DIEZ COMPANY | VOICES
EL PLACER POR LO EFÍMERO Arquitectura Floral LE E L E E es la responsable de cada creación de Arquitectura Floral. Su sensibilidad y gusto por las formas, líneas y texturas la han consagrado como una de las mejores floristas de México, y desde la primera edición de Maison Diez Company, es ella quien se ha hecho cargo del diseño de cada uno de esos discretos y, al mismo tiempo, notables spots que roban el aliento.
Cada arreglo es una belleza efímera y, pese a tener fecha de caducidad, Arlette no se resiste a elegir las más bellas, las que más destacan por alguna razón. Tal vez es su lila tenue, tal vez su rojo intenso, la caída de sus pétalos o el verde de su follaje, pero esta aventura vale la pena una y otra vez. Elegirlas, cuidarlas e integrarlas en una composición que, como partitura, se toma sus tiempos, sus silencios y sus notas sostenidas. Como un concierto de música clásica, como una copa de vino, las flores son placeres que duran instantes, pero que acompañan y crean momentos memorables, y no importa su brevedad, siempre hemos de volver a ellos. Arlette tiene el don de componer, construir y llevar a su máxima expresión cada flor, cada composición. Saca provecho de la belleza de cada elemento y lo hace lucir como si cada día fuera un momento de estreno. Este talento le ha permitido llevar espacios de la ruina a la vida. Follajes, hojas, colores, botones, pétalos han sido tapiz, alfombras, cortinas, refugios y la sonrisa y alegría de muchos.
BELLEZA EFÍMERA Composiciones florales que duran instantes, son placeres a los que siempre volvemos.
Para esta edición de Maison Diez Company, Salas vuelve a hacerlo y sigilosa entra con sus flores a cada habitación, en donde cada composición luce bella, sobria, elegante y viva, como una diva al estilo Audrey Hepburn, Grace Kelly, Ava Gardner o la mismísima Rita Hayworth.
Foto: Ema Peter
Como salidos de un cuadro o extraídos de un bodegón, los arreglos de Arlette son a primera vista imperceptibles, pero inolvidables. Y no son imperceptibles por falta de carácter, al contrario, saben integrarse a cada espacio; se camuflan en cada ambiente pareciendo que han estado ahí por siempre. Como esas obras de Monet que parecen impolutas y nostálgicas al paso del tiempo.
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