Apuntes Ignacianos 35. "Para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz"

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APUNTES IGNACIANOS

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Darío Restrepo L.

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ISSN 0124-1044

L.Malach, Canada

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Cheques: Juan Villegas

Apuntes Ignacianos

Número 35 Año 12

Mayo-Agosto 2002

«....para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz»

Lucas 1, 79

CENTRO IGNACIANO DE REFLEXION Y EJERCICIOS - CIRE

Carrera 10 Nº 65-48. Tel. 640 50 11

Bogotá - Colombia

«...para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz»

«Felices los que trabajan por la Paz» ...........................

Equipo CIRE

Alberto Degan, m.c.c.j. Lucas 1, 79

La noviolencia como actualización cívica y política delmisterioredentor ....................................................

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002)

Presentación

La «paz» siempre ha sido una palabra esquiva y resbalosa. Se la quiere manipular pero ella no se deja. Por todos deseada y buscada y por muy pocos hallada y conquistada. Cuando se piensa ya tener la paz entre las manos se esfuma insensiblemente. Ya lo anunciaba Jeremías de modo profético e impactante: «Han curado el quebranto de mi pueblo a la ligera diciendo: '(Paz, paz)' cuando no había paz»1 .

Las conquistas de la guerra son más fáciles y frecuentes que las conquistas de la paz. No se conquista la paz sin pagar un alto precio por ella: dar un abrazo de perdón y reconciliación a quien primero se pensaba eliminar. «Ofrece el perdón, recibe la paz» (Juan Pablo II). Este es el camino que trazó también Ignacio de Loyola, primero en la Fórmula y luego en las Constituciones de la Compañía de Jesús: reconciliar a los desavenidos. ¿Misión imposible? Lo será cuando, presas de la desesperanza o de la indiferencia, dejemos de comprometernos con ella. Pero no podemos hacer tal afirmación cuando ni siquiera hemos aunado nuestros esfuerzos para realizarla. Somos conscientes de que se trata de una tarea bien difícil, delicada e impostergable, sobre todo cuando el nuevo nombre de esta guerra, «terrorismo» y la actual situación del país, del continente y del mundo globalizado la están exigiendo a gritos.

1 Jeremias 6, 14.

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Presentación

Por eso, humildemente, exploramos el camino «para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz». Esta es la labor que se ha propuesto el CIRE en unión con el Programa por la Paz de la Compañía de Jesús, al emprender un estudio en conjunto para atisbar qué nos está exigiendo la paz desde la atalaya de la espiritualidad. ¿Cómo ser cristiano y actuar en nuestra realidad conflictiva? ¿Qué rasgos nos deben caracterizar cuando actuamos desde la pascua de Jesús? ¿Cuál es el corazón de la reconciliación, su metodología? ¿Qué papel juega en todo esto el diálogo desde la espiritualidad ignaciana?

En la segunda parte somos conducidos por Alberto Degan a través del fascinante y raro camino de la noviolencia2 como actualización cívica y política del misterio redentor. Esta manera de actuar tan extraña como incomprendida, ¿puede desembocar realmente en el mar de la paz? ¿Cuáles serían sus presupuestos y condiciones, cuáles sus experiencias y logros en la realidad más cercana a nuestra orilla?

La paz, antes de ser una tarea de todos y de cada uno de nosotros, es un don del Señor que hay que suplicar con corazón humilde. No basta querer llegar; hay que conocer el camino. Por eso sugerimos unas propuestas que nos ayuden a concientizarnos sobre la necesidad de orar por la paz para que nuestra oración ilumine y discierna los senderos que debemos emprender hasta encontrarnos con los del Evangelio: «Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios».

2 Siguiendo la lección de Gandhi, según la cual la noviolencia no es simple rechazo de la violencia sino una fuerza positiva que actúa en la conciencia del hombre, en esta revista hemos adoptado la versión de la palabra sin guión. Cuando se escribe ‘no-violencia’ con el guión, en efecto, parece que se subraya sólo el sentido ‘negativo’ de la palabra, o sea, el negarse a usar violencia. Pero como veremos a lo largo de estos estudios, la noviolencia es mucho más que eso.

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«Felices

los que trabajan por la paz»

«Felices los que trabajan por la Paz»

Equipo CIRE *

INTRODUCCION

Después de todo un esfuerzo realizado por el Equipo del CIRE y algunas personas del Programa por la Paz, presentamos nuevamente este documento de trabajo acerca de la espiritualidad para la paz, desde la reconciliación cristiana, desde algunos rasgos de la espiritualidad ignacianaydesdeunasmetodologíasy condicionesconcretasenlasconstrucción de la paz.

Intenta ser un aporte teológico y espiritual para todas estas búsquedas que como cristianos y cristianas hemos emprendido en la reconstruccióndenuestrasufridaPatria. Estamosconvencidosquelaconstrucción de la paz en nuestro país tiene que estar sostenida por una espiritualidad. Como cristianos debemos poner todo nuestro empeño en hacer realidad los aspectos que aquí trabajamos. No son los únicos,

* Este trabajo fue elaborado por el equipo CIRE a petición del Programa por la Paz de la Compañía de Jesús de Colombia.

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quizás falten algunos, tal vez habría que enfatizar otros, pero por eso nos atrevemos a darlos a conocer, para que sean leídos, orados, enriquecidos, cuestionados, pero lo importante es para que iluminen nuestro accionar, desde el Espíritu de Jesús.

El documento está estructurado en tres grandes partes: una primera en que se elaboran algunos rasgos de la espiritualidad cristiana en el trabajo por la paz; allí intentamos dar unos trazos sobre nuestro ser cristiano en una realidad conflictiva, desde la reconciliación. En una segunda parte trabajamos algunos rasgos de la espiritualidad ignaciana en el trabajo por la paz; nos ilumina san Ignacio y todo el modo de proceder de la Compañía, encontrando algunos aportes valiosos para asumir como colaboradores en la misión de Cristo. La tercera parte, recoge algunas condiciones y metodologías concretas en el trabajo por la paz; salen a relucir la tolerancia, la verdad, la reparación y la justicia como exigencias de la reconciliación social; no podía faltar decir algo sobre la Noviolencia, como una manera concreta para transformar los conflictos.

Después de cada parte encontramos unas sugerencias para la oración, porque creemos que estas dimensiones y realidades espirituales no se deben tratar sólo desde lo teológico-especulativo, sino que tienen que descender a nuestra espiritualidad, para que se traduzcan en hechos y actitudes concretas.

Agradecemos a todos los jesuitas que nos hicieron aportes al primer documento de trabajo. Nuestras limitaciones no permitieron recoger exahustivamente todos los valiosos aportes que nos enviaron, pero sin duda los hemos asumido. Esperamos que todos nos sigamos enriqueciendo mutuamente en este camino de búsqueda espiritual.

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«Felices los que trabajan por la paz»

RASGOS DE

LA ESPIRITUALIDAD

CRISTIANA

EN EL TRABAJO POR LA PAZ

La imagen de Dios, lente para asumir la realidad

Es de gran interés para las personas comprometidas en el empeño de buscar la paz para Colombia, poder explicitar qué espíritu las guía. En esta perspectiva importa tener en cuenta cuál ha sido la espiritualidad que ha alimentado a lo largo de este último siglo al conjunto delapoblacióncolombiana,pues,nohayduda que esa espiritualidad subyacente ha condicionado de manera bastante directa, actitudes favorables o desfavorables de las personas en la búsqueda de la paz.

Una imagen equivocada de Dios puede constituirse en un desvío básico o en un obstáculo fundamental para el crecimiento de la persona en la unión con Dios

Es ya algo comúnmente aceptado que «una imagen equivocada de Dios puede constituirse en un desvío básico o en un obstáculo fundamental para el crecimiento de la persona en la unión con Dios»1 , y que «nuestro concepto de Dios está ligado a nuestra salud emocional. Si somos emocionalmente enfermos, hay una buena probabilidad de que nuestro concepto de Dios también sea enfermizo. En efecto, lo que una persona cree acerca de Dios es un índice de su salud mental»2. En consecuencia, es de suma importancia purificar nuestras imágenes de Dios al tratar de identificar la espiritualidad que nos mueve en el trabajo por la paz.

Se ha podido constatar que, tanto en las guerras del Golfo Pérsico, Oriente Medio y de extremistas islámicos a los Estados Unidos, como

1 J. E. SULLIVAN, OMI, La orientación espiritual: Testimonio 83 (1984) 19-20. «Estoy convencido de que un gran número de casos de desajuste emocional están íntimamente relacionados con conflictos de la conciencia religiosa». PEDRO FINKER, Comprenderse a sí mismo y entender a los demás, Madrid 1982, 189.

2 GEORGE CHRISTIAN ANDERSON, Your Religion: ¿Neurotic or Healthy? New York, Doubleday y Co. 1970, 14. El señor Anderson es fundador de la Academia de religión y salud mental de los Estados Unidos.

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también sin duda en nuestro conflicto armado colombiano, una cierta imagen de Dios ha estado subyacente y ha condicionado los comportamientos de sus actores. En cuanto a la guerra del Golfo Pérsico, recordemos el fanatismo de Saddam Hussein invitando a su pueblo a lanzarse a una guerra contra las fuerzas invasoras de los Estados Unidos en el Golfo, porque estaba seguro de vencer, ya que Alá estaba con ellos. De otra parte, los presidentes de Estados Unidos, exhortaban a los americanos a un día de oración para alcanzar de Dios la protección en unas guerras que ellos calificaban como necesarias. Semejantes argumentos salen de lado y lado en la guerra que está viviendo nuestro mundo por el ataque a las Torres Gemelas y al Pentágono por parte de los grupos extremistas, y, a su vez, el ataque a los afganos por parte de la OTAN, encabezado por los norteamericanos.

Si aceptamos la posibilidad de que haya actitudes religiosas que estén condicionando negativamente la acogida del mensaje de paz del evangelio, es necesario buscar con decisión la interpretación correcta de ese mensaje de acuerdo con las enrarecidas circunstancias del país y de nuestro mundo.

Y podemos también nosotros ilustrar con algunos ejemplos de nuestra realidad próxima, la importancia que esta motivación soterrada pueda tener sobre la actuación de las personas.

 Entrevistado por la televisión, el jefe de las autodefensas expresaba su profundo interés por el Antiguo Testamento y cómo solía encontrar inspiración en él para su accionar. Hemos sabido que en zonas que están bajo su influencia, las personas son obligadas a ir a la misa. Ejercer la justicia a la manera del Primer Testamento, sin considerar la superación que de él se hizo en el Nuevo, puede mantener un caldo de cultivo favorable a la violencia. Y no hemos de pensar que este tipo de predicación haya sido del todo extraño en otras situaciones y momentos de la historia del país.

 En una línea más teológica publicaba recientemente François Varone un libro con el título: El dios «sádico» ¿Ama Dios el sufri-

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miento? La idea que el autor desarrolla es que una mala interpretación de la categoría teológica de la 'reparación' puede llevarnos a presentar un dios «sádico» y, entonces, ¿qué podemos esperar de los creyentes en tal dios?

 La reciente película «La virgen de los sicarios» muestra, con la crudeza propia de Fernando Vallejo, cómo el imaginario religioso de un sicario puede convivir en estrecha unión con los más violentos procedimientos que nos aquejan y preocupan3 .

Un Dios que no pueda ser realmente Dios de todos los hombres -ricos y pobres, desarrollados y subdesarrollados, blancos, negros, amarillos-, no puede ser el auténtico Dios

Esto no es banal. Las ideas y creencias que nos vamos formando en el curso de nuestro desarrollocomopersonas,dejanverclaramente su rostro y su rastro en un accionar correspondiente. Nuestros conocimientos sustentan nuestra acción. Por algo se ha hablado equívoca e insistentemente en nuestro país de una «cultura de la muerte». Esta enumeración de ejemplos, que bien podría prolongarse, debería hacernos más humildes y reconocer la parte que nos cabe como cristianos en la historia reciente del país y cómo deberíamos intervenir en el momento de la búsqueda de la paz y la reconciliación nacional.

Cuanto mayor sea la ignorancia religiosa mayor será el peligro de que cada persona se fabrique un dios a su «imagen y semejanza». Como consecuencia lógica, será un dios forjado según sus conveniencias e intereses. Y como los intereses propios entran en conflicto con los intereses de los demás, la imagen que uno tiene de Dios entra en conflicto con la imagen de Dios de otros grupos y personas. Un teólogo contemporáneo, el P. Josep Vives, afirma: «Un Dios que no pueda ser realmente Dios de todosloshombres-ricosypobres,desarrollados ysubdesarrollados,blancos, negros, amarillos-, no puede ser el auténtico Dios». Un Dios que es

3 Esta perspectiva está bien resaltada en el libro de FERNÁN GONZÁLEZ, S.J., Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en Colombia, 1997.

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exclusivo para los musulmanes o norteamericanos, africanos, asiáticos o latinoamericanos, guerrilleros, autodefensas o militares, no es el verdadero Dios. Dios es Dios de todos o no es Dios4. Así lo reveló Jesús: «El Padre celestial hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos»5; «Él es bueno con los ingratos y los perversos»6 .

El Dios que se da a conocer en el Antiguo Testamento, desde la revelación del nombre de Yahvé a Moisés es un Dios solidario, cercano, que acompaña a su pueblo. De suyo, cuando Dios se presenta diciendo «Yo soy el que soy», lo que se quiere dar a entender es que Yahvé es aquel que está donde el pueblo está, acompañándolo solidariamente. Esta revelación llega a su culmen en Jesucristo, Dios encarnado. Él hace propio los sufrimientos de su pueblo. Hay que evitar la falsa idea de que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios lejano y abstracto.

Ese es el Dios que de una manera más clara nos dará a conocer Jesucristo. Su Dios es un Dios cercano, próximo, que camina y hace historia con los hombres. ¡Qué lejana está de esta verdadera concepción la falsa imagen de un Dios lejano, abstracto, insensible y ajeno a la suerte de la humanidad! El Dios en el cual creemos es un Dios encarnado, solidario y misericordioso con su pueblo. Jesús es el Dios encarnado que se compromete con el pobre, rompiendo con el poder y la riqueza; para Él, el reinado de la paz sólo será posible cuando los pobres sean dichosos7 .

Ser cristiano y actuar como tal en nuestra realidad conflictiva

La Compañía de Jesús ha experimentado la urgencia de una presencia y acción significativas frente a la dolorosa situación de conflicto que vive nuestro país, compartiendo la misión del servicio de la fe y la promoción de la justicia desde una opción preferencial por los pobres.

4 En este orden de ideas no tendría mucho sentido hablar del «Dios de Colombia».

5 Mt 5, 45.

6 Lc 6, 35.

7 Cfr. Mt 5, 1-12.

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«Felices los que trabajan por la paz»

Todo lo quepodamosaportar paracontribuir al cese de la violencia y la reconciliación de los espíritus, para frenar el irrespeto a la vida, la violación de los derechos humanos, los secuestros, la corrupción y la degradación moral, el alarmante desempleo y la angustiosa situación de los pobres, es un imperativo cristiano ineludible. Como seguidores de Jesús, estamos convocados a trabajar por una paz que brote de la justicia y que devuelva a Colombia las condiciones para una convivencia reconciliada, solidaria y pacífica. «Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos»8, proclamó Jesús en el sermón de la montaña, trazándonos un desafiante compromiso para abrirnos a la llegada del Reinado de Dios y su justicia.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos.

La realidad colombiana necesita una vasta transformación. El Programa por la Paz está empeñado en la reconstrucción del entramado social del país mediante la vigencia clara de los derechos humanos y una mayor justicia social; por la creación de ambientes que propicien la indispensable reconciliación de las personas y conduzcan a una paz con un seguro y profundo arraigo social y cristiano.

Este Dios, presente y actuante en nuestro pueblo, es quien hoy nos llama y nos envía a trabajar intensamente en favor de tantas hermanas y hermanos nuestros que sufren las consecuencias de una guerra cruel, de tantos desplazados y desplazadas que lo han perdido todo, de tantos niños y niñas víctimas inocentes de una guerra fratricida.

De nuestra parte queda el dar respuesta al llamado del Señor a hacernos sus prójimos, saliendo de nuestra insensibilidad y dureza de corazón, evitando dar «rodeos», como el levita y el sacerdote de la parábola9, y más bien adelantándonos a las necesidades y deseos de los demás; a atender tantos clamores y transformarlos en felicidad para los hermanos más desprotegidos.

8 Mt 5, 9.

9 Lc 10, 29-37.

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Es una respuesta que va en la línea de una total dedicación al trabajo por el Reino, en constante actitud de búsqueda del querer del Padre, en la línea de su actuar creador en la historia, para así entregar todas nuestras capacidades y energías a la creación de una nueva humanidad que tenga como norte la civilización del amor. De tal manera que en nuestro seguimiento de Jesús no tengamos como objetivo realizar nuestro proyecto, sino el proyecto del Padre, haciendo coincidir nuestro trabajo con lo que «vemos hacer al Padre»10 .

Nuestra espiritualidad se funda en una comprensión del Dios Trinitario que nos es revelado en Cristo Jesús. De esta Revelación y de la EncarnacióndeDios-HijoenJesússurgelacomprensióndelplansalvífico de la humanidad y del cosmos, desde la creación hasta la glorificación. De la experiencia del encuentro vital, existencial del cristiano(a) con el Señor Jesús en la fe, resulta la necesidad imperiosa de asumir la misma misión del Hijo. De manera que lo fundamental de nuestra espiritualidad consiste en asumir esta misión desde la experiencia vital de la incorporación a Cristo. La realización de esta misión implica la actualización del cristiano(a) seguidor de Cristo en todos los ámbitos de la realización humana, siendo la convivencia pacífica, condición indispensable para ella, lo que explica nuestro empeño en los procesos de paz.

Del ver a Dios presente en todo y trabajando incansablemente por el hombre de hoy, nace una espiritualidad muy propia para nuestro tiempo; es la espiritualidad del contemplativo en la acción o del «buscar y hallar a Dios en todas las cosas». Este tipo de visión nos une con Dios existencialmente, porque compromete nuestra vida, nuestra fe, nuestra actividad y nuestro oficio.

El corazón de la reconciliación cristiana

Hablar de reconciliación cristiana, es tocar lo esencial de ese misterio magnífico de nuestra salvación en Cristo11. Un misterio que no

10 Jn 5, 17-22.

11 Son importantes a este respecto los dos libros de ROBERT J. SCHREITER, Violencia y reconciliación, Sal Terrae, Santander 1998 y El ministerio de la reconciliación, Sal Terrae, Santander 2000.

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«Felices los que trabajan por la paz»

tiene nada de mágico o estático, como a veces se piensa, sino que conduce a un proceso continuo de regeneración personal y social. Un proceso que está, eso sí, en íntima conexión con la existenciaterrena de Jesús, con su muerte, y con la resurrección con que Dios Padre quiso refrendar elcaminoy lacausa de suHijo, quien por su total solidaridad con nuestra condición, se había hecho hermano nuestro.

Dios nos ha mostrado su amor haciendo morir a Cristo por nosotros cuando aún éramos pecadores.

Con mayor razón, pues, quienes hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él de la cólera de Dios

Por eso, consideradas las cosas desde un punto de vista específicamente cristiano, la reconciliación no es un proceso que nosotros hayamos iniciado o que se logre gracias a nuestro esfuerzo. Fue Dios mismo quien lo puso en marcha por medio de Cristo. «En esto consiste el amor, dice san Juan, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados»12. La gracia del perdón es un llamado constante que Dios dirige a cada ser humano para que se abra a la fuente de gracia que mana desde el cuerpo de Jesús, que injusta y violentamente fue triturado en la cruz.

Pero Dios no es una fuente «impasible» de misericordia. Esa oferta de reconciliación nos viene de un Dios que sintió tan profundamente nuestra enemistad, hasta el punto de encolerizarse. La cólera es un momento significativo en la superación del sufrimiento. La ira es una manera de conocer la profundidad del dolor. Lo dice Pablo: «Dios nos ha mostrado su amor haciendo morir a Cristo por nosotros cuando aún éramos pecadores. Con mayor razón, pues, quienes hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él de la cólera de Dios»13 .

La reconciliación en Cristo fue posible por la muerte, la cruz y la sangre; ¡sorprendente! Son medios extremos, más allá de la vida, que

12 1 Jn 4, 10.

13 Rom 5, 8-9.

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nos llevan hasta el epicentro de la violencia. Por eso la reconciliación cristiana no es un tema angelical y desencarnado. La muerte en cruz era la peor tortura, por el dolor, la humillación y la violación de la dignidad de la persona que la padecía; es un medio de reconciliación que nos introduce en las fauces mismas de la violencia. Cristo, desangrándose en la cruz, es el medio más significativo y necesario para lograr la liberación del sufrimiento que siempre acompaña a la violencia. «El lenguaje de la cruz, en efecto, es locura para los que se pierden; mas para los que están en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios»14. La sangre es símbolo de vida y de muerte y Jesús no escapa a la confrontación de la violencia; pero ofrece la manera de superarla. «Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos...»15 .

La reciedumbre de estos símbolos de muerte, cruz y sangre, nos ayuda a entender la fuerza de la reconciliación cristiana en medio de las duras circunstancias de la guerra sucia que vivimos. Ninguna imagen menos compleja o vigorosa que las que usa Pablo nos ayudaría en realidad a lograr la reconciliación que necesitamos. Para poder ser liberados de nuestros sufrimientos, precisamos de imágenes duras y complejas, capaces de dar expresión a las contradicciones de la situación en que estamos inmersos. La transformación interior que Jesús llevó a cabo en la cruz fue de tales proporciones que con ella se liberó la potencialidad del Espíritu de Dios para transformar cualquier enemistad y confrontación, personal y social, sin importar sus dimensiones. De esta forma, el corazón de Cristo en la cruz hizo las veces de una esclusa descomunal, donde pudieran verterse todas las aguas negras que segrega la perversidad del corazón humano y poder ser allí decantadas y purificadas por la transformación que en ese corazón se hizo posible de una vez y para siempre.

En la cruz el hombre Dios-Jesús se despojó totalmente de sí y se entregó sin reservarse nada, en solidaridad salvadora con los hombres sus hermanos. Cruz, muerte y sangre no fueron buscadas por Jesús sino asumidas por fe como la consecuencia extrema de toda una vida

14 1 Cor 1, 18.

15 Flp 3,10.

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«Felices los que trabajan por la paz» entregada misericordiosamente. Una vida así lleva a la salvación, es decir, a la íntima unión con Dios en solidaridad con los hermanos y conduce a la plena reconciliación.

Es todo este proceso el que va incluido dentro del paquete del perdón y la reconciliación cristiana, y ninguno de sus elementos podría rebajarse sin que el proceso se degrade. Se trata a la vez de algo totalmente gratuito y absolutamente transformante. Pero es también una transformación que sólo podrá darse desde una honda toma de conciencia y sincero reconocimiento del mal hecho y causado, mediante un desligarse de todas las perversas ataduras generadas y gracias a una determinación de caminar en adelante según la justicia.

La reconciliación toca otro nivel más complejo todavía: el de una reconciliación social. San Pablo lo considera al tratar de la reconciliación casi imposible entre judíos y gentiles; ¿cómo conseguir hacer de los dos, un solo pueblo?16. Para expresar lo que por medio de Jesús ha llegado a ser posible, emplea Pablo la imagen del cuerpo, que es muy significativa en contextos de violencia. Porque los cuerpos han sufrido toda clase de abusos. El cuerpo de Cristo, golpeado también, crucificado y finalmente expuesto en la cruz, se convierte en el vehículo de reconciliación para todos los que han sufrido en sus cuerpos. Por eso también la eucaristía, en la que recibimos el cuerpo de Cristo para ser incorporados a él, cobra en este contexto toda su fuerza de misterio de comunión.

La reconciliación cristiana, por otra parte, nunca se contenta con devolvernos al estado anterior. Inaugura para nosotros una nueva realidad. «Si alguien vive en Cristo, es una nueva criatura; lo viejo ha pasado, y ha aparecido algo nuevo»17. Tanto los opresores como las víctimas deben efectuar un cambio decisivo. Pero en el proceso cristiano de reconciliación, hay que invertir el orden. Solemos pensar que son los malhechores quienes deben arrepentirse primero y pedir perdón. No; la reconciliación cristiana funciona en sentido inverso. El perdón que las víctimas, movidas por la gracia reconciliadora de Dios ofrecen a sus torturadores, es el

16 Cfr. Ef 2, 12-16 y Col 1, 21-22 y en general, Rom 9-11.

17 2 Cor 5, 17.

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que hace que éstos se decidan a arrepentirse de los agravios cometidos y a iniciar la reconstrucción de su propia humanidad. No son los opresores sino las víctimas quienes inician el proceso de reconciliación; el auténtico sujeto de la reconciliación cristiana es la víctima, no el agresor. Y el objeto de la reconciliación no es la acción violenta en sí misma, sino la humanidad de quienes han intervenido en su ejecución; y los agresores no pueden perdonarse a sí mismos. La víctima, por su parte, recupera su humanidad cuando se atreve a confiar de nuevo y acepta, por la fe, la oferta de renovación que Dios le hace; cuando recobra en lo más hondo de su ser la capacidad de confianza.

Resumiendo, ¿cuáles serían entonces lasnotas máspropias dela reconciliación cristiana?18 .

No son los opresores sino las víctimas quienes inician el proceso de reconciliación; el auténtico sujeto de la reconciliación cristiana es la víctima, no el agresor

1. Es Dios quien inicia y suscita la reconciliación. El residuo de la violencia y la opresión cala muy hondo, y sólo Dios puede reparar todo el daño provocado. La víctima, de manera especial, es invitada a abrirse a la gracia reconciliadora de Dios para convertirse así ella misma en el agente privilegiado de reconciliación que puede llegar a ser.

2.Se trata más de una espiritualidad que de una «estrategia» o una «técnica» de solución de conflictos y problemas. Toda persona que haya recibido la acción reconciliadora de Dios se siente llamada a dar una respuesta correspondiente a su honda experiencia. La reconciliación es más un hallazgo que una conquista. El perdón no es algo que debe ser conquistado y estrictamente es anterior al arrepentimiento. El perdón se abre paso en nuestras vidas porque ya ha tenido lugar en Cristo Jesús.

18 Cfr. el artículo de JAIRO LÓPEZ, S.J., Apuntes para la vivencia del conflicto y la reconciliación social desde el seguimiento de Jesús: Apuntes Ignacianos 30 (2000) 23-35.

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«Felices los que trabajan por la paz»

3.No es cuestión de una mera restauración, ni de algo que simplemente nos lleve donde estábamos antes, sino que nos hace criaturas nuevas. Tanto víctimas como opresores son llamados a habitar un espacio nuevo de convivencia.

4.Elrelatoque prevalece eseldelahistoriade lapasión,muerte y resurrección del Señor. Porque ese fue el acto de profunda solidaridad con la humanidad sufriente que cambió su suerte. La violencia y la muerte, que parecen definitivas, sólo pueden ser vencidas por quien se ha puesto al alcance de sus fauces. El cuerpo, la sangre y la cruz, son por eso los símbolos que aparecen una y otra vez en esa narración. Al amanecer de la resurrección se anuncia el nuevo espacio a donde pueden acceder los que han sido reconciliados. El cuerpo es el instrumento para recomponer los cuerpos destrozados. La sangre, recuerdo de la violencia, promete vida a los que la han derramado. Y la cruz, desafía nuestras creencias y hace ver que los débiles y quebrantados muestran el camino de la reconciliación.

5.La reconciliación posee múltiples dimensiones derivadas de ese centro. Esa obra reconciliadora de Dios abarca todas las dimensiones de la realidad. Por eso queda de nuestra parte desentrañar y vivir todos esos niveles, en las experiencias que muchas personas y poblaciones van teniendo, por el hecho de estar pasando por esas penosas pruebas.

La confrontación en Colombia ha llegado a adquirir todos los ingredientes de una guerra «sucia». Los esfuerzos más inaplazables están encaminados a procurar «limpiar» esa guerra, es decir, a cumplir con los convenios del Derecho Internacional Humanitario, a quitarle cualquier viso de legitimidad a los actos terroristas, al secuestro, al acoso de la población civil hasta llevarla al desplazamiento forzado. Todos estos son quehaceres impostergables y que requieren valor, sabiduría y perseverancia. Pero un trabajo por la paz debe ir todavía más allá y más al fondo, en los fines y en la forma.

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Sugerencias para la oración

Ofrecemos, al final de cada uno de los capítulos, algunas pistas para la interiorización de estos temas, a manera de oración. Pueden ser utilizadas tanto para el encuentro personal con Dios, como para una liturgia o una oración comunitaria.

Estas pistas tendrán siempre tres partes, siguiendo la dinámica de la revisión de vida: Ver-Juzgar-Actuar. Una espiritualidad que quiera responder a nuestra realidad tiene que tener los ojos bien abiertos ante la vida, para contemplar a Dios creador en medio de nuestra historia conflictiva (VER), debe recurrir siempre a la luz que ofrece la Palabra de Dios para discernir sus caminos (JUZGAR) y nos debe lanzar a la construcción de la comunidad cristiana en todos sus niveles (ACTUAR).

1. Mirar la Vida

 ¿Cuál es la imagen de Dios que tenemos?

 ¿Encontramos signos de la presencia y de la acción de Dios en el contexto en el que nos movemos? ¿Cuáles nos parecen más claros y evidentes?

 ¿Sentimos el trabajo por la paz como una exigencia de nuestra vida cristiana?

 ¿Creemos en la posibilidad de una reconciliación entre los colombianos? ¿En nuestras vida reflejamos actitudes de reconciliación y perdón? ¿Cuáles?

2. Iluminar la vida con la Palabra de Dios

Salmo103(102): «ElSeñorestiernoycompasivo;espacienteytodoamor»

Mateo5,38-48: «...sedijo: 'Ojoporojoydientepordiente'. Peroyolesdigo...»

1Juan4,7ss: «ElquenoamanohaconocidoaDios,porqueDiosesamor»

 ¿Qué imagen de Dios aparece en estos textos? ¿Cómo ilumina nuestra vida esta imagen de Dios?

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«Felices los que trabajan por la paz»

 ¿Qué significa trabajar por la paz, desde esta imagen de Dios?

 ¿Qué tareas consideramos prioritarias en la búsqueda de la paz, desde estos textos bíblicos?

3. Construir la vida en el Espíritu

 ¿Cómo hacernos constructores de paz en el contexto de nuestro país?

 ¿Qué puede cambiar en el trabajo por la paz si lo asumimos desde el encuentro con Dios y con su Palabra, es decir, desde una espiritualidad cristiana?

 ¿Cuál es la tarea más importante que tienen las comunidades cristianas en el contexto de violencia que vivimos hoy en nuestro país?

Cuando leo el Evangelio

Cuando leo el evangelio, me siento cristiano, pero cuando losveo a ustedes los cristianos hacer la guerra, oprimir a los pueblos colonizados, emborracharse, fumar opio..., me doy cuenta de que no viven el evangelio. Gandhi

La última danza en el claroscuro de la vida

Ahora está comenzando a sonar, probablemente, la última danza que pueda bailar, y la pregunta no es si voy a bailar con ella o no, sino, ¿quiero resignificar mi vida desde las perspectivas señaladas?: amor a Jesús en mis hermanos los pobres; experiencia de Dios en lo cotidiano, donde se generan los procesos de resistencia y creación de una nueva humanidad, en la igualdad, sin padres, porque el Padre está en los cielos, donde se viva la hermandad;

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obediencia a la realidad y a su proceso de recreación en una nueva sociedad con estructuras de justicia; gozo en el claroscuro de la vida, en la ambivalencia de la misma, donde el pecado posibilita la manifestación del amor misericordioso de Dios; fe y esperanza en el Dios de la vida, que en estos caminos oscuros y turbulentos nos permite encontrarnos con niñas hermosas que te sonríen y te recuerdan lo dulce que es la vida; paz en las nieblas que cubren la luz del amor y ganas de seguir soñando y creyendo en la resistencia no solo de mi cuerpo, sino de tantas comunidades que van sembrando la semilla de la vida en medio de tanta muerte. La danza está sonando y yo voy corriendo a coger a mi pareja...19 .

RASGOS DE LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA EN EL TRABAJO POR LA PAZ

Aportes desde la espiritualidad ignaciana

La visión de fe que llegó a tener Ignacio de Loyola fue la de un Dios no sólo presente al mundo desde dentro, sino trabajando en él continuamente20. Estas dos representaciones de Dios, que marcaron profundamente toda su espiritualidad, nos invitan a explorar la manera como concebía él la interacción entre Dios y el mundo, entre Dios y la historia humana.

19 Estas palabras hacen parte de un escrito más amplio que Mauricio Llantén Escobar, S.J. (1965-1999), joven teólogo payanés, escribió estando en el hospital cuando era tratado de una leucemia que le causó la muerte, estando a las puertas de su ordenación sacerdotal. 20 Ambas imágenes se encuentran en la «Contemplación para alcanzar amor», con la cual cierra la experiencia espiritual de los Ejercicios. (Ejercicios Espirituales 230-237).

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«Felices los que trabajan por la paz»

La primera se refiere a un Dios presente y activo en todos los niveles de la realidad creada: en el ser de los elementos, en la vida de las plantas, en la sensibilidad de los animales, en la inteligencia de los hombres21. A esto se añade una conciencia agradecida porque todos los bienes recibidos en la creación y los que sobreabundaron con la salvación en Cristo, «descienden de arriba», a la manera «como del sol descienden los rayos, de la fuente las aguas»22 .

La segunda intuición atestigua cómo trabaja y labora Dios duramente en nuestra ayuda, a la manera de un operario, ya sea dando el ser, dando y conservando la vida, la sensibilidad, la inteligencia y la libertad23, todo lo cual queda sobrentendido en la expresión Dios, nuestro Creador y Señor. Pero es también el «Dios providente» y no un Dios que creó un día el universo y las personas desentendiéndose después de su obra y dejándola a la deriva24. David Lonsdale, teólogo, lo resume así:

Si el mundo y la historia y todo lo contenido en ellos son dones de la mano de Dios, entonces Dios está presente y comprometido en la realidad creada, en cada dimensión de la vida y de modos diferentes. Dios sigue creando y sosteniendo el universo y la historia humana, estando presente y participando en ellos. Para Ignacio todo el universo creado es el teatro donde Dios sigue siendo el creador y el salvador25 .

Pero la solicitud de Dios por la humanidad lo llevó todavía a concebir una intervención mucho más cercana y entrañable. Mirando la realidad de este mundo, nos dice Ignacio, la Trinidad «determina (...) que la segunda persona se haga hombre, para salvar al género humano»26 . Ese compromiso radical de Dios con el mundo, con la historia humana y con la vida de las personas para rescatarlas de las fuerzas destructoras en que pueden verse envueltas y devolverles la plenitud de vida para la que fueron creadas, lo lleva a implicarse en él personalmente por medio de la encarnación de su Hijo.

21 Cfr. Ejercicios Espirituales 235.

22 Ejercicios Espirituales 237.

23 Cfr. Ejercicios Espirituales 236.

24 San Pablo dice: «En todas las cosas interviene Dios parael bien de los que lo aman» Ro 8, 28.

25 DAVID LONSDALE, S.J., Ojos para ver, oídos para oir, Sal Terrae, 1992, 72.

26 Ejercicios Espirituales 102.

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Jesús tiene la misión de hacer presente y revelar con mayor claridad al Padre, como «encarnación del amor, que se manifiesta con peculiar fuerza respecto a los que sufren, a los infelices y a los pecadores»27. Él se presentó como el sacramento de la misericordia de Dios, ofreciendo un mundo reconciliado y una convivencia entre hermanos, hijos de un único Padre. Con su vida y su palabra nos dio a conocer al Padre, rico en misericordia, «especialmente cercano al hombre, sobre todo cuando sufre, cuando está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y de su dignidad»28. El amor-misericordia que anunció y puso en práctica Jesús, no se limitó a la compasión con toda persona sufriente, sino que quiso desatar una fuerza poderosa para reconciliar a los hombres con Él y entre sí, abriendo el camino hacia un mundo nuevo donde habite la justicia.

Pero, ¿de qué misericordia y de qué justicia hablamos? Ante todo, debemos purificar el concepto de misericordia devolviéndole su genuino sentido bíblico, desvalorizado a lo largo de la historia hasta el punto de que produce cierta desazón y es orillado, pues no se lo considera como la fuerza suficientemente capaz de conducir hacia un mundo justo y reconciliado. La misericordia no es una actitud unilateral de compasión hacia el que sufre, ofrecida gratuitamente por alguien que está por encima de la persona que es objeto de ella. Es nada menos que la solidaridad de Dios con el hombre, su filantropía29. Es el segundo nombre del amor de Dios que se manifiesta y actúa en la historia sufriente, como cercanía cariñosa de quien se conmueve en sus entrañas ante el dolor de la humanidad, se identifica con él y quiere remediarlo. Una misericordia que, generación tras generación, despliega todo su poder para deshacer los planes de los orgullosos, derribar a los poderosos de sus tronos, levantar a los humildes y colmar de bienes a los hambrientos30. Como hemos dicho, la misericordia procura con acciones muy concretas, propiciar la solidaridad entre los hombres, la reconciliación y el perdón, el logro progresivo de una justicia superior que fundamente la paz verdadera.

27 JUAN PABLO II, Dives in Misericordia, n. 3.

28 JUAN PABLO II, Dives in Misericordia, n. 2.

29 Cfr. 2 Cor 5, 18-21.

30 Cfr.Lc 1, 51-53.

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«Felices los que trabajan por la paz»

Esa justicia superior era la que vislumbraba el Padre Arrupe, al hablar de la caridad [misericordia] como el camino para superar un tipo de justicia basada simplemente en la ley y el derecho, una justicia que no tiene en cuenta la situación existencial concreta de las personas. En un denso texto que bien vale la pena conocer, después de afirmar que esa justicia no basta, señala a qué clase de justicia apunta el ejercicio de la misericordia:

La justicia de Cristo fue ir más allá de la ley, impulsado por la caridad. Es esta misma caridad la que entre los hombres debe complementar la justicia, convirtiéndola en una justicia superior. Es la única que puede avanzar, más allá de la simple justicia, hasta donde llega la necesidad de los hombres. Porque su cometido supera el «a todos por igual» y el «a cada uno según sus méritos», para realizar el «a cada uno según sus necesidades» que es el único criterio verdaderamente humano y cristiano. Esa justicia superior, que es la caridad, tendrá una atención preferencial por los pobres, los pequeños y los oprimidos... Esoes lo que queremos decir al afirmar que la caridad es una justicia superior: una justicia con un punto de perspectiva mucho más alto que se remonta a la misma perspectiva de la justicia divina,toda caridady misericordia. Yun puntodemiratambién más profundo, porque llega al fondo del hombre, a su dolor, a su necesidad, a su impotencia31 .

Busca, por tanto, la reconciliación y el perdón, pero exige también «la reparación del mal o del escándalo, el resarcimiento por la injuria, la satisfacción del ultraje», como condiciones de ese perdón. Lucha por el reconocimiento de los derechos del hombre y el establecimiento de una convivencia en donde impere la preocupación porque toda persona pueda vivir de acuerdo con su dignidad humana y porque los recursos de la creación alcancen para todos.

Para la realización de este proyecto salvador Dios invita por medio de Jesús a hombres y mujeres de toda clase y condición, a colaborar en esta ingente empresa de sanear las estructuras, las instituciones y el ambiente mismo de este mundo. De la experiencia del encuentro vital y existencial del cristiano con el Señor Jesús en la fe, resulta la necesidad

31 PEDRO ARRUPE, S J., Arraigados y cimentados en la caridad, nn. 61-62.

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imperiosa de asumir la misma misión del Hijo. Todo cristiano es urgido a escuchar atentamente y a responder el llamado que Dios le hace a través de las circunstancias del mundo en la persona de Jesús. Y ese seguir a Jesús es más que irse tras Él. Es ser y hacer como Él hizo, a fin de responder a los desafíos del tiempo presente, como Él mismo lo haría. Es identificarse personalmente con Jesús, movidos siempre, como Él lo estuvo, por la misericordia hacia aquellos con quienes vivió.

Todo

cristiano es urgido a escuchar atentamente y a responder el llamado que Dios le hace a través de las circunstancias del mundo en la persona de Jesús

Esa identidad con la persona de Jesús es un Don, es regalo y signo de la gratuidad de Dios y una gracia para suplicar32. No es un conocimiento teórico sino un saber vital, experiencial, que lleva a tener sus mismas actitudes: «Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo: el cual (...) se despojó desímismo, tomando condiciónde siervo»33 .

El seguimiento de Jesús, como lo indica el texto anterior de Pablo, entraña dos cualidades interrelacionadas; supone como condición un gran despojo, esto es, capacidad de liberarse del propio egoísmo, mezquindad, cálculo y méritos propios, en vistas a una gran capacidad de servicio. Mientras más libre sea alguien, mejor sirve; y a su vez, la medida del servicio ensancha la posibilidad de libertad y de despojo. De lo contrario, el servicio hecho podría ser meramente signo de un paternalismo carente de verdadera misericordia.

Finalmente, el seguimiento de Jesús exige un continuo diálogo en el Espíritu que permita entender el querer de Dios sobre el ser humano, en medio de su historia a la vez dramática y sublime. En ese diálogo hay que escuchar nítidamente las locuciones de Dios en los signos de los tiempos y recibir limpiamente el envío que nos hace a cumplir su proyecto: que

32 «Será aquí demandar conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga» (Ejercicios Espirituales 104).

33 Flp 2, 5-7.

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«Felices los que trabajan por la paz»

el hombre viva. Es pues una gracia para pedir34. Esa escucha y ese diálogo son reales si se presta un oído a Dios y otro al ser humano, especialmente al que sufre pobreza, desplazamiento forzoso, marginación y exclusión.

La conversación y el diálogo en los conflictos

Dicha capacidad de prestar un oído a Dios y otro al ser humano, es condición previa para entablar cualquier conversación y diálogo con los grupos enfrentados. Las enormes dificultades que hay que soportar en la prosecución de esos diálogos las tenemos cotidianamente ante los ojos.

En la conformación del grupo de los primeros jesuitas y en los perseverantes y eficaces esfuerzos que hicieron por la «reconciliación de los desavenidos» -una de las primeras tareas a las que se dedicaron- se pusieron de manifiesto las dotes y capacidades poco comunes de Ignacio de Loyola en la superación de los conflictos. Puestos en las circunstancias de enfrentamientos y agresiones violentas en que nos encontramos, deberíamosnosotrosser capacesdedesarrollarcon fidelidad creativa esta misión realizada por los primeros jesuitas.

1. El diálogo y la conformación de grupos

La diversidad de orígenes y de pareceres fue algo con que tuvieron que contar desde el comienzo los primeros jesuitas, compañeros de Ignacio35; «...y siendo algunos de nosotros franceses, otros españoles, otros saboyanos, otros cántabros, nos dividíamos en diversidad de pareceres y opiniones acerca de nuestro estado»36. Había unidad entre ellos en el sentido de que todos buscaban la voluntad de Dios, «pero cuanto a los

34 En los Ejercicios espirituales Ignacio invita a pedir «no ser sordos a su llamamiento, mas prestos y diligentes para cumplir su voluntad» (Ejercicios Espirituales 91).

35 «Las diferencias de nacionalidades, de edades, de antigüedad en la amistad espiritual, eran sin duda menores que las temperamentales. Hombres como Bobadilla y Rodríguez no eran fáciles de gobernar, e Ignacio mismo, cuando luego sea su superior, encontrará muchas dificultades con estos compañeros de los primeros tiempos». JEAN-CLAUDE DHÔTEL, Discernir en Común, Santander, Sal Terrae 1989, 24.

36 La deliberación de los primeros compañeros de Ignacio publicada en JEAN-CLAUDE DHÔTEL, Discernir en Común, Santander, Sal Terrae 1989, 13-19.

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medios más expeditos y provechosos para nosotros y para los prójimos, había pluralidad de pareceres»37 .

También en la Iglesia primitiva se dieron estas diferencias de pareceres y formación de bandos que de no haber sido acogidas y resueltas a través del diálogo fraterno, tal vez la Iglesia nunca hubiera dejado de ser una pequeña secta circunscrita al ámbito judío38 .

Una primera enseñanza que nos deja esta referencia al origen de la Iglesia y al origen de la Compañía de Jesús es el hecho innegable de que la diversidad, y aun la contradicción de opiniones y pareceres existentes en los grupos humanos, no puede ser obstáculo insalvable en el proceso de búsqueda de la voluntad de Dios. Es casi un presupuesto que hay que tener presente y con el cual hay que contar. Sería ilusorio pensar en un grupo humano en medio del cual no aparecieron estas diferencias y contradicciones.

Para hablar de una espiritualidad del conflicto, hay que partir de la constatación de la diferencia entre los seres humanos que buscan en común y que no pueden negarse a afrontar las contradicciones existentes entre ellos. Estanislao Zuleta afirma esto mismo en una excelente conferencia pronunciada en 1980 cuando recibía el título de Doctor Honoris Causa en Psicología de la Universidad del Valle. En esa conferencia publicada de nuevo recientemente afirma:

Enlugardedesearunarelaciónhumanainquietante,complejayperdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En lugar de desear una

37 «Pluralidad de pareceres que a nadie debe sorprender que se diese entre nosotros, débiles y frágiles, cuando también entre los príncipes mismos de la santísima Iglesia y columnas de ella, los Apóstoles, y entre otros muchos perfectísimos varones con los cuales ni de lejos somos dignos de compararnos, diversa y hasta a las veces contrariamente sentían, y por escrito nos legaron sus opuestas opiniones. Ibíd., p. 14.

38 Un ejemplo de estas contradicciones lo encontramos en la Carta a los Gálatas, donde Pablo cuenta su enfrentamiento con Cefas en Antioquia, a propósito de su comportamiento frente a los gentiles (cfr. Gal 2, 14).

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sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de la satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida. (...) Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él39 .

Saber afrontar los conflictos, las contradicciones y las diferencias es una de las características típicas de una comunidad y de una persona madura; una comunidad o una persona inmaduratratarádeocultarodisimularlas diferencias para no asustarse; se comportará como el avestruz que esconde la cabeza cuando ve el peligro pensando que, por no verlo, éste desaparece. Lo importante es saber manejar estas situaciones para descubrir caminos nuevos que surgen de la crisis y de la contradicción, como nos lo enseñan aquí san Ignacio y sus primeros compañeros.

En lugar de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de la satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida

La conversación espiritual no sólo fue el primer apostolado de Ignacio y de sus compañeros en la naciente Compañía, sino quesiguesiendounodesusministeriosmás importantes hoy día, indicados en las Constituciones. Pero no cualquiera es apto para determinados tipos de conversación, ni se trata tampoco de conversar, sin más, de cualquier cosa. La conversación exige una preparación anterior, una disposición interior y una metodología exterior.

Ignacio de Loyola tenía una gran confianza en la palabra, pero a condición de ser honesto y claro, sin segundas intenciones, sin manipulaciones o tergiversaciones de las palabras y de su sentido. Hay que devolver a las palabras su sentido original como vehículo de comunicación llana y simple entre los seres humanos40 .

39 ESTANISLAO ZULETA, Elogio de la Dificultad: Revista Semana (Colombia), 959 (Septiembre 1825 de 2000).

40 «Baste con decir claramente ‘sí’ o ‘no’. Pues lo que se aparta de esto, es malo» (Mt 5, 37).

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2. Un presupuesto básico para el diálogo

En el contexto prototípico de unos Ejercicios Espirituales, los frecuentes diálogos que habrá de entablar el que los da con quien los recibe y los hace, van justamente precedidos del siguiente presupuesto fundamental, para que de esos diálogos se siga el verdadero provecho que de ellos deberá reportarse:

(...) se ha de presuponer que todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; y, si no la puede salvar,inquieracómolaentiende;y,simallaentiende,corríjaleconamor; y, si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve41 .

El fin práctico de este presupuesto es evitar malentendidos, sospechas y recelos entre los interlocutores, por culpa de la prevención de los espíritus. Porque del sentir y juzgar mal del otro (juicios temerarios) proviene como consecuencia el no fiarse de su palabra. En un conflicto cualquiera, la desconfianza y la sospecha sobre la veracidad de la palabra de los agentes del conflicto es generalmente parte del mismo. Esta actitud vicia ya, de entrada, todo posible diálogo y toda relación con el otro.

Este «Presupuesto» (sic) ignaciano de los Ejercicios inculca una actitud fundamental, de profunda sabiduría y fina sicología, para desbloquear toda prevención en un diálogo; en él esta contenido el abecé del ser cristiano que es la virtud teologal de la caridad. Exige de entrada una actitud de benevolencia; la caridad es benigna, es paciente, es indulgente. Se trata de una «condición sin la cual no» puede darse un verdadero diálogo; totalmente contraria a la actitud del mundo, proveniente del maligno, que dice: «piensa mal y acertarás».

Los primeros ímpetus casi siempre nos arrastran a la severidad, a la sospecha y aun a la injusticia. No somos únicamente temerarios sino

Recomendación de veracidad y sinceridad; que el sí o el no de la boca corresponda al sí o al no del corazón. Afirmación que debe bastar y dispensar de recurrir a un juramento. Véase también al respecto la carta de Santiago 5, 12.

41 Ejercicios Espirituales 22.

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«Felices los que trabajan por la paz»

injustos. Y aun en la duda, nos inclinamos a la peor parte contra el otro. No se trata de negar la evidencia real o de negar la verdad de las cosas. Pero ¿quién sabe a ciencia cierta, dónde está la verdad? Sólo el Espíritu Santo puede llevarnos a la verdad completa.

En ese presupuesto Ignacio explica por pasos cómo «salvar la proposición del prójimo». Se da un proceso y una gradación. El factor 'tiempo' es indispensable y se consideran dos casos:

a) Que la proposición del prójimo sea sólo «materialmente» mala, pero no su intención. «Si no la puede salvar, pregúntele cómo la entiende». Nadie más que el interesado conoce su propia intención. Puede ser que lo que 'aparece' sea malo, pero que la intención y la opinión misma del otro sea buena. Y Dios no mira las apariencias sino el corazón. «En este caso, si no podemos excusar la obra, excusemos la intención» (San Bernardo). Averiguar bien, pues, antes de juzgar: «nadie es malo a no ser que se le pruebe». Ningún tribunal condena antes de oír al acusado que tiene derecho a su defensa. Entre tanto hay que suspender el juicio personal, estando más bien inclinados a excusar.

b) Si se descubriese que no es sólo el hecho el que es materialmente malo sino también la intención, empezaría entonces la segunda parte de la corrección fraterna: «corríjale con amor». La caridad está por encima de la misma corrección. Debe haber amor en el fondo y en la forma de la corrección. Lo que se busca es el bien del otro, no la pasión propia que siempre quiere tener la razón. El amor debe tener compasión y misericordia para que sea verdaderamente caridad. La eficacia de la corrección va mucho en el modo mismo de corregir.

Pudiera ser que la corrección fraterna, hecha caritativamente, no surtiera efecto. Entonces, el «presupuesto» ignaciano va más allá todavía: «Y si no basta, busque todos los medios convenientes, para que bien entendiéndola (su proposición o 'verdad') se salve (esta opinión defendida)». Es decir, busque todos los medios convenientes (con la razón y la caridad) y eficaces para convencer. La ayuda de otros, los medios psico-

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lógicos, lacompletainformación, unapersonadeplenaconfianzadel otro, etc., podrán ayudar a dilucidar el asunto.

Este 'presupuesto' subraya elementos esenciales de un diálogo emprendido con espíritu cristiano: la fe y la confianza en el otro, la paciencia y la esperanza de llegar a un entendimiento con él (aunque haya que darle tiempo al proceso de su lenta evolución) y, sobre todo, la actitud de la caridad, del amor. Si el otro llega a descubrir en nosotros la actitud esencial, la actitud de base de amor hacia él, el camino del diálogo estará abierto y el resultado positivo se podrá esperar con fundamento.

Sólo una actitud sincera y franca, respetuosa y clara, completamente desarmada en la intención y en la realización, puede asegurar un diálogo auténtico que logre llevar a los interlocutores a un asentimiento común.

También en sus cartas e instrucciones ofrece Ignacio una serie de normas y sugerencias de fina sicología y profunda pedagogía para enseñar tanto a prevenir los inconvenientes como a aprovechar la ventajas que puedan surgir de la misma conversación. Las recomendaciones de algunas de esas cartas principales van detalladas en la siguiente nota42 .

Ministerio importante en la Compañía de Jesús:

«Reconciliar a los desavenidos»

Ignacio de Loyola vivió en forma particularmente intensa las dos dimensiones de la reconciliación: el ser reconciliado por Dios en Cristo y el ser reconciliador de los prójimos, como misión necesariamente de allí derivada. Hay que tener en cuenta que uno de los criterios fundamentales de Ignacio como fundador (y también de sus primeros compañeros jesuitas) fue la «experiencia de las cosas». Nadie puede ser verdadero testigo de la misericordia de Dios si primero no ha vivido en sí mismo esta misericordia que reconcilia. Ser reconciliados para ser

42 Véase el apéndice con las instrucciones que daba san Ignacio a los jesuitas para losdiálogos difíciles que debieran emprender en favor de la paz.

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«Felices los que trabajan por la paz» reconciliadores. Como dato curioso de ese tiempo, encontramos que algunos cristianos que no querían perdonar a sus enemigos, debían omitir en el Padre nuestro las palabras «perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido».

Ignacio fue ministro de la reconciliación para con los prójimos, no sólo en el servicio sacerdotal del sacramento de la reconciliación sino en la reconciliación tomada como un urgente ministerio pastoral mucho más amplioy abarcador. Fuealgoquevivióél personalmenteyqueluegoenseñó a la Compañía naciente en la Fórmula del Instituto y en las Constituciones.

Algunos cristianos que no querían perdonar a sus enemigos, debían omitir en el Padre nuestro las palabras «perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido»

En la Fórmula del Instituto de 1540 aprobada por Paulo III, después de los importantes ministerios de la palabra para el servicio de la fe, se introdujo de forma genérica el de las «obras de caridad», como ministerio propio también de la Compañía. La versión completa de esta Fórmula, revisada diez años más tarde para ser aprobada por Julio III, retuvo la designación de «obras de caridad», pero especificándolas: la «reconciliación de los desavenidos» aparece aquí por primera vez y, además, en el primer lugar. Se nota que los ministerios realizados por los jesuitas en estos diez primeros años de su existencia los llevaron a señalarse en este apostolado en el que tanto habían trabajado. Las «vendettas», «facciones» y situaciones de guerra entre ciudades, pueblos, familias y matrimonios, se convirtieron para ellos apremiantes campos de apostolado.

En las Constituciones encontramos también este tema de la reconciliación en sus dos vertientes: como sacramento y como ministerio. La obra de misericordia de «reconciliar a los desavenidos» de la Fórmula previa, pasó a convertirse en el ministerio de «pacificar a los discordes». Y, ¿qué medios empleaban estos apóstoles para lograr éxitos en esta difícil misión? Sermones, exhortaciones privadas y todo tipo de conversaciones personales. El P. Nadal comenta que esta reconciliación y pacificación la veía él referida a la séptima bienaventuranza acerca de «los

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que trabajan por la paz»; una paz que, entendida en toda su amplitud, implica que todos los ministerios deban contribuir, de una u otra forma, en su búsqueda.

Las últimas Congregaciones Generales de la Compañía de Jesús recuerdan que este peculiar ministerio sigue siendo imprescindible hoy. Para la Congregación General 32 no hay promoción propiamente cristiana de la justicia integral, sin un anuncio de Jesucristo y del misterio de la reconciliación que Él lleva a consumación. La Congregación General 34 urge el trabajo por la paz y la reconciliación a través de la noviolencia, incluyendo de modo expreso la relación entre el hombre y la mujer.

La reconciliación, para que sea de verdad cristiana, exige el perdón fraterno, la justicia bíblica y la paz (que es una reconciliación consolidada). La hermandad de la reconciliación va más allá de la sola justicia; requiere restablecer no sólo el encuentro sino todas las formas de comunión. Se puede dar una simple justicia sin auténtica reconciliación, sin misericordia y sin amor. Las heridas producidas por las discordias, únicamente las puede sanar la reconciliación fraterna.

Según los criterios aportados por las Constituciones, la Compañía debe escoger en el apostolado de la reconciliación la parte de la misión donde hay «mayor necesidad, aquellas personas y lugares que, convertidos, por su autoridad o influjo pueden ayudar a que muchos otros cambien. De igual modo, donde hay mayores conflictos y dificultades. En obras donde se emplea más la misericordia y la caridad y donde haya mayor urgencia».

La espiritualidad ignaciana es además, y muy claramente, una espiritualidad de los medios para el fin. En este complejo ámbito de los conflictos y la búsqueda de reconciliación nos conviene abordar ahora algunos medios concretos como serían la noviolencia activa y la verdad, la reparación y la justicia, como exigencias de la reconciliación social. Pero antes tenemos algunas pistas para la oración que posibilitan interiorizar algunos aspectos de lo tratado.

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«Felices los que trabajan por la paz»

Sugerencias para la oración

1. Mirar la Vida

Primer preámbulo: Traer la historia...

 Será aquí ver cómo los empobrecidos de nuestra sociedad ven deteriorarse su situación por el surgimiento de nuevos factores que han agudizado la injusticia.

Segundo preámbulo: Composición viendo el lugar...

 Ver la inmensa riqueza de nuestro país, sus gentes y culturas, sus tierras y cultivos, sus regiones y climas, recursos naturales y biodiversidad.

 Ver la marginalidad de los barrios de desplazados, el hacinamiento en los inquilinatos de las grandes ciudades, la carencia de servicios en que viven los campesinos en tantos rincones del país.

Tercer preámbulo: Demandar lo que quiero...

 Pedir conocimiento interno de la cruda realidad de los pobres de nuestro país, para no ser sordo al llamamiento que Dios nos hace desde ellos para sumar nuestros pasos a su caminar.

2. Iluminar la vida con la Palabra de Dios

Les sugerimos escoger alguna de las siguientes lecturas para tenerla como referente a la hora de reflexionar sobre los planes de Dios sobre la historia:

Éxodo 3, 7-12: «He visto la opresión de mi pueblo...»

Isaías 58, 1-11: «El ayuno que yo quiero...»

Santiago 2, 14-26: «La fe sin obras está muerta...»

Mateo 25, 31-46: «Tuve hambre y me diste de comer...»

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Primer punto: Ver las personas...

 Ver la multitud de personas con carencia de ingresos y con sus necesidades básicas insatisfechas.

 Ver a hombres, mujeres y niños que huyen de la guerra y a los que han tenido que sufrir toda clase de privaciones por el conflicto armado.

 Ver a los despedidos de sus trabajos, desempleados y cómo tienen que recurrir al rebusque para sobrevivir.

 Ver a los que no tienen el nivel educativo que requiere la demanda laboral o no tienen formación política para crecer como ciudadanos.

 Ver a los endeudados por causa del sistema financiero o que pierden su casa por no pagar las cuotas.

 Ver a los que no pueden matricular a sus hijos y se alimentan mal.

 Ver a los que no tienen oportunidades y a los desesperados que encuentran en el suicidio la única salida.

 Ver a los que tienen que vender su dignidad para sobrevivir o los que viven en la infelicidad en un país que no les permite crecer.

Segundo punto: Oír lo que hablan las personas...

 Oír las quejas, reclamos y gritos pidiendo una ayuda de Dios o de la sociedad en su situación.

 Oír las razones que encuentran para sus males: castigo de Dios, injusticias humanas, apertura económica salvaje, corrupción de los gobernantes, desigualdad de oportunidades, neoliberalismo...

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«Felices los que trabajan por la paz»

 Oír los argumentos que tienen para robar, para unirse a grupos violentos al margen de la ley, para evadirse en las drogas o en el alcohol, para ser crueles con los que tienen cerca...

Tercer punto: Mirar lo que hacen las personas...

 Mirar cómo la gente busca formas de supervivencia en medio de tantas amenazas para sus vidas.

 Mirar cómo hay familias que se organizan y tratan de ayudarse a través de la solidaridad con los que más sufren.

 Mirar cómo algunos se ven abocados a tomar las armas en alguno de los bandos enfrentados.

 Mirar cómo otros no encuentran otra cosa que limpiar los vidrios de los carros o vender infinidad de cosas en las esquinas de las grandes ciudades.

 Mirar cómo muchos atracan, roban y cometen toda clase de actos en contra del bienestar de los demás.

 Mirar cómo varios tienen que vender sus cuerpos y su dignidad para sobrevivir.

3. Construir la vida en el Espíritu

 ¿Qué tanto nos tocan estas situaciones?

 ¿Qué fuentes de información tenemos o buscamos para alcanzar un conocimiento más cercano de la situación?

 ¿Cómo nos ha tocado la crisis económica que vive el país?

 ¿De qué manera estas situaciones de los más pobres ha modificado nuestra vida personal, comunitaria y la misión apostólica en la que colaboramos?

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¿Realmente vemos y sentimos a Dios caminando con los más pobres e invitándonos a caminar con ellos, escuchando sus clamores y dejándonos movilizar por sus reclamos e iniciativas?

El Bienestar de la apariencia

«¡Ay de vosotros, los que ahora reís, porque vais a lamentaros y a llorar!»

(Lucas 6, 25)

¡Ay de aquellos

 que saborean el dulce del azúcar en platos refinados, pero no tienen paladar para la amargura del haitiano que corta la caña;

 que miran la belleza de las fachadas de los grandes edificios, pero no oyen en las piedras el grito de los obreros mal pagados;

 que pasean en carros de lujo por las nuevas avenidas, pero no tienen memoria para las familias desalojadas como escombros;

 que exhiben ropa elegante en cuerpos bien cuidados, pero no se preocupan de las manos que cosechan el algodón...

 porque dejan resbalar sobre la vida su mirada de turistas y no contemplan detrás de las fachadas con ojos de profeta!

¡Ay de aquellos

 que sólo ven en el pobre una mano que mendiga y no una dignidad indestructible que busca justicia;

 que sólo ven en los numerosos niños marginados una plaga y no una esperanza para todos que hay que cultivar;

 que sólo escuchan en los gritos de los pobres caos y peligros y no oyen la protesta de Dios contra los fuertes;

 que sólo contemplan lo bello, lo sano y poderoso y no esperan la salvación de lo más bajo y humillado...

 porque no podrán contemplar la salvación que brota en el Jesús encarnado desde abajo!»43 .

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«Felices los que trabajan por la paz»

METODOLOGÍAS Y CONDICIONES CONCRETAS DE LA RECONCILIACIÓN

Tolerancia, verdad, reparación y justicia: exigencias de la reconciliación social

La tolerancia

En el plano de una cultura supuestamente «civilizada» se insiste con toda razón hoy en día en la tolerancia, que supone un gran paso para la convivencia en una sociedad pluralista y democrática. El Dr. Jaime Córdoba Triviño, en sus años de Defensor del Pueblo, se refería en estos términos a esta indispensable virtud civil:

El intolerante es alguien que rechaza con hostilidad a quienes por razones culturales -el comportamiento, la religión, la ideología- no comparten sus actitudes, creencias u opiniones. Convencido de que el error no tiene derechos, el intolerante no cree ni en diálogo ni en el pluralismo, pues uno y otro son para él transigencia y debilidad. Esta cerrazón espiritual lo conduce, tarde o temprano, a valerse de la fuerza ilícita en el empeño de lograr la uniformidad y la unanimidad.

Ahora los intolerantes matan, torturan y borran de la faz de la tierra no sólo en nombre del integrismo religioso, sino también invocando las necesidades del conflicto bélico o las exigencias del orden público. Por ello el mundo moderno necesita el ejercicio de la tolerancia como un tajante imperativo.

La tolerancia es el fundamento de la convivencia pacífica. La intolerancia, por el contrario, es la raíz de la persecución y del exterminio. Entre hombres tolerantes pueden construirse la justicia y la paz, mientras los intolerantes viven siempre en situación de guerra44

En ese mismo número de la revista de la Defensoría, escuchamos otras voces muy pertinentes sobre el mismo punto que apuntan a las causas de la intolerancia y nos llevan de la mano hasta la raíz evangélica de la virtud civil de la tolerancia:

44 JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO, «Su Defensor», Periódico de la Defensoría del Pueblo N° 22, pág 3. Santafé de Bogotá, Abril 1995.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

Las investigaciones sicológicas han demostrado que las personas renuentes a respetar la diferencia presentan uno o más de los siguientes rasgos: «baja estima de sí mismos, rigidez en la manera de pensar, mente estrecha, dogmatismo, angustia, marcado etnocentrismo, fundamentalismo religioso, conformismo, prejuicios y escasa creatividad» (Richard G. Cote)45 .

No

hagas a los otros lo que no deseas que te hagan a ti, y, por el contrario, dales el trato que quisieras recibir

La regla de oro. Como todo lo que es humanamentevalioso,latolerancianoesuna virtud espontánea ni natural, sino un hábito largo y difícilmente adquirido, una auténtica invención cultural hecha para acercar a los hombres e impedir el desgarramiento social en forma de guerras y persecuciones. Si existe un principio capaz de apoyar el esfuerzo por construir la tolerancia, ése es, sin duda, el que conocemos desde antiguo como la regla de oro: «No hagas a los otros lo que no deseas que te hagan a ti, y, por el contrario, dales el trato que quisieras recibir»46 .

Existen distintas maneras de enfocar los difíciles procesos de negociación y reconciliación. Nos encontramos en primer lugar con la amnistía y el indulto47, como modos legales de afrontarlos. Para los cristianos, la Reconciliación tiene exigencias ulteriores que nacen del seguimiento de Jesús. Tres de esas exigencias, entre otras, son la Verdad, la Reparación y la Justicia.

La Verdad

En primer lugar, «verdad» puede significar la correspondencia entre lo sucedido y lo que de ello se dice; puede también significar la

45 CARLOS AUGUSTO LOZANO BEDOYA, «Su Defensor»... pág 8.

46 LAURENT CÉSPEDES RAMÍREZ, «Su Defensor»... pág 13-15.

47 La amnistía es el olvido legal de los hechos que han ocurrido. Significa que lo ocurrido, sea lo que sea, no será investigado, y que los presuntos responsables no tendrán que responder por ninguna acusación ni asumir ninguna culpa o castigo por los hechos. El indulto, legalmente, significa que no habrá castigo. No implica olvidar que los hechos han ocurrido; se limita a declarar que los responsables no serán castigados. Técnicamente, el indulto deja la puerta abierta a posibles juicios y su correspondiente sentencia.

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«Felices los que trabajan por la paz»

coherencia de un conjunto de creencias y prácticas. Una última concepción de verdad es la existencial, esto es, aquella en la que la verdad se percibe como iluminadora de la existencia humana.

Por lo que respecta a la reconciliación, la verdad ha de ser entendida en contraposición, tanto con las mentiras que en la situación de violencia urdieron los agresores, como con el ambiente de falsedad que así se originó. Es decir, se necesita recuperar los hechos tal como ocurrieron. Es en este ambiente donde puede renacer de nuevo la confianza. Sólo desde allí se puede iniciar una reconstrucción de la sociedad nueva y la libertad del ser humano48. La verdad ha de ser experimentada por el cristiano como algo que es objeto de continua búsqueda, pero también como una realidad que procede de Dios.

La Reparación

Cuando hablamos de reparación nos referimos a la reconstrucción de la persona o las comunidades que han sido agredidas por un actor específico. La reconstrucción no comporta necesariamente dejar las cosas en el mismo estado en que se encontraban antes de la agresión, pues esto sería muy difícil y en algunos casos imposible; pero sí implica una puesta en marcha de procesos y estructuras que ayuden a la reconstrucción de sociedades fracturadas, siempre a partir de la verdad y la justicia. También tiene que ver con asumir el pasado, castigar a los opresores y ofrecer algún tipo de reparación a la víctimas.

La reconstrucción social no puede partir de cero. Hay que asumir el pasado y develar la verdad que fue ocultada por las mentiras y por la violencia. Cristianamente no es posible la famosa frase de «perdón y olvido»; es necesario la reparación del daño causado. Perdonar es recordar el pasado a fin de asimilarlo y convertirlo en parte de la propia vida, al mismo tiempo que se buscan formas de reparación a ese daño hecho.

Los procesos de reparación exigen un hondo trabajo espiritual que abra a la conversión de los victimarios, al asumir la reconstrucción

48 Jn 17, 17.

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del daño causado y de las víctimas, al perdonar al ofensor mirándolo desde los valores de que es portador. Esta mutua actitud de reparación y aceptación puede hacer posible la Reconciliación cristiana.

La Justicia

En los procesos de reconciliación, justicia no es un concepto unívoco. Generalmente se habla de justicia punitiva: se reclama la captura, el juicio y el castigo de los criminales. Como seguidores de Jesús hay que tener en cuenta otros conceptos que están en juego:

La justicia restitutiva: muy en la línea de lo que tratamos sobre la reparación, la cual puede darse en un gesto simbólico por el que se reconoce que no es posible lograrla de forma perfecta y completa.

La justicia estructural: su atención se dirige a las desigualdades estructurales de la sociedad, de las que brotó el conflicto que provocó la violencia. Afronta las desigualdades económicas, sociales, políticas, culturales y busca la manera de superarlas.

La justicia legal: en la cual se trata de las necesarias reformas a la ley y la judicatura a fin de asegurar un sistema legal imparcial, transparente y equitativo.

Pero, aunque la justicia cristiana implica las anteriores, la justicia que Cristo vino a traer va más allá. Es una justicia impulsada por la caridad y se dirige «a cada uno según sus necesidades» como criterio humano y cristiano. Esa es la justicia superior, que es la caridad, y tiene una especial preferencia por los pobres, los pequeños y los oprimidos.

La noviolencia

Ante una agresión injusta y violenta pueden producirse una gran variedad de reacciones, distribuidas en un amplio espectro. En uno de los extremos de ese abanico de posibles respuestas está la venganza, que redobla la violencia; en el otro encontramos un pacifismo a ultranza. Entre ambos cabe todo tipo de reacciones: la fuga, la capitulación, la pretendida neutralidad (que en realidad no es posible), la intolerancia,

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Puede llegar a decirse que es más fácil convertir a un violento en no-violento, que a un cobarde

«Felices los que trabajan por la paz»

lapelea,laaplicacióndelasteoríasdelaguerra justa dentro de determinadas condiciones, la práctica de la noviolencia activa. Todas ellas se dan, se justifican a sí mismas y han encontrado sus propios métodos y expedientes.

Nos parece que en este momento sería bien importante detenernos en la consideración de todo lo que implica la propuesta de la noviolencia activa49. Se trata de una metodología, no exclusiva del cristianismo, empleada con éxito en la transformación de contextos de opresión por tan largo tiempo mantenidos, que habían conseguido ser introyectados en la conciencia de las víctimas. Por esta razón el proceso requiere de «una seria toma de conciencia» de la injusticia cometida, que eleve la capacidad de indignación de las personas cuyos derechos han sido conculcados inveteradamente, y fortalezca su capacidad de reacción frente a la prepotencia e injusticias a las que han estado sometidas por prolongados períodos de tiempo.

El primer objetivo de esta toma de conciencia es romper con la indiferencia generalizada del ambiente y con la cobardía que se ha podido instalar en el corazón de los que han sido pisoteados de manera reiterada y prepotente. El militante de una causa no violenta ha de hacerse capaz de batirse, por eso se le llama activa, porque busca sacar del acostumbramiento y sometimiento pasivo; pero es no-violenta ya que no favorece ni justifica la violencia en revancha; es decir, invita a luchar en paz por la paz.

Desde este planteamiento se hace comprensible por qué puede llegar a decirse que es más fácil convertir a un violento en no-violento, que a un cobarde. Lo que esta campaña quiere poner de manifiesto es la contraposición entre la ilusoria eficacia de la violencia y la eficacia real que busca la noviolencia activa. La mayor insistencia de este método recae en la convicción de que «los medios han de ser de la misma

49 Cfr. el artículo de ALBERTO DEGAN, MCCJ., ¿Cómo afrontar el conflicto en una perspectiva no violenta? en APUNTES IGNACIANOS 10/30 (2000) 36-54.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

naturaleza que el fin». O sea que, si se busca ante todo la justicia, los medios tienen que ser justos. Cuán pertinente sea esta argumentación, lo tenemos ante los ojos al ver las prácticas de una guerrilla que, amparada en la bondad de su causa original, se ha creído justificada para emplear cualquier género de medios: la mentira, el engaño, el secuestro, el chantaje, el terrorismo. Con lo cual la población los ha ido identificando progresivamente con sus «métodos», olvidándose de sus «causas», incomprensibles y consideradas como incompatibles con las prácticas utilizadas.

Los que defienden con la violencia una causa «justa» arguyen que de no ser por la violencia, no serían escuchados. La noviolencia activa busca quitarle piso a esta afirmación probando, con la efectividad de sus métodos, que sí es posible hacerse oír sin agredir al adversario y que el empleo de la violencia lo único que logra es agravar el mal y cambiar el color de la violencia. La dinámica de la noviolencia va detrás de un cambio lento pero efectivo y, por eso, enfrenta la convicción prevalente en el mundo actual, tan centrado en lo factible y en los éxitos rápidos.

La justicia social es el nuevo nombre de la paz, afirmaba el Papa Pablo VI; pero a veces, cuando se piensa en esta paz, se la ve únicamente como punto de llegada, cuando por fin sea instaurada la justicia social; es decir,  ¡nunca! La paz es también «punto de partida» y no sólo punto de llegada. Si no soy una persona de paz, mi lucha por la justicia no puede producir la paz.

Por eso se impone cultivar en la persona del oprimido la «fuerza de la verdad» y la «fuerza del amor». Para lograrlo se requiere una lenta y honda preparación de cada uno de los que han de participar en el programa para que aprendan y sepan distinguir entre el mal que combaten y la persona que lo comete. Han de irse fortaleciendo interiormente hasta obtener una disponibilidad para afrontar el riesgo y el sacrificio que sin duda les saldrán en el camino.

Así como la virtud civil de la tolerancia ponía en vigencia la «regla de oro» evangélica, esta metodología de la noviolencia le da aplicabilidad real y social a los ideales cristianos del sermón del monte y las bienaventuranzas, de ordinario considerados como meras utopías, pro-

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«Felices los que trabajan por la paz»

pios de una ética de convicción, pero carentes de realismo y responsabilidad política.

La noviolencia activa quiere ver en las enseñanzas y prácticas de Jesús un instrumento eficaz de transformación evangélica de la realidad. La finalidad que busca no es derrotar al enemigo, sino despertar la verdad que él lleva dentro de sí mismo; que la verdad sobrepase a la mentira y el amor venza al odio y la violencia. Apela a una conciencia fuerte que, «ofreciendo la otra mejilla», lo que quizás consigue es que el enemigo se sobrepase y, en consecuencia, se avergüence y su conciencia se resquebraje; su verdadera y última finalidad es el encuentro con el otro (el enemigo) en la fuerza de la verdad.

En el desarrollo del pensamiento social de la Iglesia se llegó a pensar que el empleo de la violencia podía llegar a ser justificable en ciertos casos. Sin embargo, habría que cumplir con algunos requisitos supremamente difíciles de satisfacer. En primer lugar, haber empleado antes todos los medios no-violentos posibles, y luego, asegurarse de que la violencia que se ejerciera no proviniese de una ambición oculta, ni del temor o del odio, siempre latentes en el corazón humano50. Un recurso apresurado a la violencia, que prescinda de un empleo previo y a fondo de una acción no-violenta, denota un escaso arraigo en los valores cristianos y una desconfianza injustificada en la efectividad de una verdadera acción no-violenta.

En acciones no-violentas se embarcaron en su momento personas mundialmente conocidas como Mahatma Gandhi, en la campaña por la independencia de la India, el pastor Martín Luther King, en la lucha por la integración racial en los Estados Unidos, el obispo Helder Câmara del Brasil, en el movimiento de liberación de las clases marginadas de la sociedad, el presidente Nelson Mandela, en la lucha por la supresión del «Apartheid» Sudafricano. También los maestros noruegos, apoyados por los padres de los estudiantes y por buena parte del pueblo, organizaron una resistencia contra los invasores nazis en la Segunda Guerra Mundial. Muchos de esos maestro fueron enviados a campos de concentra-

50 Cfr. IVÁN RESTREPO, S.j., La no-violencia: ECLESIÁSTICA XAVERIANA XX (1970) 25-52.

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ción y otros condenados a trabajos forzados. De los 15.000 profesores, solo 30 cedieron, ante lo cual el gobierno tuvo que capitular y volverse atrás en las medidas que había tomado51 .

No se oculta que para asegurar la eficacia de esta táctica no-violenta se requieren condiciones de talla como son: conseguir involucrar a la mayoría de la población; utilizar y crear distintas estrategias, correspondientes a las condiciones peculiares del contexto; estar dispuesto a dar la vida por la causa que se defiende.

Sugerencias para la oración

1. Mirar la Vida

Recorrer las distintas dimensiones de nuestra vida y reconocer los conflictos personales, comunitarios y sociales que vivimos actualmente. Mirarlos sin temor y ponerles nombre. Aceptarlos y tratar de descubrir cómo los estamos manejando. Mirar, igualmente, las señales de la reconciliación, y la tolerancia que vivimos en medio de nuestros conflictos.

 ¿Con quién o quiénes tenemos problemas o situaciones conflictivas en este momento?

 ¿Cuáles son los motivos de los conflictos que vivimos a nivel personal, comunitario o social?

 ¿Cómo estamos afrontando o negando estos conflictos?

 ¿De qué manera los conflictos afectan la misión que realizamos?

51 Al regresar a las clases, los maestros leyeron ante sus estudiantes esta declaración: El deber de los profesores no es sólo el de transmitir nociones. El profesor debe también enseñar el sentido de la justicia y el amor a la verdad. Si un profesor enseñara algo contra su conciencia traicionaría su vocación. Y eso yo no puedo hacerlo y no lo haré: se lo prometo. ALBERTO DEGAN, ¿Cómo afrontar..., 49-50.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

«Felices los que trabajan por la paz»

 ¿En qué hechos de nuestra vida y de la realidad hemos sentido la noviolencia como una posibilidad de transformación de los conflictos?

 ¿Qué hechos de tolerancia reflejamos en nuestra vida?

 ¿Nos hemos sentido reconciliados en algún momento con alguien? ¿Con qué hechos y actitudes los has vivido?

 En nuestra realidad colombiana, ¿cómo sería posible la justicia, la verdad y la reparación?

2. Iluminar la vida con la Palabra de Dios

Después de responder estas preguntas, los invitamos a leer alguno de estos textos de la Escritura y del Magisterio de la Iglesia:

Mateo 5, 1-12: «Dichosos los que trabajan por la paz...»

Mateo 20, 20-28: «se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo...»

Lucas 4, 16-37: «El Espíritu del Señor está sobre mí ...»

Lucas6,27-35: «Amenasusenemigos,haganbienaquieneslosodian»

Lucas 9, 49-56: «¿quieres que digamos que baje fuego del cielo...?»

Gálatas2,11-21: «cuandovinoCefasaAntioquíameenfrentéconél...»

Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 78: Naturaleza de la paz. Documento de Medellín, Paz, 14: La paz en nuestra América Latina.

3. Construir la vida en el Espíritu

 ¿Cómo se manejan los conflictos en estos textos?

 ¿Qué actitudes nuestras frente a los conflictos que vivimos pueden cambiar a la luz de la Palabra de Dios o de los documentos de la Iglesia?

 ¿Qué ayudas podemos conseguir para aprender a manejar los conflictos personales, comunitarios o sociales que vivimos actualmente?

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¿Qué acciones podemos realizar en nuestra vida cotidiana o frente a la realidad del país para hacernos constructores de paz y de reconciliación?

Oración por la Paz

«Padre Bueno, todos hablamos de paz, pero la paz no viene. No lo queremos confesar, pero en lo íntimo, preferimos la guerra.

El sensacionalismo de nuestros periódicos es para la guerra y la violencia. Nuestras plazas tienen monumentos a los autores de grandes matanzas.

Ya en la escuela, enseñamos a los niños a identificar la guerra y la Patria. Nuestras glorias están cargadas de sangre... Señor de la vida, enséñanos a trabajar para la paz y no para la discordia; La paz, por supuesto, basada en la justicia.

Y no se nos llegue a ocurrir ofrecerte nuestras armas; como si Tú tuvieses también bendición para la guerra. Tú tan sólo nos hablas de paz y de amar a nuestros enemigos.

No hay nada que justifique la guerra. Se han acabado ya las guerras santas y las cruzadas; fueron solamente un fraude. Ningún ideal puede exigir centenares de cadáveres. El espíritu no tiene nada que ver con las balas.

¡Señor, haznos aborrecer la retórica del armamentismo y de los desfiles, así como evitamos la propaganda a favor de la criminalidad! Que prefiramos el diálogo humano, a las amenazas, a la represión y a las matanzas. Haz, Señor, que caigamos en la cuenta de que la violencia es demasiado trágica

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

«Felices los que trabajan por la paz»

Para utilizarla alegremente como juego.

Y a los profesionales de las armas y de la guerra hazles hallar un oficio mejor; Porque Tú, Príncipe de la Paz, odias la muerte»52 .

A manera de conclusión: El impostergable trabajo por la paz

Como seguidores de Jesús hemos recibido el encargo de prolongar su misión en la historia, dando a conocer el mensaje de la reconciliación: «así que somos embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros: déjense reconciliar por Dios»53 . Un encargo que sólo es posible realizar en la medida en que nos invada el amor-misericordia del que el mismo Jesús estaba lleno. La bienaventuranza de la misericordia nos hace no sólo beneficiarios sino también portadores de misericordia en busca de una ciudad reconciliada: de «la civilización del amor»54. Proclamar la misericordia, practicarla encarnándola en nuestra vida y en nuestro trabajo e implorarla de su fuente que es el Padre, rico en misericordia, es nuestra mejor manera de responder al mandato de Jesús. Un programa que debemos concretar con actitudes y acciones concretas en el ámbito de la solidaridad, de la búsqueda de la paz, del cambio de estructuras injustas.

Compañeros en el servicio de la misión de Cristo, contemplamos la realidad para discernir nuestro mejor modo de responder a los desafíos que ella nos plantea. Desde los años fundacionales, Ignacio y sus primeros compañeros sintieron hondamente que el Señor les encomendaba, entre otros ministerios, la consolación espiritual, la reconciliación de los desavenidos, el socorro misericordioso y el servicio a los que se encontraban en cárceles y hospitales, así como el ejercicio de todas las demás obras de caridad, convenientes para el bien común55. Estas tareas los identificaban más estrechamente con Jesús de Nazaret que,

52 LUIS ESPINAL, Oraciones a quemarropa, Eides 31 (2001) 28-29.

53 2 Cor 5, 18-21.

54 PABLO VI, en la clausura del Año Santo, 25 diciembre 1975.

55 Cfr. Fórmula del Instituto, I.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

ungido por Dios con el poder del Espíritu, pasó por el mundo haciendo el bien, curando toda clase de enfermedades y dolencias, y liberando a todos los que sufrían bajo el poder del maligno56 .

-Apéndice-

CARTAS DE SAN IGNACIO Y LA ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ

CARTATEMASDESARROLLORASGOSPARALA ESPIRTUALIDAD

A los Padresenviados a Alemania. Roma, 24 septiembre1549

ConfianzaConfiar en la magnanimidad de Dios y saber que las cosas se hacen por Jesucristo.

Tener siempre presente que nuestro norte está en Dios y en Jesús; por ellos vivimosyparaellostrabajamos.

TestimonioComportarse correctamente; no sólo evitar lo malosinoaunloquetenga apariencia de malo. Demostrar virtudes, en especial modestia y caridad.

No demostrar ningún tipo de codicia o ambición.

Demostrar con obras el amor. Tener unidad de criterio y de presentación.

El testimonio de amor es nuestromayorargumento. Transparencia en los intereses que se tienen. Evitar la discriminación.

56 Hechos 10, 38.

Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

CARTATEMASDESARROLLORASGOSPARALA ESPIRTUALIDAD

Estrategia de relación

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51 «Felices los que trabajan por la paz»

Demostrarafectodesincera caridad a todos y en especial a los que tengan importancia para el bien perseguido, y también frente a los que están en la orilla opuesta.

No dejar ir a nadie triste en lo posible.

No tomar partido cuando hay facciones, sino estar como en medio y dar muestras que se ama a todas.

De lo que se habla, hacerlo con propiedad y buena doctrina.

Conservarlaamistadde los que gobiernan, evitar conflictos con ellos. Quelosotrosse vuelvan más doctos y mejores personas.

Sinosealcanzaacubrir a todas las personas, optar por aquellas de quienes se puede esperar mayor provecho. Acercar a los demás a amistad espiritual. Que en la conversación aunqueseasobretemas mundanos, haya algo que edifique.

No discriminar.

Tratar a todos como personas,buscandoantetodo que crezcan como tales. Mantenerse en una posición neutral.

Ante restricción de tiempo, optar por los que gobiernan y por aquellos de quienes se puede esperar mejor provecho.

La cercanía debe hacer que en la relación se llegue a una conversación espiritual y que siempre se busque la edificación del otro.

No ser lagartos ni regalados.

Si bien hay que buscar a todas las personas, hay que centrarse en los jóvenes y doctos.

CARTA TEMASDESARROLLORASGOSPARALA ESPIRTUALIDAD

No ser defensores de la autoridad, no ser regalados.

Buscar lugares cómodosparalasactividades.

Buscar personas jóvenes o doctas.

Relación con los superiores

Preparaciónprevia

El superior determina cuál es la posición.

Tener informado al superior y pedirle consejo. Tener presentes sus instrucciones.

Tener claro de lo que se va hablar. Corregirse en privado previamente.

Si se trabaja en equipo debe haber una política común.

A los Padresquese envían a Ministerios Roma,8de octubre 1552

Frente a la misma persona

No se ha de olvidar cuidar de sí mismo por atender a otros.

No ponerse en peligro. Conversar poco.

Mirar a los otros como bellas o graciosas imágenes de Dios.

Claridadtemática. Elgrupo debe ayudar a preparar a cada uno de sus miembros;discernimiento comunitario.

El apóstol debe cuidarse, y no exponerse gratuitamente.

Ser prudente. TodossomoshijosdeDios.

Frente a los otros

Concentrarse primeramente en aquellos de quienes se espera mejor fruto.

Buscar los medios más Tener criterios de eficiencia.

Testimonio de amor. Inculturarse.

Ser prudentes.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

«Felices los que trabajan por la paz»

CARTATEMASDESARROLLORASGOSPARALA ESPIRTUALIDAD

eficaces en cada situación.

Demostrar verdad, virtud y amor.

Acomodarse a todas las personas.

Nodarrespuestastemerarias sino que se examine cada caso con estudio y consideración.

Frente al grupo o equipo

AlosPadres enviados a Trento. Roma, principios de1546

Conversación

Dejarse regir por el superior.

No nos podemos excusar de la conversación. Ser tardo en hablar, considerado y amoroso. Oír quietamente para descubrir los entendimientos, afectos y voluntades de los otros. Frente a los otros, hay dos alternativas: hablar o callar.

Frente a puntos debatidos, dar razón a ambas partes.

Siempre concluir: «salvo otro parecer mejor». Procurar no dejar descontento a nadie.

Emplearargumentos de autoridad (grandes autores).

No dejarse llevar por su criterio, confrontarlo con alguien.

Debemosestardispuestos a hablar con todo el mundo, sin excepción. Demostrar agrado. Oír y luego hablar. Saber que en algunosmomentos es mejor callar. Todas laspersonas tienen algo de verdad: reconocerlo.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

CARTATEMASDESARROLLORASGOSPARALA ESPIRTUALIDAD

Para definir las cosas: hablar corto y tardo.

Para aprovechar espiritualmente a las almas: hablarlargo,concertado, amoroso y con afecto.

TestimonioEstar juntos en el equipo.

Estar en parte honesta. Hacer obras de caridad. Orar por la misión.

Equipo Comunicarse entre el grupo lo que le ha ocurrido en el día.

Consensuar, por mayoría de votos o de otra manera,sobrelostemas futuros y pasados.

Oír pacientemente las críticas de los demás.

Testimonio de cuerpo, equipo.

Ofrecerle a Dios eltrabajo.

AlosPadres Broet y Salmerón. Roma, principio deseptiembrede 1541

Exhortación

No sobre los puntos polémicos, sino sobre los puntos en que hay coincidencia.

ConversarHablar poco y tarde. Oír largo y con gusto.

Discernimientocomunitario sobre lo pasado y futuro.

Grupo: punto de referencia.

Ante el gran grupo, no tocar los puntos espinosos.

Ser prudente y tardo en hablar.

Primero oír y con gusto.

«Felices los que trabajan por la paz»

CARTATEMASDESARROLLORASGOSPARALA ESPIRTUALIDAD

NegociarAnalizar a la persona con quien conversaremos y hacernos a ella, a su condición. Tomar el modo de ellos. No contradecir a la contraparte ensuscostumbres, sino alabarlas. Atraerlo bajo capa de bien.

Atraer con alegría y placer a los perdidos. Tener presenteque todo lo que se hable en privado podrá saberse en público.

Ser cumplido y generoso con el tiempo.

Entrarconlascostumbres y modos de los demás para atraer hacia el fin perseguido.

Todo lo que se hable en privado puede ser sabido en público.

Gastarle tiempo a los otros.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 3-51

Alberto Degan, m.c.c.j.

La noviolencia como actualización cívica y política del misterio redentor

* Alberto Degan, m.c.c.j.

LA DEFENSA POPULAR NOVIOLENTA (DPN)

Una alternativa a la guerra

La DPN es la puesta en práctica -en el ámbito político y socialde la espiritualidad de la noviolencia. Frente a la violencia y a la injusticia practicada por el propio gobierno o por el gobierno de un Estado invasor, la DPN permite a los ciudadanos rebelarse y luchar sin recurrir a fusiles y cañones.

De esta manera, la DPN se presenta como proyecto alternativo a la Defensa Armada. En efecto, mientras ésta requiere la especialización de algunos profesionales expertos en técnicas de matanza, la DPN es 'po-

* Alberto Degan, nacido en Italia, es Hermano misionero comboniano en formación. Es Licenciado enLenguas modernas y Magisteren Teología, de laPontificia Universidad Javeriana. El presente artículo corresponde al último capítulo de su monografía de grado titulada «Lano violencia como actualización del misterio redentor»

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 52-119

La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor pular', o sea, pretende involucrar a todo el pueblo en la defensa de la patria o de algunos valores fundamentales como la justicia y la paz. Además, la DPN rechaza sistemáticamente cualquier recurso a la violencia, utilizando únicamente y rigurosamente técnicas y 'armas' noviolentas.

Presentándose como alternativa, entonces, la DPN apunta -como a meta 'utópica' de larguísimo plazo- a la abolición de la guerra. En el camino hacia este objetivo final, los teóricos de la DPN preven, realísticamente, un período de gradual transición «de la defensa armada y militar a otro tipo de defensa, popular y noviolenta, manteniendo al mismo tiempo una 'defensa' que sea sólo defensiva, excluyendolaorganización delejército para una estrategia de ataque... y el uso de armas destructivas»1 .

La DPN rechaza sistemáticamente cualquier recurso a la violencia, utilizando únicamente y rigurosamente técnicas y 'armas' noviolentas

Sin embargo, si es verdad que la abolición de la guerra es una 'utopía' muy difícil para conseguir en esta vida, hay que subrayar que la DPN ha dado exitosamente prueba de sí misma en muchos contextos, demostrando ser una alternativa real a la violencia armada, y no sólo un sueño excéntrico de algunos incurables románticos. Naturalmente, con esonosepretende decir quela metodologíanoviolenta tenga siempre éxito, pero su ventaja es que, a diferencia de la defensa armada, «no provoca baños de sangre y no produce... gestos y comportamientos marcados por consecuencias irremediables... Todos podemos equivocarnos, pero lo importante es no cometer errores 'irremediables' como matar a personas, destruir recursos no renovables, aniquilar la esperanza»2 .

1 BRUNO MARRA-GIUSEPPE MATTAI, Dalla guerra all’ingerenza umanitaria, SEI, Torino 1994, 70. 2 Ibídem., p. 69.

Apuntes Ignacianos 35 (mayo-agosto 2002) 52-119

Las fases de la campaña noviolenta

Por lo que se refiere a la estructura esquemática de una iniciativa de Defensa Popular Noviolenta, se pueden reconocer cinco fases principales; para describirlas me basaré fundamentalmente en Jean Goss3:

a) Análisis de los datos

b) Preparación y autopurificación

c) Negociación

d) Acción Directa y Desobediencia civil

e) Programa constructivo

a) Análisis de los datos

En esta primera fase, hay que estudiar la realidad, descubriendo y analizando los factores que han llevado a la actual situación de injusticia, determinando cuáles son los actores involucrados en el conflicto, viendo qué derechos de la persona son violados, etc. Este estudio, además del descubrimiento de la verdad de las víctimas, exige el esfuerzo de encontrar, asimismo, la verdad de la parte adversaria como tarea imprescindible del análisis noviolento. Finalmente, este análisis «debe establecer en qué medida y por qué las víctimas tienen también su parte de responsabilidad en la situación injusta aunque sólo fuera por su pasividad, que ha hecho posible hasta el presente la existencia de esta situación injusta»4. Este estudio es el primer instrumento de la lucha noviolenta, porque los militantes del satyagraha lo utilizan para la concienciación tanto de las víctimas como de los victimarios.

Debe establecerse en qué medida y por qué las víctimas tienen también su parte de responsabilidad en la situación injusta aunque sólo fuera por su pasividad

3 Cfr. JEAN GOSS, La no-violencia: sus métodos de acción a partir de experiencias concretas, en La no violencia evangélica fuerza de liberación, Fontanella, Barcelona 1978, 88-97. 4 Ibíd., 89.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

En esta fase asume una importancia particular el estudio y el conocimiento de los códigos sociales y culturales del 'enemigo'. Comenta, a este propósito, Abraham B. Yehoshua, escritor pacifista israelí:

Si Arafat supiera interpretar mejor los códigos de esta sociedad (israelí), comprendería que puede conseguir mucho más -tal vez también la renuncia al control de la explanada de las mezquitas- a través de llamamientos directos y continuos a la opinión pública, a través de visitas de muchachos israelíes a las zonas de los asentamientos, donde podrían constatar con sus propios ojos la absurdidad de aquella presencia provocadora en el corazón del territorio palestino. Hasta manifestaciones de protesta... con la participación de mujeres y niños (como las de Gandhi) persuadirían a gran parte de la población israelí a creer en él (Arafat) y a sus intenciones de paz más de lo que hacen los disparos contra el barrio Giló, en Jerusalén5 .

Lo mismo vale, naturalmente, para los israelíes, que no entienden la rabia de los palestinos, porque no saben el dolor que provoca en ellos, por ejemplo, la presencia de policías y soldados delante de las mezquitas. Por eso, concluye Yehoshua, para construir la paz es necesario conocerse, porque sólo de esta manera se pueden evitar errores o buenas intenciones inútiles.

b) Preparación y autopurificación

La lucha noviolenta exige un combate perseverante y una fe inquebrantable en la Fuerza de la Verdad presente en el corazón de cada hombre. Todo eso requiere un cambio fundamental de actitud frente al adversario y a la agresión, requiere la capacidad de saber aceptar los golpes sin devolverlos, de saber resistir en la prueba del encarcelamiento, etc. Por eso, el éxito de una campaña noviolenta depende -en gran parte- de la motivación del grupo y exige «una movilización constante de todas las fuerzas espirituales de acción por un lado, y la elaboración de una vasta estrategia de combate por el otro lado»6 .

5 Citado en Mosaico di Pace, octubre 2000, 33.

6 JEAN GOSS, La no-violencia: sus métodos de acción a partir de experiencias concretas, en La no violencia evangélica: fuerza de liberación, Fontanella, Barcelona, 1978, 87.

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No es el adversario el que deba aportar proposiciones de solución, sino las víctimas, a partir de la experiencia concreta de la injusticia, proponiéndolas para la discusión

En particular, es necesario profundizar comunitariamente la fe en la fuerza trasformadora delamor yeducarse a la renuncia y al sacrificio: el satyagrahi sabe que en la lucha es él -y no su adversario- quien tiene que sufrir en primera persona. Esta disponibilidad al sacrificio personal, que libera una fuerza capaz de tocar de alguna manera a su adversario -y de trasformarlo- es una conditio sine qua non de la acción noviolenta. Y así, por ejemplo, es necesario mantener una actitud de amor frente a la burla y a la agresión, porque sólo de esta manera se puede provocar un cambio en el adversario. Como dice Jean Goss, «únicamente a través de una incesante lucha del hombre consigo mismo... puede crecer y madurar la noviolencia»7 .

c) La negociación

La negociación, o sea, la disponibilidad al diálogo, parte del reconocimiento de la verdad del adversario y de la propia responsabilidad en un conflicto. Es indispensable, en esta fase, presentar al adversario la situación de injusticia de la manera más objetiva posible, aclarando que no se quiere denigrar o condenar a nadie, sino sólo conscientizar sobre el sufrimiento provocado por la injusticia. En esta negociación les corresponde a los oprimidos presentar soluciones: «No es el adversario el que deba aportar proposiciones de solución, sino las víctimas, a partir de la experiencia concreta de la injusticia, proponiéndolas para la discusión»8 .

d) La Acción Directa (AD) y la Desobediencia Civil

Si el diálogo y la negociación no consiguen los objetivos mínimos prefijados, hay que pasar a la Acción Directa: «La Acción directa implica realizar la lucha en público: de ahí que su carácter noviolento debe que-

7 Ibíd., 91.

8 Ibíd., 94.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor dar claramente de manifiesto y sin equívocos»9. En otras palabras, la AD traslada el diálogo del terreno privado al terreno público: su finalidad es la de informar a la opinión pública sobre una situación de injusticia que es sólo superficialmente conocida. En esta acción de denuncia los marginados intentan ampliar su base de apoyo, involucrando a otras personas, y trasformándose en un grupo capaz de ejercer una influencia moral y política cada vez más creciente.

En sí misma, la Acción Directa puede ser llevada exitosamente a cabo por un número pequeño de personas, como fue el caso de las mujeres del barrio Santo Domingo de Medellín (véase diplomacia popular e injerencia humanitaria). Una vez que se haya conseguido el apoyo de una gran parte de la población, se pueden poner en acto acciones masivas de desobediencia civil, negando la colaboración al Gobierno nacional -o al Gobierno invasor- para impedir que pueda seguir actuando injustamente: «Las armas pesadas de la noviolencia paralizan un sistema injusto mediante un rechazo masivo a colaborar (huelga, boicoteo), pero por parte de los noviolentos no se destruyen ni vidas humanas ni medios de producción...»10 .

e) El programa constructivo

Es ésta la meta final de la acción noviolenta, que apunta no sólo a denunciar la injusticia, sino a proponer un nuevo modelo de sociedad fraternal en la cual sea abolida toda estructura de opresión.

Algunos ejemplos históricos de resistencia noviolenta

En esta sección presentaré dos casos concretos que ilustran muy bien las características fundamentales de la acción noviolenta.

9 Ibíd., 95.

10 Ibíd., 97.

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Europa Oriental

En estos últimos años ha prevalecido, entre los politólogos, la tendencia a dar por supuesto que la libertad conquistada de manera no violenta por los pueblos de Europa Oriental en 1989 era algo inevitable11 . Y en efecto, es incuestionable que la Perestroika de Gorbachev había sacudido al régimen soviético; sin embargo, no hay que olvidar la brutalidad de la represión puesta en acto hasta aquel momento, brutalidad que persistió también en el primer período de la Perestroika. En Polonia, por ejemplo, había habido encarcelamientos, se habían utilizado tanques contra obreros, se había matado a mineros, etc. Y sin duda todo eso podía desembocar en acciones de venganza y de rebelión violenta. Según algunos observadores, si eso no sucedió fue gracias a la opción deliberadamente noviolenta de aquellas poblaciones. David Cartright, por ejemplo, describe las revoluciones populares de Europa Oriental como «tal vez la más extraordinaria onda de revolución noviolenta en la historia. Millones de trabajadores, estudiantes, intelectuales y otros han recurridoahuelgas, reunionesmasivasparaderribarmásdecuarentaaños de gobierno totalitario»12 .

Y así, el método de lucha de los polacos contra el régimen comunista no fue inevitablemente pacífico sino deliberada y heroicamente pacífico. La historia, en efecto, nos dice que el pueblo polaco había intentado rebelarse otras veces contra Rusia a través de sublevaciones sangrientas (en 1774, 1830, 1863). El 'heroísmo' del pueblo polaco siempre lo había hecho dispuesto a usar la violencia -y a soportar muchas bajas- para defender el honor de la patria. Algunos piensan que, si en los años ochenta los soviéticos prefirieron dejar actuar el ejército polaco dirigido por el general Jaruzelski, sin intervenir directamente contra Solidarnosc, como ya habían hecho en Checoslovaquia, es porque sabían que, tradicionalmente, los polacos están dispuestos a combatir por su libertad hasta la muerte, y que una eventual invasión le habría costado mucha sangre también al Ejército ruso antes de llegar a la probable vic-

11 Lo que voy a decir en esta sección se basa -en gran parte- en el libro de EILEEN EGAN, Peace be with you: justified war or the way of nonviolence, Orbis Books, New York 1999, 191-192.

12 Citado en EILEEN EGAN, Peace be with you: justified war or the way of nonviolence, Orbis Books, New York 1999, 192.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor toria de la represión. Todo eso para decir que no era para nada inevitable que los polacos se rebelaran contra los rusos de manera pacífica.

Es preciso que el cristiano asuma el sufrimiento que deriva de la decisión de renunciar a las armas, y que acepte el precio de la lucha no violenta

Además del movimiento sindical de Lech Walesa, la gente era atraída también por un joven sacerdote, el padre Popieluszko, que en sus homilías y en su lucha por la libertad seguía repitiendo la exhortación de Pablo: «No te dejes vencer por el mal; vence al mal con el bien»13. El padre Popieluszko fue secuestrado y matado por algunos hombres de la policía; medio millón de polacos asistieron a su funeral, y sin duda en su corazón podía albergar un sentimiento de venganza. A pesar de todas estas provocaciones, los polacos nunca recurrieron a la violencia, sostenidos -en esa opción- por la Iglesia católica. Solidarnosc, en efecto, luchó contra el régimen comunista organizando manifestaciones pacíficas, sin utilizar armas. Y así el pueblo resistió de manera noviolenta a la opresión soviética hasta la caída del muro de Berlín. Cuando, en 1986, lepreguntaronsilanoviolencianoeraunaformadedebilidad,LechWalesa respondió: «Es el camino escogido por la mayoría de los polacos y por la mayoría del pueblo en todo el mundo. Probablemente gracias a la noviolencia yo estoy donde estoy ahora... Hemos ya intentado y probado toda forma de violencia, y desde ella no ha venido -ni una sola vez- nada bueno o duradero en toda la historia humana»14 .

El hecho de que la resistencia civil de los polacos costó la vida de algunos mineros, de algunos obreros y del padre Popieluszko, pone de manifiesto la primera característica esencial de la acción noviolenta: la disponibilidad al sufrimiento y -si es necesario- al martirio. Como dice René Macaire, es preciso que el cristiano asuma el sufrimiento que deriva de la decisión de renunciar a las armas, y que acepte el precio de la lucha no violenta, «sufriendo todo eso a la luz del mismísimo misterio

13 Rom 12, 21.

14 Citado en EILEEN EGAN, Peace be with you: justified war or the way of nonviolence, Orbis Books, New York 1999, 192.

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redentor. El combate no violento es una activación cívica y política del misterio redentor»15 .

Según Macaire, entonces, la noviolencia es la puesta en práctica -en el ámbito cívico y social- del Evangelio, es la única manera cómo los cristianos podemos ser testigos coherentes del Crucificado, es la actualización política del Misterio de la Cruz.

Las Filipinas

Con el rosario en la mano, nosotros, una muchedumbre desarmada, llena de miedo en el corazón, pero llena de confianza en la resistencia no violenta, nos hemos movido contra los cañones... y los hemos obligado a retirarse, poniendo en marcha el derrocamiento del terrible dictador16 .

Estas palabras del cardenal Sin constituyen una óptima introducción a la 'cronostoria' de la lucha no violenta del pueblo filipino contra el dictador Marcos17 .

Todo empezó el 21 de agosto de 1983, cuando el senador Benigno (Ninoy) Aquino -reconocido líder de la oposición democrática- regresó de su exilio a Manila. Sus amigos le habían avisado que este regreso podría costarle la vida, pero Ninoy sentía que debía regresar a su tierra. Antes de coger el avión, dijo: «Si me matan, al lado de mi tumba habrá un millón de personas dispuestas a seguir la lucha por la justicia y la democracia»18. Como fiel seguidor de Cristo, estaba dispuesto a dar su vida por la liberación del pueblo.

Cuando el avión aterrizó en Manila y Ninoy apareció en la puerta, se oyó un disparo: el senador Aquino fue asesinado. Para toda Manila

15 RENÉ MACAIRE, Lucha de clase, cristianismo y no-violencia, en La no violencia evangélica: fuerza de liberación, Fontanella, Barcelona 1978, 122.

16 Citado en HILDEGARD GOSS-MAYR, Come i nemici diventano amici, EMI, Bologna 1997, 6.

17 Lo que voy a decir en esta sección se basa en el libro de HILDEGARD GOSS-MAYR, Come inemici diventano amici, EMI, Bologna 1997, 174-197.

18 Citado en HILDEGARD GOSS-MAYR, Come i nemici diventano amici, EMI, Bologna 1997, 174.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor fue un gran choque. Cuatro millones de personas asistieron al funeral del líder asesinado.

En febrero de 1984, Putz Aquino, hermano menor de Ninoy, invitó a Manila a Jean Goss, informándolo de que la izquierda le había ofrecido armas para luchar contra el régimen: «Ellos piensan que no bastarán las manifestaciones para conseguir la victoria. Ellos esperan mi respuesta y eso me quita el sueño. Como cristiano, ¿tengo el derecho de llevar al pueblo a una guerra civil, o existe efectivamente una vía noviolenta?»19 . Goss respondió:

Sí, existe una concreta alternativa no violenta. Es la respuesta del cristiano que sigue la enseñanza de Jesús. Sin embargo, la lucha de liberación noviolenta exige... también el conocimiento de los métodos no violentos... Será tal vez una lucha larga y perseverante. Si deciden optar por la lucha no violenta, estamos listos para volver y hacer todo lo posible para ayudarles20 .

Algunos meses después, en junio, un padre jesuita, José Blanco, invitó otra vez a Jean Goss y su esposa a Filipinas para organizar seminarios sobre la noviolencia activa. Durante estos seminarios, el ejemplo de la Primavera de Praga -cuando la población circundó a los tanques soviéticos- impactó mucho a los jóvenes filipinos y se grabó en su mente.

Al final de estos talleres algunos estudiantes quisieron organizar una manifestación, intentando atravesar el famoso puente Mandiola que conduce al Palacio presidencial. Cuando llegaron al puente, descubrieron que los soldados lo habían ya ocupado. En la primera fila de los manifestantes estaba Putz Aquino con algunos seminaristas. Aquino habló con el general que mandaba a las tropas y le propuso un compromiso: que él dejara a los estudiantes avanzar hasta la mitad del puente, y no más; Putz se hacía garante de eso. Para los estudiantes llegar hasta la mitad del puente era hacer un paso simbólico hacia la libertad. Cuando los estudiantes ocuparon la mitad del puente, se pararon muy cerca

19 Ibíd., 181. 20 Ibíd.

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Alberto Degan, m.c.c.j.

de los soldados. Putz Aquino se acercó al general y le dio la mano. «En aquel instante» cuenta Hildegard Goss-Mayr, «los seminaristas entonaron el Padre Nuestro, una estupenda melodía en tagalo, la lengua del pueblo. Centenares de manifestantes se unieron al coro; también los soldados, al principio dudando y después a plena voz, se unieron al canto... El ejército y los jóvenes se habían enfrentado con recíproco respeto, habían hecho un paso el uno hacia el otro»21 .

El año siguiente, en 1985, se organizó otro seminario en el cual participaron quince obispos filipinos, que reconocieron que la resistencia no violenta contra la injusticia está enraizada en el Evangelio. Después del seminario, la Asamblea de los obispos de Filipinas publicó el documento Paz y diálogo, en el cual por primera vez condenaban abiertamente la dictadura de Marcos.

Al final de todos los seminarios dirigidos por Jean Goss, se fundó el Akkapka, el movimiento de acción no violenta filipino por la paz y la justicia. En el documento oficial del movimiento, los miembros del Akkapka, entre otras cosas, decían: «Nos oponemos a toda forma de injusticia y opresión... Nos comprometemos a construir y conservar una sociedad justa en Filipinas. En todo lo que haremos prometemos solemnemente que nunca mataremos, nunca heriremos, y que conduciremos a nuestros opresores a la verdad»22 .

A consecuencia de las presiones que le llegaban de muchas partes, el dictador Marcos convocó las elecciones presidenciales para el 7 de febrero de 1986; él iba a presentarse como candidato, y su adversario principal iba a ser Cory Aquino, la esposa del líder que él había mandado asesinar. Naturalmente, el dictador había cedido a las presiones sólo porque estaba convencido de poder conseguir la victoria con la violencia, la corrupción y con fraudes electorales. Por eso, era necesario planear una estrategia no violenta para contrarrestarlo. A este respecto, fundamental fue el papel de Radio Veritas, una emisora católica que daba in-

21 Ibíd., 187.

22 Ibíd., 188.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor formacionessobrelosresultadoselectoralesytransmitíatextosdeGandhi y Martín Luther King.

Mientras se estaba realizando el recuento desde el 15 hasta el 25 de febrero, el Akkapka organizó tiendas de oración, en las que se acompañaba el recuento de los votos con oraciones y ayunos. En estas tiendas se celebraron eucaristías en las que los fieles confiaban a Dios su lucha, y rezaban también por sus adversarios: por los militares, que habían cercado a Manila, y por Marcos, para que reconocieran la victoria de Cory Aquino, que era evidente para todos. Sin embargo, las fraudes electorales fueron increíbles, y Marcos se proclamó vencedor. A este punto intervino la Conferencia episcopal filipina que, a pesar de las presiones en sentido contrario del nuncio apostólico, denunció las fraudes electorales, y dijo que el pueblo tenía el derecho de rebelarse y de protestar de manera no violenta.

El 22 de febrero sucedió algo decisivo: el Ministro de la Defensa, Enrile, y el general Ramos declararon a Radio Veritas que reconocían a Cory Aquino como legítima presidenta. Después de la declaración, se refugiaron en un campo militar; de esta manera se corría el riesgo de una confrontación dentro del mismo Ejército, una confrontación que iba a involucrar también a los civiles, y que podía provocar un baño de sangre. Entonces Putz Aquino se acordó de lo que pasó en Praga en 1968: murallas humanas que obligaron a los tanques a pararse. Con el cardenal Sin se dirigió al pueblo a través de Radio Veritas, exhortándolo a formar un muro de protección alrededor de los dos desertores. Había que impedir que las tropas del gobierno se confrontasen con las del general Ramos; había que impedir que filipinos matasen a otros filipinos. Todo eso podía impedirlo la fuerza del pueblo unido: the People Power. Casi dos millones de personas afluyeron para proteger el campo militar donde se encontraban los dos desertores.

Y así, mientras avanzaban, los tanques de Marcos encontraban a la muchedumbre desarmada: jóvenes, niños, hombres, mujeres. En la primera fila había muchas monjas, que rezaban el rosario y no retrocedieron cuando el primer tanque se dirigió contra ellas. Cuenta Putz Aquino: «Cuando vi que me estaba viniendo encima un tanque grande como una montaña, tuve miedo y quería huir. Pero viendo a mi lado a las

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monjas que rezaban calmadas y decididas, no podía -como varón- escapar, y encontré la fuerza de resistir. Empecé a tratar con el oficial comandante»23 .

Así describe la escena Hildegard Goss-Mayr:

La muchedumbre rodea a los tanques, grita a los soldados que se solidaricen con ella, les echa flores... Los soldados están confundidos. Los han entrenado para disparar contra personas armadas. Es difícil para ellos defenderse de esta iniciativa de amor... Al principio algunos, y después muchos echan su casco y rehúsan disparar... El comandante observa -a través de la tronera- los rostros de las mujeres, de su mujer; de los niños, de sus niños; del pueblo, de su pueblo. No es capaz de ejecutar la 'orden injusta' de atacar a la gente. Poco después el cañón del tanque vuelca entre el júbilo de la muchedumbre24 .

En otras palabras, la teoría de la no violencia no ofrece ninguna 'receta' pre-construida, sino que en cada contexto hay que elaborar, de manera creativa, métodos y técnicas adecuadas

Esta escena se repitió en otras partes de la ciudad. Frente a la fuerza desarmada del pueblo, todos los tanques se retiraron. Al final, todas las Fuerza Armadas reconocieron a Cory Aquino como legítima vencedora de las elecciones. El dictador Marcos tuvo que huir.

Laresistenciadelpueblofilipinoilustramuy bien dos características fundamentales de la acción no violenta. La primera es que se trata de una acción creadora, que «incita a cada cual a descubrir las fuerzas latentes de la verdad dentro de sí, comprometiéndolas a dar prueba de imaginación y de espíritu de iniciativa»25. En otras palabras, la teoría de la noviolencia no ofrece ninguna 'receta' pre-construida, sino que en cada contexto hay que elaborar, de manera creativa, métodos y técnicas adecuadas.

23 Ibíd., 198.

24 Ibíd.

25 JEAN GOSS, La no-violencia: sus métodos de acción a partir de experiencias concretas, en La no violencia evangélica: fuerza de liberación, Fontanella, Barcelona 1978, 86.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

En segundo lugar, la acción no violenta es esencialmente democrática. No requiere una especialización profesional reservada a un grupo reducido de 'expertos' (los soldados), sino que exige la colaboración activa de todos: «Hombres y mujeres, jóvenes y niños, viejos y enfermos, participan todos en la lucha según sus aptitudes... De forma democrática, comunitaria y fraternal, todo un pueblo se levanta para liberarse a sí mismo y a sus adversarios: todos son indispensables»26. Como consecuencia directa de esta segunda característica, la acción no violenta puede conseguir sus objetivos sólo si sabe involucrar a la mayoría de la población. Y así, mientras las ideologías que prevén el uso de la violencia exigen sobre todo el compromiso activo de una pequeña 'vanguardia', la acción no violenta funciona sólo con la colaboración de toda la población. Eso presupone que la mayoría ya haya hecho una opción responsable por la «Fuerza de la Verdad». De aquí se ve la urgencia y la necesidad de una educación en la noviolencia, como subrayaré en la última sección de este capítulo.

LA PRÁCTICA DE LA NOVIOLENCIA EN AMÉRICA LATINA Y EN COLOMBIA

En esta sección, más allá del título un poco pretensioso, quiero simplemente subrayar algunas experiencias y esfuerzos que se han hecho -y se están haciendo- en estas tierras para construir una alternativa no violenta que sea fuente de esperanza para todos los que luchan por la justicia y la paz.

EL Serpaj

El Serpaj (Servicio Paz y Justicia) es la sección latinoamericana del MIR (Movimiento Internacional de la Reconciliación) que ha tenido, entre sus miembros, a importantes figuras como Albert Schweitzer, Luthuli,MartinLutherKing,DorothyDay, etc. EnLatinoaméricaelSerpaj es la única organización a nivel continental cuya específica finalidad es la de difundir la espiritualidad y la práctica de la noviolencia, y por eso he pensado dedicarle un espacio en este trabajo.

26 Ibíd., 87.

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Hoy el Serpaj tiene secretariados nacionales en Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay. Me parece importante rescatar la experiencia de este movimiento no violento sobre todo aquí en Colombia, donde prácticamente es casi desconocido, a pesar de que el Serpaj fue el promotor de un importante seminario sobre la noviolencia que se realizó en Bogotá en 1977.

El sitio Internet del Serpaj nos informa que el Servicio de Paz y Justicia es una organización de inspiración cristiano-ecuménica que tiene como finalidad promover los valores de la solidaridad y la noviolencia e impulsar la construcción de una sociedad que se funde en el reconocimiento pleno de los derechos de la Persona y de los Pueblos. Si bien sus orígenes se remontan a fines de los años 60, el Serpaj, propiamente tal, fue fundado en 1974 como confluencia de diversos grupos comprometidos en dar vida a una entidad que promoviera los valores cristianos y la metodología de la acción no violenta, a partir de los procesos de liberación latinoamericanos, caracterizados por situaciones de injusticia y violencia institucionalizada.

Elprimercoordinador generaldel SerpajfueAdolfoPérezEsquivel, que cubrió este cargo desde 1974 hasta 1986. Actualmente, es presidente del Serpaj Argentina. Considerada la importancia de su papel en el nacimiento y fortalecimiento de esta asociación, me parece útil decir algunaspalabras sobreél. Pérez Esquivel nacióen BuenosAires en1931. En los años 60 estudió las figuras de los grandes pacifistas, de manera particular a Gandhi. En 1972 participó en el primer ayuno de protesta contra los generales en Argentina, y en 1973 fundó el «Servicio para la acciónnoviolenta». En1974fuenombradocoordinadorgeneraldelSerpaj para toda América Latina. El 4 abril de 1977 -por su abierta denuncia de los horrores y masacres realizadas por los gobiernos militares argentinos- fue arrestado. Por un año sufrió torturas. Pero al fin, como consecuencia de repetidas presiones internacionales ejercidas por asociaciones no violentas en todo el mundo, el 22 de junio de 1978 el gobierno argentino fue obligado a liberarlo. Desde aquel momento, la acción de denuncia de Adolfo Pérez Esquivel traspasó los confines nacionales y se extendió a otras situaciones, en otras parte del continente; por ejemplo, trabajó mucho en Ecuador, a favor de la reforma agraria. Y así, por su

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor fidelidad a la lucha no violenta contra la injusticia, en 1980 recibió el Premio Nobel de la paz.

En el discurso con que aceptó el prestigioso premio, el líder argentino citó expresamente las Bienaventuranzas evangélicas como principal inspiración de su compromiso. Después de recibir el premio Nobel, Pérez Esquivel se dirigió varias veces a la opinión pública internacional para denunciar la injusticia del sistema político-económico que oprime al pueblo latinoamericano. En particular, inspirándose en la definición de Eduardo Galeano de democratura ('democracia' + 'dictadura') ha denunciado la falsa democratización de muchos gobiernos suramericanos que -bajo la apariencia de una democracia formal- siguen actuando como instrumentos de los intereses y de la voluntad opresora de las clases privilegiadas. Además, el premio Nobel argentino ha inventado la expresión 'impunidad económica' «para indicar el privilegio de irresponsabilidad del que todavía gozan los gobernantes latinoamericanos que establecen duros programas de 'ajuste estructural' que llevan a un crecimiento espantoso de la pobreza»27 .

Actualmente, el Serpaj trabaja en casi todo el continente para reconstruir los espacios públicos de la sociedad civil y favorecer la participación democrática, y para potencializar la noviolencia activa como aporte a la construcción de una sociedad alternativa.

La resistencia civil en Colombia

Los ejemplos de resistencia noviolenta por parte del pueblo colombiano son extraordinariamente ricos y numerosos. Sin ninguna pretensión de ser exhaustivo, intentaré aquí presentar algunas experiencias particularmente significativas.

Las mujeres de Medellín

En 1968 el padre Gabriel, párroco de Santo Domingo, un barrio de invasión en Medellín, empezó a promover y a formar comunidades

27 ANTONIO NANNI, Timonieri: dalle Americhe, Emi, Bologna 1997, 173.

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eclesiales de base. Considerando vital que la gente aprendiera a organizarse comunitariamente para defender juntos sus derechos, invitó a Jean Goss y a Hildegard Mayr, su esposa, para que coordinaran un seminario sobre la noviolencia activa. La iniciativa fue un éxito, con una resonancia que traspasó los confines nacionales. Hubo más de cien participantes, que venían de Colombia, Perú, Venezuela y Ecuador. Entre ellos había un sindicalista, que dijo a Jean Goss e Hildegard Mayr: «Regresen pronto. Nosotros estamos solos. Fui guerrillero, y perdí a quince miembros de mi familia. Después llegué a ser soldado y, para mi infamia, he disparado contra mis conciudadanos... Hoy estoy convencido que la verdadera fuerza de los pobres es la noviolencia... La lucha será dura e intentarán matarnos. Pero el pueblo nos amará, porque tiene un solo deseo: librarse de la miseria y del miedo, sin por eso tener que pasar sobre otros cadáveres. ¡Empecemos!»28 .

Fui guerrillero, y perdí a quince miembros de mi familia. Después llegué a ser soldado y, para mi infamia, he disparado contra mis conciudadanos... Hoy estoy convencido que la verdadera fuerza de los pobres es la no violencia...

Después del seminario, la gente del barrio decidió empezar a actuar afrontando la cuestión más apremiante: el abastecimiento de agua potable. Intentaron dialogar con la Junta comunal, pero no fue posible organizar un encuentro. Entonces las mujeres del barrio decidieron intentar conseguir la solidaridad de las mujeres acaudaladas. Se formaron grupitos de diez mujeres: cada mujer bajó a la plaza principal de la ciudad con su niñito. El viento empujaba el agua de la fontana más alta fuera de sus bordes, y así se habían formado charcos. El primer grupo de mujeres empezaron a lavar a sus niños con el agua de estos charcos. En seguida algunas mujeres de la clase alta se acercaron y dijeron: «No sean tan bobas: sus niños morirán si los lavan con el agua sucia». Entonces las mujeres del barrio Santo Domingo pudieron explicar la situación desesperada en que se encontraban: la falta de agua potable, la indiferencia de las autoridades, la muerte de sus hijos. En

28 Citado en HILDEGARD GOSS-MAYr, Come i nemici diventano amici, Emi, Bologna 1995, 144.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor seguida llegó la policía que echó a este primer grupo de mujeres. Pero después vino un segundo y un tercer grupo de mamás con sus niños pobres. Los policías amenazaron con arrestarlas, y uno de ellos empezó a pegarles con una porra.

A este punto una señora rica intervino: «Señor, si su esposa se encontrara en esta situación, ¿no lucharía usted también por el agua potable?». Comenta Hildegard Mayr: «Finalmente se había creado solidaridad. La acción de las mujeres del barrio pobre había encontrado resonancia donde el corazón de las mujeres es más vulnerable: allí donde se trata de la vida y de la muerte de los niños»29. De esta manera se demostró que «las mujeres acaudaladas, puestas delante de la Fuerza de la Verdad, son capaces de abrir su corazón, y que su comprensión y conciencia pueden crecer»30. Y así se creó un comité formado por mujeres pobres y ricas. Ahora este comité tenía la fuerza de ser escuchado por las Autoridades. Después de algunos meses, todo el barrio Santo Domingo recibía agua potable. Y concluye Hildegard Mayr: «Pero la Iglesia se quedó al lado de los poderosos: impidió al padre Gabriel seguir su trabajo 'subversivo' en el barrio y lo trasladó a otro lugar»31 .

Me parece importante subrayar la creatividad de estas mujeres de 'Santo Domingo' que -sin imitar a nadie y sin inspirarse en otro ejemplo histórico- supieron inventar y elaborar una acción directa muy original, a través de la cual pudieron aumentar su base de apoyo.

La ATCC

La Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) fue fundada en 1987 por un grupo de labradores del corregimiento de la India, en el Departamento de Santander, y constituye el primer ejemplo, en Colombia, de una organización popular que se pone a dialogar con todos los grupos armados para crear una zona 'desmilitarizada'. Un papel fundamental en la creación del ATCC lo tuvieron Josué Vargas

29 Ibíd., 145.

30 Ibíd.

31 Ibíd., 147.

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Mateus, Saúl Castañeda y Miguel Ángel Barajas, que murieron en febrero de 1990 «en medio de su infatigable lucha no-violenta por la paz»32 .

A pesar de las enormes dificultades que tuvieron que afrontar, los campesinos del ATCC lograron negociar y dialogar tanto con la guerrilla como con el Ejército y las Autodefensas, pidiendo a todos que respetaran a la población civil. Y así consiguieron poner fin a la violencia y al asedio de los distintos grupos armados. Gracias a la acción de esta organización, por primera vez en quince años el corregimiento de la India conoció un período de paz.

Lo que llama más la atención en la experiencia de esta asociación es la deliberada y lúcida opción no violenta por parte de sus líderes campesinos, que la consideran una opción de fe 'natural' y 'obligatoria'. Y así, en la opinión de toda la gente, la característica fundamental del líder Josué Vargas era la de ser un hombre de Dios:

Esta Comunidad encontró un líder extraordinario como es Josué, y Josué es una persona que en todos los momentos de su vida siempre ha contado con la ayuda de Dios; siempre, siempre, y él, donde quiera que habla, lo hace en presencia de Dios.

Enlasreunionesqueyolehevistohacer,élcomienzahaciendounasoraciones preciosas, aun delante del mismo señor Obispo de Barrancabermeja... todas las veces que yo lo he visto hablar, habla con los ojos puestos en la Providencia. En esto está el fundamento de todo, creo yo33 .

En el estupendo libro-entrevista de Carlos Eduardo Correa, los miembros del ATCC confiesan que responder a la violencia con otra violencia constituyó también para ellos una tentación formidable y difícil para combatir, pero al final su fe en Jesús los convenció y los obligó a tomar otro camino:

Querer resolver la situación con las armas era una opción muy concreta que se nos ofrecía. Pero en el fondo de nosotros mismos veíamos que la

32 CARLOS EDUARDO CORREA JARAMILLO, Y Dios se hizo paz en la vida de su pueblo, Programa por la Paz, Bogotá 1998, 11.

33 Ibíd., 174-175.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor vida era lo más importante, que era el regalo más lindo de Dios y que no podíamos jugar con ella. A pesar de tanta muerte y dolor, veíamos que si nos poníamos a matar a los otros, estábamos acabando con este don tan grande que nos dio Dios. Nuestro Señor Jesucristo también tuvo que vivir esto: Él se daba cuenta de lo mal que trataban a los pobres... le tocó sufrir la esclavitud y la violencia de los romanos; sin embargo Él no se fue contra nadie para quitarle la vida; es más, por ser fiel a lo que quería, fue que lo acusaron, lo condenaron y lo mataron34 .

El momento decisivo para la creación de la Asociación fue cuando el Ejército, siempre sospechoso de los campesinos, los obligó a escoger entre cuatro alternativas:

En mayo entonces comenzó el acoso por parte del mismo ejército. Nos reunían en La India,precisamente los sábados y domingosque era cuando había más campesinos, nos obligaban a ir a reuniones y nos decían que nos uniéramos al ejército, o que nos fuéramos con la guerrilla, o que nos fuéramos de la zona, o que nos moríamos; que viéramos qué íbamos a hacer. Eran las cuatro alternativas que nos daban. Esas reuniones se hicieron varias veces; posteriormente los militares ya hicieron la reunión en conjunto con los señores de... la Autodefensa Campesina... Nosotros nos encontrábamos en un callejón sin salida; no sabíamos qué más hacer...35 .

Según la cultura en la cual hemos sido educados, frente a la violencia tenemos sólo tres opciones: la contra-violencia, el ceder a la voluntad de los violentos y el huir. Casi siempre los seres humanos escogemos una de estas tres opciones, porque la cultura de la guerra no conoce otras. Por eso, es aún más sorprendente que estos campesinossin ser guiados por ningún 'guru' llegado desde fuera supieron entrever y tomar o, mejor dicho, crear otro camino:

La única salida era que los campesinos nos uniéramos para defendernos porque no le encontrábamos otra salida... Entonces ahí fue el momento decisivo, y como sí se sabía que había gente honesta y que podíamos organizarnos, entonces comenzamos a llamarlos, y como nunca nos ha-

34 Ibíd., 185.

35 Ibíd., 129.

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Dios quiere que seamos hermanos...

Aunque otros vengan a aplastarnos, a violentarnos, a oprimirnos o a matarnos, nosotros no les vamos a responder de la misma manera que ellos

bíamos reunido más de cinco... personas, ese día tomamos la decisión, nos reunimos unas 12 personas, planteamos la situación, la analizamos y la aceptamos, hicimos una carta, la firmamos entre todos y se la mandamos a la guerrilla, pidiéndole el primer diálogo36 .

El camino escogido por el ATCC es el camino del diálogo y de la noviolencia, y sorprende la lucidez con que Josué, este líder campesino, lo ha reconocido como el único camino que realísticamente puede trasformar la situación colombiana y, sobre todo, como el único camino coherente con la voluntad de Dios:

Diosquierequeseamoshermanos... Aunqueotros vengan a aplastarnos, a violentarnos, a oprimirnos o a matarnos, nosotros no les vamos a responder de la misma manera que ellos. Esa es la misión que Dios nos ha encomendado y queremos ser fieles a ella. De todas maneras creemos que es la única manera de cambiar esta situación tan horrible que ha vivido la región y toda Colombia... La comunidad ha descartado toda las ideologías... que justifiquen la violencia, y ha tomado la opción tan valiosa como valerosa, de morir antes que matar37 .

Practicar el método del diálogo y de la noviolencia constituye -para estos campesinos- una opción de fe obligada, porque se trata simplemente de adoptar el método que Dios ha querido adoptar con nosotros:

Nosotros comprendimos que la mejor forma de solucionar los graves problemas de la región era el diálogo... Realmente consideramos que no había otra salida, porque ésta era la forma más humana de hacerlo. Es que ésta ha sido la forma en que siempre Dios nos ha tratado a los hombres: Por más que nos hayamos alejado de El, nunca nos ha dejado solos y siempre nos ha regalado su palabra... El método que Dios ha utilizado siempre con el hombre es el de buscarle el lado para ver cómo le ayuda a cambiar, y esto por medio de la comunicación... Nosotros no hicimos

36 Ibíd., 130.

37 Ibíd., 188 y 218.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor sino lo que siempre ha venido haciendo Dios: buscar al otro no para rechazarlo, ni para destruirlo, sino para invitarlo amistosamente a que cambie su manera de actuar...38 .

Es interesante notar que -de acuerdo con la espiritualidad gandhiana- esta opción no violenta fue vivida por los campesinos de la India ante todo como una reacción contra la cobardía, como un intento de hacer escuchar la propia voz:

Perdonar no quiere decir negar u olvidar las faltas del otro, sino conducir al otro a reconocer su propio pecado y ayudarlo a cambiar

Cuando está el conflicto agudo, la comunidad acobardada, todo el mundo habla por los campesinos. La guerrilla se presenta y dice que ella es el vocero de los campesinos... El ejército dice que no es como dice la guerrilla sino como dicen ellos, entonces piensan por los campesinos también... Yo pienso que lo que allí se dio fue que los campesinos por fin decidieron hablar por sí mismos y en consecuencia actuar... En síntesis: la 'criminal ley del silencio' ha muerto: antes no se podían rescatar los cadáveres por temor a las represalias. Pero hoy no hay ningún problema: los cadáveres se rescatan porque estando la asociación no hay peligro39 .

Otro elemento que llama la atención en el testimonio de estos campesinos es la importancia que ellos dan al perdón como instrumento de trasformación de la realidad. En primer lugar, los miembros del ATCC están conscientes de que la mentalidad del perdón se contrapone frontalmente a la mentalidad vigente que apunta al aniquilamiento del otro, del 'enemigo'. En segundo lugar, inspirándose en Jesucristo y de acuerdo con la mejor tradición no violenta, estos campesinos fundan su estrategia del perdón en la distinción entre pecado y pecador; por eso, perdonar no quiere decir negar u olvidar las faltas del otro, sino conducir al otro a reconocer su propio pecado y ayudarlo a cambiar. Perdonar, entonces, es comprometerse por la trasformación del otro. Y así, cuando denunciaban públicamente la violencia perpetrada por los grupos arma-

38 Ibid., 185-186.

39 Ibíd., 138.

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dos, los líderes del ATCC nunca apuntaban a una venganza sino que invitaban a los violentos a convertirse y a contribuir al desarrollo de la región y de sus habitantes:

A partir de esta realidad pudimos comprender por qué Jesús siempre iba contra el pecado pero no contra el pecador: porque el pecador es alguien que no tiene plena conciencia de lo que está haciendo, del mal que produce en la comunidad. Y por eso Jesús se acercó amorosamente a cada uno de ellos para proponerles un cambio, para abrirles los ojos, para mostrarles que el camino de Dios no es el que ellos vivían. Nosotros también fuimos reconociendo que no se trataba de condenarlos a ellos como pecadores sino de acabar con el pecado de la violencia que no nos permitía realizar nuestras aspiraciones fundamentales de realización humana40 .

Esta mentalidad del perdón representa la única alternativa a la espiral de la violencia y es la «mejor inversión que podemos hacer para el futuro de nuestros hijos y del país»41 .

Otra cosa que descubrieron los campesinos de la India dialogando con los distintos grupos armados era que todos los uniformados estaban sinceramente convencidos de estar combatiendo por el bien del país:

A partir de esta experiencia pudimos entender por qué Jesucristo en la cruz dijo: 'Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen'. Él se daba cuenta que los que lo crucificaron no tenían conciencia de lo que en realidad estaban haciendo. De la misma manera nosotros pudimos entender que los que nos agredían... lo hacían porque 'no sabían lo que hacían'42

Los miembros de la ATCC, entonces, descubrieron experiencialmente lo que constituye el fundamento de cualquier espiritualidad y práctica de la noviolencia: que los violentos -en la mayoría de los casos- cometen el mal creyendo hacer el bien. En otras palabras, el violento es una persona que comete el mal porque no conoce otra mane-

40 Ibíd., 124-125.

41 Ibíd., 186.

42 Ibíd., 187.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor ra de conseguir el bien. Es esto, el reconocimiento de que también los violentos, en el fondo de su corazón, aspiran al bien, lo que nos capacita a amarlos, con la ayuda de Dios, a pesar de todo: «Es que amar a los enemigos... es reconocer en el otro la posibilidad de un cambio a partir de propuestas que le muestran otras perspectivas más humanas»43 .

En su comentario final a esta extraordinaria experiencia de resistencia civil, Carlos Eduardo Correa afirma:

Los violentos -en la mayoría de los casoscometen el mal creyendo hacer el bien

Como pueblo latinoamericano identificamos las opresiones e injusticias como negación de nuestra propia vida y de nuestra realización humana y, por lo tanto, como la negación de la presencia de Dios en estas circunstancias. Pero al mismo tiempo reconocemos que como pueblo tenemos una manera de enfrentar la vida y unos valores que se manifiestan en el deseo de liberación, de noviolencia, de amor a la vida, en las luchas comunitarias y en la solidaridad en lasdificultades,quenospermitenafirmarnoscomopersonas y como comunidad deseosas de salir adelante; es allí donde afirmamos la presencia y la vida de Dios en nuestro caminar44 .

Las Comunidades de Paz del Chocó

Las Comunidades de Paz de san José de Apartadó y de san Francisco de Asís, ambas ubicadas en el Urabá chocoano, representan la manera como los desplazados de aquella región han decidido resistir a la violencia, quedándose en su tierra a pesar de todas las amenazas recibidas. Por lo que se refiere, en particular, a la Comunidad de Paz de san Francisco de Asís, ésta nació oficialmente con la Declaratoria del 19 de octubre de 1997. Todos sus miembros tuvieron que asumir algunos compromisos, declarando:

Soy miembro de la Comunidad de Paz de san Francisco de Asís, por lo tanto me comprometo a no participar en la guerra de forma directa o indirecta, a no portar armas y a no manipular o entregar información a

43 Ibíd.

44 Ibíd., 296.

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ninguna de las partes. Estoy comprometido en la búsqueda de una solución pacífica y dialogada a los conflictos que vive nuestro país.

La resistencia no violenta de estos campesinos dentro de un contexto de guerra sucia tuvo cierta resonancia internacional, y así la Comunidad de Paz de san Francisco de Asís recibió -el 10 de diciembre de 1998- el Premio Internacional de Derechos Humanos otorgado por el Gobierno francés.

La violencia había entrado en el Urabá chocoano al principio de los años 80, cuando apareció la guerrilla en esta zona. Los guerrilleros poco a poco se adueñaron de las propiedades, obligando a los campesinos a regalarles gallinas, plátanos, marranos, etc. Sin embargo, la situación empeoró drásticamente cuando, en diciembre de 1996, aparecieron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACU) que acusaban a todos los habitantes de la zona de ser auxiliadores de la guerrilla. Y así, dentro de poco tiempo, salir de la propias comunidades se volvió muy peligroso, porque al que salía «o le asesinaban o le quitaban lo poco o mucho que compraba para el consumo diario»45. La población fue aterrorizada con prácticas de asesinados selectivos, torturas, masacres, desapariciones, etc.

Como si todo eso no bastase, el 24 de febrero de 1997 la región fue sometida a bombardeos por parte del Ejército nacional. La gente huyó corriendo por más de un mes por la selva, donde, en muchos casos, tuvo que abrir camino con sus manos. En esta fuga murieron muchos niños y mujeres, destruidas por la fatiga de tanto caminar. Al fin los desplazados llegaron a Pavarandó, y aquí se asentaron en un campo de la Cruz Roja. Por algunos meses cada familia vivió bajo un telón de plástico.

Se puede decir que el proceso que llevó a la declaración de las Comunidades de Paz empezó aquí en este campo. En efecto, por un lado los desplazados tuvieron que experimentar todas las incomodidades derivantes de su nuevo status (pérdida de la libertad, de todas sus pro-

45 ESPERANZA HERNÁNDEZ DELGADO-MARCELA POSADA SALAZAR, Con la esperanza intacta. Experiencias comunitarias de resistencia civil no violenta, Oxfam, Bogotá 1999, 107.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor piedades, escasez de alimentos, etc); pero por el otro pudieron desarrollar capacidades de liderazgo y vínculos de solidaridad anteriormente desconocidos. Así algunos testigos describen la vida del campo de Pavarandó: «Las mujeres cocinaban,lavabanyorganizabanelcambuche, aunque también se capacitaban en cuanto a su condición de género y tomaban algunos cursos; los hombres se organizaron en comités, buscaban leña, recogían agua, asistían a reuniones, algunos negociaban con el gobierno...»46 .

El ejército, la guerrilla, y los paramilitares creen que con las armas se logra la paz y nosotros creemos que es lo contrario, yo creo que para que haya paz es necesario decirle no a las armas, porque es imposible lograr la paz con las armas...

LaprimerasemilladelaComunidad de san Francisco de Asís se sembró con la designación de un representanteparacada una de las 49 comunidades desplazadas. Estos representantes, reunidosen un Consejo comunitario, pidieron ayuda a la diócesis de Apartadó para poderse constituir como Comunidad de Paz. Con esta iniciativa, los campesinos querían crear un instrumento de protección de sus propios derechos y un proyecto alternativo de organización comunitaria; al mismo tiempo proclamaban oficialmente su resistencia civil al conflicto armado interno, y su neutralidad frente a todos los grupos en armas.

La conciencia de representar algo completamente nuevo dentro del contexto colombiano emerge muy claramente en las declaraciones de los líderes de la Comunidad:

El ejército, la guerrilla, y los paramilitares creen que con las armas se logra la paz y nosotros creemos que es lo contrario, yo creo que para que haya paz es necesario decirle no a las armas, porque es imposible lograr la paz con las armas...47 .

Para mí ha representado una mayor idea, porque nosotros antes no teníamos esta experiencia de vivir en Comunidades de Paz, yo veía casos

46 Ibíd., 117.

47 Ibíd., 88.

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reales en los que algunas personas aún teniendo hijos se iban con cualquier actor armado y el motivo era que no sabían de la alternativa de las Comunidades de Paz, pero hoy día ya lo saben y las mujeres no queremos crear más hijos para la guerra, sino solamente para la vida48 .

Poco a poco, crecía la conciencia del lazo indisoluble entre el compromiso por la resolución no violenta del conflicto y el desarrollo de un estilo de vida participativo y democrático:

Lo positivo es que con el recorrido que llevamos, hay mucha gente que realmente se ha concientizado de la necesidad de vivir en comunidad, de que tenemos que ser solidarios los unos con los otros, de que tenemos que vivir cada día más unidos y que la única salida para poder sobrevivir en una región como esta es la Comunidad de paz49 .

Además, se fortaleció la convicción de que este experimento de resistencia no violenta puede constituir un ejemplo para toda la nación, indicándole un camino alternativo que puede ser fuente de esperanza para todos:

Yo creo que cuando una comunidad se declara neutral frente a todos los actores armados y de hecho les hace saber que se puede reclamar nuestros derechos sin necesidad de utilizar las armas, es un ejemplo para hacer lo mismo, para muchas comunidades que están en las mismas circunstancias en las que estuvimos, y esto ayuda también para que tarde o temprano los mismos actores armados entiendan que la opción que ellos ofrecen no es la única, entiendan que hay otras opciones siempre y cuando el pueblo se decida a luchar sin necesidad de tener un arma, sin necesidad de tener que quitarle la vida a otro ser humano, para que le puedan reconocer sus derechos50 .

El resultado de toda acción de violencia -tanto de la guerrilla como de los paramilitares- es la destrucción del tejido comunitario y de la capacidad organizativa del pueblo. Para combatir la violencia, entonces, es necesario reconstruir este tejido creando nuevos vínculos de so-

48 Ibíd., 126.

49 Ibid., 89.

50 Ibíd.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor lidaridad y nuevas formas de participación comunitaria. A este respecto, querría compartir la experiencia que viví en Villa Hermosa -que es parte de la Comunidad de Paz de san Francisco de Asís- en enero de 2000.

Una noche leí con los campesinos de esta vereda la primera parte del capítulo 8 del Deuteronomio: «Acuérdate de todo el camino que Yahvé tu Dios te ha hecho andar durante estos cuarenta años en el desierto: te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná que ni tú ni tus padres habíais conocido... Y ahora Yahvé te conduce a una tierra fértil, tierra de torrentes, de trigo y de cebada »51 .

Después de la lectura empezamos el compartir. «En este discurso» dije, «Moisés quiere que el pueblo reflexione sobre el sentido de todos estos años de sufrimiento y de desierto. Vamos a ver si estas palabras de Moisés pueden significar algo también para nosotros. La primera cosa que se podría decir es que el Señor no quiere hacernos sufrir, pero Él sabe aprovechar también el desierto y las dificultades para crear frutos de amor y de justicia. Entonces, se podría hablar, paradójicamente, de 'frutos del desierto'. El primer fruto del desierto fue el maná. En el desierto no había nada para comer, y entonces Dios mandó del cielo el maná, un alimento que hasta ahora nadie había comido. El Señor, entonces, quiere que entendamos que también en esta situación de emergencia Él está actuando y nos está haciendo experimentar cosas nuevas, cosas bellas, que hasta ahora nunca habíamos conocido. ¿Qué es lo que hemos 'ganado' después del desplazamiento a esta Comunidad de Paz?»

«Hemos aprendido a organizarnos autónomamente», respondió don Crecencio. «Antes no estábamos acostumbrados a reunirnos regularmente como comunidad. Ahora, en cambio, nos encontramos todos los meses. Juntos decidimos cómo gastar la plata que nos da la Junta Comunal, y hemos formado muchos comités: el comité de los jóvenes, el comité de las mujeres, el de salud, el de la educación, etc. Todas las decisiones se toman democráticamente. Antes no era así. Y pensamos que es así como debe ser».

51 Dt 8, 2-7.

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«Otro fruto es que ahora la mujer se siente más libre, su papel es más importante», añadió doña Noris. «Naturalmente, seguimos preparando la comida y lavando la ropa en el río, pero ahora participamos también en las decisiones de la Comunidad. Sentimos que podemos dar nuestro aporte para defender nuestra opción por la paz».

«En fin, después del desplazamiento nos han visitado muchos misioneros. Eso nos hace entender que Dios no nos ha olvidado, y se está ocupando de nosotros», afirmó Ever.

Y así concluí con estas palabras: «Lo que han dicho confirma la verdad de esta promesa: 'Y ahora el Señor te conduce a una tierra fértil'. No sabemos ni cómo ni cuándo se realizará plenamente esta promesa de Dios. Lo único que podemos decir es que -si seguimos fieles a la misión de paz que Yahvé nos ha entregado- experimentaremos que, parcialmente, ya estamos viviendo en esta tierra prometida, y que esta tierra buena el Señor la está construyendo poco a poco dentro del desierto. Como dice el profeta Isaías, 'El cambio ya empezó, el futuro está ya brotando. ¿No lo ves?'»52 .

Después del desplazamiento nos han visitado muchos misioneros. Eso nos hace entender que Dios no nos ha olvidado

Creo de verdad que la experiencia de estas Comunidades es un milagro que podemos intentar comprender sólo en una óptica de fe. En efecto, estas comunidades de Paz en medio de una situación de violencia y de guerra me recuerdan el arco que Dios puso entre las nubes53. Como ya se dijo en el tercer capítulo, el arco iris en las nubes representa un esfuerzo y un gesto de paz en medio de las tinieblas de la violencia. Naturalmente, hace falta una mirada contemplativa para lograr entrever el arco iris en medio de un cielo que no parece querer despejarse. Es difícil, pero es a eso a lo que estamos llamados: a percibir los colores y los signos con que Dios -en medio de una historia de pecado y de muerte- está escribiendo una contra-historia de gracia y de vida.

52 Is 43, 19.

53 Cfr. Gn 9, 16.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

Y yo creo que en el cielo nublado del Urabá chocoano Dios está dibujando un arco iris estupendo. Porque aquí, en la indiferencia total de los grandes medios de comunicación, se está construyendo un estilo de vida comunitario -basado en una participación democrática que involucre a todos- alternativo a aquella gestión elitista y egoísta de la cosa pública que margina a grandes sectores de la población.

Yo pienso que lo que nos corresponde a nosotros cristianos que vivimos en Colombia es apoyar a estas Comunidades, teniendo siempre fija sobre ellas nuestra atención, para que nunca se sientan abandonadas a sí mismas. Nuestro deber es el de ayudar a Dios a seguir dibujando este arco iris que las nubes querrían borrar.

Sabemos que, desgraciadamente, los grupos armados nunca han respetado la neutralidad de estas Comunidades. Refiriéndome a la sola Villa Hermosa, por ejemplo, en abril de 1999 Carlos Castaño y 200 paramilitares irrumpieron en el pueblo matando a ocho personas. Un año después, en marzo de 2000, los guerrilleros mataron a dos líderes de la misma vereda. En fin, en Navidad de 2001, la población del Urabá chocoano se encontró en medio de un sangriento enfrentamiento entre guerrilla y 'paras'. A pesar de todo eso, sin embargo, los mismos campesinos del Chocó afirman que si no hubieran existido las Comunidades de Paz el número de las víctimas civiles -en estos últimos años- hubiera sido mucho mayor. Por eso, a pesar de todas las dificultades, el estudio de Esperanza Hernández y Marcela Salazar llega a la conclusión de que «la vía de la acción no violenta parece ser una de las más fructíferas»54 .

Eso no quita, sin embargo, que sea bueno darnos cuenta del aspecto débil de esta experiencia:

Si este tipo de acción se desarrolla a pequeña escala, en comunidades rurales aisladas, los riesgos se incrementan. Es indudable que, si no existe una articulación con iniciativas civiles de espectro amplio e impactonacionalyunacompañamiento concretoin situ,lasiniciativas deconstrucción de paz en medio de la guerra desde la base pueden encontrarse

54 ESPERANZA HERNÁNDEZ DELGADO-MARCELA POSADA SALAZAR, Con la esperanza intacta. Experiencias comunitarias de resistencia civil no violenta, Oxfam, Bogotá 1999, 229.

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en peligro de ser simple y llanamente desmembradas y la población civil eliminada o desplazada violentamente55 .

Es preciso y urgente, entonces, llegar a una coordinación a nivel nacional de todas las iniciativas de resistencia civil a los grupos armados.

El pueblo soberano de Mogotes

El 20 de octubre de 1998 el proceso de soberanía popular de Mogote ganó el Primer Premio Nacional de Paz. Este premio se da a entidades que hayan contribuido significativamente a concretar y desarrollar procesos de paz locales, regionales o nacionales.

Todo empezó el 11 de diciembre de 1997 con la toma violenta -por parte de los guerrilleros del ELN- del pueblo de Mogotes y el secuestro de su alcalde. Ante lo sucedido, la comunidad reaccionó con una marcha de solidaridad por la vida, la justicia y la paz. Cuanto al comportamiento de la Iglesia, por un lado condenó la toma violenta de la población, pero por el otro denunció la corrupción y pidió a todos los empleados de la administración municipal que renunciaran espontáneamente. Al mismo tiempo invitó al pueblo a declararse en desobediencia civil con la actual administración y convocó la formación de una Asamblea Municipal Constituyente (AMC), con representantes de todos los sectores, grupos, veredas y organizaciones democráticamente elegidos: desde ahora en adelante esta Asamblea iba a representar al pueblo ante las autoridades regionales y nacionales. Como consecuencia de las presiones de la AMC, el ELN libró al alcalde el 3 de abril de 1998. A este punto se convocó una consulta popular, que pidió la renuncia del alcalde, un hombre famoso por ser agente de corrupción.

El 2 de mayo de 1998 el Ejército amenazó a la población civil de Mogote, y el general Roa Cuervo acusó a la Iglesia diocesana de ser cómplice de la insurgencia armada. El 21 del mismo mes mons. Jorge Leonardo Gómez, obispo, recibió amenazas de muerte a través de sufragios que le anunciaban su muerte el 15 de junio. A este punto el general

55 Ibíd.

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Roa Cuervo ofreció su protección al obispo, pero éste no la aceptó. El día del presunto atentado, el 15 de junio, el pueblo organizó una marcha -con un recorrido de 33 kilómetros- en solidaridad con su obispo.

Mientras tanto, la AMC seguía promoviendo un proceso de Participación Ciudadana; una de las primeras cosas que hizo, en efecto, fue definir el perfil de los candidatos a la alcaldía. Y así en junio de 1998 fue elegido un nuevo alcalde, que se comprometió a respetar el proceso de soberanía popular y la voluntad de la Asamblea.

La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público

También esta experiencia de resistencia civil parte de una visión de fe. Como explicó José Antonio Díaz -presidente de la AMC- cuando retiró el Premio Nacional de Paz, el pueblo de Mogotes «se declaró Insurgencia civil con la Biblia y Constitución, y desde allí recuperó el poder que le arrebataron la miseria, la corrupción y las balas»56. La expresión 'insurgencia civil' se contrapone a 'insurgencia armada'. En efecto, las únicas armas de los 'insurgentes' mogotanos fueron la Palabra de Dios y la Constitución colombiana. Por lo que se refiere a la primera, en la «Profesión de fe, de vida y de esperanza en el proceso de soberanía de los mogotanos y mogotanas», entre otras cosas, se dice: «Creemos en Dios Padre y Señor de la vida y de la Historia, en Jesucristo nuestro Liberador y Hermano, y en el Espíritu Santo, fuente del Amor y de Sabiduría...»57 . En cuanto a la Constitución, los mogotanos quisieron poner en acto el artículo 3: «La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, en los términos que la Constitución establece».

Me parece importante y significativo que los mogotanos hayan querido definir su acción no simplemente como 'resistencia civil' sino como 'insurgencia civil'. En efecto, no se trata sólo de resistir a los violentos, sino de insurgir contra la injusticia y la corrupción, tomando

56 GRACIELA URIBE RAMÓN, Mogotes, pueblo soberano, Programa por la Paz, Bogotá 2001, 63. 57 Ibíd., 6.

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la iniciativa de dar actuación a un artículo de la Constitución que -en muchos casos- se queda sólo en el papel.

También en el caso de Mogotes, entonces, emerge que una característica fundamental de la acción noviolenta es el protagonismo y la creatividad del pueblo. En efecto, la AMC utilizó la metodología de la 'participación creativa', a propósito de la cual nos explican sus líderes:

Se buscaron estrategias de participación, con técnicas y ejercicios que permitieran al pueblo sencillo meterse dentro del proceso, comprenderlo y, poco a poco, asumirlo como propio... Se fue construyendo en la práctica con dinámicas participativas, ejercicios, juegos, cantos, coplas, marchas, símbolos, recogiendo el sentido popular campesino... y sus tradiciones culturales y religiosas... Se llega mucho más con el mensaje a la gente a través de una parábola, de un cuento que se interpreta, que por medio de una conferencia teórica58 .

En general, la Insurgencia civil de Mogotes consistió en un proceso de autoconcienciación -por parte de la sociedad civil- sobre sus propio derechos y sus propios deberes. Comenta a este propósito el padre Ramón González:

Que la sociedad civil tome el puesto que le corresponde, que los pobres no esperena quealguien lesformesu empresa,sinoqueellosformen supropia empresa, funden su cooperativa... Mogotes desde mucho tiempo tiene conciencia de que no podemos dejarle a nadie lo que nos toca hacer nosotros mismos, y eso es sociedad civil... Hay que seguir creando esa cultura de participación, de solidaridad, de sociedad civil. Ahora la estamos llamando 'soberanía'... Esparticipaciónciudadana,nodejarelpuestoquenoscorresponde, que otros no vengan a hacer lo que yo tengo que hacer59 .

La herencia de los mártires

La disponibilidad -y no la búsqueda masoquista- al sufrimiento y al martirio es una conditio sine qua non de la lucha del no violento, como nos muestra el mismo Jesús.

58 Ibíd., 92.

59 Ibíd., 34.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

Colombia cuenta con un gran número de mártires de la justicia y de la noviolencia, o sea, de personas que se opusieron a los violentos únicamente a través de instrumentos democráticos y pacíficos. Yo creo que para animarnos en nuestra lucha por la justicia y la paz, es importante recuperar y cultivar la memoria de nuestros mártires y de nuestro pasado, porque al no hacerlo se corre un gran riesgo. Como afirma Adolfo Pérez Esquivel, «olvidando el pasado, el oprimido y el opresor parecen estar en el mismo nivel, a tal punto que el oprimido no logra más reconocer la esencia explotadora de su antagonista y hasta lo considera un modelo para alcanzar»60 .

Eso es lo que está pasando con los paramilitares en algunos sectores del pueblo colombiano. Por ejemplo, en la diócesis de Barrancabermeja -hoy en día bajo el control de los 'paras'- la Iglesia ha lanzado una campaña contra el 'sometimiento', o sea, contra la pasividad y la resignación a la violencia. Sin embargo, me explicaba el párroco de un pueblito del Magdalena Medio, el aspecto más 'sutil' y 'terrible' del sometimiento es que el paramilitar poco a poco se ha trasformado -para una parte de la población- en una figura ejemplar, en un modelo para alcanzar. Y así los niños -acostumbrados a ver a estos hombres pasear armados por las calles- muchas veces juegan a los 'paras'. Y también algunas mujeres se sienten atraídas por estos jóvenes violentos. Y así se puede llegar al punto de que una muchacha -a la que los 'paras' le mataron el papá hace dos años- ahora es la novia del comandante de los 'paracos'. En otras palabras, olvidando a los mártires de la violencia, se puede llegar a una pérdida total de la propia identidad familiar y de la propia conciencia histórica. Por eso es preciso que Colombia recuerde a sus profetas matados por los verdugos.

También en este caso, me limitaré a citar algunas frases de algunos mártires que apuntan a una espiritualidad no violenta. Lo único que pretendo -en esta breve sección- es sugerir que se investigue más sobre este tema, para que no se pierda la riqueza del testimonio y de la reflexión de nuestros mártires, averiguando qué aporte pueden dar al de-

60 Citado en ANTONIO NANNI, Timonieri: dalle Americhe, Emi, Bologna 1997, 172.

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sarrollo de una espiritualidad que motive nuestro compromiso no violento por la justicia.

A este respecto, me parece interesante, por ejemplo, esta breve reflexión de Alirio Buitrago Ramírez, un joven líder campesino de la diócesis de Barrancabermeja, muy comprometido en la pastoral social, asesinado por cuatro sicarios el 17 de diciembre de 1992:

El hombre ante el enemigo. ¿Quiénes son ellos? ¿Cuáles son los más peligrosos? ¿Las culebras, las tigres y las fieras del monte? Ellos sí son enemigos, pero no los más peligrosos. Hay otros, como son: los vicios, el egoísmo, el machismo y la explotación como generadora de todos ellos. ¿Quién no tiene uno de estos vicios? Es necesario revisarnos cada día para ver cuál vamos dejando, para ver cómo estamos, para ver si vamos dejando las cosas que no ayudan a construir un mundo mejor61 .

Llama la atención, en este joven, la lúcida conciencia de cómo el compromiso por la justicia implica -ante todo- una lucha perseverante con nosotros mismos y contra el pecado que está dentro de nuestro corazón, que nos impide ser auténticos constructores de paz.

El segundo mártir que quiero citar es más famoso: Álvaro Ulcué, de la etnia paez, bastante conocido por ser el primer sacerdote católico indígena del Cauca y de toda Colombia. El padre Álvaro fue asesinado por dos sicarios el 10 de noviembre de 1984; lo que 'molestaba' en este sacerdote era su acción pastoral a favor de la concienciación y de la liberación de los indígenas. En una carta al presidente Betancur escribió:

Esta situación la viven los pueblos indígenas de esta parte del Cauca. No existe ningún respeto por la persona. Si supiera usted qué es 'vivir' en medio del hambre, la inseguridad (asesinatos, secuestros, abusos de mujeres..., etc.), falta de techo, salud, educación y bienes necesarios. Es por eso que vemos, y es lógico, que en estos hombres se vayan despertando sentimientos de agresividad y de violencias, pues cuando no existe la ayuda y el apoyo, y se margina a las personas a condiciones de vida peores a las de los animales de nuestros 'grandiosos zoológicos', las

61 Citado en Aquellas muertes que hicieron resplandecer la vida, Bogotá 1992, 98.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor personasbuscanlosmediosnecesariosparalograrmediosobrevivir. ¡Qué ironía tener que hacer injusticia para que se acabe la injusticia! Esto no es vivir62 .

Llamala atención, en estaslíneas, la conciencia deque recurrir a la violencia es siempre hacer injusticia, y que la indiferencia de los poderosos es también culpable por poner a los pobres en la situación paradójica de estar casi obligados a cometer injusticia para combatir la injusticia.

El último mártir que quiero citar es Josué Giraldo Cardona, abogado y presidente del Comité Cívico por los Derechos Humanos en el Meta, asesinado el 13 de octubre de 1996. Cardona nació en Caldas en 1959, y se trasladó al Meta sólo en 1987. Llegado a los Llanos, Cardona se sintió interpelado por la violencia y la injusticia que atormentaba esta tierra. Él mismo describió -pocos meses antes de morir- los efectos de la represión 'científica' y selectiva llevada a cabo en este Departamento:

Qué ironía tener que hacer injusticia para que se acabe la injusticia! Esto no es vivir

Entre 1985 y 1995 registramos en el departamento del Meta 37 masacres, el asesinato de aproximadamente 700 personas, entre dirigentes políticos, líderes agrarios, campesinos, estudiantes e indígenas. En diez años se han liquidado todos los movimientos sociales y de oposición. Los sindicatos agrarios que tenían una presencia fuerte, que habían movilizado a miles de campesinos... que no han podido en cuarenta años lograr la titulación de sus tierras, hoy prácticamente han desaparecido63 .

Una de las cosas que más entristecían a este abogado era ver hasta qué punto la guerra condiciona la mentalidad y el horizonte de vida de los jóvenes, a los que la sociedad no sabe ofrecer una perspectiva alternativa:

62 Ibíd., 113-114.

63 Citado en Ceder es más terrible que la muerte. 1985-1996: una década de violencia en el Meta, (Sobrevivientes del Comité Cívico por los Derechos Humanos en el Meta, Abogados demócratas, Ascodas, Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, Bogotá 1997), 261.

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Los jóvenes no tienen oportunidad de ir a la Universidad,nideencontraruntrabajo. En medio de la violencia, sus únicos referentes en esta sociedad en guerra, es tener un arma y un uniforme... En las guarniciones militares y policiales que visitamos, la guerra está presente en la mente de cada uno: se vive y se piensa en función del próximo combate con la guerrilla...64 .

Aprendimos

el lenguaje de los derechos humanos desde el clamor de viudas, huérfanos y desplazados

reclamando justicia

Otro aspecto importante de la reflexión de Cardona es su idea del llanto y de la conmoción frente al sufrimiento ajeno como fundamento de nuestro compromiso por la justicia y la paz:

Aprendimos el lenguaje de los derechos humanos desde el clamor de viudas, huérfanos y desplazados reclamando justicia65 .

He desgajado tantas lágrimas en este cruel concierto de las violaciones a los derechos humanos, en las que descubres en tu sensibilidad un manantial de afectos, que antes de llegar al Llano no recuerdo haber llorado nunca. Aprendí a llorar con los Llaneros y por los Llaneros. En el Meta están también sembradas mis lágrimas. El lloro no es un desvalor, ni un simple desahogo, es la confirmación de tus afectos, la exteriorización del cariño que te conmueve, de la violencia que te mata aunque en esta oportunidad no seas tú la víctima66 .

Llorar, entonces, quiere decir sentir en la propia carne la violencia perpetrada contra nuestros hermanos. Pero el llanto del satyagrahi no puede contentarse con derramar algunas lágrimas, sino que necesariamente desemboca en un amor activo y apasionado por el hombre, un amor comprometido -ante todo- a defender la vida y dispuesto a pagar el precio que eso implica:

Nuestro amor se expresa a través de la sensibilidad que nos hace compartir el sufrimiento del grito desgarrador de los niños y las niñas que asisten al asesinato de sus padres... Por amor es que debemos transfor-

64 Ibíd., 299.

65 Ibíd., 302.

66 Ibíd., 306.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor mar esta sensibilidad en actos por la justicia, en lucha por la vida. Si no se produce, si no hay como consecuencia el necesario desprendimiento de nuestro bienestar material, de nuestra tranquilidad personal, el amor no será amor y las lágrimas furtivas serán solamente sensiblería para amortiguarelegoísmo... Elverdugo odiay los defensoresdelos derechos humanos amamos. Los egoístas quieren todo para sí y los que amamos la vida estamos dispuestos a compartir hasta nuestros sueños con el egoísta. La vida y el amor, el amor y la vida, van unidos como concepto y como sentimiento en los defensores de los derechos humanos. Nadie puede defenderlavida sinamar y nadiepuedeamarsinrealmentedefenderla vida67 .

Además de las experiencias de resistencia civil que he descrito, hay muchas otras que merecerían por lo menos ser citadas y que testimonian el gran fermento de la sociedad civil colombiana.

Ante todo, hay que recordar el 'Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio', dirigidoporelpadreFranciscodeRoux,queganó elPremio NacionaldePaz de 2001. Este Programa por un lado busca el diálogo con todos los grupos armados para reducir la ferocidaddelaguerra,yporelotroapuntaacombatir las causas profundas de la violencia, o sea, a provocar cambios estructurales en la economía de aquella región. En este sentido, el principal objetivo del Programa es el de fomentar el «empoderamiento de las comunidades», osea, la capacidad de la gente de organizarse autónomamente como comunidad. Como explica el padre de Roux, «el desarrollo no lo va a dar el Gobierno, ni saldrá del Caguán, ni de Planeación o de la plata de la Comunidad Europea, o de peticiones y huelgas, sino de opciones que se construyan en la región, con todas las fuerzas y sectores en él presentes hoy»68 .

Los egoístas quieren todo para sí y los que amamos la vida estamos dispuestos a compartir hasta nuestros sueños con el egoísta

67 Ibíd., 304.

68 Citado en Una apuesta en medio de la guerra: El Tiempo (11 diciembre 2001) 5.

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Una sociedad civil en fermento

Un ejemplo muy exitoso de 'empoderamiento' es el de Guillermina Hernández. En 1992 esta mujer y un grupo de vecinas hicieron una vaca con 200 pesos cada una para hacer mercado en compañía. Hoy tienen una asociación que se llama «Merquemos juntas», con varios fondos creados mediante el ahorro de sus miembros para pagar bachillerato a jóvenes, llevar a los afiliados en excursión a otras ciudades, o prestarles para mejora de vivienda.

Otra asociación comprometida en la resistencia civil contra los violentoseslaOrganizaciónFemeninaPopular(OFP)deBarrancabermeja. La OFP -entre otras cosas- administra comedores populares donde la gente de estratos más bajos puede almorzar por poco más de mil pesos. En enero de 2001 las Autodefensas 'ordenaron' a la OFP -como ya habían hecho con muchas otras organizaciones- que les entregaran los comedores. Frente a esta amenaza, Yolanda Becerro, presidenta de la OFP, y sus colaboradoras se negaron, pidiendo ayuda a sus seguidoras y a algunas ONG. Así, cuando los paramilitares volvieron ya había cien familias allí, y las Autodefensas tuvieron que renunciar a su propósito. Las amenazas de muerte a Yolanda Becerro no tardaron, naturalmente, pero ella, «con su calma, las verifica y no sale corriendo. 'He ido aprendiendo a administrar el miedo', dice»69 .

En agosto de 2001 la OFP organizó una 'Movilización nacional e internacional de mujeres contra la guerra'. Tres mil mujeres, desplazadas, viudas, huérfanas o simplemente mujeres solidarias -de Colombia, Alemania, España, Italia, etc.- recorrieron las calles del puerto petrolero vestidas de negro, en abierto desafío a las Autodefensas que no las querían en aquel lugar. La realización de la manifestación fue obstaculizada duramente por los 'paras', y hasta tuvieron que intervenir los tanquetes del Ejército para proteger a las manifestantes; pero al final las mujeres lograron lanzar su grito contra la violencia y contra la guerra.

En el panorama de la resistencia civil del pueblo colombiano un puesto indudablemente importante lo ocupan los indígenas. A título de ejemplo, citaré la iniciativa que desarrollaron los indígenas del Cauca en

69 Todo por la paz: Semana (6 agosto 2001) 45.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor mayo de 2001: en este mes, los 91 cabildos del Cauca decidieron organizar una defensa territorial por medio de guardias cívicas armadas únicamente con bastones de mando. Más de 15.000 campesinos indígenas y negros formaron una fila de siete kilómetros a lo largo de la vía Panamericana para protestar contra la lucha armada -que en esta tierra había producido 5.000 muertos en los últimos siete meses- y para proclamar que desde ahora no permitirían la presencia de ningún actor armado en sus territorios: «Ya no esperaremos que la Justicia, la Fiscalía y otras autoridades nos cuiden el derecho a la vida», dijo el consejero del Consejo regional indígena del Cauca (Cric), Anatolio Quirá. «No vamos a usar armas para ello. Los únicos instrumentos de defensa serán los bastones de mando»70 .

Además de Programas y Asociaciones bien estructuradas, en estos últimos tiempos Colombia ha asistido también a episodios espontáneos de resistencia civil, dictados por la urgencia del momento. Memorable, por ejemplo, es lo que pasó en el pueblo de Bolívar, en el Cauca, el 18 de noviembre de 2001. Unos 600 guerrilleros de cuatro frentes y columnas de las FARC llegaron a las seis de la mañanaparatomarseelpuebloporterceravez en menos de seis meses. Pero los habitantes eran 28 mil y así se lo hicieron sentir al grupo guerrillero. «Teníamos miedo, pero esto no impidió que saliéramos a defender al municipio y a nuestros policías», recuerda Francisco Torres. «En medio del fuego cruzado, pedimos un carro y un megáfono en la alcaldía y así logramos reunir a la gente en menos de una hora»71 .

Ya no esperaremos que la Justicia, la Fiscalía y otras autoridades nos cuiden el derecho a la vida

Los guerrilleros empezaron a destruir las instalaciones de la alcaldía, el puesto de policía y la Casa de la Cultura, mientras los 24 agentes de policía ya estaban rodeados y cansados. Las Farc ya tenían todo listo para llevárselos pero en un arrebato de valentía hombres, mujeres y niños rodearon a los subversivos y pincharon las llantas de las camione-

70 JOSÉ LUIS VALENCIA, Indígenas prohibirán paso a actores armados: El Tiempo (16 mayo 2001) 13.

71 El Tiempo (19 noviembre 2001).

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tas en las que llegaron para la toma. Ni las balas ni las amenazas de muerte lograron desintegrar el cordón humano que protegía a los policías: dieciocho de los agentes lograron huir y seis más fueron protegidos por los pobladores. A las siete de la mañana sin más alternativa los guerrilleros se retiraron. De esta manera, los habitantes de Bolívar impidieron que secuestraran y mataran a los 24 agentes de la Fuerza Pública.

Episodios como éstos se han repetido muchas veces en esos últimos meses: casos de simples ciudadanos que arriesgan su vida para defender a la policía, o casos de ciudadanos que arriesgan su vida para ayudar a otros ciudadanos. Eso es lo que pasó, por ejemplo, en Antioquia con la «Caravana de Paz» organizada por párrocos y organizaciones de ayuda en agosto de 2001. El objetivo de esta caravana -una larga fila de 125vehículos- eraeldellevarvíveresy enseresalapoblacióndeDabeiba: 26.000 habitantes agobiados por el hambre a la que los habían sometido los paramilitares en su esfuerzo por cortarles los suministros a los guerrilleros. Se trataba de romper el aislamiento que vivía esa población, atrapada entre los dos grupos irregulares del conflicto. En efecto, los paras cortaban el paso de todos los vehículos; además restringían a sólo 40.000 pesos la compra de alimentos, medicamentos y gasolina cuando los campesinos iban a proveerse en Uramita, a 30 kilómetros de Dabeiba. Por su lado los hombres de las FARC merodeaban a seis kilómetros de la localidad.

Comenta un periodista: «La sociedad civil demostró con la caravana que tiene una elocuencia que supera la de las armas. Y fue así cómo ésta se convirtió en una fiesta colectiva. En cada poblado por el que pasaba, los niños saludaban con banderolas blancas, decoradas por ellos mismos con sus lápices de color y sus deseos de paz. Y cuando llegaron no hubo armas que se atrevieran a detenerlos. Las 250 toneladas que llevaban ayudaron al abastecimiento de la población»72 .

Todas estas experiencias y todos estos episodios testimonian la valentía y la creatividad del pueblo colombiano. De la base del país está saliendo un estímulo y un grito pidiendo que se busque una solución

72 Caravana de paz: Semana (6 agosto 2001) 38.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor noviolentaycreativaalconflictoarmado,unasoluciónquetengaencuenta este nuevo protagonismo de la sociedad civil. Me parece que lo que hace falta, entonces, es la capacidad de recoger toda la riqueza de estas iniciativas, coordinándolas y orientándolas de acuerdo con una estrategia noviolenta a nivel nacional.

De todas maneras, la variedad de estas experiencias de resistencia popular son una señal muy prometedora: dentro de un contexto de violencia, prepotencia y abuso, se van multiplicando pequeños testimonios de participación comunitaria y de insurgencia civil. Creo que estas palabras esperanzadas del mártir Josué Giraldo Cardona reflejan bien la situación actual de Colombia:

Cuando hay una tempestad muy fuerte, que el cielo está muy nublado y uno no puede atravesar más allá de su retina la mirada hacia el horizonte porque todo es negro... sucede, y eso se ve muy bien en el Llano, que hay tempestades que pueden durar cuatro o cinco días seguidos. Cuando hay tempestades desoladoras, vientos huracanados, uno sabe que en algún lugar del cielo el sol sigue estando presente... Después de las tormentas, el cielo estará despejado; uno sabe que la luz llegará... Esta metáfora la aplico al momento que vivimos. A pesar del debilitamiento del movimiento popular, del movimiento campesino;... a pesar de las cada vez más escasas posibilidades de accionar por la vía política legal... se están generando en la sociedad, todavía de manera muy incipiente, pero se están generando, las condiciones para un gran día de transparencia. Los movimientos cívicos regionales van tomando forma; es muy lento el proceso pero se va marchando hacia delante; el movimiento social y popular cogerá fuerza, y cuando la tenga, ninguna maquinaria de guerra ni de terror los podrá doblegar... Colombia es un pueblo con futuro. No lo digo yo, lo dice la gente que no da el brazo a torcer a pesar de tanta sangre derramada73 .

73 Ceder es más terrible que lamuerte. 1985-1996: unadécada de violencia en el Meta, (Sobrevivientes del Comité Cívico por los Derechos Humanos en el Meta, Abogados demócratas, Ascodas, Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, Bogotá 1997) 305.

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DIPLOMACIA

POPULAR E INJERENCIA HUMANITARIA

Una cuestión compleja

En estos últimos años, frente a masacres indiscriminadas perpetradas contra la población civil -piénsese sólo en Rwanda y Burundi, donde hubo más de un millón de desaparecidos- muchas voces se han levantado pidiendo a la Comunidad Internacional que interviniera con una iniciativa de 'injerencia humanitaria' para poner fin a la barbarie. Entre estas voces ha destacado la del Papa, que ha pedido que «se haga obligatoria la intervención humanitaria en las situaciones que comprometen gravemente la supervivencia de pueblos y de enteros grupos étnicos»74, afirmando que frente a «un injusto agresor, los Estados ya no tienen más el 'derecho a la indiferencia'»75 .

La preocupación del Papa es más que legítima, y sin duda la de la 'injerencia humanitaria' es una cuestión que hay que afrontar y profundizar, porque a este propósito hay muchas inquietudes que se quedan irresueltas. Por ejemplo, Juan Pablo II habla de un 'injusto agresor'; ¿se podría pensar, entonces, que existe un 'agresor justo'? Y concretamente, la intervención en Afganistán -donde se ha provocado la muerte de miles de inocentes- ¿puede considerarse una agresión 'justa'? Y por el otro lado, mientras no se resuelvan ciertas inquietudes, ¿es lícito dejar matar a miles de miles de seres humanos sin hacer nada?

Y aún más: ¿qué distingue una operación de 'injerencia humanitaria' de una 'clásica' acción de 'guerra justa'? ¿Y a qué se refiere el calificativo 'humanitario'? ¿Puede considerarse 'humanitaria' una intervención que acaba por matar sobre todo a inocentes, y a miles de inocentes? Y en fin, ¿cuál debe ser la posición del satyagrahi cristiano frente a la 'injerencia humanitaria'? ¿puede la noviolencia evangélica indicar un camino para llegar a una intervención en un Estado extranjero que sea de verdad humanitaria?

74 BRUNO MARRA-GIUSEPPE MATTAI, Dalla guerra all’ingerenza umanitaria, SEI, Torino 1994, 202.

75 Ibíd.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

Es evidente que responder detalladamente a todas estas preguntas exigiría otro trabajo específicamente dedicado al asunto. Además, se trata de un tema bastante reciente, sobre el cual hay un debate abierto a nivel jurídico, moral y teológico. Se trata, en efecto, de una cuestión muy compleja. Lo que pretendo en esta breve sección, entonces, no es dar respuestas definitivas, sino sólo sugerir algunas pistas de reflexión.

Yo creo que Juan Pablo II nos cuestiona a todos cuando nos dice que -frente a la barbarie- no tenemos el 'derecho a la indiferencia'. El problema, entonces, será ver cómo poner en acto una intervención 'humanitaria' sin perpetrar una barbarie peor de la que se quiere combatir. El Papa es muy consciente de la complejidad de la cuestión, y en su Mensaje para la Jornada Mundial de la paz de 2000, llega a legitimar una intervención armada in extremis sólo después de poner severísimas condiciones:

Evidentemente, cuando la población civil corre peligro de sucumbir ante el ataque de un agresor injusto y los esfuerzos políticos y los instrumentos de defensa no violenta no han valido para nada, es legítimo e incluso obligado emprender iniciativas concretas para desarmar al agresor. Pero éstas han de estar circunscritas en el tiempo y deben ser concretas en sus objetivos, de modo que estén dirigidas desde el total respeto al derecho internacional, garantizadas por una autoridad reconocida a nivel supranacional y en ningún caso dejadas a la mera lógica de las armas. Por eso, habrá que hacer un mayor y mejor uso de lo que prevé la Carta de las Naciones Unidas, definiendo posteriormente instrumentos y modalidades eficaces de intervención, en el marco de la legalidad internacional.

A este propósito, la misma Organización de las Naciones Unidas tiene que ofrecer a todos los Estados miembros la misma oportunidad de participar en las decisiones, superando privilegios y discriminaciones que debilitan su papel y credibilidad76 .

Es evidente, en las palabras del Papa, la preocupación de que la ONU no se reduzca a ser un simple portavoz de la superpotencia de turno. Sólo una ONU que goce de efectiva autonomía y autoridad tiene la

76 Paz en la Tierra 11.

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credibilidad para promover una intervención de verdadera injerencia humanitaria.

La dificultad de realizar una intervención realmente humanitaria es subrayada por otra reflexión del Papa, según el cual en los conflictos recientes contrasta «la gran seguridad de los ejércitos con la desconcertante situación de peligro de la población civil. En ninguna clase de conflicto es legítimo dejar de lado el derecho de los civiles a la incolumidad...77. Desgraciadamente, algunas intervenciones de supuesta 'injerenciahumanitaria' nohan garantizadoparanada laincolumidad de los civiles.

¿Una injerencia discriminatoria?

Que frente a la barbarie haya que intervenir es algo incuestionable. Sin embargo, el Derecho Internacional deberá definir bien la finalidad y los límites de esta intervención, porque sin este requisito la historia reciente nos muestra que, de hecho, el principio de la injerencia humanitaria se presta a ser manipulado para legitimar el perseguimiento de los intereses nacionales -por parte de las grandes potencias- con una libertad y una arbitrariedad antes inimaginables.

En efecto, lo que hemos visto hasta ahora es una injerencia del fuerte hacia el débil, una injerencia de una gran potencia hacia un país pequeño. En este sentido, la reciente guerra 'humanitaria' en el Kosovo es emblemática. Sin duda Milosevic ha cometido -o por lo menos ha permitido que cometieran- acciones criminales contra la población kosovara. Y sin embargo, la pretensión de juzgarlo a él y a otros jefes serbios en un Tribunal Internacional presenta «el inconveniente de juzgar solamente a los vencidos como si, en ningún caso, los vencedores hubieran cometido crímenes -aun cuando calificados de errores o daños colaterales-»78 .

77 Paz en la Tierra 12.

78 PIERRE GILHODES, Kosovo, ¿el primer conflicto del siglo XXI o el último del siglo XX?, en Oasis 99, Observatorio de análisis de los sistemas internacionales (Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2000) 158-159.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

Y que hasta ahora la injerencia humanitaria ha sido un instrumento en mano de los poderosos lo confirma el hecho de que a realizar estas intervenciones ha sido siempre y sólo la OTAN. Al final de la guerra del Kosovo, el secretario político de la OTAN, Javier Solana, habló -en un artículo- de la angustia de la 'Comunidad Internacional' frente a 'dilemas humanitarios'. Y sin embargo, «en este largo artículo no aparecía ni una sola mención a la ONU, y por un deslizamiento semántico la OTAN expresaba la voluntad de la llamada Comunidad Mundial»79 .

la actuación del principio de la injerencia humanitaria ha discriminado entre grandes y pequeños, entre ricos y pobres

Y que la OTAN no sea un reemplazo creíble de la ONU es demostrado por la tendenciosa selectividad de sus intervenciones. Por ejemplo, las masacres perpetradas en Rwanda en la décadapasadafueronmuchomayoresquelasque sufrió la población kosovara. Y sin embargo, allí la OTAN no intervino. Una reflexión parecida se puede hacer con referencia a la actitud reticente de los países occidentales frente al drama de Timor: «En Kosovo se actuó contra la voluntad de Serbia, en Timor se esperó la autorización de Indonesia, diferencia de trato entre un país pequeño y pobre y un país grande y estratégico», comenta Pierre Gilhodes. «Con cierta preocupación el secretario general de la ONU observaba esta diferencia»80, hablando de dos conceptos de soberanía. La misma cosa se puede decir a propósito de Chechenia: tampoco en este caso intervino la OTAN -ni la ONU- para proteger a la población civil amenazada y masacrada por el ejército ruso.

Hasta ahora, entonces, la actuación del principio de la injerencia humanitaria ha discriminado entre grandes y pequeños, entre ricos y pobres. A este respecto, hay que recordar que la OTAN no ha hecho misterio de sus miras expansionistas. En efecto, en la cumbre de Washington, celebrada al final de la guerra del Kosovo, en 1999, la OTAN redefinió su papel de acuerdo a un «nuevo concepto estratégico», declarando querer «contribuir a la prevención de conflictos y participar de

79 Ibíd., 144.

80 Ibíd., 156.

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manera activa en la gestión de las crisis»81. Entre los motivos de crisis que pueden justificar una intervención de la OTAN, el documento cita rivalidades étnicas y religiosas, disputas territoriales, insuficiencia o fracaso de los esfuerzos reformistas, las violaciones de los derechos humanos, la disolución de Estados, actos de terrorismo, sabotaje y crimen organizado, problema en abastecimiento de recursos vitales, etc. De hecho, como anota Gilhodes, estos motivos de intervención «abordan todas las situaciones imaginables»82 .

A la luz de este documento de 1999, se ve que, más allá de la retórica propagandística, la política intervencionista que está siguiendo EEUU después del atentando contra las Torres Gemelas no es un política 'nueva' dictada por una situación de emergencia, sino que representa la coherente puesta en acto del nuevo concepto estratégico de la OTAN. Y es más: el «horrendo atentado terrorista del 11 de septiembre ha ofrecido a EEUU una oportunidad sin precedentes para intervenir donde y cómo quiera en nombre de la lucha contra el mal»83 .

Frente a este poder arbitrario de la OTAN, los noviolentos proponen una política alternativa basada en las Naciones Unidas: «Nuestra política alternativa a la OTAN son las Naciones Unidas -la ONU de los pueblos- que deben ser adecuadamente reformadas y democratizadas, pero también potenciadas en sus instrumentos de intervención»84 .

Para terminar esta sección sobre las ambigüedades de la intervención humanitaria como se ha realizado hasta ahora, me parece interesante escuchar el testimonio de un supuesto beneficiario de la injerencia humanitaria de la OTAN: el padre Lush Gjergji, sacerdote católico kosovar de origen albanés. Teórico de la noviolencia, el padre Lushdurante la guerra- ha compartido con sus compatriotas kosovares el sabor de la amenaza, de la represión, obligado por los serbios a quedarse en su casa parroquial, y de hecho rehén de ellos. Todo eso, sin embargo,

81 Ibíd., 146.

82 Ibíd.

83 GIULIO MARCON, La risposta é la cooperazione: Mosaico di pace (octubre 2001) 39.

84 Ibid.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

no lo ha inducido al odio contra el enemigo, y ahora el sacerdote católico habla de perdón y reconciliación:

«En el infierno de la guerra han filtrado algunos rayos de consuelo, también por parte de algunos serbios», afirma el padre Lush «como aquel capitán del Ejército que ha protegido al pueblo de Stubbla y ha prometido volver a nuestro santuario para agradecer a Dios por no haberle hecho ensuciar las manos con la sangre... Estos episodios demuestran que la guerra no hace imposible la fraternidad... Si mi pueblo cae en el odio no será libre. Y yo lucho por la libertad de mi pueblo: ante todo libertad del mal»85 .

A propósito de la intervención humanitaria de la OTAN, el padre Lush piensa que «la Comunidad internacional ha intervenido in extremis, escogiendo una estrategia -los bombardeos aéreos- que en tierra nos han dejado a la merced de los serbios y no nos han dado ninguna ayuda desde el punto de vista de las posibilidades de supervivencia»86 .

En cuanto a la verdadera intencionalidad de esta intervención humanitaria, el padre Lush comenta: «A los EEUU interesaba desde hace tiempo cerrar el triángulo (completado por Albania y Macedonia) que les asegura un eficaz control militar de la península balcánica... En Rambouillet, a partir de la manera en que fueron conducidas, las negociaciones diplomáticas no podían más que llevar a la guerra». Frente a la sugerencia que gracias al conflictoarmadoloskosovaresalbaneseshanderrotado a sus enemigos, el padre Lush comenta: «En Kosovo no debe haber ni vencedores ni vencidos. La guerra ha provocado lutos en todos los frentes... La guerra puede extirpar un mal, pero no es la construcción de un bien. Eso supone un trabajo cultural y político que en Kosovo es todo para hacer»87. A la pregunta de si los eventos de los últimos meses han sepultado la utopía de la noviolencia, el sacerdote kosovar responde: «Temo que quieran imponer un paradigma per viam facti. Es preciso evitar que la victoria de la Alianza Atlántica fortalezca un acercamiento mi-

Si mi pueblo cae en el odio no será libre

85 Citado en Paolo Brivio, Kossovo, orizzonti di pace: Famiglia cristiana (febrero 2000) 14.

86 Ibíd., 15.

87 Ibíd., 17.

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Tanto las víctimas como sus jóvenes verdugos están tan traumatizados, que uno se pregunta si podrán reintegrarse

alguna vez a la sociedad

litar a la solución de los conflictos, como si fuera el único posible. Sería inaceptable... la hipótesis de una ONU reducida a la OTAN»88 .

Una propuesta intermedia: la 'pacificación justa'

Según Milburn Thompson la injerencia humanitaria es algo éticamente exigido por el nuevo tipo de guerras a las que estamos asistiendo en estos últimos años:

Los conflictos que han planteado la cuestión de la intervención humanitaria representan un tipo de guerra diferente del de las rivalidades interestatales previstas por la teoría contemporánea de la guerra justa. Varias regiones del mundo parecen haberse 'vuelto medievales': han regresado a la 'violencia privada' y a los conflictos religiosos contra los que fue inventado el moderno Estado secular. Las luchas en lugares como África central y occidental, la antigua Yugoslavia y Timor oriental se libran más con ametralladoras, machetes y morteros, que con tanques o aviones de combate. Se masacra a civiles, que constituyen la mayor parte de las bajas. Quienes llevan a cabo la matanza son a menudo niños. Se viola a niñas y mujeres... Tanto las víctimas como sus jóvenes verdugos están tan traumatizados, que uno se pregunta si podrán reintegrarse alguna vez a la sociedad. Éstas no son 'grandes guerras', sino guerras de anarquía89 .

Frente a esta situación, la injerencia humanitaria es vista como «una respuesta militar al sufrimiento humano causado por la guerra de anarquía», porque «lasfronterasnacionalesnopuedenobstaculizarnuestro interés por el sufrimiento humano»90. La intervención armada con fines 'filantrópicos' en otro Estado, de todas maneras, sería sólo una intervención in extremis, después que se hayan intentado realizar todas las iniciativas de acción directa noviolenta. Por eso, Thompson critica

88 Ibíd., 16-17.

89 J. MILBURN THOMPSON, La intervención humanitaria, la pacificación justa y las Naciones Unidas: Concilium 290 (2001) 270.

90 Ibíd.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor algunas intervenciones militares 'humanitarias' que se han realizado antes de apoyar y valorizar los esfuerzos de lucha no violenta ya en acto. «Está claro», comenta el estudioso estadounidense «que algunos conflictos se hubieran podido prevenir si la colectividad mundial hubiera prestado más atención y hubiera respondido de forma más creativa»91 .

Con referencia a la intervención en Kosovo, por ejemplo, desde hacía mucho tiempo la población albanesa de aquellos territorios resistía de manera no violenta a la represión serbia. Desgraciadamente la comunidad internacional nunca ayudó estos esfuerzos y nunca apoyó al líder kosovar no violento Rugova, elegido democráticamente en elecciones no reconocidas por el gobierno serbio. En otras palabras, la comunidad internacional, para intervenir, parece estar dotada únicamente de instrumentos militares, aunque se los califique de 'humanitarios'. Por eso, Thompson inserta la injerenciahumanitariaenunparadigmamásamplio que él llama de la 'pacificación justa', y que explica de esta manera: «Mientras que la ética de la guerra justa se centra principalmente en la cuestión de si se ha de intervenir o no en una situación concreta, la perspectiva de la pacificación justa incluye la atención a impedir el conflicto y a la tarea de construir la colectividad, tarea que es posterior al conflicto»92. p. 272-273

La

comunidad internacional, para intervenir, parece

estar dotada únicamente de instrumentos militares, aunque se los califique de 'humanitarios'

En otras palabras, el paradigma de la 'pacificación justa' «llama nuestra atención sobre las tres fases de una intervención: antes (prevención), durante (si se da o no la intervención, cuándo y por parte de quién), y después (construcción de la nación)...»93. Concretamente esto quiere decir que antes de considerar inevitable una intervención armada hay que emplear todas las destrezas de resolución no violenta de los conflictos, incluida la acción directa. Sólo en el caso en que las atrocidades aumenten, habrá que considerar la posibilidad de la «intervención

91 Ibíd., 271.

92 Ibíd., 272-273.

93 Ibíd., 276.

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militar para detener el sufrimiento»94. A propósito de la autorización y de la realización de la intervención armada, Thompson afirma que habría que fortalecer las Naciones Unidas, porque «razones morales y políticas hacen preferible un reparto de trabajo»95 sin necesidad de que EEUU se convierta en el policía del mundo.

Después de la intervención armada, hay que «reconstruir al Estado», y por eso es necesario desarmar a los combatientes, adiestrar y preparar una fuerza policial respetable y eficaz, establecer un sistema judicial, etc. Todas estas tareas «requieren tropas adiestradas en el combate y también en el trabajo social»96 .

La propuesta de Thompson Milburn es sin duda interesante, ypor muchos aspectos- va en la misma dirección de las propuestas de los grupos no violentos. Sin embargo, hay por lo menos dos cosas que aclarar. En primer lugar, en el análisis del estudioso norteamericano parecería que es una simple cuestión de olvido si la llamada Comunidad internacional no ha valorizado los esfuerzos de lucha no violenta realizados por algunos pueblos oprimidos. Pero en realidad, no es que la OTAN se hubiera distraídamente olvidado, por ejemplo, de la lucha no violenta del pueblo kosovar, sino que quiso deliberadamente ignorarla para poder intervenir militarmente. Y de la misma manera, en el artículo citado parece casi una terrible y onerosa fatalidad que EEUU se haya convertido en el policía del mundo en ausencia de una ONU fuerte y creíble. En verdad, se sabe muy bien que si la ONU es débil no es por pura fatalidad, sino por voluntad de las grandes potencias, que necesitan de una ONU débil para poder actuar a nivel internacional con la más absoluta libertad y arbitrariedad.

En segundo lugar, el lector de Thompson Milburn podría inferir que para crear la paz y «reconstruir un Estado» y una nación es necesario antes destruirla, como se ha hecho en Afganistán y en Serbia, donde se han destruido las principales infraestructuras del país. A este propósito, yo creo que hay que reconocer, en algunos casos, la necesidad de

94 Ibíd., 270.

95 Ibid., 279.

96 Ibíd., 279.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor tropas adiestradas en el combate, pero antes es necesario definir exactamente la intervención de los soldados de la ONU dentro de los límites de una acción de 'policía internacional', como se verá en la siguiente sección.

Sugerencias para una verdadera injerencia humanitaria

Según los teóricos de la noviolencia, para que se pueda hablar de verdaderainjerenciahumanitariahayquehacerunaclaradistinciónentre 'ejército' y 'policía'. Para el ejército es normal el uso homicida de la fuerza, es normal matar y provocar muertes, mientras para la policía es normal un uso 'no homicida' de la fuerza que tenga una finalidad exclusivamente defensiva97. Y así los teóricos de la noviolencia proponen remplazar gradualmente a los ejércitos nacionales con un cuerpo de policía bajo el mando de la ONU, claramente de una ONU que haya democratizado sus órganos y sus procesos decisionales.

Esta gradual eliminación de los ejércitos nacionales se conseguiría paralelamente a la promoción de la DPN. Y al respecto se proponen dos iniciativas concretas: difundir la práctica de la objeción de conciencia a los gastos militares y pedir que la ley reconozca el derecho de cada ciudadano a escoger si -con los impuestos que paga- quiere financiar la defensa armada o la defensa no armada. Relacionado a eso, se pide que a cada ciudadano se le garantice el derecho a la opción entre el entrenamiento para matar y el entrenamiento a la noviolencia activa, o sea, la opción entre el servicio militar y el servicio civil. Y así se podría involucrar a más gente en las actividades de los cascos blancos y en iniciativas de interposición no violenta.

De esta manera, las modalidades principales de la injerencia humanitaria serían rigurosamente civiles y no militares, o sea, la prioridad habría que darla a iniciativas de interposición no violenta que deberían ser acompañadas -en caso de necesidad- por operaciones de policía. Claramente, todo eso implica un largo proceso de educación y de entrenamiento. La alternativa no violenta a la guerra 'humanitaria', enton-

97 Cfr. ANGELO CAVAGNA, La pace dono di Dio affidato all’invocazione dell’uomo e delle sue mani: Educare alla pace (Pax Christi, Bologna 2000) 21.

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ces, son los 'cascos blancos', la diplomacia popular, la interposición no violenta, etc. En este contexto, comenta Giulio Marcon,

A la 'injerencia humanitaria' de la OTAN -hecha de guerras y violaciones del Derecho internacional- hemos contrapuesto la 'injerencia humanitaria' de los pacifistas y de la sociedad civil, que -fuera de cualquier actitud de superioridad de tipo neocolonial- quiere compartir con las víctimas de los conflictos un camino de pacificación y de reconstrucción no violenta de las sociedades98

En efecto, iniciativas de interposición no violenta han sido ya experimentadas en algunas ocasiones, pero está claro que queda todavía un larguísimo trabajo por hacer.

La Diplomacia popular

Por 'diplomacia popular' se entiende una iniciativa no violenta a nivel internacional que parte desde abajo, desde la sociedad civil. En este sentido la diplomacia popular se podría considerar una forma de desobediencia civil a la diplomacia oficial, o sea, a la inercia del propio Gobierno frente a una grave situación de violencia que está viviendo otro pueblo. Por ejemplo, durante la guerra en la ex-Yugoslavia, muchos simples ciudadanos de naciones limítrofes empezaron a dudar de la capacidad de sus propios diplomáticos de profesión, y miraban con sospecha a la facilidad con que armas destructoras llegaban a la ex-Yugoslavia pasando a través del propio país. Todo eso, en efecto, apuntaba a una posible complicidad entre el propio Gobierno, los traficantes de armas y los 'señores de la guerra' yugoslavos. Y así, como ya he explicado, en diciembre de 1992, 500 militantes no violentos de varios países europeos entraron -con una iniciativa de interposición no violenta- en la ciudad-mártir de Serajevo, sitiada por los serbios. Naturalmente esta iniciativa -tal vez la primera de este tipo- no puso fin a la guerra, pero dejó una honda impresión en la opinión pública, porque abrió nuevas perspectivas, mostrando un nuevo espacio de acción para la sociedad civil. Comenta a este propósito el padre Battistella, uno de los que entraron en Serajevo: «Volver a encender una esperanza, éste es el significado

98 GIULIO MARCON, La risposta é la cooperazione: Mosaico di pace (octubre 2001) 39.

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La presencia del voluntario no violento se convierte así en un signo de esperanza para las víctimas de la guerra

La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor de esta iniciativa. Como si fuera un fósforo, que da luz por un instante, y después se apaga, pero deja atrás su humear. Y estas pequeñas llamas pueden hacer visibles insospechables caminos para recorrer»99. En otras palabras, esta iniciativa fue como una llamita que brilla en la oscuridad y nos hace ver cosas que antes no sabíamos queexistían. Despuésdeunminutoelcielovuelve a oscurecerse, pero ya uno sabe por donde caminar, sabe qué potencialidades se esconden detrás de esta oscuridad, sabe en qué dirección orientar su lucha.

Y a propósito de los voluntarios pacifistas que se quedaron en Serajevo y en otras zonas de guerra para asegurar un mínimo servicio de correo internacional, y organizar actividades con la gente, el padre Bizzotto comenta:

Ver a gente que viene de otros países no para matar (como los mercenarios) o para vender armas, sino para quedarse con la gente, jugar con los niños, ayudar a organizar mejor el campo de los desplazados... demuestra que en este mundo no existe sólo gente que dispara, que odia y que mata. La presencia del voluntario no violento se convierte así en un signo de esperanza para las víctimas de la guerra100 .

En febrero de 2001 el padre Bizzotto organizó otra iniciativa de diplomacia popular en Congo. Con un numeroso grupo de pacifistas europeos fue a la ciudad-mártir de Bukavu para apoyar la extraordinaria resistencia no violenta de la gente a una guerra que -en dos años- había matado a dos millones de personas, en el silencio y en la indiferencia de los medios de comunicación internacionales.

Estas intervenciones organizadas por parte de simples ciudadanos son legitimadas por el Derecho Internacional. Por ejemplo, según el Pacto Jurídico Internacional de la ONU, de 1966, «el individuo tiene algunos deberes para con los demás y la colectividad a la que pertenece,

99 GIULIO BATTISTELLA, Costruire la pace, en AA.VV., Credere nella pace, CEM, Rovigo 1994, 36.

100 Albino Bizzotto, Credo nel vangelo della Pace, BCP, Rovigo 1995, 28.

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y debe esforzarse promover y respetar los derechos reconocidos en este pacto»101. La sociedad civil, entonces, tiene el derecho -casi el deber- de promover acciones políticas de paz.

Otra declaración de la ONU -la de 1998 sobre los Defensores de los Derechos Humanos- legitima aún más estas iniciativas de diplomacia popular: «Todos tienen el derecho, individualmente y en asociación con otros, de participar en actividades pacíficas contra las violaciones de los derechos humanos y contra las libertades fundamentales»102. Otros artículos de la misma Declaración hablan de la libertad de reunirse y manifestar dentro y fuera del propio país. De esta manera se legitima definitivamente la acción política de la sociedad civil, a nivel internacional, en defensa de los Derechos Humanos.

Y así en una declaración del 28 de octubre de 2001, algunos movimientos no violentos y algunos Institutos misioneros italianos, en respuesta a una petición del obispo de Kisangani, se han comprometido a ayudar a organizar para mayo de 2002 -en aquella diócesis del Congo, que es zona de guerra- un Simposio Internacional sobre el tema «Libremos la paz». La finalidad de este Simposio es hacer conocer a la opinión pública internacional el «África que hace la paz», o sea, todas las heroicas iniciativas de resistencia no violenta puestas en acto por parte del pueblo congolés. En esta declaración, entre otras cosas, se dice:

El mundo occidental está trastornado y concentrado contra el terrorismo internacional, que se convierte otra vez en un pretexto para intervenir con la guerra, sembrando indiscriminadamente destrucción y muerte. Nosotros queremos partir desde las víctimas, sobre todo desde aquellas a quienes ignoramos totalmente, para expresar una solidaridad que se traduzca en caminos de paz.

A menudo pensamos que somos demasiado pequeños para afrontar problemas tan grandes, y renunciamos a actuar, porque sólo los poderosos pueden decidir. Sin embargo, sabemos lo importante que somos para las personas a las que amamos.

También nosotros, como tantos, nos sentimos en dificultad, pero confiamos en esta fuerza dentro del corazón de cada uno. Hasta ahora han

101 ANTONIO PAPISCA, Forza Onu: Mosaico di pace (septiembre 2001) 22.

102 Ibíd., 23.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

sido las mercancías a imponer sus leyes, pero nosotros creemos en la fuerza del encuentro entre los pueblos, en su derecho prioritario a la paz, y por eso queremos caminar juntos... Estamos conscientes de que la responsabilidad de la reconciliación y pacificación de los pueblos es también nuestra y no queremos delegar a otros la tarea de la construcción y salvaguardia de la paz103 .

Con tales palabras, estas asociaciones y estos Institutos misioneros quieren re-confirmar el derecho-deber de la sociedad civil de preocuparse por el bienestar y la paz de otros pueblos hermanos, sin delegarlo todo a gobiernos muchas veces inertes, y sin utilizar este habitual delegar como pretexto para justificar nuestra indiferencia.

Bernard Häring, en su visión profética, soñaba con pueblos enteros que optasen por la cultura y la praxis de la noviolencia. Estos pueblos, pensaba, podrían abrir perspectivas nuevas a toda la humanidad, ofreciéndole la palanca de Arquímedes con la que se podría desplazar y volcar la cultura de la violencia, aparentemente inamovible. Los pueblos que renunciaran a sus ejércitos y optasen por la defensa civil y la diplomacia popular ejercerían, según el teólogo alemán, una importantísima «acción misionera sobre toda la humanidad, como hemos podido comprobarlo por ejemplo en la influencia mundial de Mahatma Gandhi»104 .

Le corresponde sobre todo a la comunidad cristiana, yo creo, hacerse protagonista de esa «acción misionera». Es de eso de lo que hablaremos en la siguiente sección.

LA IGLESIA COMO GIMNASIO DE NOVIOLENCIA

Invertir en la noviolencia

De nada sirve deplorar las violencias y las guerras, si no estamos determinados a invertir mañana para estudiar las posibilidades ofrecidas por la noviolencia para administrar, dominar y resolver los conflictos, del mismo modo que invertimos ayer para procurarnos los medios de la vio-

103 Sitio Internet de la Asociación «Beati i costruttori di pace».

104 BERNARD HÄRING,Lanoviolencia:unaformadeculturayesperanza,Herder,Barcelona1989,203.

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lencia... Si la noviolencia es posible, entonces es preferible, y si es preferible, tenemos que estudiar entonces sus posibilidades. Eso es precisamente lo que no hemos hecho hasta ahora, por consiguiente, es lo que debemos hacer hoy. Sin ello, debemos temer llegar a ser incapaces de enseñar la esperanza a nuestros hijos105 .

Estas palabras de Jean Marie Muller apuntan a un problema fundamental. En estos últimos años se han multiplicado las declaraciones de admiración y de respeto por los maestros y los profetas de la noviolencia. Todos dicen que ésta es la vía preferible para resolver -o por lo menos para manejar- los conflictos. Pero después, frente a una emergencia, todos recurren a la violencia, porque nadie, más allá de las palabras, ha querido o sabido invertir en la noviolencia.

A este respecto, lo que plantean Gandhi y sus discípulos es que la paz -como la guerra- no se improvisa, sino que requiere un largo entrenamiento:

'Ante todo es menester que os preparéis para la noviolencia', decía Lanza del Vasto. 'Todo el mundo sabe que para la guerra son necesarios años de preparación y, es más, una preparación para tal preparación, desde la infancia, en la familia y en la escuela. ¿Cómo habría de ganarse la paz con menores esfuerzos?'106 .

La

paz -como la guerra- no se improvisa, sino que requiere un largo entrenamiento

En otras palabras, en lugar de invertir millones de dólares en la investigación científica para que se inventen y construyan armas cada vez más destructoras, los seres humanos deberíamos invertir toda esta plata en la investigación científica sobre métodos de manejo no violento de los conflictos. En lugar de pagar y entrenar a 'estudiantes' que se especialicen en técnicas de muerte y de masacre, deberíamos pagar y entrenar a 'estudiantes' que se especialicen en la diplomacia popular y en técnicas de interposición noviolenta.

105 JEAN MARIE MULLER, Gandhi: la sabiduría de la noviolencia, Desclee de Brower, Bilbao 1973, 104.

106 LANZA DEL VASTO, Las cuatro plagas, Buenos Aires 1961, 325.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

En el periódico El Tiempo del 2 de diciembre de 2001 se nos informaba que «los paramilitares aseguran que a comienzos de este mes llegaron 5.000 fusiles y que sus 'escuelas' de entrenamiento están atiborradas de gente». En efecto, los cuarteles donde se entrenan los soldados regulares o irregulares son verdaderas 'escuelas' donde los 'estudiantes' aprenden juiciosamente los últimos resultados de la 'ciencia' militar. En particular, en el mismo artículo se citaba a algunos 'paras' que se jactaban de la 'profesionalidad' con que ellos realizan «acciones con objetivos múltiples», un eufemismo 'científico' para referirse a las masacres. Frente a tanta 'profesionalidad' y a tanto 'estudio' invertido en acciones de muerte, parece urgente y necesaria la construcción de escuelas donde los estudiantes aprendan «acciones no violentas con objetivos múltiples de paz».

Que el futuro de la paz -o sea, el futuro del hombre- dependa en gran parte de la educación que estamos impartiendo es confirmado también por lo que dice José Luis Martín Descalzo a propósito de los campos de concentración nazis:

Más que todos estos horrores me impresionó algo que por aquellos días leí, escrito por una antigua residente del campo, maestra de escuela. Comentaba que aquellas cámaras de gas habían sido construidas por ingenieros especialistas. Que las inyecciones letales las ponían médicos o enfermeros titulados. Que niños recién nacidos eran asfixiados por asistentes sanitarias competentísimas. Que mujeres y niños habían sido fusilados por gentes con estudios, doctores y licenciados. Y concluía: 'Desde que me di cuenta de esto, sospecho de la educación que estamos impartiendo'107 .

En otro artículo del periódico El Tiempo del 2 de diciembre de 2001 se decía que «con el argumento de que la guerra es de todos los colombianos, el gobierno intenta acabar... con los pretextos ideológicos o de conciencia». En este artículo el periodista se refería, entre otras cosas, a las presiones del Ejército para que no se legitime y no se legalice la objeción de conciencia al servicio militar. Diciendo que «la guerra es de to-

107 JOSÉ LUIS MARTÍN DESCALZO, Razones para la alegría, Madrid, Atenas 1995, 154.

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Alberto Degan, m.c.c.j.

dos», se podría casi entender que la guerra es un bien del que todos somos responsables y que todos tenemos que cuidar. En efecto, en la óptica de la cultura de la violencia en la que hemos crecido, la guerra es un valor, es un bien «de todos» con el cual convivimos desde siempre, mientras que cualquier oposición a ella se la califica de «pretexto ideológico» peligroso, algo que amenaza el status quo vigente. Se ve, entonces, cuán necesario y difícil es emprender un proceso educativo que lleve a considerar la paz -y no la guerra- como bien y responsabilidad de «todos los colombianos», y que lleve a considerar la lucha no violenta por la paz como la lucha más urgente y más noble, en lugar de despreciarla como mero «pretexto de conciencia».

Indudablemente, la cultura de la violencia está intrínsecamente relacionadaalaculturadeldogmatismo,apropósitodelcualCarlosEduardo Correa hace una importante reflexión:

El dogmático está auténticamente convencido de que tiene la razón, y por tanto toda diferencia de opinión implica, irremediablemente, una «guerra a muerte» contra quien opina distinto. En el ámbito académico el dogmatismo ha sido muy generalizado, con efectos desastrosos...

La reproducción ampliada del dogmatismo se ha dado con particular intensidad en el campo que nos ocupa, el de la violencia política y la paz en Colombia. Con este dogmatismo todos hemos contribuido a desencadenar una creciente polarización social.

La polarización... se ha acentuado a medida que las prácticas violentas se han agudizado y generalizado; el dogmatismo ha polarizado, y la polarización a su vez ha dogmatizado. Esta es la espiral que en mi opinión hemos desencadenado los colombianos, que tiene una de sus más dramáticas expresiones en las prácticas demenciales de violencia...

¿Cómo romper el dogmatismo y la polarización que han contribuido a engendrar esta espiral del terror y barbarie?108 .

Completando e integrando la pregunta final de Carlos Eduardo Correa, se me ocurre expresar esta inquietud: ¿y a quién le corresponde tomar la iniciativa de cuestionar y volcar la cultura del dogmatismo y de la violencia que hemos heredado?

108 CARLOS EDUARDO CORREA JARAMILLO, Y Dios se hizo paz en la vida de su pueblo, Programa por la Paz, Bogotá 1998, 235.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

La responsabilidad de la Iglesia

Lascomunidadescristianas,desdehacemuchossiglos,estánacostumbradas a convivir con «escuelas de muerte» -los cuarteles- donde los hombres aprenden distintas y refinadas técnicas para matar a sus semejantes, y todo eso nos parece muy 'normal'. Desgraciadamente, en nuestras comunidades todavía no hemos logrado construir «escuelas de paz», donde se eduque a la cultura y al Evangelio de la noviolencia. Cuando el profeta Isaías dice: «Ustedes harán arados de sus espadas» y «no se adiestrarán para la guerra»109 (Is 2,4), usa un tiempo futuro que indica el tiempo mesiánico. Sin embargo, a diferencia de los judíos, los cristianos creemos que el Mesías ya ha llegado; entonces, para nosotros el futuro mesiánico debería ser un presente, o sea, deberíamos decir: «Los cristianos hacemos arados de nuestros tanques y no nos adiestramos para la guerra». En cambio, los países 'cristianos' sonlosmásarmados, loqueconstituye una contradicción evidente.

Las

comunidades

cristianas, desde hace muchos siglos, están acostumbradas a convivir con «escuelas de muerte»

Así, de acuerdo con las palabras de Isaías, la comunidad cristiana debería ser el espacio en el que se des-aprende la guerra; y la guerra se des-aprende aprendiendo la noviolencia. En otras palabras, la Iglesia debería ser un gimnasio de noviolencia, en el cual, utilizando nuestra creatividad, se desarrolle una verdadera cultura de la paz y se investiguen y se experimenten técnicas de resistencia civil. En verdad, si confrontamos la profecía mesiánica de Isaías con la práctica de la comunidad cristiana, no podemos que compartir esta reflexión de Bernard Häring:

Todos hemos de confesar avergonzados que no hemos tomado lo bastante en serio la misión de paz a la que hemos sido llamados. En una comparación entre lo que la carrera armamentista absorbe en personas altamente preparadas, dinero, tiempo y salud, y entre lo que por otra parte hemos hecho a favor de la alternativa no violenta, de la que depende la

109 Is 2, 4.

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supervivencia de la humanidad, nos tropezamos con un desequilibrio de proporciones estremecedoramente patológicas110 .

Como cristianos no podemos aceptar resignadamente la violencia como un «mal menor», sino que tenemos que entrenarnos para una manera no violenta de manejar los conflictos. Si de verdad creyéramos en el Evangelio, deberíamos decir: «Tenemos que hacernos promotores de una alternativa a la violencia y a la guerra, queremos destruir las espadas y los tanques, y queremos empezar hoy, porque éste es el proyecto de Dios en el cual creemos». Si eso no lo decimos y no lo hacemos los cristianos, seguidores del 'Príncipe de la paz', ¿quién debería decirlo y hacerlo? «Yo soy la luz del mundo»111, dice Jesús. Pero Jesús puede ser de verdad la luz del mundo sólo en la medida en que nosotros -su Cuerpo- creemos en esta luz y la tenemos prendida: nos corresponde a nosotros proponer y practicar el Evangelio de la paz, sabiendo que no se trata de una fórmula mágica, sino de un compromiso exigente que requiere estudio, dedicación, disponibilidad al sufrimiento y hasta al martirio.

Lanecesidady laurgenciadelaeducación a la noviolencia ha sido reconocida muchas veces, en estos últimos años, por importantes teólogos y por el mismo Magisterio pontificio. Según Bernard Häring, por ejemplo, la educación a la paz es una obligación de fe:

Tenemos que hacernos promotores de una alternativa a la violencia y a la guerra, queremos destruir las espadas y los tanques, y queremos empezar hoy, porque éste es el proyecto de Dios en el cual creemos

La educación a la paz se basa en la convicción de que la guerra debe y puede desaparecer. Para los cristianos dedicarse a la educación en la paz nace de la fe en la redención. El cristiano sabe que existen posibilidades radicalmente sanas en cada persona... por consiguiente, si tiene esperanza de que Dios concederá la paz al mundo es porque confía que la persona, criatura de Dios, no es

110 BERNARD HÄRING, La noviolencia: una forma de cultura y esperanza, Herder, Barcelona 1989, 223.

111 Jn 8, 12.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor sustancialmente mala, que existe una potencialidad para la paz en el hombre...

Se necesita una enseñanza sistemática de este espíritu y estrategia. Todas las iglesias deben enseñarlo a sus fieles... Sólo ésta es la alternativa realista a la insensata carrera de armamentos, a la guerra y al sometimiento cobarde112 .

Cuanto al Papa, así se expresa en el mensaje para la Jornada Mundial de paz de 2000:

Es fundamental deber de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, llamados a comprometerse por la paz, educar en la paz, desarrollar estructuras de paz e instrumentos de noviolencia y hacer todos los esfuerzos posibles para llevar a los que están en conflicto a la mesa de negociación113 .

Afortunadamente, algo en la Iglesia se está moviendo en la dirección hacia la cual nos empuja el Papa. En Colombia, por ejemplo, en 1996 nació, por iniciativa de 16 obispos, la escuela móvil de Derechos Humanos y Convivencia ciudadana. Como ejes temáticos del proceso de formación esta Escuela ha escogido los siguientes: Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario, Convivencia ciudadana, resolución pacífica de conflictos, identidad, cultura política, participación ciudadana114 .

Sin embargo, sin minusvalorar ésta y otras iniciativas, hay que reconocer que la Iglesia no podrá ejercer plenamente su papel de «gimnasio de la noviolencia» si antes no confiesa a sí misma su pecado y su responsabilidad en la creación y la conservación de la cultura de la violencia. Durante el año jubilar Juan Pablo II ha pedido perdón, entre otras cosas, por todas las veces que la Iglesia ha justificado la violencia y métodos coercitivos a fin de promover el 'bien'. Desgraciadamente, estas peticiones públicas de perdón por parte del Papa -en lugar de cuestionarnos y empujarnos a revisar nuestra mentalidad y nuestras

112 BERNARD HÄRING, Libertad y fidelidad en Cristo 3, Herder, Barcelona 1983, 432 y 424.

113 Paz en la tierra 13.

114 Cfr. CLAUDIA COLMENARES, Programa Escuelade paz y convivencia: Documentación de pastoral social 190, Caritas colombiana (agosto-octubre 2000) 18.

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actitudes- han suscitado en algunos perplejidad y en otros un simple sentimiento de admiración por la 'generosidad' del Pontífice, sin que eso implicara una conversión por parte nuestra, como si el Papa estuviera hablando de otra Iglesia, y no de la Iglesia que somos nosotros. En otras palabras, no hemos tomado en serio las peticiones de perdón de Juan Pablo II.

Eso vale, en general, para toda la Iglesia universal. Por lo que se refiere, en particular, a la Iglesia colombiana, me parecen muy iluminadoras y cuestionantes estas reflexiones del padre Alberto Parra:

No se analiza ni se dice suficientemente que el estado actual de la nación colombiana señala, antes que nada, un grave interrogante sobre su evangelización y un eventual fracaso de sus conductores morales y de aquellos que han puesto los modelos de vida espiritual y los modelos de comportamiento religioso, ético y social de los colombianos. Y que esa catástrofe debe hacer reflexionar acerca del aparato de catequesis, de las clases de religión, de la enseñanza moral, de los ritos y de las procesiones, sacramentos y celebraciones, así como de la formación misma y de la pastoral de quienes han tenido y hoy tienen en sus manos el liderazgo espiritual de las comunidades humanas y cristianas... Entonces, sin aparente responsabilidad ni autoría en la génesis de la injusticia y de la violencia, y sin programa propio en la acción por la paz desde la justicia, los hombres y mujeres de Iglesia y las entidades eclesiásticas... asumimos el fácil papel de «intermediarios» para que los bandos enfrentados dialoguen115 .

En otros términos, los cristianos no podemos actuar como mediadores de paz 'desde fuera', como si nosotros no tuviéramos nada que ver con la ideología y la cultura de violencia en la que se ha desarrollado el conflicto armado de nuestro país. Sólo si nos damos cuenta de cuánto estamos todavía sumergidos en esta ideología podremos empezar a purificarnos y nos sentiremos empujados a convertirnos a la noviolencia. Sin esta conversión, no podremos ser 'pacificadores' creíbles.

115 ALBERTO PARRA, Construir la paz desde la justicia. Responsabilidad de la Iglesia: Theologica Xaveriana vol. 46 n. 4 (octubre-diciembre 1996) 359.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

La noviolencia dentro de la Iglesia

Como ya se dijo varias veces en este trabajo, un elemento fundamental de la espiritualidad y de la práctica de la noviolencia es la 'purificación' interior, porque para ser constructores de noviolencia hay primero que convertirse a ella. Y eso vale también para la Iglesia: nadie puede enseñar y trasmitir lo que no es y lo que no vive. Para ser de verdad un «gimnasio de noviolencia», entonces, la comunidad cristiana debe primero vivir la noviolencia al interior de sí misma.

Un elemento fundamental de la espiritualidad y de la práctica de la noviolencia es la 'purificación' interior, porque para ser constructores de no violencia hay primero que convertirse a ella

Otro elemento clave de la espiritualidad no violenta es la búsqueda constante de la verdad, a la cual se llega a través de la oración, del estudio, de la experiencia, y de un diálogo sincero, respetuoso y... no violento. Estar dispuestos a dejarnos cuestionar y convertir por una Verdad que nunca poseeremos de manera completa e infalible, en efecto, es una actitud evangélica fundamental. Pero esta actitud, comenta Bernard Häring, es muy difícil de conseguir

Cuando falta la atmósfera que invita al diálogo franco así cono a la manifestación abierta de las dudas... Las autoridades eclesiásticas deberían mostrarse agradecidas a la sinceridad y franqueza, y evitar todo aquello que pudiera poner en peligro ese tipo de comunicación sana. Aquí se impone todavía la necesidad de barrer muchos miedos y desconfianzas, para que la noviolencia pueda aclimatarse en la Iglesia de una forma ejemplar e irradiar desde ella a todo el mundo. Cuanto más amplia sea la acogida de la fuerza curativa del Evangelio de la paz por parte de la Iglesia, tanto más se renovará desde dentro en el espíritu de la noviolencia116 .

116 BERNARD HÄRING, La noviolencia: una forma de cultura y esperanza, Herder, Barcelona 1989, 213.

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En particular, bajando a lo concreto, el teólogo alemán identifica en el canon 1371 del nuevo Código de Derecho Canónico un obstáculo a la conversión no violenta a la que nos llama el Evangelio:

Por lo que respeta a la Iglesia católica romana pienso, por ejemplo, en el canon 1371 (con referencia al canon 752) del nuevo Código de derecho canónico y en la praxis que, de acuerdo con el mismo, ya se va perfilando. Se trata de la amenaza de un castigo, que sólo se introdujo en el nuevo código después de concluido el trabajo de la comisión. El canon amenaza a los servidores de la Iglesia con determinados castigos, en el caso que manifiesten su disentimiento respecto de enseñanzas del magisterio eclesiástico, que evidentemente no son infalibles. Tales sanciones pueden también emplearse para disuadir a los teólogos particulares... En un clima semejante ¿puede prosperar la franqueza que tan necesaria es tanto para el ecumenismo como para la difícil misión pacificadora de la cristiandad?117 .

El problema de la búsqueda de la verdad está intrínsecamente relacionado con la cuestión de las estructuras de poder que rigen una comunidad. También en este caso la práctica y la espiritualidad de la noviolencia nos indican un camino radicalmente evangélico, apuntando a una autoridad que se ejerce a través del servicio y del diálogo: «Jesús llama la atención a sus discípulos sobre la diferencia que tiene que haber en la comunidad que quiere formar con sus discípulos (Iglesia) en la forma de ejercer la autoridad: no se trata de dominio sino de una autoridad-servicio (ministerio)»118 .

Por lo que se refiere a las estructuras eclesiales, los dos modelos complementarios de Iglesia como 'Cuerpo de Cristo' y como 'Pueblo de Dios' apuntan por un lado a una diferencia de funciones y de servicios dentro de la Comunidad, y por el otro a una fundamental igualdad de dignidad entre todos los fieles. Y así el ministerio jerárquico -indispensable- es un ministerio que se debería ejercer en la obediencia fundamental al Cuerpo de Cristo. Afirma a este propósito Mons. Leonardo Gómez, obispo de Socorro y San Gil:

117 Ibíd.

118 GERMÁN NEIRA - FERNANDO HURTADO, Aproximación a algunas raíces del deterioro de los Derechos Humanos en Colombia (1987-1988): Theologica Xaveriana 91 (abril-junio 1989) 203.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor

Es imposible que caminando en un proyecto de renovación diocesana y de evangelización integral -llevamos quince años- con resultados muy positivos... vaya a suceder que llegue un obispo y diga: eso no es por ahí... El obispo ciertamente es cabeza de una comunidad, pero no es elúnico, tiene un cuerpo y la cabeza tiene que estar en coordinación con el cuerpo. El obispo no hace lo que él quiera, lo que le parezca, no. El obispo tiene que obedecer la voluntad de nuestro Cristo, Dios, y esa voluntad del Padre Dios se refleja justamente en los planes pastorales de la Diócesis... Yo no puedo de ninguna manera entorpecer un trabajo que se viene realizando, o entorpecer a un pueblo, o desconocer todo un trabajo anterior119 .

Yo no puedo de ninguna manera entorpecer

un trabajo

que

se viene realizando, o entorpecer a un pueblo, o desconocer todo un trabajo anterior

Con referencia al magisterio de la Iglesia latinoamericana, el Documento final de Puebla nos da algunas sugerencias muy interesantes a propósito del asunto que estamos tratando. La primera sugerencia es que «la Iglesia evangeliza, en primer lugar, mediante el testimonio global de su vida»120. La segunda recomendación, estrechamente relacionada conlaprimera,esque «cadacomunidadeclesial debería esforzarse por constituir para el Continente un ejemplo de modo de convivencia donde logren aunarse la libertad y la solidaridad. Donde la autoridad se ejerza con el espíritu del Buen Pastor. Donde se viva una actitud diferente frente a la riqueza. Donde se ensayen formas de organización y estructuras de participación, capacesde abrircaminohaciauntipo más humano de sociedad»121 .

Aquí se sugiere la idea de que la Iglesia sea una comunidad contraste, una comunidad que testimonie un estilo de vida, una manera de ejercer laautoridad, unaformademanejar losprocesosdecisionalescompletamente diferente a la de una sociedad elitista. Entonces, la pregunta que tenemos que hacernos, viviendo en una sociedad violenta y no participativa, es: «¿cómo puede la Iglesia, cómo pueden las comunida-

119 GRACIELA URIBE RAMÓN, Mogotes, pueblo soberano, Programa por la paz, Bogotá 2001, 35.

120 Puebla 272.

121 Puebla 273.

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des eclesiales en Colombia, ser contraste con esta sociedad, ser testimonio, ser signo de algo distinto?»122 .

De acuerdo con lo que se ha dicho hasta ahora, yo creo que dentro deunasociedadviolentalacomunidadcristianaesmisionerayevangeliza, ante todo, a través de un estilo de vida no violento. Y lo importante es que la Iglesia se dé cuenta de su responsabilidad al respecto y del influjo que sigue teniendo en una sociedad que, a pesar de todo, sigue considerándose católica:

La Iglesia como evangelizadora de una sociedad civil no-participativa y dominante en sus relaciones sociales violentas afirman Neira y Hurtado tiene necesidad de un testimonio de vida de la misma comunidad cristiana que experimente existencialmente las relaciones de participación fraterna en la que la autoridad no es de dominio sino de servicio y animación fraterna; y un testimonio de vida en que las diferencias entre las personas y grupos se resuelven con el estilo de la noviolencia activa...123 .

A este propósito, me atrevería a proponer -en algunos casos- la necesidad de realizar acciones directas no violentas dentro de la misma Iglesia. En Italia, por ejemplo, al principio de los años 80 hubo una iniciativa intraeclesial de protesta no violenta en una diócesis del Norte. El nuevo obispo, al entrar en su nueva sede, canceló muchas iniciativas que algunos grupos laicales habían desarrollado en los años precedentes. Frente a la petición de estos grupos de encontrarse con él, el obispo se negó. Entonces, cien laicos y laicas organizaron por algunos días un silencioso y pacífico sit-in en el patio de la Curia, hasta que el obispo aceptó recibirlos y escucharlos.

En verdad, dentro de la Iglesia nunca han faltado profetas de la noviolencia, personas que a través de su testimonio de vida han abierto nuevos caminos de radicalidad evangélica. Sin embargo, hay que reconocer que estos ejemplos no han logrado incidir profundamente en una sociedad que sigue llamándose cristiana, probablemente porque «los sig-

122 GERMÁN NEIRA - FERNANDO HURTADO, Aproximación a algunas raíces del deterioro de los Derechos Humanos en Colombia (1987-1988): Theologica Xaveriana 91 (abril-junio 1989) 199. 123 Ibíd., 208.

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La no violencia como actualización cívica y política del misterio redentor nos radicales de noviolencia, mientras sean sólo individuales, tienen una eficacia muy limitada. Esto confirma que solamente puede tener fuerza de signo una comunidad que, como totalidad, se plantee como signo de noviolencia»124 .

Por eso Neira y Hurtado proponen que dentro de la Iglesia se rechace cualquier forma de violencia, aún la más sublimada. Sólo cuando la Iglesia logre mostrar una estructura comunitaria no violenta podrá contrarrestar de manera eficaz el mysterium iniquitatis que opera y triunfa en una sociedad violenta. Y así, «El mayor servicio que puede prestar la Iglesia al mundo es la construcción de muchas comunidades que vivan en su vida concreta de todos los días el espíritu de participación comunitaria, fraternidad y noviolencia del Sermón de la Montaña»125 .

124 Ibíd., 212.

125 Ibíd., 213.

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