Página Valdense - Septiembre 2020

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Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837

«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20

Diálogo entre ciencias y fe 3

EL DESAFÍO DE LAS CIENCIAS A LA TEOLOGÍA: UNA INVITACIÓN A LA CONFIANZA Y LA CREATIVIDAD Guillermo Hansen

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EL CONCILIO ENTRE LA FE Y LA CIENCIA Vanesa Rostán

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MI EXPERIENCIA CRISTIANA FRENTE A LAS CIENCIAS SOCIALES David A. Roldán

Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Agosto 2020 - N° 261 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638

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Apuntes

de la Directora Construyendo algo mejor

En febrero de este año, durante la Asamblea Sinodal, en la oficia de la dirección del Parque «XXVII de Febrero» -donde generalmente trabaja el equipo de Prensa Sinodal, que integro como directora de esta publicación- nos reunimos la mayoría del equipo editor de Página Valdense para hacer una evaluación/ proyección. Hace ya dos años que tomamos esta dinámica de reunirnos presencialmente, aprovechando que varixs estamos «a la vuelta».

Creo que estas reuniones tienen dos aspectos importantes. Uno es el objetivo explícito: evaluar y proyectar nuestro trabajo como equipo, esto implica compartir como nos sentimos a lo largo del año, evaluar el contenido, las temáticas, las columnas, las cuestiones gráficas, la relación con la comisión sinodal; también ensayar algunas propuestas, llegar a consensos que nos permitan fundamentar algunas decisiones editoriales, y un largo etcétera. El otro es simplemente vernos, compartir un momento donde podamos ver nuestras reacciones, nuestras caras, donde poder concretar aquellos saludos y abrazos virtuales prometidos durante el año; ponerle cuerpo a tanta virtualidad.

No puedo dejar de contar esto, para que puedan comprender el contexto donde nació la idea de trabajar «ciencia» como temática. Como ocurre durante todo el año, quienes son madre y padre en nuestro equipo, intentan balancear el trabajo con el cuidado de sus niñxs. Así fue que un niño participó de la reunión. Este niño llevó un juego de cartas muy particular: «VirusMatch», que, como dice una de sus autoras en una de las siguientes páginas, es «un proyecto de popularización de la ciencia que busca transmitir conceptos microbiológicos de forma amena y divertida a chicos y grandes».

En ese momento, charlamos sobre cuántas personas vinculadas a la ciencia conocemos, y que además participan de nuestra iglesia. Así que, un poco más acá en el tiempo, ya habiendo conversado con la comisión, nos encontramos para planificar el contenido de esta edición.

Pensamos sobre los diálogos que se van dando entre la ciencia y la espiritualidad, y también sobre algunas de

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las diferencias entre las ciencias sociales y las ciencias duras, como coloquialmente las conocemos. Hubo muchos recuerdos en nuestra charla, sobre todo de las clases donde trabajaban teologías y física cuántica, con un profesor de ISEDET, quien escribe en las siguientes páginas.

Nuestra apuesta para esta temática fue trabajar desde el diálogo -lugar donde intentamos que se centren todos nuestros contenidos-; aunque quizás en una primera mirada rápida sobre la cuestión, ciencia y religión parecieran tener poco en común; pero lo cierto es que hay mucho que ambas áreas fueron expresando al respecto. Incluso los testimonios que van a encontrar en las siguientes páginas dan cuenta de los vínculos que se fueron y se van tejido.

Pero, ¿qué se necesita para entablar un diálogo? Llevando esta pregunta a nuestra cotidianeidad, seguramente tuvimos y tenemos muchísimos ensayos al respecto -al mejor estilo de «prueba y error», y muy posiblemente algunas veces con más éxitos que otras. Así también, la ciencia y la fe fueron tendiendo puentes a lo largo de la historia.

Más allá de las verdades, los hechos y lo comprobable; más allá de las tensiones e intereses; tanto la ciencia como la religión no deben olvidar el componente emocional que nos predispone al diálogo. Sin apertura y disposición al intercambio es muy posible que caigamos en posiciones defensivas, convirtiendo lo que cada unx entiende por ‘verdades’ como absolutos inflexibles; sin empatía es muy probable que nos volvamos tan indiferentes que nada de lo que escuchemos o digamos contribuya a la construcción de algo mejor. Si queremos experimentar la potencialidad de los encuentros y los diálogos, es necesario que estemos dispuestxs a que esto nos cambie, nos afecte, nos permee.

Que Dios nos de la valentía de querer y promover los espacios de encuentros y de diálogos, y que nos acompañe amorosamente cuando nos cueste; pero, sobre todo, que nos ayude a estar siempre construyendo algo mejor.

Daiana Genre Bert

El desafío de las ciencias a la teología: Una invitación a la confianza y la creatividad Durante este último siglo se ha ido afianzado en el mundo cultural occidental una visión cosmológica basada en las remarcables investigaciones de las ciencias de la naturaleza. El increíble cúmulo de conocimientos revelado por la física, la astronomía y la biología entre otros campos, han sido lenta pero irreversiblemente entretejidas para dar lugar a un gran relato científico sobre los orígenes, la evolución y el estado actual del cosmos y de la vida. Muchos llaman a esto una “nueva épica de la creación” (Thomas Gilbert), o “épica de la evolución” (Loyal Rue). Otros, nuevo “paradigma holístico” o “ecológico” (Fritjof Capra).

Este relato-cosmovisión, por supuesto, rastrea sus orígenes a la gran revolución copernicana en el campo de la astronomía en el siglo 16, cimentada luego por Johann Kepler, Tycho Brahe y Galileo Galilei, para terminar con la gran visión mecanicista de Isaac Newton, Laplace y sus seguidores (siglos 18 y 19). De la misma manera las contribuciones del naturalista Charles Darwin sobre el origen y evolución de las especies (1859) no sólo revolucionó el campo de las ciencias de la vida, sino que proveyó un marco teórico para la comprensión del universo mismo como un proceso de cambios y adaptaciones. En uno y otro caso, el impacto sobre la visión religiosa y teológica no se hizo esperar: tenue al principio con las mismas insinuaciones teológicas de Newton (el universo como sensorium divino), virulenta luego ante la cancelación de todo propósito final en el relato evolutivo de Darwin. En suma, hacia fines del siglo 19 y principios del 20, el papel de la religión y las formulaciones teológicas sobre Dios y la naturaleza se vieron substancialmente modificadas. Parte de la diversidad de las propuestas teológicas del siglo 19 y 20 tiene como trasfondo los impactos de la ciencia –además de las grandes transformaciones sociales, políticas y culturales de la modernidad.

Pero este relato científico, que en términos generales llamaremos “mecanicista”, comienza a ser revolucionado por la nueva física y biología del siglo 20, llevando a un plano diferente los conocimientos científicos y las inquietudes espirituales.

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Esta nueva visión científica es a la vez fascinante y aterradora, reveladora y confusa, comprensiva y minuciosa, sistémica y caótica, abriendo nuevas problemáticas y oportunidades para el pensamiento sobre el universo y sobre Dios.

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I. El surgimiento de una nueva cosmología

Es más, referencias místicas y religiosas (positivas y negativas) no son ajenas a los postulados de un Albert Einstein, Niels Bohr, Werner Heisenberg, Erwin Schroedinger, Wolfgang Pauli y Stephen Hawking, entre muchos otros.

Es así que hoy podemos hablar de tres “constelaciones” básicas que se entretejen para dar lugar a la cosmovisión científica contemporánea, y que a su vez representan un gran desafío a la religión y teología cristianas. En primer lugar, tenemos a la constelación de la relatividad y de la astronomía que presenta una nueva perspectiva sobre la complejidad y vastedad del universo visible. Contamos aquí con la famosa teoría de la relatividad (Einstein); el descubrimiento de que el espacio se encuentra en un constante estado de expansión (Hubble); la teoría del Big Bang sobre el comienzo de nuestro universo; el hallazgo de planetas en galaxias lejanas, muchos probablemente similares a la Tierra, etc.

En segundo lugar, tenemos la constelación de la física cuántica, una revolución en el conocimiento de los elementos o eventos básicos (invisibles) que sostienen la realidad toda. Por ejemplo, el estudio de las estructuras de los átomos dependientes de principios cuánticos; el descubrimiento de nuevas subpartículas atómicas; la materia como expresión de supercuerdas vibratorias; y las diferentes hipótesis sobre el estado de la energía-materia en los primeros instantes de la creación.

En tercer lugar, la constelación de los sistemas complejos, una nueva comprensión de cómo el orden (estrellas, galaxias, planetas, moléculas, vida, sociedades, etc.) emerge del caos. Aquí se plantea que la realidad está compuesta por distintos niveles de complejidad,

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II. Desafíos

La visión científica que resulta de estas tres constelaciones de conocimientos desafía a la religión y a la teología en por lo menos tres ámbitos:

1. El rol y perfil de las religiones tradicionales: Muchos autores sostienen que la religión cristiana, al igual que todas las religiones universales mayoritarias que se estructuraron en la antigüedad, ya no están equipadas para asistir a una humanidad de cara a los nuevos desafíos y problemáticas de un mundo radicalmente distinto. Sus símbolos, conceptos y mitos están inextricablemente unidos a cosmologías ya superadas. La ciencia, según estos autores, va lentamente superando las grandes visiones religiosas de la humanidad. El punto neurálgico es la obsolescencia de sus antiguos concepciones del universo, que ya no cuentan con la credibilidad necesaria que las haga intelectual y emocionalmente convincentes. Según esta línea de pensamiento, la religión o espiritualidad futura solo será creíble y sustentable si se presenta como una visión holística que pueda integrar la comprensión científica contemporánea con los valores centrales expresados por las distintas tradiciones religiosas. En el caso del cristianismo, esto significaría una reinterpretación de sus símbolos centrales –creación, pecado, gracia, salvación, Dios trino, Jesucristo, etc.—a la luz de la cosmovisión evolutiva y las nuevas sensibilidades socio-ecológicas.

2. Racionalidades y salud: La fragmentación del conocimiento, su divorcio de las emociones, la aparente arbitrariedad del sentido que le damos a las cosas, y la proliferación de teorías mutuamente contradictorias, es la preocupación central de otro buen número de pensadores. Aquí la problemática central es la salud de las personas en un mundo cambiante, pluralista e inundado de visiones encontradas. En el caso de la ciencia y la religión, el desafío es cómo integrar dos discursos o racionalidades diferentes superando el estado de esquizofrenia actual de nuestras culturas –donde las cuestiones religiosas son consideradas asuntos “privados,” mientras que el mundo es entendido científica y secularmente. La integración consiste en apreciar no sólo las afirmaciones divergentes que una y otro ámbito produce, sino las maneras distintas en que funciona la mente humana al interactuar con su entorno y con ella misma. Más que lo irracional (religión) y lo racional (ciencia), debemos hablar de racionalidades distintas, es decir, de distintos niveles de sentido. El asunto no

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es establecer una pax romana entre estos distintos niveles, sino integrarlos de tal manera donde teoría, sentimientos, valores y sentido no se encuentren todo el tiempo en conflicto o ignorándose mutuamente. Por ello los “saltos” de sentido que corresponden a la religión y la teología deben articularse con las intuiciones latentes (razones inherentes) a los datos mismos aportados por otras áreas del conocimiento y la experiencia.

En otras palabras, la religión y la teología deben ofrecer una integración que de un mayor sentido posible a la totalidad de la experiencia humana –incluyendo el conocimiento científico.

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Sin este encuentro e integración de la teología con otras racionalidades no sería posible presentar a la religión como un factor clave para la salud (tanto mental, física y emocional) de la humanidad y del ecosistema.

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con distintas leyes operando en cada una de ellas. Esto implica que la realidad no puede reducirse a unos bloques fundamentales, sino que debe verse como el resultado emergente de relaciones, eventos, interacciones y redes. Investigaciones en los campos de la biología, la química, la psicología y, mas recientemente, las ciencias neurocognitivas, llevan a una comprensión más unificada de la materia, la vida y la mente.

3. El concepto de Dios: Es sabido que Dios ya no parece necesario para algunas de las propuestas derivadas de la cosmovisión evolutiva. El universo mismo, o el proceso evolutivo, parecen reemplazar la categoría “dios.” Si Dios es “la realidad que todo lo determina”, ¿cómo se relaciona ese Dios con la realidad, y cómo una instancia tradicionalmente entendida como super-natural puede determinar lo natural? El punto neurálgico aquí es cómo integrar coherentemente la naturaleza “revelada” por las ciencias, y un Dios que, si se “revela”, no puede hacerlo más que mediado por alguna (o todas) instancia de la naturaleza y la historia. En esta línea, ¿nos proveen las ciencias de algunos indicios, perspectivas, intuiciones no elaboradas, o evidencias de una realidad que trasciende a nuestro universo?

Este escenario puede parecer a muchos intimidante y desolador. Pero si echamos una mirada a la historia de la iglesia y la teología cristianas veremos que los periodos de mayor creatividad y relevancia son justamente cuando la “ortodoxia” es cuestionada por las nuevas experiencias y conocimientos. Es tarea de la iglesia y de su reflexión teológica entender estos momentos como un nuevo acercamiento de Dios hacia sus criaturas. Un Dios que siempre nos sorprende e ilumina de nuevas maneras. Responder a este Dios con confianza, gratitud y creatividad es nuestra tarea.

Dr. Guillermo Hansen Pastor de la iglesia luterana de Argentina y Uruguay, se desempeño como docente en el Instituto Universitario ISEDET. Actualmente es profesor de teología en Luther Seminary, Saint Paul, Minnesota (EE.UU.).

La microbiología

a través de la historieta y del juego Soy Ana Karen, mujer, madre, científica y creyente, lo que en otro tiempo sería catalogada como bruja. Lo primero no necesitaría mucha explicación, sin embargo, lo siguiente sí, porque tradicionalmente parece que son dimensiones contradictorias sin lugar para el encuentro. De la misma manera que como cristiana valdense creo y confío en Dios, vivo como tal. Intentando ser más empática, más solidaria, más honesta con los demás, con uno mismo y con la creación que nos rodea. Estos ideales se aplican en el laboratorio también, desde el respeto y el cuidado de tus compañeros y de su trabajo, hasta el cuidado del medio ambiente cuando elegimos qué investigar y para qué, qué metodologías de trabajado usar y hasta cómo descartar los residuos.

Además de encerrarme en el laboratorio a trabajar con bacterias -que es mi especialidad-, a hacer experimentos, soy parte de un proyecto de popularización de la ciencia que busca transmitir conceptos microbiológicos de forma amena y divertida a chicos y grandes. En el año 2018 se publicó el cómic «Bacterias, la historia más pequeña jamás contada» y este año sacamos el segundo cómic: «Coco y Fran contra el Coronavirus». Estos libros están acompañados de varios juegos de mesa, entre ellos MicroMatch y VirusMatch, ambos juegos de cartas de bacterias y virus respectivamente, en donde se muestra una caricatura de los mismos resaltando alguna característica y una micrografía real. Además, contienen categorías con puntajes que reflejan características reales de los mismos como tamaño, movilidad, resistencia, etc. También existe la categoría poder especial, en donde se describen algunas cualidades importantes de cada microorganismo. A su vez, cada mazo trae cartas informativas dónde se explica el sentido biológico de cada categoría.

Ana Karen Malán

Las bacterias siempre han tenido muy mala fama, se las ha asociado con enfermedades y se ha tratado de exterminarlas como si fueran el peor enemigo del mundo, cuando en realidad sólo menos del 0,4% de las bacterias son patógenas, es decir que causan enfermedades. En cambio, muchas de ellas son beneficiosas y hasta necesarias, muchos procesos naturales existen gracias a las bacterias y sin ellas la vida en la Tierra no sería posible.

Lo que nosotros notábamos era que la gente no sabía esto y había (o hay) una especie de paranoia, de la cual se aprovecharon muchas marcas de desinfectantes, por matar al 99,9% de las bacterias. Sumado a que casi no existía material en español para escolares y adolescentes sobre microbiología. Es así que en el 2016, nos enmarcamos en este proyecto, un grupo de científicos del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y dos historietistas de Bandas Educativas. Así salió el primer cómic y los primeros juegos. Unos años antes se había realizado un primer esbozo del juego MicroMatch en una jornada de puertas abiertas de nuestro instituto en dónde había sido un éxito. En la versión actual se agregaron más personajes, se mejoró el diseño y se caricaturizó a cada microorganismo. En el último proyecto, sobre COVID-19, creamos varios juegos de mesa más que sirven para reforzar conceptos como la importancia del lavado de manos, el distanciamiento social y el quedarse en casa, entre otros.

Los cómics y los juegos están traducidos al inglés, se han presentado con mucho éxito en varios congresos, ferias y festivales tanto locales como en el exterior: en EEUU, en Europa y en Latinoamérica. Próximamente estaremos lanzando un tercer cómic: «Bacterias: el ataque de los zomvirus», en dónde se habla de la importancia de vacunarse y cómo el sistema inmune nos defiende de los patógenos, en este caso del virus del sarampión.

Todo este material se encuentra disponible gratuitamente en www.comicbacterias.com. El mismo puede ser descargado para imprimir o leer desde dispositivos electrónicos. Además podes seguirnos en las redes sociales y enterarte de todas las novedades (ComicBacterias en Facebook, Twitter e Instagram).

Para finalizar quisiera mencionar que en este tiempo de pandemia y crisis global resulta fundamental el papel de la ciencia (la cual lamentablemente es recordada sólo cuando suceden en estos hechos desafortunados), así como también el de la fe. La ciencia nos ayuda a entender lo que está sucediendo, buscar su origen y tratar de combatirlo. La fe trae consigo esa palabra de esperanza y de libertad que busca llevar sanidad a quienes están sufriendo en esta crisis.

Ana Karen Malán

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El concilio

entre la fe y la ciencia ¿Por qué la lechuga se marchita cuando le ponemos sal? Esa fue una de las preguntas de partida que despertaron mi vocación por la ciencia y en especial por la química. Es la respuesta al cuestionamiento recurrente de cómo descubrí que me gustaba la química. La idea de poder encontrarle explicación a los fenómenos que pasan a nuestro alrededor es algo que siempre me ha maravillado. Pero mi vocación no se queda ahí, sino que va en el compartir. Como Química que soy, dedico gran parte de mi tiempo a la comunicación de la ciencia, y es ahí donde encuentro la mayor satisfacción y donde se junta con mi vida de fe, en la comunidad.

Me encontré con la fe desde muy pequeña, en los campamentos de verano, y desde allí nunca me alejé.

Encontré en la fe un mundo y un grupo humano que me hacía sentir plena y llena de vida.

Fue durante mis primeros años de estudio de carrera que me sentí dividida, estaba preocupada por no encontrar el nexo entre dos pilares muy fuertes de mi vida, la fe y la ciencia que, hasta ese momento los veía como algo separado. Entonces entré en el mundo de la comunicación de la ciencia y lo encontré.

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Ese nexo era dejar a disposición el conocimiento científico a toda la población, hacerlo accesible. Además, descubrí que podía usar la química para fines que beneficien a todas y todos. Me especialicé en el área agrícola y medio ambiente.

Desde ese lugar encontré también mi granito de arena en el cuidado de nuestro suelo, nuestras aguas y nuestro ambiente todo, del cuidado de la creación.

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Allá por el 2015 nace Bardo Científico, un grupo de científicos y científicas que buscamos acercar la ciencia a la población principalmente mediante monólogos científicos, aunque en estos cinco años de trabajo hemos ido ampliando nuestro abanico de estrategias y herramientas.

Ese año supimos individualmente que habría un taller de divulgación de la ciencia centrada en herramientas para hacer monólogos y no dudamos en anotarnos. Fue en ese taller donde nos conocimos y nos encontramos con un hermoso grupo de personas, que además teníamos objetivos comunes y muchas ganas de compartir.

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Grupo “Bardo Científico”, 2019

En este grupo encontré comunidad, y aunque no compartimos la vida de fe, para mi siempre estuvo implícita en nuestra forma de relacionarnos, de ver el mundo y en las ganas de hacer por los otros y por las otras. Nos reúnen los encuentros con fogón de por medio y nunca falta un buen vino en nuestra mesa. A eso le llamamos “Método Bardo”, con el cual hemos planificado los proyectos más ambiciosos de nuestra trayectoria.

Emprendimos la aventura de interpretar monólogos científicos como una forma novedosa y efectiva para promover la apropiación social de la ciencia.

Buscamos brindar un espectáculo ameno, divertido y que a su vez mantenga el rigor científico. Utilizamos un lenguaje sencillo, con toques de humor y expectativa. Nos motiva poder dejar accesible el conocimiento científico, que muchas veces está alejado de quienes no están relacionados con esa área. Además, todos y todas estamos relacionados con las artes escénicas de alguna forma, lo que lo hace una mezcla muy rica.

Miedos había muchos y siempre los hay, cada vez que empezamos un proyecto nuevo y cada vez que nos subimos al escenario. El público se renueva y cada público es un mundo aparte. Eso es maravilloso y al mismo tiempo desafiante. A cada persona le interesan y le atraen diferentes temas y le motivan diferentes formas de transmitirlos, además de que todos los tipos de público expresan sus emociones de maneras muy sorprendentes y únicas.

En el contacto con la gente, en el acercamiento de la ciencia a la comunidad toda es donde está esa energía y ese disfrute que encuentro cada día en este camino de la divulgación de la ciencia. Poder brindar información que ayude a generar un espíritu crítico en las personas es sin dudas mi alimento vocacional. La fe me acompaña de la mano y es el condimento a mi pasión.

Vanesa Rostán

Mi experiencia cristiana

frente a las ciencias sociales Cuando pienso en el camino recorrido junto a hermanas y hermanos de mi comunidad cristiana no dejo de asombrarme de la riqueza con la que fui bendecido todos estos años. Provengo de un hogar cristiano que hizo su propio peregrinaje desde posiciones más o menos fundamentalistas hacia una comprensión mucho más crítica de lo que significa la apuesta de construir una «comunidad alternativa» siguiendo las pisadas del maestro de Nazaret.

Son muchos los desafíos que fui enfrentando con años de caminar en la comunidad evangélica y en los ámbitos universitarios. Estudié Trabajo Social y Filosofía, además de la carrera de teología en el ISEDET, donde luego fui profesor de Filosofía y materias vinculadas a las ciencias sociales. Me voy a concentrar en tres desafíos que surgieron en mí al tomar contacto con las ciencias sociales.

El estudio de la historia

A poco de iniciar mis estudios de Trabajo Social y de Filosofía me di cuenta de la importancia de la historia para todas las ciencias sociales y las humanidades. Aprender no sólo las grandes etapas de la historia de la humanidad sino también la lectura crítica de esa historia -muchas veces, «eurocéntrica»-, me hizo ver que no todo lo que me habían contado hasta ese momento era una «verdad revelada». Los hechos históricos están ahí, pero pueden ser interpretados de diversas maneras. La historia de nuestra propia nación, así como la historia de nuestras iglesias y de cómo llegaron los primeros cristianos y cristianas a nuestras tierras, es un lugar de notable profundidad para desarrollar nuestra identidad. Nuestra identidad cristiana no está dada «una vez y para siempre». La fe cristiana también se vive de manera histórica. El pueblo de Israel, Jesús y sus discípulos, se sabían herederos de una larga tradición. Y sabían que «la historia» se puede contar y leer de distintas maneras. Así como hay luchas de poder en nuestras sociedades, así también se privilegian y se callan voces al contar la historia. Desde la oposición que se observa entre tradiciones sacerdotales y proféticas en la Biblia, hasta miradas eurocéntricas y poscoloniales, las pujas por el sentido de nuestra historia deben ser encaradas de frente, sin rodeos. Lo mismo con nuestra propia historia de pujas entre «unitarios» y «federales», así como los proyectos económicos que acompañaron la llegada de muchos cristianos y cristianas a América Latina.

Conocer esos procesos históricos me permitió advertir que si nuestro mundo hoy es de tal o cual manera, eso podría cambiar. Decisiones importantes se tomaron en el pasado, pero lo mismo nos toca hoy a nosotros y nosotras.

La superación de una mirada «individualista»

El estudio de las ciencias sociales me permitió ver que en buena medida «soy un producto» de mi sociedad. No todas las corrientes teológicas, sociológicas y filosóficas están de acuerdo con esto. Se intenta defender, desde diversos lugares, la «autenticidad» de mi identidad personal. Eso es importante. Hay muchos marcos teóricos que nos pueden permitir ver esto. Sin embargo, nadie niega hoy el enorme peso que tienen los procesos de socialización en las personas. Los relatos fundadores de la patria, el modo en que nos relacionamos con nuestros semejantes en la escuela o en los espacios laborales, nos va marcando un rumbo que no

es «inocente». En cierto modo, alguien se beneficia y alguien se perjudica con el tipo de personas que «creamos» como sociedad. Para decirlo con más claridad: las ciencias sociales me ayudaron a «des-centrarme» en mi comprensión de la realidad social. A dejar de pensar en términos individualistas. Precisamente vivimos en una sociedad hiper-individualista. En donde se difunde un cierto imperativo de «ser uno mismo». Sin embargo, el sistema social está basado en el consumo a gran escala. Atravesados por una violenta publicidad que se nos mete por los poros desde que comenzamos a socializarnos, terminamos todos y todas «consumiendo los mismos+ productos, deseando los mismos bienes simbólicos». Las ciencias sociales me ayudaron, en ese sentido, a verme como un miembro más de una red social de interrelaciones que pude ser usada para profundizar las desigualdades o para buscar justicia social.

El auténtico compromiso por la justicia social

El estudio de las ciencias sociales me ayudó a darme cuenta de que hay un concepto central tanto a esas disciplinas como a la fe cristiana: la justicia social. El papa Paulo VI lo decía con claridad «si quieres la paz, trabaja por la justicia». El concepto bíblico de «paz» es «shaloom». Un estado social de armonía y equilibrio, ternura -hebreo hesed-, diálogo, apertura al otro. De niño me habían enseñado, una y otra vez, que el primer mandamiento es «amar a Dios» y el segundo mandamiento, tan importante como ese, es «amar al prójimo». Con el tiempo también me enseñaron las dos dimensiones que están en juego allí: una suerte de «dimensión vertical», de amor a Dios, y otra dimensión «horizontal», de amor al prójimo. De un modo algo ingenuo había pensado que «amar al prójimo» era tratar de ser «buena persona», amable, considerado, responsable. Sin embargo, con el estudio de las ciencias sociales críticas y las teologías críticas advertí que «amar al prójimo» también puede significar el compromiso total por la construcción de una sociedad justa. Que hay como dos momentos, como en el corazón, de «sístole» y «diástole»: percibir las injusticias sociales e intentar modificarlas. El llamado de los profetas, como puede verse en Jeremías 22 o en Isaías 1, es a ese compromiso por la justicia, la justicia social, con todas sus implicaciones. Una religión individualista o meramente «decorativa» puede ser un componente opresivo, al legitimar como «justa» una sociedad que se rige por la violencia y la injusticia. En el cruce entre ciencias sociales y teología advertí que la fe cristiana me impelía a tomar ciertas decisiones. Por ejemplo, decisiones metodológicas: ¿cómo debo entender la sociedad? ¿Debo tratar de desenmascarar las relaciones de dominación, violencia, sujeción…? ¿O debo mirar para otro lado…? ¿Qué teorías sociales me ayudan más en una o en otra dirección? Después de todo, el mandamiento de amar a Dios se expresa en el amor al prójimo, un prójimo violentado, oprimido, deshumanizado. Comprendí, como el Apóstol Pablo, que «quien ama al prójimo ha cumplido la ley» (Romanos 13.8). No digo que lo haya alcanzado; pero sigo reflexionando, junto a muchos que me precedieron. Es muy significativo que san Pablo haya enfatizado tanto ese «segundo» mandamiento. Creo que ahí está la clave de la vida cristiana. Un gran desafío de vivir juntos en justicia, paz y gozo (Romanos 14.17).

David A. Roldán

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Entrevista a Dora Barrancos

DIÁLOGOS SOBRE CIENCIAS SOCIALES, FE Y ACTUALIDAD - ¿Qué lugar crees que tiene la/s espiritualidad/es en las ciencias sociales?

Tengo la impresión de que las espiritualidades no tienen un lugar prominente en las Ciencias Sociales, pero sí debe decirse que cada vez han ocupado mayor espacio los análisis relacionados con los sentimientos y las emociones, y estas son dimensiones muy próximas. Hace varias décadas que se han ido extendiendo estos abordajes y personalmente creo que los cambios de fuste en las sociedades, se originan en transformaciones emocionales, decisivas en la estructura de conocimientos.

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Debe pensarse en los saltos cuánticos habidos con referencia a abolir la esclavitud, a denostar las formas concentrativas de la riqueza, el patriarcado, han significado cambios de «mentalidad», pero se trata menos de inteligibilidad que de emoción. El conocimiento no se produce sólo con intelecto, requiere una enorme participación de emoción, de sensibilidad.

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- ¿Qué diálogos existen entre religión y feminismo?

Me parece que no son intensos, aunque hay muchísimas feministas que no han abandonado sus principios religiosos y hasta seguramente han realizado una interpretación creativa que les ha permitido reforzar su feminismo. En la experiencia del protestantismo que abreva en la Reforma, hay una enorme expresión de feministas, y también pueden encontrarse en las cuencas del catolicismo, aunque creo que con más problemas debido a las posiciones inalterables de las estructuras eclesiásticas con relación a cuestiones como la disidencia sexual y el aborto. No obstante, la organización Católicas por el Derecho de Decidir es una marca notable de resistencia en el seno del catolicismo. De igual modo hay feministas que adhieren

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al judaísmo –son numerosas las grandes teóricas del feminismo que provienen de raigambre judía-, y no faltan las feministas críticas musulmanas.

- ¿Cuáles son los nuevos debates de las ciencias sociales que propone la realidad contextual actual?

Un aspecto singular de los nuevos debates tiene que ver con el análisis de las relaciones de género, de la disidencia sexual y de la diversidad sexogenérica.

Estas cuestiones, clave en la condición humana y en el goce de derechos fundamentales, tienen una robusta expresión en los repertorios de investigación en nuestro país. Otro dato incontestable acerca de la fortaleza de estos estudios la oferta académica en diplomaturas, especializaciones y formas mayores de pos graduación están desbordadas de estudiantes. Es una señal más de la importancia que han cobrado estos tópicos en el actual contexto. Desde luego, hay mucha contribución al conocimiento de las poblaciones socialmente segregadas, de los sectores populares, sus formas de vida y de cultura, en diversas realidades geográficas.

Dora Barrancos

Movimiento Juvenil Valdense | Año XX |Septiembre 2020 | conexionesvaldense@gmail.com

Conexiones

La verdad de la manzana (¿Eva o Newton?)

En 1934, en un simposio sobre la relación entre ciencia, filosofía y religión, Albert Einstein dijo: “La ciencia sin religión está coja y la religión sin ciencia está ciega”.

Este célebre aforismo ha sido utilizado una y mil veces por todo tipo de seguidores de algún credo para defender la conciliación entre el conocimiento científico y el religioso.

Y eso que Einstein ha tenido repetidas contradicciones en cuanto a sus dichos. En ocasiones como la de aquel simposio, se ha expresado a favor de la fe, afirmando que la negación absoluta de la existencia de Dios es una “falta de humildad”; pero describiendo, en otras, a la palabra de Dios como una “superstición infantil”.

Más allá de sus propias refutaciones, o quizá simples cambios de paradigma y opiniones a lo largo de su vida, el físico utilizó a menudo en sus trabajos imágenes vinculadas a la religión y la espiritualidad para aludir a realidades físicas como el universo o la naturaleza. En alguna entrevista, él mismo dijo lo siguiente “[...].

Intente. Penetrar con nuestros medios limitados a los secretos de la naturaleza y encontrará que, detrás de todas las concatenaciones perceptibles, queda algo sutil, intangible e inexplicable. La veneración a esta fuerza que está más allá de lo que podemos comprender es mi religión. En ese sentido soy, de hecho, religioso”.

Existe además un vasto elenco de nombres procedentes de ámbitos como la matemática, física, biología, química, etc, que estuvieron relacionados con la fe o religión; desde Agustín de Hipona o Tomás de Aquino hasta Lavoisier, Mendel o Lamarck, pasando por Copérnico o Kepler. Hasta el nombre de Galileo Galilei aparece en esta lista, quien a pesar de verse condenado por la Iglesia, se sintió católico hasta el final de sus días, siendo un ejemplo que encarna nítidamente la armonización de la creencia religiosa y la producción científica.

Pero bien, más allá de las opiniones de científicos del siglo XX, o de cualquier época (que sirven para confirmar la idea de que no necesariamente deba existir una grieta) pensemos en la relación que establecemos nosotros y nosotras entre la ciencia y la religión.

Sabemos que a lo largo de la historia estas dos fueron disciplinas opuestas, y hasta en muchos casos, antagonistas. Pero desde hace algunos años, las relaciones entre ciencia y fe están experimentando un acercamiento que en otros tiempos parecía impensable.

Primero, debemos hacer una distinción entre fe y religión, porque no significan ni refieren precisamente a lo mismo.

Las religiones son muchas, pero aún más son los tipos de fe que existen. La fe es intrínseca a la espiritualidad, y esta, a su vez, al alma. No tiene factores culturales que la moldeen. Se cree o no se cree, y en cuanto QUÉ se cree, la lista es infinita.

Ahora, la religión es una creación humana conscien-

te, hecha a partir de la fe, como entidad específica, con costumbres y normas que deben seguir los portadores de esa fe.

Entonces, si hablamos de ciencia y fe, nos encontramos con los escépticos versus los creyentes; pero si hablamos de ciencia y religión, ya estamos entrando en terrenos donde interviene mucho más que el creer o no.

En principio, no debemos elegir una o la otra, ya que ambas responden a preguntas distintas. Aquí no se discute si fue Dios o el Big Bang, la ciencia trata de explicar cómo se creó el mundo, y la fe busca responder quién o qué lo hizo. La teoría de la evolución de Darwin tampoco contradice la doctrina cristiana, sino el fundamentalismo bíblico o las posturas creacionistas que se aferran a interpretar la Biblia literalmente.

Las preguntas que responde la ciencia, tuvieron sustancialmente una respuesta religiosa en sus principios. Hasta se podría decir, a grandes rasgos y salteando especificaciones, que la fe fue la precursora de la ciencia, y que muchos científicos comenzaron sus estudios a partir de la religión.

La ciencia, a través de la experimentación obtuvo respuestas empíricas, que al verse opuestas a las dichas por la religión, esta se vio incómoda e intimidada, lo que hizo que casi naturalmente se vuelvan adversas.

Se pensó mucho, y más aún hoy en día, que la ciencia “desterró” con sus evidencias, todo tipo de pensamiento espiritual o religioso, pero también se ha puesto de manifiesto el hecho de que la ciencia es insuficiente para dar respuestas convincentes a los grandes interrogantes del ser humano contemporáneo, que son, en gran medida, de naturaleza ética y existencial.

A pesar de la “rivalidad” instaurada, una no derribó la teoría de la otra sino que ambas fueron perpetuadas gracias al terreno propio y necesario que sintió la gente.Y se pudo concluir que ser religiosx no es ser negacionista de la ciencia, ni viceversa.

Los puntos donde ambas doctrinas se maridan, hacen en sí, una suerte de simbiosis que permite que convivan en una misma creencia fundada para nutrirse una con la otra; permitiendo que más personas puedan acceder tanto a espacios religiosos como científicos, sin sentir una crisis de identidad por no pertenecer cien por ciento a una de las dos.

La discusión, en cualquier caso, está lejos de agotarse.

Florencia y Nadia

Bibliografía: “Ciencia y Religión, dos visiones del mundo” https://blogs.comillas.edu/FronterasCTR/2016/09/27/ciencia-y-religion-dos-visiones-del-mundo/ “Ciencia y Fe, hacia un pensamiento integral” https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-92732019000300117

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Relato de un

encuentro

Entre música y juegos En el año 2019 tuve la oportunidad de participar del «campamento de Familia» en el Parque «XVII de Febrero». Junto a Yanina Vigna planificamos el campamento con mucha expectativa y todo caminó de la mejor manera. En esta linda experiencia de campamento intergeneracional fue que conocí a Ruth y Diego, y desde entonces continuamos una linda amistad.

El mayor desafío del campamento fue generar propuestas para lograr una dinámica intergeneracional, así fue que llevamos adelante varias actividades que dejaron incontables anécdotas. Hubo muchos juegos de ingenio, como por ejemplo construir un paracaídas a un huevo, o presentar un bebé ‘viejo’ que se tradujo en un ambiente cuidado, donde no faltaron disfraces y muchas risas. También hubo momentos de devocionales y canto; recuerdo uno en especial donde el viento nos jugó una mala pasada, porque mientras que todxs estábamos dispuestxs para disfrutar de un buen momento, sopló un ventarrón que, además de darnos

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Ilustración de María J. Luque

frío, complicó la escucha. En fin, muchos recuerdos que hoy se convierten en sonrisas.

Como les contaba al principio, allí fue que conocí a Ruth y Diego, noté muchos aspectos de sus personalidades y gustos. Ruth, es una apasionada de los juegos y tiene un gran sentido del humor; compartía mucho tiempo con lxs acampantxs más jóvenes fomentando sus creatividades para el desarrollo de cada una de las actividades. En esta oportunidad, el tema del campamento eran los salmos, y Diego había preparado un estudio para compartir con el campamento acerca de varios que le son significativos, además me propuso cantar un montón de himnos que yo desconocía; así que, tarareando y ‘orejeando’ un poco aprendí varias canciones. Con el pasar de los días, fui conociendo sus profesiones. Ruth maestra, comprometida con la educación desde un lugar muy integral, con una base muy lúdica y un gran carisma para compartir con las juventudes. Diego, Pastor, con un gran gusto por la música, la teología cristiana y el diálogo interreligioso, principalmente con el Islam. Esto nos llevó a compartir lindas charlas en varias oportunidades.

Diego asiste a la Cátedra permanente de Islam en la UCU, por lo que cada tanto recibo por mail sus trabajos o materiales interesantes de esta temática. En 2018 tuve la oportunidad de vivir tres meses en la ciudad palestina de Tulkarem y para mí fue una experiencia renovadora, y deconstructora de muchos prejuicios que los medios nos imponen acerca de nuestros hermanos y hermanas musulmanes. Gracias a estos recorridos en común, este es un tema de conversación recurrente en nuestros encuentros; en uno de ellos me contó que, en su tiempo de pastorado en Inglaterra, entabló amistad con el Imán de su barrio -referente religioso de una comunidad musulmana-, y lo interesante de que ambos acompañaban comunidades de raíz migrante en una ciudad de Inglaterra.

En Montevideo fui varias veces a su casa, pero menos de las que me hubiese gustado. Ruth y Diego son personas muy queridas, y reciben muchas visitas. Él es uruguayo y ella es inglesa. Quizás de ahí, y de varios

Reunión en la casa de Ruth y Diego

otros lugares, fueron construyendo la idea de que su casa fuera un espacio de reuniones; sobre todo los domingos a la tarde, a la hora del té. Algo que ya parece ser costumbre, incluso para mí que lxs conozco desde hace poco. Cada domingo, en la sala de estar, alrededor de una mesa redonda, una estufa a leña y un piano en un rincón, se reúnen personas con historias y recorridos diversos. La merienda parece ser una excusa perfecta para compartir un momento donde no faltan motivos de conversación y juegos de mesa.

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El año pasado fui algunos domingos, y si bien es difícil describir el ambiente que se genera, les puedo confirmar que es un espacio amoroso de encuentro, lleno de lindas charlas, un sentido del humor que se respira en todo momento, y lleno de expectativas que generan las revanchas pendientes de los campeonatos de juegos de mesa.

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Todo eso, conjugado con la diversidad de personas que se reúnen, hacen que muchas personas queridas lleguen a compartir esas tardes con Ruth y Diego. Durante las tardes de invierno, mientras la ronda se establece alrededor de la estufa, surge una protagonista

más: su gata. Ella es una más en la reunión, que siempre está alerta buscando el lugar más calentito para dormir un rato; así que apenas alguien que está cerca al fuego se levanta, ella, sigilosa, ocupa su lugar. Claro que cuando la persona vuelve, debe encontrar otro lugar, al mejor estilo de «el que se fue a villa, pierde su silla».

Cuando surgió la idea de escribir este texto sobre ellxs, pensé en todos los encuentros que tuvimos.

Con atención e intentando ser cuidadoso, fui poniendo las memorias en palabras, recordando el calor de los encuentros. Hay cosas que quedaron en el tintero, conversaciones pendientes que seguro me darían para escribir páginas y páginas, encuentros que puse en suspenso por tener tantas actividades… pero, creo que, estas pequeñas cosas que escribí son un reflejo de sus vidas, sus testimonios de fe. Porque así, entre música y juegos, entre charlas y meriendas, entre reflexiones y enseñanzas; así nos fuimos conociendo.

Que el Dios que nos acompaña, nos siga dando las oportunidades de compartir, de animarnos a participar de experiencias tan lindas como son los campamentos; de poder sostener -a pesar de las dificultades- los espacios de encuentro, de crecimiento, de amistad, de amor.

Federico Plenc PÁGINA VALDENSE I 11

La pandemia de la injusticia

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cuencias de estas medidas son previsibles: disminución de la economía interna, menos inversión social y mayor inequidad distributiva.

Por estos tres aspectos señalados, podemos decir que la pandemia además de los estragos causados directamente en la salud, sólo ha recrudecido las injusticias e inequidades ya presentes. Es más, se ha convertido en una «posibilidad» para imponer bajas de salarios y recorte en las condiciones de trabajo.

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Por eso no se trata de volver a la normalidad o a una nueva normalidad. No podemos olvidar que la «normalidad» facilitó que un virus animal salte al ser humano y posibilitó que la enfermedad se transforme en pandemia. Tampoco podemos olvidar que las vulnerabilidades existentes antes de la pandemia hicieron que el virus afectara diferentemente a las personas. El virus, como nuestras sociedades, también es injusto.

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La Comunión Mundial de iglesias Reformadas ha dicho que la pandemia de COVID-19 es apocalíptica.

No porque la asocie con el fin del mundo, con lo cual se asocia acríticamente el libro de Apocalipsis, sino porque revela, saca a la luz, una realidad más profunda que muchas veces no se ve o se trata de silenciar.

En ese sentido la forma en cómo esta pandemia ha impactado en los distintos países de la región depende de su condición previa y de los procesos que se estaban y están dando en ellos en lo económico, en lo político, en lo social, en la violencia de género, etc.

En el caso de Uruguay, la poca densidad poblacional, el contar con un sistema de salud robustecido, el haber impulsado rápidamente (13 de marzo) acciones de distanciamiento físico parece estar dando sus frutos. Vale señalar que esta medida tomada por el gobierno tuvo un amplio consenso político y social, lo que la hizo efectiva.

Esto marca una diferencia importante, si comparamos con otros países donde se ha utilizado las medidas de distanciamiento (y sus complicaciones) como herramienta política de construcción de poder y así quedaron debilitadas. Más aún con aquellos países de la región donde la negligencia de sus gobiernos ha minimizado la pandemia, como es el caso de Brasil.

Pero, por otro lado, en medio de la pandemia el gobierno uruguayo envió al congreso una ley de urgente consideración que en realidad es la validación de un plan de gobierno. La pandemia y las medidas de distanciamiento físico hicieron que las observaciones, y cuestionamientos a muchas de las leyes metidas dentro de una sola ley transitaran sin mayor resistencia. Entonces aparece un segundo aspecto de la pandemia y es la utilización que se hace de esta vulnerabilidad para imponer programas, leyes y acciones que en un contexto “normal” hubiesen sido más resistidas y cuestionadas.

Un tercer aspecto que aparece son los efectos colaterales de la pandemia y su afectación a los sectores más empobrecidos. En el informe sobre COVID-19 en América Latina de la CEPAL se estima que el PIB de la región caerá en 9,1% y un aumento del desempleo en 5,4% con un aumento de la pobreza de 7,1%, llegando a 37,3% y un 4,5% de la pobreza extrema, alcanzo así 15,5%.1 El mismo informe de la CEPAL propone medidas de transferencia de ingresos hacia los sectores más vulnerabilizados y medidas de reactivación económica. Aquí el gobierno uruguayo muestra también una diferencia, en este caso negativa. En su insistencia de bajar el déficit presupuestario apuesta a un gran ajuste en todos los rubros. Contrariamente a los caminos elegidos por la Unión Europea, y otros países de la región, aquí no se apuesta a la dinamización de la economía por parte del estado sino al achique del gasto público. Las conse-

La vacuna puede ser la solución a la pandemia si se garantiza su distribución universal pero no será la solución a los problemas que ya existían antes y ahora se han agravado. Para eso hace falta construir nuevos modelos de desarrollo basados en la equidad y el cuidado antes que en la ganancia y la explotación.

Desde los distintos ámbitos deberemos trabajar para recrear nuevas formas de espiritualidad, de organización social, cultural y económica. Yo, como pastor me quedo pensando en la justicia económica y en la parábola de los «trabajadores de la viña» (Mateo 20:116) aquella donde tanto los que comienzan a trabajar temprano, como los que llegan al final reciben el salario necesario para vivir. Tal vez esa gracia divina pueda ser un buen motor para no volver a la normalidad sino para caminar hacia un futuro más justo, más bello.

Rev. Darío Barolín Secretario General de la Alianza de Iglesias Presbiteriana y Reformadas de AméricaLatina-Aipral

«Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar el COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe», pp. 8-9 Artículo publicado por CREAS. Disponible en: www.creas.org/la-pandemia-de-la-injusticia/ 1

Comunicándonos Federación Femenina Evangélica

Pensando en la escuela bíblica…

Este año, como muchos otros grupos que funcionan dentro de la iglesia, a principio de marzo, los maestros de la escuela bíblica de Cosmopolita nos reunimos para ver de materiales a usar, cantidad de niños, cantidad de maestros, fecha de comienzo, etc.

Cuando quisimos acordar, ¡todo se nos cambió!

Seguimos conversando entonces, en la forma de estar cerca de los niños y sus familias, pero tomando todas las precauciones. Las maestras del grupo de los chiquitos, se organizaron y empezaron a mandar videos, canciones o pequeñas reflexiones por WhatsApp. Las maestras del grupo grande, demoramos un poco más, pero empezamos también.

Dejamos de lado programas, guías, proyectos del año, y decidimos empezar con los relatos de la creación; y también generando un espacio para ver cómo se sentían, qué extrañaban, qué hacían en este tiempo.

Enseguida los niños/as se entusiasmaron y empezaron a contestar, restableciendo ese vínculo que se había iniciado el año pasado.

Los relatos del arca de Noé, los comparamos con la cuarentena actual, dificultades, convivencia, cuidados…

Soltar la paloma fue de a poco, como el comienzo de la escuela, trabajos, algunas actividades… observando lo que pasaba y escuchando la voz de Dios.

El arco iris, ícono de nuestro grupo de WhatsApp, con la leyenda «Un nuevo comienzo nos espera», nos hizo encontrarle nueva fuerza y sentido al pacto –promesa de Dios-, representado por tantos dibujos que aparecieron pegados en comercios, hogares de ancianos, escuelas, casas de familia, parques, salones.

Trabajamos sobre las cosas que nos gustan, y las que no nos gustan, qué podemos hacer para cambiarlas, cómo podemos cuidar más el espacio donde vivimos, qué cosas valoramos, qué extrañamos…

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Ahora ya vamos de la mano de Jesús, llamando ayudantes, sanando enfermos, hablando a la gente, y cuántas cosas podemos hacer nosotros también, tan simple como un llamado por teléfono, un WhatsApp, un mensajito; hacia personas que se encuentran solos, enfermos o son muy mayores.

Ilustración de Bryony Clarkson

Esta situación actual nos obligó a cambiar de estrategia, buscar otros recursos, otra forma de trabajar, pero reflexionando junto con Carola, renovamos el desafío y la importancia de la enseñanza, el compartir y estar cerca de los niños y sus familias.

Agradecemos a Dios que nos permite trabajar con distintas formas de encuentro. Que podamos seguir permitiendo que sea nuestra guía y nos acompañe cada día. ¡Ya volveremos a encontrarnos, abrazarnos, jugar, cantar con fuerza porque estamos todos juntos!

Liga Femenina de Cosmopolita

«Jehová es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.»

Salmo 23: 1-6

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Y ustedes:

¿quién dicen que soy?

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sufrir mucho a causa de los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que lo iban a matar pero que al tercer día resucitaría. Ante esta tremenda noticia, va a ser Pedro otra vez quien intervenga pero esta vez será para reprender a Jesús, negándose a que suceda tal cosa. A lo que Jesús reacciona, diciéndole “apártate de mí, Satanás”. Y aquí amerita que nos detengamos un momento para notar que solamente se resaltó una parte de lo dicho por Pedro, siendo olvidada esta segunda “confesión” en la que vuelve a estar, entre líneas, lo mesiánico.

Jesús les anuncia lo que iba a suceder con los representantes del poder religioso -y político- de Jerusalén, quienes lo condenaron por proclamarse Mesías y persiguieron a quienes seguían sus enseñanzas. Y esto se confronta con las palabras de Pedro que pretenden tentar a Jesús para no continuar con la misión, con el anuncio del Reino de los cielos. Recordándonos el pasaje que relata la tentación de Jesús durante sus 40 días en el desierto -Mateo 4:1-11-, donde también rechaza las ofertas de utilizar el poder para “glorificarse”.

La comunidad de Mateo nos da testimonio de la proclamación de Jesús como el Mesías, del hijo del Dios viviente que caminó junto a quienes sufrían por el hambre, la exclusión, por alguna enfermedad, por la desigualdad social y económica, por no tener esperanzas.

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Lo mesiánico se resignifica en la crucifixión y resurrección de Jesús, las cuales deben interpretarse en relación al ministerio y el anuncio de Jesús y sus discípulxs.

Hoy tenemos el compromiso de continuar anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios y las preguntas “¿quién dice la gente que soy? ¿y ustedes quién dicen que soy?” nos resuenan.

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Si buscamos en la Biblia, en el capítulo 16 del Evangelio de Mateo podemos leer los versículos 13 al 28 y encontrarnos con el relato de “la confesión de Pedro” seguida del primer anuncio, que le hace Jesús a sus discípulxs, sobre su muerte y resurrección.

Es interesante leer este relato completo, ya que suele tomarse por separado en las reflexiones o, mismo en las predicaciones según el Leccionario Ecuménico -del 13 al 20 y del 21 al 28-. Podemos notar que hay varias cosas que tienen continuidad en las dos escenas que se plantean, ya que en la redacción se busca hacer un corte entre un momento y otro. Pero sigue siendo un diálogo entre Jesús y sus discípulxs, destacándose las intervenciones de Pedro.

Otra cuestión no menor, por cierto, es que se han interpretado las palabras de Pedro y las de Jesús -vs.

16- 18- como fundamentación de la sucesión apostólica y la institución de la figura de Pedro como el Primer Papa para la tradición de la Iglesia Católica.

Habiendo hecho estas acotaciones, nos proponemos redescubrir el mensaje de este pasaje bíblico y para comenzar podemos observar que lo que está “en disputa” es lo mesiánico. Jesús les pregunta a sus discípulxs quién decía la gente que era el Hijo del Hombre -este título puede variar según la versión de la Biblia que se lea- y luego les pregunta a ellxs quién dicen ustedes que soy. La respuesta de Pedro a estos interrogantes, sus palabras reconociendo a Jesús como Mesías, hijo del Dios viviente; son sin dudas discordantes con lo que decía la gente -quienes lo asociaban a los profetas del Antiguo Testamento y a Juan el Bautista-.

Evidentemente, en el mundo bíblico, conviven muchas visiones diferentes sobre el Mesías. La creencia mayoritaria estaba vinculada a la figura de los reyes del pueblo de Israel con el suficiente poder para liberarlxs de la opresión del Imperio Romano. También, como vimos en la respuesta de lxs discípulxs, a Jesús se lo consideraba como a un profeta. Pero nadie decía que él era el Mesías, por esta razón las palabras de Pedro son tan radicales. De allí la respuesta de Jesús, que al llamarlo por su nombre y hacer un juego de sentidos con la palabra piedra, dice que sobre su confesión construirá su iglesia.

Más adelante, en el relato de Mateo, Jesús les anuncia a lxs discípulxs que iba a ir a Jerusalén, que iba a

Yanina Vigna Equipo Editor

NO HAY HUMOR SIN GRACIA Sección de cuentos, anécdotas... y variedades en clave evangélica

ASAMBLEA O JUICIO (Continúa de mes anterior) Clac, clac, clac, clec, clac, clac, clec…

El sonido retumbaba en cada rincón del templo, golpeando los oídos como látigo. Era una ironía, que en un edificio ideado para emocionar con el canto coral, el ruido de una máquina de escribir resultara tan desagradable. Si el arquitecto aún viviera, se sentiría orgulloso por la manera en que los muros devolvían con desprecio aquel sonido oficinesco.

Lo más exasperante era que allí no había ninguna máquina de escribir. Delante del púlpito, junto a un tablón estaba sentado aquel sujeto de mirada esquiva y sonrisa puntiaguda, que tomaba acta con una tablet a la que había configurado como sonido ese recuerdo de las viejas Olivetti.

-Anote, Bermúdez, nombre y apellido de los presentes –indicó el interventor desde otra mesita que lo elevaba sutilmente. Con la mano derecha bolsilleaba el celular, en un gesto involuntario. Intranquilo, el pastor Borreani empezó a sospechar que también estaban siendo grabados.

Sentado en el último banco, Alfredo no abría la boca. Marta sabía que eso era raro, porque él no era de aguantarse las preguntas. Si pudo hablar sobre el último partido de Juventú teniendo al odontólogo encima, trabajándole el conducto del segundo molar con torno y poca anestesia, entonces hacer una pregunta en la iglesia no debía ser algo difícil. Pero no. El Alfredo estaba quieto, como embalsamado.

-Y entoncesnosédigoyóooo… ¿Nos van a explicar todo esto?

La pregunta, poderosa, silenció el tecleo de Bermúdez, y mucha gente empezó a hacer que sí con la cabeza. Todos querían saber qué era eso de la ‘intervención’.

El interventor sonrió con el mismo gesto ensayado, y Borreani volvió a temblar. La pastora Laura,más optimista, daba pecho a su hija desde el tercer banco.

-Claro que sí –respondió-. Pero antes hay que dejar claro que en esta asamblea, por estatuto, solo pueden expresarse los miembros inscriptos en el registro. Y creo que la señora del fondo no se acreditó al ingresar.

Marta estuvo a punto de desempolvar sus mejores insultos, cuando sintió que Alfredo le apretaba la pierna con fuerza, casi arañándola.

Entonces entendió que no convenía mostrar los misiles.

-Lea, lea, Bermúdez, para que la gente sepa lo que se investiga. Seamos transparentes.

Bermúdez abrió un expediente foliado, y empezó a leer: «Noviembre de 2017: campeonato interreligioso que finaliza con refriega entre las parcialidades. Instigada por miembros de esta iglesia.

Injurias contra el doctor Varlotta, referí sobre el que la multitud se descargó con improperios que hacen rima consonante con su apellido.»

Varlotta, que había ido a husmear a la asamblea, se puso rojo como un ají.

-Prosigo: «Abril de 2018. Interferencia en acto religioso de otra iglesia, protagonizado por la pastora Laura Braun y el cura párroco local. Lanzaron escupitajos en el recinto y maldijeron.

Al día siguiente, la carpa de aquella congregación fue saboteada».

-¡Pero fue por una tormenta! –se defendió Laura-. Soy pastora, no meteoróloga. ¿Cómo iba a imaginar…?

-Bermúdez, anote que la señora Braun admite lo de los escupitajos.

-¡Pero el cura empezó! ¡Y fue solo un gargajo! –intervino un viejito, con argumentos poco elaborados. Laura, ya incómoda, se puso de pie para hablar, pero en el impulso bajó los brazos y la bebé se desprendió del pecho. Varlotta, que estaba sentado en el cuarto banco, se puso aún más colorado cuando quedó de cara a tanta humanidad. En el fondo, dos niños largaron una risotada.

-Anote Bermúdez, esto también es una falta al reglamento.

-¿A cuál? –volvió a girarse Laura cubriéndose con el rebozo.

-Al de nuestra iglesia. La resolución 51/97 dice que el amamantamiento de criaturas menores a un año se permite fuera de los actos litúrgicos e institucionales. Y no quiero ser vulgar, pero esa niña además está bastante pasadita de horno.

-¿Anoto la edad de la niña? – preguntó Bermúdez.

Laura tragó saliva y se guardó todos los argumentos a favor del destete natural. Nada de eso le movería un pelo a un burócrata de iglesia, criado a cucharadas de café.

Se hizo un silencio, y Bermúdez prosiguió con la interminable lista de acusaciones, que sonaban a chisme de kiosco.

«Julio de 2018, caravana con motivos religiosos poco ortodoxos.

Representación ofensiva del Espíritu Santo. Octubre del mismo año, escándalo protagonizado por la pastora Braun, por embarazo fruto de relación informal, presuntamente con el cura párroco. La situación derivó en el alejamiento de la misma, y en el retorno del pastor titular de su sabático» En este punto, Bermúdez se quedaría con las ganas de leer la retahíla de acusaciones que seguían, porque Atanasio se puso de pie, y en tres zancadas se abalanzó sobre el tablón en posición de tacle. Pequeño pero atlético, rodó sobre esa mesa cayendo sobre Bermúdez, que quedó tumbado abrazado el expediente.

Cuando Atanasio quiso incorporarse, la rodilla se hundió en la tablet, que expiró en un último ‘clac’.

Pero nadie se rió.

«Esto, Bermúdez, anótelo con las axilas» –pensó Borreani con sarcasmo.

Era obvio que la intervención recién empezaba. Lo que Borreani no adivinaba aún, era la razón de todo ese circo.

(Continuará) JJP - Equipo editor.

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SERENATA A LOS SUEĂ‘OS (...)

Vamos a andar matando el egoĂ­smo para que por lo mismo reviva la amistad. (...)

Vamos a andar con todas las banderas trenzadas de manera que no haya soledad. (...)

Silvio Rodriguez