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EN ALTA VOZ
EN ALTA VOZ � Dolores Huerta
Directora general de GBCEspaña y socia fundadora del Estudio de Arquitectura CC60
¿Para qué sirven 5.300 millones?
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erramos el año 2020 como uno de los más extraños y dramáticos que nos ha tocado vivir, y estrenamos este 2021 con un recordatorio de nuestra fragilidad ante los efectos del cambio climático con la irrupción de Filomena. A los que llevamos años trabajando para que la lucha contra el cambio climático sea una prioridad en las políticas de gobierno y en nuestros propios hábitos de vida, nos entristece constatar que nuestros mensajes no eran alarmistas. Sin hacer leña del árbol caído, toca ponerse manos a la obra y priorizar aquellas actuaciones que nos vayan a ayudar a reconstruir nuestra economía, nuestra sociedad, nuestra nueva normalidad. En todas estas crisis, nuestros edificios se han mostrado como son, con sus carencias y defectos, con sus posibilidades de mejora, como aquel elemento que nos protege de la intemperie. Invertir en ellos no puede considerarse un gasto sino la mejor inversión para nuestra supervivencia. No es de extrañar, pues, que la rehabilitación de edificios se haya convertido en una de las políticas clave para la recuperación impulsada tanto desde la Comisión Europea con la Oleada de la Renovación, como desde el Gobierno de España en su plan ‘España Puede’. El anuncio realizado por este último de que destinará 5.300 millones de los fondos de recuperación a la rehabilitación de 480.000 viviendas en los próximos tres años ha puesto sobre aviso al sector de la construcción, que se prepara para este tsunami de financiación. Merece la pena recordar que este ritmo de intervenciones supone multiplicar por cinco el ritmo actual, lo que ya en sí es un desafío mayúsculo, pero mayor aún es el reto de que, una vez pasen los tres años y su “oleada” de financiación, el sector siga manteniendo e incrementando las obras de rehabilitación. Para que esto ocurra, es importante trabajar con la mirada puesta no solo en el corto plazo sino también en el medio y largo, e invertir para crecer ahora y en el futuro. La Estrategia Nacional de Rehabilitación (ERESEE2020) avanza algunas de las líneas de trabajo más necesarias, y en las que los fondos de recuperación serían más que bienvenidos: En primer lugar, formar y capacitar al sector, que desde la crisis de En todas estas crisis, nuestros 2008 en la que sufrió un descalabro mayúsculo no ha recuperado su edificios se han mostrado como son, con sus carencias y defectos, con fuerza productiva. A esto se suma que las habilidades y capacidades necesarias para intervenir en edificios existentes no son exactamente las de la nueva edificación, que es para la que está pensada tanto la sus posibilidades de mejora, como formación universitaria como la formación profesional. aquel elemento que nos protege de la Facilitar los procesos de la rehabilitación. No existe un modelo claro intemperie. Invertir en ellos no puede considerarse un gasto sino la mejor de acompañamiento al ciudadano y a las comunidades de vecinos que les guíe desde la toma de decisión a la redacción de un proyecto, la búsqueda de financiación, la contratación y ejecución de las obras, en inversión para nuestra supervivencia periodos largos que pueden ir de los dos años, a toda una vida si la obra se lleva a cabo por fases. Instrumentos como el Pasaporte del Edificio, y las “ventanillas únicas” están llamadas a jugar un papel fundamental para facilitar la rehabilitación, pero se necesita acelerar esfuerzos para que sean una realidad. Comunicar es una necesidad en el corto plazo. Si queremos rehabilitar 480.000 viviendas en los próximos años, hoy mismo debería haber 480.000 familias a punto de tomar la decisión, o con los proyectos ya redactados. Comunicar con mensajes claros, en positivo y dando seguridad a los propietarios de que la rehabilitación no solo es una necesidad de nuestra sociedad, también es una inversión segura de la que nos beneficiamos desde el primer día. Generar instrumentos de financiación adaptados a las necesidades de la rehabilitación, que demanda créditos a bajo interés y largo plazo, y que puede recuperar parte de la inversión a través de los propios ahorros en energía. Si no generamos estos instrumentos y capacitamos al sector financiero para que entienda los proyectos de rehabilitación, estaremos huérfanos de ella el día que se retiren los fondos europeos de recuperación. En estas tareas todos estamos llamados a jugar un papel en estos próximos años, en especial las administraciones públicas, trabajando de manera coordinada desde los tres escalones (nacional, autonómico y local) y de manera transversal entre los responsables de energía, medio ambiente y vivienda. También, cómo no, ejerciendo la labor inexcusable de dar ejemplo en la renovación de sus propios edificios. Es el momento de estar a la altura del tiempo que nos ha tocado vivir y dar la talla para demostrar que somos capaces de rehabilitar más, mejor y cuanto antes.