Boletín: «Sembrando Palabras de Vida» – edición noviembre 2024

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Boletín Nª 108 noviembre de 2024

Iglesia Evangélica Valdense de Colonia Belgrano

Comunidades de ternura

Cultivamos comunidades de ternura, de reflexión y de vida compartida,comunidades de vida y de acción cariñosa.

No tenemos que crearlas: Ya están allí, en las grandes ciudades, en los campos y en los barrios. Pequeñas comunidades de gente sencilla, capaces de perdonar y de curar heridas.

Comunidades abiertas al espíritu de Dios, profundamente ecuménicas, y que nunca necesitan atribuirse el monopolio de la verdad.

Comunidades proféticas, que trabajan por incluir a todos y a todas. Comunidades que celebran al Creador de todas las formas creativas del espíritu humano.

Comunidades que encuentran en Jesús de Nazaret, en su vida, muerte, y resurrección, un inmenso misterio de amor que nos impulsa a servir al prójimo.

pastor Iglesia Presbiteriana de Estasdos Unidos

Domingo 3 Celebración 850 años en López, desde las 16 hs.

Viernes 8 Consistorio en San Martín 21 hs.

Sábado 9 Celebración en Gálvez, 21 hs.

Domingo 10 Celebración en Hogar paraAncianos: 18 hs.

Martes 12 Reunión de oración y estudio bíblico en Col. Belgrano. 20 hs.

Miércoles 13 Estudio Bíblico en Gálvez, 21 hs.

Jueves 14 Celebración en San Martín de las Escobas. 18 hs.

Domingo 17 Celebración en López, 19 hs.

Domingo 24 Celebración en Colonia Belgrano, 10 hs.

Martes 26 Grupo de Mujeres Colonia Belgrano:, 16 hs.

Sábado 30 Celebración en Gálvez, 20,30 hs.

Aquí compartimos una imagen nocturna del memorial que puede ser visitado. También podés sumar tu aporte y ser parte de él. Hay varias personas que ya lo han hecho, pero aún necesitamos cubrir algunos gastos que el mismo ha originado.

ESCUELA BÍBLICA

Col. Belgrano: Sábados 2,16,30 de 10 a 11,30

PRE ADOLESCENTES Y ADOLESCENTES en Col. Belgrano. Miércoles 20 17,30 a 19 hs.

Actos Litúrgicos

Sepelio: El lunes 14 de octubre acompañamos a familiares de Gladys Lidia Reimuindi, fallecida a los 83 años. Su sepelio fue en López.

El sábado 23 de noviembre se llevará a cabo la última asamblea del Presbiterio Norte Argetnino. Será en modo presencial, en Paraná y desde las 9 a las 17 hs.

En mayo, a la luz del presupuesto anual dijimos que este año no sería posible cumplirlo con la suma de pequeños aportes, sino que necesitaríamos de miembros que pudieran ofrendar una cuota completa prevista para cada mes, Varios de ellos lo asumieron e hicieron posible cumplir con el presupuesto anual. Tiempo de dar gracias a Dios.

¡Qué alegría cuando me dicen: «Vamos al templo del Señor»! Jerusalén,

¡ya estamos dentro de tus puertas! Jerusalén, ciudad construida para que en ella se reúna la comunidad. A ella vienen las tribus del Señor para alabar su nombre, como se le ordenó a Israel.

Salmo 122:1-4

DECIR COMUNIDAD

Decir comunidad es hablar de proyecto común, sueños compartidos, camino acompañado. Es pensar en el otro y en lo mejor para el otro y pensar, juntos, en lo mejor de nosotros para todos los otros.

Decir comunidad es darse fuerzas entre todos. Es alentarse con la palmada al hombro, es corregirse sin miedo a los enojos. Es animarse a crecer juntos poco a poco.

Marcelo A. Murúa Argentina

Recordar 850 años de historia de los valdenses, es reconocernos parte de una profunda comunión que afrontó diversidad de dificultades, y muchas de ellas de una violencia cruel; pero también que siempre tuvo la fidelidad del Evangelio como horizonte que nutria sueños y los comprometió en la proclamación.

En muchos momentos de esta historia lo comunitario fue un sano y sabio ejercicio de sobrevivencia. Pero también lo fue como generador de posibilidades, de futuro. Al llegar a estas tierras, aquellos pobres valdenses asumieron comunitariamente los grandes desafíos; el de vivir la fe, pero también el de la educación, y el cooperativismo fue vital para progresar y salir de situaciones económicas difíciles.

La vida y el compromiso comunitario fue vivido como una condición indispensable y en esa perspectiva de encuentro que alegraba la vida. Esa impronta de la comunidad permitió por muchos años generar espacio de vivencias plenas, y no solo desde la fe, sino en la formación educativa, promoviendo las primeras bibliotecas, generando espacios deportivos, atléticos y campamentiles. Buena parte de todo esto fue siendo asumido por la sociedad en su conjunto. Entonces apareció fuerte la idea del servicio enfocado a la atención a la niñez, a la discapacidad, a la ancianidad. Esto también se fue consolidando e institucionalizando y de pronto aparece como algo ya dado.

Este proceso de una comunidad que por décadas valoró, disfrutó y se centró en lo comunitario, hoy se ha ido diluyendo por la fuerte impronta individualista y egoísta presente en la sociedad y que se ha apoderado de la forma de ser y sentir de buena parte de los miembros de iglesia. Además se repte la gran paradoja de la humanidad: cuando todo va bien son logros nuestros, y recién comenzamos a pensar en Dios cuando las cosas empiezan a complicarse. De algún modo tenemos en el Antiguo Testamento innumerables situaciones similares. Es en estos momentos, en lo que recuperar la alegría y el valor de lo comunitario es una acción de resistencia a esta desenfrenada avaricia que lo está destruyendo todo. En la conciencia del valor de los comunitaria estará nuevamente la salida y el reencuentro con el prójimo como una hermano y no como enemigo. También el encuentro con el otro, la otra; será lo superador y sanador de esta oleada virtual que nos tiene conectados pero más aislados que nunca.

El salmo 122 nos muestra la alegría y el valor dado al templo de Jerusalén por el pueblo de Israel. Su valor no es misterioso ni mágico, es el lugar de reunión y encuentro comunitario. Es una forma de asumir la vida, y decidir ser parte de ella y no depender que otros lo hagan por nosotros. Además Jesús no mostró que no necesariamente es el templo, pero si es el espacio de encuentro el que permite que pasen buenas cosas para la vida, como aquél día de los panes y los peces compartidos.

Sergio Bertinat

43. El desafío de seguir siendo comunidad en el siglo XXI Siglos de persecuciones, sumado a ser y sentirse una minoría en estas tierras, nos han constituido como respetuosos de la libertad propia y de las demás personas. Tanto es ese sentir, que a riesgo de exagerar podemos decir: cuánto nos cuesta ser una iglesia capaz de incluir a quienes no vienen directamente de la tradición.

Eso, más la disminución de la cantidad de miembros de cada familia, más el proceso constante de migración, y la pasividad en la participación de muchos miembros. nos han reducido numéricamente. No es una novedad, y por ello confiamos en que Dios sigue guiando nuestros pasos.

Nos sabemos una comunidad de fe que en el tiempo a sabido acompañar el procesos de cada momento. Hoy en medio de un mundo hiper individualista, egocéntrico y en el que parece que la única forma de relacionarse es la confrontación y la violencia, el llamado es a seguir afirmando el amor mutuo como eje de todo relacionamiento.

A partir del amor compartido, la tarea es a generar espacios de encuentro, de diálogo, de ayuda mutua. Se trata de seguir cultivando valores como el respeto, el cuidado, junto con la posibilidad de que cada personas en esos vínculos sociales y comunitarios pueda desarrollarse en todas sus posibilidades y dones.

Ser parte de una comunidad es una desafío y una ardua tarea a construir con paciencia en la certeza de que cuando es compartida, la vida tiene más sentido, y permite afrontar dificultades y celebrar logros unos con los otros.

En el abrazo encontrado

Sobre la experiencia en el Centro Ecuménico Agape, de Florencia Arias

En lo alto de la montaña, a más de 1500 metros, se erige un edificio cuya arquitectura supera cualquier expectativa. Agape, lugar en movimiento, hogar y refugio, puerta hacia un espacio donde el tiempo se siente distinto. En agosto de este año, tuve la oportunidad de conocerlo.

Este centro, si bien de naturaleza valdense pero con objetivos ecuménicos, se localiza bien al norte de Italia, en Prali,. Su construcción inicia en 1947, en un clima de reconstrucción de la posguerra y es producto del proyecto de Tullio Vinay, pastor y teólogo valdense. El centro tiene como objetivo esencial ser un lugar de encuentro, cuya propuesta principal es la vida en comunidad y el trabajo voluntario; promoviendo, a través de su sistema de becas, posibilidad de participación a un gran número de personas.

En mi paso por Agape, fui campista de cuatro campamentos cuyas temáticas rondaron las complejidades de nuestro mundo actual y las posibilidades de acción que poseemos. ¿Qué tan conscientes somos del poder transformador de construir, poniendo nuestras manos en algo común? En un mundo con tantas guerras y desigualdades, ¿qué significa realmente reconciliarnos? ¿Hasta qué punto la paz es un privilegio de unos pocos y una utopía lejana para muchos otros? Si existir es un acto radical, ¿qué tan dispuestos estamos a apoyar la existencia del otro/la otra/le otre sin condiciones? ¿Por qué el amor sigue siendo una resistencia en vez de un derecho básico? ¿Podemos imaginar una vida libre de la sombra del colonialismo? ¿Nos atrevemos a decolonizar nuestras mentes?

Estos y muchos otros interrogantes le dieron letra a estos campamentos. En este viaje de 23 días me lancé a todo lo que Agape me ofreció; abriendo debates y discusiones, jugando y conviviendo, moviéndome, bailando, descubriendo, escribiendo, queriendo…

Como siempre, en el papel de protagonistas esenciales, estuvieron las amistades; las viejas y las nuevas, con las que hablamos en castellano rioplatense, con las que intentamos un inglés y con las que, de pronto, me convertí en una profesional del dígalo con mímica.

La riqueza de esta experiencia es invaluable, celebro la dicha de explorar y explorarse en el diálogo intercultural, de achicar distancias y creer en la colectividad como resistencia, inspiración y amor; como respuesta al presente desolador y llamado a no rendirnos.

Agradezco a Agape la maravillosa oportunidad y comparto esta experiencia no sólo como una marca en mi camino personal sino como logro comunitario de quienes compartimos y celebramos los recorridos de otras y otros en esta exploración que es vida y obra de Dios.

En un año donde recordar, celebrar y conmemorar los 850 años del inicio del movimiento valdense fue un eje que nos convocó durante todo el año, en la semana del 27 de octubre y el 3 de noviembre fue el epicentro de ese tiempo.

El domingo 27 de octubre se llevó a cabo el primero de los encuentros. En este caso el salón de la Biblioteca Popular de Colonia Belgrano fue sede de varios momentos compartidos. Una propuesta fue recorrer y ver la muestra histórica, donde distintos objetos y carteles nos fueron contando acerca de la historia transcurrida: los 850 años del movimiento valdense y los 141 de los valdenses en Colonia Belgrano. Luego disfrutamos de la música compartida por la joven Michela Loretan, quien con su saxo no regaló un muy emotivo tiempo. Seguidamente vino el tiempo propio de conmemoración, en el que texto leído y cantos compartidos fueron el medio para hacerlo. Finalmente vimos el documental Valdenses dirigido por Marcel Gonnet Wainmayer, quien recupera acontecimientos y valores, a partir de la temática de la recuperación de la película muda “Fideli per secoli”, realizada por grupos de jóvenes italianos en 1924 y prohibida por el fascismo. Por su parte, el jueves 31 de octubre, día de la Reforma, fue el día elegido para la inauguración – presentación del Memorial “Esquina de los inmigrantes” frente a las instalaciones de Colonia Belgrano. Además de descubrir el mismo, fue ocasión de sabernos acompañados por las distintas instituciones del pueblo, en particular valoramos la presencia de todas las entidades educativas, ya que en la memoria está presente que tanto la educación, primaria, secundaria como inicial surgieron por iniciativa y en las instalaciones de la Iglesia. Contamos con la presencia del Pte. Comunal, Daniel Pistilli, de la Sria. del Senador departamental Esteban Motta, Noelia Rosso, y del saludo por escrito del Lic. Maximiliano Pullaro, gobernador de la Provincia.

En su presentación, el pastor Sergio Bertinat, expresó que la idea de la “equina de los inmigrantes” es un reconocimiento a los pioneros que llegaron a la zona, se afincaron y comenzaron a gestar lo que es hoy Colonia Belgrano, aclarando también que no se limita a aquellos inmigrantes, puesto que, a partir de ellos, todos somos inmigrantes o descendientes de inmigrantes y que por tanto el presente y futuro nos involucra a todos. Luego recordó algunas acciones y valores que se destacan de esta historia y que hoy pueden ayudarnos a construir el presente y futuro, sustentados en el desafío de Jesús de trabajar por la vida plena y en el vinculo de amor de unos por los otros. Los valdenses se reunieron para practicar y vivir su fe, pero también se preocuparon por la educación y formación, fomentando la lectura por medio de bibliotecas, las actividades atléticas, deportivas y campamentiles, como el cooperativismo y el servicio. Toda esta acción, indicó, estuvieron marcados por algunos valores fundamentales: tener iniciativa, perseverancia, cooperación y una meta clara: buscar buenas condiciones para la vida.

Finalmente, en el atardecer del domingo 3 de noviembre nos encontramos en López para conmemorar los 850 años del inicio del movimiento valdense. El comienzo fue abrir la muestra histórica que incluyo distintos motivos vinculados a la fe y la vida de las primeras familias que se fueron instalando en la zona. Luego vino un tiempo de mateada y música en vivo. Allí nos compartieron su música Miguel Mendoza, Ariel Micol con su bandoneón y en algunos temas acompañado por Juan Carlos Micol en el canto, y Florencia Arias. A continuación, vino el tiempo de recuerdo y conmemoración comunitario. Contamos con la presencia y el reconocimiento de la labor de la iglesia, del Presidente Comunal José María Kloster. En el final y ya en la noche se proyecto el documental Valdenses.

Vivimos en tiempos tumultuosos, en una sociedad que está cada vez más informada pero menos involucrada. La cosmovisión postmoderna hace tiempo que dejó de ser algo solamente discutido en los círculos académicos, para formar parte de la vida del ciudadano latinoamericano o mas bien, del ciudadano global. Este pensamiento promueve un hombre individualista y egocéntrico, que ve las relaciones sociales como intercambios de información más que conexiones con calidad humana. Generaciones de cristianos anteriores jamás hubiesen pensado en la posibilidad de no congregarse porque se entendía que ser cristiano sin ser parte del resto del cuerpo es como ser un pie que no quiere caminar atado al resto del cuerpo, porque entiende que él tiene lo que se requiere para caminar independientemente. Esta idea solo puede estar en la mente o de personas que no son hijos de Dios o de cristianos que aún no han ensanchado su mundo para darle cabida a otros.

Lamentablemente, este tipo de pensamiento individualista se ha hecho presente en la iglesia de Dios, llevando a muchos a creer que no hace falta congregarse para ser cristiano. Eso es cierto, de la misma manera que yo no tengo que vivir con mi esposa para estar casado. Pero si yo no estoy con mi esposa, no le visito y no le busco, yo no voy a tener una buena relación con ella, y probablemente termine hasta sin matrimonio. De esa misma manera, pudiéramos hablar de lo que ocurre cuando el cristiano decide llevar una relación con Dios divorciada de la institución (la iglesia) que Dios designó para nutrir nuestra relación con El.

Escrito de Miguel Núñez

Pastor de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo República Dominicana www.https://integridadysabiduria.org

Alejados del cuerpo de Cristo no podemos conocer nuestros dones porque estos operan principalmente dentro de la comunidad donde Dios nos coloca. Cuando no conozco mis dones, tampoco puedo conocer o ejercer mi llamado porque este está íntimamente relacionado a los dones con que Dios equipa al creyente. El vivir separados unos de otros representa una contradicción de lo que realmente somos de acuerdo a lo que Dios ha revelado:

“4Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros”, (Romanos 12:4-6 … énfasis agregado).

Tenemos una lista larga de versos bíblicos que nos llaman a hacer cosas los unos por los otros, pero un estudio cuidadoso de esos pasajes, nos dejará ver que la frase “los unos por los otros” que aparece repetitivamente en el Nuevo Testamento, no hace alusión a los ciudadanos del mundo en general, sino a las ovejas de un mismo redil; es decir a los miembros de una misma iglesia. La palabra nos manda a,

• Tener un mismo sentir los unos por los otros, Ro 15:5

• Tener el mismo cuidado los unos por los otros, 1 Co 12:25

• Servirnos por amor los unos a los otros, Gá 5:13

La Palabra de Dios nos manda a congregarnos en Hebreos 10:25 "no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca". Esto es un mandato; y no simplemente una sugerencia; por tanto no debemos dejar de congregarnos.

Dios nos da dones y talentos, pero es en el contexto de la iglesia donde yo descubro esos dones y donde yo los puedo poner en operación para el beneficio de los demás. El apóstol Pablo nos dice;

“Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común.”, ( 1 Co 12:6-7).

• Llevar los unos, las cargas de los otros, Gá 6:2

• Exhortarnos los unos a los otros, He 3:13

Una buena forma de ver la necesidad de congregarnos es a través de esta ilustración: Si usted observa las brazas cuando son colocadas una encima de otra en la hoguera, usted se dará cuenta que ellas arden mientras están juntas, pero tienden a apagarse tan pronto usted las separa una de la otra. De esa misma manera, el cristiano cuando pertenece al cuerpo de Cristo tiende a crecer; tiene un lugar donde él puede alimentar su fe y donde otros pueden apoyarle cuando está en debilidad, y él puede apoyar a otros cuando esos otros están en debilidad. Pero cuando él deja de congregarse, de esa misma manera tiende a mermar su fe, su pasión, su deseo y su búsqueda de Dios.

“Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos.”

Jesús

Acompañemos a estas personas al encuentro de la comunidad. Seamos guías en el camino de la vida.

El maíz pisingallo (así se llama al que se utiliza para hacer Pochoclo o Pororó) que no pasa por el fuego sigue siendo maíz para siempre. Así pasa también con la gente. Las grandes transformaciones suceden cuando pasamos por el fuego. Quien no pasa por el fuego, permanece de la misma manera toda la vida.

Son personas rutinarias y de una dureza asombrosa. Ellas mismas no se dan cuenta que son así y consideran que su forma de ser es la mejor forma de ser.

Sin embargo, de repente, viene el fuego. El fuego es cuando la vida nos pone en una situación que nunca habíamos imaginado: el dolor.

Puede ser fuego de afuera: perder un amor, perder un hijo, el padre o la madre, perder el empleo o quedarse pobre.

Puede ser fuego de adentro: pánico, miedo, ansiedad, depresión o sufrimiento, cuyas causas muchas veces ignoramos.

Siempre queda el recurso del remedio, es decir, apagar el fuego. Si el fuego, el sufrimiento disminuye. Con eso la posibilidad de la gran transformación también.

Imagino que el pobre pochoclo, cerrado dentro de la olla, ahí adentro cada vez más caliente piensa que llegó su hora: voy a morir.

Dentro de una cáscara dura, encerrada en si mismo el pororó no se puede imaginar un destino diferente para si. No puede imaginar la transformación que está siendo preparada para él.

El pochoclo no imagina aquello de lo cual es capaz. Allí mismo, sin previo aviso, por el poder del fuego, la gran transformación se produce: BUM!

Así es como aparece como otra cosa totalmente diferente, algo que ni siquiera había soñado.

Bien, pero todavía tenemos el piruá, es decir, el maíz pisingallo que se resiste a explotar

Son como aquellas personas que, por más que el fuego les queme, se rehusan a cambiar. Son quienes piensan que no puede existir cosa más maravillosa que la forma que ellas son.

La presunción y el miedo son la dura cáscara del maíz que no quiere explotar. Así su destino es triste, pues quedarán duras de por vida.

No se van a transformar en flor blanca, tierna y nutritiva. No va a dar alegría a nadie.

Tomado del Libro “El amor que enciende la luna” de Rubem Alves (teólogo y educador presbiteriano brasileño. 1933-2014)

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