elCaribe, SÁBADO 3 DE MAYO DE 2025 elcaribe.com.do
La Masonería y sus principios explicados
José Mercader describe las características, el credo de la Masonería y sus símbolos, así como los diferentes grados de esta estructura. P.8
Mujeres que representaron a EE.UU. en el país
Zona Retro rescata los nombres de varias representantes diplomáticas de Estados Unidos desde Donna Hrinak hasta Robin Bernstein. P.7
“Creo en el triunfo de la causa a la que di mi vida”
Rafael Chaljub Mejía, investigador autodidacta y escritor, narra pasajes de su vida, su militancia política y habla de su pasión por el merengue. P.12
Sala Filatélica Juan Pablo Duarte, un centro educativo y cultural Cultura
Los primeros sellos dominicanos fueron emitidos en 1865, poco después de la restauración de la independencia nacional
MARÍA ESPERANZA PÉREZ meperez@elcaribe.com.do
La historia de la Sala Filatélica Juan Pablo Duarte realiza un importante y dedicado trabajo desde su fundación en el 2010, que ha convertido este espacio en un centro educativo y cultural enriquecedor.
Desde su inicio hasta la actualidad, la sala ha evolucionado, y ofrece exposiciones cambiantes, colecciones de sellos del mundo y piezas postales antiguas.
Con su sede en el Instituto Postal Dominicano (Inposdom), sus muestras integran la historia postal dominicana con la educación, brindan visitas guiadas a colegios, escuelas y público en general, porque la sala no solo preserva la historia postal, sino que también la comparte
Opinión
Los sellos postales no solo son los embajadores de cada país, sino también una muestra de la idiosincrasia, la cultura y educación. Toda actividad de un país queda reflejado en ellos”.
y la hace accesible a las nuevas generaciones.
El recorrido por el mundo de la filatelia a través de su colección, la diversidad de países representados en sus sellos, y la historia detrás de cada uno son ejemplos maravillosos de la riqueza cultural que la filatelia puede reflejar.
En ese sentido, su directora Atalah Lluveres resaltó que esta institución cultural surgió con el propósito de dar a conocer a los visitantes un poco de la historia del coleccionismo de sellos en la República Dominicana, al tiempo que sirva de promoción y de medio de difusión de la filatelia en el país.
“Los sellos postales no solo son los embajadores de cada país, sino también son una muestra de la idiosincrasia de la cultura, educación, de toda actividad de un país queda reflejado en los sellos postales”, consideró Lluveres quien es también directora de Filatelia y Cultura del Inposdom.
Según explicó, la Sala Filatélica se creó en 2012 en honor al Patricio Juan Pablo Duarte, y en ella se realizan exposiciones de los sellos dominicanos y del mundo, que van cambiando de acuerdo con lo que la institución desea perseguir o de la ocasión o aspectos patrióticos del momento.
Lluveres recordó que el sello postal per se comenzó en 1840 en Inglaterra, pero en la República Dominicana los primeros sellos fueron emitidos en 1865, poco después de la restauración de la independencia nacional. Estos, junto con otros emitidos entre 1865 y 1876, son conocidos como “sellos clásicos” dominicanos y el valor facial era de un real y medio real y obviamente tenían el escudo nacional, que luego fue evolucionando. l
La Sala Filatélica se creó en en honor al Patricio Juan Pablo Duarte, donde se realizan exposiciones de sellos dominicanos y del mundo. JHONNY ROTESTÁN Y MARÍA ESPERANZA PÉREZ
historia de la medicina
La formación de parteras
Ecolega y amigo Dr. Alejandro Pichardo, encontramos datos de interés sobre las parteras. La publicación de ese libro en 2010 fue un gran aporte al estudio de la obstetricia dominicana y más aun de la isla Española, debido a la gran cantidad de información que nos ofrece. A través de la historia la figura de la comadrona o la partera era muy importante en auxiliar a las mujeres durante el parto.
Según nos relata el doctor Pichardo en 1902 fue votada una ley que regulaba el entrenamiento necesario para ejercer como partera, lo que motivo que se abriera en el Instituto Profesional de Santo Domingo, la primera escuela de obstetricia para parteras, que estaba adscrita a la Facultad de Ciencias Médicas y Cirugía de ese centro. El plan de estudios constaba de 14 asignaturas que se ofrecían en tres cursos. Para poder entrar a ese programa la aplicante debía mostrar un certificado de haber completado la educación primaria. Las materias eran: nociones de embriología, elementos de anatomía humana, elementos de fisiología humana, nociones de microbiología, nociones de patología médica, anatomía y fisiología especiales, partos, fisiología, patología e higiene del recién nacido, elementos de higiene general, asepsia y antisepsia, nociones de patología general, elementos de ginecología, terapéutica y operaciones obstétricas. Para obtener su título de Partera de segunda clase se necesitaba además asistir a tres partos bajo la supervisión de un médico. La ley mencionada establecía que los estudiantes de medicina del instituto profesional tenían la opción de recibir un certificado de partero de segunda clase luego de cursar el segundo año de medicina y de recibir el de certificado de partero de primera clase tras completar el tercer año de la carrera.
La certificación de partera solo autorizaba a la graduanda para la atención de
la mujer durante el embarazo, parto y el puerperio, pero no les permitía el ejercicio de la medicina. El doctor Ramon Báez, quien impartía clases de obstetricia tanto en la carrera de medicina como en la de parteras, dedicó unas camas para parturientas en el Hospital Padre Billini, que según la opinión del doctor Pichardo fueron la génesis de la primera maternidad dominicana, establecida por el doctor Báez
De acuerdo con diversas fuentes, la primera comadrona graduada en el Instituto Profesional fue la señora Eloísa Espejo Viuda Linares, el 30 de septiembre de 1900. Como no había una carrera formal es probable que se le hiciera una evaluación de suficiencia o capacidad para ejercer como partera. Damas de diversas ciudades del país asistieron al instituto profesional de Santo Domingo, para obtener su título. Entre las primeras graduadas se encontraban Rosalía Jesurum, Isabel Feliz de Medina, Rosaura Mejía, Altagracia Pérez del Rosario, Isabel Monclús y Margarita Arias.
En 1909 el doctor Buenaventura Báez Lavastida estableció una escuela para parteras en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Las estudiantes de esa escuela debían trasladarse hacia Santo Domingo tras cumplir y aprobar los tres cursos de formación. En esos años era particularmente difícil y costoso trasladarse de Santiago a Santo Domingo, al punto de que en 1910 el Ayuntamiento de Santiago ayudo a las estudiantes Melania Pichardo de Saleta, Adriana Mascaro de Giralt y María Sánchez con su viaje que se realizó en el vapor Seminole, tomado en Puerto Plata. Además se graduó en 1911 la señora dolores Niese de Diaz, quien junto a las señoras Pichardo y Mascaró trabajaron en Santiago. También se graduaron de esa escuela la señora Polincita de Espaillat, quien ejerció en La Vega y la Señora María Castellanos quien ejerció en Puerto Plata. Interesantes datos ofrecidos por el doctor Pichardo. l DR. HERBERT STERN
salón de la fauna
(DÉCIMA CIBAEÑA)
La embajada de loj ruso
Abrió en la Capitai
Para ei turijmo aumentai
Y a laj playa daile uso
Eso no lo dipuso
Ni Áivare ni Collado
Tampoco ningún morado
Ni el aicaide e Nueva Yoi
¿De maj allá ei Dotoi?
Mejoi me quedo callado.
Ya Rusia no e comunita
Y China e dueña ei comeicio
Poi lo meno de do teicio
Y Alexey traerá fundita
Sobrecitos y mentica
Para oividai ei pasado
Éi ofrecerá un asado
De águila ajogá en vodka
Allí abrirán la boca
Y la Guaidia se echará a un lao.
l JOSÉ MERCADER
Diversidad en las colecciones de sellos
Exposición
Otra de las colecciones es la “Filomoda” dedicada a todo lo que tiene que ver con la moda en los sellos: tocados, bordados a mano, vestuarios, prendas, trajes típicos, diseños, textiles, accesorios, entre otros. Comenzó cuando vino al país Ágata Ruiz de la Prada, para ese entonces tuvieron un sello dedicado al famoso modisto dominicano Oscar de la Renta y ella estuvo presente en la puesta en circulación.
Otras colecciones están conformadas por sellos de los trajes típicos de diferentes países, como Ecuador, México, Eslovaquia, Eslovenia, Cuna, Costa de Marfil, China, El salvador, España, Ecuador Colombia Cuba Costa de Martín China España, entre otros, así como indumentarias relacionadas con el vestuario.
Luego esta es un poco dentro de lo que se llama la filatelia del mundo, que dentro del coleccionismo de sello está lo que se llama la temática, compuesta por sellos postales de la flora y la fauna de los diferentes países, lugares turísticos, gastronomía, automóviles antiguos o clásicos, transporte aéreo como aviones, helicópteros, entre otros.
En cuanto al tema de arquitectura, la Sala Filatélica presenta colecciones de barcos, aviones, armas, medios de comunicación o transporte como la bicicleta y demás.
La colección con que cuenta la Sala Filatélica incluye también postales de la visita del papa a la República Dominicana, del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez cuando cumplió sus 25 años, además de artistas famosos como Marilyn Monroe, acontecimientos mundiales de las casas británicas, de los principados de Mónaco, de las realezas, la boda de Katherine Middleton con el príncipe Wiliams, entre muchos otras temáticas de sellos postales. “los países ponen en sus sellos su vida”.
Además de las muestras de sellos, la Sala Filatélica exhibe también balanzas antiguas, máquinas franqueadoras, diferentes libros de registro de operaciones postales de administraciones del interior de hace más de 100 años, entre otros tantos interesantes acervos.
Sellos cristianos y patrióticos La Sala Filatélica cuenta con una emisión
que se llama Vírgenes de América, dedicada a todas las patronas de América. Por ejemplo, la colección del cacique Enriquillo se hizo basada en un cráneo de un cacique o de alguien que pertenecía a la nobleza de los taínos. Se hizo esta nueva fisonomía de Enriquillo, con la guía de un antropólogo. Y esa fue la que se trabajó en el sello.
La entidad también cuenta con una colección de la evolución del Escudo Nacional, el cual tuvo diferentes versiones hasta la última, La muestra, que es una serie que tiene 23 sellos diferentes explica un poco la evolución hasta la versión final de nuestro escudo. Esta edición está dedicada a María Trinidad Sánchez, nuestra patriota, de
toda su actividad. También de María Montés, Casandra Damirón, entre muchas otras grandes figuras de la vida de la República Dominicana aparecen en las colecciones de la Sala Filatélica Juan Pablo Duarte del Inposdom.
Otras colecciones con las que también cuenta esta sala filatélica y que las va alternando tienen relación con intercambios con otros países y ciudades como Mongolia, Barcelona, Holanda, Nicaragua. También de Perú, Paraguay, Panamá, Portugal, Polonia; Israel, Marruecos, Malasia y México.
Visitas guiadas
Uno de los objetivos de la sala es recibir visitas de escuelas y colegios, a quienes atienden varias veces al año. A estos visitantes les ofrecen un tur primero por la sala de las exposiciones filatélicas que concluye en la escuela postal. El cierre del recorrido lo terminan en la Filatería donde pueden adquirir el sello que les interese, y enviar correspondencia o paquetes.
“Durante el recorrido les enseñamos lo que es la filatelia y las exposiciones para que los estudiantes aprendan. Ahí mismo aprovechan para comprar unos sellos postales”, manifestó Lluveres.
El sello postal tiene dos funciones: aparte de que es embajador de cada país también tiene un valor educativo incalculable. “Además, los sellos postales ganan valor con el tiempo, adquieren plusvalía”, afirmó Lluveres.
Y agregó: “Una colección filatélica es una inversión, porque hay colecciones y sellos postales que se han vendido en cientos de miles de dólares”. l
Poster en referencia al Día del Sello.
Estampilla de la primera exposición filatélica del país.
Los primeros sellos dominicanos costaban un real.
Colage de sellos postales referidos al carnaval dominicano.
Atalah Lluveres, directora, señala una de las colecciones.
María Montez inmortalizada en un sello.
<VIENE DE LA PORTADA
4 Cultura
Nicolás
PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es
ANicolás lo conocí como quien dice en otra vida o por lo menos en otro siglo, en aquel lejano año (cada vez más lejano) de 1963. Fue el mismo año de mi ingreso a la carrera de química de la UASD y del golpe de Estado contra el gobierno de Juan Bosch cuando apenas cumplía siete meses. Fue el fin de un período de grandes ilusiones y el inicio de otro de grandes inquietudes y grandes luchas.
El estudiantado, al igual que la sociedad de esa época, estaba, en efecto, muy politizado, casi nadie era indiferente. Una mayoría de estudiantes militaba o simpatizaba con organizaciones de izquierda o de centro o de derecha. Los socialcristianos y los comunistas se disputaban el control del cogobierno de la universidad en reñidas elecciones y algunas veces se enfrentaban a balazos.
Era el grupo Fragua, de izquierda, contra el BRUC, el Bloque Revolucionario Social Cristiano. Los llamados entonces social-pistolas, a los que los que un funcionario del Consejo de Estado, el gobierno anterior al de Bosch, proveía con generosidad de semiautomáticas Browning.
La carrera de química, en la que me había inscrito, se impartía en el edificio de la Facultad de Farmacia, y era una facultad efervescente, un muestrario de todo el espectro político nacional. Allí conocí a los comunista del Partido Socialista Popular (PSP), con Nicolás Pichardo a la cabeza. Es decir, Nicolás Ernesto Pichardo Vicioso.
Nicolás era un tipo alto, interminablemente alto, que me llevaba la cabeza a pesar de mis seis pies. Alto e inquieto y habilidoso, con una vena de artista y dotes musicales. Era un discreto pianista, era dibujante, un muy buen pendolista, un calígrafo, y un infatigable activista político, un subversivo irreductible.
El hecho es que la gente del PSP (Nicolás Pichardo, Manuel Ortiz, José Casanova y otros) me cayó como un enjambre desde el primer día y no hubo necesidad de esforzarse para convencerme de ingresar al PSP. Yo era simpatizante del grupo Fragua y andaba por ese tiempo, como en el poema de Roque Dalton, «Buscándome líos»: el poema en que Roque Dalton describe, y desmitifica, su ingreso al partido:
«La noche de mi primera reunión de célula llovía / mi manera de chorrear fue muy aplaudida por cuatro / o cinco personajes del dominio de Goya / todo el mundo ahí parecía levemente aburrido
/ tal vez de la persecución y hasta de la tortura diariamente soñada. / Fundadores de confederaciones y de huelgas mostraban / cierta ronquera y me dijeron que debía / escoger un seudónimo / que me iba a tocar pagar cinco pesos al mes / que quedábamos en que todos los miércoles /y que cómo iban mis estudios / y que por hoy íbamos a leer un folleto de Lenin / y que no era necesario decir a cada momento camarada. / Cuando salimos no llovía más / mi madre me riñó por llegar tarde a casa».
A partir del golpe de Estado de 1963 y la instauración de un gobierno de facto, el fatídico Triunvirato, la universidad se vio convertida en un santuario. El fuero universitario, aunque nadie podía garantizar que sería respetado, la protegía teóricamente de la entrada de la policía y otras fuerzas represivas. Los políticos de casi todos los partidos y también los sindicatos y organizaciones obreras tenían allí sus reuniones. Para los estudiantes de izquierda era no sólo un santuario, sino también un centro de insurgencia. En la universidad se imprimían volantes y todo tipo de documentos anti gobiernistas y se planificaban las más ocurrentes manifestaciones callejeras. En particular los micromítines. A causa de la represión que reinaba en el gobierno del Triunvirato, con Donald Reid Cabral a la cabeza, las grandes concentraciones de masas en espacios públicos estaban vetadas. A alguien se le ocurrió entonces la idea de los micromítines, que fue quizás la forma más popular y efectiva de protestar bajo el gobierno del Triunvirato. Los micromítines, que realizábamos varias veces a la semana en colaboración con los miembros del 1J4 (Movimiento Revolucionario 14 de Junio), eran manifestaciones sorpresivas con la participación de pocas personas. De hecho, constituían una forma atrevida de manifestarse pues se realizaban siempre en lugares muy concurridos y generalmente en presencia de fuerzas del supuesto orden público, los feroces cascos blancos de aquella época. Policías con armas y con macanas enormes y con cierto entrenamiento en artes marciales, que no dudaban en romperte la cabeza si caías en sus garras. El factor sorpresa era determinante para el éxito y para evitar ser atrapados. Nos dábamos cita, con los bolsillos repletos de volantes, a una hora señalada en algún sitio y llegábamos puntualmente desde direcciones diferentes y nos mezclábamos con la gente y los policías. Esa era la parte fácil. Después lanzábamos los volantes y coreábamos consignas ateas y disociadoras, o por lo menos disociadoras, y antes de que los volantes tocaran el suelo nos dábamos a la fuga sin dejar de vociferar. No sé cuantas veces, en compañía de Nicolás y otros compañeros, planificamos y tomamos parte en esos dichosos micromítines y cuantas veces corrimos como demonios para evitar la captura, pero no fueron ciertamente pocas. Inclu-
so, en alguna ocasión, y en el colmo del atrevimiento, nos manifestamos en el Parque Independencia, que estaba siempre infestado de cascos blancos. En esa ocasión atraparon al inestimable Amín Abel Hasbún. Amín, estudiante sobresaliente de ingeniería, era muy conocido como dirigente del 1J4 y su presencia no pasó desapercibida. En el momento en que se disponía a actuar, uno de los bestiales cascos blancos lo agarró por el cuello con las peores intenciones, mientras otros lo golpeaban. De ese atropello quedó constancia en una foto que apareció al día siguiente en los periódicos. Amín cayó preso, como tantas otras veces, y recibió más de una tunda de palos, una o varias golpizas.
Según recuerdo, en una de sus frecuentes visitas a la cárcel sucedió algo curioso. Amín había sido arrestado, como de costumbre, ‘para fines de investigación’, lo llevaron al llamado palacio de la llamada policía nacional y lo depositaron en una oficina, una tétrica sala de interro-
gación. Por alguna razón, que el mismo Amín no se explicaba, lo dejaron solo un momento, pero ese momento fue suficiente para que Amín tomara una determinación. Con su característica sangre fría, Amín salió de la oficina, haciéndose, como es posible imaginar, el distraído… Distraídamente pasaría entre numerosos agentes policiales sin mirar a nadie a la cara, alcanzaría la salida, bajaría sin prisa los escalones para no levantar sospechas, saldría al parqueo, llegaría a la calle y empezaría a caminar calle abajo… y distraídamente escapó, o mejor dicho se fue. Se escapó. El hecho es que se escapó. Simplemente se fue del ominoso palacio de la llamada policía nacional dominicana sin que nadie se diera cuenta y se dirigió de inmediato a la universidad. l
Alguien que penetra la realidad con un atisbo como el de Juan Francisco Toro de Juanas, claramente, es un artista insólito. Usted se persuade cuando mira los pulidos paisajes, los bodegones honrados, los retratos cargados de biografía íntima. Seguro y denso el dibujo, templado y justo el color, armónica y equilibrada la contextura: Toro le da vida a la naturaleza muerta y alma a las cosas vivas. Hay un discurso singular en esta obra, ajeno a toda ideología, a todo sucio de doctrina. Sin indicios de ambigüedad, sin asomos de incertidumbre, Toro representa la poesía yacente en los árboles, en el agua, en los objetos de cocina, en los cuerpos inertes, en los rostros. Pocas veces se ha visto un universo tan templado y tan justo. El artista obedece a la consigna de Novalis: “Otorgar a lo cotidiano la dignidad de lo desconocido”. Uno recibe la impresión de que Toro pinta cuando la naturaleza sueña.
La obra de Toro impresiona por su realismo. Pero lo suyo no es la crudeza fotográfica a que recurren muchos artistas, restándole importancia a lo imaginado. Se trata de un realismo viviente, potente, en el cual están inmersos todos los objetos tocados por su pincel. Su pintura no sólo capta la realidad sino que la transforma. La meta del realismo no es la belleza, sino la verdad. Él extrae la esencia misma de las cosas, a las que otorga una nueva realidad milagrosa y vibrante.
Llevar a la tela un cuerpo, un rostro, una expresión, unos ojos, no cabe duda, es tarea ímproba. Sus trabajos son reales
a primera vista, porque reconocen la imagen, los sitios. No obstante, hay una atmósfera especial, una carga emocional que los hace más irreales que verdaderos.
La campiña es el tema principal de esta exposición de Toro de Juanas. La pintura al aire libre (en plein air) es la gran conquista del arte moderno. Pin-
tar la danza silenciosa del campo es dejarse guiar la mano por el matiz y por la luz. El espíritu del artista rectifica el orden innato de las cosas. Si la poesía llega a la filosofía moral, la pintura hurga en las en trañas de la filosofía natural. Como Picabia, él busca “mostrar siempre aquello que no está”. Es una especie
rara de expresionismo, sólo que en vez de ir con las formas, va con la luz. Parecen trozos de realidad fuera de contexto, por lo que acontecen, en verdad, alucinantes.
Ortega y Gasset dijo: “No hay que inventar nada. Ahí están las cosas; aquí están el lienzo, la paleta y los pinceles. Se trata de hacer pasar las cosas que están ahí al lienzo que está aquí”. No son así de simples, sin embargo, las pautas. El realismo, como estilo, refleja el contexto histórico sin añadir esencias mitológicas, religiosas o alegóricas. Su fidelidad al detalle lo diferencia de la glorificación idealizadora romántica, en tanto la concentración en los rasgos esenciales de los caracteres y las situaciones lo distingue del reflejo de la realidad en el sentido naturalista o fotográfico.
El maestro Tomás López Ramos ha dicho que Juan Francisco Toro de Juanas es el más grande retratista de nuestra época. Cierto: las figuras representadas por Toro —retratista del Rey Juan Carlos I, de la Reina Sofía, de Camilo José Cela— trasladan a la superficie, como ningunas, el acento psicológico, el tiempo íntimo, la hondura anímica del modelo. Al hacer un retrato, Toro capta el rostro y el aliento, el ademán y el alma.
La técnica es impecable. Asido a la mano de los grandes pintores de la historia —de Rubens, de Durero, de Murillo, de Velázquez, del Caravaggio—; con el sólido valimiento de Sorolla, asimismo, Toro nos demuestra en esta exposición su refinado academicismo. Arte aferrado al tiempo y, a la vez, ajeno al devenir, su obra nos enseña mucho. La paleta de Toro de Juanas redescubre el espectáculo de nuestra propia naturaleza, de nuestros objetos, de nuestros rostros característicos. Exhibe, no sólo el verde y la luz de los pradales criollos; revela, además —como lo hicieran Gausachs y Vela Zanetti—, el alborotado fulgor de nuestra esencia.
(Catálogo de la exposición del maestro español Juan Francisco Toro de Juanas; Mesón de Bari,
Santo Domingo). l
Juan Francisco Toro de Juanas (n.: Almonacid de Zorita, Guadalajara, España; 1931). F.E.
Paisaje: Bosque húmedo en el camino a Constanza. (Óleo de Juan Francisco Toro de Juanas, 2001). F.E.
Retrato de Kitty . (Óleo de Juan Francisco Toro de Juanas, 2000). F.E.
Retrato de Camilo José Cela . (Óleo de Juan Francisco Toro de Juanas, 1994). F.E.
Jaime Colson, viajes de retorno a lo identitario
M.A. MARÍA DE LAS NIEVES FALS FORS
PROGRAMA: ESTANCIA DE DOCTORADO EN CIENCIAS HUMANÍSTICAS DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO. mfalsfors@gmail.com
Jaime Colson nació el 3 de enero de 1901 en Tubagua, Puerto Plata. Llegó a Barcelona en 1919 a estudiar a La Lonja. Allí recibió clases con Pedro Carbonel. Entre 1920 y 1923 estudió en la Academia de San Fernando de Madrid, con “José Moreno Carbonero, Joaquín Sorolla y Bastidas, José Garnelo, Cecilio Pla y Julio Romero de Torres”. (De los Santos, 2003, p. 301)
En 1924 viajó a París, estudió en la Academia Colarosi, la Grande Chaumiére y la Academia Julieu. Esto le condujo a un acercamiento a artistas de vanguardia como Pablo Picasso, George Braque, Henri Matisse, Fernand Léger y Giorgio de Chirico. De esta época son sus obras Homenaje a Gris (1927), el Autorretrato japonés (óleo 1927), La mujer de cuarenta años (1927) y el Retrato de Tomás Hernández Franco (1928)
A la influencia del cubismo europeo se le sumó la japonesa, obtenida a través de su relación con su compañera de vida, la pintora japonesa Toyo Kurimoto, quien lo adentró en el estudio del grabado de Utamaro, Hokusai y Hiroshige. Esto le permitió crear una obra más sencilla y sintética.
Leoncio Rosemberg le insistió en que abandonara el cubismo y, poco a poco, evolucionó hacia el neo-humanismo. Entre 1934 y 1938 residió en México, donde se dedicó a la actividad docente e hizo dos exposiciones individuales, conoció a muralistas mexicanos como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. En 1938 viajó a Cuba donde entabló amistad con el pintor cubano Mario Carreño y posteriormente emprendió el regreso a la República Dominicana. Al llegar a Santo Domingo, realizó una exposición individual en el Ateneo Dominicano, allí presentó veinte obras de influencia surrealista en las que utilizó diferentes técnicas como gouaches, acuarelas y dibujos. Estas creaciones fueron incomprendidas en aquel momento por la mayoría de los artistas y por el público. En 1938 pintó El Merengue, donde recreó el mestizaje cultural de la República Dominicana. Retornó a Francia el 5 de septiembre de 1938, a punto de comenzar la Segunda Guerra Mundial, de donde se marchó por consejo del propio Pablo Picasso. Se estableció en Barcelona durante diez años, fundó el grupo La Campana de San Gervasio y se relacionó con los miembros del grupo surrealista Dau al Set, en una etapa de gran complejidad política, debido a las consecuencias de la Guerra Civil Española. Cuando estuvo en Cataluña recibió numerosos encargos, como el de Ignacio
Santo Domingo, donde inició su etapa de la “Negritud”, retornó al cubismo, pero con un enfoque identitario, explorando en las raíces afroantillanas, como lo había hecho anteriormente en el Baquiní y la ciguapa del Camú.
En 1954 formó el grupo “Los cuatro” con el catalán José Gausachs, y sus discípulos dominicanos Clara Ledesma y Gilberto Hernández Ortega, tres artistas que también trabajaron el tema negro en su arte.
En este período se destacaron varias obras como el óleo sobre lienzo Fragmentos para un mural (1954), por la que recibió premio en la VII Bienal Nacional de República Dominicana, Rostro Geométrico (1954), óleo sobre cartón de 43.5 X 32.5 cm, Fiesta en Guachupita (1955), un óleo sobre madera de 103 x 59 cm y Oungon Dios de la Guerra (1957).
En 1957 participó en dos exposiciones: la primera fue una colectiva por la nueva toma de posesión del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, en la que también expusieron Darío Suro, Clara Ledesma, Gilberto Hernández Ortega, Rafael Faxas, entre otros. La segunda, de mayor trascendencia en su trayectoria artística, fue realizada en septiembre de ese año en la ciudad de Puerto Príncipe, Haití.
La década del cincuenta en el arte de Jaime Colson es un período de intensa búsqueda de lo negro y lo caribeño. “Su “período negro” (…) lo hizo retornar al cubismo, casi treinta años después (…) Pero mucho más personal, transfiriendo allí su nueva profesión de fe, racial y regional.” (De Tolentino, 2022)
Rotger para decorar la capilla de Cala Murtra con frescos, óleos sobre tela adheridos a la pared, temples y un vitral, trabajados con temas religiosos, en los que colabora con él su esposa Toyo Kurimoto. En uno de esos murales se pinta a sí mismo vestido de romano. Es en este período en Barcelona cuando pinta su obra Baquiní y la ciguapa del Camú (1949), que actualmente forma parte de la colección del Museo Bellapart. En 1949 volvió a Francia, se puso en contacto con los artistas españoles Oscar Domínguez, Pedro Flores y Honorio García Godoy, pero encontró que su arte neohumanista ya no tenía cabida en un París donde ganaba popularidad la pintura abstracta. Retornó a República Dominicana y Rafael Díaz Niese le ofreció el cargo de director general de Bellas Artes, que ocupó hasta 1952.
En ese período impartió cursos para artistas que “siguieron las enseñanzas del maestro Rafael Faxas Canto, José Ramírez Conde, Norberto Santana, Virgilio Méndez, Amable Sterling, Vicente Pimentel, Roberto Flores, Fernando Ureña Rib, Elsa Núñez, Félix Brito, Cándido Bidó, Dionisio Blanco, Leopoldo Pérez y José Rincón Mora.” (Ramón Jarne, 2008, p. 83)
A finales de 1952, retornó a Tubagua, donde enfermó y estuvo internado en el Hospital José María Cabral y Báez durante dos meses, pero de este período oscuro salió renovado. Volvió fortalecido a
En la década del sesenta pintó Los héroes de la Calle Espaillat (1962), en el que rindió homenaje a un grupo de estudiantes que se rebelaron contra los remanentes de la Dictadura de Trujillo el 23 de octubre de 1961 y que es un resumen de su evolución ya que abarca estilísticamente “desde el cubismo, la pintura religiosa, la pintura al fresco y el neo humanismo. (De los Santos, 2003, p. 96).
Otros momentos importantes de su etapa final fueron la creación de la Escuela de Pintura Mural en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1962, en la que fueron sus discípulos Cándido Bidó, Norberto Santana, Leopoldo Pérez y José Ramírez Conde, así como su exposición en la Galería Auffant el 21 de diciembre de 1965 y su segundo nombramiento en 1969 como director general de Bellas Artes.
Falleció el 20 de noviembre de 1975 y sus restos descansan en el Cementerio de Puerto Plata. Su obra gigantesca, sus búsquedas, que lo llevaron a encontrarse a sí mismo en la representación de lo negro y lo mestizo, lo geométrico, lo simbólico y lo identitario, son un legado perdurable para la República Dominicana, el Caribe y el mundo.
Referencias:
De Tolentino, M (2022, 8 de junio). Jaime Colson, Antillano. Hoy. https://hoy. com.do/jaime-colson-antillano/ De los Santos, D. (2023). Memoria de la Pintura Dominicana. Impulso y desarrollo moderno. 1920-1950. Colección Centenario. Grupo León Jimenes.l Centro estudios caribeños. PUCMM.
elCaribe, SÁBADO 3 DE MAYO DE 2025 elcaribe.com.do
Mujeres al frente de la embajada de EE. UU. en República Dominicana
EE.UU. y RD han sostenido sus vínculos diplomáticos durante más de 140 años
SERGIA MERCADO smercado@elcaribe.com.do
Desde diciembre de 2024, la nominación de Leah Francis Campos como embajadora de Estados Unidos en la República Dominicana ha sido objeto de atención tanto en medios locales como internacionales, después de que el presidente Donald Trump anunciara su elección para ese puesto a finales de ese año. El pasado jueves 1 de mayo, Campos compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE. UU., para respaldar su candidatura. De ser ratificada, se convertiría en la tercera mujer en ocupar este cargo en el país.
En este contexto, la página Zona Retro se propuso investigar cuántas mujeres han tenido esta posición en la nación.
De acuerdo al sitio web de la embajada dominicana en USA, la República Dominicana ha disfrutado de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos desde el 26 de marzo de 1884 hasta el presente. De esos más de 140 años de relación, muchos embajadores estadounidenses han servido en este lado de la isla, entre ellos, Ebenezer Bassett, quien fue nombrado ministro de Estados Unidos en Haití y en la República Dominicana en 1989 por el presidente Ulysses S. Grant. Bassett, fue el primer afroamericano en la historia del país norteamericano en servir como diplomático estadounidense en cualquier parte del mundo.
Entre otros embajadores notables se encuentran, James Mark Sullivan, quien ejerció en 1913; Ellis Ormsbee Briggs, 1944; Joseph F. McGurk, 1945; William T Pheiffer, 1953-1957; Henry Dearborn 1960-1961; John Bartlow, 1962-1964; William Tapley Bennett Jr., 1965; Robert Arnold Hurwitch, 1973; Robert L. Yost, 1978 -1982; Lowell C. Kilday, 1985; Paul D. Taylor, 1988 – 1992; Robert Stephen Pastorino, quien fue designado por el presidente George H. W. Bush el 2 de diciembre de 1991 y sirvió hasta el 28 de junio de 1994. Pastorino fue el predecesor de Donna Jean Hrinak, quien se convertiría en la primera mujer embajadora de
el
de
Estados Unidos en República Dominicana, que ocupó el cargo de 1994 a 1997.
Donna Jean Hrinak
Donna Jean Hrinak fue pionera para otras mujeres en el ámbito diplomático de Estados Unidos, luego de que el presidente Bill Clinton, del partido Demócrata, la nombrara el 9 de abril de 1994. Como abogada y diplomática experimentada, Hrinak centró su trabajo en mejorar las relaciones comerciales y políticas entre ambos países, además de impulsar la democracia y los derechos humanos.
Después de tres meses desde su designación, la diplomática presentó el 22 de julio de 1994 sus cartas credenciales, que la acreditaba como representante del gobierno estadounidense en el país. La ce-
remonia tuvo lugar en el Palacio Nacional, en el salón de embajadores, ante el presidente Joaquín Balaguer. Estuvieron presentes en el acto, el vicepresidente de la República, Carlos Morales Troncoso; el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Arístides Taveras Guzmán, así como el equipo de la embajada estadounidense. Durante más de media hora, el mandatario intercambió palabras con la señora Hrinak.
La funcionaria opinó sobre diferentes temas del acontecer nacional entre ellos, el “Pacto por la Democracia”, que buscaba remediar la crisis política y electoral que había en el país. En ese sentido, Hrinak afirmó que este acuerdo había “sido un gran avance de la democracia en todo el hemisferio”, y subrayó además que
A la salida del embajador Charles Manatt, asumió la dirección interina de la embajada Janice Jacobs. OGM
la Asamblea Nacional tenía la gran responsabilidad para asegurar la implementación del pacto.
Salida de Hrinak
Después de que Donna J. Hrinak dejara su cargo, la embajada de Estados Unidos estuvo dirigida por Linda Watt, quien era la encargada de Negocios. Finalmente, tras varios meses sin un representante oficial, el 28 de abril de 1998, el presidente Bill Clinton propuso a la abogada puertorriqueña Mari Carmen Aponte como la nueva embajadora, sin embargo, su nominación no avanzó, dado que los congresistas estadounidenses decidieron no ratificarla.
Posteriormente, el Senado estadounidense confirmó sin oposición a Charles Manatt como el nuevo embajador, tras su nominación por Clinton el 28 de septiembre de 1999. Manatt presentó sus cartas credenciales el 17 de diciembre de ese mismo año y ocupó el cargo hasta el 8 de marzo de 2001.
Al dejar su puesto, Janice L. Jacobs, una funcionaria de alto rango de la oficina de Asuntos Consulares de Washington, asumió la dirección interina de la embajada.
Robin S. Bernstein
Robin S. Bernstein fue la segunda mujer en ocupar el cargo de embajadora en la embajada de Estados Unidos en el país, desempeñándose entre 2018 y 2021. Su nominación fue realizada por el presidente Donald Trump durante su primer mandato. En 2020, el presidente Luis Abinader le otorgó la condecoración de la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en reconocimiento a sus contribuciones en pro de las relaciones bilaterales.
Leah Francis Campos
Por su parte, Leah Francis Campos ha sido nominada en 2024 para convertirse en la tercera mujer estadounidense en alcanzar el puesto de embajadora. El presidente Donald Trump la propuso en marzo de 2025, y recientemente se presentó ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE. UU. para defender su candidatura. l
El presidente Joaquín Balaguer recibe cartas credenciales de la embajadora de los EE.UU. en el país, Donna J. Hrinak. OGM
Linda Watt, estuvo al frente de la embajada tras la salida de Donna J. Hrinak. OGM
Balaguer intercambió palabras con la diplomática estadounidense durante el acto
recibimiento en
Palacio Nacional. OGM
Donna Jean Hrinak hizo historia al ser la primera mujer en el cargo de embajadora de USA en la República Dominicana, desde 1994 hasta 1997. OGM
La Liberté guidant le peuple. Eugène Delacroix Musée du Louvre Peintures RF129 après restauration 2024. F.E.
¿Conoces los 3 principios masónicos?
JOSÉ MERCADER
666mercader@gmail.com
La Masonería es uno de los productos de la Revolución Francesa de 1789 que da término al feudalismo y al absolutismo. Mirabeau, Robespierre, Montesquieu, Dalton, son algunos de los nombres que se destacan y no solo enfrentaron la monarquía, sino todo lo que significaba el poder dominante de esa época y, la Iglesia, estaba en las asambleas junto a los ilustres intelectuales que se hicieron acompañar de uno de los artefactos más horribles: la guillotina.
La “Francmasonerie” es esa organización que agrupó la cabeza de aquella sociedad naciente, cansada de maquillaje, pelucas, caretas, opresión, pretensión y pobreza.
Se reunían en templos, logias, cuyos miembros se comprometieron a trabajar por el progreso social y la construcción de una sociedad mejor.
La jerarquía se mide en grados y el 33 es el máximo, sin que tengan una figura central, un “papa”. Se componía de aprendices, compañeros de oficio y maestros.
Desde 1738 ha sido condenada por la Iglesia católica que la veía como una corriente parecida al protestantismo y contraria a ella.
Diez puntos importantes de la masonería se agrupan en la numerología:
1: la divinidad.
2: las tinieblas.
3: perfección y armonía.
4: número divino.
5: luz, matrimonio y naturaleza. Se le considera un número hermafrodita, por estar compuesta por el 2 (femenino) y el 3 (masculino).
6: salud y justicia.
7: número venerable.
8: amistad y el cubo (2+2+2+2=8).
9: número finito.
10: el Cielo. En él se combinan el 1 (mas-
del género humano” diferente al escocés, a “la gloria del Gran Arquitecto del Universo”.
siempre tres puntos ordenados triangularmente que simbolizan los tres grandes pilares o principios: “Fraternité, égalité et liberté”, y este último, más que libertad, significa tolerancia.
Ningún masón, de principio, puso en su vida, como objetivo, el lucro y menos la riqueza mal habida.
“Ser culto para ser libre” es una de las máximas de Martí, un masón ejemplar como también lo fue Hostos quien dedicó su vida a servir en el campo de la educación. Y era lógico que él, sin oponerse a la religión, por el principio de tolerancia, pensaba que esta y las creencias de esa naturaleza, eran parte de la intimidad de cada quien y que su enseñanza no tenía que impartirse e las escuelas. De ahí “la enseñanza laica” de nuestra Constitución, única garantía de Democracia y respeto a las múltiples creencias, como lo señala el artículo 66-97.
Muchos personajes importantes de la historia se rigieron por los principios masónicos como Bolívar, Benito Juárez, Washington, Franklin y el propio Duarte. Es fácil comprobar en la firma de todos, los tres puntos que la acompañan, como un distintivo claro de sus creencias.
Riggio afirma que los masones eran automáticamente excomulgados de la Iglesia por lo que Duarte no solo recibió un golpe a traición de Santana, el usurpador de la dirección de la Junta Central Gubernativa. La expulsión a Venezuela se hizo efectiva con el visto bueno del arzobispo Portes, que apoyó a Santana y sentenció al patricio, siguiendo la encíclica papal de 1832 de Gregorio XVl que prohibía toda afiliación a la Masonería. Todos los papas que siguieron: Pío lX, León Xlll, Pío X, Pío Xl, Pío Xll, condenaron aquella agrupación de filántropos. Francisco fue más tolerante que todos los que le precedieron.
Todavía quedan edificios que fueron templos masónicos que al verlos hoy, con el ojo de la cronología y la evolución social, podemos entender la fuerza que tenían.
En la mayoría de los países de América latina, las dictaduras contribuyeron a la debilidad y desaparición de casi todas las logias del continente. En Puerto Plata, por el malecón, se erige grandiosa aquella logia que albergó las ideas más avanzada del momento y donde Luperón defendió, junto a sus compañeros, líneas definitorias del rumbo de este país por aquel entonces. En la Mella con Restauración de Santiago, Ulises Francisco Espaillat presentó sus planes de gobierno a la sociedad y a la ciudadanía. En la Capital, por la Católica y por detrás de la Catedral, las posiciones encontradas rebotaban en los muros y el eco no entraba en el templo católico.
Espaillat pagó caro, por la defensa de sus principios, con la brevedad de su mandato a la cañona.
La divinidad, fruto del libre pensamiento de sus miembros, no se establece a rajatabla. Aunque muchos piensan en “el gran arquitecto del Universo” como una forma de llamar a Dios, que en Spinoza equivale a La Madre Naturaleza y en otros filósofos al ser humano mismo. Por eso el rito de México está dirigido “al triunfo de la verdad y al progreso
En definitiva, el masón es un librepensador.
La Masonería condena la pena de muerte y lucha tenazmente por el avance cultural de los pueblos contra todo indicio de oscurantismo que es representado, mayormente, por el imperio de la ignorancia.
En la firma de los masones aparecen
A mí, particularmente, me influenció mi padre, Josesito Mercader, masón maestro grado 33, de cuya firma abrevié, como él, al firmar la jota con el apellido, sin olvidar los tres puntitos que me definen como librepensador y autoproclamado masón.
¿Acaso no será el abandono de esos tres principios la causa del deterioro moral de las sociedades actuales y que otros atribuyen al celular? l culino), el 2 (femenino), el 3 (armonía) y el 4 (número divino). Indica las relaciones armónicas.
Masonerie net. F.E.
Hostos por Mercader. F.E.
Josesito Mercader padre de José Mercader. F.E.
Firmas. F.E.
Logia de Puerto Plata. F.E.
CERTIFICO Y DOY FE
Luces sobre el cónclave
Introducción
En una época en la que los ojos del mundo observan con atención creciente los pasos y decisiones que se dan dentro de la Iglesia, es oportuno hacer una pausa y contemplar con serenidad uno de sus actos más sagrados y meticulosamente custodiados: el cónclave. Este acontecimiento, profundamente impregnado de tradición, recogimiento y discernimiento, no responde a una lógica meramente política ni institucional. Es, más bien, una manifestación del corazón espiritual de la Iglesia, que, asistida por el Espíritu Santo, busca reconocer al legítimo Sucesor de Pedro.
Como pastor que ha vivido por décadas el pulso de la vida eclesial, deseo ofrecer a los lectores una reflexión cercana sobre la seriedad, el espíritu de oración y el profundo sentido eclesial que marcan este proceso que, aunque a veces parezca misterioso, es ante todo un acto vivo de fe y comunión.
1-Sentido profundo del “cónclave” La palabra cónclave proviene del latín cum clave, que significa literalmente “con llave”. En su origen, este término hacía alusión a un espacio cerrado con llave, en referencia a la práctica de encerrar a los cardenales durante la elección del papa, con el fin de evitar presiones externas y preservar la pureza e independencia del discernimiento.
Por lo antes dicho, el cónclave es el modo solemne mediante el cual los cardenales, reunidos en la Capilla Sixtina, eligen al nuevo obispo de Roma y sucesor de San Pedro. Es una asamblea marcada por el retiro del mundo exterior, el secreto absoluto, la oración intensa y el discernimiento comunitario bajo la invocación del Espíritu Santo. No se trata de un mecanismo electoral, sino de un acto eclesial profundamente espiritual, donde la fe y la responsabilidad pastoral convergen para servir a la Iglesia universal.
2-Simbolismo y espiritualidad del encierro
El aislamiento de los cardenales representa un acto de disponibilidad interior: el dejar fuera el ruido del mundo, las opiniones humanas y las distracciones del poder, para entrar en un clima de escucha atenta al Espíritu. La Iglesia, Madre sabia, sabe que decisiones tan trascen-
dentales solo pueden tomarse en un ambiente de oración. El cónclave es una especie de retiro espiritual, donde quienes tienen el deber de elegir al sucesor de Pedro deben hacerlo como quienes saben que rendirán cuentas ante Dios, y no ante la historia.
3-Preparación del corazón y del lugar
La Iglesia, experta en humanidad, sabe que la forma expresa el fondo. Por eso, cada paso previo al cónclave se prepara con meticulosa atención. Las congregaciones generales que preceden a la elección no son simples trámites: en ellas, los cardenales comparten libremente sus inquietudes, visiones y esperanzas para el futuro de la Iglesia. Se eligen también los responsables litúrgicos, los encargados de la seguridad y el equipo técnico, todos vinculados por un severo juramento de confidencialidad. Se dispone la residencia de los electores en la “Domus Sanctae Marthae” (“Casa Santa Marta”) y se asegura la inviolabilidad del lugar. Cada uno de estos elementos, aunque logísticos, tiene una resonancia espiritual: expresa el deseo de pureza de intención y de reverencia ante la magnitud de lo que está por acontecer.
4-Criterios de discernimiento en la elección papal
Aunque no existe un “perfil de candidato” oficial, la historia y la experiencia espiritual de la Iglesia han modelado ciertos criterios para el discernimiento. Los cardenales buscan un hombre de profunda vida interior, firme en la fe, libre de ambiciones, dotado de caridad pastoral, sabiduría en el gobierno y apertura al diálogo con el mundo. No basta con que tenga dotes humanos: se espera que posea una disposición interior que le permita ser instrumento del Espíritu, sin buscar protagonismo. Ade-
más, en tiempos marcados por grandes desafíos globales, se valora la capacidad de leer los signos de los tiempos y de confirmar a los hermanos en la fe. El discernimiento, pues, no se basa en estrategias humanas, sino en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios.
5-Votaciones y signos visibles
La elección se lleva a cabo a través de votaciones sucesivas, en las que cada cardenal escribe el nombre del candidato que, según su conciencia, es el más digno. Se requieren dos tercios de los votos para que haya elección válida. Estas papeletas son luego quemadas, lo que da lugar al tradicional humo: negro si no se ha alcanzado el consenso, blanco si hay un nuevo papa. Este signo visible, tan esperado por los fieles congregados en la Plaza de San Pedro y en todo el mundo, es el eco de una decisión tomada en lo secreto, pero que afecta a toda la Iglesia. Es un símbolo que une al pueblo de Dios en oración y esperanza, y que recuerda que el Sucesor de Pedro no se impone, sino que se manifiesta.
6-El instante sagrado de la obediencia total
Cuando un cardenal es elegido, se le formula la pregunta: ”¿Aceptas tu elección canónica como sumo pontífice?”. Luego de aceptar, el nuevo papa elige entonces su nombre, con el cual desea identificar su ministerio y su visión pastoral. Con la aceptación, el elegido se convierte en Papa, aun antes de ser presentado al mundo. Es el momento en el que la carga del ministerio petrino comienza a descansar sobre sus hombros.
7-El Espíritu Santo en el corazón del proceso
Al hablar del cónclave, algunos suponen que el Espíritu Santo “impone” un nom-
bre al colegio cardenalicio. Pero la verdad es más delicada y profunda. El Espíritu actúa en la libertad, no a pesar de ella. Asiste a los electores, los mueve interiormente, suscita luces y purifica intenciones. No garantiza que cada elección sea humanamente perfecta, pero sí que será espiritualmente fecunda si se ha hecho con honestidad y apertura. Esta es nuestra confianza: que, más allá de debilidades humanas, el Señor guía a Su Iglesia con la promesa de Cristo: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. En esa promesa se funda nuestra esperanza, y en ese Espíritu reposa la paz con que acogemos al nuevo Pastor.
8-Mi candidato
A lo largo de mis sesenta años como sacerdote y casi cuarenta como obispo, he procurado vivir en filial obediencia al Sucesor de Pedro, en la certeza de que, en su ministerio, se cumple la promesa de Cristo a su Iglesia: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18). En este espíritu, y ante el recurrente interés de muchos fieles, y no pocas veces también de los medios, sobre quién debería ser el próximo papa, me permito expresar con sencillez cuál es mi candidato.
Mi candidato es, y siempre será, aquel a quien el Espíritu Santo elija por medio del discernimiento orante y colegial de los señores cardenales. No tengo otro. No necesito otro. Porque confío en la acción invisible, pero real, del Espíritu, que sabe suscitar en el momento justo a aquel pastor que la Iglesia necesita. Mi adhesión no es a una figura o estilo, sino al ministerio petrino, sea quien sea el que lo reciba.
Así como he servido con amor y obediencia a los pontífices que he conocido, cada uno con sus dones, carismas y énfasis pastorales, me dispongo a acoger al nuevo papa con la misma fe y disponibilidad. La unidad con Pedro no es una opción entre otras: es el signo visible de la comunión eclesial. Y a ella me abrazo, hoy como ayer, con la certeza de que quien ama a la Iglesia, ama también a aquel a quien el Espíritu le confía la misión de confirmarnos en la fe.
Conclusión
CERTIFICO que todo lo expresado en estas líneas nace de la experiencia vivida en fidelidad a la Iglesia, desde el amor profundo al ministerio petrino y con la certeza de que el Espíritu Santo guía a su Esposa en cada época. He procurado servir con obediencia, respeto y oración a cada sucesor de Pedro, y así lo seguiré haciendo, confiado en que el próximo papa será aquel que el Espíritu suscite para el bien del pueblo de Dios.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los dos (2) días del mes de mayo del año del Señor dos mil veinticinco (2025), a pocos días de iniciarse el cónclave que elegirá al sucesor de Pedro no. 267. l
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO ARZOBISPO DE SANTIAGO
crítica arte
LILIAN CARRASCO
lilycarrascor@hotmail.com
Mónica Ferreras: Tropicaribastral
La exposición Tropicaribastral de Mónica Ferreras, inaugurada el pasado 30 de abril en el Museo de Arte Moderno, invita al espectador a un viaje sensorial que fusiona lo tropical con lo astral, lo terrenal con lo espiritual. A través de una propuesta multidisciplinaria, la artista rinde culto a la naturaleza y a la divinidad, y explora su conexión profunda con el entorno caribeño y la energía vital que emana de él. La muestra se caracteriza por una paleta cromática vibrante que se despliega en una sinfonía de verdes —desde los tonos lima y jade, hasta el verde oliva, esmeralda y musgo—, donde cada matiz aporta una dimensión distinta, que alude tanto a lo exuberante como a lo íntimo. Las composiciones incluyen además amarillos, naranjas, morados y rojos, complementados con ocres que evocan la riqueza del paisaje caribeño. Estos colores no solo aportan frescura y luminosidad,
sino que también establecen una sinergia con el universo familiar y vernáculo que la artista busca representar.
Mónica Ferreras es reconocida por su dominio de diversos medios como la instalación, el arte objeto y, especialmente, la obra en papel, asumida de manera innovadora. Esta técnica, influenciada por su formación europea, le permite crear texturas únicas que enriquecen el proceso estructural y conceptual de sus obras, ofreciendo una experiencia táctil y visual que invita a la contemplación.
La solidez conceptual y material de Tropicaribastral se nutre de la trayectoria internacional de la artista, quien ha desarrollado su práctica entre Santo Domingo y Europa. Sin perder la raíz caribeña que define su mirada —y que es precisamente lo que convierte su trabajo en una propuesta estética coherente, sensible y profundamente personal—, Ferreras articula una obra en la que se entrelazan con naturalidad lo ancestral y lo contemporáneo.
Cada pieza en Tropicaribastral se presenta como un ritual visual que conecta con la esencia misma del universo. La artista logra transmitir una espiritualidad palpable, donde la energía de la tierra y el cosmos se funden, generando una atmósfera de introspección, admiración y pertenencia. l
crítica cine
ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com
Manchester by the sea
Apropósito del duelo ante la pérdida… el guión es un ensayo sobre la perpetuidad del luto por la muerte de un ser querido. La historia va directa a no perder de vista al hermano de un hombre que muere y que le ha dejado como encargo la tutela de su hijo adolescente. Ya desde los primeros diálogos somos confrontados con suposiciones lúdicas manipuladas por el tío del chico, a quien procura sosegar su dolor; luego él, el tío, aparentemente seco de sentimientos y con una obvia coraza de misántropo, un individuo gris que sobrevive el día a día como fontanero y en general de cualquier trabajo similar; y esa forma de ganarse la vida le sirve de símil al director con el tema del duelo, al valerse de una historia extremadamente sencilla, incluso en su estructura, que se desarrolla con simplicidad en la primera mitad para un fuerte cambio de registro en la segunda. El director, para lograrlo, diseña una estrategia narrativa que se vale de un drama compuesto por el cruce de temporalidades y la composición táctica de elementos del melodrama y la comedia. El plan es llevarnos a una inmersión en las profundidades
el libro
vive
FRANK NÚÑEZ
mi ventana
más arrinconadas del trauma generado por ese tipo de dolor que jamás desaparece: la muerte de un ser amado, infinitamente imprescindible como lo es un padre o una madre. Retratar eso, crear una atmósfera que exprese todo eso, es lo mejor del filme, que deleita gratamente gracias a la sinfonía de movimientos de cámara y actuación pausados, los cuales permiten la naturalidad de esos diálogos intimistas y que transmiten el ser interior sin afectaciones. Los vemos tartamudear, obstaculizarse acentuadamente hablando por encima del otro. Frases, alusiones, gestos, silencios, tejen un hilo de algo secreto, de alguna cosa que no se ha dicho, pero es una especie de macguffin (un elemento de suspenso que hace que los personajes avancen en la trama, pero que no tiene mayor relevancia en la trama per se, Y que es usado para mantener seducido al espectador). Se destaca la actuación de Casey Affleck con un personaje complejo, que logra interpretar con maestría valiéndose de gestos aguantados y voz menguada, un poco tal cual es su carácter y la obviedad de su perfil cónsono con el personaje visualmente; una acertada elección del casting con Casey, que obtuvo un Oscar por su actuación, al igual que el guión. Entre premios y nominaciones recibió 384 distinciones. En Netflix. l
Ufranknunez463@gmail.com n ri l 025 ma onn ctuominicaelholocaustodel
n abril del 2025 se suma a la condición de mes sangriento y luctuoso para la nación dominicana, precedido por el holocausto del 1965, teñido de revolución e intervención norteamericana, para recalar en la carnicería que representaron las matanzas durante las protestas contra el Gobierno por el alto costo de la vida tras la Semana Santa de 1984. Este abril culminó como una caravana de la muerte. No fue solo la tragedia en la discoteca Jet Set que enlutó al país entero con el fallecimiento de por lo menos 232 personas dominicanas y de naciones hermanas. También hubo decenas de muertes en accidentes de tránsito y otros fenómenos durante la Semana Mayor, contra todas las exhortaciones elevadas por las autoridades y el liderazgo religioso para que esas celebraciones se realizaran con el mayor grado de prudencia. Quien esto escribe estuvo entre los devastados por la misma guadaña, con el fallecimiento de mi hijo Frank Michael Núñez Rijo, que nos dejó un irreparable dolor junto a su madre Dinorah, familiares y amigos cercanos. La inesperada partida a los 39 años y meses fue producto de un infarto, que ahora ha estado causando estragos entre los jóvenes. La devoción cristiana del entorno social ha sido terapéutica ante la triste experiencia. Pero ciencias tan reputadas como la biología y la psicología destacan que el duelo es mayor cuando los hijos se adelantan a los padres en la inevitable partida de este mundo. Junto a la fe religiosa ha contribuido con la tranquilidad espiritual la gran manifestación de solidaridad de los relacionados, entre los que figuran muchos colegas periodistas cuya lista es tan extensa que no cabrían en este espacio. ¡Gracias hermanos, amigos y colegas! De verdad que en momentos como los que han vivido las familias dominicanas aplastadas bajo las ruedas de la caravana mortal de este abril del 2025 es cuando se conoce cabalmente a las personas.
Las tragedias dejan sus lecciones porque prueban la autenticidad humana. La sinceridad y la falsía se reflejan nítidamente en estos momentos cruciales. l
SANTIAGO ALMADA salmada@elcaribe.com.do o
Otra vez la nostalgia
“…cuán presto se va el placer/ cómo después de acordado/ da dolor/ cómo a nuestro parecer/ cualquiera tiempo pasado/ fue mejor”… dice el final de la primera estrofa de las coplas del poeta medieval español Jorge Manrique en memoria de su padre muerto… la palabra nostalgia deriva del griego nostos, que significa regreso o también evocación. El poeta ecuatoriano Alfonso Barrera define a la nostalgia en un poema de dos líneas: “Como si por los árboles un niño/ buscara las señales de su casa”. Ese regreso al pasado, que es un ejercicio de la mente porque nadie puede volver a vivir, es a veces un balance y otras simplemente un escape de la realidad que se presenta demasiado dura o demasiado cruel. La nostalgia es también un componente del arte en todas sus formas, no solo de la literatura, sino también de la música, de la pintura, y aunque hay determinadas ciencias que se dedican a investigar el pasado de la humanidad con un estricto sentido crítico, quisiéramos creer que, en cada historiador, en cada arqueólogo o inclusive en cada sociólogo, debe de haber un nostálgico, alguien que trata de traer el pasado al presente.
El historiador Marc Bloch dice que en cada investigación del pasado los historiadores tienen que buscar, obligadamente, “el olor de la carne humana”, y es precisamente esa preocupación por el pasado lo que nos lleva a otra cuestión, conocer el ayer de la humanidad es una manera de evolucionar, de hecho, fue el filósofo y escritor hispano-estadounidense George Santayana quien dijo alguna vez: “Quienes no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. De ahí que “ejercer” la nostalgia, traer el pasado al presente, puede resultar además un saludable ejercicio para no cometer ciertos errores, pese a que un viejo refrán afirma que el único animal que mete “la pata” dos veces en el mismo hoyo es el ser humano. Y aunque vivimos en un mundo que, además de rendirle culto a la ignorancia practica también la desmemoria, a veces con la excusa de que el mundo camina hacia adelante, una dosis de nostalgia puede servir para regresar a los ayeres felices, para rescatar los mejores recuerdos, los tiempos en que nos movían ideales superiores y reconciliarnos con el pasado para superar esa condena a repetir errores que caracteriza a todas las sociedades. l
elCaribe,
José Alcántara Almánzar y La aventura interior de las palabras
ALBERTO GARRIDO
ESCRITOR
DIRECTOR DE LETRAS DE LA UNPHU
Uno de los mejores privilegios que me ha dado la literatura es la hermandad con grandes escritores. Como los golpes en la vida, estos grandes amigos son pocos, pero son.
Nunca se lo he dicho, pero lo considero el autor de uno de los mejores cuentos dominicanos de todos los tiempos: “Rumbo al mar”, un texto brutal que toca desde lo onírico y lo fantástico la violencia del período más gris de la historia dominicana, sin los estereotipos de la mayor parte de lo que se escribe acerca del tema. Premio Nacional de Literatura, director de la Biblioteca del Banco Central, la trascendencia de su obra solo puede ser comparada con su mecenazgo cultural, que tanto bien hace a nuestras letras con la colección del Banco Central.
Hace pocos días terminé de leer La aventura interior, el último libro publicado por Alcántara y el más personal de todos, una reedición al cuidado de Elvis Francis Soto y del autor, ilustrado y diseñado por su hijo Daniel. La leí en una suerte de ejercicio cortazariano, de atrás hacia adelante y comprendí que los secretos resortes de la amistad se tejen por entrecruzamientos de vivencias, lecturas y cosmovisiones semejantes.
La cuarta parte del libro, “El mar de la memoria” me hizo vivir los olores a la vera del fogón del humilde hogar que lo trajo a la vida en 1947, las palabras inventadas por la madre, doña Ana: esas palabras que Alcántara nunca nos dice y que un día deberá contarnos, y que recuerda con palabras de Octavio Paz. “Mi madre: pan que yo cortaba con su propio cuchillo cada día”. En el padre, don Lolo, se recortan las siluetas de tantos padres trotamundos que iban de un pueblo a otro, vendiendo sueños y formando otras familias de vidas paralelas. Sufrí las persecuciones y la prisión del ensayista. Son memorias duras, de huella indeleble, que golpean con la fuerza y la trascendencia que toda familia dominicana de algún modo reinventa. Pero también hay otros recuerdos que entrecruzan a un dominicano con el autor del Gran Gatsby, o la fiesta vigilada que resultó una visita a Moscú y Leningrado, entre demonios políticos y los ángeles de Kandinsky y Dostoievski, o la mirada de pez peleador que no deja de poner el dedo en la llaga de las discriminación raciales en Detroit, o la memorable oda al autor del poema al Niágara, el santiaguero José María Heredia, en cuya casa natal comencé a leer mis trabajos literarios entre otros locos felices. Pero sobre todas esas memorias, la llama doble, las imágenes de una viajera llamada Ida Hernández Caamaño, quien
plantó casa y árbol en el corazón de José, para convertirse en la compañera de toda su vida.
La primera y la segunda parte de La aventura interior logran un contrapunteo de obras y autores, fundamentalmente narradores, en las que brillan semblanza, evocaciones, radiografías sociales, testimonios de un lector que agradece el legado de todas las literaturas. Confieso que mis preferidos son los dedicados a otros escritores dominicanos como Bosch y Marcio Veloz, así como el retrato casi familiar de los escritores del Boom.
La tercera parte, Desafíos del oficio, es quizá la que más disfruté. Con linterna mágica, como si se tratase de un escapelo, analiza los retos de la ficción, los secretos del cuento. Descubro en sus maestros a los míos: Todorov, Tacca, Cortázar, Gardner, Hemingway, Marguerite Yourcenar, Vargas Llosa. Mi único reparo es el apego a lo sociológico, que a veces desborda lo estrictamente literario, inevitable desde su formación académica. Sin embargo, la claridad del análisis y la fortaleza verbal con la que está escrito cada artículo, vence cualquier oposición, por su fe en el poder redentor de la cultura.
La aventura interior, este ejercicio de sabiduría, debería estar en todas las bibliotecas, no sólo de las instituciones universitarias y culturales, sino en la de cada lector inteligente. Querido Alcántara, agradecemos tu lealtad a las letras, tu defensa de todas las virtudes que hoy el mundo olvida, tu memoria prodigiosa, tu escritura profunda y transparente. Y, especialmente, la amistad generosa y eterna. l
José Alcántara Almánzar en una disertación en la UNPHU. F.E.
Rafael Chaljub Mejía LUCHADOR, INVESTIGADOR AUTODIDACTA
Rafael Chaljub Mejía no es un intelectual sino más bien un hombre de acción, aunque es un historiador autodidacta y autor de más de diez obras. A sus ochenta y tres años, vive en un departamento amplio, ro-
deado de libros, continúa escribiendo y se dedica también a lo que define como su otra pasión, el merengue, un tema que ha investigado profundamente y del que muestra un conocimiento casi enciclopé-
dico, pero también fue militante revolucionario en sus años juveniles, conoció personalmente a Maximiliano Gómez, El Moreno, y a Amín Abel, con quienes compartió un compromiso de lucha.
“A mis 83 años sigo convencido del triunfo de la causa a la que di mi vida”
SANTIAGO ALMADA
FOTO: CORTESÍA DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA MIGUEL ÁNGEL MUÑIZ
l ¿Dónde nació usted y dónde cursó sus estudios?
l Nací en una aldea del nordeste en la provincia María Trinidad Sánchez, que entonces se llamaba Julia Molina, en inmerecido honor a la madre del “perínclito” Trujillo. Vine al mundo en 1942, al campo, a la lucha y a la muerte, que es lo que a todos nos llegará alguna vez ¿verdad? Era una aldea sin luz eléctrica, sin carreteras, que desaparecía del mapa cuando llegaba la noche. Soy hijo de una dominicana y de un hijo de inmigrantes árabes que llegaron al país en un barco que hizo escala en Francia. Mi papá cruzó después el macizo montañoso y se asentó en un valle muy fértil en un paraje al que le dieron el nombre de Las Gordas, que hoy sería repudiado por temas como la gordofobia, creo. Ahí empecé mi escolaridad en una escuelita en ese lugar. Cursé hasta el octavo en Boca de Nagua, porque el sexto lo hice en Pimentel. l ¿Qué otras cosas recuerda de su adolescencia en esos parajes?
l En el año 59, durante una de las invasiones, esos campos fueron militarizados, llegaron camiones, a los campesinos se les exigía un servicio que era vigilar la playa, cada cierto tiempo uno tenía que amanecer a la orilla del mar, mirar e informar si veía algo raro, había una sabana, además, que era una llanura, ahí se hicieron zanjas para evitar que aterrizaran los aviones, una vez llegó un asistente del alcalde pedáneo y trajo armas para que vigiláramos un puente, porque se decía que ahbía un sobreviviente que había escapado… nunca pasó nada ni nadie por ahí. Los camiones militares venían y se llevaban a todos los muchachos, pero en realidad era para trabajar en una plantación que tenía Trujillo, y necesitaba mano de obra, así que se llevaban a los jóvenes como “voluntarios”.
l ¿Cuándo vino a la capital?
l Llegué aquí con 19 años, con la expectativa de convertirme en pelotero, era un año muy difícil, sobre todo para la gente que tenía una militancia política, yo todavía no la tenía, pero se veía. Yo vine a recibir una clínica con una gloria del béisbol que se llamaba Horacio Martínez, un escucha de los Gigantes de Francisco me había visto lanzar, me llevaron a San Fran-
cisco de Macorís, pero eso finalmente no se dio. Yo ya me había “liado” con alguna gente del 14 de Junio, y así comenzó mi militancia política. Me inscribí en la Unión Cívica Recuerdo que en octubre del 61 fue la matanza de estudiantes en la calle Espaillat, así que yo decidí que la política sería mi prioridad.
l ¿Cuándo empieza su militancia en el MPD?
l El 14 de Junio permitía la doble militancia, por eso me inscribí en la Unión Cívica, Fidelio Despradel había quedado como secretario general después de la muerte de Manolo Tavárez Justo, pero después el 14 de Junio se desintegró, y me integré al MPD, ya para ese entonces yo había sido guerrillero, había estado en La Victoria, había estado en China, en la academia militar de Nanking, en plena revolución cultural, estuve en Tiananmen, pude ver de cerca a Mao, a mí me apresaron cuando regresaba de China, en el 68. En el 67 inclusive le informaron a mi padre que yo estaba muerto, le enseñaron una foto, pero resulta que no, “que el muerto se fue de rumba”…
l ¿Cómo fue su militancia en el MPD? Cuando yo me fui del 14 de Junio hablé con Amauri Germán Aristy, que era como un hermano y con el que mantuve
una amistad inquebrantable. Yo fui el reemplazo de Amin Abel cuando a él lo hicieron preso en El Limón del Yuna. l ¿Cuántas veces estuvo en La Victoria? l Fui un visitante asiduo de ese “hotel”, la primera vez estuve ocho días, la segunda vea fueron cuatro meses, y la tercera vez dos años, yo nunca acepté que era guerrillero, sino que era un simple campesino, parece que eso dio resultado… en la última estancia en La Victoria pasé mucho tiempo estudiando historia. Y cuando Fafa Taveras empezó a dirigir esos estudios, con su vuelo intelectual, eso tomó una forma más orgánica. En ese tiempo yo comencé a hacer unas fichas de personajes históricos que fui conociendo a través de los libros. Las fui sacando de la cárcel a través de mi mujer, treintaytrés años después, esas fichas cobraron vida, con ellas escribí un libro y se lo mostré a Leonel Fernández, le dije que necesitaba “un cireneo” que me ayudara a cargar esa cruz, él me mandó donde Daniel Toribio, que era el jefe del Banco de Reservas, y me lo patrocinaron. l ¿Cuántos libros ha escrito usted? l Unos cuantos, son dieciséis, principalmente de historia, hay dos que son del merengue, hay uno que lo terminé hace varios
años, otro que son las memorias de Fafa Taveras, que está en fase de terminación, hay dos que son casi autobiográficos, memorias de mi participación en la guerrilla de 1963, no todos están publicados.
l ¿Cómo es su relación con el merengue?
l Eso da para varias entrevistas más, yo crecí en una zona donde había fiestas de atabales, donde el acordeón era una cosa común, cuando a mí me mandaron a estudiar, tenía casi nueve años, cerca de la casa donde yo vivía, había una vellonera, de los veinticinco centavos que mi papá me daba, yo guardaba una parte, y me iba al bar ese a escuchar Juanita Morel, por el trío Reynoso, dice el poeta Pedro Mir que ese es el merengue por excelencia. Cuando crecí conocí a merengueros que eran verdaderos maestros, los músicos del campo, yo entonces no tenía la capacidad para descubrir que ese era un atributo de nuestra identidad, conocí a Juanita Morel, conocí a Chanflín, que son personajes mencionados en merengues reconocidos, en los tiempos más duros de la militancia, de la clandestinidad, nunca me separé del merengue y me dediqué a tratar de estudiarlo, ya lo escuché con oídos académicos, incluso hay merengueros que me han compuesto algunos merengues.
l Tatico Enríquez estuvo casado con una hermana suya ¿verdad?
l Sí, Tatico y yo éramos compañeros de un equipo de béisbol, en ese tiempo cada equipo tenía su conjunto de merengue y Tatico era nuestro músico, él tocaba para nosotros todo el día, a cambio de que no le cobráramos el pasaje y le pagáramos la comida, después fuimos parientes políticos. Después hicimos con Huchi Lora un documental sobre el merengue que ganó un premio cuando todavía estaban los Casandra.
l ¿Usted es totalmente autodidacta?
l Sí, totalmente, yo digo que mis primeros maestros fueron esos viejos campesinos, que pasaban por los pueblos con sus mochilas cargadas de historias, que la mayoría eran mentiras bellísimas, de ellos aprendí a interesarme por mi país y por su historia.
l ¿Es importante conocer el pasado?
l Se dice que lo que es, es consecuencia de lo que fue, entonces un pueblo que no conoce su pasado se queda sin referentes, puede crecer en sus ramas, pero se quedará sin tronco.
l Una última reflexión
l A mis ochenta y tres años, puedo decir que soy un hombre feliz, que mantengo mi convicción, es decir, me siento completamente seguro del triunfo de la causa a la que me he entregado a lo largo de mi vida.
Rafael Chaljub Mejía en una charla en la Biblioteca Pública Miguel Ángel Muñiz.