IATR 2009 Escritos de don José Julian de Acosta y Calbo - Tomo IV (AGRICULTURA)

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JAIME ALBERTO SOLIVAN DE ACOSTA

ESCRITOS DE DON JOSÉ JULIÁN DE ACOSTA Y CALBO

TOMO IV

ESCRITOS DE DON JOSÉ JULIÁN DE ACOSTA Y CALBO

ESCRITOS DE DON JOSÉ JULIÁN DE ACOSTA Y CALBO

TOMO IV

TOMO IV

(San Juan de Puerto Rico, 1958)

Caballero Gran Oficial de la Orden del Águila de Georgia y la Túnica Inconsútil de Nuestro Señor Jesucristo

Máster en Traducción por la Universidad de Puerto Rico

Máster en Lengua y Literatura Francesas por la Universidad de Boston Diplomado en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria por el Instituto Salazar y Castro, de Madrid

Correspondiente de las siguientes entidades académicas:

Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía

Colegio Heráldico de España y de las Indias

Instituto Aragonés de Investigaciones Historiográficas

Instituto Canario de Estudios Históricos “Rey Fernando Guanarteme”

Instituto Venezolano de Cultura Hispánica

Instituto Venezolano de Genealogía

Premio Nacional de Estudios Genealógicos 2006 de la Federación Española de Genealogía y Heráldica y Ciencias Históricas

Premio Samuel R. Quiñones de la Academia Puertorriqueña de la Lengua (2002)

ES PROPIEDAD

© Jaime Alberto Solivan de Acosta, 2009

Correo electrónico: jaimesolivandeacosta@yahoo.com

Diseño de cubierta y fotografías: Sr. Jorge Alberto Román Cortés

Curación de fotografías: Srta. Sarabel Santos Negrón

ISBN 978-1-59608-594-7

Todos los derechos reservados.

Impreso en Puerto Rico

Printed in Puerto Rico

JAIME

El Tratado de agricultura teórica, con aplicación a los cultivos intertropicales es “uno de los primeros textos de agronomía, de aplicación práctica en las Antillas, publicado [sic] por un autor antillano”.

Adolfo de Hostos (Hombres representativos de Puerto Rico)

A mi querida tía doña María Esther Acosta Grubb de Escudero y a su hijo (mi primo) don Jorge Enrique Escudero Acosta, por su genuino interés en rescatar del olvido a su ilustre ascendiente el prócer puertorriqueño don José Julián de Acosta y Calbo.

ÍNDICE

II. DON JOSÉ JULIÁN DE ACOSTA Y CALBO

III. BIBLIOGRAFÍA

IV. TRATADO DE AGRICULTURA TEÓRICA, CON APLICACIÓN A LOS CULTIVOS INTERTROPICALES (1862) .................................. 1

RECONOCIMIENTO

En primer lugar, agradezco a Dios, nuestro Señor, el haberme permitido proseguir con la publicación de la obra del ilustre prócer puertorriqueño don José Julián de Acosta y Calbo.

Doy las gracias, en segundo lugar, a mi amigo el Sr. Manuel Martínez Nazario, Director de la Oficina de Préstamos Interbibliotecarios Internacionales de la Biblioteca José M. Lázaro de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, por haberme permitido fotografiar y fotocopiar el Tratado de agricultura teórica, con aplicación a los cultivos intertropicales , que se encuentra en la Colección Puertorriqueña de dicha biblioteca.

Expreso, igualmente, mi gratitud a mi amigo el Sr. Jorge Alberto Román Cortés, Productor y Director de Programación Religiosa del Canal 13, por haber fotografiado el Tratado y el óleo sobre lienzo y las fotografías del patricio, y por haber diseñado la cubierta de este libro. Además, le agradezco sus atinadas observaciones y sus útiles sugerencias.

Por último, deseo que conste mi profundo agradecimiento al Sr. Byron Martínez Figueroa, recientemente graduado de bachiller en Artes por la Universidad de Puerto Rico, por haberme recomen-

dado a la artista gráfica la Srta. Sarabel Santos Negrón, pues, gracias a ella, se han embellecido las ilustraciones de este tomo cuarto.

A todos, mi gratitud más sincera.

ÁLBUM POÉTICO1

AL ORADOR DON J. J. ACOSTA,

CON MOTIVO DE SU ÚLTIMA CONFERENCIA

EN EL ATENEO.

¡Cuál nos persuade tu acento!, ¡qué germen de erudición!, ¡qué pureza en la dicción!, ¡qué memoria!, ¡qué talento!

¡Sacerdote de la ciencia! ¡Gran paladín del saber, que así nos pinta el ayer con su profunda experiencia!

Artista de inmensa talla ante el que nada se oculta y cuya forma es tan culta que a todos nos avasalla.

1 Este poema ha sido transcrito literalmente y ajustado a las normas ortográficas del español actual.

Deja que pulse mi lira para cantar a tu gloria, que a ti te inspira la historia y a mí tu ciencia me inspira.

Cuando el trayecto de la vida humana recorre el hombre con gloriosa suerte, reírse debe de la airada muerte que a mejor vida surgirá mañana.

Vida inmortal de eterna primavera que el infinito consagró al talento, gigantesco y perenne monumento que al hombre sabio complacido espera.

En él, los genios de la edad pasada que las ciencias con fruto cultivaron, a otros seres famosos encontraron de su gloria gozando acrisolada.

Mas como el templo aquel jamás se llena, y al hombre acoge de saber profundo, al dejar nuestros sabios este mundo, allí conquistan su eternal escena.

Tú, Julián, la hallarás en esa vida, tras la lucha que aquí sostienes ruda; a ti sus puertas te abrirá, sin duda, aquel templo de gloria apetecida.

Justo premio al estudio y al talento, y a la virtud que en tu existencia brilla, a tu genio que vierte en esta Antilla, toda la savia de tu ilustre aliento.

Puerto Rico, 17 de mayo de 1879

Chas de Lamotte

ADVERTENCIA

Escritos de don José Julián de Acosta y Calbo obedece a la necesidad que hay en Puerto Rico de compilar y divulgar las obras de nuestros próceres; de recordar a los optimates, verdaderos hacedores de la historia; de conocer más a fondo nuestra historia; de promover la cultura; de despertar el amor a la lectura; de crear obras de consulta para futuros trabajos de investigación; de alentar a la gente a preservar los libros antiguos; de prolongar la vida de los originales; y de ofrecerle a nuestra juventud un gran ejemplo para emular.

Esta antología responde, igualmente, a la necesidad de rescatar a una figura sobresaliente del Puerto Rico decimonónico, que lamentablemente ha sido relegada al olvido; de enseñarle al mundo a uno de los hombres que más han contr ibuido para el bien de la Humanidad; de mostrar a un personaje, como pocos en la Isla, que no solo se distinguió en su tierra natal, sino que cruzó los mares y dejó una huella indeleble, tanto en América como en Europa; de complementar el libro de don Ángel de Acosta y Quintero titulado José Julián Acosta y su tiempo ; y de

honrar a nuestros ascendientes —el autor es tataranieto de don José Julián de Acosta y Calbo . Incluimos, en el tomo cuarto, la prosopografía, revisada y corregida, y la biografía del pa tricio, revisada, corregida y ampliada, y un solo escrito, el Tratado de agricultura teórica, con aplicación a los cultivos intertropicales, por su extensión. La obra original consta de doscientas ochenta y nueve páginas y un prólogo de tres páginas.

Para reproducir dicho tratado, hemos digitalizado las fotocopias que sacamos del único ejemplar completo y sin defecto que hemos hallado, que figuraba hasta hace poco tiempo en la sección de libros raros de la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca José M. Lázaro, en la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, con la signatura 630.7/A185t , y que misteriosamente ha desaparecido. Finalmente, se debe señalar que, además de esta fuente sin defecto, hay otros dos ejemplares de la obra en la Biblioteca José M. Lázaro, y uno en el Ateneo Puertorriqueño, que adolecen de graves imperfecciones: la falta y la confusión en la numeración de algunas páginas. Existe también la obra completa microfilmada en el carrete número siete de la Colección María del Pilar Acosta Velarde Vda. de Legrand, en la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca José M. Lázaro, con el número de catalogación 326/A1851m. Con esta edición facsimilar, se espera que el lector pueda leer el Tratado de agricultura teórica tal y como fue publicado en 1862, hace ciento cuarenta y siete años.

Jaime Alberto Solivan de Acosta

Fotografía de don José Julián de Acosta y Calbo
Óleo sobre lienzo de don José Julián de Acosta y Calbo

PROSOPOGRAFÍA

El ilustre abolicionista, científico y político puertorriqueño don José Julián de Acosta y Calbo era un caballero de elevada estatura medía seis pies aproximadamente ; de tez blanca sonrosada; de cabellos ondulados, níveos y grisáceos; de fre nte ancha, ligeramente arrugada; de pequeños ojos castaños, vivos y penetrantes; de nariz proporcionada a su cara; y de labios finos. De expresión severa y constitución robusta, se distinguía por sus carrillos barbiespesos, su mostacho cerrado y su mentón afeitado. Elegante y aristocrático, por naturaleza, vestía, en las fiestas de etiqueta y en los besamanos, de levita, con lazo negro, camisa y guantes blancos, sombrero de copa y bastón, y ostentaba la gran cruz de Isabel la Católica, a usanza de la época. Era la viva estampa de la alta nobleza europea. Así llegó a pintarlo al óleo y magistralmente, en 1891, el hábil pincel sanjuanero don Francisco Oller y Cesteros2, 3, 4, 5, 6: encuadrado en un sencillo marco

2 Contrariamente a lo que se cree, el apellido materno de don Francisco Oller es Cesteros, y no Cestero. Prueba de ello se halla en su partida de bautismo y en la de su hermano (mayor que él) don Emiliano Claudio Oller y Cesteros un desconocido para los historiadores de Puerto Rico, bautizado el 16 de noviembre de 1829 en la Catedral de San Juan , que reprodujimos y publicamos

Jaime Alberto Solivan de Acosta

en junio de 2000 en el libro Próceres sanjuaneros y su justificación nobiliaria, en las páginas 52-54.

3 Aunque poco frecuentes en España, existen los apellidos Cestero y Cesteros. Roberto Faure Sabater, María Asunción Ribes Lafoz y Antonio García Sancho, Diccionario de apellidos españoles (Madrid: Editorial Espasa Calpe, S. A., 2001), 240. Gutierre Tibón, Diccionario etimológico comparado de los apellidos españoles, hispanoamericanos y filipinos, primera edición (México: Editorial Diana, S. A., 1988), 66.

4 En Puerto Rico, el apellido Cestero no es muy común. En la guía telefónica de 2008 del área metropolitana, por ejemplo, solo figuran treinta y una personas con este apellido, y ninguna con el apellido Cesteros. Area [sic] metro residencial (2008-09) (Sin lugar de publicación: Puerto Rico Telephone y Axesa Servicios de Información, S. en C., 2008), 64.

5 Arco y Arcos, Candela y Candelas, Huerta y Huertas, Mejía y Mejías, y Olivera y Oliveras son otros apellidos, como Cestero y Cesteros, que registra la onomástica española en singular y en plural.

6 El apellido Cestero, sin s, adoptado posteriormente por la familia de don Francisco Oller, es el resultado de la aspiración de la ese en posición final de palabra, fenómeno muy extendido en gran parte de Hispanoamérica y en el sur de España.

xxiv dorado y delante de una pared de color azul, aterciopelada, exornada de bollones y líneas dorados, propia de un salón palaciego, como los que se aprecian en el Palacio de Santa Catalina, en el Viejo San Juan.

7 La Ilustracion [sic] Española y Americana, 22 de mayo de 1880, 324.

Grabado del patricio7
Fotografía del prócer

DON JOSÉ JULIÁN DE ACOSTA Y CALBO

“Hombre de sólida instrucción, de carácter firme y reposado; su elocuencia era majestuosa y solemne, su trato cortés y caballeroso.”8

Manuel Fernández Juncos

¡1825! ¡Año de contrastes: fin de una época fusilamiento del pirata Cofresí en el reducto de Santo Domingo, detrás de la actual Iglesia de San José; frustración en Aguadilla de un intento separatista por parte de varios venezolanos; muerte aparente del movimiento liberal; coartación de la libertad por la concesión del rey don Fernando VII de las facultades omnímodas al gobernador y capitán general don Miguel de la Torre y Pando—, y principio de otra nacimiento de un prócer, augurio de progreso y de una transformación radical—! En esa época, un 16 de

8 Manuel Fernández Juncos, Antología portorriqueña [sic] (Nueva York: Hinds, Hayden & Eldredge, Inc., 1944), 32.

Nace el patricio en la casa solariega de la familia de Acosta, marcada con el número 6, sita en la actual calle de O’Donnell número 206, frente a la plaza de Colón, en el Viejo San Juan.

Su padre don Francisco de Acosta y Sandoval 10 , natural de San Juan de Puerto Rico, notario de Reinos, escribano público de Gobierno y Guerra, y contador judicial, obtiene, en 1827, una real cédula que le autoriza a “firmar con el distintivo de Don los instrumentos y actuaciones en que interviniere como tal Notario de Reynos [sic]”11 por “la distincion [sic] y lustre de las familias de que deriva, y cuyos individuos han obtenido empleos militares y políticos, siendo nobles, y descendientes los mas [sic], de los primeros

9 En algunos documentos aparece este apellido escrito con uve.

10 Fue agraciado con el Escudo de Distinción de la Fidelidad por el rey don Fernando VII. Jaime Alberto Solivan de Acosta, Próceres sanjuaneros y su justificación nobiliaria (Carolina: First Book Publishing of Puerto Rico, 2000), 20. Jaime Alberto Solivan de Acosta, Diccionario onomástico, etimológico, heráldico y genealógico puertorriqueño (Puerto Rico: Impresos Quintana, Inc., 2006), 35.

Esta condecoración fue creada “por Real Decreto de 14 de diciembre de 1823, para premiar a c uantos se distinguieron durante el Trienio Constitucional (1820 -1823) por su fidelidad al Rey y su aversión a los liberales”. Alfonso de Ceballos -Escalera y Gila, Marqués de la Floresta, y Fernando García -Mercadal y García-Loygorri, Las órdenes y condecoraciones civiles del Reino de España, segunda edición (Madrid: Boletín Oficial del Estado y Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2003), 219.

11 Cayetano Coll y Toste, Boletín Histórico de Puerto Rico , tomo IV (San Juan: Tip. Cantero, Fernández & C o., 1917), 77.

xxviii febrero de 1825, viene al mundo DON JOSÉ JULIÁN DE ACOSTA Y CALBO9.

12 Cayetano Coll y Toste, Boletín Histórico de Puerto Rico , tomo IV (San Juan: Tip. Cantero, Fernández & Co., 1917), 76 -77.

13 Figura en algunos documentos como don José de Calbo y don José Calvo.

14 Casó dos veces, en primeras nupcias con doña Paula Domínguez y Romero, y en segundas nupcias con doña Juana Evangelista de Vergara. De este segundo matrimonio nació don Gregorio de Sandoval y de Vergara (1749 -1820), célebre escribano real, escribano de Gobierno y Guerra, escribano del Juzgado d e Bienes de Difuntos, escribano de Cabildo, notario público y teniente de Gobernación, quien probó limpieza de sangre en 1776. Jaime A. Soliván [ sic] de Acosta, “Genealogía de don José Julián de Acosta y Calbo”, La Revista del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 8 (enero a junio de 1989), 128 -129. Ángel López Cantos, Los puertorriqueños: Mentalidad y actitudes (Siglo XVIII) (San Juan: Ediciones Puerto, 2001), 119 -120.

xxix fundadores de poblaciones de la Isla; y modernamente su abuelo Capitan [sic] y dos Tios Cadetes [sic]”12. Su madre doña Juana Antonia Calbo y Garriga, también de sangre azul, procede de San Sebastián, Guipúzcoa (España), y es hija del capitán del Real Cuerpo de Artillería don José Calbo13 y de doña Rita Tecla Garriga. Nuestro biografiado es nieto por línea paterna de don Manuel de Acosta y Moreno, natural de San Juan, escribano de Guerra y Marina, contador judi cial y propietario y auxiliar de la Real Hacienda de San Juan, quien, en 1776 y en 1777, prueba hidalguía y limpieza de sangre, y de doña Benita Sandoval y Domínguez (oriunda de San Juan, hija del artillero don Juan Matheo Sandoval y de Sosa 14, natural de Sanlúcar de Barrameda [Cádiz], hijo de don Pedro de Sandoval y de doña Bernarda de Sosa, y de doña Paula Domínguez y Romero, hija de don Andrés Domínguez y de doña Catalina Romero); bisnieto de don Francisco de Acosta y García (1715-1765), oriundo de San Juan, capitán de

Infantería, y de doña Ana María Moreno y Merencio (hermana terciaria de la Orden de San Francisco, hija de don Francisco Vicente Moreno y de doña María Malena Merencio), ambos enterrados en la Iglesia de San Francisco, en el Viejo San Juan; tataranieto de don Juan de Acosta y de Herrera, militar, originario de Oporto (Portugal), y de doña María García (natural de Irlanda, hija de don Francisco Moreno y de doña Juana Romero); y chozno de don Juan de Acosta y de doña Ysabel [sic] de Herrera, vecinos de la mencionada ciudad lusitana, a orillas del Duero15, 16 .

Recibe el sacramento del bautismo, según lo dispone el rito católico, con óleo y crisma, en la Catedral de San Juan (hoy Basílica Menor) el 12 de marzo de 1825 del reverendo padre don Manuel Almansa17. Tiene de padrinos a don Manuel Coronado y a su “tiastra” doña María del Patrocinio Calbo y Delgado, hecho que aparece asentado en el folio 17 vuelto del Libro doce parroquial de bautismos de blancos.

Don José Julián de Acosta ve la luz en el seno de un hogar de noble cuna. Su familia goza de muy buena posición económica —posee diecisiete casas, fincas y una hacienda de caña en el pueblo de Río Piedras . Al igual que sus antepasados, tiene la suerte de crecer en un ambiente culto, refinado y de solera religiosa.

15 Jaime Alberto Solivan de Acosta, Diccionario onomástico, etimológico, heráldico y genealógico puertorriqueño (Puerto Rico: Impresos Quintana, Inc., 2006), 34 -37.

16 Jaime Alberto Solivan de Acosta, Próceres sanjuaneros y su justificación nobiliaria (Carolina: First Book Publishing of Puerto Rico, 2000), 15-22.

17 En el Libro doce parroquial de bautismos de blancos figura también el apellido Almansa escrito con zeta en otras partidas.

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Durante su infancia, aprende las primeras letras de la maestra Jacinta Ramírez y, luego, continúa sus estudios en el Colegio Carpegna, institución fundada el 10 de abril de 1833 por el ilustrísimo señor don Ramón Carpegna y Lebrón de Tegeiro, Conde de Carpegna, oficial de Infantería y ex secretario del Gobierno político de Puerto Rico.

Algún tiempo después, su familia se traslada a Ponce y allí tiene de maestros a don Vicente Silva y a don Lorenzo Sancho. Terminada la instrucción primaria —apenas tiene trece años—, regresa a su ciudad natal para seguir los estudios de la segunda enseñanza en el Seminario Conciliar de San Ildefonso. En ese centro docente, tiene de maestro al eminente ex catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela y presbítero don Rufo Manuel Fernández y Carballido.

Además de asistir al Seminario, toma cursos en la Escuela particular de Física y Química, en la calle de los Cuarteles (Tetuán) número 40, establecida por el citado reverendo padre Fernández. Allí ti ene de compañeros de aula a su gran amigo don Román Baldorioty de Castro, personaje que estará siempre presente en la vida del biografiado, tanto en los momentos de ventura como en los de aflicción, y a don Manuel Alonso y Pacheco, el futuro autor de El gíbaro.

A los diecisiete años, obtiene el título de Bachiller y enseña Gramática castellana en la escuela privada de don Juan de la Cruz Coca, lugar donde, a expensas de él, cursa su hermano don Luis Gustavo de Acosta y Calbo.

Dos años más tarde, el 6 de oct ubre de 1844, sustituye al educador, político y periodista don Nicolás

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Aguayo y Aldea, para impartir gratuitamente la clase de Geografía en el Seminario Conciliar. En marzo de 1845, durante el mando del gobernador don Rafael de Arístegui y Vélez de Guevar a, Conde de Mirasol, explica la cátedra de Retórica en el mencionado plantel; y en ese mismo año, presenta una propuesta al Ayuntamiento de la Capital para dirigir una escuela de instrucción primaria, petición que le es denegada por su minoría. ¡Cuenta veinte años solamente!

A pesar de esta negativa, continúa dando lecciones particulares a señoritas de la alta sociedad sanjuanera, entre ellas a las hermanas de Vizcarrondo y Coronado, una de las cuales sería la madre de don Manuel de Elzaburu y de Vizcarrondo. Nos referimos a doña Bárbara de Vizcarrondo y Coronado. Figura también, entre sus más queridos discípulos, don Julio Lorenzo de Vizcarrondo y Coronado, quien, andando el tiempo, fundará la Sociedad Abolicionista Española y, en 1863, verterá del francés al español el libro Viaje a la isla de Puerto Rico en el año 1797, de André-Pierre Ledru. En esta obra, el traductor apuntala lo siguiente:

Al decidido amor a las letras que ha caracterizado en todos tiempos a mi distinguido amigo, el Lcdo. D. José Julián de Acosta, debe el país tener hoy en su seno el único ejemplar del libro que traduzco. Cuando visitaba Acosta la capital de Francia, completando su carrera científica, su espíritu escudriñador lo llevó a desentrañar de entre los innumerables puestos de libros viejos que

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En esa época, concurre a las clases de Anatomía que se imparten en el Hospital Militar, a fin de amp liar su cultura. En enero de 1846, escribe “Recuerdo a José Campeche”, breve bosquejo biográfico y tributo de admiración al mérito, la originalidad y la sencillez del primer pintor puertorriqueño de fama: José Campeche y Jordán. En esta sem blanza, el autor se inicia no solo en el género de las biografías, sino como crítico de arte, llegando a comparar al hábil pincel con los grandes maestros de la pintura europea. Colabora, igualmente, en el segundo Aguinaldo Puertorriqueño de ese mismo año.

En 1846, don Rufo resuelve llevar a de Acosta a España, en unión de don Eduardo Micault Pignatelli y don Julián Aurelio Núñez, becarios de la Real Subdelegación de Farmacia, y, en última instancia, a don Román Baldorioty de Castro, gracias a la intercesión de don José Julián, pues este convence al

18 André Pierre Ledrú [ sic], Viaje a la isla de Puerto Rico en el año 1797, traducido al español por Julio L. de Vizcarrondo (San Juan: Editorial Coquí, 1971), 13.

xxxiii apenas mira el viajero indiferente en las orillas del Sena, tal vez el último ejemplar de una edición agotada y que tanto se roza con la historia y la flora de nuestra preciosa Isla: a él debe, pues, Puerto Rico el conocimiento de este libro que yo, con menos habilidad, pero con no tantas obligaciones que embarguen mi tiempo, he querido dar a conocer al país a quien deseo ser útil18.

Así pues, los cuatro estudiantes, acompañados de dicho sacerdote, embarcan en la fragata Ceres el 29 de abril de 1846, a las once de la mañana, llevando de Acosta y Calbo doscientos pesos y, de equipaje, un baúl grande y otro pequeño, cinco bultos, ocho líos de cama, un saco de noche y una sombrerera19.

A su llegada a la madre patria, don José Julián visita los principales sitios de interés de Cádiz, Sevilla, Córdoba, Jaén, Ciudad Real y Madrid. En ellos, tiene el gusto de conocer y tratar a personalidades del mundo social e intelectual español.

A fines de 1846, de Acosta cae enfer mo, junto con Núñez y Micault. Se trata de la viruela hemorrágica, negra o maligna, cuyas hemorragias en distintas partes del cuerpo, fiebre elevada, escalofríos y convulsiones la hacen generalmente mortal. De ella, solo de Acosta sale con vida, gracias a los cuidos recibidos de su amigo Baldorioty de Castro, que, inmune a esta afección, lo pone bajo una dieta estricta que lo restablece milagrosamente. ¡Es como si la Vida dispusiese algo especial para ellos dos!

Repuesto de su enfermedad, el joven pat riota prosigue con sus planes. En 1847, funge en Madrid como corresponsal de la Sociedad Económica de Amigos del País de Puerto Rico, y el 12 de octubre de 1848, firma un acuerdo en el Ministerio de la Gobernación para estudiar ciencias físicas, con la condición de que, después que termine los estudios en

19 Lidio Cruz Monclova, Baldorioty de Castro (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1973), 8.

xxxiv reverendo padre Fernández de llevarlo bajo su amparo y protección.

xxxv Europa, enseñe durante seis años en las cátedras de la Isla. Para ello, el Gobierno de Su Majestad le designa, en 1849, al sabio catedrático de la Universidad Central de Madrid don Lucas de Tornos, para que sea su director de estudios.

Atraído por la historia y por el amor a la patria, crea el 20 de marzo de 1851, en compañía de don Román Baldorioty de Castro, la Sociedad Recolectora de Documentos Históricos de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, con objeto de copiar documentos de los archivos españoles referentes al descubrimiento, conquista y colonización de la Isla. Para ello, visita el Archivo de Simancas, el Archivo de Indias y el Museo Arqueológico. Registra, desempolva y hasta restaura documentos que se relacionan con los viajes y conquistas de América. En el establecimi ento de la Sociedad cooperan don Genaro Aranzamendi, don Ramón Emeterio Betances y Alacán, don Cornelio Cintrón, don Federico González, don Calixto Romero y Togores, don Segundo Ruiz Belvis, don Lino Dámaso Saldaña, don Alejandro de Tapia y de Rivera, don José Joaquín Vargas Torres, don Juan Viñals y otros estudiantes puertorriqueños residentes en Madrid. El sábado 12 de julio de 1851, se licencia en Ciencias Físico-Matemáticas y se recibe de regente de primera clase, o sea, de doctor, con diplomas de honor y notas sobresalientes en todas las asignaturas. Finalizados los estudios en Madrid, se traslada a París, donde reside brevemente, y después a Berlín , donde estudia en el laboratorio químico del renombrado profesor, científico y mineralogista don Carlos Federico Rammelsberg, Barón de Rosses, lugar adonde acude con frecuencia el futuro emperador de

Prusia don Federico Guillermo IV. En la “Atenas del Spree”, conoce a la familia del Barón de Rosses y concurre a las reuniones literarias y científicas que se celebran en su casa, donde tiene el honor de tratar íntimamente al Barón de Humboldt, célebre geógrafo, naturalista y diplomático alemán. Allí es protegido del Marqués de Viluma, a la sazón embajador de España en la corte prusiana.

De vuelta a París, asiste al Conservatorio de Artes y Oficios, donde toma cursos nocturnos y escucha las explicaciones del profesor Payen sobre la fabricación de azúcar. En la Ciudad Luz, publica, en 1852, la biografía del famoso naturalista y matemático popayanejo don Francisco José de Caldas, cuya vida fue segada por el general Morillo en 1816, por haber abrazado la causa de la independencia de su país. En ella, además de exaltar a esta figura americana, se muestra profeminista al abogar por el cultivo de la inteligencia de la mujer.

A su retorno a Madrid, demuestra el eximio varón su nobleza de corazón. Recibe varias proposiciones para ejercer el profesorado universitario; pero, lejos de pensar en beneficios personales, declina toda clase de ofertas halagüeñas y decide regresar a su país, donde sabe que le aguarda un terreno yermo, difícil de labrar y que requerirá todo su esfuerzo y sacrificio.

En 1853, vuelve a su patria y se dedica a la enseñanza. Aquí desempeña la cátedra de Agricultura en la Escuela de Comercio, Agricultura y Náutica, creada en 1854 por el general y gobernador de Puerto Rico don Fernando de Norzagaray y Escudero. Es don José Julián de Acosta y Calbo el primer profesor de esta disciplina en Puerto Rico. Por ello, actualmente, la

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Universidad de Puerto Rico en Mayagüez otorga cada año, al mejor estudiante de Educación Agrícola, el Premio José Julián Acosta.

Dos años después de su llegada a la Isla, asiste en Caguas, el 9 de agosto de 1855, a las exequias de su estimado maestro y entrañable amigo el padre Rufo, y lee, al pie de la tumba, un sentido discurso, obra de don Nicolás Aguayo20. Para esa ocasión, consigue, junto con Baldorioty de Castro, que viaje el pintor don Ramón Atiles a este pueblo del interior, para que haga un retrato fiel del ilustre presbítero y científico gallego. Además, participa en la Feria Exposición de 1855 , y contribuye en 1856 para la compra del retrato al óleo del intendente don Alejandro Ramírez.

En San Juan, el optimate conoce a doña Josefa Quintero y Hernández, dama de noble estirpe, hija del prominente estadista venezolano doct or don Ángel Quintero e Hidalgo y de doña Soledad Hernández y Martínez, quienes, en 1851, emigran a Puerto Rico por razones políticas. El 4 de agosto de 1858, contrae nupcias en la Catedral de Caracas (Venezuela), teniendo como celebrante al tío pater no de la contrayente, señor doctor don Domingo Quintero, Provisor y Vicario General del Arzobispado de Caracas. Luego de su enlace y de una corta estadía en la hermana república, retorna en 1858 a su tierra n atal, comisionado por el Gobierno para estudiar y analizar por primera vez los terrenos de las islas de Mona y Monito.

20 Cayetano Coll y Toste, Boletín Histórico de Puerto Rico , tomo XI (San Juan: Tip. Cantero, Fernández & Co., 1924), 30.

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Prosigue también la publicación de los Almanaques-Aguinaldos, iniciada en 1857 por su hermano el impresor, poeta y articulista don Eduardo de Acosta y Calbo, y, en 1859, funge como socio residente y vicecensor de la Sociedad Económica de Amigos del País.

En la Feria Exposición de 1860, gana una medalla de plata por “varios trabajos tipográficos sueltos y encuadernados á [ sic] la rústica hechos en su establecimiento tipográfico y perfectamente acabados”21. En ese año, suscribe, con el seudónimo de “El Bachiller, Fernando de Rojas”, su ensayo titulado “El mago de Aguas-buenas [sic]”, publicado en el Almanaque-Aguinaldo.

En 1862, saca a luz un Tratado de agricultura teórica, con aplicación a los cultivos intertropicales , que viene a ser un compendio de las lecciones impartidas por él en la Escuela de Comercio, Agricultura y Náutica; el libro de texto de esta asignatura; y “uno de los primeros textos de agronomía, de aplicación práctica en las Antillas, publicado [sic] por un autor antillano”22. A más de esto, las ciencias agrícolas le deben, según la tradición, la introducción del flamboyán en la Isla23.

Figura, en 1862, de jurado en un certamen poético, auspiciado por la Sociedad Económica de Amigos del País, en el que sale premiada, némine

21 Cayetano Coll y Toste, Boletín Histórico de Puerto Rico , tomo VII (San Juan: Tip. Cantero, Fernández & Co., 1920), 293.

22 Adolfo de Hostos, Hombres representativos de Puerto Rico (San Juan: Imp. Venezuela, 1961), 31.

23 Tras varias investigaciones, no hemos hallado nada que asevere o que desmienta esta información.

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discrepante, la oda “Campeche”, de don Manuel Corchado y Juarbe. De Acosta, a la sazón censor de la Sociedad Económica en 1863, pronuncia las siguientes palabras en la premiación:

“Si la opinión pública, supremo juez, sanciona el fallo del Jurado, es un motivo más que para el vate, a quien se ha ceñido el lauro continúe en la senda que acaba de pisar con tanto brillo. Y ya que, por la distancia a que se encuentra, nos vemos privados de su presencia, y no le ha sido posible tener el honor de recibir ese lauro personalmente, y de manos de la primera Autoridad de la Isla, séale permitido al Censor recordarle desde la patria orilla, que si a los dones del divino A polo reúne también los de la fortuna, pesa sobre él una grave responsabilidad: la de cultivar aquéllos [sic] no obstante éstos [sic], probando así que la riqueza de Puerto Rico no siempre es la Beocia[24] del espíritu”25, 26 .

24 Era una región de la antigua Grecia cuyos habitantes tenían fama de groseros, obtusos e incultos.

25 Vicente Géigel Polanco, “Prólogo. Apuntes biográficos: Manuel Corchado y Juarbe” en Obras completas, tomo I (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1975), 12.

26 Salvador Brau, “Manuel Corchado y Juarbe” en Obras completas, tomo II (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1975), 440.

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Durante los meses de junio a septiembre de 1864, estudia en La Habana (Cuba). Para el 8 de julio de 1865, aparece como dueño de una imprenta, librería y almacén de papel, sitos en la calle de La Fortaleza número 21, local que , con el tiempo, será de gran importancia, pues, en él, se llegará a editar La Gaceta, órgano del Gobierno de Puerto Rico, y a imprimirse los billetes de la lotería. Asimismo, en 1865, forma parte de la comisión del Gobierno encargada de los trabajos para la Feria Exposición.

En el campo de la imprenta, es preciso ver cuántos libros se dan a la estampa en la Imprenta de Acosta27, entre ellos los de varios próceres puertorriqueños como: don Román Baldorioty de Castro, don Salvador Brau y Asencio, don José de Celis y Aguilera, don Manuel Corchado y Juarbe, don Pascasio P. Sancerrit, don Agustín Stahl y Stamm y don Alejandro de Tapia y de Rivera.

En calidad de librero, ayuda extraordinariamente a la ilustración del pueblo puertorriqueño. Da a conocer las obras de Quevedo, Tirso, Góngora, Vélez de Guevara, Alarcón, Rojas y Moreto, así como las de Cicerón, Tácito, Suetonio, Lucano, Tito Livio, Plinio, Marcial, Tibulo y Juvenal, en un momento en que el país se halla sumido en la ignorancia.

27 En esta imprenta fungió de cajista el disting uido académico, periodista y político colombiano don Bartolomé Calvo, quien fue, además, presidente de la Confederación Granadina (hoy Colombia) en 1861. Rodolfo Perez [ sic] Pimentel, Diccionario biografico [sic] del Ecuador, tomo VIII ([Guayaquil]: Editor ial Universidad de Guayaquil, 1994), 101 .

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Como historiador, publica, en 1866, la primera historia de la Isla escrita por un puertorriqueño28. Se trata de una nueva edición, anotada en la parte histórica y continuada en la estadística y económica, de la Historia geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, de Fray Íñigo Abbad y Lasierra. Al año siguiente, el 22 de febrero de 1867, por sus valiosas anotaciones y eruditos comentarios a esta obra, tiene el honor de ser nombrado socio correspondiente de la Real Academia de la Historia29. Es el primer puertorriqueño en pertenecer a t an ínclita corporación.

Este estudio histórico es, según el distinguido abogado y abolicionista cubano don Rafael María de Labra y Cadrana30, «“uno de los mejores libros lanzados de

28 José Julián de Acosta y Calbo, Historia geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de Puerto -Rico [sic], por Fray Íñigo Abbad y Lasierra. Nueva edición, anotada en la parte histórica y continuada en la estadística y económica , con un estudio introductorio de Gervasio Luis García (España: Ediciones DOCE CALLES, 2002), 9.

29 A raíz de este nombramiento, y seguramente por la envidia de algunos, el comerciante ponceño Carlos Elías Lacroix fue censurado por haber felicitado “al licenciado don José J. de Acosta, por [su ingreso en] […] la Real Academia de [la] Historia”. Archivo Histórico de Ponce, “Expediente que trata de la censura de los periódicos en esta villa. Incluye recortes de periódicos. Mención de censura de un artículo de Carlos Elías Lacroix, 1867 ” , clasificación S-92A-5. Este dato figura en el periódico ponceño El País, de 1867, y fue descubierto por el Dr. Francisco Moscoso y suministrado por la Dra. Lizette Cabrera Salcedo.

30 Nació en La Habana (Cuba) el 7 de septiembre de 1840 en el Castillo del Príncipe y falleció en Madrid (España) el 16 de abril de 1918. Era hijo del brigadier y gobernador civil y militar de Cienfuegos (Cuba) don Ramón María de Labra, natural de Cangas de Onís (Asturias), y de doña Rafaela González Cadrana, natural

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veinte años acá por las prensas españolas ”»31, y, según el célebre polígrafo santanderino don Ma rcelino Menéndez y Pelayo, al historiar el desarrollo de la cultura literaria en Puerto Rico, en su Antología de poetas hispano-americanos [sic], una obra notable de “sólida erudición”32, 33 . En palabras de la reputada educadora y académica puertorriqueña doña Josefina Rivera de Álvarez, sus célebres notas “ponen de manifiesto al historiador metódico, celoso del informe completo y exacto, de mente ágil para la observación acertada y aguda”34.

Apóstol de la libertad, forma parte en 1867 de la Junta Informativa de Reformas, junto con don Segundo Ruiz Belvis y don Francisco Mariano de Quiñones, en la que pide al Gobierno de Madrid la abolición inmediata de la esclavitud, con indemnización o sin ella. En el Informe para la abolición de la esclavitud, redactado por ellos tres, de Acosta defiende públicade Cuba, de ascendencia asturiana. María Dolores Domingo Acebrón, Rafael María de Labra (Cuba, Puerto Rico, las Filipinas, Europa y Marruecos, en la España del Sexenio Democrático y la Restauración [1871-1918]) (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2006), 27.

31 Eduardo Neumann Gandía, Benefactores y hombres notables de Puerto Rico (Ponce: Imp. Listín Comercial, 1899), 174.

32 M[arcelino] Menéndez y Pelayo, Antología de poetas hispano-americanos [sic], tomo II (Madrid: Real Academia Española, 1927), LXXXIX.

33 Jaime Alberto Solivan de Acosta, Artículos de don Eduardo de Acosta y Quintero (Caparra Heights: Centro Gráfico del Caribe, Inc., 1990), 25.

34 Josefina Rivera de Alvarez [ sic], Diccionario de literatura puertorriqueña, tomo segundo, volumen I (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1974), 18.

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mente al siervo oprimido, y es a él a quien se debe la parte histórica y económica del documento. Por ello, es justo señalar, como lo hace don Juan Braschi, que este prohombre es, “entre los abolicionistas portorriqueños [sic], el más esforzado entre los más esforzados”35. Por su obra emancipadora, varios periodistas y diputados le ofrecen un espléndido banquete en el restaurante Lhardy de Madrid. Y, más tarde, por su gloriosa participación en la abolición de la esclavitud, aparecerá el egregio patriota en uno de los mosaicos de las pechinas del Capitolio de Puerto Rico. Ya lo dirá don Julio de Vizcarrondo y Coronado, fundador de la Sociedad Abolicionista Española, en una carta del 28 de abril de 1886: “Si algo signifi co, si valgo alguna cosa, si en vez de haber sido vergüenza de mi país, le he sido útil de algún modo, a ti [José Julián de Acosta y Calbo] se debe”36. Por eso, igualmente, en conmemoración del centenario de la Junta Informativa de Ultramar, el Instituto de Cultura Puertorriqueña acuñará una medalla con la efigie del patricio.

Cerremos, pues, este capítulo de su vida con las palabras que pronuncia el 20 de junio de 1870, ante las Cortes Españolas, el afamado orador don Emilio Castelar, sobre el documento y la actuación de los tres comisionados.

35 Juan Braschi, “Doble apostolado”, Puerto Rico Ilustrado , 18 de noviembre de 1916, páginas sin numerar.

36 Angel [sic] Acosta Quintero, Jose [sic] Julian [sic] Acosta y su tiempo (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1965), 530.

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“Los comisionados de Puerto Rico dieron un dictamen que será su honra, su gloria, dictamen que el porvenir colocará junto a la declaración de los derechos del hombre en el 4 de agosto de 1789. Todos eran propietarios, y todos pedían la abolición inmediata y simultánea, con organización del trabajo o sin organización del trabajo, con indemnización o sin indemnización. Yo me lamento de que después de la revolución de septiembre ninguno de aquellos varones se haya sentado en estos bancos. Yo no sé por qué no habrán venido aquí todos ellos, cuando tantos títulos tenían a la consideración de Puerto Rico y a la consideración de la patria.

Vinieron, decía, los comisionados de Puerto Rico y presentaron un luminoso informe, en el cual no sabemos qué admirar más, si la copia de noticias o la abnegación sublime con que, siendo en su mayoría propietarios de esclavos, demandaban la abolición simultánea, inmediata, con plazo o sin plazo, con indemnización o sin ella...

Permitidme, señores diputados, consagrarles a aquellos ilustres varones un elogio, al cual se asociará sin excepción en sus elevados sentimientos toda la Cámara. Desde la renuncia de los señores feudales a sus privilegios en la Constituyente francesa, no se ha vuelt o a

ver abnegación tan sublime. El patriciado colonial no ofrece en ninguna otra parte ese ejemplo, ese gran ejemplo.”37

En calidad de economista, de Acosta es uno de los pocos hispanoamericanos de su época expertísimos en materias económicas. Muchas de su s obras, como el mencionado Informe para la abolición de la esclavitud , “Cuestión de brazos, para el cultivo de las tierras de Puerto Rico”, El canje de la moneda de plata mejicana en Puerto-Rico [sic], “El sistema prohibitivo y la libertad de comercio en América” y su edición de la Historia de Abbad, dejan ver su maestría en esta ciencia.

Tras el grito de Lares (1868), el ilustre abolicionista es encarcelado injustamente en el Castillo San Felipe del Morro y, luego, en Arecibo, pues, aunque no colabora con Betances en el frustrado alzamiento, le creen cómplice del movimiento revolucionario. En su artículo “Horas de prisión” , publicado en el Almanaque-Aguinaldo de 1869, narra esta experiencia38.

Funda y dirige, el 2 de septiembre de 1870, el primer periódico liberal reformista, El Progreso, en el cual defiende la unión permanente con España y batalla por las libertades patrias39, 40 . Cofunda, en

37 Segundo Ruiz Belvis, José Julián Acosta, Francisco Mariano Quiñones, Proyecto para la abolición de la esclavitud en Puerto Rico (Río Piedras: Editorial Edil, Inc., 1978), 10.

38 Jaime Alberto Solivan de Acosta, Escritos de don José Julián de Acosta y Calbo , [tomo I] ([Carolina: Esmaco Printers Corp.], 1995), 65-69.

39 Efectivamente, don José Julián de Acosta fundó y dirigió este periódico. El Progreso, 27 de enero de 1871, portada. Obras de

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noviembre de ese mismo año, el primer partido político puertorriqueño, el Partido Liberal Reformista, que presidirá en 1873. Inspira, asimismo, más adelante, el periódico El Agente, en el cual forma parte de su redacción.

En 1871, resulta elegido diputado a Cortes por San Germán. En 1872, ejerce como vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Abolicionista Española, y, al año siguiente, corredacta el periódico ponceño El Derecho, cuyo director y redactor principal es don Román Baldorioty de Castro.

Al establecerse en Puerto Rico el Instituto Civil de Segunda Enseñanza, en 1873, el sabio catedrático de Geografía e Historia de España y Universal ocupa el cargo de director en tres ocasiones, de 1873 a 1874, de 1882 a 1883 y de 1883 a 1884, además de la cátedra de Agricultura. Es el primer puerto rriqueño en regir este centro docente, y la primera voz en clamar por la creación de la Universidad de Puerto Rico. En su discurso de apertura del Instituto, del 2 de noviembre de 1873, manifiesta lo siguiente: “para acabar de

Antonio S. Pedreira, tomo II (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970), 98 y 508.

40 Otros próceres puertorriqueños que compartieron las mismas ideas políticas de don José Julián de Acosta y Calbo fueron: don Manuel Alonso y Pacheco, don Julián Blanco y Sosa, don José de Celis y Aguilera, don Manuel Corchado y Juarbe, don Manuel de Elzaburu y Vizcarrondo, don José Gautier Benítez, don José Pablo Morales y Miranda, don Luis Padial y Vizcarrondo, don José Gualberto Padilla y Alfonzo, don Alejandro de Tapia y de Rivera y don Julio de Vizcarrondo y Coronado. Eladio Rodríguez Otero, “Defensa y elogio de José Julián Acosta” en Obras completas, tomo IV (San Juan: Sucesores de Eladio Rodríguez Otero, 2008), 14.

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redimir la inteligencia de la mayoría de los puertoriqueños [sic] de la vergonzosa servidumbre de la ignorancia, nos falta dar el segundo [paso]: fundar la Universidad”41 .

Durante esa época, como muestra de afecto y admiración, don Alejandro de Tapia y de Rivera le dedica su novela corta La leyenda de los veinte años, escrita en 1874.

Preocupado por promover el gust o por la lectura y los conocimientos en ciencias, literatura y bellas artes, don José Julián presenta el 26 de febrero de 1876, en compañía de otros, una moción, que es aceptada, sobre la conveniencia de extender el círculo de los lectores de la revista La Azucena, cuyo director y propietario es don Alejandro de Tapia y de Rivera. El 30 de abril de 1876 se halla el prócer en la fundación del Ateneo Puertorriqueño, junto con don Manuel de Elzaburu y de Vizcarrondo, y posteriormente como presidente de dicha corporación. Allí da varias conferencias, entre ellas: “El antiguo Egipto”, “Los fenicios”, “El teléfono” y “La marcha progresiva de la humanidad en el conocimiento de la superficie terrestre”, que es la primera conferencia pública que se dicta en la docta casa.

Por su participación en el establecimiento de esta asociación cultural, el Ateneo Puertorriqueño cuenta con un busto del optimate, realizado en 1975 por el escultor cubano Alfredo Lozano, y con una

41 Jose [ sic] Julian [ sic] Acosta, Memoria que en la oposicion [sic] a la catedra [sic] de Geografía é [sic] Historia presento [ sic] al jurado don Jose [ sic] Julian [sic] Acosta y Discurso pronunciado por el [sic] mismo en la apertura del Instituto Civil de 2.ª Enseñanza el 2 de noviembre de 1873 . (San Juan: Imprenta de Sancerrit, 1874), 22.

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medalla conmemorativa del primer centenario de la institución con la inscripción del apellido Acosta.

En mayo de 1876, el egregio político es elegido diputado, pero las Cortes anulan su elección y , en su lugar, designan al candidato derrotado, don Juan Antonio Rascón, Conde de Rascón.

De 1877 a 1880, don José Julián de Acosta signa un contrato para hacer los impresos de las oficinas de Hacienda. Y, en 1878, da a la estampa, junto con los doctores don Carlos Grivot Grand-Court y don Agustín Stahl, el Informe dado a la Excma. Diputación Provincial sobre la enfermedad de la caña de azúcar en el cuarto departamento de la isla de Puerto Rico . Es de Acosta y Calbo quien redacta la memoria.

En 1878, el célebre escritor e historiador venezolano don Arístides Rojas le dedica, como homenaje, el capítulo “Las radicales del agua en las lenguas americanas”, que figura en su libro Estudios indigenas [sic]. Contribuciones a la historia antigua de Venezuela42 .

Al año siguiente, en las elecciones de 1879, de Acosta es elegido diputado a Cortes por el distrito de Quebradillas, para luchar nuevamente por las reformas ultramarinas. El 22 de mayo de 1880, es declarado el historiador más destacado de San Juan por la prensa de Madrid. En mayo de 1883, actúa de corredactor de El Clamor del País.

En 1884, por sus excelentes dotes de caballero, científico, escritor, historiador, pedagogo, pensador, político y orador, y a propuesta de l gobernador y capitán general de Puerto Rico don Miguel de la Vega-

42 Arístides Rojas, Estudios indigenas [sic]. Contribuciones a la historia antigua de Venezuela (Caracas: Imprenta Nacional, 1878), 112.

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Inclán y Palma, Marqués de la Vega Inclán, recibe la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Isabel la Católica del rey don Alfonso XII. A este respecto, veamos las opiniones emitidas por dos próceres puertorriqueños por la concesión de esta condecoración.

“Señor don José J. Acosta. Vega Baja, 14 de febrero de 1884. Mi querido amigo: Con verdadero regocijo me acabo de enterar por el Agente, de que le ha sido concedida a usted la Gran Cruz de Isabel la Católica. ¡Loado sea Dios! Si yo dispusiera ahora de un Toisón, se lo conferiría a ese Gobierno.

Mi enhorabuena a usted y al país, que al fin ve apreciado en algo, de lo muchísimo, al hijo suyo que más vale. Un abrazo y suyo, José G. Padilla.”

“Señor don José Julián Acosta. Barranquitas, 15 de febrero de 1884. Mi respetado amigo: He tenido el gusto de saber que el Gobierno Supremo premia los servicios prestados por usted al país, concediéndole una Gran Cruz de Isabel la Católica. Pocas veces con tanta justicia, ninguna con más, se otorgó la honorífica distinción. Siento profunda alegría al ver que al fin se recompensa al mérito verdadero, y aunque es muy humilde mi pláceme, espero que el amigo benévolo, el puertorriqueño ilustre, lo aceptará como

prueba de que sé unirme a su legítima satisfacción.

Si leyó usted el último número de El Buscapié, quizás se fijara en una modesta composición poética titulada “En Varsovia” y suscrita por el pseudónimo de “Rigoló”; es mía y si bien no vale gran cosa, demuestra el afán con que rindo culto a las ideas grandes. Reciba las seguridades de mi respetuoso afecto y ordene lo que guste a su att. amigo Q. S. M. B. Luis Muñoz Rivera.”43

Además de esta distinción, figura también como miembro del “Liceo Hidalgo” de México , y como socio de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén.

Dos años más tarde, en 1886, forma parte del cuerpo redactor de la Revista de Agricultura, Industria y Comercio, con laboratorio anexo para toda clase de análisis 44 . En ese año, sale diputado por el distrito de San Germán, gracias a la activa campaña librada en su favor por doña Amina Tió de Malaret. Pero, por motivos políticos y arbitrariamente, se invalida el nombramiento del patriota y se convoca a una nueva elección, en 1887, en la que sale vencedor un cunero,

43 Angel [sic] Acosta Quintero, Jose [sic] Julian [sic] Acosta y su tiempo (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1965), 481.

44 Esta revista se publicó en 1886 en la Imprenta del Boletín Mercantil, y, más tarde, en 1890 en la Imprenta y Librería de Acosta.

don Ángel Avilés, abogado y empleado del Ministerio de Ultramar.

Al crearse el Partido Autonomista en 1887, don José Julián se retira de la política y consagra sus últimos días a la enseñanza, a escribir y a dar conferencias. En 1888, prologa la obra Ensayo biográfico de los que más han contribuido al progreso de Puerto-Rico [sic], de Sotero Figueroa. El 21 de abril de 1890, pronuncia un breve discurso en honor de la llegada a la Isla del teniente general y gobernador de Puerto Rico don José Lasso y Pérez, en el que elogia la pericia y la bravura de este militar en el campo de batalla. En ese año, regenta todavía la cátedra de Historia Universal en la Institución de Enseñanza Superior del Ateneo Puertorriqueño. Al final de su vida, deja inédito un estudio biográfico sobre el insigne repúblico gijonés y caballero de la Orden de Alcántara don Gaspar Melchor de Jovellanos y Ramírez de Jove.

El 25 de agosto de 1891, un día antes de cumplirse el curso de su vida terrena, el prócer puertorriqueño recibe los Santos Sacramentos del reverendo presbítero don José de Jesús Nin, discípulo y amigo suyo. El 26 de agosto fallece esta preclara figura a las 6:15 p. m. en su residencia, en San Juan, a causa de un carcinoma abdominal, y, al día siguiente, recibe cristiana sepultura.

Sus últimas palabras son: «“No siento el corazón. Lo que veo es una gran claridad que lo ilumina todo”»45.

45 Angel [sic] Acosta Quintero, Jose [sic] Julian [sic] Acosta y su tiempo (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1965), 599.

Sus restos mortales descansan en un mausoleo marmóreo, levantado por su viuda y sus hijos, en el cementerio de Santa María Magdalena de Pazzi46, en el Viejo San Juan, entre las tumbas del esclarecido parlamentario don Luis Padial y Vizcarrondo y el genial poeta don José Gautier Benítez, ambos también honra y prez de esta tierra.

Con motivo de su deceso, don Francisco Mariano de Quiñones afirma lo siguiente:

“Acosta ha muerto: Con él pierde Puerto Rico su gloria más pura y sólo [sic] habrá de conservar un nombre, ¡pero qué nombre!, de tal prestigio que ningún otro igual lo ha merecido.

Que a nadie ofenda mi sinceridad: José Julián Acosta no tenía rival en Puerto Rico.

Su muerte, por el vacío que deja, es para todos pérdida irreparable.”47

A más de las obras anteriormente citadas, don José Julián de Acosta y Calbo publica un sinnúmero de artículos, biografías, conferencias, discursos, memorias, tratados y libros de muy variada naturaleza y de un mérito incuestionable, que le hacen merecer el calificativo de “patriarca entre los hombres de letras del

46 El apellido de esta santa carmelita florentina es Pazzi, y no Pazzis, como se ve errónea y corrientemente en los libros de historia de Puerto Rico, e incluso en el rótulo del camposanto.

47 Angel [sic] Acosta Quintero, Jose [sic] Julian [sic] Acosta y su tiempo (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1965), 602.

Así lo sostiene don Eduardo Neumann Gandía: “Es el hijo del país que más ha escrito, ni Tapia le superó con su actividad incansable” 60 .

48 Eduardo Neumann Gandía, Benefactores y hombres notables de Puerto Rico (Ponce: Imp. Listín Comercial, 1899), 170.

49 Francisco Manrique Cabrera, Historia de la literatura puertorriqueña (Río Piedras: Editorial Cultural, Inc., 1986), 140.

50 Fue un rey de Pilos, famoso por su prudencia y sabiduría, que intervino en la guerra de Troya.

51 Cayetano Coll y Toste, Puertorriqueños ilustres (Río Piedras: Editorial Cultural, Inc., 1978), 109.

52 Zenón Medina y González, Pinceladas (Puerto Rico: Tip. Viuda de González, 1895), 29.

53 José A. Roméu, Panorama del periodismo puertorriqueño (Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1985), 43.

54 Ludwig Uhland (1787 -1862) fue un destacado poeta lírico y político alemán.

55 Eduardo Neumann Gandía, Benefactores y hombres notables de Puerto Rico (Ponce: Imp. Listín Comercia l, 1899), 171.

56 Palmira Cabrera de Ibarra, “Editorial”, Asomante, 1 (1991), 7.

57 “El primer abolicionista”, El Nuevo Día, 21 de marzo de 2009, “Cultura”, 74.

58 Lucio Anneo Séneca (c 4 a. C. -65 d. C.) fue un prominente filósofo, estadista y autor trágico latino.

59 Jaime A. Solivan de Acosta, “Muerte de un prócer”, El Mundo, 26 de agosto de 1989, 24.

60 Eduardo Neumann Gandía, Benefactores y hombres notables de Puerto Rico (Ponce: Imp. Listín Comercial, 1899), 184.

liii país”48, además de los dictados del “Jovellanos puertorriqueño del siglo XIX”49, el “Néstor50 puertorriqueño”51, el “Maestro”52, 53, el “Uhland54 de Puerto Rico”55, el “Caballero del Amor, la Verdad y el Honor Puertorriqueño”56, el “primer abolicionista puertorriqueño”57 y el “Séneca58 boricua”59, por su sabiduría y elocuencia.

Hoy en día, el nombre del conocido hombre de ciencia figura en siete escuelas de la Isla, en Adjuntas, Camuy, Isabela, Ponce, Quebradillas, San Juan y Trujillo Alto; en un parque, al lado de la José Julián Acosta School, en el Viejo San Juan; en un transatlántico estadounidense; y en varias calles del país, a saber, en Caguas, Guaynabo, San Germán, Vega Baja y el Viejo San Juan.

En la casa solariega de la familia de Acosta, en la calle de O’Donnell, en el Viejo San Juan, se encuentra una tarja con su nombre. En el M useo Francisco Oller de Bayamón, hay un retrato del primate, pintado por don Francisco Oller y Cestero s y perteneciente a la Colección del Ateneo Puertorriqueño, y en su tumba, un busto de mármol de Carrara, cincelado magistralmente en Génova (Italia) por el comendador Federico Fabiani.

Jaime Alberto Solivan de Acosta

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Acabose de imprimir el 4 de julio de 2009

festividad de Santa Isabel de Portugal en los talleres de Bibliográficas Montemar Plaza

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