AÑO XIV– Nº117 ENERO FEBRERO 2018 DISTRIBUCIÓN GRATUITA
IGLESIA EVANGÉLICA VALDENSE
EL PESCADOR Lucas 2:36-40
‘ También estaba allí una profetisa llamada Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era ya muy anciana. Se casó siendo muy joven, y había vivido con su marido siete años; . hacía y a ochenta y cuatro años que se había quedado viuda. Nunca salía del templo, sino que servía día y noche al Señor, con ayunos y oraciones. Ana se presentó en aquel mismo momento, y comenzó a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén. Después de haber cumplido con todo lo que manda la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. y el niño crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios’. Un nuevo año comienza. Tiempo de vivir el presente y, a su vez, proyectarse . . . soñar y concretar deseos . . . Ana, la anciana profetisa, da gracias a Dios, bendice y habla maravillas del niño. Dice un sabio y viejo consejo que más vale encender una vela que maldecir la oscuridad. Estoy convencida de ello. Cuando miramos nuestra propia realidad, o la realidad que nos circunda, en varias ocasiones, nos vemos inclinados/as a entristecernos, desanimarnos y cuando no, deprimirnos, dispuestos y dispuestas a ‘largar la toalla . . .’ Razones y motivos para ver el lado oscuro de las cosas no nos faltan. No somos ciegos ni ciegas. ¡Hay tantas personas y situaciones que no están bien! ¡Incluso, a veces, nosotros/as mismos/as! Pero, seamos honestos/as: nadie se atrevería a negar que hay razones y motivos para lo contrario.
No somos ciegos ni ciegas ni para ver el mal ni para ver el bien. Más aún diría: vivimos envueltos/as en un ambiente de bien. Por eso, el mal nos resulta extraño, hace ruido y nos llama más la atención. El mal es lo que irrumpe y desarma, en medio de la armonía. Está ahí, pero no es lo que mueve las cosas. El mundo no lo mueve el mal, sino el bien. Construir desde esta convicción es siempre más interesante y tiene una fuerza renovadora que construye. Los/as que andan siempre caminando entre los sepulcros, en el lado oscuro de las cosas, con cara de Cuaresma sin Pascua, con cara de muerte sin resurrección, profetizando calamidades y maldiciendo su suerte (tengan más o menos razones para hacerlo), son alimento de la lástima y de la melancolía. ¿Quién se apunta con ellos/as para construir un mundo mejor?¿Quién se embarcaría en un viaje con compañeros/as así de camino? Yo, no. Pidamos al Señor la Gracia de construir un mundo mejor desde el lado positivo de la mirada a las personas, a las situaciones. Siempre de algo negativo tenemos algo que aprender. Siempre . . . Que no caigamos en la tentación de que el mal, con su atronador ruido, nos impida ver el bien que traspasa con mayor fuerza la realidad. Si Dios está con nosotros y nosotras, ¿quién contra nosotros/as? Mi deseo es que todos y todas tengamos un muy bendecido Año 2018, con menos momentos de quejas y lamentos, y más momentos y oportunidades para dar gracias al Señor por todas sus bondades, desde nuestra mirada positiva, en el compartir cotidiano con hermanos y hermanas, con aquellas personas que Dios nos presenta en nuestro camino para comunicarnos, mirada positiva y amorosa como actitud de fe, como actitud de vida . . .