INFORME A LA CBE DEL DEC

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INFORME DE LA ARQUIDIÓCIS DE SUCRE DOCUMENTO DE LA ETAPA CONTINENTAL

“Iglesia Sinodal en salida misionera”

Introducción

La Arquidiócesis Sucre Primada de Bolivia, llamada a “Caminar y decidir juntos” como Iglesia sinodal y misionera considera que: “será sólo comprensible y útil si se lee con los ojos del discípulo, que lo reconoce como testimonio de conversión hacia una Iglesia sinodal que, a partir de la escucha, aprende a renovar su misión evangelizadora a la luz de los tiempos, para seguir ofreciendo a la humanidad un modo de ser y vivir en el que todos puedan sentirse incluidos y protagonistas ” (DEC pág. 7) mo dis

bajo este criterio hemos iniciado este proceso de reflexión en nuestra Arquidiócesis de Sucre Primada de Bolivia, centra en las tres cuestiones propuestas por el DEC:

1 ¿Qué intuiciones resuenan más fuertemente con las experiencias y realidades concretas de la Iglesia continental?

¿Qué experiencias parecen nuevas o iluminadoras?

2. ¿Qué tensiones o divergencias sustanciales surgen como particularmente importantes desde la perspectiva del continente?

¿Cuáles son las cuestiones e interrogantes que deberían abordarse y considerarse en las próximas fases del proceso?

3. ¿Cuáles son las prioridades, los temas recurrentes y las llamadas de acción que pueden ser compartidas con las otras Iglesias locales de todo el mundo y discutidas durante la Primera Sesión de la Asamblea Sinodal en octubre de 2023?

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Con los informes de las comisiones conformadas y la memoria del taller realizado, la comisión central del Sínodo y de la elaboración del Plan Pastoral, procedió a la redacción del Documento de Trabajo borrador del Plan Pastoral y así mismo la socialización del DEC que ponemos a en el espíritu de reflexión y análisis de todo el pueblo creyente de la Arquidiócesis de Sucre.

Con este documento ingresamos a la última fase de la consulta, a cada parroquia, institución eclesial, movimiento eclesiales, congregación religiosa, pastorales específicas y personas invitadas, donde se tuvo la posibilidad de analizar y profundizar los documentos. Para este efecto se ha confeccionado una guía de socialización y análisis de los documentos.

Esperamos una participación masiva y fecunda en esta etapa Profundizamos el DEC y así mismo establecimos criterios de análisis, aportes y elección de prioridades para la elaboración del documento del Plan Pastoral Arquidiocesano, que guiará el camino de la Iglesia Local

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1. ¿Qué intuiciones resuenan más fuertemente con las experiencias y realidades concretas de la Iglesia continental?

¿Qué experiencias parecen nuevas o iluminadoras?

La Iglesia Pueblo de Dios, está conformada por todos los Bautizados: laicos, religiosos/as, sacerdotes y obispos que caminan juntos en el peregrinaje terrenal; sin embargo, no todos consideran que esta senda sea recorrida en una unidad integral, en ocasiones se percibe que cada estamento maneja un concepto distinto de caminar juntos, es decir consideran que, en determinados ámbitos, el caminar juntos solo entre miembros del mismo instancia (clérigos, laicos o religiosos/as)

El caminar juntos se convierte en algo lejano a la mirada de los laicos y del mismo clero. Esto no significa que no se camine juntos, la experiencia muestra que, organizados en comunidades parroquiales, movimientos e instituciones eclesiales se vive en comunión. Es por estas razones que se reclaman por espacios de unión y confraternización, para de esa manera se puedan establecer lazos de comunión entre parroquias, pastorales específicas, movimientos, instituciones, grupos, etc.

Creemos que una de las resonancia más constantes son “los temores y las resistencias de parte del clero, así como la pasividad de los laicos, su miedo a expresarse libremente y la dificultad de articular el papel de los pastores con la dinámica sinodal: «en este proceso también ha habido resistencias, falta de participación, comunidades que no se incorporaron Ello, en parte, pudo ser por la novedad del desafío planteado, pues muchas comunidades no están acostumbradas a esta forma de vivir la Iglesia También, se ha debido a que algunos dirigentes y pastores no asumieron el papel animador y conductor que les correspondía Varios informes diocesanos se quejan de la falta o del débil involucramiento de los sacerdotes» (DEC, nº 19, pág 11)

Los feligreses desean un mayor sentido de comunidad y fraternidad dentro de su parroquia y de la arquidiócesis. “Deberíamos caminar juntos todos los bautizados, como una sola Iglesia que somos, pero a veces no lo hacemos”[1] . Las personas reconocen que la Iglesia existe para la vida sacramental; sin embargo, existe una fuerte necesidad humana de sentirse incluido como persona al igual que el deseo de estar más estrechamente vinculados con los miembros de la parroquia experimentando una mayor articulación y comunicación entre parroquias, entre clero y feligreses.

Así mismo rescatamos que el proceso sinodal es una: “experiencia de novedad y frescura: “el Pueblo de Dios ha destacado el carácter excepcional de la experiencia de expresarse libremente en momentos de encuentro especialmente organizados, sin limitaciones de agenda y con un enfoque específico en seguir la inspiración del Espíritu Santo La gente comentó que era la primera vez que se les pedía que hablaran a pesar de que llevaban décadas asistiendo a la Iglesia”” (DEC Nº 23, pág 13)

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[1] Respuesta de cuestionario aplicado en la Arquidiócesis de Sucre.

El proceso sinodal a partir de la escucha de las escrituras, nos invita a ensanchar la tienda esto: “requiere acoger a otros en ella, dando cabida a su diversidad Implica, por tanto, la disposición a morir a sí mismo por amor, encontrándose en y a través de la relación con Cristo y con el prójimo: «En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo, no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). La fecundidad de la Iglesia depende de la aceptación de esta muerte, que no es, sin embargo, una aniquilación, sino una experiencia de vaciamiento de uno mismo para dejarse llenar por Cristo a través del Espíritu Santo y, por tanto, un proceso a través del cual recibimos como un don las relaciones más ricas y los vínculos más profundos con Dios y con los demás. Esta es la experiencia de la gracia y la transfiguración. Por eso, el apóstol Pablo recomienda: «Tened en vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual al Dios; al contrario, se despojó de sí mismo» (Flp 2,5-7)” (DEC, Nº28, pág. 16); este proceso nos debe llevar a descubrir que el Fruto del proceso de escucha, nos permite compartir la riqueza de la diversidad de miembros y grupos del Pueblo de Dios, así mismo a dialogar y sentir la llamada a la participación y la corresponsabilidad de laicos, religiosos/as y clero, siendo así una Iglesia sinodal en salida misionera.

2. ¿Qué tensiones o divergencias sustanciales surgen como particularmente importantes desde la perspectiva del continente?

¿Cuáles son las cuestiones e interrogantes que deberían abordarse y considerarse en las próximas fases del proceso?

El proceso del Sínodo también ha producido tensiones en los diferentes espacios y por eso que existe “la necesidad de un mayor esfuerzo de traducción e inculturación de los materiales, de la imposibilidad de organizar reuniones sinodales en algunos contextos locales o de resistencia ante la propuesta” (DEC, nº18, pág 10) Así mismo se ha surgido un cierto “escepticismo sobre la eficacia real o la intención del proceso sinodal: «algunos expresaron dudas sobre el resultado del proceso sinodal debido a la percepción de la Iglesia como una institución rígida que no quiere cambiar y modernizarse, o por la sospecha de que el resultado del Sínodo esté predeterminado»” (DEC, nº 18, pág. 10)

Creemos que “ en lo que respecta a los que se perciben como excluidos, en la sociedad y también en la comunidad cristiana. En muchos casos su voz ha estado ausente del proceso sinodal, y aparecen en las síntesis sólo porque otros hablan de ellos, lamentando su exclusión: «lamentamos como Iglesia en Bolivia, que no hemos podido llegar de manera efectiva a los pobres de las periferias y lugares alejados»”(DEC nº40, pág. 23).

Así mismo se “pide un diálogo más incisivo y un espacio más acogedor encontramos a quienes, por diversas razones, sienten una tensión entre la pertenencia a la Iglesia y sus propias relaciones afectivas, como, por ejemplo: los divorciados vueltos a casar, los padres y madres solteros, las personas que viven en un matrimonio polígamo, las personas LGBTQ. Las síntesis muestran cómo este reclamo de una acogida desafía a muchas Iglesias locales: «la gente pide que la Iglesia sea un refugio para los heridos y rotos, no una institución para los perfectos. Quieren que la Iglesia salga al encuentro de las personas allí donde se encuentren, que camine con ellas en lugar de juzgarlas, que establezca relaciones reales a

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través de la atención y la autenticidad, y no con un sentimiento de superioridad” (DECnº39, pág 23)

Por lo tanto pensamos que el proceso sinodal, debe llevar a la Iglesia a dejarse “dejarse interpelar por los retos del mundo actual y de responder a ellos con transformaciones concretas: «El mundo necesita una “Iglesia en salida”, que rechace la división entre creyentes y no creyentes, que vuelva su mirada a la humanidad y le ofrezca, más que una doctrina o una estrategia, una experiencia de salvación, un “desborde del don” que responda al grito de la humanidad y de la naturaleza»” (DEC, nº 42, pág. 24).

Por lo tanto el proceso sinodal debe abordar espacios donde se “expresan un profundo deseo de reconocer y reafirmar la dignidad común como base para la renovación de la vida y los ministerios en la Iglesia Se afirma el valor de todas las vocaciones en la Iglesia y, sobre todo, se invita a seguir a Jesús, regresando a su estilo y forma de ejercer el poder y la autoridad como medio para ofrecer sanación, reconciliación y liberación. «Es importante construir un modelo institucional sinodal como paradigma eclesial de desestructuración del poder piramidal que privilegia las gestiones unipersonales. Porque la única autoridad legítima en la Iglesia debe ser la del amor y el servicio, como lo hizo el Señor” (DEC nº57, pág. 30).

Consideramos que abordar estas tensiones en el proceso sinodal promoverá una conciencia más clara de “La llamada a una conversión de la cultura de la Iglesia para la salvación del mundo está vinculada, en términos concretos, a la posibilidad de establecer una nueva cultura, con nuevas prácticas, estructuras y hábitos. Esto se refiere, sobre todo, al papel de las mujeres y a su vocación, enraizada en la dignidad bautismal común, a participar plenamente en la vida de la Iglesia Se trata de un punto crítico sobre el que se registra una creciente consciencia ” (DEC nº60, pág 31)

Creemos que el proceso sinodal ha puesto de manifiesto una serie de tensiones, explicitadas en los párrafos anteriores. No hay que tenerles miedo, sino articularlas en un proceso de constante discernimiento en común, para aprovecharlas como fuente de energía sin que se conviertan en elementos destructivos: sólo así será posible seguir caminando juntos, en lugar de ir cada uno por su cuenta. Por eso, la Iglesia necesita también dar una forma y un modo de proceder sinodal a sus propias instituciones y estructuras, especialmente a las de gobierno. Corresponderá al derecho canónico acompañar este proceso de renovación de las estructuras a través de los cambios necesarios en las disposiciones vigentes actualmente. (DEC, Nº71. pág. 35)

Sin embargo, para que las estructuras funcionen realmente de forma sinodal, deberán estar integradas por personas debidamente formadas, en términos de visión y competencias: «todo el proceso sinodal ha sido un ejercicio de participación activa a diferentes niveles. Para que continúe, es necesario un cambio de mentalidad y una renovación de las estructuras existentes» (CE India)

Esta nueva visión deberá apoyarse en una espiritualidad que proporcione herramientas para afrontar los retos de la sinodalidad sin reducirlos a cuestiones técnico-organizativas, sino viviendo el caminar juntos al servicio de la misión común como una oportunidad de encuentro con el Señor y de escucha del Espíritu. Para que haya sinodalidad, es necesaria la presencia del Espíritu, y no hay Espíritu sin oración.

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3. ¿Cuáles son las prioridades, los temas recurrentes y las llamadas de acción que pueden ser compartidas con las otras Iglesias locales de todo el mundo y discutidas durante la Primera Sesión de la Asamblea Sinodal en octubre de 2023?

Las acciones priorizadas que consideramos como Arquidiócesis de Sucre Iglesia Primada de Bolivia son cuatro: que a la luz de la reflexión hecha en los diferentes sectores del pueblo de Dios:

1. Por la vida y la familia (Doc. Aparecida): destacar la importancia central de la promoción de la familia como prioridad misionera en nuestra Arquidiócesis de Sucre. La familia es uno de los ejes transversales de toda acción Evangelizadora de la Iglesia. Por ello, es una prioridad fortalecer y reactivar la experiencia de trabajo pastoral de la familia, respondiendo así a su ser y su misión, que es un poderoso instrumento de transformación social y eclesial.

2. Por un protagonismo de los jóvenes (“Christus Vivit”): necesitamos una renovación atenta a los signos de los tiempos. Acentuando el protagonismo de los jóvenes en la Iglesia y en el mundo; “Ustedes son el ahora de Dios”. Promoviendo un discernimiento profundo, a vivir apasionadamente en amistad con Cristo, a madurar y a cultivar la fraternidad, a comprometerse con el Evangelio y la misión de la Iglesia”.

3. Proporcionar Procesos de formación: los procesos de formación estarán enmarcadas en el proceso de formación de discípulos misioneros (Doc. Ap. Nº 278), donde se destacan cinco aspectos fundamentales:

a El Encuentro con Jesucristo: este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad

b. La Conversión: es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida.

c. El Discipulado: la persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina.

d. La Comunión: no puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos.

e. La Misión: el discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios.

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4 Por una ecología del cuidado de la casa común (Laudato Si): Tomar conciencia sobre una conversión ecológica que asuma una ecología integral donde los seres humanos forman parte de un mundo más amplio, disminuyendo el consumismo, por el cuidado de la casa común Fomentando una educación medioambiental, la alegría por el entorno, el amor cívico, como respuesta del encuentro con Jesús, que lleva a una comunión más profunda con Dios, con los demás y con el mundo de la naturaleza

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ANEXOS

PROPUESTA PARA LA REFLEXIÓN

A la luz del documento de trabajo los diferentes grupos pudieron aportar al documento del Documento de Trabajo para el Plan Pastoral y la socialización del documento para la etapa continental (DEC).

Áreas PLAN PASTORAL ARQUIDIOCESANO

¿Qué otros elementos encontramos y no están reflejados en el documento?

¿Qué nos indica que debemos hacer?

Socialización del Documento para la etapa Continental (DEC)

Comunión

Participación

Misión

1¿Qué intuiciones resuenan más fuertemente con las experiencias y realidades concretas de la Iglesia continental?

¿Qué experiencias parecen nuevas o iluminadoras?

2¿Qué tensiones o divergencias sustanciales surgen como particularmente importantes desde la perspectiva del continente?

¿Cuáles son las cuestiones e interrogantes que deberían abordarse y considerarse en las próximas fases del proceso?

3¿Cuáles son las prioridades, los temas recurrentes y las llamadas de acción que pueden ser compartidas con las otras Iglesias locales de todo el mundo y discutidas durante la Primera Sesión de la Asamblea Sinodal en octubre de 2023?

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PRIORIZACIÓN

En la Arquidiócesis de Sucre, se han propuesto trece acciones pastorales priorizadas, de las cuales 4 se deben elegir, las cuales impulsarán el caminar de la Iglesia Local, las mismas las compartiremos.

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