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El arte de la Palabra

El Buen Pastor

El pasaje bíblico del Buen Pastor es uno de los más hermosos del Nuevo Testamento. En el capítulo 10 del evangelio de san Juan se define la condición de Jesús a través de esta metáfora llena de sentido.

Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.

Jn 10,11-18

El mundo del arte se ha detenido también en este pasaje del Buen Pastor, dejándonos numerosas muestras de su presencia. Pero, para ello, tenemos que remontarnos hasta las raíces del arte clásico, donde encontramos la representación de un oferente («el que realiza una ofrenda») también llamado «la alegoría de la filantropía», recogida en el arte funerario profano. Las imágenes más conocidas se encuentran en el Museo Pío Cristiano de los Museos Vaticanos; son la escultura del pastor crióforo o Hermes crióforo (crióforo significa «portador de carnero») y la estatuilla del buen pastor, reinterpretación del siglo xviii de un fragmento de un sarcófago clásico. En ellas, vemos a un joven romano ataviado con ropas de pastor y zurrón en ristre, que lleva en sus hombros una oveja. Una obra del siglo xvii que destaca es la del autor conquense Cristóbal García Salmerón (1603­1666). En ella, la imagen del Buen Pastor está directamente asociada con la de Cristo que, además, porta en su mano un pergamino con la frase del Evangelio. Aquí vemos cómo la imagen se acerca cada vez más a la teología desarrollada en el cuarto evangelio (Ego sum pastor bonus et cognosco oves meas el cognoscunt me meae —«Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen»—).

Una de las representaciones más bonitas y extendidas en la devoción cristiana es la que realizó el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1617­1682). El pastor se convierte en el niño Jesús, que apacienta y cuida de sus ovejas. Desde la pintura, al niño nos mira poniendo su mano sobre la oveja que ocupa, junto a él, el primer plano. En el fondo, a la derecha, se encuentra el rebaño y, detrás de él, los restos de un mundo antiguo, quizás un guiño al mundo clásico renovado por la presencia del Mesías.

Murillo pintaba estas obras para el culto privado; normalmente eran encargos de familias adineradas para sus capillas particulares. Vemos cómo el pintor conjuga el estilo clásico con la dulzura de la reinterpretación de la metáfora bíblica.

Actividades

1 El paso del mundo profano al mundo clásico se produce en muchas más imágenes o símbolos del Evangelio. Busca otra imagen o símbolo e investiga el recorrido artístico de la representación.

2 La imagen del Buen Pastor de Murillo se ha utilizado en numerosas ocasiones a lo largo de las últimas décadas. Busca en internet y lleva a clase algún ejemplo.

3 La imagen utilizada por Murillo es la de un Jesús niño. Busca a lo largo de la historia del arte expresiones de Jesús niño diferentes al Nacimiento. Ordénalas según su cronología y observa las diferencias y las semejanzas entre las distintas propuestas artísticas.

4 Intenta reinterpretar de manera artística el sentido del Buen Pastor a través de cualquier técnica.

1 Pastor crióforo o Hermes crióforo, adaptado por Cavaceppi, 1757 (Museo Cristiano, Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano).

2 Estatua del Buen Pastor, siglo iii (Museo Pío, Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano).

3 El Buen Pastor, Bartolomé Esteban Murillo, 1660 (Museo del Prado), Madrid, España.

4 El Buen Pastor, Cristóbal García Salmerón, siglo xvii (Museo del Prado, Madrid, España).