Boletín: "El Mensajero" - edición julio/agosto 2021

RECONOCEMOS a la persona de Jesucristo como Dios y ser humano unidos a favor de una humanidad nueva.

RECONOCEMOS que la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) es nuestro supremo libro de inspiración, fe y conducta personal, comunitaria y social; estas Escrituras, cuando las leemos con fe o pidiendo fe e iluminación para nuestra existencia, se transforman para nosotros en Palabra viva de Dios, es decir, en un mensaje que puede corregirnos, consolarnos, fortalecernos y proveernos de esperanza para el tiempo presente y la vida futura.

CREEMOS en un Dios que no se goza en la muerte y los sufrimientos sino en la vida y la liberación de sus criaturas a quienes ama profundamente; pero también tiene poder para utilizar nuestros sufrimientos, enfermedades y culpas para acercarnos a Él y experimentar liberación en lo personal y como comunidad de fe.

RECONOCEMOS que los seres humanos somos por naturaleza pecadores e indignos de la gracia de Dios; pues el pecado se manifiesta de múltiples maneras, visibles e invisibles, en la intimidad y en las relaciones humanas, en lo consciente y lo inconsciente, en lo personal y lo social; el pecado atraviesa todas las áreas de la vida humana incluyendo lo social, institucional, político y económico, así como también está en nuestras formas de vincularnos con la tierra, el agua y el aire.

CREEMOS que Dios, a pesar nuestros problemas y limitaciones, nos busca y desea salvarnos de nuestros pecados para que vivamos una vida buena, justa, comunitaria y en armonía con toda la creación. Para ello Dios nos invita, mediante los testimonios de la Biblia, a orar y tener fe en su presencia, acción y poder, y a entregarle con plena confianza nuestras preocupaciones, angustias, dolores y culpas.

CREEMOS que podemos tener una relación personal con el Dios Trino y Uno (Creador, Salvador y Consolador): por nuestra confianza en Dios como progenitor de su creación podemos percibir que toda la naturaleza (mares, cielo y tierra; plantas, animales y humanidad; y el universo todo) manifiesta las grandes maravillas de Dios, quien creó este mundo y lo sustenta mediante su Espíritu Santo. Por nuestra fe en Jesucristo intentamos seguirlo aprendiendo de sus enseñanzas, actitudes y acciones, identificándonos de lleno con su muerte en la cruz a favor de la humanidad y de su resurrección como manifestación del poder de Dios sobre la muerte, la injusticia y todo pecado.

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