archivosd'lectura Volumen 1 N°1

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…Acaecidas sus palabras se encontraron entreveradas por la inquietud y el indicio. Siguiendo el faro instintivo de su propia indagación; sus líneas sumarían más interrogación que certeza, dando forma al cadavre-exquis de alientos coadunados que seminaron en

sobre el afuera…

Mas que material de consulta, Archivos de Lectura responde a una compilación de ideas sin punto nal. Lecturas hiladas de conceptos coyunturados por la necesidad de participación y la naturaleza abierta de expresión explorativa de observación, medición, formulación y análisis de ópticas que legibilizadas multiversionan las oscilaciones de lo observado en el entorno y la complejidad con la que estas se presentan. Su publicación permite difundir las preocupaciones y el trabajo desarrollado en el Semillero de Investigación en una exposición directa de los procesos de re exión realizados por parte de sus integrantes que construye un relato de intereses compartidos presentados como repositorio que acoge, más que contener, material que pueda ser de inspiración o soporte para futuras ideas suscitadas en la inquietud de sus posibles lectores.

TERRITORIO

CAPÍTULO

1

cadavre exquis - ensamble colectivo

A Escala

Juan Sebastián Hernández Hernández

Como Contenedor

María F. Cárdenas Agudelo

Como Cotidianidad

Marlon Alejandro Tejada Ladino

Reivindicado Gloria Guevara

Como Control

David Felipe López Grajales

Como Puesta En Acción

Alejandra Calle Cárdenas

Como Constructo

Simón Gallego Agudelo

Del Autorreconocimiento Carlos Daniel Santacruz Pantoja

Del Sentido de Ser

Juliana Osorio

Como Huella

José H. Guio Parra

A Escala

(1) En los estudios urbanos y regionales, la preocupación por el espacio físico, donde se desarrollan las actividades humanas y se construye la vida social, es, cuando menos, una constante; una de las posibles razones que explica esta característica, es que los con ictos, procesos y dinámicas que se buscan analizar en este campo de estudio, tienen la particularidad de poseer una expresión o materialización en el espacio, aun cuando pueden surgir de lógicas muchas veces intangibles.

(2) El concepto de territorio, en su acepción más básica, es entendido como ese soporte físico sobre el cual se desarrolla la vida humana. La noción de territorio se robustece, en la medida en que se considera además del espacio físico de soporte, como un ...espacio de dominación, propiedad y/o pertenencia de los individuos o las colectividades, sean éstas Naciones, Estados o pueblos; es decir un espacio sometido a unas relaciones de poder especí cas1.

(3) En este mismo sentido, y de acuerdo con Montañez y Delgado ...el territorio es el escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el dominio soberano de un Estado. El territorio es un espacio de poder, de gestión y de dominio del Estado, de individuos, de grupos y organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales2

El territorio es entendido como un espacio o extensión terrestre, sobre la cual se da una condición de apropiación por un individuo o un grupo de individuos.
Ese poder o control que ejercen los individuos sobre el espacio que se “posee”, permite pensar en otras escalas del territorio.

(4) Se observa entonces cómo el territorio es entendido como un espacio o extensión terrestre, sobre la cual se da una condición de apropiación por un individuo o un grupo de individuos. Así, es importante retomar una de las acepciones de territorio que plantea la RAE, donde éste es el Terreno o lugar concreto, como una cueva, un árbol o un hormiguero, donde vive un determinado animal, o un grupo de animales relacionados por vínculos de familia, y que es defendido frente a la invasión de otros congéneres3.

PIE DE PÁGINA

1Luis Alfonso Berruecos Villalobos (2012) citando a Gloria Restrepo (2005).

2Gustavo Montañez Gómez y Ovidio Delgado Mahecha, “Espacio, territorio y región: conceptos básicos para un proyecto nacional”, pp 122-123.

3RAE, consultado en https://dle.rae.es/territorio el 6 de septiembre de 2022.

(5) Ese poder o control que ejercen los individuos sobre el espacio que se “posee”, permite pensar en otras escalas del territorio. Haesbaert (2020) re exiona, en plena pandemia del COVID-19, sobre cómo a través de medidas de reclusión y contención territorial por parte de los Estados, se afecta el territorio mínimo o primer territorio: el cuerpo.

(6) Esta re exión permite aplicar el concepto de territorio en diferentes escalas: el cuerpo, la habitación, la casa, el barrio... Todos, espacios sobre los cuales individuos o grupos sociales tienen propiedad, ejercen control, y protegen y de enden de las amenazas.

Como Contenedor

(2) Aunque es una de nición sencilla, abarca múltiples elementos que constituyen lo que yo entiendo cuando se habla de territorio: éste incluye un espacio, es decir, un área delimitada con un conjunto de características físico-bióticas que lo dotan de singularidades como el clima, el relieve, las coberturas, los bienes comunes y los servicios ecosistémicos que ellos nos prestan; pero también incluye a las personas que lo habitan, que lo ocupan y lo transforman, en lo cual plasman su cultura, sus características socio-económicas, sus saberes y la manera en que se relacionan con su entorno, lo cual, a su vez, es también producto de su historia; vista como la acumulación de ideas y de conocimientos, de hábitos y de estrategias, de actitudes y de respuestas transmitidas de generación en generación hasta que se vuelven una marca identitaria, cultural; pero también la historia que explica cómo, porqué, desde dónde llegaron allí las comunidades que se encuentran presentes.

(3) En concordancia con lo anterior, reconociendo esas continuas transformaciones y traslocaciones que sufren en el tiempo las comunidades y los espacios geográ cos, retomo de Agudelo Patiño (2014) la idea del territorio como palimpsesto según la cual los territorios contienen y presentan rasgos visibles de varias épocas, tendencias y procesos sociales y económicos, que corresponden con los cambios culturales que explican y se explican por las transformaciones del territorio de referencia (Corboz, 2004).

(1) Sin lugar a dudas, mi mayor referente ha sido (y probablemente seguirá siendo por un tiempo) mi mentor, mi maestro. Por eso, mi punto de partida para este planteamiento es una de nición de Territorio entendido como “el espacio geográ co usado, signi cado, delimitado. Es también ese espacio geográ co acotado y apropiado por un grupo social en un momento dado, como consecuencia de un proceso histórico” (Agudelo Patiño, 2005, p. 42).

María Fernanda Cárdenas Agudelo

(4) También de esta de nición se desprende la idea de la territorialidad, que más allá de las implicaciones teóricas y críticas que conlleva el concepto (Herrera Montero & Herrera Montero, 2020), en su esencia se re ere a ese espacio geográ co apropiado, adaptado, que al mismo tiempo que es transformado por una comunidad, la transforma en una relación biunívoca que además dota de arraigo e identidad a sus habitantes. Es lo que Agudelo Patiño (2005), retomando conceptos de la ecología, denomina el hábitat.

(5) Herrera & Herrera (2020) plantean la territorialidad como una articulación epistémica entre habitus, rizoma y territorialidad intercultural. En este sentido, el habitus se re ere a las prácticas (tanto individuales como sociales), que tejen pasado, presente y futuro (Wacquant, 2008). Deleuze y Guattari (2007) entienden el rizoma como no-estructura, según lo cual el territorio resulta de un movimiento constante e inagotable de desterritorialización y reterritorialización.

(6) De manera que el territorio se entiende como el medio biofísico, el contendor, que a su vez incorpora los procesos y las construcciones sociales de hoy, así como las ancestrales que han dejado su marca de distintas maneras, en diversas escalas. Es un constructo físico-socio-natural-histórico, producto de las mutaciones continuas que forman / deforman, construyen / destruyen, habitan / deshabitan.

El territorio se entiende como el medio biofísico, el contendor, que a su vez incorpora los procesos y las construccione s sociales de hoy, así como las ancestrales que han dejado su marca de distintas maneras, en diversas escalas

(2) Pero aparte de ese “territorio” que se me ha vendido durante todos estos años de vida, tengo que decir que, por experiencia propia, a nivel local, se les llama a otras zonas como territorio, es el caso del lugar donde nací conocido como Territorio ancestral del Resguardo Indígena Escopetera y Pirza ubicado en los municipios de Riosucio y Quinchía, municipios pertenecientes a los departamentos del Caldas y Risaralda, respectivamente (Yama 2015).

(1) La palabra territorio es un espacio geográ co que está delimitado y se encuentra cartogra ado, siempre lo he entendido así porque a través de los años en medios de comunicación nacionales y locales, y en algunas lecturas básicas que leído se habla de un “territorio”, que por lo regular se re ere al territorio de Colombia, en donde se expone que este es uno de los más biodiversos del mundo en cuanto a ora y fauna se re ere, que posee múltiples pisos térmicos; que tiene una hidrografía envidiable ya que tiene parte del océano pací co, del mar caribe, además de uir por su territorio ríos de gran caudal como lo son los ríos Cauca, Magdalena, Sinú, Atrato, los que desembocan en el río amazonas, los de la región del Orinoco y del Catatumbo, entre otros; también se recuerda constantemente que este territorio limita al este con Venezuela, al sureste con Brasil, al sur con Perú, al suroeste con Ecuador, al oeste con el océano pací co, al noroeste con Panamá y al norte con el mar caribe, sin embargo muchas veces se les olvida describir que casi la mitad del territorio Colombiano está cubierto por agua y que aparte de los anteriores países mencionados limita con otros como lo son Nicaragua, Costa Rica, Haití, Honduras, Jamaica y República Dominicana (Silva 2016).

Como Cotidianidad Marlon Alejandro Tejada Ladino
Es el resultado de una historia en la que se el entorno institucional, económico y organizativo, lo que le da una identidad propia, cuya entidad social es dinámica y, por tanto, inherentemente e inestable de modo que está siempre sujeto al cambio y la transformación.

(3) Según mi perspectiva, la palabra territorio está en la cotidianidad de las personas y muy seguramente si se les hiciera la pregunta ¿Qué es territorio? responderían algo similar a lo que se desarrolló en la primera línea del primer párrafo, sin embargo, esta palabra va más allá de eso porque dependiendo del enfoque desde que se mire, se tendrán de niciones diferentes, por ejemplo, en el enfoque clásico, el territorio se toma según Benedetti (2011) como “un fragmento de super cie terrestre o la parte del medio natural que conforma una entidad político-administrativa” (Citado en Orihuela, 2019, p 4); mientras que en el enfoque etológico-humanista según Benedetti (2011) es el “terreno que un grupo de personas necesita para contar con seguridad, estímulo e identidad” (Citado en Orihuela, 2019, p 4); en el enfoque relacional lo toman como “aquél área donde se ejerce control y se apropian un grupo de individuos con algún grado de subordinación, material o simbólico de unidades espacio-temporales” (Orihuela 2019, p 5); en el enfoque regional político-cultural lo de nen como un “espacio acotado, controlado material o simbólicamente por un determinado sujeto, una realidad heurística, no ontológica ni evidente, pero con un componente material, que se de ne a partir de las prácticas culturales y materiales de la sociedad” (Orihuela 2019, p 6); en el enfoque patrimonial, lo toman como “toda herencia del pasado socialmente valorada, es decir no sólo tomarse el valor estético y/o ecológico de los lugares, sino que puede componerse de elementos materiales, naturales o arti ciales, y de elementos inmateriales, como la música y la gastronomía”; en cuanto al enfoque político-institucional se habla según Giménez Montiel (2001) de que “un mismo sitio puede formar parte simultáneamente de un territorio local, regional, nacional, internacional y global” (Citado en Orihuela, 2019, p 7).

(4) Para nalizar, se podría decir y siguiendo las ideas de Fantone (2004) que el territorio es el resultado de una historia en la que se ha ido con gurando el entorno institucional, económico y organizativo, lo que le da una identidad propia, cuya entidad social es dinámica y, por tanto, inherentemente e inestable de modo que está siempre sujeto al cambio y la transformación.

la palabra territorio está en la cotidianidad de las personas

Revindicado

(1) De acuerdo con la de nición de la RAE territorio signi ca porción de la super cie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc. (Real Academia Española, 2022).

(2) Esta de nición en mi concepto es inconclusa ya que de nir territorio sin considerar algún aspecto humano diferente a la división política es minimizar la identidad cultural, las interacciones sociales y peor aún desconocer la historia que ha llevado a la actual con guración “territorial” o mejor expresado la actual división política.

(3) En el ensayo Sapiens de animales a Dioses se argumenta que el Homo Sapiens domina el mundo porque es el único animal capaz de cooperar exiblemente en gran número, gracias a su capacidad única de creer en entes que existen solamente en su imaginación, como los dioses, las naciones, el dinero o los derechos humanos (Harari, 2015), regresando a la de nición dada por la RAE donde se establece el territorio como parte de una nación o provincia y partiendo de la aceptación de lo expresado por Harari, del signi cado netamente imaginario- concebido y colectivo de las naciones, para que exista el territorio es necesario que el término Nación tenga sentido y este depende de que sean aceptados y reconocidos por sus pares.

(4) Según lo presentado en los “Cinco mandamientos del pequeño espacialista”, (Bailly, Guesnier, Paelinck, & Sallez, 1987), las características determinantes de los territorios son: 1) los territorios son independientes, es decir que los consumos, producciones, inversiones, recursos, costos, transformación y comercialización, 2) Las relaciones son asimétricas: es decir las ciudades concentran los servicios y la población, 3) La causalidad existe, pero no es a-espacial ni de proximidad, la situación de pobreza en un lugar no depende de la altitud o de los recursos naturales, si no de políticas o acciones que pueden ser de nidas a decenas de kilómetros. Los movimientos migratorios se explican por una diferencia entre ventajas y desventajas comparativas. 4) La relación entre la localización de una actividad y el modo de funcionamiento de esta actividad tiene que ser resaltada. El ejemplo más conocido es el de la agricultura: su característica es la inamovilidad de los factores de producción y una dependencia a los recursos naturales (tierra y agua), lo que genera sistemas de producción con características muy locales. La coincidencia entre territorio de vida y territorio de trabajo determina el sistema migración-actividad-pobreza-medio ambiente. Es decir, no se puede realizar de todo en todas partes. 5) El espacio y el territorio son los receptáculos de las actividades humanas. Como tal, se puede medir potencialidades y se necesita incluir en los análisis las externalidades sujetas a este espacio (Localización geográ cos).

Gloria
territorio sin considerar algún aspecto humano diferente a la división política es minimizar la identidad cultural, las interacciones sociales y peor aún
desconocer
la historia que ha llevado a la actual “territorial”

que exista el

(6) La de nición de territorio de (Schejtman & Berdegué, 2004) donde se indica que el territorio corresponde al espacio socialmente construido en el cual sus habitantes se identi can y realizan la mayor parte de su vida social, económica y política. Corresponde, además, a un espacio geográ co, en algunos casos delimitado política y administrativamente, donde con uyen un conjunto de relaciones sociales, una historia común, una identidad y diversidad cultural y étnica, con instituciones y, estructuras ecológicas y productivas determinadas, es a mi juicio una de las mejores aproximaciones a una palabra que indica tantas relaciones detrás.

(5) En relación con lo anterior se establecen dos características intrínsecas para concebir un territorio sus características geográ cas y las relaciones sociopolíticas de sus habitantes, en el libro la venganza de la geografía (Kaplan, 2017). Se presenta que durante los siglos XIX y XX el determinismo geográ co mantenía que las características territoriales, tales como el clima, el relieve, la hidrología, o los recursos naturales, determinan el desarrollo socioeconómico y cultural de sus habitantes, sin embargo tal como se avoca en el libro esta explicación es pobre e inconclusa ya que tal como en el nuestro existen muchos países que presentan todas estas características optimas sin embargo, no su situación socioeconómica y cultural se encuentra en declive, esta explicación asociada netamente a la geografía es una justi cación colonialista, donde la pobreza y el atraso cultural de ciertos pueblos justi caba la intervención de potencias mundiales para su “civilización”. Entonces si bien las características geográ cas son factores determinantes en un territorio las relaciones sociales, políticas, religiosas, culturales y económicas son factores decisivos y no se puede concebir un territorio sin considerar ambas ideas.

Para
territorio es necesario que el término Nación tenga sentido y este depende de que sean aceptados y reconocidos por sus pares.

Como Control

(1) Cuando se menciona la palabra territorio, instintivamente se suele pensar en unos elementos muy concretos; como una extensión de tierra, un hábitat natural, una nación, unos límites demarcados en un mapa o las relaciones de unos actores dentro de un espacio. Cada de nición tiene algo de verdad porque su signi cado varía dependiendo del contexto en el que se mencione. Sin embargo, varios autores coinciden con que no se puede de nir el concepto de territorio sin relacionarlo directamente con el poder. Por ejemplo, Montañez, et al (1998) mencionan que el concepto se re ere a una extensión terrestre delimitada que incluye una relación de poder o posesión por parte de un individuo o un grupo social. Esto, coincide con Haesbaert (2013) cuando dice que el territorio está vinculado siempre con el poder y con el control de procesos sociales mediante el control del espacio.

El territorio está vinculado siempre con el poder y con el control de procesos sociales mediante el control del espacio.

(2) Pues bien, lo primero a entender con el término “territorio”, es que es un "espacio social construido", es decir, que es un lugar físico que de nen las personas desde su concepción de vivencias, recuerdos y conocimiento (memoria histórica), en un marco espacio-temporal. (Damonte. 2012). Por lo que el territorio se construye sobre la actividad espacial de los actores que opera sobre éste. Sin embargo, no todo espacio social es un territorio. Según el profesor Damonte, lo que hace que el espacio sea vuelva territorio, es que sobre éste hay un proyecto político, en el sentido de que las personas que habitan también administran, de enden, controlan o le dan un uso a ese espacio, lo que se traduce en una relación de los agentes que habitan el espacio con el poder.

(3) Entonces, la relación de poder se sustenta por medio de una apropiación o una dominación del espacio y los objetos dentro de éste, que luego se recoge y se sustenta en una narrativa y simbología que le da un reconocimiento ante otros agentes de que no tienen un control o su grado de control es menor que la persona o grupo social soberano. Es decir, que hay un conjunto prácticas, elementos, expresiones, que garantizan la apropiación, jerarquía y permanencia de una persona o grupo en ese espacio y que se puede de nir como territorialidad (Montañez, et al 1998).

(4) Teniendo esto en cuenta, se pueden encontrar casos y situaciones muy distintivas, por ejemplo, diversos territorios que se yuxtaponen, debido a diferentes escalas de territoriales, y/o espacios que obedecen, convergentemente, a diferentes lealtades o distintos actores territoriales, por ejemplo, el caso de una propiedad privada dentro de la soberanía de una nación (Montañez, et al 1998) (Rodríguez, et al. 2012). También se pueden encontrar que los territorios se prestan para motivar múltiples con ictos entre personas y comunidades, que buscan dominar sobre otros, ejercer una soberanía sobre una porción del espacio que no tiene unos límites totalmente claros o incluso buscan territorializar con la apropiación de un lugar que, aunque tiene propietario, no ejerce control sobre su territorio.

la relación de poder se sustenta por medio de una apropiación o una dominación del espacio y los objetos dentro de éste, que luego se recoge y se sustenta en una narrativa y simbología que le da un reconocimiento ante otros agentes de que no tienen un control o su grado de control es menor que la persona o grupo social soberano.

Como Puesta en Acción

(1) No es tan fácil llegar a un concepto o de nición general de lo que es el territorio ya que cada disciplina que lo estudia lo de ne teniendo en cuenta sus propios intereses, por ejemplo, los que trabajan con la ordenación necesitan hablar del paisaje, el clima, la población, el bosque, los cultivos, la hidrología, entre otros, para poderlo de nir; pero todos estos subtemas pueden no ser relevantes desde el punto de vista de un historiador o de un sociólogo (Corboz, 2004).

(2) Según la RAE, la de nición más básica del territorio es “una porción de la super cie terrestre perteneciente a una nación, provincia o región” (RAE, 2020), pero llevándolo a un nivel más complejo, teniendo en cuenta las interacciones que ocurren en este, también presentan esta de nición “terreno o lugar concreto, como una cueva, un árbol o un hormiguero, donde vive un determinado animal, o un grupo de animales relacionados por vínculos de familia, y que es defendido frente a la invasión de otros congéneres” (RAE, 2020); de nición en la cual el territorio deja de ser una simple porción de tierra y se convierte en un lugar donde conviven e interaccionan las especies, donde se tienen normas.

(3) A partir de las de niciones anteriores, se puede concebir el territorio como un espacio mutable que se construye desde diferentes actores y en el cual conviven dominios, poderes y gestiones con varios niveles jerárquicos; pero, al estar en un espacio determinado, tiene límites de soberanía, propiedad, jurisdicción y apropiación que son igual de mutables y dependen si son vistos desde el punto de vista de un sujeto o de un grupo social (territorio de una propiedad rural, de un Estado o de un grupo étnico) (Montañez & Delgado, 1998). Pero esta con guración espacial, delimitada y concreta que tiene en cuenta el poder y la administración de los bienes y servicios, es propia de los seres humanos, razón por la cual algunos autores de nen el territorio desde el poder ejercido sobre el espacio. (Folch & Bru, 2017).

Alejandra Calle Cárdenas
La relación de poder se sustenta por medio de una apropiación o una dominación del espacio y los objetos dentro de éste, que luego se recoge y se sustenta en una narrativa y simbología que le da un reconocimiento ante otros agentes de que no tienen un control o su grado de control es menor que la persona o grupo social soberano.

(4) La territorialidad se de ne como "el grado de control de una determinada porción de espacio geográ co por una persona, un grupo social, una compañía multinacional, un Estado o un bloque de estados" (Montañez & Delgado, 1998), este concepto se asocia directamente con la apropiación y permanencia de un territorio, los cuales se pueden combinar, sobreponer o complementar con otros, generando, por ejemplo, un país tan diverso culturalmente como lo es Colombia, en el cual la percepción y valoración del territorio es diferente en todos sus habitantes. Es fundamental entender los conceptos de territorio y territorialidad para comprender la estructura social de los diferentes países, ya que este se construye a partir de las relaciones y actividades que las personas realicen; en un mismo espacio se pueden sobreponer múltiples territorialidades y, aun así, cada persona tiene sentido de pertenencia e de identidad en ese territorio.

(5) Para Rafael Mata, geógrafo, el concepto de territorio también es fundamental para hablar del paisaje, ya que lo de ne como “cualquier parte del territorio, tal y como es percibida por las poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de los factores naturales y humanos y de sus interrelaciones” (Mata Olmo, 2006), de nición que le da bases concretas y limitadas al paisaje, el cual también se ve afectado por las relaciones sociales, las jerarquías y las diferentes escalas en que las cuales se estudie el territorio.

Se puede concebir el territorio como un espacio mutable que se construye desde diferentes actores y en el cual conviven dominios, poderes y gestiones con varios niveles jerárquicos

Como Constructo Simon Gallego Agudelo

Y bastó más que sentarme en esa madera vieja que mi abuelo llamaba butaco. Butaco que siempre estaba en el corredor que le daba la vuelta a la casa. Casa de tapia empañetada, color blanco y de listón rojo. De aleros pronunciados y parales rojizos resquebrajados, toda adornada con telarañas y “reblujo” que algún día ha de servir. Bastó el café extendidos por todo el pedazo de concreto agrietado de lado del aguacate que un arrugado rosto había sembrado cuando la piel era tersa. Bastó una bocanada de aire en la sombra después de subir entre surcos empinados que tejen líneas sinuosas en montañas redondeadas para repetir, una y otra vez, en mi mente exhausta aquella voz abandonada del poeta argentino “Si, son millones de estrellas. Y millones de estrellas son dos ojos que las miran”.

(1) El sujeto abandonado (desterritorializado) no existe, como el territorio sin sujeto. Ojos que miran dan existencia a millones de estrellas, ojos de un sujeto que transforma, produce y reproduce el espacio que habita, y a su vez, es producto de este. Y aunque el territorio puede ser presentado en muchas dimensiones, como la económica, política, física y simbólica explicadas por Haesbaert ., él mismo hace la invitación a superar oposiciones y fragmentaciones para comprender el territorio como una construcción social que se produce mediante de su uso como una óptica económica, de su apropiación como capa física, su signi cación para el entendimiento simbólico, y su control aludido al poder sobre el espacio referido no únicamente construido por el Estado para poner una implicación mutua entre individuo y territorio como punto de partida (Salinas, 2017).

(2) Lo mismo que Pérez Certucha, (2017) reconoce y enfatiza, puesto que rechaza la reducción conceptual del territorio a su característica física de super cie delimitada por líneas inmateriales superpuestas por sujetos que controlan el espacio. Hace más relevante aquel individuo dispuesto a entender, conocer y reproducir el territorio, pero antepone que es capaz de producir el que lee los intersticios entre elementos que componen el espacio. De manera que no sólo son las millones de estrellas, es también el negro absoluto entre ellas y los halos de luz proyectados. No es únicamente las geomorfologías y los usos, no es sólo el símbolo apropiado, es también vivencias inmateriales re ejadas en rostros de sujetos que reproducen el territorio. Unos sujetos expuestos a ser reemplazados como constructores de territorio por el mercado globalizado que asume los individuos como líneas y puntos que ya no debe ser/estar ni contiguo ni continuo, que ignora las características que de nen al territorio como construcción cultural con un eje histórico objeto de representaciones, para ser reemplazado como dato que informa a una red de clientes (Spíndola Zago, 2016). Un mercado cada vez más obediente a un proyecto globalizador neoliberal de un mundo a la búsqueda de poner los muchos mundos (indígenas, afro-descendientes, campesinos) en uno solo, al que sólo se puede oponer los entramados humano-naturales de lugares especí cos que promuevan un mundo donde caben muchos mundos (Escobar, 2018).

El sujeto abandonado (desterritorializado)

no existe, como el territorio sin sujeto.

Ojos que miran dan existencia a millones de estrellas, ojos de un sujeto que transforma, produce y reproduce el espacio que habita, y a su vez, es producto de este.

Del Autorreconocimiento

Vivir, hacer y sentir el territorio

(1) El territorio es un concepto muy amplio que se vuelve a su vez, ambiguo, complejo y de hecho intangible pero con una matriz real, y es que, desde el Diccionario de la Universidad de Cambridge se de ne como:”(un área de) tierra, o a veces océano, que se considera perteneciente o conectado con un país o persona en particular” (Cambridge University, 2022), por su parte, la Real Academia Española (RAE), de ne como territorio a: “Porción de la super cie terrestre perteneciente a una nación, región, provincia, etc.” (RAE, 2022).

(2) Llanos-Hernández (2010) propone una de nición de territorio exquisita, el autor se basa en conceptualizarlo como un constructo interdisciplinario que posee parte de la teoría y lo empírico, para hacerse real desde la cultura, la economía y la política, hasta llegar al reduccionismo siográ co. Es así que el territorio, concepto que ha llevado a tantas alegrías y a su vez con ictos sociales, comprende una difícil tarea para de nir, de este modo, se puede visualizar desde diversas ramas de las ciencias tanto naturales como sociales. A su vez el constructo de territorio se basa en una estructura tanto cultural como individual, de forma que el territorio se vive, se siente y se hace desde las dinámicas basadas en los cánones sociales, como en la subjetividad del individuo que lo habita. La globalización que inició con esa colonización masiva de lugares en anteriores siglos, demuestra una sola cosa, y es que cada civilización, cada comunidad y cada individuo desde su cosmovisión propia, de ne y lucha por el territorio, que trasciende los límites de lo físico y biótico para pasar a lo trascendente, cultural y espiritual.

Cada civilización, cada comunidad y cada individuo desde su cosmovisión por el territorio, que trasciende los límites de lo físico y biótico para pasar a lo trascendente, cultural y espiritual.

Del Sentido de Ser

El territorio se convierte en una apuesta por la vida.

(1) “Los territorios son las manifestaciones o expresiones de la relación inseparable y continuamente cambiante entre la especie humana y la tierra” (Noguera, 2004, p117), “el territorio es un espacio habitado” (Leff, 2012, p3), “el territorio es material y simbólico al tiempo, biofísico y epistémico, pero más que todo es un proceso de apropiación socio-cultural de la naturaleza y de los ecosistemas que cada grupo social efectúa desde su “cosmovisión” u “ontología” (Escobar, 2015, p21).

(2) Así, la cultura como forma de adaptación del hombre al medio producida y reproducida por lenguaje y símbolos expresa las transformaciones que realiza la cultura sobre la naturaleza. (Ángel, 2013). Hoy, estas tramas simbólicas históricas-éticas que tejen las culturas se continúan construyendo desde el pensamiento moderno y la razón instrumental y utilitaria determinando la forma de habitar basado en el control y el poder sobre la vida y la visión antropocentrista (Noguera, 2004).

(3) De esta forma, “el territorio viene a rede nir el habitar mismo, el hábitus y el hábitat” (Leff, 2012, p5) constituyéndose desde sistemas complejos, plurales, heterogéneos y diversos que desafían las concepciones y prácticas del mundo moderno para construir mundos de vida donde todos los seres tengan las condiciones para orecer, por tanto, “el territorio se convierte en espacio signi cado por nuevos sentidos de la vida” (ibid., p5).

(4) En esta vuelta al ser y estar, es vital recuperar el cuerpo y mundo de vida como guras marginadas, poseedoras de verdades y sentidos, como cuerpos-simbólico-bióticos y re exiones ético-estéticas (Noguera, 2004) para sentipensar con el territorio y transitar hacia el pluriverso (Escobar, 2015), explorando procesos de des/re/territorialización en la búsqueda de “maneras de habitar el mundo y construir diferentes territorios de vida” (Deleuze y Guattari citado en Leff, 2012, p5) como rizoma, conexión, heterogeneidad y multiplicidad [...] (Deleuze y Guattari, 1994) .

(5) En este sentido “...el territorio no es la delimitación del espacio por la fuerza de las guerras de conquista, por la dinámica de expansión del capital, por la refuncionalización del valor de la tierra y el subsuelo por la globalización económica...” (Leff, 2012, p5), no es la racionalidad moderna, el reduccionismo cientí co y el dualismo losó co que ha escindido el mundo en sujeto-objeto, cultura-ecosistema, cuerpo-alma, ruralidad-ciudad [...]. El territorio se convierte en una apuesta por la vida.

En esta vuelta al ser y estar, es vital recuperar el cuerpo y mundo de vida como poseedoras de verdades y sentidos, como cuerpos simbólico bióticos y ético-estéticas.

(1)El territorio es rejilla, tan complejo como la celdas de un fractal como simple en su más mínima ortogonalidad, entrama las más inescrutables realidades y la hilaridad de los sucesos más vacuos, es permanente, se trata; y parafraseando un poco, re ere "algo nuevo, siempre inacabado, en curso, que se dice minoritario en tanto carece de modelo alguno, se erige como proceso constante, nunca de nido, en un continuo cambio, y que es territorio ya que consiste en la construcción que permite la supervivencia de un sujeto, con la creación de huellas, el espacio habitado y apropiado, la subjetivación de sí mismo" (Roa, 2017); allí los pliegues que emergen no distan, se relacionan; dialogan; develan, se generan permanentes. Gestado de la relación y de la pluralidad de esta, se deshumaniza; alienta a pensar más allá de la esfera humana, la expresividad del territorio pasa a ser comprendida como un componente de la materialidad del mundo, en la cual se cuenta la naturaleza, y no como un componente exclusivo de lo humano. Así pues; (Deleuze & Guattari, 2004), la expresividad no es más el territorio propio y exclusivo de la especie humana, sino que en la Tierra y el territorio demarcado es posible encontrar la expresividad de la naturaleza por lo tanto existen relaciones que prescinden de lo humano, que se animaliza en torno a la idea de una expresión autónoma de esos otros, ellos, sujetos capaces de territorializar .

(2) Cuando Deleuze reivindica la presencia de ese animal no lo hace en tanto especie dominada o en tanto viviente menor frente a esa especie dominante mayor que sería el hombre. Se interesa en él como fenómeno anómalo, como fenómeno de borde, como devenir que permite a la humanidad pensar la cultura en términos de pluralidad y la vida en tanto diversidad de marchas y de ethos (Sauvagnargues, 2006).

(3) Territorio es con uencia de acción; tan válido el actuar humano, como el canto de los pájaros; ya el pájaro que canta, marca por ende su territorio y por tanto territorializa, provincializa y regionaliza. Es el movimiento inacabado, el bucle repitiéndose dentro del movimiento de una composición mayor; y la composición solista, instrumentalmente acompañada pero con partes independientes que se entretejen.

(4) Es a partir de la consideración del hombre como un ser situado que es posible el examen de la relación del hombre con aquello que cotidianamente le circunda o rodea. Un ser que a partir del ahí; (Da) de su ser, es capaz de proyectarse, en un trayecto o dirección, que existencialmente, con gura aquello llamado espacio. Lejos de una determinación topográ ca, como límite y mera ubicación de algo, constituye la posibilidad de poder hablar del mundo, y con esto, del sin n de relaciones que se pueden establecer con aquello que ante él comparece: el territorio, la naturaleza, la geografía, una construcción estética, etc. (Cordero, 2014).

(5) El territorio se expresa en tanto resulta trazado, marcado, es las huellas, y la expresión que ha sido construida, es el soporte; y la construcción de este deviene en manifestación del territorio mismo, es percibido subestimadamente como estático, y aun así, se mueve.

El territorio es rejilla, tan complejo como la celdas de un fractal como simple en su más mínima ortogonalidad , entrama las más inescrutables realidades y la hilaridad de los sucesos más vacuos, es permanente, se trata
Eppur Si Muove

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