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4 Los invisibles

Están a tu lado, cruzan tus plazas y calles, abren sus hatillos dejando ver las falsificaciones que ponen a la venta.

Están a tu lado, lloran sin gritar y, a veces, esconden sus heridas. Se tragan el orgullo por un miedo irracional y porque, poco a poco, les han ido cortando las alas y las raíces: personas solas y abatidas sin ver salidas a la violencia a la que son sometidas.

Solos y abatidos, rostros sin nombre se van diluyendo en las aceras, poco a poco van desapareciendo. Solo encuentran ingratitud e indiferencia. Hasta que el otro día, en el metro, vi cómo una mujer ofrecía pañuelos de papel a cambio de unas monedas y arrojó al suelo su pobre mercancía para gritar, con lágrimas en los ojos: «No os pido que me deis nada, solo os pido que me miréis, que me hagáis sentir que todavía soy una persona». Solo entonces abrí los ojos y pude ver a quien antes pasaba ante mí y era solo una sombra.

A veces, pasamos por la vida sin mirar a los demás, sin considerar a la persona que tenemos enfrente. En esta unidad tenemos la oportunidad de descubrir a quienes están a nuestro alrededor, de dar visibilidad a quien era invisible.

PARA COMENZAR…

1 ¿Tiene adjetivo la Declaración de Derechos Humanos? ¿Qué crees que significa?

2 ¿Dios es ajeno a lo humano? ¿Qué ha aportado la religión a la lucha por la dignidad a lo largo de la historia?

3 ¿Podemos encontrar una respuesta clara de la Iglesia a la cuestión de los derechos humanos?

4 ¿Qué puedes hacer para dar visibilidad a los invisibles de la sociedad?