Vi una tierra nueva (Sobre Apocalipsis 21:1-5ª)
Boletín Nª 66— enero/febrero de 2021 Iglesia Evangélica Valdense de Colonia Belgrano
Pero ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, pues… aprendieron a vivir como él lo quiere, … Por eso, deben ustedes renunciar a su
antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos.
Deben renovarse
espiritual-
mente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios
y que se dis-
tingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.
Efesios 4: 20-24
Vi que la tierra le sonreía al cielo, y una danza de pájaros se sumó al suspiro de los árboles y al canto sonoro de los ríos y a los saltos y piruetas de los peces. La creación estaba de fiesta y una voz repetía, como un mantra, “ésta es la morada de Dios, ésta es la casa de la divinidad.” Las muertes habían muerto, las lágrimas eran de felicidad y ya no dolía ningún dolor. La tristeza no hallaba lugar y huyó a buscar al luto, que ya había comprendido que no había más espacio para él. Nadie era extranjero en ese suelo sin dueños, nadie era ni más ni menos que nadie; el tiempo ya no esclavizaba ni el dinero compraba o vendía ni las deudas oprimían ni las políticas excluían ni los poderes corrompían ni los multimedios mentían ni los oligopolios manipulaban. Lo única química que sobrevivió fue la del beso y la mejor comunicación era el abrazo. Cada quien tenía lo suficiente y nadie necesitaba más que lo justo. Se abolieron la acumulación, la especulación y las ambiciones y dejaron de existir el hambre, la miseria y las guerras. Desde un rincón, sobre una roca, quien todo lo sabe y todo lo puede, le guiñó el ojo izquierdo a su compañera, la vida, y le dijo: “todo lo hicimos nuevo”. Y fue el tiempo de la plenitud. Gerardo Carlos C. Oberman Pr. Iglesias Reformadas Argentinas.