Viento Y
luz
Año VIII N° 104 Diciembre 2019
Noche buena, navidad. Todo se vestirá de fiesta. Los árboles con sus luces multicolores, las vidrieras, las velas encendidas, la música y los regalos. Otra vez vibraremos al cantar los ya conocidos villancicos, nos emocionaremos al recibir mensajes con textos propios de la época y gustaremos una vez más de las comidas típicas de esta fecha. ¡Cómo quisiéramos que esos momentos mágicos, tan llenos de sentimientos y tan significativos para los cristianos se prolonguen más allá de ese día...! Porque así como guardamos el arbolito y encajonamos todo lo relacionado a la navidad, pareciera que hasta el propio Jesús desaparece de nuestra vida. Lo olvidamos. Lo silenciamos. Después del 25 todo vuelve a la normalidad. La misma violencia, la falta de paz, las mismas peleas y conflictos, el mismo vacío y falta de esperanza. Es Navidad, el gran protagonista de esta historia vuelve a decirnos en medio de la confusión y la falta de fe, que somos personas valiosas, que cada criatura por insignificante que parezca merece respeto y que todos tenemos derecho a vivir dignamente. Cada año irrumpe ese niño aparentemente frágil e indefenso para decirnos que otro mundo más justo, más solidario y más humano es posible. ¡Es hermoso ver bajar de la montaña los pies del mensajero de la paz! ¡Es hermoso ver llegar por las colinas al que anuncia el evangelio en medio de un mundo que se quiebra por la violencia, se muere de tristeza y se paraliza por el cansancio y el dolor! ¡Esa sí que es una buena noticia que siempre desearíamos escucha! ¡Feliz Navidad!
Reflexión de
Navidad (Aporte de Colonia Iris)