Cultura 14 junio 2025

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Cultura

Haití, un infierno visto desde el lado dominicano

Pedro Delgado Malagón analiza con obejtividad la situación de los vecinos y concluye que un país sin ley en medio del Caribe es una bomba de tiempo. P.5

Homenaje a los héroes de la gesta del 14 de Junio

Zona Retro rememora con una primera entrega los emotivos tributos brindados a los Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo en 1962. P.7

La escritura enlaza activismo con educación

Lauristely Peña Solano es una mujer polifacética, además de reconocida poeta, también es escritora y activista por los derechos de las mujeres. P.11

Hollywood no siempre ha sido un bosque encantado (l)

El egipcio Omar Sharif tuvo que encarnar al ruso doctor Zhivago y la cara de psicópata de Telly Savalas bastó para que lo incluyeran entre los 12 del patíbulo

JOSÉ MERCADER 666mercader@gmail.com

Omar Sharif fue seleccionado para el rol principal en “El Doctor Zhivago” de 1965, sin embargo, su pelo rizado de árabe no encajaba con los “principios” estéticos de la fábrica de diversión y manipulación cultural. De manera que al joven egipcio le encajaron tremenda peluca para actuar con pelo “bueno” como los de Tarzán, John Wayne, Ken Maynard, Tony

Curtis, Dean Martin, Moe Howard, etcétera. Pero además le jalaron la piel, a nivel de los ojos, para darle una mirada de seductor imposible, que el dolor de los jalones impidió.

Los roles de personajes malévolos del cine casi siempre se los daban a unos cuantos que tenían cara de malos, para así ganar la mitad del camino. Solo faltaba que gruñeran para completar el trabajo.

En las vaqueradas en blanco y negro, el papel de malvado lo hacía “El Chino” Kenneth McDonald con su bigotico de chulo cubero. Cuando Jack Palance en-

Malvados ...casi siempre se los daban a unos cuantos que tenían cara de malos, para así ganar la mitad del camino. Solo faltaba que gruñeran para completar el trabajo”

tró a los estudios metió miedo con su cara dura y peor que un quécher en plena faena. Telly Savalas provocaba terror. Su combinación de risa sarcástica y su mi-

rada de psicópata fueron determinantes para su rol en “Los 12 del Patíbulo”. No le fue difícil al Congress for Cultural Freedom, maquinaria comunicativa y manipuladora de masas, darle el rol de Pancho Villa a Savalas para reafirmarlo, ante el mundo, como un bandido, lo que tuvo más efecto que los miles de escritos en las agencias de prensa que se difundían en todo el continente. Con iguales fines y menos resultado, Jack Palance fue Fidel acompañando al Che en la ropa de Omar Sharif.l

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historia de la medicina

Dr. Rafael Miranda Borbón

salón de la fauna

los fundadores del Colegio Dominicano de Cirujanos y

dador y primer presidente de la

del United Hospital en la ciudad de Newark, New Jersey, realizó su subespecialidad en cirugía pediátrica.

El Boy, como le conocían sus familiares y amigos, regresó al país en 1962 y de inmediato se integró al grupo de profesores en el Hospital Robert Reid Cabral. De inmediato estableció claramente que un niño no es un adulto pequeño, lo que a juicio del doctor Héctor Otero causó un enorme impacto en cómo se hacían las cosas en esos años. En ese mismo 1962 ocupó el cargo de jefe de cirugía del hospital infantil, cargo que ocupó hasta 1978. En 1963 formó parte del consejo educativo del hospital Robert Reid Cabral junto a su padre, Rafael Miranda Johnson y los doctores Hugo Mendoza, Mario Ravelo Marchena, Héctor Mateo, Víctor Chalas, Pedro Padovani y José Rodríguez Rib. Fue profesor de cátedra de Clínica Quirúrgica en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el periodo 1962 a 1965. Luego formó parte del cuerpo profesoral fundador de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, impartiendo las clases de cirugía pediátrica. Ejerció además como profesor y jefe del servicio de cirugía neonatal en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia y en el Hospital Materno Infantil San Lorenzo de los Mina.

El doctor Miranda Borbón fue uno de

mez, Ludwig Van Rodríguez, Rodolfo Cabrera y Héctor Otero. Ya bón asistía a todos los eventos de la diatría en donde inició la difusión de són y acierto. El doctor Otero escribió: El doctor Rafael Miranda Borbón era disciplinado, culto, solidario, organizado, extremadamente puntual, con una sólida visión conceptual quirúrgica y con una actitud permanente de saber escuchar. Por ese compromiso permanente con la cirugía pediátrica fue presidente en 1996 del comité organizador del XVI congreso panamericano de Cirugía Pediátrica que se celebró en la ciudad de Santo Domingo. Ya en 1993 se había creado en el Hospital Roberto Reid Cabral la residencia en cirugía pediátrica. En octubre de 2015 estaban registrados en el país 32 cirujanos pediátricos, agrupados en esa sociedad que formó el doctor Rafael Miranda Borbón. Es uno de sus legados importantes a nuestra medicina. Es de resaltar además su dedicación a la docencia en varias universidades y hospitales. Los que fuimos sus alumnos recordamos su gran capacidad didáctica y la pasión con que nos relataba sus historias y casos clínicos. Su gran capacidad quirúrgica le llevó a ser un referente nacional e internacional en su especialidad. Falleció el doctor Miranda Borbón en 1998, y en 2020 el Colegio Dominicano de Cirujanos le otorgó de forma póstuma el reconocimiento de Maestro de la Cirugía Dominicana. Una gloria de nuestra medicina y un gran profesor, de esos que dejan huella. l DR. HERBERT STERN

Adolfo Pérez

(DÉCIMA CIBAEÑA)

Adoifo va a dirigir

La Campaña de Raquei

De Dajabón hata Higüey

Incluyendo a Jimaní

No oividará a Cotuí

Tiene un plan para ganai

Éi dice, la va a llevai

A poneise bien la ñoña

Raquei prepara su moña

Pai ventiocho gobeinai.

Adoifo tiene eperiencia

De Abinadei fue palanca

Dicen quej una tranca

Y que la Campaña e ciencia

Ahora tiene licencia

Pa arreglai su maquinaria

¿Barrerá en la primaria?

¡Quién lo duda mi compay! E candidata ejemplai

Ya nadie paga la agria.

l JOSÉ MERCADER

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Hollywood fabrica sueños... y pesadillas

En la estética hollywoodense de los años 50, 60 y 70, existía el criterio, quizás derivado del teatro, de presentar a los actores bien maquillados y de una limpieza que nadie creía pero que el público se tragaba como una píldora del Dr. Ross. Es así como en una pelea de John Wayne revolcándose en el lodo salía en la siguiente escena seco, sin el mínimo rastro de sucio para cabalgar, de un extremo al otro de la pantalla. Hasta que Sergio Leone no solo ensució a los bandidos, sino que los puso a ganar contra unos millonarios que iban tranquilos en una súper diligencia.

La invitación a Serge Eisenstein, que no era otra cosa que quitarles a los soviéticos un gran cineasta, no les salió porque en los Estados Unidos se hacía cine de artesanía y los rusos cine de repertorio. Eso hizo que Chaplin, al entender que Hollywood era una maquinaria de hacer dinero, sin importarle la calidad estética y los buenos guiones, se cobijó en su propio estudio.

Cantinflas tiene mucho de Chaplin, pero no hay ni imitación y menos plagio. Muchos temas son los mismos, pero con otro “approach”. “El Circo” de Mario Moreno es completamente diferente al de Charlot. Mientras que el primero se destaca por sus expresiones, sus gestos y mudez, el pelaíto mexicano usa la palabra para divertir a su público. Los dos personajes coinciden en su contexto de pobreza y en la avivatez cargada de una humanidad de otro mundo. Ambos contienen el elemento esencial: la picardía y la gracia de hacer reír con tan solo una mirada o una sonrisa. Una pena que Cuquín quedara atrapado en su islita y en el cajoncito de Freddy.

El humor mudo del francés Jacques Tatischeff o Tati y seguidor de Chaplin, era tan, pero tan soso que más se acercaba a Shemp, el cuarto hermano de Los Chiflados, en sus movimientos completamente disparatados y sin gracia como si anunciara la aparición de Louis de Funes, seguidor de Moe Howard. Era la conexión de Hollywood con Europa.

Cuando no existía Google las traducciones de las películas la hacía cualquier empleado del cine, el taquillero, el proyectista, el que pintaba los letreros para anunciarlas, porque había hecho un cursito con la Hemphill School o había tomado algunas lecciones con el tícher Tolentino y su método infalible Berlitz. De esas traducciones resultó una joya que nunca se olvidará: la película NEVER CRY WOLF fue traducida como LOS LOBOS NUNCA LLORAN y el que no dejó de llorar nunca, fui yo, de la risa.

Uno de los muchos comentarios sobre la película ESPARTACO, con Kirk Douglas, era que si es la época de los romanos los hombres ya conocían las cuchillas de afeitar Gillette porque era obvio que con las espadas no era, por más amolá que estuvieran.

La australiana Mary Anna Smith cuidaba su jardín y su hortaliza. Un día

cualquiera de 1868 se le ocurrió hacer un injerto a sus manzanos y resultó que de sus árboles apareció una variedad de manzana de color verde por primera vez en la historia de la agricultura. Sin embargo, el capitán Barbossa apa-

reció con una como si la piratería hubiera tenido poderes de viajar en el tiempo 140 años para atrás. Muchos son los detalles que hay que observar para hacer una película. Para eso hay historiadores especializados que evi-

tan que se ponga gafas de sol a Django en la época de Lincoln o que metan un motor URAL M-63 en el SOLDADO RYAN cuando ese modelo fue inventado 18 años después de La ll Guerra Mundial. (Continuará). l

Poster. F. E.
Chaplin por Mercader. F. E.
Jack Palance por Morris autor de Lucky Luke. F. E. Cantinflas por Mercader. F. E.
<VIENE DE LA PORTADA

4 Cultura

George Orwell y el elefante (1)

PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es

La acción transcurre en Birmania, en la parte sur de Birmania, durante la época en que fue colonia británica (1824-1948). El narrador, un oficial de la policía aburrido y desencantado, un alter ego de Orwell, describe la situación con tintes sombríos:

«En Moulmein, en la baja Birmania, fui objeto de odio por parte de gran número de personas. Ha sido la única vez en toda mi vida en que he sido tan importante como para que me sucediera una cosa así».

La gente lo odia por lo que representa, odia al imperio británico:

«Yo era el oficial de policía de la subdivisión responsable de la localidad, y, aunque de un modo difuso y mezquino, eran entonces muy agrios los sentimientos contrarios a los europeos. Nadie tenía agallas suficientes para alzarse en rebeldía abierta, pero si una mujer europea iba sola a pasear por los bazares, lo más probable era que alguien le lanzara un escupitajo de jugo de betel ensuciándole el vestido. Como oficial de policía, yo era diana evidente de ese odio y, siempre que no hubiera riesgo para el provocador, víctima de un constante hostigamiento. (…) Al final, las caras burlonas y aceitunadas de los jóvenes que me salían al paso en cualquier parte, los insultos con que me increpaban cuando estaban a distancia segura, terminaron por atacarme los nervios muy en serio. Los jóvenes monjes budistas eran de largo los peores. Eran varios miles los que había en la ciudad y ninguno parecía tener otra cosa que hacer, aparte de plantarse en las esquinas a mofarse de los europeos». Orwell nació en la India británica, en 1903, con el nombre de Eric Arthur Blair y fue policía en Birmania. Su madre era de ascendencia francesa, nacida en Birmania, su padre había sido un alto funcionario del imperio, y uno de sus antepasados había sido dueño de esclavos en Jamaica. Él cambiaria su nombre y apellidos y se convertiría en un feroz crítico del despotismo. Lo que cuenta en muchos relatos no es necesariamente autobiográfico, sino más bien vivencial. Igual que el oficial de esta historia también odiaba su trabajo y detestaba al imperio, simpatiza con el pueblo birmano: «Todo esto era desconcertante y perturbador. Porque en ese momento ya había decidido que el imperialismo era algo malo y que cuanto antes dejara mi trabajo y me marchara, mejor. En teoría —y en secreto, por supuesto— estaba totalmente a favor de los birmanos y en con-

tra de sus opresores, los británicos. En cuanto al trabajo que desempeñaba, lo odiaba con más amargura de la que quizás pueda expresar. En un trabajo así se ve de cerca el trabajo sucio del Imperio. Los miserables prisioneros acurrucados en las pestilentes jaulas de los calabozos, los rostros grises y acobardados de los convictos de larga condena, las nalgas marcadas de los hombres que habían sido azotados con bambúes; todo esto me oprimía con una intolerable sensación de culpa. Pero no podía poner nada en perspectiva. Era joven y poco educado, y había tenido que resolver mis problemas en el silencio absoluto que se impone a todo inglés en Oriente».

El oficial tiene, pues, sentimientos encontrados, sufre sus contradicciones. Sabe que es un instrumento de un régimen de opresión, pero también sueña con vengarse de aquellos que lo someten diariamente al escarnio y en el fondo también los desprecia. No deja de ser un soldado del imperio:

«Todo cuanto alcanzaba a saber con claridad es que estaba atrapado entre mi odio contra el imperio a cuyo servicio tra-

bajaba y mi ira contra el espíritu malvado de las bestezuelas que trataban de hacerme la vida imposible. Una parte de mi ánimo consideraba el Raj Británico como una tiranía de la que era imposible huir, algo cerrado a cal y canto, in sœcula saeculorum, impuesto sobre la voluntad de los pueblos postrados; con otra, pensaba que la mayor alegría del mundo sería seguramente clavarle una bayoneta en las entrañas a un monje budista». Las ideas del narrador son explícitas. No oculta su antipatía por el militarismo, el imperialismo, los regímenes despóticos. Sabe que deforman la mente y los pensamientos, que lo que ocurre a su alrededor es producto de circunstancias que escapan a su control. El ser humano está atrapado entre sus principios y sus obligaciones, entre las cosas que desea hacer y las que se ve obligado a hacer.

Un mal día, al oficial lo llama por teléfono un subinspector birmano para decirle que un elefante había escapado y estaba haciendo daño y le pide amablemente que fuera al lugar de los hechos a ver si podía hacer algo.

«No era, obviamente, un elefante sal-

vaje, sino domesticado, que se había vuelto loco. Había sido encadenado, como sucede con los elefantes machos domesticados cuando se espera que les sobrevenga el consabido ataque de locura más o menos pasajera que por aquellas tierras llaman must, pero la noche anterior había roto la cadena y había escapado».

El oficial no tiene, en principio, la intención de hacerle daño al valioso animal. Pero cuando sale en su búsqueda se le acercan varios birmanos que le hablan «de las fechorías del elefante», que estaba acabando con todo lo que se le ponía en el camino. Más adelante, en una aldea miserable, encontrarán un cadáver:

«Rodeé la choza y vi el cadáver de un hombre aplastado de manera grotesca en el barro. Se trataba de un indio, un culí negro, dravidiano, semidesnudo, muerto hacía pocos minutos. Los testigos decían que el elefante lo había atacado de manera súbita cerca de la choza; lo atrapó con su trompa, le puso una de sus patas en la espalda y lo apretó contra el suelo, arrastrándolo. Era la estación de lluvias, la tierra estaba suave y había abierto con su cara una zanja de un pie de profundidad y un par de yardas de largo. Yacía sobre el abdomen con los brazos en cruz y la cabeza doblada hacia un lado. Su rostro estaba cubierto de fango, con los ojos abiertos, y los dientes desnudos, con una expresión de insoportable agonía. (A propósito, nunca me digan que los muertos lucen en estado de paz. La mayoría de los cadáveres que he visto reflejaban el espanto de la muerte). La fricción de la enorme pata de la bestia había rasgado la piel de su espalda tan limpiamente como se puede despellejar un conejo. En cuanto vi al muerto, envié a un ordenanza a casa de un amigo cercano a pedirle prestado un rifle para elefantes».

Ahora las cosas comienzan a cambiar. El ordenanza volvió con el rifle y cinco cartuchos y al poco tiempo encuentran al animal. Todavía el oficial no está convencido de la necesidad de matar al elefante, pero a su alrededor se ha congregado una multitud y el oficial siente la presión. Por primera vez se ve a sí mismo con sus propios ojos:

«Allí estaba yo, el hombre blanco con su arma, de pie frente a una multitud de nativos desarmados —un aparente actor principal; que en realidad era una marioneta absurda, empujada de aquí y allá por la voluntad de aquellas caras amarillas detrás suyo—. Percibí en ese momento que cuando el hombre blanco se vuelve un tirano es su propia libertad la que destruye. Se convierte en una suerte de muñeco vacío, la figura convencional de un sahib. Porque su poder está condicionado a que malgaste su vida tratando de impresionar a los “nativos”, de modo que en cada crisis deba hacer lo que ellos esperan de él. Usa una máscara, y su cara debe crecer para alcanzar su talla. Me había comprometido a matar el elefante cuando mandé a buscar el rifle». l

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Apuntes de infraestructura

El infierno al lado: Haití visto desde la orilla dominicana

PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com

Aveces tengo la impresión de que Haití no existe. Que es una metáfora, un espejismo oscuro, una pesadilla que se repite en el corazón mismo del Caribe; apenas a unos metros de playas turquesas, de zonas francas, de cadenas hoteleras donde te sirven piña colada y se baila bachata. Que es un delirio tropical vuelto realidad y que ahora nadie sabe cómo exorcizar. Pero no. Haití existe. Existe en su desolación, en su ruina, en ese espectáculo macabro de un país tomado por bandas criminales que secuestran, violan y asesinan a plena luz del día mientras los noticieros del mundo, si acaso, le dedican treinta segundos de lástima. Yo lo he visto. No el Haití turístico –ese apenas existe–, sino el otro: el verdadero, el de la miseria sin nombre. Lo vi por primera vez, hace muchos años, desde un jeep que recorría el cordón fronterizo entre Dajabón y Juana Méndez. Lo recuerdo todo: las casuchas de hojalata, los niños descalzos, el olor agrio de la pobreza mezclado con el humo de fogones de leña. Recuerdo también el silencio, un silencio lleno de resignación, como si la esperanza hubiese muerto hace tiempo, y lo único que quedara fuera sobrevivir. ¿Cómo se llega a eso? ¿Cómo un país, una república que fue la primera en abolir la esclavitud y derrotar al ejército napoleónico, acaba convertido en una tierra sin ley, sin Estado, sin alma?

La respuesta no es sencilla. Hay quien prefiere echarle la culpa al colonialismo francés, que dejó una herencia brutal de latifundismo, violencia y aislamiento. Otros señalan a los terremotos, a los huracanes, al infortunio geológico. Algunos más acusan al imperialismo estadounidense, que ocupó el país en 1915 y lo manejó como un protectorado durante casi dos décadas. No les falta razón. Pero si todo se redujera a causas externas, Haití sería un país lleno de excusas, no de cadáveres.

La verdad incómoda es que el pueblo haitiano también ha tenido su cuota de responsabilidad en el desastre. Sus élites –cuando las ha tenido– han sido corruptas, ineptas y a menudo criminales. Su vida política ha oscilado entre el caudillismo militar y la anarquía tribal. En más de dos siglos de independencia, ha

habido apenas una docena de años de estabilidad institucional, y ninguno de verdadero desarrollo. ¿Cómo explicar, si no, que cada vez que una misión internacional se retira (la MINUSTAH, por ejemplo) el país regrese al caos con la velocidad de una peste?

Desde el otro lado de la frontera, los dominicanos miran con una mezcla de espanto, condescendencia y hartazgo. ¿Qué se puede hacer con un vecino en ruinas? ¿Cerrar la puerta, construir un muro, mirar hacia otro lado? o, quizás, ¿abrir los brazos, aceptar a los migrantes, cargar con la cruz de una nación ajena? Ninguna opción es buena. La primera, por inhumana. La segunda, por suicida.

Y sin embargo, la realidad no da tregua. En los últimos años, cientos de miles de haitianos han cruzado la frontera –algunos legalmente, muchos no– en busca de lo que ya no pueden tener en su país: trabajo, comida, seguridad. La presión migratoria es brutal. Las escuelas públicas dominicanas están saturadas. Los hospitales colapsan. En barrios enteros de ciudades fronterizas, como Elías Piña o Pedernales, el español ha sido desplazado por el creole. Y mientras tanto, organismos internacionales –que no han sido capaces de reconstruir Haití– insis-

ten en que la República Dominicana debe ser “solidaria”, como si pudiera cargar con un país entero sobre los hombros. No es racismo. No es xenofobia. Es, sencillamente, sentido común. ¿Puede una nación de once millones de habitantes absorber a otra de igual tamaño, en estado de bancarrota social? ¿Puede hacerlo sin que se desplome su economía, su paz, su cultura? La respuesta, por más políticamente incorrecta que sea, es no. Rotundamente no.

Lo que Haití necesita no es una caridad perpetua, ni una fusión binacional disfrazada de cooperación. Necesita instituciones. Necesita orden. Necesita un Estado. Y eso, lamentablemente, no se lo puede dar ningún vecino, ni siquiera uno bien intencionado. Se lo tiene que dar él mismo, con ayuda del mundo, sí, pero también con responsabilidad propia. Como escribió Jean Price-Mars, uno de los pocos pensadores lúcidos que ha dado ese país: “Haití será lo que los haitianos decidan que sea”. Por ahora, no han decidido nada.

Algunos han propuesto soluciones extravagantes. Volver a África, por ejemplo. Recuperar las raíces culturales perdidas, reencontrarse con el mundo ancestral del que fueron arrancados por la trata esclavista. La idea, aunque poética, es absurda.

Haití no es África. Es el Caribe. Sus ciudadanos han nacido allí, han luchado allí, han sufrido allí. Mandarlos de vuelta sería repetir, con otros medios, la brutalidad de los negreros. Sería una limpieza étnica disfrazada de redención histórica. Lo que sí se puede –y se debe– hacer es trazar límites. La República Dominicana tiene el derecho –y el deber– de defender su soberanía. De proteger sus fronteras. De deportar a quienes entren ilegalmente. De negarse a pagar la factura moral que otros, durante siglos, han firmado y abandonado. Pero puede hacerlo sin odio. Con firmeza, sí, pero sin perder la brújula de la civilización. Porque, en el fondo, lo que está en juego no es sólo el destino de Haití, sino el de toda la región. Un país sin ley en medio del Caribe es una bomba de tiempo. Si cae del todo –y estamos cerca–, el problema dejará de ser dominicano. Será continental. Y entonces, cuando las bandas crucen fronteras, cuando los flujos migratorios colapsen sistemas enteros, cuando las epidemias y el tráfico de armas se vuelvan incontrolables, el mundo tal vez recuerde que hubo una vez un país llamado Haití, al que se dejó solo demasiado tiempo.

Pero entonces, probablemente, ya sea tarde. Para todos. l

Haití en los días actuales, bajo el dominio de las bandas armadas. F.E.

El Caribe. Diversidad y mestizaje

M.A. MARÍA DE LAS NIEVES FALS FORS ESTANCIA DE DOCTORADO EN CIENCIAS

HUMANÍSTICAS DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO. mfalsfors@gmail.com

Existe un mar, cuyas olas lamen las costas del centro de América, un espacio de agua rodeado de islas mayores y menores, que se comunica a través de caminos marítimos con ese Océano Atlántico que atravesó con sus carabelas en 1492 un genovés llamado Cristóbal Colón, junto a un grupo de aventureros españoles. Al llegar, se encontraron pedazos de tierra de los que antes no sabían, a los que bautizaron con nombres castizos, desconociendo aquellos que los pueblos originarios les habían asignado: Guanahaní fue llamada San Salvador y a Cuba la denominaron Juana. A la isla Bohío, la llamaron La Española y a Borinquen, San Juan Bautista o Puerto Rico. Así, Yamaya fue convertida en Jamaica, Matinino en Martinica, Arubeira en Aruba.

Pronto llegaron Gran Bretaña, Francia, Holanda a reconquistar lo conquistado por España a través de guerras imperiales. Las potencias en pugna se enfrentaron por un dominio efímero, “extinguieron” a la población indígena, trajeron como esclavos a negros jóvenes de la lejana África.

Pero poco a poco estas poblaciones se mezclaron, los taínos y caribes sobrevivientes se juntaron con involuntarios inmigrantes de piel de ébano. Los españoles se amancebaron con “indias” y con “negras”. Los llamados “blancos de la tierra”, mulatos, zambos, pardos, fruto de estos encuentros, fueron colonizados culturalmente, en un mundo dividido en castas que privilegiaba la blancura de la piel como requisito para el ascenso social. En la medida en que cada territorio del Caribe fue pasando a ser posesión de una metrópoli diferente y hostil a las demás, los nacidos en estas tierras copiaron esos mismos distanciamientos. Unos quisieron ser españoles otros se sentían ingleses o franceses, aunque su piel oscura le devolviera una imagen distinta al mirarse al espejo.

vos, 40,000 libertos y 30,000 blancos” (1983, p. 114)

La colonia española de Santo Domingo tenía una esclavitud patriarcal, cruel como toda opresión, pero menos virulenta. Su población fue mezclando sus raíces, fundamentalmente las españolas y africanas, y dio lugar en su evolución a un pueblo nuevo, el dominicano.

Cuba fue colonia de España hasta 1898. Un inmenso cañaveral se extendía en la mayor parte de sus campos y allí la escla-

bió estas palabras en Montecristi el 25 de marzo de 1895 dirigidas a Federico Henríquez y Carvajal, poco antes de su viaje sin retorno a Cuba, donde murió luchando por la independencia: “De Santo Domingo ¿por qué le he de hablar? ¿Es eso casa distinta a Cuba? ¿Usted no es cubano y hay alguien que lo sea mejor que usted? ¿Y Gómez no es cubano? ¿Y yo qué soy y quién me fija suelo? Hagamos por sobre el mar, a sangre y cariño, lo que por el fondo de la mar

¿Qué nos une, qué nos diferencia? ¿Qué nos acerca, qué nos aleja?

Nos alejan a unos y a otros las lenguas disímiles de nuestras ex metrópolis, las huellas de los diferentes sistemas de explotación colonial, el colonialismo cultural que nos hace olvidar a veces quienes somos para tratar de ser lo que nunca seremos: petimetres en París, ingleses de piel incolora en York, hijos de la España del tratado de Basilea y de la Anexión de 1861.

abolida en 1886. Esa isla, larga y estrecha, tenía grandes diferencias regionales: una Habana cosmopolita, un Camagüey hatero y culto, un Santiago de Cuba, que se acercaba más a lo caribeño debido, entre otras causas, a las migraciones franco-haitianas y al intercambio cultural con la República Dominicana.

Las formas de explotación colonial no eran las mismas en los territorios del Caribe. Las plantaciones de Jamaica llegaron a reunir cerca de 300 mil esclavos duramente tratados. Según una tabla ofrecida por Valentina Peguero y Danilo de los Santos, para 1789 el porciento de habitantes en Saint Domingue según su condición social era: “500,000 escla-

¿Y qué decir de Puerto Rico, ese borinquen-nación que nunca ha podido ser estado independiente, poseedor de rasgos culturales muy propios que no han logrado ser borrados?

El pensamiento antillanista de Lola Rodríguez de Tió, de Emeterio Betances y de Eugenio María de Hostos, se unió con el del dominicano Gregorio Luperón y el del cubano José Martí, quien escri-

fuego andino” (pp. 111-112)

Sin embargo, a pesar de esa ideología que acercó a las excolonias del Caribe insular español, existió y existe un gran desconocimiento de las culturas de esos otros Caribes: anglófono, francófono o en el que el papiamento reina como lengua común. Esos “espacios vacíos” necesitan ser llenados, para verdaderamente poder responder la pregunta que una vez me hizo nuestra maestra Yolanda Wood: “¿De qué Caribe estás hablando?”, a esta, agrego nuevas preguntas: ¿Del Caribe francófono, de la negritud radical de la Martinica de Aymée Césaire, del hispanoparlante Caribe mulato de Nicolás Guillén y su Son entero, o el del Trópico picapedrero del dominicano Manuel del Cabral?

Nos acercan esos habitantes de África que fueron traídos como esclavos y que nos dieron sus saberes, sus mitos, su andar, sus bailes, su concepción del mundo y que convirtieron su legado en parte innegable de nuestras raíces culturales, junto con la hispana y la in-

Nos acerca ese pasado en el que fuimos parte de los imperios europeos, que nos hicieron similares y al mismo tiempo distintos. Nos acercan también esos espacios azules llamados agua y cielo, el clima, la luz, los huracanes que a veces nos asolan y nos dejan destrucción y tristeza, nos acerca además la alegría, el jolgorio, la felicidad simple de estar vivos y de ver ese colorido amanecer que, desde las ventanas en Londres, de París, de Ámsterdam o de Madrid, nunca ha podido ser visto. El Caribe es así, lluvia y sol, integración y olvido, todo mezclado, todo cocido en el ajiaco, en el sancocho, en la caldosa, en el contrapunteo cubano entre el tabaco y el azúcar del que habló Fernando Ortiz, sumergido entre los Gobernadores del rocío de Jacques Roumain, mitificado en El Monte de Lidia Cabrera y originario en La tierra escrita de Aída Cartagena Portalatín. El Caribe es un hogar común con muchas estancias, con muchos espacios que debemos descubrir, un hábitat cultural heterogéneo, un mar de diversidad y puntos de encuentro.

Referencias:

De los Santos, D., y Peguero, V. (1983). Visión General de Historia Dominicana. Editora Corripio. Martí, J. (1895). Carta a Federico Henríquez y Carvajal. En José Martí: Obras completas (Vol. 4. Editorial de Ciencias Sociales.

Pérez, I. (2019). En mi Isla 1 [Óleo]. De la serie Nuestras Hermanas. Colección Privada. l

Centro estudios caribeños. PUCMM.

En mi Isla 1 (2019). De la Serie Nuestras Hermanas. Autora Iris Pérez.

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Central de Datos

elCaribe y los ecos de la libertad: lo que

contaron los sobrevivientes del 14 de Junio 1959

Excombatientes y documentos de la época reconstruyen el valor y los errores de la lucha antitrujillista; testimonio de quienes desafiaron a Trujillo y sobrevivieron para contarlo

El 14 de junio de 1962, el país rindió homenaje a los mártires de la gesta libertadora con ofrendas florares y desfiles. Viudas, madres y la Agrupación 14 de Junio recorrieron la calle El Conde. OGM

SERGIA MERCADO smercado@elcaribe.com.do

Hace hoy 66 años, un grupo de combatientes desembarcó en Constanza, Maimón y Estero Hondo con la firme determinación de poner fin a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Fue el 14 de junio de 1959 cuando se escribió una de las páginas más valientes de la historia dominicana. Aunque la expedición fue derrotada militarmente, sembró una semilla de esperanza que encendió para siempre la llama de la resistencia contra la tiranía.

En esta entrega, Zona Retro rememora aquella gesta heroica y revive el momento en que, tres años después, el 14 de junio de 1962, se comenzó a hablar abiertamente del tema. Durante la dictadura, el silencio fue impuesto por el miedo y la represión; pero con el inicio de una nueva etapa democrática, la memoria de los héroes del 14 de junio empezó a ocupar el lugar que merecía en el corazón del pueblo dominicano.

Sobrevivientes que narran la historia En una entrevista publicada por El Caribe el 14 de junio de 1962, dos sobrevivientes de la expedición, Mayobanex Vargas y Vargas y Poncio Pou Saleta, junto con las declaraciones de Juan Isidro Jimenes Grullón, uno de los ideólogos de la lucha, ofrecieron detalles hasta entonces desconocidos por la prensa y brindaron testimonios sobre la travesía por la selva, la persecución, las torturas y el sacrificio de sus compañeros. También hablaron del espíritu inquebrantable que los sostuvo durante aquella gesta histórica. Vargas y Vargas, quien integró el equipo que aterrizó por Constanza la tarde del domingo 14 de junio de 1959, expresó que el mayor compromiso con los héroes caídos es continuar su lucha por la libertad. “Muchos de esos hombres murieron en las cárceles tras levantar sus voces contra la tiranía, inmolándose en nombre de la libertad y la dignidad nacional. Si lo hacemos así, ha-

Parte de los 67 ataúdes con los restos inhumados en el Centro de los Héroes caídos de Constanza, Maimón y Estero Hondo en el convento de Dominicos, 22 de junio 1962. OGM

bremos cumplido con la Patria y con la memoria de sus mejores hijos”, afirmó.

Según relató, formó parte del grupo de cinco voluntarios encargados de cubrir la retaguardia durante el desembarco. Varios días después, fue seleccionado por el comandante Delio Gómez Ochoa para dirigir la vanguardia del segundo frente guerrillero, confirmando su pertenencia al colectivo comandado por Gómez Ochoa.

Indicó que habían partido desde Cuba, donde se entrenaron en el campamento militar Mil Cumbres, en Pinar del Río. En su análisis del fracaso militar de la expedición, sostuvo que uno de los factores determinantes fue la falta de apoyo interno, “el campesino dominicano estaba ciego por una propaganda sistemática que durante años le había anonadado todo sentido de protesta y cuando nos vio llegar consideró que aramos extranjeros y no dominicanos, que veníamos a turbar la llamada paz de Trujillo”.

En ese mismo sentido, lamentó que muchos sectores políticos no se unieran al esfuerzo libertador: “Los politiqueros se dividieron cuando más se necesitaba unidad.

La gesta heroica de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en su trastienda no estuvo exonerada de los apetitos, la improvisación, el divisionismo y de males que a la postre conspiraron contra el triunfo de esa empresa liberadora”.

Pese a todo, Vargas y Vargas afirmó que la expedición cumplió con su papel histórico: “Fracasó el intento militar, pero históricamente triunfamos. Una juventud de combate surgió como continuadora de nuestra lucha: me refiero al movimiento clandestino de ayer, hoy pujante Agrupación Política 14 de Junio”.

Sobre las vicisitudes vividas durante la incursión, el combatiente narró con crudeza: “Pasé todo lo malo que puede experimentar un ser humano: hambre, desesperación, incertidumbre, ver morir a los compañeros, los inolvidables bombardeos aéreos que nos exasperaban... era una vorágine. Pero por encima de todos esos obstáculos, lo más trascendental fue que en ningún momento decayó en nosotros el espíritu de lucha”.

Luego de su captura, fue trasladado a la base aérea de San Isidro, donde fue some-

tido a interrogatorios y torturas. En uno de esos encuentros, relató que fue cuestionado por Ramfis Trujillo, quien, al finalizar, le dijo: “Primera vez en mi vida que hablo con un cadáver”. A lo que Vargas respondió con firmeza: “Muchas gracias”.

Posteriormente, fue llevado a La Cuarenta, uno de los centros de tortura más temidos del régimen, y luego a la cárcel de La Victoria, donde pasó siete meses en solitario. Allí sufrió torturas mentales y físicas, con una alimentación precaria basada apenas en harina.

Tras el ajusticiamiento de Trujillo, recordó que Petán Trujillo intentó matarlo como “despedida”. “Los Trujillo, en su sadismo extremo, se caracterizaban por despedirse criminalmente. Ahí está el ejemplo de los heroicos hombres del 30 de mayo”, expresó.

Finalmente, consideró que fue la opinión pública internacional la que salvó su vida y la de los demás sobrevivientes de la expedición.

Designan avenida de Los Mártires

Tres años después del desembarco, el 14 de junio de 1962, el país comenzó a rendir homenaje a los mártires de junio. En uno de los recortes investigados para realizar este trabajo, conservados en el archivo histórico de este diario, OGM, Central de Datos, reseña que el Ayuntamiento del Distrito Nacional develó una tarja de bronce como un tributo permanente a los caídos, y designó una importante vía de la ciudad capital con el nombre Avenida de los Mártires, antigua Cuarenta, ubicada en el sector de Cristo Rey donde estuvo instalada una de las peores casas de tortura del trujillato. El acto contó con la presencia de varias personalidades, entre ellos, Salvador Sturla, síndico; Julio Postigo, vicepresidente del cabildo y los regidores, Robinson Ruiz López, Manuel Fernández Mármol, Frank Perdomo Vidal y Eradio Paniagua. También asistieron, familiares de los mártires. En la próxima semana, si Dios lo permite seguiremos con los demás testimonios. Continuará… l

Guillermina Puig Subirá, presidenta de la Fundación Héroes de Constanza, habla al inaugurarse la calle ‘14 de Junio de 1959”.
Homenaje a los Héroes que encendieron para siempre la llama de la resistencia contra la tiranía trujillista. OGM

crítica arte

LILIAN CARRASCO

lilycarrascor@hotmail.com

La Galería de Arte Nader recibe reconocimiento del Senado II

Con los años, la Galería de Arte Nader ha ampliado su proyección internacional, participó en ferias de renombre como Art Miami. Los hijos de Yvonne y Roberto Nader —Francisco, Jazmín, George y Gary— han continuado el legado familiar, y llevaron el arte dominicano a escenarios internacionales, también participaron en prestigiosas casas de subastas como Sotheby’s y Christie’s.

En 1993 se inauguró una nueva sede de la galería en la Torre Don Roberto, ubicada en la calle Rafael Augusto Sánchez, en el sector de Piantini, aunque mantiene simultáneamente la emblemática ubicación en la calle Atarazana.

George Nader ha desempeñado un pa-

pel esencial en la proyección del arte dominicano. Por su parte, Gary Nader ha sido un ferviente promotor del arte latinoamericano, ha organizado exposiciones y subastas, como la realizada en 2012 en el marco de la presentación del “Masterpieces from the Bernardo Collection” y la subasta organizada conjuntamente con la Fine Art Auction Miami, a propósito de Art Basel. Desde su galería en Miami, Gary trabaja activamente para posicionar la ciudad como un epicentro cultural.

Bajo la dirección de Francisco Nader, la galería ha mantenido su relevancia como plataforma del arte latinoamericano, al participar en ferias internacionales en ciudades como Dubái, Madrid, Shanghái, Bruselas, Bogotá y Nueva York. En 2010 fundó la Feria Internacional de Arte -FIARTE-, que tuvo su origen en 2009 bajo el nombre FIART.

FIARTE ha trascendido fronteras, participando en eventos como ArtForo, ExpoDubái y la Feria Universal de Comercio en los Emiratos Árabes Unidos. En 2024, se celebró en Blue Mall Punta Cana.

De modo que el reconocimiento del Senado de la República Dominicana a la familia Nader destaca su contribución al desarrollo cultural del país y la proyección del arte dominicano a nivel internacional.l

crítica cine

ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com

The Wonder

La película es una reflexión para destacar las cosas que nos unen por encima de las que nos separan y, por tanto, es una oda a la empatía. Explora el conflicto entre la fe y la razón, así como los límites de la creencia y la ciencia, que puede verse desde diferentes perspectivas: como opuestos irreconciliables, como fuerzas complementarias, o como elementos en tensión que han evolucionado a lo largo de la historia del pensamiento. El telón de fondo para plasmar la historia es la Irlanda de mediados del siglo XIX, cuando los conceptos filosóficos y religiosos dominantes mostraron un amasijo de influencias tradicionales y emergentes tales como el empirismo y el racionalismo con enfoques en la experiencia sensorial y la razón. Por su parte, el romanticismo destacó la importancia de la emoción y la naturaleza frente a la razón. En cuanto al positivismo de Auguste Comte, proponía que el conocimiento auténtico se basa en la experiencia empírica y en el método científico. Como alegoría, la película enseña que muchas personas se encontraban en una encrucijada entre sus creencias religiosas y sus creencias científicas, lo que generaba tensiones y debates en la sociedad. Vemos, sin embargo, que la religión aún desempeñaba (y desempeña hoy) un papel importan-

el libro vive

FRANK NÚÑEZ

franknunez463@gmail.com

La escritora Aída Trujillo

Ricart

Fue un honor para quien escribe haber conocido a la brillante escritora Aída Trujillo Ricart, con quien compartimos en una histórica tertulia en las oficinas de la Editorial Santuario, en los tiempos en que ganara el Premio Anual de Novela que auspicia el Ministerio de Cultura de la República Dominicana. Ahora que leemos la noticia de su muerte en periódicos locales y españoles, nos satisface haberle expresado en vida nuestra admiración a su persona y a su obra, por su calidad literaria y su don de gente.

desde mi ventana

SANTIAGO

ALMADA

salmada@elcaribe.com.do o

Desmentidos de buena fuente

Cuando leo que un funcionario o una autoridad cualquiera “sale al cruce de rumores infundados” o denuncia “campañas orquestadas por oscuros intereses” tiendo a pensar, como la mayoría, que no hay nada más confirmatorio que una desmentida oficial porque, aunque se desmienta lo que sea, nadie se lo cree.

te en la vida de la gente, e influye en sus decisiones y comportamientos. En el filme, la relación entre Lib y Anna (protagónicos) refleja el conflicto entre la fe y la razón. Lib comienza con escepticismo, intenta encontrar una explicación lógica para el ayuno de Anna, mientras que esta se aferra a su fe. La desconfianza mutua inicial se transforma en empatía a medida que Lib ve la sinceridad de la creencia de Anna. Sin embargo, el descubrimiento de la verdad detrás del ayuno pone a prueba su relación. Al final, ambas encuentran un punto medio y se transforman mutuamente. La película muestra cómo la evolución de la relación entre las protagonistas Lib y Anna es fundamental para la trama. Nota importante al margen: en esta época, el nacionalismo irlandés no solo buscaba la independencia política, sino también la preservación de la identidad cultural y religiosa. Interesante el uso de romper la cuarta pared en varias ocasiones para añadir una capa de metanarrativa, que invita a cuestionar lo que vemos y a reflexionar sobre la naturaleza de las historias presentadas. Este recurso cinematográfico permite mostrar que la historia se desarrolla en un set de grabación, y resalta el mensaje principal sobre la percepción de la realidad y la verdad en tiempos de “fake news” y múltiples narrativas en redes sociales. En Netflix. l

HHHH GÉNERO: drama. DURACIÓN: 106 minutos.

La escritora Trujillo Ricart fue premiada por su novela A la sombra de mi abuelo, lo que provocara la vocinglería de manipuladores e ignorantes que calificaban la obra sin leerla de hacer promoción a la figura del dictador Rafael Leónidas Trujillo, padre del progenitor de la novelista, Ramphis Trujillo Martínez. En un momento la brillante dama llegó a comentarnos entre risas: “Ya me tienen jarta con Trujillo” a lo que respondimos “y a mí también”.

La novela A la sombra del abuelo toca un tema familiar y humano fácil de asimilar para quienes ven en la literatura un recurso sensibilizante que contribuye a la comprensión de la vida más allá de las estrechas visiones políticas e ideológicas, generadoras de mitos urbanos que impiden el análisis científico de los hechos históricos. Ningún nieto es responsable del comportamiento de un abuelo, haya sido éste un “diablo a caballo” o un “santo niño de Atocha”.

Recordamos por aquí la valentía del entonces ministro de Cultura, José Rafael Lantigua, quien se comportó como un mocano auténtico al no dejarse chantajear por los manipuladores e ignorantes que se mantienen promoviendo la idea de que “Trujillo ha sido el hombre más malo de este mundo”, como si muchos otros que se robaron el patrimonio construido por la dictadura fueran angelitos. Lo que demostró el Nobel peruano Mario Vargas Llosa fue que el dictador es “el chivo expiatorio” de una sociedad enferma.

Los verdaderos escritores deben valorar a la homóloga fallecida por su obra, al margen del apellido.l

Don Australio Pithecus elucubró alguna vez, en sus manuscritos crípticofilosóficos, frases que hubieran hecho historia si cuando se produjeron los hechos desmentidos hubiesen existido los medios masivos o redes sociales. Veamos algunos: “La relación de la corona francesa con sus súbditos están en su mejor momento y no hay motivos para pensar que se producirán disturbios en las calles de París el 14 de julio”, Luis XVI, rey de Francia.

“No es cierto que esté pensando en arriesgar la vida de mi hijo con un disparo de una flecha a una manzana sobre su cabeza. Esto es un infundio”. Guillermo Tell.

“Mi actual esposo y yo nos llevamos muy bien y ninguno de los dos ha pensado jamás en el divorcio”. Lucrecia Borgia. “Nunca he pensado en aventurarme en ningún viaje incierto para buscar un paso hacia las Indias orientales”. Cristóbal Colón.

“Jamás me he planteado emprender ninguna aventura bélica contra Europa ni mucho menos arriesgar mis tropas en batallar contra la lejana Rusia”. Napoleón Bonaparte.

“No es cierto eso de que yo siempre me lavo las manos, a veces también me lavo los pies”, Poncio Pilatos.

“El único objetivo de mis libros es el placer de la lectura, no disfrutar del sufrimiento de nadie”. Marqués de Sade. Decía el sabio catedrático que los desmentidos, además de confirmar como cierto lo que se desmiente, suelen ser material para los humoristas, lo cual es indudablemente cierto si recordamos algunos gazapos de ciertos presidentes latinoamericanos como Menem o Macri, pero, en tren de imaginar, el profesor Australio Pithecus elaboró otros desmentidos más actuales que no se atrevió a publicar por temor a represalias judiciales: “Alemania es un país de vocación pacífica”, Adolf Hitler. “No es verdad que vayamos a atacar a Japón con ningún artefacto experimental”, Harry Truman. “Los que dicen que mis novelas son plagios, son personas que han leído más que yo”, Paulo Coelho. Don Australio Pithecus, evidentemente, se reía de los desmentidos. l

CERTIFICO Y DOY FE

Monja civil

Introducción

Voy a comenzar este trabajo sobre el Instituto Secular Nuestra Señora de la Altagracia contando una anécdota de Benito de la Rosa, que es padre de Ana María, y mi hermana, por tanto. Ella es virgen consagrada en el mundo y perteneciente a este instituto de Nuestra Señora de la Altagracia. Él siempre le decía: “Mi hija monja”. Ella le respondía: - “Papá, yo soy una laica consagrada en el mundo, vivo del sudor de mi frente y no tengo que vivir en un convento, como las monjas”. Él le respondía: - “Ombe, tú eres una monja civil”.

Las vírgenes consagradas siempre han existido en la Iglesia. Desde sus inicios. Pero no usan hábito, visten civilmente. San Pablo, en su I Carta a los Corintios, habla de ellas. Pero hay que decir que la forma más conocida de este estilo de vida son las monjas, en sus conventos, viviendo en comunidad, unas activas y otras contemplativas. Pero en realidad existen otras maneras de vivir la virginidad consagrada, en sus otros dos votos de pobreza y obediencia, como son los Institutos Seculares, que son organizaciones con superiores propios. Y las vírgenes que se consagran, permanecen en sus casas y dependen, como sus superiores inmediatos, de los obispos diocesanos.

Mi hermana, Ana María, como les decía, pertenece al Instituto Secular Nuestra Señora de la Altagracia, viviendo en medio del mundo, yendo como misionera a diferentes partes de este país y al mundo. Les repito que para papá y otras personas, era una monja más, “una monja civil”.

Repito: las vírgenes consagradas han existido siempre, pero las congregaciones de monjas y los Institutos Seculares se han ido creando a través de los siglos. Este, del que les quiero hablar hoy, el Instituto Secular Nuestra Señora de la Altagracia, fue fundado hace justamente en este 2025, 75 años, en República Dominicana, por el sacerdote jesuita José María Uranga, el primero en este país. Ahora tiene presencia en otras partes del mundo. He aquí más datos.

1-Instituto Secular

“Un Instituto Secular es un Instituto de Vida Consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad, y se dedican a procu-

rar la santificación del mundo sobre todo desde dentro de él.” (Código de Derecho Canónico c. 710).

Los institutos seculares son una realidad todavía joven en la historia de la Iglesia. Surgen en la primera mitad del siglo XIX y son aprobados por el Papa Pio XII en 1947 mediante la Constitución Apostólica Provida Mater Ecclesia, y las ulteriores precisiones del Motu Proprio Primo Feliciter de 1948.

Hasta entonces, todas las personas que deseaban consagrarse a Dios tenían que abandonar el mundo y entrar en Religión, bien en una Orden Religiosa, bien en una Congregación. Desde que aparecen los institutos seculares, los laicos que se sienten llamados a través del camino de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, pueden consagrarse así a Dios, sin perder su condición de laico en la Iglesia, santificándose en el mundo y santificando el mundo desde dentro.

2-Las altagracianas, ¿quiénes son ellas?

Mujeres que se consagran a Dios permaneciendo en condiciones ordinarias de la vida, junto a sus familias, solas o en grupos fraternos, para ser sal, luz y fermento en medio del mundo y sus situaciones.

En entrega absoluta a Dios, construyendo la fraternidad y dando pleno sentido al trabajo humano.

3-Breve historia

La plantita del Instituto Secular de Nuestra Señora de la Altagracia fue sembrada por el Padre José María Uranga y Uranga S.J., el 7 de abril de 1950, cual semilla que germina y crece sin que el sembrador sepa cómo.

Sintió el P. Uranga la necesidad de que Dios fuera conocido y amado, que la sociedad se impregnara de los valores evangélicos y hubo muchachas generosas que respondieron y el proyecto se hizo realidad. Estas muchachas pertenecían a la Acción Católica que en esos momentos aglutinaba e impulsaba el celo apostólico de las jóvenes y el P. Uranga, como asesor de las mismas, crea los grupos del “Divino Maestro”. De estos grupos nació el Instituto. Alicia Guerra y Zora Frómeta R. formaban parte de ese grupo. Ellas respondieron al llamado. En 1950, hace 75 años, que la obra comenzó a formarse, se puso bajo el amparo de Nuestra Señora de la Altagracia.

4-¿Dónde están?

Es el primer Instituto de vida consagrada que ha nacido en el país, don de

Dios a la Iglesia y desde aquí proyectado a otras naciones.

Están presentes en la República Dominicana, por supuesto, específicamente en Santo Domingo, con su Casa Central en Los Prados. También en Villa Faro y Gualey. En Santiago de los Caballeros, La Vega, Pedernales e Higüey. En Puerto Rico están en Caguas y Cidra. En Estados unidos están en Brooklyn. En Nicaragua en Río Blanco y Managua. Y en México están en Ciudad Altamirano.

5-¿Qué hacen?

Testimonio de vida desde todas las profesiones y oficios, pastoral juvenil y vocacional, promoción humana, evangelización y catequesis, educación, promoción social y formación de comunidades.

Conclusión

CERTIFICO que todos los datos ofrecidos aquí me fueron ofrecidos por el instituto Secular Nuestra Señora de la Altagracia y yo los recogí en este artículo al cumplir 75 años de su fundación en abril de 2025.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los trece (13) días del mes de junio del año del Señor dos mil veinticinco (2025). l

RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
ARZOBISPO DE SANTIAGO

Los boys: dominicanidad, violencia y nostalgia en la obra de Junot Díaz

JESÚS MARREROR

carlosvalentinemarrero@gmail.com

Dice Lledó en “El silencio de la escritura”: No sería posible escritura alguna si no existiese esa memoria colectiva que se aglutina en cada lengua y que el autor origina y administra. [...] El autor no puede entender los sentidos de su obra, porque él mismo es, hasta cierto punto, un producto de ella.

Encontrar en un texto dominicano elementos compatibles con mi identidad es algo común. Ahora bien; encontrar de forma detallada aspectos que profundicen en la condición de ser dominicano es otra cuestión, una cuestión que te obliga a caer de bruces sobre un reguero de traumas colectivos, traumas que atañen a la dominicanidad y luego lo latino desde un contexto contemporáneo.

“Los boys” de Junot Díaz: es un tratado de shocks y vivencias escrito a manera de espejo para lectores nostálgicos de los noventa pa’bajo, para esos que aún tienen un niño abimbao por un padre escaso de palabras en el subconsciente y desnutridos de amor de madre; en caso de tenerlos, porque los padres sacrifican una crianza saludable por una economía lo suficientemente aceptable como para no morir de hambre, una vivencia que solo deja víctimas silentes a diestra y siniestra y moldea la forma de vivir del dominicano promedio. En cada una de sus facetas, los personajes de “Los boys” más que vivir, parece que sobreviven.

La experiencia literaria nos enseña que el único objeto real, en cualquier forma de escritura, es la escritura misma. El nombre del autor sólo es ya, en el dominio de la historiografía, la excusa para buscar posibles contextos, o para poner en relación otros escritos y construir nosotros, desde ellos, el nuestro. Porque el autor, en el curso de la tradición, nos sirve para engarzar, por medio de él, los eslabones de una memoria que, individual o colectivamente, alimentan la historia, más o menos abstracta, de la que el texto es eco. (Lledó, El silencio de la escritura 1998, p. 90):

Mami nos mandaba a Rafa y a mí al campo todos los veranos. Ella trabajaba de sol a sol en la fábrica de chocolate, y no tenía ni tiempo ni energía para cuidarnos durante los meses en que no había clase. Rafa y yo nos quedábamos con nuestros tíos en una pequeña casa de madera que estaba en las afueras de Ocoa. (Díaz, 2009, p. 5)

En definitiva, la figura paterna (semiausente) juega un papel hostil y primordial en el desarrollo de los personajes de Junot, los cuales desde que comienza su desarrollo (de personaje) convierten en caos la manera en la que sus personas se comunican, y nos dejan frente a uno de

esos textos que ahondan en la violencia en todas sus facetas y que por mucho tiempo fue normalizada a tal grado de que se convierte en marca país.

El dominicano es dominicano de aquí a China.

El uso de signos privados se convierte en un símbolo universal y logra transmitir de manera eficaz, tanto para los contextualizados como para esa otra minoría que accede al texto por mero placer. Podemos considerar esta obra como un estudio social de peso que el tiempo mismo ha guardado y guardará su esencia para algunas generaciones desconocedoras de antiguas relaciones morales.

En “Los boys” predominan tres estereotipos que engloban todos los aspectos importantes de nuestra identidad y que permiten enriquecer la idea del ejercicio de autoficción, a veces nostálgico, pero siempre lo local catapulta a lo universal.

El campo, la capital y Estados Unidos

Estos ambientes permiten la mudanza tanto física, como la manera en que se desarrolla la violencia. Me di cuenta de que estaba sonriendo, y de pronto mi hermano balanceó el brazo y le partió la botella en la cabeza. Reventó en mil pedazos, con el fondo grueso y entero, que salió rodando como una lente enloquecida. Joder qué leche... dije yo. Ysrael trastabilló y se dio de bruces contra el poste de XXXX). F.E.

una valla que había quedado enterrado en la cuneta. Los añicos de cristal le resbalaban por encima de la máscara. Se volvió en redondo hacia mí y cayó boca abajo. Rafa le dio una patada en el costado, pero no pareció que Ysrael acusara el golpe. Se había apoyado con las palmas de las manos en tierra y estaba pendiente tan sólo de incorporarse. Dale la vuelta, dijo mi hermano, y entre los dos lo hicimos a fuerza de empujones. Rafa le quitó la máscara de un tirón y la arrojó entre los hierbajos. (Díaz, 2009, p. 16)

La ciudad es diferente, en la capital el autor en boca de niño, indica cómo es más fácil el sexo comparado al campo, a pesar de que besar o tener contacto erótico no está mal visto, pero la virginidad era algo precioso en la zona rural, que muestra un aspecto muy importante de cómo se percibía la relación erótica, sus vacíos legales y la percepción de su cumplimiento. Junot tantea una conducta primitiva dominicana para luego enmarcar de relieve los problemas que atañen a la condición humana, viaja a través de las perspectivas sexuales de nuestra cultura y expone su reacción en diferentes ambientes sociales dentro y fuera del país.

Llevábamos una hora viendo aquella nueva película, una vaina que parecía rodada en el apartamento de al lado, cuando me metió mano bajo el pantalón corto. ¿Qué ostias haces?, le dije, pero él no paró. Tenía la mano seca. Yo no perdí de vis-

ta el televisor, estaba demasiado aterrado para mirar. Me corrí enseguida, ensucié los cobertores de plástico del sofá. Me empezaron a temblar las piernas y de pronto tuve ganas de largarme. Él no me dijo nada cuando me fui. Siguió allí quieto, delante del televisor (Díaz, 2009, p. 64).

Para concluir, Junot nos permite viajar a esa República Dominicana ya casi extinta y observar sus valores y antivalores sin ojos de juez. A través de los personajes de “Los boys” demuestra que el acto de escribir autoficción puede brindar herramientas infalibles y contundentes a la hora de explorarnos, y que la cultura es universal sin importar el idioma empleado para describirse o las vicisitudes de sus traducciones.

Díaz, J. (2009). Los boys. Debolsillo. Lledó, E. (1998). El silencio de la escritura. Espasa-Calpe.

Jesús Marrero Nació en Villa Altagracia el 3 de agosto de 1992. Desde pequeño le gusta contar y divagar, a veces imaginando que la vida misma es un género literario que floristea sus azares. Estudia Letras Puras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Amante de la cocina y las cosas extrañas. Primer lugar del premio Joven de cuento FIL.2018, dos menciones de honor en el mismo concurso en el 2017, mención de honor 2019 en el concurso “Camino real” entre otras menciones. l

elCaribe, SÁBADO 14 DE JUNIO DE 2025 elcaribe.com.do

ESCRITORA

En el cruce entre la creación literaria, la lucha por los derechos humanos y la educación transformadora emerge una voz que cuestiona lo establecido: Lauristely Pena Solano, una escritora dominicana que ha hecho de la resistencia un acto creativo y político, que desafía las barreras de un panorama cultural tradicionalmente ex-

“La

11 Cultura

cluyente. Desde Montecristi hasta los espacios académicos y culturales del Caribe, su trayectoria muestra cómo la palabra puede ser tanto un campo de batalla como un medio de sanación. Para la cofundadora de Editorial Anticanon la escritura, la educación y el activismo tienen un enlace inherente; se trata de espacios

de resistencia y ejercicio de poder. Lauristely imagina un futuro en el que las escritoras dominicanas y caribeñas: “Ocupamos el lugar que nos corresponde, por el que hemos luchado: con orgullo y consciencia situada geopolíticamente. Un futuro en el que somos ampliamente leídas, traducidas, premiadas y reconocidas”.

escritura, la educación y el activismo para mí tienen un enlace inherente”

ANN MERCEDES

FOTO: FUENTE EXTERNA

l Desde Montecristi hasta los espacios de lucha cultural y educativa del país: ¿cómo entrelaza la escritura, la educación y el activismo?

l La escritura, la educación y el activismo para mí, tienen un enlace inherente; se trata de espacios de resistencia y ejercicio de poder. Me recuerdo de niña soñando con ser defensora de derechos humanos y escritora, nunca quise ser profesora; sin embargo, heme aquí con una trayectoria como docente. Descubrí en ese rol el mismo sentido de trascendencia que me impulsó a cultivar la escritura y a ejercer el activismo en defensa de derechos colectivos.

l En Abyecta exploras temas de cuerpo, marginalidad e identidad. ¿Cómo ha evolucionado tu voz poética desde ese libro hasta trabajos más recientes como Incorrecta?

l Abyecta es un libro del pensamiento; lo dedico a la filósofa Julia Kristeva porque surge de un diálogo con su texto Poderes del horror. Quise entender sus planteamientos a través de mi propia experiencia como mujer-poeta, a través de la vivencia de habitar un cuerpo signado como “femenino”. Sin embargo, tras siete años, Incorrecta implicó para mí mayor consciencia y conexión con mi ancestralidad; son las voces de mi herencia, completan mi identidad. Surgió de la urgencia, armado con poemas sueltos que había escrito en distintos momentos y no hacían parte de un proyecto en específico. Así surgió Incorrecta, una nueva parte de mi identidad, más dispersa, menos estructurada.

l Como cofundadora del Proyecto y Editorial Anticanon, ¿qué desafíos has enfrentado al visibilizar la literatura escrita por mujeres?

l En Anticanon ignoramos los “desafíos” y nos hemos dado a la tarea de crear espacios, abrir caminos y atravesar fronteras como si estas no existieran. Ángela Hernández me regaló una lección trascendental: “¿Para qué seguir hablando

Lauristely Peña dice que desde niña quería ser escritora, que nunca se imaginó con un título de profesora, pero sin embargo hoy exhibe una trayectoria docente.

Consideración

Hoy la educación crítica se gesta desde instituciones sociales como Proyecto Anticanon, La Ceiba con su programa GEMAS, o la Junta de Mujeres Mamá Tingó”.

Deseo

Imagino un futuro en el que las escritoras dominicanas y caribeñas ocupamos el lugar que nos corresponde, por el que hemos luchado”.

del canon y la exclusión de las mujeres? Mejor vamos a hablar del anticanon, de los valores de la literatura escrita por mujeres”. Los machistófeles dominicanos, encumbrados en su delirio de “importancia”, se burlan de nuestros eventos, cuestionan nuestras iniciativas o se levantan indignados cuando aparecemos para tomar nuestro lugar. Pero hablarte de ellos sería otorgarles importancia que no tienen. Lo que han querido imponernos como barreras, nosotras lo vivimos desde la risa. Cuando se ha pretendido cerrar una puerta para las escritoras dominicanas y caribeñas, nosotras hemos derribado paredes.

l ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

l Desarrollo un poemario titulado El

libro de las maldiciones y un epistolario íntimo. He podido dedicar más tiempo a Editorial Anticanon y sigo trabajando como coordinadora de Proyecto Anticanon, con el apoyo del mejor equipo: Arlene Sabaris, Patricia Minalla, Denisse Español, Michelle Ricardo y Stefany Mariano. Como activista, desarrollé junto a Michelle el podcast Porque Sueño. Como docente, desarrollo el Diplomado de Escritura Creativa Caribeña, mi mayor orgullo.

l ¿Cómo se puede construir una educación crítica, antirracista y feminista dentro de instituciones resistentes al cambio?

l No estoy segura de que la educación crítica, antirracista y feminista sea posible desde dentro de las instituciones estatales. Lo que sí tengo claro es que las organizaciones de la sociedad civil tenemos el poder para lograrlo. Recuerda el año 2000: era prácticamente imposible ir por la calle con el cabello afro. Sin embargo, hemos avanzado muchísimo. Ese avance se lo debemos a organizaciones de la sociedad civil.Hoy, la educación crítica se gesta desde instituciones sociales como Proyecto Anticanon, La Ceiba con su programa GEMAS, o la Junta de Mujeres Mamá Tingó. No contamos con los recursos necesarios para un alcance amplio, pero vamos dando pasos.

l ¿Cómo imaginas el futuro de la literatura y la gestión cultural en el Caribe?

l Imagino un futuro en el que las escritoras dominicanas y caribeñas ocupamos el lugar que nos corresponde, por el que hemos luchado: con orgullo y consciencia situada geopolíticamente. Un futuro en el que somos ampliamente leídas, traducidas, premiadas y reconocidas.

l Si tuvieras que dejarle una sola pregunta al mundo, ¿cuál sería?

l ¿Seré una “buena ancestra”, serán literatura y mis actos serán monumentos de coherencia? En las palabras de Lauristely Peña Solano resuena una verdad fundamental sobre la resistencia cultural en el Caribe: “Cuando se ha pretendido cerrar una puerta para las escritoras dominicanas y caribeñas, nosotras hemos derribado paredes y surcado ‘la maldita circunstancia del agua por todas partes”.

l ¿Qué consejo les darías a jóvenes escritoras y activistas?

l Más que un consejo, me atrevo a recomendar lo que a mí me ha funcionado: resistir. Primero, desde el autocuidado y la dignidad. Rodearse de personas capaces de brindar amor, asertividad y coherencia. Leer y escribir, hacer arte, sentir y encontrar los propios espacios de poder. l

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