchos textos de Historia de la Iglesia y de los Papas, espiritualidad ignaciana, teología, asuntos de la Compañía, todo pasaba por sus ojos profundos para integrarse amorosamente en su inteligencia y en su afecto. Y, por supuesto, también tenía mente y corazón para examinar en las noticias la realidad de Colombia y del mundo, cosa que le generaba gran inquietud ante las reiteradas noticias de violencia e injusticia.
Fueron muchas la horas de diálogo que el autor pudo disfrutar con el Padre Eduardo. Confidencias, comunicación espiritual, evocación de personas para él entrañables, historia auténtica de la Provincia Colombiana, reflexiones profundas, y consejos sabios, hicieron parte de estos coloquios verspertinos, en los que escribimos dialógicamente el «texto» de ser «Amigos en el Señor».
Todo
pasaba por sus ojos profundos para integrarse amorosamente en su
inteligencia y en su afecto
Hoy «Mijito» está en la Presencia, viviendolaFiesta definitiva, alaque aspiró desde siempre. Tenemos la certeza de su bienaventuranza. Hace falta su frágil cuerpo allá en el rinconcito chapineruno, su palabra temblorosa, su acogida siempre afable. Pero sabemos –y eso nos consuela– que está cara a cara disfrutando eternamente del Origen de su relato vital.
Desde la Sociedad Protectora de Ilusiones agradecemos al Señor la vida de este gran señor, gentilhombre como Ignacio y como Javier, y le conferimos nuestra máxima distinción: Caballero de Fina Estampa.
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Eduardo Briceño Pardo, S.I. Un relato de Dios
S.I.
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Iván Restrepo Moreno, S.I.
A Eduardo Briceño, S.I. El empecinado optimismo de la fe
prendí a «distinguir» a Eduardo (como dicen en el altiplano), cuando de novicio veía ingresar al comedor alargado de Santa Rosa de Viterbo las dos siluetas estilizadas y ascéticas de Cándido Gaviña (mi Maestro de novicios) y Eduardo Briceño (mi futuro Ministro de Juniores), ambos con la mirada baja, sosteniendo el bonete a la altura del pecho, cada cual con su típico andar pausado de largas zancadas. Lo encontré de nuevo como Rector en el Colegio Máximo mientras estudiaba filosofía, y de él recibí, siendo ya Provincial, el destino a estudiar Teología. Coincidimos más tarde en Roma en los años en que, como Rector del Pío Latino, trababa él una amistad duradera con muchos sacerdotes latinoamericanos, de los cuales algunos llegarían a ser obispos en los distintos países del Continente. En los años 80 convivimos en el CIRE mientras quemaba él dadivosamente sus últimos cartuchos en diversos ministerios, con mucha frecuencia ya por encima de sus fuerzas. En los últimos tres años en que su salud le permitió salir de la ciudad, tuve el privilegio de hacer con él los Ejercicios Espirituales, en un mutuo acompañamiento.
* Doctor enteología de la PontificiaUniversidad Gregoriana de Roma. Actualmente pertenece al equipo CIRE.
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Iván Restrepo Moreno,
Eduardo Briceño Pardo, S.I. El empecinado optimista de la fe
Muchas, en realidad, fueron las etapas de servicio que franqueó la vida de Eduardo, pero de todas ellas considero como la más aleccionadora, la de su gradual e inexorable deterioro físico que finalmente lo llevó a la tumba. Fue para mí una gracia enorme e inmerecida la de haber podido acompañar a este hombre de manera bastante cercana en su último trecho, el de los largos y penosos años que transcurrieron desde septiembre del 97, cuando a la dificultad de movimientos típica de su enfermedad vino a sumarse una fractura de cadera, al querer ir en ayuda del trastabillante Padre Redín en la enfermería de Chapinero.
Eduardo, por carácter, o por formación, o por familia, fue siempre un inveterado e insobornable optimista
Estoy seguro de que todos los que conocimos a Eduardo y pudimos asistir a sus exequias iluminadas por la bella y sentida homilía del P. Provincial, participamos de ese sobrecogimiento respetuoso y consolado que se experimenta ante el milagro de una vida plena y consumada.
Siempre he pensado que una persona se da a conocer sobre todo cuando tiene a su cargo una función de autoridad; por el uso que hace de ella. Y a Eduardo se le encomendaron muchas y delicadas misiones en las que relució lo que era: un hombre siempre dispuesto al mayor servicio. Pero, después de todo, uno nunca sabe si detrás de tantos desvelos puedan esconderse intenciones menos rectas y altruistas, la búsqueda exclusiva del propio lucimiento, por ejemplo. Pero cuando sí se sabe, a ciencia cierta, que no hay otra larvada intención, es cuando esa misma persona, a causa de su enfermedad, se va viendo impedida de prestar cualquier servicio, y se siente por tanto desplazada y relegada paulatinamente a una posición que le resulta totalmente nueva. Le esperan allí grandes descubrimientos que habrá de ir haciendo a medida que avanza su desvalimiento. Fue en esas circunstancias en las que de veras conocí quién era Eduardo Briceño.
Eduardo, por carácter, o por formación, o por familia, fue siempre un inveterado e insobornable optimista, y lo demostró de muchas maneras. Cuando le dijeron que para el Parkinson era conveniente caminar, empezó a desplazarse siempre a pie por la ciudad. En esos largos periplos
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Iván Restrepo Moreno, S.I.
por las aceras de Bogotá (¡anteriores a las de Peñalosa!) se dio las primeras caídas, de las que nunca dijo nada para que no se los impidieran. El mismo empeño lo mantuvo hasta sus últimas semanas, cuando se lo veía arrastrarse por el pasamanos de la enfermería, en condiciones en que dar un solo paso parecía una empresa inverosímil. Con igual optimismo hablaba –estando ya muy impedido–, de sus planes, de las cosas a las que generosamente se ofrecía; todas ellas tareas muy por encima de sus fuerzas. En su permanente disposición al servicio encontró el primer terreno de lucha con la realidad de su enfermedad. Solo muchos meses de postración lo fueron convenciendo de que su servicio era ya necesariamente otro.
Se las ingeniaba, hasta sus últimos días, para buscar la manera de no dejar sin responder ninguna de las cartas y tarjetas que le llegaban de sus muchos amigos
Eduardo tenía unas grandes cualidades para el trato personal, por su gran sensibilidad, por una afectividad a flor de piel, por sus detalles, por su caballerosidad, por su memoria capaz de retener fisonomías y nombres y fechas sin cuento. La Compañía hizo amplio uso de esas cualidades y así cultivó él amplias y profundas relaciones personales. Hace solo unos dos meses, una pareja de sacerdotes que habían estado con él en el Pío Latino, de vuelta de Roma hacia el Perú, hacían escala en Bogotá con el único fin de venir a saludarle en su reclusión de la enfermería, dando muestras del enorme cariño y aprecio que por él sentían, por todo lo que de él habían recibido. Había que ver cómo se las ingeniaba, hasta sus últimos días, para buscar la manera de no dejar sin responder ninguna de las cartas y tarjetas que le llegaban de sus muchos amigos.
En este terreno de las relaciones humanas, su optimismo llegó a tener una manifestación proverbial, que le valió una famosa historieta ideada por los escolares jesuitas de quienes fue rector. Decían ellos que, para Eduardo, los escolares se dividían en tres categorías: que había unos «muchachos buenísimos», otros «muy buenos» muchachos y otros «buenos muchachos». Eso le valió también la fama de ingenuo. ¿Ingenuo un superiordejesuitasdurantetodasuvida...? Esa 'ingenuidad' deEduardo brotaba del optimismo de su fe, que lo hacía extremadamente cuidadoso de no ir a decir nunca en público algo que fuera en desdoro de otra per-
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Eduardo Briceño Pardo, S.I. El empecinado optimista de la fe sona, y provenía también de una mirada de fe capaz de descubrir bondad donde otros ojos no veían sino el lado malo. Era la mirada con que Jesús miró a Zaqueo de quien también habría podido decir cuando estaba en el Sicomoro, que era un «muchacho buenísimo», al paso que los otros murmuraban que se había hospedado en casa del «pecador»..., pues, había venido a buscar lo que estaba perdido.
Vivió estos años como una magnífica ocasión de purificación, que el Señor le otorgaba
Eduardo fue en su enfermedad un lector incansable. No se sabía de dónde sacaba energías y cómo se las arreglaba para recorrer página tras página, como en realidad lo hizo, no sé cuantos volúmenes de la «Historia de los Papas», de L. Pastor. Tarea inverosímil cuando uno veía el tiempo que tardaba en pasar una sola página con los movimientos lentísimos de sus dedos agarrotados y temblorosos. También en esta faceta salió a relucir su optimismo, cuando unas semanas antes de morir el médico le dijo que esperaba poder operarlo de las cataratas. Fue esa su última ilusión, de la cual hablaba con frecuencia: poder volver a leer. Pero su visión la habría de recuperar a otra luz más transparente, en el encuentro cara a cara con el Señor, que tanto deseó en los últimos meses, y que le daría unos ojos nuevos para releer la verdadera historia, en la que «muchos últimos serán primeros».
Eduardo vivió estos años como una magnífica ocasión de purificación, que el Señor le otorgaba. Por eso dedicó muy largos ratos a rememorar cómo había sido su ejercicio de la autoridad, y de qué maneras pudo haberse equivocado en las muchísimas decisiones que hubo de tomar, que implicaban a otras personas. Con ellas se manifestó especialmente delicado y deferente y procuró suprimir, en cuanto estuvo de su parte, los distanciamientos que por esas causas hubieran podido producirse.
En su último tiempo se dedicó a un bellísimo ministerio, que ejerció con una generosidad impresionante. Consistía en conseguir que todo el que fuese a visitarlo saliera de su cuarto más animado y deseoso de servir al Señor. ¡Qué pequeñas le parecían a uno las propias dificultades cuando oía a este hombre-inmovilizado por el chaleco que tuvo que llevar
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Iván Restrepo Moreno, S.I.
a causa de dos vértebras rotas y con la rigidez creciente del parkinson que lo incapacitaba completamente, bendiciendo a Dios por las muchas bondades que continuamente recibía de Él!
Para calibrar mejor lo que esto significaba, tal vez convenga saber que uno de los enemigos con que más luchaba, era con la amenazante caída en la depresión –y con razón– Su médico estaba siempre muy alerta de su estado de ánimo, pues, una de las medicinas que le administraban, de llegar a excederse un poco en la dosis, podría causarle claras tendencias suicidas. Lo que el médico no conocía en toda su extensión, era el antídoto que utilizaba Eduardo: el empecinado optimismo de su fe, alimentada con dos y más horas diarias de oración, que con sus dotes afectivas y los dones Dios, le producía una gran consolación.
El contenido de una de esas consolaciones me lo transmitió en la última entrevista que puede tener con él. En ese momento, con su prodigiosa memoria que nunca perdió, me citó la estrofa 19 del Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, que dice:
Mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio; ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que ya solo en amar es mi ejercicio.
Un oficio y ejercicio que ya ninguna enfermedad podrá arrebatarle.
Ya decía Ignacio en una de sus cartas a Isabel Roser: «pienso que un servidor de Dios en una enfermedad sale hecho medio doctor para enderezar y ordenar su vida en gloria y servicio de Dios Nuestros Señor». Por esotengo para mí que, en la vida de Eduardo, comoen la de Pedro Arrupe, sus años más grandes fueron, a pesar de todo lo que «hicieron», los diez años que «padecieron»1
1 Cfr. Ejercicios Espirituales 197 y 53.
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Eduardo Briceño Pardo, S.I. El empecinado optimista de la fe
No pude estar con él en su última semana por encontrarme en Ejercicios, pero sí tuve el consuelo de asistir a sus exequias e ir hasta el cementerio Central, para ver dónde quedó sepultado en el mausoleo de la Compañía, tumba # 33. Esta escena constituyó para mí el final de mis Ejercicios, siguiendo aquella recomendación de Ignacio «considerar todo aquel día, cuanto más frecuente podrá (...) dónde y cómo sepultado»2 .
2 Ejercicios Espirituales 20810.
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Horacio Arango Arango, S.J.
Homilía del P. Provincial en las exequias del P. Eduardo Briceño, S.I.
Noviembre 16 de 2002
l 7 de Febrero de 1983, Eduardo escribía en su Diario espiritual estos sentimientos que bien podrían ser hoy sus palabras al encontrarse cara a cara con el Señor.
... experimento una gran alegría. Me siento como a la entrada de un bosque perfumado, lleno de flores nuevas, de árboles desconocidos, de pájaros, de arroyos. No sé para dónde me lleva el Señor, pero sé que Él es quien me lleva y quien me ha preparado las sorpresas que he de encontrar. La vida me ha enseñado que el Señor me ha ido llevando por caminos totalmente inesperados para mí, pero mucho mejores que los que yo había trazado. Por eso ahora tengo esta sensación de alegría, ilusión, juventud. No sé cuál será mi camino, pero sé que será maravilloso. Te estoy aguardando, Señor, con la ilusión de un niño. Ven a llevarme por el camino que me has trazado. Estando contigo nada puedo temer; sólo puedo esperar felicitad y bendición. Aquí me tienes.
A Eduardo me unen lazos muy profundos de afecto y gratitud espiritual. Desde mi juventud, en Villa Gonzaga, cuando nos visitaba, siendo él Vice-Provincial de Occidente, nos enseñaba las canciones de Rodolfo de Roux y de Juancho Briceño, que aún las canto de memoria. Durante mi formación mantuvimos una amistad muy fresca y sincera. Esta relación se hizo mayor durante el tiempo de mis crisis hepáticas que me llevaron muy cerca de «experiencias límite». Allí el Señor se valió de
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Homilía del P. Provincial en las exequias del P. Eduardo Briceño, S.J.
Fue testigo y servidor privilegiado de la acción del Espíritu del Señor en las transformaciones recientes de la Compañía de Jesús
Eduardo para hablarme en un nuevo lenguaje que transformó mi vida interior. Su presencia y su palabra me llenaron de luz y de esperanza. Pude entender que en medio del dolor no estaba solo. Que era una nueva forma como el Señor se acercaba para permitirme renacer del Espíritu. Esta presencia maravillosa del Señor a través de Eduardo se fortaleció en el acompañamiento durante mi Tercera Probación. El fue mi instructor y yo era su único dirigido. En adelante, Eduardo se constituyó en mi referente espiritual permanente. El conocimiento mutuo y una inmensa bondad suya conmigo me permite hoy conservar como herencia su testamento espiritual. Los cuadernos que conservo escritos de su puño y letra son un tesoro y una fuente inagotable de su legado espiritual. Algunos apartes los comparto hoy con Ustedes.
Los apartes tomados de su Diario espiritual, que leeremos aquí, revelan el talante de un hombre grande. Despedimos hoy a Eduardo, aunque sabemos que su recuerdo estará siempre entre nosotros. Su legado es inmenso. Fue un Maestro espiritual y un hombre de gobierno que tuvo el don de Consejo, que estuvo siempre abierto a la Historia y al mundo en sus transformaciones; fue un hombre de corazón grande, consciente de la bondad y grandeza de Dios y conoció también de las fragilidades humanas; un servidor incansable de la esperanza, de la bondad y de la unión de los ánimos. Sobre todo, Eduardo fue un verdadero maestro espiritual, auténtico hijo de Ignacio, que nos enseñó a encontrar la voluntadde Diosen todaslas cosasypor esofueunformadorde hombresde Dios, de hombres espirituales, hombres que encuentran el fundamento de su vida en el seguimiento de Jesús.
Fue el Jesuita íntegro, fiel, lleno del Señor y pilar de esta Provincia y de la Compañía de Jesús en el siglo XX. Fue testigo y servidor privilegiado de la acción del Espíritu del Señor en las transformaciones recientesdela CompañíadeJesúsdespuésdelConcilioVaticanoII. Como Provincial de la Provincia Colombiana y como Asistente del P. Arrupe irradió no sólo la generosidad y el servicio de quien se confía enteramen-
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Horacio Arango Arango, S.J.
te a Dios, sino la esperanza de aquel que se siente instrumento dócil de su amorosa y bondadosa acción creadora y salvadora.
A propósito del P. Arrupe, Eduardo escribió el día de su muerte, hace ya más de 10 años, una Acción de Gracias a Dios profundamente reveladora de su propia contextura espiritual:
Te damos gracias, Señor, por haber dado a tu Iglesia a Pedro Arrupe:
- Un hombre que, olvidado siempre de sí mismo, supo vivir solamente para la misión que tú le habías encomendado.
- Un hombre de mirada larga que supo interpretar los signos de los tiempos y lanzarse con audacia y sin temor alguno, a la meta que tú le señalabas.
- Un hombre de corazón grande y generoso, que jamás dio cabida al resentimiento y para todos, sin excepción alguna, tuvo amor.
- Un hombre que supo, en la fe, abrazar la cruz que tú le señalaste y que ahora se ha arrojado ya en tus brazos de Padre y está gozando en el «cara a cara» y posee ya aquello que «ni el ojo vió ni el oído oyó ni cabe en el corazón del hombre» y ha entonado ya el «alleluia» de su eternidad. Gracias, Señor, Gracias.
Los maestros de la vida espiritual consideran que el oficio Dios es la creación o salvación. Dios, presente en todas las cosas, se dedica a hacer más grande, más plena y hermosa la realidad y, en especial, aquella que es más parecida a su propio corazón: los seres humanos. Jesús realizó y nos mostró a Dios haciendo humanidad, ayer hoy y siempre. Este quehacer revela su identidad como Dios y su modo de presencia amorosa.
Nos reunimos hoy, en torno a Jesús, en torno a su memoria y a su presencia resucitada, cuando nuestro hermano, amigo y maestro Eduardo Briceño ha terminado su tarea de humanizar y expresar a través de su vida en esta tierra, la obra de Dios, creadora, salvadora y llena de amor. El sueño y la ilusión de Eduardo fue siempre expresar la vida plena y amorosa de Jesús resucitado; así, lo expresa en su diario espiritual al recoger su experiencia de los Ejercicios de 1983:
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Homilía del P. Provincial en las exequias del P. Eduardo Briceño, S.J.
La vida de Cristo resucitado tiene que apoderarse de mí; tiene que irradiarme; tiene que manifestarse en mí y su manifestación ha de ser el amor. Amor que se da con alegría y siembra alegría, difunde alegría; amor que siempre está listo; que de todos habla con amor; que juzga con benevolencia; que es feliz en servir; que descubre en todo a Dios y sus planes de amor. Esto ha de ser para mí vivir a Cristo resucitado. Esto puedo hacerlo, esté sano o enfermo porque es una alegría honda que no depende de causas externas, sino de la fe que me hace sentir la resurrección del Señor y esa alegría se convierte en amor y se manifiesta como amor.
Y de este modo Eduardo siempre irradió amor, comprensión, bondad. Por eso a muchos de nosotros nos llamó cariñosamente «mijito» y en el anhelo de retornarle y corresponderle con el mismo cariño y afecto, fue rebautizado por los jóvenes a quienes dio muchas de sus mejores energías, «mijito».
Si hacemos memoria de su vida, vamos a hallarlo siempre acompañando y dando fortaleza. Dios le concedió el don de parecerse mucho a él, de hacer un trabajo muy parecido al suyo en aquello de construir humanidad, de estar junto a muchos de nosotros en el difícil proceso de hacernos persona. Durante años fue un pilar de la vida de la Provincia. Un hombre cargado de años, con experiencias forjadas en otro modelos comprendió como pocos los cambios de la sociedad, de la Iglesia y de la Compañía. Nos animó a ser fieles al Evangelio y al carisma de Ignacio de Loyola en los cambiantes tiempos que nos han tocado vivir.
No es extraño por eso que un hombre así, cercano al corazón de Dios, nos hubiera animado a la vida entregada, al compromiso por la paz y la justicia y a la acogida de los pobres y de los angustiados. No es extraño que un hombre de un corazón generoso y abierto a la historia hubiese sido cercano a las jóvenes generaciones de la Provincia, siendo guía espiritual de muchos de ellos. Este espíritu de apertura y de disponibilidad para acercarse a los jóvenes es lo que encontramos en su diario espiritual cuando en 1987 fue destinado al Juniorado para ser Vice-Rector por algunos meses.
Una nueva responsabilidad que me llega en forma inesperada y que quiero poner íntegramente en tus manos. Pensaba que los cargos de
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Horacio Arango Arango, S.J.
gobierno ya habían pasado definitivamente para mí. En las ocupaciones que tengo ahora me siento en lo mío, pero me alegra también poder prestar un servicio cuando hace falta; estar disponible cuando el Superior me lo pide. Por lo demás, tú conoces mis limitaciones. Súplelas tú, Señor. No permitas que por ellas se perjudiquen estos jóvenes generosos que han decidido seguirte. Yo procuraré consagrarme a su formación con todas mis fuerzas, pero son tan escasas. Haz que brille tu poder en mi debilidad.
Mi paz y mi felicidad han de consistir en estar con Cristo, donde él quiere, como él quiere, aunque yo no entienda nada
Este deseo de servir, de ser disponible a las necesidades de la Compañía y de la Provincia de ser útil estuvieron siempre en lo más hondo de su corazón. Eduardo siempre quiso trabajar, colaborar y servir. Hasta hace muy pocos años, a pesar de su enfermedad, se desempeñó como asesor espiritual en la facultad de Teología. Esto revela su talante espiritual y su disponibilidad de entregarse todo entero a la obra del Señor. Sin embargo, su penosa y larga enfermedad le fue mostrando que el Señor Jesús tenía para él un camino misterioso de servicio y de entrega. Su diario espiritual refleja cómo fue creciendo en Eduardo la conciencia de ser guiado por el Señor y de servirle a través de su debilidad:
... el Señor me ha ido llevando precisamente por caminos inesperados. Primero fue la operación de la vesícula que quirúrgicamente resultó todo un éxito, pero que psicológicamente me ha sido muy dura, porque me ha dejado en una gran debilidad y eso me ha hecho sufrir no poco. Aquí precisamente descubro ahora la mano del Señor que quiere purificarme desprendiéndome de esa satisfacción que me ha producido el sentirme útil, el comprobar que todavía puedo hacer el bien a estos jóvenes... Ahora comprendo que el Señor quiere que le ofrezca eso; que me abrace únicamente con su voluntad; que acepte alegremente el clavarme con él en la cruz. Mi paz y mi felicidad han de consistir en estar con Cristo, donde él quiere, como él quiere, aunque yo no entienda nada. Así viviré en la fe y estaré firme y sereno, aunque me rodeen las tinieblas. Esa fue la experiencia de Jesús en su pasión.
En el evangelio Jesús consuela a sus amigos antes de su muerte. Les dice que va a prepararles un lugar en la casa de su Padre. Hoy, al
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Homilía del P. Provincial en las exequias del P. Eduardo Briceño, S.J.
celebrar el encuentro definitivo de Eduardo, con Dios Padre y con Jesús, el rostro humano de Dios, nos alegra pensar que ahora, resucitado junto a Jesús, hará lo mismo que el Señor: prepararnos a todos un lugar en la casa de Dios. Y si la historia y toda nuestra vida está habitada por Dios, entonces, Eduardo está y estará muy cerca de nosotros, apoyando de una forma nueva y misteriosa nuestros esfuerzos por una Provinciarenovada,porunpaísyun mundomás llenos de amor y de bondad, en definitiva, cercanos a la voluntad de Dios.
Eduardo, Dios te conceda hoy, y para siempre, la alegría de su presencia en plenitud
Hacen falta en la sociedad colombiana, en la Iglesia y en la Compañía, hombres de la altura espiritual y de la talla moral de Eduardo Briceño. El nos ha dejado marcas muy profundas. Fuesiempre un forjador de hombres espirituales guiado por las manos de Dios. Nuestra mejor forma de honrar su memoria será intentar responder con altura y coraje a los retos que nos plantea la realidad colombiana y los cuestionamientos de este tiempo para la vida de la Iglesia y de la Compañía.
Eduardo, Dios te conceda hoy, y para siempre, la alegría de su presencia en plenitud. Sea bendecido Dios nuestro Señor por habernos regaladodurantetantosañostuafecto, tusolidaridad, tu paternidadespiritual y tu sabiduría evangélica.
Que Dios nos bendiga a todos con la fidelidad al Evangelio, con un amor entrañable aJesús,camino,verdad yvidaverdadera, como loaprendimos de nuestro amigo, hermano y maestro Eduardo Briceño Pardo. Jesuita. Amén.
No quiero terminar esta homilía sin entregarles un poema de José Luis Martín Descalzo, escrito unas semanas antes de morir y que encontré en uno de los cuadernos espirituales de Eduardo. Seguramente expresa lo que para él significaba la experiencia del encuentro definitivo con el Dios VIVO.
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Arango Arango, S.J.
... Y entonces vió la luz – La luz que entraba por todas las ventanas de su vida, vió que el dolor precipitó su huída y entendió que la muerte ya no estaba.
Morir sólo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva, es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar de llorar y hacer preguntas, es Amor sin enigmas, sin espejos, descansar y vivir de la ternura.
Tener la paz, la luz, la casa juntas y hallar, dejando los dolores lejos, la noche-Luz, tras tanta noche oscura.
P. José Luis Martín Descalzo; unas semanas antes de morir
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Horacio
Palabras de Inauguración
Palabras de Inauguración
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
Cuando comenzaba su curso de Hermenéutica Teológica, el P. Alberto Parra solía contar una anécdota que me parece pertinente traer hoy a colación, al comenzar este II Simposio sobre la preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales de san Ignacio.
Decía el P. Parra que alguna vez vio en una pared de Bogotá un inmenso graffiti que decía: ¡Jesús es la Respuesta! Lo curioso era que debajo de este letrero, pintado muy seguramente por alguien cautivado porlapersonadeJesús,otrapersonaingeniosahabíacolocadootrograffiti, con otra letra, otro color, que decía: ¿Y cuál es la pregunta?
Es evidente que una pregunta sin respuesta es un problema; pero más problemático puede ser una respuesta sin pregunta. Llegar a los EjerciciosEspiritualessinhambredeDios, sinseddeencuentroconAquel que nos revela el secreto de nuestra vida y el secreto de la historia de la
* Licenciado en Filosofía y Magister en Psicología Comunitaria de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Doctor en Teología de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Actualmente es Director del CIRE, Director de la Licenciatura en Ciencias Religiosas (presencial) en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y profesor de la misma.
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Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
El fruto que Ignacio esperaba de los Ejercicios Espirituales bien vividos y bien hechos, era que las personas que los hicieran fueran 'capaces e idóneos para ayudar a otros, después que ellos fuesen ayudados'
humanidad y del cosmos, es como ofrecerle de comer al que está ahíto y satisfecho. Por eso, lo primero que habría que procurar en el ejercitante, tal vez sea, el planteamiento de las preguntas que lo inquietan y lo hacen caminar. Solamente desde allí, la respuesta de Jesús, que nos ofrece IgnaciodeLoyola,atravésdetodoslosEjercicios Espirituales, podrá saciar el hambre y la sed de encuentro con Él.
Trece días antes de su muerte, el 18 de julio de 1556, san Ignacio de Loyola, encargó a su secretario, P. Juan de Polanco, escribir una carta al P. Fulvio Androzzi, en la que le encomendaba, de manera especial, el apostolado de los Ejercicios Espirituales. En esta carta, el santo insiste en la necesidad de seleccionar y preparar muy bien a los sujetos, buscando aquellos de quienes se espera mayor fruto:
Entre las cosas que suelen mucho ayudar, e intrínsecamente, los hombres, V.R. sabe que hay una muy principal: los Ejercicios. Os recuerdo, pues, que hay que emplear esta arma, muy familiar a nuestra Compañía. La primera semana puede extenderse a muchos juntamente con algún modo de orar; mas para darlos exactamente precisará hallar sujetos capaces e idóneos para ayudar a otros, después que ellos fuesen ayudados; de lo contrario, no debería pasarse más allá de la primera semana. Vuestra Reverencia extienda un poco los ojos a ver si puede ganar algunos buenos sujetos para el servicio del Señor, para los cuales la dicha vía es óptima.
El fruto que Ignacio esperaba de los Ejercicios Espirituales bien vividos y bien hechos, era que las personas que los hicieran fueran 'capaces e idóneos para ayudar a otros, después que ellos fuesen ayudados'. En este sentido, el apostolado de los Ejercicios Espirituales, tiene una finalidad muy concreta y no se contenta con ofrecer una experiencia que se quede, sencillamente, en un relámpago de consolaciones que no se concreta en un servicio efectivo a la construcción del Reino de Dios en este mundo en el que vivimos.
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Palabras de Inauguración
Por esto, en la perspectiva de san Ignacio, es definitivo el proceso de preparación que reciba la persona que va a adentrarse en la experiencia de los Ejercicios Espirituales, de manera que, efectivamente, transforme su vida y la disponga para realizar, desde su vocación propia, la voluntad de Dios.
Esta es la temática que nos ocupará en el II Simposio sobre los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola, para lo cual contaremos con los aportes de prestigiosos especialistas en distintas áreas del saber que, desde su experiencia personal y su acercamiento a la espiritualidad ignaciana, nos van a ayudar a desentrañar los procesos que se deben desencadenar en los que se preparan para vivir los Ejercicios Espirituales con fruto.
Podríamos preguntarnos, al comenzar este II Simposio, cuáles son las preguntas que nos han congregado hoy. Sólo desde allí, lo que escuchemos y conversemos, podrá adquirir sentido y podrá abrirnosa la única y verdadera respuesta de Dios a los seres humanos: Jesús de Nazaret.
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Horacio Arango Arango, S.J.
Palabras del P. Provincial de la Compañía de Jesús
Horacio Arango Arango, S.J.*
Quiero en nombre de la Provincia de la Compañía de Jesús en Colombia, darles la bienvenida al II Simposio de Ejercicios Espirituales que este año ha querido centrar su atención en la preparación de la persona que hace Ejercicios ignacianos. El simposio en el que participamos, constituye un momento de renovación y revitalización de la riqueza espiritual que Dios transmitió a la Iglesia por medio de Ignacio de Loyola.
El dinamismo y el vigor de los Ejercicios, punto nuclear de la herencia ignaciana, está vivo y permea nuestra vida personal y comunitaria. Los Ejercicios siguen siendo una experiencia privilegiada para suscitar auténticas transformaciones en los sujetos, porque tocan lo profundo del corazón, sus afecciones; aquella dinámica del deseo, que entra en tensión al «preparar y disponer el ánima para quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima»1 . Dios y el corazón humano son los protagonistas; las mediaciones, el texto de los Ejercicios y el que los da, aquel que es reconocido en la tradición
* Palabras del P. Horacio Arango A., S.I., Provincial de la Compañía de Jesús en el acto de apertura del Simposio.
1 Ejercicios Espirituales 1.
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Palabras del P. Provincial de la Compañía de Jesús
como el director y que hoy de una manera más pedagógica, es llamado acompañante. Cuatro actores que desde su pertinencia, irán relacionándose dialécticamente, para ir configurando tanto la experiencia como el sujeto implicado en ella.
Los Ejercicios
no son una producción en serie, son un arte que implica flexibilidad, acomodación, y reconocimiento
Desde esta fidelidad creativa a los Ejercicios, resignificados en cada experiencia, nos lanzamos a vivir estos dos días de encuentro, de festín espiritual y académico. Este será un tiempo privilegiadoparaestablecerundiálogoquenospermitirá ahondar en la comprensión del sujeto que hoy hace Ejercicios y en la manera de adaptar y comprender esta experiencia espiritual según tiempos, lugares y personas. En este sentido, haremos eco del paradigma ignaciano que nos invita a contextualizar y a reconocer la experiencia del sujeto, como punto de partida de todo caminar espiritual y humano.
Reconocer el sujeto que hace Ejercicios, el darnos cuenta de sus condiciones de posibilidad para vivir la experiencia, de su contexto humano y social, de su historia personal y de los diferentes factores que influencian, condicionan o determinan su propia auto-comprensión, es un requisito fundamental para el éxito de este peregrinaje interior.
En el movimiento constante de los tiempos ignacianos, el sujeto que hace Ejercicios y los mismos Ejercicios, se ven sometidos a diferentes relaciones y dinamismos que en ocasiones los cuestionan, en algunos casos los condicionan, en otros los determinan y en la mayoría los recrean. Para el sujeto que hace Ejercicios, el comprenderse en este concierto de múltiples factores y variables, el darse cuenta de su realidad, se convierte en un reto insoslayable. Por otro lado, para los Ejercicios, el lugar desde donde se hacen, el contexto en el que se aplican, va determinando también la forma de hacerlos y de darlos. Cada realidad, cada sujeto exige adaptación e interpretación de la experiencia. Los Ejercicios no son una producción en serie, son un arte que implica flexibilidad, acomodación, y reconocimiento. Si algo fue claro para Ignacio, es precisamente esta virtualidad de los Ejercicios que permaneciendo fieles en su identidad, permiten siempre, una interpretación abierta, es-
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Horacio Arango Arango, S.J.
pecialmente cuando se encuentran con alguien que desea hacer los Ejercicios creativamente. Si los Ejercicios permanecen actuales es gracias a esta hermenéutica del texto, que permite comprender el método interpretándolo en cada ejercitante particular.
Desde esta tensión que se descubre en cada experiencia particular de dar y recibir Ejercicios, quisiera plantear algunas preguntas y pensamientos, que pretenden ser una sencilla colaboración para alimentar la reflexión de este simposio.
¿Qué supone para los Ejercicios en su modo de vivirlos y transmitirlos este «darse cuenta» del sujeto, de sus condiciones personales y sociales en el momento de iniciar la experiencia espiritual? ¿Qué dimensiones positivas o problémicas plantea el reconocimiento de los mínimos personales y la importancia de una previa preparación de aquellos que hacen Ejercicios? ¿Es posible hacer hoy Ejercicios sin haber hecho un trabajo previo de auto-comprensión y reconocimiento en perspectiva auto-biográfica? ¿Quién está preparado hoy para hacer Ejercicios? ¿Es cuestión de algunos privilegiados que han tenido condiciones y oportunidades? ¿Será que tenemos la autoridad de excluir a alguien porque sentimos o constatamos que no tiene las condiciones mínimas, o que no esta «preparado» para vivir la experiencia? ¿Qué horizontes y respuestas ofrecen los Ejercicios para las situaciones especificas del ser humano? ¿Qué exigencias se plantean hoy a los que dan Ejercicios, en esta realidad cambiante? ¿Qué implica dar y hacer Ejercicios en nuestro contexto colombiano?
Este simposio por la calidad de sus ponentes y panelistas y la de todos sus participantes, tiene el reto de lanzarse a responder significativamente a estos y otros interrogantes que surgirán en los encuentros académicos y en los talleres de reflexión. Seguramente el tiempo no será suficiente, pero la inversión de estos dos días, tendrá su efecto, en la medida en que nos ocupemos de ir buscando en común, pistas, indicios y señales que nos indiquen las alternativas del camino.
Nos abrimos pues, a la voz del espíritu, reconociendo que en los Ejercicios ignacianos, como en toda experiencia espiritual, todo es don y gratuidad, «el mismo Criador y Señor se comunicará a la su anima devo-
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Palabras del P. Provincial de la Compañía de Jesús ta, abrazándola en su amor y alabanza y disponiéndola por la vía que mejorpodráservirleenadelante»2. Esta inmediatez de Dios, Actor, sitúa la experiencia de los Ejercicios, como nos lo recuerda el Padre General en su conferencia sobre las relaciones en el texto de los Ejercicios, dentro de ese diálogo que Dios nuestro Señor ha querido desde un comienzo establecer con la humanidad y al que ha permanecido fiel a pesar de nuestras infidelidades.
Trabajando como si todo dependiera de nosotros, pero confiando como si todo dependiera de Dios
Estamaneradeproceder,eselcuidadodeDios porcadaunadesuscriaturas. Elpermanecerfiela este diálogo, dando a la criatura la capacidad de buscar y hallar su designio particular para cada persona y de realizarlo, es la manera como Dios es Dios en el corazón humano. La acción gratuita de Dios por su Espíritu vivo en nosotros se impone en los Ejercicios. El sujeto que hace Ejercicios, se encaminará por la experiencia misma, a una paulatina toma de conciencia de la experiencia de Dios concreta, con dos finalidades: el constatar el desorden desus afectos, intenciones y operaciones; y el reconocimiento de la voluntad de Dios manifestada en esa experiencia inmediata discernida en el núcleo de su identidad.
Esta constatación del acontecer gratuito de Dios en el sujeto, nos invita a reconocer la soberanía de Dios en cada experiencia de los Ejercicios. Es el Señor quien dispone y transforma. Y si bien tendremos que trabajar en todas las mediaciones que nos permitan hacer posible la experiencia, no podemos perder de vista que es Dios mismo, desde el misterio de su acción creadora, el protagonista. Tal vez nos preocuparemos por arreglar la casa como aquella mujer del Evangelio, y dialoguemos con muchas mediaciones pensando encontrar una respuesta para actualizar los Ejercicios. Esto es pertinente, y dentro de nuestra cultura se hace necesario, pero más lo será que apelemos a la sabiduría de Ignacio «trabajando comosi todo dependiera denosotros, pero confiando comosi todo dependiera de Dios». Tal vez el sujeto no tendrá todas las condiciones y nunca estará lo suficientemente preparado, pero debemos confiar en un
2 Ejercicios Espirituales 15.
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Horacio Arango Arango, S.J.
Dios que siempre acontece misericordiosamente en y desde la fragilidad de su criatura. Olvidar esto sería a mi manera de ver, perder la esencia y el sentido de los Ejercicios como experiencia espiritual transformadora.
No obstante, creo advertir que el tema que nos convoca, está planteando una estrecha relación entre la teología del espíritu y las ciencias humanas, particularmente con la Psicología. La andadura espiritual propuesta por Ignacio, como nos lo recuerda el Padre General3 en una carta enviada a los participantes de un Simposio Internacional de Psicología y Ejercicios, se dirige a la persona humana y afecta como tal directamente su Psicología. Muchas indicaciones propuestas por Ignacio en las anotaciones y adiciones, donde podemos encontrar el método ignaciano, tienen en cuenta datos aportados hoy por la Psicología. El itinerario de los Ejercicios moviliza todas las facultades humanas y compromete especialmente la afectividad. Este aspecto debe ser el punto nodal tanto para el científico social que trata de comprender al sujeto, como para el experto en Ejercicios ignacianos, que fiel al texto, trata de dialogar con otros saberes para mejor ayudar y hacer propicia la experiencia. Toda la dimensión cognitiva, afectiva y conductual necesitan ponerse a tono para la común tarea de historizar el Espíritu. Creemos que Ignacio es consciente de esta realidad. De allí la importancia de los presupuestos para adentrarse en la experiencia como nos lo indica el peregrino del espíritu. «Según la disposición de las personas que quieren tomar ejercicios espirituales, es a saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se han de aplicar los tales ejercicios, porque no se den a quien es rudo, o de poca complisión,cosasquenopuedan descansadamentellevary aprovecharse con ellas. Asimismo, según que se quiera disponer, se deben dar a cada uno, porque más se pueda ayudar y aprovechar»4 .
La intuición de Ignacio es clara. Si queremos sacar fruto de los Ejercicios, lo que se debe garantizar es una buena disposición, dando a cada uno, lo que bien pueda llevar, de manera descansada, aplicando lo que más le convenga para sacar el provecho deseado. En esta dinámica,
3 PETER HANS KOLVENBACK, S J., Carta dirigida a los participantes en el Simposio Internacional de Psicología y Ejercicios Ignacianos (Salamanca, 12,16 septiembre 1989).
4 Ejercicios Espirituales 18.
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Palabras del P. Provincial de la Compañía de Jesús
lo que más conduce para aplicarlos bien, es un conocimiento directo del sujeto que vive la experiencia. No olvidemos que el ejercitante acude a la experiencia espiritual con su historia psíquica a la espalda, a veces rota y herida que le condiciona, bloquea e inhibe. El ejercitador experto enhumanidad, comprenderáestarealidad ysibienno buscaráremplazar los Ejercicios por una terapia, sabrá entender el carácter terapéutico que ellos conllevan al reconocer en primer plano el sujeto que tiene delante. En este punto, la tradición de la Compañía nos alecciona.
Según el Padre Polanco, eximio conocedor de Ejercicios hay que hacer selección de las personas a las cuales se van a dar los Ejercicios Espirituales, y a usar de juicio acerca del modo de darlos. Para eso proporcionan mucha luz las anotaciones 18, 19 y 20 del libro de los Ejercicios. Para Polanco, hay que distinguir varios géneros de personas, a quienes se les podrán dar los Ejercicios Espirituales. El distinguir los tipos de personas, está planteando también la manera de adaptar la experiencia a cada caso particular.
La indicación es clara, se trata de reconocer las condiciones de la persona para adaptar y aplicar con juicio y razón los Ejercicios. Se diferencia si, a cada uno, pero nunca se excluye a nadie de la posibilidad de vivir desde su condición, la experiencia de los Ejercicios. Hay un tratamiento delicado de la persona humana y hay un esfuerzo por poner a su servicio el método, para que adaptándolo, pueda ser llevado descansadamenteycon provecho. LosEjercicios son unlugarde acogidadondetodos caben. La razón de ser de su personalización consiste precisamente en su funcionalidad, ya que se aplican a cada ejercitante según sus disposiciones, necesidades y cualidades. El ejercitante es la medida de todo. El drama de los Ejercicios se desarrolla en el interior de cada ejercitante. Él es, a la vez, protagonista y actor, mientras que el director tiene que contentarse con presenciar la función entre bastidores. Aún cuando sean muchos los que se reúnan para ejercitarse bajo un mismo maestro espiritual, el ejercicio se concretiza en cada uno de los que se ejercitan. No existirán nunca los Ejercicios propuestos, en abstracto. Cada ejercitante construye su única y personal composición de lugar.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 24-30
Horacio Arango Arango, S.J.
Este y otros temas serán muy bien trabajados por los ponentes y panelistas. Por lo tanto es mejor cederle la palabra a los expertos. De mi parte solo me resta darles las gracias especialmente al Centro Ignaciano de Reflexión y Ejercicios (CIRE) y a la Pontificia Universidad Javeriana y su Centro Pastoral Javier por organizar y convocar este simposio. El trabajo en común, que ustedes realizarán estoy seguro que le abrirá horizontes a la propuesta de este simposio, y nos mostrará la importancia de vincularnos para construir y realizar en conjunto, propuestas que concreticen nuestro aporte al proyecto humano de hombre y sociedad que todos anhelamos. De igual manera, quiero agradecer a todos los participantes a este simposio, su interés y su mística por descubrir en los Ejercicios un camino personal de realización y de transformación.
Que el Señor de la historia acompañe estos días de reflexión, iluminando el camino de aquellos que quieren ser fuente de vida y de esperanza para nuestra sociedad.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 24-30
Fundamentos del discernimiento en la revelalción
Fundamentos del discernimiento en la revelación
¿Cómo acoge el ser humano la voluntad de Dios?
Gustavo
Baena Bustamante, S.I.*
Síntesis elaborada por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
POSICIÓN DEL PROBLEMA
Siempre hemos entendido que el seguimiento de Jesús es el fundamento de la vida cristiana y de la vida religiosa, cuando se toma en serio. Pero se ha pensado que este seguimiento es la imitación de los comportamientos externos, milagros, forma de vivir o, incluso, los gestos de Jesús; hasta se ha llegado a pensar que seguir a Jesús es acatar una doctrina o una serie de comportamientos éticos, inspirados en Jesús. Esto es importante, sin duda, pero todas estas cosas son secundarias. Si uno se pusiera a hacer esto, resultaríamos respondiendo a preguntas que no nos hemos hecho. Es decir, nos armaríamos un menú, inspirados en Jesús, pero en el fondo es un menú que sólo contiene nuestra propia voluntad y no la voluntad de Dios.
* Doctor en Teología, Pontificia Universidad Javeriana. Licenciado en Sagrada Escritura, Comisión Bíblica, Roma. Diplomado en Sagrada Escritua, Escuela Bíblica, Jerusalén.
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Gustavo Baena Bustamante, S.J.
Unprincipiodelaantropologíaesqueningúnhecho coyunturalpuedeseruna normauniversal. Por tanto, no se trata de convertir en norma universal un comportamiento particular de Jesús, porque nos arriesgamos a hacer lo que queremosnosotros mismos,pero nolo que, efectivamente, quiere Dios de nosotros.
Decir que Jesús optó por los pobres es falso; Jesús optó por Dios
La pregunta que deberíamos hacernos no es tanto ¿qué hizo Jesús, para imitarlo?, sino ¿por qué Jesús hizo lo que hizo?; allí si estaríamos descubriendo lo que puede ser el fundamento de un comportamiento universal, que sería, precisamente, el fundamento del comportamiento y de la vida de Jesús. Por tanto, vamos a preguntarnos ¿cuál es el fundamento de la existencia de Jesús?
Un ejemplo típico de lo que estoy diciendo es la opción por los pobres que hacen algunas personas, inspirados y tratando de reproducir los comportamientos externos de Jesús. Decir que Jesús optó por los pobres esfalso; Jesús optóporDios. Eseerasuúnicoabsoluto. Jesúspone elojo donde lo pone Dios... Por eso, la opción por los pobres es una opción que Jesús aprendió de Dios, la hizo siguiendo a Dios y no es un capricho o una serie de comportamientos externos que nosotros más o menos nos organizamos para lograr lo que nosotros queremos.
Lo que hizo san Ignacio al comienzo de su conversión, fue reproducir una serie de acciones que eran solamente imitación externa de los comportamientos de Jesús. Pero, poco a poco, fue descubriendo que este no era el problema. Lo que san Ignacio descubrió en el Cardoner fue, precisamente, cómo se encarna Dios en el hombre, cómo trabaja Dios y qué es lo fundamental en el seguimiento de Jesús. Hacia allí vamos a ir caminando en esta exposición.
Ahora bien, tenemos que revisar lo que Jesús quería decir cuando hablaba del reino de Dios. De hecho, la expresión reino de Dios es muy ambigua. La expresión típica de Jesús es más bien, la voluntad de Dios; Dios está por encima de cualquier cosa, de su familia, de cuestiones patrióticas, de su propia religión. La religión judía quedó por debajo de la
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Fundamentos del discernimiento en la revelalción voluntad de Dios... Las acusaciones para su ejecución son precisamente por ser irreligioso.
Jesús descubrió la incondicionalidad de Dios en su vida. Un seguimiento de Jesús no es la imitación de lo coyuntural de Jesús, sino situarse ante Dios como Jesús mismo se situó: en una total incondicionalidad. Podríamos citar dos textos sencillos que respaldan esta afirmación:
- «El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen»1 .
- «Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz»2 .
En este texto, los sentimientos podrían traducirse por tendencias profundas. Por tanto, la invitación que hace san Pablo a los filipenses es a que hagan suyas las tendencias profundas de Jesús que, según esta descripción, son tres:
No retener lo que Dios le dio...
Vaciarse de sí mismo...
Obedecer incondicionalmente a Dios, hasta la muerte y muerte de cruz.
Este texto último ha sido mal entendido pensando que lo que nos salva es la cruz de Jesús y el texto de los Hebreos nos ayuda a compren-
1 Heb 5, 7-9.
2 Flp 2, 5-8.
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Gustavo Baena Bustamante, S.J.
der qué es lo que se quiere resaltar en la actitud de Jesús; es decir, para muchos, hemos sido salvados por la cruz; y no hemos sido salvados por la cruz, sino por la fidelidad de Jesús hasta la muerte; la fidelidad a la voluntad de Dios por encima de todo lo demás.
Para muchos, hemos sido salvados por la cruz; y no hemos sido salvados por la cruz, sino por la fidelidad de Jesús hasta la muerte
Si uno se pone a las órdenes de Dios, incondicionalmente, ¿saben ustedesqué loponeahacer aunoDios? Lopone a servir a los otros boca abajo... No es nuestro programa, es el programa de Dios. Si nosotros nos hacemos el plan, seguramente no haríamos lo que Dios quiere, sino lo que nosotros queremos. El problema es que sin el poder de Dios uno es incapaz de hacer eso. Por tanto, podríamos resumir esta parte diciendo que lo más típico de Jesús es su incondicionalidad frente a la voluntadde Dios. La preguntaes, ¿cómopercibe el ser humano la voluntad de Dios?. Vamos a tratar de responder a ello.
¿CÓMO PERCIBE EL SER HUMANO LA VOLUNTAD DE DIOS?
Esta pregunta se responde resolviendo otro interrogante y es, ¿cómo es Dios?. Para eso vamos a ver la concepción de Dios que tiene san Ignacio. Sin saber cómo funciona Dios, los Ejercicios Espirituales no tienen sentido. Eso fue, precisamente, lo que san Ignacio entendió y descubrió en el Cardoner.
La concepción de Dios en san Ignacio: EE 235 y 234
San Ignacio dice, en la Contemplación para alcanzar amor, cómo actúa Dios; tal vez sea el texto más denso de la totalidad de los Ejercicios. Esta página la escribe san Ignacio bastante tiempo después del Cardoner, tal vez ya estando en París, después de muchos años de ir ahondando en su experiencia del Cardoner. Miremos dos números de la Contemplación para alcanzar amor:
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Fundamentos del discernimiento en la revelalción (...) mirar cómo Dios habita en las criaturas: en los elementos dando ser, en las plantas vegetando, en los animales sensando, en los hombres dando entender; y así en mí dándome ser, animando, sensando, y haciéndome entender; asimismo haciendo templo de mí seyendo criado a la similitud e imagen de su divina majestad3 .
El primer punto es traer a la memoria los beneficios recibidos de creación,redenciónydonesparticulares,ponderandoconmuchoafectocuánto ha hecho Dios nuestro Señor por mí y cuánto me ha dado de lo que tiene, y consequenter el mismo Señor desea dárseme en cuanto puede según su ordenación divina4 .
Según esto, Dios crea al hombre dándose al hombre Él mismo, habitando en él. Eso quiere decir que con esta concepción de Dios se mueven la totalidad de los Ejercicios Espirituales; sin esta concepción de Dios uno vería muy problemático, y tal vez artificial, lo que san Ignacio hace en todos los Ejercicios.
La concepción de Dios según Jesús
- Jesús un testigo de su propia experiencia
Jesús, por experiencia propia, sabe que Dios habita en él. Toda la relación de Jesús con Dios es en él mismo; la comunidad cristiana entendió esto mismo. Este modo de entender la presencia de Dios en los seres humanos no vuelve a aparecer en la historia de la humanidad sino después de quince siglos; se da un salto desde Jesús hasta san Ignacio de Loyola.
Jesús ora en todas partes: en el monte, en lugares solitarios, en lugares apartados; eso significa que para Jesús el templo es el hombre; es el lugar donde Dios vive. El lenguaje de Jesús en las parábolas es para hacer entender eso; sobre todo lo símiles que son más pequeños, son los más cercanos a Jesús, desde el punto de vista de la historia de las formas.
3 Ejercicios Espirituales 235.
4 Ejercicios Espirituales 234.
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Gustavo Baena Bustamante, S.J.
El símil es un lenguaje mítico, es decir, se emplea lo de acá para hablar de lo de allá, tal como lo hace el lenguaje religioso. En un símil Jesús traduce lo que él experimenta de Dios mismo; explica cómo actúa Dios en él. Le dice al que lo escucha: mira lo que es Dios, Dios está vivo en ti; de lo que se trata es de abrir a la persona a la voluntad de Dios que está vivo en la persona; lo que busca Jesús es que en su interlocutor se dé una coherencia entre lo que vive y lo que siente, tal como él mismo lo hace.
Una colección de dichos de Jesús, como las bienaventuranzas, es incomprensible sin experiencia personal de Dios; lo que se entiende es una ética de lo que Jesús está diciendo allí; pero eso es una manipulación estrecha de lo que quiere Dios; es fundamental tener una conciencia clara de la acción de Dios en sí mismo para entender eso, si no, resulta ininteligible y absurdo.
- Anuncio de Jesús en las parábolas. El símil de la levadura: Mateo 13, 33
La parábola de la levadura, para mi es la parábola reina y la que refleja mejor lo que Jesús vivía interiormente. Ofrezco una traducción propia que pretende llegar a lo que Jesús quiso decir en este pequeño versículo:
Dice Jesús: el Reino de Dios, es decir, el modo de obrar de Dios, o se podría decir también,Dios sucede como sucede con lalevaduraque tomó unamujer y la metió entre tres mediadas de harina hasta que se fermentó todo5
Es la mejor definición que se puede decir de Dios hasta hoy; Dios crea saturando la criatura y el universo... La creación, es la saturación de la divinidad. Jesús es la plenitud de la divinidad; es la absoluta acogida de la divinidad.
- Reino de Dios, voluntad de Dios
La voluntad de Dios no es un proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros. Mucha gente está pensando que Dios tiene un proyecto
5 Mt 13, 33.
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Fundamentos del discernimiento en la revelalción para ellos y lo que tratan, por todos los medios, es descubrirlo para realizarlo fielmente, pensando que eso es hacer la voluntad de Dios. La mayoría de las veces, esto que llamamos proyecto de Dios, es nuestro plan y nuestro proyecto, no el de Dios. Lo que Dios busca en nosotros es que lo dejemos hacer lo que él quiere hacer; realizar su voluntad.
¿Cómo percibe Jesús la voluntad de Dios?
- Mateo 11, 25-30
Cuando Jesús dice: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito»6. Lo que sigue en este texto es de una tradición más helenística... Pero lo que está diciendo Jesús es su propia experiencia y refleja su propia oración.
Lo que llamamos proyecto de Dios, es nuestro plan y nuestro proyecto, no el de Dios
Por otra parte, cuando Jesús se refiere a los pequeños, está hablando de su propia infancia. El punto de referencia de Jesús es su infancia. Esto mismo podría decirse de santa Teresita del Niño Jesús: un ser que se enamora de la voluntaddeDiosdesdepequeña,cuesteloquecueste... gran santa y doctora de la Iglesia. Sin lugar a dudas, un verdadero genio, porque genio no es el que inventa cosas sino el que descubre la realidad real, lo que hay, no lo que se imagina.
Esta oración de Jesús está enteramente emparentada a la oración de Jesús en el Padre Nuestro; la tercera petición, que es la matriz del Padre Nuestro: «que se haga tu voluntad...» Esa es la voluntad de Jesús. Si quisiéramos hacer oración como Jesús... habría que decir eso siempre; que yo no te falle nunca... La gran certeza de Jesús es que está absolutamente abierto a Dios; él sabe que está abierto a la acción de Dios. Todo lo que se le ocurre a Jesús y dice Jesús, eso para él mismo es palabrade Dios.
6 Mt 11, 25-26
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Gustavo Baena Bustamante, S.J.
Para Jesús, Palabra de Dios no es propiamente el texto del Antiguo Testamento. Palabra de Dios para Jesús es la orientación de Dios en él. Es lo que hacemos en los Ejercicios: discernir si las mociones son divinas; una vez descubrimos que son divinas, eso es... No hay duda alguna de que eso es lo que tenemos que hacer.
Eso es lo que agradece Jesús: Padre, te doy gracias porque me has revelado tu voluntad. Pero, cómo conoce Jesús la voluntad de Dios. Por revelación de Dios en él; y la revelación es gratuita.
Acto creador y voluntad de Dios (EE 1 y 15)
¿Cómo percibe Ignacio la voluntad de Dios? Los Ejercicios Espirituales son, precisamente, para percibir la voluntad de Dios: «(...) por la mesma manera, todo modo de preparar y disponer el ánima para quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima, se llaman ejercicios espirituales»7 .
Notemos que san Ignacio no está hablando de conocer la voluntad de Dios; la voluntad de Dios no es un proyecto que unoconoce. Entonces, ¿qué es la voluntad de Dios en san Ignacio?
Veamos lo que dice el mismo Ignacio en la anotación 15 de sus Ejercicios Espirituales: «(...) De manera que el que los da no se decante ni se incline a la una parte ni a la otra; mas estando en medio, como un peso, deje inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor»8 .
Lo que le pide san Ignacio al que da los Ejercicios Espirituales es quitar todo lo que se interpone entre el sujeto y la voluntad de Dios... y esto son las afecciones desordenadas. ¿Cómo hace esto san Ignacio?: Orando. Y ¿Qué es orar para san Ignacio? Volverse consciente de dónde está estorbando la acción de Dios. Reconocer cómo estamos bloqueando el trabajo de Dios en nosotros.
7 Ejercicios Espirituales 1.
8 Ejercicios Espirituales 15.
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Fundamentos del discernimiento en la revelalción
Si uno se pregunta, ¿Qué va a hacer Dios conmigo mañana? Dios diría: depende. Depende de lo que me dejes hacer..., diría Dios. Esta voluntad de Dios, creadora y salvífica, la percibimos por revelación.
¿CÓMO PUEDE DIOS REVELAR AL HOMBRE
SU INTIMIDAD O SU VOLUNTAD?
(UNA COMPRENSIÓN TEÓRICA)
¿Cómo crea Dios al hombre?
Dios crea al ser humano desde dentro... Pero esto lo dice la Biblia y lo recuerda san Ignacio a través de un lenguaje mítico. El peligro es que se quede uno con los lenguajes, dejandofueralavoluntaddeDios. Peroesto cómo se dice en lenguaje teórico. ¿Qué es lo que está diciendo uno cuando dice que Dios crea al ser humano desde dentro?
Cuando Dios crea al ser humano, no crea una cosa como quien pone otro distinto de él mismo
Mi existencia es un yo con capacidad de existir. Lo que estamos diciendo es que Dios crea al hombre existiendo en él, tal como lo recuerda Karl Rahner cuando decía: «Cuando Dios crea al ser humano, no crea una cosa como quien pone otro distinto de él mismo». Cuando decimos que Dios crea a un hombre, no lo crea poniendo algo distinto a Él mismo. La estructura de la existencia humana es puesta por Dios y no por el hombre. Esto es un existencial a priori.
Esto quiere decir que esta existencia es el acontecer de Dios mismo. Esto es lo que están diciendo san Ignacio y el Buen Jesús. Esto, lo que significa es que el hombre es capaz de leer esto leyendo su propia conciencia. ¿Qué hace el hombre con su existencia? Pues, existir... Un hombre ejecuta su existencia entendiendo, deseando, decidiendo, obrando responsablemente...
Existir es tomar en sus propias manos la existencia que le dieron a un ser; eso es la libertad. Este acto de Dios es su voluntad, o su acto
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Gustavo Baena Bustamante, S.J.
creador, o acto que especifica la personalidad de Dios. El acto creador es el acontecer de Dios mismo en nosotros.
Experiencia de Dios es cuando sientes que tus actos son para derretirte por los otros
¿Qué es revelación? Revelación es revelación de la voluntad de Dios. Lo único que Dios revela es su intimidad y su intimidad es su voluntad. Y es Dios mismo ejerciendo el acto creador. Cuando tu ejecutas tu vida estás interpretando la acción de Dios en ti, su voluntad. La estructura tuya es el acontecer de Dios mismo en ti. Entonces, la libertad no es lo mismo que las decisiones. ¿Cuál es el problema que hay allí?
Dios es un ser que sale de sí mismo y habita subsistiendo en el otro; eso se llama Hijo... Eso quiere decir que la acción creadora de Dios está esencialmente enrumbada hacia fuera; eso quiere decir que el hombre ejecuta su esencia, en la medida en que sale también hacia fuera. Si le pusiésemos cuidado a Jesús mismo veríamos un hombre volcado hacia fuera, sin condiciones, en función del otro... Sin buscar una millonésima de interés; y Jesús obra así, porque Dios es eso mismo. Si me dejo mover por la experiencia de Dios, dejo que todo mi ser se vuelque hacia el otro, hacia los otros.
Karl Rahner decía que experiencia de Dios es cuando sientes que tus actos son para derretirte por los otros... San Ignacio no habla de experiencia de Dios sino de mociones. Y las mociones son tanto más divinas cuanto más están en línea con la acción creadora de Dios.
RAZÓN DE SER DEL DISCERNIMIENTO
El problema del hombre en la autointerpretación de su existencia
El ser humano es un ser creado y por tanto un ser finito. Con el mismo acto creador de Dios, crea lo finito y trata de trascenderlo. Para Pabloelpecadoeslacondicióndefinitudqueseapoyaensupropiafinitud. Nos buscamos a nosotros mismos. La tendencia del hombre es apoyarse
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Fundamentos del discernimiento en la revelalción en su propia finitud y buscarse a sí mismo; un ser humano que se arropa en su propia finitud se acaba... esto es lo que significa la muerte eterna.
Si tu decides abrirte a la infinitud, abrirte a la orientación de Dios en ti, estás eligiendo la autenticidad del hombre... Ese es el infinito. El discernimiento es el arte de distinguir cuándo estoy estorbando la infinitud en mí.
Criterios
Si se comparan la meditación de dos banderas de los Ejercicios Espirituales, con lo que propone San Pablo, encontramos que hay una gran similitud en los procesos propuestos por ambos. Sin embargo, hay quereconocer quePablovamucho másalfondo; Pabloloqueve esfinitud, con sus tendencias; e infinitud, con sus tendencias...
Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás9 .
Una conclusión práctica
Preguntarse por qué hace uno lo que hace... si somos honestos y nos preguntamos por qué hacemos lo que hacemos, tenemos que reconocer que en la mayoría de los casos nos estamos buscando a nosotros mismos y no estamos buscando lo que Dios quiere de nosotros.
9 Flp 2, 3-4.
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Darío Restrepo Londoño, S.J.
Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales
Darío Restrepo Londoño, S.I.*
INTRODUCCIÓN
La necesidad de preparar, de la mejor manera posible, la persona1 que pretende hacer los Ejercicios Espirituales de san Ignacio es un dato de la experiencia cada vez más comprobado. De esta preparación depende, en gran medida, el fruto que pueda sacarse de ellos. ¿Por qué los Ejercicios ignacianos no nos cambian? ¿ Estamos seguros de que al hacerlos o al darlos hemos cumplido con la preparación que exigen? De hecho, si muchas de las experiencias realizadas en este campo dan escaso fruto, se debe en gran parte a una cierta improvisación al entrar en ellos, o al recibir algunos de los candidatos que desean hacer esta fuerte experiencia de Dios, sin tener en cuenta las condiciones requeridas. Es muy laudable el deseo de darlos al mayor número de personas, pero no sin la debida preparación.
* Miembro del Equipo Cire y director de la Revista Apuntes Ignacianos. Doctor en Teología, Instituto Católico de París, 1971.
1 Al hablar de la persona, tanto de la «que da» como de la «que recibe» los Ejercicios (siguiendo la terminología del texto) me refiero siempre a los dos géneros.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE
San Ignacio, en el texto de sus Ejercicios, no habla directamente de la preparación del sujeto para hacer esta experiencia. Debemos deducir, por lo tanto, estos requisitos principalmente de las anotaciones del libro y de otras referencias del conjunto de su doctrina. Allí hallaremos la base necesaria para respondernos la pregunta que nos inquieta ahora: ¿qué puntos esenciales deberíamos tener en cuenta al hablar de la preparación para los Ejercicios?
Ignacio, tan modesto en lo referente a todo lo suyo y tan parco de palabras, reconociendo humildemente que los Ejercicios eran obra de Dios en él y por él no dejó de alabarlos y recomendarlos,
siendo todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mesmo como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos...2 .
Y unos pocos días antes de morir, en una carta escrita por orden suya al padre Fulvio Androzzi, comenta:
Entre las cosas que suelen mucho ayudar... (a) los hombres, V.R. sabe que hay una muy principal: los Ejercicios. Os recuerdo, pues, que hay que emplear esta arma, muy familiar a nuestra Compañía... Vuestra Reverencia extienda un poco los ojos a ver si puede ganar algunos buenos sujetos para el servicio del Señor, para los cuales la dicha vía es óptima...3 .
No obstante estas vivas recomendaciones, llevado por su gran realismo y conocimiento de las personas comprendió que su obra maestra, los Ejercicios Espirituales, no podían darse a cualquier sujeto. Su experiencia le enseñó que este método aplicado sin discernimiento no solo no producía el fruto pretendido sino que, si no se estaba preparado, podía inclusive causar cierto mal como fue el caso de algunas mujeres sin instrucción a quienes el recién convertido dio los «Ejercicios leves» en Alcalá de Henares, y por lo cual se le siguió un proceso en el que fue absuelto.
2 IGNACIO DE LOYOLA, Obras de san Ignacio de Loyola, edición manual, BAC, Madrid 61997, 736.
3 Ibíd., p.1100.
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De ahí que advierta que los Ejercicios, siendo un instrumento maravilloso de vida espiritual, no se pueden dar a todas las personas indiscriminadamente. El candidato a los Ejercicios debe ser una persona capaz de hacerlos, debe tener 'subyecto' y debe 'disponerse' para ellos4 . Supuestos los dones sobrenaturales como los primordiales y en los cuales se debe confiar ante todo, expresa san Ignacio la gran estima que tiene de los dones naturales y humanos. Porque la gracia supone y edifica sobre la naturaleza humana bien dispuesta. Así se expresa en la parte décima de las Constituciones, hablando de lo que puede ayudar a conservar y aumentar la Compañía:
Sobre este fundamento (de los medios sobrenaturales), los medios naturales que disponen el instrumento de Dios nuestro Señor para con los prójimos, ayudarán universalmente para la conservación y aumento de todo este cuerpo, con que se aprendan y ejerciten por solo el divino servicio, no para confiar en ellos, sino para cooperar a la divina gracia, según la orden de la suma Providencia de Dios nuestro Señor, que quiere ser glorificado con lo que Él da como Criador, que es lo natural, y con lo que da como Autor de la gracia, que es lo sobrenatural. Y así deben procurarse los medios humanos o adquisitos con diligencia...5 .
Este texto revela claramente cuál era la mente del fundador de la Compañía sobre la colaboración entre los dones de la naturaleza y los de la gracia, ofrecida y pedida repetidamente en la experiencia de los Ejercicios Espirituales.
Cuando se trata de seguir a Cristo, supuesta su gracia, el Evangelio mismo pide que antes nos sentemos a hacer nuestras cuentas para ver si tenemos con qué responder a lo que el Señor nos va a pedir:
Porque, ¿quién de ustedes, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla?6 .
4 La «disposición» (y sus afines) es una palabra fundamental en el método de los Ejercicios. Por eso el autor de ellos la repite con frecuencia: [1, 7, 15, 18, 20, 39, 44, 72, 133, 135, 199, 213, 234, 252, 327, 335].
5 Constituciones, [814].
6 Lc 14, 28.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE
Otro requisito general para los Ejercicios es que el candidato a ellos quiera y sea capaz de «ejercitarse». Son Ejercicios para hacer, no para leer. Dice Ignacio:
Su fuerza y su eficacia consisten en la práctica y en el ponerlos por obra, como su nombre lo indica7 .
Según el sicoanalista jesuita Louis Beirnaert, «sin el ejercitante, el libro de los Ejercicios no es mas que un libro muerto»8 .
¿Quiénes eran, entonces, los sujetos que estaban preparados para hacer los Ejercicios ignacianos?
Sin el ejercitante, el libro de los Ejercicios no es mas que un libro muerto
La respuesta a este interrogante abre el paso a otraspreguntasprevias: ¿QuéseentiendeporEjercicios? ¿Qué principios de aplicación podemos deducir de ellos respecto a los futuros ejercitantes? ¿Cuántas clases de Ejercicios podemos encontrar en el texto ignaciano? ¿Qué disposiciones se requieren en el sujeto para cada una de estas clases de Ejercicios? ¿Qué balance final podemos hacer y qué interrogantes nos deja esta reflexión?
¿QUÉ ENTENDEMOS POR EJERCICIOS ESPIRITUALES?
Ignacio mismo respondió esta pregunta en la 1ª anotación9: ... por este nombre ... se entiende todo modode examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras spirituales operaciones según que adelante se dirá.
7 MHSI, MI, Epp. et Instruc.t , IX, p. 702.
8 CitadoporCARLOS DOMÍNGUEZ, S.I., Las anotaciones a los EE.EE y el Psicoanálisis (I):Manresa 234 vol. 60 (1988) 3.
9 Las «anotaciones» o notas previas del texto ignaciano son una especie de primer Directorio para entender, dar y hacer mejor la experiencia.
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Esta anotación reviste gran importancia para nosotros. Cuando se habla de los Ejercicios Espirituales no faltan los que entienden por este término un método único de retiro ignaciano. Pero al definir san Ignacio sus Ejercicios Espirituales como «todo modo de meditar, contemplar, etc.» nos está diciendo que existen varias maneras de dar y por lo tanto, de hacer los Ejercicios. De manera semejante, en la anotación 18 habla, en general, de «tomar ejercicios espirituales» (en lugar de cualificarlos con el artículo «los»)10 .
Si existen varias formas de dar y de hacer esta experiencia espiritual significa por ende, que así mismo, hay varias tipos de ejercitantes y que la preparación debe ser diversificada según cada una de estas modalidades.
Los Ejercicios «deben su eficacia al hecho de que ellos enseñan la manera de prepararse a recibir la Palabra de Dios y del Evangelio»
El texto ignaciano en su totalidad, se refiere a los Ejercicios completos y realizados «por la misma orden que proceden» (de modo exacto). Son los Ejercicios llamados «de mes» (por su duración aproximada). Este es el prototipo de la experiencia hecha en todo su rigor y con el máximo fruto prometido por el autor. Esta misma experiencia-tipo se puede «aplicar» a otras tres modalidades distintas que explicaremos enseguida, pero en orden inverso, siguiendo el orden del texto.
Pero antes, conviene que establezcamos algunos principios generales que nacen de las indicaciones prescritas por san Ignacio y válidas para las distintas clases de Ejercicios. La anotación 18ª es la más explícita y larga en cuanto a las modalidades, principios, requisitos e impedimentos.
10 Según Nadal, uno de los primeros compañeros e intérprete autorizado de Ignacio, los Ejercicios «deben su eficacia al hecho de que ellos enseñan la manera de prepararse a recibir la Palabra de Dios y del Evangelio», citadoporG.CUSSON, Pédagogie de la expérience spirituelle personnelle, DDB, 1968, 12.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE
PRINCIPIOS GENERALES DE APLICACIÓN PARA
DISTINTAS CLASES DE EJERCITANTES
LAS
Se refieren directamente al que da los Ejercicios. Éstos, según la anotación 18ª:
1. «Se deben aplicar» a la variedad de personas y al nivel de su preparación para hacer esta experiencia.
2. Se den de acuerdo con el grado en que «se quieran disponer» para la misma.
3. Sedebe buscar el modocon «que más se pueda ayudar y aprovechar» al que los hace.
4. Se den según el grado en que cada uno «quiera contentar a su ánima».
5. Deben acomodarse al sujeto y a la medida de su «capacidad natural».
6. Nose den cosas (etapas) quenopueda «descansadamente llevar y aprovecharse» conellas.
7. Dar solo lo «más conveniente... y no proceder... en otros algunos ejercicios», adaptándose a la capacidad y disposición del sujeto.
8. Se debe procurar dar, a quien los haga, los instrumentos necesarios para que después de la experiencia pueda «se conservar en lo que ha ganado».
9. No gastar el tiempo con quien no está bien dispuesto «cuando en otros se puede hacer mayor provecho, faltando tiempo para todo».
DIVERSAS CLASES DE EJERCITANTES
En las últimas 'anotaciones' al texto11, san Ignacio distingue varias maneras de practicar los Ejercicios Espirituales. Partiendo de menos a más exigencias, encontramos cuatro modos de hacer esta experiencia: 1) Ejercicios «leves» (pocos temas iniciales, importantes y necesarios para vivir cristianamente); 2) Ejercicios «de primera Semana» (primera etapa o 'vía purgativa' como inicio de una auténtica conversión);
11 Ejercicios, anotaciones 18, 19 y 20.
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3) los Ejercicios completos pero hechos en medio de la vida corriente; 4) finalmente, «todos los Ejercicios Espirituales, por la misma orden en que proceden», realizados más o menos en 30 días y en completo «apartamiento». Estos últimos son los Ejercicios-tipo, de los que los tres primeros son aplicaciones «según las personas, tiempos y lugares»12 .
Encontramos estos cuatro modos comentados en el Directorio de Polanco. Dice Lop en su libro sobre los Directorios:
Al fiel secretario de San Ignacio, P. Juan Alfonso de Polanco, debemos el mejor y más completo de todos los Directorios que prepararon el nacimiento del (Directorio) Oficial y hasta puede afirmarse que en bastantes puntos le supera en profundidad y precisión13
Nadie como Polanco conocía la mente de Ignacio y, en su nombre, exponía la verdadera interpretación de su doctrina.
Anota en su Directorio de Ejercicios que hay que
Hacer selección de personas ... y usar de juicio acerca del modo de darlos;y paraesoproporcionan mucha luzlasanotaciones 18ª,19ªy 20ªdel libro de los Ejercicios14 .
Para mayor claridad, indicaré primero las palabras de los Ejercicios y luego me referiré al comentario de Polanco :
PRIMERA CLASE: 'EJERCICIOS LEVES' (anotación 18)
Sujetode aplicación:
- «según la edad, letras o ingenio»; - «según que se quisieren disponer»,
12 Constituciones, [64, 70, 71, 136, 211, 238], etc.
13 MIGUEL LOP, S J , Los Directorios de Ejercicios 1540-1599, colección Manresa 23, Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander 1980, 136.
14 Ibíd., p.141, n° 10.
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- «al que se quiere ayudar para se instruir y para llegar hasta ierto grado de contentar su ánima»; - «esta manera es más propia para personas rudas y sin letras».
Comenta Polanco:
Parece ser suficiente si los ayudares a que aprovechen hasta determinado grado, ya porque sean menos perspicaces de ingenio y juicio, ya porque parece que les baste recibir alguna instrucción en el mismo camino espiritual, ya porque no parece que haya que esperar de ellos gran provecho, o porque no se disponen o porque no conviene emplear mucho tiempo con los mismos15 .
Contenido
«El examen particular, [24-31], y después el examen general [3243]; juntamente, por media hora a la mañana, el modo de orar sobre los mandamientos, pecados mortales (i.e. capitales), etcétera, comendándole también la confesión de sus pecados de ocho en ocho días y, si puede, tomar el sacramento de quince en quince, y si se afecta mejor de ocho en ocho»; ... «declarándoles cada mandamiento, y así de los pecados mortales, preceptos de la Iglesia, cinco sentidos y obras de misericordia».
ApuntaPolanco:
Aestos por lo tantopropóngaseles en primerlugar elexamen contra aquellos defectos que más les molestan... También se les podrían proponer, según aconsejare la índole de las personas, algunas de las adiciones16 .
En estos 'Ejercicios leves' prácticamente se da una instrucción catequética que permita ordenar moralmente la vida, renovar la fe e iniciar un proceso de conversión. Su objetivo es, pues, fundamentar a la persona en la fidelidad a las exigencias básicas de una vida cristiana.
Ignacio en Alcalá dio este tipo de Ejercicios donde mostraba «el servicio de Dios».
15 Ibíd.
16 Ibíd.
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E con estas (mujeres) ha hablado enseñándolas los mandamientos e los pecados mortales e los cinco sentidos e las potencias del ánima, e dice que cada día fagan examen de su conciencia dos veces cada día trayendo a la memoria en lo que han pecado, e les aconseja que se confiesen de ocho en ocho días, e reciban el sacramento en el mesmo tiempo17 .
Más tarde, Ignacio debió proceder de modo semejante con su primer compañero el Beato Pedro Fabro en quien reconocía al que mejor daba los Ejercicios. Éste, dejó consignado en su Memorial:
Me dio consejo de confesarme generalmente con el Dr. Castro, y de confesar y comulgar desde ahí en adelante cada semana, dándome para ayuda dello el examen quotidiano de la consciencia, sin quererme poner en otros exercicios por entonces... Obra de cuatro años pasamos desta manera18
Codina cita un antiguo Directorio en el que se explica cómo se dan estos Ejercicios. Dice este documento que también se puede añadir la meditación de los principales misterios de la Pasión, o la meditación de los 15 misterios del rosario. Y la conclusión para el ejercitante es que siga este género de vida con media hora de oración al modo aprendido, dos exámenes y confesión y comunión semanal19 .
Los actos del ejercitante que exigen estos ejercicios son de súplica y petición, recuerdo o memoria, dolor y propósito
Comenta Calveras20 que todos los actos del ejercitante que exigen estos ejercicios son de súplica y petición, recuerdo o memoria, dolor y propósito...: No exigen discurso: por eso son leves. No se deben confundir con los Ejercicios de Primera Semana donde sí se requiere la meditación.
17 MHSI, MI, s. 4, 1, 609. Los raros efectos de este apostolado en algunas mujeres (desmayos, convulsiones, etc.) dieron motivo a que se le siguiera (junto con sus primeros compañeros), un proceso en el que no fue condenado; cfr. Autobiografía, n. 57, 59; MHSI, MI, Scripta I pp. 615-620.
18 MHSI, Fabri Monumenta, p. 859.
19 Cfr. MHSI, Exercitia et Directoria, p. 886-887.
20 Cfr. J. CALVERAS,¿Qué fruto se ha de sacar de los Ejercicios espirituales de san Ignacio?, Barcelona 1941, n° 220, nota 4.
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SEGUNDA CLASE: «EJERCICIOS DE PRIMERA SEMANA» (Anotación 18)
Sujeto de aplicación
La anotación 18ª sugiere que hay otros a quienes se les puede dar mayor contenido pero advierte: «no proceder adelante en materias de elección, ni en otros algunos ejercicios que están fuera de la primera semana...»
Este texto no detalla su contenido. Sin embargo san Ignacio lo comentó en otros escritos suyos. En primer lugar, en las Constituciones de la Compañía:
1) «Y no se den generalmente sino los (Ejercicios) de la primera semana. Y cuando todos se dieren, sea a personas raras o que quieran determinar del estado de su vivir»21 .
2) «... Pero los (Ejercicios) de la primera semanapueden extenderse a muchos y algunos exámenes de conciencia y modos de orar, (especialmente el primero de los que se tocan en los Ejercicios) aun se extenderán mucho más. Porque quien quiera que tenga buena voluntad será de esto capaz»22 .
Se ve –añade Nicolau– que este tipo de ejercicios es para aquellos ejercitantes que, teniendo entendimiento para meditar, no reúnen, bien por falta de fuerzas, bien por falta de ánimo y disposición espiritual, las condiciones para hacer los ejercicios completos23
Como resumen de esta parte, nos aportarán claridad al respecto unas palabras de san Ignacio dirigidas a los jesuitas de Portugal (en una carta de fecha incierta):
21 Constituciones, [409].
22 Constituciones, [649].
23 MIGUEL NICOLAU, S J., A quiénes se deben dar todos los Ejercicios, y a quiénes sólo algunos: Manresa 98 vol. 26 (1954) 26.
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Si diese todos los exercicios daríalos a muy pocos, y letrados o personas muy deseosas de perfección, o de mucha manera, o que podrían ser para la Compañía.
Contenido (prosigue la carta a los jesuitas de Portugal)
Daría comunmente los exercicios de la primera semana, y confesándolos generalmente y dándoles algunos exámenes, no pasaría más adelante.
En dar elecciones sería rarísimo, y con personas muy deseosas de letras, o de quienes no nos podría venir embarazo alguno; porque acaeze, quando salen de los exercicios y no an hecho todo el provecho que se esperaba, ser tentados, y decir y publicar que nosotros los querríamos hacer pobres, moviéndolos a pobreza y religión...24
Polanco comenta así este segundo tipo de Ejercicios:
El 2° género de hombres es aquel al cual no falta inteligencia idónea para recibir Ejercicios espirituales, pero solo están dispuestos a querer dedicar ocho o diez días a purgar su conciencia, y recibir una instrucción que les permita mejorar su vida según su estado. A éstos, pues, si ellos están desembarazados y en nuestra casa u otro lugar pueden y quieren dedicar estos días íntegros a esos Ejercicios, primero se podrían dar, después del Fundamento, los exámenes y todos los Ejercicios de la primera semana hasta la confesión general y consiguiente comunión; y a la vez se les propongan las adiciones, tal como suele hacerse cuando se hacen todos los Ejercicios íntegros. Y se les podrían declarar las reglas de discernimiento de espíritus convenientes a la primera semana, si fuere necesario.
2° Propóngaseles el primer modo de orar, según consta en la 4ª semana y también parece habrá de serles útil el tercero.
3° Hay que aconsejarles que (se) confiesen y comulguen, como se ha dicho antes.
4° Si parece les es necesario o muy oportuno, se les podría proponer algo acerca del modo de distribuir limosnas, o de discernir escrúpulos, o de sentir con la Iglesia católica, o también de ordenarse en el comer, según dicte la discreción y lo permita el tiempo, y luego sean despedidos. Si no pudiesen dedicar a los Ejercicios este tiempo íntegramente,
24 MHS, MI, Epp. et Instruc., 12, 294.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE propónganseles los Ejercicios de la primera semana según el modo que ahora se dirá que conviene al tercer género de hombres, y también todo cuanto parezca que conviene entre lo que acaba de decirse en este 4° lugar, y despídaseles con la exhortación (como arriba) a confesar y comulgar con frecuencia25 .
Estos dos primeros modos de hacer los Ejercicios que constituyen una experiencia completa pero en su respectivo nivel, son muy aptos como preparación para hacerlos en su forma integral. San Ignacio preparaba a los futuros ejercitantes con partes tomadas de los mismos Ejercicios como lo hizo con Fabro, y con Francisco Javier, quienes fueron sus compañeros años antes de hacer los Ejercicios completos.
TERCERA CLASE: EJERCICIOS
Sujeto de aplicación
Al que estuviere embarazado en cosas públicas o negocios convenientes, quier letrado o ingenioso, tomando una hora y media para se ejercitar.
Según Polanco:
El 3er. género de hombres es el de los que gozan ciertamente de inteligencia, y de quienes se puede esperar, si hacen estos Ejercicios, un fruto no despreciable. Pero, ya sea porque estén ocupados en negocios públicos, ya por otras causas honestas, no pueden entregarse a estos Ejercicios de tal manera que les dediquen todo el tiempo que convendría ocuparse en ellos; asimismo no pueden o no conviene que se trasladen de su casa a otro lugar alejado de la compañía de los hombres y del bullicio de los negocios. A éstos, por tanto, si permaneciendo en su habitación acostumbrada, va a ellos el que propone los Ejercicios, o bien vengan ellos mismos, (para que los demás lo ignoren) a nuestra casa o a otro lugar convenido, propónganseles primero el Fundamento para que lo consideren uno o dos días, dedicando a ello algún tiempo oportuno26 .
25 MIGUEL LOP, S J ,. Op. Cit., p. 141-142, n. 11-14.
26 Ibíd., p. 142, n° 15.
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Darío Restrepo Londoño, S.J.
Contenido: el texto de Polanco es más explícito en este punto que el texto de los Ejercicios
2° Propóngasele el examen particular, para aplicarlo a aquellos defectos que más le oprimen, junto con sus adiciones, a fin de que dedique por lo menos, durante otro día, media hora al mismo, después de la comida y de la cena (además del propósito por la mañana).
3° Propóngase el modo general de examinar la conciencia para la confesión general, y también hay que proponer el examen cotidiano para ejercitarlo por espacio de uno o dos días, junto con el modo de comulgar bien27 .
Luego el Directorio de Polanco se extiende, a través de varios números, detallando el contenido de las 4 semanas, el tiempo y modo; indica que, si se ve conveniente en la primera Semana, se pueden añadir otras meditaciones como de la muerte y el juicio, y otros temas de contrición. Además, –anota– se puede dar la discreción de espíritus referente a esta Semana. Si el ejercitante necesita y está preparado, désele lo referente a la elección. Si el que se ejercita quiere dedicarle más tiempo diariamente,
Se podrían hacer estos Ejercicios en más breve tiempo y acercarse más al modo exacto, según la discreción dictará que conviene en el caso presente28 .
CUARTA CLASE: «TODOS LOS EJERCICIOS, POR LA MISMA ORDEN EN QUE PROCEDEN»,
«EN APARTAMIENTO» TOTAL ('EJERCICIOS
DE MES').
(Anotación 20)
Son los Ejercicios-tipo, completos, los más recomendados por san Ignacio.
27 Ibíd.
28 Ibíd., p. 143, n° 17.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE
Sujeto de aplicación
«Al que es más desembarazado y que en todo lo posible desea aprovechar»; el que quiere tomar esta ocupación no solo como principal sino como única: «estando ansí apartado, no teniendo el entendimiento partido en muchas cosas, mas poniendo todo el cuidado en solo una, es a saber, en servir a su Criador y aprovechar su propia ánima».
Observa san Ignacio: «tanto más se aprovechará cuanto más se apartare de todos amigos y conocidos». Luego, señala tres ventajas sobre los tres modos anteriores29 .
Dice Polanco al respecto:
El cuarto género de hombres es el de los que, al estar libres de otras ocupaciones para poder dedicarse a llevar exactamente todos estos Ejercicios, parecen idóneos para percibir el más espléndido fruto de los mismos para gloria de Dios, y desean los mismos seriamente aprovecharse30 .
Los Ejercicios de mes requieren, naturalmente, condiciones más exigentes en el sujeto que los otros indicados en las anotaciones 18ª y 19ª. No sería sujeto apto para hacerlos, quien no estuviera totalmente libre de impedimentos y totalmente dispuesto a recibirlos con su dinámica propia. No se trata de que el candidato no tenga problemas al venir a Ejercicios sino que ellos no se conviertan en obstáculos para hacerlos.
Contenido
Todos los Ejercicios completos, «por la misma orden que proceden» según las indicaciones del texto.
Polanco dice simplemente:
29 Cfr. Ejercicios Espirituales 20.
30 MIGUEL LOP, S.J.,. Op. Cit., 143-144, n° 19.
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A éstos conviene (principalmente si quieren deliberar acerca del estado de sus asuntos según la voluntad de Dios) proponerles exactamente los Ejercicios según el modo que en los siguientes capítulos se dirá31 .
Respecto a la elección, objetivo fundamental de los Ejercicios completos, se requieren condiciones especiales. Solo se dará al que la pida y desea. No se puede imponer ni forzar a que se haga. De ordinario, en la mayoría de los casos, se hará una reforma de vida.
Quien no está en la indiferencia del 2° grado, no está para ponerse en elecciones, y así es mejor entretenerle en otros ejercicios hasta que venga a ella32 .
Deben ser «tales (los sujetos para estos Ejercicios) que de su aprovechamiento se espere notable fruto a gloria de Dios»33. Según el Directorio del P. Vitoria, dictado por san Ignacio, el ejercitante:
Sea tal que pueda determinar de su persona aun para estado de perfección, si Dios fuere servido de llamarlo a ella», y «de buena y honesta presencia», y «cuanto más apto fuere para el Instituto de la Religión y para la Compañía, simplemente hablando, es más apto para encerrarse a hacer los Ejercicios»34 .
Según el Directorio de Gil Gonzálezlos Ejercicios
No deben darse indistintamente ni a todos. Que el que se ejercita sea ya de edad firme y adulta, de juicio e ingenio capaces, para no perder el tiempo y el trabajo35
Con los Ejercicios completos, Ignacio pretendía dos cosas: la conversión y aprovechamiento del ejercitante ante todo, y como consecuencia de ella, la misión que éste, una vez convertido, deberá emprender para ayudar a los prójimos.
31 Ibíd.
32 Ibíd., p. 21, n° 17.
33 Constituciones, [649].
34 MIGUEL LOP, S J ,. Op. Cit., p. 29, n° 1.
35 Ibíd., p. 267, n° 48.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE
Por todo lo dicho, el que pretende hacer esta experiencia, antes de embarcarse en esta aventura espiritual, debe discernir su actitud inicial, la calidad de sus deseos y la firmeza de su voluntad que deberán ser bien conocidas de quien se ofrece a acompañarlo. Éste, deberá formarse un juicio crítico para medir la distancia que hay entre el deseo de un sujeto de hacer los Ejercicios y su capacidad de entrar en ellos.
Se suelen dar los Ejercicios completos pero realizando por orden, cada año, una etapa delos mismos
San Ignacio se refiere únicamente a estas cuatro clases de Ejercicios y deja el camino abierto para otras «aplicaciones» según las anotaciones 1ª y 18ª. La práctica histórica de este ministerio ha popularizado otras modalidades como por ejemplo, dar una síntesis de los Ejercicios de 30 días en 6, 8, 10 o 15 días. Por otra parte, también se suelen dar los Ejercicios completosperorealizandopor orden, cadaaño, unaetapa de los mismos. Aquí habría que tener en cuenta las anotaciones del autor que hemos analizado, haciendo los debidos ajustes.
APLICACIÓN Y PREPARACIÓN PARA LOS EJERCICIOS
Con lo que llevamos expuesto, podemos observar que al hablar de la aplicación de los Ejercicios a las distintas clases de ejercitantes debemos tener presente dos dimensiones: en lo que toca al texto (materia) y en lo que toca a la persona del ejercitante (sujeto). En lo que toca a la materia, es el sujeto mismo y el grado de su preparación y disposición lo que determinará el tipo de Ejercicios que le conviene hacer y por lo mismo, el contenido que deberá recibir. Y será la marcha de la experiencia la que irá determinando las nuevas aplicaciones que se deban emplear.
Respecto al futuro ejercitante, podemos ya deducir los elementos necesarios para respondernos a la pregunta planteada: ¿quiénes estarían preparados (o cómo deberíamos preparar) –según san Ignacio– a los que deseen hacer los Ejercicios en sus distintas modalidades?
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Estaríanpreparados:
Para los Ejercicios leves
1) Los que quieren hacer estos Ejercicios. Es la 'condición sin la cual no' se puede darlos.
2) Los que dispongan de tiempo (estén 'desembarazados').
3) Los que tienen firmes deseos de entrar en ellos con grande ánimo y generosidad con Dios nuestro Señor36 .
4) Las personas que tengan edad suficiente (edad firme y adulta, concapacidad dejuiciosegúnel DirectoriodeGil GonzálezDávila)37 .
5) Los que tengan 'subiecto', capacidad natural, salud buena (física y psicológica).
6) Los que tengan la capacidad mental suficiente (instrucción e ingenio) para comprender el tipo de Ejercicios que reciben.
7) Los que se quieran 'disponer'38, no solamente antes de los Ejercicios sino durante el curso de ellos. Los que «en todo lo posible deseen aprovechar».
8) Los que desean llevar una vida cristiana e instruirse en la fe.
9) Los que sean capaces de orar, al menos, de modo elemental: oración vocal, de súplica, agradecimiento, perdón, etc.
10) Finalmente, quien esté en condición de dejarse guiar por el que le da los Ejercicios, con confianza y transparencia en la entrevista ('Prosupuesto')39 .
Para los Ejercicios de primera Semana
Los requisitos anteriores y la capacidad para orar con la oración típica de esta etapa, la meditación con las tres potencias: entendimiento, memoria y voluntad. Además, que sean capaces de comprender las Reglas de discernimiento propias de esta etapa.
36 Cfr. Anotación 5.
37 MIGUEL LOP, S.J.,. Op. Cit., p. 267, n° 48, .
38 El disponerse para ellos supone, no solo un trabajo con relación a su pasado y a su presente, «con qué se cuenta», sino que implica también una aceptación actual para disponerse para el futuro de la experiencia. Los Ejercicios son un continuo «estar dispuesto» en el presente y para el futuro.
39 Cfr. Ejercicios Espirituales 22.
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Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE
El hacer una Semana de los Ejercicios, comopuedeser laprimera (o una parte de ella, Ejercicios «leves»), sirve como preparación para hacer luego la experiencia completa.
Para los Ejercicios completos en la vida corriente
Todos los requisitos anteriores. Son para las personas «muy deseosas de perfección» que están ocupadas «en cosas públicas y convenientes, y son letradas e ingeniosas», capaces de 'contemplar'; que tienen deseos de hacer los Ejercicios íntegros pero no disponen de tiempo para retirarse un mes completo. Deben disponer, al menos, de una hora y media al día.
El sujeto de los Ejercicios completos tiene que ser apto para preparar y disponer su espíritu al paso delSeñor por suvida. En segundo lugar, debe ser capaz de recibir la purificación de Dios quitando de sí mismo todo afecto desordenado. En tercer lugar, una vez quitados estos afectos, debe ser capaz de buscar y hallar la voluntad divina sobre su vida concreta40 en la elección o reforma de vida.
Para los Ejercicios completos durante un mes aproximadamente
Además de todos los requisitos anteriores, deben contar con total disponibilidad de tiempo durante un mes y estar preparados parael retiro, la soledad y el silencio absolutos. Se requieren personas que tengan constancia y perseverancia para seguir estrictamente el «modo y orden» de las meditaciones y contemplaciones, con las reglas pertinentes de cada semana. Deben estar dispuestos a buscar y a dar cada vez más («magis») de sí mismos a medida que el Señor se les vaya manifestando. Estos Ejercicios se dan a quien quiera 'deteminar el estado de su vivir' 41 .
El Directorio de Gil González Dávila recomienda una gran selección en los ejercitantes y da la razón: para que los Ejercicios no se desacrediten42 .
40 Cfr. Anotación 1.
41 Constituciones, [409].
42 Cfr. MIGUEL LOP, S.J.,. Op. Cit., p. 267, n° 48, 6°. Todos estos requisitos manifiestan claramente el grado de libertad con que el futuro ejercitante debe acercarse a hacer los Ejercicios completos sin ningún tipo de presión o de obligación.
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NECESIDAD DE PREPARAR EL SUJETO PARA LAS DISTINTAS CLASES DE EJERCICIOS Y SU IMPORTANCIA HOY
Al término de este estudio podemos comprobar que la graduación del texto y su dinámica propia son muestras de la gracia recibida y de la genialidad empleada por el autor de los Ejercicios Espirituales. La capacidad de «aplicación» de éstos y su flexibilidad pretendida constituyen el secreto de su admirable actualidad a través de más de cuatro siglos y medio de uso.
No podemos suponer que el candidato a los Ejercicios completos sea realmente un cristiano; es necesario comprobarlo
Al pensar en los «Ejercicios leves» y de primera Semana, quién de nosotros no ve hoy la urgente necesidad defundamentarcon ellosuna verdadera vida cristiana antes de pretender edificar sobre arena y no sobre roca, una exigente espiritualidad del «magis» («más»). No podemos suponer que el candidato a los Ejercicios completos sea realmente un cristiano; es necesario comprobarlo. Habituados al examen cotidiano de la situación actual, se precisa insistir en comenzar por el examen de sí mismo. En un mundo secularizado, materialista y sincretista como el nuestro, ¿no hay que volver a rescatar el sentido del Dios creador, de la finitud del ser humano, del pecado como del mal uso de la libertad y no como simple debilidad de la contingencia? ¿Acaso no es necesario sanar primero las múltiples heridas con la meditación sobre la misericordia y el perdón, en medio de una sociedad lacerada por el odio y la violencia? ¿No hay que ayudara remplazar el corazón de piedra por uncorazón decarne, uncorazón nuevo que vuelva a aprender a amar saliendo de «su propio amor, querer e interés»? En este contexto, los Ejercicios 'leves' y de 'primera Semana' revelan toda su importancia y utilidad.
Y si nos referimos a los Ejercicios completos, en la vida corriente o en absoluto retiro, ¿no debemos reconocer su necesidad indiscutible para poder discernir, en medio de un mundo confuso y ambiguo, lo que es de Dios y lo que no es de Dios, purificando los criterios humanos y los afec-
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Los Ejercicios son un instrumento providencial para la Nueva Evangelización y para procurar la paz
Las Anotaciones 18, 19 y 20 como base de la preparación de la persona para los EE tosdesordenadosparapoder «ordenar lavida» y para aprender a vivir así en «un medio divino» como diría Teilhard de Chardin? ¿Quién puede ser un verdadero agente de la paz en su medio si no posee la paz interior de su corazón, recibida como un don de la misericordia, del perdón y del amor de Jesús, de nuevo crucificado en los hermanos y hermanas que sufren en nuestra patria? Solo un corazón cuestionado y llamado a responder en una «oblación de mayor estima y momento» que lo lleve a la identificación con Cristo, podrá luego «en todo amar y servir».
Hoy, más que nunca, los Ejercicios Espirituales, en sus cuatro formas, se nos presentan como un instrumento providencial de «nueva Evangelización» y como un arma muy eficaz para poder trabajar por la paz; o nos convertimos de corazón o no lograremos realizar ningún cambio fuera de nosotros. Sobre esta base de lo prescrito por el mismo Ignacio como disposición para los distintas modalidades de sus Ejercicios, resulta evidente la necesidad de establecer un período de preparación para unos Ejercicios que respondan a los hombres y mujeres de hoy y a la situación que nos ha tocado vivir.
CONCLUSIÓN
Los Ejercicios Espirituales de san Ignacio son «los» Ejercicios, es decir, abarcan varias clases. Esto supone que tanto los sujetos para hacerlos como los métodos empleados son también variados. Pero no todos pueden hacer esta experiencia espiritual ni todos pueden tomar cualquier modalidad de ella. Los Ejercicios se deben 'aplicar'. Por consiguiente, las condiciones requeridas para las cuatro clases analizadas son proporcionales al tipo de cada una de ellas, con sus exigencias y condicionamientos peculiares que es necesario conocer muy bien en sus metas y líneas estructurales. El paradigma de estas cuatro clases son los llamados «Ejercicios de mes» y los demás son sus aplicaciones, completas cada una en su respectivo nivel. Una cosa queda clara: para poder hacer cualquier tipo de Ejercicios ignacianos se requiere una cuidadosa
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preparación. Las anotaciones 18, 19 y 20 proponen las distintas formas de Ejercicios, los requisitos para los candidatos y la materia que se debe ofrecer a quienes desean hacerlos. Pertenece al juicio discreto del acompañante determinar quienes tienen, o no, la debida capacidad y disponibilidad para «entrar en Ejercicios», de acuerdo con esas prescripciones o prepararlos según ellas.
La preparación para realizar esta experiencia de Dios ('pre-Ejercicios'), de primera necesidad hoy, deberán fundamentarse entonces sobre esta base ignaciana para no desvirtuar el gran fruto que promete la realización de esta fuerte experiencia de Dios, para el conocimiento de su voluntad.
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Psicología y preparación para los Ejercicios Ignacianos
Psicología y preparación
para los Ejercicios Ignacianos
José Ricardo Alvarez Botero, S.I.*
Una reflexión creyente, desde una perspectiva en Psicología Clínica acerca de las condiciones necesarias para vivir la experiencia de los Ejercicios Espirituales Ignacianos.
A MANERA DE INTRODUCCIÓN
Un caso que puede parecernos muy conocido:
Se acerca a usted un hombre cuya edad puede calcularse como cercana a los 30 años. Parece más bien desorientado acerca de lo que quiere en la vida, pero puede notarse que vive un tiempo de búsqueda espiritual. No tiene un acompañante, da la impresión de estar desorientado y no acierta a explicar bien en qué cree que le podamos ayudar. Usted decide entrevistarlo a profundidad. Pronto le propone que otra persona experimentada también como usted en el acompañamiento espiritual, le conceda un tiempo especial a este personaje que resulta de alguna manera impactante.
* Doctor of Psychology in Clinical Psychology by Wright State University of Ohio, U.S.A. Decano de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Superior Religioso de la Comunidad Jesuita de la misma Universidad.
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José Ricardo Alvarez Botero, S.J.
La cojera que la persona entrevistada tiene, remite nuestra atención a una herida considerable, sin duda alguna causada por arma de fuego. Viene de una zona de conflicto, y relata que fue gravemente lesionado en combate, aunque es evidente que no se trata de un militar de carrera. Puede verse que la herida no ha recibido la atención constante que requiere. Los dolores reaparecen con frecuencia. No hubo asepsia suficiente y la intervención tuvo que suceder en medio de intensos dolores.
–«¿Cómo se explica que no hubo complicaciones mayores ni una infecciónquepudohaberconducidoestesujetoaperderunodesusmiembros inferiores, incluso a la muerte misma?» Usted no es médico pero la experiencia y sus conocimientos básicos le lleva a hacerse más preguntas: –«¿Cómo pudo esta persona superar días y noches enteras con fiebres muy altas que incluso le llevaron a hacer cuadros delirantes? Dios debe tener algo preparado para este sujeto», piensa usted para sus adentros.
Por el relato del personaje, usted colige que el cirujano a cargo del caso debió tener pocos recursos e instrumentos porque la curación quedó mal hecha. –«¿En qué clase de hospital regional habrá estado este hombre?» La deformidad es visible. Y aunque se trata de un sujeto vanidoso y preocupado por su apariencia personal, hasta el momento no se ha hecho cirugía plástica alguna.
El tiempo que usted invierte en la entrevista permite descubrir otras heridas más hondas y menos evidentes. El personaje tiene una profunda herida amorosa. El duelo afectivo interior es un poco peculiar porque se enamoró de una mujer perteneciente a un estrato social más alto, para él inalcanzable. No hubo un rechazo explícito por parte de quien llenaba las fantasías de este hombre, pero es claro que la desilusión y el desencanto han cobrado una dura fractura en el corazón enamoradizo del sujeto.
Su intuición psicológica le lleva a pensar que quizás esa gran desilusión por alguien inalcanzable tiene que ver con alguna herida psicológica más temprana. Y poco tiempo después, su hipótesis parece confirmada. Usted se alegra por lo certera de su intuición, pero se conmueve con la realidad que vive la persona que entrevista. Es alguien que quedó huérfano desde niño. Perdió su madre poco después de nacer y pudo sobre-
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Psicología y preparación para los Ejercicios Ignacianos vivir gracias a la intervención de una nodriza de condición social humilde que lo llevó a una vivienda de estrato bajo, en los suburbios del pueblo. Pocos años después el niño fue separado por completo de su familia y tiene que pasar sus años tempranos sin la presencia de sus consanguíneos.
La historia afectiva posterior muestra los vacíos que podrían explicar la tristeza honda que el personaje parece revelar sin darse cuenta. El sentimiento de pérdida y la soledad parecen un tono constante en su desarrollo. Ya usted empieza a imaginar que con razón, este personaje tiene momentos depresivos. Pero no imaginaba que a pesar de tener este hombre un gran impacto en el mundo femenino, sus andanzas le habían hecho llegar a tener problemas de tipo judicial. Usted se asombra de escuchar que en uno de los enredos con la justicia penal, ocasionado por un lío de faldas, estuvo también implicado un sacerdote que resultó ser hermano mayor de su entrevistado.
–«Estehombretieneademásproblemasmorales», se dice usted para sus adentros. Eso no sorprende. El sujeto pone en evidencia una mínima formación religiosa, aunque viene de una familia tradicional católica. Es claro que aunque tiene muy poco interés teológico, necesita claramente una recatequización. Además el machismo que se nota tan claramente en el mudo cultural de donde proviene, no es algo de lo que el sujeto esté muy consciente como para tener una clara actitud crítica ante él.
–«¿En dóndepodríamos apoyarnosparaayudar?» Sepregunta usted. Sus deseos se ven un poco frustrados a la hora de encontrar fortalezas. Las costumbres morales relajadas del personaje, le han dejado fuertes sentimientos de culpa. –«Es una culpa malsana», piensa Usted para sus adentros… «pero quizás pueda servir para reparar una vida que se ve rota».
Estamos pues ante un hombre con muchas heridas: físicas, afectivas, emocionales, sociales. Los problemas económicos del sujeto agravan todo este cuadro. Ya no tiene apoyo familiar, su misma familia está ahora venida a menos, y no tiene garantías para el futuro. No puede ni quiere estudiar una carrera, no consigue apoyo familiar para empezar una pequeña o mediana empresa.
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Además, tiene un bajo nivel educativo. Sólo ha realizado estudios primarios y en este mundo, eso es demasiado poco. El sujeto siente una cierta vergüenza por la poca educación formal, pero parece que no quisiera por el momento culminar la formación básica y media. Quizá más tarde. Su capacidad intelectual no es sobresaliente, pero si no fuera por su deseo de ascetismo más bien fanático y su carácter bastante obsesivo,usteddiría quedesde el punto de vista de su inteligencia, el sujeto podría lograr algunos avances significativos, si estuviera motivado para ello.
Ninguno de nosotros tiene todas las condiciones psicológicas ideales necesarias para realizar una buena experiencia de los Ejercicios
Al finalizar la entrevista «en profundidad» yluego de recoger losdatos que leofrecen otras personas, usted está llegando a una conclusión. No hay duda, estamos ante una persona que ha visto sus ideales caerse y derrumbarse uno a uno. Ahora, quiere buscar a Dios y un sentido para su vida. Su búsqueda de fama y poder no le dan ahora razones para vivir ni alientan su esperanza. ¿Será que puede beneficiarse de los Ejercicios Espirituales?
Preguntémonos ahora: ¿si usted fuera acompañante de Ejercicios Espirituales, se arriesgaría a emprender una aventura espiritual, el mes completo, con este personaje arriba descrito? Creo que un buen número de acompañantes bien entrenados preferirían la respuesta negativa, posponiendo los buenos deseos de esta persona, hasta que tenga mejores condiciones internas. Tienen estos acompañantes, muy buenas razones para aducir. Pero tanto a los que están más seguros en su opinión y a los que dudan, quisiera decirles: La historia que acabamos de escuchar es nada menos que la de ¡Iñigo López de Loyola! Está descrita con lenguaje moderno, pero sigue de cerca los hechos de la Autobiografía.
Quienes desean hacer los Ejercicios, y quienes acompañamos esta experiencia, necesitamos, primero que todo, reconocer y admitir la pobreza humana que compartimos. Ninguno de nosotros tiene todas las condiciones psicológicas ideales necesarias para realizar una buena experiencia de los Ejercicios. Pero una vez hecho este reconocimiento, pon-
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Psicología y preparación para los Ejercicios Ignacianos gamos unos límites. Hay diferencias de grado que vale la pena describir y en las que la Psicología Clínica puede ayudarnos mucho.
TODOS TENEMOS HERIDAS
Si bien es cierto que los ejercitantes compartimos la condición humana en la que aparecen diversas heridas, creo que varias de ellas por sus causas y sus efectos, podrían de todos modos facilitar la experiencia de la Ejercicios y convertirla en mediadora de la acción curativa y salvífica de Dios. Típicamente creo que pueden sacar provecho de los Ejercicios personas relativamente normales en una transición vital normal (por ejemplo, la crisis de los 30 en las mujeres, la crisis de la mitad de la vida en todos nosotros, el paso a la tercera edad, un cambio significativo en el estado de vida, un post operatorio significativo, un cambio importante a nivel laboral o de carrera, en fin. La lista puede ser más extensa).
También podrían aprovecharse bien de los Ejercicios, personas que afrontan un duelo no complicado, luego de que han pasado la fase aguda. Hay muchas transiciones y situaciones que nos hacen experimentar el duelo como una realidad que necesita ser afrontada. Podríamos citar el duelo por una ruptura amorosa, el cambio de lugar apostólico, la pérdida de un mentor o guía espiritual, el cambio de etapa en la formación religiosa, la muerte de alguno de los padres luego de una enfermedad prolongada, etc. Generalmente estos duelos pueden dar paso a nueva vida y los Ejercicios harían un papel significativo en el rediseño de la vida de la persona a la luz de la gracia y la ayuda de Dios.
Igualmente se podrían beneficiar personas que están en alguna búsqueda espiritual importante, sin demasiadas dudas de fe que hagan difícil una experiencia interior donde es importante suspender transitoriamente el juicio teológico y el raciocinio que intenta explicar todo desde un discurso personal. Puede decirse algo semejante de quienes pasan por un momento de cierta oscuridad religiosa y desean de nuevo hacer las paces con la Iglesia y con su propio compromiso como creyentes. Y si la persona experimenta un cierto vacío interior con o sin el concomitante de un cierto sinsentido en la vida, habría que examinar si aún la persona tiene un buen substrato teísta, o está aún abierta a Dios y a la esperanza.
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Creo que otras personas no estarían listas para un retiro Ignaciano de cualquier duración, si en el tiempo en que tiene la oportunidad de vivir la experiencia su estado de ánimo tiene algún trastorno significativo. Me refiero a personas con depresión, o con incontrolables estados de euforia que los psicólogos describen como manía. Tampoco creo que se beneficiarían personas que tienen alucinaciones que han ameritado tratamiento psiquiátrico antes de empezar los Ejercicios. Por supuesto, es más grave la situación de la persona que no estaría siguiendo la prescripción médica de su psiquiatra tratante. Existen muchas razones para dudar de los logros que pueda tener el paciente psiquiátrico en la fase activa de sus síntomas de enfermedad mental mayor.
Y me parece que tampoco deba alentarse a continuar con la experiencia a una persona que tiene experiencias no religiosas extrañas y bizarras. Vale la pena enfatizar que mientras más se nieguen los síntomas, y menos se reconozca la necesidad de una intervención terapéutica, menor será la probabilidad de vivir con buen provecho, la experiencia de los Ejercicios.
No serían sólo las «enfermedades mentales» (según el decir de ciertas personas) las que harían desaconsejable la experiencia de los Ejercicios. Personascon adiccionescompulsivas (al alcohol o a otra sustancia psicoactiva, o al sexo) o con ideación suicida actual, también deberían ser referidas a los especialistas en el comportamiento humano y la salud mental.
Creo que no se beneficiarían personas que tienen alucinaciones que han ameritado tratamiento
psiquiátrico antes de empezar los Ejercicios
Existen algunos otros casos, por la intensa capacidad de movilización de la angustia que hacen muy difícil la paz y la concentración para un adecuado trabajo interior, que también podrían ameritar el posponer la experiencia. Me refiero a personas con problemas agudos e intensos, transitorios por naturaleza, que no permiten el silencio interior pedido por san Ignacio. Podríamoshablar por ejemplo, depersonas con una gran preocupación por el grave estado de salud de un ser querido, o por las presiones hechas por la justicia penal o civil en el caso de un problema judicial, etc.
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Psicología y preparación para los Ejercicios Ignacianos
CONDICIONES PSICOLÓGICAS PARA UN RETIRO BREVE (Tres días, por ejemplo)
Dicho todo lo anterior, creo que podemos ser más esquemáticos. Si me preguntan por las condiciones psicológicas que considero importantes y que deberían estar presentes para un breve retiro Ignaciano, diría lo siguiente:
La persona manifiesta un grado suficiente de libertad interior quehaceposiblelaintrospecciónylapropiaexploraciónenelmundo interior.
Está además en una actitud de búsqueda existencial y tiene posibilidad de hacerse preguntas que impliquen el sentido de la vida y algunos de los grandes porqués de la existencia.
La persona tiene capacidad para reflexionar sobre su vida y sacar provecho de la capacidad introspectiva actual.
La persona tiene una actitud básica abierta a Dios y una fe fundamental, que puede manifestarse en una confianza en Dios como Alguien que puede ayudarle.
Como sucede también en la psicoterapia, para la persona son necesarias una auto estima mínima y una esperanza al menos en germen para poder introducir cambios en la vida.
El ejercitante tiene además una cierta disciplina, una capacidad de manejar ordenadamente los horarios y el esquema temporal de una experiencia de retiro.
Lapersonaporotraparte, deberíatener unciertoautocontrolque le permita realizar la experiencia sin daño o estorbo a los demás.
La persona manifiesta la capacidad de reparar, de tener remordimiento, de reconocer los errores y escuchar la voz de la propia conciencia que pueden hacer posible el cambio en su vida. No tener estas capacidades, hace poco o nada posible el avance el espiritual.
La persona tiene además una disposición comprometida, básica, para revisar su propia biografía…
… y para hacer algunos cambios en las rutinas cotidianas o en el estilo de vida que hagan ahora posible, un itinerario espiritual.
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Para concluir este apartado dos comentarios más:
1. Si la persona no asiste al retiro libremente sino por la presión de alguien externo, pueda ser que reconozca la bondad de la experiencia, pero el retiro mismo puede ser una defensa contra una exploración y un trabajo interior mejor y más profundo. Recuerdo un hombre casado, ingeniero, profesor universitario que asistió a unretiroorientado parapersonasdela UniversidadJaverianahace unos pocos años. Su esposa le había propuesto, como una especie de ultimátum, el ir a retiros o ir a psicoterapia. El ingeniero escogió el retiro como una forma de eludir una auto indagación mayor que ponga al descubierto, su cuota de responsabilidad por la crisis marital que estaba viviendo.
2. Si la persona busca el retiro como un espacio para calmar la angustia o la culpa por algo moralmente difícil de procesar en la vida, puede hacer que la experiencia no pueda ir más allá que ofrecer un paliativo para el problema que mortifica la persona. En estos casos prefiero trabajar con la persona de manera individual y luego, cuando esté más estable, recomendaría el retiro breve.
Me parece que las siguientes condiciones harían desaconsejable la experiencia:
Los militantes de algún movimiento o grupo cercano al fundamentalismo católico, (o de otro género) que impide el propio juicio y el discernimiento.
Los que manifiestan impulsividad para tomar decisiones que implican dimensiones importantes de la vida.
Los modos irracionales de interpretar los hechos de la vida (por motivos religiosos, o psicológicos)
Personas que tienen una necesidad apremiante de recatequización,
o que tienen problemas psicológicos agudos y vigentes,
o que sufren cambios visibles en el estado de ánimo en breves lapsos.
Personas sugestionables,
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Psicología y preparación para los Ejercicios Ignacianos
o con tendencias depresivas,
o muy dependientes del «qué dirán»
o que tienen expectativas grupales muy altas, porque pueden tomar decisiones por la presión del grupo.
Personas muy racionalistas, muy centradas en las ideas, con dificultad importante para contactarse con sus sentimientos.
Personas que pueden desarrollar una rápida y profunda dependencia del acompañante.
EJERCICIOS DE OCHO DÍAS
Típicamente esta experiencia la suelen realizar de manera anual, personas que han tomado la opción de seguir un camino espiritual en la Iglesia. Pero cuando un grupo de laicos realiza los Ejercicios durante una semana, se pone en evidencia que es necesaria una preparación especial.
En algunos lugares, hay un tiempo que precede a los Ejercicios de 8díasy quecumpleunpapel preparatoriofundamental. En Colombia,por ejemplo, los profesores de las instituciones educativas orientadas por la Compañía de Jesús, tienen la semana propedéutica. En este tiempo de trabajo intensivo se pide a los participantes que durante al menos una semana en los meses anteriores a los Ejercicios se haga un trabajo creyente y esperanzado para hacer consciente el mundo interior en ocasiones con muchas heridas y experiencias previas que necesitan un cierto nivel de sanación antes de iniciar los Ejercicios como tales. Esa semana «propedéutica», en un contexto religioso, espiritual, creyente, litúrgico, comunitario y a veces claramente catequético, puede ser la clave para que una persona pueda pasar o no, más tarde, a la experiencia de los Ejercicios. Este mismo periodo de tiempo puede ser una verdadera «escuela de oración» donde la persona aprende a buscar y convivir con el silencio interior para favorecer el trabajo personal, atento y concentrado. Aprende además a detectar mociones espirituales y hacer introspección de modo ordenado. Dicha semana, a su vez, es fundamentalmente reconciliante, curativa, terapéutica, y por tales razones, preparatoria a la experiencia que ha de venir.
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José Ricardo Alvarez Botero, S.J.
El trabajo con personas que por primera vez hacen los Ejercicios de 8 días, plantea unos retos especiales en cuanto a las disposiciones internas para hacer la experiencia. Son necesarias, además de las condiciones descritas para el retiro breve, unas aproximaciones especiales al grupo por parte de quienes van a orientar la experiencia. Este es típicamente un trabajo de equipo, donde personas entrenadas o con buen sentido común a partir de retiros vividos anteriormente, ayudan en la selección y motivación de quienes van a hacer la experiencia de 8 días. Tal equipo diseña las guías que serán usadas, de acuerdo a la naturaleza del grupo. Además tienen entrevistas personales con los candidatos al retiro para ayudar a discernir motivaciones, disposiciones ycondicionespsicológicasfundamentales. Además de seleccionar los candidatos idóneos para la experiencia, este mismo equipo puede ir haciendo una «tradición» que se irá fortaleciendo con el testimonio y la experiencia de los miembros de la institución que ya han hecho el retiro de 8 días.
Una buena terapia puede hacer
antesala a unos buenos Ejercicios
Ignacianos
¿Qué podría hacerse si en el transcurso de la entrevista se encuentra una persona que actualmente está en tratamiento psicológico o psiquiátrico? Creo que en estos casos, es importante contar con la anuencia del profesional tratante. La persona que desea hacer el retiro debe poder contactar fácilmente a su terapeuta en casos en que algún contenido emocional intenso emerja de manera disruptiva durante los retiros. Pero especialmente necesitamos tener algún parámetro para discernir si es mejor posponer el retiro para cuando la persona haya avanzado en la terapia. Una buena terapia puede hacer antesala a unos buenos Ejercicios Ignacianos. Y puede suceder también que un buen fruto del retiro sea la decisión puesta en marcha de iniciar una terapia personal, de pareja o de familia. De todos modos quien esté en terapia, si además está siendo medicado con drogas psiquiátricas debidamente prescritas, debe garantizar que los efectos de la medicación no hacen difícil o imposible la experiencia. Este sería el caso de medicamentos que pueden traer efectos secundarios no deseables (somnolencia, estado afectivo plano, etc.).
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¿Qué condiciones serían desaconsejables para hacer los retiros de 8días?
La incapacidad para hacer auto crítica, paratomar distancia de sí mismo(a), para hacer auto examen, auto registros, auto indagación.
Un manejo inadecuado de los sentimientos de culpa, que dan la impresión de una culpabilidad intensa, patológica, introyectada como auto castigo, desesperanzada, inmovilizante.
La escrupulosidad persistente, con poca conciencia del trastorno obsesivo, con poco «insight» acerca de la naturaleza sintomática de los escrúpulos.
La dificultad persistente para percibir mociones internas y sentimientos.
El estilo «reactivo» de vida donde la persona sólo responde a las expectativas y roles que otros le imponen. Personas con poca autonomía y poca capacidad para generar cambios en su vida.
La dificultad para perdonar y reparar. La incapacidad aparente para pedir perdón, arrepentirse, perdonarse a sí mismo(a). Personas que guardan resentimientos y deseos de venganza que no quieren soltar o cuestionar, o que no tienen apertura a la misericordia, o que niegan constantemente la responsabilidad en el mal que ha ocurrido o que tienen incapacidad para ver su propio mal.
La dificultad para vivir una experiencia «humilde». La incapacidad aparente para «someter» la propia voluntad en una búsqueda de la voluntad de Dios. La incapacidad para posponer impulsos y deseos propios, para vencer el orgullo y la soberbia con la ayuda de la gracia, para reconocer las mentiras de la vida inauténtica e incoherente. En este mismo grupo de dificultades estaría la persona que cuida demasiado su auto imagen, su apariencia y «status».
La falta significativa de empatía y compasión con las personas que tratamos y con quienes se convive, porque estas carencias hacen muy difícil el cambio. Personas que hacen uso narcisista del poder personal o institucional estarían similarmente impedidas. Mientras no podamos quitarnos la «máscara» de la que hablaba el psicoanalista suizo C.G. Jung, no podremos sacar provecho de la experiencia tal como Ignacio la soñó.
Problemas que vienen como la consecuencia de estar centrados en la fama, el control, el mando, la autoridad, el poder sobre
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otros, también dificultan el retiro de 8 días. Y aún en el caso de personas que manejan un discurso religioso creo que puede ser visible la dificultad que nace de usar ese saber como una escapatoria vital o como una forma compensatoria de ejercer (y aún abusar de) un poder.
Serios problemas con el manejo de la ansiedad, entorpecen también la experiencia. Típicamente el retiro sucede en un lugar apartado, en contacto con la naturaleza, no muy cerca de la casa donde se vive cotidianamente. Personas con fobias a la oscuridad, a los insectos, a los lugares cerrados o no familiares, experimentarán mucha dificultad para trabajar durante el retiro.
LOS EJERCICIOS DE MES
Desde el punto de vista psicológico, ¿qué condiciones deberían estar presentes para vivir con buenos frutos los Ejercicios Ignacianos de mes?
Primero que todo diría que se necesitan las condiciones para los retiros anteriormente descritos, pero aún más. De hecho, se requiere una gran capacidad de compromiso con la experiencia. Y en muchos casos, esto no es sólo asunto de voluntad. La persona debería ser capaz de continuados e intensos ritmos de oración, discernimiento y silencio, que sólo son posibles si se manejan las contingencias ambientales con un gran sentido de compromiso. La persona debe ser capaz de un distanciamiento del mundo exterior, de poner entre paréntesis aquello por lo que tanto se afana y lucha. Los parámetros de la experiencia en cuanto a lugar, tiempos, duraciones, silencio etc., son los que hacen posible una experiencia que verdaderamente afecta el sentido vital y hace nuevo un proyecto de vida que puede haber estado ya en marcha.
La experiencia ignaciana en su totalidad intensa, requiere de unas capacidades muy refinadas que garanticen la comunicación profunda con Dios y con el acompañante, la transparencia, el discernimiento y la oración continua. El trabajo interior durante este tiempo es laborioso, disciplinado, intenso y en el buen sentido de la palabra, ascético. Pocas personas son verdaderamente capaces de todo ello en nuestra era de afanes y carreras, de stress y de trabajo.
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No sólo el acompañante sino también el que hace los ejercicios, necesita una comprensión suficiente de los dinamismos que entran en juego en una relación a profundidad como la que se vive en Ejercicios. Las dinámicas complejas de la transferencia, las resistencias, la contra-transferencia y la comunicación confiada y abierta con el que da los Ejercicios pueden asegurar el éxito o el fracaso del encuentro. Todo depende de cómo se manejen y cómo se vean a la luz de Dios estos mecanismos inconscientes.
Hacer los Ejercicios ha significado para muchos, el comienzo de un itinerario espiritual profundo. Y sólo estarían en mejores condiciones para este cambio vital, las personas con una capacidad visible de ir más allá de los referentes intelectuales. Un teólogo o un intelectual no necesariamente hacen un buen ejercitante en el modelo de comprensión ignaciano. Si se supravaloran las categorías y conceptos teológicos o filosóficos, es posible que se quede de lado lo más jugoso de la experiencia ignaciana.
Hacer los Ejercicios ha significado para muchos, el comienzo de un itinerario espiritual profundo
Por otra parte, quien se decide por el camino ignaciano tendrá que evidenciar la capacidad deconsolidarse en diferencia asu propio grupo de referencia. Para un laico cuyas relaciones y estilos de vida van a resultar muy contrastantes conlanuevapropuestaquedescubriráen los Ejercicios, será difícil tomar distancia de comportamientos, hábitos, esquemas, estilos de vida, horarios, valores y actitudes propias de personas que no han vivido un proceso de conversión.
Y es que el compromiso requerido con un verdadero e interior anhelo de libertad profunda, hará que la persona tenga que reinventar su red de relaciones y apoyo social. Empezará a hacer conexiones significativas con otras personas que no conocían y que transitan por caminos de crecimiento interior. Tendrá que cuestionar comportamientos, actitudes y valores de personas queridas y esto no es fácil.
Además tendrá que tener tolerancia a la frustración, porque el camino de crecimiento interior se hace con zig-zags y tiene muchos
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vericuetos. No siempre vamos en ascenso, no siempre se ven los frutos a mediano ni a corto plazo. Por ello el complemento de estos requerimientos ha de ser también la apertura a la incertidumbre ya que no es posible saber cómo y a dónde nos lleva Dios con toda certeza.
Creo que un adolescente o alguien que no tenga una cierta estabilidad vital, existencial, puede mostrar con facilidad las condiciones que arriba se proponen. Típicamente el ejercitante no comprometido con un camino religioso, será una persona que ya camina en la vida por la senda de los 30 años. Quien haya llegado a esta meta estará disponible para diseñar y cumplir un plan de crecimiento, hasta que la semilla sembrada en los Ejercicios pueda dar un fruto abundante y permanente.
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Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea
Ejercicios ignacianos y Universidad contemporánea
CarlosJulioCuartasChacón*
Mi afición a escribir y presentar conferencias, es decir, mi afición a ex-ponerme, tiene una justificación que compensa bien el esfuerzo y la ansiedad que debe uno pagar por tales osadías: para un aprendiz como yo, esta es la oportunidad de clarificar y ordenar con algo de rigor ideas y planteamientos, así como de acopiar argumentos, para verter luego unas y otros en un texto, producto de la ingeniería de la palabra. Los escritos siempre responden preguntas, no en todos los casos formuladas. «Di lo que piensas ahora con firmes palabras y di mañana lo que mañana pienses con firme palabra también, aunque ello contradiga lo que dijiste hoy», es célebre sentencia de Ralph Waldo Emerson, que aprendí gracias a Winston Churchill1, y que me anima a participar, como universitario apasionado, algo curtido por los años, en el debate de las ideas, tan propio del mundo académico. El pensamiento se hace verbo y puede entonces hacer presencia en la palestra, someterse a la confrontación y enriquecer el debate.
* Ingeniero Civil, Decano del Medio Universitario de la Facultad de Artes y miembro del Consejo Directivo de la Pontificia Universidad Javeriana.
1 CHURCHILL WINSTON, Obras Escogidas, Aguilar S.A., Madrid 1957, 70.
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Carlos Julio Cuartas Chacón
En nuestra propia academia, algunos cuestionan de cierta manera el lugar de la Teología en la formación universitaria, es decir, el estudio relativo al conocimiento de Dios y a la relación entre Él, el Creador, y la criatura
Sialoanterior añadimos,por unaparte, el afecto inmenso que me une a la Compañía de Jesús, a su fundador, el amigo Ignacio de Loyola, y a «los Padres del Nombre de Jesús», entre ellos al inolvidable Manuel Briceño, fallecido hace 10 años, en quien «virtud y letras» se unieron ejemplarmente; y por otra, añadimos mi comunión con sus banderas y principios, no había forma de no caer en la tentación de participar con una ponencia en este II Simposiode EjerciciosEspirituales juntoa verdaderos expertos en la materia. El tema resulta altamente complejo, pero a la vez fascinante y su estudio realmente me entusiasma. Ojalá estas reflexiones, escritas con honestidad desde mis propias contradicciones, no sólo contribuyan al trabajo que se realizará en estos días, sino que también abran en mi vida caminos nuevos, incluso más allá del ámbito académico.
En esta ocasión me causa cierta inquietud el hecho de saber que formo de cierta manera en las filas de la mayoría de los universitarios que no han hecho los Ejercicios Espirituales, aunque para el desarrollo de mi vida interior he contado con el acompañamiento generoso de jesuitas. Esta circunstancia, si bien me limita en la exposición, permite tratar el tema desde una perspectiva diferente, que, por supuesto, se apoya en mi experiencia en la Javeriana y especialmente en el trabajo adelantado en los dos últimos años.
Además de este aspecto personal, se debe tener presente también que la pertinencia del espacio para la fe en la Universidad se ha discutido a lo largo de los siglos. En nuestra propia academia, algunos cuestionan de cierta manera el lugar de la Teología en la formación universitaria, es decir, el estudio relativo al conocimiento de Dios y a la relación entre Él, el Creador, y la criatura. Estas opiniones no siempre se expresan con franqueza por las connotaciones políticas que puede traer una determinada posición y la opción de la Universidad en esta materia se acepta en lo formal pero no se asume en lo práctico, con todo lo que ello implica en
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Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea la percepción, no sólo de los estudiantes, sino también de profesores y directivos. La fe, consideran algunos, es para el colegio, el hogar o la Iglesia, pero no para la Universidad. Por supuesto, que no se trata de una actitud generalizada ni tampoco de un juicio que pueda sustentarse con cifras. Comentarios individuales de diversos actores universitarios sirven para crear la preocupación al respecto.
El entorno universitario concreto debe servir, pues, de referencia al análisis sobre el sujeto de los Ejercicios Espirituales en nuestros días, tema de mi reflexión, porque sólo así la discusión puede superar el plano teórico y dar luces sobre nuestra labor dentro de las coordenadas fijadas por la realidad de los hechos. En el ofrecimiento de los Ejercicios no se pueden ignorar sus propios presupuestos: la sensibilidad del posible ejercitante y su curiosidad, si así puede llamarse ese deseo de indagar, condiciones que deben unirse a la fe en el Dios del Evangelio. Sin embargo, trataré en primer lugar de recoger en unos pocos párrafos los planteamientos que usaría para explicar lo que se entiende por Ejercicios Espirituales.
¿QUÉ SON LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES?
Ante todo, debo confesar que me llamó mucho la atención la cita de san Ignacio que aparece en el plegable sobre este Simposio, en la que se refiere a los Ejercicios como «un arma»2. El término aparece sugestivo. Las armas se usan con alguna finalidad, implican causa y efecto, un mecanismo que al ser accionado trae una consecuencia, es decir, conlleva necesariamente acción, un acontecimiento, un cambio. El arma, primero se carga, con ella se apunta, y luego se hace el disparo. Con ella se causa una herida, aunque en ciertos casos el objetivo puede resultar ileso. Sí, un arma, que no parece propia del mundo de las ideas y convicciones, de lo teórico, de lo espiritual.
2 IGNACIO IGLESIAS, S J., Actualidad de la experiencia de Ignacio, Barcelona, Cristianisme I Justicia 1992 (Seminari d’exercisis 6), 22 [Cita de la carta de Ignacio de Loyola –18 de Julio de 1556– al P. Fulvio Androzzi].
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Pues bien, en el caso que nos ocupa «el arma» en cuestión es un pequeño libro, «uno de los libros mundialmente más famosos, (que) cae dentro de la categoría de los menos leídos y peor comprendidos»3, escrito por Ignacio de Loyola, en el que ha quedado recogida de manera especial «la enseñanza» de ese vasco extraordinario que figura entre los grandes maestros espirituales, junto a Confucio, el gran educador de China, a Gandhi, El Mahatma (Alma grande), a Sócrates, "un «partero» de almas", a Teilhard de Chardin, «un místico evolucionista», y sobre todo, junto a Jesús, el divino Maestro. Dice Jacques Brosse que
Un maestro espiritual no puede confundirse ni con un profesor ni con un psicoterapeuta, ni siquiera con un director de conciencia. Su misión consiste en conducir a los demás por la vía que él mismo ha recorrido4 (Un maestro espiritual) les ayuda a realizar ese retorno del exterior hacia el interior, sin el que no existe vida espiritual; los dirige en sus ejercicios de meditación y de concentración, los ilumina sobre las revelaciones que nacerán de ellos, sobre los obstáculos que deberán superar, y sobre los peligros que tendrán que afrontar. El maestro no impone nunca la verdad que ha encontrado, se limita a permitir al discípulo que la descubra, a su vez, él mismo5 .
Estos planteamientos sí que tienen aplicación cuando se habla de Ignacio de Loyola, pues como lo señala Ralph E. Metts, S.J., «los Ejercicios Espirituales se derivan de la experiencia de conversión y peregrinación espiritual de Ignacio»6. El propio Juan Alfonso de Polanco, S.J., secretario de la Compañía desde 1547, anotaba que «... las cosas que se contienen en el libro de los Ejercicios Espirituales, primero las observó (san Ignacio) y después las escribió para utilidad de otros»7. Además, en la relación entre quien da los Ejercicios Espirituales y quien los hace,
3 O'’MALLEY, S J. ; J.W., Los primeros jesuitas, Sal Terre, Santander-España 1993, 55.
4 FÉLIX RESTREPO, S J., anota en su obra Raíces Griegas, Universidad Javeriana 1935, 36, que el pedagogo era en la antigüedad un «esclavo que conducía los niños a la escuela; después fue el preceptor».
5 BROSSE, J., Los maestros espirituales, Alianza Editorial S.A., Madrid 1994, 8.
6 RALPH METTS, S.J., Ignacio lo sabía – La pedagogía jesuita y las corrientes educativas actuales (1995), Instituto Tecnolóigico y de Estudios Superiores de Occidente, ITESO, México 1997 (Colección Pedagogía Ignaciana 3), 223.
7 DALMASES, S.J., Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales, Introducción, texto, notas y vocabulario, Sal Terrae, Santander-España 1990, 12.
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Ignacio no apela a la autoridad del primero, según lo advierte el Padre General, Peter-Hans Kolvenbach, S.J.: «La experiencia ignaciana no tiene nada que ver con la obediencia a otro ser humano, sino que es una ayuda para reconocer la voluntad de Dios-Actor, que manifiesta su voluntad a través de esta experiencia»8. De esta forma Ignacio se ajusta a este ideal de Maestro Espiritual que plantea Brosse.
Pues bien, en 62 páginas que recogen 370 incisos, se descubre un plan de trabajo y un vocabulario particular: anotaciones (en las que aparecen, según Metts, «puntos importantes sobre la concepción ignaciana del aprendizaje»)9 , preludios (ejercicio introductorio al período de oración), contemplaciones (primer preludio, según el tema de la oración, entre ellas es célebre la «Contemplación para alcanzar amor»), coloquios (actividad que sirve de conclusión al período de oración, entre ellos el «Coloquio de la misericordia»), meditaciones (como la «de las dos banderas», la «de tres binarios» y la «de tres formas de humildad») y elecciones que conjuntamente con algunas expresiones como composición del lugar, aplicación de los sentidos, examen de conciencia y, por supuesto, principio y fundamento (presuposición que subyace a la obra entera de los Ejercicios Espirituales), todo para ordenar y distinguir las piezas del arma en cuestión que debe accionarse a lo largo de cuatro semanas.
La experiencia ignaciana no tiene nada que ver con la obediencia a otro ser humano, sino que es una ayuda para reconocer la voluntad de Dios
Ahora bien, ese libro, tal como lo señala Metts, está «diseñado fundamentalmente para ayudar al director del retiro en la guía del ejercitante. No se trata de un libro de lectura»10. Decía Papinique «el que lo tomase como libro de lectura cometería el mismo error que el que quisiera juzgar de la belleza y vida de un hombre a través de la contemplación
8 P-H KOLVENBACH, S.J., Ejercicios y Co-actores, Roma, 18 de febrero de 2002, n. 10, http:// users.online.be/sj.eur.news/doc/partners-es.htm.
9 RALPH METTS, S.J., Op. Cit., p. 224.
10 Ibíd., p. 223.
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del esqueleto»11. Por su parte Ignacio Iglesias, S.J. aclara que tampoco es «un tratado teológico sobre la experiencia de Dios», –recuerda que el autor era un seglar, «un cristiano de formación corriente»–, ni de «una descripción o relato testimonial de (su experiencia)»12 .
Pero si la pregunta concreta es ¿qué se busca al hacer los Ejercicios Espirituales?, la respuesta la da su autor de manera breve y contundente en el título que sigue a la anotaciones iniciales: «... vencer a sí mismo y ordenar su vida (la del ejercitante), sin determinarse por afección alguna que desordenada sea». Metts señala que los Ejercicios Espirituales fueron «... diseñados para ayudar a una persona, mediante la oración, a examinar su vida y su relación con Dios». Y precisa que «el objetivorectorde Ignacioalformularloseraayudar aquela personaorientara su vida hacia un mayor amor y servicio a Cristo, a través de la imitación de su vida desinteresada y de servicio a los demás»13. ¿Y cómo se logra este objetivo general? Pues mediante objetivos parciales definidos para cada una de sus etapas y sintetizados maravillosamente por José I. González Faus, S.J. Por su parte, Iglesias afirma que los Ejercicios Espirituales «son un manual de gimnasia interior (ejercicios), un texto multiplicador de actitudes, con las que el ser humano se disponga a observar y acoger la acción irrepetible, siempre creadora, del Espíritu en él y en la historia humana, que es en lo que consiste la experiencia»14 .
Es importante recordar «dos claves hermenéuticas fundamentales» queajuiciodeGonzálezFaus15 se requieren «para llevar a cabo una lectura, –aunque no son para leer–, fiel y audaz de los Ejercicios ignacianos», –me gusta más esta expresión para referirse a la obra Ignacio de Loyola–. La primera hace referencia a que este escrito no es «un simple tratado de meditaciones o de puntos para la «oración». El nombre de «Ejercicios» alude más bien a unas determinadas prácticas mediante las cuales se intenta llegar a algo. Y ese «algo» es la experiencia espiritual...».
11 IGNACIO DE LOYOLA, Obras Completas – Edición manual, (BAC Normal 86), Madrid 1982, 175.
12 IGNACIO IGLESIAS, S.J., Op. Cit., p. 8.
13 RALPH METTS, Op. Cit., p. 222-23.
14 IGNACIO IGLESIAS, S J., Op. Cit., p. 8.
15 JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS, La experiencia espiritual de los Ejercicios de san Ignacio, (Colección Aquí y Ahora 7), Sal Terrae, Bilbao, 1990, 5-6.
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Dios se comunica a su fiel ejercitante, abrazándole -inflamándoleen su amor y alabanza
Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea
En la segunda clave, este autor nos indica que «el valor hermenéutico decisivo no reside tanto en las materias que se proponen para meditar cuanto en las peticiones, coloquios y otras observaciones de este tipo que orientan sobre lo que se pretende conseguir en cada ejercicio o grupo de ellos». Concluye que los Ejercicios Espirituales se «revelan... más bien como pedagogía hacia una experiencia espiritual. Y una experiencia que, a su vez, no es puntual, sino histórica: va desarrollándose a lo largo de todo un proceso». Y todavía nos dice algo más: los diferentes pasos de esta experiencia están unidos por «una lógica "psicológica"», es decir, «por una concatenación afectiva, en la que cada estado anímico suscita aquellos otros que le complementan, le compensan o le hacen avanzar hasta la totalidad de la experiencia espiritual perseguida». Brosse16 destaca precisamente el aspecto metódico de la obra de Ignacio de Loyola.
Uno diría que los protagonistas serían en principio dos, el ejercitante y el director, quien hace y quien da los Ejercicios Espirituales. Sin embargo, aquí en verdad se trata de un diálogo entre dos sujetos: Dios y el hombre, el Creador y la criatura, un diálogo asistido, si se quiere, pero que comunica esencialmente a dos seres. En palabras del P. Peter-Hans Kolvenbach,
Durante los Ejercicios Espirituales... corresponde a Dios disponer el corazón del ejercitante para que sirva a Dios de la manera que Dios quiere que le sirva, de acuerdo con el intercambio admirable entre el ejercitante que comienza su camino para mejor servir a su Señor en el futuro, y Dios que se comunica a su fiel ejercitante, abrazándole -inflamándole- en su amor y alabanza17 .
Ahora bien, en esta lista de actores, término que utiliza el Padre General, hace falta uno, Ignacio, quien quiso compartir su experiencia espiritual de relación con Dios. Al contrario de lo que en general ocurre
16 BROSSE, J., Op. Cit., p. 92.
17 P-H KOLVENBACH, S.J., Op. Cit., p. 1.
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en el mundo de las ambiciones, «Ignacio de Loyola fue primero discípulo y después maestro». Carmen Labrador Herraiz así lo afirma18 y anota a renglón seguido que en los Ejercicios Espirituales se encuentra «de puño y letra» la huella explícita del magisterio divino «que empezó en su casa solariega de Loyola, a raíz de su fracaso humano como gentilhombre y militar –que conocemos como su conversión hacia Dios–, más tarde intensificado y formalizado ascética y místicamente en la cueva de Manresa... que siguió vigente y creciendo a lo largo de su vida hasta su misma muerte». Ese «diálogo pedagógico», lo que representó para Ignacio y de lo que «él deseaba que fuese también para todos los demás», ha quedado recogido en los Ejercicios. Concluye esta autora que
Ignacio de Loyola eligió el camino de la síntesis conciliadora de extremos antinómicos. Y por ello representa para la historia del pensamiento pedagógico la armonización del teísmo medieval con el humanismo renacentista, dentro de una fórmula nueva de pedagogía humanista cristiana. Ignacio de Loyola pretendía la fusión de un ideal de formación o fin educativo centrado en la invariabilidad del elemento divino, junto con la variabilidad, perfectibilidad y libertad del elemento humano objeto de educación. De ahí que su pedagogía aparezca por un extremo –el de la finalidad teística– inflexible y radical, mientras que por el otro extremo –el de los instrumentos humanos–, sea adaptable y dinámico, según sean las diversas circunstancias de personas, lugares y tiempo19 .
De esta forma, rigor y ternura se combinan admirablemente. Esto nos recuerda las dos categorías que señalara Jacques Maritain: el humanismo antropocéntrico, «que cree que el hombre mismo es el centro del hombre y, por ello, de todas las cosas. Implica una concepción naturalista del hombre y de la libertad». Esta modalidad, de la cual es responsable la Reforma, se opone o contrasta con el humanismo teocéntrico, propio del Renacimiento, que «reconoce que Dios es el centro del hombre, implica la concepción cristiana del hombre pecador y redimido, así como la concepción cristiana de la gracia y de la libertad»20 .
18 C. LABRADOR HERRAIZ, Estudio Histórico-Pedagógico. En: EUSEBIO GIL ; LABRADOR ; CARMEN y otros, El sistema educativo de la Compañía de Jesús – La «Ratio Studiorum», (Serie I- Estudios 46), Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1992, 21.
19 Ibídem, p. 22.
20 J. MARITAIN, Humanismo Integral (1936), Ediciones Lohlé-Lumen, Buenos Aires 1996, 30.
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EL EJERCITANTE DE NUESTRO TIEMPO
Ahora bien, ¿quién es el sujeto de los Ejercicios Espirituales en nuestro entorno, el cliente, el consumidor, que ya está interesado o debemos interesar? ¿A quién pretendemos armar con los Ejercicios Espirituales? ¿Un creyente? ¿Un ateo? ¿Un agnóstico? En nuestro tiempo, alborada del tercer milenio, tal vez la vida se debate con mayor intensidad entre la esperanza y el temor. Alfonso Llano, S.J. nos decía el año pasado que
vivimos una época singular. Nunca en la historia había sido tan grande el poder del hombre sobre la naturaleza para dominarla y ponerla a su servicio; ni tan amplia su libertad (?) para hacerse libre de autoridades, leyes y normas; pero, a su vez, nunca en la historia se había visto al hombre tan frágil y débil, indefenso y dominado por tantas adicciones, complejos y esclavitudes como hoy21 .
A veces el miedo alcanza niveles extraordinarios, la vida nos resulta difícil e incomprensible: el 11 de septiembre del año 2001, por ejemplo, nos enfrentó sin consideración alguna a la maldad, y la voz de un mundo amenazado y desprotegido pareció recordar ese «grito de angustia, no de desesperación»22, ese reconocimiento y reclamo de Jesús crucificado: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?»23, anunciado siglos atrás en un salmo del rey David24 .
Sonevidentes lascorrientesque hoycomo ayer buscan atender la demanda de tranquilidad, de serenidad y paz interior25, que en pala-
Nunca en la historia se había visto al hombre tan frágil y débil, indefenso y dominado por tantas adicciones, complejos y esclavitudes como hoy
21 A. LLANO, S J., ¿Es usted libre?: El Tiempo (25 de noviembre de 2001).
22 Comentario a Mt 27, 46 Biblia de Jerusalén.
23 Mt 27, 46.
24 Sal 22.
25 Es interesante recordar que las Meditaciones de Marco Aurelio (121-180), publicadas por primera vezen 1558, dos años después de la muerte de san Ignacio, son considerados como
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 77-96 Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea
Carlos Julio Cuartas Chacón
bras de Juan Pablo II26, corresponde a «una inquietud del homo religiosus», que por supuesto advierte el Papa, «produce algunos resultados positivos y constructivos, como la búsqueda de un nuevo significado de la vida, una nueva sensibilidad ecológica y el deseo de ir más allá de una religiosidad fría y racionalista. Por otra parte, este despertar, –anota el pontífice–, trae consigo algunos elementos muy ambiguos, incompatibles con la fe cristiana». Junto a las obras del jesuita Tony de Mello, que unió la sabiduría de Oriente y de Occidente, y las del Dalai Lama, líder religioso que confiesa su vínculo con la tradición budista, obras que han alcanzado gran popularidad entre un público que no siempre es creyente, circulan otras que se apartan de las confesiones religiosas. «Los cuatro acuerdos», libro de Miguel Ruiz que retoma la sabiduría tolteca, se nos ofrece, por ejemplo, como «un sencillo procedimiento para eliminar todas aquellas creencias heredadas que nos limitan y substituirlas por otras que responden a nuestra realidad interior y nos conducen a la libertad»27. En el mercado alternativo esta publicación compite con «El poder del ahora -un camino hacia la realización espiritual-», considerada como «obra maestra... con el poder de cambiar vidas, de despertarnos para comprender plenamente quiénes somos», escrita por Eckart Tolle, un hombre que «no está alineado con ninguna religión, doctrina o gurú particulares»28. Y cómo no mencionar, en un plano totalmente diferente, todo ese mundo de los tratamientos que buscan aliviar la existencia de un ser humano cansado y desorientado, entre los cuales aparecenchakras,esenciasfloralesyaromaterapiasqueennuestrotiempo disputan su lugar con el eneagrama y la numerología, que aparentemente basados en la ciencia y por unos cuantos pesos, ofrecen soluciones sin exigir esfuerzo del individuo para la construcción de su futuro.
En este debate entre la esperanza y el temor, muchas personas terminan por rechazar a Dios o por ignorarlo simplemente. Sin embargo, ejercicios esprirtuales, escritos por un hombre que quería transformar su modo de vida para hacerlamásvirtuosa(MARK FORSTATER, TheSpiritual Teachings of MarcusAurelius,HarperCollins Publishers-Perennial, NewYork 2000).
26 JUAN PABLO II, La Sabiduría de Juan Pablo II, Bakalar, N. Y Balkin, Richard (Selección), Emecé Editores, Argentina, 1995, 5. [Discurso Ad Limina a los obispos de los Estados Unidos, 28 de mayo de 1993].
27 M. RUIZ, Los cuatro acuerdos, Ediciones Urano S.A., Barcelona 1998, contracarátula.
28 E. TOLLE, El poder del ahora, Grupo editorial Norma, Bogotá, 2000, xi.
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El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor
Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea muchas personas insisten en buscarlo. Jorge Julio Mejía, S.J., en artículo que publicó una revista de la Nueva Era, explica que los Ejercicios Espirituales son un «libro que recopila el fruto de la búsqueda de Dios que adelantó (Ignacio de Loyola), en la que experimentó los éxtasis y los terrores de los confines del espíritu»29. Y líneas adelante señala que «el ejercicio 'interior' nos dispone a recibir el maravilloso don de la creación y de la vida, con un conocimiento interno que nos enamora y nos sumerge en la fuente de ese don». Es precisamente en el aparte denominado «Principio y Fundamento», donde se asienta todo el edificio de la vida espiritual, que se afirma «esa cosmovisión del orden creacional y del señorío del Creador, típica de un mundo religioso», según lo nota González Faus. Este autor nos aclara que es así como «Ignacio plantea la experiencia del hombre en el mundo como experiencia de criaturidad, que remite inmediatamente al hombre a su propia contingencia y al señorío del Absoluto»30. Tal es el sentido del imperativo categórico ignaciano: «El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor»31 .
Estos planteamientos nos recuerdan el canto del salmista, «un poema de profunda sensibilidad lírico-religiosa, (que) es un himno a Dios, creador y conservador del universo y de todo lo que en él hay: la naturaleza muda, el reino vegetal y animal y el hombre, como coronación de la obra del cosmos»32. Dice el texto:
Tienes por mensajeros a los vientos, y por ministros llamas de fuego. (...) Tú has hecho la luna para medir los tiempos; el sol conoce (la hora)
29 J. J. MEJÍA, S.J., La creación puede enamorarnos: Notas de luz 7, Año 2 (marzo-abril 1994), 83.
30 GNACIO IGLESIAS GONZÁLEZ FAUS, La experiencia..., p. 12.
31 Ejercicios Espirituales 23.
32 M. GARCÍA CORDERO, Libros de los Salmos-Nácar Colunga. Notas, BAC, Madrid 1963, 368. ¡Yahvé, Dios mío!, tú eres grande; estás revestido de majestad y esplendor, envuelto de luz como un manto; despliegas los cielos como una tienda;
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edificas sobre las aguas tus moradas superiores. Haces de las nubes tu carro, avanzando sobre las alas del viento
de su ocaso.
(...) ¡Cuántas son tus obras, oh Yahvé!
¡Todas las hiciste con sabiduría! Esta llena la tierra de tu riqueza...33
Al repasar el texto del Antiguo Testamento, la memoria nos ofrece, no sólo el muy conocido «Cántico del Hermano Sol», de san Francisco de Asís, sino también el «Canto al sol» escrito por Aknatón, el faraón hereje:
Bello apareces en el horizonte del cielo, oh viviente Atón, principio de la vida. Cuando te levantas, sobre el horizonte de oriente, transmites tu hermosura a todas las tierras.
Eres bello, gracioso, resplandeciente, elevado sobre los países. Tus rayos alcanzan hasta las tierras situadas en el límite de todo lo que has creado. (...) ¡Cuán múltiples son las cosas que haces! Y cuán misteriosas para nosotros los hombres, oh único Dios, que no te pareces siquiera a ningún otro. Tú creaste el mundo según tus deseos cuando aún estabas solo: lo creaste todo...34 .
Sin embargo, el hombre de hoy ya no le canta al Creador, por el contrario, parece empeñarse en renunciar a Él. Al respecto, resultan pertinentes los planteamientos que en otro orden de ideas aparecieron recientemente gracias a la publicación del libro de George Steiner, «Gramáticas de la creación» (1990, 2001). Luis Fernando Afanador, en su comentario, titulado «El eclipse del gran arte», hace notar que este autor considera «que estamos entrando en un período de pura invención y que quizás no vuelvan a darse esos grandes momentos de creación en música, literatura, en pintura, porque hemos abandonado nuestro bagaje teológico»35, ese que precisamente movió las manos, –aunque primero el corazón–, del salmista y también del faraón. Si lo que distingue al creador, «es cierta confianza en la mimesis, en imitar a Dios», Steiner
33 Sal 104 (103) 1-4. 24.
34 A. HOLGUÍN, Notas egipcias, Carlos Valencia Editores, Bogotá 1982, 184-185.
35 L. F. AFANADOR, El eclipse de la cultura: Semana (23 septiembre de 2002), 66.
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pregunta: «¿podrá el ateísmo suscitar una filosofía, una literatura, una música o un arte de envergadura? Es posible, pero para ello debemos empezar por desterrar el 'agnosticismo de aspirina', el 'ni frío ni caliente' que inunda hoy nuestra posmodernidad».
PRESUPUESTOS PARA LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES
Precisamente la cultura «light» que inculcan con fuerza los medios de comunicación que exaltan la fama y el poder de unos pocos e ignoran la tragedia de muchos, cultura que nos invita a la superficialidad y el pragmatismo a ultranza, que promueve el ideal de comidas rápidas y desechables, lo mismo que el de relaciones igualmente rápidas y desechables, que no requieren tiempo, esfuerzo ni perseverancia, que bajo la presión del consumo que sólo beneficia a una minoría, induce al enriquecimiento fácil y acelerado, esa cultura qué lejos, qué lejos queda del «sentir y gustar de las cosas internamente»36. Un primer desafío, serio, que presenta el mundo actual a los Ejercicios Espirituales es la sensibilidad de los hombres y mujeres de hoy, cada vez más indiferentes. ¡Ya nada nos conmueve! El tiempo de los afectos y los sentimientos, los auténticos sentimientos, ese tiempo parece a veces superado. Se dice que el exceso de tragedia y sufrimiento termina por anestesiar. Si bien esto puede explicar la situación, no se pueden ignorar deficiencias graves en los educadores de hoy, padres de familia y profesores, que olvidaron la hora del duelo y el respeto.
Otro es el sentido de la indiferencia ignaciana que podría parecer contradictoria. Al respecto Metts aclara que en este caso se trata de «una predisposición a no buscar o usar las cosas y objetos como un fin en sí, sino hacerlo en la medida en que dirija a la persona a servir mejor a Dios». Entendida así la indiferencia, acota Metts, sirve «para que las decisiones se tomen con libre disposición, sin predeterminaciones que dicten lo que una persona debe hacer»37. Al respecto, Joseph Ma. Rambla Blanch, S.J. advierte que «la sensibilidad» de Ignacio, «muy presente
36 Ejercicios Espirituales 2.
37 RALPH METTS, S.J., Ignacio..., p. 227-228.
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pero contenida, es la que hace de los Ejercicios Espirituales una pedagogía del "sentir y gustar"»38 .
El problema de la fe en nuestros días adquiere dimensiones preocupantes si se tiene en cuenta el problema de la familia
Junto a la sensibilidad, un segundo presupuesto que deben enfrentar en la actualidad los Ejercicios Espirituales se refiere a la inquietud, al deseo de indagar y cuestionar. Hoy abunda un individuo sin preguntas, sin «por qués», acomodado, apoltronado en el mundo, que apenas sobrevive llevado por la corriente mientras navega en internet, consume altas dosis de televisión o simplemente deambula aturdido por los sonidos que emite un «walkman» insertado en sus orejas, un individuo realmente «unplugged». Tal vez este es el trágico resultado del mundo de los negocios, dónde lo primero es el producto y luego la necesidad que el mercado se encarga de crear. La falta de sensibilidad y de vitalidad caracterizan esa «crisis de esperanza» que a juicio de José Antonio Pagola «tal vez es el rasgo más preocupante y sombrío del hombre contemporáneo»39 .
Pero sobre todo, el presupuesto esencial de los Ejercicios Espirituales, la fe en Dios, aún más, en el Dios del Evangelio, se convierte en obstáculo en el mundo actual en el que el «horizonte de la trascendencia» se ha debilitado seriamente y la secularización se acentúa. «Muchos son los que hoy en día se desentienden del todo de esta íntima y vital unión con Dios o la niegan en forma explícita», reconoció el propio Concilio40 en 1965. El problema de la fe en nuestros días adquiere dimensiones preocupantes si se tiene en cuenta el problema de la familia. La fe era asunto de los papás, hacía parte de la herencia recibida cuidadosamente en el hogar, junto a la lengua materna.
38 J. MA RAMBLA BLANCH, S.J., Introducción y notas. En IGNACIO DE LOYOLA, El peregrino, Sal Terrae, Santander 1983, 29.
39 JOSÉ ANTONIO PAGOLA, ¿Tiene futuro la fe en Dios en una sociedad tecnológica?: Vida Nueva 2294 (1 de septiembre de 2001), 26.
40 Concilio Vaticano II, Constituciones. Decretos. Declaraciones. Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual. Vol. 252, BAC, Madrid 1965, 231.
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DIOS EN UN MUNDO SECULARIZADO
Sobre esta situación, recuerdo un aparte del libro de Doctrina Cristiana41 que estudié en primaria, referido a uno de los llamados «errores modernos», el laicismo, «la peste de la sociedad», en palabras de Pío XI. Dice el autor que se trata de «el sistema que pretende excluir toda influencia religiosa en la vida pública y hasta en la privada, para lo cual arranca de cuajo la enseñanza religiosa que se pretenda impartir. Dicta leyes referentes a la secularización de la enseñanza, de la beneficencia, del matrimonio, de los cementerios, y niega a la Iglesia el derecho de intervenir en cualquiera de estos asuntos». A renglón seguido, el autor advierte que «el laicismo es consecuencia del liberalismo y compendio de todos los errores modernos... El fin que pretende es implantar la irreligión en el mundo entero». Bien distintas de estas expresiones, que algunos calificarían como incendiarias, son las que utilizaría pocos años después el Concilio Vaticano II para referirse al «ateísmo, uno de los fenómenos más graves de nuestro tiempo»42. El siguiente texto, tomado de la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, ilustra bien este asunto:
Ateísmo, uno de los fenómenos más graves de nuestro tiempo
Unos niegan a Dios expresamente. Otros afirman que nada puede decirse acerca de Dios. Los hay que someten la cuestión teológica a un análisis metodológico tal, que reputan como inútil el propio planteamiento de la cuestión. Muchos, rebasando indebidamente los límites de las ciencias positivas, pretenden explicarlo todo sobre esta base puramente científica o, por el contrario, rechazan sin excepción toda verdad absoluta. Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la negación de Dios. Hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del Evangelio. Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el hecho religioso. Además, el ateísmo nace a veces como violenta
41 FTD, Doctrina Cristiana, Editorial Progreso S.A., México 1959, 311.
42 Concilio Vaticano II, Op. Cit., p. 232.
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protesta contra la existencia del mal en el mundo o como adjudicación indebida del carácter absoluto a ciertos bienes humanos que son considerados prácticamente como sucedáneos de Dios. La misma civilización actual, no en sí misma, pero sí por su sobrecarga de apego a la tierra, puede dificultar en grado notable el acceso del hombre a Dios43 .
El mismo Papa, Juan Pablo II, advierte en 1979, que «se habla mucho... de un mundo secularizado, de una era poscristiana. La moda pasa... Pero permanece una realidad profunda». Y propone entonces que la formación cristiana debe preparar a hombres y mujeres
Para vivir en un mundo que ampliamente ignora a Dios o que, en materia religiosa, en lugar de un diálogo exigente y fraterno, estimulante para todos, cae muy a menudo en una indiferencia niveladora, cuando no se queda en una actitud menospreciativa de 'suspicacia' en nombre de progresos en materia de 'explicaciones' científicas44 .
No olvidemos, sin embargo, que el acceso a Dios no es fácil, plantea serios retos y desafía al individuo. Dos lecturas recientes de la misa dominical ilustran lo anterior. La primera trae un juicio de Jesús sobre el pensamiento o la actitud de Pedro: «tus ideas no son las de Dios sino las de los hombres»45 ; en la segunda habla el «oráculo del Señor» en palabras de Isaías: «Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes»46. ¡No es fácil conocer a Dios!.
Ahora bien, en Georgetown aclaré que se requieren tres y no dos verbos, como a veces pensamos, en nuestra relación con Dios porque no basta creer en Dios y amarlo, –logros maravillosos del hogar–, sino que también es esencial conocerlo47, y como me lo advertía el profesor Hernando Arellano, faltaría un cuarto verbo, porque a muchas personas
43 Ibíd.
44 JUAN PABLO II, La Sabiduría..., p. 7.
45 Mt 16, 21-27.
46 Is 55, 6-9.
47 ALFONSO LLANO, S.J., Ateos por conveniencia, se refiere a algunas causas del «rechazo de Dios»: El Tiempo (27 de octubre de 2002).
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Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea podemos conocer, llegar a amar y creer en ellas, pero sólo a Dios debemos adorar. Pero primero hay que buscarlo. El Papa nos recuerda que la «dignidad fundamental» de todo ser humano consiste precisamente en la de ser «buscador de Dios»48 .
El pensador Umberto Eco, en reciente discurso49, recordó el pasaje del Libro de los Reyes en el que Elías es llamado a la presencia del Señor. Primero «un fuerte viento sopló desde la montañas y quebró la roca... pero el Señor no estaba en el viento». Continúa su lectura señalando que «después del viento llegó un tumulto de tierra y aire... pero el Señor no estaba en ese tumulto», y que luego «llegó el fuego... pero el Señor no estaba en el fuego». Concluye el escritor que «no se puede encontrar a Dios en el ruido, Dios sólo se revela en el silencio. Dios no está nunca en los medios de comunicación, ... en la primera páginade losperiódicos...en la televisión...Dios está donde no hay barullo (en el interior del ser humano)». AdvierteEcoqueestaafirmaciónvale también para «quien no cree en Dios, pero cree que en alguna parte hay una Verdad que descubrir. La verdad –nos señala él–, no se encuentra en el tumulto, sino más bien en una búsqueda silenciosa». Y entonces reconoce que «en el trasiego del mundo de hoy los lugares del silencio permanecen y siguen siendo las universidades».
EL ENTORNO UNIVERSITARIO
La «dignidad fundamental» de todo ser humano consiste precisamente en la de
ser buscador de Dios
Inspirados en ese pensamiento de Eco, dediquemos los últimos párrafos de esta reflexión nuevamente a la Universidad como entorno y lugar que acoge al sujeto de los Ejercicios Espirituales y recordemos primero una definición que citó el académico Jaime Sanín Echeverri en la
48 JUAN PABLO II, Op. Cit., p. 7.
49 HUMBERTO ECO, La fuerza de la cultura podrá evitar el choque de civilizaciones, Discurso pronunciado enJerusalén con motivo del Doctorado Honoris Causa concedido por la Universidad Hebrea, 2002 (fotocopia).
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Javeriana50: «Universidad es la comunidad de hombres y mujeres de varias generaciones consagrada al aprendizaje y la transmisión de las verdades conocidas y a la búsqueda de las desconocidas para que los bienes que de ellas se derivan sirvan a todos los hombres» (Asamblea General de Universidades Iberoamericanas, 1964). Como en la mayoría de las definiciones, primero aparece su nota corporativa, personas, seres humanos muy diversos, y luego, la verdad o las verdades, como núcleo del quehacer propio de la Educación Superior. Ahora bien, Sanín aclara que:
Todas las ciencias y las artes y la revelación divina tienen un elemento común: la verdad. Y de la verdad nace la libertad, y de la libertad vienen todas las virtudes humanas y sus prácticas congruentes que en nuestra definición son los frutos de la verdad que debe extenderse a todos los hombres. En lugar de enumeraciones interminables todo lo encerramos en la verdad: la revelada, las descubiertas y por descubrir, el esplendor de ella, que es lo estético, todo ello revestido de algo anterior a la universidad, que es el amor51 .
Hay otra definición de universidad que me gusta más y que con frecuencia cito y es de Jaime Hoyos, S.J. Decía en 1988 el recordado profesor y filósofo que:
La universidad es el lugar de la verdad. Es fábrica no de objetos, sino de verdades y de lo que es previo a la verdad, de cuestionamientos. O sea que, la Universidad debe ser un gran seminario o plantel de verdades, y para ello debe ser comunidad de profesores y alumnos en orden al descubrimiento de la verdad... La verdad nos hace libres, pero la verdad solamente la encuentra quien se ha liberado para su búsqueda desprevenida...52
El binomio Verdad y Libertad, tan propio de Dios, que es esencial en la definición de Universidad, lleva a otro punto determinante de su naturaleza: la pregunta, el cuestionamiento, el problema, antes que la
50 J. SANÍN ECHEVERRI, La Universidad Católica y su papel en la sociedad y en el futuro. Colombiauna visión prospectiva, Publicaciones Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá1992, 453. 51 Ibídem., p. 454.
52 J. HOYOS, S.J., El seminario en la Experiencia Docente en la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana: Orientaciones Universitarias 9 (1993), 53.
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Ejercicios Ignacianos y Universidad Contemporánea respuesta o la solución. ¿Crea preguntas la Universidad? ¿Las acoge o las espanta? Sólo si las crea y acoge, puede ayudar también a la preparación del futuro ejercitante, así como a fortalecer su criterio frente a tanta oferta que encuentra en el mundo de hoy bajo la categoría de espiritualidad.
En el caso nuestro, la Universidad fundada y regentada por la Compañía de Jesús en Colombia, «tenemos que estar muy alerta, –tal como lo señala el Decreto 17 de la Congregación General 34–, para que tanto el sustantivo 'universidad' como el adjetivo 'jesuítica' sean siempre plenamente respetados»53. Si sobre la primera parte no hay prácticamente discusión, sobre la segunda se tienen posiciones muy diversas. ¿Qué significa el adjetivo? El Decreto responde así: «una participación genuina... en la identidad y misión fundamentales de la Compañía». Y en este espacio se ubican precisamente los Ejercicios Espirituales y todo lo que les rodea. Ahora bien, el análisis exige una triple perspectiva y en cierta forma una articulación práctica que apenas enunciaré.
En primer lugar, la que se refiere a la Teología en la Universidad, en particular su participación en todos los currículos, característica de la oferta nuestra, que nos distingue dentro del mundo universitario, que, por supuesto, no requiere la confesión de fe, y que puede sacudir profundamente el espíritu. Luego, la formación religiosa, el estudio de la religión, que se ubica en las fronteras de lo curricular y lo no curricular, porque hace parte claramente de un proceso personal que no dice relación directa con la formación profesional en cuanto aprendizajes para el ejercicio idóneo, y que presupone la fe como «opción vital y libre en la transformación de la realidad a la cual pertenece», según lo señala nuestro Proyecto Educativo54. Y finalmente, el culto, el interno, el externo y el público que incluye la Eucaristía y los demás oficios de la Iglesia, tal como lo aprendí en la primaria. Sin embargo, siempre se correrá el riesgo de alcanzar simplemente una cultura religiosa, un saber que no tiene consecuencias en la vida. Los Ejercicios Espirituales, apoyados en esos tres quehaceres universitarios, podrían ser verdaderamente potenciados entre aquellos que se han quedado sin la pregunta sobre Dios.
53 Compañía de Jesús, La Compañía y la vida universitaria. Decreto 17 de la Congregación General 34: Orientaciones Universitarias 14, Bogotá 1996, 12-13.
Si el cristianismo no es una religión para héroes, los Ejercicios no pueden ser, en absoluto, un campo de entrenamiento de guerrilleros, kamikazes o terroristas del bien
Para terminar estas reflexiones, que no ponencia, que incluyen una aproximación académica a los Ejercicios ignacianos, nacidas en el edificio Pablo VI, levantado en el altiplanojaveriano, reiterounainvitación yacentenaria: insistamos en armar a nuestros profesores y estudiantes, a todos los miembros de la Comunidad Educativa con los Ejercicios, sin olvidar que al hacerlo estamos enfrentándonos al problema de la fe. La vida interior es inocultable a todo ser humano, aflora por igual en todos los hombres y mujeres, los inquieta y desafía. Ayudemos a clarificar las preguntas e intentar respuestas. Esforcémonos por ser innovadores para que la oferta tenga acogida en un medio tremendamente hostil a todo aquello que suene de algún modo piadoso, un medio que sin embargo se encuentra urgido de sentido. Y los Ejercicios Espirituales, legado ignaciano por excelencia, son una extraordinaria «arma» para atender a esta necesidad dentro de una perspectiva que ha definido bien González Faus:
El cristianismo no es una religión para héroes, aunque haya arrancado de muchas personas los actos más heroicos. Y el ser humano tampoco está hecho con madera de héroe, aunque pueda haberse comportado como tal en algún momento. El esfuerzo que es fruto de la voluntad y del imperativo categórico acaba por criar mala sangre y por endurecer a las personas, y ésta es una de las lecciones más repetidas por la vida. En cambio, el sacrificio que ha brotado del cariño, de la espontaneidad y del caudal de gozo, no endurece tanto... Si el cristianismo no es una religión para héroes, los Ejercicios no pueden ser, en absoluto, un campo de entrenamiento de guerrilleros, kamikazes o terroristas del bien. Y, por más alienante que esto pueda parecer a todos los reductores «éticos» del hecho cristiano, quizás ahí reside el desafío decisivo del cristianismo: su debilidad que es la fuerza de Dios55 .
55 JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS, La experiencia..., p. 26.
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
AntonioJoséSarmientoNova,S.I.*
Este trabajo contiene una reflexión de carácter experiencial sobre lo que es posible realizar en materia de Ejercicios Espirituales ignacianos en el mundo universitario, muchos de cuyos ámbitos son asociadosfrecuentementecon lasensibilidadculturalde lapostmodernidad1 .
Deliberadamente no se va a hacer seguimiento académico de autores versados en la materia ni presentación de teorías sobre el particular. El autor invoca como soporte su experiencia de trabajo apostólico universitario en diversas misiones y responsabilidades que le han posibilitado acceder a las búsquedas de sentido y a las vivencias espirituales y religiosas de universitarios colombianos, en especial de la Universidad
* Teólogo, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Decano del Medio Universitario de la Facultad de Ingeniería, Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.
1 La modernidad y la postmodernidad coexisten. Mientras la primera se fundamenta en la razón ilustrada, en el espíritu científico, en el rigor racional del conocimiento, en la emancipación de toda tutela metafísica, la segunda es una recuperación de elementos que se mantuvieron en cierta opacidad durante el énfasis modernista. Hay en la postmodernidad una reacción contra los excesos racionalistas, que se manifiesta, por ejemplo, en el retorno a la sensibilidad estética, al universo expresivo del arte, junto con una crítica de las grandes utopías del período moderno. Los grandes proyectos históricos, diseñados para totalizar ,se revalúan yse remite así ala experiencia del instante,al disfrute intenso de cada momento de la existencia. Se sugiere la lectura de JEAN FRANCOIS LYOTARD, La condición postmoderna, Cátedra, Madrid 1994 y La postmodernidad (explicada a los niños), Gedisa, Barcelona 1999.
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Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
Javeriana, entidad fundada y regentada por la Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús2 .
La anterior afirmación no implica subestimar el aspecto teórico y académico del problema. Es, más bien, una recuperación del carácter profundamente existencial de la indagación juvenil en pos de Dios y del sentido absoluto de la vida. Así, es preciso explicitar el carácter original de la revelación bíblica, donde el aspecto histórico-vital es fundante en el modo de ser del pueblo hebreo3. Esto condiciona de manera sustancial el carácter de la fe bíblica y fundamenta decisivamente el conocimiento de Dios desde el talante propio de la cultura semita4 .
San Ignacio de Loyola accedió a Jesús desde un tipo de experiencia que los pensadores existencialistas han llamado «situación-límite»5 . Muchos de los hombres y mujeres notables en los itinerarios espirituales han llegado a Dios a partir de confrontaciones radicales y hondamente sentidas y vividas en ellos mismos, tanto que han transformado de raíz sus opciones fundamentales y sus estilos de vida. A partir de ahí podemos decir que se configura una epistemología experiencial que es la que crea las genuinas condiciones de posibilidad para el encuentro con Dios y para la resignificación teologal de la existencia y de los proyectos de vida6. Porque es preciso recordar siempre que los Ejercicios ignacianos
2 Experiencia pastoraly académica que elautorha tenido como asesor espiritual, orientador de Ejercicios ignacianos a universitarios, docente de cristología y propedéutica de la fe, responsable de pastoral universitaria y de los cursos de cultura teológica en las diversas carreras de la Universidad Javeriana.
3 Para conocer de manera apasionante la mentalidad bíblica se sugiere al lectorel estudio de los escritos de MESTERS CARLOS, OCD, biblista que ha hecho una muy significativa aplicación del análisis bíblico a los contextos del mundo popular. Su contexto es el rico mundo del Brasil. En especial: MESTERS CARLOS, Dios, ¿dónde estás?, Verbo Divino, 1999, sugerente texto de introducción a la Biblia.
4 Conocerenlamentalidadbíblicatienelaconnotacióndeimplicaciónexistencialyexperiencial en lo que se conoce.
5 Esta categoría pertenece a la filosofía existencial, y en particular la expresión se debe al filósofo alemán Karl Jaspers. Puede consultarse el concepto en KARL JASPERS, Psicología de las concepciones del mundo, Gredos, Madrid 1970 y en La fe filosófica ante la revelación, Gredos, Madrid 1967.
6 Cfr. PEDRO MIGUEL LAMET, La seducción de Dios Temas de Hoy, Madrid 1992. Es un excelente trabajo en el que el autor presenta diez narrativas de búsqueda fronteriza de la divinidad.
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno apuntan a cualificar evangélica y cristocéntricamente los proyectos de vida de las personas que opten por vivirlos con todas sus implicaciones7 .
Hechas estas consideraciones introductorias, va una breve indicación sobre el itinerario que seguirá este trabajo, así: primero se propondrá una reflexión sobre el sentido de la experiencia en los términos ya sugeridos, para luego señalar las posibilidades del mundo universitario en cuanto «sujeto» de los Ejercicios. Esto vendrá acompañado con las fortalezas y debilidades de este mundo en relación con el tema del trabajo. Finalmente, se presentarán algunas pistas y sugerencias en orden al «modus operandi» de los Ejercicios dirigidos a los universitarios.
La espiritualidad es una experiencia de la vitalidad transformadora de
Dios
SOBRE EL SENTIDO DE LA EXPERIENCIA
Es esencial determinar que la espiritualidad es una experiencia de la vitalidad transformadora de Dios. Desde esta perspectiva hay que destacar el valor de la sensibilidad –en el mejor y más saludable sentido de la expresión– como elemento de captación afectiva de los hechos; este dato constitutivo de los seres humanos se vincula con la racionalidad para articular los dos modos de percepción –la intelectual y la afectiva–llegando así a la formulación de «inteligencia sentiente», según la genial concepción del filósofo español Xavier Zubiri8 .
Vale la pena aclarar que no se trata de llegar a un reduccionismo alrededor de la experiencia, pues esto sería empobrecer el proceso mismo del conocimiento, en la medida en que estaría haciendo énfasis sólo sobre un aspecto de la interacción sujeto-realidad. Pero también, a propósito de lo mismo, se impone evidenciar que el conocimiento abstracto,
7 FRANCISCO LUQUE, Proyecto de Vida. Propuesta de ejercicios ignacianos para jóvenes, Indo American Press Service, Bogotá 1982.
8 XAVIER ZUBIRI, Sobre el hombre, Alianza editorial, Madrid 1986, 31-36.
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Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
teórico, desconectado de la realidad, limita notablemente las pretensiones de una epistemología suficiente e integral9 .
La escolástica hizo el esfuerzo formidable de sistematizar el discurso racional sobre la fe. Esta es una síntesis encomiable que nunca debe desconocerse cuando hay que constatar los diversos caminos que se han desarrollado para hacer significativa y relevante la oferta cristiana. Pero este sendero puede resultar insuficiente, reductor, si no se inculturaenlasensibilidadcontemporánea,máspropicia aloexperiencial y vital. Es, desde luego, una actualización postmoderna de la vertiente existencialista, que fue tan contundente en los años 50´s y 60 ´s10 .
Experimentaresapropiarsesensiblemente de la realidadvivida, cosa que hace viable integrar lo real conocido de modo totalizante en el cuerpo general de la acción cognoscitiva. El contacto directo con elentorno permite captar los diversos matices de lo real, posibilitando la interacción entre lo racional y lo sensorial, completando así el edificio del conocimiento.
En el campo que nos ocupa –el de la experiencia de Dios– el saber experiencial es definitivo en la medida en que orienta los procesos hacia lo que san Ignacio llamó «la escuela del affecto». El lenguaje más vinculante para proponer a Dios como plenitud de la vida es el del dinamismo afectivo. «Affectarse» es señalarse en el enamoramiento de la divinidad. Este es el gran testimonio de los místicos y místicas de la historia cristiana y de las grandes tradiciones religiosas y espirituales11 . Digamos, entonces, que Dios es como estar enamorado.
9 Me permito sugerirelconocimiento yestudio deltrabajode CARLOS EDUARDO CORREA JARAMILLO, S J., titulado Conocimiento y realidad: dos dimensiones inconmensurables en el campo de los problemas humanos, tesisde grado presentadaa la Universidad de los Andes para obtener el título de Magíster en Ciencia Política, en 1995. En ella el autor señala la validez decisiva del conocimiento experiencial y su integración reflexiva en el proceso general cognoscitivo. El estudio juicioso de este trabajo aporta valiosas reflexiones para quienesestamos implicados en la vida pastoral.
10 Una obra que puede generar una memoria reivindicadora del existencialismo es la de Wolfgang Luypen, Fenomenología existencial, Carlos Lohlé, Buenos Aires 1969.
11 Para estudiar con objetividad el hecho místico en la historia de las religiones y de la espiritualidad, sugerimos leer a JUAN MARTÌN VELASCO, El fenómeno místico: estudio comparado, Trotta, Madrid 1999.
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
Todos los seres humanos estructuramos nuestra felicidad a partir de la experiencia amorosa. Ella es sustancial para generar sentidos de vida y conciencia de plenitud. Proponer a Dios desde la frialdad de la razón y de los conceptos es matar la posibilidad germinal de la fe. El dilema es: o experimentamos el amor o seremos profundamente infelices y trastornados. Es altamente significativo el gran esfuerzo que se hace en la actualidad para estudiar los procesos de integración afectiva y emocional para crear las más sanas subjetividades susceptibles del acontecer salvífico y liberador de Dios12. El sujeto sano afectivamente es el que tiene las mejores posibilidades de lograr una espiritualidad igualmente sana e integradora.
Todos
los seres humanos
estructuramos nuestra felicidad a partir de la experiencia amorosa
Un ser humano enamorado es alguien convertido, transformado, resignificado, pleno, realizado. Y la única manera para saber en materia de amor es hacerlo experiencia, encuentro, vínculo, comunión. Mal servicio se le prestó a la espiritualidad satanizando los afectos, el deseo, las pasiones. Una mentalidad dualista, muy presente e influyente en cierta presentación del cristianismo, maltrató gravísimamente el ámbito de lo afectivo, construyendo sensibilidades temerosas y propensas a patologías severas de la personalidad13 .
12 Es muy expresivo de esto el esfuerzo de la Editorial Desclée de Brower plasmado en su colección «Serendipity», serie íntegramente dedicada al crecimiento personal, con títulos como: T. HART, El manantial escondido: la dimensión espiritual de la terapia (No. 19 de la colección); ESPERANZA BORUS, Aprendiendo a vivir: Manual contra el aburrimiento y la prisa (No. 4); FERNANDO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ–PINZON, Viajes hacia uno mismo: Diario de un psicoterapeuta en la postmodernidad ( No. 9). Tambièn son excelentes los trabajos del franciscano español JAVIER GARRIDO, Proceso humano y gracia de Dios: Apuntes de espiritualidad cristiana, Sal Terrae, Santander 1996; Ni santo ni mediocre: ideal cristiano y condición humana, Verbo Divino, Estella 1990; Adulto y cristiano, Sal Terrae, Santander 1990.
13 El dualismo de origen neoplatónico que satanizó lo material, el cuerpo, la sexualidad, los sentidos, influyó en la ascética maniquea de desprecio de lo terrenal, generando un gran temor ante el encuentro con el universo sensorial, marcándolo con la impronta de la pecaminosidad y de la culpa. Cfr. LUIS ZABALEGUI, ¿Por qué me culpabilizo tanto? Un análisis psicológico de los sentimientos de culpa, Desclée de Brower, Bilbao 1997.
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Sean estas breves reflexiones un aporte para el encuentro creativo y constructivo con un existencialismo sereno, en el que los afectos, las emociones, los sentimientos, las pasiones y los deseos se integren en la fascinante experiencia del sujeto que se sabe gozosamente abierto a la trascendencia. Este sujeto equilibrado, normal, consistente en su psicología, es apto para convertirse en relato de Dios, en narrativa de felicidad y de esperanza14 .
EL MUNDO UNIVERSITARIO EN CUANTO SUJETO DE LOS EJERCICIOS: FORTALEZAS Y DEBILIDADES
Lainstitución universitaria estádiseñadaparaserespaciodeconstrucción del conocimiento. Por ello, la actividad científica en sus diversas manifestaciones de docencia, investigación y servicio, es distintiva de la Universidad. Quien viene a la UNIVERSITAS debe estar abierto a esta búsqueda racional y sistemática de la verdad desde las diversas epistemologías regionales, desde los estatutos científicos de las variadas disciplinas. El conocimiento racional es inherente al ser universitario. Esta es la gran fortaleza de la Universidad, pero puede ser también su gran debilidad15 .
Los jóvenes universitarios son inteligentes: en líneas generales han vivido con éxito todo el proceso de la educación primaria y secundaria, y luego han sorteado todos los requerimientos de ingreso a la carrera profesional de sus intereses. Las actuales normativas de calidad vigentes en la educación superior hacen que esta entrada sea cada vez más exigente, cualificada y cualificante16 .
14 Cfr. EDWARD SCHILLEEBECKX, Los hombres, relato de Dios, Sígueme, Salamanca 1997.
15 Cfr. CARLOS VALVERDE, Génesis, estructura y crisis de la modernidad, Biblioteca de autores cristianos,Madrid 1993.
16 La educación superior ha entrado definitivamente en el mundo de la acreditación y de la acreditación de la calidad educativa. EnColombia el Consejo Nacionalde Acreditación (CNA) regula todas las disposiciones sobre el particular. Se considera que la competitividad de las ofertas educativasdebe estar respaldada porun proceso de acreditación,debidamente avalado por las instancias competentes. Quien ingresa hoy a una universidad acreditada supone una serie de características cualitativas que lo hacen apto para asumir unos estudios muy exigentes y de alto nivel académico. La Universidad Javeriana entró en ese camino.
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
Plantear la posibilidad de Dios y de una experiencia espiritual a un joven universitario debe hacerse –sin lugar a duda– desde un lenguaje que sea «inteligentemente persuasivo»17. El encuentro con la ciencia fortalece en ellos la condición racional y el espíritu crítico, características que los hacen exigentes en estos y en otros aspectos de la vida. Este elemento contiene un particular desafío al lenguaje sobre Dios y a los cauces simbólico-lingüísticos para la comunicación de una oferta espiritual, advirtiendo, por supuesto, que no es una invitación a secuestrar a Dios en un reduccionismo racionalista, sino a cuidar la inteligibilidad de la fe, y el carácter razonable de la misma18. Es muy preocupante desde el punto de vista teológico y pastoral encontrarse con lenguajes religiosos moralistas, rígidos, verticales, o ingenuos, sensibleros y excesivamente emocionales, sin referencia ninguna a la realidad de los universitarios, sin conocimiento de la lógica científica en la que están implicados, sin mordiente crítico y emancipador19 .
Plantear la posibilidad de Dios y de una experiencia espiritual a un joven universitario debe hacerse –sin lugar a duda– desde un lenguaje que sea «inteligentemente persuasivo»
Desde luego que el mensaje teológicoespiritual, que pasa por los canales del método racional, supera y trasciende con creces el universo dela razón : no es arracional ni irracional, perosíessuprarracional20. Asílascosas,laproposición de la experiencia de Dios se hace de modorazonable,asabiendasdequesuaspiraciónseproyectaalaultimidad, al ámbito de lo definitivo y trascendente, y por eso mismo se conecta con el universo afectivo y emocional de los jóvenes universitarios.
17 CARLOS DÍAZ, Apología de la fe inteligente, Desclée de Brower, Bilbao 1998. JOHN HENRY NEWMAN, Apología pro vita sua, Eds. Encuentro, Madrid 1990.
18 CARLOS BRAVO LAZCANO, El marco antropológico de la fe, Facultad de Teología, Universidad Javeriana. Bogotá 1993.
19 LUIS GONZÁLEZ CARVAJAL, Esta es nuestra fe: teologíapara universitarios. SalTerrae,Santander 1998. Del mismo autor: Ideas y creencias del hombre actual, Sal Terrae, Santander 1993. Así mismo se sugiere la lectura de JAVIER GARRIDO, El conflicto con Dios hoy, Sal Terrae, Santander 2000.
20 CARLOS BRAVO, Op. Cit., p. 146 a 228.
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Ordinariamente las edades discurren entre los 17 y los 24 años poco más o menos. Es básico tener en cuenta este dato para entender desde la psicología evolutiva los procesos de maduración de los afectos y la configuración de las identidades juveniles. Estas edades son de definiciones en los procesos psicosexuales y afectivos. Por esto, es imperativo un conocimiento cabal de los dinamismos propios de estas épocas de la vida, de lo contrario, se incurriría en desconocimiento de esta sensibilidad y en el manejo inadecuado de la proposición espiritual21 .
La vida universitaria es también de enamoramientos profundos y de consolidación de grandes amistades, probablemente para toda la vida. Los muchachos y las chicas están en su época resplandeciente de atractivos físicos, también –por qué no decirlo– de «alboroto hormonal», y, en definitiva, están fascinados y encantados con todas las posibilidades que les abren sus propias capacidades afectivas. Enamorarse y tejer amistades son actos saludables que deben integrarse en una opción fundamental y en unos criterios éticos sustanciales que brinden coherencia a toda esta construcción de vínculos y solidaridades.
Este ímpetu de los afectos de nuestros jóvenes también es falible, pues la consistencia del equilibrio emocional no ha concluido y es, por lo mismo, precaria y quebradiza. Impresiona en grado muy alto la tendencia depresiva de muchos sectores de la juventud, la descompensación afectiva, con todo lo que esto comporta de disminución de la estima, vacío, soledad, sufrimiento. Este dato debe ser muy tenido en cuenta para ofrecer desde la más sólida dinámica espiritual unos elementos serios, articulados, que aporten la riqueza teologal como garantía de la riqueza humana que surge del universo de los afectos.
Todas las personas que trabajan en pastoral universitaria saben muy bien de las severas dificultades de armonía familiar que experimen-
21 Hoy los estudiosos de las ciencias humanas y sociales se dedican con singular interés a investigar las culturas juveniles. Se sugiere la lectura de GERMÁN CASTRO CAICEDO, Colombia X, Planeta, Bogotá2000. Tambièn se invita a conocer estudioscomo los que hacenen el departamento de investigaciones de la Universidad Central (Bogotà) en el tema que aquí nos interesa. En la Universidad Javeriana el Centro de Asesoría Psicológica de la Vicerrectoría del Medio Universitario hace un trabajomuy responsable de investigación de la sensibilidad cultural de los universitarios.
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La ruptura de la estabilidad familiar y el impacto negativo que esto tiene en la mayoría de nuestros jóvenes y en su bienestar emocional es un fenómeno preocupante
Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno tan a menudo niños, adolescentes, jóvenes adultos. El fenómeno cada vez más frecuente de las familias incompletas, las rupturas de los padres, incide de manera no despreciable en la estabilidad de esta dimensión fundante de todos los seres humanos22 .
Así mismo, es preciso dar una mirada al ambiente erotizado y pansexualista que nos rodea y que marca preferentemente los ambientes y las culturas juveniles. Del fundamentalismo de cierta concepción de lo sexual hemos pasado a un ambiente de gran permisividad y facilismo: del «todo es pecado» se hizo el tránsito al «todo vale, nada es pecado». Las aventuras sexuales de muchos jóvenes, bastante ligeras y apresuradas, derivan en consecuencias dolorosas desde el punto de vista psicoafectivo, ético, y también, en no pocos casos, físicas. Es un reto de magnitud relevante: ¿cómo ofrecer desde la experiencia de los Ejercicios Ignacianos unas alternativas cristianas, humanistas, equilibradas, para «condicionar evangélicamente» los procesos de maduración afectivo-sexuales de nuestros universitarios? Queda planteado este desafío, fundamental en sus dimensiones teologal y antropológica23 .
También hay que resaltar los matices lúdicos y estéticos de las juventudes postmodernas. El sentido celebrativo, la fiesta, el gozo de vivir, la energía vital que se expresa en el baile, la música, el deporte, pertenecen a lo más entrañable y querido de nuestros jóvenes. Es este un universo simbólico de la mayor importancia, él manifiesta la intensidad existencial, el arraigo en la vida, el cuerpo como factor de
22 La ruptura de la estabilidad familiar y el impacto negativo que esto tiene en la mayoría de nuestros jóvenes y en su bienestar emocional es un fenómeno preocupante, así mismo las diversas manifestaciones de violencia intrafamiliar. Al proponer la espiritualidad cristiana debemos asumir este dato frecuente, y ofrecer pistas para la sanación de estas heridas y para la integración afectiva, principalmente en lo tocante a la identidad con los modelos paterno y materno.
23 CARLOS RAFAEL CABARRUS, Crecer bebiendo del propio pozo, Desclée de Brower, Bilbao 2000.
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mundaneidad y como portador de energía, la distensión y el descanso, y, en suma, todos los rituales que transmiten el carácter apasionante y seductor que marca estos gloriosos tiempos adolescentes y juveniles. Aquí se dan magníficas condiciones para contagiar de gozosa divinidad los juegos y las festividades24 .
Algunos de los nuevos movimientos religiosos quieren asumir estos hechos e incorporarlos en la dimensión celebrativa: la renovación carismática, por ejemplo, tiene bastante arraigo en muchos jóvenes, justamente por su sentido de la fiesta, y de la danza incluida en la liturgia.
Pero también la buena fiesta deriva en orgía y bacanal, los excesos deterioran la intimidad del corazón y se convierten en instintividad desatada, con el conocido recurso a los llamados «bastones químicos» –alcohol, drogas alucinógenas, psicoactivos– que proliferan en estos espacios. Hay allí varios elementos que deben estudiarse con detenimiento:
deseo de sensaciones fuertes e intensas;
tensiones acumuladas y mal elaboradas (físicas, emocionales, intelectuales);
incapacidad de afrontar las frustraciones con los propios recursos del «sano juicio»;
contagio cultural y ambiental;
presión grupal para generar aceptación y reconocimiento.
El consumo de psicoactivos es alto, y esto amerita un conocimiento juicioso de los factores asociados al mismo25. Es una de las grandes debilidades juveniles.
El autor advierte sobre el carácter no exhaustivo de este trabajo. Es un ensayo y, en consecuencia, otros aspectos relevantes no quedarán
24 JÜRGEN MOLTMANN, Sobre la libertad, la alegría y el juego, Sígueme, Salamanca 1976.
25 Los expertosles llaman «bastonesquímicos», cuyo uso expresa profundas incapacidades afectivas y espirituales para afrontar problemas como las frustraciones emocionales, la tensión laboral y académica, la concentración de energía negativa. Cerca de las universidades proliferan bares y establecimientos dedicados alconsumo de alcohol,allítambién de manera subrepticia se introducen los psicoactivos, con el pretexto de ayudar a descargar tensión se
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Cada uno busca a Dios a su aire
Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno consignados. Valga la reflexión para remitir a un estudio detallado del impacto de las culturas juveniles en la sociedad. Esto hace posible un conocimiento cabal de los múltiples matices de la vida de los universitarios, particularmente en lo tocante a los esfuerzos de construcción de sentidos de vida. Los científicos sociales dedican hoy buena parte de su tarea investigativa a explorar con sus herramientas analíticas y hermenéuticas las diversas características de estos ambientes. Este párrafo contiene una sugerencia para las personas que se entregan al ministerio pastoral y espiritual en estos contextos en el sentido de estudiar y apropiarse responsablemente de este conocimiento26, so pena de improvisación e irrelevancia.
Antes de pasar al ítem final, hay que hacer un llamado de atención sobre el subjetivismo religioso de la llamada Nueva Era, tendencia que capta mucho público entre los jóvenes. Es fortaleza la búsqueda de sanidad interior, de introspección, de reposo espiritual, en medio de la loca velocidad de nuestras ciudades latinoamericanas, y de los altos niveles de presión académica que afectan a los estudiantes en la universidad. Pero es debilidad la prescindencia de la mediación histórica y visible de la divinidad. El «nuevaerismo» –si se permite inventar el vocablo–no quiere saber nada de la mediación institucional y de la conexión histórica y encarnada con Dios. Cada uno busca a Dios a su aire. ¿Cómo plantear así el seguimiento del Jesús histórico mediado en la Iglesia? Gran reto para la proposición del dinamismo cristocéntrico y eclesial que surge de los Ejercicios de san Ignacio27 . va motivando a la cultura de los excesos sensoriales, que propician estas sustancias. Sabemos muy bienlas consecuencias que se dan una vez terminado el efecto alucinógeno: depresión, culpabilidad, profundo malestar emocional, junto con las lesiones neurológicas y la tendencia a la adicción. ¿Cómo ofrecer una propuesta espiritual que capacite a nuestros jóvenes para enfrentar con creatividad evangélica la tensión, la soledad,el vacío? Este es un gran desafío pastoral y humano.
26 VÍCTOR RESTREPO ; SANDRA LÓPEZ ; BEATRIZ VÉLEZ, Sangre: valencias culturales e identidades juveniles: Revista NOMADA 13 (Octubre 2000) 126 a 135. Publicación del departamento de investigaciones de la Universidad Central.
27 JUAN CARLOS URREA VIEIRA, La new age, CELAM publicaciones, Bogotá 1998.
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Los jóvenes postmodernos no son, de entrada, ateos, ni tampoco insensibles al tema religioso. En esto difieren del ateísmo ilustrado de las juventudes universitarias de los años 60´s y 70´s, tiempo este de notables rupturas epistemológicas. El influjo de los maestros de la sospecha –Feuerbach, Marx, Engels, Freud, Nieztche– se tradujo en argumentación racional para negar la existencia de Dios y para afirmar paraísos de felicidad sólo históricos e intramundanos. Recuérdese el célebre «hombre unidimensional» de Marcuse28, lo mismo que los grandes iconos de estos años: Mao, el Che Guevara, Fidel Castro, los Beatles, los Rolling Stones, muchos de ellos convictos y confesos no creyentes, y muy decisivos en la configuración de las mentalidades universitarias. Desde luego este ateísmo científico, político y racional fue –y sigue siendo– gran llamada de atención para el anquilosamiento de muchos sectores religiosos adormecidos, empobrecidos, recortados, rígidos. Es posible –puede pensarse con seriedad– que los ateísmos sean otro modo de reto del Espíritu para alertarnos con respecto a la encarnación y a sus implicaciones histórico-existenciales29 .
Digamos con objetividad que la gran muchachada cree en Dios, acepta la existencia del trascendente y, a su modo, lo incorpora en su vida. Pero, eso sí, tiene grandes reparos con la visibilidad institucional, con los lenguajes teológicos y espirituales, con las normativas y los contenidos morales, y con otros lenguajes y modos de proceder originados en los ámbitos más tradicionales de la religión establecida. Cada uno quiere captar a Dios a su manera: la divinidad y yo es el planteamiento. Es frecuente escuchar a muchos jóvenes la expresión «Jesús sí, la Iglesia no», queriendo con ello destacar su concepción de que la Iglesia en su institucionalidad es pecaminosa y poco profética y liberadora.
28 La escuela de Frankfurt, de influjo decisivo en las rupturas epistemológicas de los años 60, tiene entre sus representantes a HerbertMARCUSE, quien se hizo célebre con su trabajo sobre el hombre unidimensional, autónomo, racional, crítico, emancipado, sin referencia a ningún proyecto trascendente.
29 El autor piensa que los «maestros de la sospecha» –para citar sólo un grupo– a saber, Feuerbach, Marx, Nietzche, Freud, que estudiaron críticamente el fenómeno religioso, concluyeron, desde su comprensión, reflexiones muy exigentes sobre la alienación individual y colectiva, sobre las patologías de la personalidad por causa religiosa, sobre el espíritu servil e incapaz de afrontar la emancipación, también por lo mismo. Se puede estudiar, por ejemplo, a CARLOS DOMÍNGUEZ MORANO, Creer después de Freud, Paulinas, Madrid 1991.
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
La propuesta de proyectos de vida a largo plazo, las fidelidades eternas, son de costosa aceptación30. Es una cultura «light», baja en calorías trascendentales, que no propicia la entrega vocacional a modelos que demandan la totalidad del sujeto. Los seres humanos que resultan de estas mentalidades son facilistas, poco abnegados, demasiado seducidos por la sociedad de consumo y por el hedonismo ambiental31 .
Quedan así explicitados algunos rasgos del mundo universitario que pueden ser valiosos referentes para revisar el lenguaje sobre Dios y la trascendencia, y para purificar críticamente modelos y estrategias pastorales y educativos.
ALGUNAS PISTAS PARA PROPONER LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES A LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS
Los Ejercicios Espirituales ignacianos son una estrategia para revisar los proyectos de vida a la luz del Principio y Fundamento, verificando la referencia de los afectos a ese elemento esencial, y estableciendo el «orden» o «desorden» de los mismos en la perspectiva de la relación configuradora que es Dios . Una vez hechos los ejercicios dialécticos de contraste –Dos Banderas, Tres Binarios, Grados de Humildad– y detectados los mecanismos de la pecaminosidad-desorden, el ejercitante se coloca en la ruta de Jesucristo y empieza el proceso del «conocimiento interno», de la configuración progresiva con el proyecto y vida del Señor, de tal manera que al cumplirse el ciclo total del itinerario ignaciano el sujeto sea una persona ordenada y resignificada en la globalidad de su existencia, una persona que vive en la «lógica» del Principio y Fundamento.
Este trabajo no abunda en citas y menciones explícitas del texto de los Ejercicios dada la suposición bien fundamentada acerca del público lector de APUNTES IGNACIANOS, de cuya idoneidad espiritual y experiencia ignaciana no se duda. Así las cosas, se proponen las «pistas».
30 ENRIQUE ROJAS, El hombre «light»: una vida sin valores, Temas de hoy, Madrid 1992, 31 Ibíd., 37.
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Primera pista
Habida cuenta del contexto universitario con marcada tendencia postmoderna que se ha querido referir en el desarrollo precedente hay que hacer el esfuerzo del texto ubicado en un contexto y precedido de un pretexto32. Porque es claro que los Ejercicios no se dan de manera homogénea a públicos homogéneos: la inculturación es un imperativo.
En esta pista se sugiere a los facilitadores y orientadores de Ejercicios hacer un esfuerzo de revisión de los lenguajes y contenidos teológicos y antropológicos, lo mismo que de los métodos y estrategias. Los jesuítas solemos ser muy ortodoxos y literales en la aplicación del proceso ignaciano; esto que puede ser válido en nuestro ámbito de la Compañía o, en general, de la vida religiosa y presbiteral, puede no ser pertinente para las culturas juveniles, dadas las peculiaridades ya señaladas de postmodernidad, subjetivismo, sentido estético y lúdico, religiosidad difusa, racionalidad y cientificidad, permisividad moral, y otras ya indicadas.
Hay que tener la osadía del encuentro inculturado para detectar los núcleos de fortalezas y debilidades, los códigos culturales, los imaginarios y las sensibilidades, los vacíos y las plenitudes, todo en orden a la relevancia del lenguaje y del método en los ambientes universitarios.
Es válido, entonces, plantearse una «deconstrucción» de ciertos paradigmas y estereotipos que pueden limitar, incluso bloquear de manera definitiva, el acceso de los jóvenes a Dios. Está claro que hay una identidad irreductible de la fe –¡lo fundamental cristiano que no es negociable!–, pero eso mismo se puede hacer cercano, esclarecedor, provocativo, sugerente, transformador, desde una semántica inculturada. Definitivamente las consecuencias del misterio de la Encarnación exigen a los creyentes el contacto habitual con la realidad urgida de sentido y de salvación33 .
32 ALBERTO PARRA, Textos, contextos y pretextos para la teología y la pastoral: Teología fundamental en la tradición de los terceros mundos, Universidad Javeriana, Facultad de Teología, Bogotá 1995.
33 La encarnación asume la totalidad de lo humano y de lo histórico y lo resignifica salvíficamente, teologalmente. Insertarse, inculturarse, encarnarse, son exigencias de la lógica encarnatoria de la fe cristiana.
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Segunda pista
Se refiere a la fe inteligente, a la aptitud teológica y espiritual para sintonizar con el mundo científico y racional en el que se desenvuelven los universitarios. En honor a la verdad esta pista quiere poner en tela de juicio las mentalidades ingenuas, simplistas, tan frecuentes en los espacios religiosos y en algunos agentes de pastoral. La ciencia aborda el carácter complejo de la realidad, la procesa críticamente, la descompone, la comprueba a través del método experimental, constata la reiteración de los hechos, luego formula hipótesis, sistematiza el conocimiento, y determina leyes.
El estudiante universitario está explícitamente implicado en el rigor racional del conocimiento
¿Hayaptitud racionaly razonableen loslenguajes de algunas espiritualidades? La pregunta con marcado tono de «sospecha crítica» bien puede constituirse en un reto constructivo para el examen detallado de muchas semánticas teológicas y religiosas.
El estudiante universitario está explícitamente implicado en el rigor racional del conocimiento. Los Ejercicios deben entonces plantearse teniendo en cuenta este dato, manejando una fundamentación antropológica, histórica, existencial, que enriquezca esta proposición de la fe y que encuentre resonancia y condiciones de crecimiento en estos interlocutores inteligentes34 .
¿Es razonable creer en Jesucristo? ¿Es razonable cultivar una espiritualidad encarnada? Son preguntas que deben orientar el proyecto de los Ejercicios, abierto, por supuesto, a los aspectos frágiles de la racionalidad.
34 No se trata de incurrir en un reduccionismo intelectualizante de la fe, sino de articularla en el carácterrazonable del acto creyente. El joven universitario,por su formación científica y racional, es exigente y crítico. Por no tener en cuenta este dato ¡–que es esencial–! muchos agentes de pastoral pecan de ingenuos y malbaratan las posibilidades de una presentación inteligente del cristianismo.
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Tercera pista
Los Ejercicios son «escuela del afecto»35. En esta pista se propone estudiar con detalle todos los mecanismos de la afectividad juvenil: expansiva, generosa, intensa, apasionada, pero también falible, manipuladora y manipulada, depresiva, excesivamente emocional. Aquí hay que hacer gala de fina psicología religiosa y espiritual. En esto san Ignacio fue un extraordinario maestro: el «insight» que le posibilitó conocer sus mociones y tendencias, y la aplicación de esto al discernimiento hacen de nuestro santo un perspicaz experto de la interioridad. Esto es de la mayor pertinencia para los Ejercicios en el medio universitario.
Hay que hacer los mejores aportes para construír afectividades sólidas, estables, armónicas, ecuánimes. Una oferta de Dios de tipo fundamentalista, emocional –¡asunto muy frecuente hoy!– hace carrera en sujetos emocionalmente descompuestos. Las carencias y los desarraigos son el mejor caldo de cultivo para propiciar el fanatismo religioso y la indudable superficialidad de la religiosidad epidérmica que es demasiado fuerte en su evidencia emocional pero poco profunda en términos de hondura teologal y de estabilidad afectiva36 .
La emergencia de los nuevos movimientos religiosos está asociada a la posibilidad de expresiones emocionales fuertes. Esto se puede explicar si se miran con atención los desarraigos afectivos, las soledades y los vacíos, los conflictos conyugales, la «orfandad» afectiva de tantos jóvenes. Igualmente hay otra pregunta imperativa: ¿la religiosidad de fuerte corte emotivo es suficiente para sanar los afectos golpeados y para propiciar la experiencia de Dios? Parece que no es este el camino para integrar serenamente lo emocional desde una espiritualidad ecuánime y ponderada.
En este orden de cosas la presentación de los Ejercicios debe cultivar la fuerza afectiva de los jóvenes ejercitantes en una línea de consistencia, de tal manera que deseos, pasiones, afectos, se «ordenen» a la
35 WILLIAM JONSON, Enamorarse de Dios (sobre la práctica de la oración cristiana), Herder, Barcelona 2001.
36 JAVIER GARRIDO, Adulto y cristiano, Sal Terrae, Santander 1990.
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Los Ejercicios no se dan de modo uniforme, es preciso adaptarlos, inculturarlos
Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno constitución de un sujeto apto para Dios a partir de sus aptitudes afectivas debidamente integradas. Quien vive los Ejercicios entra en los caminos mencionados de la «inteligencia sentiente» –según la ya citada expresión zubiriana–, entender a Dios, entender el proyecto de Jesús es la condición de posibilidad para «affectarse» y para «señalarse» en los caminos de la pro–vocación divina, en las propuestas de la seducción teologal, en las maravillosas posibilidades que se abren al ser humano cuando se apasiona por el reino de Dios y su justicia «conociendo internamente» a Jesús e incorporando toda su humanidad en su seguimiento. Nuestros jóvenes –dada la alta relevancia que tiene para ellos el tejido afectivo y emocional– presentan las mejores condiciones para vivir esta inteligencia de lo divino, ordenándose en el camino de Jesús.
Cuarta pista
Esta se orienta al «gozo de vivir»: la libertad, la alegría, el juego, la fiesta, los canales de expresión artística37. Se puede formular una pregunta –muy sana, muy reposada– a algunos modos muy serios y formales de estrategia espiritual, que fácilmente pueden ser acartonados e inmovilistas. Los Ejercicios no se dan de modouniforme, es precisoadaptarlos, inculturarlos. En el mundo universitario esto es indiscutible. Lo que sirve para religiosos-as, para sacerdotes, para adultos, puede no sintonizar con la sensibilidad juvenil.
Valga esta reflexión para volver sobre el tema muy trajinado del lenguaje religioso. El esfuerzo de revisión crítica de las expresiones teológico-espirituales y litúrgicas es una exigencia pastoral de gran alcance. La escolástica nos dejó un poco propensos a las definiciones que si bien son rigurosas pueden ser un poco reticentes a dejarse permear de vitalidad y «existencialidad». Proponer la densa y exigente oferta ignaciana –que, desde luego hay que hacerlo con toda profundidad también para
37 ALFONSO LÓPEZ QUINTAS, Para comprender la experiencia estética y su poder formativo, Verbo Divino, Estella 1991.
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los universitarios– implica explorar, por ejemplo, la marcada sensibilidad estético-lúdica de la juventud. Dios contiene en El mismo la belleza, la armonía, la alegría profunda, la celebración de la vitalidad que transmite a las creaturas, el ímpetu arrasador de la pasión creadora y del compromiso con todas las evidencias de su creatividad.
Pues bien, hay que pasar por una teología celebrativa, por una espiritualidad del gozo, por unas intuiciones pascuales que estructuran de raíz el proyecto cristiano y que, sin desconocer el realismo del sufrimiento y de la cruz, se proyectan a la plenitud de lo humano en lo divino como máxima explosión de la fuerza incontenible de la vida teologal. Esto conecta directamente con el talante de la época universitaria. Debe darse una «deconstrucción» del Dios sombrío, de la ascética masoquista, del lenguaje que «secuestra» al Dios enamorado de sus creaturas. Esto vale particularmente para la cuarta semana de los Ejercicios.
No es esta una invitación al emocionalismo que presentan algunos de los nuevos movimientos religiosos, demasiado explosivos, tal vez ingenuos y poco profundos en materia de conversión y resignificación de lavida. Porqueestoúltimoesmuymarcadohoyenlosfundamentalismos, en las llamadas sectas, y en algunas expresiones de la religiosidad popular del mundo católico. Los ejercicios ignacianos son reposados, procesuales, «affectan», sí , porque de eso se trata, pero lo hacen con una pedagogía que va orientando, explicitando mociones, distinguiéndolas, configurando con Jesús, reconociendo responsablemente la dimensión de la cruz, y asumiéndola sin reservas, y luego, resucitando, jugando con la divinidad, danzando con ella, celebrando la fiesta inagotable del amor. Aquí hay una mina de posibilidades insospechadas para proponer a los universitarios, en plena sintonía con sus disposiciones estéticas y festivas, una novedosa teología, también espiritualidad, que hace posible la comunión con un Dios que también se arriesga a jugar y a celebrar, sin demeritar la responsabilidad del sacrificio y de la construcción solidaria de la historia.
Quinta pista
Una palabra también sobre la espiritualidad que se deriva de los nuevos movimientos religiosos. Muchos de ellos se caracterizan por:
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
captación de los desarraigos y frustraciones afectivas;
crítica al «aburrimiento» de la religión tradicional;
predicación fundamentalista;
manipulación emocional;
fuertes expresiones emocionales;
manejo excesivo del sentimiento de culpa;
líderes y predicadores de fuerte ascendiente afectivo;
poca profundidad en la conversión38 .
El grupo de humoristas argentinos «Les Luthiers» hace una fuerte crítica de lo anterior en uno de sus «skatches» llamado «Warren Sánchez», en el que de manera muy fina, caústica, risible, ridiculizan las exageraciones de este tipo de religiosidad, muy frecuente en algunas regiones de los Estados Unidos y de América Latina. Sabemos bien que la caricatura es canal de crítica social y de catarsis colectiva. Se sugiere verlo en algún video, pues, en medio del finísimo y sutil humor que maneja, provoca reflexiones espirituales de mucho alcance.
Hay que trabajar en antídotos pastorales sólidos para contrarrestar esta emergencia de la religiosidad «light». Una de estas estrategias es la contenida en los Ejercicios ignacianos. Hay que transitar hacia Dios de manera seria, gradual, integrada, estructurando evolutivamente los diversos niveles del crecimiento en la vida del Espíritu, permitiendo al sujeto conocer y diferenciar su universo emocional y «mocional», con la pretensión de armonizarlo y de crear así un ámbito de interioridad apto para lo teologal y para lo humano –en el modo de Jesús– que posibilite los mayores niveles de gozosa y seria plenitud (valga el juego verbal de contrarios para expresar dos facetas fundamentales del mismo proceso).
Esta pista quiere cuestionar simultáneamente la frialdad y excesivo racionalismo de algunas propuestas espirituales, la rigidez litúrgica, la inaccesibilidad de Dios, la extrema dificultad de la vida interior, pero también, la explosividad, la frivolidad religiosa, la peligrosísima manipulación emocional de algunos predicadores y líderes religiosos. Compro-
38 ALBERT SAMUEL, Para comprender las nuevas formas de la religión, Verbo Divino, Estella 1996.
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Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
meterse con Dios implica también un compromiso decisivo con lo humano, y esto con ponderación, discernimiento, integralidad. Es indudable que unos Ejercicios Espirituales, debidamente propuestos en sus métodos y en su contenido, son un formidable instrumento para «re-ligar» al joven universitario con Dios, consigo mismo, con la humanidad, con la realidad histórica, con la creación.
El autor de este trabajo constata con preocupación los estragos del fundamentalismo religioso entre los jóvenes, desde apariciones de la Virgen, pasando por visiones y retornos a un deplorable conservadurismo, hasta los festivales neopentecostales, con su alta dosis de literalismo bíblico (sin exégesis, sin hermenéutica), hay una gama variada de ofertas que no presentan cabalmente al Dios revelado en Jesucristo y que sí propician distorsiones gravísimas de la fe y trastornos de la personalidad. Esto, desafortunadamente, tiene mucho cultivo en el mundo juvenil. ¡Qué pertinente sería que el CIRE y nuestra Facultad de Teología, con su competencia teológica y pastoral, nos convocaran para un proceso de reflexión en esta materia tan apremiante!
Un joven universitario está en proceso de consolidación integral de su identidad, desde lo racional e intelectual, desde lo afectivo y sexual, desde lo volitivo, desde lo físico y corporal. El dilema es: o lo abandonamos a la manipulación hedonista y consumista, o al frío racionalismo y pragmatismo de la tecnología sin espíritu, o al fanatismo religioso, o nos arriesgamos a captarlo en su totalidad para el encuentro teologal que lo redimensiona, la coloca en caminos de madurez, lo plenifica, lo humaniza, lo teologiza, en la globalidad humano-divina de Jesucristo. Sin triunfalismos, con la humildad propia de la segunda y tercera semana de los Ejercicios, se puede decir que los Ejercicios Ignacianos contienen todas las posibilidades para construír un joven pleno, realizado, consistente, equilibrado.
Sexta y última pista
En esta se quiere llegar a la «lógica» de la cruz, a la aceptación realista del sufrimiento, a la abnegación, y también a la responsabilidad con los más débiles de la sociedad. La encarnación de Dios se manifiesta dramáticamente en la pasión y en la cruz. Allí la credibilidad del amor de
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Dios llega a su máximo nivel de evidencia. Dios es creíble en Jesucristo crucificado porque se anonada, porque vive el carácter extremo de la kenosis, porque dona su vida para que todos tengan vida, porque se coloca en el lugar de los débiles y excluídos, y desde allí anuncia la paternidad de Dios. Seguir a Jesucristo implica, entonces, esta dimensión de ofrenda sacrificial. La cristología neotestamentaria en sus vertientes joánica, paulina, sinóptica, de la carta a los Hebreos, manifiesta con diversas tonalidades y matices –finalmente convergentes– este dato radical de llevar la donación de la vida hasta las últimas consecuencias39 .
Es de cierta postmodernidad, muy frecuente entre los jóvenes, ignorar y evitar la cruz, la abnegación. El mensaje dominante es de un hedonismo y de un consumismo radicales. La publicidad que presenta cuerpos bellos y sensuales, la seudoantropología «light», que podemos calificar de humanismo bajo en calorías, la invitación constante al bienestar y al facilismo, son ofertas que tienen demasiado peso en el contexto universitario. Es como una invitación a vivir de espaldas a la realidad, es como no querer afrontar el aspecto contradictorio de la vida. En esta pista se invita a trabajar hondamente en una crítica severa de esta mentalidad. También los profetas bíblicos increparon con mucha fuerza esta inconsistencia de las gentes de su tiempo en esta materia.
Es de cierta postmodernidad, muy frecuente entre los jóvenes, ignorar y evitar la cruz, la abnegación.
Las sustancias psicoactivas tan presentes en esta cultura urgida de estímulos y de «sensaciones fuertes» tienen en los jóvenes su población-objetivo. Es el radicalismo de lo sensorial, crear paraísos alucinantes, extremar las posibilidades de los sentidos, escapar de la crudeza de lo real, generar experiencias de aislamiento del dolor. Son asuntos que forman parte habitual de muchos estilos de vida juveniles. ¿Cómo proponer aquí la cruz? ¿Cómo construir sujetos aptos para la abnegación y la solidaridad?
39 JON SOBRINO, Jesucristo Liberador. Lectura histórico–teológica de Jesús de Nazareth, Trotta, Madrid 1993; La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas, Trotta, Madrid 1999.
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Antonio José Sarmiento Nova, S.I.
Vivimos en un mundo contradictorio: Colombia y América Latina con sus escandalosas contradicciones sociales y económicas, con el dramatismo de sus estadísticas de exclusión, y con la percepción directa del sufrimiento de millones de hermanos. La cultura neoliberal –«capitalismo salvaje» enlareiteradaexpresióndeJuanPabloII– essutilpara «globalizar» un mensaje de riqueza y bienestar que, por otra parte, sigue siendo injusto, excluyente, inmoral y, para nosotros cristianos, abiertamente antievangélico. Se invita a la juventud a disfrutar de la vida, cosa legítima, pero no se la estimula al compromiso y a la transformación social.
Los Ejercicios nos llevan al Cristo doloroso y, desde El, al aspecto dramáticodelaexistencia,alaprecariedad,alabandono,alreconocimiento del mal, a la constatación de la inevitable muerte. ¿Cómo proponer la cruz en la cultura del bienestar? ¿Cómo hablar de proyectos de vida solidarios en medio del individualismo reinante? ¿Cómo encarar el realismo del dolor ante la sensibilidad hedonista? ¿Cómo sugerir la sobriedad y la austeridad ante los sofisticados imaginarios del consumismo? ¿Cómo invitar a la opción por los pobres en un mundo de capitalismo neoliberal?
Las preguntas anteriores tienen la pretensión de provocar realismo, inserción, encarnación, y de plantear con nitidez evangélica las implicaciones de seguir al Crucificado. No es un retorno a la ascética superyoica, rígida, que exalta el sufrimiento por sí mismo. Es una invitación a opciones que incorporen los valores evangélicos aquí contenidos. Nuestros jóvenes se moldean muy fácilmente para el facilismo y la irresponsabilidad, para la ignorancia de la problemática social. Desde los Ejercicios urge dotarlos de elementos de seria espiritualidad para convertirlos a la realidad, para insertarlos con Jesús en la historia, encarnando, asumiendo, y adoptando un modo de donación y de austeridad como significación explícita de vidas que se «señalan» en el tercer grado de humildad que nos propone san Ignacio40 .
40 Los lectores de APUNTES IGNACIANOS deber ser personas muy enteradas de la abundante producción teológico espiritual sobre los Ejercicios. Se constata que en su mayoría se trata de una literatura de excelente calidad por su fidelidad al texto ignaciano, por su teología histórico-antropocéntrica, porsu apertura y pluralismo, porsu capacidad contextual e incultarada.
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Experiencia y posibilidad de los Ejercicios Espirituales en el contexto universitario postmoderno
CONCLUSION
En un breve retorno al punto de partida se recuerda a los lectores el carácter no exhaustivo de estas reflexiones. Son percepciones existenciales y pastorales del autor, «affectadas» de un gran amor por el proyecto de Jesús –tal es nuestra vocación, nuestro talante– y también de una notable fascinación por la juventud universitaria.
Esta verificación experiencial ha permitido contrastar, en ejercicio dialéctico, el universo juvenil universitario con sus valores y posibilidades y también con sus vacíos y deficiencias. Por convicciones fundantes adquiridas en la existencia creyente y en 25 años de recorrido jesuítico, unas veces doloroso y dramático, otras pascual y resucitado, el autor está firmemente convencido del potencial liberador de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, y particularmente lo juzga como digna oferta para resignificar muchos proyectos de vida de los estudiantes universitarios.
Así mismo, el autor está persuadido de la «aptitud» contenida en muchos de nuestros jóvenes para ser sujetos de una experiencia profunda, desafiante, como la que se plantea desde los Ejercicios.
Dios quiera que este trabajo sea un aporte para los pastoralistas de juventud y para quienes –laicos, religiosas, presbíteros– se dedican al apasionante ministerio de los Ejercicios. El canal del afecto y de la inteligencia queda abierto para escuchar, para reflexionar, para discutir, para deliberar, para construir, para provocar la seductora emergencia del Reino. Todo esto se propone para la mayor gloria de Dios en la juventud universitaria.
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Disposiciones de la persona para los Ejercicios Espirituales en el contexto de los colegios
Fernando Mendoza Vargas, S.J.*
INTRODUCCIÓN
l tema que tratamos nos ubica en los Colegios, especialmente delaCompañía deJesús, quetienen unaidentidaddefinida. ElP. Arrupe, siendo General de la Compañía de Jesús se expresó acerca de los colegios en los siguientes términos:
Un centro educativo de la Compañía de Jesús debe ser fácilmente identificable. Muchas cosas le asimilarán a otros centros no confesionales, o confesionales e incluso religiosos. Pero, si es verdaderamente de la Compañía, es decir, si en él actuamos movidos por las líneas de fuerza propias de nuestro carisma, con el acento propio de nuestros rasgos esenciales, con nuestras opciones, la educación que reciban nuestros alumnos les dotará de cierta «ignacianidad», si me permitís el término. No se trata de actitudes snobistas o arrogantes, ni es complejo de superioridad. Es la lógica consecuencia del hecho de que nosotros vivimos y actuamos en virtud de ese carisma y de que en nuestros centros hemos de prestar el servicio que Dios y la Iglesia quieren que prestemos «nosotros»1 .
* Rector y Superior del Colelgio san Francisco Javier de Pasto. Presidente de CONACED en Pasto
1 Nuestros Colegios Hoy y mañana N° 10.
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Fernando Mendoza Vargas, S.I.
Disposiciones de la persona para los Ejercicios Espirituales en el contexto de los colegios
La formación que imparten nuestras instituciones educativas centran su misión en una línea clara de formación integral. Entendemos por Formación Integral como «el proceso continuo, permanente y participativo que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser humano (ética, espiritual, afectiva, comunicativa, estética, corporal y socio-política), a fin de lograr su realización plena en la sociedad». La propuesta educativa de la Compañía de Jesús debe abordar los distintos procesos que son propios de cada una de estas dimensiones de la persona. Sin pretender extenderme en una presentación de todas las facetas de la misión educativa, quiero centrarme en la segunda dimensión.
El ser humano tiene la posibilidad de buscar el sentido de su vida, de proyectarse, de trascender
El ser humano tiene la posibilidad de buscar el sentido de su vida y, por tanto, de ir más allá de las cosas, de las situaciones concretas, de las acciones; tiene la posibilidad de ir más lejos, de no dejarse encerrar, de proyectarse, de trascender. Todohombre ytoda mujer, por el hecho de ser consciente de sí mismos y conscientes de la presencia de otros seres humanos en la vida, se plantean preguntas que los remiten fuera de sí mismos, preguntas por el sentido de su vida individual y colectiva. La dimensión espiritual de los seres humanos es precisamente esta capacidad y don de preguntarse por cuál es el sentido de su existencia. Esta dimensión espiritual se ha formulado en el perfil del estudiante de nuestras instituciones, pero que lógicamente se puede aplicar a un Maestro o Maestra. Ser capaz de un compromiso cristiano en su opción de vida, «al estilo de Ignacio de Loyola».
Ser Educador o Maestro implica una experiencia profunda en la dimensión espiritual, pues más que ser un transmisor de una ciencia o doctrina, el Maestro o la Maestra es una persona que da testimonio. Centrémonos en lo que el P. Peter-Hans Kolvenbach dijo sobre este aspecto (Villa Cavaletti, abril de 1993).
En un centro educativo de la Compañía de Jesús la responsabilidad principal de la formación, tanto moral como intelectual, recae en definitiva no en los métodos, o en cualquier actividad reglada o extraescolar,
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Fernando Mendoza Vargas, S.I.
sino en el profesor, como responsable ante Dios. Un centro de la Compañía de Jesús debe ser una comunidad abierta, en la cual florezca una relación personal auténtica entre profesores y alumnos. Sin tal relación de amistad, nuestra educación perderá de hecho la mayor parte de su influjo en los alumnos. Porque la verdadera relación de confianza y amistad entre el profesor y el alumno es una condición de gran valor para fomentar el auténtico crecimiento en el compromiso con los valores.
Lo anterior es lo que nos lleva a pensar en una formación seria de nuestros compañeros apostólicosdedicados a la enseñanza. En el Preámbulo de la IV parte de las Constituciones coloca Ignacio, de forma clara, el ejemplo personal del profesor, por delante de su ciencia o de su oratoria, como un medio apostólico para ayudar al alumno a crecer en los valores positivos. Dentro de la comunidad escolar el profesor influirá decisivamente en el carácter del alumno, para bien o para mal, según el modelo que presente de sí mismo. En palabras del Papa Paulo VI recordamos que los alumnos escuchan a los profesores en cuanto son testigos. Es decir, porque son hombres del Espíritu; son ejemplos vivos que arrastran a la vivencia de los valores. De ahí, el crecimiento constante en el Espíritu de la Verdad debe conducirlos a una vida de plenitud y bondad que estimule la vida de los alumnos y alumnas y sea para ellos un reto a fin de que crezcan como hombres y mujeres que se distingan por su competencia, integridad y compasión.
Por todo lo anterior, se puede afirmar que un profesor, dentro de una institución de la Compañía de Jesús, debe tener una preparación adecuada para su misión de testigo, más allá de su preparación académica recibida en la Universidad. Por este motivo les ofrecemos los Ejercicios Espirituales: Demos una definición sencilla: es una «actividad del Espíritu de Dios en nosotros. Hacer Ejercicios Eespirituales es someterse, de manera especial, a la acción suya en el fondo de nuestro corazón. Es estar atento a sus mociones, a sus llamados, a sus impulsos. Y esto es lomásimportantedetodo. «No saben que son santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?»2. Pero la inhabilitación del Espíritu no es pasiva..., es actuante, viva. Es dejar «que el mismo Criador y Señor se comunique al alma devota abrazándola en su amor y alabanza, y
2 1 Cor 3, 16.
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Disposiciones de la persona para los Ejercicios Espirituales en el contexto de los colegios disponiéndola por la vía que mejor podrá servirle en adelante»3. Es dejar «obrar inmediatamente al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor»4. Ejercitarse es, en último término, unir nuestra oración a la oración del Espíritu que «ora en nosotros con gemidos inenarrables»5 .
PREPARACION REMOTA
Implica el trabajo formativo paulatino sobre los siguientes temas:
Espiritualidad es un camino de
aproximación a la vivencia del Evangelio
Conocimiento de Ignacio. Si seguimos la espiritualidad ignaciana es inevitable presentar a nuestros laicos la vida de Ignacio, al menos en sus aspectos centrales y fundamentales: la vida de soldado «desgarrado y vano», el episodio de Pamplona y la herida que genera un proceso de convalecencia y conversión; la meditación inicial en Loyola; experiencia profunda y fundante de Manresa y Cardoner; la peregrinación a Jerusalén; su deseo de ayudar a las almas como laico comprometido (Barcelona, Alcalá, Salamanca, ). Sus estudios en París y la experiencia de Montmartre junto con sus primeros compañeros. La visión de la Storta y su profundo y especial apostolado en Roma.
La espiritualidad. Es necesario explicar a las personas qué se entiende por este concepto. Una espiritualidad es un camino de aproximación a la vivencia del Evangelio. Es una forma de dejarse guiar por el Espíritu de Dios por una de las múltiples autopistas, caminos, carreteras o senderos que conducen al mismo fin: «ser perfectos, como el Padre Celestial», para lo cual es fundamental el «seguimiento de Cristo». Una espiritualidad implica, entonces, una experiencia Trinitaria. Desde la perspectiva Ignaciana, la espiritualidad es un camino de liberación hacia una mayor calidad de vida y de servicio.
3 Ejericicios Espirituales 15.
4 Ibíd.
5 Rom 8, 26.
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Fernando Mendoza Vargas, S.I.
Diferencia con otras espiritualidades o movimientos eclesiales: La espiritualidad debe tener diferencias claras según pertenezca a distintos carismas fundacionales o a diversos grupos eclesiales. No se pretende presentar las espiritualidades que emanan de distintas familias religiosas, pero sí es importante reconocer la identidad de diversos grupos eclesiales que expresan, consciente o inconscientemente, una espiritualidad determinada. El movimiento carismático, el catecumenado, las comunidades de base, los grupos bíblicos, los movimientos marianos, etc., contienen formas determinadas de vivir el evangelio y tienen en mayor o menor intensidad, proyecciones apostólicas y compromisos eclesiales.
La Espiritualidad Ignaciana, que brota de los Ejercicios Espirituales, tiene una proyección clara que encontramos descrita en los primeros renglones de la obra escrita por Ignacio de Loyola: los Ejercicios son para ejercitarse en el espíritu y dejarse moldear por El. En concreto, son «para vencerse así mismo y ordenar su vida, sin determinarse por ninguna afección que sea desordenada»6, y después de haberlas ordenado «...para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida parala salud del alma»7 .
PREPARACION INMEDIATA
Es un proceso que se desarrolla unos dos meses antes de hacer la experiencia de retiro y oración. Se pueden subrayar los siguientes aspectos:
Conocimiento de los Ejercicios. Sus etapas o semanas en el leguaje de san Ignacio. Sus procesos: de conversión, de conocimiento interno, de discernimiento, de compromiso.
Conocimiento de la estructura orante. Elementos esenciales del arte de orar: disposición exterior e interior.
Reuniones preparatorias. Talleres de oración en los que se pretende ofrecer elementos sencillos pero básicos para llegar a la experien-
6 Ejercicios Espirituales 21.
7 Ejercicios Espirituales 1.
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Disposiciones de la persona para los Ejercicios Espirituales en el contexto de los colegios cia de los Ejercicios con las herramientas fundamentales a fin de realizar con éxito la experiencia.
Primera reunión
Conocimiento mutuo de las personas que harán la experiencia de los Ejercicios Espirituales Acompañados (EEA).
Motivación inmediata por parte de aquellas personas que han hecho los EEA previamente: se trata de dar un testimonio sencillo pero caluroso y animador para quienes irán por primera vez.
Se hace un ejercicio sencillo de oración de petición, de acción de gracias o de alabanza.
Se invita a practicar, durante la semana siguiene, un ratico de oración personal, para lo cual se les enseña una fórmula sencilla para hacer el Ofrecimiento de Obras, o el rezo pausado y meditado del Rosario, realizar algún servicio desinteresado o tomar mayor conciencia de su misión de maestros(as), como acción de servicio y entrega. Se puede dar, igualmente, una breve y sencilla explicación de la Pausa Ignaciana.
Segunda reunión
Se inicia con una puesta en común, a manera de evaluación, de cómo les ha ido en sus «tareas» de la semana anterior.
Se realiza un sencillo taller sobre la oración personal: se repasan o subrayan algunos elementos esenciales del Arte de Orar.
Se hace un ejercicio de relajación personal en clima de oración:
Relajación corporal por medio de la respiración profunda y pausada.
Relajación psicológica: desapegarse de tensiones y preocupaciones.
Relajación total para una actitud de silencio interior, seguido de una toma de conciencia de la presencia de Dios, para entrar en una relación amorosa con el Señor.
Se termina evaluando, a nivel de sentimientos (o mociones interiores) lo acontecido durante el momento de oración.
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Fernando Mendoza Vargas, S.I.
A partir de esta reunión se organiza la entrevista personal con uno de los Asesores a fin de intercambiar ideas y de poder conocer, más a fondo, las motivaciones, intenciones y operaciones del candidato(a) a los EEA.
Tercerareunión
Se comienza, como en la segunda reunión, con una evaluación de lo acontecido, desde el punto de vista espiritual, en la semana precedente. Se comparten los aciertos, las dificultades y las experiencias de su oración.
Se realiza un pequeño taller de oración con base en los Salmos (por ejemplo, Salmo 25) como una forma de hacer oración de súplica acerca del camino que se ha de seguir en los días siguientes.
Con todos los pasos del Arte de Orar, se culmina con la evaluación de las mociones y sentimientos que se hicieron presentes durante la oración.
LOS MIEDOS
Para las personas que asisten por primera vez a una experiencia de EEA es inevitable que, en mayor o menor intensidad, florezcan reacciones o emociones internas que podemos denominar miedos. Una palabra sobre ellos, para saber preparar a las personas o ayudarlas en su proceso de disposición para la experiencia, es necesario decirla o dialogarla con el candidato a la experiencia.
Miedo al silencio. Vivimos en un mundo de ruidos, de actividad bulliciosa, de afanes exteriores y de mil sensaciones interiores. Es inevitable, entonces, que aparezca el miedo al silencio exterior e interior. El primero es muy consciente y lo es menos el segundo. Es necesario detectar estos miedos, sin negarlos, pero sin dejarse avasallar por ellos.
Miedo al acompañante. San Ignacio, en sus reglas del discernimiento de espíritus, propias de la primera semana, pone sobre aviso sobre la tendencia al secretismo y el deseo de mantener en su intimidad lo que acontece dentro de él. Es el miedo al acompañamiento, a la confrontación, a la transparencia, a la comunicación profunda de las mociones
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Disposiciones de la persona para los Ejercicios Espirituales en el contexto de los colegios interiores. Se anhela la oración, se anhela el silencio,posiblemente, seanhelalanovedad,pero se teme el encuentro con el acompañante. Miedo bastante frecuente y difuminado, con mil características especiales, en las personas que recorren un camino espiritual. Al fin y al cabo es una de las múltiples tretas del mal espíritu.
Las personas anhelamos la libertad, pero en realidad vivimos de inconscientes apegos que nos quitan libertad
Miedo al tiempo. Vivimos intensamente la vida, vivimos de afanes y vivimos esclavos del reloj. Oir que la experiencia implica largas horas de oración en forma personal, durante toda la jornada y por espacio de 8 o de 10 días, genera un sentimiento de temor, de impotencia para resistir tantos días en esas condiciones. Es el temor al manejo de un espacio sin afanes, sin presiones y, posiblemente, sin la permanente esclavitud de estar llenando nuestros minutos con mil actividades aparentemente productivas pero que encierran una tremenda evasión del encuentro con nuestra propia realidad, con la historia y con Dios.
Miedo al desapego. Las personas anhelamos la libertad, pero en realidad vivimos de inconscientes apegos que nos quitan libertad. Para quienes van por primera vez a la experiencia espiritual es motivo de temor dejar su casa, su horario intenso de trabajo, su cercanía a sus hijos (máxime si son pequeños), su separación del esposo o de la esposa, sus hobbies o sus actividades nocturnas o de fin de semana. Incluso, sus costumbres de escuchar noticias, de utilizar su cama o sus almohadas, su dieta alimenticia, etc. Son mil apegos que aparecen amontonados en el momento de tomar la decisión de lanzarse a la experiencia espiritual.
LOS AMORES
Frente al anterior panorama, muy pronto aparecen los «Amores» en medio de la experiencia. Sin querer ser exhaustivo en el análisis de lo que es Amor, podemos citar lo que el Dr. Scott Peck dice en su libro «The road less traveled»: El amor es la extensión del yo para beneficio personal y el de los demás. Este crecimiento o extensión del yo aparece pronto en la experiencia o inmediatamente luego de ella.
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Fernando Mendoza Vargas, S.I.
Amor a la «soledad» orante y reflexiva. Gusto inmediato, frente al miedo al silencio que se transforma en la necesidad de permanecer mucho tiempo en el encuentro personal con su yo y con Dios. Se anhela el tener amplio tiempo y gran silencio hasta el punto de extrañar el ruido y la aceleración de la vida, una vez retornan a sus actividades ordinarias.
Amor al «amigo» acompañante. Es admirable el vínculo que se establece con la persona que acompaña la experiencia, máxime si esta experiencia es exitosa y el acompañamiento acertado. El fruto es un anhelo por confrontar, por dialogar y por buscar la orientación en forma permanente y aún estable.
Amor a la «sorpresa» de la brevedad deltiempo. Estanprofunda la experiencia y tan intensa la vida de encuentro con Dios, que se anhela, como los discípulos en la Transfiguración, hacer «tres tiendas» para permanecer más tiempo en la vivencia espiritual.
Amor a la «libertad». Al fin y al cabo los Ejercicios son una experiencia de liberación, de desapego, de seguimiento incondicional. La misma experiencia se traduce en nuevas actitudes de sana relaltivización de personas, situaciones y objetos que le permiten al ejercitante tener un crecimiento en todos los aspectos de su vida.
Como elementos de preparación, es importante darles a conocer, o al menos insinuarles, que sus temores no deben ser eliminados, pero sí informados por los amores indicados que pronto aparecerán si se lanzan a la experiencia con la confianza puesta en Dios y con la fe en la acción humana de quienes se han ejercitado en el arte de acompañar Ejercicios. Esto será posible decirlo si hacemos consciente la afirmación de san Ignacio. «Debemos hacer las cosas como si todo dependiera de nosotros, con la clara consciencia de que todo depende de Dios».
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Compartiendo mi experiencia de Ejercicios Espirituales
Compartiendo mi experiencia de Ejercicios Espirituales
Tábatta Bossio Abad *
Maravillosa oportunidad de compartirles la gracia y alegría de vivir la experiencia de Ejercicios Espirituales, donde gracias a la Trinidad y a la Virgen inicié procesos de vida que están marcando lo que soy y voy a ser.
Hasta el momento he vivido tres experiencias de Ejercicios Espirituales de 10 días cada una. Las dos primeras coordinadas por el padre Julio Jiménez D., S.J., y la tercera coordinada por el padre José Ricardo Álvarez, S.J.
Iniciaré hablándoles sobre cómo fue mi experiencia de preparación para los Ejercicios Espirituales. Luego citaré los aspectos que considero me ayudaron y no me ayudaron antes y durante la experiencia de Ejercicios.
Finalizaré puntualizando aspectos que considero permiten vivir mejor la experiencia y continuar en el seguimiento al Espíritu.
* Colegio san Ignacio de Loyola, Medellín. Miembro del Equipo de Servicio de Asesoría Estudiantil (SAE).
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 129-136
MI EXPERIENCIA DE PREPARACIÓN PARA LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES
Puntualizar mi propia experiencia de preparación para los Ejercicios Espirituales en un momento o en momentos concretos, sería ignorar mi vida en su totalidad y darle poco valor a hechos y experiencias de fe, que se han dado en mí, desde el mismo momento en que fui concebida. Entraré a contarles detalles que para mí han tenido un especial significado de fe.
Nací en un lugar donde mi madre fue la única responsablede mí. Al no tener la imagen de un padre y sintiendo la necesidad de su apoyo masculino, acudí al Padre Dios, quien me acogió, me enseñó a dialogar, a escuchar, a consultar, a perdonar, a tolerar, a seguir adelante y desde ahí entablamos una amistad incondicional, un amor sin límites, una confianza plena, una cercanía eterna. Dicho encuentro ha sido alimentado por la fe de mi madre, del barrio donde me crié, en la costa, ubicado en las sabanas de Sucre donde se tiene especial veneración por la Virgen; por mi colegio de primaria que es absolutamente católico y está dirigido por una religiosa; el hecho de formar parte de la infancia misionera, participar en grupos juveniles y la oportunidad de que mi desempeño laboral ha sido con religiosas y sacerdotes. Todo esto ha marcado positivamente el camino de la fe y se han convertido en experiencias valiosas que no puedo ignorar.
La propuesta de Ejercicios Espiritualesde Ignacio de Loyola la escuché por primera vez cuando me encontraba laborando en Barranquilla en el Colegio Jesuita san José, donde me desempeñé durante 9 años. Allí se hablaba con mucha ilusión y mucho respeto por dicha experiencia, y se motivaron unos a otros a vivirla. Cuando me llegó el momento de preparación para mi primera experiencia fue maravilloso ver el desempeño y dedicación de personas que forman parte de Pastoral y voluntarios que antes habían vivido la experiencia para prepararnos en lo que llamamos preEjercicios. Asistimos durante dos meses y medio aproximadamente a una reunión semanal, con una duración de una hora. En dichas reuniones abordamos las temáticas referentes al arte de orar, la relajación, el silencio externo e interno, la oración, la oración con guías, el orar juntos, el orar individualmente, los tiempos para la oración, que fueron aumentando pocoapocosegúnelritmodelgrupoquenosestábamospreparando. Sedio
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Tábata Bossio Abad
Compartiendo mi experiencia de Ejercicios Espirituales
mucha importancia a tranquilizarnos en lo referente al acompañamiento y al acompañante que tendríamos. Además se nos dio una guía con oraciones para cada día, para irnos ejercitando en el orar.
También fue importante asistir a los retiros de 3 días que hacemos al comenzar el año escolar, puesto que en éstos se ejercita en gran parte aspectos referentes a la experiencia del silencio y del diálogo con Dios.
En dichas reuniones también abordamos aspectos referentes a la contextualización, sobre el lugar conde estaríamos, los ritmos que se tendrían, se aclararon dudas, se orientó según la necesidad y se expresaron temores y expectativas. Fue valioso además el aporte de personas que con su testimonio de la experiencia nos motivaron. Sin entrar en detalles de sus procesos específicos, pero si de aspectos generales que fueron significativos.
Para la segunda experiencia, que realicé ocho meses después de la primera, ya el colegio dispuso de mejores ambientes de oración, con un oratorio especialmente condicionado que invita a la oración, y se ampliaron espacios para ella, generando la creación de estos grupos de oración constantes y muy organizados. Dentro de ese contexto tuvo lugar mi segunda experiencia de preparación donde se retomaron varios aspectos de la anterior preparación; profundizando especialmente en esta ocasión en las maneras o modos de orar y en el discernimiento. Fue valioso asistir en el colegio mensualmente a la Eucaristía que se programó dentro del espacio de una de las reuniones de profesores por la tarde, una vez al mes, lo que permitió asistir y participar activamente en ella.
Mi tercera experiencia, la cual tuvo lugar este año a finales del mes de junio y principios del mes de julio, se da trabajando ya en el Colegio san Ignacio de la Ciudad de Medellín; puedo decir que ya el terreno se encontraba abonado, puesto que este mismo año, en Semana Santa tuve la oportunidad de acompañar los Ejercitantes en su experiencia, al igual que en otras ocasiones y sentí especial motivación a vivirlos maravillada de las gracias y bendiciones que el Espíritu nos concede a cada uno de nosotros en sus diferencias, pero igualmente de majestuoso, de hermoso, de magnánimo.
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Tábata Bossio Abad
También recibí mucha motivación desde Pastoral de la Universidad Javeriana, quienes al saber mi interés por la experiencia me dieron la oportunidad de realizarla con ellos y me ofrecieron todas las instrucciones necesarias sobre el contexto donde se realizaría, la dinámica general y resolvieron todas mis inquietudes previas.
LO QUE ME AYUDÓ Y NO ME AYUDÓ
PARA LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES
Puedo decir que casi todo me ayudó para poder vivir a plenitud cada una de las experiencias que he tenido hasta ahora.
En la primera experiencia pude llegar a ella con menos temores, con mayor tranquilidad, con claridad sobre lo que serían los ritmos de oración y con un manejo general de aspectos valiosos para adentrarme rápidamente en los Ejercicios, lo que me permitió disfrutar y desarrollar procesos de sanación y de replantear parte de mi vida y establecer un nexo cercano y maravilloso entre Dios y yo.
Regresé tan diferente que las personas que me conocen lo expresaban abiertamente entre admirados e incrédulos
Mi mayor dificultad se dio al orar los textos bíblicos, ocupar el papel de Jesús, puesto que para ello sentía debía convertirme en hombre, lo cual no me quedaba fácil, gracias a Dios, acercándome a María la Madre de Jesús encontré el camino perfecto hasta Él y luego lo demás se dio por añadidura.
Regresé tan diferente que las personas que me conocen lo expresaban abiertamente entre admirados e incrédulos; la motivación era tan grande que desde que llegamos (me refiero al grupo que fuimos en esa oportunidad), nos acercamos a Pastoral participando activamente y apoyandoenlosgruposdeoracióny sostuvimoslosgrupospordosañosaproximadamente, motivando a otros/as a darse la oportunidad de los Ejercicios Espirituales. Toda esa fuerza me motivó a continuar con la segunda experiencia donde llegué aún más tranquila y dispuesta a disfrutar de
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Compartiendo mi experiencia de Ejercicios Espirituales principio a fin el encuentro amoroso con Dios, con Jesús, con el Espíritu Santo y con la Virgen.
En esta experiencia cobró mucha importancia la naturaleza, el ambiente entre otros. Recuerdo especialmente una Virgen con anillos en todos los dedos, (creo que es la única que existe) y esto me causó tanto estupor que le dije a mi acompañante, quien al verla también se extrañó; y todo ello tenía un propósito de amor para cuestionarme en los accesorios que usaba y la impresión que podían causar en los/as otros/ as. La casa donde estuvimos no tiene las mejores condiciones, pero nos acogió con especial cariño y servicio y eso se siente y moviliza al amor.
En la última experiencia ya había superado muchas prevenciones, dudas, temores, pero me enfrentaba a Ejercicios coordinados por otro sacerdote, con un grupo desconocido para mí casi en su totalidad y un lugar donde nunca había estado.
Fue difícil entrar en esta experiencia debido, creo, al tiempo. Entrelasegunda y esta tercera experiencia pasaronaproximadamentecuatro años y además en mi vida desde esa fecha de la segunda experiencia hasta ahora se dieron mucho cambios a nivel laboral, de ciudad, vivienda, entre otros, dejando atrás afectos, expectativas, proyectos y demás. Pero una vez entré en ella se dieron procesos maravillosos que me acercaron a Dios que nos habla en todas las cosas y reconocí la Trinidad perfecta del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Valoro mucho la paciencia de mi acompañante quien respetó mis ritmos y con tal sutileza me fue conduciendo de la mano del Espíritu.
Todo lo sucedido fue valiosísimo para vivir de mejor manera la experiencia de los Ejercicios Espirituales.
En las tres experiencias fue muy importante asistir sin presiones, saberme separar de la familia, disponerme sin condicionamientos, tomarme en serio la experiencia, saber descansar, disfrutarla, dejarme llevar por el Espíritu, dejarme acompañar, y una cuota de fe y confianza en lo propuesto por el Maestro Ignacio.
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Tábata Bossio Abad
Al recordar qué no me ayudó me ubico en cosas que en este momento fueron incómodas, pero que sé, tenían un propósito claro de amor que después de iniciar procesos fui descubriendo, valorando e interiorizando; las presento a continuación:
Los grupos numerosos de ejercitantes son dados más a la charla, a la desnormalización y eso puede desconectar
Recuerdo que antes de la primera experiencia insistí para estar en los Ejercicios varias veces y sin ninguna justificación fui poco tenida en cuenta, cuando se dieron cambios a nivel de la Coordinación de Pastoral se abrieron las puertas y todas/as por igual y se tuvo un especial cuidado con las motivaciones y necesidades de las personas.
Durante la experiencia incómoda notoriamente las personas que no entran en la dinámica por ser muy ruidosos con sus cuerpos y sus gestos, lo que obliga a esforzarse para permanecer en la reflexión, recogimiento, oración y silencio para no dejarse afectar.
El ruido externo (música, ritmo de fiesta, ritmos normales de vida, entre otros), que se encuentran fuera de la casa donde se realizan los Ejercicios desconcentra en ocasiones.
Los grupos numerosos de ejercitantes son dados más a la charla, a la desnormalización y eso puede desconectar.
Las personas que utilizan con frecuencia el teléfono y se notan fuera de la experiencia en su desconexión y desespero pueden arrastrar a otros a dañar su silencio y profundidad de su propia experiencia.
La dificultad mayor antes, durante y después de la experiencia procede más de dentro de uno mismo, de las inquietudes, de las motivaciones, de los deseos, de los desequilibrios, de las diferencias, de lo que somos, pero aquí estamos en este camino de ser más para servir mejor.
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Compartiendo mi experiencia de Ejercicios Espirituales
CÓMO HUBIERA SIDO MEJOR MI
EXPERIENCIA DE EJERCICIOS ESPIRITUALES
Reitero que he tenido la oportunidad de vivir las tres experiencias que considero han sido bien vividas. Trataré de rescatar aspectos que sé son valiosísimos y se me dieron a conocer en ocasiones con fuerza y otras ocasiones con menor intensidad, logrando esto un fenómeno intermitente que no considero totalmente saludable:
En cuanto a las adicciones considero de vital ayuda recordarlas durante la experiencia.
Un artículo sobre el silencio debería abordarse siempre
La ceremonia especial a la Virgen, al igual que la encarnación y el nacimiento deben contar con un momento especial para ello, puesto que moviliza mucho al ejercitante. En la experiencia la Virgen debe ocupar el lugar que se merece como Madre de Jesús y Madre nuestra.
Para elaborar el proyecto de vida se deben propiciar elementos teóricos del vivir en la cotidianidad teniendo en cuenta a la persona en su ser y en su entorno, para que parta de su realidad, sus necesidades y así mejor proyectarse para sí y con los demás.
La motivación especial para seguir en la vida corriente debe cobrar especial fuerza en este mundo light, donde todo lo queremos volver así, dietético, chatarra, rápido por salir del paso. La oración light debilita nuestra fe.
Debemos ser muy claros en la necesidad de volver sobre el libro de Ejercicios y la Autobiografía del Maestro Ignacio.
Motivar para el orar solos y acompañados, disponiendoespacios dentro de los colegios, universidad y otras obras de la Compañía de Jesús, para continuar en el camino de seguimiento al Espíritu.
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Tábata Bossio Abad
Insistir en la importancia de la Eucaristía, ojalá diaria, y si no se puede, por lo menos retomar las lecturas diarias, según el 'ordo'.
Darle mucha importancia al acercamiento al Santísimo y a su adoración.
Que los Ejercicios Espirituales no se queden en una actividad puntual de unos días, sino que nos permita motivarnos en el camino de seguimiento al Espíritu durante toda nuestra vida
Propiciar momentos de acompañamiento y de reconciliación, que permitan, al igual que la Pausa Ignaciana parar en el camino, revisar, mejorar y continuar de la mano de Dios.
Conservar la lectura de la Biblia en la vida corriente y ojalá disponer espacios para hacerlo en comunidad.
Escuchar música con mensajes de fe.
Ser testimonio en la vida, desempeñándose con amor en todo loque se hace, sin quedarnos sólo en eso que nos apaga lentamente.
Evitar las excusas: que no hay tiempo, que las ocupaciones son muchas, puesto que al irnos justificando nos debilitamos en la fe.
Que los Ejercicios Espirituales no se queden en una actividad puntual de unos días, sino que nos permita motivarnos en el camino de seguimiento al Espíritu durante toda nuestra vida.
Hagamos la Pausa Ignaciana diaria. Poco a poco nos ponemos en forma al ejercitarnos en la oración y ya nos hará falta.
Todos y todas estamos invitados a la santidad y debemos trabajar día a día en ello con una fe absoluta, con un amor incondicional, con una disposición de vida y servicio, y es hoy, aquí y ahora.
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La aventura de la oración a la luz de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio
La aventura de la oración a la luz de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio
Felipe Cárdenas*
Estas son las reflexiones de un ejercitante de la espiritualidad ignaciana que quiere compartir breves destellos de su experiencia no solo a la luz de esos Ejercicios sino también a la luz de su conciencia y experiencia cristiana. Busco discernir un poco criterios que permitan comprender quiénes podrán sacar provecho de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. El objetivo no es sencillo pues considero que con quinientos años de experiencia acumulada por parte de la Compañía de Jesús, es más bien poco lo que un hombre del siglo XX y XXI puede agregar o enriquecer. De todas maneras, acojo la invitación con alegría y agradezco la oportunidad de poder compartir entre amigos algunas ideas que he venido reflexionando en los últimos meses.
Inició mi reflexión partiendo del reconocimiento de que los itinerarios espirituales son diversos en todos nosotros los que hemos optado por creer en Jesús. Las condiciones de vida, experiencias y la propia cultura, con sus muchas voces contemporáneas, aumentan la diversidad de la experiencia y la complejidad de nuestro entendimiento del hecho religioso y de sus expresiones en la vida personal de cada uno de nosotros.
* Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales. Profesor asociado al Departamento de Ecología y Territorio.
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Felipe Cardenas
Los senderos y la acción de Dios en nuestras vidas nos lleva a unos a explorar grutas, caminos, métodos, modelos, encerramientos, silencios, soledades, amistades, posiciones corporales, introspecciones interiores, miradas al cielo, a la tierra, al sol, a los pájaros, a los ríos, a los bosques. La búsqueda de Dios nos lleva a vivir nuestro propio itinerario geográfico: arrodillarnos, ocultándonos en los desiertos que han venido construyendo los hombres, o los desiertos interiores de nuestras propias vidas. Ninguna experiencia espiritual es idéntica. Existen comunes denominadores en la mística de todos los tiempos y culturas pero las matrices culturales e históricas orientan la cotidianidad de las personas con base en diversos, ricos y sutiles matices.
Quizás hoy más que nunca esa condición es aplicable ante la urbanización del mundo y ante la progresión de menús espirituales muy diversos que invitan a todos a experimentar el sentido de lo sagrado desde el resurgimiento del paganismo, hasta la fe electrónica que podemos hoy experimentar en los distintos portales del internet. Los animadores de los EEA creo que deben tener en cuenta el contexto socioreligioso mencionado ya que el gran público que acude a los Ejercicios no es una tabula rasa; por el contrario son una clientela llena de imágenes, símbolos y representaciones producto de los marcos culturales donde viven. De igual manera, las personas que acudimos a los Ejercicios, creo que debemos también estar en capacidad de singularizar y particularizar la diferencia que brindan los Ejercicios de san Ignacio y otras formas espirituales cristianas y no-cristianas muy promocionadas hoy por el marketing consumista del mundo del capital transnacional.
La búsqueda de Dios nos lleva a vivir nuestro propio itinerario geográfico
El tiempo y el espacio son dos dimensiones ineludibles en la vida de toda persona. El tiempo pasa y nos obliga a recorrer eventos y lugares diversos. El paso del tiempo, devela la fragilidad personal, y la misma fragilidad de nuestros proyectos. El tiempo que transcurre debería hacernos conscientes de la importancia de vivir experiencias fundantes. Pero, pienso que tan importante o más que la preparación del ejercitante para los Ejercicios, es lo relativo a los tiempos futuros del post-ejercitante.
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La aventura de la oración a la luz de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio
Mucha atención se le deberá poner a esa pequeña comunidad de fieles, amigos de Dios y de los hombres. Los tiempos y espacios de hoy, hacen que la aceleración de la historia a la que nos enfrentamos hoy en el mundo puede dejar muy rápidamente en el recuerdo subjetivo la experiencia «trascendental» vivida y cantada por las personas que participaron en ellos. Los Ejercicios Espirituales pueden pasar a ser otro bocado más de la amplia oferta religiosa que nos ofrece el mercado. Estas circunstancias tendrán que evaluarse permanentemente buscando destacar los puntos de encuentro entre las diversas confesiones religiosas y religiones; se tiene la tarea de señalar claramente los elementos, dinámicas y procesospropios, singulares y particulares que tiene la espiritualidad ignaciana y el modelo que se ve reflejado de ella en los Ejercicios Espirituales.
El egoísmo tiene vida propia, es una dimensión a-histórica de la que incluso nuestra querida
Santa Iglesia Católica no se ha podido sustraer
Con los años, nos saciamos un poco de lo mucho de mentira o verdad que hay en todo lo relacionado con las representaciones que ocurren en nuestras propias vidas. Todas las verdades del mundo, de la ciencia, de los sistemas filosóficos generan cierto desencanto. Nos damos cuenta de que nuestras acciones no se pueden desprender de los engranajes perversos o amorosos del sistema. Académicamente, descubrimos cómo nos han co-optado desde el cuento de la participación y de nuestra permanencia institucional, –incluso a formular proyectos, como mecanismo para sobrevivir– nosotros y la institución. Claro, muchos de ellos necesarios para elevar presuntamente la calidad de vida de los más necesitados y también para elevar nuestro propio ego institucional al justificar nuestro accionar con base en la figura del «pobre histórico» del que vivimos. El egoísmo tiene vida propia, es una dimensión a-histórica de la que incluso nuestra querida Santa Iglesia Católica no se ha podido sustraer.
Sencillamente en el trajinar de la vida, descubrimos que lo que hemos querido cambiar no cambia. Es tocar un poco con la manos y el corazón algo del sentimiento del proyecto «inútil» del Jesús histórico. Es más, los signos de los tiempos parecieran indicarnos que todo se torna más difícil. Desde los problemas ambientales mundiales y locales, la
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Felipe Cardenas
guerra, la violencia, el problema de abuso de drogas, el desempleo, la corrupción sempiterna, el acelere de los tiempos. Y en lo cotidiano, las intrigas por el poder que lleva a los inútiles a los cargos directivos, pero que son funcionales a la efectividad, eficacia, y eficiencia del engranaje institucional que vive la vida del siglo, gracias al juego doble de discursos morales que dicen cosas bonitas sobre la promoción de la justicia y el servicio dela fe, pero que se reproducen en virtud del cobro de tasas de usura a la usanza del mercado. Además están nuestras propias limitaciones, nuestros egoísmos, nuestros prejuicios y condicionamientos culturales.
Por fortuna nos lleva el sendero a descubrir o a redescubrir que la vida tiene un rico tesoro que tiene que profundizarse: la aventura de la oración.
La oración la entiendo como una aventura. Una maravillosa aventura que lleva al ser humano por los caminos más insospechados y que tiene que vivirse con intensidad. Por lo demás, el mundo esta muy necesitado, como siempre, pero hoy más que nunca de la oración cristiana.
La oración, un gesto inútil para muchos, un grafitti invisible, un poema sin letras, producto de un artista imperfecto. Ella, la oración, nos brindalaconvicciónde«quetodosaldrábiendespuésdetodo»1. Esa es la fe trascendental que molesta a tantos, incluidos muchos curas tan históricamente comprometidos con las causas de la justicia social, pero abandonados al inmanentismo de la historia.
Entiendo que la oración como parte de la vocación de todos los cristianos es un misterio. Dios llama a quien quiere, donde quiere, como y cuando quiere. Y lo hace de las maneras y formas más diversas. De verdad que todo eso es un misterio que solo puede ser vivido y comprendido desde adentro, a la luz del don de la Fe, que como sabemos también tiene que ver con los influjos Dios en la vida de cada persona. Otro misterio.
La fe es la cruz del cristiano. Siempre lo ha sido. En el contacto de los primeros cristianos con el mundo pagano de la antigüedad, la locura
1 Hildegarda de Bingen.
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La aventura de la oración a la luz de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio cristianaseimpuso. Hoy,esalocura sigue dando de qué pensar en esta modernidad tan llena de sentido de poder (Adler), de placer (Freud), de reivindicaciones económicas (Marx) pero en muchos casos carente del sentido de la vida y del sentido del amor (Jesús). Pero ¿quién puede emprender esa tarea de abandonarse en manosde la Providencia, de la ventura deDios? ¿Quién puede sacar el máximo provecho de los EjerciciosEspiritualesde san Ignacio? Y, ¿Qué implica sacar el máximo provecho? ¿Cómo se pueden preparar los ejercitantes previamente?
Entender los Ejercicios no sólo como un punto de llegada, sino fundamentalmente como un punto de partida y también como un punto de retorno
Quizás, no es tanto un asunto ligado al provecho sino más bien una disposición de la persona. Hago esta precisión, ya que el criterio de utilidad tan característico de nuestros tiempos no puede llevar a formular mal la pregunta.
Primer Criterio. Haber optado por Jesús y estar abiertos con humildad a vivir una experiencia personal de encuentro con el Señor. La experiencia de los Ejercicios nos puede llevar a transformarnos o a profundizar una transformación que puede estar ya ocurriendo desde hace algún tiempo. Yo en lo personal acudí con el solo propósito de darle gracias al Señor, con el solo propósito de alabarlo y sin esperar grandes revelaciones místicas a cambio.
Segundo Criterio. Reconocer la fuerza procesual, dinámica (entrópica), transformadora y plural de la acción del Espíritu Santo en la vida del creyente. Unos más que otros, se encuentran más cerca del Señor. La persona entiende y tiene la sensibilidad suficiente para captar la acción de Dios en su vida. Es decir, estamos ante personas con cierto nivel de madurez y experiencia.
Tercer Criterio. Entender los ejercicios no sólo como un punto de llegada, sinofundamentalmentecomounpunto departidaytambiéncomo un punto de retorno. La persona que realiza los Ejercicios quiere proyectarse y estar atento a establecer seguimientos posteriores que deberán enriquecer su proyecto de vida y su visión de futuro. Creo, que
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Felipe Cardenas
los seguimientos son incluso más importantes que el tiempo transcurrido en los Ejercicios o las preparaciones que hagamos para ellos. Es como cuando vamos a donde un médico homeópata; para él es más importante el seguimiento que el mismo momento de la consulta inicial. Resulta que hay personas que no se pueden sanar porque nunca estuvieron dispuesta a retornar. Estaban llenas de prejuicios.
Para terminar y explicitar las ideas expuestas en el marco de la invitación que se nos hizo, pienso que antes, durante y después de los Ejercicios los animadores, acompañantes y director(es) de los mismos tienen que ir proporcionando de una manera muy pedagógica, sólidas bases teológicas que le sirvan a los ejercitantes para ir construyendo su experiencia en los escenarios reales de la vida. Lo vuelvo a repetir, los Ejercicios son fundamentalmente un punto de partida, de llegada y de retorno. El proceso que los acompaña deberá funcionar desde una lógica circular antes que lineal. Institucionalmente, esa estructura plantea complejos ajustes a las reglas del juego pero es una vía que puede garantizar un acompañamiento más integral.
Por ultimo, mis renovados agradecimientos a las personas de la Universidad y de la Compañía que tanto cuidado, esmero, fervor y amor le ponen permanentemente en la preparación y ejecución de los Ejercicios.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 137-142
La preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales
La preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales
Rogerio Cely Acosta*
¿CÓMO
FUE MI PROPIA EXPERIENCIA DE PREPARACIÓN PARA LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES?
Me refiero a los Ejercicios Espirituales de san Ignacio que tuve la suerte de vivir en Santandercito (casa Pedro Claver) en las vacaciones junio-julio de 1999, durante un mes (Ejercicios Espirituales Plenos).
Debo manifestar que en la institución donde trabajo, Colegio Mayor de san Bartolomé, cada año al iniciar nuestras labores académicas tenemos la experiencia de Ejercicios Espirituales Leves (tres días); además, antes de la experiencia de 30 días, había realizado dos veces los Ejercicios Espirituales Corrientes (10 días); también había sido acompañante de ejercitantes de undécimo grado, durante varios años; por lo tanto la ansiedad por vivir la experiencia de los Ejercicios plenos se iba incrementando cada día, en el período de preparación que realicé.
* Asistente de pastoral en el diurno y Director de pastoral en el nocturno del Colegio Mayor de san Bartolomé, Bogotá.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 143-147
Rogerio Cely Acosta
Ser como la mano abierta ante todo lo que Dios quiere hacer de mí
Otrafortaleza, ami modo de ver, consistió en que mi trabajo en el colegio, lo realizaba, gran parte, en la Pastoral Educativa: Encuentros con Cristo, EE para todos los estamentos de la comunidad educativa y actividades con grupos apostólicos.
Esas actividades me permitían un estilo de vida con la impronta Ignaciana que uno no percibe pero que los demás fácilmente captan. Las expectativas que surgieron en mí, fueron bien interesantes, por ejemplo, me preguntaba; yo laico, ¿seré capaz de aguantar los 30 días, como lo hacen los Jesuitas? ¿Será que treinta días sin comunicación con mi esposa, con mis hijos, con mi familia, genera algún cambio?
Sin embargo, en el fondo de mi ser persistía esa ansiedad por vivir la experiencia, y al igual que san Ignacio me repetía interiormente, si los Jesuitas viven la experiencia dos veces en la vida, ¿porqué yo no?
Dialogué con mi esposa y mis hijos; el apoyo y motivación de ellos fue realmente significativo para asistir. Hoy espero la oportunidad para la segunda vez.
Intensifiqué en mi preparación, el ejercitarme en los pasos para la oración, hablé con mi rector y con otros jesuitas para que me compartieran cómo habían ellos vivido la experiencia de 30 días y finalmente leí algunos escritos sobre los EE para articular lo mejor posible, el deseo de realizarlos y la libertad efectiva para llevarlos a cabo.
¿QUÉ TE AYUDÓ Y QUÉ NO TE AYUDO?
Me ayudó
1. Dos figuras que habían sido significativas en los Ejercicios Corrientes: la primera «ser como la mano abierta ante todo lo que Dios quiere hacer de mí» y la segunda «ser esponja para que Dios penetre lentamente en mí». La disponibilidad de mi parte para que el Espíritu de Dios se manifestara por medio de los facilitadores y acompañantes fue explícita desde el primer momento que tomé la decisión de asistir.
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La preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales
2. La seguridad que tenía sobre los núcleos indispensables para hacer correctamente los EE: La oración, el discernimiento y la confrontación. A mi modo de ver, son los pilares que dan el soporte, puesto que cada uno tiene su propia metodología para sacar el máximo provecho.
3. La claridad sobre las condiciones: libertad y fe, silencio interno y externo, respeto por las ideas y sentimientos de los demás, importancia de escribir y de la Biblia, la puntualidad como sinónimo de interés y la necesidad del acompañante. Son los mínimos requerimientos que se deben tener en cuenta.
4. La interpretación adecuada de:
El sentido de los EE (qué es lo que Dios quiere de mi vida, descubrir la manera del acontecer de Dios en mi actividad cotidiana y la reforma que debo hacer).
La petición eje (para cada momento de oración).
Las mociones (consolación, desolación).
La actitud de quietud ( voy dejando de estar disperso y me unifico dentro de mí mismo).
Las maneras de orar (contemplación, testimonio sobre la Santa Escritura, otras).
El coloquio.
La repetición Ignaciana.
La ley del tanto cuanto.
Las tendencias o espíritus.
5. Los documentos que recibí como: lista de sentimientos, pasos para la oración, las oraciones para los EE (ofrecimiento, generosidad, por la paz, a María, oración misionera, oración de la noche, otras).
6. Me ayudó la repetición rítmica: estoy tranquilo, sereno, me encuentro en paz, cada día que pasa me siento mejor, mejor y mejor; una sola palabra repetida lentamente, paz, silencio, serenidad.....
7. La información que recibí sobre la calidad de los facilitadores y acompañantes.
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No me ayudó
1. La preocupación que experimenté en algunos momentos por dejar a mi familia durante un mes.
2. Los comentarios de algunos compañeros docentes:
- ¡Cómo, te vas a perder tus vacaciones!
- ¡Y tu familia qué!
- ¿Cuánto tienes que invertir?
- ¡Eso es sólo para curas!
3. Los apegos deportivos (fútbol, automovilismo), en ese entonces competía Juan Pablo Montoya en la Fórmula Cart y algunos partidos para la eliminatoria del mundial.
¿CÓMO
HUBIERA SIDO MEJOR MI PROPIA EXPERIENCIA DE EJERCICIOS ESPIRITUALES?
Me hubiera gustado
1. Tener por lo menos un encuentro o comunicación con quien iba a ser mi acompañante durante la experiencia, pues aunque desde el primer momento hubo empatía, la acción del Espíritu de Dios manifestada en mi acompañante hubiera posibilitado un desapego total y hubiera llegado a los Ejercicios con mayor confianza.
2. Un acompañamiento personalizado de quien fue mi asesor en la preparación; no sólo lectura de documentos sino de práctica de oración en un mayor número de momentos y un compartir de sentimientos.
3. Hubiera sido mejor mi experiencia de Ejercicios Espirituales con una mejor habilidad para descubrir lo que hay detrás de las palabras y de los símbolos de la Santa Escritura. Detrás del texto hay un contexto y un pretexto que son precisamente los elementos que van a posibilitar el descubrir qué es lo que Dios quiere de mí, en el aquí y el ahora.
La preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales
4. Me hubiera gustado comprender con antelación que en los Ejercicios Espirituales se establece una relación interpersonal, que es un acto dinámico y por lo tanto es inefable.
5. Tener una interpretación adecuada sobre las «anotaciones» de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio.
6. Elhaberhechounaresignificación en cuanto a la gran Revelación de Dios en Jesucristo, mostrando la infinitud en el hombre, y también sobre la soteriología de San Pablo
Comprender con antelación que en los Ejercicios Espirituales se establece una relación interpersonal, que es un acto dinámico y por lo tanto es inefable
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Dora Luz Jaramillo
Ejercicios que forman y renuevan
Dora Luz Jaramillo*
«Enséñame Señor cómo llegar hasta ti. Yo no puedo hacer otra cosa que desearlo... Cómo llegar hasta ti, no lo sé. Inspírame tú, enséñame, dime qué necesito para este camino» San Agustín
Comienzo este compartir de mi experiencia con ustedes atreviéndome a hacer mías las palabras de san Ignacio, a su confesor de París, el Padre Miona. «Los Ejercicios son todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre apoyarse a sí mismocomoparapoderfructificar,ayudaryaprovecharaotrosmuchos...»
Por la misericordia de Dios hace 22 años hice mis primeros Ejercicios Espirituales, tiempo de discernimiento que me ayudó a tomar una opción definitiva por Cristo Jesús, a través de la vida religiosa, dando respuesta a la triple pregunta de Ignacio: ¿Qué ha hecho Cristo por mí? ¿Qué he hecho yo por Cristo? ¿Qué voy a hacer por Cristo?1 .
* Maestra de junioras de la Comunidad Esclavas de Cristo Rey. Centro de Espiritualidad Pedro Legaria, Bogotá.
1 Cfr. Ejercicios Espirituales 53.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 148-152
No
el
mucho
saber harta y satisface el alma, mas el sentir y gustar de las cosas internamente
Ejercicios que forman y renuevan
Nuestras Constituciones nos dicen a nosotras Esclavas de Cristo Rey: «La Congregación nos supone formadas por los Ejercicios y verdaderamente probadas en ellos, personas que se renuevan constantemente en las disposiciones que los mismos exigen»2 .
Todo esto hace que nosotras desde el postulantadovayamossiendopreparadasparalavivencia de los mismos. Preparadas teóricamente a través del conocimiento del mismo Ignacio y grandes hombres que se formaron junto a él, como Pedro Fabro y Francisco Javier y conocimiento de los mismos Ejercicios como tal, impregnándonos cada día de esta escuela de discernimiento. Las Reglas de la Primera y Segunda semana, los diferentes métodos de oración y toda la importancia y actualidad de los mismos Ejercicios. A todo esto me atrevo a llamar preparación remota para los Ejercicios, que a medida que pasa el tiempo nos ayudan y me ayudan personalmente para la vivencia de éstos. De igual forma llamaría preparación inmediata a las disposiciones que se hacen actuales en el momento concreto de iniciar una experiencia de Ejercicios y para esto la relectura y reflexión de las anotaciones que el mismo san Ignacio nos ofrece:
«No el mucho saber harta y satisface el alma, mas el sentir y gustar de las cosas internamente»3 .
«Entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor»4 .
«Al que toma ejercicios en la primera semana, aprovecha que no sepa cosa alguna de lo que ha de hacer en la segunda semana»5 .
«Hacer contra la desolación y vencer las tentaciones»6 .
2 Constituciones de las Esclvas de Cristo Rey, Regla 9.
3 Anotación 2 ó Ejercicios Espirituales 2 .
4 Anotación 5 ó Ejercicios Espirituales 5.
5 Anotación 11 ó Ejercicios Espirituales 11.
6 Anotación 13 ó Ejercicios Espirituales 13
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 148-152
Dora Luz Jaramillo
¿QUÉ NO ME HA AYUDADO EN MI EXPERIENCIA DE EJERCICIOS?
Dejar simplemente que llegue la fecha de los Ejericios Espirituales anuales y cumplir con el compromiso de realizarlos, consciente o inconscientemente pensar que será tiempo de recargar pilas y serenarme. Creo que los Ejercicios son mucho más que eso. Bien dice Piet Van Bremen, «ir a Ejercicios a cargar baterías, ciertamente no es suficiente. Dios se merece algo más. Quien piensa así tiene una idea muy pobre de Dios»7 .
No me ayudaba en mi tiempo especialmente de educadora, terminar las clases, cerrar el colegio y salir para Ejercicios, pues más que disposición y apertura había cansancio, tensión y agotamiento, que específicamente en los primeros días impiden la acción de Dios, pues si bien es cierto que la misericordia de Dios supera nuestra debilidad, también es cierto que su gracia actúa en la medida en que estamos abiertos a esa misma gracia.
Tomar conciencia de que es Dios mismo al que voy a encontrar en mi interior y sobretodo tomar conciencia clara de que Él siempre quiere lo mejor para mí
Querer ser tan activa en la experiencia de Ejercicios, que pareciera que la gracia actuara por mí misma, más no por Dios, el siempre Mayor, que me ha ido enseñando a esperar, despegar, soportar, resistir y simplemente dejarle actuar a Él
¿QUÉ ME HA AYUDADO EN MI EXPERIENCIA DE EJERCICIOS?
Capacitarmepara escuchar la Palabrade Diosen mí y en la vida. Colocándome en una disposición de confianza y escucha, tomar conciencia de que es Dios mismo al que voy a encontrar en mi interior y sobretodo tomar conciencia clara de que Él siempre quiere lo mejor para mí.
7 PIET VAN BREMEN, Lo que cuenta es el amor, 2000.
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Ejercicios que forman y renuevan
Conocerme mejor tal como soy, en lo bueno y en lo malo: por qué me comporto como me comporto con los demás y conmigo mismo.
Conocer mis «afecciones desordenadas», lo que no me ayuda a hacer el bien. Poner todos los medios posibles para «ordenar mi vida», según el proyecto de Dios.
Entrar en el silencio que es fecundo y predispone a la persona a oír con «los oídos del corazón la palabra de Dios», y con los «ojos del corazón» las señales de la manifestación de su Espíritu. No es un silencio vacío. Consiste en retirarse como dice Ignacio en la anotación 20, de las actividades de la vida cotidiana, para estar a solas con el Señor, con el fin de «rehacerse» en su presencia.
Acompañar mi proceso de mociones y tretas (alegría, paz, consuelo, tristeza, pesadumbre, fastidio) y lo que siento que Dios me quiso decir, lo que más me puede ayudar en mi vida, lo que más me resonó en el corazón...
Finalmente, puedo compartir con ustedes que los Ejercicios que se convirtieron para mi en una segunda llamada, fueron los Ejercicios que más deseé, más necesité, en palabras de Ignacio a los que entré con más grande ánimo y liberalidad, queriendo saber lo qué Dios realmentequeríademi. EllibrodelÉxodonosdice: «Prepárate para mañana, sube temprano al monte Sinaí y aguárdame allí en la cumbre del monte»8. El Señor se hizo presente allí y respondió a mis súplicas. Allí me ayudó el retirarme totalmente, la soledad, el silencio, el despojarme totalmente de mis intereses y quereres y aguardar en la cumbre del monte. Me ayudó el acompañamientopersonalizado quetuve,el testimonio delapersonaquemeorientó,
Entrar en el silencio que es fecundo y predispone a la persona a oír con «los oídos del corazón la palabra de Dios»
8 Ex 34, 2.
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Dora Luz Jaramillo
que fue verdadero acompañante de Ejercicios dejando que el Creador se comunique con su creatura.
Doy gracias a Dios por la Compañía de Jesús, por mi Padre Fundador Pedro Legaria, cura párroco, que fomentó y vivió plenamente los Ejercicios Espirituales y por eso muere como Jesuita. Gracias a mi Congregación que nos empapa plenamente de la espiritualidad ignaciana y nos da como reto el vivir cada día como mujeres del «más», impulsadas por la contemplación del rostro de Cristo en servicio a los hermanos9 .
9 XI Capítulo General.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 148-152
La preparación del sujeto para los Ejercicios ignacianos
La preparación del sujeto para los Ejercicios ignacianos, comentarios
Camilo Mendoza Laverde*
Al recibir tan amable como comprometedora invitación para aportar a este simposio, surgen unas preguntas: ¿De qué manera puede aportar un laico a esta labor de los Ejercicios Espirituales Ignacianos? ¿En especial cuando hay tantas personas con muchos años de sólida formación y varias con enorme experiencia en la preparación ya específica de estos Ejercicios con acompañamiento? Releyendo los documentos preparatorios, y reflexionando al respecto, encuentro que a partir de lo que en ellos se ha escrito –y que en esta presentación mucho se repetirá pues muy bien se ha venido preparando a los ejercitantes– encontré que el granito de arena está en compartir las inquietudes de la vivencia, la experiencia personal, en la etapa preliminar y durante esos maravillosos días de encuentro con Dios y con uno mismo. El asunto a resolver es entonces qué hacer y cómo, en la preparación de los aspirantes, para que losdíasdeejercicioseanmuyprofundosyfructíferos. Fructíferosencuanto que «forma personas capaces e idóneas para ayudar a otros, después que ellas fuesen ayudadas».
* Arquicteto de la Facultad de Arquitectura y Diseño, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Profesor investigador del Instituto Carlos Arbelaéz Camacho para el patrimonio arquitectónico y urbano.
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ASPECTOS A CONSIDERAR
Contenidos necesarios. La preparación espiritual, afectiva e intelectiva y corporal. Clase de ejercitantes, para adecuar la preparación a cada grupo. Acerca de las reuniones. Y finalmente algunas recomendaciones de carácter general.
CONTENIDOS NECESARIOS
En especialpara quienesparticipanpor primeravez. Conviene considerar que esos aspirantes no tienen idea completamente clara de qué se trata y que muchos términos son nuevos por lo que se pueden confundir o demorar más de lo necesario en su proceso personal. Por eso, creo beneficioso que los aspirantes conozcan con antelación la síntesis, en términos muy generales, de la totalidad de la experiencia.
Los Ejercicios Espirituales exigen que seamos actores
Cuandomencionolosaspectosdeconocimiento que debiera proporcionarse al aspirante, no pretendo que sea para el conocimiento mismo, sino para el mejor aprovechamiento de la experiencia. Para que no se sienta desconcertado durante el tiempo de trabajosolo, con todo y el excelente consejo del acompañante. Si uno tiene orientación de cómo se trabaja, con mayor seguridad y serenidad sededicará asentir,a vivenciar, aorar, siguiendo lospasosa supropio ritmo y dentro del espíritu que anima la experiencia ignaciana.
Información acerca de Qué son los Ejercicios Espirituales
a) Son una serie de actividades que implican que quien acepta está dispuesto a ejercitarse; ejercicio que implica esfuerzo; que los Ejercicios Espirituales exigen que seamos actores. Los Ejercicios Espirituales son actividad del espíritu del hombre «todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mentalmente y de otras operaciones espirituales»1. Sonunaactividaddel EspíritudeDiosennoso-
1 Ejercicios Espirituales 1.
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Camilo Mendoza Laverde
La preparación del sujeto para los Ejercicios ignacianos tros (... por lo que debemos) estar atentos a sus mociones, a sus llamados, a sus impulsos»2 .
b) Son un encuentro vivencial con la persona de Jesucristo, por medio de una profunda e intensa oración, siguiendo las sugerencias de san Ignacio.
c)Contantainformaciónyenespecialantelanecesidaddecomprenderla,unocomoaspirantedebería,antesquetodo,tenermucha claridadacercadeque«enlosejercicios, «experimentar» es fundamental, determinante». Que en el camino de experimentar es crucial sentir, hacer y padecer. Que mi sensibilidad vibre de la misma manera que vibra la de Jesús; hacer con y como Jesús y padecer, consecuencia lógica de pretender el Reino a la manera de Jesús, frente al poder de este mundo que lo ahoga3 .
Qué no son los Ejercicios Espirituales. Desde laprimerareunión preparatoria, e incluso desde antes, las personas interesadas deben saber que los Ejercicios Espirituales no son unos días de encierro para rezos comunitarios ni convivencias para el tratamiento de asuntos espirituales. Ni son cursos de dinámicas de grupo o de formación. Tampoco son para tratar sobre filosofía alguna. No son cursos de problemática social, políticaoeconómicay,menosaún, seminariosparaprofundización del conocimiento. Por tanto, no hay mesas redondas ni momentos de discusión.
Para qué son. Asimismo, quienes aspiran por primera vez a los Ejercicios deben conocer y reflexionar acerca de su finalidad:
a) «Para encontrarnos con nosotros mismos en total sinceridad y honestidad;paradialogarconnuestropropioyo,ysobretodo paradialogar con Dios»4 . «Para preparar y disponer el alma, para quitar de sí todas las
2 GERARDO REMOLINA, S J, ¿Qué son los Ejercicios Espirituales y para qué?, p. 7.
3 CARLOS RAFAEL CABARRÚS, S J., Laespiritualidad ignacianaeslaical.Apuntes sobre «ignacianidad»: Apuntes Ignacianos 32 (mayo-agosto 2001) 22.
4 GERARDO REMOLINA, S.J, Op. Cit., p. 7.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 153-160
Camilo Mendoza Laverde
afecciones desordenadas y buscar y hallar la voluntad Divina...»5. Esdecir, que es «una tarea de liberación de la propia libertad»6 .
b) Que sirven para vencerse a sí mismo y ordenar la vida, teniendo como principio y patrón la palabra de Dios7, «sin detenerse por afección alguna que desordenada sea»8 .
Considero conveniente conocer desde antes de iniciar la experiencia
a) ¿Cómoeslaorganización?. Quecada unooraymedita solo, con dos reuniones diarias con el (la) acompañante; en silencio absoluto (en los testimonios durante las reuniones conviene mencionar que tal silencio, de una «regla», se convierte en una absoluta necesidad personal, además de ser una señal de respeto para todos los demás).
b) Cuales son las actividades cotidianas: Oración comunitaria, charla introductoria a los procesos, lectura, reflexión, oración escribiendoy Eucaristía.
c) Acerca de los apoyos que tendrán los ejercitantes, tales como:
El acompañante personal, explicando qué es el acompañante, cuál es su misión y función.
Que su tarea se concreta en «'dar ejercicios' o materias prácticas que el ejercitante ha de realizar según su situación personal; ofrecer «modo y orden» o sea recursos para hacer bien los distintos ejercicios; explicar cómo discernir vivencias interiores; y desempeñar una función objetivadora para prevenir o corregir posibles engaños en la experiencia inten-
5 Ejercicios Espirituales 1.
6 JOSÉ MARÍA RAMBLA, S J., Jornadas de ignacianidad, Colección Aportes N° 5, diciembre, ACODESI, Bogotá 2001, 38.
7 GERARDO REMOLINA, S J, Op. Cit., p. 8.
8 Ejercicios Espirituales 21.
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La preparación del sujeto para los Ejercicios ignacianos sa y delicada de los ejercicios». Que tal tarea es importante pero modesta pues debe quedar en «plano subordinado a la realidad del ejercitante y a la primacía de la acción divina (...) pues los ejercicios son del ejercitante». Y que el medio para ello es el diálogo. Diálogo provechoso en confianza recíproca con sincero respeto de las dos libertades que es una senda humanizadora, en que ambos tengan claro que «lo más importante es el protagonismo de la acción vivificadora del Espíritu que escuchan dócilmente»9 .
No comprendía el papel del acompañante en un proceso de discernimiento y confundía elAcompañamiento con una Dirección Espiritualo con una confesión (...) Mi acompañante respetó mi ritmo; no me presionó para seguir adelante; pocas veces me había sentido tan libre y tan respetado en mi proceso espiritual. (...) Nuestra propuesta educativa se entiende si nuestros colaboradores realizan los Ejercicios de san Ignacio en su forma original, es decir, con un Acompañante durante un tiempo prolongado. Hacer otra cosa es permitir que la propuesta se quede en un nivel puramente conceptual e ideológico y por lo tanto muy pasajero10 .
Charlas introductorias a los diferentes temas de oración, procesos que el ejercitante va viviendo de acuerdo con la etapa de los ejercicios.
Breves documentos con bellas reflexiones y con indicaciones para conocer las mejores condiciones para orar, y la manera ignaciana de hacerlo, y las pautas de meditación. Para conocer cómo seguir los EE., y el significado de los conceptos ignacianos de los Ejercicios. Para relacionarse de manera adecuada con la Biblia, contemplando algunos acontecimientos contenidos en ella y para mejor comprender el significado y alcance de los sacramentos.
9 JOSÉ MARÍA RAMBLA, S.J., Op. Cit., p. 48-49.
10 DARÍO RESTREPO, S.J., XX Aniversario de los Ejercicios Espirituales Acompañados con laicos. Entrevista al P. Julio Jiménez, S.J.: Apuntes Ignacianos 32 (mayo-agosto 2001) 48 y 53.
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Conocimiento de las condiciones para realizarlos
Está muy bien que desde las reuniones preliminares preparatorias el aspirante conozca que tiene unas condiciones internas o personales y externas o ambientales, con las que podrá estar preparado y que le permitirá aprovechar a fondo la experiencia: 1ª Actitud de fe y credibilidad en la experiencia. 2ª Querer y actuar en el ejercitarse en la oración según las pautas de Ignacio. 3ª Capacidad y voluntad para guardar silencio absoluto. 4ª Plena libertad, sin obedecer a presiones u otros intereses humanos. 5ª Prescindir de todo lo que aquello que distraiga la atención (radios, revistas y periódicos, radios y grabadoras, libros,naipesyotrosjuegos, licor,teléfonos celulares (...) y 6ª Disponibilidad y posibilidad de mantenerse aislado de familia, trabajo y amigos. Asimismo desatarse mentalmente de asuntos de trabajo.
Plena libertad, sin obedecer a presiones u otros intereses humanos
Para estar en las mejores condiciones para realizar de manera óptima los Ejercicios Espirituales, es muy importante, insistir en la preparación espiritual, afectiva e intelectiva y corporal en las semanas anteriores, lo que facilita que cada uno de esos aspectos se ejerciten de manera mucho más completa, intensa y profunda durante los EE. Así mismo para sugerir a los aspirantes que los EE no se constituyan en un «corte» en la vida, sino que son un momento de profundización y deben continuar en la vida cotidiana.
LA PREPARACIÓN
Realmente es muy conveniente y provechosa la realización de varias reuniones preparatorias. En ellas creo que ha de insistirse a los aspirantes para que procuren continuar en lo posible tal preparación durante el tiempo transcurrido entre las reuniones, de manera personal. Debiendo incluir:
a) Preparación espiritual. Hacer en lo posible minutos de silencio en meditación; oración matutina de ofrecimiento de obra; pausa
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Camilo Mendoza Laverde
La preparación del sujeto para los Ejercicios ignacianos ignaciana en la noche (ojalá entregándoles una tarjeta con indicaciones) y búsqueda de los sacramentos.
b) Preparación afectiva. Especialmente en las reuniones, entusiasmar a la buena disposición de ánimo. Procurar el disminuir los naturales temores; mencionar los frutos que han dado y los maravillosos efectos transformadores en quienes los han realizado. Las condiciones no son para amedrentarse sino para disponerse a una gran experiencia.
c) Preparación intelectiva. Es un gran apoyo para los aspirantes que dispongan de la información necesaria y suficiente, pero concisa, considerando el poco tiempo disponible por las obligaciones de trabajo y familia. Y porque el exceso de información previa puede confundir.
d) Preparación corporal. Para quienes vivimos en la agitación de la vida contemporánea, con tantas obligaciones encima, que suelen producir algunos niveles de «stress», ha sido muy positivo conocer la enorme relación que tiene la disposición corporal con la oración. Por tanto, veo muy convenientes las indicaciones para elrelajamiento:posicióncorporal,concentración yrespiración profunda. Señalando cómo facilitan la meditación y la oración.
CLASE DE EJERCITANTES. (Para adecuar la preparación a cada grupo)
1- Para quienes ya hicieron ejercicios: recordatorio muy puntualizado. Ojalá pudieran compartir con los demás recordando sus sentimientos y mociones en la etapa preparatoria y durante los ejercicios.
2- A quienes ya hicieron retiros o han hecho otra clase de retiros, explicarles en qué consiste la diferencia.
3- Para quienes no han hecho ninguno, motivación e indicaciones completas pero concisas.
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ACERCA DE LAS REUNIONES. Su importancia
Deseo destacar algo acerca de lo indispensable de las reuniones previas. Ojalá se pudieran realizar cuatro, de manera que, al menos para la última, los aspirantes ya hayan tenido la oportunidad de entrevistarse con uno de los acompañantes.
Realmente son muy efectivas las reuniones preparatorias tanto para la información como para la contextualización, motivación y ejercitación del clima espiritual y de oración.
RECOMENDACIONES GENERALES
Para aquellos Ejercicios en que se entreguen varios documentos a los ejercitantes, que estén encabezados por el título del tema, para facilitar el manejo y consulta, pues se acumulan y pueden producir confusión o equivocación de las prioridades. Ojalá con un índice, con abstracto, tanto de los documentos recibidos durante la etapa preparatoria como de los que se van recibiendo durante los ejercicios.
Información e indicaciones preliminares: solo las indispensables, breves. Lenguaje actual. No saturar. En mi opinión, solo para quienes han vivido la experiencia tal vez resulta provechoso el hecho de recibir, en la etapa preparatoria, documentos eruditos y con citasdetextos, losquevansiendo necesariosuna vez adentrados en los ejercicios y conociendo para qué son.
Son muy efectivas las reuniones preparatorias tanto para la información como para la contextualización, motivación y ejercitación del clima espiritual y de oración
Aclarar términos: (tal vez convenga un breve glosario de los términos más usuales). Incluso entregarlo al terminar la primera reunión: Principio y fundamento, pausaignaciana, discernimiento, acompañante, retiro y Ejercicio ignaciano, adiciones, mociones, consolación, desolación (...), para poder consultarlos durante los EE, pues hay mucha información nueva que confunde.
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Camilo Mendoza Laverde
Eucaristía final
Oraciones:Misa de San Ignacio de Loyola
Lecturas:Deuteronomio 30, 15-20
Salmo1, 1-2.3.4-6
Lucas 9, 18-26
INTRODUCCIÓN
Comentarioinicial
Lector 1:Estamos aquí reunidos para celebrar la Eucaristía final del II Simposio sobre los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. Hemos bebido juntos de este pozo insondable de la experiencia de Dios vivida por sn Ignacio y comunicada a la Iglesia a través de los Ejercicios Espirituales.
Vamos a celebrar la misa de san Ignacio de Loyola para revivir, de su mano, el proceso de preparación para la experiencia de encuentro con Dios a través de los Ejercicios Espirituales. Queremos resaltar algunos momentos de la Eucaristía: El momento penitencial, la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Cada uno de ellos nos recuerda tres dimensiones fundamentales en el proceso de la vida cristiana y en la disposición interior que exige la experiencia de los Ejercicios hoy.
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Eucarístia final
La toma de conciencia de los límites y sombras de nuestra vida personal y de la vida social
Unámonos a la oración del pueblo de Dios a travésdeestacelebraciónysintámonoshaciendo camino hacia el encuentro definitivo con Él. Recordemos lo que recomienda san Ignacio al que comienza la experiencia de los Ejercicios:
Lector 2: «Al que recibe los ejercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidadconsuCriadorySeñor,ofreciéndoletodo su quererylibertad, para quesudivina majestad, asídesupersona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su santísima voluntad»1 .
Lector 1: En señal de nuestro deseo sincero de entrar en esta Eucaristía con estos sentimientos, encenderemos un cirio.
Símbolo: Se enciende un cirio.
Canto de Entrada
Sacerdote: En el nombre del Padre, del Hijo ...
La gracia, la misericordia y la paz ...
ACTO PENITENCIAL
Lector 1: Uno de los elementos que hemos descubierto que es fundamental en el proceso de preparación de la persona para la experiencia de los Ejercicios Espirituales es la toma de conciencia de los límites y sombras de nuestra vida personal y de la vida social. Reconocer las propias heridas es un primer paso para acercarse a la experiencia de los Ejercicios Espirituales con fruto. Esto es, precisamente, lo que estamos llamados a hacer al comenzar la celebración de la Eucaristía. Pidamos a Dios que nos regale la luz necesaria para reconocer nuestro pecado y la gracia para dejarnos conducir por su amor. Escuchemos un momento las tres gracias que Ignacio sugiere que se pidan durante la primera Semana:
1 Ejercicios Espirituales 5.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 161-165
Eucaristía final
Lector 2: «(...) la primera, para que sienta interno conocimiento de mis pecados y aborrecimiento dellos; la segunda, para que sienta el desorden de mis operaciones, para que aborreciendo, me enmiende y me ordene; la tercera, perdir conocimiento del mundo, para que, aborreciendo, aparte de mí las cosas mundanas y vanas»2 .
(Un momento de silencio)
Sacerdote: «Dios todo poderoso, tenga misericordia ...
Canto penitencial
LITURGIA DE LA PALABRA
Sacerdote: Oración colecta
Lector 1: Otro elemento fundamental en el proceso de preparación de la persona para la realización de la experiencia de los Ejercicios Espirituales con fruto, es la familiaridad con la Palabra de Dios. En ella encontramos la luz necesaria para descubrir lo que Dios está tratando de hacer con nosotros y con toda la humanidad en su proyecto creador, salvador y liberador. Al presentar los misterios de la vida de Cristo nuestro Señor, san Ignacio advierte que la fuente más importante que debe tener en cuenta el ejercitante son los cuatro Evangelios:
Lector 2: «Esdeadvertir,entodoslosmisteriossiguientes,quetodas las palabras que están inclusas en paréntesis son del mismo Evangelio, y no las que están de fuera; y en cada misterio, por la mayor parte hallarán tres puntos para meditar y contemplar en ellos con mayor facilidad»3 .
Lector 1: Escuchemos la Palabrade Dios comobuena noticia para nuestra vida.
Lecturas
2 Ejercicios Espirituales 63.
3 Ejercicios Espirituales 261.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 161-165
Eucarístia final
Homilía
Oración de los fieles4:
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
Lector 1: La mesa eucarística es memorial de la entrega generosa de Jesús a la muerte y de su resurrección gloriosa. El que se prepara para los Ejercicios Espirituales necesita vivir intensamente la vida bautismal, que no es otra cosa que vivir unidos a esta dinámica pascual que celebramos y conmemoramos en la Eucaristía. Escuchemos a san Ignacio cuando invita al ejercitante a contemplar la última cena:
Lector 2: «El primer preámbulo es traer la historia; que es aquí, cómo Cristo nuestro Señor desde Betania envió dos discípulos a Jerusalén, a aparejar la cena, y después él mismo fue a ella con los otros discípulos; y cómo, después de haber comido el cordero pascual y haber cenado, les lavó los pies y dio su santísimo cuerpo y preciosa sangre a sus discípulos, y les hizo un sermón, después que fue Judas a vender a su Señor»5 .
El que se prepara para los Ejercicios Espirituales necesita vivir intensamente la vida bautismal
Lector 1: Junto al pan y al vino, ofrecemos nuestras vidas y la vida de nuestro pueblo, para que el Señor se digne transformarnos en alimento para el mundo.
Plegaria Eucarística: Jesús nuestro camino (V/b)
Canto del santo
Padre Nuestro
4 Misal propio de la Compañía de Jesús, p. 70-71.
5 Ejercicios Espirituales 191
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Canto de la Paz
Cantos de comunión
Acción de gracias
Lector 1: Agradezcamos profundamente al Señor lo que hemos vivido en este II Simposio, que nos sirve para disponernos mejor a la experiencia de los Ejercicios Espirituales y, al mismo tiempo, nos capacita para ayudar a otros a prepararse para esta experiencia de encuentro cara a cara con Dios. Repitamos con Ignacio de Loyola, el ofrecimiento total de nuestras vidas.
Lector 2: «Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me los distes; a Vos, Señor, lo torno; todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta»6 .
6 Ejercicios Espirituales 234.
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Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Homilía en la Eucaristía de Clausura
Hermann
Rodríguez Osorio, S.I.*
Celebramos hoy la memoria de san Francisco de Asís, aquel santo al que quería imitar Iñigo López durante su convalecencia en el piso alto de la Casa Torre de la familia Loyola, ubicada entre dos pequeñas poblaciones del país vasco español: Azpeitia y Azcoitia.
Esta eucaristía recoge, además, los sentimientos y experiencias vividas durante estos dos días de Simposio, en el que hemos conversado sobre la preparación de la persona para los Ejercicios Espirituales. He tenido en cuenta los aportes de los ponentes y los panelistas, como también el proceso de construcción colectiva que significó el trabajo de los grupos y, en general, todo el Simposio, para compartir con ustedes estas reflexiones.
Quisiera fijarme en algunas de las condiciones que hicieron posible que Ignacio de Loyola viviera la experiencia de los Ejercicios Espirituales en la cueva de Manresa, poco más de un año después del cañonazo
* Licenciado en Filosofía y Magister en Psicología Comunitaria de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Doctor en Teología de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Actualmente es Director del CIRE, Director de la Licenciatura en Ciencias Religiosas (presencial) en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y profesor de la misma.
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Homilía en la Eucaristía de Clausura que modificó su camino el 20 de mayo de 1521 en Pamplona. Estas condiciones, siendo muy particulares e irrepetibles, nos pueden dar pistas para descubrir los elementos fundamentales que debería tener un proceso de preparación para vivir, con fruto, la experiencia de los Ejercicios Espirituales hoy.
VIVIR LA VIDA INTENSAMENTE
En primer lugar, es importante destacar que Ignacio de Loyola vivió intensamente su vida. En 1506, Juan Velásquez de Cuéllar, Contador Mayor del Rey Fernando el Católico, ofrece a la familia de Loyola recibir en su casa a uno de sus hijos para que se forme en la Corte, en el seno de su hogar. El elegido fue el menor de los trece hermanos, que no tenía muchas otras posibilidades de obtener una mínima educación. Desde ese momento, a los quince años, Ignacio vive intensamente la vida cortesana: disfruta de las diversiones, los torneos, las fiestas; también aprende a escribir con muy buena letra, a interpretar instrumentos musicales y se entrena en el uso de las armas. Aprovecha al máximo las oportunidades que se le brindan. Esta etapa duró cerca de doce años y fueron vividos con mucha intensidad por este joven ambicioso de Loyola.
Ignacio es un hombre de grandes deseos; cuentan que san Francisco de Asís solía decir: «Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco»; su espiritualidad pretendía disminuir poco a poco, hasta llegar a suprimir todos los deseos que anidaban en su corazón. Ignacio de Loyola sigue un camino distinto: «desea mucho y lo mucho que desea, lo desea mucho», podríamos decir, parodiando a san Francisco. Pero este mucho desear de los comienzos de la vida de Ignacio, se transformó paulatinamente en un desear ordenado; allí está la diferencia. Se trata de ordenar los deseos, pero desear mucho, como él mismo deseó vivir intensamente durante su juventud.
Al morir Juan Velásquez, Ignacio comienza a servir al duque de Nájera, Virrey de Navarra, don Antonio Manrique de Lara. Estando a su servicio, tiene que defender la fortaleza de Pamplona, y lo hace contrariando a todos los demás compañeros que proponían la rendición al verse acorralados por los franceses. Allí también se refleja esta característica que estamos señalando.
Apuntes Ignacianos 37 (enero-abril 2003) 166-173
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
Una persona que no viva intensamente sino que deje que le resbale la vida por encima, sin importarle nada, es muy difícil que llegue a estar preparado para hacer en serio la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Por su parte, una persona intensa, que lucha por sus ideales y es osada en sus búsquedas, tendrá muy buenas condiciones para hacer la experiencia.
HABER SIDO HERIDO
Junto a una vida intensamente vivida, Ignacio tuvo, como preparación para su experiencia de Ejercicios, el haber sido herido. En primer lugar, se habla de un primer golpe en la vida de Ignacio cuando muere Juan Velásquez de Cuéllar y el joven hidalgo siente que sus planes de grandeza se derrumban de repente. Queda en el aire y sin apoyo de nadie. Este momento debió significar un cambio fuerte en su vida.
Heridas, de muchos tipos, nos abren a la acción de Dios y nos hacen sentir con fuerza el hambre y la sed que sólo puede ser saciada por el agua viva que nos ofrece el Señor
Pero la gran herida que recibió Ignacio fue la que le ocasionó la bombarda en la defensa de la fortaleza de Pamplona, estando al servicio del duque de Nájera. Sentirse herido y humillado al verse transportado por los enemigos hasta su casa en una litera; tener que sufrir horribles dolores por los rigores del camino y por las varias operaciones que tuvieron que hacerle para arreglarle un poco la pierna, que de todos modos quedó más corta; quedar con una deficiencia notable para toda su vida clavada en su cuerpo (solían decir que tenía un gracioso cojear); son algunasdelas consecuenciasqueletrajo aIgnaciolaheridadePamplona. Sólo desde allí fue posible su apertura a la acción de Dios en su vida.
La vida golpea a veces; más tarde o más temprano. Y haber sido herido, física, moral o espiritualmente, puede ser una maravillosa preparación para hacer, con fruto, la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Estas heridas, de muchos tipos, nos abrena la acción de Dios y nos hacen sentir con fuerza el hambre y la sed que sólo puede ser saciada por el agua viva que nos ofrece el Señor en esta experiencia espiritual. Aque-
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Homilía en la Eucaristía de Clausura llos o aquellas que se sientan seguros de sí mismos, sin hambre de la vida verdadera que nos regala el Sumo y Verdadero Capitán, no tendrán nada que ir a hacer a los Ejercicios; terminarán la experiencia sin haber sentido la fuerza de su dinámica y la transformación de la herida en fuente de solidaridad con la misión de Cristo en esta tierra.
LARGOS MOMENTOS DE SILENCIO Y SOLEDAD
Un año entero inmovilizado, sentado en un sillón o acostado en una cama en el piso alto de la Casa Torre de Loyola fue una excelente preparación para Ignacio. Estaba acostumbrado a ir por la vida haciendo muchas cosas, cumpliendo muchas expectativas de sus señores mundanos y quería quedar siempre bien con todos. Pero la vida lo detuvo y lo obligó a quedarse quieto, en silencio y en soledad durante largas horas. Ignacio se debió aburrir mucho mirando llover, como llueve en el país vasco... es una lluvia interminable, fina, húmeda, sutil... Horas de tedio y silencio; horas de soledad que le ayudaron a profundizar en su camino interior. Sin este tiempo largo y duro de silencio y de soledad, no es posible llegar al fondo de las cosas.
LECTURAS DE LA VIDA DE CRISTO Y DE LA VIDA DE LOS SANTOS
Durante su convalecencia, en medio de su aburrición, Ignacio pidió que le prestaran algunos libros de caballería para distraerse un poco; y como no encontraron en la casa más libros, le prestaron la Vita Christi de Ludolfo de Sajonia, el Cartujano, traducida por Fray Ambrosio de Montesinos, y una Vida de los Santos en romance. Estas lecturas provocaron en Ignacio un proceso de transformación interior que le llevó a cambiar de rumbo en su camino. Allí comenzó a sentir en su interior los
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Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
distintosespíritusquelomovíanysediocuenta del valor de este proceso de introspección que llamamos discernimiento espiritual.
Una persona que quiera prepararse para los Ejercicios Espirituales, debe acercarse con profundidad a la Palabra de Dios
Tanto la vida del Señor, descrita por el Cartujano, como la vida de los santos, le sirvieron a Ignacio de modelos de referencia para su proceso de transformación existencial. Quería hacer lo que veía hacer a Jesús, y se sentía «recorriendo sinagogas, villas y castillos por donde Cristo nuestro Señor predicaba»1. Por otra parte, el testimonio de los santos lo animaba a superarlos en generosidad en el servicio de Dios. Por tanto, se decía: si santo Domingo hizo esto, yo lo tengo que hacer; y si san Francisco hizo esto, yo lo tengo que hacer...
Una persona que quiera prepararse para los Ejercicios Espirituales, debe acercarse con profundidad a la Palabra de Dios y a la vida de los santos de ayer y de hoy; es importante tener unos referentes que le permitan a uno soñar con una transformación posible en nuestra vida.
DEJARSE ACOMPAÑAR POR OTROS
Otro elemento que apareció pronto en el camino del Ignacio convertido fue la búsqueda de un acompañamiento espiritual; por donde pasaba, buscaba personas espirituales que le ayudaran a encontrar el camino que Dios le señalaba en su proceso de conversión. Busca confesores en Montserrat y en Manresa; entabla grandes amistades con personas espirituales en Manresa y en Barcelona. Le gustaba mucho compartir con otros su experiencia y escuchar la experiencia de Dios de los demás; así fue como aprendió ese arte de la conversación espiritual con la que ayudó a tantos durante su vida.
Sin embargo, esto no fue tan fácil siempre; en sus primeras etapas de peregrino, Ignacio recurre a un método bastante singular, aunque no falto de sentido dentro de su experiencia espiritual; después de discu-
1 Ejercicios Espirituales 91.
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Homilía en la Eucaristía de Clausura
tircon unmoro sobrelavirginidad deMaríasiente mociones de descontentamiento; él mismo cuenta que le venían deseos de alcanzar al moro, que habíaapurado supasoy se lehabíaperdidode vista,para «darle depuñaladas por lo que había dicho» sobre la Virgen María2. Por fin, cansado de examinar lo que sería bueno hacer, sin encontrar una solución satisfactoria, decidió dejar que la mula que lo llevaba resolviera la disyuntiva en la que se hallaba: «... se determinó en esto, (...), de dejar ir a la mula con la rienda suelta hasta el lugar donde se dividían los caminos; y que si la mula fuese por el camino de la villa, él buscaría al moro y le daría de puñaladas; y si no fuese hacia la villa, sino por el camino real, dejarlo quedar»3 .
Afortunadamente, la mula siguió por el camino real a pesar de que el camino de la villa era más ancho y mejor. En este caso el singular sistema parece que funcionó; sin embargo, no se cuenta en la Autobiografía que volviera a aplicarlo para otras decisiones... Ya estando en Manresa, lo vemos lleno de escrúpulos y tentaciones, sin saber muy bien qué camino tomar; llega incluso a vivir momentos de desesperación muy profunda. La Autobiografía recoge un grito de angustia y desorientación total; como no hallaba ningún remedio para sus escrúpulos, comenzó a dar gritos diciendo: «Socórreme, Señor, que no hallo ningún remedio en los hombres, ni en ninguna criatura; que, si yo pensase de poderlo hallar, ningún trabajo me sería grande. Muéstrame tú, Señor, dónde lo halle; que aunque sea menester ir en pos de un perrillo para que me dé el remedio, yo lo haré»4 .
Este proceso se fue purificando e Ignacio fue evolucionando en su búsqueda de la voluntad de Dios, hasta llegar a poner a toda la Compañía bajo la obediencia del Papa, como bien lo señala el P. Mark Rotsaert, S.J., Presidente de la Conferencia de Provinciales de Europa, en un artículo titulado: De la mula al Papa5 .
2 Cfr. Autobiografía 15.
3 Autobiografía 16.
4 Autobiografía 23.
5 Cfr. ChSI 20 (1996) 229-238.
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Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
HACERSE PEREGRINO, PARA NUNCA MÁS
DEJAR
DE SERLO
Por último, un elemento fundamental que sirvió de preparación para la experiencia de los Ejercicios Espirituales hechos por Ignacio en Manresa, fue su decisión de hacerse peregrino para nunca más dejar de serlo. En febrero de 1522, Ignacio deja la casa solariega de Loyola, cojeando todavía y ayudándose de un bastón; el peregrino tiene en su mente los santos lugares; quiere ir hasta Tierra Santa para imitar con ello a los santos y repetir un gesto común de quienes se sentían agradecidos por los dones recibidos en la salud del cuerpo y el alma. Sin embargo, el viaje a Jerusalén sólo tendrá lugar un año después.
El que se mete en esta aventura, ya nunca más podrá detenerse y siempre seguirásiendo un eterno peregrino
Pero lo que quisiera destacar es que a partir de ese momento, Ignacio no se detuvo en su constante peregrinar; ni siquiera en los años de gobierno de la Compañía en Roma lo detuvieron en su permanente peregrinación interior. El que se lanza a esta aventura, ya nunca más podrá detenerse y tiene que estar dispuesto a que sea así. Podrá costarle el camino, podrá tener la tentación de volver atrás y extrañar las cebollas de Egipto, como el pueblodeIsraeleneldesiertocuandoprotestabacontraMoisésporhaberlo arrancado de la esclavitud y por llevarlos a una tierra de libertad que mana leche y miel; es posible que el camino se pierda y sea necesario volver a comenzar. Pero, lo dicho, el que se mete en esta aventura, ya nunca más podrá detenerse y siempre seguirá siendo un eterno peregrino.
Quiero terminar con dos poemas que me parece que recogen este última condición de preparación para los Ejercicios Espirituales. El primero es de León Felipe, poeta español que tuvo siempre fama de rojo:
«Nadie fue ayer ni va hoy ni irá mañana hacia Dios
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Homilía en la Eucaristía de Clausura por este mismo camino que yo voy. Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol y un camino virgen Dios».
El segundo es de Benjamín González Buelta, S.J., actualmente superior regional de Cuba. Este poema se titula Único:
«Cuando me llamas por mi nombre, ninguna otra criatura vuelve hacia ti su rostro en todo el universo.
Cuando te llamo por tu nombre, no confundes mi acento con el de ninguna otra criatura en todo el universo».
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