M ASONERÍA EN ACCIÓN
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Boletín
MASONERÍA EN ACCIÓN PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA GRAN LOGIA DE COLOMBIA
Año II - Número 7
PUBLICACIÓN MENSUAL
Masonería, Solidaridad y Democracia en el Siglo XXI Por.: V.∙.H.∙. Alfredo Sarmiento Nárvaez Resp.∙. y Ben.∙. Logia Fraternidad No. 8
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ué tanto sentido tiene de cara al presente y al futuro de una sociedad como la colombiana aquella expresión de reza así: “Es mejor enseñar a pescar que dar el pescado? “ Hay momentos para dar el pescado, otros para repartirlo con equidad, y siempre será liberador aprender a pescar con los otros. Cada una de esas acciones implica distintos momentos de la solidaridad y denota distintos significados para la democracia. La caridad es el momento primario de la solidaridad. Hay situaciones que son tan urgentes y apremiantes, que es menester regalar el pescado. La justicia resulta ser un momento más elaborado, un grado más evolucionado de la solidaridad. Sin duda, para un mundo lleno de diversas formas de exclusiones y escases de oportunidades para crecientes sectores de la población mundial y local, es importante hacer justicia y repartir con criterios de equidad el pescado. Pero la liberación es el momento más creativo y de mayor plenitud para la solidaridad y siempre será liberador aprender a pescar con
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otro o con otros, genera igualdad de condiciones, dignidad con las personas y no reproduce las relaciones verticales y de poder que hay ocultas en diversas manifestaciones de pedagogía social. La solidaridad y el acto de solidarizarse no es un aburrido y pesado deber. No se debe obligar a la acción solidaria. Esta tesis es un cuestionamiento de fondo al literal dos del artículo 95 de la Constitución Nacional, en el que la solidaridad queda circunscrita a los deberes de toda persona por su calidad de ser colombiano y en el siglo XXI, ha de ser entendida como un nuevo derecho. Toda persona tiene el derecho a solidarizarse, ejercerlo de manera gozosa y trabajar al mismo tiempo por la propia dignidad y la dignidad de otras personas y comunidades. Al expresar la solidaridad en clave de derecho y no de deber, se la libera del marco de las éticas heterónomas y se la ubica en el terreno de las éticas de la autonomía. Con la consagración de la solidaridad y del acto de solidarizarse como una experiencia de autonomía que se asume de manera consciente y
Abril 2016 e.·.v.·.
M.∙.R.∙.G.∙.M.∙. José Domingo González-Rubio Rodríguez. @josedomingonza1
Masonería, Corrupción y Buenas Costumbres
Desde el campo de las ciencias sociales, se propone la “teoría del cuerpo social”, como una metáfora para explicar el concepto de sociedad, comparándola con el cuerpo humano. Esta teoría concibe la sociedad como una multiplicidad de partes diferentes que tienen que funcionar en forma armónica. Milán Miranovic, académico chileno, es reconocido como el autor de esta teoría. El “cuerpo social”, al estar formado por seres humanos, diferentes unos de otros, desarrolla dinámicas y fenómenos individuales y colectivos todavía más complejos que los procesos que se dan en el cuerpo de los individuos. Así como el mal funcionamiento de una sola de las partes del cuerpo humano es capaz de producir alteraciones y desequilibrios en la salud hasta comprometer la propia existencia, en el “cuerpo social” ocurre algo similar, desde luego, todo lo bueno y lo malo que hay en los seres humanos, tiene necesariamente que reflejarse en el “cuerpo social”. Alejandra Yáñez, estudiante del programa de doctorado en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso, Chile, en su trabajo de grado, titulado “Análisis Crítico de la Teoría del Cuerpo Social”, explica: “(…) Al componerse de individuos, seres humanos, organizados en segmentos según diversos factores, el Cuerpo Social puede ser entendido como la conjunción de las necesidades, deseos y aspiraciones de cada segmento que lo compone, (…)” En esa conjunción que sugiere para entender el “cuerpo social”, la distinguida estudiante, faltó incluir la parte mala, las perversiones que indefectiblemente acompañan a los seres humanos. Cuando la parte perversa de los seres humanos con sus malas prácticas supera a las BUENAS COSTUMBRES, sobrevienen alteraciones y desequilibrios en el “cuerpo social”, con consecuencias demasiado devastadoras. Es precisamente lo que está ocurriendo y lo que muestra la magnitud del esfuerzo que corresponde hacer a cada masón para contrarrestar, el proceso degenerativo que padecen las instituciones por causa de la corrupción.
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