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“Dijiste lapalabra clavepara Jean…”
Salimos una vez a andar en bicicleta con mi esposa Vicky, una amiga suya y Fernando, mi entrenador. Fuimos a los campos de los militares que están frente a mi barrio, un lugar muy usado por los ciclistas de mountain bike por la cercanía a la ciudad. Yo estaba empezando a incursionar en mi bicicleta de montaña. El circuito tiene 56 km; la primera mitad del camino es llano y la otra mitad tiene desniveles pronunciados y pastizales tupidos, típico sendero de montaña.
Algunas personas, en lugar de recorrer el circuito entero, hacen 42km, recorriendo los primeros 21 km donde el camino es más llano y luego regresan por el mismo lugar, para no ingresar en la parte más dificultosa, que tiene subidas y bajadas más complejas. A N É C D O T A S
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Cuando hicimos el primer tramo, Vicky y su amiga propusieron dar la vuelta y hacer solo los 42 km llanos. Yo le dije a Fernando que sigamos. La amiga de Vicky exclamó: “¡por ahí es muy difícil, casi imposible!” A lo que mi entrenador respondió, sin dudar: “dijiste la palabra clave para Jean…”
Y sin dudarlo ni un solo instante, nos metimos de lleno, ambos, en ese camino que parecía invitarnos a continuar, solo porque suponía un desafío atravesarlo.
Llegamos a casa dos horas más tarde que ellas, pero hicimos el circuito completo.