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Desarrollo, cultura y territorio: el caso chileno Por: Pablo Díaz y Francesca Compagnone

Esta columna es un intento por describir a grosso modo la trayectoria que ha seguido la política pública chilena en los últimos 20 años cuando ha intentado conectar la cultura, la creatividad y las identidades con el desarrollo de los territorios y sus comunidades.

El interés por la relación entre las actividades creativas, las identidades y el desarrollo, particularmente en su esfera económica, es relativamente reciente en Chile.

El primer estudio sobre el impacto de la cultura en la economía nacional fue publicado en 2003 por el recién creado Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) y el Convenio Andrés Bello (Mujica, 2017).

Habrá que esperar hasta el 2007 para que el binomio cultura-desarrollo tome relevancia en las políticas públicas del país (CORFO, 2015), año en que el Consejo Nacional para la Innovación y la Competitividad (CNIC) identifica las Industrias Creativas como uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento en Chile.

Ahora bien, la instalación de una mirada propiamente territorial en las políticas del Estado encuentra su impulso inicial en la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), que desde su establecimiento en los años ‘80 impulsa la descentralización administrativa y legal como un pilar fundamental del desarrollo del país (SUBDERE, 2009). La conexión entre esta mirada territorial y la dimensión cultural se expresa sintomáticamente en 2007 cuando la SUBDERE pone en marcha el ”Programa de Fortalecimiento de la Identidad Regional” (PFIR), cuyo diseño apuesta por la valorización de las especificidades existentes en los territorios regionales como un factor relevante para el proceso de descentralización y desarrollo territorial (SUBDERE, 2009, p. 16).

Desde el punto de vista productivo, CORFO destaca como uno de los actores institucionales más activos en el fomento de la cultura y la creatividad como factor de desarrollo económico desde una mirada sino territorial, al menos regionalizada. Los Programas Territoriales Integrados (PTI), impulsados en la primera década del 2000, apuntaron a “apoyar la coordinación y articulación de proyectos vinculados al desarrollo empresarial, destinados a mejorar la competitividad de un territorio o zona geográfica determinada en torno a sus principales actividades económicas o a las de mayor proyección” (CORFO, 2009: 104). La definición estratégica de las regiones provenía del Gobierno Regional y contaba, por lo general, con la participación del sector privado y académico de la región, así como de la institucionalidad pública. De esta manera surgieron los primeros programas orientados, en ese momento, al fomento de las industrias creativas en ciudades como Valparaíso y Valdivia, dos capitales regionales.

En esta misma línea de apoyo a agendas de productividad con un fuerte componente de innovación desde los territorios, los lineamientos estratégicos 2014-2018 del INDAP, organismo del Ministerio de Agricultura (MinAgri) orientado al apoyo de la Agricultura Familiar Campesina, plantean la necesidad de adoptar un enfoque territorial para abordar los desafíos del sector rural. La adopción del concepto de territorio como una unidad de trabajo para la intervención es particularmente relevante puesto que impulsa miradas dentro del MinAgri que van más allá de lo estrictamente agrícola. En este escenario, se empiezan a impulsar estrategias para consolidar y visibilizar los denominados “Rubros Emergentes” de la Agricultura Familiar Campesina, tales como el Turismo Rural, las Artesanías y las “Especialidades Campesinas” (alimentos procesados). Se trata de rubros que “surgen a partir de innovaciones realizadas en la producción agropecuaria primaria, y en la gestión de los recursos naturales, los recursos culturales y/o los recursos turísticos disponibles en las explotaciones y los territorios” (Indap, 2014).

Por otro lado y en sintonía con este giro, desde el 2019 el MinAgri, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), impulsa la Iniciativa “Sistemas Importantes de Patrimonio Agrícola Nacional”, o “Red SIPAN”. El proyecto SIPAN busca reconocer y conservar el patrimonio agrícola en el país, con la creación de una Red de territorios de la Macrozona Alto Andina y Precordillera Norte (regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta), y una Red de la Macrozona Cordillera Pehuenche (regiones de Biobío y La Araucanía). En este sentido, se plantea por un lado contribuir a la conservación y valoración de la biodiversidad agrícola presente en estos territorios del país, y por otro resaltar el aporte de técnicas tradicionales y ancestrales heredadas principalmente de las culturas mapuche pehuenche, aymara y lickanantay (SIPAN, 2022).

La conservación del patrimonio natural y cultural como estrategia de desarrollo sostenible se encuentra a la base de otra iniciativa relevante. A partir del 2016, el Gobierno Regional de la región de Arica Parinacota, SUBDERE y la Fundación Altiplano impulsan el “Programa de Difusión Arica y Parinacota, Paisaje Cultural de América”. Entre los logros del programa, está el reconocimiento del territorio como un paisaje cultural, entendido como el resultado de las interacciones entre las personas y la naturaleza. Este reconocimiento implica promover una política pública concebida desde la “paradoja” innovación-conservación, donde se planifica y se impulsan transformaciones económicas a partir de la valorización del patrimonio natural y cultural inscrito en los territorios (Fundación Altiplano, 2017).

Avanzan los años y la articulación entre distintos actores territoriales públicos y privados aparece por su parte como un factor clave en las experiencias exitosas de fomento a la Economía Creativa con enfoque territorial. En el año 2017, Frutillar fue la primera ciudad de Chile en unirse a la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO, que destacan por el aporte que las industrias culturales hacen al desarrollo económico y social de la comunidad (MINCAP, 2017). Tres años después, Valparaíso recibió el mismo reconocimiento de Ciudad Creativa, tras una postulación realizada en el marco del proyecto público-privado "Puerto de Músicas", que congregaba a la Municipalidad de Valparaíso, el MINCAP, la Asociación Gremial de la Industria de la Música de la región (IMUVA) y el Programa de CORFO "Valparaíso Creativo" (Valparaíso Creativo, 2020). Por su parte, en 2020 se gesta la Red de Territorios Creativos, un espacio de colaboración horizontal conformado actualmente por organismos público-privados de ocho regiones de Chile con la colaboración de la Secretaría de Economía Creativa dependiente del MINCAP, que tiene como principal objetivo situar la cultura y la EC al centro del desarrollo local, para así aportar a la agenda de desarrollo sostenible del país.

Finalmente, en 2022 el MINCAP crea el Programa de Fomento y Desarrollo de Ecosistemas Creativos, iniciativa que busca fortalecer la articulación local de los agentes culturales y especialmente sus relaciones de colaboración con otros sectores productivos del territorio.

En la actualidad, el enfoque territorial permea cada vez más las políticas públicas tanto productivas como de la institucionalidad cultural. Por otro lado, también se observan procesos de articulación al interior de los propios territorios y entre estos, iniciativas que seguramente aportarán complejidad y vitalidad a los ecosistemas culturales y creativos del país, fortaleciendo el papel de la diversidad tanto cultural como natural en el marco de políticas de desarrollo sostenible en clave territorial.

BIBLIOGRAFÍA • CORFO, 2009a. Desarrollo productivo en Chile. La experiencia de CORFO entre 1990 y 2009. Oscar Muñoz Gomá Editor. CORFO y FLACSO Chile, Santiago de Chile 2009.

• CORFO, 2009b. Mapeo de Industrias Creativas en Valparaíso. Disponible en: https://issuu.com/industriascreativasvalparaiso/docs/mapeo_industrias_creativas_de_valpara_so • CORFO, 2015. Diagnóstico y caracterización de la Economía Creativa: Brechas y drivers de los 4 subsectores priorizados y la gobernanza de los esfuerzos públicos. Disponible en: https://ec.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2020/10/0_30_BRECHAS-ECONOMIA-CREATIVA.pdf • Fundación Altiplano, 2017. Arica y Parinacota: Paisaje Cultural de América. Disponible en: https://www.fundacionaltiplano.cl/_files/ugd/f16c89_ed199a8f147b48f092ed41cb4d1cb502.pdf • INDAP, 2014. Lineamientos estratégicos 2014-2018. Disponible en: https://bibliotecadigital.ciren.cl/handle/20.500.13082/26991 • Mujica, 2017. Cultura y desarrollo en Chile. El momento de la economía creativa. Pagg. 12-15 en Economía e Industrias Creativas en Chile. MGC Revista de Gestión Cultural, Facultad de Artes Universidad de Chile.

N°9 2017. Disponible en: https://ec.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2020/10/0_33_EconomiaeIndustriasCreativasenChile.pdf • SIPAN, 2022. Red de Patrimonio Agrícola Nacional. Página web revisada en agosto de 2022. Disponible en: https://sipan.minagri.gob.cl/agrobiodiversidad-y-patrimonio/ • SUBDERE, 2009. Identidad regional. Reconociendo la diversidad para el desarrollo de los territorios.

División de políticas y estudios, Departamento de estudios y evaluación. Diciembre 2009, Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo.

• Valparaíso Creativo, 2020. Página web revisada en agosto de 2022. Disponible en: https://catalogo.valparaisocreativo.cl/

Fotografías: Pablo Díaz Meeks Diseño: sebastianbarbosa.com