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FOMENTANDO IDENTIDADES

A TRAVÉS DEL DESARROLLO TERRITORIAL

Giacomo Bassilio Elliott

El inicio: el caso de Túcume y la marca-territorio

Mi vinculación con el enfoque de desarrollo territorial con identidad cultural se remonta a 2011, año en que, cuando aún era estudiante de Antropología, llegué a Túcume, una localidad eminentemente rural ubicada en la costa del norte del Perú, con la particularidad de contar con un complejo arqueológico de veintiséis pirámides truncas, construidas entre los siglos X y XV d.C. por la civilización Lambayeque. Las pirámides fueron utilizadas inclusive durante la ocupación Inca y abandonadas tras el arribo de los españoles (Narváez y Delgado 2011). Desde 1992, existe un museo de sitio que ejecuta las investigaciones arqueológicas, administra el ingreso de turistas y promueve proyectos destinados al fomento de la cultura e ingresos de la población, entre ellos la promoción de la artesanía.

Artesano Julián Bravo Calderón, Túcume - Perú. Foto: Jao Yamunaque

Si bien existían productos tradicionales, en el año 2002 se implementó un proyecto que formó a miembros de la localidad en la elaboración de productos que ofrecer a los visitantes, mediante la enseñanza de técnicas innovadoras y la incorporación de la iconografía prehispánica hallada en el complejo arqueológico, dando origen a una nueva artesanía de Túcume.

En uno de mis primeros contactos, el fundador del museo narró el proceso de formación de los artesanos, mencionando que realizaban exposiciones en otros lugares y regresaban orgullosos de haber representado a Túcume. La generación de esta identidad enmarcada en el uso del patrimonio con fines económicos, terminó convirtiéndose en mi tesis en Antropología y dediqué algunos meses a estar en el lugar junto con los artesanos.

La investigación encontró que la identidad se generaba en el hecho de dar a conocer. Junto con otras localidades de la costa norte del Perú, este proceso hizo parte de un conjunto de estudios de caso llevados a cabo en América Latina, con el objetivo de explorar las características de las estrategias utilizadas en la puesta en valor de la identidad cultural y sus efectos sobre la dinamización de los territorios (Ranaboldo 2008). En el caso de Túcume, resaltaba la conversión del patrimonio arqueológico en una marca cultural reconocible fuera del ámbito local y su vinculación con productos y servicios con el propósito de otorgarles un valor diferenciado (Trivelli y Hernández 2008). Así, cuando un artesano exponía el valor de sus productos, pero con una motivación personal detrás, se originaba una responsabilidad sobre la acción, que permitía la identificación de la persona con el contenido cultural del producto y, además, un sentimiento de pertenencia con el lugar. Lo interesante es que se trataba de nueva concepción de territorio, uno creado para circular en el mercado, con un uso del patrimonio en función del desempeño económico y con un nuevo tipo de sujeto, en otras palabras, un nuevo tipo de proyecto social, al que convino entender como marca-territorio.

Uno de los hallazgos de este estudio fue que la presencia de productores altamente identificados es un factor importante para el desarrollo de un proyecto territorial, en la medida que el posicionamiento del territorio se encuentra motivado no solo por el interés sino por un sentimiento de responsabilidad y pertenencia (Bassilio 2012). Más aún, este caso permitió reconocer algunos procesos clave y que quienes movilizaban este tipo de experiencias eran, ante todo, los propios actores locales, que desarrollaban sus estrategias de vida en estrecha conexión con el patrimonio y el territorio.

El proyecto: una metodología en curso para el acompañamiento territorial

En 2014 pude cursar el Diplomado en Desarrollo Territorial con Identidad Cultural, de RIMISP - Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural y la Pontificia

Universidad Católica del Perú. En los años siguientes, participé en estudios y trabajos vinculados a la caracterización del patrimonio agrícola y gastronómico, el análisis de la juventud rural, el fomento de emprendimientos entre familias campesinas, principalmente mujeres y jóvenes, y la promoción del patrimonio cultural inmaterial. Tras este recorrido, en 2023 se fundó el “Estudio de Identidad y Desarrollo Territorial (Estudio I-DT)”, consultora dedicada a la implementación de investigaciones y el acompañamiento de procesos de desarrollo basados en la puesta en valor del patrimonio cultural.

Nuestro trabajo se fundamenta en cuatro pilares. Por una parte, reconocer el rol de la cultura y el patrimonio como elementos de diferenciación de los territorios y base del valor de productos y servicios. De igual modo, promover que las personas involucradas en las distintas cadenas productivas experimenten como suyo aquello que realizan y sientan la responsabilidad por dar a conocer su territorio. De otra parte, realizar un análisis de la viabilidad económica de las propuestas de desarrollo territorial, analizando mercados, adaptando los productos y servicios a la demanda y fomentando la innovación. Igualmente, cuidar de la institucionalidad vinculada a la gestión de los recursos locales y el posicionamiento del territorio.

Esta mirada no agota todas las aristas de un proyecto de desarrollo territorial, pero apunta a construir un modelo que nos permita acompañar este tipo de experiencias. Como en toda estructura, consideramos que la debilidad en alguna de estas bases puede repercutir en el conjunto del proceso de desarrollo local. Por ejemplo, una localidad con una importante dotación de recursos patrimoniales, pero escasa vinculación a mercados dinámicos, requerirá una evaluación de oportunidades de articulación comercial viables. Territorios con una oferta de productos y servicios consolidados, pero con débil anclaje en la población, pueden lidiar con una falta de sostenibilidad local. Asimismo, iniciativas de desarrollo conducidas por sociedades altamente identificadas con el patrimonio, pero cuyos esfuerzos no se ven acompañados por instancias institucionales, corren el riesgo de ver estos logros limitados.

De esta manera, el reto es contemplar de manera conjunta el avance en las cuatro variables: patrimonio, identidad, mercado e institucionalidad.

En tal sentido, nos gustaría que este artículo diera inicio a un compartir, detallando nuestra metodología de trabajo conforme se vaya validando y las interrogantes que surjan en el camino.

La primera etapa corresponde a la caracterización del territorio. En ella, realizamos tres tipos de actividad. En primer lugar, la toma de contacto con actores clave, con el propósito de presentar la propuesta de trabajo y recoger información preliminar sobre las intervenciones y visiones de desarrollo en el territorio. Seguidamente, el análisis de información secundaria, en particular, el recojo de data estadística acerca de la población, las actividades económicas, las transferencias de presupuesto hacia los gobiernos locales y la ejecución de los principales proyectos, con un énfasis en la situación de las localidades rurales. Asimismo, se recurre a la revisión de políticas sectoriales, planes de desarrollo y espacios de coordinación implementados en el territorio.

El tercer tipo de actividad apela a la experiencia etnográfica y se refiere al involucramiento en las actividades que se realizan en el territorio, junto a las personas que se dedican a ellas. Por ejemplo, en el caso de la promoción de la artesanía, resultará importante observar y tomar parte de alguna de las actividades de este oficio, no con la aspiración de llegar a ser artesano sino de colocarse en el lugar de quienes se encuentran en esta posición y, así, comprender mejor sus demandas. Desde nuestro punto de vista, el acompañamiento a los procesos de desarrollo territorial no requiere solamente disponer de información sino conocer el territorio desde la experiencia.

El conjunto de estas actividades debe permitir una caracterización de las principales dinámicas y actores presentes en el territorio, con datos de distinta fuente y, además, legitimidad por parte de las personas con quienes trabajamos.

Artesano Julián Bravo Calderón, Túcume - Perú. Foto: Jao Yamunaque

Las siguientes etapas quedarán en el tintero para futuras entregas. Por el momento, basta con mencionar que la planificación de acciones con los actores, la generación de un horizonte común y el fomento de la identidad, son algunos de los siguientes retos. Esperamos haber delineado aquí un método inicial para acompañar los procesos de desarrollo territorial, en que se contemplen distintos factores asociados al territorio pero, especialmente, el rol de las personas que los habitan y los hacen posibles.

BASSILIO, Giacomo

2012 Artesanos de su marca: Marca-territorio, valor e identidad territorial en el mercado. El caso de la artesanía y los artesanos de ‘Túcume’. Tesis de licenciatura en Antropología. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Facultad de Ciencias Sociales.

NARVÁEZ, Alfredo y Bernarda DELGADO (editores)

2011 Huaca Las Balsas de Túcume. Arte mural Lambayeque. Lima: Museo de Sitio de Túcume.

RANABOLDO, Claudia

2008 “Introducción: Recorridos de una mirada latinoamericana”. En RANABOLDO, Claudia y Alexander SCHEJTMAN (editores). El valor del patrimonio cultural: territorios rurales, experiencias y proyecciones latinoamericanas. Lima: IEP, RIMISP, pp. 13-37.

TRIVELLI, Carolina y Raúl HERNÁNDEZ-ASENSIO

2008 “Apostando por el desarrollo territorial rural con identidad cultural: la puesta en valor del patrimonio prehispánico de la costa norte de Perú”. En RANABOLDO, Claudia y Alexander SCHEJTMAN (editores). El valor del patrimonio cultural: territorios rurales, experiencias y proyecciones latinoamericanas. Lima: IEP, RIMISP, pp. 201-235.

Diseño: sebastianbarbosa.com Foto: Jao Yamunaque, Giacomo Bassilio Elliott

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