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Editorial
Desde hace meses nos enfrentarnos a una pandemia que nos ha golpeado muy fuerte, tanto humana como socialmente. La vertiginosa expansión de la infección nos ha generado grados de sufrimiento e incertidumbre pocas veces vistos en nuestra vida cotidiana, como la conocíamos hasta ahora. Todo esto nos ha impuesto cambios en nuestra manera de vivir y convivir. Está claro que en lo inmediato, la prioridad es salvaguardar la vida de las personas y controlar la tasa de contagios asociados al COVID-19. Una tarea no menor.
Pero la epidemia también ha traído aparejada oportunidades para mejoras y cambios de gran envergadura. En efecto, hemos visto como el mundo de la ciencia ha solidarizado para intercambiar información, datos y medidas sanitarias eficaces. Paralelamente, el mundo de la tecnología ha hecho también su aporte para lograr aliviar, contener y (por qué no) en algún momento erradicar la pandemia de nuestro territorio: masificación de test de diagnóstico, fabricación local de mascarillas, respiradores mecánicos y control de temperatura individual en lugares públicos, son algunos ejemplos de cómo en nuestro país hemos enfrentado en forma mancomunada y organizada esta emergencia sanitaria. La sorpresiva urgencia también ha dado cuenta de que el trabajo inter y multidisciplinario ha ganado fuerza y voluntades. Hoy día, el desarrollo y testeo de una vacuna que logre controlar la pandemia es sin duda el mayor desafío que enfrenta nuestra sociedad.
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Desde nuestra perspectiva, existe un gran denominador común en todo lo anterior: la conciencia de que disponemos de conocimientos, recursos y de algunas herramientas en desarrollo, para abordar la transformación de nuestra sociedad, sus ciudades y sus barrios, con todos sus servicios asociados, en espacios más humanos. De eso se trata finalmente. Por eso necesitamos potenciar nuestras capacidades, con personas conscientes de la importancia que tienen la ciencia, la innovación y el emprendimiento como pilares básicos, a partir de los cuales se pueden diseñar planes, programas y estrategias de desarrollo pensados en beneficio de toda la comunidad.
Hoy, mientras escribo estas líneas, aún seguimos en cuarentena total en Temuco, intentando, de alguna manera, seguir adelante con nuestras actividades profesionales y familiares. En lo laboral, hemos enfrentado como Facultad este año el complejo desafío de poner en marcha gran parte de las actividades académicas y administrativas de manera virtual, así como también el de intentar contribuir, a través de la transferencia de conocimiento científicotecnológico, a la búsqueda de soluciones para enfrentar esta pandemia.
Parte de esos esfuerzos que como Facultad y Universidad estamos realizando, están evidenciados en la presente edición de la revista Nuestra Muestra. En sus páginas, está plasmado el trabajo de grupos de académicos(as) e investigadores(as) que se han puesto al servicio de la sociedad para abordar estas y otras exigencias del entorno.
Para superar escenarios de crisis, necesitamos aunar el compromiso y la mirada inter y multidisciplinaria, en un marco de permanente colaboración. Esa es nuestra invitación como Facultad de Ingeniería y Ciencias.
Dr. Rodrigo Navia Diez
Decano Facultad de Ingeniería y Ciencias Universidad de La Frontera