Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Mayo 2020 - N° 260 - Afiliado a O.P.I. N° 837Página Valdense«...porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» Hechos 4:20 BUENOS SAMARITANOS Y CONSAMARITANASNUESTROPLANETA Magdalena Vyeira 4 CIUDADES NECESIDADESSUSTENTABLESYDESAFÍOS Daniel Servetti6 LA TIERRA DICE Yanina Velázquez Javier Pioli9 Periódico de la Iglesia Evangélica Valdense - Octubre 2021 - N° 273 - Afiliado a O.P.I. N° 837 001/09 - Periódico mensual - Redactor responsable: Rogelio Darío Barolin. Varela 1729. Dolores - Imposición envíos: Dolores - Depósito legal N° 68.638 Nuestro compromiso con la Creación

4 | PÁGINA VALDENSE Argentina Col. Belgrano: Delhy Pastre. Col. 25 de Mayo: Ruben Bertinat. Cnel. Suárez: Pablo Rafarelli. Gral Roca: Oscar Dalmás. Gral San Martín - LP: Stella Maris Chambón. La Paz - ER: Marisel Garnier. Jacinto Aráuz - LP: Susana Tucat. San Carlos C. - SF: Héctor Cotichini. Villa Iris - BA: Ema Dalmás. Reconquista - SF: Dardo Zanuttini S. Martín - SF: Edith Long. San Gustavo - ER: Orfilia Barolin. El Sombrerito - SF: Aurora Bertinat. IERBA (Buenos Aires): Comunidad de IERBA. Gálvez: Rubén Gardiol. López: Carina Tschopp. Paraná: Equipo de Comunicación. Flores Consistorio: Alberdi 2240 (CABA) San Nicolas: Helvecia Catalín. Laprida: Delta Bertón. Bahía Blanca: Natalia Coria. Carmelo:Uruguay Ruth Soulier. Cañada Nieto: Alba Charbonnier. Colonia: Ethel C. Negrin. Col. Miguelete: Ana Félix. Col. A. Negro: Carolina Galván. Col. Valdense: Secretaría IEV Colonia Valdense. Cosmopolita: Milka Charbonnier. Dolores: Nora Gallo. Fray Bentos: Cristina Dalmás. Juan L. Lacaze: Manuel Ávila. Alférez Lascano: Nylia Gonnet. Melo: Glenys Rameau. Montevideo: Mario Pablo Ábalos O. de Lavalle: Juanita Bonjour. Palmitas: Hilda Geymonat. Paysandú: Ruben Dalmas. Rosario: Andrea Montaña. Mercedes: Natalia Gauthier.Carlos Dodino Tarariras: Consistorio de Tarariras. Tres Bocas: María Fernández. Young: Esther Malán Para actualizar agentes, sugerencias u opiniones enviar mail a paginavaldense@iglesia-valdense.org o paginavaldense@gmail.com o bien al celular: +54 3437 REDACCIÓN448727.Varela 1729 - Dolores - Soriano - Uruguay e-mail: paginavaldense@gmail.com COMISIÓN SINODAL Wilfredo Bonjour, Alfredo Servetti, Hugo Malán T., Laura Michelin Salomon y Mariano Chialva DIRECTORA Daiana Genre Bert EDITOR RESPONSABLE Darío e-mail:dariobarolin@yahoo.com.arBarolín EQUIPO DE REDACCIÓN Yanina Vigna, Lis Rivoira, Tomás Barolín Tron, Daiana Genre Bert CREACIÓN GRÁFICA, DIAGRAMACIÓN Penélope Chauvie ILUSTRACIÓN DE TAPA Cinyee Chiu ETIQUETADO Y DISTRIBUCIÓN Grupo de la Comunidad de Ombúes de Lavalle ADMINISTRACIÓN Julio Leal - Juan Bentancur 1623, Barrio El General, 70000 Colonia - Uruguay Tel.: (598) 4522 0620 - Cel.: 099967745 SUSCRIPCIÓN ANUAL Precios subsidiados por el proyecto OPM Uruguay $U 450 - Argentina $A 500 Europa € 50 - Resto del mundo U$S 70 MEDIA SUSCRIPCIÓN (SEIS MESES) Uruguay $U 225 - Argentina $A 250 CUENTA EN BROU 1521941-00002 Para recibir pago de suscripciones. Por favor en cada depósito o transferecncia poner los datos de contacto. AFILIADO A OPI N° 837 TIRADA: 900 ejemplares N° Matrícula Dirección de Industrias: 188 Impreso en Imprenta Moyano Ferreira Aldunate y Haedo - Mercedes Soriano - Depósito Legal N° 68638 El equipo editor asume su responsabilidad sólo por las opiniones propias Apuntes de la Directora PÁGINA VALDENSE I 2 Más que romper el hielo
En mi caso, en la escuela secun daria empecé a escuchar sobre el cambio climático; es decir, hace unos 15 años aproximadamente. Ya en aquel entonces nos mediaba el bina rismo, algunas personas pensaban que no existía o al menos no era un problema de la magnitud con el que se planteaba, y otras vislumbraban el fin de los tiempos en unos pocos años si continuábamos con los mis mos comportamientos. Seguro exis tían grises, siempre los hay. Hoy no estamos muy lejos de este planteo, aunque sí creo que cada vez son me nos quienes sostienen que el cambio climático no existe, quizás sea por que tenemos más acceso a la infor mación, a las estadísticas o bien por que ya no se puede tapar el sol con un dedo, es decir, resulta innegable que, como ejemplos burdos, hay más inundaciones, sequías, etcétera.
Por otro lado, si hiciéramos una lista de las temáticas que usamos en nuestras conversaciones para romper el hielo, el clima es, sin lu gar a dudas, el número uno. Sos pecho que no me pasa sólo a mí, pero cuando queremos salir de un silencio incómodo solemos hacer comentarios del estilo: «está fresco, ¿no?» o «¡Qué lindo día, el sol está hermoso!», incluso cuando habla mos por teléfono con personas que viven en otros lugares, la introduc ción casi obligada es mencionar algo del clima de cada lugar: «¿llovió por allá?», «Acá se vino una tormenta de verano, ya les va a llegar»… Entonces, me pregunto, ¿cuál es la distancia entre las conversa ciones triviales sobre el clima y la preocupación/acción por el cambio climático? ¿Se trata sólo de hacer un ‘clic’? ¿Cómo dejamos de naturali zar los cambios con un simple pero peligroso «el clima está loco»? No estoy planteando que deje mos de hablar del clima para romper el hielo, sino todo lo contrario, que le sumemos algunas preocupaciones, que compartamos también algunos datos ‘como quién no quiere la cosa’, que verbalicemos algunas preguntas que no estamos haciendo. Porque si el clima ‘está loco’, en parte, es nuestra responsabilidad y es hora de que eso nos interpele. Digo en parte, porque bien sabemos que nuestras prácticas individuales no son el ma yor problema, pero no por ello, dejan de serEnimportantes.laspáginas siguientes van a encontrar algunos datos y reflexio nes que esperamos sean un insu mo para seguir pensando, porque como cristianxs es importante que asumamos un rol activo. Cuando ha blamos de cambio climático se tra ta de justicia climática, de justicia ambiental, se trata de denunciar un sistema injusto, de estar siempre a favor de quien se encuentra en una situación de vulnerabilidad, se trata de que hagamos memoria, de que permitamos que la sabiduría an cestral nos permee, se trata de que vivamos con lo suficiente, del buen vivir. Hablar de cambio climático es poner el foco en la intersectoriali dad de las problemáticas, es asumir el desafío de dejar atrás las miradas parciales para comprender, como decía uno de los lemas de la marcha mundial por el clima y nos recuer da Magdalena en una de las páginas siguiente, «no tenemos Planeta B». Que Dios nos guíe y acompañe, porque como dice la misma autora en la firma de su cuenta de correo: Otro mundo es posible. Es justo. Es necesario. Es urgente.
Ilustración: Marie Casaÿs
Daiana Genre Bert




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Es muy importante hablar sobre cambio climático, y más aún sobre Justicia Climática en los diferentes es pacios, llámense escuela, universidad, la gestión públi ca, privada, en la casa y en la iglesia, por sobre todas las cosas. De hecho, es más enriquecedor cuando estos es pacios se construyen intergeneracionalmente, porque el cambio climático es una lucha de todos/as, de niños/ as, jóvenes, Sabemosadultos/as.quelasconsecuencias del cambio climáti co nos afectan a todos y todas, pero no de forma equi tativa. Por eso es importante vincularlo con políticas sociales de protección de los/las mas débiles. No hay justicia climática sin justicia social. Considero fundamental vincular el compromiso del cuidado a nuestra fe como mayordomos de la crea ción de Dios, no dueños/as ni creadores/as, estamos llamados a cuidarla, protegerla. Nuestra responsabi lidad cristiana nos llama a alejarnos de ese lugar de todopoderosos/as y aceptar nuestro rol como parte de una creación divina y perfecta. Esta no es una lucha de equipos, ni de partidos, ni de fronteras, es una lucha de todos y todas. Cuando se trata de desastres naturales no hay pasaportes ni aduanas, ni edades, ni clases sociales, aunque está claro que los y las que más sufren siempre van a ser los y las más vulnerables. Creo que en todos los ámbitos de la vida es necesario el dialogo intergeneracional, el intercambio de ideas, de visiones y, más aún en este caso en particular porque hay muchas decisiones drásticas y urgentes que deben tomarse y necesitamos la fuerza y el compromiso de todos y de todas, así como también la creatividad y el ingenio de niños/as, jóvenes, adultos/as para buscarle la vuelta a una situación muy compleja. Sabemos que el día de hoy estamos en una situa ción crítica: si no conseguimos que la temperatura media global no llegue a los 1,5°C antes de 2030, se desencadenaran aún más eventos climáticos extremos afectando la vida del planeta entero. En 2015, en la Conferencia sobre el Clima de París (COP), los gobier nos y organizaciones hicieron un compromiso que le jos esta de cumplirse, es necesario que todos y todas hagamos ese compromiso propio y exijamos a nuestros gobiernos que esas medidas se cumplan.
justicia climática Hablemos de
El IPCC -Panel intergubernamental de Cambio Cli mático- en su último informe en agosto pasado vuelve a prender fuerte las alarmas. En él, los científicos y cien tíficas hacen un llamado a no superar un calentamien to del planeta mayor a 1,5ºC. No respetar ese umbral podría tener progresivamente consecuencias graves, durante siglos, y a veces irreversibles. Escasez de agua, éxodo, malnutrición, extinción de especies… La vida en la Tierra tal como la conocemos se verá ineluctable mente transformada por el cambio climático cuando los y las niñas nacidas en 2021 tengan 30 años, inclu so antes. Entre las conclusiones más importantes se encuentra una reducción del umbral más allá del cual el calentamiento puede ser considerado aceptable. Al firmar el Acuerdo de París en 2015, el mundo se com prometió a limitar el calentamiento a +2ºC respecto a la era pre-industrial, de ser posible +1,5ºC. No obstante, el IPCC considera que superar los 1,5ºC ya podría tener progresivamente consecuencias graves, durante siglos, y a veces irreversibles. Y según la Organización Meteorológica Mundial, la probabili dad de que ese umbral de 1,5ºC sobre un año se supere a partir de 2025, ya es del 40%. El clima ya cambió. Mientras el aumento de las tem peraturas promedio desde mediados del siglo XIX alcanza 1,1ºC este año, los efectos ya son graves y serán cada vez más violentos, incluso si se detienen las emisiones de CO2. Los diálogos y discusiones sobre justicia climática han cambiado mucho, sobre todo por el acceso y dispo nibilidad a mayor cantidad de información, aunque no está garantizado que sea verdadera o sin tendencia po lítica corporativa. En este sentido, es necesario que enIlustración: Eduardo Ramón Trejo

En este sentido, en el 2018, participé como repre sentante joven de la Federación Luterana Mundial en las Conferencias de las Partes (COP) –Cumbre anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Uni das sobre el Cambio Climático-; en esa oportunidad pude ver a todos los países, con sus virtudes, unidos por un mundo mejor como así también a los más des protegidos, sufriendo paulatinamente un mayor dete rioro a nivel ambiental, económico y salubridad. Es por eso que no puedo dejar de criticar a los paí ses por la, aún, poca acción concreta; sobre todo tenien do tanta información disponible; de hecho, el mismo IPCC dice que si no tomamos medidas urgentes, será demasiado tarde. De igual manera, también es necesa rio que, como sociedad civil organizada, seamos más estratégicos y estratégicas buscando maneras de ac tuar. Quiero felicitar a todas las personas que se suma ron a la huelga mundial por el clima el pasado 24 de septiembre, porque es una manera de colocar nuestras voces en las calles. Vivimos en un sistema injusto, es por eso que las organizaciones basadas en la fe tenemos mucho que aportar para construir un mundo más justo. Quiero ter minar este aporte con un desafío: pensar globalmente y actual localmente. El Covid-19 nos mostró su cara más cruel, pero también nos deja esta enseñanza: si no po demos pensarnos como unidad, como un todo, no po demos seguir. Romario Dohmann Coordinador Juvenil General de la IERP. Integrante del Equipo Coordinador de la Pastoral de Promoción del Cuidado de la Creación de la IERP –FhdO. Coordinador del Programa de Re forestación de bordes de arroyos para la mitigación del cambio climático, en la Provincia de Misiones, Argentina de la Fundación Protestante Hora de Obrar con nuestro planeta En uno de sus sermones más hermosos, Martin Lu ther King Jr. se refirió a la parábola del Buen Samarita no (Lucas 10.27-35): La primera pregunta que hizo el sacerdote y el levita fue: «Si me detengo a ayudar a este hombre, ¿qué me va a pasar a mí?» Pero… el buen sama ritano invirtió la pregunta: «Si no me detengo a ayudar a este hombre, ¿qué pasará con él? »
También vivirán en promedio 2.6 veces más sequías, 2.8 veces más inundaciones de ríos, casi tres veces más pérdidas de cosechas y el doble de incendios forestales que quienes nacieron hace 60 años. Las comunidades más empobrecidas de los países de ingresos bajos y me dianos serán más afectadas, ya que corren un riesgo mu cho mayor de contraer enfermedades transmitidas por el agua, el hambre y la desnutrición, y sus hogares suelen ser más vulnerables a las inundaciones, huracanes y otros fenómenos meteorológicos extremos. Si observamos el impacto del calentamiento global poniendo el foco en las mujeres, las estadísticas sobre las próximas generacio nes son todavía más angustiantes: en las crisis económi cas desatadas como durante la pandemia (pero también cuando hay sequías y catástrofes climáticas) contamos con un menor nivel de ingresos para hacer frente a la es casez, corremos mayor probabilidad de perder nuestro empleo, de asumir una mayor carga de trabajo doméstico y de tareas de cuidado, y de padecer violencia.
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estos tiempos podamos cultivar una mayor capacidad de reflexión crítica, no sólo en lo referido al ambiente climático sino en general, en cuestiones sociales y cul turales también.
Buenos samaritanos y samaritanas
Por otro lado, quiero mencionar que las primeras veces que escuche sobre el cambio climático fue a tra vés de mi iglesia, la Iglesia Evangélica del Río de la Pla ta; pero es gracias a las redes de conexión global, y a raíz de ellas, las alianzas, la ecúmene, tienen un rol fun damental. Tiempo después lo escuché en la facultad, y actualmente estoy feliz de que se introduzca educación ambiental en las escuelas.
Escribo estas líneas a muy pocos días de haber pasado la «Marcha del 24S» o 24 de septiembre don de muchas personas, especialmente jóvenes, de distin tos partidos políticos, creencias y sectores sociales se manifestaron en el mundo entero y en Argentina con la consigna «No hay planeta B» reclamando acciones urgentes contra la crisis climática. No es casual (¡y gracias a Dios!) que sean los y las jóvenes quienes hayan tomado consciencia de esta ne cesidad ya que son quienes más se verán perjudicados/ as: un estudio recién publicado por la organización “Save the Children» indica que los niños y niñas naci dos en el año 2020 enfrentarán siete veces más olas de calor que la generación de sus abuelos y abuelas.
¿Estas injusticias pueden ser ajenas a los hijos e hijas de Dios? No hemos llegado a este punto porque sí. Estamos inmersos e inmersas en un sistema de pro ducción capitalista que ha hecho del extractivismo de los recursos naturales la base de su consolidación. El panorama está a su vez ligado a la concentración de la riqueza y especialmente el enorme poder de las empresas multinacionales que permanecen indiferentes o
Algunas de las transformaciones cotidianas que po demos hacer implican consumir de forma responsable evitando derroches, comprar productos de cooperati vas y no de grandes corporaciones, optar por productos agroecológicos que reducen el impacto químico sobre la tierra, incorporar la perspectiva de triple impacto (social, ambiental y económico) a las decisiones de inversión y no solamente la ganancia económica, optar por energías renovables como la energía solar para nuestros hogares e iglesias, usar más la bicicleta más que el auto, reducir el descarte de envases contaminantes, promover la llamada la economía circular, etc. Esto puede ser en principio algo incómodo. Pero, así como en la parábola que Jesús contó sobre el Buen Samaritano, hoy también tenemos delante nuestro a un planeta asaltado y golpeado. Si no nos dete nemos a ayudarlo, ¿qué va a pasar con él? Magdalena Vieyra
A pesar de que estos fenómenos pueden parecernos abrumadores o lejanos, como cristianos y cristianas podemos empezar por ser conscientes de que el avance destructivo de nuestro ambiente está profundamente ligado a las dinámicas sociales y de la economía, de las que participamos.
entorpecen cualquier intento de revertirlo. El correlato de la agresividad del sistema capitalista sobre nuestra Tierra es la agresividad del sistema de competencia económica dominado por lógicas machistas de domi nación y apropiación, donde la concepción de cuidado no tiene lugar. Estas enormes desigualdades y avasalla miento sobre la naturaleza se sustentan, a su vez, sobre otras desigualdades de género, raciales, etc. Cada día se levantan más y más voces proféticas como las ecofeministas advirtiéndonos sobre la necesi dad de transformar nuestras prácticas para poner a los niños, las niñas, los pueblos indígenas y a las mujeres en el centro de la preocupación económica. Toda acción en el presente que favorezca la participación de las mu jeres en las tomas de decisiones (¡hasta en nuestras iglesias!), las mejoras de los ingresos o de accesos a ser vicios educativos y sanitarios, contribuye a sociedades más igualitarias que ponen en cuestión las condiciones actuales de producción y distribución de la riqueza. Los movimientos ambientalistas, a su vez, cuestionan cada vez más la lógica del crecimiento económico indefinido, la idea de progreso como acumulación material así como el consumismo y la lógica del descarte. Como pue blo cristiano podemos escuchar estas voces, amplifi carlas en nuestras comunidades, y acompañar a estos movimientos marchando con ellos. No podemos depositar este reclamo solamente en los grandes lideres de la humanidad… ¿qué pasa con nosotros y nosotras? ¿Somos conscientes de que pode mos contribuir sin querer a mayor destrucción de nues tra tierra o por el contrario colaborar con repararla con nuestras decisiones de consumo, producción e inversión? Comprendiendo las causas del calentamiento global, po demos empezar a combatirlo. Sus raíces son: las excesivas emisiones de dióxido de carbono en la actividad indus trial, el uso de combustibles fósiles para la producción, el avance de la deforestación de bosques capaces de oxige nar el planeta, el uso indiscriminado de químicos nocivos en la agricultura intensiva y ganadería, y la gran cantidad de residuos generados a diario en todo el mundo.
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Imaginamos que estos espacios cumplan su función so cial, que garanticen el acceso a la vivienda, al agua pota ble, saneamiento y a los bienes públicos de calidad. En otro orden de las cosas, se debe alentar a que las ciudades posean espacios públicos verdes, en can tidad y calidad, no solo porque generan pulmones sino porque también se constituyen como espacios de en cuentro. Se debe promover la identidad comunitaria, preservando los centros históricos; que la ciudad gene re una cultura propia y evite el anonimato de las urbes. También se debe focalizar en un crecimiento compacto donde no se propicie un crecimiento ilimitado, que re quiera de una red de transporte extensa; es más, se de ben promover los sistemas de transporte sustentables como bicicletas o transporte eléctricos que permitan una menor emisión de gases, así como un sistema de transporte público eficiente. Las ciudades son clave para hacer frente a los de safíos globales, como la pobreza, las desigualdades so ciales, y el cambio climático. Con más del 70% del PIB global generado en las ciudades, la urbanización bien gestionada puede contribuir al crecimiento sostenible e integrador, aumentar la productividad y promover la creación de empleo, el bienestar social, la participación ciudadana, la innovación y las ideas emergentes. La ba talla por el desarrollo sostenible se ganará o perderá en las ciudades. Es una necesidad, un cambio radical de paradigma en la manera en que las ciudades y los asen tamientos humanos están planificados, desarrollados, gobernados y administrados.
necesidades y desafíos PÁGINA VALDENSE I 6 Ciudades sustentables
Todos estos desafíos no han sido fáciles de abordar y se agudizan con los datos del siglo XXI, donde la po blación mundial, en base a las mejoras en la higiene y salud, han producido un aumento de la población urba nizada en un 55% en 2018, previéndose para el 2050 el doble, es decir, llegando a casi el 70%1. Por otro lado, se ha producido un crecimiento económico debido a los avances tecnológicos a través de la globalización de la economía, aunque es un crecimiento cada vez más des igual. Todo esto ha generado presiones en los recursos naturales, consumiendo en exceso los no renovables, generando un aumento de la temperatura global; tra yendo un cambio climático2. Es así como se comienzan a generar agendas inter nacionales para abordar la problemática y generar un pensamiento colectivo en pos de la mejora del planeta. Solo por citar algunos hitos; en 1976 la Asamblea Gene ral de la ONU convocó la Primera Conferencia de las Na ciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Há bitat I), luego se retoma en 1996 y finalmente se vuelve a realizar en el 2016 en la ciudad de Quito, Perú (HABI TAR III). En este punto, ya con más conocimientos y dis cusiones sobre el tema, se genera una agenda urbana.
Desde los comienzos de la humanidad, las personas nos hemos agrupado y hemos conformado aldeas que luego han evolucionado a pequeñas urbes para des pués transformarse en ciudades. En un principio, estas urbes tenían un estrecho vínculo y equilibrio con el me dio ambiente, pero a medida que crecieron y comenza ron a dar ciertos beneficios, se fueron distanciando de este equilibrio. Pasaron de ser ambientes placenteros, seguros y confortables para convertirse en ámbitos in salubres, tuguriosos e inseguros. Es así como se comienzan a rever las ciudades, ya partir del siglo XV, y, después de mucho tiempo, surge el concepto de sustentabilidad.
A pesar de las grandes mejoras en la calidad de vida que se ha generado a lo largo de la historia, estas no han sido suficientes para crear conciencia, en pos de compren der y aprovechar los aspectos positivos de la urbanización y sus posibles contribuciones al desarrollo sostenible.
Daniel Servetti Bibliografía Dimuro Peter, G. (2008) Los ecosistemas como laboratorios. La búsqueda de modos de vivir para una operatividad de la sostenibilidad. Delgado Dopazo, M. (2019). Precariedad Socio-Urbano-Habitacional: aná lisis, acciones y propuestas. Curso de Educación Permanente, Universidad de la RepúblicaFichasUruguay.detrabajo, Ciudades Sustentables. Comisión de sustentabilidad. Cole gio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires (CAPBA) ONU, La Nueva Agenda. Disponible en: www.habitat3.org/the-new-ur ban-agenda1Population Education, 2015. Historia Mundial de la Población [Video] Vi meo https://vimeo.com/1311516412NASAClimateChange.(2019, 6 de febrero). 2018 fourth warmest year in continued warming trend, according to NASA, NOAA. [Video] YouTube. https:// youtu.be/U7YUb_YD3do
Si bien las ciudades hoy en día ocupan solo un 2% del total de la tierra, generan el 70% del PIB, más del 60% de consumo de energía mundial y también pro ducen un 70% de emisiones de gases efecto invernadero y el mismo porcentaje de residuos globales. Por esto, es necesario la búsqueda por establecer ciudades más in cluyentes, compactas y conectadas, mediante una ade cuada planificación y diseño. Para ello, es necesario que se promueva desde una buena gobernanza y legislación urbana, al igual que desde la economía, con la finalizar de generar un vínculo reforzado entre urbanización y soste nibilidad. Por otro lado, se debe apuntar a ciudades que permitan un acceso igualitario para su uso y disfrute, es decir, donde sus habitantes tengan derecho a la ciudad.
La noción de ciudad sustentable generado hacia el siglo XX, plantea la idea de generar dinámicas urbanas que tengan un uso adecuado de sus recursos naturales y tecnológicos; generando entornos habitables sin que ello comprometa el futuro de las generaciones próxi mas. Ciudades que sean capaces de mantener un equi librio a nivel ambiental, social y económico.
la responsabilidad Tercerizar
Por otro lado, si uno/a observa la basura genera da según la riqueza del país (medida en PIB), se logra ver también una tendencia general donde son aque llos países de mayor riqueza quienes generan más residuos. Confirmando esta tendencia, si se observa la generación de residuos domésticos por persona, discriminados por país, se obtiene que los países con mayor generación de basura son aquellos de América del Norte y Europa. Sin entrar en mayores discriminaciones ni en una descomposición del tipo de residuos generados, que ya excede a los límites de este artículo, estos datos nos dan una idea general de que la emisión de residuos está es trechamente relacionada con los patrones de consumo pero también con la presencia de industrias. Los países de mayor generación de residuos son aquellos que tie nen también en sus territorios a algunas de las indus trias más importantes a nivel mundial.
Pero quizás el dato más interesante, de todos los que se han ido presentando, sea el de que en realidad, del total de desechos generados, la parte menor es la de los desechos domiciliarios, y la más significativa es la de los desechos generados a partir de las industrias, relación que es de 3 a 97 respectivamente en EEUU, aunque en otros países es menor y más equitativa.
Si se terceriza la culpa del cuidado medioambiental hacia las y los consumidores, pero no se cambia el ori gen del consumo, no habrá un futuro mejor.
Tomás Barolin Tron
PÁGINA VALDENSE I 7 “ “ Continuar con las prácticas de reciclaje, fomentarlas e incentivar a que más personas lo hagan, es un buen lugar para empezar, pero también necesitamos compromisos desde nuestros gobiernos para que las industrias y los sectores de mayor contaminación se vean obli gados a transformarse hacia otras formas de producción más amiga bles y sostenibles ambientalmente.
A partir de aquí no se intenta llegar a una con clusión tajante, faltan sin duda muchos otros datos y sobre todo un sustento teórico que permita llegar a otros razonamientos. Pero sintéticamente se logra ver que tras una problemática de las dimensiones del calentamiento global, lo que muchas veces es presen tado como una resolución sencilla y efectiva, que pasa por modificar algunas de nuestras prácticas cotidia nas, en realidad no lo es.
También esta tendencia coincide cuando uno/a observa la generación de CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero, y cuya reducción es una de las principales metas en la lucha contra el cambio cli mático. Una búsqueda rápida de los países con mayores emisiones de dióxido de carbono nos arroja que Chi na, Estados Unidos, India, Rusia y Japón son los cinco países que más cantidad de este gas generan, y por consiguiente, cuya responsabilidad es más grande. Sin embargo, y mirando con mayor detenimiento, la gene ración de CO2 por habitante de India es similar a, por ejemplo, la de Uruguay, o la mitad que la de Argentina; y la emisión de CO2 per cápita de China es menos de la mitad que la de Estados Unidos.
Desde no mantener las luces de nuestras casas prendidas en habitaciones que no utilizamos, reducir la utilización de envases plásticos, hasta utilizar formas más «verdes» para transportarnos, la separación y pos terior reciclaje de residuos, junto a un largo etcétera, son todas formas conocidas de ayudar en nuestra prác tica diaria para lograr un ambiente más saludable. Eso parece estar fuera de discusión para cualquiera que esté leyendo esto. Ahora bien, uno/a podría preguntarse, ¿qué im pacto tiene mi práctica personal, individual, sobre una tendencia que está generalizada a nivel mundial? Y no en un ánimo de dejar de realizar todas estas tareas que mencionamos, sino por el contrario de pensar ¿qué más podemos hacer para que haya un impacto real y significativo sobre las tendencias actuales? Distintos estudios, como el del Banco Mundial, muestran la cantidad de basura generada en el mundo, junto a las proyecciones de cuánta basura se generará en el futuro. Los datos, son relativamente sencillos y nos pueden dar una idea exploratoria de por dónde puede pasar alguna cuestión vinculada al reciclaje y nuestras prácticas. Si uno/a observa la cantidad de basura gene rada por quintil de ingreso, esto es, ordenado entre las personas de menores ingresos y las de mayores ingre sos, se observa que la generación de basura aumenta en los quintiles de mayor ingreso, y al mismo tiempo que la generación de grandes cantidades de basura está concentrada en los sectores de ingresos medios-bajos, medios, medios-altos y altos.
PÁGINA VALDENSE I 8 que se siembran en tierra fértil Hay proyectos colectivos y echan raíz
Ambiente saludable y justicia climática: revalori zando y proponiendo prácticas productivas en armonía con la naturaleza y sensibilizando a la sociedad sobre la importancia de actuar ya frente al cambio climático.
La Argentina es particularmente vulnerable a los efectos adversos del cambio climático dado que posee zonas costeras bajas, zonas áridas, zonas expuestas al deterioro forestal, zonas propensas a los desastres, zo nas expuestas a la sequía y desertificación y zonas de ecosistemas frágiles, como nuestra región Chaqueña.
Todos y todas somos necesarias, cada una/o de no sotra/os, individualmente, debe responsabilizarse de la forma en que utilizamos nuestros recursos, debemos cambiar de ruta y descubrir nuevas formas de trabajar juntos y juntas, dejar de competir por los recursos y em pezar a colaborar. Los pueblos indígenas y las comunidades rurales es tán en el centro de la protección de la naturaleza, y de bemos apoyarlos/as. «Cuando permanecen en sus terri torios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan» (Papa Francisco sobre el cuidado de la Casa Común).
1El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas reúne a científicos de todo el mundo que durante la pandemia estuvieron analizando más de 14.000 trabajos de investigación de las distintas regiones. 2Por cada grado que sube el termómetro, se incrementa un 7% la cantidad de lluvias
Por otro lado, la ONU nos alerta mediante el Informe presentado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático1, que advirtió que el planeta alcanzará un aumento de 1,5°C en su temperatura con respecto a la era preindustrial una década antes de lo estimado. In cluso antes de 2050 se llegaría a la suba de 2° si no se reducen drásticamente las emisiones. Esto es lo que está marcado como «punto de no retorno».
Graciela Gasperi y Silvia INCUPOBraidot
Considero que el título describe la experiencia del Instituto de Cultura Popular (INCUPO): tierra fértil de las comunidades rurales, campesinas e indígenas del norte de Argentina. Comunidades que se encontraban invisibilizadas, y consideradas inviables para el «un modelo de desarrollo» que fue arrasando con el medio ambiente y con las mismas comunidades: la migración rural es un fenómeno que generó ciudades colapsadas y desiertos en los campos. Sin embargo, hay muchas comunidades que resis tieron, se empoderaron, lograron protagonismo y llevan adelante hoy, propuestas de producción y comercializa ción que apuestan a la soberanía alimentaria, con una pro ducción agroecológica y un mercado local que permite un grado incipiente de abastecimiento de pueblos y ciudades.
En todo ese proceso de reconocimiento y construc ción de propuesta de estas comunidades, INCUPO fue llevando adelante distintas estrategias en el marco de la educación y comunicación popular. Actualmente desarrollamos cuatro líneas acción es tratégicas: Educación para la Eco ciudadanía: eco, del griego oixo, significa casa, morada, ámbito vital y ciudadanía condición de un sujeto con derechos y deberes, faculta do para intervenir en su gobierno. Desde esta estraté gica generamos propuestas de formación abiertas a los sectores que buscan herramientas para mejorar su vida cotidiana, vinculado a lo productivo, a la economía so cial, al cuidado del medio ambiente, a los derechos en general y a prácticas organizativas.
La bajante histórica del río Paraná, los incendios fo restales, los carpinchos de Nordelta, las inundaciones y la falta de nieve en la cordillera son algunas de las imá genes más recientes que hacen evidente un cambio que cada vez se acelera más. El calentamiento global es real y tangible. Ya nadie puede negarlo.
La humanidad no puede estar sana en un planeta enfermo. Debemos cuidar la naturaleza para que la na turaleza nos cuide a nosotros y nosotras.
Nos sentimos identificados con el mensaje que dis tintas Iglesias vienen alertando sobre la situación del deterioro ambiental, el sufrimiento de nuestros ecosis temas y sus poblaciones más humildes. El Papa Francis co, nos señala que existe una «profunda injusticia» dado que «las personas que soportan las consecuencias más catastróficas de estos abusos contra la naturaleza, son las más pobres del planeta y las que menos responsabi lidad han tenido en causarlos».
Derechos indígenas: acompañando procesos de reco nocimiento de sus derechos humanos y culturales, como así también la mejora de su calidad de vida (como acceso al agua- huertas comunitarias) y la defensa de sus territorios.
Y en los próximos años se va a hacer notorio en nuestro país con más olas de calor, sequías, tormentas e inundaciones. Se proyecta un aumento en la intensi dad y frecuencia de lluvias extremas e inundaciones en el nordeste y centro argentino, es decir, en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, y la Mesopotamia2 Este año en un evento que se llama COP26, en Esco cia, los gobiernos de todo el planeta deben exponer y hon rar sus compromisos de disminuir las causas del cambio climático, realizados en el Acuerdo de París 2015. «Nadie está a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo, porque nuestras acciones realmente afectan a los demás, y lo que hacemos hoy afecta a lo que ocurrirá mañana», el cambio climático no es sólo un reto futuro, sino una cuestión in mediata y urgente de supervivencia.
Producción local de alimentos: promoviendo la producción agroecológica, una alimentación saludable y la comercialización local de alimentos.
La tierra dice
Si la Tierra hoy pudiera hablar, si ella tuviera la atención de la prensa, un minuto en radio o al menos una cuenta de Instagram; si ella pudiera contar sobre el trato que ha recibido por parte de la humanidad, so bre la manera en la que nos hemos relacionado en los últimos siglos… Diría cosas que nos harían sonrojar. Su testimonio sería probablemente la prueba más pode rosa en nuestra contra. Ella hoy tiene una carpeta llena de evidencias, testigos de todos los reinos, marcas en el cuerpo que son señal de un trato injusto y cruel. Si ella hablara tendríamos que hundir la cabeza entre los hombros, tragar saliva frente al juez. Bastarían pocas pruebas para darnos cuenta de que hemos sido una es pecie manipuladora, explotadora, ambiciosa. Es que nos hemos dedicado a alimentar nuestra ce guera, consumiendo sin reparar en consecuencias de largo y mediano plazo: mares, ríos y arroyos contami nados en niveles críticos y hasta irreversibles. Animales mutilados por plásticos, latas y vidrios, alimentándose de bolsas y tapitas. Químicos liberados en la atmósfera, el suelo y los cursos de agua, sin medir el impacto que ello tiene en el equilibrio que la Tierra intenta mantener. Sabemos bien que no toda la humanidad tiene el mismo grado de responsabilidad, y que muchas personas tam bién sufren en su propia carne por causa de un sistema montado sobre la ambición y la falta de escrúpulos.
Cuando abordamos los temas socio-ambientales como problemas catastróficos y malas noticias, no hacemos más que reforzar un sentimiento de culpa que no se pue de superar porque el problema es demasiado grande.
Es responsabilidad de cada persona el preguntarse sobre lo que consume, el costo que tiene para el plane ta producir ese bien. Dicen que en lo que va de 2021 ya hemos consumido al mes de julio todos los recursos que el planeta generó para un año. Año a año la deuda aumenta, y nos enfrentamos a una carrera extractiva que lejos de frenar con la pandemia, continúa. La noti cia nos puede inmovilizar o nos puede invitar a seguir buscando. Está en nosotros/as revisar nuestras pautas de consumo, nuestras prácticas como familia, como ba rrio, como ciudad. Tratemos de vincularnos, de interve nir en generar espacios de economía circular, de redu cir, reciclar y reutilizar. Hagamos un pequeño esfuerzo todos los días por dejar en mejores condiciones el lugar que habitamos de prestado para los y las que vienen.
Hemos oído una y mil veces que el problema es de los demás (¿de los ricos, de las corporaciones, de la política, de los países ‘desarrollados’?), y que corres ponde al Estado hacerse cargo y regular los problemas ambientales. El razonamiento parece cómodo: no soy un magnate del litio, ni CEO de una corporación mul tinacional, ni Senador de la República, ni ciudadano británico o estadounidense. «¡Ellos tienen la responsa bilidad, que se encarguen!» Pero la historia y el Evan gelio nos muestran que no podemos esperar cambios asumiendo ingenuamente que los poderosos se harán cargo. La idea de conversión también tiene que hacerse carne en nosotros/as, para que podamos examinarnos y reconocer nuestras propias posibilidades de cambio, en nuestros pequeños espacios de incidencia: la escue la, las vecinas del edificio, el grupo de escuelita bíblica, el viaje diario en ómnibus, el almuerzo del domingo, la militancia política, el tiempo libre. Escuchar el testimonio de la Tierra y asumir la con versión como un llamado nos permite descubrir la for ma en que nuestra vida cotidiana, nuestras decisiones, nuestras aspiraciones y nuestras pautas de consumo se enredan en las causas de la injusticia. Porque no alcanza con apuntar con el dedo y esperar a que Herodes solu cione los problemas. Quizá las corporaciones, el consu mismo y la ilusión del desarrollo estén en el banquillo del acusado, pero cada quien puede hacer una pequeña diferencia, de múltiples formas. ¡La conversión es una oportunidad para la libertad y la creatividad! En nuestro pequeño recorrido de vida hemos apren dido que hay caminos sin salida que nos llevan al inmo vilismo, porque cultivan el miedo y la desesperanza.
En la región platense hay muchas personas e insti tuciones comprometidas con la justicia socioambiental, que silenciosamente buscan soluciones colectivas, sos tenibles y duraderas en el tiempo. ¡Inventemos nuevos caminos! ¡Visibilicemos los que ya existen! Los grandes sistemas pueden cambiar cuando los pequeños dejan de alimentarlos. Yanina Velázquez y Javier Pioli
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Y cuando trabajamos estos mismos temas apuntando solo a los grandes poderes políticos y económicos, ha cemos un juego con el que esquivamos nuestra cuota de responsabilidad, que es la fuerza con la que podríamos movilizarnos, pensar estrategias de incidencia, organi zar pequeñas acciones. Este segundo camino también cultiva la desesperanza, y nos convierte en profetas de pedestal que apuntan con el dedo sin proponer nada. Como familia, sentimos que hay muchas cosas de nuestra vida cotidiana que podríamos hacer mejor, y que podríamos ayudar a generar más espacios de incidencia, más iniciativas para compartir saberes, inquietudes, ex periencias. Pero también nos sentimos felices de haber tomado algunas decisiones de vida, o de haber incorpo rado en nuestra rutina y en nuestro trabajo a la Tierra como una voz que debemos escuchar. Colaborar en la escuela del barrio porque las maestras quieren trabajar sobre alimentación consciente o sobre huertas comuni tarias, trabajar con adolescentes tomando sus inquietu des y no las nuestras, volver a cocinar en casa para re cordar los saberes de abuelos y abuelas, ir a trabajar en bicicleta, intercambiar semillas y regalar plantines, con vertir estas preocupaciones en temas de conversación. Hacemos la lista y nos damos cuenta de todas las iniciativas valiosas que hay en la vuelta, y que no visi bilizamos cuando nos dejamos rodear de malas noti cias e incertidumbre. Creemos que cada persona puede hacerse responsable de algo, cada ser humano puede y debe aportar. Debemos ser parte de la solución siendo consumidores responsables, volviendo a la simpleza, a pensar y repensar muchas veces antes de volver a cam biar el celular, la tele, el microondas. ¿Por qué comprar juguetes si los podemos fabricar? ¿Y si solo nos senta mos a dibujar, a recordar juegos de la infancia, a inven tar historias? ¿Podemos llenar la soledad con plástico?
“ Continuamos hablando de la Es cuelita Dominical y me dice: «Siempre asistía, recuerdo que me daba clases María Luisa Bertinat, una persona muy creyente que me dejó muchas enseñanzas. Creo que por eso siempre tuve muy en claro que era valdense».
queMemoriasnosacompañan
Relato de un encuentro PÁGINA VALDENSE I 10
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Cuando recibí la invitación a participar de esta co lumna, me acordé de la primera que había hecho hace unos tres años. Conocía la propuesta, y sin darle mucha vuelta, a pesar de que son tiempos complicados y anda mos a las corridas, acepté y ya me puse en comunicación con la persona a quien iba a visitar. Su nombre surgió apenas me puse a pensar. La llamé para preguntarle si estaba dispuesta. Su respuesta fue inmediata y el tono con el que dijo «sí», me dio la pauta de que no sólo acep taba, sino que lo hacía gustosa. Coordinamos para que vaya a su casa el jueves a las 9.30 de la mañana. El día estaba nublado, con pinta de lluvia, así que de antemano parecía que el plan ideal era conversar hasta por los codos. Y, como se darán cuenta más adelante: ¡vaya que lo hicimos! Después de caminar unas 20 cuadras, llego a desti no. Bien puntual se hizo oír el timbre en la casa de Lucy. Abre la puerta y su sonrisa me da la mejor bienvenida, porque claro, no nos podemos dar el beso y el abrazo de siempre porque nos seguimos cuidado. Con distan ciamiento, nos acomodamos alrededor de la mesa para comenzar. Creo que Lucy tenía el mismo plan que yo, porque había preparado una jarra de agua y dos vasos, para que la sed no detenga la charla.
Sin querer, contándome uno de sus recuerdos sale un tema bastante recurrente en nuestras comunidades, aunque por suerte, con el tiempo parece ser menos: «En un festejo de San Carlos, no me acuerdo bien de qué, estaban hablando de la descendencia suiza, ale mana, francesa, italiana… y yo recuerdo haber pensado ‘¿y yo que soy?’, mi mamá era Gardiol, proveniente de Italia, y mi papá Gómez, era católico pero con el tiempo
Enseguida le pregunto cómo se presentaría, y me dice: «Soy Lucía Gómez, Lucy para la mayoría. Tengo 72 años, pero a fines de octubre ya cumplo mis 73, gracias a Dios. La verdad es que me gusta cumplir años, no me siento vieja sino que creo que cada nuevo año significa que vamos teniendo más vivencias, más experiencias». Sin pausa, continúa: «Nací en San Carlos Sud, en zona rural. Soy hija única, creo que eso me define en cier ta manera porque con el tiempo fui notando algunas diferencias, no con la intensión de malcriar sino sim plemente se da de esa forma; por ejemplo, nunca tuve que compartir un juguete o una golosina. Cuando mis padres me podían comprar algo, era sólo para mí. In cluso con el tiempo, cuando empecé a tener amiguitos y amiguitas, aprendí que tenía que compartir, pero me costó, me sigue costando». Y sin más, nos adentramos a la charla. Le pregunto por su niñez, por la escuela, lo que quiera contarme… y sin hacerse esperar me dice que cuando empezó la escuela su papá la llevaba a caballo o en la jardinera, si estaba preparada. “Por supuesto que cuando llovía todo era barro, pero igual iba a la escuela; de hecho, cuando llovía torrencial y no me querían llevar, me que daba llorando». Como sabrán, la movilidad en aquellos tiempos era todo un tema; Lucy recuerda que, cuando fue más grande, le regalaron una bicicleta para ir a la escuela, pero a veces también iba caminando. Algunas otras sus amigas la pasaban a buscar en moto o sulky. Al contarme estas cosas sobre su niñez, ya noto algunas señales sobre la presencia de la fe en su vida, así que indago un poco. «La iglesia siempre formó par te de mi vida, a los tres años empecé a ir a la Escuela Dominical, como le decíamos antes. Desde que tengo memoria sabía que era protestante, que era valdense; y eso no fue motivo de discriminación en la escuela, por ejemplo, que eran todos de la religión católica. De hecho, participé en muchas actividades de esa iglesia. Recuerdo que le dije a mi mamá que quería participar de la procesión de la virgen de San Carlos Sud, la Virgen de Lourdes, porque iban todas mis amigas; así que ahí estuve yo, diciendo el Padre Nuestro como lo sabía». Volvemos a su vida en la iglesia valdense, «me bau tizaron en Colonia Belgrano, porque mis padrinos eran de Rosario y cómo acá había culto una vez al mes, justo en esa fecha no podían», dice. Según recuerda, el pastor que realizó su bautismo fue Carlos Griot.
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Héctor “Lali” Cotichini Lucy y sus hijxs Brian, Gisela, Julieta y Jésica
“ “Comunidad es un sustantivo colectivo, es decir, es un grupo de personas donde cada una tiene su participación, todas somos importantes; no hay lugar para ser egoístas ni indivi dualistas, no tiene que haber alguien que se destaque aunque sí tenemos diferentes dones y capacidades, ahí está el valor que tenemos que transmitir: hasta la persona más humilde puede enseñar cosas a la más estudia da o que más sabe. La iglesia siempre está en movimiento y lo importante es aprender a aceptarnos, saber perdonar, no dejar que las diferencias ocupen el primer lugar en nuestras vidas. Eso es lo que une a una comunidad, Dios es quien nos guía». fue parte de la iglesia valdense». Cuando me habla de su padre recuerdo que era una persona siempre dispuesta a ayudar en lo que la comunidad necesitara, sobre todo en los beneficios, en las Fiestas de la Cosecha; de he cho siempre hacíamos empanadas, él llevaba su olla de fundición para fritarlas, y fue el primero que cortó un tacho de leche para ponerle una chimenea. Como quien no quiere la cosa, cambiamos de tema, y le pregunto cómo está compuesta su familia; lo que trae consigo una memoria siempre presente. «Somos mis cuatro hijos y yo: Brian, Gisela, Julieta y Jésica; en ese orden nacieron. Aunque la primera fue Pamela, que falleció a los siete meses», cómo es esperable, todos esos recuerdos se manifestaron en sus ojos brillosos. «Cuando mis hijos empezaban a entender un poco, les hablaba de Pamelita; y eso daba lugar a hablarles de muchas cosas, de la resurrección, de la paz que da saber que todas las personas que perdemos están con Dios y que en algún momento nos volveremos a encon trar. Claro que siempre surgían preguntas, recuerdo una que fue: ‘cuando estemos todos resucitados, ¿Pa melita nos va a cuidar o qué?’, lo decían porque ella era la mayor».Hablamos un rato de los altibajos de la vida, de la separación con el padre de sus hijos, de la crianza como madre soltera. Ahí vuelve a salir el tema de la compañía de la comunidad. «El pastor siempre estuvo presente, si bien vivía en Gálvez, venía a San Carlos para ciertas actividades y cada vez que venía me visitaba. Recuerdo que tuvimos muchas charlas larguísimas, hasta las dos o tres de la mañana. Él sabía todo y siempre intento acompañarme y aconsejarme». De tema en tema, surgió su vida laboral. Ella tra bajó cómo secretaría en una escuela media, y después también en una escuela para adultos. «La escuela fue mi sostén económico; aunque no fue fácil. Lo que más me costó fue la época que tenía que trabajar de noche, porque tenía que dejar a los chicos solos. Cuando vol vía, ya estaban durmiendo. Más de una vez llegué a casa y encontré a Jésica dormida sobre la mesa, esperando a que yo llegara. Otras intentaban esperarme, y cuando no daban más, me dejaban cartitas, a veces pidiendo perdón porque se habían portado mal o habían hecho alguna travesura, otras eran dibujitos. Muchas veces me fui llorando a la escuela, pero debía hacerlo porque era mi sustento económico y lo que me permitía darles todo lo que necesitaban. Nunca tuvimos abundancia, pero tampoco necesidades. Cuando crecieron, empeza ron a salir los sábados, y yo les daba permiso con una condición: que al otro día se levantaran para almorzar todos juntos». Ahora su familia se agrandó, están sus yernos, su nuera, y sus ocho nietos y nietas. No se me ocurrió mejor cierre para nuestra charla que preguntarle qué significaba la palabra comunidad para ella. «La comunidad de fe es la reunión de per sonas que creemos en un mismo Dios. La comunidad no es una cosa estática, sino que va cambiando; hay personas que se alejan y otras que se incorporan», empieza diciendo, pero termina con una idea que vale la pena resaltar:

La humanidad grita: ¡No hay nada para comer!
¡Sus frutos son los fenómenos climáticos extremos, ex tremos, extremos!
El conocimiento de la agricultura tradicional se erosiona de prisa ¿Qué y quién nos salvará?
¡Desastres medioambientales y humanitarios! ¡Inundaciones, sequías, corrimientos de tierras, enfermedades!
¡Las mujeres, los hombres y los niños, las plantas y los animales perecen! ¿Qué ha hecho la agricultura industrial capitalista? En todas partes la Madre Tierra se derrumba Y las semillas OGM tóxicas y nocivas hinchan el vientre de la tierra. Máquinas pesadas pisotean el vientre de la tierra sus columnas de humo negro contaminan el aire, Han concebido y dado a luz a un niño, ¡el cambio climático! ¡Oh! ¿Qué es todo esto?
¿Para qué? ¡Beneficios! ¡Beneficios! ¡Más beneficios! ¡Grita el capitalismo, padre dela criatura! Pero la esperanza se vislumbra en el horizonte ¡La soberanía alimentaria, nuestra esperanza! Llega para restablecer la justicia social para la humanidad, La sostenibilidad ecológica para la naturaleza La biodiversidad y la diversidad cultural para todos los pueblos de la Madre Tierra!
Un poema sobre justicia climática
Sí, ¡pero solo nos hablan de soluciones falsas! Mercados libres, REDD, agricultura climáticamente inteligente, Economía verde, agrocarburantes, mercados de carbono, acaparamiento de tierras, más agricultura industrial, Uso masivo de herbicidas, fertilizantes inorgánicos ¡y más OGM!
Los nichos ecológicos se retraen La biodiversidad desaparece a marchas forzadas En todas partes crece la incertidumbre Aumentando los riesgos que sufrimos los productores de alimentos
Boletín Nyéléni. Número 32, diciembre 2017 Obra Folclore 2 de Lula Cardoso Ayres
¡Son más cálidas, más secas y más breves! Los vientos y las tormentas son más rigurosos y destructivos La madre Tierra llora, la tierra es estéril.
¡Dios mío! ¡Todo para hacer crecer el cambio climático!
PÁGINA VALDENSE I 12 Conexiones Movimiento Juvenil Valdense | Año XXI |Octubre 2021| conexionesvaldense@gmail.com
Levantaos pueblos, mujeres y hombres, sin tierra, cam pesinos, agricultores, indígenas, habitantes de los bosques y pescadores, ¡Haced oír la voz de la esperanza en todos los rincones del mundo! ¡Agroecología campesina para la justicia climática AHORA! ¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza! Movimiento Campesino de (TraducciónZimbabwedelinglés)
La naturaleza grita: ¡Inhabitable! ¡Inhabitable! ¿Existe un remedio?
¡La codicia lo alimenta!
El cambio climático no conoce la paz, ¡Solo tiene hambre de destrucción!
¡Oh! ¡Oh! ¡La Naturaleza llora, la Humanidad perece! ¿Por qué? Las estaciones han variado ¡Se han vuelto imprevisibles e inciertas!

Perspectivas del Ecumenismo
Esta nueva modalidad que ha permitido básica mente una mayor agilidad, simultaneidad y automa tismo en la transmisión, selección y manipulación de la información en las relaciones interpersonales, ha permeado prácticamente todas las formas hasta ahora conocidas de organización y gestión de la vida humana sobre el planeta y el universo.
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Las ‘Redes’, generalmente hacen alusión a un conjun to de sistemas informáticos integrados entre sí que per miten un intercambio de datos, información en diferentes formatos, como por ejemplo internet, Facebook y otras, que de alguna manera han sido vistas como instrumen tos que han contribuido a una mayor democratización de las comunicaciones. Y en cierto grado lo han sido, aunque como toda mediación tecnológica en las relaciones huma nas, tiene ya de por sí ciertas limitaciones y trae consigo también algunos problemas que es necesario considerar.
Algunas reflexiones sobre A partir de la pandemia de la COVID-19 y contribu yendo a una tendencia a la baja que ya venían sufriendo las relaciones ecuménicas entre las iglesias a través de reuniones, celebraciones, conferencias y asambleas na cionales, regionales y mundiales en forma presencial, se comenzó a abrir paso con mucha rapidez una nueva mo dalidad de relacionarse, la virtual, a través de las redes so ciales y plataformas específicas que permiten las delibe raciones e incluso las elecciones. Es la modalidad con que muchas iglesias durante ese tiempo y en la medida que les ha sido posible, han procurado sostener sus tejidos co munitarios y gestionar su funcionamiento institucional.
A diferencia de las estructuras organizativas tradi cionales, creadas para la participación directa y corpo ral de sus miembros, de primer grado como las asam bleas de las iglesias locales y, sobre todo, de segundo y tercer grado como las federaciones y confederaciones, que es el caso de la mayoría de los organismos ecumé nicos, se está recurriendo a la creación de redes virtua les de comunicación. Redes que son más ágiles en tér minos de la rapidez y la simultaneidad que permiten en el flujo e intercambio de la información.
En primer lugar, la necesidad de seguir fortalecien do y complementando el ecumenismo celebrativo tanto a nivel de la Iglesia cristiana como en el ámbito interre ligioso, con un ecumenismo más ético y comprometido con algunos problemas comunes de toda la sociedad, como por ejemplo, la violencia contra las mujeres (femi cidio), la crisis ambiental (el problema del agua, la conta minación y muerte del suelo), de la justicia (distribución más justa de los recursos y oportunidades para todas las personas), en vistas a asumir responsabilidades, esta blecer algunos compromisos, incidir en la agenda públi ca. Una referencia para el análisis de la situación y prio rización de objetivos a definir, puede ser la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible planteada por la ONU, con 17 objetivos de desarrollo sostenible con 169 metas. Para lo cual es necesario prepararse. Sobre todo procurando distinguir con mucha claridad cuál es el aporte específico que cada iglesia, grupo o congrega ción cristiana puede hacer al respecto, reconociendo al mismo tiempo sus límites y asumiendo también los riesgos. «Bienaventurados serán ustedes cuando por mi causa los insulten y persigan, y mientan y digan con tra ustedes toda clase de mal» (Jesús en Mateo 5,11) Hugo Armand Pilón Villalba “ “
En segundo lugar y ante la constata ción que la defensa y la reivindicación de los Derechos Humanos, plenamente justificados y legitimados desde la perspectiva bíblico-teológica cristiana, de las personas de los sectores más oprimidos y marginados de nuestras sociedades, se realiza a través de gru pos organizados, en colectivos con una gran capacidad de articulación, movilización e incidencia social, es de esperar que el ecumenismo en los próximos años tenga su desarrollo en relación a dichos colectivos.
Entre las limitaciones, por supuesto, se debe seña lar que las redes virtuales nunca van a reemplazar la corporalidad material del contacto interpersonal in mediato con la percepción que nos permiten todos los sentidos. Y entre los problemas, podemos señalar que como toda tecnología, y más aún cuanto más avanza da y de última generación sea, de acuerdo con nuestro sistema económico político y social vigente, que no permite una distribución equitativa y justa de recursos y oportunidades, no va a estar al alcance de todas las personas por igual, sino solo de quienes tengan acceso y poder económico para obtenerlas y utilizarlas. Y aquí podemos ver no solamente diferencias abismales entre las personas, sino también entre países y regiones.
Las relaciones ecuménicas, entendidas como el testi monio vivo y compartido de las enseñanzas y el ejemplo de Cristo Jesús, sea entre diferentes iglesias, con otras expresiones religiosas y espirituales, como también con diversas instituciones que bregan por el bien común en la sociedad y el mundo, no son una excepción a los cambios y las oportunidades que este fenómeno de las redes socia les y su utilización, brinda. Por lo que compartiré dos de safíos que esta nueva modalidad ya nos está facilitando.

a un año más de su creación Evangélica Valdense
La Liga de Colonia Valdense:
El llamado es para realizarlo todas juntas con Fe y Es peranza que recibimos del Evangelio sabiendo que Dios está con todas nosotras para ayudarnos a seguir adelante.
Se van sucediendo los años y se van sumando activi dades, sin descuidar las que se realizaban con tanto em peño. Se realizan visitas entre ligas y grupos de amigas. Hay un grupo de socias o «Grupo de costura» que recibe y acondiciona ropa para colaborar con quienes lo necesi tan o realizar ventas los días viernes a precios muy bajos y ese dinero se invierte en obras de la comunidad. Se convoca a hijas o amigas de socias para colaborar en acciones puntuales, ya que de las 70 socias actuales hay muchas que ya se ven imposibilitadas de realizar alguna tarea pero están muy atentas a contribuir con lo queDurantepuedan.el mes de mayo, realizamos algo muy im portante al que llamamos «Esfuerzo de Mayo», estamos abocadas a un beneficio que colabora con el Fondo Lui sa Rostan (que ayuda a enfermos de cáncer). En el mes de octubre tenemos la Asamblea anual, con lectura de informes y elección de nueva comisión.
Por motivos ya conocidos por todos se han suspen dido las reuniones durante un año y medio. Recién aho ra se está retomando alguna actividad presencial, con los protocolos correspondientes, donde se realizan lecturas de la Biblia, con reflexiones al respecto. Estudios bíblicos con el Pastor o algún laico, disertaciones sobre viajes con fotografías, y otros temas de interés general.
En el presente mes de septiembre La Liga Femenina de la Iglesia Evangpelica Valdense de Colonia Valdense se apresta a festejar un año mas de su creación. A 96 años de que su gestora, la señora Ana Armand Ugón de Tron, acompañada por un grupo de damas de la zona comenzaron a reunirse en los salones de la Iglesia. Algunas de ellas vecinas del templo, otras de lejos, de distintos puntos de la colonia con grandes dificultades de traslado por caminos de tierra casi intransitables en tiempos de lluvia, pero con mucho ánimo de reunir se; en principio para apoyar a la comunidad con obras sociales, como hospitales, la cárcel, casas cuna y obras de la Iglesia como el Hogar Nimmo, El Pastoreo, Hogar para Ancianos de la Iglesia de la localidad. Se hacía dulce para colaborar con los campamentos de niños débiles (que así se llamaba), se visitaban en fermos en los hospitales, llevando presentes a personas con necesidades (dulces, frutas), se visitaban familias que recibían la llegada de un hijo o también a quienes perdían un familiar.
“ Como reflexión final expresamos que: Como colaboradoras todas, de la misión de la iglesia tratamos en nues tra Liga y aún desde la más sencilla tarea, de trabajar con alegría, humildad, compañerismo, paciencia, sabiendo que formamos parte de un pilar importante que ayuda a sostener en pie la tarea de quienes nos precedieron.
Por este motivo la celebración de cumpleaños nú mero 96 de nuestra Liga consistirá en recordar a aque llas pioneras que nos marcaron el camino de «amar y servir», compartir la torta aniversario, ya que no po dremos realizar nuestro beneficio anual.
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Por la Liga Femenina B.J. Ilustración: Bea Vaquero
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1Cañaveral Orozco, Aníbal, “La ecología que anida y palpita en las parábolas de Jesús”, RIBLA N°80 2019/2, Quito, Ecuador. 2Ibid, pág. 164
En el Evangelio de Lucas 19: 11-27 leemos la pa rábola de los talentos, como es mayormente conocida, que relata a Jesús hablando a la gente cerca de Jerusa lén. También la encontramos, con algunas modificacio nes, en Mateo 25: 14-30. La parábola se trata de un hombre que antes de irse a otro país llamó a tres de sus esclavos para darles a cada uno una suma de dinero para que hicieran nego cios hasta que él regresara (en Mt se les encomienda que cuidaran ese dinero, especificando el monto otor gado a cada uno según sus capacidades).
Es interesante releer este texto tan conocido y del que hemos escuchado mayoritariamente una interpre tación alegórica con imaginarios estáticos, donde se pa san por alto elementos del contexto histórico del relato bíblico. Aníbal Cañaveral Orozco1 hace notar que este tipo de lecturas refuerzan una interpretación morali zante, individualista y espiritualizada de las parábolas de Jesús. Va a decir que «urge, por tanto, recuperar su originalidad histórica y superar la influencia alegó rica que las hizo distantes de los contextos dramáticos en que surgieron, domesticando y espiritualizando su mensaje liberador, profético, transgresor y subversivo para los tiempos de hoy. La ecología, como urgencia apremiante en el mundo de hoy, anida y palpita en cada una de sus expresiones simbólicas»2.
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imaginarios Desarmando heredados
Si tenemos en cuenta el con texto histórico del relato bíblico, tanto ésta como otras parábolas de temática similar, nos muestran el grado de conflictividad social y de grandes desigualdades de bido al sistema económico y político de la época (eco nomía agrícola extensiva para la exportación, la cual tiene que ver con despojos de Tierra a los campesinos, pago de impuestos, créditos de bancos, transacciones comerciales y negocios a gran escala, lo cual posibilita ba el enriquecimiento de los señores mientras la agri cultura familiar y comunal a duras penas sobrevivía). En el marco de la lectura alegórica, siempre se identifica al hombre con Dios, a los esclavos con lxs cre yentes y a los talentos con los dones que cada persona recibió. Generalmente, se han resaltado como buenos ejemplos a imitar lo que han hecho los dos primeros en contraposición con el accionar del tercero. Pero si con sideramos los datos del contexto histórico, podemos aproximarnos a mirar «con otros ojos» la parábola y lo primero que debería llamarnos la atención son las pa labras del tercer esclavo hacia su patrón al momento de rendirle cuentas: «pues tuve miedo de usted, por que usted es un hombre duro, que recoge donde no entregó y cosecha donde no sembró» (Lc 19:20-21; Mt 25:24-25). En sus palabras se puede percibir un tono de denuncia hacia la forma en la que este hombre ha bía hecho su riqueza, explotando bienes que ni siquiera eran suyos y reprimiendo para conseguir sus objetivos. Además podemos intuir que su accionar conlleva un rechazo a pertenecer al sistema mercantil imperante y voraz, es su forma de decir ¡basta! Y por esta razón, de manera ejemplar, será castigado y en contraposición los otros dos serán premiados.
Como podemos ver, al menos ahora que logramos desarmar el imaginario estanco que teníamos sobre esta parábola, el hombre de la parábola actúa con ava ricia y violencia, perpetuando la lógica imperante en su tiempo, dándole más a quien más tenía y reprimiendo abusivamente a quien poseía poco y nada, enviándole a la oscuridad y condenándole al sufrimiento por haber actuado en contra de lo que él esperaba.
Salvando las distancias entre aquella época y la nuestra, éstas lógicas se repiten ampliamente en todas las sociedades del mundo hoy en día. Sabemos de las inequidades que se perpetúan, de los abusos hacía las personas más vulnerables y de la explotación extendida hacia la naturaleza, todo lo cual ha provocado el colap so social, económico y ecológico que estamos viviendo.
De esta manera, Cañaveral Orozco nos desafía a encontrarnos con las parábolas de Jesús desde una perspectiva de justicia socioambiental, buscando nue vos sentidos y horizontes hermenéuticos que iluminen nuevas interpretaciones.
La relectura de la parábola de los talentos nos invita a mirar de manera crítica las interpretaciones teológi cas que hemos heredado así como también la realidad en la que estamos inmersxs. Es un desafío para nues tras comunidades la construcción de nuevos sentidos para nuestras prácticas vitales y de fe, buscando otras maneras de vincularnos y de sostener todas las vidas en plenitud, conforme la promesa de un tiempo nuevo para toda la Creación que nos anunció Jesús. Descubrir el mensaje profético y liberador del Evangelio, dar tes timonio de manera activa en lo personal y en lo colecti vo, es necesario para transformar la realidad en la que vivimos y es urgente. YaninaEquipoVignaeditor
Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia. Marcel Proust

