¡Inauguran la Universidad Popular del Estado de Colima!


El génesis de un baluarte educativo: La Universidad Popular del Estado de Colima
El 16 de septiembre de 1940, mientras el país celebraba el 130º aniversario de su independencia, Colima fue testigo de un evento que marcaría un antes y un después en su historia: la inauguración de la Universidad Popular del Estado de Colima. Bajo la visión del Coronel Pedro Torres Ortiz, gobernador, esta institución nacía con el propósito de democratizar el acceso a la educación y robustecer el progreso cultural de la región. El acto inaugural, presidido por el profesor Arnulfo Pérez H., representante del Presidente de la República, General Lázaro Cárdenas, reunió a autoridades, estudiantes y un nutrido público. En su discurso, Pérez H. destacó: “Esta universidad constituye un nuevo baluarte de nuestras luchas proletarias. Una obra construida con el sudor del pueblo

El Coronel Pedro Torres Ortiz, gran impulsor de la Universidad Popular de Colima, deja un legado histórico para la entidad, asegurando que la juventud colimense pueda optar a una formación profesional de calidad.
para beneficio del mismo, en un acto que simboliza el espíritu de la Revolución”. Esas palabras resonaron con fuerza, marcando el inicio de una etapa de renovación educativa en Colima. El edificio universitario, ubicado al sur de la ciudad de Colima, frente al ahora Parque Hidalgo, fue adquirido y adaptado con un presupuesto de 46,956.46 pesos de la época. Ese inmueble, ahora histórico, representaba un hito arquitectónico y funcional.
Con salones dedicados a héroes como Miguel Hidalgo e Ignacio Manuel Altamirano, contaba con espacios modernos que funcionaban de laboratorios de química y física. La universidad combinaba tradición y modernidad.
La inclusión de áreas especializadas, como talleres de car-
pintería y costura, así como una academia de comercio, reflejaba un enfoque integral en la formación de sus estudiantes. Además, la cancha deportiva y la piscina subrayaban la importancia de fomentar el desarrollo físico junto al intelectual.
El presupuesto estatal destinado a la educación, que representaba el 30.31% del total en ese año, fue una muestra clara de la prioridad que se otorgaba a ese sector.
El programa educativo, impulsado y seguramente autorizado por el gobernador Torres Ortiz e implementado por el profesor Rubén Vizcarra, otro gran impulsor del nacimiento de nuestra Máxima Casa de Estudios, buscaba no solo formar académicos, sino ciudadanos
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El génesis
comprometidos con el desarrollo social y económico. La Ley de Educación Pública estatal preveía para Colima desde jardines de niños hasta escuelas universitarias, siempre que los recursos lo permitieran. Esa visión permitió la creación de un sistema educativo coherente y escalonado que sentaría las bases para el desarrollo integral de la juventud colimense.
Vizcarra, durante la inauguración de la Universidad Popular de Colima, afirmó: “La juventud de occidente encuentra aquí un espacio para alzar su bandera hacia el infinito de la ciencia, inspirándose en los nombres venerables que adornan las aulas.”
En un contexto económico desafiante, con ingresos anuales estatales inferiores a un millón de pesos, la creación de la Universidad Popular fue un acto de determinación. Con una política de destinar al menos el 20% del presupuesto a la educación, el Gobierno de Torres Ortiz rompió récords al asignar más del 30%, priorizando ese rubro por encima de otros gastos.
El compromiso económico fue crucial para garantizar no solo la construcción del edificio, sino también su equipamiento y operación. Ese sacrificio financiero reflejaba la visión del Gobierno: apostar por la educación como el motor del progreso.
Hoy, la Universidad de Colima celebra 85 años de historia, habiendo evolucionado en infraestructura y prestigio, pero conservando el espíritu con el que fue concebida. Este aniversario es un homenaje al esfuerzo colectivo que dio origen a una institución destinada a iluminar cada rincón de Colima con el conocimiento.
Así como lo expresó el Dr. Miguel Galindo en 1940: “Soy uno de los que tienen fe en la universidad. Felicito sinceramente este histórico esfuerzo que marcará la vida de generaciones.” La luz que encendieron Torres Ortiz, Vizcarra y toda una generación visionaria sigue brillando, guiando a estudiantes que, con cada paso, llevan el nombre de la Universidad de Colima a nuevos horizontes.


UdeC: Palabra y acción del pueblo
En el corazón del México de 1940, entre los aromas de tierra fértil y el crisol cultural de Colima, surgía una institución que cambiaría para siempre el destino educativo y social de la región: la Universidad Popular del Estado de Colima. Fundada gracias a la visión y determinación del entonces gobernador constitucional, Coronel Pedro Torres Ortiz, nues-
tra institucuón nacía como un homenaje a los primeros libertadores en el 130º aniversario de la Independencia Nacional.
El 16 de septiembre de 1940, mientras las calles colimenses resonaban con los ecos de las fiestas patrias, el flamante edificio universitario en la esquina de avenida Revolución y calle 20 de Noviembre abría sus puertas. En palabras de Milton de la Peña,
periodista del rotativo Ecos de la Costa, ese “nuevo templo de la cultura colimense” representaba una obra monumental, tanto en belleza como en significado. Su ubicación, frente al encantador Parque Hidalgo, le daba un aire de serenidad y grandiosidad.
Los detalles arquitectónicos del soberbio edificio reflejaban un compromiso con la educación como un motor trans-
formador. Desde su vestíbulo, adornado con césped y flores, hasta sus interiores, flamantemente pintados, cada rincón proclamaba un futuro prometedor para la juventud colimense. Instalaciones al servicio del saber.
El edificio universitario, que requirió una inversión apro-

Avanzado el acto protocolario con el cual nuestra Universidad Popular de Colima asume el reto de formar a las y los jóvenes de nuestro estado, el gobernador Pedro Torres Ortiz entrega a una estudiante nuestra enseña nacional traída desde la Ciudad de México por el Oficial Mayor de la SEP, Arnulfo Pérez.


Orgullosos, rindiendo honores a nuestra Bandera Nacional, saludando y en posición de firmes, los universitarios reciben, tras el acto solemne de inauguración a cargo de las autoridades, el edificio de la floreciente Universidad Popular del Colima, un nuevo palacio para el conocimiento, educación y cultura.
UdeC: Palabra ximada de 80 mil pesos de la época, destacaba por su diseño moderno y funcionalidad. Los salones de clases, equipados con mobiliario de finas maderas, recibían nombres que rendían tributo a figuras históricas como Miguel Hidalgo, Justo Sierra y Rafaela Suárez, recordando a las y los estudiantes su compromiso con el conocimiento y la patria.
El laboratorio de química, con sus instrumentos y sustancias cuidadosamente dispuestos, prometía el desarrollo científico. A su lado, el gabinete de física aguardaba su instala-
ción definitiva, simbolizando el avance continuo de la educación técnica.
En el ala norte, el salón de dibujo, iluminado por amplias ventanas, ofrecía un espacio ideal para la creatividad, mientras que la cocina, equipada con hornos eléctricos, se convertía en un laboratorio culinario para las alumnas de Economía Doméstica.
La Universidad Popular de Colima no solo era un centro de aprendizaje, sino también de convivencia y formación integral. Su salón de conferencias, decorado con motivos populares y cien-
tíficos, resonaba con charlas que buscaban inspirar nuevas ideas. Los talleres de carpintería, corte y confección, y comercio brindaban a los estudiantes habilidades prácticas para un futuro laboral prometedor.
El campo de juego y la piscina del campus eran espacios destinados al desarrollo físico, subrayando la importancia de un equilibrio entre mente y cuerpo en la formación universitaria.
A 85 años de su fundación, la Universidad de Colima ha crecido en tamaño y prestigio, pero mantiene viva la esencia de su creación: ser el principal referente educati-
vo, científico, tecnológico y cultural para la región.
Este 85 aniversario es una oportunidad para recordar las palabras del Coronel Pedro Torres Ortiz, cuyo retrato adornaba la primera Rectoría: “La educación es la clave para liberar las mentes y fortalecer las comunidades”.
Con cada generación que atraviesa sus puertas, la Universidad Popular de Colima, hoy, grandiosamente Universidad de Colima, reafirma su compromiso con el progreso, convirtiendo sueños en realidades, y sembrando el conocimiento como semilla de un futuro más justo y próspero.
Universidad de Colima y el conocimiento
Eduardo Matos Moctezuma
Arqueólogo
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Colima
“Recibir el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Colima es para mí un honor profundo. Esta casa de estudios, fundada en 1940, se ha distinguido por su compromiso con la formación profesional y la investigación de alto nivel en las ciencias y las humanidades.
“Pertenezco ahora a un grupo selecto de mujeres y hombres que han sido distinguidos por esta Universidad. Entre ellos, co-
legas del Colegio Nacional que tanto han aportado a México: los historiadores Silvio Zavala, Miguel León Portilla y Luis González y González; el literato Rubén Bonifaz Nuño; el médico Ruy Pérez Tamayo; los juristas Héctor Fix-Zamudio y José Ramón Cossío, este último egresado de la propia UdeC; y el biólogo José Sarukhán. Mencionar sus nombres es rendirles justo homenaje y afirmar que la Universidad de
Irene Vallejo Moreu
Filóloga, escritora y periodista
Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Colima
“Estoy agradecida con una Universidad donde se protege y se expande un gran legado; donde el debate y la conversación con los libros, con esas hileras de hormigas locuaces, amplía nuestros horizontes; donde el quehacer cotidiano es talismán contra el olvido; donde el alma de los libros se torna Alma Máter. Aquí, en la Universidad de Colima, sigue vivo el anhelo milenario de esos dibujantes de sueños. Proteger nuestras mejores ideas, nuestras mejores historias, de la tiranía del olvido. Celebremos estos cofres de pala-

bras que nos volvieron más memoriosos, menos desvalidos, más sabias”.

Mónica Lavin
Colima reconoce y defiende la sabiduría.
“Hoy, más que nunca, necesitamos resguardar el conocimiento frente a la ignorancia. La historia no debe ser manipulada. Investigar el pasado, como lo hacemos desde la arqueología, nos ayuda a comprender mejor nuestro presente. Colima, tierra de profunda riqueza arqueológica, nos recuerda que preservar nuestros vestigios es preservar nuestra memoria”.
Maestra Universitaria Distinguida
“Yo no conocía Colima. Fue el Premio Narrativa Colima para mi novela Café cortado, la que me llevó en el 2001 al feliz encuentro con una ciudad secreta, de cuya belleza no se había alardeado; tampoco de su amorío con el volcán y el mar -tan pronto horizonte franco como pasión de lava-. Me cautivó y, generosa, me llenó de amigos y asombros. Lo mismo sucedió con la Universidad de Colima, convocante del premio con el INBAL año con año, que veinte años después me nombró Maestra Universitaria Distinguida en el bello escenario de la Pinacoteca.

Lucina Jiménez López
Antropóloga
Maestra Universitaria Distinguida por la UdeC
“La Universidad de Colima ha sido pionera en múltiples campos del conocimiento científico técnico y cultural. Ha sido pilar fundamental de la vida pública en el estado y en el país. Fue la primera Universidad en apostar por el desarrollo tecnológico propio para el ordenamiento y desarrollo de las bibliotecas no sólo universitarias, sino públicas; también ha hecho énfasis en la configuración de formaciones capaces de encausar a sus egresados en los distintos campos del quehacer social, económico, político cultural y tecnológico.

“De gran significado es su participación, junto con la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en la formación en gestión cultural de los recursos bioculturales, así como en la formación y profesionalización de las y los bibliotecarios del país”.
Luis García Montero
Poeta y director del Instituto Cervantes
Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Colima
“Cuando conocí la Universidad de Colima me impresionó su forma de comprender la educación: no solo como transmisión de conocimiento, sino como una manera de construir ciudadanía, respeto y comunidad. En un mundo tan herido por la polarización, las universidades deben ser faros éticos. Esta institución ha sido ejemplo de cómo la cultura, la ciencia y el compromiso social pueden ir de la mano. Celebrar sus 85 años es celebrar también

la posibilidad de un país mejor a través del pensamiento crítico, la empatía y la palabra.”
Sylvia Schmelkes del Valle
Doctora Honoris Causa por la Universidad de Colima (2023)
“Recibo con profunda gratitud este Doctorado Honoris Causa que me otorga la Universidad de Colima, institución que admiro desde hace décadas. La conocí en los años ochenta, cuando participamos en la Red de Información Educativa de América Latina (REDUC), y desde entonces me impresionó su capacidad de adelantarse a su tiempo en temas de sistematización y acceso al conocimiento.

“Comparto con esta Universidad una visión educativa centrada en la inclusión, la equidad y la formación integral. Además, me asombra su complejidad: una universidad pública con presencia en todo el estado, con decenas de bachilleratos, facultades, centros de investigación y una vibrante vida cultural que trasciende el aula. Su calidad académica, compromiso social y proyección nacional e internacional la colocan entre las mejores de México y América Latina. Me honra profundamente sentirme parte de esta comunidad”.
Mónica Lavin
“La Universidad de Colima combina la calidez y el trato humano con la investigación de punta. Una Universidad orgullosa de sus alcances, atenta a los retos de los tiempos cam-
biantes, que se anticipa a la formación de futuros profesionistas; e integra el estímulo y apreciación por las manifestaciones del arte. Celebro sus honorables 85 años”.
V. CARRANZA NUM. 15.
CARLOS L. OLDENBOURG
EDITORIAL
85 años sembrando futuro
La Universidad de Colima (UdeC) cumple 85 años. Ocho décadas y media de historia viva, tejida entre libros, pizarras, aulas, laboratorios, pasillos y voces jóvenes que año con año renuevan su espíritu. Nuestra Máxima Casa de Estudios nació en 1940 como un sueño de modernidad para una sociedad rural y pequeña; hoy es una institución madura, robusta y esencial para el desarrollo de Colima y de México.
Cumplir 85 años no es una celebración cualquiera. Es el umbral entre la memoria y el porvenir, una pausa significativa para agradecer lo caminado y repensar lo que viene. Somos fruto del
esfuerzo de generaciones de académicos, estudiantes, trabajadores y visionarios que creyeron en la educación pública como una herramienta de transformación social. Gracias a ellos, a ellas, la Universidad de Colima ha sido luz en tiempos de incertidumbre, un refugio ante las crisis y un motor cuando el país más lo ha necesitado.
Nuestro 85 aniversario nos encuentra en un momento de cambios globales vertiginosos: inteligencia artificial, cambio climático, nuevas formas de interacción social y laboral. Frente a esos desafíos, la UdeC no puede -ni quiere- ser espectadora. Nuestro deber es liderar
con pensamiento crítico, con ciencia aplicada, con innovación, con emprendimiento, con internacionalización, con pertinencia, con arte que interpela, con una comunidad que se reconoce diversa y se fortalece desde el respeto, solidaridad y colaboración.
Celebrar 85 años es también reafirmar nuestras raíces: una universidad popular, humanista, regional, vinculada con la gente. Es momento de recordar que nuestro origen no está en el compromiso con el bienestar colectivo, con la educación como derecho, con la Autonomía como principio y con la calidad como bande-
ra. Hoy más que nunca, esos valores, muy presentes en la historia de la Universidad de Colima, están guiando nuestras decisiones.
A quienes han hecho posible este trayecto, nuestro reconocimiento. A quienes hoy forman parte de nuestra comunidad, nuestra invitación a no conformarse; a quienes vendrán, nuestro compromiso: entregarles una Universidad viva, vibrante, responsable y profundamente humana.
¡Feliz 85 aniversario, Universidad de Colima! Que el futuro nos encuentre tan firmes como nuestras raíces y tan audaces como nuestros sueños.
Tejabán
85 años de la Fundación de la Universidad de Colima
Todavía en la década de los noventa, la avenida Felipe Sevilla del Río era un amplísimo corredor empedrado en el que transitaban pocos automóviles. Desde el cruce de la avenida Constitución, flanqueados por residencias enormes y coloridas, a la sombra de ceibas y tabachines, mi padre y yo iniciábamos la caminata hacia el poniente, rumbo a la Universidad de Colima, hasta llegar a la antigua oficina de la Dirección General de Planeación Institucional, frente al viejo edificio de Rectoría. Nos recibía una decena de palmeras espigadas y despeinadas, mientras el sol de la mañana anuncia-
Por Carlos Ramírez Vuelvas
ba los acostumbrados 30 grados de calor.
Mi padre también era profesor de asignatura de la Facultad de Ciencias Químicas, en el Campus Coquimatlán, y llegar allá era otra aventura. Algunos días buscábamos un taxi entre las avenidas cercanas a casa, y en otras ocasiones debíamos transbordar un par de veces entre camiones urbanos y suburbanos. Recuerdo el Campus Coquimatlán en medio de una enorme huerta de mangos; también recuerdo cientos de mosquitos que me dejaban ampolladas las piernas y me hacían volver a casa molesto y enfadado.
Creo que, desde entonces, en muchos sentidos, mi vida ha transitado con la agenda universitaria como eje cardinal. Al paso de los años, mi madre se integró al Voluntariado Universitario, y poco a poco fui consciente de que aquella rutina era la de miles de trabajadores, que alcanzaba a miles de estudiantes de todas las edades, porque en mis vagos intentos por estudiar música en el Instituto Universitario de Bellas Artes, o de jugar futbol en la Unidad Deportiva Universitaria, o en los cursos de verano, en los espacios universitarios corrían y reían cientos de loritos.
Pude ver el ceremonial cívico que identifica a las y los universitarios, sus encuentros de lealtad con el Rector, sus celebraciones al profesorado, sus marchas sindicales, su maravillosa agenda cultural y deportiva, la capacidad para convocar a los mejores intelectuales de México y del mundo, la severidad de los informes rectorales, la sorpresa compartida por el triunfo académico de una compañera, de un estudiante, de un trabajador. En el cambio del siglo XX al XXI, yo ya era estudiante del Bachillerato 1 de la Universidad

Opinión
La Universidad como esperanza
Por Juan Carlos Yáñez Velazco
Fundar una universidad es sembrar un árbol vigoroso de largo aliento, cuyo fruto no se mide en temporadas breves, sino en generaciones transformadas. Es un gesto civilizatorio que condensa el anhelo más noble de una sociedad: dar a sus hijos las llaves del pensamiento, la libertad y el porvenir. En el siglo XXI, cuando el vértigo del presente amenaza con disolver toda certidumbre, las universidades públicas siguen siendo un acto de resistencia luminosa. En ellas persiste la esperanza activa de que la inteligencia, la ética y el compromiso pueden dar forma a un mundo más justo y habitable.
Las universidades son, en nuestro tiempo, uno de los pocos espacios donde aún se cultiva el arte de preguntar sin miedo, de disentir con argumentos, de imaginar horizontes inexistentes, los “inéditos viables”, como les llamaba Paulo Freire.
La tarea de las instituciones universitarias no se agota en formar profesionales; su mandato profundo es formar ciudadanos capaces de pensar críticamente, de dialogar con otros, entre más distintos, mejor; de construir comunidades solidarias y sostenibles.
Son también laboratorios vivos donde las ciencias, las artes y
las humanidades se cruzan para explorar las grandes preguntas de nuestro tiempo: ¿cómo cuidar el planeta?, ¿cómo vivir juntos en la diferencia?, ¿cómo educar sin domesticar?, ¿cómo avanzar sin dejar a nadie atrás?, ¿cómo eludir la chabacanería, que denunciaba José Ortega y Gasset en “Misión de la Universidad”?
En ese linaje de instituciones imprescindibles, la Universidad de Colima tiene una historia que honra su origen y compromiso. Nacida en 1940, bajo el impulso visionario del presidente Lázaro Cárdenas, fue pensada como herramienta de transformación regional, puente entre el saber universal y las necesidades concretas del pueblo colimense. Desde entonces, crece con raíces profundas en su tierra y ramas abiertas al mundo.
La Universidad de Colima ha formado a decenas de miles de jóvenes que hoy nutren la vida económica, cultural, científica y social del estado y del país. Apuesta por la investigación con pertinencia, por la extensión solidaria, por el diálogo permanente con su entorno. En sus aulas, laboratorios, foros y bibliotecas se cultiva una inteligencia que no se encierra en sí misma, sino que se ofrece al bien común. En sus pasillos se escuchan voces diver-
sas que ensanchan el horizonte colectivo. Pero los desafíos nos convocan a reforzar convicciones y reinventar prácticas. Incitan a la mejora permanente. En tiempos de fragmentación y desencanto, la Universidad de Colima sigue siendo un espacio donde la imaginación es posible, donde el conocimiento no se mercantiliza, donde los saberes ancestrales pueden dialogar con las tecnologías emergentes, donde la dignidad humana debe ser el centro de la acción educativa. Celebrar su aniversario significa mirar al pasado con grati-
tud y renovar el pacto que originó su existencia. Es recordar que toda universidad pública es un bien común que debe cuidarse, defenderse y proyectarse al futuro. Porque allí donde hay una universidad viva, crítica y generosa, hay también una sociedad que resiste al cinismo y al desencanto.
Por eso, hoy más que nunca, decimos con convicción: ¡larga vida a la Universidad de Colima! Que siga siendo faro en la tormenta, remanso en la violencia, semilla en la tierra, puente hacia el mañana.

de Colima. Como me sigue pareciendo ahora, aquella escuela me pareció enorme, veía una ciudad entera adentro de una escuela, donde conocí a Sandra, la mujer que ahora es mi compañera de vida. Coincidimos con algunos sueños que intercambiamos con momentos de vida, y dijimos que un día, estudiando en la Universidad, buscaríamos estudiar fuera de Colima. Como sus padres y mis padres siempre sirvieron a las instituciones, no veíamos otro horizonte que agradecer a esas instituciones con nuestro trabajo.
Comencé a colaborar con la Dirección General de Información durante el periodo rectoral del Doctor Carlos Salazar Silva, cuando el director general de Información era Rubén Carrillo Ruiz, que me asignó como tutoras a Marina Vázquez Guerrero, a Lupita Carrillo y a Tita Ochoa, a quienes les agradeceré siempre que me permitieran aprender con ellas a transcribir y escribir boletines, a sintetizar periódicos, a preparar fichas hemerográficas. Eso, y mi pasión por la poesía, me prepararon a estudiar en
la Facultad de Letras y Periodismo. Diez años después, durante el rectorado del Doctor Miguel Ángel Aguayo López, mi querido maestro Manuel Delgado Castro me recibió en la planta baja de El Comentario para que impartiera la materia de Divulgación de la Ciencia, como profesor de asignatura. Ya era oficialmente profesor universitario. A todas esas personas, y a muchas más que mi torpeza no puede recordar, mi más profundo agradecimiento. Es una historia personal y larguísima, y el testimonio agra-
decido de un universitario que ha vivido conservando, como eje central, como una metáfora juguetona, un amplísimo corredor empedrado que va de memoria de la casa paterna a la Universidad. Estoy seguro de que miles de colimenses conservan una ruta similar, es la que comienza en el corazón y termina en el territorio Loro, para estudiar, para luchar, para trabajar. Muchas gracias por estos 85 años de vida, Universidad de Colima. Larga vida a nuestra Alma Máter.
Opinión
Socializando Datos
Mi vínculo con la universidad: reflexiones a partir de sus primeros 85 años
La Universidad de Colima, como espacio de aprendizaje, ha tenido un especial atractivo para mí, desde hace algunas décadas. Específicamente al entrar al Seminario de Colima y descubrir esas posibilidades de conocer, de aprehender, mundos distantes y distintos: personas, situaciones, conceptos y teorías. Aquí podría aplicar la frase: “Todo es nuevo desde que te conocí”.
Como dicen en mi rancho: de ahí pal’real. Ese interés se materializó en buscar esos espacios construidos desde hace siglos para que las personas aprendiéramos, para ir más allá del aprendizaje inicial.
Mi vinculación con la Universidad de Colima es anterior a mi etapa como estudiante. Por mi trabajo en el Inegi, un lugar natural para aprovechar la información generada y difundida por el instituto, las aulas univer-
Por Balvanero Balderrama García
sitarias fueron -y siguen siendoun entorno fundamental.
Posteriormente, como asiduo participante de la educación continua en cursos, talleres diplomados, este vínculo se hizo más frecuente, cercano y natural. Muchas personas que me distinguen con su amistad las conocí en esas épocas. Finales y principios de un siglo.
Porque los espacios de las universidades no sólo son para aprender-enseñar, sino para compartir, establecer lazos, fortalecer relaciones y generar vínculos.
Cuando la incipiente Escuela de Filosofía estaba dando sus primeras clases, en el año de 1995, participe en esa primera generación. Deambulamos del edificio del IUBA a la Biblioteca de Ciencias. Sin embargo, cuando intenté formalizar mi inscripción, me faltó un documento y,
con ello, terminó esa intención. Pero no la inquietud. Por cuestiones laborales y familiares, elegí una opción de educación superior en línea. En el año en que concluía este programa, me inscribí a una maestría en la Universidad de Colima, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Así, me convertí formalmente en estudiante.
Después de una pausa de una década en la educación formal, actualmente soy estudiante de posgrado en la Facultad de Letras y Comunicación. Porque nunca dejamos de aprender, y, más aún, buscamos activamente seguir aprendiendo. Y mis hijas, a estas alturas de la vida, también lo son, egresadas universitarias.
Hoy, a poco más de 30 años después del inicio de mi recorrido formativo, este escrito lo motiva el aniversario 85 de la Universidad de Colima. Los con-
textos son diferentes, pero es un ejemplo de cómo muchas vidas se tejen y entrelazan con la Máxima Casa de Estudios en la entidad.
Actualmente la Universidad apuesta por la educación en línea, entre otras vertientes de acción. Ha crecido en presencia y en cobertura. En Colima, la Universidad es un referente debido a su impacto social, su formación académica y sus vínculos y redes. No se debe de perder de vista la visión autocrítica, ya que esto permite a una institución joven -85 años apenas- dimensionar sus propias posibilidades, retos y su adaptación a la razón de ser de su misión: las y los estudiantes. De esta manera, puede proyectar sus funciones docentes, de investigación y proyección social.
Contacto: balvanero@gmail. com/@Balvanero.B
El valor y esencia de la enseñanza
La educación es una cuestión relevante en el desarrollo individual y colectivo, un propósito que trasciende en dirección a un ideal que al mismo tiempo toca la realidad social de cualquier país, comunidad, región o territorio en el que se requieren acciones, planes, y procesos que garanticen un lugar preponderante para la formación adecuada de dicha sociedad.
La educación como pilar fundamental y acompañante indiscutible en distintos ámbitos, no puede negarse puesto que los
Por José Luis Negrete Ávalos
contextos y los aspectos culturales se sujetan necesariamente a ese acompañamiento, donde los cambios que surgen se comprenden a partir de los conocimientos, de los aprendizajes y de los hechos que les preceden.
La educación es un hecho que deja clara la intención de un camino con base a los resultados, que proceden de los procesos que se implementan en las instituciones encargadas de impartir, preservar y consolidar la educación de acuerdo a los distintos niveles que corresponden, pues
a partir de la correcta ejecución de estas instituciones, ese ideal puede encauzarse de forma precisa, ya que en sus principios generales tiene la tarea primordial de orientar el crecimiento social requerido.
En particular para el estado de Colima respecto a la labor de la educación media superior y superior, la Universidad de Colima preserva y orienta los valores concretos de la enseñanza, lo cual deriva en un crecimiento social concreto. En ella se encuentra, por excelencia, a la Universidad
de Colima que se conduce bajo el eje histórico y prestigio nacional e internacional, lo cual repercute sin lugar a dudas en la esencia particular que representa. Sobre historia y enseñanza, la Universidad de Colima es un efecto y consecuencia de resultados, una referencia desde 1940 a iniciativa del presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien dio pie en aquel entonces, al surgimiento de la Universidad Popular de Colima, siendo ejemplo latente
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Identidad UdeC


Creada por estudiantes universitarios de los talleres de narrativa gráfica a cargo de Patricia Ayala (2015-2025).
¡Buenas, buenas, gente de Colima y alrededores! Hoy estamos aquí para celebrar nada menos que 85 añazos de la Universidad de Colima, que no es cualquier cosa, ¿eh?; porque 85 años no se cumplen todos los días, y menos siendo una Universidad que empezó en 1940, cuando todavía la gente pensaba que la educación superior era cosa de unos pocos y no de todos. Imagínate: todo empezó con un grupo de profesores con más ganas y ánimos que un niño
Se cumplen ochentaicinco años de la fundación de la Universidad de Colima. Es ya muy mayor de edad y a como a una persona mayor de edad -“como me enseñaron a mí, mis padres”-, hay que tenerle y ofrecerle respeto, aunque las generaciones venideras de respeto no conozcan mucho y menos lo apliquen; claro, no todos, no hay que generalizar...
De todos estos años que nuestra Alma Máter cumple, yo
El valor y esencia de la enseñanza
del avance académico y social en distintas generaciones, en la formación de profesionistas que han pasado por sus aulas. Generaciones que han tenido el privilegio de formar su propio criterio desde la perspectiva de los cambios, a la par de la adaptación educativa, hoy es una Universidad que cumple 85 años de existencia, de transfor-
Opinión
85 y contando
Por Marcial Aviña Iglesias
en día de Navidad, fundando la Universidad Popular de Colima, que era como decir: “Aquí vamos a formar a la gente para que no se quede atrás”. Y no solo eso, sino que desde entonces la Universidad de Colima ha sido un motor para que el estado crezca, se desarrolle y se ponga en el mapa nacional e internacional.
Y claro, no todo ha sido fácil, porque la Universidad ha tenido que adaptarse a los tiempos, crecer, descentralizarse, abrir campus en todos los municipios,
y seguir siendo un referente de calidad educativa y compromiso social. Vamos, que la “Ucol” -como le decimos los cuates- no solo enseña, sino que también transforma vidas y comunidades; para un ejemplo, aquí está quien firma lo que escribe.
Este 2025, para festejar sus 85 años, hay un montón de eventos, desde exposiciones, conferencias, hasta videos institucionales que nos recuerdan todo ese camino lleno de esfuerzo y logros. Porque celebrar 85 años
Mucho gusto
Ser, otra vez, universitario
Por Alberto Llanes
tengo veinte años laborando y cuatro más de estudiante, cuando fui alumno de la Facultad de Letras y Comunicación en el área de Letras y Periodismo. No tuve la fortuna de cursar el bachillerato en la Universidad de Colima o, sí, pero lo pasé de noche. Estuve año y medio en el Bachillerato 16 en el área de fisicomatemático –“¡jajaja! sí, la vida es así”-. Sin embargo, lo mío siempre fue el asunto de las humanidades, la filosofía, las letras, el periodis-
mar de fondo y forma al estado, teniendo relevancia no solo en los conocimientos, también en la vida de hombres y mujeres que hemos formado parte de ella, siendo el Alma Máter de los colimenses.
Felicidades por estos 85 años de historia y razón de cambio de vida.
mo, poesía, novela, cuentos, todo rondaban por mi mente. Era un ente raro en el bachillerato y, simplemente, no me hallé. Finalmente, contando todo el tiempo que he estado en la Universidad de Colima, como estudiante y trabajador, suman ya veinticinco años y medio. La he visto crecer, madurar, posicionarse y, en una columna anterior, he mencionado que la he recorrido mucho, podría decir que he estado en todos los bachilleratos de la Universidad de Colima llevando talleres de fomento y difusión de la lectura y del libro, promocionado la carrera de Letras Hispanoamericanas y, ahora que soy jefe de carrera de Periodismo y Periodismo Digital, también promociono estas carreras y la nueva: Lengua y Literatura.
La Falcom (Facultad de Letras y Comunicación) de la Universidad de Colima me dio el cobijo necesario cuando era estudiante, las armas necesarias para utilizarlas en el fiero mundo laboral, la experiencia que se nece-
es celebrar a toda la comunidad universitaria: estudiantes, profesores, trabajadores y egresados que han puesto su granito de arena para que esta Casa de Estudios siga siendo un orgullo para Colima. Así que, amigos, brindemos por la Universidad de Colima, que ya tiene más años que muchos y sigue tan joven y vital como siempre. ¡Que viva la UCol y que cumpla muchos años más formando gente con ganas de cambiar el mundo!
sitaba y/o necesita siempre para ingresar a un trabajo, y las amistades, maestros, libros, historias, viajes y todo lo que he vivido como adulto.
La Dirección General de Publicaciones de la Universidad de Colima fue el lugar que, en 2005, me aceptó como empleado. Entré a laborar como editor, corrector, capturista -sí, en ese tiempo todavía entregaban los documentos a mano, en máquina de escribir o impresos y habría que capturarlos-. En publicaciones estuve catorce años hasta que me buscaron de la Falcom para convertirme en coordinador/jefe de carrera de la carrera Letras Hispanoamericanas. Fue un tiempo complicado porque llegué en agosto de 2019, para diciembre, el tema de la pandemia de Covid-19 estaba en su apogeo y para marzo del 2020 tuvimos que trabajar desde casa.
La Universidad de Colima ha sido mi vida desde estudiante,

Mucho gusto
luego de adulto y espero que lo siga siendo en la vejez, aportando lo poco o mucho que he podido aprender en estos años de dedicarme a las humanidades, al mundo de las letras, de las historias, los cuentos y la fantasía; los talleres literarios donde he creado, hasta cierto modo, comunidad y hemos trabajado, aún sin darnos cuenta en los ambientes de paz.
Nuestra Universidad de Colima está envejeciendo, pero, puedo decir, que se ve mejor que nunca; el Estadio Olímpico Universitario con su impresionante pista de tartán, su capacidad aumentada para recibir el público y su imponente vista al Volcán de Fuego de Colima; las canchas
recién remodelas con los colores distintivos de la comunidad loro/a; el nuevo aspecto que tiene la Rectoría que está de super lujo; el domo Alpha reconstruido después de varios años. la Plaza Cosmo, lugar ad hoc para que la comunidad universitaria coma, juegue, navegue, trabaje; el despachador de agua con precios súper accesibles para el estudiantado y el personal y, bueno, todo lo que me hace falta citar, incluyendo los recientes murales, la restauración de piezas artísticas valiosas para la comunidad universitaria. Yo sólo hablo del Campus Central, del Campus Norte, quizá del de La Villa y del de Coquimatlán; me faltan Tecomán y Manzanillo, y todo lo que
se construye, reconstruye y se le da mantenimiento en todas y cada una de las facultades, centros de investigación, direcciones generales, delegaciones, qué sé yo.
Llegué a la Universidad de Colima por segunda vez, a la Falcom, en el año de 1999; también ya lo dije en otro texto. Teníamos miedo porque mucho se decía del cambio de milenio; sin embargo, en ese año tenía veintiún años, muchos sueños: quería ser escritor y he rondado los mismos pasillos desde ese entonces a la fecha. El edificio donde está mi oficina truena feo, ya está viejito, seguro le viene una remodelada pronto. Los temblores que ha vivido lo han resquebrajado, pero ahí sigue, firme como un roble,
firme como la misma Facultad de Letras y Comunicación. Hay una canción del grupo de rock La Cuca titulada “Mujer cucaracha” que dice: “He sido sus manos / yo soy venganza. Le sobo la panza y le hago el quehacer. Yo estoy perdido / ya soy otro esclavo. Yo voy muriendo / y la veo nacer”. Sobre todo, esta última estrofa me conecta directamente con la Universidad de Colima… a sus ochentaicinco años de vida yo voy muriendo y la veo nacer y, repito, se ve mejor que nunca, con carreras nuevas, imagen nueva, estructura nueva, hasta generaciones nuevas… siempre regenerándose.
Gracias Universidad de Colima…
Opinión
85 años: La universidad, su historia
Por Amador Contreras Torres
El aniversario número 85 de nuestra Máxima Casa de Estudios es ocasión propicia para reflexionar sobre la trascendencia institucional, pues se trata de uno de los motores del desarrollo del estado de Colima; es factor de movilidad social, una reivindicación de la universidad pública. El festejo coincide con los 215 años de la independencia del país, los 115 años de la Revolución Mexicana y de la fundación de la UNAM, además de los 85 años del Colegio de México.
Nuestro aniversario es propicio para reflexionar sobre la misión y la visión de la Universidad de Colima, su pertinencia social, su lealtad al origen cardenista, el ser una casa del pueblo y para el pueblo; meditar sobre su evolución que la hacen una institución sumamente compleja y uno de los ejes que articulan y le confieren sentido al desarrollo del estado, conciliando localidad y globalidad; una universidad sin fronteras y vanguardia de la educación superior.
Colima, como es, no se explicaría sin la Universidad y el quehacer denodado, intenso y creador de muchas generaciones que la han hecho posible. Esta celebración nos llena de júbilo a todas y todos sus hijos, los egresados y egresadas.
El 16 de septiembre de 1940, en el Gobierno del presidente Lázaro Cárdenas se funda la Universidad Popular de Colima por gestiones del entonces gobernador del estado, coronel Pedro Torres Ortiz (1939-1943). Nuestra Casa de Estudios se crea, básicamente, con estudiantes normalistas. La Escuela Normal, junto con los centros de economía doméstica y las escuelas secundarias del estado, con el apoyo de la Dirección de Educación Pública del Gobierno del estado, fueron la piedra angular sobre las que se sustentó el nuevo proyecto educativo. Se instala en una vieja casona al sur de la ciudad, en la esquina que forman las calles 20 de Noviembre y Re-
volución. La Casa de Estudios se erige, enhiesta, en el contexto de la educación socialista que era el proyecto educativo y la visión de futuro que tenía el presidente Lázaro Cárdenas como base para que la educación fuera un instrumento para la capacitación de la juventud mexicana, un soporte para impulsar el desarrollo del agro nacional y punto de partida de la industrialización del país que era tan necesaria para consolidar el proyecto del Estado mexicano surgido de la Revolución Mexicana y de la Constitución de 1917.
Arrancaba así un proyecto que es más grande que todas y todos nosotros, construido por muchas generaciones y que es la gran Casa Abierta para todos los colimenses. En ese sentido, el antecedente histórico de lo que hoy es México es la Independencia y
la Revolución Mexicana. En 1810 empieza el proceso que termina en 1824 con la República federal, que es la estructura política que aún nos gobierna y que heredamos de esos extraordinarios sucesos. Más tarde, el proceso de 1910 que culmina en 1917 con la Constitución, y que incluye a toda la población por primera vez; es decir, las otras constituciones de 1824 y 1857 no habían incluido a los campesinos, a los obreros, a las clases medias, a los empresarios, a los industriales. La carta magna de 1917 es incluyente y crea un proyecto colectivo de futuro: el proyecto de construir un país con igualdad, con justicia y la mejoría de toda la población. Esos son los dos grandes legados de la Independencia y la Revolución: la República federal y un proyecto incluyente sustentan la escala axiológica y la viabilidad
sistémica y en el tiempo de lo que hoy es México, con sus luces y sombras, con sus avances y retrocesos, con sus destellos luminosos y las desigualdades sociales que aún hoy tenemos. Esa es la argamasa que le confiere cohesión, rumbo y sentido a la nación y es lo que une a los mexicanos, al margen de las naturales discrepancias y los colores partidistas y las banderas ideológicas de distinto signo, ya sea a la izquierda o a la derecha. En ese sentido, no es casual que los fundadores de la Universidad Popular del Estado de Colima, hayan sido revolucionarios, como el propio presidente Lázaro Cárdenas del Río, el gobernador Pedro Torres Ortiz y el profesor Rubén Vizcarra, el autor del proyecto técnico de la nueva Casa
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85 años: La universidad, su historia
de Estudios. La nueva institución académica nace con el respaldo de una propuesta educativa con pertinencia social, tal como se postula en el Artículo 3o de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que concibe a la democracia como un estilo de vida y a la educación como un instrumento legítimo de movilidad social, buscando el avance de las clases populares, el amor a la patria y la solidaridad internacional.
Es oportuno tener presente el contexto histórico de la educación nacional en la coyuntura que nos ocupa en el sexenio cardenista. En 1936, el presidente Lázaro Cárdenas fundó el Instituto Politécnico Nacional (IPN), con el objetivo de impulsar la educación tecnológica como base de la industrialización del país. La idea era replicar ese proyecto en el resto de las entidades federativas. Por eso la idea original del programa, que llevó a cabo Rubén Vizcarra, uno de los impulsores de la fundación de la UdeC, era de crear en Colima una Escuela Técnica; sin embargo, el proyecto se fue ajustando y modificando con base en las necesidades y las realidades económicas del momento, y se creó una universidad con el acuerdo y total apoyo del entonces gobernador de Colima, Pedro Torres Ortiz. Es así como nace la Universidad de Colima:
“El 17 de agosto de 1940 se hizo oficial la estructura de la nueva institución, con la cual debería trabajar a partir del 16 de septiembre de 1940, a pesar de las limitaciones presupuestales” (Ramírez Domínguez, 2010). Hoy en día, el edificio dónde se fundó la Universidad, al sur de la ciudad, ya restaurado, es la sede del Archivo Histórico y la Hemeroteca de la institución. El alto propósito del cardenismo fue hacer una institución del pueblo y para el pueblo, un espacio académico para la formación profesional y técnica de los colimenses.
Es oportuno subrayar que aquél 16 de septiembre de 1940 con la representación presidencial, el Oficial Mayor de la SEP, Arnulfo Pérez pronunció un vi-
brante discurso: “Es muy importante que los jóvenes entiendan que el Gobierno les entrega esta Universidad que se ha erigido con el sudor del pueblo para que la ciencia que van a recibir la pongan después, al servicio del propio pueblo, correspondiendo al compromiso que les impone su sacrificio. Tal es el espíritu de la educación socialista y tal es la enseñanza de la Revolución. En nombre del general Lázaro Cárdenas declaro solemnemente inaugurada la Universidad Popular de Colima, hoy 16 de septiembre de 1940”. (Velasco Murguía, 1988).
En su mensaje, el profesor Rubén Vizcarra expresó: “Para honra y prestigio de la actual administración, la hermosa realidad de la Universidad Popular de Colima culmina hoy, cristalizada gracias a la inquebrantable voluntad de un gobierno al que guía únicamente la ambición de servir a su pueblo y robustecer el prestigio de la revolución. Desde ahora, la juventud de occidente cuenta con alas para remontar el luminoso infinito de la ciencia, y no sería extraño que de una humilde choza surgieran seres que reprodujeran las glorias de Juana de Asbaje, Ignacio Manuel Altamirano, Antonio Alzate y otros tantos astros que llenan con su luz el cielo de México”. (Velasco Murguía, 1988).
La semilla de la educación
En esa perspectiva se puede observar que, con el esfuerzo de muchas generaciones, paulatinamente se fue construyendo a sí misma la Universidad de Colima. La primera escuela de nivel superior que se funda es la Escuela de Derecho. En la primera generación egresan apenas 12 abogados. La educación superior con calidad, estaba sembrada. En 1962, el entonces gobernador Francisco Velasco Curiel otorga la autonomía universitaria, lo que es la base para el autogobierno y la autogestión universitaria.
Desde entonces, cada rector ha enfrentado con valor y entereza sus propios desafíos; asumieron sus propios retos y
oportunidades y gradualmente, fueron mejorando la calidad de la educación. Humberto Silva tuvo la visión de futuro de hacer un parteaguas en nuestra Casa de Estudios para modernizarla; Fernando Moreno y Carlos Salazar, con sus saberes político y técnico, consolidaron la modernización institucional y su crecimiento en infreatructira; Aguayo López la hizo más horizontal en su ejercicio rectoral; Eduardo Hernández aplicó su sapiencia financiera y administrativa para consolidar ese proceso que viene desde la década de los 80 y 90. Nuestro actual Rector, Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, le ha tocado la actualización y puesta al día con los avances tecnológicos, la Inteligencia Artificial o la lucha por la equidad de género, bajo un horizonte de limitantes y adversidades inéditas como un pandemia.
Decía Octavio Paz que “somos contemporáneos de todos los hombres”. Es decir, todo el pasado resuena en el espacio universitario, todo el saber académico se sintetiza en cada nueva universidad. En cada campus, en cada claustro académico, hay resonancias profundas que vienen desde Bolonia, Cambridge, Salamanca, Oxford; en las aulas se es parte del conocimiento y del concepto de “universidad”, pero también se escuchan las tesis de las mejores expresiones del pensamiento humano como Einstein, Newton, Euclides, Miguel de Unamuno, Alfonso Reyes, Samuel Ramos. Se escucha y se diserta, se examina el pasado, se sientan las bases, la visión y el porvenir.
Contrario a lo que se creía en aquél entonces, la Universidad de Colima ha demostrado ser un motor fundamental para el desarrollo de Colima y su región. Nuestra institución no es una ínsula disociada de su entorno. Lo que es importante para el pueblo es importante para la Universidad de Colima. Se hace política, pero la mejor política, con vocación de servicio a la gente. Hay un despegue impresionante del proyecto académico con calidad, una consolidación del cumplimiento
de sus funciones sustantivas y adjetivas. Existen vasos comunicantes entre la docencia y la indagación científica, la internacionalización de la Casa de Estudios es una realidad y se vigorizó el sentido de pertenencia y orgullo legítimo de las y los universitarios por la función esencial de la institución en la vida de Colima y de México. En ocasión de ese festejo número 85, para las y los universitarios, y para la sociedad, es relevante sopesar en su ingente dimensión el itinerario vital y la razón de ser de una institución central para las y los colimenses de ayer, de hoy y del porvenir. La Universidad de Colima es uno de los mejores frutos del estado de bienestar, del Estado mexicano surgido tras la gesta armada de 1910 y el posterior logro de la autonomía universitaria; costó mucho concretar este proyecto, hubo voces reaccionarias que se pronunciaron y pronuncian en contra. De cuando en cuando hay asechanzas externas; se alzan los intentos de desestabilización para afectar la autonomía universitaria, lo cual no ha prosperado ante la granítica voluntad de su comunidad nucleada en torno al liderazgo emanado de la Rectoría. Para decirlo sumariamente: la universidad de Colima es la epopeya de todo un pueblo; es una narrativa colectiva construida por muchas generaciones de colimenses, uno de los ejes del desarrollo estatal, instrumento legítimo de movilidad y ascenso social, tal como lo mandata el artículo tercero de nuestra Carta Magna y prólogo de que una mejor edad esta siempre por delante, mirando siempre por el interés superior del pueblo y las necesidades del estado, la región y la nación en su conjunto.
De esta manera es como se van escribiendo los trabajos y los días de una institución que ha sido uno de los motores esenciales con que cuenta el Estado para pactar e ir construyendo el desarrollo regional. El saber es una llama ardiente, ora se enciende ora se apaga, pero es firme y es perenne.


Investigación científica, una actividad sustancial
Fundada oficialmente en febrero de 1994 por el entonces rector de la Universidad de Colima, Fernando Moreno Peña, y el también entonces gobernador Carlos de la Madrid Virgen (1940-2014), la Coordinación General de Investigación, antes Coordinación General de Investigación Científica, ha sido un pilar en la labor científica y académica en la entidad mediante los siguientes centros de investigación: Centro Universitario de Análisis Estadísticos y de Opinión Pública (CUOP), Centro Universitario de Estudios e Investigaciones sobre la Cuenca del Pacífico-Centro de Estudios APEC (CUEICP-CEAPEC), Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos (CUEV), Centro Universitario de Gestión Ambiental (CEUGEA), Centro Universitario de Investigaciones Biomédicas (CUIB), Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas (CEUNIVO), Centro Universitario de Investigaciones Sociales (CUIS), Centro Universitario para la Igualdad y los Estudios de Género (CUPIEG) y Centro Universitario de Investigaciones Jurídicas (CUIJ).
La coordinación ha sido dirigida por el Doctor Justino Pineda Larios (15 de octubre del 1981 al 31 de octubre de 1997), Doctor José de Jesús Muñiz Murguía (1 de febrero de 1997 al 19 de octubre del 2010), Doctor Ricardo Antonio Navarro Polanco (19 de octubre del 2010 al 31 de enero del 2013), Doctor Alfredo Aranda Fernández (1 de febrero del 2013 al 31 de enero del 2021) y la Doctora Xóchitl Angélica Rosío Trujillo Trujillo (1 de febrero del 2021 a la fecha)
Para el fortalecimiento y desarrollo de la actividad académica trabaja de la mano con 74 cuerpos académicos consolidados y en consolidación de la Máxima Casa de Estudios del estado, en las áreas del conocimiento constituidas por la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnologías e Innovación (SECIHTI)
que son: I. Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra, II. Biología y Química, III. Medicina y Ciencias de la Salud, IV. Ciencias de la Conducta y la Educación, V. Humanidades, VI. Ciencias Sociales, VII. Ciencias de Agricultura, Agropecuarias, Forestales y de Ecosistemas; VIII. Ingenierías y Desarrollo Tecnológico, e IX. Interdisciplinaria
Educación e investigación científica
La educación y la investigación científica son actividades sustanciales para el desarrollo de todas las sociedades de nuestro planeta. Dentro de las universidades ocurre la gran mayoría de los descubrimientos de conocimiento nuevo. Ello no sería posible sin la creación de grupos de académicas y académicos dedicados a la investigación y a la docencia, coordinados además por científicas y científicos reconocidos y comprometidos con la sociedad.
La productividad científica del profesorado de la Universidad de Colima es reconocida a nivel nacional e internacional pues más de 300 pertenecen al Sistema Nacional de Investigadoras en Investigadores (SNII) de la SECIHTI.
Los proyectos científicos realizados se consideran tienen pertinencia social ya que, para generar una calidad de vida adecuada, se inicia desde poseer información y conocimiento fidedigno para saber actuar ante problemas de salud, ambientales y sociales; hasta el usar o consumir productos de diversa índole que se obtienen como resultados de dichos proyectos de investigación. Cada año, varios proyectos de investigación científica desarrollados en la Universidad de Colima reciben financiamiento externo. tanto nacional como internacional. Desde el año 2022 se cuenta con la Convocatoria de Fortalecimiento de la Investigación, que financia proyectos con recursos propios.
Recordemos que la investigación científica se realiza en todas las facultades y centros de investigación de nuestra institución. Además, algunos de los proyectos se realizan con colaboración internacional. Los beneficios obtenidos con esas redes de colaboración formales son: potenciación de la investigación científica de la Universidad de Colima, al contar con interacción con investigadoras e investigadores de prestigio mundial, disponibilidad de infraestructura científica del más alto nivel nacional e internacional y alternativas de movilidad y de estancia académica tanto del profesorado como del estudiantado de los diferentes niveles educativos.
Actividades de divulgación científica
La Universidad de Colima cuenta con una política, una estrategia y un programa de divulgación científica que permite conocer a la sociedad colimense y comunidad universitaria, el estado que guardan los proyectos de investigación científica y tecnológica que se realizan en nuestra institución, a través de los diversos instrumentos con los que cuenta para dar a conocer los hallazgos y resultados de investigación como son: redes sociales, medios impresos y medios de comunicación. También se llevan a cabo conferencias, charlas y entrevistas, en las cuales el público en general tiene acceso directo para despejar sus interrogantes acerca de fenómenos naturales como las erupciones volcánicas, los sismos o simplemente para hablar de ciencia. Con una entusiasta participación de las y los investigadores de las diversas áreas del conocimiento, la Universidad ha logrado consolidar un espacio en medios, a través de la divulgación de los temas de frontera científica.
Los beneficios que se obtienen con la interacción de las y los estudiantes en las redes de conocimiento del profesorado
son evidentes para potenciar las vocaciones científicas de la Universidad de Colima, de forma tal que con esa interacción se impulsan las estrategias de movilidad e intercambio académico a nivel nacional e internacional en las diferentes áreas del conocimiento científico.
Distinción al profesorado
Una investigación de impacto se basa en estándares internacionales de calidad y de un rigor científico que, para su aplicación es indispensable el apoyo decidido de parte de todos los niveles de participación institucionales, desde las autoridades hasta personal de servicios generales. La Coordinación General de Investigación ha mantenido el apoyo para la gestión de recursos y poder llevar a cabo proyectos de alcance local, nacional e internacional a los que se les dedica el mismo esfuerzo y atención, motivo por el cual se atienden las convocatorias externas que ofrecen los recursos necesarios y se buscan los procedimientos para cumplir con los requisitos solicitados en cada caso. La invaluable calidad del profesorado de todas las dependencias ha permitido seguir creciendo y avanzando como una institución que prioriza sus funciones sustantivas.
De acuerdo con los resultados publicados por la SECIHTI en el 2025, el 34% de los proyectos sometidos a financiamiento externo recibirán financiamiento, solo en la Convocatoria de Ciencia Básica y de Frontera y también han recibido apoyo en las Convocatorias de Proyectos articulados en los Laboratorios Nacionales para la atención de temas prioritarios, en la de Maduración de Tecnologías y en la de Proyectos de Ejes Estratégicos. Así, hay que ofrecer un amplio reconocimiento como Investigadora e Investigadores Eméritos de la SECIHTI a la Bióloga Elena Roces Dorronsoro y a los Doctores José Antonio Sánchez Chapula y Miguel Huerta Viera.
Voces de los primeros egresados de la Universidad de Colima
Por Arnoldo Delgadillo
La Universidad de Colima, fundada en 1940 como Universidad Popular y autónoma desde 1962, ha marcado de manera decisiva la vida académica del estado. A lo largo de sus 85 años, miles de estudiantes han pasado por sus aulas. En esta ocasión, dos egresados de las décadas de 1960 y 1980 comparten con El Comentario su testimonio, mostrando cómo ha evolucionado la institución con el paso del tiempo.
Los años 60: el despertar de la autonomía
Arturo Figueroa Cárdenas, egresado de la segunda generación de Contadores Públicos, ingresó a la Universidad en 1963, apenas un año después de la autonomía. “Éramos sólo siete en el grupo. El examen de admisión era escrito, pero como no había muchos aspirantes, casi todos quedaban”, recuerda.

Las aulas se ubicaban en el antiguo Hospital Civil -hoy Instituto Universitario de Bellas Artes- y se compartían con estudiantes de Derecho y de Bachillerato. La enseñanza era austera: pizarrón, gis y, en algunos casos, transparencias. Para Figueroa, la autonomía no fue inmediata ni absoluta: “El Gobierno del estado todavía influía en la designación de autoridades y maestros”. Sin embargo, considera este logro como un par-

teaguas que abrió más opciones de estudio y democratizó las decisiones dentro de la Universidad. “La autonomía no sólo debe recordarse, debe defenderse”, enfatiza.
El reto académico era evidente: la falta de profesores especializados provocó que, de los siete estudiantes de su generación, él fuera el único en concluir la carrera. “A veces teníamos que esperar a que trajeran maestros de Guadalajara para poder cursar ciertas materias”.
Los años 80: disciplina y efervescencia estudiantil
Casi dos décadas después, la experiencia universitaria fue distinta para Miguel López Contreras, egresado de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, generación 1975-1980, y primer titulado de su carrera.
Recuerda aulas sencillas y maestros exigentes: “Eran duros, rectos, siempre nos ponían a estudiar”. La vida universitaria también estaba marcada por la actividad política: “En mis tiempos estudié con grandes amigos y hoy grandes personajes, como Fernando Moreno, Arnoldo Ochoa y Humberto Silva. Andábamos con el grupo estudiantil”.
Bajo el rectorado de José Pérez Mendoza y después de Humberto Silva Ochoa, la universidad vivía una etapa de consolidación y expansión.
“Era una universidad de gran prestigio, y lo sigue siendo”, afirma López. Reconoce, sin embargo, un cambio en las formas de incidencia social: “Hoy es distinta, más tranquila. Pero la UdeC sigue siendo fuerte en conocimiento y profesionalismo”.
Miradas al futuro
“Antes muchos no podíamos salir a estudiar fuera por falta de recursos; la UdeC era nuestra única opción -recuerda Figueroa-. Y gracias a eso formamos
una generación de profesionistas que impulsó al estado”.
Hoy, a 85 años de su fundación, la Universidad de Colima cuenta con programas de licenciatura y posgrado, infraestructura moderna y tecnología que en aquellos años era impensable. Pero algo permanece intacto: el orgullo de quienes pasaron por sus aulas.
“Hoy hay más carreras, más materias, más aulas y tecnología”, añade López. “Ha cambiado bastante, pero el prestigio y el profesionalismo siguen ahí”.

¡Gracias!
Esta edición tan especial, que celebra los 85 años de la fundación de la UdeC, no hubiera sido posible sin la atenta, profesional y amable colaboración del Doctor Carlos Torres Cantero, profesor investigador de nuestra Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME). Él y nuestro compañero jubilado, jefe de Prensa de El Comentario por décadas y décadas, Rogelio Rosas Díaz, por más de un mes trabajaron con gran dedicación para poner en funcionamiento a nuestra querida y vieja rotativa Harris. Gracias también a Miguel Calvillo y Aída Graham por su determinación y confianza en que la tinta y el papel, combinados, nos darían otro ejemplar después de más de 5 cinco años de nuestra última impresión.
Especialmente, también, el Doctor Carlos Torres Cantero agradece el apoyo y respaldo que, durante los días, de mañana, tardes o sábados, le brindó su esposa, la Licenciada Irma Macías López. Nosotros también le agradecemos.
UdeC: 85 años forjando futuro con matrícula histórica
El liderazgo de Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño
Por Redacción de El Comentario
Este 12 de septiembre de 2025, la Universidad de Colima (UdeC) celebra su 85 aniversario, una fecha que invita a rendir homenaje a una historia construida sobre excelencia académica, compromiso social y liderazgo regional. Ocho décadas y media de existencia consolidan a nuestra Máxima Casa de Estudios como motor de desarrollo para Colima. Este año, debemos destacar, la conmemoración se reviste de un logro inédito: alcanzar una matrícula histórica de 31,476 estudiantes tras el Proceso de Admisión 2025, cifra nunca antes registrada en la institución.
El responsable de ese hito es el actual Rector Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, quien, en el inicio de su segundo periodo rectoral (2025-2029), se convierte en el artífice de una estrategia que conjuga crecimiento con calidad, inclusión con innovación y tradición con futuro.
“Nuestra Casa de Estudios no solo mantiene su vitalidad académica, sino que logra crecer en tiempos de desafíos económicos y sociales”, afirmó el Rector al presentar los resultados de admisión, subrayando que la UdeC sigue siendo una institución sólida y en constante transformación.
La matrícula alcanzada en 2025 significa un aumento del 3.27% respecto al año anterior y más del 11% en comparación con 2021, cuando Torres Ortiz Zermeño inició su primer periodo al frente de la Universidad de Colima. Más que estadísticas, esas cifras expresan una visión institucional que ha puesto en el centro la cobertura, la inclusión y la pertinencia académica.

Un ejemplo claro de ello es el nivel medio superior: se admitió al 100% de los aspirantes, aunque no todos en su primera opción. La licenciatura también vivió un crecimiento notable, con 3,906 nuevos estudiantes incorporados en nuestros 65 programas vigentes. En el posgrado se admitió a 337 aspirantes, muchos de ellos en programas reconocidos por el Sistema Nacional de Posgrados, que refuerzan el prestigio académico de la institución.
Asimismo, la UdeC recibió 672 aspirantes provenientes de otros estados y de Estados Unidos, lo que representa casi el 7% de la demanda total. “Esto confirma que la Universidad de Colima se ha convertido en una opción atractiva más allá de nuestras fronteras, un referente regional y nacional en educación superior”, resaltó el Rector.
Oferta educativa de vanguardia
El crecimiento de la matrícula va de la mano con la diversificación académica.
Bajo la conducción de Torres Ortiz Zermeño, la UdeC ha puesto en marcha nuevas carreras como Sustentabilidad Marina, Relaciones Internacionales, Ciencia Política y Gestión Pública, y Negocios Digitales, que responden a las demandas de un Mundo globalizado y tecnológicamente interconectado.
La apuesta no se limita a las aulas físicas: el Bachillerato en Línea, los posgrados digitales y los programas híbridos muestran la capacidad de la institución para adaptarse a las tendencias educativas contemporáneas.
“El verdadero reto no es solo crecer en matrícula, sino garantizar trayectorias exitosas, acompañamiento académico y permanencia hasta la titulación”, advierte el propio Rector, consciente de que la expansión numérica debe ir siempre acompañada de calidad e infraestructura.
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UdeC: 85 años
Y es que la estrategia implementada también se alinea con los objetivos nacionales de ampliar la cobertura en educación superior. “Colima como estado resuelve el compromiso de 2025 que tenía como entidad federativa. Nosotros solos estamos abonando a ese compromiso estatal”, puntualizó Torres Ortiz Zermeño, destacando el papel de la UdeC como aliada estratégica del desarrollo educativo y social de México.
Esa visión trasciende lo local: la Universidad participa en redes internacionales de movilidad y cooperación académica. El Rector, con una sólida trayectoria, ha representado a Colima en foros globales, como presidente de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) y vicepresidente adjunto para México de la Organización Universitaria Interamericana (OUI–IOHE).
Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño no solo es gestor, sino académico con sólida preparación: Licenciado en Administración Pública por la UdeC, Maestro en Administración Pública por la Universidad Anáhuac y Doctor en Educación por la Nova Southeastern University de Florida.
Su trayectoria en la institución lo ha llevado a desempeñarse como Secretario General, Coordinador General de Comunicación Social, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y consejero electoral. Reconocido como Profesor-Investigador con Perfil Deseable y distinguido como Mejor Docente durante 6 años consecutivos, su liderazgo combina experiencia, visión académica y compromiso institucional.
“Mi compromiso ha sido siempre que la Universidad de Colima crezca con calidad, que sea incluyente y que


no deje a nadie atrás. Ese es el sentido de la educación pública: abrir oportunidades para todas y todos”, ha reiterado en diversos foros.
Así, la Universidad de Colima se plantea ahora una nueva meta: alcanzar cerca de 35 mil estudiantes para 2030. Como advierte el Rector, se trata de un desafío que exige planeación: “El crecimiento debe ser ordenado, acompañado de políticas de inclusión, infraestructura adecuada y calidad académica. De lo contrario, la cantidad puede comprometer lo que más valoramos: la excelencia”.
Este planteamiento refleja la visión de futuro que ha caracterizado al Rectorado de Torres Ortiz Zermeño: no basta con sumar estudiantes, es necesario garantizar que cada uno de ellos encuentre en la UdeC un espacio de desarrollo integral, donde la formación humanista, científica y cultural se traduzca en mejores oportunidades para Colima y para México.


