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4.1.3. La lectura de la ciudad
4.1.3. LA LECTURA DE LA CIUDAD
Los valores subjetivos han de ser perceptibles a partir del conjunto de prácticas que aparentemente no poseen una relevancia urbana. Entre ellas pueden mencionarse las prácticas cotidianas como el tipo de comercio, las reuniones familiares, como también las prácticas llevadas a cabo por ciertos grupos urbanos determinados.
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Para poder sistematizar este procedimiento es necesario utilizar las variables señaladas por Jan Gehl para poder identificar la percepción de la población81. Este tiene como propósito el poder mapear flujos importantes y observar su funcionamiento:
1. Construcciones Simbólicas: (Hitos, Casas, Edificios) Ej: Palacio Ricketts. Realizados en torno a la ciudad, dando especial énfasis al nivel de acercamiento y familiaridad de la población respecto a ciertas edificaciones, las cuales pueden tener mayor protagonismo respecto a otras, tanto por atributos históricos, como de intensidad de uso, como también de características particulares que la distinguen del resto.
2. Fuera/ Dentro de la ciudad: (Prohibido, Segregado, Accesibilidad) Los niveles de interacción ciudadana con su entorno se ven condicionados a normativas que restringen el paso a ciertas zonas. A pesar de esto, muchas veces se dan apropiaciones por parte del ciudadano en zonas prohibidas. De la misma forma existen los lugares donde solo unos determinados grupos urbanos pueden acceder. De la misma forma cabe resaltar que en nuestra realidad existe la posibilidad de que el espacio público también pueda llegar a ser cerrado por parte de las mismas Municipalidades.
3. Color/Construcción mediática: (Sobrenombres de la población a su medio) Ej: Lima la Gris/ Arequipa la ciudad Blanca. En gran medida relacionada a las construcciones simbólicas, pues estas al ser reconocidas por el habitante tienden a ser difundidos. Con la aparición de la Telépolis, este cobra una mayor importancia, difundiendo a la ciudad a manera de construcción promocionada, pudiendo ser reconocida incluso como una marca o nombre propio (pág. 78)
81 How To Study Public Life. Jan Gehl, Brigitte Svarre - 2013
4. Percepción ciudadana: (Miedos, Rechazos Colectivos) Ej: San Juan de Lurigancho es peligroso/ Barranco es una zona bohemia. Para este punto se debe tener en cuenta la construcción mediática, pues entre ambos puntos existe una relación de causa-consecuencia. A partir de los relatos externos viralizados o transmitidos de manera escrita u oral, el ciudadano asimila cierta empatía o rechazo a ciertos sectores, generando miedo o expectativa. Corresponde a la construcción imaginada.
5. Condicionantes Topográficas: (Caminos, Recorridos) Ej: Valparaíso y la ciudad escalonada. Generan necesidades de desplazamiento, las cuales dan lugar a soluciones propuestas por el habitante. Todas ellas generan hechos urbanos o rutinas, pudiendo evidenciar la importancia de ciertos puntos sobre otros. Cabe resaltar que además de ello, como se ha podido señalar anteriormente, las limitaciones a la accesibilidad se deben también a las condiciones geográficas, que incluso forman parte de los bordes urbanos propuestos por Kevin Lynch.
En adición a estos puntos, Jan Gehl propone una catalogación por cada uno, a fin de poder dar una mayor precisión a los estudios urbanos y reconocer a los grupos urbanos que son partícipes de las vivencias en ella.
Las categorías urbanas expuestas han de ser dinámicas entre el público y el privado. La ciudad es un ente orgánico y por ello se tiene que considerar que en esta convergen varias construcciones imaginadas, con distintos grupos urbanos a los que se enfocan. A pesar de no poder convivir enteramente y en armonía, la ciudad debe permitir la transición entre ambas. Por ello esta debe contemplar tanto la sociabilidad, extendiendo los espacios de encuentro casual cotidiano, como también adaptarse a la experiencia de la sociedad del consumidor. La diversidad que existe en las ciudades en el ámbito imaginario no debe de fragmentarla, sin embargo tampoco debe presionar a su total unificación. Asumir la homogeneidad social implica modificar valores subjetivos, presentes en la mente del ciudadano. Esta postura reafirma la posición de que el urbanista no puede planificar las ciudades en torno a una postura idealista utópica, pues la sociedad es una entidad orgánica que está en un cambio continuo, que escapa de cualquier planificación urbanística.