Página Valdense - Febrero-Marzo 2020

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Febrero- Marzo 2020 - N° 259 - Afiliado a O.P.I. N° 837

Página Valdense

“...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”

Hechos 4:20

SÍNODO TEMÁTICO 2020

RECONOCERNOS EN CONTEXTO: UN ACERCAMIENTO A NUESTRAS PRÁCTICAS COMUNITARIAS

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Educación cristiana, tema central del sínodo

La moderadora italiana nos invita a transitar las transformaciones

Por Equipo Editor

Por Equipo de Prensa Sinodal

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Tiempos de transiciones Entrevista a Carola Tron Moderadora IEVRP

001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638

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Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras.

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Young: Esther Malán

Apuntes

Procesos que no piden permiso

de la Directora

una buena cristiana? ¿Acaso eso se enseña, se transmite?

Somos un cúmulo de enseñanzas y experiencias, de sueños y esperanzas -entre otras cosas-. Creo que no hay una delimitación clara sobre cuándo estamos aprendiendo y cuándo estamos enseñando; porque la mayoría de las veces, lo hacemos sin siquiera ser conscientes. Tampoco hay una delimitación específica sobre qué o quiénes nos enseñan: puede ser una situación, el vínculo con la naturaleza, pueden ser mis amigxs o lxs amigxs de mis amigxs, incluso alguien que no conozco.

Me gusta pensar la educación como un proceso cíclico. Que empieza -aunque, sinceramente no estoy completamente segura- con una decisión personal: querer aprender, soy la responsable de comprender cada situación, palabra o gesto, como una oportunidad.

Pero también tiene una dimensión social, es imposible -al menos para mí- hacerlo sin la compañía de otras personas; o al menos, es mucho más rico, ameno y disfrutable si aprendo, cuestiono y desaprendo con otrxs; otrxs que también buscan nuevas respuestas, y que, en ese camino, continuamos haciéndonos preguntas. Y con todo esto, vuelvo a tomar una decisión: ‘pasar por el cuerpo’, que palabras más palabras menos, significa permitirme sentir, descubrir qué siento con todo esto; escuchar a mi cuerpo en sus tan variadas manifestaciones. Y volver a empezar: aprender, cuestionar y desaprender si hace falta.

Desaprender como responsabilidad con la persona que quiero ser, desaprender como compromiso -individual y colectivo- con la vida y plena que queremos para todxs.

Inevitablemente, este proceso supone cambios y transformaciones. Aceptar esto, muchas veces, también es una decisión personal; aunque, generalmente, las transformaciones no piden permiso.

«Desaprender lo que creo haber aprendido Vaciar de agua el bote, para que salga a flote Las leyes han cambiado, el viento sopla de otro lado Y uno crece, o eso intenta El que nos busca no se mueve, el que se queda se avejenta No es cuestión de años es cuestión de ser El que cuida a su niño es el que tiene el poder» Adrián Berra

Esta vez, una palabra derivo una serie pensamientos que transcribo: desaprender. Y aparecieron dos canciones que, casi sin darme cuenta, empecé a tararear. Con una empiezo, y con otra termino esta editorial.

Aprender. Cuestionar. Desaprender. Y volver a empezar. Pensar la educación como un proceso, como algo cíclico; puede abrir innumerables puertas para pensar lo que, muchas veces, queda en los márgenes de la educación formal, académica.

Dejar reposar a la lógica por unos instantes y permitirnos sentir. Aprender a descifrar lo que sentimos y ponerlo en palabras. Todo forma parte de un proceso, de algo que se mueve y que no volverá a ser lo mismo, incluso quizás no debamos forzarlo para que esta transformación forme parte de una de categoría, como, por ejemplo: bueno o malo; quizás simplemente sea diferente.

Nos enseñaron a separar educación de enseñanza; lo ilustra una conocida frase: «se educa en casa y se enseña en la escuela». Más allá del debate y opiniones que podamos tener al respecto, me interesa pensar cómo se plantean estos dos conceptos. Ambas acciones quedan aisladas, y relegadas a un lugar en específico; sin siquiera mencionar que implica que lxs protagonistas son depositarixs de ciertos contenidos. Sin lugar a dudas, creo que caemos en un lugar muy peligroso que limita la continuidad de un proceso o de varios procesos que se pueden dar en simultáneo. ¿Qué significa educar y qué enseñar? ¿Cuándo educamos y cuándo enseñamos? ¿Cuándo nos educan y cuándo nos enseñan? ¿Quiénes lo hacen? ¿Se puede hacer esta diferenciación siquiera? ¿Y la educación cristiana? ¿Quién me enseña a ser

Daiana Genre Bert «Si quieres que algo se muera, déjalo quieto» Jorge Drexler 2

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Educación cristiana,

tema central del sínodo Un nuevo sínodo temático se desarrolló en las instalaciones del Parque XVII de Febrero, en Playa Fomento -Uruguay-; desde el 1 al 3 febrero. En esta edición, representantes de las comunidades valdenses de Uruguay y Argentina, obrerxs y referentes de las obras de servicio, reflexionaron sobre la educación en el marco de la iglesia. Durante el primer día y medio, se llevó a cabo un taller coordinado por la Comisión Sinodal de Educación Cristiana, conformada en los primeros meses del 2019. Rocío Geymonat, Alfredo Servetti y Cristina Gay Félix fueron quienes tuvieron la tarea planificar y guiar las actividades.

En las charlas iniciales de esta Comisión Sinodal, ya con la tarea concreta de organizar el sínodo temático, se propusieron recabar información sobre los antecedentes; es decir, trabajos desarrollados en ejercicios anteriores, memorias de encuentros de referentes de educación cristiana y también la fundamentación del curso para laicxs de la IEVRP –“Esfuérzate en la Gracia”.

Estos recursos fueron de suma importancia a la hora de planificar los contenidos para desarrollar durante la asamblea sinodal.

Coincidían en desestructurar la idea de educación cristiana; entendiéndola como un proceso continuo y cotidiano, y no sólo centrándose en los espacios más formales de la niñez y adolescencia como lo son la escuela bíblica y el catecismo. Es por eso que planificaron tres bloques. El primero fue una etapa de diagnóstico: evaluar desde donde partimos, con qué preocupaciones venimos y qué necesidades percibimos en las comunidades. La segunda etapa se centró en el contenido bíblico teológico, pensando la formación desde la perspectiva de ese Jesús maestro que encontramos en el Nuevo Testamento. Para este espacio, la Comisión Sinodal contó con la colaboración de Eduardo Obregón y Federico Plenc. Por último, el tercer bloque-guíado por Lucía Barros y Juan Charbonnier- fue una introducción hacia algunas herramientas de la educación popular; esto permitió reflexionar sobre lineamientos y proyecciones en torno a la educación cristiana en la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata.

“Todas las reflexiones que surgieron en los grupos colmaron y superaron nuestras expectativas. Percibí que había una necesidad muy grande de charlar sobre estos temas, incluso sobre la marcha tuvimos que modificar la propuesta porque los tiempos de diálogo fueron más extensos de lo que pensamos. Creo que hubo

un intercambio muy provechoso, fueron momentos para ver qué pasaba en otras comunidades y de plantear inquietudes, algunas a nivel personal, y surgieron reflexiones muy profundas que denotan que el tema interesa realmente. Para la conformación de los grupos tuvimos en cuenta edades, géneros y procedencia; para lograr mayor pluralidad de voces.”, comenta Cristina.

Enmarcado en la propuesta de la comisión de Educación Cristiana, es válido entender también la planificación de este taller como una instancia de formación, pues es un trabajo colectivo que implica muchos desafíos. En palabas de Cristina Gay Félix: “Fue una experiencia de trabajo nueva para mí, que soy la mayor del equipo, porque lo hicimos en su mayoría vía skype. La verdad que fue un gran desafío conformar el equipo con Alfredo y Rocío, porque es la primera vez que trabajamos juntos/as; además, hay una diferencia generacional que me preocupó un poco al comienzo, pero con el paso del tiempo, fui sintiéndome muy cómoda. Logramos acordar y repartirnos tareas de manera muy sencilla.

Si

bien durante la última etapa de planificación sentí mucha ansiedad, y quizás una especia de miedo por semejante responsabilidad, a medida que fuimos avanzando en el trabajo y concretando la propuesta, la dinámica y las preguntas que iban surgiendo; todo se fue consolidando y pude disfrutar del proceso. Claro que estuvimos a las corridas los días previos al inicio del taller, pero una vez comenzado sólo estuvimos al pendiente. Fue placentero ver como la propuesta fue bien recibida y disfruté mucho de los productos resultantes del trabajo en grupos. Desde hace unas horas tengo una sensación de gratitud, porque realmente es muy bueno poner nuestros dones y capacidades al servicio de Dios”.

Equipo Editor 3

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SENTIPENSARES

QUE DESPERTÓ LA ASAMBLEA SINODAL «Compartir un nuevo Sínodo de la Iglesia Valdense fue para mí un enorme privilegio. Hacía mucho tiempo que no participaba y siempre que lo hice en las ocasiones anteriores fue como delegado fraternal de las Iglesias Reformadas en Argentina. Poder hacerlo ahora desde otro lugar, acompañando los momentos celebrativos, fue de una riqueza increíble. Sentir que vamos en un mismo camino, que podemos abrazarnos en nuestras luchas y en nuestras esperanzas, experimentar que es la misma fe la que nutre nuestros compromisos, descubrir que somos más hermanos y más hermanas de lo que imaginamos, llenó mi

La calidez de las personas fue creciendo a medida que los días pasaban y, me parece, terminamos abrazados, abrazadas, bailando al ritmo de una divinidad que nos envuelve en su gracia amorosa y que nos desafía a no perder la pasión por el proyecto de Jesús.

Agradezco a Dios esta oportunidad que la Mesa Valdense le dio a nuestra Red Crearte para poder coordinar devocionales, cultos y noche de canto».

Gerardo Oberman, coordinador continental Red Crearte

Mi única sugerencia, ya que se hace en verano, pegado a la playa y que hacía tanto calor, sería que haya cada día algún momento para tocar el río. Solo hay q soltarse un poco de lo que siempre se hizo, y probar.

Quizás ese refresco sea saludable en todos los sentidos. Humilde opinión».

Margarita Ouwerkerk, equipo Red Crearte Río de la Plata

«Los momentos en los que estuve, el Sínodo me pareció muy organizado y llevadero. Con lindas dinámicas para trabajar en grupos, y mucha disposición de parte los participantes y también de los chicos que ayudaban en la organización y la directora del parque.

Cantan y aprenden canciones de maravilla, ese es un fuerte.

En lo personal, el taller fue muy bueno porque nos ayuda a conocernos más, por otro lado nos permite percibir otras miradas más allá de lo que hacemos dentro o fuera de la comunidad. Nos brindó herramientas para ir pensando qué hacer o cómo llevar adelante las cosas que nos proponemos día a día».

«Mi experiencia fue muy buena. Es la primera vez que participo en un sínodo y fue muy emocionante y también informativo en relación a nosotros.

Estaba con muchos nervios, pero cuando ya me estaba en camino todos los nervios se me fueron, me sentí acompañada y en confianza para poder compartir todo lo nuevo para mí. La verdad, todas las personas que fui conociendo me hicieron sentir a gusta, acompañada en este camino.

Noemí Tonconi, Flores

horarios laborales. Entonces, veía la actividad del consistorio como algo muy lejano, ni hablar de la asamblea sinodal; pero ya desde el año pasado me invitaron a participar por la temática, así que vi una oportunidad y acepté con gusto. Participé por primera vez y colmó mis expectativas; si bien no conocía la dinámica, me sentí muy bien en todo aspecto: al tema y al grupo de personas; compartíamos muchas inquietudes en el intento de recuperar nuestras comunidades, fue una oportunidad para apoyarnos y saber en qué andamos para reforzarnos y nutrirnos de las experiencias de los demás.

Con respecto al taller, me pareció muy bueno, fue muy dinámico. Creo que tenemos la tarea, sobre todo en este tiempo, de compartir que el mensaje de Jesús sigue vigente y sigue siendo nuevo, también su peda-

«Soy de la comunidad de Alférez Lascano, y en este año fui elegida por la asamblea de iglesias en Lascano como delegada al Sínodo. No soy descendientes de valdenses, sino que tenía varias familias vecinas que sí lo eran; así que, desde muy pequeños -cuando la iglesia fue a nuestro barrio- junto a mis tres hermanos menores, empezamos a participar. Nos identificamos mucho con la comunidad, hicimos la escuela bíblica y toda la etapa campamentil en Palmares de la Coronilla. Así que podría decirse que fuimos formados en valores y despertando nuestros dones en la iglesia. Esta aclaración la hago porque si bien no soy descendiente, me sentí parte en todo momento.

No siempre participé de comisiones, sólo en la Liga Femenina temporalmente, ahora ya no puedo por mis 4

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gogía sigue vigente. Conversamos sobre las palabras que usamos, los métodos, los gestos; cosas cotidianas que tienen que ser claras para que las demás personas nos entiendan. Creo que nuestra fortaleza está en los talleres, en la formación, intentando analizar las enseñanzas de Jesús para sentirnos seguros de los que creemos.

Mi desafío para este año es fortalecer el grupo de chiquilines que tenemos en Lascano, es decir, no tengo la prioridad de traer gente nueva sino fortalecer a quienes participan, afirmar este grupo mostrándoles a ese Jesús maestro, a ese Jesús pedagogo. Las herramientas que me brindó el taller van a ser muy importantes para esta tarea; pues analizamos mucho el contexto de Jesús: sus gestos, sus métodos, sus diálogos. Por ejemplo, la forma en que nos presentaron la reflexión sobre el camino de Emaús, fue de una apertura de conocimiento increíble, porque podemos estar con otras personas, conversar, apoyar y apoyarnos en los demás para poder ver más allá, para que se nos caigan algunos velos y podamos ver una realidad sostenida en la fe y por Jesús. Este tema para mí fue sumamente emotivo, simbólico.

Otra de las cosas que me gustó mucho de este sínodo fue la manera en que se desarrolló, nos salimos de la

estructura del culto y de la música que usamos en las celebraciones; es el mismo mensaje, pero con una forma más dinámica.

Creo que se trabajaron cosas muy interesantes que son importantes para poner en práctica, personalmente siento que debemos acercar a los niños y adolescentes a la comunidad fomentando los valores que Jesús nos enseñó como maestro. La etapa de la niñez es muy importante porque son personas más abiertas, no juzgan, no tienen prejuicios.

Doy gracias a Dios por esta oportunidad, y a la comunidad también que confiaron en mí para esta tarea.

Creo que para estos nuevos tiempos es necesario seguir aprendiendo y formándonos en temas tan importantes para trasladarlos a nuestras comunidades. Para mí fue un camino que se abrió, que requiere mucha energía, que seguramente me dará alegría y quizás también de lo otro; pero espero poder poner en práctica lo aprendido, que podamos develar y contextualizar lo que Jesús quiere para nosotros; que podamos ser un mínimo reflejo del Maestro, una luciérnaga en este camino, en estos tiempos».

Aurora Olivera Olvidera, Lascano

«La instancia de planificación de este taller fue distinta a otras experiencias que tuve, incluso dentro de la iglesia. Me resulto diferente integrar una comisión de tres personas de lugares distintos. En principio, eso implica que las reuniones no van a ser presenciales; lo que me descolocó un poco teniendo en cuenta la forma de trabajo que estoy acostumbrada; de hecho se nos complicó estar todxs en las reuniones presenciales pautadas. Es decir, si bien se trata de un equipo chico, es complicado poder gestionar el tiempo para pensar juntas y juntos. Entonces, el proceso de planificación me resulto distinto, desafiante por lo nuevo.

Otra de las cosas que nos pasó como equipo planificador, y que es una constante que quizás tiene que ver a las formas de trabajo que usualmente tenemos y lo que nuestros tiempos nos permiten; es que una gran parte del taller la cerramos desde noviembre en adelante. Durante todo el año nos juntamos y tuvimos un impulso grande en junio, pero las cuestiones logísticas más importantes se resolvieron en el último tiempo. Una particularidad en el trabajo de esta comisión, es que no sólo le fue encomendado el desarrollo del tema durante el sínodo, sino también una especie de sondeo o mapa de ruta para evaluar en qué andaba la educación en nuestra iglesia; y eso requiere otro tipo de trabajo. Es por eso que tomamos la decisión metodológica de enfocarnos en la realización del sínodo, también porque supimos reconocer que un trabajo de diagnóstico de la educación cristiana nos llevaría más que un ciclo anual.

Durante el sínodo, como Comisión de Educación Cristiana, creo que pudimos afianzar más nuestro vínculo y también hacer convivir las distintas formas de hacer las cosas que tenemos cada unx, con roles dis-

tintos en la sociedad, en la iglesia y dentro de nuestras comunidades de fe. Llegamos en momentos distintos de nuestras vidas a esta instancia de planificación y también en relación al hecho de cómo nos sentimos preparadas para proponer actividades frente al sínodo. Creo que supimos medir las reacciones de la gente para con nuestra propuesta y siento que tuvimos expectativas acordes; en parte porque sabíamos a qué gente esperar -porque habíamos invitado personas vinculadas con la educación cristiana, en algunas comunidades se cumplió y lo agradecemos, pero en otras todavía falta trabajar en esto de a quienes enviamos a los sínodos y con qué preparación-.

Manejando todas esas tensiones nos vimos de cara al sínodo, y de los tres bloques que propusimos, el primero fue el que más me sorprendió. El sínodo se apropió de la propuesta, estuvo presente, sacó a relucir experiencias; cada grupo se la jugó con lo que contó, se expuso al resto. Me llamó la atención positivamente, porque hubo mucha participación, muchas ganas y se tomó con mucha responsabilidad entender que, a pesar del formato elegido que es uno en el que nosotrxs –como comisión – creemos que nos permiten dejan de pasar por el cuerpo lo que estamos pensando y sintiendo, es la forma en que las memorias nos quedan más latentes, y que a partir de esto y en este caso, podemos construir nuevas formas de hacer educación. Creo que, con esta propuesta que puede ser bastante distante de lo académico, logramos que la gente pueda comprender, respetar y sumarse».

Rocío Geymonat, parte de la Comisión de Educación Cristiana 5

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La moderadora italiana nos invita a transitar las transformaciones Como cada año, durante el desarrollo de las actividades del Sínodo, hay un momento destinado a correspondencias y saludos. Este año estuve presente la moderadora italiana -Alessandra Trotta-. Compartimos un extracto de su discurso.

Queridos hermanos y queridas hermanas, es una gran emoción poder estar aquí como moderadora de la Iglesia Valdense, participar de esta sesión del Sínodo rioplatense y traerles el saludo de las iglesias valdenses y metodistas en Italia, y el saludo de todos los miembros de la Tavola Valdese que durante el Sínodo pasado se renovó masivamente en su composición: no cambió solamente el moderador, que pasó a ser una moderadora, sino que además entraron tres miembros nuevos. Para este ejercicio, la Tavola está compuesta por 5 mujeres-de siete puestos-. Podemos decir que es una gran transformación. Incluso mi acento -si alguien lo percibe- es un gran cambio: si la iglesia está viviendo transformaciones, para nuestra iglesia en Italia, tener una moderadora siciliana, mujer, diacona y metodista es un gran desafío.

Con esto quiero decir que estamos en el medio de grandes transformaciones y la iglesia intenta interpretar la forma en que se viven. Creo que efectivamente ya estamos viviendo las transformaciones, nuestra iglesia está transformándose. No nos damos cuenta, y a veces no logramos entender que este desafío lo compartimos con ustedes, y, por ende, surge la necesidad de repensar las relaciones en las transformaciones, repensar los modelos, también las estructuras, las prioridades, las cosas que son más importantes. Repensar un poco todo.

También nosotros estamos dentro de este gran momento de reflexión, por ejemplo, esta gran tensión que hay entre una diaconía que dispone de recursos e iglesias locales, actividades eclesiásticas, que no disponen de muchos recursos. Entonces, cuando esto se vive como una tensión, se corre un riesgo: una competencia que no creo que haga bien. Lo ideal es vivir la unidad de nuestro testimonio, entre iglesia local y diaconía, pero cuando hay una tensión es necesario reconocerla. Porque si no se la ve, se arriesga en seguir manteniendo un sufrimiento que después causa, muchas veces, actitudes de deslegitimación, de desconocimiento, que no hacen bien a la iglesia. Con ustedes creo que compartimos también desafíos respecto al testimonio y la presencia en la sociedad, a los problemas más sociales, generales. Gracias a la globalización nos vamos dando cuenta, cada vez más, que estos problemas son comunes. Tenemos el gran privilegio-como glesia- de tener una parte del cuerpo en esto que se

define como «el norte del mundo», y otra parte de nuestro cuerpo en aquello que llaman «el sur del mundo». Pensaba entonces que debemos valorar mucho más este privilegio, y que nos ayude en la reflexión que debemos tener frente a estos grandes cuestionamientos. Cito solo uno, la cuestión ambiental, pero hay muchos más. Lo cito porque es el tema que eligió el Sínodo para la tertulia pública en el próximo sínodo de agosto: nosotros tenemos siempre durante los sínodos, una noche abierta al público, una tertulia; apostando a la incidencia, para llevar un tema a la atención general sobre el que queremos decir algo.

Entonces podemos encontrar la forma de valorar este privilegio y, por ende, tener momentos formativos y de reflexión, sobre estos temas globales, juntos. Porque no son muchas las iglesias que tienen esta posibilidad: debemos aprovecharla un poco más. En este sentido ya estamos pensando, junto a la Mesa Valdense, en trabajar una intensificación de los intercambios, de las posibilidades de visitas en nuestras respectivas áreas. Esto hace la diferencia cuando, por un tiempo, se puede caminar en los zapatos del otro; porque de esta manera comprendo el contexto en donde se hace carne tu testimonio, comprendo tus preocupaciones, comprendo tus sueños; pero también lo que estás experimentando, las acciones en las que pones el cuerpo, los recursos que pones en juego.

Otro desafío común: somos una iglesia con una gran historia de testimonio, no hay dudas de esto, incluso es reconocido desde el afuera. Naturalmente, esto nos da una gran responsabilidad, pero también nos da dones, una sensibilidad, la incorporación deciertas ‘antenas especiales’, y además la incorporación de ‘anticuerpos’ contra algunos fenómenos graves: una sensibilidad particular contra todas las discriminaciones y todas las limitaciones de la libertad, y también frente a aquellos momentos de oscurantismo de la consciencia que llevan a que la humanidad transite una 6

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en la capacidad de decir cosas significativas. Esta disminución la estamos viviendo a la par de todas las iglesiascristianas históricas, que son las iglesias que tienen una predicación del ‘nosotros’; no de ‘yo y Dios’. Entonces, el miedo, por lo general, no nos deja tomar buenas decisiones; más bien nos lleva a tomar decisiones conservadoras, defensivas, que llevan a la muerte.

Queriendo dejarles con un tono positivo obviamente, pienso que estamos unidos como iglesia, en la sesión rioplatense y en la italiana, por una tarea: tener la conciencia serena, porque tenemos una buena noticia para anunciar. Una buena noticia que es el amor gratuito de Dios, pero para eso es necesario la construcción de comunidades nuevas: realmente plurales, realmente inclusivas, con una participación realmente ensanchada, donde se pueda cultivar el diálogo, la búsqueda, el pensamiento autónomo, y que sean también comunidades diaconales. Para mí, esto significa ser comunidades que toman como prioridad, que ponen al centro de toda su vida, a los pequeños, a quienes viven a los márgenes de la comunidad, a quienes son silenciosos, a los quienes no son vistos: aún en nuestras comunidades, y los hay muchos.

cuesta resbaladiza. Estamos cercanos al 17 de febrero, esta responsabilidad de la que hablamos es aquella por la que nuestra iglesia decidió dedicar el evento de este año al tema del antisemitismo. Porque vuelve con mucha fuerza, tanto en Italia como en otras partes de Europa y del mundo: los judíos como una parte de los discursos de odio que en estos tiempos dominan la comunicación pública. Y si lo pensamos mejor, estos discursos de odio respectan a todo aquello que no va va ‘en conformidad’: judíos, pero con la misma fuerza, violencia y agresividad, contra inmigrantes, mujeres emancipadas, homosexuales. Siempre la misma agresividad, la misma violencia, la misma maldad. Entiendo que el diseño es el mismo y creo que las iglesias que tenemos una sensibilidad particular, debemos asumir la responsabilidad de hacer sonar la alarma.

La gran historia que tenemos, a veces, puede ser un peso, una carga; cuando se transforma en un objeto de culto, y siempre está ese riesgo. Esto bloquea el cambio, el movimiento, que siempre es necesario para que esta herencia que recibimos pueda ser utilizada de forma significativa, de forma comprensible y creíble, para nuestro hoy. Creo que hay muchas cosas que bloquean nuestro caminar, por ejemplo, los miedos: miedos a la reducción cuantitativa de la membresía, que redunda en irrelevancia, en una reducción cualitativa,

Traducción: Josué Charbonnier Gentileza: Equipo de Prensa Sinodal

Entrevista a Carola Tron, moderadora de la Mesa Valdense

Tiempos de transiciones ¿Qué te pareció el discurso de Alessandra Trotta -moderadora italiana- durante el sínodo? ¿Hay algo, en particular, que te haya llamado la atención?

Fue interesante lo que planteo sobre el cambio paradigma, algo que también se está dando acá. Como Iglesia estamos viviendo esa transición, sabiendo que hay cosas que, indefectiblemente, deben cambiar, pero sin saber con seguridad de qué manera hacerlo. Quizás porque a menudo las necesidades requieren acciones y cambios con rapidez, sobre la marcha. Aquí encuen tro una coincidencia, aunque hay particularidades en cada área, siempre hay temas de mirada general -en común-; es decir, situaciones que toman forma distinta en cada contexto, pero atraviesan más de un lugar.

Algo que me parece novedoso, es su mención a las conversaciones sobre la necesidad de establecer o fortalecer los vínculos entre el área italiana y la rioplatense.

Nos preocupa cómo afianzar estos lazos, porque somos una misma iglesia, y si bien hay un recuerdo y un conocimiento de las dos áreas en generaciones que hoy tienen 60, 70 y 80 años; no tenemos ese nivel en otras. Sobre todo, respecto a las personas que son referentes y permanecen en la Iglesia. Hay casos particulares de jóvenes que conocen las dos áreas porque fue

ron parte de los intercambios del Movimiento Juvenil, y que siguen activos/as, representando el liderazgo de la iglesia en ambas regiones; pero dejando eso de lado, hay muy poca fluidez en las visitas e intercambios. Lo que podría decir que me llamó la atención, es que lo mencione como una iniciativa también de ellos/as, porque es algo que no se conversó con otros moderadores o Távolas.

En ese sentido, estamos trabajando en un proyecto específico -que todavía está en construcción-. El objetivo es que algunos/as referentes puedan hacer intercambios, de cuatro o seis semanas, para compartir la vida cotidiana del trabajo pastoral -en compañía de un compañero/a o colega-, pudiendo comprender cuáles son los desafíos de cada área. Es un proyecto novedoso, también para la Sociedad Americana Valdense, porque es una de las pocas veces, y quizás la primera, que estaría apoyando con recursos, a las dos áreas. Por eso también hay mucho entusiasmo. El trabajo está pensado en tres instancias, ahora estamos en el primer nivel de consulta para evaluar si hay pastores y pastoras interesadas. Se está pensando para desarrollar el año 2021.

También habló de ponerse en los zapatos del otro.

Creo que esta idea tiene que ver, un poco, con este Pro7

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En otro orden de las cosas, si comparamos el laicado activo del pasado con el actual, vemos cuanto fue cambiando: hay otras necesidades, otras demandas, tiempos y recursos. Son laicados distintos, ni mejores ni peores. Creo que tenemos que poder pensar desde ese lugar, porque hay cambio de matriz: hoy nuestras comunidades son más urbanas, y las personas tienen un empleo, o muchos, o lo están buscando. Entonces, en varias oportunidades, nuestras estructuras van quedando obsoletas para lo que realmente necesitamos.

También creo que la capacitación para laicos y laicas de la Iglesia, viene a reforzar la idea del nuevo paradigma, o esta nueva forma de pensar la atención pastoral.

Están capacitándose personas de todas las generaciones, de todos los contextos: ciudad, campo, pueblo; de varias edades y géneros; regiones y países. A su vez, estas personas participan en diferentes comunidades locales o modelos de iglesia; es decir, se están formando para incidir en la vida comunitaria aquí y ahora. Incluso, es notorio cómo se ponen en práctica algunas reflexiones, porque cambia el tipo de pregunta, el tipo de escucha; esto tiene que ver con la formación, con la reflexión teológica y el estudio bíblico. Sin dudas, creo que va a fortalecer el camino comunitario, y de manera diversa. Cada quien tendrá que encontrar o reforzar esa participación; si ya existe-gracias al aprendizaje- va a tener otro contenido, otro respaldo, otra seguridad. Por otro lado, si se trata de personas más jóvenes, que todavía no asumen un liderazgo en la iglesia, creo que va a ser importantísimo porque, probablemente, ya traen consigo otro paradigma, otra mirada.

Teniendo en cuenta estas reflexiones, y de cara al nuevo ejercicio; ¿cuáles son las principales líneas de trabajo en este año?

El trabajo de Mesa Valdense, para en este año, tiene que ver con una continuidad, debido a que somos el mismo grupo; si bien Brian se integró hace poquito, en la última reunión del 2019. Por otro lado, al no haber sido un sínodo regular, no hay muchos temas o mandatos que la mesa haya recibido.

Sí, por supuesto, hay cosas que veníamos trabajando desde el año pasado. Personalmente y pensando en esta época de designaciones, creo que vamos a tener que estar un poco más cerca; si bien, siempre estamos, tenemos que acompañar más intencionalmente a los equipos de atención pastoral. Así que vamos a tener saber acompañar, porque van a surgir dudas, preguntas, van a surgir tensiones de modelos.

Por otro lado, se va a desarrollar el encuentro presencial de quienes están haciendo la capacitación «Esfuérzate en la gracia», que es un programa que lo creó la administración por mandato del sínodo. Si bien, hay personas designadas para el diseño y desarrollo, está directamente vinculado con Mesa Valdense. Y, seguramente, con el correr del año, van a surgir cuestiones administrativas que atender.

yecto y también con el liderazgo en general, tema que conversamos en su reunión con la Mesa Valdense.

Creemos que es importante que los liderazgos de la Iglesia nos sentemos a discutir temas en común. ¿Compartís la idea de que estamos frente a un cambio de época, de paradigma? En este sentido, ¿crees que hay cambios notorios en nuestras comunidades?

Creo que los cambios son indefectibles, aunque a veces generen cierta resistencia. No siempre los buscamos o elegimos, pero resulta imposible no cambiar.

También pienso qué, cuando hay cambio de paradigma, se dan tiempos transicionales en el que conviven diferentes modelos. Esto me parece lo más saludable porque cuando un modelo se quiere imponer por sobre otro, no es una transformación real; incluso aunque fuera transformador o revolucionario. Estos procesos requieren mucho más tiempo para que las transformaciones se den de manera genuina.

Muchas veces renegamos porque las instituciones somos lentas, pero, en general, cualquier movimiento institucional lo es. Creo que cuando se genera un cambio real, toma su tiempo y hay que tener paciencia.

Cuando transitamos estos procesos nos encontramos intentando ver dónde está el horizonte, preguntándonos para dónde tenemos que ir, sin tener seguridades ni certezas. En esos momentos, aparecen miedos, fantasmas: somos pocos o la cantidad de recursos. Si nos quedamos pensando en eso únicamente, podemos caer en la idea de que poder de la transformación pasa por lo institucional o por nosotros/as; ahí es cuando nos equivocamos, porque en realidad la transformación la trae el espíritu de Dios. Hay que tener presente esto, porque corremos es riesgo de que las ansiedades y miedos nos vayan haciendo perder el rumbo.

En este sentido, el trabajo de la Mesa Valdense es administrativo, y claro que podemos generar reestructuras y reorganizar, revisar la administración, corregir cuestiones sobre los recursos o financiación; pero las transformaciones no van a surgir a partir de un grupo de cinco personas. Por otro lado, esa tampoco es nuestra identidad como iglesia; aunque, a veces nos gustaría que alguien pudiera decir claramente: «si hacemos esto, va a pasar lo otro», o tener un mapa de ruta certero. Si bien lo sabemos, y quizás es obvio para cualquier valdense, pero en esos momentos nos contradecimos un poco. Lo mismo ocurre con la atención pastoral. La falta de obreros y obreras es real. Dentro del trabajo de la moderatura, también me pregunto si el nuevo formato de atención pastoral está bien o está mal. Si bien, se da, en gran medida, por la urgencia de la necesidad; me pregunto si es tapar agujeros o es creer que por ahí pasa la cosa: la regionalización de los cargos pastorales. Cambia sustancialmente si pensamos este modelo como parte de un nuevo paradigma de trans formación, que si lo pensamos como: «no hay pastores/as, ahora nos tenemos que arreglar así»; no es la misma mirada. Evidentemente, tampoco tenemos esa respuesta, por lo menos no parece tan clara.

Equipo Editor 8

PÁGINA VALDENSE Movimiento Juvenil Valdense | Año XX | Febrero- Marzo 2020 | conexionesvaldense@gmail.

Conexiones Alguien, por ahí, dijo que

el rioplatense es poesía

Este amor que no es de uno, sino de miles. Este enero que no es uno, sino cien.

No hay comentario más que el punto y aparte planteado y pactado después de este rioplatense.

Porque, si quieren, podemos ser serias y decir, repetir o contar detalladamente cada cosa, cada espacio que ocupó el desacuerdo y cada acuerdo que nos encontraba con las manos en alto, de puntitas, -como acariciando el sol-.

Porque en realidad, si hay algo que sabemos ocupar, es justo ese costado donde necesitamos fe en la resistencia o empezar de nuevo. Destruirlo todo para rehacerlo, y empezar otra vez. Y así, otra vez y otra.

Ninguna cosa en nuestras manos va a quedar obsoleta mientras los principios sean compartidos y la intención la misma: la única manera de perpetuar una idea o una Iglesia es en el encuentro. Este que nacimos. Este que, a razón de escuchar gente que ya hace mucho es parte, fue como bañarlo en otros colores.

Ni más lindo ni más feo, ni más ni menos que otro.

Como haber parido una paleta de colores sólo para mirarnos las caras y traspasarnos la piel.

El riopla 2020 vale más que cualquier chorreadera de emociones que nosotras podamos objetivar a razón de pasar como pelota un recuerdo. Porque como banderas clavadas en la ilusión y en la intención, como mástil de lo vivido, estuvieron nuestros cuerpos.

Las voces del cuerpo hablan opacando las voces de nuestras gargantas; decimos, gritamos y sentimos todo multiplicado por mil, a las personas que tenemos cerca y a nosotras y nosotros mismos. Caminamos el espacio -como diría una profesora de teatro-, olemos, miramos, gestualizamos sin decir nada.

Experimentamos sensaciones gratificantes que pocas veces conseguimos. Reímos, dormimos juntas y juntos en colchones amontonados bajo un cielo estrellado, cubierto por una medianera. Acurrucamos cuerpos y almas en una tacuara adornada con pétalos de flores y telas de colores. Tenemos calor, hambre, corremos, lloramos, nos abrazamos. ...

A razón de ser un poco diplomáticas: CAJ, conocida y codiciada, manoseada y ponderada, ahora es un poco más que el espacio jerárquico que ocupan dos o tres nombres. Pusimos en consideración una nueva

estructura, desterrando el miedo que implica la sigla que le corresponde a la Coordinadora de Actividad Juvenil. Juntos y juntas repensamos sus funciones y las funciones del Movimiento Juvenil, todo: qué nos lleva a reunirnos, para qué lo hacemos y qué objetivos queremos alcanzar.

Para cerrar bellamente -con las palabras- los recuerdos de este riopla del amor, compartimos lo que Sofía Rameau Ribeiro nos hizo llegar a todxs: Entre pinos y orillas interminables, zorzales y mariposas del coronilla-comúnmente conocidas como Morpho Epistrophus-, entre pies mimosos y cañas tacuara, ranas cantoras y algún que otro mosquito, transcurrió la XXXVI Asamblea Juvenil Rioplatense, en el Parque 17 de Febrero, a orillas del río más ancho del mundo (eso dicen). Nos encontramos pibxs de un lado y del otro del charco, o de varios (no es cuestión de nombrar sólo algunos o andar nombrándolos a todos).

Este encuentro supimos sentirlo en distintos sonidos y sabores, aromas, colores y texturas, traspasando las pieles, inhalando la vida. Supimos habitarlo para sentipensarnos como movimiento juvenil valdense, para buscar otras formas de abrazarnos y de seguir construyendo la Iglesia y nuestras comunidades, donde todxs, todxs, podamos gozar de vida buena y abundante. En este camino, tuvimos la oportunidad de ‘cruzar la calle’ y compartir con pibxs de la IERP, para reflexionar éste, nuestro horizonte común, la utopía ecuménica. ¡Y andaremos por el mundo con fe y esperanza viva! La próxima nos vamos a encontrar en Colonia Belgrano, Santa Fe. ¡Nos vemos ahí!

Nadia, Florencia, Florencia

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Relato de un encuentro

Campamentos y memorias vivas de encuentros varios Mientras el otro está con ganas de argumentos torpe, a cierta distancia. Él está con los niños en plena poesía del Reino.

(Los niños y Jesús, Enrique Casaravilla Lemos) Hacer campamentos implica proponer un espacio de vivencia de la fe particular. Espacio que a veces se presenta como una alternativa a las propuestas tradicionales de las comunidades de fe a la que lxs acampantxs pertenecen; a veces como la continuidad de un proceso sostenido (pienso en campamentos de grupos de escuela bíblica, del Movimiento Juvenil Valdense, o los espacios de formación teológica que adoptan este formato) y son también para algunxs el primer acercamiento a la vida de fe.

Esta intencionalidad es clara para quienes nos acercamos a estos espacios: llegamos al campamento con preguntas, inquietudes y cosas para decir. Algunxs acampantes afirman que no creen en Dios, otrxs se lo preguntan y otrxs nos interpelan personalmente desde el pedido de compartir nuestra propia experiencia, invitándonos a dar testimonio.

Los campamentos se construyen entonces, en un diálogo constante entre educación y evangelización; una invitación a pensar y construir nuestra vida de fe desde lo colectivo y desde la construcción de otras formas. Experiencia que por más breve que sea, nos da los insumos para pensar críticamente nuestra cotidianidad. Pensarnos en campamento, desde la colectividad, es también un llamado a reconstruir nuestras prácticas, resignificando los liderazgos y protagonismos; y es así que, por ejemplo, la oración toma la forma de flores de papel que se abren, descubriendo pedidos individuales que hacemos colectivos, y que reconocemos maravilladxs, con las mil maneras de escribir que descubrimos desde la diversidad de nuestros dones.

Los campamentos nos desafían a ensayar otra realidad, y eso no es más que la esencia del juego. Poner otras reglas y redescubrir lo común desde otra dinámica. El juego, que también se construye desde la invitación nos desafía a abandonar los automatismos y las lógicas de la productividad: en el juego ponemos todo de nosotrxs en pos de un objetivo que no «sirve». Pero el juego es también una herramienta pedagógica, con reglas y una estructura cargada de intencionalidad. Y en el caso de campamentos con niños y niñas pequeñas, es una de las herramientas a las que apostar para 10

acercarnos desde un lugar más familiar.

Pienso ahora en la experiencia de hacer campamentos con niñxs de 4 y 5 años y cómo la comprensión de la importancia del cuidado de la creación llega a través de un personaje y una narrativa que me llenan de confianza y permiten explorar mi entorno y maravillarme, de tal forma que el día se transforma en noche y cambia la temperatura, el sonido y los colores. El juego es entonces una invitación a descubrir un misterio que, si bien todavía no tengo las herramientas para comprender, puedo habitar.

En aparente oposición a la libertad lúdica están las pilas de papeles, papelógrafos, cronogramas y objetivos, días de planificación y preparación previos. Los campamentos son también eso, un extenso trabajo logístico. El campamento es encuentro de personas dispuestas a trabajar para que suceda, pero es también todo el contenido con el que esa estructura se llena y todo lo que no entra en esa estructura: el encuentro que se genera en el contexto del campamento, entre líderes, acampantes y el entorno, y que escapa de la lógica cotidiana. Uno de los ejemplos más claros del impacto que genera el encuentro en la vida de fe de lxs acampantxs, lo conocí en el testimonio de Jake, compañero líder en Camp Fowler -centro de campamentos hermano del Parque XVII de Febrero y con quienes venimos realizando intercambios desde hace algunos años-. Una de las propuestas de Fowler son campamentos fuera del predio, que implican salir cargando con la comida y demás implementos necesarios -carpas, sobres de dormir, ropa- y realizar el campamento al tiempo que se recorre un área protegida particular.

Acampando cada tarde en un lugar diferente y continuando camino cada mañana. Para Jake, su experiencia como cristiano solo había cobrado sentido en el asombro y en el encuentro comunitario con la naturaleza, que lo habían motivado a continuar como líder en el campamento, así como relacionarse con la Biblia desde un lugar mucho más cercano a aquello que le erizaba la piel y dejaba sin palabras.

Y un campamento es también un montón de ex-pectativas concretas. Hay cosas que sé que van a pasar,que pasan siempre y que espero. Esa es la dimensión litúrgica de los campamentos: a grandes rasgos, hay una serie de elementos que le dan su sentido ritual; y a la vez, cada uno de esos elementos acarrea una tradición muy concreta arraigada en nuestros espacios. En un campamento hay juegos grandes y chicos, hay de esos en los que nos manchamos con barro o con agua de colores; hay fogones, para los que preparamos sketchs, de esos que nos acarician con una historia o que se nos van hasta tarde en una seguidilla de canciones ‘de las que nos sabemos todxs’. Podemos pensar también la dimensión litúrgica de los campamentos en relación a la evangelización y los momentos concretos de devocional y lectura de la Biblia: el entorno del campamento nos invita a hacer una lectura situada en nuestro contexto, desde un contacto con la naturaleza y nuestra comunidad, mucho más cercano al cotidiano pero que se construye en el ir y venir entre mi experiencia acá y mi vida afuera, que me invita a hacer y ver las cosas de otra manera, pero que me recuerda constantemente las limitaciones de mis actos.

Por otro lado, toda nuestra identidad cristiana se juega en lo concreto, en, por ejemplo, el acto comunitario de compartir la comida: «Acá nos esperamos para comer, no arrancamos hasta que todos y todas estemos servidas… Y también agradecemos por los alimentos con una canción». Esas líneas son una advertencia para que quien viene al campamento por primera vez entienda por qué lxs demás lx miran con esa cara si arranca a comer antes, o para que no se asuste cuando justo antes de comer el comedor se llene de palmas y voces que agradecen en canción el poder compartir aún otro momento.

El campamento nos convoca y nos hace comunidad, estamos juntos y juntas, celebrando nuestras diferencias y encontrándonos con el objetivo de hacer el campamento. Habitarlo ya sea desde el lugar de líder, acampante, voluntario/a en la cocina o el predio. Los campamentos hacen lugar para todxs e invitan. Para muchos y muchas los campamentos forman parte de nuestras vidas desde niñxs y no los hemos dejado de habitar desde entonces, nos encontramos a veces desde el lugar de líderes, y seguimos aprovechando cada oportunidad de estar desde el lugar de acampantes.

También están aquellxs quienes no disfrutaron su pasaje como acampantes pero que se encuentran ahora mucho más cómodxs en el lugar de líderes. Las instancias de formación que el ser líder genera, nos invitan a ser parte de espacios que no son comunes ese momento de nuestras vidas: espacios por y para lxs jóvenes, donde nuestros saberes y capacidades no se abordan desde la carencia o desde el no estar lo suficientemente preparadxs; sino desde lo que podemos construir colectivamente. Y esa es la invitación que unx jóven busca y necesita para elegir y construir su vida de fe, no desde la tradición ni la imposición, sino desde el

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protagonismo de sus propios procesos.

Porque los campamentos son también denuncia y anuncio. Denuncia que se vive en la tensión entre el adentro y el afuera del campamento. Y anuncio que se siente y construye en la experiencia de otra realidad posible, en la búsqueda de formas de acercar esa realidad a otros y otras desde la invitación, en la escucha y la sorpresa frente al testimonio ajeno, en el encuentro que produce y multiplica formas de vivir desde el amor. Denuncia y anuncio que nace de la voz y ejemplo de niñas y niños, en el reconocimiento de su voz y el encuentro con su experiencia... Verano de 2016: en un campamento de niñxs de 9 y 10 años, acampantes y líderes cantamos una canción que curiosamente se había vuelto algo así como el hit del campamento; ante el constante pedido de repetición, comenzamos a pensar entre líderes en propuestas para variar la forma en la que la repetíamos, fue así que propusimos «la primera estrofa la cantan solo los líderes, y la segunda solo los acampantes». Ante esto, Josefina, una acampamente, dijo enojada «¡Ah, yo también quería cantar!». La voz de Jose acalló idas y vueltas teóricas sobre el lenguaje inclusivo, y de una demanda de inclusión se transformó en invitación. Ese día nos enseñó que hay discusiones que se estancan en la teoría, y que se juegan en la escucha de quienes nos exigen ver lo que acostumbramos a obviar.

Estas palabras son un collage de experiencias e ideas, propias y ajenas. Son el resultado de varios encuentros, charlas espontáneas y algunas intencionadas. Es un intento de reconstruir mi vida de fe desde el protagonismo que los campamentos han tenido en ella. Para quienes hacemos campamentos, son nuestra forma de vivir la fe, y la forma en la que invitamos a otros y otras y damos testimonio. Los campamentos como experiencia transformadora son un montón de ideas muy personales y abstractas, arraigadas en experiencias concretas y compartidas; es esta oscilación entre el singular y plural, pero siempre de la primera persona. Es muy difícil poner nombres, siquiera creo que sea justo firmar con el mío. Gracias a quienes me invitaron a hacer y vivir campamentos, a quienes me prestaron sus ideas, compartieron experiencias, y pusieron palabras a todo esto que es y está tan vivo que a veces es difícil contemplar.

Marcos Rostán 11

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Pastoral Social Evangélica

“ANTE LA CRISIS, SOLIDARIDAD EVANGÉLICA” Ante las medidas de ajuste económico implementado por el Estado argentino, y que empobreció a amplias capas de la población, al punto que muchos y muchas hoy sufren hambre; comprometió a un conjunto de hombres y mujeres, laicos/as y pastores/as, para crear un espacio que levante una voz profética ante la injusticia social y promover la ética del evangelio; es decir, la ética de la solidaridad, fortaleciendo y articulando actividades que den respuesta inmediata a las necesidades acuciantes de los sectores más empobrecidos de la población, multiplicando panes y peces, aquí, allá y más allá, en nombre de Jesús, que libera y salva.

Así nace la Pastoral Social Evangélica (P.S.E.).

El 23 de marzo de 2019, la P.S.E. tuvo su reunión pre-fundacional. Este encuentro se realizó en el partido de Escobar, en la provincia de Buenos Aires, y se reunieron alrededor de 50 personas. Durante la mañana, se contó con un aporte bíblico teológico, a cargo del pastor Néstor Míguez, cuyo tema fue: la vigencia de los derechos humanos, en el contexto de ajuste neoliberal y la lógica del mercado. La noción de derechos humanos tiene sustento bíblico en “la vida abundante” (Jn. 10:10). Luego, se conformó una Mesa Coordinadora de la P.S.E., cuyos integrantes son: Luis María Alman Bornes, Agustina Guerreros Olivera, Gerardo Oberman, María de los Ángeles Rodríguez y Diego Javier Mendieta.

También, esta reunión “fue para evaluar el camino compartido en estos meses, para pensarnos como PSE, la organización que se requiere para lograr los objetivos planteados y avanzar en su regionalización con las provincias representadas. Entendiendo a la PSE como una herramienta colectiva que contenga, abrace y acompañe la tarea diacónica de las comunidades evangélicas, se haga eco del justo reclamo de los/as trabajadores/as y sea parte de la búsqueda permanente la justicia social y la dignidad de todas las personas.” (Pastoral Social Evangélica: Ante la crisis solidaridad evangélica. Crónica del Pre-encuentro Nacional de la Pastoral Social Evangélica).

Allí estuvimos, con Dardo Zanuttini. Y participamos por un motivo bien concreto: en la ciudad de Reconquista, como en tantos otros lugares, se suele ver a hermanos y hermanas buscar comida en la basura, por otra parte, el comedor que funciona en nuestra capilla del Barrio Nuevo, no da abasto, aumentando notoriamente la cantidad de comensales

y los precios de las mercaderías. Por esta razón, necesitamos abrirnos, hacernos fuertes en la unidad junto a otros/as que están afrontando el hambre. Y así fue que, mediante la P.S.E. pudimos acceder a un programa de emergencia del Ministerio de la Producción y el Trabajo, denominado “Salario Social Complementario”, que beneficia a 15 personas del barrio. A partir de aquella reunión pre-fundacional, además de la región Buenos Aires de la P.S.E., se crearon las regionales de Moreno, Mar del Plata y Santa Fe. También nosotros participamos de la conformación de la regional santafecina, porque necesitamos que la P.S.E. se haga fuerte en los territorios, es decir, que tenga una raigambre.

En su corta trayectoria, la P.S.E. fue parte de diversas reivindicaciones populares: tuvo un rol activo en la visibilización social de la emergencia alimentaria, que luego devino en una ley promulgada por el Congreso a fines del 2019. También participó en la convocatoria popular de la ciudad de Olavarría, ante los femicidios de Valentina Gallina y Mabel Olguín, entre otras numerosísimas actividades.

La mayor parte de las actividades de la P.S.E. se centran en los ámbitos locales, territoriales, en ese sentido, “son muy amplias y variadas, porque no todas las iglesias desarrollan su misión en contextos similares. A la tarea diacónica de los comedores, merenderos, entrega de bolsones de alimentos, apoyo escolar, trabajo con personas víctimas de las adicciones, contención de situaciones de violencia, talleres de oficios, hay que mencionar en las zonas rurales, por ejemplo, la urgente tarea de concientización del perjuicio al ecosistema y sobre todo a la salud del uso de agroquímicos, de los monocultivos. O sea, es muy variado.

Como la tarea no se puede desarrollar en soledad, se busca y se incentiva la articulación con otras organizaciones: clubes, sociedades de fomento, cooperativas, entre otras.” (Reportaje al pastor Gerardo Oberman, publicado por AIPRAL, el 18 de septiembre de 2019).

La P.S.E. es un espacio que se está conformando de abajo para arriba, es decir, sus definiciones teológicas y políticas, y sus criterios de organización se van tomando en la medida que va haciendo la experiencia de caminar junto al pueblo.

Eduardo Obregón 12

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Comunicándonos Federación Femenina Evangélica Valdense

LXXXVI Asamblea Anual de la Federación Femenina

«Señor, hazme conocer tus caminos…»

Salmos 25: 4 La enseñanza es parte de la educación. Educar es dar y recibir; enseñar es transmitir conocimientos. La frase «Se educa en la casa y se enseña en la escuela» es muy parcial. Si enseñamos a pensar, el poder se comparte. Jesús enseñaba y educaba, con palabra y acción.

Caminaba. Avanzaba. Utilizaba la pedagogía de la pregunta, de la escucha, del ejemplo cotidiano. Trabajaba para ‘dar vuelta’ las ideas de la época. Jesús vino a mostrar a Dios y cómo podemos ser los seres humanos. Es responsabilidad de la comunidad de fe ayudar a superar las imágenes infantiles que a veces tenemos de Dios.

Aparecen en el tema de la educación las perspectivas de género, clase social, diversidad sexual, edad. Debemos salir a evangelizar. Descuidamos el área de fe, y damos mucha importancia a lo material e institucional. Debemos transmitir valores con fe y esperanza. Nos desafían la tecnología, la violencia, en general, y la violencia de género, en particular. En el encuentro en casa de Marta y María, imaginamos que Jesús cuenta a María sus experiencias con la gente. María pregunta cómo es el mundo y cómo son las mujeres. Quiere aprender. Jesús incluye a las mujeres. Le pregunta a María cómo se siente y cómo puede ayudarle. Es un diálogo entre hombre y mujer.

Hasta aquí, algunas de las reflexiones y opiniones de las mujeres que se encontraron en el Parque 17 de Febrero el último día de enero, para participar de la octogésima sexta Asamblea Anual de la Federación Femenina Evangélica Valdense. Respondían a las preguntas formuladas por la pastora Blanca Armand Pilon en el devocional inicial. Como conclusión, de ese momento, las mujeres se dijeron: «Sigamos caminando, participando, aprendiendo, dando, confiando. Que haya más Marías.

Que no deje de haber Martas. Que podamos ser, de alguna manera, las dos. Que podamos abrirnos a lo que nos resistimos. Que podamos escucharnos.»

Hubo tiempo para recibir los informes de la Comisión Ejecutiva, de Tesorería, del Fondo Luisa Rostan y de la Comisión Evaluadora. Se tomaron resoluciones sobre las actividades del año que involucran a las Ligas. Se reci-

cibieron saludos fraternales de la vice moderadora y de una representante de la Federación Femenina Metodista en Uruguay.

La pastora de la IERP Mónica Hillmann presentó el programa del Día Mundial de Oración, haciendo énfasis en tres palabras: AMOR- PAZ- RECONCILIACIÓN; relacionadas con las expresiones: LEVÁNTATE- TOMA TU CAMILLA- ANDA, y con los colores blanco, rojo y amarillo.

En el tiempo dedicado al Movimiento de la Moneda más pequeña, se leyó un trabajo escrito por Carlos Delmonte que relata la participación de Elisabeth Lindenberg en ese Movimiento durante muchos años. Se compartió un video con fotos que dan cuenta de la actividad de Elisabeth a nivel nacional e internacional. Noris Artus dio su testimonio y agradeció a Dios por lo compartido con ella, mencionando su dulzura y su forma de afrontar las distintas situaciones. Estaban presentes Margarita y Carolina Delmonte, que informaron sobre el estado de salud de su madre y agradecieron este momento y el apoyo recibido. Una miembro de la Asamblea manifestó que, si Elizabeth estuviera entre nosotras hoy, diría: «¡Mujeres, adelante!».

Siendo una asamblea temática, concluyó con más reflexiones: «En la Biblia hay pocas historias de mujeres, pero son muy importantes. Llama la atención la palabra ‘poder’. En las familias hay lugares de poder que debemos usar bien. Nos pesan siglos de educación patriarcal.

No debemos temer a la lectura crítica de la Biblia. Dios es un misterio; a veces queremos recorrer unos caminos, y Dios nos lleva por otros. La discriminación existe también en nuestras comunidades. ¿Qué haríamos si apareciera un pastor trans? Es un ser humano a quien debemos amar. ¿Somos creados a imagen y semejanza de Dios? Dios nos creó hombre y mujer. ¿Cómo me gustaría sentirme en mi comunidad? ¿Cómo me gustaría que se sintieran los demás? ¿Qué puedo hacer para que esto suceda? Esta actividad nos está moviendo el piso.

Estamos llenas de prejuicios; si nos consideramos hijas de Dios, nuestras cargas serán más livianas. Debemos abrir nuestros corazones para aceptar a los demás.»

Estas palabras fueron respuestas al planteo hecho por Mymma y Analía, dos jóvenes del grupo «Brujas de ayer y de hoy».

Con la Santa Cena y un momento de confraternidad y refrigerio, se dio por terminada la Asamblea, de la que participaron treinta y nueve delegadas con voz y voto, todas de Ligas Femeninas de Uruguay.

Noemí Geymonat 13

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¿Qué está permitido hacer?

Leemos en el Evangelio de Lucas, capítulo 6 6 Sucedió que otro sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había en ella un hombre que tenía la mano derecha tullida; 7y los maestros de la ley y los fariseos espiaban a Jesús, por ver si lo sanaría en sábado y tener así algún pretexto para acusarle. 8Pero él, sabiendo lo que estaban pensando, dijo al hombre de la mano tullida: –Levántate y ponte ahí en medio.

El hombre se levantó y se puso de pie, 9y Jesús dijo a los demás: –Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?

10 Luego miró a todos los que le rodeaban y dijo a aquel hombre: –Extiende la mano.

El hombre la extendió y su mano quedó sana. 11Pero los demás se llenaron de ira y comenzaron a discutir lo que podrían hacer contra Jesús.

Por esta razón son cuestionados por los fariseos y los maestros de la ley, a quienes Jesús les responde que el Hijo de Dios tiene autoridad sobre el sábado.

Volviendo al relato siguiente, en la redacción del Evangelio lucano, decíamos que llama la atención la normalidad con que se menciona que Jesús está en la sinagoga enseñando. ¿Qué es lo que comenzó a enseñar? Porque no sucede como en otros textos donde aparece la cita de algún profeta o texto de la Torá, sino que lo que se relata a continuación es la situación de un hombre que estaba allí también y tenía una de sus manos tullida. Y que son los fariseos los que estaban expectantes por las acciones de Jesús.

Es interesante la acción pedagógica de Jesús, primero llama a esta persona para que se levante y se ponga en medio de la reunión para luego preguntar a los demás qué se debía hacer. Presenta la situación ante la comunidad reunida, les pregunta de manera retórica si estaba permitido, un sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla, luego miró a todos los que le rodeaban y le pidió al hombre que extienda su mano, la cual quedó sana.

Jesús no solamente pregunta para hacer reflexionar sino que también lo acompaña con acciones, tanto en el relato sobre las espigas de trigo como en el de la sinagoga. Su actitud y su mensaje son los que molestan, los que incomodan, los que ponen en jaque esa Ley muerta, que solamente vela por las formas y se olvida del mensaje liberador de Dios.

Jesús no niega la Ley sino que la cuestiona, sobretodo el mecanismo en el que se había caído en aquel tiempo donde el purismo y la exclusión eran la norma.

El mensaje sanador y liberador del Evangelio viene a proponer una relectura de esa religiosidad que se usaba para controlar y medir la fe, para recaudar y para dejar las cosas tal y como estaban.

El proceso de encuentro y enseñanza desde el amor de Jesús busca liberarnos de esas ataduras, pone la integridad humana por sobre la Ley, la coloca al centro de la comunidad y pregunta por lo que es lícito, si hacer el bien o hacer el mal, si salvar una vida o destruirla. Buscando así hacer ver lo irrisorio de una Ley sin amor.

Entonces, nos queda hacernos eco de la pregunta y revisar nuestras prácticas comunitarias a la luz, ya no de la ley sino del Evangelio, de la Buena Noticia que nos anuncia la vida buena y abundante para toda la creación. Poder releer los textos bíblicos, hacer preguntas, ensayar respuestas, concretar acciones, reunidxs en comunidad para transformar la realidad en la que vivimos y acercarnos un poquito más al mundo que soñamos.

El texto comienza diciendo que Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar, pero antes de eso pone en relación esta situación con el relato inmediato anterior con la frase «otro sábado». Si vamos a los versículos anteriores (1-6) encontramos la narración de Jesús y sus discípulos cortando espigas de trigo en un sábado, que era algo que estaba prohibido por la ley.

Ilustración de Laura Berger 14

Yanina Vigna. Equipo Editor

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NO HAY HUMOR SIN GRACIA Sección de cuentos, anécdotas... y variedades en clave evangélica

NUESTRO HÉROE, EL CRETINO dole la sesera, y el rancherío empezó a parecerle un obstáculo. Fue entonces cuando llegó la primera tanda de colonos: diez italianos solos, cansados de la vida en las trincheras.

Cierta madrugada de verano el monte que rodeaba el rancherío tomó fuego de una manera tan inesperada como espectacular. Excitadas por la hojarasca y las cañas secas, las llamas consumían todo, creando un infierno que solo la lluvia podría amnistiar. Casualmente Cósimo no se encontraba en el lugar, y los muchachos, advertidos por los gritos que llegaban desde el monte, corrieron a ayudar.

Así, cuando en 1920 se fundó el pueblo ya no quedaba rastro del rancherío. Poco después, en otro gesto tan magnánimo como pedante, el caudillo donó un predio a la iglesia protestante, con la condición de que levantaran una estatua en su honor. El pastor de ese entonces -manso como paloma pero astuto como boa constrictora-, obedeció instalando un busto en el fondo, que a la muerte de Cósimo fue cubriendo con escombros.

-¿Para qué me cuenta lo que ya sé? –interrumpió Amaro mientras Seguro daba vuelta a la página número veintitrés de su cuadernito. Del otro lado del mostrador, Marta escuchaba con disimulo. Llevaba tiempo secando un vaso de vino sin lavar.

-Usted disculpe. Me cuesta creer que tantas personas me hayan contado lo mismo, pero no se animen a planteárselo a la alcaldesa.

-¿Y para qué? –replicó Amaro con una sonrisa vacía-. Esta mujer está en año electoral. Una ceremonia edulcorada y rinchinchín le viene al pelo.

-¿Ella sabe que es descendiente de Barticciotta?

-Por supuesto. Lo que ignora es la leyenda negra. Si alguna vez lo intuyó, la vanidad sofocó esa duda.

-¿Pero le parece justo que mañana se reinaugure ese busto?

-Eso, licenciado, es solo bronce frío…

Seguro pegó un trago, y sintió que la caña prendía un fuego voraz en su estómago.

Había algo que ninguno de los ancianos le había confiado, aunque quizá el joven antropólogo lo adivinó.

El recuerdo del incendio había quedado en los primeros pobladores, pero también en los hijos que supieron engendrar. Eran hijos de aquellos muchachos del Trentino -locos de la guerra en busca de paz- y de algunas mujeres locales, de esas que el fuego no llegó a tragar.

-Habrá que ver mañana –pensó Amaro en el camino a casa, y sonrió divertido al ver que Nuncia emergía entre unos arbustos con una bolsa cargada de zarzas y frutos.

Aunque los ancianos callen, la genética es caprichosa pero fiel a sus reglas. Y los silencios, cuando se juntan unánimes, también hablan.

(Continuará) JJP - Equipo editor

(continúa del número anterior) Entre viejos la unanimidad es algo difícil. Hoy mismo, si uno reuniera en una misma asamblea a toda la ancianidad de Los Ceibos no podría alcanzar consenso en ninguna materia. Si fuera realizable, esa reunión surrealista de cabezas blanquecinas, carraspeos y caramelos de eucaliptus no arrojaría más que opiniones variadas.

Unos dirán que la avenida amerita un cantero, otros se opondrán a perder un carril; varias señoras se quejarán de la humedad, otras recomendarán hacer yoga.

Haga las encuestas que quiera, que los ancianos de Los Ceibos no coincidirán en nada. Salvo en una cosa: que Cósimo Barticciotta fue un tipo infame. Lo único que los unía era un acuerdo hermético y tácito, una sensación de vergüenza que tenían impregnada desde el nacimiento pero que eran incapaces de confesar.

Por eso ese verano la gente añosa de Los Ceibos caminaba sombría. En las salas de espera cruzaban miradas cada vez que oían decir algo sobre la reinauguración del monumento. Apretaron los labios cuando se anunció el descubrimiento. Inspiraron con fuerza cuando vieron la maquinaria del municipio despejando retamas, tártagos y escombros que antaño habían disimulado aquel busto. Masticaron tristeza cuando oyeron en el informativo las palabras de la alcaldesa.

-Como cabeza de municipio, para mí es un honor iniciar esta obra, que devolverá parte de nuestra gloriosa historia ceibalina…

El periodista sonreía estúpidamente mientras ella mostraba el plano de expropiación parcial de la iglesia, anunciando la construcción de una plaza conmemorativa. El periodista sonreía en su fresca e inocente juventud; en casa, los viejos deseaban secretamente que la tierra los tragara.

Para ese entonces Matías Seguro ya sabía todo sobre don Cósimo. Le había tomado meses indagar en archivos y repasar horas de entrevistas. Ahora se plegaba al consenso de la tercera edad: Cósimo fue un cretino.

Entre toda la información que recabó, había comprobado que el titular de aquel busto no era el primer poblador de la zona, sino un aprovechador de su tiempo. Llegado al continente pasado el ‘900, se hizo puestero de una estancia que llegaba a las nacientes del arroyo Los Ceibos. Cierto invierno, buscando un lugar por donde vadear el arroyo descubrió un rancherío sobre el margen opuesto, y al poco tiempo comenzó a comerciar con ellos. Cósimo nunca informó sobre la existencia de estas personas, que vivían en la espesura del monte, con rasgos que delataban a cada poro una ancestralidad indígena.

Así, cuando en 1918 obtuvo permiso para establecer un pueblo, Cósimo empezó a tender redes para atraer inmigrantes. La promesa de una buena comisión y el honor de convertirse en fundador fueron nublán 15