TERCER DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA I. APERTURA Preludio Saludo: El Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos sale al encuentro y nos llama a servirlo. Su presencia nos guía, su Palabra nos libera, su amor nos ilumina. Amén. Canto Salmo 66:1-3ª, 4-5ª, 7-8. Oración: Señor, te agradecemos por las estupendas obras que cada día haces por nosotros. Venimos a ti con nuestras miserias y nuestros temores. Tú nos miras, te inclinas hacia nosotros y nos levantas. En nuestra soledad te haces presente con tu Espíritu. Es por ello que queremos expresar nuestro júbilo en tu presencia. Mientras te cantamos alabanzas en este culto, nos sentimos verdaderamente en comunión con todos los habitantes de la tierra que hoy te adoran. Amén. Canto Confesión de pecados: Hermanos y hermanas, escuchemos cómo Jesús nos habla de la vida nueva que nace de la fe en él: Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: —Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva. Juan 7:37b-38. Confrontados con esta Palabra que nos descubre la flaqueza de nuestro testimonio de fe. Reconocemos, por lo tanto que, pecadores como somos, tenemos necesidad que la gracia de Cristo venga a renovarnos. (Confesión silenciosa) Oración: Pozos secos, sin agua viva, a los cuales es inútil acercarse a beber, esto somos nosotros muchas veces, Señor. Tierra árida, no un verde jardín que alegra con sus frutos. Nos sentimos amargados por la insuficiencia de nuestra fe, y arriesgamos no ver que tú quieres curarnos. Nos sentimos muy pequeños para tu gloria. Señor, tú eres la fuente, no nosotros. Nos sentimos sedientos y nos acercamos a ti porque tú puedes transformar en alegrías nuestras tristezas. Venimos a ti para que tu Palabra nos inunde de agua viva y tu Espíritu nos haga capaces de testificar la verdad de tu amor y nos transforme según tu imagen. Amén. Canto Anuncio del perdón: Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. II Corintios 5:17 Hermanos y hermanas, no se miren a ustedes mismos, sino a Cristo. El amor de Dios los hace partícipes de su vida, y de él reciben el agua viva que los renueva. Amén. Canto II. LITURGIA DE LA PALABRA Oración: Señor, tu Palabra renueva la creación que nuestras manos han transformado en un espacio contaminado y sin armonía. Tú nos miras, y en tus ojos hasta el más pequeño se transforma en algo de valor infinito. Tú haces florecer la tierra árida, levantas al cansado, rindes fuerte al más débil. Esta es tu creación, que vence todo aquello que está contra la vida, que cambia la tristeza en alegrías, que nos renueva cada día. Venciendo el ruido del mundo, háblanos, Señor; obra en nosotros con tu Espíritu quién nos comunica la vida de tu Hijo, resucitado de los muertos, primicia de la nueva creación. Él es la vid y nosotros somos las ramas. Ayúdanos a permanecer unidos a él de manera que seamos capaces de dar muchos frutos. Amén. Lectura bíblica: Escuchemos la Palabra de Dios, leyendo... (Después de la lectura): Oh Dios, santifícanos en la verdad, tu Palabra es verdad. Predicación