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EDITORIAL
Acomienzos del siglo pasado la prioridad era lograr el éxito a costa de todo y de todos. Salud, familia, bienestar emocional y vida espiritual eran vistos como algo que poco o nada importaba. A mediados de la década de los ochenta, las cosas comenzaron a cambiar y ser el mejor en el trabajo, tener el carro último modelo o comprar la casa soñada dejaron de ser prioridades para darles paso al bienestar interior, las clases de yoga o los retiros espirituales, y actividades tan sencillas como aprender a respirar se convirtieron en el compromiso número uno para hombres y mujeres.
Pero tal parece que ninguna de las dos formas de ver la vida, ser exitoso a toda costa o cultivar el ser
interior como único principio, lograron el objetivo que las personas buscaban: ¡ser felices! Y si bien la felicidad es un concepto muy subjetivo, algo en lo que ahora muchos parecen estar de acuerdo es que ser exitoso en la vida, sin sacrificar la vida personal, y cultivar el bienestar interior sin dejar de asumir las responsabilidades que nos impone la sociedad, es la mejor opción para poder decir: “Soy feliz con mi vida”.
Ese es precisamente el objetivo de esta revista, ayudarte a lograr el éxito en tu vida profesional presentándote todas las herramientas que existen para ello y, a la vez, ser una guía para que puedas sanar, limpiar y recomponer tu ser interior.
Una conocida frase asegura: “La señal de un hombre exitoso es la de aquel que pasa un día entero en el banco de un río, sin sentirse culpable por ello”, y justamente eso pretendemos, que puedas disfrutar el aquí y el ahora, tanto si debes enfrentar la reunión más complicada en la oficina o si estás observando el más lindo de los paisajes.
¡Gózate la vida!
MARCELA OCHOA JARAMILLO NOHRA MALDONADO EDITORAS
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Reconoce tu niño interior 04 12 16 20
DE INTERÉS Afirmaciones positivas: Haz magia en tu vida
¿CÓMO SE HACE? Nueve ejercicios prácticos para realizar afirmaciones positivas
CUÍDATE DE El positivismo tóxico
ENTÉRATE
SABÍAS QUE
Resiliencia emocional: Sana tu niño interior
CONÓCETE
Escucha tus emociones
ES IMPORTANTE
¿Las emociones tienen género?
TE INTERESA
La inteligencia de las emociones
TENDENCIAS
Siete enseñanzas que te brinda la Inteligencia Emocional
APRENDE A Convertirte en un trabajador exitoso
PREVENCIÓN 12 claves
TEST ¿Tu cerebro es racional o emocional?
ACTUALIDAD Novedades que te llevan a la vanguardia
¿QUÉ ES? {Pensar en
}
MANIFIESTA SEGURIDAD, ABUNDANCIA, ALEGRÍA E INCLUSO SALUD, PROGRAMANDO
Sin duda, el poder de la mente es ilimitado, y aunque poco a poco se ido descubriendo todo su potencial, en el proceso la ciencia se ha enfocado en encontrar la manera de maximizar sus capacidades y de entender cómo funciona en realidad, y es justamente en ese afán de autoconocimiento y de búsqueda de bienestar en el que han surgido las afirmaciones positivas, convirtiéndose en una herramienta que pretende cambiar la mentalidad y mejorar la calidad de vida.
Estas afirmaciones son declaraciones positivas que se repiten constantemente con el objetivo de influir en el pensamiento y comportamiento de una persona, impactando de manera significativa en la salud mental, el bienestar emocional y la realización personal.
“Todos los eventos que has experimentado en tu vida hasta este momento, han sido creados por los pensamientos y creencias que has tenido en el pasado. Fueron creados por los pensamientos y palabras que usaste ayer, la pasada semana, el pasado mes, el pasado año”, esta es una de las muchas frases célebres de Louise Lynn Hay, a quien se
le conoce como la precursora de las afirmaciones positivas y los libros de autoayuda, especialmente el famoso You Can Heal Your Life (Usted puede sanar su vida), publicado por primera vez en 1984 y considerado uno de los textos fundamentales del pensamiento positivo.
Y es que, sin duda, las cosas no ocurren por casualidad: la infancia de Helen Vera Lunney, su nombre real, no fue fácil. Un padrastro violento y un episodio de abuso sexual que sufrió cuando tenía 5 años la marcaron profundamente. Aunque el hombre que la violó, un vecino alcohólico, terminó en prisión, ella siempre sintió que lo sucedido había sido culpa suya. Debido a problemas familiares, a los 15 años
se fue de casa y comenzó a trabajar como mesera. Un año después quedó embarazada y, como no podía cuidar a la bebé, la dio en adopción. En 1946 se estableció en Nueva York, cambió su nombre a Louise y comenzó a trabajar como modelo de Alta Costura, con gran éxito. En 1955 contrajo matrimonio con Andrew Hay, un millonario hombre de negocios británico, así que parecía que Louise había encontrado la felicidad. Pero después de 14 años de matrimonio, su esposo la dejó por una mujer mucho más joven que ella, un suceso que la devastó.
“Las afirmaciones positivas son un acto de amor a uno mismo, y ese amor propio es el que crea milagros en la vida”.
Louise Hay
En 1977 Louise escribió su primer libro, Heal your body (Sana tu cuerpo), el cual luego se conocería coloquialmente como Little blue book (El librito azul), una guía sobre los patrones mentales responsables de las enfermedades, en el cual se abordaban algunas afirmaciones positivas que podían corregir dichas creencias. Incluso, la misma Louise puso en práctica sus consejos cuando le diagnosticaron cáncer de cuello uterino. Ella no aceptó el tratamiento y, en su lugar, decidió examinar sus sentimientos y concluyó que su enfermedad era el resultado del resentimiento acumulado por una infancia llena de sufrimiento, por lo que decidió hacer una terapia que consistía en perdonar y dejar el rencor. Recurrió a la reflexología y cambió sus hábitos alimentarios. Tiempo después, a los 58 años, vio la luz su best seller You can heal your life (Puedes sanar tu vida). Luego publicaría The power is within you (El poder está dentro de ti) y I can do it: How to use affirmations to change your life (Puedo hacerlo: cómo usar las afirmaciones para cambiar tu vida). Su paso por este plano fue tan intenso e impactante que su historia fue llevada al cine, y claro, el título no podría ser otro diferente a: Usted puede sanar su vida, que se estrenó cuando Louise tenía 82 años. Murió en 2017 a la edad de 91 años.
¿QUÉ ES? {Pensar en positivo}
“Siempre creo en mí”
“Soy capaz de hacerlo”
“Merezco todo lo bueno”
“Logro lo que me propongo”
Estas frases son solo algunos ejemplos que ilustran el significado de las afirmaciones positivas. Ellas evidencian tres aspectos importantes: 123
SON ORACIONES
COMPLETAS
SE PLANTEAN EN PRESENTE
SON ASERTIVAS
Así que, sin importar si eres el mayor pesimista de la historia, las afirmaciones positivas tienen el poder de cambiar la vida de quienes las pronuncian de manera consciente, y ello ocurre por tres razones:
1. Crean un estado mental motivador.
2. Nos permiten comprender que somos los únicos responsables de cambiar cualquier situación.
3. Neutralizan los pensamientos negativos.
De esta forma, al cambiar el chip mental, la actitud a la hora de enfrentar un problema real también cambia por completo.
Sin importar la situación por la que estés pasando: una relación sentimental caótica, problemas en el trabajo, no haber sido admitido en la universidad, tener un familiar con problemas de salud… Estas situaciones seguramente también fueron parte de la vida de personas que confían en el poder sanador de las afirmaciones positivas y, gracias a ellas, han reconocido y avanzado en sus procesos. No se trata de que la vida sea un lecho de rosas, sino de aprender, mediante el uso de afirmaciones positivas, a programar la mente para alcanzar el bienestar y encontrar la inspiración que facilita asumir los momentos difíciles.
“Ninguna persona, lugar o cosa tiene poder sobre nosotros, porque somos quienes controlamos nuestra mente. Cuando creamos pensamientos de paz, armonía y equilibrio, eso es lo que manifestamos en nuestras vidas”.
Louise Hay
“Coser y cantar, todo es empezar”, ¿has escuchado esta frase? Pues resume muy bien el proceso que se requiere para incorporar las afirmaciones positivas a la cotidianidad. ¿La razón? Coser es una labor que necesita paciencia, práctica, concentración y experiencia, y si alguien logra hacerlo y además cantar, quiere decir que ha logrado dominar la técnica. Eso mismo pasa con las afirmaciones positivas: decir dos o tres frases no servirá de mucho, aunque es un buen comienzo. Debes practicarlas hasta estar tan convencido de que forman parte de tu vida diaria, al punto de que ya no tengas que pensar en hacer una oración, sino que estas vendrán a tu mente de manera espontánea.
En términos de un ingeniero de sistemas, programar es un proceso que consiste en la elaboración de una secuencia de pasos detallados y ordenados, que deben transcribirse como instrucciones claras para que puedan ser ejecutadas. Así como ese ejercicio permite programar un computador, el mismo sistema facilitará organizar tu mente para que trabaje eficientemente basándose en una idea determinada.
Para lograr que tu mente se enfoque en lo que requieres, necesitarás:
1. 2. 3. 4. 5. 6.
CUÁLES SON LAS CREENCIAS
NEGATIVAS QUE ESTÁN ARRAIGADAS EN TI.
Los pensamientos negativos tienen la capacidad de anular una afirmación positiva. Por ello, es necesario detectarlos, neutralizarlos y eliminarlos antes de que te hagan daño. Seguramente no será un proceso sencillo, pero es posible implementarlo.
Debes ser muy sincero y asumir las expectativas de manera racional; sin embargo, no te limites frente a lo que puedes lograr. Si a tu mente llegan expresiones como “tal vez” o “de repente”, toma un descanso, respira y vuelve a comenzar el ejercicio.
RECITA LA AFIRMACIÓN POSITIVA EN VOZ ALTA.
Hazlo durante cinco minutos, tres veces al día (en la mañana, al mediodía y por la noche). Ponlo en práctica frente a un espejo, escuchando con atención cada palabra que sale de tu boca. Concéntrate en el momento, dejando de lado las distracciones, pues gracias a esa conciencia, este ejercicio funciona.
ESCRIBE A DIARIO DURANTE UNA SEMANA
LA AFIRMACIÓN QUE QUIERES INSTAURAR.
Si notas que tu escritura se vuelve más ordenada y fluida, este será el indicador de que tu mente la está asimilando.
DEJA EL ESCEPTICISMO.
Es necesario que creas en lo que estás haciendo y en el resultado que obtendrás. Detrás de cada frase hay un mensaje que impulsa tu mente, es por ello que la autoconfianza es fundamental.
RODÉATE DE GENTE POSITIVA.
No es necesario eliminar del WhatsApp a tu mejor amigo porque es un pesimista graduado con honores, se trata de elegir bien a las personas que estarán a tu lado en el trabajo, en la universidad o en cualquier otro ambiente en el que te desenvuelvas.
CAMBIA EL “NO PUEDO” POR EL “SOY CAPAZ” Y DISFRUTA TU VIDA DESDE UNA NUEVA PERSPECTIVA.
Asumir una manera diferente de hacer las cosas implica un trabajo mental consciente que te lleva a ver la realidad desde nuevos puntos de vista, y aunque parezca fácil decirlo, en la práctica la tarea no es tan sencilla, pues transformar la forma de pensar arraigada en tus comportamientos y desde la cual percibes la realidad, exige un esfuerzo constante, pero ello no significa que sea una acción imposible de ejecutar.
En la búsqueda de bienestar emocional y desarrollo personal, las afirmaciones positivas se han convertido en una herramienta esencial. Estas poderosas declaraciones pueden influir significativamente en nuestra psicología y actitudes diarias, proporcionando una base sólida para el crecimiento personal y el logro de metas. Para instaurarlas en tu esquema mental, pon en práctica estos nueve pasos y déjate sorprender por los resultados.
Enfócate en lo que quieres mejorar
Existen dos grandes áreas: tu identidad y tus capacidades. La primera hace referencia a cómo te describes y la segunda, a cómo te ves a ti mismo. Realiza este ejercicio, que te permitirá visualizar quién eres y lo que deseas alcanzar. Si te piden nombrar cinco cualidades y cinco defectos, ¿cuál lista te cuesta más trabajo completar? Si la segunda es más sencilla, simplemente cambia cada aspecto negativo por uno positivo, así: “Me siento capaz de_____, en vez de escribir: creo que soy ______ (algún concepto poco favorable)”.
en positivo
Habla en tiempo presente, de esa forma tu mente asume que se trata de una realidad.
Comienza por: “Soy”, “tengo”, “estoy”. La mente te obedece, pero debes referirte a lo que deseas en el lenguaje correcto, así que para imprimirle énfasis y hacerla más personal incluye tu nombre, por ejemplo: Yo, (nombre), “tengo”, infinitas oportunidades de éxito a mi alcance.
Ten presentes estas dos reglas adicionales que te ayudarán a enfocarte fácilmente de la manera correcta:
1. Evita las comparaciones odiosas, no uses expresiones como: superior a, peor que, más que o menos que.
2. Sé realista y honesto con lo que planteas. Así, por ejemplo, no digas: “Yo___(nombre)__ soy capaz de comprar una casa” si no tienes los ahorros suficientes o un plan de acción que te permita llevar a cabo ese propósito, al menos en el mediano plazo. Mejor di: “Yo___(nombre)__ soy capaz de ahorrar lo suficiente para comprarme una casa”.
Llama a un amigo
En ocasiones es difícil detectar, nosotros mismos, si tenemos un comportamiento negativo o si estamos siendo demasiado críticos y duros frente a nuestro actuar o sentir, así que una buena opción es pedirle a un amigo de confianza, o a tu pareja, que diga si esto sucede.
Repítelo, repítelo repítelo y ¡repítelo!
Escoge una frase positiva que te motive y que tenga que ver con lo que quieres lograr. Dila en voz alta frente al espejo mientras te arreglas, escríbela y ponla en un lugar visible, utilízala como protector de pantalla o grábala como una nota de voz y escúchala con frecuencia. Acompaña la frase de dos cualidades que admires de ti. Por ejemplo, constancia y disciplina, flexibilidad y tolerancia, bondad y respeto o templanza y lealtad. Este tipo de prácticas te ayudarán a mantenerte motivado frente a cualquier obstáculo que se te presente.
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Nada mejor que expresar de manera consciente lo que sientes, así que puedes recurrir a una “autoterapia” como si estuvieras donde el psicólogo. Ubica frente a ti una silla y comienza a hablarle como si allí estuvieras sentado tú.
“Estoy convencido de que eres capaz de _________”. Los especialistas también recomiendan pensar en las motivaciones para llevar a cabo cada acción, ya que con ello le imprimes respaldo y refuerzas la afirmación. Cuando te hables a ti mismo, hazlo con seguridad, entusiasmo, alegría y decisión, nunca juzgándote o recriminándote. Refiérete al evento que quieres manifestar como si se tratara ya de una realidad.
Cuando sientas que tu mente se llena de pensamientos negativos, escápate. Ve a tu restaurante favorito, da un paseo por el parque que te gusta tanto, pasa unos días en casa de tus padres o de tus abuelos... Rodearte de energía positiva te recargará. Si no te es posible realizarlo ya, al menos intenta hacer un recorrido mental, o puedes observar fotos que te transporten a esos lugares que te cargan de buena energía.
No es necesario que lo hagas todos los días, pues la idea es que disfrutes el momento y no que se trate de una obligación. Úsalo para anotar las cosas buenas que te ocurren en la vida. Puede que al comienzo sientas que tienes poco que escribir, pero con el tiempo descubrirás que vas a necesitar más de un cuaderno para plasmar cada una de las bendiciones que recibes. Ideal si lo acompañas con fotos o con algún elemento que te vincule con ese momento mágico.
Ayuda a los demás
Tomarte un tiempo para ser voluntario en alguna institución no solo beneficia a muchas personas, sino que además, te llena de energía positiva, fortalece tu carácter y mejora tu autoestima. Si crees que por temas de disponibilidad no puedes comprometerte con una organización, sé generoso con ese amigo que la está pasando mal.
Encuentra un pasatiempo
Cuando tu mente se enfoca en una actividad especial, deja de pensar en los problemas para concentrarse en el aquí y el ahora. Además, sentir que alguien admira lo que haces es muy gratificante. Tejer, cocinar, colorear mandalas o practicar la jardinería son algunas de las opciones que te ayudarán a centrarte.
En la búsqueda de bienestar y desarrollo personal ha surgido una corriente que ha capturado la atención de muchos: el positivismo. Sin embargo, frente a esta posición, existe una versión que asegura que cuando es llevada al extremo, en lugar de promover un crecimiento saludable puede generar efectos perjudiciales. En los últimos años se ha impuesto una tendencia generalizada sobre la importancia de llevar una vida perfecta en la que todo debe fluir apropiadamente, en la que no hay nada imposible y en la que debemos estar felices siempre… y podría pensarse que este tipo de ideas
motivadoras no le hacen mal a nadie; sin embargo, el problema radica en que se invalidan los demás sentimientos. Y eso es algo de lo que habla claramente la película infantil Intensamente, pues es tan importante sentirse feliz como triste, asustado, ansioso, enojado o apático. Aparece entonces el positivismo tóxico, una actitud que se presenta cuando la búsqueda de pensamientos positivos se convierte en un bloqueo desmedido de las emociones negativas. En ella se valida la creencia errónea de que solo los sentimientos positivos son aceptables, y que cualquier manifestación diferente debe ignorarse o suprimirse.
Tratar de convencernos de que tenemos una vida “excelente y mejorando día a día” no siempre es lo indicado, pues:
Las emociones reprimidas se somatizan, dando paso a enfermedades provocadas por disrupciones psicológicas, lo que puede causar problemas en la piel, molestias intestinales, dolores de cabeza, cansancio generalizado... Negar una emoción no hace que desaparezca, pues esta buscará la manera de manifestarse.
Creer que somos los únicos responsables de nuestros pensamientos nos lleva a asumir las consecuencias de cosas que pasan a nuestro alrededor y que difícilmente podemos controlar. Es necesario reconocer que muchas veces es necesario pedir ayuda y eso no implica que seamos débiles, incapaces o menos valiosos ante los ojos de los demás.
1. 3. 2. 4.
MINIMIZAS, AVERGÜENZAS O CASTIGAS A LOS OTROS POR EXPRESAR SUS FRUSTRACIONES
“Podría ser peor”, “Cuando una puerta se cierra…”, “El fracaso no es una opción”,“Lo que no te mata
te hace más fuerte”, “No hay mayor pérdida de tiempo que llorar”.
El problema no son las palabras, sino el momento y la intención. Cuando otra persona pasa por una situación difícil es necesario validar sus sentimientos, en lugar de ignorarlos o juzgarlos. La mejor manera de hacerlo es permitiéndole desahogarse, escuchándola con amor.
TUS ERRORES TE PERMITEN APRENDER
Es necesario entender que los contratiempos son aprendizajes que nos permiten replantear nuestras vidas. Nuestra misión es verlos desde una perspectiva constructiva, tratando de entender los procesos que ellos implican, para descubrir la mejor forma de alcanzar lo que queremos.
La cultura de la felicidad instantánea
La presión para mantener una fachada constante de alegría puede llevar a asumir el positivismo tóxico como una estrategia para encajar. La cultura de la positividad instantánea puede exacerbar este fenómeno, ya que se espera que superemos rápidamente las dificultades, sin reconocer y procesar adecuadamente las emociones negativas asociadas.
Cuida tu salud mental
La importancia de la resiliencia emocional
Desde una perspectiva psicológica, la negación constante de emociones densas puede contribuir a largo plazo al deterioro de la salud mental. Aparentar permanentemente que se es feliz y que los problemas no existen, es tan desgastante que puede llegar a generar estrés, ansiedad, el surgimiento de conflictos internos y la desconexión emocional.
Es indispensable enseñarles a los niños a superar el fracaso y asumir la frustración, fortaleciendo de esta forma la resiliencia emocional en lugar de simplemente buscar la positividad constante. La resiliencia implica la capacidad de adaptarse y recuperarse de las adversidades, promoviendo la autenticidad y la salud emocional a largo plazo.
La autenticidad como eje comportamental
La autenticidad, el sabernos y reconocernos como seres únicos, se convierte en la piedra angular del desarrollo personal. Aceptar todas las emociones, en lugar de rechazar selectivamente las negativas, facilita un proceso de crecimiento emocional y psíquico sostenible que nos hace personas equilibradas y más sanas física y emocionalmente.
ESTE TÉRMINO EVOCA LA IMAGEN SIMBÓLICA DE LA INFANCIA, PERO SU SIGNIFICADO VA MUCHO MÁS ALLÁ DE LA NOSTALGIA O LA SIMPLE REMINISCENCIA.
No se trata de un niño de carne y hueso, ni tampoco de algo tan simple como revisar las fotos de la infancia intentando recordar cómo nos sentíamos habitualmente en aquel entonces. El niño interior se refiere a esa parte del “yo” interno, al aspecto infantil de un individuo, y está marcado por las experiencias emocionales que vivimos en nuestra infancia, las cuales nos acompañan desde entonces y se activan en forma de emociones, pensamientos o sentimientos ante determinadas circunstancias.
Así, la formación del niño interior comienza desde el momento mismo en que nacemos. Cada experiencia, interacción, emoción y relación durante la infancia contribuye a la construcción de esta entidad psicológica interna.
Todas las situaciones, tanto las positivas como las negativas, el apoyo afectivo y las carencias moldean la percepción que el niño interior tiene de sí mismo y del mundo que lo rodea.
Por ello, unos padres excesivamente exigentes pueden provocar que su hijo sea muy inseguro o perfeccionista. Si son sobreprotectores, criarán chiquillos que serán dependientes y a quienes les costará tomar decisiones. Los niños de papás invasivos, poco presentes, excesivamente complacientes o que no ponen límites, probablemente serán retraídos, emocionalmente
distantes, egocéntricos, inestables, caprichosos e inseguros.
Sin embargo, no se trata de culpar a los padres de todos los problemas internos que vivimos ahora como adultos, ellos nos educaron desde el amor y tratando de elegir lo que consideraban era lo mejor para nosotros. ¿Se equivocaron? Seguramente sí. Pero en lugar de justificar nuestro comportamiento señalando como responsable aquello que vivimos en la infancia, como si ya no hubiera marcha atrás, es necesario asumir la realidad y comenzar a construir una relación sana y consciente con ese niño interior.
Y es que así como todos hemos experimentado momentos que causaron heridas profundas, también tenemos buenos y gratificantes recuerdos, por eso los sicólogos aseguran que existen dos tipos de niño interior:
Se enfoca en esa parte de nosotros que siente miedo, desconcierto o tristeza y que inconscientemente se mantiene en búsqueda de amor y reconocimiento, a veces incluso por medio de conductas poco sanas. Y es que cuando somos niños, necesitamos ser vistos y reconocidos por nuestros padres, valorados y aceptados como parte de una familia, para sentirnos queridos solo por el hecho de ser quienes somos, y si esto no sucede, el niño interior crece vulnerable. En los casos más graves, ante experiencias intensas de abuso o abandono, la huella en el subconsciente es tan marcada que requiere una intervención que permita asumir y sanar esas vivencias traumáticas.
Agrupa todas esas cualidades que tenías en la infancia y que con el paso de los años van quedando olvidadas: creatividad, imaginación, curiosidad, capacidad de asombro y de experimentación, así como la ausencia de juicios de valor y una enorme vitalidad.
De igual forma en la que te enfocas en tratar de sanar tu niño interior triste, es importante dejar salir de vez en cuando a tu niño interior feliz. Ser adulto no significa olvidarse de la diversión, por eso permítete ir a un parque, forma un equipo en el que puedas practicar algún deporte... Elige la actividad que más te guste, lo importante es que te permita conectar con la felicidad que sentías cuando eras pequeño.
El reconocimiento del niño interior tiene su origen en el modelo de psicoterapia Gestalt, el cual está enfocado en lograr el bienestar de las personas estableciendo un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el alma. Así, lo que busca esta terapia es poner en evidencia cómo es nuestra vida actual y qué tipo de vivencias de la infancia pudieron dejar huellas que hasta hoy nos afectan. En cuanto somos conscientes de ello, es posible hacernos responsables de nuestros pensamientos, actos y conductas, para de esta forma enfocarnos en corregir esas situaciones que aún nos afectan. Fue el psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung, en 1914, quien habló por primera vez sobre este tema en un artículo titulado Psicología del arquetipo infantil. Allí, el experto se refería a los “motivos del niño” o “arquetipo infantil”. De acuerdo con Jung, los
arquetipos (que traducido del griego antiguo significa “modelo original”) se relacionan con la forma como nuestros antepasados (papá, mamá, abuelos) percibían la realidad (creencias, historias, tradiciones familiares). También alude a esas primeras heridas emocionales que afronta un niño, las cuales lo llevan a construir corazas que le ayudan a adaptarse al entorno, facilitando el sentirse protegido, mientras busca evitar ser herido de nuevo. Estudiar todos estos factores permite conocer los mecanismos olvidados de nuestra infancia, que son los que marcan nuestra realidad actual.
Carl Jung menciona en su libro Recuerdos, sueños, pensamientos que se dio cuenta de que había perdido la creatividad y el amor por construir cosas, una pasión que tenía cuando era niño. Al recordar esos momentos de su infancia comenzó a experimentar sentimientos que creía olvidados, por lo que decidió establecer una relación con su “niño pequeño”, y para ello recurrió a actividades lúdicas que desbloquearon nuevos recuerdos y, con ellos, más emociones que debían ser sanadas. “En el fondo de todo adulto yace un niño eterno, en continua formación, nunca terminado, que solicita cuidado, atención y educación constantes. Esta es la parte de la personalidad humana que aspira a desarrollarse y a alcanzar la plenitud”, asegura Jung.
A partir de sus aportes, psicólogos y psiquiatras continuaron explorando y profundizando el concepto del niño interior, buscando que las personas se reconecten con ese pequeño ser, para sanarlo y aceptarlo, en pro de lograr una vida más equilibrada y armónica. Igualmente importante fue el análisis transaccional, un método de psicoterapia desarrollado por el médico y psiquiatra Eric Berne, que permitió que el concepto de “niño interior” tomara mayor relevancia. Esta rama del psicoanálisis analiza la forma en que actuamos en torno a los demás a causa de uno de los tres “estados del yo”: padre (conductas aprendidas de nuestros papás), adulto (el aquí y el ahora que no están influenciados por el pasado) y niño (pensamientos, sentimientos y conductas aprendidas durante la infancia).
El niño interior ejerce una influencia significativa en la manera en la que se asume la vida adulta, dando forma a la autoimagen, las relaciones interpersonales y los patrones de comportamiento. Las heridas emocionales de la infancia que no se resuelvan en su momento pueden manifestarse en problemas como baja autoestima, dificultades en las relaciones, ansiedad y depresión. Así, un niño interior sano y nutrido favorece positivamente la autenticidad y la resiliencia emocional.
DEL NIÑO INTERIOR ES UN TRABAJO QUE REQUIERE TIEMPO Y DISPOSICIÓN, FACILITANDO LAS CONDICIONES IDEALES, A FIN DE QUE ESE SER OCULTO EN NUESTRO INCONSCIENTE, PERMITIÉNDONOSEMERJA, RESPALDARLO.
CAMBIAR LA MANERA EN LA QUE TE PERCIBES Y TE RELACIONAS NO ES SENCILLO, SIN EMBARGO, CUANDO TRABAJAS SOBRE LAS HUELLAS INSTAURADAS DESDE LA INFANCIA, LOGRAS CREAR UN PRESENTE EQUILIBRADO.
Sanar el niño interior requiere un proceso en el cual se busca identificar y abordar las heridas emocionales de la infancia, facilitando la curación y el crecimiento personal de forma integral. Este trabajo implica reconectar con las emociones y recuerdos de la infancia, permitiéndote asumir y liberar traumas no resueltos. Así, la integración del niño interior implica no solo sanar las heridas del pasado, sino también reconocer y potenciar las cualidades positivas y la inocencia olvidada. Al aceptar todas las facetas de este proceso se crea un sentido de unidad y plenitud que conduce a fortalecer el autoconocimiento y la autoestima, facilitando la posibilidad de establecer relaciones significativas y duraderas.
TANTO LAS EXPERIENCIAS POSITIVAS COMO LAS NEGATIVAS, EL APOYO AFECTIVO Y LAS CARENCIAS MOLDEAN LA IDEA QUE EL NIÑO INTERIOR TIENE DE SÍ MISMO, HACIENDO QUE ESAS EMOCIONES SE MANIFIESTEN EN LA VIDA ADULTA.
Toma papel y lápiz y escribe lo que recuerdas de tu infancia. Primero, enfócate en las emociones gratas y luego, en las ocasiones en las que te sentiste triste. Incluye también los episodios bochornosos que debiste enfrentar. Puedes colocar fotos si las tienes; selecciona aquellas en las que estés sonriente y trata de escribir lo que recuerdas de ese momento. También indaga por las que te tomaron desprevenido o haciendo mala cara y anota lo que experimentabas en ese instante. Permite que los recuerdos vengan a tu mente, sin darles un juicio de valor.
Busca un lugar tranquilo, cierra los ojos y piensa en cómo eras de niño. Trata de recordarlo todo: cómo te vestías, la decoración de tu habitación, a qué jugabas, quiénes eran tus amigos... Imagina que estás en tu antiguo cuarto solo y triste, acércate como adulto y pregúntale qué le pasa, escucha lo que quiere decir y ofrécele tu apoyo. Trata a tu niño interior como te hubiera gustado que te trataran en la niñez.
niño
Qué situaciones o personas activan tu niño interior. En algunos casos es la soledad, una reunión familiar o un momento de estrés. Enfócate en analizar cuál es la emoción detonante, de esta forma es posible establecer el patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que se asumen cuando el niño interior aparece.
A tratarlo bien, aceptarlo, escucharlo y consolarlo. Valida sus sentimientos y emociones, ofrécele alternativas para sanar sus heridas y enséñale a reconocerse como un ser único y maravilloso.
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Dale ese “algo” que necesitó y no obtuvo. Si, por ejemplo, de pequeño no te permitían jugar mojándote bajo la lluvia, hazlo ahora. Nunca es tarde para divertir a tu niño interior.
para pensar en lo que te enorgullece de tu vida actual y lo agradecido que estás con ese niño que fuiste.
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Busca a alguien que te brinde apoyo emocional. Aunque tengas que enfrentar los problemas habituales, el sentirte respaldado de alguna forma te permitirá encontrar la mejor solución.
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Mírate al espejo e intenta imaginar que tu reflejo es el rostro de tu niño interior. Transmítele pensamientos amorosos y agradables. Tómate unos minutos
Vuelve a sentir emoción, permítete asombrarte con los pequeños detalles. El maravillarte con las cosas simples puede convertirse en una valiosa y útil herramienta para despertar tu curiosidad por lo que te rodea.
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No te reprimas cuando quieras hacer algo considerado “de niños”, como montar en un columpio, saltar en un charco, comerte un algodón de azúcar… Todos tenemos la necesidad de volver a ser niños de vez en cuando, sin que ello signifique ser inmaduros.
Es importante sanar las heridas, dejar atrás resentimientos y enojo. Es necesario aprender a perdonar y cerrar el ciclo, para que el pasado deje de vincularse con el dolor. Ten presente que perdonar no significa reconciliarte con la persona que te hizo daño, ni olvidar por completo lo que pasó, sino recordar sin rencor lo que sucedió.
A casa de tus padres y permite que te consientan con esa comida que te encantaba cuando eras niño. A pesar de los conflictos que hayas tenido en tu infancia, vincularte con figuras que te generen sensaciones de cariño, cuidado y protección, fortalecerá tu niño interior.
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Todos necesitamos sentirnos amados, pero los niños lo necesitan aún más. Abrázalo mentalmente, cuídalo, protégelo y mímalo. Valida sus emociones y sentimientos y verás cómo en poco tiempo empezarás a sentirte seguro y feliz.
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Si sientes que lo requieres, habla con tus padres sobre esos momentos en que te sentiste herido por lo que hicieron o la forma en que te trataron de niño. Asegúrate de que sea una conversación cordial encaminada a la reflexión, al entendimiento de ambas partes y a la reconciliación.
No te resistas a ponerte en contacto con tu niño interior herido, es necesario hacerlo, aunque resulte doloroso, pues es la única forma de soltar lo que aflige tu subconsciente.
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Pero debe ser una rabia sana que no termine en gritos ni insultos. Puedes romper un dibujo, una foto o algún objeto que te recuerde un evento triste de tu niñez, hazlo cuando estés solo y cuentes con claridad mental. También puedes escribir una carta manifestando todas esas emociones, para luego quemarla.
EL NIÑO INTERIOR HACE REFERENCIA A LA REPRESENTACIÓN SIMBÓLICA DE LA INFANCIA DENTRO DE LA PSIQUE DE UN INDIVIDUO, LO QUE
Para encontrar la respuesta del porqué nuestras relaciones de pareja algunas veces son tan complicadas, o cuál es la razón por la que siempre elegimos a personas que no nos convienen, es necesario acudir al niño interior y revisar nuestro modelo de familia. Si en casa la comunicación asertiva fue una constante y los problemas se manejaban de manera tranquila, es probable que tu niño interior cuente con una sana idea de lo que debe ser una relación de pareja. Pero si hubo gritos y discusiones, posiblemente elegirás a alguien que no te conviene, pues interiorizaste que estar en compañía significa mantenerse en conflicto.
Algunos de los problemas de pareja que pueden tener su origen en las heridas no sanadas del niño interior son:
• Que uno de los dos actúe como si fuese el progenitor del otro.
• Que ante una discusión sobre un tema irrelevante se reaccione de forma exagerada, incluso llegando al berrinche.
• Que se ponga a la otra persona en un pedestal, sin errores ni defectos.
• Que se acepte una relación tóxica por miedo al abandono o la soledad.
• Que busque siempre el mismo tipo de pareja, aunque sepa de su error.
• Que la desconfianza y los celos se conviertan en un problema serio. Si te reconoces en alguna de estas situaciones o se han convertido en una constante en tu vida, una buena opción es asistir a terapia de pareja, para que junto a un especialista puedas establecer si te conviene mantenerte en esa relación o si es mejor que la des por terminada para enfocarte en sanar tu niño interior tomando conciencia de tus sufrimientos pasados, buscando cómo asumirlos y transmutarlos, para que así, una vez que te sientas a gusto, amándote a ti mismo, puedas retomar la idea de compartir tu vida con alguien.
Podemos decir que una emoción es la respuesta automática a un estímulo, sea externo (ver una cucaracha, por ejemplo) o interno (recordar haber visto la cucaracha), que implica una reacción fisiológica (cambio de temperatura, pulsaciones, etc...), una expresión facial o corporal (levantar las cejas, girar la cara, gritar...) y una explicación consciente. Su función principal es evaluar si una determinada situación o circunstancia favorece o amenaza nuestra supervivencia, para que así podamos evitar el peligro o, por el contrario, aprovechar la oportunidad.
1a.
La más difícil de aprender es elegir ser o no emotivo. Ya sabemos que el impulso de la emoción es automático; por tanto, no podemos ejercer control sobre él, pero lo que sí es posible es trabajar para darnos cuenta de dónde nace ese impulso y, en lugar de actuar de inmediato, ir ampliando el tiempo que pasa hasta que podamos reaccionar de la manera más adecuada.
Según Ignacio Morgado, catedrático de Neurobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, España: “Una de las funciones trascendentales de la emoción es dejar grabado en el cerebro lo que es más importante”.
2a.
Decidir cómo será nuestro comportamiento. Por ejemplo, frente al enfado de la otra persona debes preguntarte de qué te sirve reaccionar “en caliente” y buscar la manera de herirla, gritar o castigarla física o verbalmente, etc. Tú sabes la respuesta: de muy poco, así que la clave es dirigir el enfado hacia la acción que ha herido y no hacia la persona que la provocó.
La pregunta que posiblemente te estás haciendo es: si se trata de respuestas automáticas ¿cómo puedo hacer para controlar mis emociones? Paul Ekman, psicólogo estadounidense conocido por su trabajo e investigación acerca de este tema, habla de tres condiciones importantes:
3a.
Trabajar para ser más sensibles a las emociones de otros. Fijarse en la microexpresión facial (pequeños movimientos involuntarios de los músculos de la cara que revelan las emociones de la otra persona) para aprender a reconocer cómo se sienten. Esta habilidad se desarrolla con la autoobservación y la práctica.
¿Cuántas emociones existen?
Charles Darwin, en su libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales expuso que existen cinco emociones básicas y que son innatas tanto en los hombres como en algunos animales: alegría, amor, tristeza, rabia y miedo. También habló de emociones secundarias que dependen del contexto cultural: orgullo, culpa y vergüenza.
Además, se refirió a cinco expresiones emocionales, que están relacionadas con un sentimiento principal y se clasifican en dos grupos.
EXPRESIONES EMOCIONALES DEPRESORAS
Llanto. Se relaciona con decaimiento, ansiedad, pena y desesperación, aunque también puede aparecer con la felicidad, la risa explosiva y la ternura.
Cólera. Como expresión de odio, desprecio, total desacuerdo o negación.
Sorpresa y asombro. Expresiones de miedo, incredulidad y estado de alerta.
EXPRESIONES EMOCIONALES ESTIMULANTES
Risa. Expresión de alegría y buen humor.
Contacto. Relacionada con el apego y el vínculo afectivo que produce seguridad, protección, bienestar y cariño.
Si sabes identificar con exactitud la emoción que sientes y puedes llamarla por su nombre, será más sencillo gestionarla.
Seguro que recuerdas alguna noticia de alguien que se ha ofuscado y ha actuado de una manera que en “condiciones normales” ni se le habría ocurrido. Algunos factores que pueden influir para que te “salgas de casillas” son el estrés, el cansancio acumulado, cuando se trata de un tema importante para ti o si te encuentras bajo los efectos de drogas o alcohol.
¿Qué podemos hacer entonces? Conocer cuáles son nuestros detonantes, los que nos dan pistas de que estamos cerca de esta situación, y revisar el patrón de la respuesta, así podremos ir reconociendo lo que va sucediendo y en qué desembocaría, para poder cambiar la forma en que reaccionamos a nuestras emociones.
No te preocupes, no será una tarea fácil al comienzo, pues llevamos mucho tiempo actuando de manera automática.
“NO OLVIDEMOS QUE LAS PEQUEÑAS EMOCIONES SON LOS CAPITANES DE NUESTRAS VIDAS Y LAS OBEDECEMOS SIN SIQUIERA DARNOS CUENTA”
Vincent
van Gogh, pintor.
Antonio Damasio, neurocientífico, llama así a esa sensación, que puede ser positiva o negativa y es una señal del cerebro emocional que nos advierte de lo peor (un posible accidente) y de lo mejor (una oportunidad única). La próxima vez que se active tu “indicador somático” debes tomarte unos minutos para revisar el contexto y extraer aquellos elementos que son relevantes para ayudarte a tomar la mejor decisión. Según el experto, “las percepciones de los sentidos me informan de lo que me rodea, las percepciones sentimentales hacen que lo que me rodea me afecte (altera mi cuerpo) y actúe en consecuencia”.
LA RESPUESTA ES SÍ, PUES AUNQUE SENTIMOS
LAS MISMAS EMOCIONES, HOMBRES Y MUJERES LAS EXPRESAN DE FORMAS DISTINTAS, ASÍ QUE
COMPRENDER ESAS DIFERENCIAS ES CLAVE.
Si no somos conscientes de las distintas formas de expresar las emociones estaremos chocándonos siempre contra la misma pared, esperando que el otro nos demuestre que nos quiere de la forma que nosotros lo haríamos, en lugar de responder de la manera que más se ajuste a las necesidades de esa persona con la que compartes tu vida.
Para que tengas una idea de la perspectiva femenina y la masculina de las emociones hablaremos de tres casos puntuales, no sobra decir que se trata de situaciones generalizadas, así que tal vez no te sientas reflejado un ciento por ciento, pero sí te darán un panorama general.
No.1
LAS MUJERES
PIENSAN EN VOZ ALTA
Ellas le contarán sus problemas a otras personas simplemente para disminuir su ansiedad y sentir que son escuchadas y apoyadas, no esperan soluciones ni que las tranquilicen quitándole importancia a lo que les pasa. A veces ocurre que solo con hablar se dan cuenta de que la situación no es tan difícil como la estaban viendo o encuentran una o varias soluciones posibles.
LOS HOMBRES
PIENSAN EN SILENCIO
Cuando ellos están estresados suelen volverse más callados y retraídos, pues prefieren estar solos y pensar en los problemas hasta encontrar una solución, solo hablarán con alguien más si necesitan un consejo, pero por lo general, buscan a un experto en el tema. Por esta razón, pocas veces les hacen caso a los consejos de su pareja.
No.2
AL EXPRESAR SUS SENTIMIENTOS…
LAS MUJERES HABLAN DE ELLOS TODO EL TIEMPO
De allí que también sean más capaces de distinguir las emociones y discriminar cómo se sienten en cada momento. Incluso desde la edad preescolar, las niñas son capaces de expresar y reconocer un abanico mucho más amplio de emociones que los niños. En el plano cultural, hasta hace relativamente poco tiempo las niñas tenían permiso de llorar, mientras que a los niños se les decía que debían ser "hombrecitos" y reprimir las expresiones de sus emociones.
LOS HOMBRES SOLO RECONOCEN CUANDO TIENEN RABIA
Por años fue la única emoción que se les permitía expresar, pues su papel como cuidadores y protectores de la familia les prohibía cualquier otro sentimiento. La mayoría de hombres fueron educados para ser competitivos, independientes, distantes y prudentes, en lugar de darles paso a la cooperación, la búsqueda de la compañía, la cordialidad y, por supuesto, la posibilidad de expresar sus emociones.
CASO No.3 SI SE SIENTEN TRISTES…
LAS MUJERES DICEN:
“ÉL TIENE QUE SABER LO QUE ME PASA”.
Las mujeres tienen un don para intuir qué emociones están sintiendo las personas que las rodean, ponerse en el lugar de otros. Para ellas, las relaciones son más importantes que otras cosas. Quizá podemos encontrar una explicación en la época de las cavernas, cuando permanecían con los hijos y el resto del clan mientras los hombres salían a cazar. Ellas tenían que velar por personas que en muchas ocasiones no sabían aún expresar sus emociones, identificando qué les pasaba a los bebés, por ejemplo. Algunas frases típicas son: “Él tiene que saber lo que quiero-necesito…”, “me ha hecho enojar, debe notarlo”, “si yo le tengo que decir cómo me siento ¡no vale!”. Si no somos claras y esperamos del otro el don de la clarividencia, como mínimo corremos el riesgo de que no lo tenga
y a partir de ahí pueden generarse multitud de problemas, cuando al ser directa y concisa, y eligiendo un buen momento para hablar, la mujer puede conseguir una reacción más satisfactoria.
“YO LO RESUELVO SOLO”. Como en la antigüedad los hombres tenían que salir a cumplir un objetivo no podían disiparse pensando en otras cosas, necesitaban encontrar una estrategia para conseguir comida, por ejemplo, por lo que esperaban agazapados o se acercaban en silencio a su presa. Esta puede ser la razón para que hoy los hombres se centren en los procesos y en conseguir soluciones por sí mismos y no tanto en las relaciones. Cuanto mayor sea el problema para él, más enfocado estará en ello y más apartado de lo que le rodea, o bien, si no encuentra una solución, se dedicará a otras actividades para recargar las pilas y poder afrontar el problema con posterioridad con la mente más clara y concentrada. Para un hombre, confiar en que el otro encontrará la solución y no pedir su ayuda, es su manera de interesarse por los demás.
¿POR QUÉ MANEJAMOS LAS EMOCIONES DE FORMA DIFERENTE? POR FACTORES BIOLÓGICOS, CULTURALES Y EDUCATIVOS.
LOS SENTIMIENTOS, LA EMPATÍA Y LAS HABILIDADES INTERPERSONALES SON TAN, O MÁS IMPORTANTES,
QUE LOS MISMOS CONOCIMIENTOS QUE TENEMOS GUARDADOS EN NUESTRA MENTE.
La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos las personas, en algunas más desarrollada que en otras, de gestionar los sentimientos, tanto los propios como los de los demás, y actuar de manera asertiva con respecto a estos. Y, aunque no lo creas, esta capacidad es definitiva para lograr el éxito.
¿Por qué? La razón es muy simple: los humanos somos seres sociales; necesitamos de los demás para ser plenos y felices, por lo que las relaciones interpersonales son determinantes: si estas son buenas, tendremos asegurada la felicidad en la vida personal y, de paso, garantizaremos un buen desempeño laboral.
Ahora seguro te asalta la duda:
¿Cualquier persona puede desarrollar su Inteligencia Emocional?
¡Claro que sí! No es un trabajo de un solo día, pero es posible.
La inteligencia emocional trabaja
los sentimientos desde varios puntos de vista:
AUTOCONOCIMIENTO
EMOCIONAL
Si podemos reconocer los estados de ánimo y cómo estos alteran el comportamiento frente a cualquier situación que se pueda presentar, sabremos cuáles son nuestras capacidades y también los puntos débiles.
AUTOCONTROL
EMOCIONAL
Es tener la capacidad de reflexionar y dominar los sentimientos y las emociones para no dejarnos llevar por ellos ciegamente. También implica tener la flexibilidad para reaccionar ante los cambios, aprender a tolerar la frustración y estar siempre abierto a enfoques novedosos.
AUTOMOTIVACIÓN
Esencial para gestionar las emociones hacia los objetivos que nos hemos propuesto, en vez de centrarnos en los obstáculos en el camino. También nos ayuda a aprovechar las oportunidades.
Esta virtud nos permite reconocer las emociones de las personas con quienes nos relacionamos. El cerebro, a partir de señales a veces imperceptibles, enviadas por el lenguaje no verbal del interlocutor, entiende la emoción real. Un suspiro profundo o un parpadeo lento puede estar transmitiéndonos más del estado de ánimo de alguien, que todo un relato.
Nos garantizan que vamos a contar con las palabras y acciones correctas en el momento exacto para lograr lo que queremos al relacionarnos con otras personas. También nos permite manejar y resolver desacuerdos, alimentar vínculos verdaderos y profundos, trabajar con otros para alcanzar objetivos compartidos a fin de conseguir metas colectivas, ejercer liderazgo, inspirar y guiar a otras personas o grupos.
El término “inteligencia emocional” lo utilizaron Peter Salovey y John Mayer en 1990, refiriéndose a “la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás, saber discriminar entre ellos y utilizarlos como guía del pensamiento y de la propia acción”. Estos autores encontraron que algunas personas eran mejores que otras en asuntos como identificar sus emociones, determinar los sentimientos de otros y resolver problemas que implican un trasfondo emocional. Pero quien realmente popularizó este término fue Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, con la publicación en 1995 de su libro Inteligencia Emocional, donde la definió como: “La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar las relaciones adecuadamente”. Imagínate lo que nos puede ayudar conocer en profundidad el modo en el que nuestro estado de ánimo influye en el comportamiento o cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. Por poner un ejemplo trivial, recientemente se presentaron los resultados de un estudio sobre lencería femenina, su elección y uso, en el que se llegó a la conclusión de que los días que las mujeres encuestadas se vestían con lencería bonita y de colores atrevidos, se sentían con más energía y más capaces de enfrentarse a los retos que les deparaba el día, aunque también se puede interpretar en el sentido contrario; si las mujeres se sienten con energía y se levantan con buen humor, van a elegir una ropa interior acorde con ese estado de ánimo. ¿Tú qué crees?
¿RECUERDAS HABER VISTO A ESA PAREJA TAN COMPENETRADA QUE CON MIRARSE YA SABEN LO QUE VAN A DECIR? ESO
ES INTELIGENCIA EMOCIONAL.
Los expertos en el tema hablan de que existen seis factores determinantes cuando se trata de aprender a manejarlas:
1.
2. 3. 4. 5. 6.
Debemos estar atentos a las señales que nos permitan reconocer con precisión nuestros sentimientos y los de quienes nos rodean, esto mejorará la capacidad de comunicación.
Las emociones influyen en los pensamientos que tenemos y enfocan la atención en lo que nos resulta más importante, lo que nos brinda una herramienta que podemos usar a nuestro favor a la hora de tomar decisiones.
Si tenemos claro que no se desatan sin más, sino que tienen una serie de causas, podemos llegar a entenderlas, así será más fácil controlarlas.
Aprovechemos la información que nos facilitan las emociones y usémosla en nuestro beneficio y en el de nuestro entorno.
Si podemos identificarlas de forma precisa ya sea por medio de los gestos, la voz, etc., será más sencillo encauzarlas a fin de facilitar el razonamiento.
ETIQUETARLAS
Ponerles nombre para distinguir unas de otras y luego analizar cómo se relacionan, te da una visión más concreta de lo que sientes y del origen de cada emoción.
LA IE.
Durante mucho tiempo la inteligencia fue identificada con el coeficiente intelectual, un número resultante de la realización de una evaluación estandarizada que permite medir las habilidades cognitivas de una persona en relación con su grupo de edad. Incluso se ha establecido una relación directamente proporcional entre la cantidad de conocimientos y las capacidades de un trabajador. Una idea generalizada es que una persona con un alto coeficiente intelectual es más analítica.
Solo fue hasta finales del siglo pasado que se comenzó a hablar de Inteligencia Emocional, que destacaba habilidades como preferir las nuevas ideas, saber relacionarse con los demás, ser rápidos a la hora de tomar decisiones, actuar con espontaneidad y tomar decisiones a partir de ensayo y error. De acuerdo con los conocedores del tema, estas personas utilizan más el hemisferio derecho del cerebro, que interviene en las emociones.
No se trata de que una inteligencia sea mejor que la otra, el objetivo debe ser que las dos regiones del cerebro funcionen en completo equilibrio.
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL NOS ENSEÑÓ A POTENCIAR LAS CAPACIDADES Y NOS ALENTÓ A DESAPRENDER ESAS REACCIONES
Algunos de los principales aprendizajes que la Inteligencia
Emocional nos enseña, y que pueden aportar a tu vida, son:
TEN AUTOCONCIENCIA
Levantarnos un día especialmente nerviosos sin una razón aparente nos hace estar cada vez más ansiosos. Sin embargo, si encontramos una explicación: “Anoche cené mucho”, "no he dormido bien”, “hoy tengo una reunión importante con el jefe”, “mi esposo vuelve tarde de ese viaje”, etc., podemos encarar el día con más calma. También nos prepara para tomar medidas.
Tener autoconciencia se refiere tanto a los sentimientos como a las acciones, así que fíjate en lo que haces bien, realmente bien, y revisa cómo lo haces para poder aprender de ello y extrapolarlo a otras situaciones o áreas de tu vida. Al principio no es fácil, ya que no estamos acostumbrados a hacer este ejercicio de observación y reflexión. Pero en este caso, como en muchos otros, la práctica te ayudará. También es muy útil investigar qué hacen bien los demás, cómo lo hacen y cuáles son sus estrategias de éxito. Observa, pregunta e imita aquello que te interesa mejorar.
En ocasiones somos nuestros peores enemigos. Si hemos tenido éxito en algo pensamos: “Se podía haber hecho mejor”, “ha sido cuestión de suerte” o “no era tan difícil”. Y ¿qué ocurre cuando las cosas salen mal? Inmediatamente nos culpamos por no esforzarnos lo suficiente, no tener las capacidades y mil cosas más (y peores).
Cómo lograrlo
Antes de menospreciar tus logros, analiza y ponle el nombre correcto a cada uno de tus sentimientos. Tú eres el único que le concede a quien quieras el grado de influencia que ejerce en ti, entonces elige bien a la persona o las circunstancias que tendrán ese control remoto (que es tu vida), porque de lo contrario estarás viendo una película que no quieres.
Aplicar la Inteligencia
Emocional en tu vida no significa estar siempre contentos o sonrientes, evitando los problemas y viviendo en un mundo irreal de luz y color rosa; se trata de responsabilizarnos de nuestras emociones, de trabajar por conseguir un equilibrio para atravesar los malos momentos que todos tenemos alguna vez, reconociendo los sentimientos para salir con éxito de estas situaciones sin perjudicarnos a nosotros mismos ni a los demás. No se trata de negar los problemas, tampoco de preocuparse, sino de ocuparse de ellos para evitar que las emociones decidan qué pasará o cómo enfrentaras los retos de la vida.
Cuando te guías por la Inteligencia
Emocional te haces responsable de tu vida, de tus acciones, de tus emociones y de tus reacciones. Esto te permite enfocar tu energía en lo que quieres lograr en lugar de sentir que alguien o algo más maneja tu destino. ¿Recuerdas esas excursiones con el colegio en las que te llevaban a un lugar que no habías elegido, a ver algo que no te interesaba y encima te hacían madrugar?, Compáralo con el primer viaje que hiciste con tus amigos o tu pareja…
Encontrar entusiasmo en nuestros proyectos es fácil, el reto está en conseguir un cierto grado de empeño en aquellas cosas que “hay que hacer”: alimentarte bien, hacer ejercicio, mantener la casa en orden. Si te enfocas en ¿para qué quieres hacerlo?, encontrarás la motivación para seguir sin desfallecer.
“AL MENOS UN 80 % DEL ÉXITO EN LA EDAD ADULTA PROVIENE DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL”DANIEL GOLEMAN.
UNA MOTIVACIÓN
Está en nosotros pensar en forma positiva para encontrar las razones por las que queremos hacer lo que hacemos, pero ¿cómo conseguirlo cuando lo que tenemos que hacer no es exactamente lo que queremos? Tres palabras son la clave: considerar, decidir y actuar.
Cómo lograrlo
Piensa en varias de las opciones de acción que tienes, así como en sus repercusiones para el objetivo en mente, y elige una entre todas ellas, así no sea la más efectiva para conseguir tu objetivo; lo importante aquí es que sea tu decisión, y crea una frase: “Decido hacer... para conseguir (o porque quiero)...”.
También puedes obtener motivación rodeándote de personas positivas, que te hagan crecer y que te animen, que propongan retos, en lugar de quedarte en tu parcelita protegida y calientica.
Cuando se tienen claras las prioridades y lo que se quiere, se puede desfallecer, pero te rendirás. Si un futuro arquitecto deja de tener interés en su carrera porque dibujar una escalera a mano alzada no le sale a la primera tan bien como a otros compañeros, estaríamos perdiendo un gran profesional. Si por el contrario, vuelca parte de su esfuerzo en dibujar todas las escaleras que ve o que se puede imaginar, mejorará su destreza y reforzará su confianza en sí mismo.
La perseverancia te hará más tolerante a la frustración, ya que algo que no sale a la primera solo es un proyecto en el que hay que trabajar más o de otra manera. También mejorará tu autoestima, porque te enseña que con paciencia y esfuerzo es posible llegar a conseguir metas que en algún momento parecieron inalcanzables.
TUS PENSAMIENTOS
La idea es aprender a distinguir si eres tú quien realmente toma tus propias decisiones o si están basadas en valores y creencias que traes desde la infancia, que asumimos como propias y que nunca hemos puesto en duda ni a prueba.
Revisa y reestructura tu sistema de creencias, elige las potenciadoras (te invitan a desarrollarte y a evolucionar), elimina las limitantes (te impiden actuar) y modela otras, de manera que se ajusten a quién quieres ser, qué deseas hacer y conseguir, porque las creencias nos predisponen para la acción.
Orienta tus esfuerzos hacia emociones que te permitan crecer y conseguir tus objetivos. Una de las frases más famosas de la saga de La guerra de las galaxias es la que Yoda le dice a Anakin Skywalker (futuro Darth Vader): “El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento”.
¿Te has planteado alguna vez cuánta energía consumes cuando odias a alguien? Piénsalo desde el punto de vista de un economista: la gran inversión de capital que haces, con el mal rendimiento que obtienes, hace que sea un producto en el que no es recomendable invertir. Ahora piensa en lo que ganas cuando decides ver la vida con alegría, optimismo y buen humor; estamos seguros de que no tenemos que decirte en cuál de las dos debes invertir.
DE ACUERDO CON
LOS EXPERTOS, LO
QUE TE HACE GANAR
POSICIONES EN UNA
EMPRESA ES, EN UN 20 % TU PREPARACIÓN
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EN UN 80 % TUS
CUALIDADES SOCIALES.
ES DETERMINANTE
LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL.
Poco vale que seas un gran experto en tu área si dentro de la empresa generas problemas de comunicación con tus colegas, no tienes capacidad para aceptar críticas o no te adaptas al trabajo en equipo. Daniel Goleman, a quien se le considera el padre de la Inteligencia Emocional, asegura que, según lo demuestran los estudios, dos de cada tres aptitudes valoradas como esenciales para un desempeño laboral exitoso, son de tipo emocional.
Es la manera de expresar nuestras opiniones, creencias, necesidades o sentimientos directa, sincera y apropiadamente. Se basa tanto en el respeto por nosotros mismos, como por los demás.
Si tienes una conducta asertiva, buscarás el momento adecuado para hablar con la persona indicada. En ocasiones, nuestras conversaciones fracasan porque abordamos a la gente “al vuelo” en un pasillo, con prisa..., sin darnos cuenta de que es un mal momento para iniciar un diálogo. Fíjate en tu interlocutor, investiga si está en una disposición receptiva. Pregúntale si es un buen momento para hablar y, si dice que no, fija una fecha, hora y lugar para tener un encuentro tranquilo.
En otras ocasiones, son los términos en los que nos expresamos los que hacen que la otra persona se ponga a la defensiva, que tome nuestras palabras como una exigencia o una crítica en lugar de una manera de hacerle saber nuestras necesidades. Las probabilidades de tener una comunicación efectiva aumentan cuando utilizamos mensajes emitidos desde el yo para formular; por ejemplo, en lugar de decir: “Me preocupas cuando...”, podríamos afirmar: “Me preocupa la situación que...”.
Las personas pesimistas atribuyen sus frustraciones a su entorno, mientras que las optimistas buscan las causas a las que pueden ponerle remedio, así como las que se deben a factores externos, y analizan sus errores y aprenden de ellos. Cada contratiempo, para una persona optimista, es un área de mejora y de aprendizaje que la impulsa a ir hacia delante en busca del éxito.
PONE PASIÓN EN LO QUE ESTÁ HACIENDO, IMPACTA DE MANERA POSITIVA A LA ORGANIZACIÓN Y A SUS COMPAÑEROS DE TRABAJO.
En el ámbito laboral el optimismo es un valor agregado, siempre y cuando no se convierta en la “píldora arreglatodo”: “no se preocupen, todo mejorará”, “estemos seguros de que nos darán más tiempo”, “no ha sido nuestra responsabilidad, ese cliente se queja por todo”. A este modo de ver la vida se le conoce como positivismo tóxico y puede ser tan perjudicial como el negativismo, o incluso más.
En una de sus conferencias, Emilio Duró, economista y consultor, señaló que la Nasa cuando tiene que enviar un astronauta a la Luna, además de tener en cuenta que sea un excelente ingeniero aeronáutico, busca que tenga un buen coeficiente de optimismo, y continúa diciendo: “¿Tú te imaginas ir de aquí a la Luna con un pesimista?”.
& ¿Sabes trabajar en equipo?
La asertividad y la empatía te permiten comunicar tus desacuerdos de manera apropiada, así como comprender los diferentes puntos de vista de los demás, dos condiciones esenciales cuando se debe trabajar en equipo. Como dice Stephen R. Covey en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva: “Procure primero comprender, y después ser comprendido”.
En 1996 el equipo de Giacomo Rizzolatti (neurocientífico Premio de Asturias en Investigación Científica y Técnica en 2011), mientras estudiaba la relación entre el sistema motor y las funciones cognitivas, descubrió un grupo de neuronas que denominaron neuronas espejo. Estas células cerebrales no solo se activaban cuando el animal ejecutaba ciertos movimientos o acciones concretas, sino también por el simple hecho de contemplar a otros congéneres hacerlo. Este hallazgo inició una revolución en la comprensión del modo en que se interactúa con los demás. Aunque en un principio se pensó que simplemente era un sistema de imitación, investigaciones posteriores demostraron que permiten tener como propias las sensaciones de los demás. Las neuronas espejo serían, por tanto, las que permiten explicar la empatía, esa capacidad de detectar y de sintonizar con las emociones de los demás, lo que te permite tener éxito en tus relaciones en todos los ámbitos.
Benjamin Zander, director de orquesta británico y conferencista, asegura que el primer día de cada curso, reúne a sus alumnos y les da un sobresaliente. Después les pide que escriban una carta en la que expliquen por qué merecen esa nota y en qué tienen que trabajar para convertirse en esa versión excelente de sí mismos, y luego les dice: “Enamórate de esa persona sobresaliente y compórtate como ella, porque si nos hablamos y nos tratamos como si fuéramos así, valdrá la pena esforzarnos y estaremos motivados”.
Seguro que hay alguna canción o tipo de música que te sube el ánimo y que te hace levantar del sillón.
Los sentimientos no surgen de la nada, sino que tienen una serie de causas y unos patrones personales que podemos llegar a observar, entender y usar a nuestro favor.
No es cuestión de dinero: no todo lo que nos gusta y nos levanta el ánimo, es material. Una opción es reunirse con buenos amigos para compartir conversaciones interesantes, humor y buenas historias.
Escucha emocionalmente a los demás. Admite las diferencias aunque no las entiendas, indaga, infórmate y pregunta.
Muchas veces tememos a situaciones que, una vez que han pasado, o no eran tan temibles o hemos encontrado el modo de no salir afectados, incluso fortalecidos.
Pasa tiempo con las personas que quieres y encárgate de comunicarles con total claridad que son importantes para ti y que las has elegido de entre miles que has conocido durante tu vida.
Está demostrado que es uno de nuestros grandes enemigos: disminuye las defensas del organismo, provoca enfermedades y nos desequilibra mentalmente. Relájate y no dejes que todo se convierta en algo estresante.
Sé como un niño, ellos siempre quieren saber más, busca a quien hace las cosas que tú querrías hacer y aprende o toma uno o varios modelos para imitar e innovar.
Sé independiente, valórate y prémiate. Reconoce tus esfuerzos y tus logros, aprende a superar tus limitaciones y encuentra siempre el momento para conocer de ti o de los demás. Aprovecha tu vida, decide cómo quieres vivir, hazte responsable de tu caminar en este sendero.
y conviértete en una persona al lado de quien quieran estar los demás.
No creas que todo lo que no sale como quieres en tu vida es solo tu culpa, influyen muchos factores y que algo te salga mal no quiere decir que seas un “desastre”, tampoco significa que no sepas hacer nada bien. Asume tus logros, no te quites importancia, refuerza tu autoestima y haz lo mismo con quienes te rodean.
Vívelas, deja que te traspasen y aprende a sobreponerte, pero no te estanques en ellas. Busca la manera de entender cómo te sientes, cuáles han sido los antecedentes, revisa qué te aporta sentirte así y cómo podrías lograr manejarlo de otra manera.
TE COMPARTIMOS ESTE TEST QUE DEBES CONTESTAR DE MANERA SINCERA, PARA QUE PUEDAS SABER QUÉ TIPO DE PERSONA ERES.
Toma un lápiz de tu color favorito o el bolígrafo que más te guste, busca un lugar tranquilo, si te ayuda a concentrarte pon música suave, prende una varita de incienso y prepárate una aromática de hierbas. Primero lee todas las preguntas, luego elige las respuestas. No tienes que hacerlo en orden, puedes empezar por la que te resulte más sencillo de contestar, por la última o al azar.
1. Cuando te hablan sobre alguna situación triste:
a. No despierta mucho tu interés.
b. Sientes pena, pero como no es alguien cercano, sigues con tu vida sin que te afecte demasiado.
c. Te pones mal todo el día, incluso la semana completa.
2. Al ver una película donde todo es drama, tú:
a. Poco te gustan esas cursilerías.
b. Derramas una que otra lágrima.
c. Lloras más que los protagonistas.
3. En la oficina o la universidad te dicen: “Esa chaqueta está…”; tú dices:
a. “Divina, ¿verdad? Me encantó desde que la vi”.
b. “Rota, sucia, vieja… ¿qué tiene de malo?”.
c. Nada, y te alejas de prisa, convencida de que te iban a decir algo malo.
4. Vas a una cita médica y el doctor dice que debes hacerte unos exámenes adicionales, tú…
a. Esperas tranquila hasta tener un diagnóstico.
b. El sentimiento de preocupación va y viene en tu mente.
c. No puedes dormir hasta tener los resultados.
5. Cuando recuerdas tu infancia, tu personalidad era…
a. Divertida, extrovertida y te reías de todo.
b. Más bien tímida, pero cuando entrabas en confianza las cosas cambiaban por completo.
c. Retraída, insegura y todo te provocaba temor.
6. Si haces un balance de tu vida puedes concluir que…
a. Te sientes satisfecho con lo que has logrado hasta ahora.
b. Puedes señalar lo bueno y lo malo, aunque sientes que podría haberte ido mucho mejor.
c. Que las lágrimas que has derramado son muchas.
7. Cuando conoces a alguien, ¿qué crees que esa persona piensa de ti?
a. No te preocupa mucho su opinión.
b. Que eres alguien más del montón.
c. Como fuiste tan afectuoso, seguro que le caíste bien.
8. Las tres palabras que mejor te definen son:
a. Racionalidad, sensatez y reflexión.
b. Autoexigencia, sensibilidad y empatía.
c. Vulnerabilidad, fragilidad y esperanza.
9. Después de una semana muy estresante…
a. Piensas, ya pasó y hay que seguir adelante.
b. Te metes debajo de las cobijas, pero pronto lo olvidas.
c. Buscas la forma de distraerte, cantas, ríes, bailas y, con seguridad, lloras.
10. Un gato negro se cruza en tu camino, eso significa que...
a. Nada especial, una simple coincidencia sin importancia.
b. Debí tomar otro camino, así no lo hubiera encontrado.
c. Malas noticias, qué más puede ser...
11.Un compañero de oficina comienza a contarte sus problemas, tú:
a. Lo escuchas, pero estás pensando en mil cosas más.
b. Le prestas atención y le ofreces tu consejo.
c. Los dos lloran juntos.
12. Cuando piensas en el hecho más humillante que has vivido, te dices a ti mismo.
a. “Todos tenemos momentos malos, pero también buenos”.
b. “Qué situación tan bochornosa, pero ya pasó”.
c. “Aún me sonrojo de solo pensarlo”.
13. Cuando te miras al espejo...
a. Reconoces que tienes defectos, pero también sabes cómo resaltar tus numerosos atributos.
b. Ves más defectos que cualidades.
c. No te gusta lo que ves; es más, casi nunca te miras en el espejo.
14. Sueles decir:
a. “Desde mi punto de vista”.
b. “Lo que quiero decir es…”.
c. “Tengo la sensación de que…”.
15. Cuando saludas a alguien, usualmente lo que haces es:
a. Sonreírle y decirle hola con la mano.
b. Decirle: “Hola” y preguntarle: “¿Cómo estás?”.
c. Abrazarlo.
16. Al presentar una entrevista de trabajo o un examen de la universidad, vas convencido de que:
a. Estás capacitado, darás lo mejor y el resultado será positivo.
b. Debiste prepararte mejor, van a notar que estás algo inseguro.
c. Te sientes bloqueado por los nervios.
17. En 10 años, ¿cómo ves tu vida?
a. Llena de metas por cumplir.
b. Con más logros, recuerdos, vivencias, alegrías y retos.
c. Con más años y menos oportunidades.
18. No eres capaz de encontrar las palabras adecuadas cuando describes tus sentimientos:
a. Casi siempre.
b. Con cierta frecuencia.
c. Pocas veces.
19. Te cuesta concentrarte en el aquí y ahora:
a. Para nada.
b. De vez en cuando.
c. Tus pensamientos y sentimientos divagan la mayor parte del tiempo.
20. Un obsequio ideal para ti sería:
a. Una agenda digital.
b. Una fuente de agua.
c. Un jardín zen miniatura.
21. Eres muy sensible a:
a. Las luces brillantes.
b. Los sonidos muy fuertes.
c. Las texturas extrañas.
Seguro ya lo sabes, eres una persona racional. Incluso nos atrevemos a decir que no fue iniciativa tuya responder este test, pues eso de conocerse mejor no es un tema que te interese mucho. Para ti la vida es como es y así hay que vivirla, sin ponerle mucho misterio ni sentimentalismo. Y si bien no hay nada malo en tu forma de pensar, dejar que de vez en cuando las emociones te desborden no solo es sano mentalmente, sino que hará que te sientas liberado. Así que, trata de disfrutar de los momentos buenos, pero sintiéndolos en el corazón; si alguien te pregunta cómo estás, busca un Emoji, así sea en tu mente, que represente cómo te sientes, y cuando una persona te cuente sus problemas, ponte en sus zapatos.
Probablemente dudaste si debías responder el test, tu mente decía: “No”, tu corazón: “Sí”. Tú vives la vida como en una balanza, a veces pesa más lo racional y en ocasiones lo emocional, tu reto no es tratar de encontrar un equilibrio, sino reconocer, aprender y aprovechar estas dos maneras de ver la vida. Y tal vez hay una más: no sentirte culpable cuando notas que alguna de las dos te domina. Tenemos tres consejos para ti, enfócate en el aquí y el ahora o mindfulness, como se le conoce; escribe un diario, te ayudará a entender mejor cómo piensas y sientes; y no permitas que nada ni nadie te robe esa actitud con la que asumes tu vida, porque no estamos hablando de indecisión sino de puntos de vista diferentes que debes aprovechar.
Para ti, la vida se trata de emociones, tu primera reacción ante cualquier suceso es reír, llorar, preocuparte, y… seguro que puedes completar esta lista, no dudamos que sepas el nombre de todos los sentimientos. Ser una persona emocional no es algo que debas cambiar, pero tener la cabeza fría para afrontar la vida podría ahorrarte lágrimas. A ti te proponemos tres actividades, la primera es que antes de permitir que tus sentimientos te dominen, tómate unos minutos para calmarte. La segunda es: canta, así podrás dejar salir todos tus sentimientos sin que afecten tu juicio. Y la tercera: reconoce que eres emocional, esto te ayudará a ver la vida desde otra perspectiva.
Mucho más que repetir frases motivacionales, que para algunos no tienen mayor trascendencia, las afirmaciones positivas son una forma de autosugestión que activa espacios neuronales puntuales, calmando la reactividad de las zonas límbicas, que son las encargadas de accionar conductas de escape en el sistema nervioso; así, cuando el estímulo se mantiene de forma sostenida en el tiempo, este se instala generando rasgos neuronales en el cerebro, lo que facilita implementar este hábito como algo natural y espontáneo.
LOS EXPERTOS AFIRMAN QUE EXISTEN
270 EMOCIONES, LAS CUALES SE DIVIDEN EN 70
POSITIVAS
130 NEGATIVAS
Y 70 VARIABLES
¿Cuántas podrías nombrar tú?
Hombres y mujeres viven las mismas realidades de manera diferente, incluso si se les pregunta por una situación en concreto que hayan enfrentado, cada cual recordará cosas distintas.
La mente es tan poderosa que es capaz de atraer cosas buenas a tu vida, por ello es fundamental enfocarte en el pensamiento positivo. Para implementarlo solo tienes que poner en práctica estas acciones: identifica las áreas por cambiar, revísate desde el amor, mantén el sentido del humor, lleva un estilo de vida saludable (haz ejercicio, come y duerme apropiadamente), rodéate de gente positiva y practica el dialogo interno positivo contigo mismo.
¡Verás cómo tu vida cambia!
Según explica el profesor Brian Partido, de la Universidad Estatal de Ohio: “La salud mental y física y la satisfacción vital se han relacionado con tener una alta inteligencia emocional”. Otro estudio de la Northcentral University asegura que hay una clara evidencia de que cuanto mayor sea el nivel de IE, menor será el riesgo de padecer depresión severa en la edad adulta.
Los gustos y las preferencias de la vida adulta, como el tipo de película que ves, la música que te gusta escuchar o las actividades recreativas que te apasionan, a menudo reflejan la influencia del niño interior que habita en ti.
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