Documento Final de la Fase Diocesana Arquidiócesis de Sucre

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Contenido Presentación Mons. Ricardo Centellas ............................................................................................... 3 1.

2.

Proceso sinodal de la Arquidiócesis............................................................................................ 4 1.1.

Fase diocesana en la Arquidiócesis de Sucre ...................................................................... 4

1.2.

Proceso de consulta ........................................................................................................... 5

Síntesis del proceso de Consulta ................................................................................................ 6 2.1.

Comunión. .......................................................................................................................... 6

2.1.1.

Lo que facilita o dificulta la escucha ........................................................................... 6

2.1.2. ¿De qué manera se escucha a los laicos, mujeres, jóvenes y a quienes se encuentran en las periferias? ........................................................................................................................ 7 2.2.

Participación....................................................................................................................... 7

2.3.

Misión................................................................................................................................. 9

2.3.1. ¿Qué es lo que permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia Particular o en la sociedad?............................................................................................. 9 2.3.2.

¿Qué impide a los bautizados ser activos en la Misión? ............................................. 9

3.

Lineamientos de acción pastoral. ............................................................................................. 10

4.

Conclusiones. ........................................................................................................................... 12

ANEXO 1: Cuestionario..................................................................................................................... 15 ANEXO 2: Reporte interactivo en línea ............................................................................................ 16 ANEXO 3: Primera Sistematización................................................................................................... 17 ANEXO 4: Memoria fotográfica ........................................................................................................ 37

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Presentación Mons. Ricardo Centellas La Arquidiócesis de Sucre en comunión con la Iglesia Universal, el 17 de octubre de 2021 iniciamos el proceso sinodal convocando a todos los bautizados a ser parte de esta experiencia eclesial que nos ayude a caminar como Pueblo de Dios en las circunstancias históricas que nos toca vivir. Nos organizamos para que esta primera etapa de la ESCUCHA sea llevada adelante de la manera más completa y transparente. Intentamos que los distintos sectores del Pueblo de Dios sean escuchados: Laicos, Vida Consagrada y Clérigos. Unos de manera personal y otros desde sus comunidades de vida y acción. Guiados por las preguntas que recibimos y otras que consideramos importantes, se realizaron las encuestas de manera abierta y anónima para tratar de escuchar con actitud receptiva todo lo que piensan y experimentan dentro y fuera de la Iglesia. Es una experiencia enriquecedora porque se percibe una serie de consideraciones para mejorar la marcha de la Iglesia y así responder con mayor acierto en todas las acciones pastorales. Compartimos con gusto un resumen de este proceso de ESCUCHA elaborado por el Equipo Coordinador, especialmente, por fieles laicos que con entusiasmo y dedicación participan por el bien de la Iglesia. Esperamos que cada Jurisdicción haga lo mismo para tener un panorama general del proceso de Escucha realizado en Bolivia. Seguimos unidos en oración por una Iglesia Sinodal. Que el Espíritu Santo ilumine nuestro caminar para ver con claridad las prioridades pastorales a nivel de Bolivia y en cada Jurisdicción. Con gratitud a todos los que colaboran en este proceso sinodal.

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1. Proceso sinodal de la Arquidiócesis. La Arquidiócesis de Sucre, Iglesia Primada de Bolivia, tomando consciencia de ser Pueblo de Dios y teniendo presente su vocación sinodal, buscar responder a su “naturaleza y misión” (LG nº1), se abrió con alegría y esperanza como “Iglesia de Dios convocada en Sínodo a apostar: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión» donde “las palabras clave del Sínodo son tres: comunión, participación y misión. Comunión y misión son expresiones teológicas que designan el misterio de la Iglesia, y es bueno que hagamos memoria de ellas” (Cf. Discurso del Papa Francisco en la apertura del proceso sinodal sobre la sinodalidad, 9 de octubre de 2021) El proceso sinodal nos convoca a “tomar conciencia que somos parte de una sola Iglesia, donde estamos llamados a caminar juntos y en comunión” (Cf. Homilía de Mons. Ricardo Centellas, arzobispo de Sucre en la Apertura del proceso sinodal, 17 de octubre 2021), buscando hacer realidad que este “camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (cf. Documento Preparatorio del Sínodo). Tomar conciencia que somos parte de una Iglesia, significa subrayar hoy la común dignidad de todos los cristianos y su corresponsabilidad en la misión, tarea recibida desde el bautismo y llamado a vivir en comunión (Cf. Evangelii Gaudium Nº 21.23.24) El Sínodo es un gran acontecimiento, un Kairós que nos invita a dejarnos guiar por el Espíritu Santo, donde estamos llamado a compartir lo que vivimos como cristianos, con el carisma que tenemos: estamos llamados a ver con claridad los desafíos y priorizar los diferentes desafíos y prioridades que nos permita a caminar y decidir juntos, analizando el estilo de vida pastoral, las formas de hacer las cosas, cuidar la vida interior, la relación con el Señor y a trabajar por mejorar los diferentes espacios y mecanismos de participación en toda la vida de la Arquidiócesis de Sucre asumiendo todos los bautizados que somos una “Iglesia sinodal y misionera”.

1.1.Fase diocesana en la Arquidiócesis de Sucre Respondiendo a esta convocatoria a vivir el proceso del Sínodo de la Sinodalidad el Papa Francisco nos anima “El camino de la Iglesia es este: reunirse, unirse, escucharse, discutir, rezar y decidir…” (Cf. Papa Francisco. Homilía en la Misa de Santa Marta, 28 de abril de 2016) Sínodo significa caminar y decidir juntos expresa Mons. Ricardo Centellas, por lo tanto, no “todas las parroquias somos iguales, ningún carisma es mejor que otro, son carismas fruto del Espíritu y nos ayudan a caminar en este mundo como hermanos en la misión de la Iglesia, y todos tienen cabida en este proceso llamados a caminar juntos. En este contexto de pandemia y post pandemia y en este mundo en que vivimos tiene grandes problemas, en nuestras gentes, pueblos, pues nuestra Iglesia se cualifica cuando, la vida consagrada, la vida laical y la vida sacerdotal asume el compromiso por los más necesitados. Ojalá podamos asumir un compromiso conjunto, donde podamos tener líneas comunes y caminos de unidad. La Arquidiócesis de Sucre en este proceso de “Caminar y decidir juntos” se ha planteado las siguientes fases: a. Se ha nombrado a los delegados Sinodales de las diferentes parroquias, movimientos e instituciones eclesiales. El 16 de octubre 2021, se realizó un pre-encuentro con los delegados nombrados. b. El 17 de octubre del 2021 a horas 15:00 se dio inició a la Eucaristía de apertura al proceso sinodal con todos los delegados y las fuerzas vivas de la Arquidiócesis de Sucre Primada de Bolivia. c. Mons. Ricardo Centellas, nombró a la comisión central para la animación del proceso sinodal.

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d. Motivación a participar del proceso de escucha en la fase diocesana: La Comisión Central del proceso sinodal, ha establecido las siguientes actividades para motivar la participación de los delegados sinodales, para vivir el proceso de escucha. • Se realizó una las Conferencias: “La Iglesia es constitutivamente sinodal”. Rvdo. P. Nicolás Velásquez • Se realizó la conferencia: “Caminar y decidir juntos desde Jesús”. Rvdo. P. Fidel Oñoro. • Se han realizado encuentros en las 3 zonas pastorales de la Arquidiócesis facilitando información y motivando a la participación masiva.

1.2.Proceso de consulta Como muchas cosas en nuestras vidas, también el proceso de consulta estuvo marcado y condicionado por la emergencia sanitaria resultado de la irrupción del COVID-19. Entre diciembre de 2021 y marzo de 2022, por disposiciones de las autoridades municipales y sanitarias, prácticamente estuvieron suspendidas las reuniones de grupos de más de 10 personas, por lo que nos vimos obligados a diseñar otras estrategias para recoger opiniones para la consulta. En este marco y con el propósito de provocar y recoger las opiniones de la mayor cantidad de personas, se elaboraron dos cuestionarios, uno dirigido a recoger opiniones sobre la Iglesia Universal y, otro para conocer a la Iglesia Particular que, más adelante nos permitirá formular el Plan Pastoral Arquidiocesano. Los cuestionarios en cuestión se sometieron a una prueba piloto por un grupo de 40 personas que respondieron a las preguntas e hicieron sugerencias de forma y de fondo. Una vez corregidos, los cuestionarios fueron publicados en internet y se imprimieron copias para distribuirlas entre consejos parroquiales, movimientos, instituciones eclesiales y personas creyentes y no creyentes. (Ver Anexo 2) Vía internet respondieron un total de 442 personas distribuidas en 58 parroquias, 3 zonas pastorales – ciudad, frontera y cintis –, ocupación – clero, religiosos/as y laicos – y por rango de edades. Los cuestionarios físicos más bien estaban destinados a grupos, de esa manera participaron un total de 413 personas correspondientes a 9 consejos parroquiales, 31 instituciones eclesiales y 34 movimientos; adicionalmente se invitaron a personalidades creyentes y no creyentes para responder el cuestionario. Una vez que se cerró la fase de aplicación, se procedió con la categorización y selección de opiniones consideradas importantes, de modo que la tabulación contó con elementos cuantitativos enriquecidos cualitativamente con conceptos, opiniones, sentencias vertidas por los participantes en los cuestionarios. Para el análisis y sistematización de la información recogida se conformaron tres comisiones: Comunión, Participación y Misión, que contaron con las bases de datos, y un reporte interactivo de gráficos y tablas en línea. En el siguiente paso, una comisión de redacción y de estilo, se encargó de dar forma al documento final de la fase diocesana de la Arquidiócesis de Sucre. Este documento se validó en dos espacios: con los 64 delegados sinodales, por una parte, y por la comisión central del Sínodo de la Arquidiócesis. Finalmente, la comisión de redacción procedió con la incorporación de correcciones y aportes de las reuniones de validación antes del envío del documento final a la Conferencia Episcopal.

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2. Síntesis del proceso de Consulta Este capítulo se ha redactado con base al Anexo 3 de este documento: “Primera Sistematización”.

2.1.Comunión1 . El camino del Sínodo nos adentra a la reflexión sobre caminar juntos, en tiempos tan complejos caracterizado hoy por factores sanitarios, políticos, económicos, tecnológicos, etc. En ese contexto la Iglesia en Chuquisaca reflexiona sobre el caminar juntos. La Iglesia Pueblo de Dios, está conformada por todos los Bautizados: laicos, religiosos/as, sacerdotes y obispos que caminan juntos en el peregrinaje terrenal; sin embargo, no todos consideran que esta senda sea recorrida en una unidad integral, se percibe que cada uno maneja un concepto distinto de caminar juntos, es decir consideran que, en determinados ámbitos, se vislumbra el caminar juntos solo entre miembros del mismo colectivo (clérigos, laicos o religiosos/as). El caminar juntos se convierte en algo lejano a la mirada de los laicos y del mismo clero. Esto no significa que no se camine juntos, la experiencia muestra que, organizados en comunidades parroquiales, movimientos e instituciones eclesiales se vive en comunión. Es importe considerar que el caminar juntos vincula a la Iglesia Universal, aspecto que en la práctica no se visualiza. “Siento que de manera individual caminan juntos los ministerios, solo catequistas, solo servidores del altar, solo la pastoral, pero de manera conjunta dentro de las parroquias muy ocasionalmente caminan juntos, y más aún entre comunidades parroquiales dónde ni sabemos la situación de nuestros hermanos”2. Los feligreses desean un mayor sentido de comunidad y fraternidad dentro de su parroquia y de la arquidiócesis. “Deberíamos caminar juntos todos los bautizados, como una sola Iglesia que somos, pero a veces no lo hacemos”3. Las personas reconocen que la Iglesia existe para la vida sacramental; sin embargo, existe una fuerte necesidad humana de sentirse incluido como persona al igual que el deseo de estar más estrechamente vinculados con los miembros de la parroquia experimentando una mayor articulación y comunicación entre parroquias, entre clero y feligreses.

2.1.1. Lo que facilita o dificulta la escucha Queremos caminar juntos, sin que esta intencionalidad se plasme a cabalidad a través de una disponibilidad de escucha franca y abierta, tanto en los laicos, clero y/o religiosos/as. Las actitudes personales (Empatía, disposición, tolerancia, confianza, respeto mente abierta, etc.) y acciones personales (atención, acercamiento, reconocer, escucha activa, reflexionar, meditar y actuar) facilitan o entorpecen la escucha y puede truncar los caminos de comunión a esto suman las acciones y actitudes grupales o pastorales, por lo tanto, la Iglesia debe ser activa y abordar un trabajo más intrínseco para construir puentes de comunión entre los individuos y la comunidad. Existe una necesidad de tener oportunidades para conocer a otros feligreses a un nivel más profundo y personal con los efectos positivos de sentirse apoyado, acogido e incluido. Una persona, entre más escuchada se sienta, más se involucra. Hay una correlación entre las parroquias que ofrecen celebraciones litúrgicas más allá de la eucaristía, tienen acciones pastorales y cuentan con agentes pastorales que las impulsan, estas parroquias se perciben como más acogedoras en general, donde los jóvenes, adultos y niños se sienten escuchados y tienen mayor participación en la vida comunitaria. 1

Ver Anexo 3, pp. 17-21

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Respuesta de cuestionario aplicado.

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Respuesta de cuestionario aplicado.

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Valoramos como significativa la variedad de condiciones en las que viven las comunidades cristianas, donde solo se visualiza la participación de quienes son cercanos a la vida comunitaria parroquial. La escucha activa se limita a los más próximos y no se visualiza una Iglesia en salida una Iglesia de encuentro con el otro. “Las conversaciones conducen a la conversión a Cristo y al compromiso de participar activamente en la misión encomendada por Cristo”. Esto es la comunión. Otro tema del proceso sinodal fue sobre la necesidad de un apoyo real emocional y espiritual. Actualmente, no hay consistencia en el apoyo que ofrecen las parroquias o pastorales específicas para los Feligreses que enfrentan sus luchas desde el duelo, la enfermedad/dolencias, el divorcio, la crianza de los hijos, las luchas LGBTQ tanto para el individuo como para los miembros de la familia, y el sentimiento de abandono total por parte de su Iglesia durante estos momentos. Atravesar por sufrimiento mental, espiritual y físico sin la preocupación de la Iglesia es devastador y algunas veces ha inducido a que estas personas se alejen de la Iglesia.

2.1.2. ¿De qué manera se escucha a los laicos, mujeres, jóvenes y a quienes se encuentran en las periferias? Los participantes en general valoran a los sacerdotes y agradecen por la vivencia a los sacramentos. Solicitan como necesidad los laicos, una presencia activa del sacerdote en sus propias vidas y en la vida de la parroquia. Ellos reconocen que el sacerdote a menudo está cubriendo diferentes comunidades en una zona geográfica, lo que provoca ausencias. En otros casos, los párrocos asumen otras funciones más allá de la parroquia. De este modo muchos Feligreses lamentan la imposibilidad de conocer a su párroco de manera más personal. Los participantes en el proceso sinodal también expresan que la Iglesia puede sentirse burocrática, sentenciosa, hiriente y exclusiva, no amorosa. Especialmente cuando experimentan que no son escuchados, no sienten compasión, diálogo y comprensión. Se mencionaron ejemplos de esto, divorcio, madres solteras, cuestiones de género. En estas situaciones se ve a algunos miembros del clero muy cerrados y laicos indiferentes. La Iglesia necesita mostrar el debido respeto y protocolo al tratar con estos miembros y comunicar el amor que proviene de Cristo. Finalmente, existe una impresión en general de que las comunidades eclesiales no acogen ni escuchan a quienes se encuentran al margen de la comunidad laicos, mujeres, jóvenes y aquellos que se encuentran en las periferias físicas y existenciales. Por ejemplo, los miembros de la parroquia que están separados, los divorciados, quienes tratan temas de género y embarazos fuera del matrimonio son algunos de aquellos que no se sienten acogidos ni escuchados. Por lo que resulta imperioso que los laicos reconozcan y asuman algunas tareas y responsabilidades dentro de la Parroquia, como por ejemplo la visita a las familias. El rol del laico tiene que ser más participativo y ser partícipe de la vida y misión de la Iglesia Particular.

2.2.Participación4 . Fruto del proceso de escucha, de una diversidad de miembros y grupos del Pueblo de Dios, se puede VER que la llamada a la participación de laicos, religiosos/as y clero, se da especialmente en instancias como los diferentes ministerios parroquiales, consejos parroquiales, grupos, movimientos y misiones. Así mismo, en las eucaristías, celebraciones litúrgicas, en la catequesis y la evangelización o transmisión de la Fe en la familia, entre otros espacios eclesiales. Sin embargo, esta

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Ver Anexo 3, pp. 22-28

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participación es reducida, considerando la cantidad de cristianos bautizados en nuestra Arquidiócesis. En general, hay una débil conciencia de la corresponsabilidad, derecho y deber de participar de todos los miembros del Pueblo de Dios, en la misión de la Iglesia en medio de las realidades humanas locales. Detrás de esta falta de “participación comprometida”, está el hecho de que los bautizados, pese a los procesos de formación para la recepción de los sacramentos, “no se sienten Iglesia”, “parte de una comunidad de Fe” que reza, celebra, anuncia el Evangelio y toma acciones para la promoción humana integral. No se tiene conciencia plena de que los dones que han recibido del Señor han de ser puestos al servicio de la comunidad. Los resultados de la consulta muestran que hay una corresponsabilidad de los miembros de la Iglesia, puesta en práctica en las diversas instancias eclesiales (grupos, movimientos, catequesis, instituciones…); en la misma estructuración de estas instancias: en su organización, planificación, coordinación; en la delegación de responsabilidades y liderazgos en los grupos, movimientos; a jóvenes y a los laicos en general. Y, por último, en las acciones que realizan estas instancias eclesiales: Evangelización, misión, encuentros, acciones solidarias, retiros, oraciones, formación, promoción humana, entre otros. Estos signos de corresponsabilidad, son esperanzadores, pero una vez más, son de pocos cristianos que, a veces, tienen que asumir más de una responsabilidad en el quehacer pastoral, por la falta de compromiso de otros laicos, por la poca cualificación y por la falta de conciencia de que están llamados al servicio misionero, dentro de la Iglesia y en los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales. La participación y corresponsabilidad en el ser y quehacer de la Iglesia requiere de un trabajo en equipo. En algunas respuestas al cuestionario se afirma que el trabajo en equipo se la pone en práctica participando en las diferentes actividades eclesiales como los encuentros, acción social y solidaridad. Asimismo, participando en instancias como movimientos, grupos parroquiales, de catequesis y misioneros; en las acciones de coordinación, la elaboración de planes de trabajo, la organización y las reuniones. En otros términos, formando parte activa del quehacer eclesial. La Arquidiócesis de Sucre, protagonista del proceso sinodal, está estructurada de manera orgánica con responsables y guías de estas comunidades de Fe: arzobispo, obispos, vicarios, párrocos, consejos parroquiales, responsables de instituciones, movimientos, organizaciones y pastorales específicas. El ejercicio de estas responsabilidades conlleva un principio y ejercicio de “autoridad”, que favorece o dificulta la participación, la corresponsabilidad y el trabajo en equipo en las diferentes instancias eclesiales. Por ello, el Pueblo de Dios consultado, menciona que el modo de ejercicio de autoridad está basado en el servicio de los responsables antes mencionados. Hay una fuerte conciencia que en el Arzobispo descansa la autoridad y es signo de comunión de la Iglesia Particular. A la vez se constata con preocupación de que el ejercicio de autoridad tiene un carácter verticalista y que quienes toman las últimas decisiones son los miembros de la jerarquía de la Iglesia Particular, dejando de lado el ejercicio de la escucha profunda y respetuosa de los demás. La vida estructurada y orgánica de nuestra Iglesia, con laicos, religiosos/as y clero, pone sobre la mesa la incapacidad de hacer efectiva la participación en la toma de decisiones. En este sentido en la consulta se muestra que la toma de conciencia de la “pertenencia al Pueblo de Dios” abre a la posibilidad y necesidad de participación en la toma de decisiones; que la promoción de la participación de los laicos, el respeto y el tener en cuenta la opinión de los demás, contribuyen a una toma de decisiones más participativa, dialógica y consensuada, superando una toma de decisiones puramente clerical. Toda esta dinámica de vida participativa dentro de nuestra Iglesia, según las respuestas al cuestionario, están iluminadas e inspiradas por la oración y las celebraciones litúrgicas. En este 8


entendido, se constituyen en fuentes que inspiran la Fe, en alimento espiritual; en ayuda para ser mejores personas cristianas; así como a tener un encuentro personal y comunitario con Cristo. La experiencia sacramental y litúrgica, por la respuesta de que no inspiran o inspiran poco, necesitan fortalecer la dimensión del compromiso, la acción o puesta en práctica de la Fe celebrada, en la vida cotidiana, en la labor y misión eclesial de construir el Reino, plasmado en una sociedad justa, fraterna e igualitaria.

2.3. Misión5 . “La Iglesia existe para evangelizar. Nunca podemos concentrarnos en nosotros mismos. Nuestra misión es testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia humana.” Este mandato cobra una especial importancia en una sociedad individualista y muchas veces indiferente ante la injusticia y el sufrimiento humano, donde impera una cultura centrada en el máximo consumo y disfrute alejándose sin pudor de los valores éticos y morales, es por ello de vital importancia dar testimonio de lo que tenemos y sabemos: La verdad revelada por nuestro Señor Jesucristo y confiada a nuestra Iglesia para ser “sal en el mundo”

2.3.1. ¿Qué es lo que permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia Particular o en la sociedad? “La convicción de la verdad, porque si dudas de eso no tienes autoridad”6 La mayoría de los participantes de esta reflexión, han identificado a la madurez de nuestra Fe, desarrollada en el conocimiento de la palabra de Dios, la oración y la acción común de la Iglesia la que otorga la confianza necesaria para obrar la Misión en un mundo intolerante y donde ideologías dominantes son adversas a nuestra Fe. La reflexión al respecto de la Misión en nuestra Arquidiócesis, ha identificado que para cumplir nuestra tarea debemos trabajar en aprender y estar seguros de la verdad revelada en la palabra de Dios y confiada a nuestra Iglesia y, es a partir de ello – la Fe y la predisposición a la acción del Espíritu Santo –, que podemos hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en una sociedad en crisis y necesitada siempre de la verdad del Evangelio. Se ha resaltado también la importancia de la educación en valores y la formación personal como elementos útiles en la Misión de nuestra Iglesia, condiciones personales que pueden ser mejoradas a través de un proceso continuo de formación. Se ha manifestado que se requieren esfuerzos adicionales para promover mayor diálogo tolerancia y acción conjunta de nuestra Iglesia. Debemos mejorar nuestra capacidad de dialogo fraterno y de respeto por las opiniones de los demás, esto incentivaría a que la timidez e inseguridad que muchas veces se establece en nuestros miembros más alejados vaya superándose. Sigue siendo necesarias mayores oportunidades de convivencia y acción conjunta estableciendo una cultura fraterna y respetuosa de todos los participantes.

2.3.2. ¿Qué impide a los bautizados ser activos en la Misión? Se ha mencionado que existe una falta de compromiso con la Misión que emana de una indiferencia conformista y egoísta de muchos de los miembros. Esta falta de compromiso por salir al encuentro con el otro es explicable, por los antivalores establecidos en nuestra sociedad individualista y

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Ver Anexo 3, pp. 29-36.

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Respuesta de cuestionario aplicado.

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hedonista, que promueven una cultura de relajamiento moral e indiferencia por el otro, que lamentablemente también cala en nuestros miembros de alguna manera. La percepción desde los laicos y los religiosos, sobre las causas principales, son aproximadamente coincidentes al ponderar en mayor grado los aspectos: “El Conformismo” y “La falta de Fe”. Es triste reconocer que nos falta un mayor deseo de contribuir al establecimiento del Reino de Dios y su Justicia; y que nuestra Fe se ha reducido en muchos casos a un ámbito personal o nuestra misión se ha convertido solo en un oficio de mejoramiento personal e indiferente a la necesidad del vecino. También, se ha dicho que los bautizados debemos madurar en la Fe y requerimos de mayores espacios de formación, evangelización y fortalecimiento de la identidad y sentido de pertenencia.

3. Lineamientos de acción pastoral. “Todos tenemos un rol que desempeñar en el discernimiento y la vivencia de la llamada de Dios a su pueblo”7 Para ser pertinentes: La Iglesia Universal necesita volver a la pedagogía que Jesús usaba cuando interactuaba con las personas. Conocía los problemas que los aquejaba, interactuaba con las personas, conocía sus necesidades, pero especialmente se acercaba a ellos con un lenguaje sencillo y claro. Muchas veces nos cuesta ser pertinentes, nos volvemos lejanos, irreales, como si no tuviéramos interés por las personas y su realidad social. Para asumir compromiso: Una Iglesia que está comprometida con el Evangelio de Jesucristo es consciente de la necesidad de las personas y sus carencias, no sólo espirituales sino afectivas, económicas, laborales, sociales y familiares. Jesús se comprometió con las personas integralmente. Un compromiso sin acción es indiferencia, por ello es importante impulsar y fortalecer las pastorales específicas y movimientos conocer e involucrar a las instituciones de la Iglesia para un trabajo coordinado, para caminar juntos. Impulsar el consejo de laicos arquidiocesano: El consejo de laicos debe consolidarse con la representatividad de todas las parroquias, instituciones eclesiales y movimientos. Propiciar espacios de formación e interacción: Propiciar espacios de escucha, formación e interacción al interior de la Arquidiócesis. (Ejemplo, los encuentros zonales de catequistas). Fomentar la identidad bautismal, a partir de charlas, catequesis, homilías, foros, etc. donde se priorice el ser (comunidad) y el hacer (misión) de la Iglesia, con énfasis en la evangelización del Tú a Tú, teniendo como ejemplo la parábola del “Buen Samaritano”. Pasar de la preocupación a la acción. Está claro además que todas las propuestas de formación e interacción deben adaptarse a los tiempos actuales e incorporar como herramientas a las plataformas digitales. Para la participación: Es urgente profundizar sobre los fundamentos y razones para nuestra participación y corresponsabilidad dentro la Iglesia local: inserción en el cuerpo de Cristo, su Iglesia, a través de nuestro bautismo. Inserción en igualdad de dignidad y acción común (LG 32), lo que no nos permite estar pasivos e indiferentes, sino ser miembros activos y corresponsables de la misión de la Iglesia y “como Iglesia”, que es la construcción del Reino de Dios en medio de nuestras comunidades y la sociedad. La participación de los bautizados en las diferentes instancias eclesiales debe ser fortalecida con la creación de mayores instancias, espacios y servicios a la gente, fruto de la motivación y surgimiento

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Vademécum, para el sínodo sobre la sinodalidad

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de nuevos carismas y ministerios orientados al bien común y a la construcción de comunidades fraternas y de Fe; orientados al servicio de la evangelización y la pastoral de nuestra Arquidiócesis; orientados al servicio social, especialmente de las poblaciones vulnerables. Para estas tareas, urge promover vocaciones sacerdotales, religiosas y el compromiso de los laicos para que puedan vivir en “comunión”, su vocación y misión en medio de las realidades temporales. Para la corresponsabilidad: Para una auténtica práctica corresponsable de los cristianos, necesitamos sentirnos co-constructores, co-partícipes de la vida y misión de la Iglesia, desde la vocación específica recibida del Señor. Urge promover una responsabilidad compartida, un proyecto común: Anunciar la Buena Noticia de Jesucristo y consolidar otra sociedad posible, inspirada en su mensaje; para lo cual se requiere superar todo autoritarismo, lucha por el poder, centralismo personal o de algún grupo, dentro de la Iglesia. La responsabilidad compartida, debe ser fruto de la comunión y función específica que corresponda, en orden a su carisma, vocación o ministerio recibido. Para un efectivo trabajo en equipo: Fortalecer la conciencia de que un trabajo pastoral, una misión pensada y llevada adelante de manera solitaria, es signo de un trabajo pastoral y misión evangelizadora impulsada comunitaria y participativamente, es señal de éxito y solución. En este sentido, será necesario crear espacios de formación y capacitación para aprender a trabajar en equipo. Para el ejercicio de autoridad dentro de la Iglesia: Respecto al modo de ejercer la autoridad dentro de la Iglesia, se propone una conversión en su ejercicio, hacia un modo de ejercer autoridad de manera horizontal, participativa, dialógica. Hacia un ejercicio de autoridad como servicio, con una actitud abierta, de escucha y de toma de decisiones consensuadas, considerando siempre la responsabilidad y de cumplimiento de los compromisos adquiridos por todos. Para la participación en la toma de decisiones: La sugerencia para promover la participación es ejercer nuestro protagonismo como bautizados, fortalecernos y comprometernos en la vida, la misión de la Iglesia y con las decisiones que se tomen como Iglesia. Para ello, se requieren autoridades, líderes y responsables más comunicativos, que promuevan la participación; de tal modo, que todos puedan sentirse que son parte activa del Pueblo de Dios: Arzobispo, los presbíteros, los diáconos, los grupos, movimientos, los laicos en general. Para una participación real en la toma de decisiones dentro de la vida de la Iglesia, se requiere fortalecer y recrear los grupos, movimientos, instituciones, consejos parroquiales y todas las instancias eclesiales y pastorales. Se requiere que cada una de estas instancias, tenga su representación en las asambleas parroquiales, zonales o arquidiocesanas, puedan participar y tomar decisiones conjuntas y consensuadas sobre la vida y misión de la Iglesia. Otra acción que promoverá la participación de los fieles cristianos en la toma de decisiones es que estén organizados, conectados y estructurados en redes: red de consejos parroquiales, de jóvenes o en una red de laicos, en general. Para las oraciones y las celebraciones litúrgicas: Hay que trabajar más en el anuncio del Evangelio, en una formación litúrgica que lleve a que las celebraciones litúrgicas y la oración este conectada y adecuada a la realidad actual. La meta debe ser llevar la vida a la oración y las celebraciones litúrgicas y viceversa. Respecto a la oración, debemos fomentar en la congregación y comunión de los cristianos, ya que nos ayuda a establecer una relación íntima con Dios y con los hermanos.

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4. Conclusiones. La comunión entre los bautizados se expresa de distintas maneras en la vida de la Iglesia, a través de la jerarquía eclesial, las celebraciones litúrgicas, el servicio pastoral en los grupos y movimientos, la generosidad y preocupación por el prójimo en las campañas de solidaridad, la corresponsabilidad en el trabajo diario y en la intromisión política, por mencionar algunos. En ese sentido, el análisis de las respuestas a preguntas tan complejas y amplias que tienen que ver con este misterio de comunión en la vida de la Iglesia ha permitido descubrir la forma peculiar en que los laicos, religiosos y clero perciben la vida al interior de la comunidad universal. Al mismo tiempo, una categorización y sistematización de los resultados ha sido enriquecida con la perspectiva global que permite esbozar algunas propuestas ante dichas conclusiones. Los factores personales como los externos permiten construir la comunión al interior de la Iglesia; en ese sentido los medios de comunicación es una herramienta que debe aprovecharse. Asimismo, existe un desinterés, por parte de laicos y clero, por conformar el consejo de laicos, una instancia que permite constituir la comunión, así como propiciar la escucha y la representatividad. Las acciones y actitudes personales son elementos que facilitan o entorpecen la escucha y truncan caminos de comunión, mucho más que las acciones y actitudes grupales o pastorales. Esto significa que la escucha de la Iglesia debe ser activa e involucrada a un nivel más íntimo para construir puentes de comunión entre los individuos y hacia la comunidad. Del mismo modo, el acercamiento al otro tiene que inmiscuir al bautizado de una forma más entrañable, de modo que se actúe con empatía y preocupación por el otro. La comunidad fortalece de ese modo los lazos de unidad desde el Bautismo y la Eucaristía, como ejes centrales de fraternidad. La Iglesia está conformada por Laicos, Religiosos y Clero que caminan juntos en el peregrinaje terrenal; sin embargo, no todos consideran que esta senda sea recorrida en una unidad integral, sino en determinados ámbitos compartimentados (clero, laicos o religiosos/as). Así como hay necesidad de fortalecer y promocionar nuevos espacios para la participación, corresponsabilidad y el trabajo en equipo de todos los miembros de la Iglesia, es urgente también una conversión en la modalidad de esta participación, corresponsabilidad y trabajo en equipo. Una vez más, se hace necesario el convencimiento de “ser Iglesia”, de “estar en comunión”, de ser “corresponsable”, de que “somos misión”. Estos son los pilares de nuestra corresponsabilidad en función a la misión de anunciar a Jesucristo al mundo, con la palabra y las obras. Esta es nuestra identidad y vocación más profunda, a la que hemos sido llamados por el Señor. El resultado práctico, será un trabajo coordinado, conjunto, en equipo, colegial; de promoción de liderazgos, de delegación de responsabilidades según los carismas, capacidades y dones recibidos. En definitiva, un trabajo y caminar eclesial conjunto en comunión, participación y misión. La participación plena de los miembros de la Iglesia Particular requiere del principio y sentido democrático, es decir: respeto pensar, sentir y querer de la gente; escuchar, analizar, dialogar, discernir, decidir consensualmente, delegar responsabilidades y compromiso efectivo en la acción misionera de la Iglesia. Esto permitirá una efectiva participación desde las parroquias, en sus consejos parroquiales, grupos, movimientos, pastorales específicas. En vistas a una renovación, un nuevo despertar, un nuevo florecer de la Iglesia Particular, urge abrir, de una manera prioritaria, espacio de participación a las nuevas generaciones de niños, adolescentes y jóvenes; a los laicos, que son el inmenso potencial del presente y futuro de nuestra 12


Iglesia. Urge la apertura, la inclusión efectiva de los laicos en la dinámica y misión de la Iglesia. Urge la inclusión y protagonismo de las poblaciones vulnerables en la tarea misionera de la Iglesia: Niños, adolescentes, jóvenes trabajadores en situación de calle; mujeres en situación de marginación social; discapacitados, migrantes de las periferias; niños y ancianos abandonados en comunidades rurales, naciones y pueblos indígenas de nuestra Arquidiócesis, entre otros.

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ANEXOS

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ANEXO 1: Cuestionario Estas son las preguntas formuladas en el cuestionario: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

¿Quiénes son los que caminan juntos en nuestra Arquidiócesis de Sucre? ¿Qué facilita nuestra escucha? ¿Qué dificulta nuestra escucha? ¿De qué manera se escucha a los laicos, a las mujeres, jóvenes y a quienes se encuentran en las periferias? ¿Qué es lo que permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local o en la sociedad? ¿Qué es lo que me impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local o en la sociedad? ¿De qué manera la oración y las celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente nuestra vida común y misión en nuestra comunidad? ¿Qué impide a los bautizados ser activos en la misión? ¿Cuáles son las modalidades de corresponsabilidad y participación dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo se ejerce autoridad dentro de nuestra Arquidiócesis de Sucre? ¿Cómo crees que se pone en práctica el trabajo de equipo y de corresponsabilidad de los laicos en nuestra Iglesia Particular? ¿Cómo promovemos la participación en el proceso de toma de decisiones dentro de las estructuras jerárquicas? ¿Cuáles crees que son los procesos de formación de nuestra comunidad eclesial a las personas para que sepan cada vez más “caminar juntos” (Sinodalidad), escuchar, dialogar y discernir unos con otros y participar en la misión (participación y misión)?

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ANEXO 2: Reporte interactivo en línea Se puede acceder al reporte ingresando en el siguiente enlace: https://app.powerbi.com/view?r=eyJrIjoiNTVlZDM5ZGItZWIxMi00NWFkLThmZmUtYzMwNmM4YT I4NTcyIiwidCI6ImIwMjEwZTNkLWQ4ZjAtNGJlNS04OTQzLTI0MTRmODRhZGY5NiJ9

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ANEXO 3: Primera Sistematización SISTEMATIZACIÓN CAPITULO COMUNIÓN Información general: En la Arquidiócesis de Sucre se han aplicado 516 encuestas de las cuales 372 fueron respondidas por laicos, 100 respuestas provienen de religiosas y religiosos y 44 de sacerdotes. Las encuestas se han concentrado en la zona ciudad, seguido de la zona Frontera y zona Cinti.

Informe Pregunta 5. ¿Quiénes son los que caminan juntos en nuestra arquidiócesis de Sucre?

La Iglesia Universal está conformada por el clero, religiosos y laicos por ello la columna 3 y 4 del grafico son uno mismo, lo que nos muestra un 23.45 % de los encuestadas visualiza un caminar juntos como Iglesia Universal, ocupando el primer lugar en el gráfico. Le sigue el 19.38% que menciona solo a los laicos a eso debemos sumar el 1.74% que menciona jóvenes que debería estar en la categoría de laicos los porcentajes que sigue son el clero y laicos, pero aquí cabe destacar que existe un 1.74 % que menciona a los laicos y religiosas lo que podría significar que existe la confusión en cuanto a los términos, clero y religiosos considerándolo como sinónimos. No sabe y no responde se sitúa en el 5 lugar del gráfico, haciendo referencia que no se sabe quiénes caminan juntos dentro de la iglesia incluyendo a sacerdotes y religiosos que tienen esta respuesta dentro de las primeras 5 categorías. En los 6 últimos porcentajes minoritarios con porcentajes menores a 2,33% se menciona al obispo, los jóvenes, religiosos, laicos y religioso y el porcentaje más pequeño es menos del 1 % que menciona que no existe unidad. Triangulando la información por sujetos, Laicos, religiosos, sacerdotes podemos considerar que cada uno percibe, en la arquidiócesis un concepto distinto sobre el caminar juntos, es decir consideran 17


que los laicos caminan juntos organizados en sus comunidades parroquiales, grupos y movimientos, los religiosos caminan juntos en sus propias comunidades, el clero por su parte caminan juntos aunque dentro de los sacerdotes encuestados el 2.27% considera que no existe unidad, sumando todas las categorías tenemos un 76,55% de encuestados que no visualizan el caminar juntos frente al 23.45% que ve a la Iglesia Universal, clero, religiosos/as y laicos caminando juntos Al profundizar el análisis por ámbito, podemos ver que los consejos parroquiales, movimientos e instituciones eclesiales tienen un mayor porcentaje en la percepción del caminar juntos como Iglesia Universal, sin embargo, solo se tiene la encuesta de 9 consejos parroquiales frente a las 58 parroquias que tiene la arquidiócesis.

Pregunta 6a. ¿Qué facilita nuestra escucha?

El grafico apreciamos un 62,24 % agrupando las primeras 3 columnas y la última, es decir la actitud personal, la acción personal, la formación y evangelización y a través de la participación nos muestra la actitud y la acción personal como factores determinantes al momento de escuchar. Por lo tanto, las tres primeras columnas del grafico son inherentes al individuo. El escuchar es una acción propia del ser humano, esta acción por lo tanto tiene que ver con la actitud individual de cada ser, esa actitud determina la acción que pueda facilitar la escucha. En tanto las siguientes columnas nos muestran factores eclesiales como ser las celebraciones, las acciones pastorales y los agentes pastorales que suman un 10.44%, siendo un porcentaje muy bajo considerando que son factores que debería impulsarse para facilitar la escucha de la comunidad. Por otra parte, las categorías como acciones grupales, información y comunicación, actitudes grupales, tecnología, factores que facilitan la escucha, el que se dice y como se dice son medios o herramientas que facilitan la escucha y esto suma un 22,41% del total de la encuesta, demostrando que es importante el uso de estos medios y herramientas para facilitar la escucha en las comunidades. Por último, destaca en la reflexión la categoría “instancias/instituciones” con menos del 1 % mostrando el poco valor que se le da a esta categoría. Esto sugiere que las instancias de representatividad como ser consejos parroquiales o el consejo arquidiocesano de laicos como instancias que deberían facilitar la escucha no están siendo valoradas en todos los ámbitos laical y 18


clerical. ¿Cuántos consejos parroquiales actualmente están vigentes?, si bien la pandemia es un factor que ha impedido que los consejos se reúnan regularmente, se debería reflexionar sobre su importancia, por otro lado, el consejo de laicos arquidiocesano no es representativa por lo tanto no se impulsa ni se da el valor, es decir los laicos no se han empoderado de la importancia de estas instancias y por su parte el clero no lo impulsa.

6 b. ¿Qué dificulta nuestra escucha?

Para el análisis en esta sección se agrupan los valores de modo que las actitudes y acciones queden emparejadas en personales y grupales. Por un lado, las categorías de “acciones personales” y de “actitudes personales” suman el 37,75 % de las respuestas; esto se traduce en que la barrera que impide la escucha sea la disposición de uno mismo ante el otro. Por otro lado, las categorías “actitudes grupales” y “acciones grupales” cuyo porcentaje sumado alcanza el 11,24 %. Esto contrasta el análisis previo, puesto que ya no es la respuesta individual que entorpece la escucha, sino que las respuestas grupales no generan el mismo efecto en los individuos. Es decir, que la forma de frenar la escucha tiene que ver más con el sujeto que con la comunidad en sí. En cuanto al conglomerado pastoral en la encuesta –constituido por las categorías “agentes pastorales”, “sujetos pastorales” y “acciones pastorales– se posiciona casi tres décimas por encima del 10 % de la población. Por lo tanto, se infiere una preocupación en este ámbito, sobretodo porque es necesario saber acoger y escuchar a todos. Por último, destaca de forma peculiar la categoría “Factores que dificultan la escucha” pues, al ser tan heterogéneo (contiene elementos como: La separación de la iglesia, el pecado, la poca coordinación, no tener sentido de pertenencia, la monotonía, no hay espacios para conversar) impide que se concrete en un solo ámbito, sino más bien se vislumbra un espectro diverso de factores que suponen la falta de adecuación de uno mismo a dificultades. Dicho en otras palabras, hay una carencia da adaptabilidad ante estos elementos que entorpecen la escucha.

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Pregunta 7. ¿De qué manera se escucha a los laicos, las mujeres, jóvenes, y a quienes se encuentra en las periferias?

Al unificar la categoría “acercándose a ellos” con “misión de evangelización” suma un 27,97% mostrando que la escucha a los laicos, mujeres, jóvenes y las periferias tiene que ver con tener contacto y acercamiento. Una iglesia en salida va al encuentro del otro a través de la misión, respetando, compartiendo, escuchando. Las instituciones y organizaciones de la iglesia como categoría, (parroquias, catequesis, grupos parroquiales y pastorales específicas) cumplen parcialmente su misión al promover la participación del laico, estas categorías suman el 23. 76 % siendo un porcentaje bajo para la magnitud y significado que tiene esta categoría donde el laico debería sentir que tiene un espacio donde pueden ser escuchados. No obstante, el 15,54% unificando la categoría “no se les escucha” y “de manera superficial” muestra una realidad latente que este sector nos es visualizado por lo tanto no se les escucha ni se les brinda atención o espacios para ser escuchados, valorados e involucrarlos en la vida de la iglesia. El 11,88% no sabe no contesta, ocupando el 3 lugar del gráfico, los religiosos y el clero también manifiestan que no saben /no contestan de qué manera se escucha a los laicos, las mujeres, jóvenes y a quienes se encuentren en las periferias. Es decir que desde la misión que cumplen cada uno laicos, religiosos y clero, el trabajo de la iglesia de escuchar, no es percibido por estos sectores.

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Conclusiones La comunión entre los bautizados se expresa de distintas maneras en la vida de la Iglesia, a través de la jerarquía eclesial, las celebraciones litúrgicas, el servicio pastoral en los grupos y movimientos, la generosidad y preocupación por el prójimo en las campañas de solidaridad, la corresponsabilidad en el trabajo diario y en la intromisión política, por mencionar algunos. En ese sentido, el análisis de las respuestas a preguntas tan complejas y amplias que tienen que ver con este misterio de comunión en la vida de la Iglesia ha permitido descubrir la forma peculiar en que los laicos, religiosos y sacerdotes perciben la vida al interior de la comunidad universal. Al mismo tiempo, una categorización y sistematización de los resultados ha sido enriquecida con la perspectiva global que permite esbozar algunas propuestas ante dichas conclusiones. • •

La Iglesia está conformada por Laicos, Religiosos y sacerdotes que caminan juntos en el peregrinaje terrenal; sin embargo, no todos consideran que esta senda sea recorrida en una unidad integral, sino en determinados ámbitos (solo sacerdotes o solo laicos o solo religiosos). Los factores personales como los externos permiten construir la comunión al interior de la Iglesia; en ese sentido los medios de comunicación es una herramienta que debe aprovecharse. Asimismo, existe un desinterés, por parte de laicos y sacerdotes, por conformar el consejo de laicos, una instancia que permite constituir la comunión, así como propiciar la escucha y la representatividad. Las acciones y actitudes personales son elementos que facilitan o entorpecen la escucha y truncan caminos de comunión, mucho más que las acciones y actitudes grupales o pastorales. Esto significa que la escucha de la Iglesia debe ser activa e involucrada a un nivel más íntimo para construir puentes de comunión entre los individuos y hacia la comunidad. Del mismo modo, el acercamiento al otro tiene que inmiscuir al bautizado de una forma más entrañable, de modo que se actúe con empatía y preocupación por el otro. La comunidad fortalece de ese modo los lazos de unidad desde el Bautismo y la Eucaristía, como ejes centrales de fraternidad.

Propuestas: • • •

Consolidar un consejo de laicos arquidiocesano representativo a nivel de parroquias, instituciones y movimientos. - Validar, impulsar y fortalecer el consejo de laicos arquidiocesano. Propiciar espacios de escucha, formación e interacción al interior de la Arquidiócesis. (Ejemplo, los encuentros zonales de catequistas). Fomentar la identidad bautismal, a partir de charlas, catequesis, homilías, foros, etc. donde se priorice el ser (comunidad) y el hacer (misión) de la Iglesia, con énfasis en la evangelización del Tú a Tú, teniendo como ejemplo la parábola del “Buen Samaritano”. Pasar de la preocupación a la acción.

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SISTEMATIZACIÓN CAPÍTULO PARTICIPACIÓN Pregunta 9: ¿De qué manera la oración y las celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente nuestra vida en común y misión en nuestra comunidad?

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN El 24,77 % indica que las oraciones y celebraciones litúrgicas iluminan, inspiran y guían; sin embargo, esta respuesta, como otras, no responden la pregunta ¿de qué manera…?; El 19,47% señala que fortalecen la fe y el 16% indica que son un alimento espiritual. A pesar de que las respuestas fueron variadas, no es tomada en cuenta la misión en la comunidad, ni la vida en común. El porcentaje de que no inspiran o inspiran poco, es bajo 3,05 %; pero, no hay que dejar de lado este punto ya que con el tiempo puede subir el porcentaje y dificultar la laboral pastoral. CONCLUSIÓN/PROPUESTA Hay que trabajar más en el anuncio del Evangelio, en una formación litúrgica que lleve a que las celebraciones litúrgicas y la oración este conectada y adecuada a la realidad actual. El norte debe ser llevar la vida a la oración y las celebraciones litúrgicas y viceversa. Respecto a la oración, debemos fomentar en la congregación y comunión de los cristianos, ya que nos ayuda a establecer una relación íntima con Dios y con los hermanos.

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PREGUNTA 11a: ¿Cuáles son las modalidades de corresponsabilidad y participación dentro de nuestra Iglesia local?

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN •

El cuadro muestra que, el 76.03% de las respuestas, se centran a la “participación" dentro de nuestra Iglesia y solo el 7.54 % de las respuestas, hacen referencia a la “corresponsabilidad” o falta de la misma por parte del Pueblo de Dios en nuestra Iglesia local. El resto de los encuestados, el 16.44 que es un porcentaje significativo, no saben y no han respondido a la pregunta. (hay un decimal demás en la suma: 100.01 %) Respecto a las modalidades de participación: Un gran número de encuestados afirman que la mayor participación se da en instancias como los diferentes ministerios parroquiales, consejos parroquiales, grupos, misiones. Así mismo, en las eucaristías, en la catequesis y la evangelización o transmisión de la fe en la familia. Importante hacer notar que los porcentajes no dicen de la cantidad de cristianos que participan en estas instancias, sino muestran las modalidades de participación. Respecto a las modalidades de corresponsabilidad: Los encestados no hacen referencia específica a ninguna modalidad de corresponsabilidad, aunque se puede interpretar que la participación en las diferentes instancias mencionadas conlleva un grado de corresponsabilidad en la tarea evangelizadora de la Iglesia. Al contrario, un 7.54 % de los encuestados menciona que hay una falta de corresponsabilidad en nuestra Iglesia. Los 16.44 % de encuestados, que no respondieron a la pregunta, muestran que hay una falta de conciencia sobre la participación y corresponsabilidad que todo bautizado tiene dentro de la Iglesia local.

CONCLUSIÓN/PROPUESTA •

Es urgente profundizar sobre los fundamentos y razones para nuestra participación y corresponsabilidad dentro la Iglesia local: inserción en el cuerpo de Cristo, su iglesia, a través de nuestro bautismo. Inserción en igualdad de dignidad y acción común (LG 32), lo que no nos permite estar pasivos e indiferentes, sino ser miembros activos y corresponsables de la misión 23


de la Iglesia y “como Iglesia”, que es la construcción del Reino de Dios en medio de nuestras comunidades y la sociedad. La participación de los bautizados en las instancias eclesiales mencionadas por los encuestados, debe ser fortalecida con la creación de mayores instancias, espacios y servicios a la gente, fruto de la motivación y surgimiento de nuevos carismas y ministerios orientados al bien común y a la construcción de comunidades fraternas y de fe; orientados al servicio de la evangelización y la pastoral de nuestra Arquidiócesis; orientados al servicio social, especialmente de las poblaciones vulnerables. Para estas tareas, urge promover vocaciones sacerdotales, religiosas y el compromiso de los laicos para que puedan vivir en “comunión”, su vocación y misión en medio de las realidades temporales. La participación de lo fieles en las diferentes modalidades mencionadas por los encuestados no garantiza su corresponsabilidad en las mismas. Para una auténtica práctica corresponsable de los cristianos, necesitamos sentirnos co-constructores, co-partícipes de la misión de la Iglesia, desde la vocación específica recibida del Señor. Urge promover una responsabilidad compartida, un proyecto común: Anunciar la Buena Noticia de Jesucristo y consolidar otra sociedad posible, inspirada en su mensaje; para lo cual se requiere superar todo autoritarismo, lucha por el poder, centralismo personal o de algún grupo, dentro de la Iglesia. La responsabilidad compartida, debe ser fruto de la comunión y función específica que corresponda, en orden a su carisma, vocación o ministerio recibido.

Pregunta 11b: ¿Cómo se ejerce autoridad dentro de nuestra Arquidiócesis de Sucre?

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN Un 25. 39 % afirma que a través del servicio. Es un dato importante que se la ejerza a través del servicio dentro de la Arquidiócesis. Hacen notar el servicio en las diferentes zonas, dentro de las mismas parroquias, toman en cuenta la jerarquía establecida: arzobispo, vicario, párrocos; a través de los consejos parroquiales y grupos de catequistas; aseveraciones que llevan a un porcentaje del 34,50 % del total de los encuestados. Hay un reconocimiento de que la autoridad radica en el 24


arzobispo de Sucre. Es importante mencionar que el 19,19 % no sabe o no responde. Mediante votación señala el 2,5 %. Una vez más es necesario observar que más que responder a la pregunta del ¿Cómo se ejerce la autoridad? se responde a ¿Quiénes la ejercen? CONCLUSIÓN/PROPUESTA De manera general se percibe que la mayoría de los encuestados no conocen la estructura jerárquica de la Iglesia y el modo de ejercicio de la autoridad de los mismos; por lo que se ve la necesidad de difundir ampliamente cuál es la estructura jerárquica de la Iglesia en la Arquidiócesis de Sucre. Respecto al modo de ejercer la autoridad dentro de la Iglesia, se propone una conversión en su ejercicio, hacia un modo de ejercer autoridad de manera horizontal, participativa, dialógica. Hacia un ejercicio de autoridad como servicio, con una actitud abierta, de escucha y de toma de decisiones consensuadas, considerando siempre la responsabilidad y de cumplimiento de los compromisos adquiridos por todos.

PREGUNTA 11c: ¿Cómo crees que se pone en práctica el trabajo de equipo y de corresponsabilidad de los laicos en nuestra Iglesia particular?

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN • •

En principio hay que destacar que los encuestados no especifican en sus respuestas la práctica de trabajo en equipo y la práctica de corresponsabilidad. Asumen que ambas van juntas. Sin embargo, se puede entrever que hay alguna mención más a una u otra. El cuadro muestra que el 37.26 % de los encuestados, afirman que el trabajo en equipo se la pone en práctica participando en las diferentes actividades eclesiales como los encuentros, acción social y solidaridad. Asimismo, participando en instancias como movimientos, grupos parroquiales, de catequesis y misioneros. En otros términos, formando parte activa del quehacer eclesial. Por otro lado, las respuestas que hacen mayor referencia a la práctica de la corresponsabilidad (40.54 %), afirman que se la pone en práctica en las acciones de coordinación, la elaboración de 25


planes de trabajo, la organización y las reuniones. Es llamativo que un 8.88 % mencione que la corresponsabilidad se la practica en la delegación de responsabilidades a grupos, movimientos; a líderes, a los jóvenes y a los laicos en general. Es llamativo también que un 9,87 % de los encuestados, no supieron dar razón sobre la práctica del trabajo en grupo y corresponsabilidad de los laicos.

CONCLUSIÓN/PROPUESTA •

Un alto porcentaje de los encuestados creen que el trabajo en equipo y la corresponsabilidad se pone en práctica en las diversas instancias eclesiales (grupos, movimientos, catequesis…); en la misma estructuración de estas instancias: en su organización, planificación, coordinación, delegación de sus responsabilidades y liderazgos. Y por último, en las acciones que realizan estas instancias eclesiales: Evangelización, misión, encuentros, acciones solidarias, retiros, oraciones, formación… Así como hay necesidad de fortalecer y promocionar nuevos espacios para la participación, corresponsabilidad y el trabajo en equipo de todos los miembros de la Iglesia, es urgente también una conversión en la modalidad de esta participación, corresponsabilidad y trabajo en equipo. Una vez más, se hace necesario el convencimiento de “ser Iglesia”, de “estar en comunión”, de ser “co-rresponsable”, de que “somos misión”. Estos son los pilares de nuestra corresponsabilidad en función a la misión de anunciar a Jesucristo al mundo, con la palabra y las obras. Esta es nuestra identidad y vocación más profunda, a la que hemos sido llamados por el Señor. El resultado práctico, será un trabajo coordinado, conjunto, en equipo, colegial; de promoción de liderazgos, de delegación de responsabilidades según los carismas, capacidades y dones recibidos. En definitiva, un trabajo y caminar eclesial conjunto en comunión, participación y misión.

Pregunta 12: ¿Cómo promovemos la participación en el proceso de toma de decisiones dentro de las estructuras jerárquicas?

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN Hay un acuerdo en las respuestas sobre “sentirse parte del pueblo de Dios”, tanto en la parte de los laicos, religiosos y sacerdotes, lo que deja entender que la toma de conciencia de la pertenencia al Pueblo de Dios abre a la posibilidad y necesidad de participación en la toma de decisiones. En esta línea, también coinciden en que se debería “promover la participación”, llegando a un 79.22%, todo 26


enmarcado en el respeto dentro de la estructura y las responsabilidades adquiridas. Lo preocupante es que el 19.48 % no saben acerca de la necesidad de participación en la toma de decisiones dentro de las estructuras de la Iglesia. Es llamativo también que el 10.76 % afirma que la “toma de decisiones es clerical” y no hay una promoción a la participación. CONCLUSIÓN/PROPUESTA La sugerencia para promover la participación es ejercer nuestro protagonismo como bautizados, fortalecernos y comprometernos en la vida, la misión de la Iglesia y con las decisiones que se tomen como Iglesia. Para ello, se requieren autoridades, líderes y responsables más comunicativos, que promuevan la participación; de tal modo, que todos puedan sentirse que son parte activa del Pueblo de Dios: Arzobispo, los presbíteros, los diáconos, los grupos, movimientos, los laicos en general. Para una participación real en la toma de decisiones dentro de la vida de la Iglesia, se requiere fortalecer y recrear los grupos, movimientos, instituciones, consejos parroquiales y todas las instancias eclesiales y pastorales. Se requiere que cada una de estas instancias, tengan su representación en las asambleas parroquiales, zonales o arquidiocesanas, puedan participar y tomar decisiones conjuntas y consensuadas sobre la vida y misión de la Iglesia. Otra acción que promoverá la participación de los fieles cristianos en la toma de decisiones es que estén organizados, conectados y estructurados en redes: red de consejos parroquiales, de jóvenes o en una red de laicos, en general.

PREGUNTA 14: ¿Cuál crees que son los procesos de formación para que las personas sepan cada vez más “caminar juntos” (Sinodalidad), escuchar, dialogar y discernir unos con otros y participar en la misión (participación y misión)?

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN A través de la “formación integral personal y colectiva”, señala el 19,7; “motivando, impulsando y dando condiciones para la participación con derechos y obligaciones”, señala un 16.03 %. Es importante resaltar que el aprender a caminar juntos, el saber escuchar, dialogar, discernir y comprometernos con la misión, se lo conseguirá a través de procesos de formación, cursos, reuniones y la creación de “centros de capacitación y formación” o fortaleciendo las pocas instancias de formación existentes; una formación orientada no solo al conocimiento del sínodo, sino al 27


involucramiento en el proceso. Asimismo, a través de la misma catequesis y una acción evangelizador permanente. CONCLUSIÓN/PROPUESTA Pese a las limitadas instancias de formación, hay la conciencia y la demanda de fortalecer y crear instancias de formación y capacitación para la comunión, participación y misión de todos los fieles cristianos en el presente y futuro camino sinodal. Por ello, el desafío es orientar la comunicación, las reflexiones y la formación en todas las instancias eclesiales, hacia el aprendizaje a cambiar juntos. La formación, sigue siendo una prioridad pastoral, para lo cual se deben crear procesos formativos, con niveles y contenidos para la diversidad de grupos humanos, de tal modo crezca en todos, el sentido de pertenencia a la Iglesia, la participación y el compromiso misionero. Una formación que contribuya a la conversión pastoral y eclesial que tanto se requiere.

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SISTEMATIZACIÓN CAPÍTULO MISION Información general. El informe corresponde al grupo de trabajo “Misión” y refleja la interpretación de los cuadros sistematizados y categorizados de la encuesta sinodal relacionados a la “Misión”, específicamente a las preguntas 8 y 10, el formato del informe se ha basado en la matriz proporcionada que indica la siguiente metodología: 1) Reconocimiento de gráficos, tablas y datos; 2) Análisis de los gráficos, tablas y datos del reporte en línea; 3) Intercambio de criterios entre los miembros de los equipos sobre la lectura de gráficos y números; 4) Redacción de acuerdos y conclusiones.

Informe Pregunta 8a: ¿Qué es lo que permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local o en la sociedad?

Existe una gran dispersión de respuestas a la pregunta de ¿Qué es lo que permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local o en la sociedad? Las respuestas han sido agrupadas en 14 categorías. Destacan con el 52% las dos primeras categorías, mencionan que lo que permite hablar con valentía, franqueza y responsabilidad es la Fe y las convicciones personales. Un segundo grupo de respuestas de similar porcentaje entre el rango del (5-9%) indican que la franqueza, la valentía y la confianza viene del conocimiento de la palabra de Dios, la fuerza del Espíritu Santo, el sentirse miembro de la comunidad, la formación pastoral. Finalmente, las categorías menores dispersas en 7 categorías (Entre 1.45% a 2.4%) mencionan que la alegría y entusiasmo de sentirme cristiano, mi conocimiento de la realidad de injusticia y desigualdad, el amor al prójimo, la confianza que me da el párroco, el deseo de convertirse en misionero de Dios, el testimonio y ejemplo de nuestros hermanos, el amor por nuestra iglesia. 29


Preguntas 8b: ¿Qué es lo que me impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local o en la sociedad?

La pregunta 8b de la Encuesta de nuestra Arquidiócesis, hace referencia a ¿Qué es lo que impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local o en la sociedad?, y se puede advertir 15 categorías en las respuestas emitidas. Cabe resaltar que sólo las 4 primeras categorías identificadas sobrepasan el 50 por ciento de las respuestas de los encuestados. El 28.65% de los consultados consideran que lo que impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad, “es la falta de confianza personal” y que los laicos en las parroquias son los que siente este factor como preponderante para no cumplir la misión que tiene cada creyente en la Iglesia. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que los pertenecientes a instituciones, movimientos y consejos parroquiales refiere esta respuesta a pesar de que tendrían que ser ellos los que tengan mayor confianza para efectuar la evangelización. Es preocupante también señalar que los propios religiosos consideran en primer lugar que la falta de confianza personal es lo que impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad tanto en la ciudad, como en el área rural del departamento. En el caso de los sacerdotes, existe la falta de confianza personal, pero no se refleja en primer lugar, ya que, de acuerdo a las respuestas, la falta de compromiso es lo que impide cumplir la misión en la Iglesia Local. Una segunda categoría identificada, pero con un porcentaje mucho menor a la primera, es “la falta de tolerancia que hay en la comunidad”, que alcanza el 11.72%, que sería otro factor para no hablar en nuestra sociedad sobre la misión que tenemos los bautizados. Los laicos que en su mayoría dieron esta respuesta, que, si bien se ubica en el segundo lugar de acuerdo a la categorización, en porcentaje no llegaría a hacer significante tomando en cuenta que la primera sobrepasa en más del doble a esta consideración. Los religiosos también ubican a esta respuesta en segundo lugar al igual que los laicos, con una proporción que es mucho menor en consideración a la respuesta que se impone en esta pregunta. Revisando las respuestas 30


encontramos que los sacerdotes valoran esta respuesta, pero la ubican en cuarto lugar otorgando tan sólo el 9.84%, estableciendo que la ellos no es la más sobresaliente. En la valoración global que se ha dado en esta pregunta, se observa en tercer lugar la respuesta que dice que “Mi falta de compromiso” es lo que me impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia, cuyo porcentaje llegó al 8.25%, considerado con un 20 por ciento menos en relación con la respuesta que se ubica en primer lugar. En esta evaluación cambia sustancialmente las apreciaciones, porque los laicos ubican en séptimo lugar esta respuesta de “Mi falta de compromiso”. Por su parte los religiosos respondieron y otorgaron el 6.87% a esta valoración, situándose en quinto lugar. Los que pusieron en primer lugar esta consideración, fueron los sacerdotes que piensan que “Mi falta de compromiso” es lo que imposibilita hablar con responsabilidad en nuestra Iglesia local. En cuarto lugar, a la pregunta 8b, está la respuesta que lo que impide a hablar con franqueza en la sociedad es “Mi poca preparación pastoral”, a la que los encuestados le otorgaron el 8.10 por ciento, en su apreciación general. Según la revisión que se hizo a las encuestas que llenaron los laicos y particularmente a la pregunta 8b, se deduce que le otorgaron el tercer lugar en la valoración, distanciada de la segunda categoría que ubicaron los entrevistados en 1.6%. Los religiosos a esta respuesta la ubican muy atrás, situándose como su opción número nueve en la categorización, teniendo otras estimaciones que ganaron en porcentaje. Los sacerdotes a esta categoría la ubicaron en el último lugar de sus apreciaciones con tan solo el 1,64% teniendo otras consideraciones con porcentajes mucho más altos que señalan que son los factores para no hablar con valentía en nuestra Iglesia local. “El desconocimiento de la palabra de Dios” fue la respuesta a la encuesta que ocupó el quinto lugar de la categorización con el 7,67%. “Mi poca fe” fue otras de las apreciaciones que manifestaron los encuestados con el 7,09%. Continúa con un 6,51% la respuesta “La apatía de los miembros de la Iglesia”, es lo que impide hablar con franqueza en la sociedad, seguido de “La hipocresía y falta de valores de la comunidad” a la que se le otorga el 6,08%. Un 5,07% no contestaron o supieron que responder a esta pregunta 8b y según las contestaciones que efectuaron en décimo lugar se ubica la respuesta de que “Las actitudes de autoritarismo y soberbia que hay en la comunidad” es un factor que no permite hablar con valentía en la Arquidiócesis. Con porcentajes muy bajos, pero tomando en cuenta que los encuestados también dieron sus consideraciones es que se tiene que el 1,74% dijo que “La poca práctica del Evangelio” impide hablar con responsabilidad en la sociedad, seguida por la “La indiferencia ante el sufrimiento del prójimo” con el 1,59%, “La poca participación en las Parroquias” que obtuvo el 1,45%, “El conformismo de la gente” el 1,01% y “El temor de Dios” con el 0,87%, que sumados todos llegaría a un 6,66%.

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Preguntas 10: ¿Qué impide a los bautizados ser activos en la misión?

Centrando la mirada en las tres gráficas construidas a partir de la problemática “Que impide a los bautizados en ser activos en la misión”, de estas se puede colegir los siguientes aspectos: 32


Que la percepción desde los laicos y los religiosos, sobre las causas principales, son aproximadamente coincidentes al ponderar en mayor grado los aspectos: Falta de Fe, el Conformismo, Otras prioridades, Falta de Evangelización y formación. Desde la perspectiva de las apreciaciones del clero las causas se centran más en dos aspectos: Falta de Evangelización -formación y Falta de Identidad y sentido de pertenencia, aspectos que también fueron identificados por los actores anteriores. El resto de las causas que fueron identificadas en menor grado (13 en total), son poco o nada irrelevantes, sino que por orden de priorización su atención debería ser proyectada en el tiempo.

Conclusiones 8a. Los encuestados mayoritariamente consideran que el hablar con valentía está sujeto a la Fe y las convicciones personales, inferimos a partir de ello que son la fe de cada bautizado y sus principios y valores personales que predominan como las causas para un efectiva Misión de proclamar con valentía, franqueza y responsabilidad el Evangelio. Sin embargo, es importante reflexionar sobre las otras categorías mencionadas como factores que promueven el hablar con valentía. Estas categorías refieren un contexto mayor y comunitario del que también proviene la fuerza necesaria para proclamar el evangelio: El Espíritu Santo, La comunidad y la palabra de Dios y la formación pastoral. Finalmente, las categorías menores dispersas mencionan otros factores que sin oponerse a lo mayoritariamente elegido lo complementan como: la alegría y entusiasmo de sentirse cristiano, el conocimiento de la realidad de injusticia y desigualdad, el amor al prójimo, la confianza que da el párroco, el deseo de convertirse en misionero de Dios, el testimonio y ejemplo de nuestros hermanos, el amor por nuestra iglesia.

8b. De acuerdo a las reflexiones realizadas en la pregunta No. 8b, se debe tomar en cuenta tanto para la Iglesia Local, como para las parroquias, instituciones, movimientos y otros, que existe actualmente falta de confianza personal, en el trabajo que realizan los bautizados, además de que se identifica falta de tolerancia que hay en las comunidades y esto puede ser que lleve a la falta de compromiso de todos los que participan de alguna manera en la Iglesia. Profundizando, se debe llegar a entender porque existe falta de confianza que impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en la sociedad a todos los creyentes y esto puede deberse a que existe poca preparación pastoral, por ende la formación en todos los ámbitos de la iglesia pueden estar fallando, porque no se han actualizado programas de acuerdo a la realidad en la que nos desenvolvemos y todos se han adormecidos a causa de diversas situaciones, por consiguiente la formación no es permanente y se deja que otros con preparaciones distintas avancen. En estos tiempos donde la tecnología ha acercado al mundo a todos, debemos reflexionar sobre la falta de compromiso que existe en las comunidades de fe, porque los factores como el consumismo, el libertinaje y las diferentes ideologías marcarán a las generaciones que no tienen la suficiente preparación cristiana católica y lo que es peor que desconocen por completo la Palabra de Dios y de ahí que se puede interpretar que existe poca fe en las sociedades que van creciendo a un ritmo acelerado. Uno de los aspectos que no debe olvidarse es que cuando se trabaja en las diferentes actividades que se plantean en la Iglesia, sólo son unos cuantos los que se mueven y los demás quedan 33


indiferentes a lo que pueda pasar y no se inmiscuyen como miembros de las diferentes comunidades. Asimismo, en este ámbito hay que analizar la falta de valores que existe en la sociedad, debido a muchos factores que se han dejado de lado por el cambio que se ha sufrido en nuestro territorio al constituirse en un estado laico. Para hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra sociedad, se debe retomar con seriedad, profundidad y esmero la formación de todos los integrantes de nuestra Iglesia, dejando de lado nuestras diferencias, nuestras actitudes, los conformismos y la falta de confianza en nosotros mismo, recordando la epístola del apóstol Pablo a los Romanos 8,31 que dice “Si Dios está conmigo, ¿Quién contra mí?

10. Aparentemente al mencionar como causas preponderantes los 5 aspectos señalados anteriormente, no se debe tomar el concepto literalmente, sino hacer la siguiente lectura de cada aspecto: Falta de Fe.- No se refiere exactamente a que no exista Fe en la gente y en este caso Fe católica (aún el 60 % de la población en Bolivia es católica), sino que desde la labor de expansión de la evangelización son poco activos. Falta de Identidad y compromiso. - Tampoco en este caso se puede afirmar que exista una total falta de identidad y compromiso de los católicos para con la expansión del mensaje del amor de Dios, sino que debemos entender la identidad y el compromiso desde otro enfoque no estrictamente sacramental, probablemente desde el amor, la hermandad, solidaridad, la justicia. El Conformismo.- Tampoco se debe tomar como una actitud pasiva e indiferente a la difusión de la palabra de Dios, sino que hay necesidad de motivar mayor responsabilidad a los bautizados. Otras Prioridades.- En este caso la presión de un mundo consumista y de descarte, donde lamentablemente ponderamos más el tener que el ser, nos obliga a reflexionar y repensar nuestra actitud a todos los humanos, pero especialmente a los católicos. Falta de Evangelización y Formación.- Tampoco en este caso se puede aseverar que exista una ausencia de trabajo formativo, sino que hay que repensar y ajustar nuestras metodologías y estrategias.

Recomendaciones. Atendiendo los signos de los tiempos e interpretando un nuevo concepto de Misión que plantea el Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti, que señala:

8a. Dos líneas de trabajo parecen sugeridas como líneas de trabajo en las respuestas de los encuestados: a) La promoción de la Fe y los Valores personales. La gran tarea propia de la Iglesia, que siempre exige una lectura de los signos de los tiempos y su fidelidad con la misión encomendada por nuestro Señor Jesucristo. b) El trabajo en comunidad y la promoción de la escucha y conciencia de la Acción del Espíritu Santo. Porque el trabajo de la comunidad fortalece a la acción personal brindando un marco de acción mayor al personal y con alcances superiores; y sin embargo hay aún un elemento identificado, en nuestro criterio que le da el verdadero sello y dirección a la Misión, “la escucha y la conciencia de la acción del Espíritu Santo”, que debe ser promovida en acciones comunitarias concretas de oración, formación y reflexión.

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10. 276. Por estas razones, si bien la Iglesia respeta la autonomía de la política, no relega su propia misión al ámbito de lo privado. Al contrario, no «puede ni debe quedarse al margen» en la construcción de un mundo mejor ni dejar de «despertar las fuerzas espirituales»[266] que fecunden toda la vida en sociedad. Es verdad que los ministros religiosos no deben hacer política partidaria, propia de los laicos, pero ni siquiera ellos pueden renunciar a la dimensión política de la existencia[267] que implica una constante atención al bien común y la preocupación por el desarrollo humano integral. La Iglesia «tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y educación» sino que procura «la promoción del hombre y la fraternidad universal»[268]. (cf. Carta enc. Fratelli tutti) Se plantean las siguientes acciones a encarar para atacar las causas descritas en el apartado de JUZGAR en una proyección mediática.

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ACCIONES ESTRATÉGICAS PARA IMPLEMENTAR EN EL CORTO PLAZO DESDE ASPECTOS

Falta de Fe

LAICOS

RELIGIOSOS

CLERO

Motivar espacios de reflexión sobre la necesidad de la expansión del amor, la fraternidad, la hermandad y la solidaridad.

Hacer conocer su labor solidaria y emitir testimonios de su labor humanitaria y de amor

Salir más de sus parroquias hacia sus comunidades para interactuar, escuchar, apoyar consolar, etc.

Falta de identidad y Reconocer nuestras compromiso. obligaciones de construir sociedades más justas desde nuestros ámbitos de desempeño social (trabajo, estudio, servicio etc.)

Hablar del amor de Dios y al Buscar nuevas formas de prójimo, en todas las Evangelizar, haciendo lectura acciones de bien que de los tiempos realicen.

El Conformismo

Trabajar desde nuestros consejos parroquiales para la motivación a mayor responsabilidad y compromiso.

La evangelización desde la labor social es una estrategia importante para la motivación a los laicos.

Fortalecimiento de sus comunidades parroquiales y cediendo mayor protagonismo a los laicos.

Otras Prioridades

Centrar atención en prioridades como el cuidado de la obra de la creación o casa común.

Mostrar que la mayor prioridad es el amor al prójimo durante la asistencia o atención social.

Ratificar durante los evangelios la importancia de amarse los unos a los otros y de cuidar la obra de la creación.

Falta de Evangelización y Formación

Hacer evangelización desde nuestro cotidiano vivir, fuentes de trabajo, estudio etc.

Aún hay muchas obras Motivar a mayor participación sociales de la iglesia y estos de los laicos en decisiones y espacios son los ideales para responsabilidades. hablar del amor de Dios para con todos y contextualizar este mensaje.

Falta de identidad y La identidad debe ser actitud, Su labor en este aspecto es compromiso. de amor, respeto, honradez, demostrativa y de ejemplo justicia para con nuestros que debe ser visibilizado prójimos, sin importar la religión que profesen.

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Homilías con mayor participación y motivación a jóvenes


ANEXO 4: Memoria fotográfica

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