Cultura 27 septiembre 2025

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elCaribe, SÁBADO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

De Odiseo a Ulises en la mitología

Pedro Conde Sturla analiza al personaje de los poemas homéricos, rey de la isla de Ítaca, famoso por su astucia, pero también vengativo. P.4

Las vainas de Mercader

El golpe de Estado contra Juan Bosch

La página de OGM rescata para la memoria aquella fatídica noche en que el gobierno democrático era despuesto por las Fuerzas Armadas. P.7

La literatura asumida como una terapia

Víctor Escarramán Hernández, novelista, ensayista y poeta, explica el significado que tiene para él la actividad de escribir narraciones y poemas. P.13

Homo brutus a la sombra del apparatus sapiens Cultura

El teléfono surgió de la curiosidad de Antonio Meucci en 1854

JOSÉ MERCADER 666mercader@gmail.com

La evolución y desarrollo de la tecnología, producto de la inteligencia humana, es siempre beneficiosa cuando se usa bien.

Cuando el carro sustituyó a la carreta, fue un logro magnífico que al caer en manos del inescrupuloso comercio les quitó la vida a millones de seres inocentes entusiasmados con la velocidad.

El teléfono surgió de la curiosidad de Antonio Meucci en el año 1854 cuando, por aquí, apenas teníamos 10 años, como territorio independiente, y, aunque fue Graham Bell quien lo patentó en el 1876, y lo comercializó, finalmente, en el 2002, se le reconoció la autoría al italiano.

Más recientemente, entre 1970 y 1973, Martin Cooper inventó el celular, un teléfono que necesitaba de buenos molleros para cargar sus 793 gramos, o sea casi dos libras.

El celular o móvil es el ingenio máximo de la contemporaneidad y al mismo tiempo, el instrumento que más, en la población, ha idiotizado a las últimas generaciones. No hay guachimán que no lo use, para matar el tiempo, arriesgando su propia vida. No hay conversación de “amigos” que no sea interrumpida por los miles de memes “que no pueden esperar”, que son más importantes que lo que tú converses. No hay conversación normal que no se compruebe lo que dices con lo que Google acepta como bueno y válido. ¡Ei pipo! l

Antonio Meucci. POR MERCADER

historia de la medicina

Publio Emiliano Tejera y Penson

EPolítico y literato, don Emiliano Tejera fue uno de los hombres más destacados de la Segunda República. Ocupó cargos importantes en la enseñanza, desempeñó comisiones y representó a la República en más de un conflicto internacional.

Escribió algunas obras, entre las cuales figuran la Exposición al Sumo Pontífice sobre la cuestión de límites fronterizos y Los restos de Cristóbal Colón. Fue considerado uno de los escritores más notables de su época. Se graduó de farmacéutico en 1871.

Fue vicerrector del Seminario Conciliar en 1867, profesor de Literatura Castellana en este mismo seminario y, antes, secretario. Ocupó estos cargos con una ligera interrupción, motivada por haber sido expulsado junto a su maestro, el padre Meriño. Trabajó en el Seminario hasta 1871, año en que se graduó de farmacéutico el 12 de febrero, por el Juro Médico.

Ejerció la farmacia durante algunos años. Tomó parte en la Constituyente de 1874 y en ese año fue enviado como plenipotenciario con la primera comisión designada para celebrar un tratado con la República de Haití.

Después de la caída del presidente Espaillat en 1876, Emiliano Tejera permaneció apartado de la vida pública, dedicado al ejercicio de su profesión hasta 1899. Sin embargo, en 1896 fue nombrado por el presidente Heureaux como plenipotenciario ante la Santa Sede, con motivo del litigio sobre los límites fronterizos.

En 1902, fue secretario de Hacienda y Comercio. Entre 1905 y 1908, ocupó la cartera de Relaciones Exteriores.

En sus últimos años, tras haber perdido la vista y sufrido parálisis, figuró en la Unión Nacional Dominicana, creada en 1920 para combatir la ocupación americana.

Emiliano Tejera era hijo de Juan Nepomuceno Tejera y de Ana María Penson. Fue discípulo de Meriño. En 1861,

emigró a Venezuela con motivo de la Anexión a España. Hizo campaña por la Restauración de la República en los periódicos “El Constitucional” y “El Federalista” de Caracas. En 1865 regresó a la República y fue elegido diputado a la Constituyente de ese año. Contribuyó a la fundación del Colegio El Dominicano. El 15 de mayo de 1862, Emiliano Tejera desempeñaba el cargo de secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado, puesto que le fue asignado por Monseñor Fernando A. de

En 1865, don Emiliano Tejera se encontraba en Caracas. En una carta que le escribió a Nouel, quien se encontraba en un pueblo, La Victoria, le manifestaba que había recibido “la receta del medicamento contra la Lepra”. Y agrega que está haciendo esfuerzos por ver si consigue conocer el Espino trapiche, una planta medicinal venezolana.

Refiriéndose a don Emiliano Tejera, Pedro Henríquez Ureña dijo: “Fue Emiliano Tejera (1841-1923) uno de esos hombres de ciencia que se daban en la América española del siglo XIX y que de verdad pertenecían al siglo XVIII”.

“Emiliano Tejera, además, fue modesto. En Santo Domingo, encerrado en su arcaica botica de la Calle del Conde de Peñalba, entre los morteros de piedra y los potes de porcelana con palmeras pintadas, aunaba conocimientos de botánica y de farmacopea, de derecho y de historia, de lenguas clásicas y de literatura moderna. Escribía admirablemente, pero no tenía aficiones ni menos vanidad de escritor; escribía por deber” .

Tejera fue autor de una apología de Juan Pablo Duarte, una obra sobre el hallazgo de los restos de Colón en la Catedral de Santo Domingo, un libro sobre las palabras indígenas quisqueyanas y una Memoria presentada en 1896 a Su Santidad León XIII, el árbitro designado para fallar en el diferendo domínico-haitiano. Este texto tomado del libro del doctor Francisco Moscoso Puello, nos muestra a uno de los farmacéuticos mas ilustres de nuestra historia. l DR. HERBERT STERN

salón de la fauna

Charlie Kirk

(DÉCIMA CIBAEÑA)

Hablaba hata poi lo codo

Buen futuro candidato

Ai lao de Trump y tré gato

Ya le faitaba muy poco

Votarían hata loj mono

Pero no loj maricone

Dicen, tenía cojone

Para a loj negro atacai

A latinos insuitai

Siempre con humillacione.

Con talento e provocadoi Y dicuiso Ku Klux Klan

Le repondién con un ¡BANG!

Pero no con mucho amoi

Utah era su mentoi

Cuando llegó hata ei finai

Allí éi fue a contai

Iguai quiun predicadoi

¿Cometió aigún erroi

Que lo quisieran matai?

l JOSÉ MERCADER

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Homo brutus en manos de celusapiens

La lista de lo que ha sido reemplazado por este aparatito es enorme y más para los que hemos vivido la transición con esta nueva tecnología. Empezamos con el teléfono mismo, la cámara fotográfica, la cámara video, la linterna, el fax, termómetro, cronómetro, reloj, reloj alarma, telégrafo, radio, televisión, grabadora, esfinomanómetro, termómetro, maquinilla de escribir, la agenda, las tarjetas personalizadas, el lápiz, el libro, carta, brújula, mapas, libreta de teléfono, diccionarios y enciclopedias en todos los idiomas, las clases de inglés, francés, chino, ruso, turco… el CD y las tiendas, videos y tiendas. También instituciones como el correo, la biblioteca, el cine, la librería, la imprenta, aunque muchos de ellos aún siguen en el umbral de la Historia. Pronto será el pasaporte, la cédula, la licencia de manejar y ya hasta la tarjeta de banco Paradójicamente, con todo eso a mano, los niños no saben leer en el 5º curso y bachilleres y universitarios, ya con sus TÍTULOS, leen machacando, sin ton ni son. La población mundial es hoy más ignorante. Los conocimientos están en el teléfono, pero no en la cabeza, como cuando las enciclopedias, que servían de decoración y allante, pero que nadie leía. Los nuevos conceptos tecnológicos han caído del cielo a todo el mundo indiscriminadamente, pero el burro sigue rechazando los bizcochitos. Aplicada a la educación ha sido, por el momento, un fracaso como lo demuestran los resultados escolares y universitarios que junto a la obligación de mostrar “gestiones exitosas” gradúan a todo el mundo, haya calificado o no y, así, el diploma es una carta de entrada a ocupar puestos en la total ig-

norancia, como lo explica el estudio de los norteamericanos Dunning y Kruger. El diploma, hoy día, aquí, no significa nada, ni que lo diga Manuel Antonio Pérez. El corte generacional que, como guillotina, ha ejercido el celular, ha impedido la continuidad normal y lógica de la transmisión de valores y experiencias de generación en generación. Un viejo que no usa “guasá” o que no vea tik tok hay que echarlo a un lado. Sus valores culturales, morales, éticos, históricos, se van al carajo porque el joven le cree más a IA, al vaper, a la hooka y a los “músicos” urbanos en su filosofía cavernaria, sin arte, ni religión, ni educación. La vulgaridad y la mediocridad acompañan al choperismo hasta la cima, montados en motores de cuatro ruedas, como hordas bárbaras, que ningún policía se atreve a detener.

El celular sirve para espiar, conocer,

estudiar las sensibilidades para responder, algorítmicamente. El celular y la pantalla plasma saben que tengo perros y gatos, por eso no faltan anuncios de comi-

da para ambos. Es impensable que un Milei gane unas elecciones en un mundo normal. ¡No me vengan con cuentos!

El celular sirve hasta de maipiolo en Tinder.

Para la Justicia no hay mejor prueba que una grabación de algún vecino o algún curioso.

Sirve también como farmacéutico y hasta de médico que cree que todo el mundo es igual.

El mensajero de cualquier oficina ya no se necesita, el celular es más rápido.

También el celular sustituyó todas las filas odiosas para pagar la luz, agua, teléfono, el cable, la tarjeta de crédito. En una palabra, “el que no tiene celular no é gente”.

Sirve también para ubicar a cualquiera. Para la policía es una pieza clave para investigar a cualquier sospechoso de muerte, robo, secuestro y más. Si ellos quieren.

Cuando sirve de niñera, empieza su peligro en el proceso adictivo que convierte a los niños en pequeños robots. Por eso los chinos lo prohíben hasta la edad de 12 o 15 años.

Nos resistimos, por hábito, a que el libro sea reemplazado, pero es una realidad creciente que hará que las editoriales desaparezcan. De manera que el celular reemplazará a las grandes máquinas rotativas de impresión cuando todos los periódicos sean digitales.

He ahí el mundo que tenemos, dominado por el irrespeto y la indecencia, lo importante es ganar dinero al costo que sea.

Esa es la población que necesitamos para que la dictadura del celular, el que determina quién es el ganador de una elecciones, que sus programadores manipulan al homo sapiens, que de sapiens solo le queda la Ñ. l

Años 20. F. E.
El celular de Martin Cooper. F. E.
Años 30. F. E.
Telefono de Meucci. F. E.
Años 40. F. E.
El teléfono historia reciente. F. E.
Años 50-60. F. E.
Graham Bell. F. E.
Martin Cooper. POR MERCADER
<VIENE DE LA PORTADA

4 Cultura

Versiones de Odiseo, también llamado Ulises

Decían que era astuto y mentiroso y le llamaban el destructor de ciudadelas. Su nombre era Odiseo, entre los griegos, y Ulises entre los romanos. Era astuto y mañoso, era mentiroso, tramposo, vengativo, embaucador de bien ganada fama, y además retorcido. No era exactamente el niño bueno que nos pintan en las películas y tiras cómicas, en las modernas fábulas.

Ulises no sobresalía por su fuerza física ni por su destreza como combatiente. Sobresalía por su aguda inteligencia. Fue él quien se inventó aquel engaño tonto que llevó a la ciudad de Troya a la perdición. Prácticamente él solo ganó la guerra. Después de tantos muertos, tantos lutos, tantas penurias y tanta heroica resistencia, un vulgar truco de feria le puso fin a todo.

Los troyanos eran buenos guerreros, habían resistido el embate de los griegos durante diez años, pero eran al parecer mentalmente deficientes. Se tragaron la trampa del caballo que permitió el saqueo de la imponente urbe. Tras el saqueo y el incendio cayeron los muros ciclópeos, todo se vino abajo. Sólo las llamas y los incontables gritos de dolor subieron a los cielos, o por lo menos al Monte Olimpo, donde medraban los dioses como cabras. Así cayó la joya del Helesponto, del hoy estrecho de los Dardanelos. La poderosa ciudadela que controlaba el paso y el comercio con el mar Negro y el Egeo. Y pensar que Ulises ni siquiera quería ir a la guerra. Estaba casado con una hermosa muchachona de nombre Penélope que le sería supuestamente fiel toda la vida, tenía un hijo recién nacido llamado Telémaco o Telemaco, tenía un perro llamado Argos que no se cansaría de esperarlo, y además era rey de Ítaca, una islita en el mar Jónico que apenas aparece en los mapas. Era un reino minúsculo y de poca importancia, una nadería. Ulises, por cierto, no era uno de esos reyes holgazanes, era trabajador e industrioso, de los que no desdeñaban el arado. Incluso se fabricó su propio lecho nupcial sobre un tronco de olivo que crecía extrañamente en su palacio. No sería, pues, un palacio lujoso y ni siquiera una mansión. Podemos imaginar que era más bien una rústica y amplia casona con paredes de la-

drillo y un techo de tejas de terracota sustentado por troncos de madera. Sus súbditos no eran gente refinada. Se los describe como animales de pastoreo, gente rústica y salvaje que no hacía más que llenarse la barriga, dormir, holgazanear. Según las noticias que tenemos, Ulises no se sentía muy complacido, no se sentía envanecido ni consideraba ennoblecedor o digno reinar sobre ellos. Pero todo eso puede ser una exageración. Una patraña. De cualquier manera era rey, rey de la minúscula Ítaca, pero rey al fin y al cabo. Además tenía una esposa tierna y tenía un hijo y un perro y muchas cosas más que de seguro le hacían la vida muy grata. Entre ellas el clima suave y mediterráneo, el sol y el mar, la buena comida, el vino posiblemente agrio y las eventuales escapadas… No le hizo gracia cuando vinieron a buscarlo por órdenes del poderoso Agamenón para unirse al ejército griego. Un hijo del rey de Troya había seducido y raptado a la esposa del Menelao, rey de Esparta y hermano de Agamenón, y se estaba formando un ejército para vengar la afrenta. Pero Ulises no tenía mucho interés y tenía miedo. Una amenazante profecía le había anunciado que en caso de partir no regresaría en muchos años, que su regreso sería en extremo tortuoso y largo y penoso.

Con la guerra se perdería la lozanía de la esposa y no vería crecer a su hijo. Se perdería su infancia, su pubertad, su adolescencia. No volvería a verlos hasta cuando ella estuviera ajada y el hijo estuviera hecho un hombre. Nadie, salvo Argos y la esclava Eritrea, lo reconocería cuando volviera veinte años después disfrazado de mendigo.

A pesar de la astucia que se le atribuye, lo único que se le ocurrió para evitar lo inevitable fue hacerse el loco. Se puso al frente del arado, o mejor dicho detrás, y empezó a sembrar sal en los campos de labranza. Seguramente pondría cara de menso y fingiría ser un orate, alguien muy trastornado, fuera de juicio. La actuación no convenció, sin embargo, a un tal Palamedes, un enemigo gratuito que puso en evidencia la farsa. Palamedes colocó a Telémaco frente al arado y terminó con la locura de Ulises, o quizás simplemente no estaba suficientemente loco. Ulises no mató (o no pudo matar, según se dice) a su hijo.Tiró la toalla y partió por obligación para la guerra, pero las cosas entre él y Palamedes no terminaron ahí.

Mas vergonzoso fue lo de Aquiles, o lo que hizo la madre de Aquiles para tratar de evadir su destino. El oráculo de Delfos había profetizado que sería un gran guerrero, pero moriría en una guerra entre griegos y troyanos. Desde que nació, su madre lo vistió como una niña, le puso un vestidito de lo más mono y lo escondió en la corte del rey Licómedes. Aquiles vivió más bien como travesti durante muchos años y quizás le hacían trenzas y le pintaban las uñas y le ponían colorete en las mejillas, pero al llegar a la pubertad puso encinta a la princesa Deidamia. Sin embargo siguió viviendo como travesti, tratando de esconderse del hado inexorable.

Agamenón mandó a buscarlo cuando la guerra estaba a punto de comenzar, es decir, mandó a buscar al hombre que según la profecía sería el más grande y glo-

rioso guerrero griego. Y a quien mandó fue a Ulises, precisamente a Ulises, en compañía del aguerrido Diómedes. Ahora le tocaría a Ulises descubrir el engaño con una de sus tretas. Desenmascararlo como lo habían desenmascarado a él.

Se presentó, pues, junto a Diómedes en la corte de Licómedes con un cofre lleno de joyas para la princesa y sus acompañantes, pero entre las joyas había una espada y un escudo y en cuanto Aquiles se interesó por ellos, en cuanto los quiso coger o los cogió, en cuanto puso los ojos y quiso poner la mano quedó al descubierto y tuvo que irse a la guerra, cosa que no le agradó ni a él ni a Deidamia. Sobre todo a Deidamia.

No se sabe si Ulises le guardó rencor a Odiseo por haberle hecho algo parecido a lo que Palamedes le había hecho a él, pero Ulises nunca perdonó lo de Palamedes. Mantuvo viva la llama del odio y la venganza. Durante la guerra de Troya hizo circular un documento falso en el que se decía que Palamedes había acordado con el rey Príamo traicionar a los griegos por cierta cantidad de oro que él mismo había plantado en la tienda de Palamedes. Palamedes fue lapidado, muerto cruelmente a pedradas por los soldados del ejército griego.

El padre de Palamedes se vengaría, pero no de Ulises, sino de los griegos, haciendo extraviarse a la flota durante el viaje de regreso.

La versión edulcorada de estas historias que nos suministran los medios es puro maniqueísmo, lucha entre el bien el mal. Pero de lo que se trata en verdad es de una historia de piratas y saqueadores, la lucha muchas veces es entre malos y peores. l

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Apuntes de infraestructura

Creencias de la mirada: Darío Suro

PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com

Para Rosalía y Tony, con quienes comparto esta certeza.

Con la muerte de Darío Suro, en 1997, desaparece el último de los grandes maestros de la pintura dominicana del siglo XX. Colson, Giudicelli, Hernández Ortega y Suro encarnaron la mudanza entre el clasicismo y las vanguardias, entre la academia y la modernidad, entre la aldea y el universo. Por la paleta de Darío desfiló la luz temblorosa de los impresionistas, la tierra calcinada del México insurrecto, la noche aterradora de Goya, la huella revuelta del expresionismo…

Pero, antes que nada, reconozcamos la singularidad de esta naturaleza que personificó Darío Suro. Porque uno podría sentir, tal vez, su voluntad de envejecer a la inversa, a contrapelo del tiempo.

Cuando joven, Suro era ya un reflexivo artista que recogía la tristeza de los árboles y las colinas, tras una lluvia donde enmudecía la luz en el escorzo de sus calles veganas. Los ojos del pintor, así, seguían el rastro de la infinitud del espacio, de su densa y misteriosa vastedad. Cuestión, era, no de lo que veía aquel creador, sino de qué modo se acercaba él a las cosas.

Más tarde, el perenne Darío trajina por los difusos vericuetos del arte, con una mirada que, cada día, cobra en claridad y gana en audacia, en vigor y en concreción. Hasta que, al final de su vida, nos entrega en aquel caballete un estallido, un apogeo de fulgores y de deseos, con los reclamos de la voz interior de un maduro mozalbete que decreta repentinas urgencias carnales, al tiempo que lo aleja de la melancolía de los caballos y de los velados paisajes del origen.

Así fue siempre Darío Suro: un joven pleno de asombros y de deslumbramientos, hasta que la vida desvaneció los colores y los sueños en el universo de sus ojos de 80 años, eternamente abiertos.

Como admirador de Suro y de su obra, pienso que nunca será tarde para evocar la vitalidad creadora, la inteligencia y la sempiterna lozanía de este maestro y amigo.

Usted, Suro, sin avisarnos llegó a La Galería, abrumó de agujeros cada pared, reclamó todo resquicio para tender esas iluminadas ventanas que miran hacia usted mismo. Y desde aquella noche —sépalo bien— uno ha sentido otra brisa y otros rumores habitando los inexplicables aposentos de esta casa.

Caballos bajo la lluvia, pintura de Darío Suro, 1939. F.E.

Ahora es usted más audaz y lozano que nunca, Maestro. Esas miradas de 1985 a 1987 nos prueban su inveterada fidelidad a la rebeldía, a la sinceridad que no cede, al visceral impulso que huye de lo fácil. Desde muy joven a usted se le supo cazador de nostalgias. No parecía tarea fácil encerrar en espacios de llovizna aquellos horizontes transparentes. Era necesario dibujar con el candor de quien miraba nacer la vida. Había que recuperar la inocencia en cada gota de luz; en cada filo de agua descifrar el tenue temblor de la tierra.

Tenía usted sus hormigas, sus aficiones, sus moscas acuchilladas de alfileres, sus costumbres. Filósofo del paisaje, “psicólogo de las cosas” podía llamársele entonces. Y era usted apenas un poco más joven que hoy, Maestro. El corazón le tramontaba fronteras mientras sus ojos se hacían alboroto de aguaceros provincianos. Pronto, de su soledad germinó la lluvia y la melancolía se trocó en conmovido relincho de brisa. (Esos potros se movían, Suro: bailaban una danza como las rosadas doncellas de Matisse.) Y después de usted —créamelo—, nunca fueron tan limpios los caballos y la lluvia de esta tierra.

Más tarde hay desazón cuando reclama usted los signos, las visiones que el viejo maestro no posee. Enrique GarcíaGodoy, el venerado tío pintor, ha volcado toda Europa en su trémula paleta de sobrino. En usted se percibe el detallado rigor, la minuciosa academia construyendo vaivenes de inciertos caballos de agua. Pero América y su tiempo eran cosas distintas. Y eso usted muy bien lo sabía, Suro.

Como nadie en aquella hora, México

Darío Suro (1917-1997). F.E. amasaba el barro nacionalista. Era mexicana, también, la más honda y radical de las miradas americanas. En las manos de Rivera, de Siqueiros, de Orozco, se definía el inédito idioma del continente nuevo. Espadas, indios, conquistadores, caballos, eran los íconos del lenguaje que nacía. Una nueva expresión — otra paleta, otro canon— exigía la realidad americana. Y México la buscaba con vehemencia.

Usted sentía que, en lo hondo, algo le faltaba. No era del todo suya la enmascarada ingenuidad del mestizaje, ni la tierra arrodillada, ni la tragedia colonizadora de su patria. Así, pues, había llegado el instante de marcharse. México sería la casa; Rivera, Lazo y Guerrero Galván, los tutores. En tanto Colson mira hacia Europa, usted, Suro, ha clavado su pensamiento

y su alma en la América oscura. Tanto como de pintura, México le resulta una escuela de nacionalismo y de desgarramientos. Su paleta ensombrece y pesadamente ciertas se tornan las figuras. Para usted ha cesado la idílica mirada, la visión genesíaca. México es su árbol del bien y del mal. El artista virginal ha muerto. Brota un Suro nuevo de la tierra. Aquellos días lo colmarán de inmanencias. Comenzará usted a presentir objetos cargados de sí mismos, metáforas saciadas de las más íntimas esencias. Nacerán, así, violinistas, niños, mujeres, sonámbulas, autorretratos. Todas sus representaciones tendrán la pesantez de lo forzosamente cierto, de lo rigurosamente grávido. En esos días —debo decírselo— pobló usted nuestros sentidos de huidizas verdades imprescindibles. Pero ya no hubo otros caballos ni lluvia posible naciendo de sus pinceles, Maestro. El episodio mexicano deja inacabadas las respuestas. Usted no deseaba creer en el inmediato compromiso de aquel discurso político ajeno. Nuevas instancias y renovadas disrupciones lo esperaban en España y Norteamérica. En plena soledad caminó usted el abigarrado sendero de esos años. Pintando solo, pensando solo, ardiendo solo; acercándose y alejándose de Picasso y de Braque, de Dada y los superrealistas, de Rouault y de Soutine.

Y, hoy día, de repente nos desconcierta usted con este catálogo de delirios. ¡Se le desborda de significados el lienzo! Parecen como escondidas detrás de un vidrio roto —detrás de un sueño roto— estas mulatas suyas, Maestro. Hay fragmentación del espacio, pero también desintegración y síntesis del tiempo en estas proposiciones nuevas. Sus formas abiertas consiguen tocarse a sí mismas. Ahora se puede manosear la emoción de cada trazo. Percibo una impugnada reminiscencia religiosa en sus figuras, tal si detrás de usted imaginara a un recatado Rouault impío. Pero nada es tan conmovedor como estos colores, como estos vivaces ardimientos que consumen lo negro de sus telas.

Ya, Suro, sus ojos seguirán el trayecto inacabable. Pronto surgirán renovadas filiaciones, crecerán inéditos desapegos. Usted ha reencontrado un haz del brillo primigenio, una brizna del fulgor original. Está quieto el incontable hormiguero de su frente. Pueden respirar tranquilos sus viejos potros grises de llovizna.

El color es la hidalguía de la luz, el heroísmo de la luz. Tiempo le tomó descubrirlo, Suro. Mas, no importa. Ahora hay nostalgia de crines desandando la brisa y un tropel de colores que viene por el viento, y por usted, Maestro, “está lloviendo siempre —¡siempre!— una lluvia de cielo por la noche del aire”.

(Comentario acerca de la Exposición de Darío Suro, en La Galería de Mariloli y Jorge Severino) l

6 Cultura

Nuestra Señora de las Mercedes: Patrona, historia, cultura e identidad

DR. WILSON ENRIQUE GENAO

PROFESOR INVESTIGADOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS

Las devociones marianas constituyen un elemento esencial de la cultura y la fe en América Latina y el Caribe. Ejemplos como Nuestra Señora de Guadalupe en México, la Virgen de Luján en Argentina, Nuestra Señora de Aparecida en Brasil, Nuestra Señora de Copacabana en Bolivia, Nuestra Señora de Chiquinquirá en Colombia, Nuestra Señora de los Ángeles en Costa Rica, la Caridad del Cobre en Cuba y Nuestra Señora del Coromoto en Venezuela, entre otras, integran no solo la fe católica en esta región, sino que también son parte intrínseca de la tradición, la cultura y la identidad de estas naciones. Cada una posee significados culturales y espirituales particulares que se expresan a través de la fe, festividades, arte y devoción popular, funcionando como un símbolo de la identidad cultural. En República Dominicana, además de la Virgen de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano, tenemos a Nuestra Señora de las Mercedes como patrona de la República. El origen de esta advocación mariana se remonta al siglo XIII, cuando, según la tradición, la Virgen María se mostró a San Pedro Nolasco en Barcelona, solicitándole la creación de una orden religiosa destinada a la redención de cristianos cautivos. Esta aparición y respondiendo a las necesidades de la Iglesia dio lugar a la fundación de la Orden de la Merced, aprobada en 1235 por el Papa Gregorio IX. En 1265, la devoción a la Virgen de la Merced fue aprobada por la Santa Sede, promoviendo su culto en Cataluña y en toda España, así como en Francia e Italia, gracias a la labor de rescate llevada a cabo por los religiosos mercedarios.

La devoción llegó al espacio americano durante el período colonial fruto de la evangelización. Su advocación está muy presente en la fe, la tradición, la cultura y la historia de diversos pueblos latinoamericanos. En Bolivia es la Generala del Ejército Boliviano; en Argentina es Patrona del Ejército Argentino y de la provincia de Tucumán, en Perú fue proclamada en 1730 como Patrona de los Campos del Perú, Patrona de las Armas de la República en 1823 y Gran Mariscala del Perú el 24 de septiembre de 1921; en Colombia se le venera en el Santuario Virgen de las Mercedes en Nátaga y en otras localidades del país; en Nicaragua fue proclamada Patrona de la ciudad de León el 17 de julio de 1912.

En el país esta advocación está arraigada en la historia y la cultura desde los tiempos de la época colonial. Después de atribuirse a ella milagros que protegieron a la población de terremotos y ciclones fue

declarada Patrona de la ciudad de Santo Domingo y de la Española en 1616 (otros historiadores colocan como fecha el año de 1615 y otros 1617). En 1696 el papa Inocencio XII fijó el 24 de septiembre como fecha de su fiesta. Anteriormente, la festividad se celebraba el 8 de septiembre. En 1740, por Real Cédula, su festividad se movió para el 24 de septiembre.

La Virgen de las Mercedes que es un símbolo de liberación, esperanza, protección e identidad ha estado presente acompañando al pueblo dominicano en momentos centrales de su historia. Luego de ser proclamada la Independencia Nacional en 1844 fue declarada Patrona de

la República Dominicana. El historiador José Guerrero en su trabajo El milagro del Santo Cerro: aclaración histórica en defensa de la Virgen de las Mercedes señala que “se apareció contra los ingleses en 1655, fue invocada en la batalla del Limonade en 1691 (junto a La Altagracia y Santiago Apóstol)…presente en la batalla de Palo Hincado en 1809, un manifiesto separatista fue repartido en su fiesta del Santo Cerro en 1843… presente en la batalla de Santomé en 1855 y José María Cabral instaló en 1865 el primer gobierno nacional después de la Restauración en la iglesia mercedaria de Santo Domingo” (2025).

El Santuario Nacional Nuestra Señora de Las Mercedes en el Santo Cerro es el principal lugar de peregrinación. Lugar donde se entrelazan fe, historia, cultura, tradición y leyenda la construcción del tempo actual que sustituyó a la antigua edificación en la década de los años 80 del siglo XIX fue obra del arquitecto Onofre de Lora por disposición de fray Roque Cocchía OFM Cap. delegado y vicario apostólico de Santo Domingo. También se venera en la Iglesia de las Mercedes obra del arquitecto Rodrigo Liendo, la cual terminó de construirse en el año 1555. Esta Iglesia fue regida durante muchos años por los Mercedarios y, durante algún tiempo, fue residencia del dramaturgo Tirso de Molina. Forma parte del conjunto histórico de la Ciudad Colonial, designado Patrimonio de la Humanidad. Además, se celebra en Cabrera, Constanza, Hato Mayor, Imbert (Bajabonico), Pimentel y Sabana Grande de Palenque, entre otros pueblos del país. La Virgen de las Mercedes es un importante símbolo de misericordia, libertad, fe y protección. De ahí que en el país es patrona de los presos, las prisiones y el cuerpo de bomberos. Esta advocación mariana, venerada por su conexión con la liberación de cautivos, se ha arraigado en la cultura dominicana como una madre liberadora y protectora del pueblo, y refugio espiritual para agradecer y pedir su intercesión.

Desde una perspectiva histórica, antropológica y sociológica, la devoción hacia Nuestra Señora de las Mercedes integra elementos de fe, cultura y tradición. Su representación se encuentra en hogares, templos y monumentos. Las misas, las peregrinaciones, particularmente al Santuario del Santo Cerro, involucran a familias, jóvenes y adultos que llevan velones, ofrendas y promesas; los rezos y cánticos, las procesiones, así como novenas, ferias y diversas actividades culturales, sociales y deportivas, son parte de las celebraciones.

Su presencia en la historia nacional acompañando a su pueblo que la considera como su madre espiritual, los valores que representa (fe, libertad, esperanza, fortaleza, protección, unidad, misericordia), su presencia en la política, las letras, el arte, la pintura, la arquitectura, la música, el lenguaje (nombres de personas, calles, barrios) hace que la Madre liberadora y protectora del pueblo dominicano sea parte de nuestra cultura dominicana.

Referencia bibliográfica Guerrero, J. (24 de septiembre de 2025). El milagro del Santo Cerro: aclaración histórica en defensa de la Virgen de las Mercedes. Listín Diario. https://listindiario. com/puntos-de-vista/20250924/milagro-santo-cerro-aclaracion-historica-defensa-virgen-mercedes_875425.html. l Centro estudios caribeños. PUCMM.

elCaribe, SÁBADO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

Central de Datos

El golpe de Estado de 1963: La caída de Juan Bosch en la madrugada del 25 de septiembre

Las Fuerzas Armadas toman el control, fin del primer gobierno democrático después de la tiranía y sus consecuencias

poder el 27 de febrero de 1963 tras ser elegido presidente de la República el 20 de diciembre de 1962.

SERGIA MERCADO smercado@elcaribe.com.do

En ocasión de conmemorarse el 62 aniversario del Golpe de Estado que derrocó al presidente Juan Bosch, Zona Retro presenta esta semana una mirada al panorama político que se vivió en el país, tras este trascendental evento, que alteró el curso de la democracia en la República Dominicana.

Según documentos periodísticos de la fecha, en la madrugada del 25 de septiembre de 1963, el presidente de la República, Juan Bosch, de 54 años fue derrocado por un golpe militar sin derramamiento de sangre.

A las 2:30 de la madrugada, las Fuerzas Armadas, encabezadas por el mayor general Víctor Elby Viñas Román, secretario de las Fuerzas Armadas, tomaron el control del país y establecieron un gobierno provisional encabezado por la Junta Militar. Este golpe fue ejecutado sin violencia, pero significó el fin del mandato de Bosch, quien solo llevaba siete meses en el poder.

La Junta militar justificó su intervención como una medida necesaria ante lo que consideraban una “situación caótica” en el país, señalando la incapacidad de Bosch para resolver los problemas económicos, sociales y, particularmente, la amenaza del comunismo. En su comunicado, las Fuerzas Armadas acusaron al gobierno de Bosch de despreciar la Constitución y de no respetar los derechos individuales, además de su presunta pasividad ante los avances del comunismo en América Latina.

Justificación del golpe

Al tomar el poder, la Junta suspendió las Cámaras Legislativas y reinstauró la Constitución de 1962, esta Carta Magna otorgaba amplias facultades al Ejecutivo. En su declaración, las Fuerzas Armadas aseguraron que su intervención era crucial para evitar el colapso del país, afirmando que el gobierno de Bosch había fracasado en su responsabilidad de defender el orden y la estabilidad.

Además, la Junta prohibió la existencia de organizaciones marxistas-leninistas, alineándose con las políticas anticomunistas predominantes en la Guerra Fría. A las pocas horas del golpe, las Fuerzas Armadas declararon el estado de sitio en todo el país y establecieron un toque de queda desde las 6:00 PM hasta las 6:00 AM del 26 de septiembre.

La calma tensa tras el golpe

Aunque el Golpe ocurrió sin derramamiento de sangre, la ciudad vivió momentos de tensión. En la calle El Conde, en la zona baja de Santo Domingo, grupos de jóvenes se enfrentaron a la policía, lanzando piedras mientras los agentes respondían con bombas lacrimógenas. El altercado, breve y aislado, fue sofocado rápidamente, pero dejó una sensación generalizada de incertidumbre en la población.

Durante el resto del día, las calles de la ciudad permanecieron en relativa calma, aunque las tensiones no desaparecieron por completo. Varias organizaciones laborales y grupos anticomunistas, incluidos algunos partidos de la derecha, manifestaron su apoyo al golpe y al nuevo régimen militar. Mientras tanto, la policía implementaba un control férreo sobre las sedes de los partidos de

Agente policial arresta a ciudadano por realizar disturbios luego del Golpe del Estado 25.09.63. OGM

izquierda, y la mayoría de las escuelas, comercios e industrias permanecieron cerrados.

La versión oficial del golpe

El comunicado oficial emitido por las Fuerzas Armadas sostenía que la decisión de derrocar a Bosch era necesaria para restaurar el orden y enfrentar los desafíos internos del país. Las autoridades militares argumentaban que el gobierno de Bosch había fallado en contener la crisis económica, la creciente inflación y el desempleo, y que su inacción ante la “amenaza comunista” representaba un peligro para la estabilidad del país.

“Ante las maniobras del comunismo internacional, que amenazaba con destruir la tradición dominicana, las Fuerzas Armadas tenían que intervenir, para poner orden en el caos y luchar contra el comunismo que destruye a nuestro país, cumpliendo sus funciones públicas para restaurar el bienestar general”, señala el documento oficial.

En cuanto a los planes futuros, la Junta anunció que trabajaría en la formación de un gobierno provisional compuesto por tres ciudadanos respetables, elegidos en acuerdo con los partidos políticos. Este gobierno interino, afirmaban, se mantendría en el poder hasta la convocatoria de nuevas elecciones, lo que generaba aún más incertidumbre sobre el futuro político de la nación.

Reacciones al Golpe

El golpe provocó una rápida reacción tanto dentro del país como fuera de él. En Puerto Rico, el gobernador Luis Muñoz Marín manifestó su apoyo a Bosch, quien seguía siendo considerado por él como el presidente legítimo de la República Dominicana. Muñoz Marín destacó que, si Bosch llegaba a Puerto Rico, sería recibido con todos los honores, dado que aún representaba la legalidad democrática del país.

Asimismo, la esposa de Bosch, Carmen Quidiello, quien se encontraba en Puerto Rico al momento del golpe, condenó públicamente la acción de las Fuerzas Armadas. En una declaración emocional, calificó el golpe como un retroceso en la lucha por la democracia, lamentando que, tras tantos años de dictadura, el país regresara a un régimen autoritario.

Juan Bosch se mantiene firme

Desde su arresto en el Palacio Nacional, Juan Bosch envió un mensaje al pueblo dominicano, en el que destacó que, a lo largo de su administración, no se había derramado sangre, ni se había aceptado la corrupción o la represión. En una carta escrita de puño y letra, Bosch subrayó que, a pesar del golpe, “ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta”.

En su mensaje, Bosch reiteró su compromiso con la justicia y la democracia, rechazando las imposiciones de privilegios y corrupción que caracterizaban a otros regímenes. Además, hizo un llamado al pueblo a mantener la dignidad y la lucha por la libertad, afirmando que no se detendría en su defensa de una República Dominicana democrática y libre.

Un golpe con repercusiones históricas

El golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 no solo significó el derrocamiento de un gobierno democrático, sino el inicio de un periodo de inestabilidad política que marcaría el destino del país en los años siguientes. Aunque las Fuerzas Armadas justificaron su intervención como una medida para restaurar el orden y enfrentar la amenaza del comunismo, este acto dejó una profunda división en la sociedad dominicana.

La caída de Bosch fue seguida por una serie de convulsiones políticas que culminarían en la Revolución de Abril de 1965, un levantamiento popular que, en muchos aspectos, continuó la lucha por la restauración de la democracia. Así, el golpe de Estado no solo alteró el curso de la política dominicana en ese momento, sino que dejó una huella que se sentiría por muchos años más en la historia de la República Dominicana. l

Juan Bosch llegó al
OGM
Una multitud corre por las calles luego del Golpe del Estado, el 25 de septiembre del 63. OGM

8 Cultura

crítica arte

LILIAN CARRASCO lilycarrascor@hotmail.com

La BNAV y sus desafíos

La Bienal Nacional de Artes Visuales constituye, desde hace décadas, una de las plataformas más significativas para la creación en la República Dominicana. Cada edición concentra propuestas y debates que reflejan no solo el estado del arte dominicano, sino también las preguntas que acompañan a nuestra vida cultural.

Como todo espacio vivo, la Bienal se transforma en un terreno de diálogo, a veces de tensiones, donde confluyen generaciones, lenguajes y sensibilidades diversas. En esa convergencia surgen inevitablemente interrogantes sobre cómo se definen los criterios de selección, qué disciplinas logran mayor visibilidad y de qué modo se reconoce la riqueza de propuestas que nacen tanto en la capital como en las provincias.

Lejos de ser un obstáculo, estas discusiones pueden entenderse como el pulso natural de un ecosistema artístico en cre-

cimiento. Que los artistas cuestionen, opinen y participen es señal de vitalidad; lo importante es que ese intercambio se traduzca en aprendizajes y en la consolidación de un espacio cada vez más inclusivo y representativo.

Otro aspecto que suele acompañar a la Bienal es la dualidad entre lo contemporáneo y lo tradicional. La pluralidad de estilos y enfoques no debería verse como oposición, sino como oportunidad de ampliar horizontes. La memoria artística del país y las búsquedas más experimentales pueden convivir, enriqueciéndose mutuamente.

La Bienal, en definitiva, es mucho más que un concurso o una exposición temporal. Se trata de un espejo en el que el arte dominicano se contempla a sí mismo, con sus luces y sus sombras. Su fuerza radica precisamente en la posibilidad de convocar, de reunir y de abrir espacios para nuevas formas de creación.

Quizá el verdadero desafío no sea eliminar las tensiones, sino aprender a gestionarlas como parte de un proceso que, edición tras edición, sigue construyendo la historia visual de la República Dominicana. Lo que sí es inmediato es revisar la normativa en materia cultural y que, en el caso concreto de la BNAV pase a ser un comité permanente donde se investigue, se eduque y se promueva la producción nacional.l

crítica cine

ETZEL BÁEZ

etzelbaez@gmail.com

Es una miniserie épica construida como precuela de la serie “Yellowstone”, que cuenta la historia de una familia en un viaje hacia el oeste norteamericano, ambientada en el año que le da nombre. Nos muestra la dura vida de los inmigrantes europeos, sus conflictos y el peso de sus decisiones al enfrentarse a otra vida y otros desafíos. Quien haya leído “Las aventuras de Huckleberry Finn”, de Mark Twain, encontrará demasiadas coincidencias con el viaje de Huck, un niño rebelde que escapa de su padre abusivo y de la vida que le imponen. Se une a un tal Jim, esclavo fugitivo que busca su libertad. Como en la miniserie también se enfrentan a peligros, engaños, dilemas morales, se cuestionan las normas sociales y racistas de la época. La novela y la miniserie exploran temas como la amistad, la injusticia, la libertad y la identidad. Entonces, son viajes épicos por territorios hostiles. En la novela, los hechos ocurren antes de la Guerra Civil y en 1883, post-Guerra Civil. Como Huck, la protagonista es Elsa Dutton, joven que representa la esperanza y el cambio. El estilo visual/literario de la miniserie es de una cinematografía épica, con ambientación histórica certera. Novela y miniserie retratan de cuerpo entero el desarraigo y la búsqueda de li-

el libro vive

desde mi ventana

El Premio de Poesía José Mármol

Cbertad. Y aquí está nuestro enfoque: la libertad, poseer su propia tierra y una vida digna. Esa narrativa de esperanza contrasta con la dura realidad de sus países de origen, donde enfrentaban pobreza extrema, represión política, guerras, hambrunas y una estructura social que les negaba la movilidad social y la dignidad humana. Igual a lo que sufren los dominicanos en su tierra y cualquier latino o caribeño como los haitianos. La libertad buscada es de justicia social y autodeterminación. Lo que no dice la serie es que esa migración sin transformación ética y social del individuo y su entorno tiende a reproducir las mismas cadenas en esas nuevas tierras, quizás mayores, como vemos a la luz del día de hoy. Las intensas migraciones de entonces fueron consecuencia directa del capitalismo industrial. Y se reprodujeron tanto la acumulación de capital de pocas manos como nunca y el despojo de tierras comunales y, como ahora, la proletarización forzada empuja a millones a buscar trabajo en la promesa de libertad que, bien vista, es una ilusión: los inmigrantes enfrentan condiciones laborales brutales, discriminación étnica… 1883 nos recuerda que, sin justicia social, la tierra prometida es otro escenario de sufrimiento. Una miniserie profundamente política que muestra cómo se perpetúa la desigualdad. En Netflix. l

HHHHH GÉNERO: miniserie histórica. DURACIÓN: 10 episodios.

on escritores del país y naciones hermanas hemos comentado que la calidad de la literatura dominicana, la poesía en particular, no cuenta con una efectiva difusión en la bibliografía internacional, lo que podría comenzar a cambiar con la creación del Premio Hispanoamericano de Poesía José Mármol, en honor a uno de los exponentes del género con mayor proyección universal, de los nacidos en la patria de Duarte en las últimas generaciones. Agradecemos al propio Mármol su invitación a la actividad en la que se anunció la convocatoria al primer concurso para la entrega del Premio, celebrada el pasado miércoles, 17 de los corrientes, por la editorial española Valparaíso Ediciones y la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, entidades auspiciadoras de la iniciativa, encabezada por sus directivos Rafael Peralta Romero y Fernando Valverde, en presencia del laureado poeta dominicano.

Peralta Romero, reconocido poeta y periodista, considera que el certamen, abierto desde el día del anuncio a los participantes para ser entregado el 15 de diciembre de este año, es “motivo de satisfacción”, junto al hecho de fungir la entidad que dirige como “punto de apoyo para un premio internacional que se anuncia desde la República Dominicana y que lleva el nombre de un valioso escritor nuestro”. Valverde, destacado poeta y profesor universitario nacido en Granada, España, la tierra del gran Federico García Lorca, en 1980, entiende que Mármol, Premio Nacional de Literatura 2013 y Premio de Poesía Casa de América 2012, “es un referente para la poesía hispanoamericana, una voz que los nuevos poetas reconocen y siguen, un maestro literario que ha obtenido reconocimiento en todas las latitudes de la lengua”. Hemos observado en medios digitales e impresos, así como en diversas plataformas digitales las bases del concurso y los detalles sobre la composición del jurado, lo que entendemos llega con facilidad a los poetas del continente hispanoparlante, de manera que la participación garantice una vasta participación, para bien del país, que en tiempos anteriores brilló con nombres como Juan Bosch y Pedro Henríquez Ureña.l

SANTIAGO ALMADA

salmada@elcaribe.com.do o

Las ferias y los libros

Cada feria del libro es un acontecimiento cultural que, durante unos días, convierte a los libros en objetos deseados, sometidos al mimo que equivale a pasar de mano en mano, hojeados y ojeados y, en algunos casos, la gente los compra. Muchos escritores, noveles o consagrados, la aprovechan para poner a circular sus obras y ocasionalmente, más por el azar que por el interés que puedan despertar sus publicaciones, consiguen vender unos cuantos ejemplares.

Ocurre que las ferias del libro se parecen a los conciertos masivos, son espectáculos a los que la gente acude en tropel no para escuchar a los artistas, sino para demostrar con su presencia multitudinaria la bulla ensordecedora que es capaz de generar ante el escenario.

Los contrasentidos son muchos y variados; en un mundo que ya no lee, la gente acude en masa a la feria del libro solamente para ver, para recorrer, en muy pocos casos para comprar y casi siempre, los libros que se compran van a parar a estantes donde dormirán un largo sueño hasta que alguna vez, con un poco de suerte, comiencen a ser leídos.

Personalmente recuerdo una feria de hace varios años, mucho antes de la pandemia, cuando Ecuador fue el país invitado. Acudí con la esperanza de encontrarme con obras de los grandes escritores y poetas de ese país, como Alfonso Barrera, Jorge Carrera Andrade, Guido Jalil, pero no… no había nada de estos ilustres autores, cuando le pregunté a la responsable de la delegación, una muchacha tan bella que parecía una modelo, descubrí que ella tampoco los conocía y la impresión que me dio fue que la lectura ni siquiera figuraba entre sus aficiones.

Sin embargo, lector incorregible al fin, suelo acudir durante los últimos días, cuando el flujo de gente ya ha disminuido, y recorro los estantes donde aparecen ejemplares viejos, con la esperanza de encontrar alguna gran novela olvidada, un poemario antiguo de hojas amarillentas, un libro de relatos parecido tal vez a los que poblaron mi infancia de viajes y aventuras en paisajes lejanos… Al fin de cuentas, las ferias están para que cada cual revuelva y desacomode en busca de lo que espera encontrar… a veces hay suerte, y la felicidad aparece impresa y sin fecha de vencimiento.l

RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO

ARZOBISPO DE SANTIAGO

Introducción

Cada 24 de septiembre, el corazón del pueblo dominicano se estremece de gratitud y esperanza al celebrar a Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de la República Dominicana. Desde los albores de nuestra historia colonial, su imagen maternal ha acompañado los pasos de este pueblo, que la invoca con confianza como la Virgen de los favores. Ella, que supo decir un “sí” generoso a Dios, sigue siendo para nosotros el signo de que el cielo se inclina para socorrer a los hijos necesitados.

En la Virgen de las Mercedes reconocemos a la mujer creyente que acompaña a su pueblo en los caminos de la historia, mostrándonos a Cristo, el mayor favor que Dios nos ha concedido. Y al mismo tiempo, como Madre de los cautivos, nos sigue invitando a vivir en la verdadera libertad de los hijos de Dios, rompiendo las cadenas que aun oprimen a nuestro país y a nuestras conciencias.

En esta columna quisiera contemplar a la Virgen de las Mercedes como madre, intercesora y maestra de libertad, y descubrir qué significa para nosotros, dominicanos de hoy, ser un pueblo que camina bajo su manto.

1-Los orígenes. La llegada de la devoción a la isla

La devoción a Nuestra Señora de las Mercedes llegó a nuestra isla con los primeros misioneros de la Orden de la Merced, fundada en Barcelona por san Pedro Nolasco en 1218, en tiempos en que la cristiandad enfrentaba el drama de los cautivos. Aquellos frailes mercedarios, al llegar al Nuevo Mundo en el siglo XVI, trajeron consigo la imagen de María que ellos veneraban como Redentora de los cautivos.

En la isla de La Española, hoy República Dominicana, los mercedarios fundaron conventos y difundieron la devoción a la Virgen. Las crónicas hablan de que desde los primeros tiempos coloniales el pueblo la reconoció como protectora en las dificultades, invocándola en sequías, epidemias, invasiones y terremotos.

Por siglos, la Virgen de las Mercedes ha sido invocada en los momentos cruciales de nuestra historia. En 1844, los Padres de la Patria depositaron en sus manos el nacimiento de la República. En 1849, el Congreso Nacional la proclamó oficialmente Patrona de la República Dominicana, reconociendo que su protección no ha faltado en los momentos de mayor peligro y prueba.

2-La Madre de los favores

El pueblo dominicano llama a María la Virgen de los favores. El primer y mayor favor que nos concedió fue el don de su

CERTIFICO Y DOY FE

Madre de los favores y Señora de la libertad

Hijo Jesucristo, en quien encontramos el perdón, la vida nueva y la verdadera libertad.

Pero junto a ese favor supremo, el pueblo ha acudido a ella en todas las necesidades: en los tiempos de escasez de lluvias, en los azotes de las epidemias, en los terremotos, en los desastres naturales y en las luchas por la dignidad nacional. Cuántos dominicanos y dominicanas, de todos los tiempos, han visto en la Virgen de las Mercedes un rostro materno que escucha y auxilia.

María no obra por sí misma los prodigios y milagros; ella intercede ante Dios y nos conduce a Cristo. Sus favores son, sobre todo, favores espirituales. Por ejemplo, la paz del corazón, el alivio en la enfermedad, el consuelo en la pérdida, el estímulo para la reconciliación y la esperanza que renace cuando las fuerzas humanas parecen agotarse.

3-Señora de la libertad

Desde su origen en la Orden de la Merced, María fue venerada como Madre de los cautivos, de aquellos que sufrían la esclavitud o la opresión. En nuestro suelo, esta advocación encontró una resonancia profunda, porque nuestra historia también ha conocido cadenas que degradan la dignidad humana: la esclavitud colonial, la opresión política, la pobreza persistente, y aun hoy tantas formas modernas de dependencia y exclusión.

La Virgen de las Mercedes, que acompañó a los cautivos en sus prisiones y alentó a los mercedarios a ofrecer incluso su propia vida para liberar a los oprimidos, nos sigue llamando a trabajar por la libertad plena de nuestro pueblo. Más que la libertad exterior, la libertad interior que nos hace hijos de Dios, capaces de vivir en la verdad, en la justicia y en la fraternidad.

Cada fiesta del 24 de septiembre es una invitación a romper cadenas: las de la indiferencia, la corrupción, el egoísmo, la violencia, la exclusión de los más pobres. María, que nos muestra a Cristo Redentor, nos dice al corazón: “No teman; confíen. Sean libres para amar y servir”.

4-Presencia maternal a lo largo de la historia

A lo largo de más de cinco siglos, la Virgen de las Mercedes ha sido como un hilo de luz que une generaciones y épocas. Ha estado presente en los campos y en las ciudades, en los templos y en los hogares humildes, en la vida de campesinos y soldados, de madres y de niños.

Su santuario en el Santo Cerro, donde la tradición cuenta que Cristóbal Colón plantó una cruz en el tiempo de la conquista, y el templo de la calle Las Mercedes en Santo Domingo, son signos visibles de esa cercanía maternal que ha acompañado el caminar de la nación.

Quien mira con ojos de fe la historia de nuestro país descubre que, en los momentos más oscuros, siempre hubo una lámpara encendida ante su imagen: en los días de la Independencia, en las guerras de restauración, en los tiempos de catástrofes naturales y de crisis sociales. Esa presencia de María es presencia del Dios que no abandona a su pueblo.

5-Un llamado para el presente Celebrar la solemnidad de Nuestra Señora de las Mercedes es, ante todo, una llamada a renovar nuestra vida cristiana y nuestra responsabilidad social.

La Virgen nos sigue recordando que Dios nos quiere libres y solidarios, constructores de paz y cuidadores de la creación. Su fiesta debe comprometernos con la búsqueda de la fraternidad, a promover la justicia, a cuidar la familia, a acom-

pañar a los más débiles: los pobres, los migrantes, los enfermos, los privados de libertad.

Como pueblo dominicano, necesitamos redescubrir a María como madre de la esperanza, capaz de unirnos más allá de diferencias políticas y sociales. Bajo su manto podemos aprender a trabajar juntos por un país donde la libertad no sea solo un ideal, sino una realidad verdadera.

6-Caminemos bajo su manto

La Virgen de las Mercedes ha acompañado a nuestro país desde los albores de la historia colonial hasta los desafíos del presente. La hemos invocado como Madre de los favores y como Señora de la libertad, y ella nos sigue mostrando a su Hijo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Hoy, al contemplarla una vez más, le pedimos que nos ayude a romper todas las cadenas que nos esclavizan y a m caminar con esperanza hacia un futuro más fraterno.

Que esta fiesta anual que acabamos de celebrar sea un impulso renovado para vivir como hijos libres, responsables y solidarios, conscientes de que bajo el manto de María podemos avanzar confiados, como pueblo y como Iglesia, hacia los nuevos horizontes que Dios nos prepara.

Conclusión

CERTIFICO que la Virgen de las Mercedes nos ha acompañado en cada etapa de nuestra historia, alcanzándonos favores de Dios con su intercesión.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintiséis (26) días del mes de septiembre del año del Señor dos mil veinticinco (2025). l

Poemas de Philippeson Juste

VALENTÍN AMARO

Especial para elCaribe

Philippson Juste es un poeta de la República de Haití. Es médico de formación y fotógrafo de sensibilidad, su voz poética resuena entre Cuba, Haití y el Caribe. Es autor del poemario Bout Souf (2024), uno de los primeros en criollo haitiano publicado en Cuba, y del libro bilingüe ¿Sobrevivirán las aliblancas palomas? (2024). Su obra ha sido galardonada con reconocimientos notables: Premio de Poesía Plougasnou (Francia, 2024), Premio Descubrimiento Élise Bisschop (Francia, 2024); finalista del Premio Poesía ADAN (Francia, 2024), finalista del Premio Internacional de Invención Poética (Martinica, 2024) y del Premio Internacional de Poesía Léopold Sédar Senghor (mención honorable, Italia, 2025). Sus textos han sido publicados en revistas como DO. KRE.I.S, Temps de Poésie, Lettres d’hivernage, Oyapock, L’Accent de Poche, y en antologías literarias internacionales como, Komala Sueños baldíos (América Latina), Les 100 Poèmes du Grand Concours (Francia), y Prix Poésie ADAN — Hauts-de-France (2024).

La poesía de Juste presentada aquí, conforman un mosaico lírico profundamente marcado por la experiencia del exilio, el desarraigo y la memoria de una patria fragmentada. En conjunto, la poesía se construye como un duelo colectivo y personal, donde la identidad se teje y desteje entre nostalgias, cicatrices y un amor incondicional por la tierra perdida. Poemas como “Náufrago”, “Exilio” o “Letanía de las cenizas” tratan el dolor del desarraigo, el cuerpo como archivo del sufrimiento y la voz como resistencia. Otros textos revelan intentos del aeda por reconstruir la memoria nacional desde lo íntimo y cotidiano. La ciudad, especialmente Puerto Príncipe, es símbolo de belleza herida, de promesas rotas pero también de pertenencia persistente. Hay un tono constante de duelo, pero también de ternura y rebeldía, donde el lenguaje es ritual, exorcismo y consuelo.

NÁUFRAGO

Náufrago de un nombre sin tierra que lo entierra

vago entre el ayer — y lo que no nacerá

Las ciudades se esfuman difusas como el cristal

bajo la sombra de un adiós sin retorno

El viento me arrastra como un grito y cada horizonte se dobla bajo mis pies.

HILO POR HILO

Mi corazón tamborilea la hora desnuda de las partidas esta mañana zurzo mi país con puntadas de sol

en mi mochila un estallido de risa un retazo de cielo enterrado bajo el aguacero de recuerdos

allá

el sol esculpe los techos en fiebres de incendio

el chasquido de las sandalias la tierra roja bajo mis pies

el invierno aquí hiela los huesos y las lenguas mis sueños saben a mangos robados jugosos demasiado ácidos para los labios del exilio

bajo un cielo de hierro exangüe de estrellas muertas devano mi Yanvalou, árbol de palabras cuya savia corre en venas-ríos

mis manos huelen a café quemado a sal de lágrimas secas cicatrices de caminos sin reloj esta mañana otra vez zurzo mi país hilo por hilo en otro lugar, llora mi nombre huérfano mis suelas desteñen sin memoria del suelo.

LLUVIA DE ORACIONES

Llueve sobre nosotros

Lágrimas del cielo en cascada Cuentas de historia suspendidas Y nubes de pena enmadejadas

Junto a nuestras risas

A nuestras almas prisioneras Puerto Príncipe

Ciudad-espejo de contrastes

¡Oh frágil tierra!

Piedra de dolor y dolor de piedra

Ciudad-agonizante sostenida por sus alas cicatrizadas

La lluvia calma nuestras penas

Los corazones brillan en sombras luminosas

Y los sueños se funden

En las venas serpenteantes de la ciudad

Por estas heridas

Que afligen nuestro mundo

Por los gritos y sollozos

Teñidos de abismo

Por tu suelo exangüe y profanado

La esperanza que se esfuma

Los sueños extraviados

Y las sombras del pecado

Que la paz del Señor se teja en hilos de oro

Que el río de nuestras plegarias

Esculpa su camino hacia el horizonte

Y que las gotas transfiguren nuestros dolores

Purifiquen nuestros párpados.

PUERTO PRÍNCIPE

Ya no tengo palabras para amarte

Para decirte cuánto habitas en mí

Así que las grabo

En las sombras que bailan los adoquines

Bajo este cielo de brasas que abrasa la ciudad

Donde cada rayo lleva el peso de mi ausencia

El asfalto rezuma susurros de antaño

Las piedras cansadas de nuestros pasos

Guardan el eco de risas perdidas

Mientras el calor

Se estira como un sueño

Y la ciudad dormida en el verano

Envuelve sus callejuelas en sudarios

Puerto príncipe

Verano denso de promesas incumplidas

Se alarga en languidez

En el aire cargado de bochorno

Siento tu nombre desvanecerse

Como un sueño apenas vivido

Y te amo

Te amo con sereno amor

Y me desdibujo en la sombra de este día que se extingue.

LETANÍA DE LAS CENIZAS

Soy fuego sin plegaria un sollozo que cuenta las cenizas

— reloj con muelas de brasa masticando el tiempo de los condenados

Bailo tumbas

cada grano — un siglo ahogado bajo la palma de los verdugos

Me robaron la boca arrancaron la lengua

Los males brotan bajo mi piel semillas de tormenta

Me injertaron lunas frías en los párpados

azules cicatrices gritando por los poros

El viento me atraviesa en alfabetos de brasa desollado vivo en los muros del tiempo que balbucea

Mi puño echa raíces en truenos — la ciudad sangra constelaciones que nadie descifra

Hablo con labios de sal

Cada herida pare un sol en espera

Cada sílaba — un sepulcro derribado

Una corneta de estrellas reventadas perfora la noche y doy a luz una primavera de espadas y pétalos.

Hermanos — vi a la sombra borrar el azul de los ríos.

UN RUMOR QUE SE NIEGA A MORIR

Mi nombre grabado en la garganta de las tinieblas

Grito tatuado bajo los dientes de los verdugos

Canto de pedernal — fuego delirante

Quebrando el alba muerta en astillas de insumisos

Clavaron mi sombra en los muros del silencio

Erguidas noches con espinas de exilio

El viento se atraganta de mis pasos mutilados

Los fusiles babean colmillos de ceniza

Soy el murmullo que se niega a morir

Roigo las tumbas — me cosieron

Noches en la piel, y los muros

Susurran nombres borrados en tinta negra

Camino — fantasmas bajo mi lengua

Pesado de iras que avivan las raíces

Aprendo a sangrar en silencio:

Mi piel tatuada de cicatrices-soles

Pare un alma bajo mis párpados clausurados.

¿Por qué la Gala de Grandes Intérpretes 2025 es una cita ineludible?

ANDRÉS TOVAR

Especial para elCaribe

En la historia que se escribe de la escena operística dominicana, la Gala de Grandes Intérpretes 2025, organizada por la Fundación Sinfonía y Amigos del Teatro Nacional y que tendrá lugar el 21 de octubre de 2025 en el Teatro Nacional, será una fecha marcada con tinta indeleble. Esa noche, cuando la soprano Nadine Sierra lance su agudo cristalino al cielo de la Piantini, y cuando Xabier Anduaga responda con ese timbre metálico y vibrante que ya es su firma en los mejores teatros del mundo, sabremos que no estamos ante un evento más, sino ante un hito de esa historia que nosotros mismos estamos escribiendo.

Nadine Sierra y Xabier Anduaga no necesitan introducción para quienes conocen el pulso de la ópera en el siglo XXI. Sierra, cuya impronta redefine el concepto de Diva lírica y cuya voz el New York Times definió como “un rayo de luz de precisión técnica y emoción sin artificios”, se ha convertido en rostro estelar del Metropolitan Opera. Protagonista de la ambiciosa campaña “The Voice of Now” de la compañía neoyorquina, su carrera es una afirmación de que el presente del bel canto no es europeo ni anclado en el pasado, sino vibrante, diverso, femenino.

A su lado, el tenor español Xabier Anduaga, apenas en su treintena, es una rareza: un lirico spinto de escuela clásica con carisma contemporáneo. Ganador del Operalia de Plácido Domingo, Anduaga ha sido descrito por OperaWire como “una fuerza vocal de la naturaleza con la sonrisa de un galán cinematográfico y una línea de canto que revive a Di Stefano”. Juntos, Sierra y Anduaga han compartido escenario en producciones del Teatro Real, La Scala y el Metropolitan. Este octubre, sumarán a esa lista una ciudad que nunca había tenido el privilegio de escucharlos en vivo: Santo Domingo.

Una promesa cumplida

La Gala de Grandes Intérpretes 2025 de la Fundación Sinfonía y la Fundación Amigos del Teatro Nacional será un homenaje vibrante a una figura fundamental en la historia de las artes dominicanas: doña Margarita Copello de Rodríguez. Visionaria cultural, promotora incansable y cofundadora de Sinfonía, Copello dedicó su vida a elevar el estándar artístico de este país. Sin ella, muchos de los proyectos que hoy parecen institucionales, habrían sido imposibles. Este concierto, más que una celebración, será un acto de gratitud nacional.

La Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de su titular, el maestro José Antonio Molina, será el ancla musical de la noche. Molina ha logrado un equilibrio envidiable entre excelencia técnica y sensibilidad local. Su capacidad de sobra conocida para acompañar a grandes solistas sin invadirlos, sino ele-

vándolos, es precisamente lo que requiere una velada de esta magnitud.

El repertorio, cuidadosamente seleccionado, incluirá páginas maestras de la ópera, la zarzuela y el teatro musical. Pero más allá de las partituras, lo que estará en juego será una experiencia estética de altísimo calibre: la de escuchar voces que han llenado el Lincoln Center o al Gran Teatre del Liceu, resonando ahora en nuestra casa, con nuestra acústica, ante nuestro público.

Pero este no es solo un evento cultural. Es también una inversión en el futuro. Los fondos recaudados estarán destinados a programas educativos impulsados por ambas fundaciones. La Fundación Sinfonía destinará su parte a becas y programas en alianza con la Escuela Superior de Música Reina Sofía, de Madrid, una de las más prestigiosas del mundo. Gracias a este convenio, jóvenes músicos dominicanos tienen acceso a formación de nivel internacional.

Por su parte, la Fundación Amigos del Teatro Nacional utilizará su recaudación para seguir mejorando la infraestructura escénica de la Sala Piantini y apoyar a estudiantes de Bellas Artes, garantizando así que la excelencia no sea un lujo, sino un derecho cultivado con disciplina.

¿Por qué es una cita ineludible? la respuesta

La Gala de Grandes Intérpretes 2025 no es una gala más. Piense en esto: grandes escenarios como el ciclo “Voces del Mundo” del Teatro Colón de Buenos Aires o las galas del Palau de les Arts en Valencia raramente reúnen a dos voces titulares del MET en una misma función fuera de temporada. Pocos son los escenarios que pueden hacer alarde de lograrlo.

Y, en el contexto del Caribe y Centroamérica, tiene un valor simbólico mayor. Mientras que países como Panamá, Costa Rica o Colombia han realizado avances significativos en la consolidación de sus temporadas sinfónicas, pocos han lo-

grado establecer una programación vocal de esta envergadura. Recibir a dos de las voces más importantes del presente operístico mundial no es solo un logro institucional; es una declaración de capacidad y ambición cultural. Si en Medellín se celebra la ópera como parte de la transformación urbana, y en San José se lucha por una ópera nacional en propiedad, en Santo Domingo hemos logrado, gracias al sector privado y a la filantropía cultural, traer lo mejor del canto lírico internacional con regularidad. Esa constancia es la que define a un verdadero hub cultural. En tiempos donde la atención es efímera y el entretenimiento parece cada vez más superficial, estas galas no solo ofrecen música, sino una afirmación de lo que aún nos conmueve como civilización. Sierra y Anduaga no vienen a enseñarnos ópera. Vienen a recordarnos que la belleza tiene volumen, textura, riesgo. Que la emoción no está en los efectos especiales, sino en una garganta humana capaz de transformar el aire en éxtasis. Y, en la Gala de Grandes Intérpretes 2025, no será una, sino dos las que reclamarán el espacio con la fuerza de sus voces, en una noche que unirá a la República Dominicana con los centros más ilustres del arte vocal internacional. l

Dónde conseguir las entradas

l Las boletas están disponibles en Fundación Sinfonía, Uepa Tickets, puntos de venta CCN y en la boletería del Teatro Nacional. Se ha dispuesto la modalidad Círculo, con un aporte de RD$20,000 por pareja. Dicha modalidad incluye dos boletas premium de platea y la mención en el programa de mano de esta gran celebración.

l Se puede visitar www.sinfonia.org. do o las cuentas @fundacionsinfonia y @fundacionamigostn para más detalles.

La “chopianista” que debes escuchar ConCierto Sentido

ANDRÉS TOVAR

Chopin es el síndrome de Stendhal hecho melodía. Y eso es su virtud y su techo: su repertorio, en general, no tiene mucho más que decir más allá del sentimentalismo introvertido. O eso me parece. Saber, además, que no hay ganadores recientes del Concurso Chopin de Varsovia que “rompan el molde” elevaba mi sospecha de que se había llegado al límite de la expresión chopinista.

El mes que viene se celebra otro concurso Chopin y puede que me equivoque. Mientras tanto, prácticamente la única “chopianista” contemporánea que me interesa escuchar es Ingrid Fliter, una argentina que obtuvo el segundo puesto hace un cuarto de siglo y que, al día de hoy, es la última que, considero, rompió ese molde. Con una discografía previa dedicada a la odisea chopiniana, iniciada hace más de una década, ahora aborda sus mazurcas completas en Mazurcas Vol. 1 (septiembre, 2025).

Fliter, una de las últimas solistas en firmar con EMI Classics antes de su quiebra, prácticamente abandonó los conciertos públicos y se retiró a Italia para criar a un hijo. Así, su nuevo conjunto de mazurcas es una revelación. Intuye cosas que otros ejecutantes de Chopin pasan por alto. En la sexta de sus mazurcas hay una melancolía que podría cortarse con un cuchillo de mantequilla. En otras, baila hasta el final del amor, como diría Leonard Cohen.

Ingrid Fliter siempre es interesante. Sus Fazioli podrían ser una lira celestial, puro ángel. Y cuenta con el respaldo de estudio de Linn que, a menudo, produce el tono de piano más lúcido jamás grabado. Un disco que llama al sentimiento y no decepciona. l

Nadine Sierra. CORTESÍA FUNDACIÓN SINFONÍA
Nadine Sierra. CORTESÍA FUNDACIÓN SINFONÍA
Xabier Anduaga. CORTESÍA FUNDACIÓN SINFONÍA
Xabier Anduaga. CORTESÍA FUNDACIÓN SINFONÍA

12 Cultura

Tres poemas del libro “La palabra más larga” de José Enrique Delmonte

Hay poetas que escriben como si arrojaran piedras al río: cada palabra es una onda que se expande hasta desbordar lo visible. José Enrique Delmonte, en sus poemas “La palabra más larga”, “Marte” e “Islar”, parece escribir desde ese borde en el que el lenguaje ya no es sólo un instrumento, sino una criatura que respira. Uno puede sentir que el poema no está hecho para explicar, sino para inaugurar espacios: territorios donde la palabra todavía conserva su misterio y el lector se asoma a un lenguaje en estado de nacimiento.

En La palabra más larga la voz se encuentra con la pobreza del idioma: “Trescientos vocablos cercenan la ternura de la carne. Insuficiente para tanta aridez del aire.” Aquí late una paradoja: vivimos rodeados de un océano de palabras, pero no alcanzan. El poeta nos dice que el lenguaje, que debería ser puente, es también frontera. Nos rodea, nos nombra, pero también mutila lo que quiere decir. ¿No es esa la condición contemporánea del hombre? En una época saturada de slogans, de consignas, de frases prefabricadas, la ternura no encuentra cómo decirse. La aridez del aire es también la aridez del discurso: palabras gastadas, repetidas hasta el desgaste, incapaces de conmover.

La poesía no es un lujo, sino la raíz de todo pensamiento. Y al leer a Delmonte uno entiende por qué. En ese sillón frío donde el poeta se sienta de noche, lo visita “la palabra más larga que cabe en mi mano.”

Esa palabra no está escrita en el diccionario, porque no es sólo un vocablo: es una experiencia. La palabra más larga no se mide en sílabas, sino en hondura. Es la palabra que todavía resuena cuando todas las demás han callado. Es lo que queda después del lenguaje: un murmullo que acompaña al hombre en la soledad.

En Marte, el poeta nos traslada al otro extremo: no ya la escasez del idioma, sino su desborde. “Cargo un pedazo de salvia, piedras y estampas de futuro… traigo además alegría o desaliento, como deben incluir los buenos sueños.” Aquí la palabra es equipaje. El poeta es un viajero que camina hacia un planeta, pero lo que lleva no son maletas sino imágenes, símbolos, emociones. Mar-

te es un territorio soñado, pero también es metáfora del futuro, de lo que nos espera como especie. La humanidad, que siempre ha cargado con nostalgia, también lleva consigo esa mezcla de esperanza y pérdida.

Hay en este poema una intuición poderosa: que todo viaje humano, incluso el viaje interplanetario que ya se anuncia en nuestros días, es un traslado de la conciencia poética. Marte no es sólo un planeta: es el espejo de lo que somos. “Pienso en ti redondo y extendido mientras arrojo un pedazo de nostalgia al infinito.” Ese gesto, el de lanzar nostalgia al cosmos, es profundamente humano. La técnica podrá construir cohetes, pero lo que realmente se lanza al espacio es nuestra memoria, nuestra soledad, nuestra música.

El tercer poema, Islar, nos devuelve a la tensión de lo terrestre. Aquí la voz acusa: “te acuso a ti de verter el mar en las fauces de las nubes, de apisonar palmeras moribundas, de azuzar tormentas, de robar ternezas a las algas.” Es un poema que suena a proceso judicial contra el hombre moderno. La acusación no es sólo ecológica, aunque lo sea: es también espiritual. Hemos convertido el mar en mercancía, las palme-

ras en ruina, las tormentas en espectáculo. La voz del poema reclama no sólo contra los daños a la naturaleza, sino contra la mutilación del lenguaje: “a eliminar los gerundios de tu carne, a rasgarle las sienes a los sabios.”

El poeta nos recuerda que cada gesto de devastación en la Tierra es también un gesto contra el lenguaje. Si destruimos los símbolos, ¿con qué hablaremos después? Cuando ya no haya algas, ¿qué metáforas quedarán? Cuando ya no haya tortugas, ¿quién incubará los sueños? Por eso la condena del poema es paradójica: “todo lo que sueñes será plagiado en tu contra.” El sueño, que debería ser un espacio de libertad, se convierte en prisión. La especie humana será condenada a repetir sus versos libres, como si la libertad misma fuera convertida en cadena.

Leer estos tres poemas juntos es asistir a una trilogía del lenguaje contemporáneo. En el primero, el poeta se enfrenta a la insuficiencia de las palabras; en el segundo, a su potencia como equipaje cósmico; en el tercero, a su corrupción en un mundo que destruye lo que nombra. Entre los tres se dibuja un mapa: el mapa del hombre moderno atrapado entre

la escasez, la esperanza y la ruina. En un ensayo que escribí en los noventa dijes “que la poesía no se mide por la claridad con la que explica, sino por la profundidad con la que interroga”. Y estos poemas nos interrogan: ¿qué hacemos con las palabras? ¿Las usamos para domesticar o para liberar? ¿Para repetir slogans o para inaugurar mundos? Quizá lo más urgente no sea inventar nuevas tecnologías, sino rescatar el poder de la palabra. Porque sin palabra no hay memoria, sin memoria no hay futuro.

El gesto de Delmonte recuerda que toda gran poesía nace de una experiencia de límite. El límite del lenguaje, el límite del planeta, el límite de la conciencia.

Y es en esos bordes donde surge lo más humano. Cuando el poeta se sienta en su sillón frío y escucha la palabra más larga, está repitiendo el gesto del primer hombre que, en una caverna, se atrevió a nombrar lo innombrable. Cuando mira hacia Marte y lanza nostalgia al infinito, está replicando el gesto de los navegantes que cruzaron océanos sin saber si había costas más allá. Y cuando acusa a quienes devastan el mar y las algas, está prolongando el grito de todas las culturas que han visto cómo sus dioses, sus selvas y sus palabras eran devoradas por la codicia.

Tal vez por eso la poesía sigue siendo necesaria. Porque cuando todo lo demás se derrumba, la palabra conserva la capacidad de señalar, de acusar, de salvar. No salvar en el sentido ingenuo de redimir, sino en el sentido de resistir: de mantener viva la memoria de lo que fuimos y de lo que podríamos ser.

En tiempos de crisis, siempre se dice que la poesía no sirve para nada. Pero acaso su fuerza reside precisamente en eso: en no servir, en no plegarse a la utilidad inmediata. Los versos de Delmonte no buscan vender un producto, ni convencer a un electorado, ni tranquilizar al mercado. Son palabras que recuerdan al hombre que sigue teniendo una voz, una herida y una esperanza.

Quizá por eso el poema Islar termina con esa condena poética: “y podrás ser condenado a repetir un verso libre y a que las tortugas desoven en tu voz.” La voz humana será nido, será orilla, será playa para que la vida vuelva a comenzar. La poesía, que parece frágil, es en realidad la forma más antigua de resistencia.

José Enrique Delmonte, con estas tres piezas, nos recuerda que la palabra todavía arde, todavía acusa, todavía sueña. Que el lenguaje puede ser mutilado, pero no extinguido. Y que, aunque el hombre se extravíe entre la escasez, la conquista espacial y la devastación ecológica, seguirá existiendo una palabra más larga, esperando en la mano del poeta, para recordarnos que no estamos del todo solos en la noche. l

elCaribe, SÁBADO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do

ESCRITOR Y POETA

El poeta, ensayista y novelista Víctor Escarramán Hernández nació en 1967 en Buena Vista, un campo ubicado en Jarabacoa, provincia de La Vega, en 1988 se trasladó a la capital para estudiar Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo

(UASD), trabajó desde esa misma época en el Banco de Reservas, donde duró 34 años, es decir que el ejercicio de su carrera lo hizo dentro del banco y al servicio de esa institución. Ya retirado de los afanes laborales, se dedica a escribir y a la actividad

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privada, en la que ocasionalmente realiza algunos trabajos, ahora sin las urgencias de la profesión. Es casado y padre de dos hijos, ambos profesionales de la comunicación, con los que mantiene una excelente relación basada en el diálogo.

“Escribir es para mí algo parecido a una terapia”

SANTIAGO ALMADA

FOTO: SERVIDA

l ¿Cómo fue su primer acercamiento a los libros y a la literatura?

l Mi papá no era un gran lector de libros, no leía poemas ni novelas ni cuentos, pero yo recuerdo de niño que lo veía leer los periódicos de una manera que, más que leerlos, él los estudiaba, en el campo no era que llegaban muy seguido, pero él tenía un sobrino que era abogado, un hombre que viajaba siempre a España y que le traía periódicos, después tuve un profesor en octavo curso me empezó a interesar porque nos hablaba de libros y de autores, y otro profesor que todavía está vivo, lo tuve en el bachillerato, él nos daba trabajos como escribir relatos breves, a veces nos hacía escribir poemas y después nos corregía, y él fue el primero en alentarme, me decía que yo tenía vena de escritor y me estimulaba a que siguiera escribiendo. Cuando llegué a la universidad ese empuje de parte de los profesores toma otra dimensión porque la universidad exige más.

l ¿Qué recuerda de su infancia en esos campos?

l Mi papá era productor de café y tenía ganado también, así que yo recuerdo esos días, montado en burro o a caballo entre las montañas, recuerdo los pinos de Jarabacoa y las plantaciones de café, anduve por los campos, eso era como una aventura que todavía tengo guardada en mi memoria.

l ¿Ha volcado algo de esos recuerdos en sus libros?

l Sí, porque a uno le queda ese “chip”, que es como un disco duro donde todo se graba, en mi primera novela que se titula La venganza del obispo fui colocando algo de eso, yo tenía también, de mis años juveniles, unos cuantos escritos que originalmente pretendían ser poemas, pero cuando los volví a revisar me di cuenta de que no se podían publicar porque eso no tenía una forma definida, así que comencé corregirlos, eso fue cuando vine a la ciudad, cuando ya tenía más lecturas, comencé a darles una estructura, con algunas correcciones de amigos y entonces cuando vi que eso ya se podía publicar lo hice, esos escritos aparece también algo de lo que fue esa infancia entre

Víctor Escarramán en la Academia Dominicana de la Lengua.

Poesía

Aunque tenemos un poeta nacional que es Pedro Mir, para mí Franklin Mieses Burgos es posiblemente el gran poeta dominicano”

montes y montañas.

l ¿Cuáles son los autores que han influido en su manera de escribir?

l Uno de los que más han influido es García Márquez, obviamente, pero también entre mis lecturas juveniles y ya más adulto figuran Juan Rulfo, Vargas Llosa, Juan Carlos Onetti, Azorín, Juan Bosch, leía mucha poesía de Tony Raful, y de Manuel Rueda, en la escuela era obligatorio leer El masacre se pasa de a pie, de Freddy

Prestol Castillo, también erea obligado leer a uno de los clásicos españoles, a Bioy Casares y a Borges, aunque a Borges nunca lo pude entender del todo, todavía sigo releyendo El aleph, y siempre he sido un fanático de William Faulkner. Porque sus novelas son apasionantes, Faulkner ha influido en Octavio Paz, en Vargas Llosa y en García Márquez, todos ellos lo ven como a un maestro, a mí me impresionó siempre esa técnica del monólogo interior que él utiliza, pero que es como una invención de Virginia Wolf y de James Joyce, todos ellos de alguna manera han influido en todo lo que escribo.

l ¿Qué valoración tiene usted de poetas como Manuel del Cabral, de Franklin Mieses Burgos y de todos esos grandes poetas dominicanos?

l Aunque aquí tenemos un poeta nacional que es Pedro Mir, para mí Franklin

Mieses Burgos es posiblemente el gran poeta dominicano, Manuel del Cabral es también un gran poeta, José Mármol y Tony Raful, así como Mateo Morrison, para mí son los grandes de la poesía, que se destacan muy por encima de otros, porque además vivimos en un país donde todo el mundo se cree poeta, todo el mundo publica y cree que con eso ya ha sacado patente para hacer poesía… l ¿Cuál es el libro que usted, después de haberlo leído, le hizo sentir que ya no era el mismo?

l El sonido y la furia, de William Faulkner, y haciendo un rango de tres podría mencionar Cien años de soledad, aunque lo tuve que leer más de tres veces porque no se me terminaban los aurelianos, que son siete. Y Pedro Páramo, de Juan Rulfo. De Mario Vargas Llosa una novela que me llevó a escribir un ensayo es Tiempos recios, que tiene un personaje que a mí me parece que no tiene ninguna función en la historia, que es Miss Guatemala, aunque parezca un atrevimiento de mi parte criticar a un maestro como Vargas Llosa…

l ¿Qué es para usted la literatura como actividad?

l Escribir es para mí algo parecido a una terapia, es algo en la cabeza que se activa en el caso de las personas que nos dedicamos a escribir, algunos los llaman pequeños demonios, otros lo llaman inspiración, es un ejercicio que no deja descansar al escritor hasta que saca a la luz esos “demonios”, pero también es un acto de soledad, porque cuando uno escribe, al menos en mi caso, nunca está tan solo como en ese momento.

l ¿Cree usted que para ser escritor es imprescindible ser un buen lector?

l Evidentemente que sí, no se puede escribir bien si no se lee, me viene a la memoria una anécdota de Virgilio Díaz Grullón, que todo lo que escribía se lo daba a leer a Juan Bosch, y cuando Bosch le dijo que ese escrito se parecía a otro que él había leído, de otro autor, obviamente, Díaz Grullón dejó de escribir por un tiempo, porque no quería que nadie pudiera pensar que él fuera capaz de copiar o de plagiar a alguien. Sucede que cuando uno escribe siempre se “cuela” algo de lo que uno ha leído, eso es inevitable, pero la lectura aporta lenguajes, ideas, aporta creatividad, abre puertas a la imaginación.

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